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Al elaborar su teoría de la relatividad,
Albert Einstein incluyó el concepto
de “constante cosmológica”. Pero
tiempo después, una nueva teoría
se opuso a su afirmación: la teoría
de que el universo no era constante
sino una entidad en expansión.
Y más aún, que la existencia de este
universo en expansión se debía a
que tenía su principio en la explosión
de un “átomo primitivo”, nombre
con que se conoció inicialmente
lo que hoy se llama “Big Bang”.
Muchos desconocen es que el padre
de esta nueva teoría fue Georges Lemaître,
un físico y sacerdote católico
belga. Este Big Bang o “gran explosión”
habría dado origen al universo
hace, aproximadamente, unos catorce
mil millones de años.
Lemaître tuvo que resistir la oposición,
entre otros, del mismo Einstein.
Pero los hechos le terminaron dando
la razón. Edwin Hubble descubrió el
corrimiento del espectro de luz de
las estrellas hacia el rojo. Si un objeto
se mueve en el espacio hacia el
rango del ultravioleta, se acerca a la
Tierra; y si se mueve hacia el infrarrojo,
se aleja. Lo que implicaba que el
universo tenía movimiento y se ale-
jaba de nuestro sistema, es decir,
que se expandía.
Einstein tuvo que sucumbir ante las
evidencias científicas. Un hito fue el
encuentro de ambos con Hubble,
en el observatorio de Monte Wilson.
Allí convencieron matemáticamente
a Einstein, quien diría posteriormente
que el que comprendió mejor su
teoría de la relatividad fue, sin duda,
Lemaître. Einstein reconocería luego
que la “constante cosmológica” fue
su mayor desatino.
Humberto Gutiérrez Regal
26 Boletín Salesiano / Julio 2008
Una de las figuras destacadas del siglo
XX fue, sin duda, Mahatma Gandhi,
quien logró la soñada independencia
de su pueblo, a través de un camino
de paz y no violencia que predicó más
con su vida que con sus palabras.
Figura extraordinaria de asceta hindú,
Gandhi no pasó su existencia en el tra-
dicional eremitorio solitario. Impulsado
por un infinito amor a su tierra madre
y a sus hermanos, vivió -excepto
algunos breves paréntesis- en medio
del mundo, practicando sus virtudes
ascéticas, aún estando en contacto
con gobernantes y métodos políticos
del pleno siglo XX. Su mayor arma
política fue el amor -"ahimsa"- y su
herramienta de trabajo, la bondad.
Su estilo de vida y su entrega total a
la causa de la independencia de la In-
dia le consiguieron la devoción de
las masas; su palabra apasionada las
entusiasmaba, y sus plegarias conmovían
y arrebataban a sus auditorios.
No es de extrañar, entonces, que mu-
chas personas acudieran a él para
plantearle sus problemas y escuchar
sus respuestas, llenas de sabiduría.
Un día se acercó una madre desespe-
En 2007, se realizaron, en Montevideo,
275 millones de viajes
en ómnibus. Entre 2005 y 2008
se recuperó el 50% de los
viajes perdidos desde 1994.
La participación de motos en
accidentes de tránsito aumenta
día a día. En Montevideo, por
ese motivo, hubo 34 muertos
en 2006, y 49 en 2007.
rada, con su hijo de diez años, que, arras-
trado por malas influencias, había ad-
quirido ya algunos malos hábitos y, en-
tre ellos, el de fumar. Su angustia era
tan grande que, en pleno invierno,
había recorrido un largo camino entre
las montañas para tener un encuentro
con el venerado maestro.
Al encontrarse con él, le pidió que
convenciera a su hijo que estaba en el
mal camino. Gandhi le comentó: -“Trá-
elo dentro de dos semanas”. -“Pero, ¿por
qué no le hablas ahora? Él está aquí, en
la habitación de al lado”, replicó la mujer.
-“Ahora es imposible. Vuelve dentro de
quince días”, insistió el Mahatma.
Dos semanas después, la madre volvió
llevando consigo a su hijo. Gandhi le ha-
bló con tanto cariño y convicción, que
el muchacho comprendió su error y
el disgusto que estaba causando a su
madre, y prometió firmemente cambiar
sus malos hábitos y, especialmente, de-
jar el cigarrillo. Cuando salió de la ha-bitación,
la mujer, agradecida, pero tam-
bién llena de curiosidad, preguntó a Gan-
dhi: -“¿Y por qué no le habló cuando
estuve la primera vez?”. El Mahatma, con
calma, respondió: -“Porque hace quince
días, yo también fumaba”.
Uruguay tiene 13.812 médicos,
a razón de 3.65 médicos por
cada 1000 habitantes.
Es el segundo país en América
Latina con más médicos por
habitante. 73% de ellos trabajan
en Montevideo. Sólo 7.4%
están radicados al norte del
Río Negro.