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Por amor al deporte
Si decimos Maracaná, todos sabemos
de qué estamos hablando. Si decimos
Wimbledon, probablemente sólo algunos
lo sepan. Pero si decimos Philippe
Chatrier, seguramente la mayoría quedará
en las nubes. Quizás si agregamos
que allí se juega el "Roland Garros", uno
de los torneos internacionales de te-
nis más importantes del mundo, puede
ser que algunos abran un poco más
los ojos. Es que, como en muchas co-
sas, los uruguayos tenemos una mira-
da que consigue ver el árbol pero
se pierde el bosque. Basta con darse
cuenta que fue necesario que Peñarol
se amigara con Paco Casal para poder
ganar un campeonato...
Pero no quiero hablar aquí de fútbol
sino de otras disciplinas que dejan bien
alto el orgullo del deporte uruguayo y
que pasan desapercibidas. Sostenidos
con el esfuerzo personal de los atletas
y la confianza de unos pocos sponsors,
salen a la luz cuando se dan triunfos co-
mo el del salteño Pablo Cuevas que,
en pareja con el peruano Luis Horna,
ganó el Gran Slam de dobles de Roland
Garros el pasado 7 de junio. Hay que
remontarse a 1975 para encontrar algo
semejante, cuando la también urugua-
ya Fiorella Bonicelli ganó con Tomas
Koch el título de dobles mixtos del mis-
mo torneo.
El esfuerzo de Cuevas no es único. Es
el de muchos que tienen que superar
múltiples obstáculos con mínimos apo-
yos económicos... ¿Quién había oído hablar
de Milton Wynants antes de ser me-
dalla de plata en las Olimpíadas? ¿Quién
apostaba por Andrés Zamora, el atleta
que en enero pasado ganó la 35a. Corrida
de San Fernando, superando al ke-
niata Kipkemei y al argentino Comba?
El último uruguayo que la había gana-
do fue Ricardo Vera, en 1984.
Y aunque se sale de los “30 días”, no se
puede olvidar a quienes representaron
a Uruguay en las Olimpíadas Especiales
realizadas en Venezuela en 2007, que
sin ayuda alguna de organismos estatales
ni de empresas privadas, llenaron
de orgullo al país con los logros obteni-
dos con sus capacidades diferentes.
Mientras aplaudimos los logros individuales
de estos deportistas, una selec-
ción uruguaya de karate trata de pagar-
se los pasajes para ir a Chile y representar
al país. ¿Y el Ministerio de Depor-
tes? ¡Suerte en pila!
Humberto Gutiérrez Regal
Tibet
Allá en el techo del mundo, en medio
de la estepa, la tundra y las montañas,
a más de 5.000 metros de altura, vi-
ven 1.400.000 habitantes, a razón de po-
co más de uno por km 2 . En su mayoría
tibetanos, con un 40% de chinos. Vie-
nen del arranque de la historia, organi-
zados siempre bajo regímenes monárquicos
o teocráticos. Los atlas y diccionarios
lo presentan encajado entre India
y China, no como país, sino como te-
rritorio o provincia autónoma de China.
El budismo se introdujo alrededor del
siglo VII y se fue afirmando en una mez-
cla de religión y política, hasta su consolidación
en el siglo XV como una
teocracia, cuyo sacerdote mayor es el
Dalai Lama. Una curiosa forma de seleccionar
a quien se considera la reencarnación
de Buda, lo convierte más
que en un gobernante político, en un
ser superior religioso. La historia del Ti-
bet es la historia de sus relaciones con
China. Varias veces invadido y varias
veces dominado, el actual jefe religioso-político
recorre el mundo desde
hace décadas buscando la autodeterminación
de su pueblo, para convertirlo
en un país-estado de verdad.