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H
ola amigos y amigas de Botella al Mar.
Hemos comenzado un nuevo año y con él
todas las metas y retos que nos vienen por
delante, construyendo el Reino de Dios aquí y
ahora, a través de las experiencias de solidaridad,
la obra social, la preparación de los Campamentos
Misión y las Parábolas Compartir, los animamos a
vivirlos con mucha alegría, entrega y esfuerzo.
Aunque la Botella sale ahora en febrero,
queremos motivar desde ahora el tiempo de
preparación a la PASCUA, lo que llamamos
CUARESMA, que inicia en marzo después del
Carnaval con el miércoles de ceniza, cuarenta días
que servirán para que personalmente y como
carabela nos convirtamos, dejando que el espíritu
de Jesús transforme nuestras vidas y corazones. La
experiencia de Jesús en el desierto nos ilumina
para este camino.
Jesús acude al desierto antes de comenzar
su misión para clarificar su identidad y su misión.
Antes de comenzar quiere orar, quiere escuchar
mejor al Espíritu y al Padre... Pero oirá también
otras voces: las del diablo. Con ello vemos una
imagen de Jesús que no sólo «tomó la condición
humana», sino que no es ningún super-hombre,
sino que es débil y frágil... Como lo somos
nosotros. Es verdad que Jesús levantaba y sostenía
(levanta y sostiene) a los caídos, pero esa fuerza no
es suya, sino que le viene del Espíritu Santo que le
ha ungido. Por su naturaleza humana Jesús es
pobre y humilde como nosotros. Porque la
tentación, Jesús no la sentía solo desde fuera, sino
como nosotros- desde dentro de su propia
existencia. La experiencia de tentación no es sólo
nuestra, no es sólo de Cristo, sino que es parte de
la esencia del ser persona. Recordemos: Adán y
Eva, Torre de Babel... El ser humano se sitúa muy a
menudo en una situación de encrucijada: ¿dónde
está la seguridad? ¿Dónde está Dios? ¿Qué hacer?
La primera tentación de Jesús, es la
tentación del pan. La seguridad del pan es un
obstáculo en su camino. La tentación es de confiar
o no en Dios. La segunda tentación es la de la
duda: ¿está Dios con nosotros o no? El diablo nos
pone en situaciones límite para ver si Dios nos saca
o no de ellas. Jesús descalifica a quienes, para
creer, exigen un signo espectacular. La tercera
tentación es la del poder, al triunfo personal según
lo que el mundo entiende por triunfar.
Ojalá que durante la cuaresma puedan dar
respuesta a estas preguntas, ¿cuál es la tentación
presente en la carabela o en la Comunidad Remar?
¿Cuáles son mis tentaciones del pan, de la duda y
del poder?
También queremos aprovechar esta
editorial, para compartir una noticia de nuestra
Iglesia, este año se celebrará la Jornada Mundial
de la Juventud con el Papa, en Madrid del 16 al 21
de agosto, y en los días previos se realizará el
Encuentro Internacional de Jóvenes Maristas, en la
misma ciudad.
¿Para qué este encuentro? Pues será un
espacio de expresión juvenil, para compartir los
sueños, inquietudes y realizaciones de los jóvenes
que evangelizan a otros jóvenes, además que
servirá para profundizar en la identidad personal y
cristiana, y celebrar la riqueza de la
internacionalidad marista.
Obviamente nosotros como remeros y
jóvenes maristas, aunque no viajemos hasta
Madrid, podemos meternos en esta onda. La
comisión encargada del encuentro internacional ha
preparado una serie de encuentros y reuniones
que se pueden hacer en carabela, la información y
los materiales los pueden descargar de la página
web www.jovenesmaristas.es. Ojalá nos animemos
a compartir nuestro ser cristiano y marista.
Que la presencia de Jesús, la ternura de nuestra
Buena Madre y la audacia de Marcelino
Champagnat acompañen en este tiempo sus vidas
y el navegar de las carabelas.
¡Buen viento y buena mar!
Guille, Ricky y Luisa
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