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Loestéticoy lo religioso:<br />

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Antonio Blanch, S.}.<br />

Lo estético y lo religioso:<br />

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expresiones<br />

UNIVERSIDAD<br />

~ IBEROAMERICANA<br />

CUADERNOS DE FE y CULTURA<br />

'"


UNIVERSIDAD ffiEROAMERICANA<br />

BIBUOTECA FRANCISCO XAVIERCLAVIGERO<br />

CENTRO DE INFORMAOÓN ACADÉMICA<br />

Blanch, Antonio<br />

Lo estético y lo religioso: cotejo de experiencias y expresiones<br />

l.Estética - Aspectos religiosos. 2. Experiencia (Estética).<br />

3. Experiencia (Religión). I.t. n. Serie.<br />

BL 65 A4 B53.1998<br />

Norma Patiño Donúnguez<br />

DISBJIIO DE COU!COON<br />

Gerardo Anaya Duarte, S.I.<br />

José Rafael de Regil Veléz<br />

CUIDADO DE LA EDIClON<br />

la. Edición, 1996<br />

D.R. @ Instituto Tecnológico y de Estudios<br />

Superiores de Occidente, A.e.<br />

D.R. @ Universidad Iberoamericana Plantel Golfo-Centro<br />

(Comunidad Universitaria Golfo-Centro, A.e.)<br />

D.R. @ Universidad Iberoamericapa Plantel Laguna<br />

(Formación Universitaria Humanística de la Laguna, A.C)<br />

D.R. @ Universidad Iberoamericana Plantel León<br />

(Promociónde laCultura YlaEducaciónSuperiordel Bajío,A.e.)<br />

D.R. @ Universidad Iberoamericana Plantel Noroeste<br />

(Promoción y Docencia, A.e.)<br />

D.R. @ Universidad Iberoamericana Plantel Santa Fe<br />

Prol. Paseo de la Reforma 880<br />

Col. Lomas de Santa Fe<br />

01210 México, D.E<br />

E'ste ensayo apareció origi lmente en la revista Mis


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 3<br />

Índice<br />

Lo estético y lo religioso:<br />

cotejo de experiencias y expresiones 5<br />

¿De qué experiencia hablamos? 6<br />

La experiencia religiosa 9<br />

La experiencia estética 15<br />

Cotejo de experiencias-cumbre 19<br />

El lenguaje simbólico 23<br />

Símbolos religiosos y símbolos estéticos 27<br />

Tres tipos de obra literaria según su alcance<br />

trascendente 35<br />

1. La estética intrascendente del realismo naturalista.<br />

2. La plena trascendencia estética del arte idealista.<br />

3. Doble trascendencia, estética y religiosa, de algunos<br />

artistas.


I<br />

I<br />

I<br />

Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones<br />

Lo estético y lo religioso:<br />

cotejo de experiencias y expresiones<br />

El cotejo del hecho religioso con el hecho estético es un<br />

tema de reflexiónmuy antiguo, aunque en nuestros días parece<br />

haberse olvidado por completo. Elantagonismo o la indiferencia<br />

religiosa, que abundan en el mundo del arte y en la<br />

vida estética, descartarían el tema como poco interesante. Sin<br />

embargo, creemos que no es así y que malamente se puede<br />

comprender una experiencia estética auténtica, allí donde se<br />

dé, si no se atiende a esas características de totalidad y trascendencia,<br />

que por sí mismas nos acercan a los fenómenos<br />

propiamente religiosos. Como también pensamos, inversamente,<br />

que, desde una actitud religiosa, tampoco sería razonable<br />

desconocer las analogías que la vida de fe pueda tener<br />

con experiencias vitales de orden estético. Si este último olvido<br />

puede llevar a entender demasiado descamadamente lo<br />

religioso ya mutilar en lo imaginativo y sensible al sujeto creyente,<br />

la otra desatención o desinterés por lo religioso traduce<br />

un prejuicio o una inhibición que también deshumaniza al sujeto<br />

estético.<br />

En este estudio vamos a analizar sucesivamente las notas<br />

esenciales de la experiencia religiosa y de sus expresiones,<br />

para poderlas comparar con las de la experiencia estética y de<br />

sus propias formas de expresión.Y,aunque al tratar estas últimas<br />

nos fijaremos sobre todo en ejemplos tomados de la literatura,<br />

nos ha parecido mejor comenzar con el análisis de lo<br />

estético en general, para confinamos, luego en la segunda<br />

parte, en el área más específicade lo literario.<br />

5


.<br />

6 Antonio Blanch<br />

¿De qué experiencia hablamos?<br />

Comencemos por fijar lo que entendemos por experiencia,concepto<br />

muy polivalente y enigmático. Alguien lo ha definido<br />

como un conocimiento vitalmente acogido. Y,como tal,<br />

sería aquel acto de conciencia por el cual la persona humana<br />

se capta en relación consigo misma y con una realidad exterior<br />

a ella, que se le impone inmediatamente y le hace reaccionar<br />

con una cierta plenitud momentánea. Es, pues, una acción<br />

interior, que implica una toma de conciencia de algo<br />

(intencionalidad) y que repercute en el sujeto de forma vital y<br />

concreta, actuando no sólo la inteligencia y la imaginación,<br />

sino también la sensibilidad (sentimientos, afectos, emociones,<br />

voliciones, etcétera) y otras zonas inconscientes.1<br />

Naturalmente que se dan varios grados de intensidad<br />

en estas experiencias, y es lógico que, para nuestro estudio<br />

comparativo, no contemplemos ahora más que aquéllas cuya<br />

intensidad sea notable, por no decir extraordinaria. Cuanto<br />

más fuerte sea ella, mejor podrá reconocerse y describirse en<br />

sus principales elementos. Por tanto, nos vamos a referir en<br />

adelante a experiencias de gran entidad psíquica y personal.<br />

1Sobre el concepto antropológico de "experiencia", o de "vivencia", nos ha<br />

servido de orientación la doctrina desarollada por Wilhelm Dilthey en<br />

muchas de sus obras. Véase la presentación que de ellas hizo J.ORTEGA Y<br />

GASSETen su estudio GuillermoDilthey y la ideadela vida,en ObrasCompletas,tomo<br />

VI,p 165-214.Tambiénhemos seguido las reflexionesde Ernst<br />

CASSIRER en su cono.cido estudio Filosofíade lasformas simbólicas,Fondo<br />

de Cultura Económica, México 1971 (2 vols.) y las de A. DE WAELENS en<br />

Philosophiedes expériencesnaturelles(1961)y F. GREGOIRE,Note sur les<br />

termes «intuition» et «expérience,'en Revue Philosophiquede Louvain 44 (1961)<br />

401-415. Puede hallarse un buen resumen del estado de la cuestión sobre<br />

este concepto en J. FERRATER MORA, Diccionario de filosofía, Alianza,<br />

Madrid 1981, p. 1094-1101.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones<br />

Retengamos como primer elemento descriptivo la importancia<br />

de la reactivación subjetiva, ya que se trata de un<br />

acontecimiento en el que uno mismo se siente íntegramente<br />

como sujeto,activo y pasivo al mismo tiempo. O dicho de otra<br />

manera, el ser humano se siente vivir de manera singular. Lo<br />

cual explica que vivencia se use también equivalentemente<br />

como experiencia, aunque técnicamente se reserve el término<br />

experiencia (Erfahrung)para referirsea un suceso anímico más<br />

continuado e integral, mientras se usa el término vivencia<br />

(Erlebnis)para indicar un hecho de la vida interior más puntual<br />

y fugaz, en el que la inmediatez sujeto-objeto es tan estrecha<br />

que apenas si se atiende a la realidad externa como algo distinto<br />

y separado.<br />

y esta distinción (sujeto-objeto)es importante, porque,<br />

en efecto, en el seno de toda experiencia propiamente dicha,<br />

junto a la acción subjetiva inmanente, tiene especial interés la<br />

presencia de ese algo distinto al yo que lo actúa desde fuera y<br />

que, por consiguiente, es percibido como un objeto de conciencia,<br />

que trasciende a la misma conciencia. En toda experiencia,<br />

pues, tendremos dos elementos esenciales, o polos<br />

dinámicos, que la constituyen, uno más subjetivo y más objetivo<br />

el otro. No se trata, nótese bien, de dos realidades separables,<br />

sino de dos aspectos complementarios y compenetrados:<br />

el objeto consiste solamente en su aparecer a la concienciay el<br />

sujeto se vivencia a sí mismo gracias a este aparecer y sólo<br />

mientras él dura.<br />

Los psicólogos y otros analistas de esta clasede fenómenos<br />

anímicos suelen describir su estructura funcional en tres<br />

niveles, que podríamos resumir de la siguiente manera. En el<br />

primer nivel fácticoo empírico se percibe el impacto (el dato)<br />

proveniente de un agente que actúa sobre mí. Ante este dato<br />

el sujeto reacciona, favorable o desfavorablemente, comen-<br />

7


8 Antonio Blanch<br />

zando a tantear, medir y asimilar el objeto,aunque de manera<br />

insuficiente. Esta sería la segunda fase. Si el proceso se interrumpiera<br />

aquí, la experiencia no habría sido más que superficial.<br />

A lo sumo, la conciencia habría captado el sentido<br />

primario del objeto (su contenido semántico directo). Para<br />

que la experiencia se colme hasta llegar a su plenitud, es preciso<br />

que suceda una reacción especial de la persona, una conmoción<br />

íntegra del sujeto, tal como hemos indicado antes.<br />

Esta sería la tercera fase o nivel último experiencial,siendo las<br />

otrasdos fasesanterioresla empíricay la experimental, respectivamente.<br />

Ni qué decir tiene que para que se verifique una experiencia<br />

plena o intensa es necesario que la unión sujeto-objeto<br />

se realicesin reservasni controles(racionalesu otros) y que sea<br />

un encuentro fuertemente afectivo,en el que el sujeto se funda<br />

intUitivamentecon el objeto,a pesar de estar todavía cubierto<br />

con elvelode lodesconocido y de lo misterioso.Asíson, esquemáticamente<br />

descritas, las grandes experienciasestéticaso religiosas,<br />

como también las de la vida amorosa o las derivadas de<br />

la contemplación de ciertas verdades globales (ideas universales)<br />

desde la cumbre de una larga investigación. Son sucesos<br />

que se viven con tal estremecimiento,a la vez fuerte y suave,<br />

que inspiran gran seguridad y pueden llegar a transformar la<br />

vida misma del sujeto que las experimenta.<br />

I


Lo estético y lo religioso: cotejo de experiencias y expresiones<br />

La experiencia religiosa<br />

Para efectuar una comparación entre lo estético y lo religioso,<br />

conviene comenzar por describir la experiencia religiosa.<br />

Aunque se trata de un acto de conciencia,sería un error reducido<br />

a un fenómeno puramente subjetivo. Desde mediados<br />

del siglo pasado no ha!) faltado quienes consideren el hecho<br />

religioso como una pura proyección del espíritu humano. Recuérdese<br />

los análisis de un WilliamJames o de algunos teólogos<br />

idealistas, desgajados del luteranismo. Su intención era la<br />

de purificar el sentimiento religioso, que se afirmaba como<br />

sustancial; pero para ello parecía necesario desvincularlo de<br />

toda realidad externa. Frente a una interpretac~ón exclusivamente<br />

subjetiva, prevalece con mucho la de los que entienden<br />

la experiencia religiosa como aquella toma de conciencia por<br />

la que el ser humano se capta estando en relación existencial<br />

con algo extraordinario, que se le impone desde fuera.<br />

A juzgar por la abundante bibliografía reciente, parece<br />

que el tema de la experiencia religiosa vuelve a interesar<br />

mucho a los teólogos y antropólogos.2 Nosotros intentare-<br />

I<br />

2 Sobre el tema de la experiencia religiosa se dispone una abundante bibliografía.<br />

Señalamos sólo los estudios consultados. Jean MOUROUX,<br />

L'éxpérience chrétiene, Aubier, Paris 1952; ID, «Experiencia religiosa», en<br />

Sacramentum Mundi, t. III, Herder, Barcelona 1973; R. GUARDINI, J.<br />

GUITION, J.B. LOTZ, N. NEDONCELE et al., Il problema dell'esperienza<br />

religiosa,en Atti dei XV Convengo dei Centro de Studi Filosoficide Gallarate,<br />

1960; número especial de Concilium 99 (noviembre 1974) y de Revista de<br />

Espiritualidad 142 (1977); Ph. ROQUELPO, Experiencia del mundo,<br />

¿experienciade Dios?, Sígueme, Salamanca 1969; J. GÓMEZCAFFARENA<br />

y J. MARffN VELASCO, Introducci6n a la fenomenología de la religi6n,<br />

Cristianidad, Madrid 1978; W. KASPER, «Posibilidad de la experiencia de<br />

Dios», en Fe e Historia, Sígueme, Salamanca 1975. '<br />

9


10 Antonio Blanch<br />

mos sólo resumir los rasgos más esenciales de este fenómeno<br />

anímico, que nos permitan el parangón con otras<br />

experiencias humanas. Por ello vamos a fijamos en dos aspectos<br />

básicos: la dimensión objetiva de esta experiencia y<br />

su estructura subjetiva.<br />

La realidad objetiva a la que se refiere toda experiencia<br />

religiosa ha sido designada con nombres muy diversos, ninguno<br />

de ellos satisfactorio del todo, puesto que se trata de<br />

algo indefinible, infinito, y por ello mismo también innombrable.<br />

Desde el famoso estudio de Rudolf 000, en 1917,se<br />

suele denominar a esta realidad inefa1;>lecon el término de lo<br />

sagrado(o lo santo).3Asílo hace,entre otrosen nuestrosdías,<br />

el historiador y fenomenólogo de las religiones, Mircea<br />

Eliade,4 a quien vamos a seguir muy de cerca en este<br />

apartado. Otros autores designan el objeto de la experiencia<br />

religiosacomolagranpotencia(G.van der Leeuw)o elmisterio<br />

(J. Martín Velasco),o más comúnmente todavía como la<br />

divinidado simplemente Dios,recordandoque esta palabra<br />

diceetimológicamentelo quenosepuedenombrar.<br />

Ahora bien, no hay que entender lo sagrado como si<br />

fuera una cosa, un objeto físico,sino como un orden de realidades<br />

o una Realidad que se sitúa en el plano que se capta<br />

como último, en relación con el nivel de realidad en que suele<br />

discurrir la vida humana. Por ello, el primer síntoma de la experiencia<br />

de lo sagrado es precisamenteel de la rupturade<br />

nivel(M. Eliade),ruptura que se percibecomoextraordinaria,<br />

3 RUDOLF 0170, Lo santo. Lo racionaly lo irracional en la idea de Dios, Ed.<br />

Revista de Occidente, Madrid 19652.<br />

4 Véase especialmente de esta autor la siguientes obras: Lo sagradoy lo profano,<br />

Guadarrama, Madrid 1967;Mito y realidad,Guadarrama, Madrid 1968;<br />

Mefistófe1esy el Andrógino, Guadarrama, Madrid 1969.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 11<br />

ya que nos relaciona con dimensiones que apuntan a algo<br />

más allá de lo espacio-temporal, más allá de lo parcial y transitorio.<br />

Si esta nueva dimensión última y totalizante la llamamos<br />

sagrada,a la habitual intramundana la denominaremos<br />

por contraste profana.<br />

Al desbordar nuestras dimensiones y categorías hacituales,<br />

obviamente esta realidad sagrada no podrá ser aprehendida<br />

de forma directa. Su presencia en nuestra conciencia<br />

se insinuará, desde lo oscuro y misterioso,y se irá imponiendo<br />

con tal fuerza que, aun sin dejarse abarcar, la experimentaremos<br />

como inequívocamente real. Ahí estriba precisamente<br />

esa característica~ericial de lo sagrado (enla que R.Otto insistía<br />

exageradamente),a saber,su capacidad de imponerse; siendo<br />

inaccesible,de asomamos y aun de atemorizamos por su<br />

abrumadora realidad. Esta anormalidad sorprendente, que se<br />

capta como algo inmenso que se impone y amenaza los pequeños<br />

límites del individuo, se percibe también y simultáneamentecomoalgoadmirableyatractivo(fascinante,comodefinía<br />

R. Otto). Esta segunda impresión contrarresta el espanto<br />

que pudiera causar la primera. Y aquí habría que evocar la<br />

gran diversidad de formas con que, a lo largo de los milenios,<br />

la humanidad ha ido experimentando lo sagrado, formas a veces<br />

ciertamente terribles, pero dominando en general aquéllas<br />

en que brilla lo sagrado por su lado admirable y benéfico.<br />

Apuntado así, tan someramente, el objeto de la experiencia<br />

religiosa, veamos ahora cuál sea la habitual reacción<br />

subjetiva ante este impacto, contentándonos también con señalar<br />

lo más característico. El rasgo primero y fundamental<br />

de esta vivencia interior aso~brosa es el profundo respeto y<br />

sumisión que, en términos específicamente religiosos, suele<br />

'llamarseadoración.El sujetohumano, invadido por esa presencia,<br />

tan impotente como inabarcable, descuida provisio-


12 Antonio Blanch<br />

nalmente sus propias necesidades o intereses, baja su guardia<br />

y se rinde, es decir, cede su existencia ante esa otra existencia<br />

que le afecta totalmente. Naturalmente, nos referimos a aquella<br />

experiencia religiosa realizada sin prevenciones o, dicho<br />

positivamente, realizada por un sujeto dotado de una esencial<br />

aptitud para la adoración. Si no se diera esta actitud previa,<br />

no tendría lugar una verdadera experiencia religiosa, corno<br />

tampoco se dará una experiencia estética sin la adecuada predisposición<br />

para ella.<br />

Junto con esta primera reacciónde acatamiento, el sujeto<br />

experimenta ante lo sagrado la honda sensaciónde sentirse<br />

sustentado y,en cierto modo, realizado por esa misma presencia<br />

que parecía al principio abrumadora. Corno afectado en lo<br />

más radical de su persona, el sujeto religioso descubre, en el<br />

hecho mismo de su sometimiento existencial,la recuperación<br />

de su ser más íntimo, reconfortado en su misma fragilidad. Y<br />

esa reintegración potenciada de su existencia es lo que suele<br />

entendersecornosalvaciónen sentidoreligioso.Asíla síntesis<br />

sujeto-objeto, que es toda experiencia profunda, se vive<br />

religiosamente corno un movimiento de doble dirección, de<br />

adoración y entrega, por un lado, y de seguridad agraciada,<br />

por otro. Se diría que el ser individual más que acoger al ser<br />

supremo se sintiera existencialrnenteacogido por él. La experiencia<br />

religiosa entonces sería una síntesis vital, sin duda la<br />

más profunda del hombre, de lo trascendente en lo inmanente.<br />

Que estas experiencias-cumbreunos las llamen nirvana, o plenitud<br />

cósmica,o resurrección,no importa para nuestro estudio;<br />

lo que directamente interesa es que captemos lo esencial del<br />

hecho religioso,vivido subjetivamente.<br />

Hay todavía dos rasgos determinantes de esta experiencia<br />

religiosa, que conviene recordar aquí. El primero es la<br />

gran fuerza integradora que actúa en ellas.Precisamente por-


Lo estéticoy lo religioso: cotejodeexperienciasy expresiones 13<br />

que afecta a la raíz misma del ser humano, todos los aspectos<br />

importantes de la persona se sienten afectados de manera<br />

convergente y unitaria: 10afectivo y 10intelectual, la imaginación<br />

y la sensibilidad, las facultades activas y las capacidades<br />

relacionales y socializadoras. De modo que esta clase de vivencias-cumbre<br />

serían de por sí muy personalizantes, al movilizar<br />

plenamente la vida interior y exterior del sujeto.<br />

Por ello-y éste es el segundo rasgo anunciado- es notable<br />

la dimensión propiamente personal del encuentro con 10<br />

sagrado. Los análisis de la filosofíapersonalista sobre las relaciones<br />

inter-subjetivas ayudan a aclarar esta dimensión<br />

personal, pues fijan nuestra atención no tanto en los dos extremos<br />

que se relacionan cuanto en la relación misma, es<br />

decir, en esa síntesis vital del yo con el Otro, que resulta ser<br />

personalísima no sólo por la movilización integradora antes<br />

aludida, sino también por el modo como la realidad sagrada<br />

actúa sobre el sujeto.5En efecto, el sujeto experimenta a 10<br />

otro como algo que se le entrega desde fuera de sí, como algo<br />

que se le hace más presente y más íntimo a medida que él<br />

mismo se entrega y se abre a 10otro como una intimidad correlativa,<br />

aunque misteriosa. El sujeto, al sentirse reforzado<br />

en su condición personal, gracias a esta singular experiencia,<br />

percibe su yo acogido y sustentado por la realidad<br />

envolvente, y por ello -como ocurre en la relación amorosa<br />

realmente personalizante- experimenta a esa otra realidad<br />

como a un gran tú personal que le interpela desde una misteriosa<br />

condición personal análoga a la suya. Esto explica el he-<br />

5 Recuérdese sólo tres autores que han investigado; desde el ángulo<br />

personalista, este fenómeno de la presencia del otro en el yo: G. MARCEL,<br />

Le Mystere de l' Etre, Aubier, Paris 1951 (2 vols.); M. BUBER, Yoy Tú, ,<br />

Nueva Visión, Buenos Aires, 1974; P. LAfN ENTRALGO, Teoríay realidad<br />

del otro, Ed. Revista de Occidente, Madrid 21968.


--<br />

14 Antonio Blanch<br />

cho de que muchas vivencias religiosas profundas hayan sido<br />

experimentadas, a lo largo de los siglos y en culturas muy diversas,<br />

como experiencias verdaderamente amorosas.<br />

Señalaremos, por último que, precisamente por el alto<br />

grado de intensidad personal de tales experienciasy por causa<br />

también de lo comprometedoras que con frecuencia resultan<br />

para el sujeto que las vive, es condición necesaria la previa<br />

apertura y disponibilidad para esa clase de encuentros. Si el<br />

individuo humano se cierrade antemano a toda experienciade<br />

lo sagrado, es muy difícilno sólo que esa realidad desbordante<br />

se le imponga, sino también que pueda ni siquiera reconocerla.<br />

Losprejuiciosy prevencionesdel agnosticismocontemporáneo<br />

conducen con frecuenciaa esa doble limitación,a nuestro juicio<br />

injustificable,de la vida humana: la de negarse a profundas experiencias<br />

personalizantes y la de incapacitarsepara comprenderlas<br />

en los demás y poder dialogar con ellos. Este estudio<br />

comparativo entre lo religioso y lo estético presupone, lógicamente,<br />

una disposición al menos de apertura ante uno y.otro<br />

fenómeno.


Lo estéticoy lo religioso:cotejode experienciasy expresiones 15<br />

La experiencia estética<br />

Si la realidad misteriosa de 10sagrado era el objeto de la<br />

experiencia religiosa, la realidad maravillosa de 10bello será<br />

el objeto de la experiencia estética. Pero ¿qué es 10bello? A<br />

esta pregunta se ha intentado responder en todas las filosofías<br />

sin demasiada fortuna y de muy diversas maneras. Desde<br />

que Platón escribió sus diálogos, se mantiene en Occidente<br />

una explicación de lo bello como algo absoluto y metafísico.<br />

Pero se han dado también interpretaciones más relativistas de<br />

tipo psicológico y axiológico, y,más recientemente, casi se reduce<br />

por algunos el contenido de lo bello al análisis formal de<br />

sus proposiciones verbales o de sus signos (semiología,<br />

estructuralismo, etcétera). Sin entrar, naturalmente, en estas<br />

abstrusas cuestiones definitorias y siguiendo el mismo procedimiento<br />

fenomenológico que hemos aplicado a lo religioso,<br />

intentemos ahora una descripción de lo bello tal como aparece<br />

a nuestra concienciaen el interior de esas experiencias estéticas<br />

extraordinarias, que son las que de momento nos interesan.<br />

Para ello nos servirán básicamente los estudios que el filósofo<br />

francés Mikel Dufrenne dedica al objeto estético.6Este<br />

objeto puede ser natural (un paisaje, un rostro) o artificial<br />

(una sinfonía, un poema), pero por resultar de más fácil comprobación,<br />

este autor, como nosotros, se limitará a estudiar el<br />

segundo (es decir, el objeto artístico) y, consecuentemente, la<br />

experiencia de lo bello en el artista o en el receptor del arte.<br />

Lo bello es siempre un objeto percibido como algo sensible<br />

y material, el cual nos resulta no sólo grato y hasta deseable, sino<br />

6 MIKEL DUFRENNE, Phénoménologie de l'expérience esthétique, Presses<br />

Universitaries de France, Paris, 1953(2 vols). Pueden hallarse muy útiles<br />

resúmenes sobre el tema en J.PLAZAOLA, Introducción a la estética, BAC,<br />

Madrid, 1973.<br />

I<br />

I<br />

I


--<br />

16 Antonio Blanch<br />

tambiénluminosoo revelador;esdecir,sugeridorde un planode<br />

realidad superior al de su apariencia sensible.La capacidad de<br />

un objetobello para producir tal efectosuele explicarsepor sus<br />

esenciales cualidades de orden y de armonía. Orden que no<br />

indica simplicidad,sino que brilla precisamenteallí donde más<br />

variados y complejossean loselementosde que consta el objeto.<br />

y dígase lo mismo de la armonía, la cual es experimentadacon<br />

mayor profundidad allí precisamentedonde sea mayor el contraste<br />

y la división preexistente. Ahora bien, para que éstas y<br />

otras cualidades del objetobello consigan en la concienciauna<br />

reacción de sorpresa admirativa y de intensa complacencia,es<br />

precisotambién que afectende tal manera la imaginaciónque la<br />

lleven casi espontáneamente a dar el salto de lo pequeño a lo<br />

grande, de lo familiar a lo extraño,de lo finito a lo infinito,en<br />

que consiste últimamente la experienciaestética.A esta última<br />

dimensión de trascendenciaimaginativa,tal vez la más difícilde<br />

explicar,del objetobello, Dufrenne la llama '1a profundidad",<br />

no pOlqueseaalgooscuroe insondable,sinomásbienpor tratarse<br />

de una sorprendente relacióno epifaníade lo que, siendo real<br />

y universal, no alcanzamos a percibir normalmente, y que por<br />

ellonos impresiona,nos gusta y hasta puede llega a estremecernos<br />

cuando esa iluminaciónde lo belloes realmente grande.Así<br />

se comprende elsentido que tienenalgunas conocidasdefiniciones<br />

de lo bellocomo"el resplandorde laverdad" (SantoTomás),<br />

'1a manifestaciónsensiblede la idea" (Hegel),"el reconocimiento<br />

de lo general en lo particular" (Schopenhauer),"una promesa<br />

de felicidad (Niezsche)o la "brillantepre-figuraciónde la realidad<br />

total" (Bloch).<br />

Pero sigamos con la descripción del fenómeno estético,<br />

considerándolo ahora desde el sujeto que lo experimenta. Y<br />

aquí también registramos -como en la experienciareligiosaun<br />

inicial sobresalto, una grata sorpresa que atrae nuestra<br />

atención y nos mantiene ligados gustosamente a ese singular


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 17<br />

objeto de la conciencia.Los sentidos se exaltan, especialmente<br />

aquéllos a los que más directamente se ordena la obra de arte<br />

(vista, oído, cinestesia, etcétera). Y esta primera adhesión no<br />

es solamente sensible, sino también afectiva. Se acoge lo bello<br />

con creciente emoción admirativa, mientras la inteligencia verifica<br />

un reconocimiento afirmativo, sin que apenas ya tenga<br />

cabida la reserva crítica ni cualquiera otra perversión, ya que<br />

la mente está como arrebatada por la imaginación y ésta por<br />

el sentimiento. Una tal movilización, integradora de las facultades<br />

humanas, cuando se da, gracias a la predisposición del<br />

sujeto o a la intensidad del objeto, o por ambas causas a la<br />

vez, es lo que ocasiona esas extraordinarias experiencias estéticas,<br />

realmente comparables a las experiencias religiosas,<br />

como estamos intentando establecer aquí. Ambas son realmente<br />

plenarias, llegán a absorber a toda la persona.<br />

Por lo que hemosdichoya, se entenderáque la experiencia<br />

estética es como una descarga, por la que el ser humano,<br />

identificado con la percepción inmediata y concreta de una<br />

realidad sensible,intuye de golpe y se funde de alguna manera<br />

con eseotrovaloruniversal,que se nos ofrececomouna plenitud<br />

vital y al que invocamoscomola felicidad.Podría decirseque es<br />

como la experienciade la plenituddel instante,el uconsummatory<br />

fulfillment" (Dewey) o "el apogeo de lo sensible" (Dufrenne),<br />

momento de exaltaCiónque gozamos de forma demasiado<br />

transitoria, aunque desearíamos fuera eterno, y que hacía<br />

exclamaralFaustode Goethe"¡Detente!¡Erestanbello!".También<br />

debe entenderseelplacerde estaexperienciacomoproducido por<br />

la superaciónde lasapetenciasutilitariasy pragmáticasdel sujeto,<br />

la liberaciónde su vida dispersa,tanto en lo sensitivocomo en lo<br />

mental, unificando momentáneamente todo el ser en la<br />

contemplación desinteresada (no posesiva) de esa otra cara<br />

(imagen)de la realidad,annónica,universaly suprasensible.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 19<br />

Cotejo de experiencias-cumbre<br />

Habiendo descrito suficientemente la experiencia estética<br />

y la religiosa,pensamos que no será ahora demasiado difícil<br />

señalar sus analogías y diferencias. Las semejanzas se dan sobre<br />

todo en el aspecto subjetivo o psicológicode ambas. Pues,<br />

en efecto,en ambos casoselsujeto humano se siente estremecido<br />

ante algo nuevo y maravilloso, que interesa rápidamente a<br />

toda la persona, cautivándola, aunque sólo sea momentáneamente.<br />

Como resultado de estaconcentraciónde sus facultades<br />

y demás actividades aními


20 Antonio Blanch<br />

no le cOnvierte.Por ello puede decirse que el sentimiento estético<br />

es desinteresado, mientras que el religioso genera siempre<br />

una responsabilidad que interesa al hombre, no a cualquier<br />

aspecto de su vida, sino a su destino mismo.<br />

Si comparamos ahora ambas experiencias desde su objeto<br />

específico,la diferencia entre ellas es todavía más amplia.<br />

Yaque si bien podría admitirse que el objeto de ambas es en<br />

cierto modo un absoluto, el correspondiente a la vivencia<br />

estética se aprehende corno un absoluto natural (orden y<br />

armonía superlativos, desde el orden y armonía sensible y<br />

materia!), mientras que el absoluto religioso se percibe corno<br />

sobrepasando los límites naturales, aun los más bellos, ya que<br />

se presenta cornouna realidad de otra naturaleza, de un nivel<br />

no sólo superior, sino plenamente distinto al de los límites y<br />

perfecciones intramundanas. El absoluto religioso trasciende<br />

la mundanidad y por ello sólo es percibido por esa raíz última<br />

de la inmanencia natural, que es corno una secreta expectativa<br />

de plenitud universal, no imaginada corno utópica, sino<br />

sentida corno real, precisamente gracias a ese singularísimo<br />

contacto con lo sagrado. .<br />

En consecuencia-y ésta es la otra clara distinción entre<br />

ambas experiencias-, el sentimiento de lo sagrado, aunque<br />

puede inundar de gozo, nunca es del todo aquietante, ya que<br />

despierta el deseo de lo que es y será siempre inabarcable,aunque<br />

últimamente presentido cornoplenamente abarcador. Esla<br />

presencia real de una grande y realísirnaausencia, que, corno<br />

tal, sólo puede ser representada y vivida negativamente, por lo<br />

que todavía no es. Eluniverso de lo bello,por elcontrario, está<br />

esencialmente ligado a la representación,se deriva de una presencia<br />

concreta y termina, gracias a la imaginación encendida,<br />

en otra representación ejemplar.Podría decirse que en la misma<br />

esencia de lo estético está su representatividad; mientras


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 21<br />

que en la entraña de lo religioso hallamos más bien el sentimiento<br />

de la desfiguración natural junto con la incomunicabilidad<br />

de la presencia desbordante.<br />

Pero aunque el rapto religioso sea en sí mismo inefable,<br />

los sentimientos que 10acompañan tienden a manifestarse.<br />

Lo cual es propio de toda experiencia humana vivida intensamente.<br />

Por ello, la religión tiene también, como el arte, su lenguaje,<br />

que ha resultado ser muy rico y abundante a través de<br />

los siglos (mitos, ritos, tabúes, escrituras, dogmas, objetos sagrados,<br />

etcétera), aunque sería un error -que mucha gente<br />

comete- resumir lo religioso (la experiencia viva) a su formalización.<br />

Lo estético, en cambio, que consiste mayormente<br />

en la ejemplaridad de las formas, es lógico que se identifique<br />

más con los signos e imágenes que lo representan. Esta es la<br />

última distinción entre ambos fenómenos que queríamos<br />

apuntar, porque nos prepara admirablemente para entrar en<br />

la segunda parte de este ensayo, que tratará de comparar las<br />

formas expresivas de lo estético y lo religioso.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 23<br />

El lenguaje simbólico<br />

Después de un largo período de depreciación del conocimiento<br />

simbólico,debido al auge del cientismo y del pragmatismo,<br />

los occidentales hemos vuelto a interesamos por el<br />

símbolo, gracias sobre todo a los estudios de antropología, de<br />

psicología profunda y de fenomenología. Resultaba absurdo<br />

que las diversas teorías sobre el conocimientohumano se limitaran<br />

a los datos sensibles registrados por el cerebro y a los<br />

mecanismos mentales que los ordenaban y reconocían lógicamente.<br />

Yaque conducía a excluir sistemáticamente todas las<br />

formas del pensamiento mítico y simbólico (religioso,estético,<br />

etcétera),por considerarlasalógicas;sin advertir que las fasesy<br />

zonas no lógicas de la conciencia son precisamente las más<br />

básicas y también las más antiguas y originales. En 1951se<br />

quejaba Eric Frornm, desde Nueva York,de ese injustificable<br />

olvido, pues también él pensaba que el lenguajesimbólicoes lo<br />

más específico de la mente humana.7Convicción, por suerte,<br />

cada vez más extendida. Puesto que la realidad humana<br />

interior no puede agotarse con la conceptualización, ni<br />

reducirse a unas categorías definidas y ya clásicas (espacio/<br />

tiempo, causa/efecto, etcétera), sino que, en lo que tiene de<br />

más concreta e intensamente vital, pide ser traducida mediante<br />

signos todavía abiertos,en parte indefinidos y ambiguos, como<br />

signos que son de la sensibilidad y de la imaginación más que<br />

de la razón raciocinante.Pues bien, a esos signos, tan radical y<br />

sincréticamente humanos, es a los que llamamos símbolos.8<br />

7 Erich FROMM,Tireforgotten Language: An Introduction to tireUnderstanding<br />

of Dreams, Fairy Talesand Myths, Reinhart and Co., New York, 1951<br />

8 Ernst CASSlRER,LanguageandMyth, DoverPublicationes,New York,<br />

1946;MirceaELIADE,Imágenesy símbolos.Ensayosobreel simbolismomágico<br />

religioso,Taurus, Madrid, 1955; Paul RICOEUR,La metáforaviva, Edic.<br />

Europa, Madrid, 1980.


24 Antonio Blanch<br />

Recordemos aquí brevemeníe los rasgos esenciales del<br />

lenguaje simbólico, considerándolo desde una doble perspectiva:<br />

antropológica y semiológica. Visto desde el sujeto, el<br />

símbolo es una fonna de la vida mental que refleja,de algún<br />

modo, la síntesis viva del mundo y del espíritu. Lo más específico<br />

de esta fonna de conciencia es ser el resultado de<br />

una intuición de algo supra-sensible, a partir de un dato o<br />

de una serie de datos sensibles, que han afectado de manera<br />

singular la profundidad de la persona. El símbolo entonces<br />

corresponde a la reacción proyectiva del yo en busca del<br />

sentido o de la configuración de algo percibido como muy<br />

superior a sí mismo. Esta situación personal es inicialmente<br />

muy compleja, en el sentido de que complica e implica a una<br />

buena parte del entramado de relaciones de conciencia y el<br />

sujeto resuena además afectivamente en una buena parte de<br />

su ser. De ahí que el símbolo -hablamos, naturalmente,<br />

de símbolo 'S vitalmente importantes- expresa también de<br />

algún modo esa actividad integradora del sujeto. Sustentado<br />

por la natural convicción de que el mundo interior y el<br />

exterior se corresponden, el sujeto apela a aquella realidad<br />

sensible más equivalente a su experiencia interior, para lo<br />

cual no necesita la razón lógica, sino la imaginación con toda<br />

su capacidad visionaria y superadora de límites.<br />

Resumido así el proceso, consideremos ahora el resultado,<br />

es decir, el símbolo como objetosemiótico.Lo más evidente<br />

en él será su condición tripartita: una imagen sensible y<br />

nonnalmente conocida (significante) nos pone en relación<br />

con otra realidad muy amplia desconocida, aunque presentida<br />

de algún modo (significado). Pero es precisamente esta<br />

relación entre estos dos elementos, lo que en el símbolo constituye<br />

el tercer factor, acaso el más importante. Puesto que<br />

expresa el incesante trayecto de ida y vuelta entre significante<br />

y significado y confiere a esta clase de signos el dinamismo


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 25<br />

vital y la sobrecarga de significación que le son propios. El<br />

símbolo así entendido es, pues, una realidad mental mucho<br />

más compleja, dinámica e interesante que cualquiera otra categoría.<br />

Y,como muy bien explica Mircea Eliade, los grandes<br />

símbolos (estéticos y religiosos) no se captan fácilmente al<br />

primer encuentro; hay que establecer con ellos una interacción<br />

duradera para que puedan ir actuando también esas<br />

otras capacidades de conocimiento de que está dotado el espíritu<br />

humano, a saber, la simpatía y la connaturalidad. Por ello<br />

puede también decirse que con los grandes símbolos, como<br />

con las personas, se convive y esa convivencia es la que va generando<br />

una más honda comprensión.


Lo estéticoy lo religioso:cotejode experienciasyexpresiones 27<br />

Símbolos religiosos y símbolos estéticos<br />

Vamos a comparar, una vez más, en el nivel ahora de la<br />

representación, lo religioso con lo estético. Y para delimitar<br />

todavía más este último fenómeno, nos referiremos en adelante<br />

no sólo a 10estético artístico, sino más específicamentea<br />

lo estético literario, ya que el objetivo más preciso de este estudio<br />

es, como ya anunciábamos, la correlación entre literatura<br />

y religión.<br />

Señalaremos, en primer lugar, las semejanzas y divergencias<br />

de los símbolos religioso y estético, descritos en sus<br />

particularidades, lo que nos permitirá realizar, por fin, y con<br />

ejemplos concretos, la pretendida clarificación entre los lenguaje~literario<br />

y religioso.<br />

Por definición, el símbolo religioso se refiere a lo sagrado.<br />

P~ro esta referencia se realiza desde una imagen primariamente<br />

profana (que luego por otras razones podrá ser<br />

sacralizada). No tiene el hombre otro recurso para señalar lo<br />

supra-mundano mas que valerse de lo intramundano. De hecho,<br />

a lo largo de los milenios, se ha valido el hombre religioso<br />

de casi todo lo material y humano, tanto lo más familiar<br />

como lo más lejano (lo cósmico) para expresar sus vivencias<br />

de lo sagrado. Lo cual no implica, necesariamente, ni la mundanización<br />

de lo sagrado ni la sacramentalización de la naturaleza,<br />

sino sólo la correlación significativa o intencional de<br />

un extremo al otro.<br />

Como, por otra parte, la realidad significada aparece<br />

como inabarcable (misteriosa), estos símbolos no conducen a<br />

su percepción directa, aunque tampoco es tan indirecta esta relación<br />

que excluya toda comunicación y aun comunión con lo


28 Antonio Blanch<br />

sagrado. Al contrario, el símbolo religioso,en su oscuridad, actúa<br />

como una mediación viva y sustantiva para el creyente,<br />

quien, más que comprender el símbolo, se capta a sí mismo<br />

comprendido por lo que éste significa. En consecuencia, los<br />

símbolos religiosos no son realidades aisladas y autónomas,<br />

sino que se viven dentro de una acción (rito/liturgia) y dentro<br />

de una comunidad de iniciados.Los símbolosreligiosos,como<br />

los símbolos del amor y del erotismo, tienen una esencial<br />

connotación personal, implican muy seriamente la responsabilidad<br />

del sujeto. Nunca podrá entendérseles independientemente<br />

de la vida concreta y de la comunidad a la que<br />

pertenecen. No ocurre lo mismo, comoveremos,con lossímbolos<br />

estéticos o con ciertas obras de arte. Y es que el lenguaje<br />

artístico se refiere sólo asertivamente a un absoluto, mientras<br />

que el lenguaje religiosolo hace de forma optativa e invocativa.<br />

Entiéndase como se quiera la imagen verbal Dios.Debe decirse<br />

que la simple afirmación de su existenciao de su infinitud no<br />

es todavía una expresiónreligiosa;es preciso para ello que éste<br />

u otro cualquier término se convierta en un nombre propio, un<br />

vocativo personal, para que pase a ser verdaderamente religiosa.<br />

y ya nos hemos situado en el caso de las religiones monoteístas,<br />

que son también las más personalistas.<br />

Elsímboloreligiosoes/pues/ una imagen preñada de contenido<br />

humano integral (afirmación, deseo, júbilo, temor,<br />

clamor,etcétera).Esuna imagen radicalmenteexistencialy comprometedora/<br />

porque participa del mismo poder que simboliza,<br />

y en ello está su autenticidad. Expresatambién muchas vecesel<br />

amor, un amor incomprensible,que desborda los límites de lo<br />

erótico y que, como tal/ ha sido expresado insistentemente en<br />

muy diversas tradicionesreligiosasde Orientey Occidente.<br />

Digamos, por último, que estos símbolos religiosos,que<br />

podemos llamar mayores o básicos, suelen ir acompañados


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 29<br />

por otros signos menores, que sugieren realidades intermedias<br />

o mediaciones y que la imaginación necesita y coordina<br />

jerárquicamente. Así, la simbólica religiosa suele aparecer<br />

como una constelación de signos y figuras de diverso tamaño<br />

valoral. Por esto mismo pueden ser muy accidentales y hasta<br />

falaces o innecesariamente fantásticos. De ahí que sea preciso<br />

saber discernir y no concluir demasiado rápidamente la falsedad<br />

del símbolo básicopor la falta de verdad o de rigor de sus<br />

mediaciones extrínsecas (esta es una muy pobre crítica de lo<br />

religioso, que, sin embargo, suele hacerse). El criterio de verdad<br />

de un símbolo reside, como hemos explicado ampliamente,<br />

en la experiencia del sujeto que lo posibilita y lo crea.<br />

Y, como bien dice un filósofo contemporáneo del hecho<br />

religioso, "no tenemos otros camino que fiamos del hombre<br />

que somos, de sus experiencias no empíricas, de la ley de la<br />

realidad que lleva inscrita en sí y que se trasluce en la trayectoria<br />

de fondo de su utopía...".9<br />

En parangón con el símbolo religioso, así entendido,<br />

pongamos ahora ~l símbolo estético. Como el religioso, tampoco<br />

el lenguaje estético es meramente denotativo, ni se apoya<br />

sólo en coordenadas lógico-discursivas. Es un lenguaje<br />

sugestivo,con un cierto poder de encantamiento y de evocación.<br />

Sus símbolos aluden a algo situado más allá de los<br />

signos convencionales de lo utilitario o de la comunicación<br />

práctica. Son signos en los que la imaginación ha actuado<br />

prevalentemente, movida por la vivencia estética primordial.<br />

Son imágenes magnificadas para transmitir la conmoción que<br />

ha causado lo bello, al revelarse, y el efecto creativo que ha<br />

inspirado esa revelación. El valor sentimental y afectivode un<br />

9], GÓMEZ CAFFARENA, El lenguaje simbólico y su verdad, en Lenguajes<br />

dentífico, mltico y religioso,Ed. Mensajero, Bilbao, 1980, p. 252-253


30 Antonio Blaru:h<br />

símbolo estético, es acaso su rasgo más esencial. En un famoso<br />

estudio de Otto Baensch (de 1923), citado por Suzanne<br />

Langer,lOse afirmaba que "el valor estético de una obra reside<br />

sólo en el poder para formar, unir y acertar a comunicar universalmente<br />

un determinado sentimiento". Esta prevalecencia<br />

afectiva de las formas estéticas es mantenida también<br />

hoy por muchos estudiosos del arte y de la literatura. Por ello<br />

resulta tan interesante el símbolo estético para un mayor conocimiento<br />

de la naturaleza humana. Especialmente la literatura,<br />

por usar un lenguaje que se presta a una más variada<br />

matización caracteriológica, ofreceabundantes formas expresivas<br />

para la vida humana, tan compleja y tan sutil.HSon, en<br />

este sentido, muy relevantes los estudios que el filósofo<br />

Dilthey realizó sobre escritores alemanes de la talla de un<br />

Lessing o un Goethe, un Novalis o un Holderlin, en los que<br />

confirmaba espléndidamente la hipótesis de la esencial correlación<br />

entre poesía (Dichtung)y vivencia básica (Erlebnis).12<br />

Pero, junto con las vivencias, elsímbolo estético traduce<br />

también la acción imaginativa, el salto desde un nombre<br />

(imagen o cosa) a otros muy superiores, mediante una serie<br />

de recursos artísticos, tales como la intensificación (sobrecarga<br />

intencional), la condensación (acentuación de lo singular<br />

como único), la elevación de su atractivo (fuerza y finura del<br />

impacto sensual), el ritmo, las combinaciones ~zarosas y lúdi-<br />

I°Otto BAENSCH, «Kunst und Gefühb>, en, Logos XII (1923) 1, citado por<br />

Sussane K. LANGER, en Feeling and Form. A theory of Art., Ch. Scribner's,<br />

NewYork, 1953, passim.<br />

11El lector hallará confirmación de estas ideas en W. DILTHEY, Literatura y<br />

Fantasfa, Fondo de Cultura Económica, México, 1978; W. SHUMAKER,<br />

Literature and the Irrational. A study in Anthropologial Backgrounds, Prentice<br />

Hall, New Yersey 1969, y en N. FRYE, Anatomy of Criticism, Princeton<br />

Univ. Press, New Jersey, 1957.<br />

12W.DILTHEY, VidaYpoesfa, Fondo de Cultura Económica, México, 1945.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexp,eriencias y expresiones 31<br />

cas (que sugieren nuevos órdenes), la ironía (que abre distancias<br />

entre lo consabido) y la annonía en sus múltiples fonnas<br />

(sonora, cromática, plástica o mental). También las imágenes<br />

de la fantasía incontrolada, como las de los sueños, sirven al<br />

artista para expresar las vivencias estéticas. De modo que lo<br />

artístico (lo literario) es normalmente un repertorio de imágenes<br />

muy abundante y de gran poder sugestivo. Tanto más<br />

cuanto que los grandes símbolos estéticos, como los religiosos,<br />

aparecen siempre envueltos en amplias constelaciones y<br />

sometidos a la contaminación sugestiva de todos los elementos<br />

que constituyen esos universos simbólicos que son las<br />

obras de arte.<br />

Por la descripción en paralelo que estamos realizando de<br />

estos dos lenguajes simbólicos, estético y religioso, van quedando<br />

ya suficientemente claros sus puntos de divergencia.<br />

Los datos señalados hasta ahora podrían resumirse así:<br />

mientras el símbolo religioso no constituye una visión directa,<br />

sino más bien la exclamaciónmuy personal de una esperanza<br />

(opción, invocación), yes comprendido progresivamente en<br />

una acción confesionaly comunitaria, el signo estéticoaparece<br />

como la imagen de una visión gozosa, pero no comprometedora,<br />

imagen que traduce una poderosa actividad imaginativa y<br />

sentimental.<br />

Pero preguntémonos ya sobre el alcance trascendente<br />

de ambos tipos de símbolos.13El símbolo estético tiene una<br />

doble eficacia trascendente. La primera es la de desbordar la<br />

autoconciencia del propio sujeto,.al percibirse como un ser<br />

transfigurado, en proceso de realización hacia una imagen de<br />

13Desde otra perspectiva, hemos desarrollado también esta cuestión en La<br />

trascendencia lírica:R. M. Rilke, J. R. Jiménez y T. S. Eliot, Narcea, Madrid,<br />

1981.


I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

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,<br />

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I.<br />

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II<br />

I<br />

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I<br />

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I<br />

I<br />

I<br />

I<br />

-<br />

I<br />

32 Antonio Blanch<br />

sí superlativa y pletórica. Es una trascendencia narcisista.<br />

Pero seda también el efecto transfigurador de la realidad externa<br />

(la belleza de un paisajeo de un cuerpo joven), que nos<br />

resulta placentero y que semagnifica o sublima con todas las<br />

notas de la perfección natural. Esta imagen superlativa es<br />

como un halo de gran belleza (transfiguradora de lo común),<br />

que nos admira desinteresadamente, pues es contemplada<br />

sólo como una posibilidad imaginativa, incapaz de ser realmente<br />

abrazada. Además, esa doble trascendencia estética<br />

nunca sobrepasarealmente los límites de lo natural; límites<br />

que, por otra parte, pueden imaginarse como infinitos o utópicos.<br />

Recientemente,el valor utópico de las imágenes de lo<br />

bello ha sido magníficamente resaltado por Ernst Bloch, al<br />

insistir, con gran profusión de ejemplos, en que las grandes<br />

obras artísticas de la humanidad son pre-figuraciones de la<br />

consumación plenaria de la especieen estemundo (trascendencia-inmanente).14A<br />

este efecto trascendente del arte lo<br />

podríamos llamar profano, para distinguirlo de la trascendencia<br />

propiamente religiosa, significada por las imágenes de<br />

lo sagrado, que transportan la mente más allá de los límites<br />

del mundo y del cosmosy que, sin negar el sentido de la belleza<br />

intramundana, hacen sentir la presencia de una realidad<br />

sobrenatural, que se experimenta y apetece como tan real (si<br />

no más) que la propia existencia.<br />

No es difícil comprobar que no todo el mundo acepta<br />

sin más esta última trascendencia, especialmente en el mundo<br />

del arte. Entonces, como ocurría con George Santayana, se<br />

puede llegar a divinizar el símbolo simplemente estético.<br />

"Tiene un sentido real -escribe este autor- llamar a la<br />

belleza manifestación de Dios a los sentidos, puesto que, en el<br />

14Véase el sugerente ensayo de J.JIMÉNEZ,<br />

Laestéticacomoutop(aantropo16gica:BZochy<br />

Marcuse,Tecnos,Madrid, 1983.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 33<br />

ámbito de lo sensual, la percepción de la belleza ejemplifica<br />

aquella adecuación y perfección que solemos objetivar en las<br />

ideas de Dios." Otros reconocen, por el contrario, una clara<br />

distinción entre ambos lenguajes. Precisamente, respondiendo<br />

a la frase de Santayana, "la poesía es una religión sin<br />

fe", escribía el sabio judío Reinhold Niebuhr, "la religión es<br />

una poesía en la que se cree".<br />

Concluyamos que, en relación con la trascendencia propiamente<br />

religiosa, pueden establecerse tres tipos de lenguaje<br />

simbólico artístico o literario: el que la rechaza sistemáticamente,<br />

el que la cultiva pero sólo como prolongación o reforzamiento<br />

de los efectos trascendentes del arte (ilusión de<br />

trascendencia religiosa) y, finalmente, el lenguaje francamente<br />

abierto a lo que trasciende lo humano y lo mundano.<br />

Veamos a continuación algunos ejemplos literarios que nos<br />

permitan entender mejor esa tipificación de los modelos<br />

estéticos de trascendencia y nos sirvan, además, como<br />

verificación de lo que llevamos dicho acerca de la experiencia<br />

interior y su traducción simbólica.


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 35<br />

'Ires tipos de obra literaria según su alcance trascendente<br />

No es difícil establecer una clasificacióntripartita en el<br />

ámbito literario si atendemos primariamente al aspecto trascendente<br />

de sus símbolos. Hallaremos, en efecto, obras literarias<br />

de tipo naturalista que escriben la realidad como algo que<br />

se explica suficientemente desde sus contornos más sensibles<br />

y evidentes. En estos casos la trascendencia del arte se reduce<br />

al mínimo imaginable. Pero junto a éstas hay otras obras, de<br />

cuño romántico e idealista, que amplían la capacidad trascendente<br />

del símbolo hacia regiones imaginarias prácticamente<br />

infinitas, como queriendo dar razón de la secreta armonía de<br />

la naturaleza, aunque sin traspasar sus límites finitos. Por último,<br />

también existen obras literarias que aplican esa gran<br />

capacidad simbólica de lo é'stéticoa trascender lo natural y<br />

significar una realidad supranatural, experimentada como<br />

cierta. Son, pues; tres niveles de significación artística<br />

(naturalismo, idealismo y simbolismo religioso), que pasamos<br />

a analizar más en particular.<br />

1. La estética intrascendente del realismo naturalista<br />

Junto a los científicos de la naturateza, existen muchos<br />

artistas cuya principal pasión es la dé describir el mundo según<br />

sus formas sensibles y compactas, sin querer observarlas<br />

en su posible transparencia significativa. Este es uno de los<br />

principios generadores de la corriente literaria que lla¡y.amos<br />

naturalismo, que tuvo como representante más notorio, a fines<br />

del siglo pasado, la figura de Emile 20la. Su pretensión<br />

era transformar la literatura en un documental sobre la vida<br />

humana, despojada de toda irisac~ónromántica, de todo sentimiento<br />

o creencia sublimado res. Como para el zoólogo,<br />

también para el artista los seres humanos se comportan según


j<br />

l<br />

36 Antonio Blanch<br />

las leyes naturales (evolución biológica, herencia, ambiente)<br />

que determinan sus costumbres, sus virtudes y sus vicios.<br />

Con suficientes dotes de escritor y de periodista, Zola actuaba<br />

corno hoy podría hacer un sociólogo positivista o un etólogo.<br />

Su obra, muy voluminosa por cierto, muestra hasta qué extremo<br />

puede llegar el lenguaje literariocuando se ha neutralizado<br />

al máximo en el escritor la acción de la imaginación y de la<br />

sensibilidad. La función simbólica del arte se reduce entonces<br />

a la simple transcripción de los prototipos de la vida real concreta,<br />

sin más horizonte que su misma opacidad y unos elementales<br />

mecanismos motivadores. Según este enfoque, la<br />

experiencia estéticasi se da, quedará también reducida al descubrimiento<br />

de estos mecanismos y el símbolo dominante<br />

será, machaconamente, el de la sociedad humana vista corno<br />

una maquinaria o el individuo humano visto corno un animal,<br />

más o menos bello por momentos, pero inexorablemente<br />

condicionado por la agresividad y la ceguera de sus instintos.<br />

EnEspañafueVicenteBlascoIbáñezelautorque mejorconsiguió<br />

adaptar, durante un período de su vida, las intencionesy<br />

métodos del naturalismo francés,cornopuede comprobarse leyendo<br />

alguna de las obrasdel ciclode la huerta y la albuferavalencianas.Junto<br />

a estas obras conviene también citar las de Pío<br />

Barojadedicadas a los bajosfondos de Madrid, agrupadas en la<br />

trilogíaÚlluchaporlavida(1904).Peroes todaviaen otrosmeridianos<br />

donde surgirá con más fuerza esa tendencia de someter la<br />

imaginaciónartísticaal relievesensual de la realidad concreta.Y<br />

en ellolos norteamericanoshan sido los grandes maestrosdel siglo.<br />

Recordemos sólo unos nombres ilustres: Stephen Crane,<br />

TheodorDreisery SinclairLewis,predecesoresde lostodaviamás<br />

famososentrenosotrosJohnSteinbecky EmestHerningway.<br />

Pero permítasenos detenemos un poco en el caso de un<br />

italiano, Alberto Moravia (1907),que se presta admirable-


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 37<br />

mente a ejemplificar este primer tipo de artistas cerrados a la<br />

trascendencia. Como todo buen novelista moderno, Moravia<br />

es un penetrante psicólogo, un analista minucioso del comportamiento<br />

individual y colectivo. Pero su arte consiste en<br />

no describir nunca lo posible, sino sólo lo palpable y evidente.<br />

Nunca sugerirá al lector nada que no sea inmediatamente necesario<br />

para la visualización de los hechos. Sus descripciones<br />

de la vida amorosa -y éste es el tema dominante de sus<br />

narraciones- son perfectamente exteriores, sensoriales,<br />

"queriendo sólo entender el amor como un fenómeno de la<br />

vida natural, es decir, corporal y sensible.<br />

La capacidad simbólica del amor humano (tan explotada<br />

por otros artistas), su dimensión sentimental, es anulada<br />

sistemáticamente. Sólo en muy contados casos se da un fugaz<br />

enamoramiento; pero pronto se esfuma. El lector de sus más<br />

conocidas novelas, como LaRomana,LaCiocciara,Elconformista,<br />

descubre un mundo y unos seres vacíos de sentimiento, sin<br />

fondo, sin alma. Y es que para este artista todo esto es<br />

misterioso, no puede comprobarse ni describirse y, por consiguiente,<br />

debe evitarse. De ahí que casi todos sus personajes se<br />

muevan entre la excitación y la apatía, y acaben pronto por<br />

caer en el aburrimiento y en un estéril soledad. Uno de los resultados<br />

obvios de esta postura es el amoralismo, ya que el<br />

orden moral tampoco es físicamente comprobable. Al cabo de<br />

los años, todavía recuerda uno la impresión que le produjeron<br />

algunas de las mujeres de Moravia, muy vitales por fuera,<br />

pero sin más vida interior que la astucia de la conquista, el<br />

placer fugaz y el asco permanente; mujeres finalmente estériles<br />

y frígidas, impotentes y vencidas por el mismo impulso<br />

vital que las hacía actuar.<br />

Pues bien, éstesería para nosotros el ejemplomás clarode<br />

una obra literariacerradaa latrascendencia,no sóloa lareligiosa


38 Antonio Blanch<br />

sino también a la lírica,a la éticay a la simplementeestética.¿En<br />

qué consistiria,en estecaso,elcarácterinexcusablementesimbólico<br />

del arte literario?Pensamosque en su poder mismode representadón<br />

en provocar hábilmente -y esta habilidad no puede<br />

negárselea Moravia- eltránsitode la vidaconcreta,vulgar y fea,<br />

a su signo literario,elcual,al tipificareldato crudo,lo generaliza,<br />

lo hacemás comprensibley lo ilumina.Lacapaddad significativa<br />

del lenguaje,su transparenciasígnica,es, pues, en esta clasede<br />

obrasesenáal para darles calidadestética.Conelloyase ve quela<br />

condidón simbólicade estas obrasno nos permitehablarde trascendencia<br />

sino en un sentido muy rebajado-y casi exclusivamente<br />

semiológico-, pero no en elsentidofuertedel que hemos<br />

tratado en esteestudio.<br />

2. La plena trascendencia estética del arte idealista<br />

En el otro extremode las actitudes literariasse sitúa otra<br />

clasede escritoresqu~acentúanconespeáa1énfasisla virtualidad<br />

simbólicadel lenguajeliterarioy su alcancetrascendente.Son,por<br />

ejemplo,aquellos poetas románticoso simbolistas,que confían<br />

por enáma de todo en la fuerzacreativade laimaginadón,como<br />

medio de alcanzarel vetdadero sentido(lavetdad poética)de las<br />

cosassensibles,más allá del orden vulgar de la realidad,aunque<br />

en estrechaconexióncon él Elvigor de esta creenciaarranca en<br />

ellos de un profundo anhelo de superar las estrechecesde una<br />

vida pragmática e interesada, que les deja profundamente<br />

indiferentes o insatisfechos.Precisamente, gradas a sus dotes<br />

artísticaspresientenque la únicasatisfacdónespiritualapetedble<br />

es laque lespuede procurarsu sensibilidady su imaginadónpoéticamenteinspiradas.<br />

Esta actitud típica del artista romántico se evidencia mejor<br />

en unos casos que en otros,pues el escritor romántico suele<br />

también orientarse hacia la rebelión individual o la denunda


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 39<br />

social,cuando no se abandona a la embriaguez de la fantasía o<br />

a la exploraciónde lo exóticoo de lo maravilloso. Ejemplosde<br />

estas tendencias complementarias nos los ofrece la obra de<br />

poetas tan notorioscomo Lord Byron,VíctorHugo, Lermontov<br />

o Espronceda.Pero,junto a esteromanticismomás extrínsecoy<br />

militante hallamos una serie de poetas más serenos y ensimismados,<br />

como fueron, por ejemplo, Wordsworth y Keats,<br />

HOlderlin y Rilke, Bécquer y J.R Jiménez, en quienes es más<br />

fácilver confirmada nuestra tesis sobre la trascendencia estética<br />

y captar entoncessu posible relacióncon lo religioso.<br />

Esteúltimo tipo de poetas parte de una pasión dominante<br />

por la belleza como una realidad supr~ma, a la que se<br />

consagran su arte y en cierto modo también su vida. Pero ansían<br />

contemplada no en abstracto -filosófica o espiritualmente-<br />

sino mediante el contacto sensible, intenso y<br />

admirativo, de alguna realidad natural y aun de alguna obra<br />

de arte muy selecta. El artista, así vocacionado, asume una<br />

suerte de misión, que es la conquista de la plenitud de lo real y<br />

el desvelamiento a los demás, mediante su palabra inspirada,<br />

de esa última verdad del ser que es precisamentesu belleza.<br />

Vamos a concretar este tipo de poetas en un solo caso,<br />

en el de JoOOKeats (1795-1821),uno de los mayores poetas<br />

puros del rómanticismo inglés. Desde ~uy joven se manifestó<br />

en él una gran capacidad de sentir intensamente algunas<br />

realidades hermosas; tan viva era su sensibilidad que llegaba<br />

a enajenarse, a perderse o identificarse con el objeto singular<br />

que le atraía. En sus cartas ha dejado testimonios abundantes<br />

de esas profundas experiencias estéticas,que solían luego originar<br />

alguna composición poética. Sus odas especialmente,<br />

nos ofrecen, en su misma brevedad e intensidad condensada,<br />

ejemplos preciosos de esa compenetración energética,sensual<br />

y afectiva~del poeta con la realidad contemplada.


40 Antonio Blanch<br />

La Odaa un ruiseñor(1819),por ejemplo, describe, como<br />

punto de partida, la seducción gozosaque produjo en él elcanto<br />

maravilloso de ese pájaro. En este rapto de los sentidos y<br />

gracias a la imaginación el poeta se siente elevado,como el ruiseñor,<br />

por las alas de la poesía.Yen esaaltura del sentido, es tal<br />

el deleite espiritual que el poeta experimenta que casi desea<br />

morir: IINow more than everseemsit rich to die". Pero, el vuelo del<br />

ruiseñor hace que la melancolía sustituya al gozo. El poeta cae<br />

entonces y vuelve a su antigua situación penosa de amante solitario.<br />

Casi el mismo esquema se repite en otras odas suyas,<br />

aun en aquélla inspirada por un precioso objeto de arte: Oda a<br />

unaurnagriega(1819).A partir de la descripción admirativa de<br />

las formas y figuras de este vaso,también aquí es transportado<br />

el poeta a un orden superior de belleza.Esdecir,esta urna no es<br />

sólo la cifradel pasado griegoy de la armonía clásica,sino también<br />

el símbolo de esa otra realidad, sublime y esplendorosa,<br />

que el espíritu platónico de Keats intuye en su identificación<br />

fervorosa con esta obra de arte. Es, naturalmente"la imaginación<br />

la que le permite dar el salto desde las formas plásticas a<br />

esa realidadno vista(aesa músicanooída),másluminosa,plenaria<br />

y universal. "La belleza es la verdad y la verdad es belleza",<br />

concluirá el poeta después de su penetrante contemplación.<br />

y es que, en efecto, para Keats como para tantos otros<br />

poetas puros, en esta experienciade autenticidad de lo bello o,<br />

equivalentemente, en la contemplación de ese bellísimo esplendor<br />

de la verdad de las cosas, está el horizonte de la plenitud<br />

para el espíritu humano, la verdadera felicidad del artista<br />

y,en cierta manera, su salvación.<br />

No cabedudar de la noblezay elevaciónde una talactitud<br />

estética y ciertamente resultan muy estimulantes para nuestro<br />

espíritu muchas de las obras de los poetas puros antes mencionados.<br />

De hecho, fueron tan gratificantespara algunos poetas<br />

esas experiencias, que llegaron a emplear términos religiosos


Lo estéticoy lo religioso:cotejode experienciasy expresiones 41<br />

para calificarel objetodeslumbrante de su visión.No sólo palabrastanrománticascomoeternidad,<br />

infinito,ángely demonio, cielo,<br />

etcétera,sinotambiénmisteriodivino,divinidad,y dios(recuérdese,como<br />

ejemplo,losúltimos grandes poemas de J.R.Jiménez).<br />

De todas maneras y a pesar de su vocabulariosagrado y de sus<br />

éxtasismísticos,la mayoríade estospoetasexcluíatoda creencia<br />

religiosa realmente trascendente. Rompieron, en esto también,<br />

con la tradicióny,celososde su autonomía subjetiva,inventaban<br />

una religióna su medida. Enalgunos casos(Blake,Shelley)hasta<br />

se conviertenen sacerdotesde sus propias mitologías,que alguno<br />

de ellos (Jean-PaulRichter,Nerval) contrapone a los dioses<br />

antiguos, y proclaman,ufanos,la muerte de dios.<br />

Su conceptode trascendencia,por consiguiente,no atañe<br />

a ninguna realidad superior al mundo, sino sólo a esesupuesto<br />

fondo luminoso de las cosas,un espacio imaginario, que Rilke<br />

denominaráloAbierto,donderesidela verdady la bellezadel<br />

mundo. Trascendencia, pues, decididamente inmanente al<br />

mundo natural, no religiosaen muchos casos,aunque en algunos<br />

otrosresulteindecisao voluntariamenteambiguaante lo<br />

sagrado.Yes que tal actitud-por razonesy prejuicioshistóricos,<br />

hasta cierto punto comprensibles- circunscribíael anhelo<br />

espiritual a lo subjetivo; no a lo simplemente comprobable,<br />

como hacían los escritores naturalistas, sino a sólo lo antropocéntrico.<br />

El artista inspirado se entrega, con confianza excesiva,<br />

a invocar una belleza ideal que parecía satisfacerle del<br />

todo. Pero los símbolos que la representaron son tan imprecisos<br />

y evanescentes, que a duras penas pueden entenderse<br />

como algo más que proyeccionessubjetivas. El profesor C. M.<br />

Bowra,gran analista de la imaginaciónromántica, llegaa calificar<br />

este proceso como una ilusión óptica de autosugestión.15<br />

15 C.M. BOWRA, La imaginaci6nromática,Taurus, Madrid, 1972.


42<br />

Antonio Blanch<br />

Al haber roto sistemáticamente con la tradición y con<br />

otros reductores objetivosrealistasde la concienciaindividual,<br />

caen en, o cuando menos propician, el uso de la fantasía como<br />

huida d~ la realidad hacia paraísos artificiales, asombrosos y<br />

excitantes, pero vaporosos y oscuros, nada reconfortantes<br />

ontológicamente. En confirmación de 10dicho, bastaría, por<br />

ejemplo, evocar la vida y la obra del gran poeta HOlderlin<br />

(1770-1843),arrebatado en su primera época por la belleza del<br />

cosmos y,más especialmente,de la mujer amada (Diotima),tal<br />

comoquedaplasmadoen sunovelalíricaHiperión(1796);pero,<br />

eclipsada esa luz, se hunde en el desencanto y en la<br />

desesperación, como puede verse en sus Cantosde la noche<br />

(1803) y en su inacabada Empédocles.<br />

Todavíase acentúa más esa insatisfacciónprofunda ante<br />

la belleza imposible y ambigua, en algunos grandes poetas<br />

posteriores,como Edgar A.Poe y CharlesBaudelaire.Su personal<br />

desajuste les llevóa invocar la belleza de lo siniestro y de lo<br />

miserable, comoúnico refugioimaginariodonde pudiera reposar<br />

el corazón. Y es esta trascendencia estética, fantástica y<br />

solipsista, la que inaugurará para la modernidad una nueva<br />

manera de experimentar lo bellocomo una realidad autónoma<br />

y formal y, en algunos casos también, como una oferta<br />

pseudorreligiosa de salvación,sobre el abismo de la nada.<br />

3. Doble trascendencia, estética y religiosa, de algunos artistas<br />

Que la experiencia de 10sagrado pueda traducirse en<br />

imágenes literarias de una gran belleza es una evidencia que se<br />

apoya en tan abundantes ejemplos que nadie osará discutirla.<br />

Con sólo ojear algunos textos de las principales religiones del<br />

mundo, se descubrirán en seguida símbolos y fragmentos<br />

poéticos maravillosos. Baste recordar, dentro de la tradición<br />

judeo-cristiana, algunos textos de los profetas, o ciertos him-


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 43<br />

nos o algunossalmoso el incomparableCantardeloscantares.<br />

La vivencia de lo sagrado en esta tradición tiene casi siempre<br />

una connot. .5n esplendorosa. Es lilagloria de Jahvé" la que<br />

se experimenta iluminando lo creado y muy especialmente al<br />

sujeto creyente, que se siente como agraciado, reconfortado<br />

en su ser por ese mismo esplendor ofrecido benévolamente.<br />

Hace unos pocos años el teólogo suizo Hans Urs von<br />

Balthasar hizo una seria investigación de teología estética,<br />

que luego aplicaba a una serie de autores de la historia del<br />

cristianismo.16En este trabajo hallará el lector ejemplos abundantes<br />

para ampliar este tema. El mismo von Balthasar reconocía<br />

que su tema, aunque bastante olvidado en la época contemporánea,<br />

distaba mucho de ser original, pues ya había<br />

sido ampliamente tratado en la antigüedad por autores tan<br />

importantes como Orígenes y los santos ~regorio de Nisa,<br />

Agustín, Ambrosio, Buenaventura, Benito, Francisco de Asís<br />

y Bernardo de Claraval, etcétera. Por caminos muy diversos,<br />

todos estos autores coinciden en señalar la dimensión<br />

estética de la revelación y, más concretamente, la belleza<br />

singularde Jesucristo,comofigura(imagen,símbolo,palabra)<br />

de la divinidad.<br />

No es de extrañar entonces que, en el seno del cristianismo,<br />

muchos otros escritores y muchos artistas se hayan inspirado en<br />

esta figura y en el resplandor glorioso de su divinidad para realizar<br />

una obra estéticamente importante. Dejando ahora de lado las<br />

grandes realizaciones de las artes plásticas y de la música sagrada,<br />

recordemos tan sólo algunos nombres entre los literatos inspirados<br />

por la fe cristiana: Dante, Raimundo Lulio, Luis de León, Juan<br />

de la Cruz, Eckardt, Pascal, Nicolás de Cusa, Fenelón,<br />

Kierkegaard, Unamuno, Soloviev,Newman, Hopkins, T.S. Elliot,<br />

León Bloy,Claudel, Bemanos, Péguy, etcétera. Ante una lista tan<br />

16Hans Urs von BALTHASAR, La Gloire et la Croix. Les aspeds esthitiques de la<br />

Revélation, Aubier, Paris 1965-69 (3 vols).


L<br />

44 Antonio BIanch<br />

ilustre,que podrá fácilmenteduplicarsey biplicarse,nadiepondrá<br />

en duda ni la calidad del arte de estosautores ni la profundidad<br />

de su fereligiosa.Con lo cualno queremosdecirque no hayan tenido<br />

susbachescomocreyentesy comoartistas.<br />

Tampocoestamos postulando aquí la correlaciónautomática<br />

entre lo religiosoy lo estético.Reconocemos,más bien, que<br />

se han dado históricamenteen el cristianismoformas religiosas<br />

muy poco estéticas,y esto debido o bien a un excesode austeridad<br />

desencarnada obien a una inadecuada racionalizaciónde lo<br />

religioso.Inversamente,se puede dar tambiénun ciertoesteticismo<br />

religioso, superficial e inauténtico, que no se corresponde<br />

con una vivenciaprofunda de fe en el artista. No es raro hallar,<br />

aun hoy día, una aficiónorientada sólo a las formasbellas de lo<br />

religioso(liturgia,catedrales,música,símbolossagrados, etcétera),en<br />

personas que no viven ninguna creenciareligiosa.Debido<br />

precisamente a esta lamentable disociación,hemos excluido de<br />

la anterior nómina a ciertosrománticoscatólicos,como Herder y<br />

Chateaubriand y a otrosmuchos escritoresde ayer y de hoy que,<br />

aunque se denominan cristianos y cultivan símboloscristianos,<br />

no traducen en su obra una auténtica estéticateológica.Esdecir<br />

que, así comono todo artistaes necesariamentereligioso,no basta<br />

tampococon ser creyentepara ser buen artista.<br />

Pero, centrémonos, como lo hicimos anteriormente, en<br />

uno sólo de los buenos poetas auténticamente cristianos,para<br />

comprender mejor esa fuerza doblemente trascendente de su<br />

arte. El autor escogido será Charles Péguy (1873-1914),mucho<br />

menos conocido entre nosotros que un Juan de la Cruz o un<br />

Unamuno, pero que ofreceuna simbólicamás acorde con nuestras<br />

actualesvivenciassocio-culturales.<br />

En efecto, este gran poeta fue simultáneamente un visionario<br />

y un luchador social. En su vida ejemplar y,gracias a<br />

su profunda pasión por lo trascendente,llegarona compaginarse<br />

en él el cristiano anticlerical con el fiel a la Iglesia, el socialista<br />

con el tradicionalista, el periodista con el místico. Heredó


Lo estéticoy lo religioso:cotejodeexperienciasy expresiones 45<br />

del judío Henri Bergsonuna propensiónhacia el profetísmo,<br />

entendiendo por ello la intuición de la profundidad del ser,<br />

así como la certeza en la incontenible evolución creadora del<br />

espíritu humano. Sus indiscutibles dotes de poeta fueron,<br />

además, aquilatadas por un incesante interés por la historia<br />

real y concreta de la humanidad. Por último, conviene recordar<br />

los principales valores de su horizonte espiritual: la justicia,<br />

la solidaridad y la honradez o pureza; valores que él sentía<br />

líricamente iluminados por el misterio central de la historia, a<br />

saber, la encarnación del Hijo de Dios. Así, frente al<br />

agnosticismo pseudocientífico, por un lado, y el espiritualismo<br />

desencamado, por otro, Charles Péguy realizó una de<br />

las más sólidas obras estético-religiosas del siglo XX.<br />

Para ello, con un espíritu verdaderamente universal, se<br />

sirvió en su arte de grandes figuras paganas (Eva,la musa de<br />

Clío, Epicteto, etcétera) y cristianas Ouana de Arco, los santos<br />

inocentes, Nuestra Señora; etcétera). La ciudad moderna fue<br />

otro de sus grandes símbolos,como prefiguración de la solidaridad<br />

universal, a partir de un socialismoespiritual, muy noble<br />

ya veces heroico, que hundía sus raíces más vivas en el evangelio<br />

de Jesús.Por ello,dentro de la ciudad armoniosa, también<br />

la catedral se alza comosímbolodel pueblo carnal,que reconoce<br />

y adora el misterio de lo divino. ~ entre los m1JItiplespersonajes<br />

de la historia de Franciaque evoca Péguy,señala a Juana de<br />

Arco como la síntesis ideal de la fe y la política, el ejemplo<br />

profético de lo que será un día la convergenciade la revolución<br />

socialista y la cristiana, con lo que se conseguirá descubrir el<br />

sentido pleno y profundo de la Historia.<br />

Los largos poemas de Péguy se despliegan como amplios<br />

tapices, representando multitud de escenas y figuras, de<br />

la Historia, de la Biblia,pero también de la vida cotidiana y<br />

de la vida campesina y laboral. La base permanente, tanto de<br />

su inspiración estética como de su fe cristiana, es la "humani-


I<br />

I<br />

46 Antonio Blanch<br />

dad en marcha", seducida y fatigada tantas veces, pero que, a<br />

través de "la balsámica noche, santa y bella", recupera día a<br />

día su pureza primordial, su esperanza cada vez más viva.<br />

Cuando todos los demás poderes mundanos decaen hacia la<br />

entropía de la muerte, ese "principio esperanza" mantiene a<br />

la humanidad hacia arriba y hacia adelante: Quand tout<br />

descend,elIeseuIeremonte... Estamarchaimponentede lospueblos,<br />

asumida libremente por el creyente y sostenida contra<br />

corriente por su gran confianza en el acopañamiento protector<br />

de la divinidad, se personaliza al máximo en un constante<br />

diálogo y conversación entre lo humano y lo divino. Los poemas<br />

de Péguy, en efecto, son también diálogos, por los que se<br />

afirma la mutua presencia amorosa de Dios y el hombre, en<br />

los que Dios habla y siente como un hombre y el hombre va<br />

descubriendo su destino de eternidad.<br />

Pensamos, en conclusión, que la lectura atenta de Charles<br />

Péguy -como la de cualquiera otro poeta cristiano de<br />

gran envergadura- nos permitirá constatar personalmente<br />

cómo lo estético y lo religioso, lejos de excluirse, se potencian<br />

mutuamente, siempre que respondan a una profunda<br />

experiencia vital de lo bello y de lo sagrado. Nuestro cotejo<br />

entre ambas clases de experiencias y de sus formas expresivas<br />

llega con ello a un punto de convergencia, que no anula de<br />

ningún modo las etapas anteriores, pero que nos hace tal vez<br />

entender en profundidad que lo estético y lo religioso no son<br />

dos órdenes totalmente distintos ni tan fácilmente separables,<br />

sin que una intensa experiencia de lo bello puede ser<br />

preambular de una auténtica experiencia religiosa, e,<br />

inversamente, que, en el seno mismo de una profunda<br />

vivencia de lo santo, las facultades estéticas del hombre<br />

pueden también quedar muy afectadas, hasta el punto de que<br />

las imágenes y símbolos que traduzcan lo divino lleguen a ser<br />

espléndidas representaciones naturales de la belleza.


Titulos de colección:<br />

1. José Ma. Mardones,<br />

¿Haciadóndevalareligión?Postmodernidad y postsecularización.<br />

2. Gerardo Anaya Duarte, S.J.,<br />

Religión y ciencia:¿Todaviaenconflicto?<br />

3. Mauricio Beuchot Puente, O.P,<br />

Losderechoshumanosy sufundamentaciónfilosófica.<br />

4. José Rafael de Regil Vélez,<br />

Sin Diosy sin el hombre.Una aproximacióna la indiferenciareligiosa.<br />

5. José Francisco Gómez Hinojosa,<br />

Ladimensió.nsocialdela religión.Notasparasu recuperaciónenMéxico.<br />

6. Antonio B!anch,S.J.,<br />

Loestéticoy lo religioso:cotejodeexperiencias y expre-<br />

SlOnes.


."<br />

I ..<br />

Este libro se terminó<br />

de imprimir en el mes de febrero,<br />

en Impresora Múltiple S. A. de C. V'I<br />

Saratoga núm. 909, col. Portalesl<br />

México 03300 D.F.<br />

Su tiraje fue de 2/000 ejemplares<br />

Cd. de Méxicol 1998


Los cuadernos de Fe y Cultura son una contribución al fomento<br />

del diálogo entre los valores evangélicos y la cultura actual en<br />

toda su complejidad. Pretenden, por tanto, ofrecer una visión<br />

cristiana de nuestra realidad que oriente a los lectores y a los<br />

estudiosos de los diferéntes ámbitos de ella.<br />

La serie número 4, La expresi n art stica, busca explorar las<br />

relaciones que existen entre la creación artística y la realidad<br />

religiosa, que en muchas épocas de la historia del arte han sido<br />

muy evidentes y que, aunque en otras no se manifiestan, quizá<br />

están presentes subterráneamente; ¿hay o no una gran cercanía<br />

entre arte y religión?<br />

El padre Antonio Blanch nació en Barcelona en 1924. Es<br />

miembro de la Compañía de Jesús, donde realizó estudios<br />

de humanidades, filosofía y teología. También estudió<br />

literatura en la Sorbona, en la que obtuvo el título de doctor<br />

en letras. Ha sido profesor de lenguas y literatura en<br />

diversas instituciones. Actualmente, además de ser<br />

académico de la Universidad de Comillas, es director del<br />

Instituto Fe y Secularidad (Madrid), de la Compañía de<br />

Jesús. Con amplia experiencia como redactor de revistas<br />

especializadas, ha escirto libros y numerosos artículos<br />

sobre literatura. También es coeditor de los cuadernos Fe y<br />

Secularidad, publicados con la editorial Sal Terrae.<br />

En este ensayo el autor aborda los universos de las<br />

experiencias y símbolos artísticos y religiosos, estableciendo<br />

la labor de reflexión comparativa entre ellos.<br />

Establece sus puntos de relación y diferencia y el valor que<br />

tienen en la vida de la persona. El texto con~tituye una<br />

invitación para que el lector ensanche sus horizontes de<br />

vida con el arte y la experiencia religiosa.<br />

ISBN 9b8-8S9-3L2-S<br />

J.llill.~.I~<br />

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