| EMEEQUIS | 21 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 2009 59
| EMEEQUIS | 18 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2010 60 sin tener que lidiar con jerarquías autoritarias como las que lo hicieron rechazar una propuesta <strong>de</strong>l trabajo en Bell <strong>La</strong>boratories, la firma fundada por Alexan<strong>de</strong>r Graham Bell y que en ese entonces li<strong>de</strong>raba el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> tecnologías <strong>de</strong> comunicación inalámbrica. “Bell <strong>La</strong>boratories –que luego formó parte <strong>de</strong> la empresa AT&T– era la organización <strong>de</strong> investigación científica más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l mundo. Estaban haciendo cosas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muchos años antes. Ellos i<strong>de</strong>aron el concepto <strong>de</strong>l teléfono móvil en 1946. Era un programa a largo plazo, bien organizado. Des<strong>de</strong> luego, algún día podrían haber llegado a inventar el teléfono celular, pero nosotros creíamos que iban muy lento. En una compañía chica, con gente inspirada, se pue<strong>de</strong>n hacer las cosas que las otras personas ni siquiera se imaginan”. Cuando <strong>Cooper</strong> ingresó a Motorola y aceptó ce<strong>de</strong>r todos sus inventos a la compañía, no sospechaba que gracias a su trabajo la empresa se convertiría en uno <strong>de</strong> los gigantes <strong>de</strong> la telefonía, cuyos ingresos por la venta <strong>de</strong> celulares llegaron a representar dos terceras partes <strong>de</strong> sus ganancias. Y todo gracias a <strong>Martin</strong> <strong>Cooper</strong>, quien a cambio únicamente recibió un dólar extra en su salario por haber inventado el celular. –Vivo muy cómodamente, pero la mayor parte <strong>de</strong>l dinero que tengo ahora lo gané <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>jado Motorola –reconoce <strong>Cooper</strong>–. Me siento muy afortunado por haber llegado a Motorola, pero en ese entonces firmé un documento mediante el cual le cedía todas mis invenciones a la compañía. Me dieron un dólar. –¿Está diciendo que la persona que creó el celular recibió un dólar a cambio nada más? –Así es. Y aun así me siento la persona más afortunada <strong>de</strong>l planeta. Lo que Motorola me dio vale más que cualquier cosa que el dinero pudiera comprar. Me dieron la oportunidad <strong>de</strong> concretar la visión que tuve. <strong>Cooper</strong> tiene razón. Otros laboratorios le apostaban totalmente a los teléfonos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> automóviles. Había muchas razones para pensar que los teléfonos móviles nunca saldrían <strong>de</strong> los autos: seguían funcionando con tecnología muy básica, eran muy pesados y gastaban mucha batería. Parecía imposible diseñar algo lo suficientemente pequeño como para llevarse consigo. El único que pensaba que cada persona <strong>de</strong>bía traer un celular en la bolsa <strong>de</strong>l pantalón era <strong>Cooper</strong>, quien en 1970 fue nombrado ingeniero en jefe <strong>de</strong> proyectos portátiles <strong>de</strong> Motorola. “Hace 37 años las personas llamaban a lugares. Ahora marcan a personas. Es un cambio muy profundo –piensa el inventor <strong>de</strong>l celular–. Cuando hicimos el celular no existía la tecnología para crear un teléfono portátil que <strong>de</strong> verdad fuera práctico, ligero y pequeño. Había teléfonos portátiles, pero prácticamente tenías que ir cargando un portafolio. Yo no inventé ese primer teléfono solo, había muchas personas trabajando en él, pero mi visión era que ese teléfono podía ser práctico algún día. Para construir ese primer teléfono tuvimos que utilizar miles <strong>de</strong> piezas <strong>de</strong> manera que jamás se había hecho antes. Tuvimos que crear tecnología completamente nueva”. Sorpresivamente, a <strong>Cooper</strong> y a su equipo les tomó tres meses <strong>de</strong>sarrollar el prototipo <strong>de</strong>l primer celular. <strong>La</strong> mañana <strong>de</strong>l 3 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1973, en una calle <strong>de</strong> Nueva York, frente a un grupo <strong>de</strong> periodistas y muchos ejecutivos atareados, <strong>Martin</strong> <strong>Cooper</strong> hizo la primera llamada a través <strong>de</strong> un celular. ¿A quién le llamó? Al doctor Joel Engel, el jefe <strong>de</strong> investigación y <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> Bell <strong>La</strong>bs, sus archirrivales. <strong>La</strong> gente lo volteaba a ver sin enten<strong>de</strong>r qué pasaba: un hombre estaba en una esquina hablándole a una pequeña caja blanca pegada a su oído. Y <strong>Cooper</strong> casi no sobrevive para contarlo: al hacer la segunda llamada experimentó en carne propia uno <strong>de</strong> los clásicos peligros que, ahora sabemos, conlleva hablar por celular: casi lo atropella un taxi neoyorquino. “¡<strong>La</strong> batería solamente duraba 20 minutos –recuerda <strong>Cooper</strong>–, pero <strong>de</strong> cualquier forma, como pesaba un kilo, no podías mantenerlo en tu oreja por más tiempo!”. Motorola comercializó el primer celular hasta 1983. Era una versión mejorada <strong>de</strong>l prototipo que usó <strong>Cooper</strong>. Costaba 4 mil dólares <strong>de</strong> esa época. Pero ya para entonces el padre <strong>de</strong>l celular había abandonado a la compañía que él había ayudado a hacer gran<strong>de</strong>. Llevo hablando más <strong>de</strong> 40 minutos con el inventor <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los objetos tecnológicos fundamentales <strong>de</strong> nuestros tiempos, galardonado con el premio Príncipe <strong>de</strong> Asturias 2009 en el campo <strong>de</strong> la ciencia y el <strong>de</strong>sarrollo técnico. Y aun así, siempre amable, <strong>Cooper</strong> me dice que no hay prisa, que puedo seguirle haciendo preguntas. “Puedo platicar contigo por todo el tiempo que dure la batería <strong>de</strong> mi celular”, bromea <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la línea. Según la International Telecommunication Union, para finales <strong>de</strong> este año existirán 4.6 billones <strong>de</strong> líneas celulares en el mundo. Es <strong>de</strong>cir, casi 5 billones <strong>de</strong> personas tienen en estos momentos un celular. Des<strong>de</strong> luego, muchas <strong>de</strong> ellas han tenido más <strong>de</strong> un aparato a lo largo <strong>de</strong> su <strong>vida</strong>, pero lo han cambiado por mejores mo<strong>de</strong>los o han tenido que comprar otro por robo o extravío. ¿Cuánto dinero tendría <strong>Cooper</strong> si le hubiesen dado un dólar por cada aparato celular vendido? “Soy rico más allá <strong>de</strong> la imaginación en lo que se refiere a felicidad, satisfacciones y realización personal”, respon<strong>de</strong> <strong>Cooper</strong> siempre que alguien le pregunta sobre su situación económica. Tampoco es que sea pobre: tras su salida <strong>de</strong> Motorola fundó varias empresas, y actualmente encabeza Arraycomm, especializada en <strong>de</strong>sarrollar