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Absalón, Absalón!, de William Faulkner. Cotroneo, Vanesa (UBA).

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El <strong>de</strong>clinar <strong>de</strong>l Sur en ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>!, <strong>de</strong> <strong>William</strong> <strong>Faulkner</strong>.<br />

<strong>Cotroneo</strong>, <strong>Vanesa</strong> (<strong>UBA</strong>).<br />

El Sur: tierra <strong>de</strong> sueños.<br />

Po<strong>de</strong>mos pensar en la crucial importancia <strong>de</strong> lo cartográfico en la novela <strong>de</strong><br />

<strong>William</strong> <strong>Faulkner</strong>. Sin embargo, al hablar <strong>de</strong>l territorio sureño y norteamericano, no nos<br />

estamos limitando a categorías <strong>de</strong> carácter únicamente topográfico, sino que también es<br />

importante señalar la prominencia <strong>de</strong> cierta sociología <strong>de</strong>mográfica.<br />

Al comienzo <strong>de</strong> ¡<strong>Absalón</strong> <strong>Absalón</strong>!, <strong>Faulkner</strong> presenta un mapa <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong><br />

Jefferson, al norte <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> Mississippi; ciudad que es, simultáneamente, una<br />

construcción ficcional y un producto histórico relativo a la trama <strong>de</strong> la misma novela.<br />

Incluso, se pue<strong>de</strong> pensar que el mapa es un elemento meta-literario. En el mapa se<br />

presentan las distancias que separan los terrenos <strong>de</strong> las distintas familias que<br />

protagonizarán la historia <strong>de</strong> la novela en cuestión. Asimismo, la presencia <strong>de</strong> los ríos es<br />

ineludible ya que al atravesar el territorio <strong>de</strong>limitado por los mismos se produce la<br />

salida <strong>de</strong>l condado imaginario que será centro <strong>de</strong> la novela.<br />

Es interesante señalar un primer momento en la configuración <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l<br />

Sur, ya que este primer momento comienza aún antes <strong>de</strong>l asentamiento <strong>de</strong>l blanco en el<br />

territorio rural. Es un período idílico, un período <strong>de</strong> Edén en el cual la naturaleza es<br />

virgen y el contacto <strong>de</strong>l hombre con la tierra es sumamente armónico. Algunos<br />

especialistas han reconocido que este es el período que figura en la nouvelle <strong>de</strong> <strong>Faulkner</strong><br />

titulada El oso (Costa 2008: 04/06). Posteriormente a este período idílico, comienzan a<br />

surgir las luchas y rivalida<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> el contacto entre el hombre y la naturaleza no se<br />

establece por una relación armónica sino que se encuentra mediado por la codicia y el<br />

1


interés. Los hombres comienzan a asentarse en la tierra sureña, a transgredir la ley<br />

divina por la cual hombre y naturaleza <strong>de</strong>ben convivir y se inicia, como dije, una etapa<br />

<strong>de</strong> lucha por la conquista y la posesión. Referencias a este segundo período comienzan a<br />

aparecer en ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>!, en relación al año 1699 en que el blanco inicia su<br />

colonización <strong>de</strong>l Sur. Este sueño <strong>de</strong> dominio <strong>de</strong>l hombre blanco, comenzará a hacerse<br />

extensivo a otras propieda<strong>de</strong>s, como la <strong>de</strong> los mismos hombres; es <strong>de</strong>cir, es el comienzo<br />

<strong>de</strong> la esclavitud en el Sur <strong>de</strong> los Estados Unidos.<br />

Un tercer punto crucial en la historia <strong>de</strong>l Sur y, por en<strong>de</strong>, en la historia que se<br />

narra en ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>!, es el <strong>de</strong> la guerra civil o guerra <strong>de</strong> Secesión, que abarca los<br />

años comprendidos entre 1861 a 1865. Es una referencia a un momento trágico que, en<br />

la novela, figura permanentemente. El período <strong>de</strong> la guerra civil es un momento signado<br />

por la violencia y por la <strong>de</strong>rrota y a diferencia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más estados <strong>de</strong>l Norte <strong>de</strong> los<br />

Estados Unidos, que sólo conocen la victoria y la gloria <strong>de</strong>l sueño americano, en el Sur<br />

<strong>de</strong> los Estados Unidos y durante el período mencionado, empieza a configurarse un<br />

sentimiento <strong>de</strong> culpabilidad que va a signar a la mayoría <strong>de</strong> los personajes protagónicos<br />

<strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> <strong>Faulkner</strong>. El territorio <strong>de</strong>l Sur se vuelve conflictivo y pobre. Los<br />

habitantes que i<strong>de</strong>alizaban un futuro en las nuevas tierras conquistadas comienzan a ver<br />

el fracaso <strong>de</strong> sus empresas y quedan anclados en un presente abyecto y estéril, que sólo<br />

añora las glorias pasadas.<br />

Es importante señalar que el problema <strong>de</strong>l tiempo ocupará un lugar privilegiado<br />

en la obra faulkneriana. De hecho pue<strong>de</strong> pensarse que es el tema principal, seguido por<br />

el conflicto entre blancos y negros. Claro está, que la mirada <strong>de</strong> <strong>Faulkner</strong> no es racista,<br />

(aunque porte elementos racistas) sino que integra ambos mundos, tradicionalmente<br />

divididos, en un mismo condado, en el cual tienen importancia tanto las historias <strong>de</strong><br />

unos como las <strong>de</strong> otros. En lo que respecta al primer punto mencionado como principal<br />

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en la obra faulkneriana, es <strong>de</strong>cir, el problema <strong>de</strong>l tiempo, po<strong>de</strong>mos remitirnos a Jean<br />

Pouillon y su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que, en la obra <strong>de</strong> <strong>William</strong> <strong>Faulkner</strong>, el pasado pesa sobre el<br />

presente; el pasado forma un bloque. De esta manera, los personajes <strong>de</strong> ¡<strong>Absalón</strong>,<br />

<strong>Absalón</strong>! quedan anclados en un pasado <strong>de</strong>l cual no pue<strong>de</strong>n sustraerse. Es un pasado que<br />

no significa nostalgia o melancolía, sino conciencia <strong>de</strong> un origen <strong>de</strong>l cual se es presa<br />

inevitablemente y, por en<strong>de</strong>, aparece en los hombres la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino (Pouillon 1970:<br />

192).<br />

La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> tiempo en <strong>Faulkner</strong>, es criticada por Jean Paul Sartre, ya que<br />

consi<strong>de</strong>ra que estos personajes están tan invadidos <strong>de</strong>l pasado al punto que los<br />

inmoviliza y no vislumbran un futuro. Hay que consi<strong>de</strong>rar el contexto <strong>de</strong> enunciación <strong>de</strong><br />

la crítica sartreriana, dado que la época <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> <strong>Faulkner</strong> es contemporánea a<br />

la filosofía existencialista. La novela ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>!, es <strong>de</strong>l año 1936, en tanto que<br />

una obra <strong>de</strong> Sartre como La náusea es <strong>de</strong> 1946. Sin embargo, uno <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong><br />

El sonido y la furia (1929) dirá “No se escapa al Sur, uno no se cura <strong>de</strong> su pasado”.<br />

Asimismo, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> presente anclado en el pasado aparece en la configuración<br />

<strong>de</strong> todos los personajes sureños <strong>de</strong> ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>! Son originarios <strong>de</strong> una tierra que<br />

conoció los sueños <strong>de</strong> los antecesores pero que también conoció la <strong>de</strong>rrota y<br />

aniquilación <strong>de</strong>l estado idílico. La raza blanca sureña <strong>de</strong> la novela <strong>de</strong> <strong>Faulkner</strong> es la<br />

vieja protagonista <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l condado <strong>de</strong> Yoknapatawpha, cuyos representantes,<br />

en el presente narrativo <strong>de</strong> la novela (1909) aparecen como fantasmas venidos a menos,<br />

fracasados, en ruinas, <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ntes.<br />

No es casual que quien más lúcidamente <strong>de</strong>scriba este mundo fantasmagórico<br />

sea ajeno a la sociedad sureña. En efecto, Shreve, el canadiense amigo universitario <strong>de</strong><br />

Quentin, es quien le señala durante una conversación, aspectos fundamentales <strong>de</strong> la vida<br />

<strong>de</strong>l Sur; <strong>Faulkner</strong> pone en la boca <strong>de</strong> Shreve el siguiente parlamento:<br />

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“Espera. Escúchame. No pretendo ser gracioso. Sólo quiero enten<strong>de</strong>rlo si es<br />

posible y no sé cómo expresarlo mejor. Porque esto es algo que mi gente no<br />

tiene o si lo tenemos, ocurrió hace tanto tiempo y no hay nada que tengamos<br />

que mirar cada día que nos lo recuer<strong>de</strong>. No vivimos entre abuelos <strong>de</strong>rrotados<br />

y esclavos libres (¿o es a la inversa y fue tu gente la liberada y fueron los<br />

negros los que perdieron?) y balas en la mesa y otras cosas que nos<br />

recuer<strong>de</strong>n siempre que no po<strong>de</strong>mos olvidar” (<strong>Faulkner</strong> 2008: 402).<br />

Estos sueños, correspon<strong>de</strong>n a una tradición <strong>de</strong> la raza blanca sureña. Verda<strong>de</strong>ramente,<br />

los sabios en este territorio eran los avezados viejos que poblaron la región y que<br />

trabajaron la tierra virgen, con la ayuda <strong>de</strong> los esclavos negros. La gloria que se cuenta<br />

es la <strong>de</strong> un tiempo i<strong>de</strong>al, en el cual el dominio blanco reinaba en el condado <strong>de</strong><br />

Yoknapatawpha.<br />

El mito <strong>de</strong> Sutpen: posesiones <strong>de</strong> un caballero sureño.<br />

Para este punto, es conveniente señalar algunos momentos claves en la<br />

configuración como héroe trágico <strong>de</strong> Thomas Sutpen. En primer lugar, <strong>de</strong>bemos<br />

consi<strong>de</strong>rar el nacimiento <strong>de</strong> este personaje, cuyo año es 1808, en West Virginia,<br />

Estados Unidos. De esta manera, nos estamos ubicando en un período pretérito, don<strong>de</strong><br />

la convivencia <strong>de</strong>l hombre con la tierra aún es pacífica y armónica.<br />

Sutpen es hijo <strong>de</strong> un granjero blanco que trabaja en las plantaciones <strong>de</strong> algodón<br />

típicamente sureñas (aunque también las había <strong>de</strong> tabaco). Es <strong>de</strong>cir, que ya comienza a<br />

configurarse un vínculo económico respecto <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la tierra. Si bien la tierra ya no<br />

es consi<strong>de</strong>rada comunitaria, tampoco el padre <strong>de</strong> Sutpen es señor <strong>de</strong> la tierra; la relación<br />

<strong>de</strong> Sutpen padre con la tierra refleja una economía producto <strong>de</strong>l contrato <strong>de</strong> un dueño o<br />

propietario con un campesino <strong>de</strong>pendiente. Dada la configuración <strong>de</strong> esta nueva<br />

sociedad, Thomas Sutpen tiene un primer acceso a la diferencia <strong>de</strong> castas en el interior<br />

<strong>de</strong> la raza blanca; en un episodio interesante, lleva un mensaje <strong>de</strong> su padre a la mansión<br />

<strong>de</strong> la plantación y le dicen que él <strong>de</strong>be ingresar por la puerta trasera. En un<br />

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procedimiento narrativo típicamente faulkneriano, por el cual un personaje conjetura<br />

acerca <strong>de</strong> lo que otro pue<strong>de</strong> llegar a estar pensando, inferimos que un posible<br />

pensamiento <strong>de</strong> Sutpen, en el momento en que este episodio suce<strong>de</strong>, es: “fui hasta esa<br />

puerta para que ese negro me dijera que jamás volviera a llamar a la puerta principal”<br />

(<strong>Faulkner</strong> 2008: 288). Es entonces, cuando el personaje se da cuenta <strong>de</strong> que el mundo<br />

<strong>de</strong> los blancos tiene jerarquías; que hay individuos que superan a otros según el número<br />

y categoría <strong>de</strong> sus posesiones, y él sólo acce<strong>de</strong>rá a la competencia, a través <strong>de</strong> las<br />

ganancias.<br />

En busca <strong>de</strong> dinero, Sutpen realiza un viaje a Haití, tierra “abonada con la<br />

sangre negra <strong>de</strong> dos siglos <strong>de</strong> opresión y explotación”; allí comienza su carrera por<br />

convertirse en un po<strong>de</strong>roso hombre blanco. De trabajar en las plantaciones <strong>de</strong> las<br />

Antillas como capataz, pasa a convertirse en el yerno <strong>de</strong>l dueño <strong>de</strong> estas plantaciones.<br />

En el año 1829, nace Charles Bon, hijo <strong>de</strong>l matrimonio <strong>de</strong> Sutpen con Eulalia, la hija<br />

<strong>de</strong>l dueño <strong>de</strong> las plantaciones para las que trabajó en las Antillas; pero Sutpen la<br />

rechaza cuando se entera <strong>de</strong> que esta mujer tiene un octavo <strong>de</strong> sangre negra. Pue<strong>de</strong><br />

pensarse en cierta indiferencia al matrimonio y al hijo en común, y que dicha<br />

indiferencia sería la razón <strong>de</strong>l abandono; pero no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>jarnos engañar por estos<br />

preceptos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n primitivo y/o irracional. Sutpen ya no pertenece a las esferas <strong>de</strong><br />

hombres en comunión con la naturaleza, Sutpen comienza a configurarse como un<br />

individuo en ascenso, cuyas riquezas y posesiones son fruto <strong>de</strong> un premeditado diseño<br />

<strong>de</strong> vida; diseño para el cual, la sangre negra es <strong>de</strong>spreciable.<br />

Regresa al Sur <strong>de</strong> los Estados Unidos, y es visto como un individuo en ascenso,<br />

cuyo número <strong>de</strong> posesiones comienza a aumentar. Una <strong>de</strong> sus primeras empresas fue<br />

comprar la casa; luego, establecer el terreno para la plantación y finalmente, la mano <strong>de</strong><br />

obra esclava que abone la tierra, <strong>de</strong> modo similar al que aprendió en las Antillas. Sin<br />

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embargo, a esta imagen caballeresca <strong>de</strong> individuo en crecimiento económico le faltaba<br />

un complemento. En el capítulo primero <strong>de</strong> ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>!, acce<strong>de</strong>mos a la<br />

narración <strong>de</strong> los hechos según Rose, la hermana <strong>de</strong> Ellen (Ellen será esposa <strong>de</strong> Sutpen).<br />

La imagen que Rose tiene <strong>de</strong> Sutpen es en extremo negativa. Rose fue insultada por<br />

Sutpen cuarenta y tres años antes <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> enunciación (recor<strong>de</strong>mos que hemos<br />

situado el presente narrativo en 1909) y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento, ella no lo pue<strong>de</strong> perdonar.<br />

Para Rose, Sutpen era sólo apariencia ya que “no era un caballero. No era ni tan<br />

siquiera un caballero” (<strong>Faulkner</strong> 2008: 68); enunciados que <strong>de</strong>jan entrever una carga <strong>de</strong><br />

rencor lo suficientemente importante para <strong>de</strong>tenernos a analizarlos. En el énfasis puesto<br />

en la segunda oración, parece vislumbrarse un fuerte <strong>de</strong>seo por autoconvencimiento;<br />

po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r, por un lado, que la primera <strong>de</strong> las oraciones es dicha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el dolor,<br />

ya que fue Rose la insultada por este hombre que no era ese caballero que aparentaba<br />

ser y, por otro lado, la repetición <strong>de</strong> la frase a la cual suma unos complementos<br />

enfáticos, redunda en aquello que pue<strong>de</strong> pensarse como estructura <strong>de</strong> sentimiento. Rose<br />

es también un fantasma anclado en aquel pasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace más <strong>de</strong> cuatro décadas; un<br />

pasado inamovible al cual sólo le agrega complementos enfáticos (quizás un método<br />

para revivir el eterno odio siempre presente <strong>de</strong>l dolor viejo).<br />

Volviendo al proyecto <strong>de</strong> Sutpen, es interesante señalar la impresión que<br />

produjo en la población femenina el interés <strong>de</strong> Thomas por la configuración <strong>de</strong>l<br />

(no)caballero; en el capítulo dos leemos:<br />

“ahora fueron las mujeres las primeras en sospechar lo que quería, cuál sería<br />

su siguiente paso. Ninguno <strong>de</strong> los hombres, seguramente ni aquellos que lo<br />

conocían lo suficientemente bien como para llamarle por su nombre,<br />

sospechó que quería una esposa” (<strong>Faulkner</strong> 2008: 93).<br />

En efecto, consigue esa esposa. De esta manera, el proyecto <strong>de</strong> Sutpen continúa<br />

realizándose a la par en que se engran<strong>de</strong>ce la figura mitológica <strong>de</strong>l caballero blanco <strong>de</strong>l<br />

Sur <strong>de</strong> los Estados Unidos. De hecho, Sutpen es un representante arquetípico <strong>de</strong>l<br />

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hombre que hace todo lo posible por conseguir la gran casa, la familia y que se inventa<br />

a sí mismo (Costa 2008: 26/05). Luego <strong>de</strong> la adquisición <strong>de</strong>l mencionado bien, el<br />

nacimiento <strong>de</strong> los hijos Henry y Judith le garantizan la benignidad <strong>de</strong> la familia<br />

tradicional. El primogénito Henry, trae ilusiones a Sutpen <strong>de</strong> la perpetuación <strong>de</strong> la<br />

estirpe y <strong>de</strong> la raza. Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> la importancia que cumple la paternidad y<br />

la conformación <strong>de</strong> una familia bajo la ley <strong>de</strong>l paterfamilias socialmente avalado,<br />

Sutpen realiza otros negocios u otras procreaciones fuera <strong>de</strong>l marco legal: en efecto,<br />

tiene una hija llamada Clitemnestra con una esclava, y luego tendrá otra hija con Milly,<br />

una esclava negra que es comparada con una yegua.<br />

Ya en el período <strong>de</strong> la juventud <strong>de</strong> Henry y Judith, el hijo varón va a la<br />

Universidad <strong>de</strong> Jefferson y allí conoce a un joven nueve años mayor que él, con quien<br />

queda absolutamente fascinado. Este joven es Charles Bon, su hermano. A partir <strong>de</strong><br />

entonces comenzarán a suce<strong>de</strong>rse los hechos más <strong>de</strong>finitorios <strong>de</strong> la tragedia. No es<br />

nuestra intención <strong>de</strong>sarrollar el argumento, pero no po<strong>de</strong>mos obviar el amor que surge<br />

entre Charles Bon y Judith. Esta relación incestuosa enfatiza más aún el carácter trágico<br />

<strong>de</strong> la novela ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>! Si bien es una novela exquisita que cuenta con<br />

muchísimos elementos <strong>de</strong> suma complejidad, el carácter trágico <strong>de</strong> los personajes<br />

interesa particularmente, porque traza un paralelo entre la catástrofe <strong>de</strong>l microcosmos<br />

<strong>de</strong> la familia en relación con el macrocosmos <strong>de</strong>l Sur norteamericano.<br />

Casualmente, los años <strong>de</strong> la amistad entre Henry y Charles Bon, coinci<strong>de</strong>n con<br />

la proximidad <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Secesión. Remitiéndonos a Costa Picazo, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir<br />

que “La guerra es el momento <strong>de</strong> la catástrofe. La <strong>de</strong>rrota es seguida por la pobreza y la<br />

pérdida <strong>de</strong> la esperanza. Sobreviene la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia” (2001: 15-16).<br />

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La maldición <strong>de</strong> Sutpen o la ruina <strong>de</strong>l Sur.<br />

Según postula Aristóteles en su Poética, la tragedia se caracteriza por el pasaje<br />

<strong>de</strong> un estado feliz <strong>de</strong> los hechos a un estado infeliz (2004: 47). Po<strong>de</strong>mos pensar que esa<br />

es la lógica que domina la vida <strong>de</strong> los personajes <strong>de</strong>l condado <strong>de</strong> Yoknapatawpha.<br />

La felicidad producto <strong>de</strong>l pronto matrimonio que había aparecido en la vida <strong>de</strong><br />

Judith y <strong>de</strong> Charles Bon, se ve interrumpida por el asesinato <strong>de</strong> él a manos <strong>de</strong>l propio<br />

Henry. Acaso este crimen sea una medida preventiva ante la posibilidad <strong>de</strong> la ruina <strong>de</strong><br />

la familia. Al terminar con Bon, la gens se creería salvada.<br />

Sin embargo, Charles Bon tiene un hijo que a su vez tiene otro hijo. En el año<br />

1881, Charles Etienne Saint-Valery Bon, regresa a Jefferson y aparece “con una mujer<br />

negra como el carbón y parecida a un simio y con una licencia matrimonial auténtica”<br />

(<strong>Faulkner</strong> 2008: 257). Des<strong>de</strong> la progenie <strong>de</strong> los Sutpen blancos, revive el sentimiento <strong>de</strong><br />

culpabilidad mencionado anteriormente. Es como si todas las prevenciones para evitar<br />

el reencuentro con la catástrofe, se hubieran pretendido evitar sin buenos resultados.<br />

Sutpen escapa permanentemente <strong>de</strong> esa paternidad en las Antillas; Henry mata para<br />

perpetuar la sana estirpe y, sin embargo, queda una presencia in<strong>de</strong>leble <strong>de</strong> la mezcla<br />

con la sangre negra. Como ya hemos mencionado, el abordaje <strong>de</strong> estos temas no<br />

implica una literatura racista. Pue<strong>de</strong> pensarse que lo que <strong>William</strong> <strong>Faulkner</strong> quiere<br />

<strong>de</strong>stacar en ¡<strong>Absalón</strong>, Abasalón! es la ironía profunda que aparece en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

construir y engañar al mito. El último <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Sutpen es un negro con retardo<br />

mental y, como en “La caída <strong>de</strong> la casa Usher”, la mancha es castigada por los dioses.<br />

En este sentido, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> oráculo, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> fatalidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino vence todas las<br />

fuerzas <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> esta manera pue<strong>de</strong> reafirmarse nuestra lectura en<br />

clave trágica <strong>de</strong> la novela ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>!<br />

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Bibliografía consultada.<br />

Aristóteles. (2004). Poética. Buenos Aires, Ediciones Libertador.<br />

Costa Picazo, Rolando. (2001) Conferencia Inaugural: “Hemingway y <strong>Faulkner</strong>”. En<br />

Costa Picazo, Rolando y Capalbo, Armando (eds.). Escrituras al filo <strong>de</strong>l milenio.<br />

Estados Unidos/ Argentina. Buenos Aires, B.M.Press.<br />

------------------------------ (2008) Algunas referencias correspon<strong>de</strong>n a clases teóricas <strong>de</strong>l<br />

Profesor Costa Picazo, durante el curso <strong>de</strong> Literatura Norteamericana-2008- en Facultad<br />

<strong>de</strong> Filosofía y Letras, U.B.A.<br />

<strong>Faulkner</strong>, <strong>William</strong>. (2008) ¡<strong>Absalón</strong>, <strong>Absalón</strong>! Trad. María Eugenia Díaz. Madrid,<br />

Cátedra.<br />

<strong>Faulkner</strong>, <strong>William</strong>. (2005) El ruido y la furia. Trad. María Eugenia Díaz Sánchez.<br />

Madrid, Cátedra.<br />

Literatura Norteamericana. (2008). Módulo sobre <strong>William</strong> <strong>Faulkner</strong>. Selección <strong>de</strong> la<br />

Cátedra Rolando Costa Picazo.<br />

Magny, Clau<strong>de</strong>-Edmon<strong>de</strong>. (S/F). “<strong>Faulkner</strong> o la inversión teológica”. En La era <strong>de</strong> la<br />

novela nortemericana. Juan Goyanarte Editor, 189-236.<br />

Pouillon, Jean. (1970). “Tiempo y <strong>de</strong>stino en <strong>Faulkner</strong>”. Trad. Irene Cousien. En<br />

Tiempo y Novela. Buenos Aires, Paidós, 188-204.<br />

Sartre, Jean Paul. (S/F). “Time in <strong>Faulkner</strong>: The sound and the fury”. En <strong>William</strong><br />

<strong>Faulkner</strong>. Three <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>s of criticism. New York and Burlingame, Harcourt, Brace &<br />

World, 225-232.<br />

Stonum, Gary Lee. (1983). “Sobre Absalom, Absalom!” Trad. E. Moreno. En La<br />

carrera <strong>de</strong> <strong>Faulkner</strong>. Méjico, Norma, 121-149.<br />

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