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Semana 32

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Ejercicios en la Vida Cotidiana – <strong>Semana</strong> <strong>32</strong><br />

cuando Él invita a Sus amigos a recordar, no que no son buenos pescadores, sino<br />

Sus palabras, “Sin Mí nada pueden hacer”. De manera que les pregunta si han<br />

cogido peces. Su breve respuesta negativa acentúa el drama.<br />

Quizás Jesús te pregunte si ha llegado el momento de la gran pesca. Son aquellos<br />

que serán atrapados por seguir las instrucciones de Jesús. Hacen una gran redada y<br />

Jesús también. Pedro tiene la rara sensación de que ha vivido esta escena<br />

anteriormente y se lanza al agua para dirigirse hacia la luz de la mañana. Ya hay<br />

peces cocinándose y Jesús invita amablemente a Pedro a que traiga algunos de los<br />

otros peces para un gran desayuno. Jesús les ofrece pan y pescado como signo de<br />

que realmente Él ha venido a atraparlos en Su red de perdón.<br />

Sin embargo, éste no es un final feliz. Al sentarte con los discípulos, Pedro necesita<br />

algo más que un desayuno; necesita ciertas palabras, alguna conversación para<br />

que todo sea real. De manera que Jesús, conociendo esta necesidad humana,<br />

pregunta directamente a Pedro tres veces, mientras éste se calienta nuevamente al<br />

fuego de unas brasas, “¿Me amas?” Tres veces Pedro desata el nudo de la negación<br />

con que se había atado en la oscuridad. Jesús no está insistiendo. Está desatando y<br />

liberando a Pedro de su vergüenza. Todavía éste no es el final feliz.<br />

El final feliz tiene ecos del primer inicio feliz cuando Jesús llamó a Pedro diciéndole<br />

“No tengas miedo”, y “Ven y sígueme”. Jesús recuerda a Pedro Su primer llamado y<br />

su primer inicio. Pedro echa una mirada retrospectiva y luego una mirada hacia el<br />

futuro, hacia el desconocido “dónde” de su futuro. “Cuando eras joven, tú mismo te<br />

ponías el cinturón e ibas donde querías. Pero cuando llegues a viejo, abrirás los<br />

brazos y otro te amarrará la cintura y te llevará donde no quieras.”<br />

Éste es el final feliz, aunque podría sonar sombrío e impresionante. Pedro sigue a<br />

Jesús, aunque le preocupa algo sobre su amigo Juan: “Y qué va a ser de éste?”<br />

Esta semana estamos llamados nuevamente a ser atrapados por Su amor. Una vez<br />

más se nos pide que pongamos sobre las brasas nuestros remordimientos y<br />

nuestras infidelidades. Otra vez tenemos preguntas sobre nuestro futuro, pero<br />

Jesús nos llama de vuelta a nuestra dignidad como Sus hermanas y hermanos.<br />

Quisiéramos quedarnos en la orilla comiendo pan y pescado. Nos gustaría construir<br />

aquí tres tiendas y no distribuir mapas. Hemos rezado suficientemente estas<br />

semanas para saber que Él nos fue enviado, “Como el Padre Me ha enviado, así los<br />

envío Yo.”<br />

Reconciliación, sustento, reunión, consuelo, todos son elementos esenciales para<br />

estar en misión con Cristo.<br />

De manera que recogemos los pedazos de pan y pescado y los conservamos como<br />

signos de que Jesús vino a quedarse con nosotros cuando somos hombres y<br />

mujeres para los demás.<br />

En Estas Palabras o Palabras Similares<br />

Querido Jesús:<br />

¡Qué alegría poder estar en la playa contigo! Después del drama y la excitación de<br />

las pasadas semanas, es agradable alejarse de todo, regresar a lo que conozco, a<br />

mi vida sencilla – la vida que llevé hasta que Te conocí.<br />

Pág 4

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