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FANTASMAS DE FEAR STREET ¿QUIERES SER INVISIBLE? R. L. ...

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-Lo único que tienes que hacer es entrar, buscar la mosca de oro y traérmela. ¿Puedes<br />

hacerlo, Jack?<br />

Yo contemplé el panteón, que parecía más oscuro que antes. Quién sabe cuántos<br />

muertos habría allí.<br />

Seguramente, el lugar también estaba lleno de fantasmas.<br />

Al fin y al cabo, ¡el panteón estaba en el cementerio de la calle Fear!<br />

Pero yo había hecho una promesa.<br />

Me toqué el anillo de la suerte, aunque tenía la sensación de que, más que suerte, lo que<br />

yo necesitaba era un milagro.<br />

Me paré y miré a Luana; las rodillas me temblaban.<br />

-Está bien -dije, con un suspiro-. Voy a entrar.<br />

Luana asintió con la cabeza como si hubiera sabido mi respuesta desde un principio.<br />

-¿Estás preparado?<br />

-Creo que sí -respondí.<br />

Me puso la mano sobre el hombro y cerró los ojos.<br />

El cielo se oscureció. Una ráfaga de viento hizo que se agitara su pelo largo y rubio.<br />

Luana se aferró a mi hombro con más fuerza. Sentí que una corriente de energía me<br />

atravesaba y me tiraba para atrás.<br />

-¿Qué... qué pasó? -tartamudeé. Sacudí la cabeza. Todo me daba vueltas. Me froté el<br />

hombro, que me dolía como si hubiera cargado una bolsa de cemento.<br />

Luana abrió los ojos y me miró de arriba abajo.<br />

-Muy bien. Ahora estás preparado para todo.<br />

Miré para abajo, pero ya no me veía los pies. Era invisible otra vez.<br />

15<br />

Puse la mano sobre el picaporte de bronce del panteón y abrí la puerta.<br />

Entré, y la puerta se cerró detrás de mí.<br />

-Buena suerte -oí que Luana me gritaba desde el otro lado.<br />

Me quedé pegado a la pared, con todos los sentidos en estado de alerta.<br />

Por la ventanita que había sobre la puerta se filtraban unos pocos rayos de luz. Examiné<br />

el cuarto pequeño y oscuro. Estaba completamente vacío. Las paredes y el piso eran de<br />

piedra. Unas telarañas enormes colgaban de todos los rincones.<br />

-Busqué en la penumbra, con la esperanza de encontrar la pequeña mosca dorada, pero<br />

sólo vi arañas.<br />

Clavé los ojos en una escalera que había frente a mí y que llevaba hacia abajo.<br />

Sabía que tendría que bajar por allí para encontrar la mosca.<br />

¡No, yo no bajo ni loco!, pensé. Esa escalera era demasiado siniestra.<br />

Pero si no lo hacía, Luana usaría su magia para hechizarme eternamente.<br />

Fui despacio hacia la escalera y miré para abajo. Estaba tan oscuro que no se veía nada.<br />

Yo no quería bajar; no quería ver lo que había al final de esa horrenda escalera.<br />

Pero le había prometido a Luana que buscaría la estúpida mosca.<br />

Bajé los escalones de piedra en puntas de pie. Me temblaban las piernas. Cuanto más<br />

bajaba, más se oscurecía. Había olor a encierro y a humedad.<br />

Cuando estaba por llegar al pie de la escalera, vi que se abrían tres túneles.<br />

-Ah, genial -me dije-. Un laberinto subterráneo.<br />

¿Qué camino se suponía que debía tomar?<br />

Luana me había dicho que tenía que ser<br />

rápido, así que cerré los ojos y señalé uno a ciegas.<br />

Cuando abrí los ojos, mi dedo apuntaba al túnel del medio.<br />

Tomé ese camino.<br />

27<br />

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