Oración del Huerto - Arquidiócesis de San José
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En el huer to <strong>de</strong> los Olivos<br />
Una invitación a la oración<br />
y a la caridad
Créditos<br />
Vicaría Episcopal <strong>de</strong> Pastoral Litúrgica<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Arzobispado <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>José</strong>.<br />
Revisado y autorizado por el<br />
Pbro. Alfonso Mora Melén<strong>de</strong>z,<br />
Vicario Episcopal.<br />
Redacción, diseño y diagramación<br />
Luis Carlos Bonilla Soto.<br />
Colaboración en la revisión<br />
Cinthia Chacón Gamboa<br />
Portada: imagen <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Huerto</strong>,<br />
Parroquia <strong>San</strong> Vicente Ferrer <strong>de</strong> Moravia.<br />
VICEPAL año <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor 2013<br />
19<br />
Si queréis que esté holgando,<br />
quiero por amor holgar;<br />
si me mandáis trabajar,<br />
morir quiero trabajando.<br />
Decid dón<strong>de</strong>, cómo, cuándo.<br />
Decid, dulce amor, <strong>de</strong>cid.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Dadme Calvario o Tabor,<br />
<strong>de</strong>sierto o tierra abundosa;<br />
sea Job en el dolor,<br />
o Juan que al pecho reposa;<br />
sea viña fructuosa<br />
o estéril, si cumple ansí.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Sea Josef puesto en ca<strong>de</strong>nas,<br />
o <strong>de</strong> Egipto a<strong><strong>de</strong>l</strong>antado,<br />
o David sufriendo penas,<br />
o ya David encumbrado.<br />
Sea Jonás anegado,<br />
o liberado <strong>de</strong> allí.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Esté callando o hablando,<br />
haga fruto o no lo haga,<br />
muéstreme la ley mi llaga,<br />
goce <strong>de</strong> evangelio blando,<br />
esté penando o gozando,<br />
sólo Vos en mi vivid.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Vuestra soy, para Vos nací.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Imploramos el auxilio <strong>de</strong> Dios y le <strong>de</strong>cimos (nos signamos con la señal <strong>de</strong> la cruz):<br />
Qué el Señor nos bendiga y nos guar<strong>de</strong>,<br />
nos muestre su rostro y nos conceda la paz.<br />
Amén.
Veisme aquí, mi dulce Amor,<br />
Amor dulce, veisme aquí,<br />
¿qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Veis aquí mi corazón,<br />
yo le pongo en vuestra palma,<br />
mi cuerpo, mi vida y mi alma,<br />
mis entrañas y aflicción,<br />
dulce esposo y re<strong>de</strong>nción,<br />
pues por vuestra me ofrecí,<br />
¿qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Dadme muerte, dadme vida:<br />
dad salud o enfermedad,<br />
honra o <strong>de</strong>shonra me dad,<br />
dadme guerra o paz cumplida,<br />
flaqueza o fuerza a mi vida,<br />
que a todo digo que sí.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Dadme riqueza o pobreza,<br />
dad consuelo o <strong>de</strong>sconsuelo,<br />
dadme alegría o tristeza,<br />
dadme infierno, dadme cielo,<br />
vida dulce, sol sin velo;<br />
pues <strong><strong>de</strong>l</strong> todo me rendí,<br />
¿qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Si queréis, dadme oración,<br />
si no, dadme sequedad,<br />
si abundancia y <strong>de</strong>voción,<br />
y si no, esterilidad.<br />
Soberana Majestad,<br />
sólo hallo paz aquí.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
Dadme, pues, sabiduría,<br />
o por amor ignorancia.<br />
Dadme años <strong>de</strong> abundancia<br />
o <strong>de</strong> hambre y carestía,<br />
dad tiniebla o claro día,<br />
revolvedme aquí o allí.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
18 19 3<br />
En el huer to <strong>de</strong> los Olivos<br />
Una invitación a la oración y a la caridad<br />
«Qué<strong>de</strong>nse aquí, mientras yo voy allí a orar».<br />
Mt 26, 36<br />
Estamos en el <strong>Huerto</strong> <strong>de</strong> los Olivos, aquí el Señor Jesús nos llama<br />
nuevamente a velar con Él, para orar al Dios <strong>de</strong> la vida y que Él en su<br />
infinita bondad, suscite a través <strong><strong>de</strong>l</strong> Espíritu la frescura, el cambio y<br />
la conversión <strong>de</strong> tantas maneras innovadoras <strong>de</strong> propiciar muerte<br />
en la época que trascurrimos.<br />
Matamos al inocente cada vez que lo olvidamos, ignoramos,<br />
anulamos y lo oprimimos. Ese inocente que está presente en cualquier<br />
ser humano que sufre y en toda criatura <strong>de</strong> Dios que<br />
subordinamos para satisfacer las ansias <strong>de</strong>sproporcionadas <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r, tener y placer.<br />
Matamos al inocente - matamos a Jesús <strong>de</strong> Nazaret - cada vez que<br />
negamos la humanidad y la existencia <strong>de</strong> todos nuestros hermanos<br />
más pequeños: al huérfano y a la viuda, al <strong>de</strong>snudo, al sediento y al<br />
hambriento, al enfermo y al prisionero, a la hermana agua y a la<br />
hermana tierra envenenadas por nuestros excesos, a la hermana<br />
flora y a la hermana fauna que compramos, ven<strong>de</strong>mos y matamos,<br />
para saciar nuestras vanida<strong>de</strong>s.<br />
Ya nos lo dice con fuerza el <strong>San</strong>to Padre Francisco:<br />
Por <strong>de</strong>sgracia, en todas las épocas <strong>de</strong> la historia existen «Hero<strong>de</strong>s» que<br />
traman planes <strong>de</strong> muerte, <strong>de</strong>struyen y <strong>de</strong>sfiguran el rostro <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre y <strong>de</strong><br />
la mujer.<br />
Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos <strong>de</strong> responsabilidad<br />
en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres<br />
<strong>de</strong> buena voluntad: seamos «custodios» <strong>de</strong> la creación, <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>signio <strong>de</strong><br />
Dios inscrito en la naturaleza, guardianes <strong><strong>de</strong>l</strong> otro, <strong><strong>de</strong>l</strong> medio ambiente; no<br />
<strong>de</strong>jemos que los signos <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción y <strong>de</strong> muerte acompañen el camino<br />
<strong>de</strong> este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que<br />
cuidar <strong>de</strong> nosotros mismos. Recor<strong>de</strong>mos que el odio, la envidia, la soberbia
ensucian la vida. Custodiar quiere <strong>de</strong>cir entonces vigilar sobre nuestros<br />
sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salen las intenciones<br />
buenas y malas: las que construyen y las que <strong>de</strong>struyen. No <strong>de</strong>bemos<br />
tener miedo <strong>de</strong> la bondad, más aún, ni siquiera <strong>de</strong> la ternura. (Homilía 19<br />
<strong>de</strong> marzo 2013)<br />
Acá estamos para abrirnos a la experiencia <strong><strong>de</strong>l</strong> misterio <strong><strong>de</strong>l</strong> dolor<br />
que es parte inseparable <strong>de</strong> la dinámica pascual y vislumbrar así el<br />
camino a la luz gloriosa <strong>de</strong> la resurrección.<br />
En nuestras comunida<strong>de</strong>s cristianas <strong>de</strong> la <strong>Arquidiócesis</strong> <strong>de</strong> <strong>San</strong> <strong>José</strong><br />
y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más pueblos <strong>de</strong> Costa Rica, nos acercamos a las representaciones<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Getsemaní para acompañar a Jesús en ese tránsito <strong>de</strong><br />
angustia que prece<strong>de</strong> a su prendimiento y para traer bienes que<br />
ayu<strong>de</strong>n con el sostenimiento <strong>de</strong> las acciones pastorales <strong>de</strong> las parroquias.<br />
Ante esta hermosa y loable tradición es fundamental tener<br />
presente que esto es un gesto <strong>de</strong> entrega para el bienestar <strong>de</strong> los<br />
hermanos y hermanas más necesitadas. Del mismo modo que las<br />
primeras comunida<strong>de</strong>s compartían todo para el bien <strong>de</strong> todos (Hch<br />
4, 32-35), nuestra visión es po<strong>de</strong>r solidarizarnos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el silencio y<br />
la donación con aquellos abandonados y dolientes, sólo <strong>de</strong> esta forma<br />
logramos acompañarnos mutuamente abrazados a Jesús Nazareno,<br />
manteniéndonos en vela para no caer en la tentación.<br />
Que la contemplación y la caridad auténticas sean nuestra motivación<br />
para iniciar esta oración en el <strong>Huerto</strong>.<br />
Imagen <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
Señor <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
<strong>Huerto</strong>,<br />
Parroquia<br />
<strong>San</strong> Vicente<br />
Ferrer <strong>de</strong><br />
Moravia.<br />
4 16 17<br />
Cantemos<br />
Perdona a tu pueblo Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.<br />
Por tu po<strong>de</strong>r y amor inefable,<br />
por tu misericordia entrañable, perdónanos, Señor.<br />
Somos el pueblo que has elegido<br />
y con tu sangre lo has redimido, perdónanos, Señor<br />
Reconocemos nuestro pecado<br />
que tantas veces has perdonado, perdónanos, Señor.<br />
Dios <strong>de</strong> la fiel y eterna Alianza,<br />
en Tí ponemos nuestra esperanza, perdónanos, Señor<br />
Des<strong>de</strong> la cruz nos diste a tu Madre,<br />
vuélvenos al abrazo <strong><strong>de</strong>l</strong> Padre, perdónanos, Señor.<br />
Finalicemos este momento <strong>de</strong> oración, dándonos por entero al<br />
Señor diciéndole con <strong>San</strong>ta Teresa <strong>de</strong> Jesús:<br />
“Vuestra Soy”<br />
Vuestra soy, para Vos nací.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mi?<br />
Vuestra soy, pues me criasteis;<br />
vuestra, pues me redimisteis;<br />
vuestra, pues que me sufristeis;<br />
vuestra, pues que me llamasteis,<br />
vuestra, pues me conservasteis;<br />
vuestra, pues no me perdí.<br />
¿Qué mandáis hacer <strong>de</strong> mí?<br />
¿Qué mandáis, pues, buen Señor,<br />
que haga tan vil criado?<br />
¿Cuál oficio le habéis dado<br />
a este esclavo pecador?
«Este es el ayuno que yo amo»<br />
Iniciamos los últimos días <strong>de</strong> ayuno preparatorios a la Pascua, que<br />
con gozo efusivo iniciaremos el Domingo, recor<strong>de</strong>mos lo que esta<br />
acción <strong>de</strong> fe significa para nosotros.<br />
Escuchemos la voz <strong>de</strong> Dios que nos habla en la boca <strong><strong>de</strong>l</strong> profeta<br />
Isaías 58, 3b-12<br />
Porque uste<strong>de</strong>s, el mismo día en que ayunan, se ocupan <strong>de</strong> negocios<br />
y maltratan a su servidumbre. Ayunan para entregarse a pleitos y<br />
querellas y para golpear perversamente con el puño. No ayunen como<br />
en esos días, si quieren hacer oír su voz en las alturas,<br />
¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige<br />
a sí mismo? Doblar la cabeza como un junco, ten<strong>de</strong>rse sobre el<br />
cilicio y la ceniza: ¿a eso llamas ayuno y día aceptable al Señor?<br />
Este es el ayuno que yo amo –oráculo <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor–: soltar las ca<strong>de</strong>nas<br />
injustas, <strong>de</strong>satar los lazos <strong><strong>de</strong>l</strong> yugo, <strong>de</strong>jar en libertad a los oprimidos<br />
y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar<br />
a los pobres sin techo; cubrir al que veas <strong>de</strong>snudo y no <strong>de</strong>spreocuparte<br />
<strong>de</strong> tu propia carne.<br />
Entonces <strong>de</strong>spuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en<br />
cicatrizar; <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong>de</strong> ti avanzará tu justicia y <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ti irá la gloria<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Señor.<br />
Entonces llamarás, y el Señor respon<strong>de</strong>rá; pedirás auxilio, y él dirá:<br />
«¡Aquí estoy!». Si eliminas <strong>de</strong> ti todos los yugos, el gesto amenazador<br />
y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al<br />
que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad<br />
será como al mediodía, el Señor te guiará incesantemente, te saciará<br />
en los ardores <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sierto y llenará tus huesos <strong>de</strong> vigor; tú serás<br />
como un jardín bien regado, como una vertiente <strong>de</strong> agua, cuyas<br />
aguas nunca se agotan.<br />
Reconstruirás las ruinas antiguas, restaurarás los cimientos seculares,<br />
y te llamarán «Reparador <strong>de</strong> brechas», «Restaurador <strong>de</strong> moradas<br />
en ruinas».<br />
Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />
16 4 5<br />
Cantemos con el salmista<br />
Salmo 21<br />
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?<br />
Al verme, se burlan <strong>de</strong> mí, hacen visajes menean la cabeza:<br />
Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo<br />
quiere.<br />
Me acorrala una jauría <strong>de</strong> mastines, se acerca una banda <strong>de</strong><br />
malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis<br />
huesos.<br />
Se reparten mi ropa echan a suerte mi túnica. Pero tú Señor,<br />
no te que<strong>de</strong>s lejos, fuerza mía, ven corriendo a liberarme.<br />
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio <strong>de</strong> la asamblea<br />
te alabaré. Fieles <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor alabadlo; linaje <strong>de</strong> Jacob glorificadlo;<br />
temedlo, linaje <strong>de</strong> Israel.<br />
Oremos en silencio<br />
Luego <strong>de</strong> unos minutos <strong>de</strong> silencio sagrado <strong>de</strong>cimos todos:<br />
Señor, escucha mi oración;<br />
Tú, que eres fiel, atien<strong>de</strong> a mi súplica;<br />
Tú, que eres justo, escúchame.<br />
«Qué<strong>de</strong>nse aquí, velando conmigo»<br />
Escuchemos las palabras <strong>de</strong> Nuestro Señor Jesús que nos relata el<br />
evangelista Mateo (26, 30-43)<br />
Después <strong><strong>de</strong>l</strong> canto <strong>de</strong> los Salmos, salieron hacia el monte <strong>de</strong> los<br />
Olivos.<br />
Entonces Jesús les dijo: «Esta misma noche, uste<strong>de</strong>s se van a escandalizar<br />
a causa <strong>de</strong> mí. Porque dice la Escritura: Heriré al pastor, y se<br />
dispersarán las ovejas <strong><strong>de</strong>l</strong> rebaño.<br />
Pero <strong>de</strong>spués que yo resucite, iré antes que uste<strong>de</strong>s a Galilea».
Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Aunque todos se escandalicen<br />
por tu causa, yo no me escandalizaré jamás».<br />
Jesús le respondió: «Te aseguro que esta misma noche, antes que<br />
cante el gallo, me habrás negado tres veces».<br />
Pedro le dijo: «Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré». Y<br />
todos los discípulos dijeron lo mismo.<br />
Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní,<br />
les dijo: «Qué<strong>de</strong>nse aquí, mientras yo voy allí a orar». Y llevando<br />
con él a Pedro y a los dos hijos <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o, comenzó a entristecerse<br />
y a angustiarse.<br />
Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza <strong>de</strong> muerte. Qué<strong>de</strong>nse<br />
aquí, velando conmigo». Y a<strong><strong>de</strong>l</strong>antándose un poco, cayó con el<br />
rostro en tierra, orando así: «Padre mío, si es posible, que pase lejos<br />
<strong>de</strong> mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Después<br />
volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a<br />
Pedro: «¿Es posible que no hayan podido quedarse <strong>de</strong>spiertos conmigo,<br />
ni siquiera una hora? Estén prevenidos y oren para no caer en<br />
tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».<br />
Se alejó por segunda vez y suplicó: «Padre mío, si no pue<strong>de</strong> pasar<br />
este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad».<br />
Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban<br />
<strong>de</strong> sueño.<br />
Nuevamente se alejó <strong>de</strong> ellos y oró por tercera vez, repitiendo las<br />
mismas palabras.<br />
Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo: «Ahora pue<strong>de</strong>n dormir<br />
y <strong>de</strong>scansar: ha llegado la hora en que el Hijo <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre va a ser<br />
entregado en manos <strong>de</strong> los pecadores.<br />
Palabra <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor<br />
Luego <strong>de</strong> la proclamación <strong><strong>de</strong>l</strong> Evangelio, se invita a quienes participan<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> momento <strong>de</strong> oración que reconstruyan con su mente todo<br />
lo relatado por Mateo y se coloquen en la situación <strong>de</strong> Jesús y <strong>de</strong><br />
sus discípulos para compren<strong>de</strong>r esta experiencia.<br />
6 14 15<br />
7<br />
«Uste<strong>de</strong>s son mis amigos si hacen lo que les<br />
mando»<br />
Escuchemos las palabras <strong>de</strong> Nuestro Señor Jesús que nos relata el<br />
evangelista Juan (15, 12-21)<br />
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los<br />
he amado. No hay amor más gran<strong>de</strong> que dar la vida por los amigos.<br />
Uste<strong>de</strong>s son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo<br />
servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo<br />
los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí <strong>de</strong> mi<br />
Padre.<br />
No son uste<strong>de</strong>s los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a<br />
uste<strong>de</strong>s, y los <strong>de</strong>stiné para que vayan y <strong>de</strong>n fruto, y ese fruto sea<br />
dura<strong>de</strong>ro. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo conce<strong>de</strong>rá.<br />
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.<br />
Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.<br />
Si uste<strong>de</strong>s fueran <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, el mundo los amaría como cosa suya.<br />
Pero como no son <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, sino que yo los elegí y los saqué <strong>de</strong> él,<br />
el mundo los odia.<br />
Acuér<strong>de</strong>nse <strong>de</strong> lo que les dije: el servidor no es más gran<strong>de</strong> que su<br />
señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a uste<strong>de</strong>s; si<br />
fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s. Pero<br />
los tratarán así a causa <strong>de</strong> mi Nombre, porque no conocen al que<br />
me envió.<br />
Palabra <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor<br />
Luego <strong>de</strong> la proclamación <strong><strong>de</strong>l</strong> Evangelio, se invita a quienes participan<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> momento <strong>de</strong> oración a que presenten víveres y otros bienes<br />
para compartir con los pobres y colaborar con las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
parroquia.<br />
Después <strong>de</strong>cimos todos:<br />
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza
Lector 1:<br />
¡Te busco, Jesús!<br />
¡Quiero ver tu rostro!<br />
¡Quiero ver tu rostro!<br />
Lector 2:<br />
Saliste a mi encuentro una mañana <strong>de</strong> primavera.<br />
Me tomaste <strong>de</strong> la mano<br />
y estuvimos un rato juntos.<br />
Lector 1:<br />
Te vi un poco, te sentí.<br />
Quiero conocerte más<br />
y tenerte más cerca.<br />
No me cierres la puerta.<br />
Abre<br />
y déjame entrar: Te estoy llamando.<br />
Lector 2:<br />
Ábreme para que te vea y esté contigo<br />
y cambie todo entero, mis entrañas y mi corazón,<br />
mis manos y mi cabeza.<br />
Oremos en silencio<br />
Luego <strong>de</strong> unos minutos <strong>de</strong> silencio sagrado <strong>de</strong>cimos todos:<br />
Acuérdate <strong>de</strong> mí<br />
por amor <strong>de</strong> tu pueblo,<br />
visítame con tu salvación.<br />
Mosaico <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong><br />
Jesús en el <strong>Huerto</strong>,<br />
parroquia <strong>San</strong> Pedro <strong>de</strong><br />
Montes <strong>de</strong> Oca.<br />
14<br />
7<br />
Después <strong>de</strong> estos minutos <strong>de</strong> silencio <strong>de</strong>cimos todos:<br />
Mira si mi camino se <strong>de</strong>svía,<br />
guíame, Señor, por el camino eterno.<br />
«Estén prevenidos y oren»<br />
Quien guía la oración invita a los presentes a respon<strong>de</strong>r a cada invocación:<br />
Ayúdanos a velar contigo.<br />
Señor Jesús, que antes <strong>de</strong> iniciar tu Pasión celebraste la Pascua para<br />
Instituir la Eucaristía como Sacramento <strong>de</strong> Salvación…<br />
Señor Jesús, que con el lavatorio <strong>de</strong> los pies a tus discípulos, nos<br />
señalaste el camino <strong>de</strong> donación amorosa a nuestro prójimo…<br />
Señor Jesús, que cantaste salmos para dialogar con el Padre y<br />
celebrar su cariño misericordioso hacia la humanidad…<br />
Señor Jesús, que has sido el pastor herido para la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong><br />
nuestras culpas.<br />
Señor Jesús, que anunciaste la promesa <strong>de</strong> la Resurrección para<br />
consolar a los <strong>de</strong>svalidos…<br />
Señor Jesús, que fuiste negado y abandonado por tus amigos<br />
temerosos <strong>de</strong> la muerte y la persecución…<br />
Señor Jesús, entristecido y angustiado en el <strong>Huerto</strong> <strong>de</strong> los Olivos…<br />
Señor Jesús, que pediste al Padre apartar <strong>de</strong> ti el cáliz <strong>de</strong> amargura<br />
respetando su voluntad…<br />
Señor Jesús, que oraste con espíritu dispuesto para no caer en la<br />
tentación…<br />
Señor Jesús, que en la hora culminante te entregaste y permitiste<br />
que te traicionaran…
Vitral <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong><br />
Jesús en el <strong>Huerto</strong><br />
<strong>San</strong>tuario <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
<strong>San</strong>to Cristo <strong>de</strong> Esquipulas<br />
en Alajuelita, <strong>San</strong> <strong>José</strong>.<br />
Señor Jesús,<br />
que eres nuestro<br />
consuelo y<br />
nuestra salvación…<br />
8<br />
13<br />
Cantemos<br />
Oh Rostro ensangrentado L: A. Taulé; M: H.L.Hassler<br />
Oh rostro ensangrentado <strong>de</strong> Cristo, el Señor.<br />
Cabeza circundada <strong>de</strong> afrenta y <strong>de</strong> dolor.<br />
Contritos contemplamos tu pena y tu aflicción.<br />
Acoge nuestro llanto, oh Cristo Salvador.<br />
Tú pagas por las culpas <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre pecador.<br />
Clavado en el ma<strong>de</strong>ro, nos das la salvación.<br />
Tu sangre nos redime, tu amor nos da el perdón.<br />
Acoge nuestro llanto, oh Cristo Salvador.<br />
Extien<strong>de</strong> por el mundo tu reino <strong>de</strong> bondad.<br />
Las puertas <strong><strong>de</strong>l</strong> abismo no prevalecerán.<br />
Seamos los creyentes testigos <strong>de</strong> tu amor.<br />
Acoge nuestro llanto, oh Cristo Salvador.<br />
¡QUIERO VER TU ROSTRO! (Jn 12,20)<br />
Escrito por Patxi Loidi.<br />
Lector 1:<br />
Tú mi esperanza, Jesús.<br />
Óyeme,<br />
para que no sucumba al <strong>de</strong>saliento. Óyeme,<br />
para que no <strong>de</strong>je <strong>de</strong> buscarte.<br />
Lector 2:<br />
Buscarte día a día, hora a hora.<br />
Buscarte en soledad y compañía.<br />
Estudiar y orar.<br />
Dialogar y trabajar.<br />
Destruir ca<strong>de</strong>nas.<br />
Levantar ciuda<strong>de</strong>s solidarias.<br />
Romperme en el tajo <strong>de</strong> la lucha <strong>de</strong> liberación.<br />
Luchar y amar...
Lector 2:<br />
Yo no he sido siempre así,<br />
ni tampoco he rezado siempre<br />
para que Tú me condujeras.<br />
Deseaba escoger y ver mi camino; pero ahora<br />
condúceme Tú, siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante.<br />
Ansiaba los días <strong>de</strong> gloria y, a pesar <strong>de</strong> los temores,<br />
el orgullo dirigía mi querer.<br />
Lector 1:<br />
¡Oh!, no te acuer<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esos años que pasaron ya.<br />
Tu po<strong>de</strong>r me ha ben<strong>de</strong>cido tan largamente<br />
que aún sabrá conducirme siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante<br />
por el llano y por los pantanos,<br />
sobre la roca abrupta y el bramar <strong><strong>de</strong>l</strong> torrente,<br />
hasta que la noche haya pasado<br />
y me sonrían en la mañana<br />
esas caras <strong>de</strong> ángeles,<br />
que había amado hace tanta tiempo<br />
y que durante una época perdí.<br />
Lector 2:<br />
Condúceme Tú, siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante.<br />
Oremos en silencio<br />
Luego <strong>de</strong> unos minutos <strong>de</strong> silencio sagrado <strong>de</strong>cimos todos:<br />
Que mi alma viva para alabarte,<br />
Que tus mandamientos me auxilien;<br />
Me extravié como oveja perdida:<br />
Busca a tu siervo,<br />
Que no olvida tus mandatos.<br />
12 13 9<br />
“Puedo morir. Aquí estoy.”<br />
El 30 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1996 siete monjes trapenses, <strong><strong>de</strong>l</strong> Monasterio <strong>de</strong><br />
Nuestra Señora <strong><strong>de</strong>l</strong> Atlas en Argelia, fueron asesinados por guerrilleros<br />
fundamentalistas, que no comprendieron un nuevo estilo <strong>de</strong><br />
convivencia en armonía, en la que los cristianos y los musulmanes<br />
pudiesen convivir en paz, respeto y diálogo en una misma tierra.<br />
Dos años antes, en uno <strong>de</strong> sus escritos, el prior Christian-Marie<br />
Chergé había previsto el martirio y <strong>de</strong>jaba constancia <strong>de</strong> su respeto<br />
a la fe islámica, <strong>de</strong> su amor al pueblo argelino y <strong>de</strong> su perdón a la luz<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> Evangelio.<br />
Escuchemos el relato <strong>de</strong> este hombre convencido y enamorado <strong>de</strong><br />
la locura <strong>de</strong> la cruz, pues paralelamente a los anuncios <strong>de</strong> la Pasión<br />
que hizo Jesús el Maestro, este religioso vaticinó su Pascua personal<br />
poniendo su confianza en la esperanza <strong>de</strong> la resurrección que aniquila<br />
la muerte, el llanto y el dolor <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva.<br />
DEL P. CHRISTIAN-MARIE CHERGÉ<br />
“Si un día me aconteciera -y podría ser hoy- ser víctima <strong><strong>de</strong>l</strong> terrorismo<br />
que actualmente parece querer alcanzar a todos los<br />
extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad,<br />
mi Iglesia, mi familia, recordaran que mi vida ha sido donada a<br />
Dios y a este país. Que aceptaran que el único Señor <strong>de</strong> todas<br />
las vidas no podría permanecer ajeno a esta muerte brutal.<br />
Que rezaran por mí: ¿cómo ser digno <strong>de</strong> semejante ofrenda?<br />
Que supieran asociar esta muerte a muchas otras, igualmente<br />
violentas, abandonadas a la indiferencia y el anonimato.<br />
Mi vida no vale más que otra. Tampoco vale menos.<br />
De todos modos, no tengo la inocencia <strong>de</strong> la infancia. He vivido<br />
lo suficiente como para saber que soy cómplice <strong><strong>de</strong>l</strong> mal que<br />
¡<strong>de</strong>sgraciadamente! parece prevalecer en el mundo y también<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> que podría golpearme a ciegas. Al llegar el momento, querría<br />
po<strong>de</strong>r tener ese instante <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z que me permita pedir<br />
perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando<br />
al mismo tiempo, <strong>de</strong> todo corazón, a quien me hubiere golpeado.<br />
No podría <strong>de</strong>sear una muerte semejante. Me parece
importante <strong>de</strong>clararlo. En efecto, no veo cómo podría alegrarme<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> hecho <strong>de</strong> que este pueblo que amo fuera acusado indiscriminadamente<br />
<strong>de</strong> mi asesinato. Sería un precio <strong>de</strong>masiado<br />
alto para la que, quizá, sería llamada la gracia <strong><strong>de</strong>l</strong> martirio,<br />
que se <strong>de</strong>biera a un argelino, quienquiera que sea, sobre todo<br />
si dice que actúa por fi<strong><strong>de</strong>l</strong>idad a lo que supone que es el Islam.<br />
Sé <strong>de</strong> cuánto <strong>de</strong>sprecio han podido ser tachados los argelinos<br />
en su conjunto y conozco también qué caricaturas <strong><strong>de</strong>l</strong> Islam<br />
promueve cierto islamismo. Es <strong>de</strong>masiado fácil poner en paz la<br />
conciencia i<strong>de</strong>ntificando esta vía religiosa con los integralismos<br />
<strong>de</strong> sus extremismos.<br />
Argelia y el Islam, para mí, son otra cosa, son un cuerpo y un<br />
alma. Me parece haberlo proclamado bastante sobre la base<br />
<strong>de</strong> lo que he visto y aprendido por experiencia, volviendo a<br />
encontrar tan a menudo ese hilo conductor <strong><strong>de</strong>l</strong> Evangelio que<br />
aprendí sobre las rodillas <strong>de</strong> mi madre, mi primera Iglesia inicial,<br />
justamente en Argelia, y ya entonces, en el respeto <strong>de</strong> los<br />
creyentes musulmanes. Evi<strong>de</strong>ntemente, mi muerte parecerá<br />
darles razón a quienes me han tratado sin reflexionar como<br />
ingenuo o i<strong>de</strong>alista. Pero estas personas <strong>de</strong>ben saber que, por<br />
fin, quedará satisfecha la curiosidad que más me atormenta.<br />
Si Dios quiere podré, pues, sumergir mi mirada en la <strong><strong>de</strong>l</strong> Padre<br />
para contemplar junto con Él a sus hijos <strong><strong>de</strong>l</strong> Islam, así como Él<br />
los ve, iluminados todos por la gloria <strong>de</strong> Cristo, fruto <strong>de</strong> su Pasión,<br />
colmados por el don <strong><strong>de</strong>l</strong> Espíritu, cuyo gozo secreto será<br />
siempre el <strong>de</strong> establecer la comunión y restablecer la semejanza,<br />
jugando con las diferencias.<br />
De esta vida perdida, totalmente mía y totalmente <strong>de</strong> ellos,<br />
doy gracias a Dios porque parece haberla querido por entero<br />
para esta alegría, por encima <strong>de</strong> todo y a pesar <strong>de</strong> todo. En<br />
este “gracias”, en el que ya está dicho todo <strong>de</strong> mi vida, los incluyo<br />
a uste<strong>de</strong>s, por supuesto, amigos <strong>de</strong> ayer y <strong>de</strong> hoy, y a<br />
uste<strong>de</strong>s, amigos <strong>de</strong> aquí, junto con mi madre y mi padre, mis<br />
hermanas y mis hermanos y a ellos, ¡céntuplo regalado como<br />
había sido prometido! Y a ti también, amigo <strong><strong>de</strong>l</strong> último instante,<br />
que no sabrás lo que estés haciendo, sí, porque también<br />
por ti quiero <strong>de</strong>cir este gracias y este a-Dios en cuyo rostro te<br />
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contemplo. Y que nos sea dado volvernos a encontrar, ladrones<br />
colmados <strong>de</strong> gozo, en el paraíso, si así le place a Dios, Padre<br />
nuestro, Padre <strong>de</strong> ambos. Amén. Inchalá”.<br />
A través <strong>de</strong> las tinieblas<br />
Car<strong>de</strong>nal Newman<br />
Lector 1:<br />
A través <strong>de</strong> las tinieblas que me ro<strong>de</strong>an<br />
condúceme Tú, siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante.<br />
Lector 2:<br />
La noche es oscura<br />
y estoy lejos <strong><strong>de</strong>l</strong> hogar:<br />
condúceme Tú, siempre más a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante.<br />
Lector 1:<br />
Guía mis pasos.<br />
No puedo ver ya<br />
lo que se dice ver allá abajo:<br />
un solo paso cada vez<br />
es bastante para mí.