19.05.2013 Views

una entrevista con santiago béjar. - Portal sobre Patrimonio Musical ...

una entrevista con santiago béjar. - Portal sobre Patrimonio Musical ...

una entrevista con santiago béjar. - Portal sobre Patrimonio Musical ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

2<br />

Proyecto desarrollado por:<br />

Pilar Barrios y Ángel Domínguez:<br />

Grupo <strong>Patrimonio</strong> musical y educación.<br />

Universidad de Extremadura.<br />

Francisco Caballero:<br />

Grupo de Música e identidad extremeña (MUIDEX).<br />

Universidad de Extremadura.<br />

Patrocinan:<br />

Excmo. Ayuntamiento de Plasencia.<br />

Asociación de tamborileros “Santiago Béjar”.<br />

I.S.B.N. 978-84-15321-45-3<br />

Depósito Legal: CC-001251-2011<br />

Editado por c2o Comunicación<br />

Propiedad de todas las ediciones: Santiago Béjar.<br />

No está permitida la reproducción total o parcial de esta obra,<br />

ni su tratamiento o transmisión por cualquier medio o método<br />

sin autorización de sus autores.


Santiago Béjar.<br />

El hijo del tamborilero.<br />

3


4<br />

A todos aquellos que nos ayudaron<br />

a sacar este hermoso proyecto adelante.<br />

El diseño de la portada y <strong>con</strong>traportada<br />

están inspirados en las pinturas rupestres<br />

del castillo de Monfragüe,<br />

en Torrejón el Rubio (Cáceres),<br />

y en los paisajes de las sierras del norte de Cáceres.


PILAR BARRIOS MANZANO.<br />

Catedrática de Escuela Universitaria.<br />

Universidad de Extremadura.<br />

FRANCISCO JAVIER CABALLERO CARRASCO<br />

Profesor de Educación Secundaria.<br />

I.E.S. Francisco de Orellana. Trujillo.<br />

ÁNGEL DOMÍNGUEZ MORCILLO<br />

Antropólogo y Maestro de Educación <strong>Musical</strong>.<br />

Colegio Gabriel y Galán. Cáceres.<br />

Santiago Béjar.<br />

El hijo del tamborilero.<br />

En Plasencia, a 3 de Diciembre de 2011,<br />

día de San Francisco Javier.<br />

5


ÍNDICE DE CONTENIDOS.<br />

Unas palabras de Santiago Béjar. 9<br />

Prólogo. 10<br />

INTRODUCCIÓN. 13<br />

Canción de Santiago Béjar: Hospital Virgen del Puerto. 16<br />

1. MIS EXPERIENCIAS VIVIDAS CON SANTIAGO BÉJAR. 18<br />

2. UNA HISTORIA DE VIDA. 23<br />

2.1. Orígenes y transcendencia. 23<br />

2.2. La familia de Celedonio y Eusebia. 24<br />

2.3. Sus primeros pasos en la música. El salón de baile y la orquesta “Vista Alegre” 27<br />

2.4. Los años de juventud. 29<br />

2.5. La postguerra. 30<br />

2.6. La orquestina “Los Morriñas” (1941-1944) 31<br />

2.7. La boda y el servicio militar (1943-1944) 32<br />

2.8. La vuelta a casa. 33<br />

2.9. Un nuevo cambio de gusto, el rock and roll y las discotecas (1960) 34<br />

2.10. Emigración-viudedad-retorno. 35<br />

2.11. Un emigrante retornado el hombre orquesta (1980) 36<br />

2.12. El redescubrimiento de la gaita y el tamboril (1984) 37<br />

2.13. Los Coros de Plasencia. El reencuentro <strong>con</strong> su padre a través de García Matos (1990) 37<br />

2.14. Maestro de tamborileros (1993). 39<br />

2.15. Premios homenajes y re<strong>con</strong>ocimientos. 40<br />

2.16. Su vida actual. Su remanso de paz. El retorno a la naturaleza. 43<br />

3. EL MÚSICO. 45<br />

3.1. El músico teórico. 47<br />

3.2. El intérprete. 51<br />

3.3. El docente. 63<br />

3.4. ¿El futuro? 66<br />

4. LA MÚSICA Y LA VIDA: UNA ENTREVISTA CON SANTIAGO BÉJAR. 68<br />

5. EL MÉTODO. 79<br />

5.1. Justificación. 79<br />

5.2. Notación. 80<br />

5.3. Notación del ritmo. 82<br />

5.4. Introducción a la gaita y el tamboril. 82<br />

Pág.<br />

7


8<br />

6. PARTITURAS. 91<br />

6.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA. 93<br />

6.A.1. Sones -<br />

6.A.2. Jotas. 94<br />

6.A.3. Pindongos. 106<br />

6.A.4. Perantones y Charradas. 112<br />

6.A.5. Otros bailes. 120<br />

6.A.6. Danzas. 134<br />

6.B. TOQUES VARIOS. 139<br />

6.B.1. Alboradas y pasacalles. 140<br />

6.B.2. De ronda. 142<br />

6.B.3. De bodas. 166<br />

6.B.4. Romances. 169<br />

6.B.5. Villancicos. 170<br />

6.B.6. De canto en situaciones diversas. 180<br />

6.B.7. Toques asimilados. 193<br />

7.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS. 197<br />

7. PARTITURAS Y TABLATURAS MANUSCRITAS. 211<br />

7.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA. 211<br />

7.A.1. Sones 212<br />

7.A.2. Jotas. 213<br />

7.A.3. Perantones y Charradas. 218<br />

7.A.4. Danzas. 220<br />

7.B. TOQUES VARIOS. 221<br />

7.B.1. Alboradas y pasacalles. 222<br />

7.B.2. De ronda. 223<br />

7.B.3. Romances. 230<br />

7.B.4. Villancicos. 231<br />

7.B.5. De canto en situaciones diversas. 232<br />

7.B.6. Toques asimilados. 233<br />

7.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS. 235<br />

7.C.1. Tradicionales. 236<br />

7.C.2. Misa extremeña. 237<br />

ANEXOS<br />

1. Clasificación del repertorio por géneros. 242<br />

2. Índice alfabético de canciones. 243


UNAS PALABRAS DE SANTIAGO BÉJAR.<br />

9


10<br />

PRÓLOGO.<br />

Si en algún lugar del orbe reside la magia que aúna lo divino y lo humano, ese lugar<br />

es la <strong>con</strong>junción de valles fértiles y generosos que forman la Alta Extremadura, en cuya<br />

capital tuve el providencial privilegio de nacer .<br />

La banda sonora original de este reducto histórico y natural de excepción no es otra que<br />

la música que emana del primitivo y pastoril son de gaitas y tamboriles, sones que inun-<br />

dan de vida, fiesta y oración de cada pueblo del norte extremeño, desde Gata al Arañuelo,<br />

desde el Alagón a Monfragüe .<br />

Allí donde huele a miel de las Hurdes, a cerezas del Jerte, a castaños del Ambroz, a<br />

pimentón de la Vera, al aceite de la Trasierra y Granadilla..., todo lo inunda la luz brillante<br />

de la gaita extremeña y el tamboril, cincelando en madera y cuero profundas melodías que<br />

dibujan en el inmenso cielo altoextremeño el rostro amable de los infinitos tamborileros<br />

que marcaron <strong>con</strong> música y vida el devenir histórico de <strong>una</strong> tierra rica en buenas y traba-<br />

jadoras gentes .<br />

Caminando por el sendero marcado por el insigne etnomusicólogo placentino del que<br />

celebramos en 2012 el centenario de su nacimiento, Don Manuel Gª Matos, nos en<strong>con</strong>tra-<br />

mos <strong>con</strong> dos excepcionales representantes de este noble y pastoril arte musical extremeño:<br />

Antolín Garrido y Celedonio Béjar, ambos, músicos tradicionales de la primera mitad del<br />

siglo pasado que entregan el testigo emocional y técnico al protagonista de nuestra histo-<br />

ria, Santiago Béjar, definido por el profesor y antropólogo de Valdeobispo Ángel Domín-<br />

guez, como el mejor tamborilero, alumno excepcional y maestro de maestros durante estas<br />

últimas décadas que unen los siglos XX y XXI .<br />

Santiago representa la esencia musical tradicional de este mágico norte de Extrema-<br />

dura, mantiene la milenaria costumbre de poner música a cada espacio, a cada instante,<br />

siembra virtud y bondad allá por donde transcurre, acompañado de su destreza musical<br />

al calor de la gaita y el tamboril, ni siquiera cuando sus labios arrancan las más hermosas<br />

melodías del alma de esta tierra a su flauta de madera templada, despide a su sonrisa, <strong>una</strong><br />

sonrisa marcada siempre por la intensidad de <strong>una</strong> vida de esfuerzo y sacrificio permanente<br />

y de música extraordinaria capaz de inundar de alegría cada rincón del corazón generoso<br />

de las tierras que le vieron nacer y vivir .


Sirvan mis palabras para agradecer su dedicación musical al servicio del patrimonio artístico<br />

esencial de Extremadura. Gracias, Santiago, por tu ejemplo, tu humildad, por tu generosidad,<br />

por tu magisterio, ése que hace que sea posible <strong>con</strong>servar las raíces de nuestra Extremadura, que<br />

podamos entenderla y disfrutarla más profundamente, ése que hizo posible el resurgimiento de<br />

generaciones y generaciones de jóvenes tamborileros a los que mostraste cuanto sabes, facili-<br />

tando el camino para quien no <strong>con</strong>oce el lenguaje musical <strong>con</strong> tu extraordinario método, pero<br />

envolviendo también de los tecnicismos musicales que aprendiste a orillas del Jerte y de manos<br />

de tu maestro, al tradicional saber musical de los pueblos de la alta Extremadura, acercándolo<br />

así a los teóricos y eruditos .<br />

Gracias también a quienes hicieron posible esta obra, a sus alumnos, tamborileros todos en<br />

ejercicio que forman la Asociación de Tamborileros del Norte de Extremadura y a los profe-<br />

sores: Pilar Barrios, mi admirada profesora, que nos acercó a la vida intensa del músico; Ángel<br />

Domínguez, que nos acercó al excepcional músico extremeño y a Francisco Javier Caballero<br />

que nos acercó al maestro que permite <strong>con</strong> su magisterio que se mantenga la tradición a lo largo<br />

del tiempo .<br />

Todo un privilegio para mí, siempre inmerecido, poder prologar esta obra insigne que nos<br />

permitirá <strong>con</strong>ocer a uno de nuestros más destacados músicos, ejemplo de <strong>con</strong>servación y di-<br />

vulgación de nuestras más importantes tradiciones populares, en este caso la del noble arte del<br />

toque de gaita y tamboril, al que Santiago Béjar devuelve <strong>con</strong> su buen hacer el re<strong>con</strong>ocimiento<br />

y el prestigio social que se merece .<br />

Fernando Pizarro Gª-Polo.<br />

Maestro en Educación <strong>Musical</strong>.<br />

Alcalde de Plasencia.<br />

11


INTRODUCCIÓN.<br />

Francisco Javier Caballero.<br />

“Todo tiene quien todo da” 1<br />

Santiago en su finca Calzoncillos.<br />

Al fondo, Plasencia.<br />

Hace ya unos años que Santiago Béjar<br />

entró en mi vida; fue allá por el 1997, y fue<br />

como un soplo de aire fresco que hace que<br />

se te hinche el pecho y se te llene el alma de<br />

ilusiones. Al escucharlo tocar me dije a mí<br />

mismo: “yo quiero tocar como el Maestro”.<br />

Empecé a asistir a sus clases en el aula de<br />

la Diputación de Cáceres y a <strong>con</strong>ocer a gente<br />

enamorada de los sonidos de la tierra. Nada<br />

más en<strong>con</strong>trarte <strong>con</strong> la persona de Santiago<br />

tu cabeza empieza a funcionar y a hacerse<br />

preguntas: ¿Este hombre viene desde<br />

Plasencia a Cáceres en su “cuatro latas” para<br />

darnos clase a unos cuantos locos que<br />

queremos aprender a tocar la gaita y el<br />

tamboril?... Pero !Con la edad que tiene! (en<br />

aquellas fechas <strong>con</strong>taba ya los 74 años) Él<br />

solito, llega el invierno y las lluvias y<br />

Santiago sigue viniendo. Increíble. Al final te<br />

das cuenta que su amor por la música es<br />

capaz de hacer que supere cualquier barrera,<br />

por alta que ésta sea.<br />

Cuando le miras a los ojos ves en ellos la vida, y te da la sensación de que te está mirando<br />

un niño, quizás por eso es <strong>con</strong>ocido como “el Picardías”. O quizás porque su mirada comunica<br />

alegría, es limpia y cristalina.<br />

1 En mi pecho. Nuevo Catálogo de Seres y Estares. 1990. El último de la fila.<br />

13


14<br />

Sé por mi profesión (yo también soy profesor) lo difícil que es comunicar <strong>con</strong> los alumnos,<br />

<strong>con</strong>seguir que se motiven y que al final se <strong>con</strong>sigan los objetivos inicialmente planteados.<br />

Para Santiago esto parecía <strong>una</strong> cualidad innata, él <strong>con</strong> su pedagogía, mezclando canciones,<br />

chascarrillos y vivencias nos fue abriendo su corazón. Nos <strong>con</strong>tó sus inquietudes y anhelos.<br />

A algunos nos <strong>con</strong>tagió su ilusión por hacer que este mundo de la gaita y el tamboril siguiera<br />

adelante. Un día nos <strong>con</strong>tó <strong>una</strong> de sus ilusiones: “Me gustaría un día ver por lo menos a 30<br />

tamborileros, alumnos míos, haciendo un pasacalle”.<br />

Fruto de esas ilusiones, generosidad e interés por comunicar, nació la idea de este proyecto.<br />

Santiago sabe, por su propia experiencia, lo que es querer aprender a tocar un instrumento y no<br />

tener quien te lo enseñe. Nos lo ha <strong>con</strong>tado en muchas de sus anécdotas del servicio militar y de<br />

la época de aprendizaje del saxofón. Quizás por todo esto su empeño en que tanto la gente que<br />

sabe solfeo como los profanos en la materia puedan aprender de <strong>una</strong> forma fácil y accesible. Él<br />

quiere llegar a todo el público y a todos los alumnos, que ninguno se quede por el camino. Por<br />

eso empezó a transcribir las canciones que tocaba a <strong>una</strong>s hojas de tablaturas de digitación donde<br />

cualquier alumno no docto en solfeo podía iniciarse en el aprendizaje del instrumento. Pero a su<br />

vez se daba cuenta que no podía perder a aquellos músicos <strong>con</strong> <strong>con</strong>ocimientos de solfeo y por<br />

eso planteó la posibilidad de unir las dos escrituras musicales.<br />

Santiago en Extremadura, <strong>con</strong> sus clases, ha sido uno de los tamborileros que ha propiciado<br />

el cambio en el perfil del prototipo de tamborilero. Ya no sólo son cabreros los que interpretan<br />

nuestras bellas canciones en las sierras de la alta Extremadura. Entre los alumnos que asistimos<br />

a sus clases hay de todo tipo de profesiones: psicólogos, maestros, profesores, informáticos,<br />

ingenieros, funcionarios, jubilados, niños, etc. Su empeño: hacer renacer la figura del tamborilero<br />

en Extremadura y darle re<strong>con</strong>ocimiento y prestigio social.<br />

Este verano <strong>con</strong>ocí a un francés que me <strong>con</strong>tó que cuando llegó a las Hurdes creyó estar en<br />

un cuento de hadas al salir a pasear por el monte y de pronto romperse el maravilloso silencio<br />

que reinaba <strong>con</strong> el trino de <strong>una</strong> gaita y los ritmos del tamboril. Me <strong>con</strong>tó que le parecía <strong>una</strong>


escena bucólica, como si hubiese retrocedido dos o tres siglos. Gracias a Santiago muchos más<br />

de nosotros, o quizás de nuestros hijos, podremos vivir esa misma maravillosa experiencia.<br />

Creemos que <strong>con</strong> las palabras que nos comunicó el profesor Manuel García Matos, ya en<br />

1944, queda suficientemente claro el porqué se necesita <strong>con</strong>servar :<br />

“Hubo un tiempo en que no existió en la comarca (se refiere a la Extremadura Alta), un<br />

pueblo o aldea por pequeños que fuesen que dejaran de tener su tamborilero propio. Hoy<br />

desgraciadamente, muchos de esos pueblos han perdido ese músico tradicional y típico por<br />

haber dado paso a <strong>una</strong> atrevida ignorancia y un funesto deseo de modernidad a esos cacharros<br />

musicales llamados manubrios u organillos que no han hecho otra cosa que venir a corromper<br />

sanas y bellas costumbres - particularmente en lo que se refiere al baile y danzas populares<br />

- y hacer que se pierda en el olvido <strong>una</strong> <strong>con</strong>siderable parte de nuestro interesante folklore<br />

instrumental.. ... Vamos dejando perder poco a poco la existencia del tamborilero y muchas<br />

villas y aldeas carecen de él desde hace ya tiempo. Con él se extinguieron muchas joyas<br />

musicales que ya no pueden <strong>con</strong>tar para la historia musical patria<br />

Pero en fin; algo hemos de <strong>con</strong>solarnos, sin embargo, si apreciamos el elevado número de<br />

melodías todavía existentes y de las que recogemos aquí un buen caudal, lo que prueba que<br />

aún quedan pueblos fieles <strong>con</strong>servadores de su tradición que siguen sin perder el buen sentido,<br />

demostrando <strong>con</strong> ello un puro cariño a lo que es propio” 2<br />

Así como las palabras que nos dice Bonifacio Gil:<br />

“Por ser breve en esta introducción, diré que en las excursiones que posteriormente hice a<br />

Villanueva de la Serena, Alburquerque, Talavera la Real, Guareña, Cabeza del Buey, Fregenal<br />

de la Sierra, Coronada de la Serena y otros pueblos de la provincia de Badajoz, y a Alcuéscar,<br />

Santiago de Carbajo, Torrejoncillo, Hervás, Baños de Montemallor y varios más de Cáceres,<br />

<strong>con</strong> la de esta capital y la de Badajoz, he llegado a reunir más de 400 canciones de todas clases,<br />

número suficiente para la reivindicación musicológica de Extremadura; <strong>con</strong> la particularidad,<br />

de resultar un número insignificante para el existente. Si los medios e<strong>con</strong>ómicos del Centro<br />

tuvieran más ensanche y los míos, de tiempo, fueran compatibles <strong>con</strong> el cargo, veríamos en<br />

breve formarse media docena de volúmenes como el presente, sin que fuera necesidad de<br />

recorrer todos los pueblos extremeños. Muchos son los lugares que no tengo anotados los que<br />

son, por noticias, un vivero folklórico. ¡Lástima que no se acuda <strong>con</strong> la premura que fuera de<br />

desear! Millares de canciones yacen por esas casitas extremeñas de campo y de la ciudad y<br />

están a punto de sepultarse- ¡cuantas no habrá ya enterradas!- por que las personas viejas<br />

que las saben están llamadas a correr en breve la misma suerte, por ley natural de vida” 3<br />

2 M. GARCIA MATOS. “Lírica popular de la Alta Extremadura”. Unión <strong>Musical</strong> Española. Madrid. Edición<br />

facsimilar, 2000 (Pilar Barrios y Carmen García Matos).<br />

3 Bonifacio Gil, en su “Cancionero Popular de Extremadura”Diputación de Badajoz (1930)<br />

15


18<br />

1 MIS EXPERIENCIAS VIVIDAS CON SANTIAGO BÉJAR.<br />

Pilar Barrios.<br />

En sucesivas ocasiones me había expresado Santiago Béjar su intención de sacar, en un li-<br />

bro que quedara para el futuro, sus partituras y su vida. Me decía algo así como “Quiero sacar<br />

todo esto para que un día pueda ver a muchos muchachos tocando la flauta y el tamboril….<br />

Pilar usted lo escribe así como en el libro de García Matos” (Se refería al prólogo-presentación<br />

que hice a la edición facsimilar de la Lírica… que sacamos en 2001 y que Santiago <strong>con</strong>oce tan<br />

bien). Ahora me alegro de que estemos ya en este punto, cuando Santiago por fin ve cumplido<br />

su deseo.<br />

Anselmo Toribio me llamó, de parte de Santiago, encargándome la biografía para el libro de<br />

partituras que estaba trascribiendo Francisco Caballero. Me hizo especial ilusión, porque por<br />

fin íbamos a ponernos a ello, <strong>con</strong>tando además <strong>con</strong> nuestro compañero de investigaciones y<br />

andanzas folklóricas, Ángel Domínguez. Se presentaba <strong>una</strong> empresa para abordar <strong>con</strong> muchas<br />

ganas. Visto ya el final ha durado mucho más de lo que pensábamos porque todos hemos puesto<br />

la carne en el asador, entre nuestras muchas obligaciones; pero finalmente ha salido mucho más<br />

que un método de gaita y tamboril.<br />

Siempre he sentido un profundo respeto, cariño y admiración por Santiago Béjar, por su<br />

gran calidad como persona y por ser ese tipo de músico que nace de manera espontánea, quizá<br />

por genética, impregnación y/o tradición familiar, y que se va adentrando <strong>con</strong> naturalidad en<br />

un instrumento, después en otro, después en otro, y siempre <strong>con</strong> la misma facilidad. Ese tipo<br />

de músico popular, empeñado en aprender todas las herramientas posibles para llegar al <strong>con</strong>o-<br />

cimiento de los códigos de la música, lo que le hizo recurrir finalmente a un soporte escrito, el<br />

de la partitura, para seguir aprendiendo. Y hasta ahora cada día sigue mejorando, a sus 88 años.<br />

Es Santiago <strong>una</strong> de esas personas que sabe tanto como muchos músicos, que por haber sido<br />

formados en <strong>con</strong>servatorios, en la mal llamada “música culta”, <strong>con</strong>sideran que la música es<br />

únicamente lo que ellos hacen, y que la música popular es <strong>una</strong> hermana menor y los músicos<br />

populares,… pues eso, músicos populares. Corren nuevos tiempos y cambian las mentalidades<br />

en favor de lo real. Me hallo entre los formados en <strong>con</strong>servatorios y universidades y puedo


asegurar que entre estos músicos populares he aprendido mucho de lo que sé, sin menospreciar<br />

para nada a mis maestros de “música culta”, claro. En mis andanzas, en nuestras andanzas por<br />

nuestros pueblos, alquerías, caseríos; entre músicos, cantores, danzantes y bailones, sigo <strong>con</strong>o-<br />

ciendo un aspecto mucho más amplio de lo que es la música, el buen hacer que se respira en las<br />

zonas rurales. Sé que aún me falta mucho por aprender de la sabiduría popular.<br />

Con estas inquietudes busqué a personas como Santiago Béjar y por ello agradezco que me<br />

dejara entrar en su vida y han sido muchos los buenos ratos pasados en los últimos doce años.<br />

Había oído hablar de un tamborilero que venía a dar clases de flauta y tamboril al entonces<br />

Centro de artesanía de la Diputación Provincial en Cáceres, pero me lo en<strong>con</strong>tré personalmente,<br />

no puedo precisar; sería en 1997 o 1998. Era un día de la Patrona de Cáceres, un primer do-<br />

mingo de mayo, en el Santuario de la Virgen de la Montaña, al mismo tiempo sonaba la Salve<br />

Rociera que cantaba un coro al estilo andaluz, y mientras los cofrades portaban las andas, en<br />

donde devolvían a la Virgen a su ermita… A muchos no nos gustaba ni un pelo que siempre se<br />

cantara música andaluza a la Virgen de la Montaña, pero en fin, así era….<br />

Ese domingo según iba la avalancha de cofrades, numerosos fieles todos apelotonados que-<br />

riendo entrar casi al mismo tiempo por el estrecho trayecto que va de la plazoleta a la ermita,<br />

allí se oía un sonido familiar, había un tamborilero mayor tocando al paso de la Virgen; tocaría<br />

algo así como “El pasacalle de entrada y salida de la iglesia” que Celedonio Béjar, su padre,<br />

había dictado a García Matos. Pero según llegaba la avalancha, Santiago se apartó un poco,<br />

pero seguía tocando <strong>con</strong> todas sus ganas..., la Salve rociera tapaba la música de la flauta y el<br />

tamboril. Santiago seguía tocando mientras la Virgen entraba en la ermita, el coro rociero no se<br />

callaba y Santiago tampoco. Yo pensaba “lo van a espachurrar <strong>con</strong>tra la pared”, pero él según<br />

se veía más empujado y avasallado, <strong>con</strong> más brío e ilusión tocaba…, pero qué bien sonaba…<br />

Su tesón y bonito sonido me encandilaron ya en aquel momento, cuanto más alto cantaba el<br />

coro rociero, más fuerte tocaba su flauta y <strong>con</strong> más denuedo golpeaba el tamboril. Nunca se lo<br />

he <strong>con</strong>tado.... Fue entonces cuando se despertó mi simpatía por Santiago Béjar, mi empatía <strong>con</strong><br />

Santiago Béjar… Por ello me alegro de tener esta oportunidad de <strong>con</strong>tar su vida, hilando tantas<br />

<strong>con</strong>versaciones y grabaciones.<br />

Ricardo Jimenez y Santiago Béjar.<br />

Ya fuimos quedando para ir graban-<br />

do tanto como tenía que <strong>con</strong>tar este Maes-<br />

tro, quedamos para grabarle muchas veces<br />

en nuestra casa, en la suya, en su finca pla-<br />

centina, en las celebraciones de los pueblos,<br />

en Valdeobispo, en Cáceres, en Plasencia…<br />

Cuando presentamos la edición facsimilar de<br />

la “Lírica Popular de la Alta Extremadura”<br />

(2000), en el “I Congreso de Música y Edu-<br />

cación <strong>Musical</strong> en Extremadura” (2001).<br />

19


20<br />

En julio de 2000, en el VI Congreso de la Sociedad Ibérica de Etnomusicología (SiBE) en<br />

Faro (Portugal), Enrique Cámara, catedrático de Etnomusicología de la Universidad de Valla-<br />

dolid, me llamó para hablarme de un proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia y Tecnología,<br />

entre las universidades Complutense de Madrid y de Valladolid, <strong>con</strong> el tema “La música tradi-<br />

Anselmo Toribio, Francisco Caballero, Pilar Barrios,<br />

Santiago Béjar y Ángel Domínguez.<br />

cional de Extremadura a través de sus<br />

protagonistas”.<br />

Todos los investigadores eran et-<br />

nomusicólogos latinoamericanos, En-<br />

rique Cámara, de Argentina, Marita<br />

Fornaro y Antonio Díaz de Uruguay,<br />

Victoria Eli de Cuba, y, disculpándo-<br />

se por no haber <strong>con</strong>tado <strong>con</strong> extreme-<br />

ños para este proyecto, nos pidieron<br />

colaboración e ideas <strong>sobre</strong> personas<br />

características de la música popular<br />

extremeña. Fue un nuevo momento<br />

para compartir <strong>con</strong> Santiago, tantos<br />

encuentros entre unos y otros, nuevas experiencias agradables y enriquecedora. Santiago siem-<br />

pre acudía, <strong>una</strong>s veces como invitado y otras como voluntario, porque siempre nos ha ido acom-<br />

pañando en todo lo que hemos hecho <strong>sobre</strong> música extremeña.<br />

Después vino la etnomusicó-<br />

loga canadiense Judith Cohen,<br />

siguiendo los pasos de las in-<br />

vestigaciones de Alan Lomax y<br />

buscando alguien que reprodu-<br />

jera los pindongos y danzas de<br />

paloteo que García Matos había<br />

tocado en Mallorca <strong>con</strong> la flau-<br />

ta y la mesa (por tamboril) para<br />

que le grabara el investigador<br />

americano. Nos dirigimos de<br />

nuevo a Santiago y, como siem-<br />

pre, dejó <strong>una</strong> buena muestra de<br />

buen hacer.<br />

En la presentación del CD de Alan Lomax en Arroyo de la Luz. De<br />

izquierda a derecha: Primiano Calle, Fernanda Sánchez, Pilar Barrios,<br />

Santiago Béjar, Ángel Domínguez y Judith Cohen.<br />

Los días 14 y 15 de marzo de 2003, en el “I Seminario de Investigación. <strong>Patrimonio</strong> musical<br />

en la tradición extremeña”, en la Sala Malinche de la Institución Cultural “El Brocense” de<br />

Cáceres, vivimos <strong>una</strong> experiencia inolvidable <strong>con</strong> Santiago. Tocó y nos <strong>con</strong>tó, como siempre,<br />

todo lo que había aprendido de su padre, a través de García Matos. Una de las actuaciones que


salieron espontáneamente, y que resultó maravillosa, fue la que hizo <strong>con</strong> Enrique Cordero, de<br />

Guadalupe, cantando y acompañándose <strong>con</strong> instrumentos de percusión.<br />

Y así un largo etcétera de encuentros, viviendo su homenaje, la entrega del premio de Extre-<br />

meña Sonora, como “Extremeño del año en 2009”, en cuyo documental tuve el placer de parti-<br />

cipar <strong>con</strong> los materiales que le teníamos grabados. Sentí gran orgullo al entregar la figura <strong>con</strong>-<br />

memorativa (precisamente un tamborilero), a<br />

Francisco Javier Caballero, que la recogió en<br />

su nombre ante la ausencia de Santiago por<br />

enfermedad.<br />

Lo que es el destino, porque un toque de<br />

oro muy enriquecedor, en cuanto a satisfac-<br />

ciones y resultados, se ha producido en la<br />

bonita experiencia compartida <strong>con</strong> él, <strong>con</strong><br />

Fran Caballero y <strong>con</strong> Ángel Domínguez en la<br />

elaboración de este libro. En cada palabra, en<br />

cada frase, Santiago nos ha ido, como siempre enseñando y transmitiéndonos esa ilusión por<br />

la música popular, por las tradiciones, por nuestra tierra; <strong>una</strong> ilusión que no nos falta, pero que<br />

ha aumentado <strong>con</strong> creces en tantos días compartidos…, tantas <strong>con</strong>versaciones, tantas risas…<br />

No dejaba de sorprendernos nunca…Y Ricardo Jiménez <strong>con</strong> los medios audiovisuales: Una<br />

fotografía, colocando a Santiago como un presentador de televisión para grabarle en vídeo,<br />

las discusiones <strong>sobre</strong> qué grabar, primeros planos generales, <strong>con</strong>versaciones…Y la compañía<br />

callada a veces de Anselmo Toribio, Nati Manzano, Cele Béjar y Luis Salido, su yerno. Estas<br />

experiencias son las que, después del esfuerzo pasado, encandilan al investigador en el trabajo<br />

de campo y enamora a quien percibe todos esos valores, que tienen un sabor especial, desde la<br />

música popular, en los entornos rurales.<br />

Francisco Caballero, Santiago Béjar, Pilar Barrios,<br />

Ricardo Jiménez y Ángel Domínguez.<br />

Santiago <strong>con</strong> sus hemanos Nati y Lino... y <strong>con</strong> sus hijas, Julia y Celedonia.<br />

21


22<br />

Hay que decir que es fácil para los investigadores entrar tan a fondo en el mundo afectivo<br />

de los informantes: Nosotros lo hemos hecho <strong>con</strong> intensidad, pues hemos vivido <strong>con</strong> nuestro<br />

amigo, entre otros muchos, uno de los momentos más importantes de la vida de un hombre,<br />

la repartición de sus bienes entre sus descendientes. Fue el 16 de octubre, uno de los últimos<br />

días de trabajo de campo, después de tanta polémica riquísima y divertida <strong>sobre</strong> las jotas en 3/4<br />

o 6/8, <strong>sobre</strong> las diferencias entre sones, jotas, perantones…., como explica muy bien después<br />

Ángel Domínguez.<br />

Ese domingo su hija Cele nos <strong>con</strong>vocó a todos para pasar juntos un buen día en el campo y,<br />

de paso, revisar los materiales que estábamos ultimando. Acudieron también sus hermanos Nati<br />

y Lino, tan inteligentes y divertidos como él. ¡Qué experiencia tan agradable ¡El día anterior le<br />

había entregado a su nieto mayor su saxofón, como le había prometido, y a nosotros nos hizo el<br />

honor de estar de testigos en la repartición de sus tierras entre sus cuatro hijos, <strong>una</strong> repartición<br />

totalmente equitativa, hecha por sorteo. Ha sido <strong>una</strong> buena experiencia el percibir los valores de<br />

amor, cariño y generosidad, que ha transmitido a sus hijos, lo que le dignifica nuevamente. Es<br />

un gran premio para él poderlo vivir y sentir, por su buen hacer, mientras ha vivido.<br />

¿Qué será de sus flautas y tamboriles? Ojalá un día estén en ese Centro de <strong>Patrimonio</strong> Mu-<br />

sical Extremeño, pues ya urge que los políticos y las instituciones nos permitan llevar a cabo<br />

entre los que queremos, valoramos y guardamos <strong>una</strong> parte de él.<br />

Trabajo de campo el día 16 de octubre de 2011. Un domingo en la finca “Calzoncillos” de<br />

Santiago Béjar. Al fondo la ciudad de Plasencia. Arriba: Ricardo Jiménez Barrios, Ricar-<br />

do Jiménez Rodrigo, Luis Salido, Ángel Domínguez, Francisco Caballero. Abajo: Daniel<br />

Suela, Pilar Barrios, Mercedes Gordo, Lino Béjar, Julia Béjar, Cele Béjar y Nati Béjar.


2 UNA HISTORIA DE VIDA.<br />

Pilar Barrios.<br />

2.1. ORÍGENES Y TRANSCENDENCIA.<br />

El hijo del tamborilero vendió sus ovejas, pero a sus 87 años, sigue cogiendo aceit<strong>una</strong>s,<br />

mientras observa a vista de pájaro, desde su finca “Calzoncillos”, las más bellas vistas de la<br />

ciudad de Plasencia.<br />

Cuando nos va <strong>con</strong>tado, Santiago<br />

Béjar nos hace seguir casi paso a paso<br />

la vida de los pueblos de entre 1930 a<br />

1980 aproximadamente, la vida en el<br />

campo, el éxodo rural, la emigración<br />

y el retorno. De la misma manera nos<br />

hace vivir la evolución de la música del<br />

siglo XX, las vivencias, la transmisión<br />

de generaciones y los encuentros a par-<br />

tir de los cambios de estilo; los cam-<br />

bios de gusto en las zonas rurales, que<br />

inmediatamente se correspondían <strong>con</strong><br />

los de cualquier otra parte de Europa o<br />

América, a pesar de que los medios de<br />

difusión no estaban tan desarrollados<br />

como en la actualidad. Sin embargo sí<br />

proliferaban las rondallas, charangas,<br />

orquestinas y grupos de rock. Eran los<br />

que iban y venían de las zonas rurales<br />

a las ciudades, en un <strong>con</strong>tinuo devenir, donde se dio la trasmisión de las canciones, músicas y<br />

bailes de modas que corrían como el viento. Santiago Béjar formó parte activa de todo ello, en<br />

grupo e incluso como hombre orquesta.<br />

23


24<br />

Nació un 27 de febrero de 1923 en Casar de Palomero, a los pies del Puerto del Gamo y<br />

junto a la Ermita de la Cruz Bendita. Es esa bella Sierra de las Hurdes, la que malamente in-<br />

mortalizó Buñuel, cuando quiso hacernos creer que era <strong>una</strong> “tierra sin pan”, sin alegría, sin mú-<br />

sica…; nada más lejos de la realidad. En las Hurdes entonces… y ahora, como en muchas zonas<br />

rurales, se vivía en armonía <strong>con</strong> la naturaleza. Cada familia tenía su huertito, hecho en bancales<br />

por lo escarpado del terreno, en el que cultivaban los frutos del campo, hacían su aceite, su vino.<br />

Tenían como mínimo un cerdo y/o <strong>una</strong> cabra para la matanza y sabían <strong>con</strong>servar mejor que na-<br />

die las patateras, las calabaceras y los chorizos para que les llegaran hasta el verano; e incluso<br />

después hasta la próxima matanza de diciembre o enero; salaban los jamones…, muy buenos<br />

jamones, <strong>con</strong> ese delicioso aroma de fondo a violeta 1 . La cabra es uno de los productos más<br />

preciados de la zona, en guisados y asados: <strong>con</strong> su leche se hacen quesos que se comen frescos o<br />

se dejan curar <strong>con</strong> o sin pimienta. También <strong>con</strong> esta leche se hace el mejor arroz <strong>con</strong> leche, uno<br />

de los postres más preciados, o la leche migada <strong>con</strong> pan. En los mercados se canjeaban estos<br />

productos por otros o se vendían. Eran autosuficientes. También la familia de Santiago.<br />

2.2. LA FAMILIA DE CELEDONIO Y EUSEBIA.<br />

Santiago hace el número 4 de los 8 hijos (Dionisio, Anastasio, Francisco, Santiago, Nativi-<br />

dad, Maximiliano, José y Lino 2 ), que nacieron de <strong>una</strong> familia campesina y <strong>con</strong> naturales dotes<br />

musicales. Su madre era Eusebia Domínguez, de profesión “sus labores”, <strong>una</strong> profesión que im-<br />

plicaba cuidar a su numerosa prole, llevar a cabo todas las labores del hogar, encender el fuego,<br />

hacer los desayunos, comidas, meriendas y cenas, ir a lavar al río, secar la ropa en la chimenea,<br />

planchar, coser, … Fuera de casa ayudaba a ordeñar las cabras y en épocas de siembra y reco-<br />

lección echaba <strong>una</strong> mano en las labores del campo. El padre, Celedonio Béjar, labraba la tierra<br />

y cuidaba sus 90 cabras, animal tan prolífico en las Hurdes. Para sumar algún <strong>sobre</strong>sueldo a la<br />

e<strong>con</strong>omía familiar, tocaba la flauta y el tamboril, que había aprendido <strong>con</strong> Felipe “el cestero”.<br />

La destreza interpretativa re<strong>con</strong>ocida en los pastores la <strong>con</strong>seguían precisamente por las largas<br />

horas de sosiego y dedicación durante el tiempo pasado en el campo. Aprendían de manera au-<br />

todidacta, mientras el ganado estaba pastando…. Celedonio Béjar fue uno de ellos.<br />

Las gaitas que tocaba se las hacía el tío Samuel de Mohedas, en Azabal:<br />

1 Puedo explicar todo esto por tanta descripción como me hizo mi padre, Agapito Barrios, que se había<br />

criado allí, en Rivera Oveja, muy cerca de Santiago al que se parece hasta físicamente. Mi padre explicaba<br />

<strong>con</strong> mucha claridad y cordura la realidad de <strong>una</strong> tierra rica y noble como sus gentes. También Unamuno<br />

nos dejó muchas manifestaciones <strong>sobre</strong> ello. Al parecer más hambre se pasaba en los alrededores<br />

de las ciudades, en las que la propiedad de las tierras se <strong>con</strong>centraba en unos pocos adinerados,<br />

que mal pagaban a sus trabajadores asalariados. Un caso muy significativo fueron los Llanos de<br />

Cáceres, pero en las Hurdes en las primeras décadas del siglo XX la tierra era para el que la trabajaba.<br />

2 Había cuatro más que murieron casi al nacer.


“ Iba a Azabal y al tio Samuel de Mohedas le decía - me ha dicho mi padre que me<br />

dé <strong>una</strong> gaita que tiene que tocar en la procesión - y sin bajarme del burro ni nada me la<br />

daba y sonaba muy bien”.<br />

Celedonio se comunicaba <strong>con</strong> sus cabras a través de los toques de la flauta, pues según<br />

cuenta Santiago “las cabras son animales muy golosos y se paran a comerse las plantas<br />

y hierbas de los lados de la vereda. Mi padre daba un pitido fuerte y agudo <strong>con</strong> la flau-<br />

ta, llamándolas enfadado…., como dándoles <strong>una</strong> orden, y ellas obedecían y seguían el<br />

camino. Era digno de ver”.<br />

Así y todo, tampoco debía tener demasiado tiempo, si lo pensamos, ya que Celedonio no se<br />

quedaba inactivo mientras las ovejas pastaban.<br />

“Nosotros éramos 8 [hermanos] y gracias a que mi padre le dio por hacerse <strong>con</strong> un<br />

cabrial de noventa cabras y esas cabras nos criaron. Noventa cabras en aquellos tiempos<br />

era un capital; él entonces era ganadero, <strong>con</strong>ocía tanto o más que muchos veterinarios,<br />

mucho más, no necesitaba veterinario, ¡mucho más!.<br />

“No lo pasé bien, porque no era ning<strong>una</strong> isla de Jaguar, pero tampoco lo pasamos<br />

tan mal como otros. Cada día salíamos <strong>con</strong> <strong>una</strong> cantarilla de leche. Cuando un obrero<br />

cobraba 2,50 pesetas, el que salía a repartir la leche se llevaba para casa 15 o 20 pese-<br />

tas. Seleccionaba las cabras entre las que daban entre medio litro y dos litros de leche.<br />

En la primavera comían bien, pero cuando había poca hierba las comprábamos pienso”.<br />

“Después mi padre se hizo de un huerto, bueno, que no era suyo, era de un rico que<br />

se lo dejó a mi padre y a otro compañero Tío Eladio “Zurrones”, un recorrido grande,<br />

grande, grande; habría 300 0 400.000 hectáreas, en el término de Caminomorisco y del<br />

Casar de Palomero, hasta Vegas de Coria. En ese terreno mantenían las cabras. Había<br />

carquesas, escobas, madroñeras, que les gustan a las cabras. Se pusieron de acuerdo los<br />

dos y en ese terreno corría un arroyo, tapaban <strong>una</strong>s pozas grandes por la tarde; después<br />

iban por la mañana y regaban lo que se siembra. Corría mucha agua en el verano, hizo<br />

huerto aquí y huerto allí al lado del arroyo, y como les gustaba mucho el vino, pusieron<br />

<strong>una</strong>s viñas.<br />

Me acuerdo, cuando yo tenía 13 años, ..., tenían la bodega debajo de la casa. Estas<br />

tinajinas, decía mi padre, las tengo reservás pa cuando tu hermano venga de “la mili”.<br />

Era antes de la guerra. Guardaba el dinero detrás de las tinajas; sacó <strong>una</strong> lata y dice -<br />

mira prrrrrrrrr - y empezaron a caer duros de plata, tenía 75 duros de plata, en aquel<br />

tiempo era dinero… Cuando venga la feria de Ahigal vendo 10 o 12 cabras, las más<br />

viejas que estén preñás. Aunque eran viejas tenían un carcaje de ubres, <strong>una</strong> presentación<br />

muy buena, y <strong>con</strong> lo que saque de las cabras y los 75 duros estos compro <strong>una</strong> finquina. Y<br />

tocamos a poco, porque como éramos tantos…Salimos trapaceros nosotros, no salimos<br />

25


26<br />

finos para el trabajo, había veces que nos mandaba hacer las cosas y no le gustaba<br />

como lo hacíamos”.<br />

Celedonio tocaba en el salón de baile que había en la cantina y en la plaza del pueblo los<br />

domingos por la tarde y en las fiestas para que la gente bailara. Tocaba las alboradas avisando a<br />

la fiesta. También se le requería en los actos religiosos, como en las procesiones, por lo que se le<br />

pagaba cinco pesetas. Un recuerdo muy especial de la infancia de Santiago es cuando iban lle-<br />

gando las navidades y se empezaban a hacer los ensayos para La pastorela (en Palomero se ha<br />

<strong>con</strong>servado hasta hace unos años), para <strong>con</strong>memorar el nacimiento de Cristo, la anunciación a<br />

los pastores, los cantos de la pastora y la gitana... Celedonio era el encargado de que se llevara a<br />

buen término esta representación en Nochebuena, <strong>una</strong> herencia y buena muestra en la tradición<br />

oral del Officium pastoris medieval.<br />

“Mi padre organizó lo de los pastores durante muchos años, lo organizaba <strong>con</strong> 4 o 5<br />

que eran pastores que iban <strong>con</strong> zamarras. Ensayaban en el ayuntamiento”<br />

Los hijos fueron todos dotados para la música, nos lo recuerda también Nati Béjar que can-<br />

taba y bailaba muy bien. Fueron tocando distintos instrumentos según los gustos de cada época,<br />

flauta dulce, gaita y tamboril, guitarra, clarinete, saxofones. En las bodas Celedonio se hacía<br />

acompañar por su hijo mayor, Dionisio: “Les felicitaba todo el mundo porque lo hacían muy<br />

bien. Otras veces en las bodas se llamaba a “la Catala”, <strong>una</strong> mujer que tocaba el acordeón. A<br />

veces iba <strong>con</strong> su marido a cantar las coplas y romances de ciego…”<br />

“Mi hermano el mayor primero tocó la flauta y el tamboril y después la guitarra <strong>con</strong><br />

un profesor ciego muy bueno. Después dejó la flauta y el tamboril. A mí entonces no me<br />

gustaba eso y lo que no gusta no se aprende. Fíjate, entonces solamente había un canal y<br />

todos los domingos ponían futbol, unos a otros se quitaban la pelota, no lo entendía y no<br />

lo aprendí tampoco. No le prestaba atención a la flauta y al tamboril…”<br />

El repertorio que tocaban entonces Celedonio y Dionisio <strong>con</strong>sistía en jotas, pasodobles, val-<br />

ses corridos, rumbas y peri<strong>con</strong>es. “El pericón es como el vals un poco más deprisa y más pun-<br />

teao”. Santiago lo ha comprendido mucho después, porque en aquella época no le gustaban ni<br />

los instrumentos ni el repertorio, prefería los boleros…, Pero algo se fue impregnando en lo<br />

más profundo, para que luego <strong>con</strong>siguiera recordar lo que le parecía que había oído, pero que<br />

no había escuchado <strong>con</strong> atención. Mientras nos lo cuenta, se queda pensativo y toca un pericón<br />

que tocaba su padre, y después dice “Pobrecito mi padre, si me hubiera oído tocar la gaita…”<br />

Por los recuerdos de las <strong>con</strong>versaciones de los mayores, explica la idea que se transmitía<br />

entre los habitantes de las Hurdes, lo que sucedió en la sociedad durante los primeros años de<br />

su vida:


Cuando vivimos aquí mejor fue en la época de Primo de Rivera (1923-1930), a pesar<br />

de ser <strong>una</strong> dictadura vivíamos mejor, el obrero vivía mejor y todo el mundo. Hablando<br />

de las Hurdes… Las Hurdes eran lo peor de España, cuando yo nací vino a las Hurdes<br />

Alfonso XIII y Primo de Rivera que estaba de secretario <strong>con</strong> él…y el rey hizo varios viajes<br />

a Hurdes, pero … lo comío por lo servío, lo que veía ese ojo, el otro no lo veía y…, veía<br />

lo mal que estaba y los hurdanos seguían estando mal, mal, mal…y cuando dio el golpe<br />

de estado Primo de Rivera, entonces abrió carreteras. No como son ahora de buenas,<br />

¿no? pero abrió carreteras de piedra, hizo escuelas en todas las alquerías que no ha-<br />

bía, hizo cuarteles de la guardia civil, uno en Caminomorisco otro en Nuñomoral y otro<br />

en Las Mestas.<br />

En esa época fue cuando Celedonio Béjar se <strong>con</strong>virtió en uno de los principales informantes<br />

de Manuel García Matos; le dictó varias tocatas que después transcribió en la Lírica Popular<br />

de la Alta Extremadura( 1945, 2000).<br />

Estuvo en el ayuntamiento dos o tres días o <strong>una</strong> semana, recopilando lo de mi padre,<br />

y me decían mis hermanos –Venía padre y nos <strong>con</strong>taba, ¿y qué os parece que me dice<br />

Don Manuel?... pues tóqueme usted <strong>una</strong> canción, Celedonio….y cuando terminaba yo de<br />

tocar, él se ponía a pintar unos garabaños [sic por garabatos] y después, me decía, a ver<br />

repítamelo usted otra vez y los iba revisando. Después al rato, empezaba a tocarlo igual<br />

que yo <strong>con</strong> la flauta y el tamboril. ¡Qué joío, igualito que yo lo repetía…”<br />

2.3. SUS PRIMEROS PASOS EN LA MÚSICA. EL SALÓN DE BAILE Y LA OR-<br />

QUESTA “VISTA ALEGRE”.<br />

De esa primera época, recuerda Santiago, un niño avispado e inteligente, lo sigue siendo a<br />

sus 87 años:<br />

Yo era bien pequeño, fui a escuela poco, no me dejaban ir a escuela, las circunstancias<br />

de la vida. Pero en esa finca teníamos para no pasar hambre, sembrábamos…Se pasaba<br />

no hambre, era necesidad, porque como no había ningún <strong>con</strong>trol, se tenían muchos hijos,<br />

alrededor de ocho o nueve, los padres y los abuelos…. Mucha abundancia no había para<br />

tanta familia, pero sí había para comer…”<br />

Su primer encuentro <strong>con</strong> la música, aparte de lo que oía a su padre y sus hermanos mayores,<br />

fue entre los 8 y los 10 años, <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta dulce que le trajo su hermano Dionisio, cuando vino<br />

del servicio militar. Enseguida empezó a sacar canciones de oído y llevaba la flauta <strong>con</strong> él a<br />

todas partes.<br />

27


28<br />

“Los días que había baile los chavales estábamos por allí fuera por los alrededores,<br />

viendo bailar a los mozos y las mozas. Yo siempre me llevaba mi flauta y tocaba lo que<br />

oía, me enganchaba <strong>con</strong> lo que estaban tocando los músicos, era la Orquesta Vista Alegre.<br />

Como sonaba muy bien la flauta dulce y <strong>con</strong> ella se baila muy bien, me cogían las<br />

muchachas y me decían ¡anda guapino, súbete a tocar, que suena muy bien, me daban<br />

besos y me subían al escenario <strong>con</strong> ellos…; es que <strong>con</strong> la flauta dulce se baila muy bien.<br />

Yo era un chavalín… “<br />

“Con ellos aprendí cómo se templa, lo mismo la gaita que la flauta dulce, pues están<br />

en si b las dos, todo de oído (Explica entonando La2-Mi3-La3) <strong>con</strong> estos tres tonos, templaban<br />

el laúd y la guitarra y luego ya que los tenían templaos tocaban todas las cancio-<br />

nes que salían maravillosamente. Es lo que yo toqué <strong>con</strong> ellos.”<br />

Fue en esta época cuando lo escuchó Don Julio Sánchez, el maestro nacional que había lle-<br />

gado al pueblo y que estuvo hospedado “a pupilo” hasta que se casó, en la pensión de enfrente<br />

del salón de baile.<br />

“Yo los primeros <strong>con</strong>ocimientos musicales lo recibí de un maestro nacional que había<br />

en mi pueblo, Don Julio Sánchez, un hombre de esos que ya no hay, <strong>con</strong> <strong>una</strong> capacidad<br />

extraordinaria. Allí, en el pueblo sacó a muchos a flote, de esa gente mediana que no<br />

podía estudiar, que no podían venir al instituto a estudiar, y pues, sacó de allí a unos<br />

cuantos de chavales”.<br />

Siempre me acordaré “Cuando el silencio….la noche misteriosa…” [tararea], tocábamos<br />

este bolero y cuando terminé de tocar me preguntó Don Julio, el maestro ¿sabes<br />

música, Santiago? - Y le dije pregúntele usted a su señora, era Doña Eutimia, … Se veía<br />

negro mi padre para darnos de comer, cómo iba a estudiar música, me gustaría, sería lo<br />

que más me gustaría….. - Me dijo Don Julio, mira ¿quieres que te ayude?, - ¡hombre,<br />

claro ¡cómo no voy a querer! Me encantaría…- Te vas a venir todos los días por la mañana<br />

o por la tarde a la escuela, cuando te vague y por allí sacaremos un poco de tiempo.<br />

Estábamos como <strong>una</strong> hora y media, estudié <strong>con</strong> el Progreso <strong>Musical</strong> de Hilarión Eslava,<br />

primera, segunda y tercera parte, que me lo dejó Don Julio; lo aprendí sin entonación.<br />

- Mira Santiago el instrumento te va a dar la entonación, puesto que el clarinete te da<br />

el sonido, vamos a avanzar <strong>con</strong> el solfeo, porque el sonido de todas las notas te lo da el<br />

instrumento, así que vamos a cantar <strong>con</strong> el solfeo, a adelantar sin entonación. Si fueras<br />

a cantar en <strong>una</strong> orquesta de vocalista entonces no tendrías más remedio que aplicarte al<br />

canto, pero como no…, así que decimos solamente las notas, sin entonación.<br />

Después empecé a venir a Plasencia para dar clases de música <strong>con</strong> el capellán del<br />

regimiento, tenía que venir en bicicleta por esos caminos de piedra. Me tenía que quedar<br />

en casa de mi tía que tenía nueve hijos y encima yo… Así que al final lo dejé, estuve so-<br />

lamente un mes.


Era la época de la II República cuando dio estos primeros pasos y fue justo antes de empezar<br />

la guerra civil, en 1936, cuando actuó por primera vez de manera profesional. Fue en <strong>una</strong> fiesta<br />

de la Cruz Bendita de Casar de Palomero, en el mismo salón de baile de la cantina, <strong>con</strong> los Vista<br />

Alegre y <strong>con</strong> su flauta dulce.<br />

“…uno de los mozos tuvo <strong>una</strong> quimera de esas entre mozos, a uno de los músicos lo<br />

metieron en la cárcel, como fue justo antes de la guerra, entonces no le hicieron juicio<br />

siquiera sino que se lo llevaron a la guerra directamente, así que vinieron y me dijeron<br />

- Santigo han venido hoy a por Vicente, se lo llevan mañana a la cárcel. Es la Cruz Ben-<br />

dita, ¿puedes tocar estos tres días <strong>con</strong> nosotros?. Me pagaron 20 pesetas cada día, para<br />

mí ufff…”<br />

“Tocábamos boleros como Cuando bailo <strong>con</strong> la cara junto a ti de Los Picolinos”. A Santia-<br />

go se le pone cara de ternura y emoción entrañable cuando cita o entona sus boleros…<br />

“En la guerra no había radio aún, solamente <strong>una</strong> en casa de un guardia civil a donde<br />

iba todo el pueblo a escuchar el parte de guerra. Después pusieron otra en casa del mé-<br />

dico, pero nada más”.<br />

Hacia el año 1933 aproximadamente, para decepción de su padre, la música de flauta y tam-<br />

boril dejó de gustar en favor de la música de los grupos de mandolina, laúd, guitarra, violín,....<br />

Siguiendo la estética de moda la orquesta “Vista Alegre” había supuesto el cambio de rumbo en<br />

la música de Casar de Palomero, igual que en el resto de España cuando comenzaron a llegar los<br />

grupos latinoamericanos. Entonces los mismos que estaban bailando en la plaza del pueblo el<br />

domingo por la tarde al son de la gaita y el tamboril, cuando oían a la orquesta se subían al salón<br />

de baile. Celedonio Béjar se sentía muy traicionado por éstos, también por su hijo Santiago.<br />

“Mi padre tocaba en la plaza y la orquesta Vista Alegre tocaba en el salón. Los domin-<br />

gos mi padre tocaba en la plaza <strong>una</strong>s pocas de canciones, cuando estaba todo el mundo<br />

en la plaza tocaba un pasacalle y se iban todos por la cuesta en busca de los otros [los<br />

“Vista Alegre”]. ¡Cuánta rabia sentía mi padre entonces, se sentía traicionado …, ¡po-<br />

brecito¡”.<br />

2.4. LOS AÑOS DE JUVENTUD.<br />

Y Santiago en plena adolescencia alternaba la música <strong>con</strong> la agricultura. Había llegado la<br />

hora de empezar a cortejar, había muchas batallas también que afrontar, pues las mentalidades<br />

eran diferentes, las clases sociales, las relaciones amorosas…<br />

29


30<br />

“Teníamos alquilada entre cuatro <strong>una</strong>s viñas para cavarlas, sacábamos 25 pesetas,<br />

pero era un arreglo y a mí como me llamaban muchos amigos para rondar a las novias y<br />

yo iba <strong>con</strong> ellos <strong>con</strong> la flauta, lo que hacía que siempre me separara de los cuatro amigos<br />

míos, así que se enfadaban y decían ¿Cómo vamos a llamarlo para cavar las viñas si<br />

luego se lo va a gastar las perras <strong>con</strong> otros por ahí?. Pero entonces vino Julio a decirme<br />

que tocara los tres días que eran 60 pesetas …”<br />

“Como éramos tantos varones no veíamos a ningún mozo bueno para mi hermana,<br />

Anastasio no dejaba a ninguno que hablase <strong>con</strong> ella …, Sobre los novios era sus más<br />

y sus menos, nosotros éramos pobres, pero mi padre tenía un capitalillo y creíamos que<br />

cualquier riquillo que viniera podría aprovecharse de ella<br />

Yo empecé a salir <strong>con</strong> <strong>una</strong> muchacha que era rica, pues ya el suegro no me quería…<br />

Querían que se casara <strong>con</strong> otro, complicaron a toda la familia. Tenía dos primos her-<br />

manos que cada vez que nos veían juntos... Como la castigaban mucho hicimos <strong>con</strong> que<br />

nos enfadábamos, pero ella tenía <strong>una</strong> prima viuda de guerra y en su casa nos veíamos<br />

todos los días. La viuda tenía dos hermanos que nos vieron un día…y se chivaron y la<br />

volvieron a encerrar. Una vez estuvimos juntos…por la noche <strong>una</strong> vez en la plaza había<br />

solamente un poste de la luz donde se juntaban todos los muchachos… Me quedé <strong>con</strong> los<br />

dos hermanos.. les eché un cordel y los enganché a los dos y los até al poste y fui donde<br />

la hermana. Raimunda se llamaba la viuda… - Raimunda, en el poste de la plaza te están<br />

esperando, que tenéis que cambiar los cántaros… Fue y se en<strong>con</strong>tró a los dos hermanos<br />

atados… No digáis que os he pegado, sino que os he atado como debería haberos atado<br />

la lengua como atados estáis vosotros.<br />

2.5. LA POSTGUERRA.<br />

En la postguerra había mucha pobreza y tenían que atravesar toda la Sierra de las Hurdes<br />

para ir hasta Salamanca a buscar comida. Su padre tuvo entonces problemas mentales y quedó<br />

incapacitado por lo que tuvieron que dedicarse al estraperlo para <strong>sobre</strong>vivir. Santiago pasaba la<br />

frontera para comprar en Portugal. Llevaba cinco pesetas y otras 500 de otras personas. Las 5<br />

suyas las utilizó en comprar piedras de mechero y <strong>con</strong> el dinero que sacó de ello compró tres<br />

cartones de tabaco.<br />

Su hermano había sido sargento en la guerra… y le hirieron en <strong>una</strong> pierna, tuvo que ir a re-<br />

visión de la herida en Madrid, y <strong>con</strong> él envió los tres cartones para que los vendiera su tía Mar-<br />

garita en un pequeño chiringuito, que tenía junto al metro. Con lo que sacó de ello su hermano<br />

le compró el clarinete. Corría el año 1941.


2.6. LA ORQUESTINA “LOS MORRIÑAS” (1941-1944).<br />

Con respecto a la música, comenzaron a independizarse y a tener éxito en el pueblo, en <strong>con</strong>-<br />

tinua competencia <strong>con</strong> los “Vista Alegre”.<br />

Estuvimos más de un año en competencia <strong>con</strong> los Vista Alegre. Yo primero tenía la<br />

flauta, pero después me compré un clarinete, y cuando ya dominaba el clarinete, en la<br />

plaza había un señor que tenía un local, <strong>con</strong> un café y detrás <strong>una</strong> bodega, y cuando me<br />

oía tocar, me decía “que estoy tirando ya la tapia ¿eh? que eso suena ya muy bien…<br />

Efectivamente, compramos el clarinete y <strong>con</strong> el clarinete y <strong>una</strong> batería y empezamos a<br />

tocar en ese salón que arregló este hombre. y se vino todo el pueblo allí .<br />

Con respecto al modo de aprender el repertorio de canciones eran los que habían emigrado<br />

a Madrid los transmisores. Una de las principales informantes de Santiago fue su prima Clara<br />

Gutiérrez, que cada vez que venía le traía gran parte del repertorio nuevo:<br />

Había mucha más gente en Madrid que en Casar de Palomero, más en Alcorcón y<br />

Móstoles que en el pueblo. En verano venía todo el mundo a la terriña. Venía mi prima<br />

Clara que cantaba como los ángeles y yo le decía “¿Qué se canta en Madrid? - cosas<br />

nuevas – Anda, cántame las canciones” , La chata Berengüela la aprendí <strong>con</strong> ella y las<br />

canciones de los Picolinos … Y los pasodobles.<br />

“Debajo de la capa de Luis Candela …<br />

mi corazón amante vuela que vuela<br />

Madrid te está buscando para prenderte<br />

Y yo sólo te busco para quererte.<br />

Estoy en vela, `<br />

para ver si me roba<br />

para ver si me roba ¡ay¡,<br />

mi Luis Candela<br />

Que venga el señor alcalde<br />

Que venga el gobernador<br />

y yo por Luis Candela<br />

me estoy muriendo de amor (3 veces)<br />

31


32<br />

” … Y yo cogía <strong>con</strong> el clarinete tití, tití, tití tiriritititiiiiiiiiii, y lo aprendía, así como un pa-<br />

sodoble, <strong>una</strong> marchiña…, después un fox, otro pasodoble, porque todos los toreros tienen un<br />

pasodoble ¿no?... No había ni radio, ni discos y era así como lo aprendía <strong>con</strong> las canciones<br />

de mi prima… Ah y ésta [y toca el vals Dominó y después lo tararea]. Además sacábamos las<br />

canciones por radio y así estuvimos casi dos años en competencia <strong>con</strong> los de Vista Alegre <strong>con</strong><br />

las guitarras”.<br />

La orquestina la formaron los dos hermanos mayores, Dionisio, Anastasio y Santiago, que<br />

tocaba la batería y otras veces tocaba la flauta dulce… Clarinete, requinto, dos saxofones. “Yo<br />

tuve 30 años colgao el saxofón de aquí” [se señala como si tuviera el cordón colgado del cuello]<br />

“Mi padre tenía 120 ovejas y el saxofón era el que estaba de moda y le dijo Luis (Bote)<br />

los muchachos quieren un saxofón, vendemos las ovejas y yo <strong>con</strong> lo mío les compro un<br />

saxofón a los muchachos. Fue por entonces cuando perdió la cabeza…, 10.000 pesetas u<br />

8000 las 60 ovejas y le dijo tome usted. Se fue mi hermano a Madrid a la Unión <strong>Musical</strong><br />

Española y compró el mejor saxofón, el Selme, había otro mejor el Bufet, valía ahora<br />

mismo mucho más que el Selme…”<br />

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Nati Béjar, Eusebia Domínguez<br />

(madre de Santiago), Agustina Gordo (esposa de Santiago), Santiago, Celestina,<br />

Samuel, Fermín y Julia (los cinco hijos), Eusebia había muerto a los tres años y<br />

Fermín murió luego a los 30.<br />

2.7. LA BODA Y EL SERVICIO MILITAR (1943-1944).<br />

A finales de verano de 1943 se casaron Santiago Béjar y Agustina Gordo, “<strong>una</strong> mujer muy<br />

buena y completa”, según Nati Béjar. “Lo mismo hacía la casa, cosía, tejía, iba al campo a<br />

cultivarlo, cogía aceit<strong>una</strong>s…, era muy completa y valiente”.


En menos de un año tuvo que reincorporarse a filas, el 21 de abril de 1944 se fue a hacer<br />

el servicio militar obligatorio. Consiguió ir a Madrid después de pleitear en la casa de reclutas<br />

para que le enviaran a un cuartel de infantería, en el regimiento 38. Mientras nació su hija Eu-<br />

sebia, por lo que pidió permiso para venir a ver a la niña, el día de la Cruz, el 3 de Mayo.<br />

“Me fui a la mili <strong>con</strong> el clarinete y me apunté en la sección de música, nos apuntamos<br />

60 a la banda y cada uno llevaba su instrumento… Estaba muy <strong>con</strong>tento porque pensa-<br />

ba que era el momento de aprender bien a leer en partituras. El capitán de la música el<br />

primer día ya me dio <strong>una</strong> partitura para tocar a primera vista y aún no me había dicho<br />

ni cómo era <strong>una</strong> corchea, el valor que tiene <strong>una</strong>… yo me enfadé y la rompí. Se puso muy<br />

enfadado y me dijeron que me iban a arrestar, pero después nada…. Fuimos a dar un<br />

<strong>con</strong>cierto <strong>con</strong> la banda y se quedaba detrás pasando la gorra para que le gente echara<br />

dinero…, el tío no nos enseñaba nada y luego se llevaba el dinero”.<br />

“Con el que verdaderamente aprendí fue <strong>con</strong> César Olía, que tenía un puesto en el<br />

Rastro: vendedor de instrumentos antiguos y restauraba los que estaban rotos o estro-<br />

peados. Ya tenían entonces mis hermanas dos orquestinas y claro necesitábamos ins-<br />

trumentos, también las maracas porque estaba de moda Machín, así que cuando fui al<br />

Rastro allí me lo en<strong>con</strong>tré y le <strong>con</strong>té cómo había ido a Madrid para aprender música en<br />

el ejército…y que no estaba aprendiendo nada, así que se ofreció él para enseñarme”.<br />

“Ya <strong>con</strong> César Olía empecé a dominar el saxofón y pude tocar por primera vez <strong>una</strong><br />

partitura y lo primero que toqué leyendo <strong>una</strong> partitura fue el bolero Espérame en el cie-<br />

lo”<br />

Del enlace de Santiago y Agustina nacieron 6 hijos: Eusebia, Santiago, Fermín, Julia, Cele-<br />

donia e Ismael. La pequeña Eusebia murió muy pequeñita, a los tres años.<br />

2.8. LA VUELTA A CASA.<br />

Cuando terminó el servicio militar Santiago comenzó a alternar la música participando en<br />

varias orquestas y la guarnicionería. Cuando volvió a casa se en<strong>con</strong>tró <strong>con</strong> que la orquesta “Vis-<br />

ta Alegre” tenía arrin<strong>con</strong>ados a sus hermanos, “Los Morriñas”, “porque habían comprado un<br />

requinto y habían <strong>con</strong>tratado a un saxofón buenísimo…..el que tocaba el violín sabía algo de<br />

música por cifra y enseñó a los otros de oído, entonces nada de música”.<br />

Después esta orquesta empezó a ganar prestigio a nivel provincial. Las primeras localidades<br />

donde actuaron fueron Mohedas de Granadilla, Palomero, Santa Cruz de Paniagua, Pozuelo de<br />

Zarzón, Villa del Campo, Montehermoso (en el Salón de Las Pulgas), Ahigal, Guijo de Gra-<br />

nadilla, Granadilla, Calzadilla, Villanueva de la Sierra, Torrecilla de los Ángeles, Cadalso de<br />

33


34<br />

Gata… En la Sierra de Francia tocaron en Monforte, La Alberca, Casas del Conde, Cepeda de<br />

la Sierra, Serradilla del Arroyo, Serradilla del Llano, Morasverdes, etc. Santiago y sus herma-<br />

nos tuvieron que buscar otros rumbos.<br />

Yo tocaba mucho en Valdeobispo <strong>con</strong> Emiliano Rodríguez, que había abierto un<br />

salón; tocábamos, yo el saxofón alto y él el bajo; iba otro que tocaba muy bien el acor-<br />

deón y a veces iban un trompeta y un clarinete de Plasencia; nos juntábamos 6 o 7…<strong>una</strong><br />

de las canciones que cantábamos era “Pepa no me des tormento”… 3<br />

2.9. NUEVO CAMBIO DE GUSTO: EL ROCK AND ROLL Y LAS DISCOTECAS<br />

(1960).<br />

“En Valdeobispo: De derecha a izquierda: Emiliano Rodríguez (al saxo), de Garganta la Olla;<br />

Benjamín Rodríguez (a la trompeta), hermano del anterior y también del mismo pueblo, a la batería<br />

Ángel Santos (“Tito”) de Valdeobispo, Santiago Béjar, paisano del Casar de Palomero.<br />

http://www.valdeobispo.net/Fotos_Antiguas/Xera1.htm<br />

Hacia la década de los 60 empezaron a tocar en Coria, <strong>con</strong> un músico muy bueno de acordeón,<br />

según Santiago, uno de los mejores que había en la provincia. El acordeonista tenía <strong>una</strong> sala de<br />

fiesta y allí Santiago tocaba el saxo <strong>con</strong> él a dúo. Después se fueron juntando más, 5 o 6 y luego<br />

“nos arrin<strong>con</strong>aron los melenudos esos y tuvimos que dejar la música hasta 20 años después…”<br />

3 Muchas veces nos ha repetido Virgilia Morcillo, la madre de Ángel Domínguez, que todo el pueblo recuerda<br />

a Santiago Béjar como el mejor músico que tocó en aquel Salón de baile.


El boom de los años 60 sin duda, fueron los Beatles, y <strong>con</strong> ellos un nuevo cambio de gustos,<br />

las guitarras eléctricas, y tantísimos imitadores, “…Ellos lo hacían muy bien, pero… en todos<br />

los pueblos de por aquí esos <strong>con</strong>juntos de guitarras, lo único que hacían era ponerse el pelo<br />

palante, taparse hasta la boca <strong>con</strong> el pelo y <strong>con</strong> la guitarra, plan, plan, plan, la mitad de ellos<br />

no tenían ni templá la guitarra, la mitad o más. Lo hacían muy mal, pero muy mal. Pero bueno,<br />

a nosotros nos arrin<strong>con</strong>aron entonces y ya nosotros tuvimos que emigrar y dejar la música”.<br />

¡Cómo entendí a mi padre entonces, cuando se sintió traicionado porque dejara de gustar la<br />

gaita y el tamboril... ¡Ay si me viera ahora¡ También en esta época comienzan las discotecas<br />

<strong>con</strong> tocadiscos. En las Hurdes la primera fue en La Pesga.<br />

Imágenes tomadas de Internet, búsqueda por “Rock and roll de los 60. Imágenes”. Nos han<br />

gustado éstas de Elvis Presley (1958 ) y de Los Beatles (1960)<br />

2.10. EMIGRACIÓN-VIUDEDAD-RETORNO.<br />

Santiago fue uno de los aproximadamente<br />

20.000 extremeños que en la década de los 60 emi-<br />

graron, uno de los protagonistas del dramático éxodo<br />

rural, para viajar hacia el Norte de España, Asturias,<br />

País Vasco y Cataluña. Otros fueron para Francia,<br />

Suiza, Alemania. Santiago en<strong>con</strong>tró un buen tra-<br />

bajo en Francia, en la Costa Brava, pero enfermó<br />

de <strong>una</strong> neumonía. Solamente unos meses después<br />

de llegar murió su mujer de repente, el 16 de sep-<br />

tiembre de 1960, y se tuvo que volver de inmediato<br />

para cuidar a sus hijos. A la desgracia personal se le<br />

unió “el desengaño del pueblo, porque no gustaba<br />

que me hubiera ido a la emigración”<br />

Entonces puso un taller de guarnicionería, hacía albardas y serones y otras piezas. En el<br />

verano cebaba dos corderos para hacer la matanza. Había aprendido peluquería en Francia, así<br />

que entre <strong>una</strong>s cosas y otras iba sacando adelante a sus pequeños.<br />

Santiago, Julia, Nati y Fermín.<br />

35


36<br />

“Hacía albardas por series hasta los domingo…Pero luego todo se estropeó. Había dos<br />

hipócritas, el juez de paz y la mujer… Pasaron 8 días y se presentaron <strong>con</strong> <strong>una</strong> albarda nueva y<br />

dos serones de Ahigal. En la feria habían venteros que hacían las albardas por menos dinero…<br />

a 300 pesetas las que yo hacía… Después busqué otros medios, a ver qué iba a hacer. Vinieron<br />

después epidemias…el arañuelo y el pray…En 1962 compré 8000 kilos de insecticida… Orusol<br />

al 5% para el arañuelo y el 10% el Pray, en los 15 días primeros…Se pusieron de acuerdo<br />

Azabal y Pedro Muñoz. Al principio fue bien, pero luego tuve que buscar...”<br />

No en<strong>con</strong>traba Santiago <strong>una</strong> estabilidad para su familia, y mientras en España se ganaban<br />

100 pesetas, en Francia se pagaban 200 pesetas por hijo, <strong>con</strong> lo cual se fue a la Costa Brava y<br />

puso en un internado a las dos niñas y envió al seminario a Fermín. Después pensó en irse a<br />

Alemania, en donde se en<strong>con</strong>traba su hermano Anastasio, pero su hermana Nati estaba en Ho-<br />

landa y en 1966 le mandó tres <strong>con</strong>tratos para él y para sus hijos Santiago y Julia, “...eran buenos<br />

trabajos en la hostelería… En Holanda tocaba <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta dulce que me habían regalado en<br />

Unión <strong>Musical</strong>, pero muy poco..., muy poca música entonces...”.<br />

Fueron unos años sin problemas de trabajo, <strong>con</strong> buenos amigos en el extranjero y <strong>con</strong> buena<br />

adaptación a lo que le había ofrecido la vida hasta que finalmente decide volver <strong>con</strong> sus ahorri-<br />

llos para incorporarse a la vida extremeña.<br />

2.11. UN EMIGRANTE RETORNADO: EL HOMBRE ORQUESTA (1980).<br />

Acercándose el año 1980 Santiago vuelve a España y vuelve a dedicarse a la música. Co-<br />

menzó a retomar el solfeo, haciendo tres cursos bajo la dirección de Concepción Castro en<br />

Plasencia… Alquiló <strong>una</strong> gran finca, “Calzones”, muy cerca de la suya actual “Calzoncillos”, y<br />

se compró un buen rebaño de ovejas y alternaba la agricultura y la ganadería <strong>con</strong> la música en<br />

grupo, <strong>con</strong> sus hermanos y otros compañeros.<br />

En el centro los hermanos Béjar, Lino, Santiago y Dionisio.


“Luego compré el órgano <strong>con</strong> un amplificador y unos altavoces, como <strong>una</strong> miniorquesta yo<br />

sólo. Una la tocaba <strong>con</strong> el teclado y otras <strong>con</strong> el saxofón <strong>con</strong> los acompañamientos. Tuve un<br />

accidente y se me partió el brazo y no podía tocar bien, así que por ello cogí el órgano…”<br />

2.12. EL REDESCUBRIMIENTO DE LA GAITA Y EL TAMBORIL (1984).<br />

Fue en 1984, <strong>con</strong> motivo de la boda de un sobrino cuando escuchó obras que <strong>con</strong>ocía al<br />

tamborilero del Casar de Palomero; lo que le recordó a su padre, al repertorio que tocaba <strong>con</strong> la<br />

flauta y el tamboril:<br />

Con esto he despertado después, hacia los 65 años, fue como en 1984, el hermano<br />

mayor mío era militar, estuvo en Cáceres durante la guerra, tenía graduación de capitán,<br />

llevaba <strong>una</strong> centuria, estuvo allí 5 o 6 años. Entonces mi hermano ya estaba jubilao de<br />

música y de militar y todo. Se iba a casar su hijo y llamó al tamborilero del pueblo, Jesús,<br />

y le dijo que fuera a tocar la flauta y el tamboril a la boda. Fuimos en dos autobuses, mis<br />

hermanos y yo llevábamos tres saxofones, un tenor y dos altos. Cuando bajamos empezó<br />

a tocar el tamboril y yo escuché canciones que tocaba mi padre … Mi padre le había<br />

enseñado a Jesús, pero vi que tocaba diferente a como mi padre las tocaba, no las tocaba<br />

bien. Entonces fue allí donde se me ocurrió, hacia el 84… ”<br />

Primero saqué canciones de Manantial Folk, de Madrigal de la Vera, la danza “El zapate-<br />

rito, la Jota de Azabal, La pata, Madre, madre, madre… Si quieres que te quiera zapaterito…<br />

Y así <strong>con</strong> la pata… Después la Alborada de San Miguel de Casar de Palomero…la Alborada<br />

de Gregorio Felipe, de Palomero, me las aprendí <strong>con</strong> el libro de García Matos… y así fui poco<br />

a poco…<br />

2.13. LOS COROS DE PLASENCIA. EL REENCUENTRO CON SU PADRE A TRA-<br />

VÉS DE GARCÍA MATOS (1990).<br />

En 1990 le invitan los Coros Extremeños de Plasencia (que había creado García Matos)<br />

para interpretar la “Escena de Domingo” <strong>con</strong> el tamboril y la gaita. En estos coros fue coralista<br />

durante cuatro años, en los que interpretaban numerosas canciones populares.<br />

“Empecé a ir a los coros y me dieron <strong>una</strong> cinta <strong>con</strong> la música para que me aprendiera las<br />

canciones. Le pregunté al que enseñaba los bailes qué tal tocaba yo y me dijo “no está mal y yo<br />

pensé, bueno si dice no está mal, eso quiere decir que tampoco está bien. Le dije al cura Don<br />

Ángel voy a dejar el tamboril…, he empezado a tocar el tamboril para hacerlo bien, si no no<br />

hubiera empezado…<br />

37


38<br />

Es que estaba obsesionado <strong>con</strong> sacar las canciones en la clave de do y no me salía nada<br />

y entonces cuando me dieron los libros de García Matos…., fue porque yo dije “si cogiera<br />

alg<strong>una</strong> partitura… pero pensaba .¡qué partitura va a haber para un palo como éste, <strong>con</strong> tres<br />

agujeros….y entonces me dijeron sí, sí lo hay… y entonces ya me dejaron los libros de García<br />

Matos y en<strong>con</strong>tré las canciones de mi padre.<br />

Con los Coros Extremeños de Plasencia, fundados por<br />

García Matos.<br />

He pensao tantas veces, si mi padre me<br />

viera el pobrecito… y a veces le digo ¡¡¡Pa-<br />

dre ¿cómo hacía usted esto? ¡¡¡<br />

García Matos hizo los bailes muy bien,<br />

muy articulados … ¡Ah¡ y los pindongos,<br />

ahora pienso que me ha defraudao Garcia<br />

Matos, yo siempre decía por qué no lo ha-<br />

bré <strong>con</strong>ocido yo antes, cagüendiez porqué no<br />

me habré yo dedicado a la flauta y tamboril<br />

antes. Cuando escuché el disco aquél (el de<br />

Alan Lomax): Cómo es posible que vaya tan<br />

degollao, tan difícil. Toca un pindongo de<br />

García Matos, pero en los coros para el baile.<br />

Va muy deprisa, como degollao…<br />

pero alg<strong>una</strong>s canciones salen muy agudas, casi imposible de tocarlas”.<br />

Mire, Pilar, García Matos debió<br />

transcribir alg<strong>una</strong>s de las canciones <strong>con</strong> pia-<br />

no, porque como al principio no sabía tocar<br />

la flauta y el tamboril: “Hay que tener cuida-<br />

do porque puede parecer que echo a García<br />

Matos por los suelos. No sé si me equivoco<br />

La Vitorina es <strong>una</strong> cosa muy buena, García Matos se casó <strong>con</strong> <strong>una</strong> mujer de El Torno y<br />

claro cada uno tira para lo suyo ¿no? Y sacó ésta, la Vitorina de allí<br />

[Santiago se arranca a cantar siempre… ]<br />

Vitorina, Vitorina,<br />

bien te lo decía yo, …<br />

Los labradores por la mañana lo he pasado a clave de fa, porque en sol no suena,<br />

quizá lo cogió <strong>con</strong> otro instrumento…Quizá el lo escuchaba y lo tocaba <strong>con</strong> otro instru-<br />

mento… las recopiladas, las tengo que transportar.


“He comprobao <strong>con</strong> canciones de mi padre…., no sabía música, pero lo hacía muy<br />

bien. El perantón-charrá que tocaba mi padre, se toca tal cual y sale muy bien. Mi padre<br />

tocaba muy bien y García Matos ahí le salió bien.<br />

Y la Alborada de Gregorio Felipe, de Palomero, me gusta mucho. Fui a tocar a Palo-<br />

mero y me dijeron que tocara la Alborá y se empezaron a abrir las ventanas y decían - si<br />

parece la alborada de Tío Felipe-.<br />

Y el perantón de Eusebio Herrera del Cabrero … le pongo un silencio que hace muy<br />

bonito [y lo vuelve a tocar]… Tú si algún día alguien te dice eso no se hace así, tú le di-<br />

ces, te doy <strong>una</strong> hostia, esto lo ha hecho un viejo tamborilero, un hurdano que se dedica<br />

a poner alg<strong>una</strong>s cosas que los profesores, los profesionales, no las ponen.<br />

El Adarve de la Ciudad Antigua de Cáceres. Feria de San Fernando,<br />

2004.<br />

2.14. MAESTRO DE TAMBORILEROS (1993).<br />

Ya hemos dicho que Santiago Béjar tiene <strong>una</strong>s <strong>con</strong>diciones didácticas innatas, <strong>con</strong> la flauta<br />

y el tamboril se le han reforzado tomando la fuerza y la energía paterna y de sus hermanos. Ha<br />

enseñado a distintas generaciones de niños y mayores.<br />

En 1993 imparte cursos en Jaraíz de la Vera, donde enseñó durante tres años. En 1996 <strong>con</strong>-<br />

tinua su labor como profesor en Cáceres, donde imparte tres cursos en el Centro de Cultura<br />

Tradicional, bajo el patrocinio de la Diputación Provincial. En Piornal ha sacado varias genera-<br />

ciones de tamborileros jóvenes. En 2003 imparte cursos en la Universidad Popular de Plasencia<br />

hasta 2009. “Estuve también en la Cofradía de San Antonio enseñando, eran cursillos sueltos…<br />

como tenían pocos medios yo pedí ayudas para poder ir por la buena disposición”<br />

39


40<br />

Muy orgulloso de sus alumnos explica los que han ganado importantes premios, como Fran-<br />

cisco Javier Calderón ganó el primer premio y Susana Beltrán…<br />

Santiago Béjar y Fran Caballero<br />

Santiago Béjar y el Mariquelo<br />

<strong>con</strong> sus alumnos de Jaraíz de la Vera.<br />

En la Universidad Popular de Plasencia. Este día nos estuvo explicando su método <strong>con</strong> la par-<br />

titura del “Padrenuestro” tradicional. Abril de 2005.<br />

2.15. PREMIOS, HOMENAJES Y RECONOCIMIENTOS.<br />

En 1992, a pocos años de empezar <strong>con</strong> la flauta y el tamboril, ganó el primer premio como<br />

tamborilero adulto en el <strong>con</strong>curso del “Martes Mayor” de Plasencia, siendo jurado Julio Terrón,<br />

Delia Terrón y un representante del Ayuntamiento. La obra <strong>con</strong> la que gana es el “Quita y pon”<br />

de Montehermoso.<br />

Estábamos los dos, otro y yo, “El Chispa, que Pilar lo tiene que <strong>con</strong>ocer, que se ha<br />

muerto hace poco el pobrecito, pues estábamos el Chispa y yo hablando abajo [debajo<br />

del escenario del <strong>con</strong>curso] y dice ¿qué vas a poner Santiago?, y digo voy a poner el<br />

“Quita y Pon” y los “Pindongos” de Tío Antolín…. Ese [Chispa fue el monitor de baile<br />

mucho tiempo de los coros extremeños… y entonces me dice: - Mira, toca el “ Quita y<br />

pon” que es muy bonito y tú lo tocas muy bien, pero es que donde están la gracia y el sa-


lero es en los pindongos y ese tócalo el último, verás cómo te llevas un premio…- Bueno,<br />

pues ya está, yo toqué el Quita y pon y le dije así al jurado_ Adiós [hace un saludo como<br />

inclinándose y quitándose el sombrero]… y me dijo Don Julio Terrón- Gracias Santia-<br />

go… Yo bajé abajo y no habían citao al siguiente tamborilero y entonces me dijeron los<br />

tamborileros de abajo – Había que tocar las dos canciones hoy seguidas y tal…, <strong>con</strong><br />

que subí y digo –Don Julio, toco los pindongos de tio Antolín porque dicen que hay que<br />

tocar las dos canciones- y dice No, en caso de empate, tocas los pindongos- En caso de<br />

empate… pues eso es que me han dado buena clasificación. Bueno, pues la cosa es que<br />

luego toqué el “Quita y Pon”… y el primer premio que tengo es del “Quinta y pon”, el<br />

único premio que tengo el primero. Tengo segundos y terceros, tengo unos pocos, pero el<br />

primero es el del “Quita y pon”, es esto… es muy bonito, porque hace <strong>una</strong>s notas la gaita<br />

cuando hace silencio el tamboril, hace <strong>una</strong>s notas la gaita sola…[Toca el “Quita y pon”]<br />

premio.<br />

En 1998 gana el tercer premio en el <strong>con</strong>curso del Martes Mayor y en el 2000 el segundo<br />

“Santiago Béjar nos <strong>con</strong>tó cómo <strong>una</strong> noche,<br />

después de <strong>una</strong> actuación en Madrid [de<br />

los Coros Extremeños de Plasencia] hace décadas,<br />

el musicólogo [García Matos, que había<br />

creado y dirigido estos coros], tocó <strong>con</strong> su gaita<br />

y tamboril dirigiendo al grupo, que aún completamente<br />

vestidos [<strong>con</strong> los trajes extremeños]<br />

estuvieron tocando y bailando fuera del teatro,<br />

[en la calle] “La Sarnica”. La gente se unió a<br />

ellos bailando por Madrid, por la vía principal<br />

hasta la madrugada”.<br />

Conversaciones <strong>con</strong> Judith Cohen, que esta<br />

investigadora recoge en el CD Spanish Recording.<br />

Extremadura. 2002<br />

41


42<br />

En el 2001 gana el quinto premio del Martes Mayor y en el 2002 el primer premio en el<br />

<strong>con</strong>curso de San Bartolomé de Monterhemoso, en el 2003 gana el quinto premio en el <strong>con</strong>curso<br />

del Martes Mayor de Plasencia, como hemos visto, después el primer premio del Concurso de<br />

San Bartolomé de Montehermoso… El homenaje en el Festival de Folklore de Plasencia, 27 de<br />

agosto de 2004.<br />

Es merecedor desde luego como persona implicada y preocupada por la flauta y el tam-<br />

boril, ha luchado <strong>con</strong>tinuamente por el estudio y difusión de estos instrumentos autóctonos de<br />

Extremadura. Muestra de ello, a raíz del curso de Flauta y tamboril que se realizó en la Uni-<br />

versidad Popular de Plasencia, se crea el 13 de septiembre de 2005 la Asociación Cultural de<br />

Ttamborileros del Norte de Extremadura, que lleva su nombre. Está compuesta por muchos de<br />

los antiguos alumnos salidos de las aulas de Santiago.<br />

http://www.tamborileros.net/historia.htm.<br />

También en este año 2005 esta misma asociación le publica su CD “Sones Extremeños de<br />

gaita y tamboril” (Tecnosaga, Salamanca)<br />

En el 2009 recibe el Premio de Extremeño del año, en los premios de la música de Extreme-<br />

ña Sonora, y en la actualidad todo el re<strong>con</strong>ocimiento que supone el que se le mencione siempre<br />

como uno de los mejores, si no el mejor tamborilero de Extremadura.<br />

También en internet está recogido como uno de los representantes de Marca Extremadura.<br />

(http://todos.marcaextremadura.es/ficha.php?id=9).


Homenaje en el Festival de Folklore de Plasencia. 27 de agosto de 2004.<br />

2.16. SU VIDA ACTUAL. SU REMANSO DE PAZ. EL RETORNO A LA NATURA-<br />

LEZA.<br />

Desde hace unos doce años Santiago alterna su vida entre Plasencia, en casa de su hija Cele<br />

y su finca; no quiere cambiar la experiencia de vivir en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> la naturaleza, aunque ya<br />

ha vendido sus ovejas, <strong>con</strong> las que le <strong>con</strong>ocimos en nuestros primeros trabajos de campo.<br />

“Se está descansao, relajao, se vive sin ambición. Te<br />

acuestas por la noche, no hay vecinos que te molesten, aquí<br />

en el invierno, aunque mi edad no se duerme mucho, yo aquí<br />

duermo 7 u 8 horas seguidas. Por la noche me pongo <strong>con</strong> la<br />

televisión, <strong>con</strong> la radio, <strong>con</strong> lo que sea. La tele te hace mucho,<br />

aunque <strong>con</strong> la tele en vez de estar relajao estás más inquieto.<br />

Ya sabes que a veces se ven cosas que no hay que verlas.”<br />

Su decisión está tomada, quiere estar en el campo, <strong>con</strong> el<br />

calor del fuego en su casita, quiere volver a sus orígenes. Y<br />

su hija Cele, como hija sacrificada, atenta y cariñosa le da el<br />

gusto de acompañarle. También recibe la visita de sus otros<br />

hijos y de sus hemanos. Es un hombre muy afort<strong>una</strong>do.Y, <strong>con</strong><br />

88 años, sigue tocando la flauta y el tamboril, recogiendo sus<br />

aceituras, se pasea tranquilo por su finca “Calzoncillos” y puede disfrutar, a vista de pájaro, de<br />

las más bellas vistas de la ciudad placentina; el hijo del tamborilero.<br />

43


3 EL MÚSICO.<br />

Ángel Domínguez.<br />

La biografía de Santiago Béjar que la profesora Pilar Barrios acaba de bosquejar en las pági-<br />

nas anteriores nos sugiere, entre otras cosas, <strong>una</strong> pequeña reflexión <strong>sobre</strong> las grandes lag<strong>una</strong>s y<br />

los retos pendientes que todavía tiene por delante la Musicología en Extremadura y, por exten-<br />

sión, en España; pues, hasta hace bien poco tiempo los musicólogos, siguiendo la estela de los<br />

historiadores, se han venido ocupando casi exclusivamente de escudriñar hasta el último detalle<br />

las vidas de los “grandes hombres” (Bach, Mozart, Beethoven....) y del estudio de las compo-<br />

siciones y producciones artísticas etiquetadas como “cultas”, omitiendo cualquier referencia a<br />

los músicos populares y <strong>con</strong>denando al silencio la música producida por ellos al <strong>con</strong>siderarla<br />

de inferior categoría.<br />

Santiago Béjar charlando <strong>con</strong> Ángel Domínguez y Ricardo Jiménez en su finca “Calzoncillos”<br />

el día 16 de octubre de 2011.<br />

En nuestra tierra podemos <strong>con</strong>siderarnos afort<strong>una</strong>dos gracias a la labor de un puñado de pio-<br />

neros folkloristas que enfocaron su interés hacia la recopilación de la música popular extremeña<br />

desde tiempos anteriores a la Guerra Civil Española. Sin embargo, hasta el más prestigioso de<br />

todos ellos, don Manuel García Matos, siempre prestó más atención a los productos musicales<br />

45


46<br />

escritos (las canciones, los toques instrumentales, las partituras) que a las personas que canta-<br />

ron o tocaron dichas obras. Pero sería un anacronismo acusar al ilustre músico placentino por<br />

no haberse ocupado suficientemente de los intérpretes que le dictaron los materiales, ya que el<br />

enfoque teórico que guió su trabajo de investigación, como todos los de su época, tenía como<br />

objetivo prioritario la recogida del cancionero tradicional cuya pervivencia se veía amenazada,<br />

según se creía entonces, por el “desgarrado e insoportable manubrio” o el “maloliente acor-<br />

deón”.<br />

Cuando se estudia su obra más emblemática, La Lírica Popular de la Alta Extremadura,<br />

desde la óptica de la modernidad, uno se queda <strong>con</strong> las ganas de saber algo más <strong>sobre</strong> aquel<br />

tamborilero montehermoseño, Antolín Garrido, quien le dictó aproximadamente la cuarta parte<br />

de todo el repertorio vocal e instrumental recogido en aquella obra excelente. De Antolín Ga-<br />

rrido Iglesias escribió Matos, al pie de <strong>una</strong> fotografía suya que se reproduce en la página 227<br />

de la Lírica Popular, que fue “el tamborilero mejor de toda la Extremadura, no sólo por el ex-<br />

tenso repertorio folklórico que <strong>con</strong>oce, de magnífica calidad, sino también por ser un perfecto<br />

y acabado ejecutante”. Pues bien; no andaremos muy equivocados si afirmamos que, dentro<br />

del área geográfica de la Alta Extremadura, podemos <strong>con</strong>siderar a Santiago Béjar como el An-<br />

tolín Garrido de la segunda mitad del siglo XX; y esto por las mismas razones que Matos adujo<br />

para resaltar la relevancia musical de la figura de tío Antolín: el <strong>con</strong>ocimiento de un amplísimo<br />

repertorio y sus excelentes facultades como intérprete. De esta forma, un montehermoseño<br />

(Antolín) y un hurdano (Santiago) han llegado a <strong>con</strong>vertirse en dignísimos referentes de las dos<br />

comarcas altoextremeñas donde mayor arraigo sigue teniendo hoy la música de flauta de tres<br />

agujeros y tamboril, cuando ya no es tan amenazante el riesgo de desaparición de esta clase de<br />

música, gracias a la <strong>con</strong>tribución -entre otros- de estos dos populares artistas.<br />

El agradecimiento y el re<strong>con</strong>ocimiento público que aquí tributamos a estos hombres por el<br />

brillante servicio realizado no debería oscurecer la aportaciones de otros buenos tamborileros<br />

que han mantenido viva la música instrumental de flauta y tamboril por las aldeas y pueblos<br />

es<strong>con</strong>didos en la Sierra de Gata, Las Hurdes, los valles del Jerte y del Alagón, la Transierra, La<br />

Vera, el Campo Arañuelo y las estribaciones de las montañas de Monfragüe.<br />

Los resultados de las investigaciones académicas que actualmente se llevan a cabo en la Uni-<br />

versidad de Extremadura servirán, en un plazo razonable de tiempo, para <strong>con</strong>ocer mejor a ese<br />

centenar de músicos que han <strong>con</strong>tribuido, en mayor o menor medida, a <strong>con</strong>jurar el triste destino<br />

anunciado por García Matos cuando se lamentaba de que “si las autoridades y las gentes mis-<br />

mas hubieran comprendido lo que nuestro tamborilero popular significa, <strong>con</strong>taríamos hoy un<br />

más nutrido número de éstos y se iría evitando esa desaparición total a que camina” 1<br />

1 Lírica Popular de la Alta Extremadura, p. 176.


3.1. EL MÚSICO TEÓRICO.<br />

Santiago Béjar es, <strong>sobre</strong> todo, un músico. Conociendo los entresijos de su personalidad<br />

no resulta nada fácil decidir si su vida ha girado en torno a la música, o es la propia música<br />

la que ha ido <strong>con</strong>formando su perfil biográfico. Esta trabazón inseparable entre vida y música<br />

comenzó a urdirse ya desde su infancia, cuando emprendió sus estudios musicales siguiendo<br />

el exitoso Método de Solfeo (1846) del compositor Hilarión Eslava, perfeccionados más tarde<br />

bajo la dirección del capellán militar del Regimiento de Plasencia y <strong>con</strong> César Olía en Madrid.<br />

En su calidad de músico teórico, los <strong>con</strong>ocimientos adquiridos a lo largo de los años se<br />

ponen de manifiesto incluso en las tablaturas manuscritas que él ideó como material didáctico<br />

para el aprendizaje de sus alumnos. Aunque están pensados para ser utilizados por aprendices<br />

que “no saben música”, en estos documentos aparecen <strong>con</strong> frecuencia <strong>una</strong> serie de términos<br />

(notas, figuras, indicaciones de tempo, claves, signos de repetición, etc.) que acreditan la sol-<br />

vencia de Santiago como un maestro que se desenvuelve <strong>con</strong> soltura en el manejo del voca-<br />

bulario propio de la teoría y del lenguaje musical. He aquí unos apuntes pasados a limpio por<br />

algunos de sus alumnos a partir de sus explicaciones de clase y recogidos por el tamborilero<br />

Julián García Clemente:<br />

47


48<br />

En tanto que músico ilustrado y curtido en mil verbenas, Santiago es prácticamente el único<br />

tamborilero extremeño capaz de mantener largas <strong>con</strong>versaciones de tipo técnico en términos<br />

estrictamente musicales. El domingo día 16 de octubre de 2011, en <strong>una</strong> de las últimas sesiones<br />

de trabajo que compartimos <strong>con</strong> él para la preparación de esta obra, tuvimos la oportunidad de<br />

debatir acerca de determinados aspectos de su repertorio mientras disfrutábamos de las espec-<br />

taculares vistas de la ciudad de Plasencia desde los rústicos bancales de su finca, situada en la<br />

falda de la Sierra de Santa Bárbara.<br />

En esta ocasión nos manifestó, por ejemplo, su dis<strong>con</strong>formidad <strong>con</strong> el hecho de que le<br />

presentásemos <strong>una</strong> jota compaseada en 6/8 cuando él siempre había visto las tonadas de jota<br />

escritas en un compás de 3/8 o bien de 3/4; y no quedó <strong>con</strong>vencido del todo ni siquiera cuando<br />

le argumentamos que el ritmo de la jota ha sido cuidadosamente estudiado y establecido por el<br />

eminente musicólogo Miguel Manzano en <strong>una</strong> sólida monografía cuyo título es, precisamente,<br />

La Jota como género musical.<br />

Repasando el repertorio durante la <strong>sobre</strong>mesa el día 16 de octubre de 2011. Ángel<br />

Domínguez examina un prototipo de flauta de tres agujeros <strong>con</strong>struido por Francisco J.<br />

Caballero mientras Santiago interpreta los pindongos percutiendo <strong>con</strong> la cucharilla del<br />

café <strong>sobre</strong> la mesa. Pilar Barrios escucha <strong>con</strong> atención.<br />

Hizo a <strong>con</strong>tinuación <strong>una</strong> demostración práctica, golpeando <strong>con</strong> <strong>una</strong> cucharilla de café encima<br />

de la mesa para explicar la diferencia existente entre las plantillas rítmicas de los sones y de las<br />

jotas, recordándonos la escena de García Matos tocando junto a la grabadora de Alan Lomax en<br />

1952, en Palma de Mallorca, utilizando <strong>una</strong> mesa como base percutiva del palitroque. Acostum-<br />

brado a leer los perantones en un compás de 6/8, se sorprendió cuando le informamos de que fue<br />

el propio Matos el que se corrigió a sí mismo en dos artículos publicados en 196 y 1961 2 en los<br />

2 “Sobre algunos ritmos de nuestro folklore musical”. en “Anuario <strong>Musical</strong>”, vol. XV y XVI. Barcelona. 1960 y<br />

1961.


que, tras estudiar a fondo la rítmica de las charradas salmantinas, llegó a la <strong>con</strong>clusión de que la<br />

transcripción de estas piezas, al igual que la de los perantones cacereños, estaría mejor realizada<br />

utilizando en la escritura un compás de 10/16. Solamente apareció en su cara <strong>una</strong> sombra de duda<br />

cuando le señalamos las abundantes figuraciones en cinquillos que trae la partitura de la Charrá<br />

del Casar de Palomero que figura en la Lírica Popular dentro del apartado de perantones (nº 83,<br />

pág. 304), perfectamente <strong>con</strong>ocida y muchas veces interpretada por él mismo.<br />

A este respecto, es sumamente interesante escuchar el comentario verbal que precede a la<br />

interpretación que hizo de esta pieza en el corte nº 2 del CD Sones extremeños de gaita y tambo-<br />

ril, publicado por Tecnosaga en 2005. Esta es la presentación que el intérprete nos regala antes<br />

del comienzo de la tocata:<br />

“Bueno, esto... también es de mi padre, el pobrecito, que Dios le tenga en gloria. Es<br />

un perantón. Allí en el pueblo me lo piden cuando voy como “la charrá” que tocaba mi<br />

padre; me dicen, no sé... Tiene un poco de... un poco de... da un poco el aire a la música<br />

charra”.<br />

Más allá de las expresiones dubitativas, la intuición musical de Santiago, alimentada a partes<br />

iguales por sus lecturas de los cancioneros de García Matos y por el <strong>con</strong>ocimiento directo del<br />

folklore de su tierra natal, le lleva a <strong>una</strong> <strong>con</strong>clusión clara, aunque prudente: Una charrada (“no<br />

sé... eso dicen en mi pueblo...”) es algo muy parecido a un perantón. Y no se equivoca: Véase<br />

la transcripción de esta pieza que ofrecemos un poco más adelante.<br />

Otro aspecto importante de su quehacer como músico teórico es la cuestión del transporte<br />

musical; <strong>una</strong> cuestión <strong>con</strong> la que Santiago está muy familiarizado por su larga experiencia como<br />

saxofonista. En determinada época de su vida, las múltiples ocupaciones laborales que desem-<br />

peñó para poder mantener a su familia le robaron el tiempo y la tranquilidad imprescindibles<br />

para realizar los transportes de las partituras y encajarlas en la tesitura apropiada del saxo. Así<br />

lo explica en la <strong>entrevista</strong> que publicamos en el capítulo siguiente:<br />

“En vez de transportar mentalmente, pues me tuve que agarrar a Antonio Sosa [para]<br />

que me mandara las partituras, porque tenía que andar <strong>con</strong> las cosas y no tenía tiempo<br />

de pasarlas al tono de los demás [músicos del grupo]”.<br />

Después de jubilarse, y <strong>una</strong> vez adquirida <strong>una</strong> cierta destreza <strong>con</strong> la flauta y el tamboril,<br />

ya pudo entregarse a ese trabajo <strong>con</strong> <strong>una</strong> dedicación que se fue intensificando a medida que se<br />

lo exigían sus responsabilidades docentes. Si repasamos las reproducciones autógrafas de las<br />

tablaturas reunidas al final de este libro será fácil comprobar que no son pocos los documentos<br />

que llevan encabezamientos de este tenor: “Transportó Santiago Béjar”, “Arreglo de Santiago<br />

Béjar”, “Copió Santiago Béjar”, “Arreglo y transporte de Santiago Béjar”, “El transporte<br />

estubo a cargo de Santiago Béjar”, “El arreglo y transporte de Santiago Béjar”, “Del arreglo<br />

se ocupó Santiago Béjar”; y el más divertido de todos, donde aflora el fino sentido del humor<br />

49


50<br />

de este hombre singular, motejado cariñosamente por algunos de sus allegados como “El Picar-<br />

días”: “La Sinda. Copió Santiago Béjar. De oído de buen cubero”.<br />

Transportar <strong>una</strong> pieza musical para que pueda ser tocada <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta de tres agujeros es,<br />

en primer lugar, <strong>una</strong> necesidad práctica que se deriva de la especial afinación del instrumento.<br />

Lo sepan o no, todos los tamborileros están obligados a hacer ese transporte -a veces de forma<br />

poco afort<strong>una</strong>da- sirviéndose del arma fundamental de que dispone cualquier músico: el oído.<br />

Pero el caso de Santiago es excepcional porque la finalidad de su trabajo <strong>con</strong>siste <strong>sobre</strong> todo en<br />

expresar la música debidamente transportada en forma de tablatura para que pueda ser tocada<br />

por otros intérpretes: sus alumnos.<br />

La reiteración del nombre del autor en los encabezamientos de cada <strong>una</strong> de esas tablaturas<br />

indica, además, la firme intención por subrayar su autoría y un claro interés por enfatizar la<br />

competencia musical de la persona que lo lleva a cabo. Cuando realiza un transporte y lo plasma<br />

por escrito, Santiago es <strong>con</strong>sciente de que está llevando a cabo <strong>una</strong> tarea altamente especializa-<br />

da cuya realización requiere un bagaje de <strong>con</strong>ocimientos teóricos que se encuentran fuera del<br />

alcance de los profanos en la materia, pues ese es un tema no se aborda hasta la parte cuarta del<br />

método de Hilarión Eslava y... hasta ahí no llega cualquiera. Para culminar <strong>con</strong> éxito ese trabajo<br />

tan específico se requiere un dominio siquiera básico de la interválica y del lenguje musical uti-<br />

lizado en la partitura original cuya altura se va a modificar (normalmente se trata de canciones<br />

de carácter vocal), pero también el pleno dominio de la tesitura y del sistema de afinación de la<br />

flauta. En este último aspecto nuestro músico adopta el sistema de afinación, rigurosamente dia-<br />

tónico, tal como fue modelizado por García Matos. “Aquí, olvídate de sostenidos y bemoles”,<br />

nos comentó en <strong>una</strong> de las sesiones de trabajo.<br />

A partir de este sistema de afinación, y tomando como referencia las notas del primer te-<br />

tracordo de la flauta (la, sib, do, y re) Santiago <strong>con</strong>struye después cuatro escalas completas de<br />

ocho notas, a imitación del sistema melódico imperante en Occidente, que utilizará en sus cla-<br />

ses de forma parecida a como se emplean las escalas tonales en la didáctica del solfeo clásico.<br />

Importa señalar, sin embargo, que en la flauta de tres agujeros estas escalas producen arcaicas<br />

sonoridades de tipo modal, muy alejadas del lenguaje tonal de la música moderna.<br />

Este afán por autoafirmar su competencia musical, propia de quien sabe muy bien lo que<br />

se trae entre manos, le lleva a formular propuestas tan sorprendentes (y discutibles) como la de<br />

escribir alg<strong>una</strong>s melodías utilizando la clave de Fa en 3ª línea, <strong>una</strong> práctica ya casi desterrada<br />

de la música académica actual. Santiago defiende <strong>con</strong> razones plausibles, que no nos detendre-<br />

mos a explicar aquí, esta propuesta tan poco ortodoxa, pero su lógica se aparta en este caso del<br />

canon teórico habitual. Estemos o no de acuerdo <strong>sobre</strong> este punto, esto es <strong>una</strong> muestra más de<br />

su capacidad de elaboración especulativa, en su esfuerzo por aproximarse al modelo del músico<br />

ideal, <strong>una</strong> de cuyas principales características sería precisamente -para él- la capacidad de leer<br />

<strong>con</strong> soltura en las siete claves.


3.2. EL INTÉRPRETE.<br />

Primera página del Método de Solfeo de Hilarión Eslava.<br />

Ya hemos señalado que los intereses y las habilidades de Santiago como músico instrumen-<br />

tista no se ciñen únicamente a la flauta y el tamboril. Primero la necesidad, y luego la curiosidad<br />

insaciable, la <strong>con</strong>stancia y las ganas de aprender -cualidades propias de cualquier músico que<br />

se precie de tal- le han llevado a practicar también <strong>con</strong> la flauta dulce, el clarinete, el saxofón y<br />

el órgano electrónico en diferentes etapas de su vida. Pero, como él mismo afirma, únicamente<br />

ha llegado a su realización profesional y vital a través de la flauta y el tamboril.<br />

En esa faceta de tamborilero se nos presenta, al igual que Antolín Garrido, “como un per-<br />

fecto y <strong>con</strong>sumado ejecutante”. Es muy difícil que en el transcurso de <strong>una</strong> interpretación no<br />

se le escapen a los tamborileros algunos pitidos fuera de sitio, o alg<strong>una</strong> duda o vacilación de<br />

51


52<br />

carácter rítmico; pero él se equivoca en <strong>con</strong>tadas ocasiones, como se puede comprobar fácil-<br />

mente haciendo <strong>una</strong> escucha atenta del CD Sones extremeños de gaita y tamboril que men-<br />

cionábamos un poco más arriba. Esta recopilación sonora, por sí sola, ya sería un argumento<br />

suficiente para <strong>con</strong>vencernos de la alta calidad de sus interpretaciones, pues en ellas se pueden<br />

en<strong>con</strong>trar casi todos los recursos retóricos que <strong>con</strong>figuran la estética peculiar de los mejores<br />

músicos tamborileros. La música fluye en esta producción discográfica de forma espontánea,<br />

<strong>con</strong> seguridad, sin exhibiciones virtuosísticas, sin alardes innecesarios, sin afectación.<br />

Su forma de hacer hablar a la flauta se caracteriza por la mesura y el equilibrio, pero nunca<br />

resulta plana o inexpresiva; por el <strong>con</strong>trario, el decurso melódico presenta <strong>una</strong> gran cantidad<br />

de matices y sentimientos que, ¡ojo!, solamente podrán captar y disfrutar en su plenitud quie-<br />

nes hayan recibido previamente <strong>una</strong> formación específica para el correcto entendimiento de<br />

esta clase de música, exactamente lo mismo que sucede en la apreciación de la música clásica.<br />

Y es que, en cierto sentido, podríamos afirmar que Santiago es un tamborilero clásico:<br />

abarca todos los géneros del repertorio tradicional ajustando adecuadamente los tempos que<br />

<strong>con</strong>vienen a cada toque (“allegro pero sin correr”, anota en <strong>una</strong> de sus tablaturas); <strong>con</strong>oce<br />

todos los adornos y trucos del oficio para enriquecer el melos de la flauta (trinos, mordentes,<br />

grupos atresillados, el típico dibujo ondulante de cuatro fusas <strong>con</strong>secutivas, los mates carac-<br />

terísticos, etc...); <strong>con</strong>duce la parte rítmica de forma segura introduciendo a veces pequeñas in-<br />

novaciones técnicas como el apagado ocasional del parche del tamboril <strong>con</strong> la mano derecha;<br />

utiliza <strong>con</strong> habilidad, sin recargamiento, las distintas combinaciones aro-parche; <strong>con</strong>sigue un<br />

sobrio <strong>con</strong>trol de la dinámica a medio camino entre la <strong>con</strong>tundencia percutiva de Martín Pérez<br />

Pérez (tamborilero de Aceit<strong>una</strong>) y los pianissimi que de vez en cuando gustan de introducir<br />

tío Ciriaco Pérez Hermoso (el decano de los tamborileros extremeños) o el joven tamborilero<br />

hurdano Óscar Duarte Canuto. Cuando amplía o comenta el material temático, cuando crea o<br />

improvisa, lo hace sin traicionar el espíritu del material original. Incluso su sentido del humor<br />

aflora de vez en cuando en su práctica interpretativa, como cuando nos ofrece tres versiones<br />

distintas de Los pajaritos de San Antonio, cada <strong>una</strong> de ellas <strong>con</strong> un ritmo diferente: pasacalle,<br />

pasodoble/marchiña y perantón.<br />

Podrán apreciarse muchos de estos elementos comparando la transcripción que ofrece-<br />

mos de la Charrá del Casar de Palomero <strong>con</strong> la que escribió García Matos a partir de la que<br />

tocaba su padre, Celedonio Béjar; y también leyendo o escuchando las versiones grabadas de<br />

Ay, Gervasio y la Danza de San Antonio, a las que nos referiremos un poco más adelante.


54<br />

Como sería imposible abordar en estas páginas un análisis completo y detallado del estilo<br />

musical de Santiago Béjar, ya que para ello habría que introducir numerosas referencias com-<br />

parativas <strong>con</strong> la música de otros tamborileros, nos <strong>con</strong>formaremos <strong>con</strong> ofrecer un par de trans-<br />

cripciones más realizadas a partir de los respectivos documentos sonoros publicados en el CD<br />

que ya hemos citado varias veces.


Nuestra intención es que los lectores, y en particular aquellos que sepan leer música, puedan<br />

comprobar las diferencias existentes entre tres tipos de productos musicales distintos, creados<br />

por <strong>una</strong> misma persona: las grabaciones de audio, las partituras y las tablaturas.<br />

Los primeras son documentos sonoros que reproducen fielmente la obra del intérprete; es<br />

decir, son un reflejo inmediato y directo de su forma de tocar; las partituras son documentos grá-<br />

ficos que representan los principales rasgos del documento sonoro (las alturas y las duraciones<br />

de los sonidos) y pueden tener un carácter descriptivo o interpretativo; en cualquiera de los dos<br />

casos, las partituras reflejan bastante bien, cuando se leen de forma analítica, la estructura del<br />

documento sonoro de referencia, el sistema melódico tonal o modal que le sirve de base y otros<br />

detalles que son más difíciles de apreciar <strong>con</strong> <strong>una</strong> audición pura y simple; finalmente, las tabla-<br />

turas son documentos escritos <strong>con</strong>cebidos expresamente como materiales para al aprendizaje.<br />

Se trata, por lo tanto, de diferentes formas de representación de la música. Todas ellas tie-<br />

nen sus limitaciones, pero es evidente que las tablaturas, como detallaremos después, ofrecen<br />

<strong>una</strong> información musical mucho más parca que las partituras. En cierto sentido, <strong>una</strong> tablatura<br />

no es más que <strong>una</strong> forma de expresión gráfica en la que se han suprimido todas aquellas difi-<br />

cultades que se encuentran fuera del alcance de un principiante y que, por lo tanto, no son más<br />

que obstáculos que pueden entorpecer el ritmo de progresión del aprendizaje. De ahí el ingenio<br />

que deben desplegar los intérpretes que, como Santiago, también se dedican a la enseñanza, en<br />

su intento por llevar a la práctica los principios básicos de la pedagogía: Saber cuáles son las<br />

<strong>con</strong>diciones de partida del alumno, saber a dónde se quiere llegar (los objetivos), y saber cómo<br />

y <strong>con</strong> qué medios se puede ir avanzando hacia la <strong>con</strong>secución de aquellos objetivos (el método).<br />

Ejemplificaremos lo dicho a <strong>con</strong>tinuación estudiando la partitura de Ay, Gervasio y compa-<br />

rándola <strong>con</strong> la tablatura correspondiente.<br />

55


56<br />

El referente melódico de la tocata Ay, Gervasio fue recogida por García Matos de labios<br />

de Esperanza Rojo en la localidad Hoyos, en la Sierra de Gata (véase el número 42, p. 67, de la<br />

Lírica Popular de la Alta Extremadura), asociado <strong>con</strong> el siguiente texto:<br />

Porque sabes que te quiero<br />

lo vas haciendo <strong>con</strong> maña<br />

de ‘ponelte’ en los caminos<br />

para que tropiece y caiga.<br />

¡Ay!, amor, ¡ay!, amante,<br />

¡ay!, amor, cuánto siento olvidarte.<br />

¡Ay!, amante, ¡ay!, amor,<br />

en el mundo no te olvido yo.


La letra indica claramente que se trata de <strong>una</strong> canción perteneciente al género rondeño, y<br />

dentro de este apartado fue incluida dentro del sistema de clasificación empleado por Matos,<br />

quien optó por compasearla en 3/4. Por otro lado, el comentario que hace Santiago en su versión<br />

discográfica del año 2005 se reduce a esa lacónica aseveración: “Vamos a interpretar Ay, Ger-<br />

vasio, un son llano”. La tablatura que elaboró a partir de esta pieza para su uso en las clases de<br />

flauta y tamboril, reproducida un poco más arriba, nos aporta algunos detalles más: Un compás<br />

de 3/8, el tipo (¿tiempo?) de jota, la categorización como canción de ronda y un nuevo texto<br />

de recambio para la melodía que es el que se suele cantar por los pueblos del Valle del Alagón<br />

y la Transierra del norte cacereño. Finalmente, en uno de los borradores de trabajo utilizados<br />

por Francisco Javier Caballero, buen <strong>con</strong>ocedor y estudioso de los procedimientos didácticos<br />

de Santiago -pues fue alumno suyo en Cáceres-, podemos leer esta anotación, seguramente<br />

proporcionada por el autor de la tablatura: “Son llano de Antolín Garrido, de Montehermoso”.<br />

De entrada, esta serie de datos un tanto <strong>con</strong>tradictorios produce perplejidad. ¿A qué género<br />

podríamos adscribir esta tocata? ¿Es <strong>una</strong> canción de ronda, <strong>una</strong> jota o un son llano? La <strong>con</strong>fu-<br />

sión se va aclarando si <strong>con</strong>sideramos, analíticamente, dos factores distintos: En primer lugar, la<br />

línea melódica de la flauta transcurre <strong>sobre</strong> un ritmo de petenera perfectamente captado en su<br />

día por García Matos en su estudio <strong>sobre</strong> la rítmica del repertorio vocal extremeño 3 . También<br />

el musicólogo e intérprete zamorano Alberto Jambrina, en un breve comentario enviado al foro<br />

de la web tamborileros.com a raíz de la publicación del CD, dejó <strong>con</strong>stancia de la peculiaridad<br />

rítmica de la estrofa, señalando que está <strong>con</strong>struida <strong>sobre</strong> un esquema de 2+2+2.<br />

En segundo lugar, Santiago comienza la pieza (compases 1, 2, 3 y 4) aplicando el ritmo<br />

básico de los sones “montehermoseños” <strong>sobre</strong> la base percutiva del tamboril; pero, en cuanto<br />

empieza a sonar la flauta, ya desde el compás 5 aparece un complicadísimo juego de ambi-<br />

güedades rítmicas en el que se combinan al menos tres niveles de intensidad acentual <strong>sobre</strong> el<br />

parche <strong>con</strong> diversas localizaciones de los acentos en las partes fuertes y débiles de cada compás.<br />

Este endiablado mecanismo de relojería, <strong>con</strong>struido a base de mezclar inteligentemente las<br />

plantillas rítmicas de de la jota, el son y la petenera, funciona a la perfección y produce resulta-<br />

dos excelentes, generando de paso un doble polirritmo:<br />

a) El primer polirritmo, presente en la melodía de la flauta, tiene un carácter sucesivo y se<br />

caracteriza por <strong>una</strong> cierta periodicidad temporal que expresamos en la transcripción mediante<br />

la alternancia regular entre los compases de 3/4 y de y 6/8.<br />

b) A este polirritmo sucesivo -¡y sonando simultáneamente <strong>con</strong> él!- se añade otro más en el<br />

tamboril, cuyo rasgo fundamental es el predominio reiterado, pero no exclusivo, de la plantilla<br />

rítmica del son.<br />

3 Véase Lírica Popular de la Alta Extremadura, pág. 40. También llevan ritmo de petenera los documentos<br />

87, 170 y 177.<br />

57


58<br />

Véase, pues, cuánta sabiduría musical -y literaria y vital- puede caber en el corto espacio de<br />

22 compases. Naturalmente, esto no quiere decir que Santiago Béjar ha introducido de manera<br />

intencional y <strong>con</strong>sciente en esta pequeña obra todos y cada uno de los elementos que hemos<br />

descrito. Tales elementos son puestos de relieve por el estudio analítico posterior, y lo que se<br />

pretende destacar <strong>con</strong> este análisis es el rico legado que se guarda y se transmite a través de la<br />

memoria de los tamborileros populares; un legado que nunca es estático, ya que la memoria<br />

individual se nutre de la colectiva y no se puede entender como si fuera únicamente <strong>una</strong> especie<br />

de almacén <strong>con</strong>tenedor de melodías arcaicas; por el <strong>con</strong>trario, el cerebro del músico tradicional<br />

se comporta más bien como un sofisticado laboratorio donde se experimenta <strong>con</strong> el material<br />

heredado, se pulen piedras preciosas y se acrisolan muchas joyas musicales.<br />

Si complicados son los mecanismos que rigen el funcionamiento de la memoria, no lo<br />

son menos los procesos de transmisión de las informaciones y los <strong>con</strong>ocimientos dentro de la<br />

cultura musical tradicional. Estos procesos no suelen ser unilineales, <strong>con</strong>stantes y sostenidos<br />

en el tiempo; a veces transitan por caminos trillados y fáciles de recorrer, limitándose a repetir<br />

lo aprendido; en otras ocasiones se aventuran creativamente por territorios inexplorados, su-<br />

friendo a menudo avances y retrocesos. Tampoco se valen en exclusiva de los recursos de la<br />

oralidad, sino que en ellos operan también los medios relacionados <strong>con</strong> la escritura. Esta última<br />

observación es especialmente importante en el caso que nos ocupa, puesto que “yo… -dice<br />

Santiago- casi tó, casi tó lo que toco es de cancioneros. Tó…”. Por <strong>con</strong>siguiente, no estará<br />

demás que dejemos aquí <strong>con</strong>stancia de las principales fuentes musicales que, según sus propias<br />

indicaciones, le han servido para ir <strong>con</strong>struyendo su amplísimo repertorio:<br />

Las fuentes del repertorio de Santiago Béjar.<br />

- CALLE, Angel ; CALLE, Feliciano; SÁNCHEZ, Germán y VEGA, Saturio: Entre la<br />

Vera y el Valle. Tradición y folklore de Piornal. Cáceres: Diputación provincial, 1995.<br />

- GARCÍA MATOS, Manuel: Lírica popular de la Alta Extremadura. Madrid: Unión Musi-<br />

cal Española, 1944 (Ed. facsímil, edición, introducción e índices Pilar BARRIOS y Carmen<br />

GARCÍA-MATOS, 2001).<br />

- GARCÍA MATOS, Manuel- CRIVILLÉ Y BARGALLÓ, Josep: Cancionero popular de<br />

la provincia de Cáceres (Lírica Popular de la Alta Extremadura II). Barcelona/Mérida: Insti-<br />

tuto Español de Musicología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Consejería<br />

de Cultura de la Junta de Extremadura, 1982.<br />

- GONZÁLEZ BARROSO, Emilio: Cancionero Popular Extremeño. Mérida: Editora Re-<br />

gional (Serie Cuadernos Populares, nº 3).<br />

- HIDALGO MONTOYA, Juan: Folklore <strong>Musical</strong> español: Antología. Madrid, A. Car-<br />

mona Editor, 1974<br />

- LAHORASCALA, Pedro; TIRADO GARCÍA, Ángel: Así canta Extremadura: <strong>con</strong><br />

Manantial Folk. Madrid: Editorial Alpuerto, 1989.


Un <strong>con</strong>junto de circunstancias relacionadas <strong>con</strong> la pieza que examinaremos a <strong>con</strong>tinuación<br />

nos ayudará a explicar algunos de estos procesos de transmisión musical. Se trata de la primera<br />

tocata perteneciente a la serie de Danzas de San Antonio de Jaraíz de la Vera, localidad en la<br />

que Santiago impartió clases de flauta y tamboril y donde participó activamente acompañando<br />

en vivo durante varios años las evoluciones de los danzantes. He aquí la partitura de esta pieza:<br />

59


60<br />

La transcripción que ofrecemos está hecha a partir de la escucha del corte nº 31 del CD<br />

Tecnosaga-2005. En el libreto del CD podemos leer: “31- Danza de San Antonio I (perantón;<br />

de la Coral de Jaraíz de la Vera)”. Este brevísimo comentario nos da otra prueba más del fino<br />

instinto musical de Santiago; un instinto que le permite adivinar el ritmo original de perantón<br />

es<strong>con</strong>dido detrás de <strong>una</strong> escritura en 6/8, el compás utilizado por el sacerdote Joaquín Jiménez<br />

García para poner en solfa la música de estas danzas, que le fueron dictadas por el tamborilero<br />

Alejandro Pablo García.<br />

Natural de Tejeda de Tiétar, Alejandro Pablo acudía cada año a Jaraíz cuando llegaban las<br />

fiestas de San Antonio de Padua, más o menos hasta la década de los 60 del siglo pasado, para<br />

tocar las tres danzas en honor del santo que se han <strong>con</strong>servado merced a las grabaciones y ano-<br />

taciones manuscritas del cura Joaquín Jiménez 4 . De las manos de este párroco la música de las<br />

danzas pasó a las de Santiago Béjar, quien las copió, a su vez, en un cuaderno pautado de traba-<br />

jo, suprimiendo algunos de los signos musicales accesorios que se pueden ver en el documento<br />

escrito por Joaquín Jiménez.<br />

4 Reproducciones de este material pueden verse en la obra de Pilar Barrios Danza y Ritual en Extremadura<br />

(2009).


Cotejando este manuscrito de Santiago <strong>con</strong> el <strong>con</strong>tenido de nuestra transcripción podemos<br />

deducir que sus habilidades como instrumentista son mucho mayores que las que demuestra<br />

tener como amanuense. Obsérvese que la copia manuscrita es sumamente esquemática, ya que<br />

apenas <strong>con</strong>serva lo esencial de la línea melódica y el ritmo básico del tamboril. Pero a la hora<br />

de la ejecución -cuyos detalles hemos procurado reflejar <strong>con</strong> sumo cuidado en la partitura co-<br />

rrespondiente- las cosas cambian: Ahora aparecen ciertas novedades como los golpes <strong>sobre</strong><br />

el aro; pero no demasiados golpes ni en los primeros compases, puesto que Santiago sabe de<br />

sobra que está lidiando <strong>con</strong> <strong>una</strong> tocata de danza y que, por lo tanto, los bailadores deben tener<br />

como referencia sonora fundamental los golpes fuertes, bien destacados, <strong>sobre</strong> el parche; la<br />

flauta, por el <strong>con</strong>trario, sin perder nunca el hilo <strong>con</strong>ductor, sí que puede picar y mordisquear<br />

<strong>con</strong>stantemente las notas principales del decurso melódico, multiplicándose los adornos carac-<br />

terísticos que <strong>con</strong>fieren a esta pieza el perfume in<strong>con</strong>fundible de los géneros bailables basados<br />

en el compás de 10/16.<br />

Cuando Santiago dejó de asistir a las danzas de Jaraíz, por motivos que no detallaremos<br />

pero que dicen mucho en favor de su sentido de la dignidad personal, otros tamborileros vinie-<br />

ron a sustituirle. Esta es la versión que el ahigaleño Loreto Galindo tocó en el año 2004, que<br />

tiene en común <strong>con</strong> la de Santiago el hecho de estar transportada a la altura de re como nota<br />

básica del sistema (<strong>una</strong> de las tesitura más cómodas para la digitación), pero cuyo dibujo meló-<br />

dico es mucho más simple y está más pegado al modelo original proporcionado por Alejandro<br />

Pablo, pues probablemente Loreto la aprendería de oído:<br />

61


62<br />

Para terminar este apartado reproducimos otro documento autógrafo de Santiago que <strong>con</strong>-<br />

tiene algunos apuntes personales <strong>sobre</strong> el acompañamiento musical de las danzas de Cuacos de<br />

Yuste. Se los dictó <strong>una</strong> muchacha de este pueblo valiéndose de <strong>una</strong> guitarra y vienen a ser como<br />

<strong>una</strong> especie de guión de trabajo que <strong>con</strong>tiene sólo lo imprescindible para poder tocar la música:<br />

<strong>una</strong> línea melódica muy sencilla, el número de repeticiones y algunos títulos recordatorios para<br />

no perderse durante la ejecución de las danzas.


3.3. EL DOCENTE.<br />

Tan excelentes son las cualidades de Santiago Béjar en su faceta de intérprete como las que<br />

ha demostrado poseer en el ámbito pedagógico. Hemos visto que su dilatada trayectoria como<br />

maestro de flauta y tamboril se ha venido desarrollando en distintas localidades de la Alta Extre-<br />

madura: Jaraíz de la Vera, Cáceres, Piornal, Casares de Hurdes, Casar de Palomero y, finalmen-<br />

te, hasta el año 2010, en la Universidad Popular de Plasencia. Ahora bien: El merecido prestigio<br />

de que goza como docente no debería hacernos infravalorar los dignos intentos de otros tam-<br />

borileros que, como él, dedicaron <strong>una</strong> parte de su vida a la enseñanza de estos instrumentos,<br />

impartiendo clases particulares o cursos intensivos -aunque de forma menos sistemática y <strong>con</strong><br />

menor éxito- y levantando su voz de vez en cuando ante las autoridades políticas pidiendo su<br />

apoyo en favor de la enseñanza más o menos institucionalizada de la flauta y el tamboril. Entre<br />

ellos podemos citar a Martín Pérez (Aceit<strong>una</strong>), Millán Garrido (Montehermoso) y, <strong>sobre</strong> todo, a<br />

Ignacio Paniagua (Ahigal). Éste último ha dejado <strong>con</strong>stancia de sus afanes educativo-musicales<br />

en la breve reseña autobiográfica que figura en la <strong>con</strong>traportada del libro escrito por él mismo<br />

Ritos y costumbres de Ahigal (Salamanca, 1989), donde leemos: “Es fundador y director de la<br />

Escuela de Tamborileros de Plasencia”. En este libro van incluidas un puñado de partituras es-<br />

critas de puño y letra de Ignacio Paniagua, quien debió de aprender los rudimentos del lenguaje<br />

musical en su juventud, ya que estudió <strong>con</strong> los padres teatinos de Béjar. El propio Santiago<br />

estuvo a punto de asistir a las clases que impartía Paniagua en Plasencia pero, finalmente, el<br />

proyecto no llegó a cuajar y quedó casi en el olvido.<br />

Para <strong>con</strong>vencerse de los buenos resultados de las actividades docentes de Santiago Béjar<br />

bastaría <strong>con</strong> preguntar a cualquiera de los muchos alumnos que han pasado por sus clases du-<br />

rante los últimos años. Escogemos, de entre decenas de posibles testimonios, las opiniones de<br />

dos de ellos. La primera es de Pedro Garrido, tamborilero y <strong>con</strong>structor de flautas y tamboriles<br />

en su taller de Gargüera. En respuesta a <strong>una</strong> pregunta formulada por un periodista que le entre-<br />

vistó en 2005 (¿qué se necesita para aprender a tocar bien estos instrumentos?) Pedro omitió<br />

cualquier comentario <strong>sobre</strong> la calidad de los instrumentos o <strong>sobre</strong> la necesidad de papeles:<br />

“Para tocar bien se necesita que el maestro te enseñe bien, como el que me ha enseñado a mí,<br />

Santiago Béjar Domingo (sic), de Casar de Palomero, y que tiene ya 83 años. Me ha enseñado<br />

a tocar <strong>con</strong> sus partituras como un músico profesional” 5 . En palabras de Primiano Calle, ex-<br />

alumno e integrante del grupo Los Perantones, “Santiago es un maestro. Tocaba <strong>una</strong> canción,<br />

daba la partitura y la tocaba varias veces. La ensayábamos <strong>una</strong> y otra vez. [Muestra la partitura<br />

y enfatiza] Ya no me hago sin esto. Santiago tiene las partituras y las saca perfectamente de<br />

García Matos, es como un libro. Él toca a García Matos. Su Dios es García Matos.” 6<br />

5 Entrevista publicada en El Periódico Extremadura el 23 de octubre de 2005.<br />

6 VICTORIA ELI RODRÍGUEZ; MARITA FORNARO BORDOLLI; ANTONIO DÍAZ RODRÍGUEZ. “Transmisión del<br />

patrimonio musical popular: oralidad, escritura y procesos de institucionalización en la música extremeña”. En Nassarre,<br />

Revista aragonesa de Musicología, nºpág. 204. Actas del VIII Congreso Internacional de la SIBE.<br />

63


64<br />

No es necesario detenerse a describir los pormenores del método educativo de Santiago<br />

Béjar, pues de ello se ocupará Francisco Javier Caballero en el capítulo 5. Ni tampoco indaga-<br />

remos <strong>sobre</strong> el origen del mismo: El propio Santiago nos lo explicará en el capítulo posterior.<br />

Pero sí merece un pequeño comentario el manuscrito que reproducimos a <strong>con</strong>tinuación, cuyo<br />

texto repetiremos después en letras de molde:


El método.<br />

- Santiago Béjar. Yo digo: Esto es un sistema musical por cifra, puesto que son 4 cifras:<br />

1, 2,3,4.<br />

Vean EJEMPLO.<br />

- Estas notas se <strong>con</strong>siguen pulsando al aire <strong>con</strong> más o menos intensidad.<br />

- En este sistema, agujeros abiertos y agujeros tapados. Las notas no tienen valoración.<br />

- Pues yo me inventé un sistema que no es perfecto, pero ayuda mucho al alumno (...)<br />

- NOCHE DE PAZ. Con esta canción comprobarán todo lo que vengo relatando.<br />

Estas <strong>con</strong>cisas anotaciones, que parecen haber sido escritas como un guión previo para<br />

impartir <strong>una</strong> charla o <strong>con</strong>ferencia ante un auditorio, <strong>con</strong>stituyen el núcleo de su método de en-<br />

señanza. Un método compuesto a base de pocas, pero muy claras, ideas: Hay <strong>una</strong> teoría musical<br />

implícita, un sistema de representación por cifra, <strong>una</strong> valoración autocrítica (“un sistema que no<br />

es perfecto, pero ayuda mucho al alumno”) y un ejemplo musical (Noche de paz, en este caso)<br />

que resolverá las posibles dudas.<br />

Luego, en el transcurso de las clases, se impartirán por parte del maestro <strong>una</strong> serie de<br />

instrucciones verbales precisas (las reglas para tocar la flauta) que algún alumno diligente se<br />

preocupará de anotar debajo del esquema explicativo de los registros y de la digitación, como<br />

se muestra en el siguiente gráfico también proporcionado por Julián García Clemente:<br />

65


66<br />

El resto de la historia es bien <strong>con</strong>ocido por cualquiera que haya tenido alg<strong>una</strong> vez un instru-<br />

mento musical en sus manos: Practicar, practicar y practicar. Los in<strong>con</strong>venientes derivados del<br />

sistema de tablaturas (por ejemplo, el hecho de que sean difíciles de leer o de cantar sin auxilio<br />

del instrumento y casi imposibles de descifrar por alguien que no tenga previamente memori-<br />

zada la melodía correspondiente, ya que carecen de valoraciones precisas <strong>sobre</strong> la duración de<br />

cada sonido) siempre se pueden paliar aprendiendo piezas sacadas preferentemente del reperto-<br />

rio vocal, o bien “apoyándose en la cinta” (es decir, escuchando grabaciones), o bien -y <strong>sobre</strong><br />

esto cualquier insistencia será poca- escuchando directamente la voz y el toque del maestro.<br />

El auténtico valor del método de Santiago reside en la persona que lo creó y lo puso en<br />

práctica año tras año <strong>con</strong> su presencia física en el aula. Sin esta presencia física, como sugieren<br />

Pedro Garrido y Primiano Calle, todo lo demás no habría sido más que <strong>una</strong> colección de gara-<br />

batos mudos y de papeles mojados.<br />

3.4. ¿EL FUTURO?<br />

¿A dónde nos llevarán las ricas aportaciones hechas por Santiago Béjar al patrimonio mu-<br />

sical popular de Extremadura? ¿Habrá quien siga su estela en el futuro, cuando él ya no se<br />

encuentre entre nosotros? ¿Quiénes serán, cuántos serán, qué tocarán y <strong>con</strong> qué métodos apren-<br />

derán los tamborileros dentro de cinco, quince o cincuenta años? ¿Cómo evolucionará en nues-<br />

tra tierra la música de flauta de tres agujeros y el tamboril? Es imposible saberlo porque, como<br />

escribió Karl R. Popper, “si hay en realidad un crecimiento de los <strong>con</strong>ocimientos humanos, no<br />

podemos anticipar hoy lo que sabremos solo mañana” 7 .<br />

En cuanto a la figura de Santiago, permanecerá, sin duda -más allá de su perfil de músico<br />

y docente-, el recuerdo imperecedero de su inmensa bondad y de sus maravillosas cualidades<br />

como ser humano.<br />

Por lo demás, todo cambia; nada permanece. Es posible (“quizás sí, quizás no”, como<br />

nos enseña la tranquilla mnemotécnica para aprender el ritmo del perantón) que dentro de unos<br />

años se haga realidad <strong>una</strong> de las propuestas del documento de <strong>con</strong>clusiones redactado en el<br />

Seminario de Folklore “Saber Popular” celebrado en Trujillo en noviembre de 2008 y al que,<br />

por cierto, asistió Santiago Béjar acompañado por sus compañeros del grupo Los Perantones:<br />

“Proponemos la incorporación de asignaturas relacionadas <strong>con</strong> nuestro Folklore en nues-<br />

tros <strong>con</strong>servatorios. En <strong>con</strong>creto, se están perdiendo instrumentos muy representativos de nues-<br />

tra tradición que hay que volver a incentivar y a motivar su uso y presencia en nuestra cultura,<br />

7 Karl R. Popper, La miseria del historicismo, Alianza Editorial, Madrid, 1973, p. 13.


tales como el tamboril la gaita o flauta de tres agujeros... Esto supondría la publicación de los<br />

métodos correspondientes de enseñanza”. Quizás sí, quizás no.<br />

Pero, volviendo al presente, y a diferencia de lo que sucedía en los años 30 del siglo pasa-<br />

do, los interesados en esta clase de música tenemos hoy muchos motivos para ser optimistas:<br />

Podemos aprender de oído, como siempre se hizo en los siglos pasados, escuchando los toques<br />

de los pocos tamborileros mayores que todavía viven; podemos aprender ayudándonos de los<br />

“materiales curriculares” elaborados por Santiago; podemos aprender leyendo las partituras de<br />

García Matos, o escuchando grabaciones de audio, o reproduciendo archivos MIDI, o ayudán-<br />

donos de programas informáticos de edición musical o mirando videos en Youtube...<br />

Y todavía cabría añadir otras opciones igualmente atractivas para aquellos a quienes les<br />

resulten insatisfactorias las metodologías anteriores. Se trata de opciones absolutamente serias<br />

pero que, en el <strong>con</strong>texto de este libro, no podemos leer sin <strong>una</strong>s gotas de humor santiaguino<br />

y sin que se nos dibuje <strong>una</strong> sonrisa picarona en los labios. En efecto, según el DECRETO<br />

111/2007, de 22 de mayo, por el que se establece el currículo de las enseñanzas profesionales<br />

de música de régimen especial reguladas por la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Edu-<br />

cación (Diario Oficial de Extremadura de 29 Mayo de 2007), ya existe la posibilidad (por el<br />

momento, sólo la posibilidad) de <strong>con</strong>vertirse en un profesional de la gaita, la dulzaina, el txistu,<br />

y el flabiol i tamborí en los <strong>con</strong>servatorios de nuestra Comunidad Autónoma.<br />

Cuando esta posibilidad comience a materializarse, los estudiantes de flauta de tres agu-<br />

jeros y tamboril tendrán que esforzarse, sorprendentemente, por “dominar todos los recursos<br />

del tamborí, así como su correcta sincronización <strong>con</strong> el flabiol. Estudio del registro agudo.<br />

Ejercicios de coordinación e independencia de manos, para flabiol y tamborí combinados.<br />

Memorización de melodías populares para flabiol y tamborí. Repertorio de sardanas para fla-<br />

biol solista”. Con respecto al txistu deberán, entre otros objetivos, “valorar la importancia del<br />

trabajo de investigación para interpretar adecuadamente la literatura del instrumento” y apli-<br />

carse al “estudio de los instrumentos afines (silbote, txilibitu, txistus en diferentes tonalidades”.<br />

No hace falta decir que los entrecomillados son copia textual del currículo extremeño.<br />

Y es que, al fin y al cabo -advertencia para los puristas-, el txistu no es un instrumento del<br />

todo ajeno al folklore musical de Extremadura, como se puede comprobar fácilmente si se bus-<br />

ca en Youtube algo <strong>sobre</strong> las danzas de Robledillo, Jarandilla o Losar de la Vera.<br />

Así que tenemos tarea por delante... Nuestra esperanza es que, cuando las instituciones se<br />

decidan a desarrollar <strong>con</strong> un poquito más de rigor los estudios de música tradicional en Extre-<br />

madura, alguien se acuerde de que vivió en esta tierra un guerrero de la vida; un hombre bueno<br />

que nos legó, heredada de su padre querido, <strong>una</strong> de las cumbres de la música instrumental toca-<br />

da <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta de tres agujeros y un humilde tamboril: La charrá del Casar de Palomero.<br />

67


68<br />

4 LA MÚSICA Y LA VIDA: UNA ENTREVISTA CON SANTIAGO BÉJAR.<br />

Ángel Domínguez.<br />

Santiago Béjar en la romería de la Virgen de Valverde ( Valdeobispo) el 18 abril 2004.<br />

Fotografía de Ángel Domínguez Morcillo.<br />

Por motivos de comodidad expositiva hemos separado en dos capítulos distintos las face-<br />

tas musical y biográfica de Santiago Béjar, por más que esa distinción no deja de tener algo de<br />

artificial cuando se leen o se escuchan sus discursos verbales o escritos. En este capítulo nos<br />

gustaría ceder la palabra a Santiago reproduciendo <strong>una</strong> <strong>con</strong>versación que mantuvo <strong>con</strong> Ángel<br />

Domínguez el día 18 de abril de 2004 <strong>con</strong> motivo de la celebración de la romería de Nuestra<br />

Señora de Valverde, patrona de Valdeobispo. En esta localidad ha tocado durante muchos años<br />

como saxofonista y tamborilero, gozando del cariño y la admiración de todo el mundo. Antes de<br />

reproducir la transcripción de la <strong>entrevista</strong> únicamente nos permitiremos la licencia de copiar y


pegar algunos extractos del mensaje que Ángel Domínguez envió al foro de tamborileros.com<br />

el mismo día en que se realizó la <strong>entrevista</strong>. El único mérito de este mensaje es el de haber sido<br />

escrito en caliente, <strong>con</strong> el corazón más que <strong>con</strong> la cabeza.<br />

He estado hoy (18 de abril) por la mañana <strong>con</strong> Santiago en la romería de Nuestra Señora<br />

de Valverde (Valdeobispo, Cáceres). Como siempre, en<strong>con</strong>tré a Santiago muy bien de ánimo y<br />

lleno de fortaleza física. Que Dios nos le <strong>con</strong>serve así muchos años. Durante la procesión tocó<br />

-y volví a grabar- la pieza de “la Cruz Bendita” (la fiesta de su pueblo, Casar de Palomero).<br />

A ratos no perdidos, sino ganados, bajo un cielo plomizo y finalmente bajo la lluvia, me<br />

llevé en la grabadora el regalo de su autobiografía musical-profesional (hora y media de mo-<br />

nólogo impagable. ¡Espero que la grabación haya quedado más o menos audible, que todavía<br />

no lo he comprobado!).<br />

Una vida plagada de anécdotas -algunos de vosotros <strong>con</strong>océis su memoria prodigiosa-<br />

<strong>con</strong>tadas <strong>con</strong> su decir sencillo y entrañable: Cómo empezó a los diecisiete años <strong>con</strong> la flauta<br />

dulce y <strong>con</strong> el clarinete antes de la Segunda Guerra Mundial, sus estudios musicales <strong>con</strong> el<br />

maestro de su pueblo (método Hilarión Eslava, hincapié en la figuración rítmica....) y durante<br />

la mili (cuatro años de mili) en Madrid, la competencia que le hacía a su padre (Celedonio)<br />

el primer trío de laúd-guitarra-violín que apareció en su pueblo, el Casar de Palomero, cómo<br />

se las apañaron él y sus hermanos para ponerse al día <strong>con</strong> su orquestilla de saxo, el clarinete<br />

y la batería <strong>con</strong> tal éxito que tuvieron que ampliar el salón de baile, cómo enseñó a tocar el<br />

saxofón a Marcos (el hijo de tío Laurentino, el del salón de baile de Valdeobispo) a cambio de<br />

que le enseñaran a él el oficio de albardero (<strong>con</strong>structor de albardas), de dónde procedían las<br />

partituras <strong>con</strong> las melodías transportadas para su saxo alto plateado (comprado para él por<br />

<strong>una</strong> tía de Madrid a cambio de un montón de cartones de tabaco rubio que adquirió en Por-<br />

tugal), el paréntesis de veinte años alejado de la música por culpa de la “crisis del mercado”<br />

de las vacas baratas, su primera flauta de tres agujeros (Plasencia, ya mediada la década de<br />

los ochenta, después de jubilarse), su segunda flauta de tres agujeros comprada a Félix, el de<br />

la Aldehuela de Jerte (procedente del ya extinguido centro de producción de Santa Cruz de<br />

Paniagua) por cuatro mil pesetas, sus problemas teórico-prácticos hasta <strong>con</strong>seguir encajar el<br />

repertorio de saxofón (que él ya <strong>con</strong>ocía) dentro de la tesitura de la flauta, su primera actua-<br />

ción como tamborilero (7.000 pesetas) en <strong>una</strong> matanza típica en Plasencia, etcétera, etcétera,<br />

etcétera, etcétera...<br />

Acabo <strong>con</strong> un <strong>con</strong>sejillo que espero resulte inútil: Siempre que os en<strong>con</strong>tréis <strong>con</strong> un tam-<br />

borilero viejo, bueno y sabio, enchufad la grabadora. No prestéis atención únicamente a lo<br />

que toca, sino también a lo que dice. Os lo digo porque a mí se me olvida muchas veces. Tan<br />

ensimismado se queda uno escuchando-tocando música y viviendo historia que <strong>con</strong> frecuencia<br />

ni te acuerdas de pulsar el botón “rec” ni de cambiar las pilas del aparato...<br />

69


70<br />

ENTREVISTA CON SANTIAGO BÉJAR.<br />

Comienza cantando La tomatera acompañándose <strong>con</strong> el tamboril. Llega un paisano. Le sa-<br />

luda. Hacen <strong>una</strong> referencia a “Mari la del teniente”. Como el tiempo amenaza lluvia, comenta,<br />

mirando al cielo: “Si no lloviera…”. Llega alguien llamado Domingo y <strong>con</strong>versan. (...)<br />

- Santiago, no me has <strong>con</strong>tado cuándo empezaste <strong>con</strong> la flauta. Eso ¿en qué año fue?<br />

Bueno, pues… hará 17 o 18 años, así que podemos echar la cuenta. [Estamos en el 2004<br />

y ahora tiene 81 años]. Yo empecé a tocar el tamboril después de estar jubilado. Tendría… 63<br />

años. 62 ó 63 años tenía cuando empecé <strong>con</strong> el tamboril. Yo, al principio, eso de la miniorquesta<br />

que te digo… ha sido después ya de dominar el tamboril, cuando hice la miniorquesta y apren-<br />

dí a tocar el órgano; <strong>con</strong> el órgano no tenía la práctica que tenía <strong>con</strong> el saxofón…<br />

– Y la primera vez que tocaste <strong>con</strong> el tamboril y la flauta ¿te acuerdas de cuándo fue?<br />

Sí… Las primeras siete mil pesetas que gané fue… en la calle Avenida de la Vera, en <strong>una</strong><br />

plazuela que hay tirando p’al lao de Santa Elena, al lao de la ermita de Santa Elena, que derri-<br />

baron un bar que había en aquella esquina y en la plazuela aquella… Me <strong>con</strong>trató Juan Fuentes,<br />

el de las Galerías de Plasencia; 7.000 pesetas. Hará quizás 15 o 16 años… Fui allí, le eché por<br />

la noche aceite a la gaita... Era <strong>una</strong> matanza, <strong>una</strong> matanza extremeña que se hacía allí…<br />

- ¿Y a quién le compraste la primera flauta?<br />

La primera flauta la compré a un… me la trajo Félix 8 . La compró… que era de tío… ¿cómo<br />

se llamaba aquel? De Santa Cruz de Paniagua 9 … No me acuerdo ahora; pero bueno, de ahí la<br />

trajo. La primera flauta me costó cuatro mil pesetas. Yo tenía <strong>una</strong>… que me en<strong>con</strong>tré… vamos<br />

a empezar por eso.<br />

La primera que yo tuve no fue esa. La primera flauta que tuve era <strong>una</strong> flauta de… que yo<br />

me vine de Madrid… Estuve veinte años que dejé la música, y estuve <strong>con</strong> un hijo en Madrid,<br />

en los bares. Tenía bares y estuve trabajando allí <strong>con</strong> él. Y cuando vine, pues... la verdad, vine<br />

y no tenía aceit<strong>una</strong>s el olivar, tenía cuatro aceit<strong>una</strong>s; y tuve que irme al Ayuntamiento [de Pla-<br />

sencia] a ver si me cogían en el empleo comunitario: - “Pues es que hacen falta <strong>una</strong>s cosas de<br />

la Seguridad Social…”, de la Oficina de Empleo ¿no? Y fui a hablar y el que llevaba la Oficina<br />

de Empleo era un señor al que le había estado yo subiendo la leche a un cuarto piso. Le había<br />

estado yo subiendo la leche antes de irme p’a Madrid, que tenía vacas… pues ya he dicho antes<br />

que tuve veinte años la música dejada. Y entonces tenía vacas de leche, y le subía la leche a un<br />

8 Feliciano Miranda, tamborilero de Aldehuela del Jerte.<br />

9 Se refiere al <strong>con</strong>structor Bartolomé Moreno, “Bertol”, de Santa Cruz de Paniagua, ya fallecido.


cuarto piso. Era… se llama él… [haciendo memoria] después a lo mejor me acuerdo de cómo<br />

se llama, que ahora no me acuerdo. Y entonces fui y le dije: - “Mira, me han dicho que tengo<br />

que llevar yo no sé qué al ayuntamiento, para lo del empleo comunitario”. Y entonces me dijo:<br />

- “¿Tienes cartilla? Pues vete a por la cartilla a casa, que te vas a trabajar hoy mismo”. Bueno,<br />

entonces fui, y llevé la cartilla y… cogió la fecha de la cartilla y… - “Vete allí a donde Juani,<br />

el encargado del empleo comunitario del ayuntamiento, que va usted a trabajar ya hoy”.<br />

Y este hombre, claro… ¿cómo…, cómo tan…? No le <strong>con</strong>ocía. Y fui allá, y no fui a trabajar<br />

aquel día. No sé… [haciendo memoria] ¡José Antonio se llamaba el que dirigía la Oficina de<br />

Empleo! Me dijo: - “¿Es que tú no me <strong>con</strong>oces a mí?” Y... la verdad, se me había ido la ima-<br />

gen. Dice: - “Pues si usted nos ha estado llevando la leche a nosotros, allí en el Barrio de San<br />

Juan, hasta un cuarto piso”. Me decía mi hija muchas veces: - “Si no fuera tan buena familia<br />

ésta, lo dejábamos”; porque había que subir tres cuartos de litro de leche a un cuarto piso, y<br />

no tenía ascensor. Bueno, pues dice: - “Yo soy José Antonio”. - “Me cagüen la mar, si no me<br />

acordaba…”<br />

Bueno, pues allí estuve trabajando en el empleo comunitario y… pues <strong>sobre</strong>viví. Yo tenía…<br />

yo tenía entonces… porque me gusta <strong>con</strong>tarlo todo. Mira… yo tenía…. yo me vine de Madrid,<br />

no tenía aceit<strong>una</strong>s, no tenía cuatro aceit<strong>una</strong>s en el olivar. Tuve que buscar eso… Yo cuando me<br />

fui para Madrid vendí el ganado, las vacas y las cosas, y ya había sacado un crédito de 600.000<br />

pesetas, <strong>con</strong>que pa hacer un pabellón p’al tabaco, que yo llevaba entonces regadío… y enton-<br />

ces hice el simulacro <strong>con</strong>que para hacer un pabellón, pero… el pabellón lo tenía que hacer en<br />

la finca mía, porque las fincas que llevaba eran de arriendo. Como eran de arriendo, plantaban<br />

el tabaco y las cosas y yo no podía hacer el pabellón allí, tenía que hacerlo en mi finca. Y en la<br />

finca mía pues me costaba más, porque… en fin, que costaba.<br />

Entonces me a<strong>con</strong>sejaron…: - “Empléalo en vacas el dinero”. Y tuve la mala suerte de que<br />

lo empleé… Compré veinte añojas y un semental. Y se cubrieron la vacas, se cubrieron las año-<br />

jas. Parieron el primer parto, y valían menos que cuando las había comprado de añojas. Tuve<br />

la mala suerte esa, sí. Parieron el segundo parto, y valían menos. O sea, por el precio que me<br />

pagaron no podía amortizar las 600.000 pesetas que había sacado [del banco]. Esa es la verdad<br />

¿eh? Así que cogí y las vendí; pero es que vendí el ganáu, barato, y no pude cubrir el préstamo<br />

que había sacáu. Y entonces pues cogí y…. y tuve que renovar, porque ya tenía que pagarlo<br />

todo. Y tenía que pagar… Mira: Yo pagaba 12.000 pesetas de Seguridad Social, 12.000 pesetas;<br />

y para amortizar el dinero que me faltaba por pagar tuvimos que hacer un… volver otra vez a<br />

renovar en el banco, y tenía que pagar 10.000 pesetas todos los meses durante unos meses, casi<br />

un año. Eran 600.000 pesetas, no eran cuatro perras… Bueno, a lo que te voy es que… que yo<br />

71


72<br />

no tenía na más que… [<strong>una</strong> deuda de] 22.000 pesetas, y del empleo comunitario sacaba… 20.<br />

Así que a ver cómo vivía yo. Y tuve que poner… tuve que poner lo que faltaba. Mira: yo tenía<br />

<strong>una</strong> Citröen y ¿sabes lo que tuve que hacer? Cuando yo cogí trabajo en el empleo comunitario<br />

la dejaba en la finca y me venía andando [hasta Plasencia]. Desde la finca hay 3 kilómetros o<br />

más. Me venía andando, y cuando terminaba a las cinco de la tarde de trabajar, me cogía y me<br />

subía andando otra vez y me quedaba [a dormir] en la finca.<br />

Y así… así fue la vida mía… Es que me has preguntado que cuándo… Bueno, me has<br />

preguntado por la flauta, la primera flauta. La primera flauta trabajando, como he dicho, en el<br />

empleo comunitario; estábamos trabajando… limpiando el Parque de los Pinos. Estábamos<br />

limpiando en el Parque de los Pinos y parábamos a las once a tomar el bocadillo. Y entonces,<br />

cuando nos íbamos a comer el bocadillo vino p’acá uno <strong>con</strong> <strong>una</strong> gaita que tenía esto podrido<br />

[señala la embocadura de la flauta que tiene en la mano en ese momento], el espiguero que<br />

llamamos nosotros…<br />

[En este punto se interrumpe brevemente el hilo de la <strong>con</strong>versación porque empieza<br />

a lloviznar y tenemos que refugiarnos debajo de <strong>una</strong> encina. La grabadora sigue funcio-<br />

nando]<br />

… Pues mira, llegó uno, uno de los compañeros y: - “Mira lo que me he en<strong>con</strong>tráu; mira<br />

lo que me he en<strong>con</strong>tráu. Tú que eres músico lo sabes, ¿no? Tú que has sido músico, mira a<br />

ver…”. Y cogí y le metí aquí [señalando la embocadura de la flauta], recorté <strong>una</strong> hoja de un<br />

árbol allí, y la metí así… por este lado lo tenía todo podrido, y entonces [toca cuatro pitidos]<br />

empezó a sonar ¿no?<br />

- Pero era <strong>una</strong> flauta de tres agujeros ya, ¿no? – le interrumpo.<br />

Sí… flauta de tres agujeros. Yo no había tenido nunca ning<strong>una</strong>. Entonces, ya en casa, la<br />

preparé allí en la finca, la corté…y ya tocaba. Pero pasaba <strong>una</strong> cosa: era corta, mu cortina; y...<br />

ya aprendí. Me acuerdo que el primer pasoble que saqué… fue… éste… el de la María Amparo<br />

[toca un fragmento]. Estaba muy alto, muy agudo...<br />

- “Amparito Roca” no, ¿no?<br />

No. María Amparo. María Amparo que nació en Sevilla 10 . Bueno, entonces, pues ya empecé<br />

a tocar alg<strong>una</strong>s canciones p’ahí… Empecé a tocar… En fin, iba sacándolas como podía. Como<br />

las había tocado <strong>con</strong> el saxofón, las sacaba. Unas salían bien, otras salían mal… Estaba muy<br />

aguda. Y luego en el primer Martes Mayor bajé a <strong>con</strong>cursar y…<br />

10 Se refiere al pasodoble María Amparo (1948) de Rafael de León. Parte de la letra dice así: “Se púe saber<br />

de qué y porqué/ La María Amparo vive en Sevilla/ y el din y el don y el qué y el <strong>con</strong>/ de lo que oculta tras la<br />

mantilla”


- ¿Te acuerdas del año? ¿Te acuerdas de cuándo fue?¿En el ochenta y tantos?<br />

No…<br />

- ¿Antes?<br />

Bueno, ochenta y tantos… Sí. Sería en el 87 o por ahí… Sí, por ahí sería, sí. Entonces había<br />

muchas gaitas. Vendían gaitas. Bueno, venían algunos de Salamanca… Y como estaba acos-<br />

tumbrado a la gaita aquella tan aguda, tan corta, <strong>con</strong> ning<strong>una</strong>… <strong>con</strong> ning<strong>una</strong> sabía tocar; <strong>con</strong><br />

ning<strong>una</strong>. Ná… que no era capaz de tocar (...) ¿Qué lío es éste? Y ya, claro… no sabía mucho;<br />

como era la primera que tenía, no sabía… Bueno, entonces cogí y le dije a Félix el de Aldehuela<br />

que me comprara <strong>una</strong> gaita. Y él <strong>con</strong>ocía a tío Marcial…<br />

- ¿Marcial Batuecas?<br />

Marcial Batuecas.<br />

- ¿Vivía todavía el hombre?<br />

Sí… [duda] No. Era otro. Ha sido otro después… No me acuerdo de quién es, pero era de<br />

Santa Cruz 11 .<br />

- Yo lo tengo apuntado el nombre, pero no me acuerdo ahora...<br />

Bueno, entonces, pues ahí empecé. Y… fue un fracaso, porque yo quería… quería sacar las can-<br />

ciones como <strong>con</strong> el saxofón. No me salía ná… No sacaba ná… ¡Cagüen diez!… Y así tiré mucho<br />

tiempo, ¿eh? mucho tiempo, medio sacando alg<strong>una</strong>s cosas que no me salían. Ya me dieron <strong>una</strong>…. Fui<br />

yo… ¡ah! Ya tocaba alg<strong>una</strong>s canciones, alg<strong>una</strong>s cosas bien. Uno de los tenores que había en los Coros<br />

Extremeños, uno de los que me reclamaron cuando te hablaba antes del sinvergüenza ese (…) en el<br />

Hogar de la Avenida de la Vera. Y entonces había unos coros ahí, <strong>una</strong>s cosas… pero las dejaron; y ellos<br />

querían… ellos querían cantar y bailar las canciones de García Matos; los pindongos, por ejemplo, la<br />

jota, la… la Vitorina. El Chispa era el monitor que tenían los Coros Extremeños, fue el primer monitor<br />

que tuvun. Y entonces, pues… estando allí me reclamaron, que a ver si podía ir. - “Bueno, pues ahí<br />

[en el Hogar] tenéis un tamborilero”... Ya te lo he dicho antes, no sé si lo habrás cogido. No tendrías<br />

la grabadora quizás… Dijeron: - “Bueno, sí, pero es que ese no sabe tocar las canciones de García<br />

Matos”. Bueno, pues entonces… había un tenor que ha sido de los mejores, pa mi gusto; de los que<br />

he <strong>con</strong>ocido, pa mi gusto él era el mejor de los Coros Extremeños; muy bajito, que se llamaba Luis,<br />

Luisín; cantaba muy bien; y ese señor me oyó tocar las canciones y me dijo que por qué no me iba…<br />

<strong>con</strong> los Coros Extremeños, que no tenían tamborilero. Bueno, pues… pues un día fui...<br />

11 Se trata de Bartolomé (Bertol) Moreno, <strong>con</strong>structor de flautas y tamboriles de Santa Cruz de Paniagua.<br />

73


74<br />

- ¿Cuándo ensayáis?.<br />

- Pues mira, ensayamos los martes y el miércoles, a las nueve de la noche.<br />

Entonces salía la gente de trabajar; eran muchos que trabajaban en la Caja de Ahorros y… en<br />

fin. Total, que llegué y… fui tal que hoy, martes ¿no? Fui el martes, Ángel, y… y me sacaron un<br />

tamboril que tenían allí, un tamboril de un tronco que le habían hecho macizo, y… y <strong>una</strong> gaita;<br />

dos gaitas que tenían, también de Santa Cruz, de esas de Santa Cruz; y fin fin [imitando el soplo<br />

en la flauta] y ya… gaitas que las habían tocado cincuenta [personas]; estaban atronás y no…<br />

- No sonaban..<br />

Y las probé y… yo ya me voy <strong>con</strong> la mía. Me dieron la Escena de Domingo escrita; o sea…<br />

en cinta.<br />

- Te la dieron para que la escucharas tú…<br />

Sí, en cinta. Yo entonces no sabía cómo se transportaba la música aquella en la gaita…<br />

- Pero te la dieron grabada <strong>con</strong> flauta y tamboril o…<br />

Sí, sí. Flauta y tamboril.<br />

- ¿Y de qué la tenían ellos?<br />

La tenían de cuando la habían tocado los tamborileros últimos que habían estado. Don Julio,<br />

seguramente.<br />

- Ah, don Julio Terrón…<br />

Sí, don Julio Terrón. O Julio mismo, que la tocaba bien. Pero Julio… Julio no dominaba muy<br />

bien. Yo creo que era del padre, el último que las había tocado. Ya me la cogí… Ya la tenía<br />

medio cogida la cinta… Y el monitor era Fernando, que desde que se fue El Chispa pues estuvo<br />

Fernando de monitor de los Coros Extremeños. Y entonces, ese fue otro de los que me reclamó<br />

del Hogar del Pensionista… Luis y Fernando y otros dos o tres más que había, que ahora no<br />

me acuerdo. Total, que… que llego allí y ya bailaron allí el Quita y pon, bailaron La perra de la<br />

Isabel… En fin… y yo, creyendo que sabía, pues le dije a Fernando:<br />

- Bueno, Fernando, ¿qué tal sale esto?<br />

¡Ah! Se me ha olvidado <strong>una</strong> cosa. Te la voy a relatar. Yo fui a los Coros Extremeños un<br />

martes la primera vez. Y… y lo mismo que me dijo a mí Luisín que fuera, porque no tenían<br />

tamborilero, pues otros coralistas se lo habían dicho a Julio; a… a Julio Terrón. Y el segundo


día, que era miércoles, pues nos ajuntamos los dos allí. Y yo pues estaba haciendo: “fí fí…, fí<br />

fí….” [imitando el sonido de la flauta] Estuvo Julio Terrón probando la gaita: “fí fí…, fí fí…, fí<br />

fí….” Yo ya había estado el día antes, ¿no? Entonces le dijeron los coralistas:<br />

- Julio, déjale tocar a Santiago, que Santiago toca bien. Entonces él dijo que le habían dicho<br />

que andaban buscando tamborilero y yo le dije:<br />

- Bueno, don Julio, pues ensaye usted, ensaye usted. Dijo:<br />

- No, no, no, no. Ensaye usted, a usted le han llamado. Quédese usted…<br />

Bueno, pues ya me cogí alg<strong>una</strong>s canciones y eso… y yo ya me creí que sabía, y entonces<br />

pues le pregunté al monitor:<br />

- Bueno, Fernando, ¿qué te parece esto? -la Escena de Domingo, ¿no? que habíamos ensa-<br />

yado - Y dice:<br />

- Bueno, puede pasar...<br />

Puede pasar… ‘Puede pasar’ es que no está mal, pero no está bien, ¿no? Entonces le dije al<br />

director, que era el cura.. Digo:<br />

- Don Ángel -se llamaba igual que tú-, Don Ángel, voy a dejar el tambor…<br />

- ¡Coño, Santiago, pos si vas mu bien, pos si vas enganandu ya mu bien…! Digo:<br />

- ¿Qué le parece a usted? –porque él no había oído la versión del otro- ¿A usted qué le pa-<br />

rece, don Ángel, que… ‘puede pasar’? Bueno, ‘puede pasar’… Bueno…, que no está bien, no<br />

está mal, pero… no está bien del todo.<br />

- Regulín regulán…<br />

Digo: Pues por eso precisamente lo voy a dejar… porque yo he cogido el tamboril y la gaita<br />

pa hacerlo bien. Pa que pueda pasar, no.<br />

- Coño, es que claro, es que si… si cogieras el método… de la gaita… - Yo, ya te digo, me<br />

había vuelto loco de pasar las canciones de la música hasta la gaita y… y no me encajaba ni <strong>una</strong>.<br />

- Porque que tú querías meterlas todas en Do Mayor…<br />

Claro… Y entonces resulta que [inaudible] el que meto es ‘la’, empieza <strong>con</strong> ‘la’, ¿no? [Toca<br />

el ‘la’ <strong>con</strong> la flauta] Y de ahí p’arriba ya se puede, pero de ahí p’abajo no. Bueno, pues entonces<br />

cogí… Pues ahora mismo el ‘re’ lo tengo yo que hacer ‘la’, ¿no me entiendes?<br />

75


76<br />

Dice:<br />

- ¿Cuándo descubriste tú que dabas el ‘la’?<br />

¡Coño, pues ahora te lo estoy diciendo…! Que me dice don Ángel:<br />

- Es que si tuvieras el método de García Matos, de la gaita… Digo:<br />

- Coño, don Ángel, ¿y dónde está?<br />

- Coño… Pues llama a uno y dice:<br />

- ¡Pepe!... Uno… un coralista, que tocaba la guitarra el muchacho cuando hacían baile.<br />

- Pepe: Tú tienes el método de García Matos, el de la gaita ¿no? Dice:<br />

- Sí.<br />

- Pues dáselo a Santiago porque a tí pa la guitarra no te hace falta. Y me lo dio. ¡Hostia!,<br />

¡entonces ya lo ví…! Entonces ya vi dónde empezaba… Ya era a partir del ‘la’, no era a partir<br />

del ‘do’ grave, abajo…<br />

- Viste allí la escala y…<br />

Hombre, la escala… lo tiene claro; viene en el libro ¿no? Tú lo has visto…<br />

- Y los agujeros.<br />

Sí. Agujeros abiertos, agujeros cerrados… Todo. Ahí aprendí ya a sacar la partitura pa los<br />

alumnos: agujeros abiertos, agujeros cerrados… ¿no me entiendes? Bueno, tiene allí puesta la<br />

escala; tiene puesto allí todo: agujeros abiertos, agujeros cerrados... El ‘la’… y el ‘mi’ en la<br />

misma postura.. [va mostrando las distintas digitaciones mientras me explica]<br />

- ¿Y a los niños les enseñas las notas o no?<br />

Sí, les escribo las escalas. La escala de ‘la’… [Toca la escala de ‘la’]<br />

- Y las ensayas <strong>con</strong> ellos…<br />

Sí, sí. La escala de ‘la’. Esa es la primera que hacemos ¿no? Luego, la escala de ‘si’. [Toca la<br />

escala de ‘si’] Ahora, mira: Ahora la de ‘do’. [Toca la escala de ‘do’] Ahora descendente: [Toca<br />

la escala de ‘do’ descendente].<br />

- ¿Y la de ‘re’?


La de ‘re’… Esa sale muy bien. Mira: [Toca la escala de ‘re’]<br />

- Ahí, ahí, ahí. Esa es…<br />

Dice García Matos…, dice: “Los tamborileros se daban las mañas para hacer el ‘re’ agudo<br />

tapando el agujero de abajo…” La he sacado, pero la he sacado bien. Y eso me valió pa hacer<br />

las partituras pa los chavales y todo... Bueno, pues entonces ya yo cogí las canciones, ¿no? Y<br />

ya… cogí las canciones; cogí… El quita y pon. [Toca el primer compás] Coño, pues ya… por<br />

música, ¿no? [Intento decir algo y me interrumpe] Calla. [Toca otra vez El quita y pon. Al llegar<br />

al cuarto compás se para y sigue hablando] El tresillo y tó sale ahí como es. Y… bueno, enton-<br />

ces ya sí… ya no me dijun [dijeron] que “puede pasar”…<br />

Ahí empecé y luego he llegado a <strong>con</strong>seguir… luego he llegado a <strong>con</strong>seguir lo que no llegué a<br />

<strong>con</strong>seguir <strong>con</strong> el saxofón. Entonces me hacía más falta... Entonces estaba yo criando a los hijos.<br />

Cinco… que me hacía falta salir, que aquí... cincuenta veces he venido aquí a Valdeobispo en la<br />

bicicleta <strong>con</strong> el saxofón aquí atrás [señala su espalda], y venía a lo mejor subiendo el puerto y<br />

me tenía que bajar de la bicicleta porque tenía un dolor aquí a este lao; al lao del pulmón tenía<br />

un dolor… ¡me cagüen la madre que lo parió!… ¡va a reventar esto por algún lao! No había<br />

más cojones que venir, perdóname la frase ¿eh? No había más remedio que venir, porque había<br />

que llevar algún dinero pa aquellos niños que estaban criándose. Y había que venir… y..., y, y,<br />

y… en vez de transportar mentalmente, pues me tuve que agarrar a Antonio Sosa [para] que<br />

me mandara las partituras porque tenía que andar <strong>con</strong> las cosas y no tenía tiempo de pasarlas al<br />

tono de los demás…<br />

[Un fragmento de la grabación está inaudible a causa del viento]<br />

…En la calle de la Avenida de la Vera … Esas fueron las primeras [canciones] que monté..<br />

Le eché un poco de aceite a la gaita por la noche… y cuando llegué… era <strong>una</strong> matanza; la ma-<br />

tanza extremeña que se hacía allí… Y cuando llegué por la mañana, pues la gaita no tocaba…<br />

[se ríe]. Y es que se había helado el aceite… [se ríe] Se había atascado y… y no tocaba. Digo:<br />

“Hostia, si no suena esto…” Y estaba allí el Monje, que iba repartiendo propaganda y tal ¿no?<br />

Dice:<br />

- Échale <strong>una</strong> poca de aguardiente, échale <strong>una</strong> poca de aguardiente.<br />

Y llevaba yo sin beber alcohol más tiempo que ná… y cogí un bochinchi de aguardiente y al<br />

echarlo así [toca un pitido <strong>con</strong> la flauta], joder, me quemé la boca, oye… En fin, no se me olvida,<br />

¿eh? Bueno, entonces ya después… ya después empecé a sacar… ya empecé a comprar… ¡Ah! Me<br />

pasó un caso, me pasó un caso… Cuando no tenía repertorio folklórico… que… Yo tenía muchas<br />

canciones… Ahora mismo te voy a decir lo que tengo. Tengo… cien canciones iberoamericanas<br />

¿eh?; otros cien éxitos de España… otros cien éxitos de… cuatro libros de esos… de cien canciones<br />

[fragmento inaudible] El primer cancionero que cogí fue un cancionero de…, de…, de Barroso.<br />

77


78<br />

- Ah, de Emilio González Barroso, el de Badajoz…<br />

Emilio González Barroso. Ah… Si supieras lo que me ha pasado ahora, por mayo… El día<br />

de la boda ése que te he dicho… a un simulacro de boda. Había muchos platos de boda. Cuando<br />

llego y empiezo a tocar el Fandango Extremeño, y la Jota Cuadrada, y la Jota de Alcuéscar…<br />

Y tó el mundo táca, táca, táca, táca… cantando; claro…<br />

- ¿Qué es esto? Pero si esto es de un cancionero de Badajoz… esto es de un cancionero de<br />

Badajoz…<br />

- ¿Cómo un cancionero de Badajoz? ¿De quién?<br />

- De Emilio… González Barroso…<br />

- Pues si ése ha estado casado aquí en este pueblo…<br />

Estaba casado allí, en Hoyos. Se sabían… todas las canciones de él, de Badajoz, se las sabían.<br />

[Inaudible] … Con que entendieran lo que tocaba, porque a veces, no sé si a ti te pasa:<br />

Que te pones a tocar <strong>una</strong> cosa que tú te crees que es buena… y como no la entiendan, como no<br />

la sepan, no te hacen caso y tú… estás aburrido.<br />

- Y luego, las otras que te sabes tú, de cantares de memoria…<br />

Alg<strong>una</strong>s… No, pocas, pocas. Yo… casi tó, casi tó lo que toco es de cancioneros. Tó…<br />

- ¿Y después del de Barroso?<br />

Después cogí… otro cancionero. Cogí… me lo dieron en las manos… que tenía la flauta<br />

dulce. Y como ya aprendí el transporte y las cosas…. ¿me entiendes? Pues ya… Y luego cogí<br />

otro de Castilla y León, que… vienen ahí <strong>una</strong>s canciones… La Clara, por ejemplo, que es de…<br />

también de por ahí: La Clara. Y luego cogí el cancionero de… eeeh [carraspea] … Entre la<br />

Vera y el Valle, que hizun los músicos de Piornal. Ahora… ahora a ellos les gustan mucho esas<br />

canciones. Tengo ya un montón de canciones de esas: A volar, pajaritos ¿no <strong>con</strong>oces El pajarito?<br />

[Lo toca. inaudible por el ruido del viento]<br />

- Y el… el libro de Matos ¿quién te lo dio? ¿fotocopiado te lo dieron? ¿quién lo tenía?<br />

¿El libro de Matos?<br />

- Sí. ¿Quién le tenía?<br />

¿El libro de García Matos? No… Ahí había un coralista, muy bueno, que sabía… sabía mucho.<br />

Tú le tienes que <strong>con</strong>ocer… Era Eduardo… Eduardo Mesa, que estaba en la eso de.. la… de<br />

la Propiedad; del Registro de la Propiedad. Bueno, y esos me vieron el entusiasmo que tenía…<br />

[fin de la grabación]


5 EL MÉTODO.<br />

Francisco Javier Caballero.<br />

5.1. JUSTIFICACIÓN.<br />

Este proyecto nació <strong>con</strong> las primeras clases de gaita y tamboril que impartió el maestro Santiago.<br />

En un principio y para llegar a todo el mundo él mismo elaboró <strong>una</strong>s partituras <strong>con</strong> las<br />

digitaciones como la que figura a <strong>con</strong>tinuación.<br />

Esta es <strong>una</strong> de las partituras <strong>con</strong> las que muchos de nosotros empezamos a aprender en este<br />

mundo de la gaita y el tamboril.<br />

En esta partitura podemos apreciar que el maestro Santiago indica la duración de las notas <strong>con</strong><br />

abreviaturas: “lar”, “muy largo”. En otras utiliza “cort”, “muy cort”, etc.<br />

79


80<br />

5.2. NOTACIÓN.<br />

Todas las partituras <strong>con</strong>tenidas en este libro tienen <strong>una</strong> doble notación ya que la intención del<br />

maestro Santiago al realizar esta recopilación es asegurarnos que <strong>con</strong> la información aquí expuesta<br />

podamos llegar <strong>con</strong> facilidad a todos los interesados en el mundo de la gaita y tamboril,<br />

ya sean <strong>con</strong>ocedores del solfeo o profanos en el mismo. Para ello cada canción va escrita en su<br />

correspondiente partitura de notación musical clásica y en su parte superior lleva la digitación.<br />

La notación musical lleva dos armaduras, <strong>una</strong> la correspondiente a la gaita y otra la del ritmo<br />

que tocaremos <strong>con</strong> el tamboril. Dichas armaduras tienen puesto el nombre del instrumento al<br />

que corresponde al principio de cada partitura.<br />

Vamos a explicar como generamos los diferentes sonidos <strong>con</strong> la gaita y como lo vamos a representar<br />

en las siguientes partituras.<br />

Los números que acompañan a las digitaciones indican la intensidad del <strong>sobre</strong>soplado. El circulo<br />

superior, que está a la derecha del número, es el que indica la posición del dedo pulgar en<br />

el orificio posterior de la gaita. Cuando está de color negro significa que está tapado y cuando<br />

está en blanco representa que está destapado. Los otros dos círculos indican la posición y estado<br />

de los orificios de la parte delantera de la gaita y dependiendo del gaitero se tapan <strong>con</strong> los<br />

dedos índice y corazón o índice y anular. Al soplar la gaita, y poner las digitaciones indicadas,<br />

podemos obtener las siguientes notas:<br />

Para <strong>con</strong>seguir los diferentes <strong>sobre</strong>soplados podemos hacer como si al soplar pronunciáramos<br />

las siguientes sílabas: TO, TU, TI. Para las cuatro primeras notas, que llevan el número 1, primer<br />

<strong>sobre</strong>soplado, emplearemos la sílaba TO. Con estas cuatro primeras posiciones obtenemos<br />

las notas la, si ♭ , do y re.<br />

Para el segundo <strong>sobre</strong>soplado, las correspondientes a las notas que llevan el número 2, mi, fa y<br />

sol, emplearemos la sílaba TU. En este intervalo de <strong>sobre</strong>soplado normalmente sólo obtenemos<br />

tres notas, aunque alg<strong>una</strong>s veces obtendremos <strong>una</strong> cuarta, correspondiente a la nota la pero en<br />

el segundo <strong>sobre</strong>soplado. Esta posición se utiliza para alg<strong>una</strong>s frases <strong>con</strong>cretas de ejecución<br />

rápida.<br />

Con el tercer <strong>sobre</strong>soplado, haciendo como si pronunciásemos TI al soplar, se obtienen las notas<br />

la, si♭, do, y re.<br />

No reflejamos aquí las tres primeras notas, llamadas fundamentales, que se pueden obtener <strong>con</strong><br />

la gaita, ya que las mismas no se utilizan en el repertorio habitual.<br />

A los no <strong>con</strong>ocedores de la notación musical clásica, quizás al principio, les resulte un poco<br />

difícil la comprensión de la notación de los ritmos, <strong>sobre</strong> todo las duraciones de los mismos.


Pero poniendo un poco de su parte, y quizás <strong>con</strong> la ayuda de algún <strong>con</strong>ocedor del solfeo musical,<br />

seguro que llegan a <strong>con</strong>trolarlo. La explicación de la notación de los ritmos se realizará más<br />

adelante.<br />

A <strong>con</strong>tinuación ponemos las escalas que se pueden obtener <strong>con</strong> la combinación de las diferentes<br />

posiciones y soplados de la gaita.<br />

Escala de La:<br />

Escala de Si:<br />

Escala de Do:<br />

Escala de Re:<br />

81


82<br />

El maestro Santiago durante mucho tiempo nos pasó las partituras que iba escribiendo en clave<br />

de Sol, pero un día nos comentó que había cambiado de opinión y que pensaba que las partituras<br />

de las canciones para gaita y tamboril estarían mejor escritas en clave de Fa en tercera línea. Así<br />

que a <strong>con</strong>tinuación exponemos la digitación en clave de Fa.<br />

Esta aclaración está hecha para advertirles que en la presente recopilación en<strong>con</strong>trarán alg<strong>una</strong>s<br />

canciones en dicha clave.<br />

5.3. NOTACIÓN DEL RITMO.<br />

Para la notación del ritmo utilizaremos la armadura del tamboril. En dicha armadura además de<br />

expresar la duración de los golpes también tenemos que expresar cuando el golpe se produce<br />

<strong>sobre</strong> el parche o <strong>sobre</strong> el aro.<br />

Para indicar que el golpe se produce <strong>sobre</strong> el aro se ha utilizado como cabeza de la nota un símbolo<br />

en forma de “x” que representamos <strong>sobre</strong> la línea de la armadura, mientras que los golpes<br />

que se producen en el parche del tamboril están indicados <strong>con</strong> la cabeza de la nota normal.<br />

También se indica la acentuación de los golpes.<br />

5.4. INTRODUCCIÓN A LA GAITA Y EL TAMBORIL.<br />

Para aquellas personas que empiecen en el mundo de la gaita y el tamboril vamos a mostrar, a<br />

modo de introducción, <strong>una</strong> serie de ejercicios basándonos en <strong>una</strong> canción popular infantil, de<br />

todos <strong>con</strong>ocida, como es “Al corro de la patata”.<br />

Los ejercicios que se proponen a <strong>con</strong>tinuación deben realizarse repetidas veces hasta que nosotros<br />

mismos <strong>con</strong>sideremos que ya los hemos asimilado. Debemos ir trabajando las propuestas<br />

que se hacen línea a línea de ejercicio.


El primer ejercicio <strong>con</strong>siste en emitir la nota la a la vez que golpeamos el aro del tamboril.<br />

Ahora introducimos el toque de parche.<br />

83


84<br />

Esta primera serie de ejercicios se puede repetir cambiando la nota la por las demás notas del<br />

primer <strong>sobre</strong>soplado (si ♭, do y re).<br />

A <strong>con</strong>tinuación incluimos <strong>una</strong> serie de ejercicios cuyo objetivo es que nos familiaricemos <strong>con</strong><br />

las diferentes notas que se producen en cada <strong>sobre</strong>soplado. En estos ejercicios no hemos hecho<br />

<strong>con</strong>star el compás para no incluir demasiadas dificultades de golpe.


Una vez asimilada la producción de los diferentes sonidos, que produce nuestra gaita por <strong>sobre</strong>soplado,<br />

ahora vamos a realizar unos ejercicios siguiendo el compás de dos por cuatro, para<br />

irnos familiarizando <strong>con</strong> las diferentes métricas de tiempo.<br />

Al igual que en los ejercicios anteriores se recomienda la repetición por líneas hasta que se haya<br />

asimilado el mismo.<br />

85


86<br />

Las siguientes partituras nos van a ir introduciendo poco a poco en la canción antes mencionada.


88<br />

Una vez realizados todos estos ejercicios debemos estar en <strong>con</strong>diciones de abordar <strong>con</strong> soltura<br />

la siguiente partitura.


El grupo Los Perantones (Priminiano, Pablo y Santiago) <strong>con</strong> las autoridades de Cáceres.<br />

89


6 PARTITURAS.<br />

Clasificación de las partituras por géneros.<br />

6. A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

6.A.1. Sones.<br />

6.A.2. Jotas.<br />

6.A.3. Pindongos.<br />

6.A.4. Perantones y charradas.<br />

6.A.5. Otros bailes.<br />

6.A.6. Danzas.<br />

6.B. TOQUES VARIOS.<br />

6.B.1. Alboradas y Pasacalles.<br />

6.B.2. De ronda.<br />

6.B.3. De bodas.<br />

6.B.4. Romances<br />

6.B.5. Villancicos.<br />

6.B.6. De canto en situaciones diversas.<br />

6.B.7. Toques asimilados.<br />

6.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS.<br />

91


6.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

93


94<br />

6.A.2. Jotas.


Santiago acompañado de los tamborileros en el homenaje que se le<br />

dedicó en el Festival Folk de Plasencia.<br />

99


100


101


102


103


104


105


106<br />

6.A.3. Pindongos.


Los Pindongos que fueron a América.<br />

En cierta ocasión García Matos se en<strong>con</strong>tró <strong>con</strong> otro afamado recopilador del folclore in-<br />

ternacional llamado Alan Lomax y éste le grabó, entre otras canciones, los pindongos del Tío<br />

Antolín. Esas grabaciones fueron mandadas por Alan Lomax a Canadá y de ahí a Nueva York<br />

para editar y publicar un disco, que muchos años después fue enviado a Santiago.<br />

El día que llegaron los discos a manos de Santiago se los entregó Fernando Pulido y he aquí<br />

que los dos estaban invitados a participar en <strong>una</strong>s reuniones, a nivel nacional, <strong>sobre</strong> folclore<br />

en Segovia. Santiago por aquellas fechas no se en<strong>con</strong>traba muy bien de salud, pero le pudo<br />

más su interés por la música y asistieron los dos juntos.<br />

Para amenizar las jornadas de folclore la organización tenían previstas <strong>una</strong> serie de actua-<br />

ciones de grupos de renombre, pero uno de los grupos falló y la organización invitó a Santiago<br />

a participar en la actuación y éste tocó los pindongos entre otras canciones. Al bajar del es-<br />

cenario entre el centenar de personas que había se le acercó un fornido joven <strong>con</strong> bigote y le<br />

dijo:<br />

- ¡Ole tus huevos <strong>con</strong> esos pindongos...!. Y Santiago le preguntó extrañado:<br />

- ¿Es que acaso usted los <strong>con</strong>oce?<br />

- Claro que si.<br />

- ¿De qué, si se puede saber?<br />

- Del disco de Alan Lomax.<br />

107


108


109


110


Santiago en el homenaje que se le dedicó en Plasencia.<br />

111


112<br />

6.A.4. Perantones y charradas.


113


114


115


116


117


118


Santiago y Anselmo Toribio en Valdeobispo.<br />

119


120<br />

6.A.5. Otros bailes.


Esta canción recibe también el nombre de “La Perra de la Isabel”. Y fué incluida, por García Matos,<br />

en la Escena de Domingo.<br />

Santiago en la presentación del Cd de Alan Lomax.<br />

121


122


El futuro de la gaita y el tamboril... los niños.<br />

123


124<br />

Baile de Tirurí y la Charramangá.


Santiago aclara:<br />

“La parte del Tirurí no está en la partitura debido a diversas dificultades en el transporte,<br />

y por ello me disculpo”.<br />

125


126


Santiago rodeado de tamborileros de todas las edades.<br />

127


128


129


130<br />

Re<strong>con</strong>ocido hasta por el Rey.<br />

En cierta visita que hicieron, a las Hurdes, los reyes de España, SM don Juan Carlos y<br />

doña Sofía fueron recibidos en Casar de Palomero <strong>con</strong> un coro (donde Santiago tocaba la<br />

gaita y el tamboril).<br />

Al llegar a la plaza saludaron a todas las autoridades presentes y cuando se acercaron<br />

al coro el Rey exclamó:<br />

- ¡Anda! pero si están bailando “el quita y pon”.


Los tamborileros más jóvenes de Jaraíz.<br />

131


132


Coincidencias.<br />

Un día iba Santiago tocando <strong>con</strong> el grupo Los Perantones por la plaza de San Juan en<br />

Cáceres, cuando se tuvo que parar a hablar <strong>con</strong> unos señores de Santibañez el Alto que<br />

le querían <strong>con</strong>tratar. El resto de compañeros iban tocando la primera danza de Jaraíz (del<br />

Tío Alejandro), cuando de pronto <strong>una</strong> señora empezó a gritar:<br />

- ¡Ay, ay!. Santiago se acercó a ella y le preguntó:<br />

- Señora, ¿le pasa algo?<br />

- ¡Ay!, si eso que están tocando era lo que tocaba mi padre.<br />

Y resultó que era la hija del Tío Alejandro.<br />

133


134<br />

6.A.6. Danzas.


Músico sin fronteras, ni barreras.<br />

Estaba Santiago tocando esta canción, <strong>con</strong> un txistu, en el barrio de San Juan de<br />

Plasencia cuando un gracioso se lo arrebató de las manos diciendo:<br />

- Esto que lo toquen los vascos -dijo en tono de desprecio-. A lo que Santiago <strong>con</strong>testó:<br />

- La canción que estaba tocando es extremeña y además a mi no me importa el lugar<br />

donde se ha hecho el instrumento...<br />

135


136<br />

Danza de San Antonio 1ª.


Danza de San Antonio 2ª.<br />

137


138


6.B. TOQUES VARIOS.<br />

139


140<br />

6.B.1. Alboradas y pasacalles.


Pasacalle<br />

141


142<br />

En diez minutos <strong>una</strong> canción.<br />

El día de la boda de su nieta Fátima Romero al terminar de comer en el Regino,<br />

Santiago <strong>con</strong>vocó a los aficionados a la música entre los presentes y les dio <strong>una</strong> par-<br />

titura de esta canción a cada uno de ellos:<br />

6.B.2. De ronda.<br />

- Y en menos de diez minutos se cantó coralmente sin ningún fallo.<br />

Acompañando Santiago a la gaita y el tamboril.


143


144


Los Perantones.<br />

145


146


Santiago junto a Pilar, en <strong>una</strong> de las interminables tardes de trabajo.<br />

147


148


149


150


151


152


El escenario del Festival Folk de Plasencia lleno de tamborileros.<br />

153


154


155


156


157


158


Otro momento del homenaje a Santiago durante el Festival Folk de Plasencia.<br />

159


160


161


162


163


164


165


166<br />

6.B.3. De bodas.


167


168


6.B.4. Romances.<br />

169


170<br />

6.B.5. Villancicos.


171


172<br />

Transmisión oral.<br />

Reflexiona Santiago en voz alta al ver este villancico: “En cada pueblo los villancicos<br />

son enseñados por distintas personas y por eso se van creando diferentes versiones”.


173


174


175


176


177


178


179


180<br />

6.B.6. De canto en situaciones diversas.


181


182


Para la recoleción<br />

todo el mundo se afanaba<br />

y <strong>con</strong>tento trabajaba<br />

menos el pobre Simón.<br />

¿No trabajas tu Simón?<br />

Le pregunta la tía Ustoquia.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan los son.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan lo son.<br />

El de la <strong>con</strong>tribución<br />

de <strong>una</strong> casa en otra andaba,<br />

todo el mundo le pagaba<br />

menos el pobre Simón.<br />

¿Cómo no pagas Simón?<br />

Le pregunta la tía Ustoquia.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan los son.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan lo son.<br />

183


184


185


186<br />

El vito.


187


188


Anselmo Toribio, Santiago Béjar y Francisco Javier Caballero <strong>con</strong> sus dos hijos en <strong>una</strong><br />

actuación que se realizó en Malpartida de Cáceres.<br />

189


190


Un Sacristán muy recio.<br />

Yendo Santiago a tocar a Cabezabellosa, por esas curvas de Dios, iba tarareando<br />

esta canción cuando un coche que venía en dirección <strong>con</strong>traria, a toda velocidad, le<br />

rozó en el codo al llevarlo apoyado en la ventanilla. El golpe dejó dolorido a Santiago,<br />

pero aún así le sacó algo positivo al pensar que podría haber sido peor y le cambió la<br />

letra a dicha canción:<br />

“Tengo que subir, subir<br />

dando vueltas al caminillo,<br />

voy a rezar <strong>una</strong> salve<br />

y a la Virgen del Castillo.<br />

Y después de haber subido<br />

y la salve haber rezado<br />

me decía el sacristán:<br />

No sabes rezar, Santiago”.<br />

Aclaración de Santiago: “El sacristán era un poco mandón”.<br />

191


192


6.B.7. Toques asimilados.<br />

193


194


195


196<br />

Santiago disfrutando de <strong>una</strong> soleada mañana en la finca Calzoncillos.


C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS.<br />

197


198


199


200


Santiago tocando la gaita y el tamboril junto a su hermano Lino que le acompaña<br />

al saxofón en la finca Calzoncillos. Al fondo se ve Plasencia.<br />

201


202


Santiago junto a un grupo de tamborileros en la Fiesta del Mercado Artesanal<br />

de Montehermoso.<br />

203


204


205


206


La capital de las Hurdes.<br />

- “Durante las fiestas esta canción se tocaba en pasacalles y acudían todas las Hurdes.<br />

Aquellos eran otros tiempos, las gentes pernoctaban en las calles... Entonces Casar de<br />

Palomero, por renombre, era la capital de las Hurdes.”<br />

207


208


Llegan aires nuevos.<br />

Érase <strong>una</strong> vez que Santiago fue <strong>con</strong>tratado para tocar en la romería de Gata. Para celebrar la<br />

romería se sube a la ermita, que está en lo alto de la sierra, y <strong>una</strong> vez allí se hace la procesión y<br />

se toca la bandera.<br />

La canción de la bandera resultó ser un poco complicada para Santiago, pero éste no cejó<br />

en su empeño y acudió a <strong>con</strong>sultar a varios tamborileros de la misma época del tamborilero<br />

de quien se lo recopiló nuestro querido García Matos. Y finalmente las casualidades de la<br />

vida, estando en un bar de Cadalso, el dueño del mismo le dijo:<br />

- ¡Coño! pero si esa canción la tocaba mi hermano. Él tocaba la gaita y yo el tamboril.<br />

Entonces se la volvió a tocar, según la propia recopilación de García Matos y el hombre del<br />

bar decía:<br />

- Usté lo toca mu bien...<br />

Santiago estuvo tocando en Gata durante ocho o diez años. Pero un año, el Hermano Mayor<br />

tardó en llamarle y como Santiago había tenido el teléfono averiado se decidió a llamarlo para<br />

saber si seguían <strong>con</strong>tando <strong>con</strong> él para la romería. Pero cual fue su sorpresa cuando el Hermano<br />

Mayor le dijo:<br />

- Mira Santiago, no te he llamado porque ha venido un chaval, un tamborilero joven, y me<br />

he <strong>con</strong>tratado <strong>con</strong> él.<br />

Durante los siguientes diez años, fueron pasando diferentes tamborileros por la romería...<br />

según las versiones no oficiales: “por des<strong>con</strong>ocer las músicas de la tocata de la bandera. Y<br />

es que alg<strong>una</strong>s canciones se hacen muy difíciles, <strong>sobre</strong> todo para hacerlas al gusto del pueblo<br />

<strong>con</strong>ocedor de lo suyo”.<br />

Santiago, después de aquello, ha vuelto a tocar otras veces en Gata por las fiestas pero esta<br />

vez <strong>con</strong>tratado por el ayuntamiento... también se puso de nuevo en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> él el Hermano<br />

Mayor para <strong>con</strong>tar de nuevo <strong>con</strong> su servicio pero esto fue lo que Santiago le <strong>con</strong>testó:<br />

- ¿No hay que dejar paso a los jóvenes...?. Pues arréglese <strong>con</strong> él.<br />

209


210


7PARTITURAS Y TABLATURAS MANUSCRITAS.<br />

7.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

211


212<br />

7.A.1. Sones.<br />

La peregrina.<br />

Son del paraguas.


7.A.2. Jotas.<br />

El triángulo.<br />

Jota de Malpartida de La Serena.<br />

213


214<br />

Jota del pajarito.<br />

Jota enredá (1).


Jota enredá (2).<br />

Jotilla de la uva.<br />

215


216<br />

La remolona.<br />

La Sinda.


Sindo el tamborilero.<br />

217


218<br />

7.A.3. Perantones y Charradas.<br />

Los palos del tío Roque.


Canto a la cigüeña.<br />

219


220<br />

7.A.4. Danzas.<br />

Danzas de San Antonio.


7.B. TOQUES VARIOS.<br />

221


222<br />

7.B.1. Alboradas y pasacalles.<br />

La viudita de Miranda.<br />

Tía María, tía María.


7.B.2. De ronda.<br />

A la luz de la l<strong>una</strong>.<br />

Arrempuja que atranco.<br />

223


224<br />

A tu puerta puse un guindo.<br />

Cómo quieres que sin sol.


Dicen que la pena mata.<br />

El pájaro triguero.<br />

225


226<br />

En esta plazuela.<br />

Fatigas me dan de muerte.


Péiname, Juana.<br />

Ronda de bodas.<br />

227


228<br />

Sal a bailar.<br />

Si te ha dejado tu novio.


Si te quieres venil, vente.<br />

Tus ojos, morena.<br />

229


230<br />

7.B.3. Romances.<br />

En Sevilla hay <strong>una</strong> casa.


7.B.4. Villancicos.<br />

Manolito Chiquito.<br />

231


232<br />

7.B.5. De canto en situaciones diversas.<br />

Torera II<br />

Ya se murió el burro.


Ya se van los pastores.<br />

7.B.6. Toques asimilados.<br />

Como en España, ni hablar.<br />

233


234<br />

El reloj del abuelo.<br />

No hay quien pueda.


7.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS.<br />

235


236<br />

7.C.1. Tradicionales.<br />

Procesión de San Sebastián.<br />

Procesión solemne.


7.C.2. Misa extremeña.<br />

Señor, ten piedad. (Jota de Vaqueros. Don Benito)<br />

Gloria (Jota cuadrada).<br />

237


238<br />

Canto de Ofertorio (El triángulo).<br />

Santo (El hechizo).


Padrenuestro (Jota de La Siberia).<br />

Padrenuestro (Calle Caleros).<br />

239


240<br />

La Paz (Jota verata).<br />

Canto de comunión (Jota del Palancar).


Canto final (Jota de Guadalupe).<br />

241


242<br />

A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

1. Sones.<br />

La peregrina.*<br />

Son del paraguas.*<br />

2. Jotas.<br />

El triángulo.*<br />

Jota Cuadrada.<br />

Jota de Alcuéscar.<br />

Jota de Malpartida de la Serena.*<br />

Jota de romería.<br />

Jota del pajarito.*<br />

Jota enredá.*<br />

Jota serrana.<br />

Jota de la Siberia Extremeña.<br />

Jotilla de la uva.*<br />

La remolona.*<br />

La Sinda.*<br />

Redoble.<br />

Sindo el tamborilero.*<br />

3. Pindongos.<br />

Pindongo 1º.<br />

Pindongo 2º.<br />

Pindongo 3º.<br />

CLASIFICACIÓN DEL REPERTORIO POR GÉNEROS.<br />

Nota: Las canciones señaladas <strong>con</strong> asterisco se corresponden <strong>con</strong> tablaturas manuscritas elaboradas<br />

por Santiago Béjar.<br />

4. Perantones y charradas.<br />

Bartolito.<br />

Canto a la cigüeña.*<br />

Charrá de Casar de Palomero<br />

El mandil del Ringu Rangu.<br />

Los palos de Tío Roque.*<br />

Patitas coloradas.<br />

Parece que usté me mira.<br />

Tanto bailar a la puerta del cura.<br />

5. Otros bailes.<br />

Baile del Malandrín (La perra de la Isabel).<br />

Baile del Pollo.<br />

Baile del tiruriru y La Charramangá.<br />

El cerandeo.<br />

El quita y pon.<br />

Fandango extremeño.<br />

6. Danzas.<br />

El cardo.<br />

Danza de San Antonio.*<br />

Danza de San Antonio I.<br />

Danza de San Antonio II.<br />

Sárnica.<br />

B. TOQUES VARIOS.<br />

1. Alboradas y pasacalles.<br />

Alborada de bodas.*<br />

Arroyo claro.<br />

La viudita de Miranda.*<br />

Pasacalle (Villa del Campo).<br />

Tía María, tía María.*<br />

2. De ronda.<br />

Adios salada.<br />

A la luz de la l<strong>una</strong>.*<br />

Al subir la sierra arriba.<br />

Arrempuja que atranco.*<br />

A tu puerta puse un guindo.*<br />

A volar, pajaritos.<br />

Cómo quieres que sin sol.*<br />

Dicen que la pena mata.*


El Padrenuestro de Madrigal.<br />

El pájaro triguero.*<br />

En casa de tío Vicente.*<br />

En esta plazuelita.*<br />

Era de nogal.<br />

Esta calle la rondan los mozos.<br />

Esta noche ha llovido.<br />

Fatigas me dan de muerte.*<br />

La Clara.<br />

Las campanillinas.<br />

La limonera.<br />

Los ojos de mi morena.<br />

La rondeña cacereña.<br />

La tomatera.<br />

La zarcitamora.<br />

Péiname, Juana.*<br />

Por tres perras chicas.<br />

Ronda de bodas.*<br />

Sal a bailar.*<br />

Si te ha dejado tu novio.*<br />

Si te quieres venil, vente.*<br />

Si te toca, te toca.<br />

Tus ojos, morena.*<br />

Vitorina, Vitorina.<br />

3. De bodas.<br />

Jota de amonestorio.<br />

4. Romances.<br />

En Sevilla hay <strong>una</strong> casa.*<br />

La serrana de la Vera.<br />

5. Villancicos.<br />

A Belén marchaba.<br />

¡Ale, pun!<br />

Canto del pajarito.<br />

El pajarito.<br />

Entrad, entrad, pastores.<br />

La Virgen y el labrador.<br />

Manolito, Manolito.<br />

Rosca del Niño.<br />

Tan, tan, van por el desierto.<br />

Manolito chiquito.*<br />

6. De canto en situaciones diversas.<br />

Canción de quintos.<br />

La pandereterita<br />

La pirroquia.<br />

Los mandamientos de amor.<br />

El vito.<br />

Son de entrada en caja.<br />

Tarde de mayo.<br />

Tengo de subir, subir.<br />

Torera II.*<br />

Ya se murió el burro.*<br />

Ya se van los pastores.*<br />

Ya viene el torito bravo.<br />

7. Toques asimilados.<br />

Como en España, ni hablar.*<br />

El reloj del abuelo.*<br />

La cucaracha.<br />

La pirroquia.<br />

No hay quien pueda.*<br />

Yo vendo unos ojos negros.<br />

C. RELIGIOSAS<br />

Y PARALITÚRGICAS.<br />

1. Tradicionales<br />

Alborada de San Miguel.<br />

Bandera de Aldehuela.<br />

Ofertorio de Gata.<br />

Pasacalles de entrada y salida de misa.<br />

Procesión de la Cruz Bendita.<br />

Procesión de San Sebastián.*<br />

Procesión solemne.*<br />

Tocata para echar la bandera.<br />

2. Misa extremeña.<br />

(cantos adaptados del repertorio profano).<br />

Señor, ten piedad (Jota de Vaqueras de Don<br />

Benito).*<br />

Gloria (Jota cuadrada).*<br />

Canto de ofertorio (El triángulo)*<br />

Santo (El hechizo).*<br />

Padrenuestro (Jota de la Siberia).*<br />

Padrenuestro (Calle Caleros).*<br />

Canto de comunión (Jota del Palancar).*<br />

Canto final (Jota de Guadalupe).*<br />

243


A<br />

¡Ale pun! 172<br />

A Belén marchaba. 170<br />

Adiós, salada. 143<br />

A la luz de la l<strong>una</strong>. 223<br />

Alborada de San Miguel. 198<br />

Al subir la sierra arriba 144<br />

Arrempuja que atranco. 223<br />

Arroyo claro. 140<br />

A tu puerta puse un guindo. 224<br />

A volar pajaritos 146<br />

Ay, Gervasio 55<br />

B<br />

Baile del Malandrín 120<br />

Baile del Pollo 122<br />

Baile del “Quita y Pon” 128<br />

Baile de Tirurí y la Charramangá. 124<br />

Bandera de Aldehuela 200<br />

Bartolito 114<br />

C<br />

Calle Caleros 246<br />

Canción de quintos 181<br />

Canto a la cigüeña 219<br />

Canto de Comunión 240<br />

Canto de ofertorio 238<br />

Canto final 241<br />

Charrá de Casar de Palomero 112<br />

Como en España ni hablar. 233<br />

Cómo quieres que sin sol. 224<br />

D<br />

Danzas de San Antonio 220<br />

Danza de San Antonio 1ª 136<br />

Danza de San Antonio 2ª 137<br />

Dicen que la pena mata. 225<br />

244<br />

ÍNDICE ALFABÉTICO DE CANCIONES.<br />

E<br />

El Cardo 136<br />

El Cerandeo 126<br />

El Mandil del Ringu Rangu 115<br />

El Pajarito 174<br />

El pájaro triguero. 225<br />

El reloj del abuelo. 234<br />

El triángulo 213<br />

El vito. 186<br />

En casa del tío Vicente 79<br />

En esta plazuela. 226<br />

En Sevilla hay <strong>una</strong> casa. 230<br />

Entrad, entrad pastores 173<br />

Era de nogal 143<br />

Esta calle la rondan los mozos 151<br />

Esta noche ha llovido 152<br />

F<br />

Fandango extremeño 132<br />

Fatigas me dan de muerte. 226<br />

G<br />

Gloria 237<br />

J<br />

Jota cuadrada 94, 237<br />

Jota de Alcuéscar 96<br />

Jota de Amonestorio 166<br />

Jota de Guadalupe 241<br />

Jota de la Siberia 239<br />

Jota de la Siberia Extremeña 102<br />

Jota del pajarito. 215<br />

Jota del Palancar 240<br />

Jota de Malpartida de la Serena. 213<br />

Jota de Romería 98<br />

Jota de Vaqueros 237<br />

Jota enredá. 214<br />

Jota Serrana 100<br />

Jota Verata 240<br />

Jotilla de la uva. 225


L<br />

La Campanillina 156<br />

La Clara 154<br />

La cucaracha 193<br />

La Limonera 158<br />

La Pandereterita 184<br />

La Paz 246<br />

La peregrina. 212<br />

La Pirroquia 182<br />

La remolona. 216<br />

La Sárnica 134<br />

La serrana de la Vera 169<br />

La Sinda. 216<br />

La Tomatera 161<br />

La virgen y el labrador 176<br />

La viudita de Miranda. 222<br />

La Zarzamora 162<br />

Los Mandamientos de Amor 185<br />

Los ojos de mi Morena 160<br />

Los palos del Tío Roque 218<br />

M<br />

Manolito, chiquito. 231<br />

Manolito, Manolito 177<br />

N<br />

No hay quien pueda. 234<br />

O<br />

Ofertorio de Gata 202<br />

P<br />

Padre nuestro 148<br />

Padrenuestro 239<br />

Parece que usté 117<br />

Pasacalle de entrada y salida de Misa 204<br />

Pasacalle de Villa del Campo 141<br />

Pasacalle salida de Misa 206<br />

Patitas coloradas 116<br />

Peiname Juana. 227<br />

Perantones y charradas 105<br />

Pindongo 1º 106<br />

Pindongo 2º 108<br />

Pindongo 3º 110<br />

Por tres perras chicas 163<br />

Procesión de la Cruz Bendita 207<br />

Procesión de San Sebastián 236<br />

Procesión solemne. 236<br />

R<br />

Redoble 104<br />

Ronda de bodas. 227<br />

Rosca del Niño 178<br />

S<br />

Sal a bailar. 228<br />

Santo 238<br />

Señor ten piedad. 237<br />

Sindo el tamborilero 217<br />

Si te ha dejado tu novio. 228<br />

Si te quieres venil, vente. 229<br />

Si te toca 150<br />

Son de entrada en caja 192<br />

Son del paraguas. 212<br />

T<br />

Tan, tan 117<br />

Tanto bailar a la puerta del cura 118<br />

Tarde de mayo 188<br />

Tengo que subir, subir 190<br />

Tía María, tía María 222<br />

Tocata para ehcar la bandera 208<br />

Torera II. 232<br />

Tus ojos, morena. 229<br />

V<br />

Vitorina, Vitorina 164<br />

Y<br />

Ya se murió el burro. 232<br />

Ya se van los pastores. 233<br />

Ya viene el torito bravo 180<br />

Yo vendo unos ojos negros 194<br />

245


Santiago Béjar. El hijo del Tamborilero.<br />

252 246<br />

Grupo de investigación<br />

MUIDEX

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!