Drama "Hagámonos un Nombre" - Centro White UPeU
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“HAGÁMONOS UN NOMBRE”<br />
Godfrey T. Anderson<br />
Adventist Heritage, Vol. 1, N°2, pp. 28-34<br />
Los apodos denominacionales eran a menudo etiquetas derogatorias. Los Shakers<br />
fueron nombrados así por su danza, los Cuáqueros por la supuesta tembladera que les<br />
producía el estar llenos del espíritu, los Metodistas por su tendencia al método<br />
organizacional. El término “Millerita” era considerado <strong>un</strong> tanto burlón, de modo que los<br />
adventistas guardadores del sábado de los inicios prefirieron la simple designación como<br />
“Adventistas”.<br />
Antes del Gran Chasco de 1844 el nombre “Adventista” fue aplicado a aquellos que<br />
seguían la predicación de Guillermo Miller en cuanto a la inminencia de la seg<strong>un</strong>da venida<br />
de Cristo. Un escritor popular en lo referente al adventismo, afirma que fue el editor del<br />
Advent Herald quien originó este nombre para los creyentes en el seg<strong>un</strong>do advenimiento<br />
y en las interpretaciones basadas solamente en la Biblia. El nombre también aparecía<br />
frecuentemente en los primeros números en la Advent Review and Sabbath Herald, luego<br />
de que comenzara a publicarse en 1850. El hecho de que los guardadores del sábado no<br />
permanecieran con el cuerpo mayor de seguidores de Guillermo Miller -- los así llamados<br />
“Adventistas nominales” – puede ser <strong>un</strong>a razón adicional por la cual preferían el nombre<br />
“Adventista” antes que el de “Millerita”.<br />
El término “Adventistas Nominales” fue usado con cierta consistencia por los<br />
Adventistas guardadores del sábado para describir a aquellos que rechazaban su<br />
interpretación del mensaje del tercer ángel” (Apocalipsis 14:9-11) j<strong>un</strong>tamente con la<br />
enseñanza del sábado, pero continuaban sosteniendo la esperanza del advenimiento. Ellos<br />
también son referidos en este período como “Adventistas del Primer Día”. En <strong>un</strong> editorial<br />
de la Review and Herald titulado “Nosotros somos los Adventistas”, Jaime <strong>White</strong> afirmaba<br />
que la clase de creyentes con la cual estaba él identificado sostenía la doctrina del<br />
seg<strong>un</strong>do advenimiento según fue proclamada por Guillermo Miller en cuanto a la hora del<br />
juicio, y el mensaje del seg<strong>un</strong>do ángel que los sacó de las diferentes iglesias a las cuales<br />
habían pertenecido.<br />
Antes de que los adventistas guardadores del sábado eligieran oficialmente el<br />
nombre “Adventistas del Séptimo Día”, ellos eran referidos de diversas maneras, alg<strong>un</strong>as<br />
de las cuales casi anticipaban el nombre finalmente escogido. Había referencias a ellos<br />
como “el remanente”, “creyentes”, y “el rebaño esparcido”. Fueron llamados “pueblo del<br />
séptimo día”, “creyentes del advenimiento guardadores del sábado”, “adventistas<br />
guardadores del sábado”, “hermanos del séptimo día”, “guardadores del sábado del
advenimiento”, “cerradores de puerta del séptimo día”, “iglesia de Dios”, “evangelistas del<br />
día siete”, “remanente de adventistas guardadores del sábado”, y “aniquiladores del<br />
séptimo día de la puerta cerrada”.<br />
El sentimiento en contra de elegir <strong>un</strong> nombre, o de “hacernos <strong>un</strong> nombre” como lo<br />
refería R. F. Cottrell, era prof<strong>un</strong>do y ampliamente dif<strong>un</strong>dido tanto entre los adventistas<br />
“nominales” como entre los adventistas guardadores del sábado en este período. Esto iba<br />
j<strong>un</strong>to con <strong>un</strong> fuerte sentimiento de que cualquier tipo de organización era Babilonia, <strong>un</strong><br />
retorno al estado caído de las iglesias de las cuales ellos habían venido. Un adventista<br />
“nominal”, escribiendo en el Advent Harbinger and Bible Advocate bajo el título “Cristiano<br />
versus Adventista”, argumentaba que el término “Cristiano” era adecuado para cubrir a<br />
todos los que creían en Cristo y en su inminente retorno a la tierra. “Un cristiano es <strong>un</strong><br />
seguidor de Cristo”, escribía él. “¿Son ustedes algo más? Entonces tengan otro nombre:<br />
<strong>un</strong> nombre tal que encaje con su profesión y fe. ...” Él señalaba que si <strong>un</strong>o era <strong>un</strong> poco<br />
más, o <strong>un</strong> poco menos que <strong>un</strong> cristiano, podría necesitar otro nombre. Pero si no era así,<br />
entonces ¿por qué, preg<strong>un</strong>taba él, es necesario otro nombre? “Pero se argumenta:<br />
‘Nosotros necesitamos <strong>un</strong> nombre para distinguirnos’. ¡Distinguirnos! ¿De quién?,<br />
preg<strong>un</strong>to, ¿del m<strong>un</strong>do? ‘Cristiano’ permanece siempre como <strong>un</strong> nombre que distingue de<br />
todas las clases del m<strong>un</strong>do…. Aquí está lo malo. Este resultado – cisma en el cuerpo –<br />
siempre ha seguido, sigue y seguirá a la adopción de nombres no autorizados por la<br />
Biblia”. El escritor entonces declaraba su objeción al nombre “Adventista”:<br />
Yo objeto el nombre “adventista” primero, porque no se halla en la Biblia….<br />
Seg<strong>un</strong>do, lo objeto por su tendencia a suscitar y perpetuar <strong>un</strong> partido dentro del cuerpo<br />
de Cristo…. Tercero, objeto su uso entre nosotros por causa de la prioridad de uso…. El<br />
pastor Himes y sus asociados, hace años, adoptaron el nombre como <strong>un</strong> apelativo [sic] de<br />
aquellos que se <strong>un</strong>ieron con Guillermo Miller en la proclamación de la venida del Señor, y<br />
ciertas otras doctrinas propugnadas por él; y a partir de esto ha crecido <strong>un</strong>a “iglesia del<br />
advenimiento”, comprometida con las “doctrinas originales del advenimiento según<br />
fueron enseñadas por el Hno. Miller”, o según fueron establecidas en la conferencia de<br />
Albany…. Si tienen que tener el nombre adventistas, por lo menos usen <strong>un</strong> adjetivo para<br />
distinguirlos de aquellos que ya usan el nombre. Podría ser “Iglesia del seg<strong>un</strong>do seg<strong>un</strong>do<br />
Advenimiento”, o “Los Adventistas de Nueva York”, o “Los Adventistas de Hartford” –<br />
cualquier cosa que los distinga.<br />
Por razones similares y diversas, los adventistas guardadores del sábado se<br />
opusieron con vigor a la elección de cualquier nombre. Hasta lo último hubo aquellos que<br />
objetaron la elección de <strong>un</strong> nombre. Tan fuerte era el sentir de alg<strong>un</strong>os respecto a esto y<br />
al as<strong>un</strong>to más amplio del orden y organización de la iglesia, que ellos se retiraron del<br />
cuerpo [de la iglesia] cuando se dieron estos pasos en Battle Creek de 1860 a 1863.
Hubo precedentes que venían desde inicios desde los años 1850 que sugerían <strong>un</strong><br />
nombre como “Adventista del Séptimo Día”. Un historiador ha escrito que cuando el<br />
nombre Adventista del Séptimo Día fue propuesto en 1860, este nombre “ciertamente<br />
había sido aplicado a ellos tanto como cualquier otro [nombre]. Con tales términos como<br />
Bautistas del Séptimo Día y Adventistas del Primer Día en uso común, parece probable que<br />
la designación Adventista del Séptimo Día podría haber surgido en la mente de alg<strong>un</strong>os.<br />
En 1853 los Bautistas del Séptimo Día se com<strong>un</strong>icaron con el editor de la Review<br />
and Herald, y estuvieron cerca de usar el mismo término que fue finalmente adoptado<br />
como <strong>un</strong> nombre siete años más tarde. La com<strong>un</strong>icación versaba: “En la sesión de la<br />
Asociación Central Bautista del Séptimo Día en Scott, el mes pasado, fue ‘resuelto que<br />
instruyamos a nuestro Secretario Correspondiente para establecer correspondencia con el<br />
pueblo del Advenimiento del Séptimo día y aprender de su fe’.” Este idéntico término fue<br />
también usado en <strong>un</strong> volante para an<strong>un</strong>ciar alg<strong>un</strong>as re<strong>un</strong>iones de los Adventistas<br />
Guardadores del Sábado en Hillsdale, Michigan en 1856. J. N. Loughborough, quien<br />
informó esto en <strong>un</strong>a fecha posterior, dijo: “Supongo que este nombre [Pueblo del<br />
Advenimiento del Séptimo Día] fue usado en el volante debido a que todos sabrían de<br />
inmediato qué significaba”.<br />
Una carta de <strong>un</strong> creyente en Vermont al editor de la Review and Herald indica que<br />
14 meses antes de que el nombre fuera adoptado en Battle Creek en el otoño de 1860,<br />
precisamente el mismo nombre estaba siendo usado por alg<strong>un</strong>os. Este escritor declaró:<br />
“Yo no encontré ning<strong>un</strong>a dificultad para decidir a favor de los Adventistas del Séptimo<br />
Día”.<br />
Una fuente de confusión en cuanto al primer uso del nombre Adventistas del<br />
Séptimo día según fue aplicado por estos creyentes del período inicial, surge parcialmente<br />
del hecho de que casi todos los que han escrito acerca de este período, incluyendo<br />
aquellos que fueron participantes y que posteriormente hicieron memoria de esos días<br />
iniciales, usaron el término Adventista del Séptimo Día como si ya fuera <strong>un</strong> hecho resuelto<br />
antes de la adopción formal del nombre. Este uso no establece que el nombre fuera<br />
usado ampliamente antes de 1860, pero sí contribuye a la impresión de que el nombre<br />
estaba en uso antes de su adopción oficial por parte del grupo. J. N. Loughborough, por<br />
ejemplo, recordando sus primeros contactos con los primeros adventistas guardadores del<br />
sábado en 1852, escribió en <strong>un</strong> tiempo posterior: “Yo había llegado a estar prejuiciado en<br />
contra de los adventistas del séptimo día….” En otro lugar, refiriéndose a la obra<br />
publicadora en 1852, declaró que la Review and Herald “fue impresa en la prensa y con el<br />
linotipo de propiedad de los Adventistas del Séptimo Día”.
La SDA Encyclopedia explica el uso de este término en esta manera: “por razones<br />
prácticas este libro emplea el término ‘Adventista del Séptimo día’… para individuos y<br />
grupos que a<strong>un</strong> antes de 1860 estaban desarrollando y sosteniendo en común las<br />
doctrinas que habrían de caracterizar al cuerpo de creyentes ahora llamado por ese<br />
nombre”.<br />
Conforme la membresía creció y la causa sabatista maduró, se sintió<br />
crecientemente la necesidad, no sólo de algún plan general de organización, sino de <strong>un</strong><br />
nombre para el organismo en desarrollo. Los 26 miembros de la iglesia de Parkville,<br />
Michigan, a inicios de 1860 tomaron medidas legales para organizar <strong>un</strong>a “Sociedad<br />
Religiosa” de modo que pudieran tener sus propiedades de manera legal. En los Artículos<br />
de Asociación que firmaron los integrantes de este grupo, declararon: “Nosotros, los abajo<br />
firmantes, por la presente nos asociamos j<strong>un</strong>tos como <strong>un</strong>a iglesia con el nombre de Iglesia<br />
Parkville del Seg<strong>un</strong>do Advenimiento de Cristo; tomando la Biblia como la regla de nuestra<br />
fe y disciplina”.<br />
La iglesia de Fairfield en Iowa, se organizó a mediados del verano de 1860,<br />
“adoptando artículos de fe de la Biblia como única regla de fe y práctica” y<br />
“denominándose a sí mismos ‘La iglesia del Dios viviente’”.<br />
Líderes influyentes en la obra, tales como M. E. Cornell, estaban desarrollando<br />
fuertes convicciones en el sentido de que la elección de <strong>un</strong> nombre era imperativa. “Yo no<br />
puedo encontrar ningún texto bíblico”, escribió él en mayo de 1860, “que prohíba que<br />
todo el remanente sea llamado por <strong>un</strong> nombre…. Otras iglesias son Babilonia y están en<br />
<strong>un</strong> estado caído, no debido a que hayan elegido varios nombres sino debido a que han<br />
rechazado el mensaje que Dios les envió”. Él concluía que “tener <strong>un</strong> nombre apropiado<br />
para el pueblo del advenimiento, guardador de los mandamientos, Laodicense, creo yo<br />
ahora que es <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to apropiado y necesario”.<br />
La persona que habría de llegar a ser el primer presidente de la Asociación General,<br />
John Byintong, luego de haber favorecido primero el nombre “Iglesia de Dios”, endorsó el<br />
nombre “Adventista del Séptimo Día”. Él escribió:<br />
En cuanto a <strong>un</strong> nombre, yo a veces he pensado que el simple término bíblico<br />
“Iglesia de Dios” era todo lo que se necesitaba. Pero al reflexionar más sobre este as<strong>un</strong>to,<br />
veo que Dios ha dado a su pueblo y a los individuos nombres apropiados para el tiempo y<br />
las circ<strong>un</strong>stancias bajo las cuales ellos son colocados…. Yo diría a mis hermanos esparcidos<br />
afuera: No puedo ver <strong>un</strong>a objeción razonable o bíblica al nombre Adventista del Séptimo<br />
Día, siendo que es significativo de la posición que la Iglesia de Dios debe ocupar al fin.
La histórica conferencia que condujo a la adopción de <strong>un</strong> nombre para la Iglesia fue<br />
convocada para fines de setiembre de 1860. Antes de esto el as<strong>un</strong>to fue discutido y<br />
debatido con bastante amplitud. En j<strong>un</strong>io, Jaime <strong>White</strong> reveló su preferencia por <strong>un</strong><br />
nombre. “Ahora sugerimos que adoptemos <strong>un</strong>ánimemente Iglesia de Dios como <strong>un</strong><br />
nombre bíblico y apropiado por el cual ser conocidos”. El término Iglesia de Dios había<br />
sido usado por varios años en las páginas de la Review, presumiblemente en <strong>un</strong> sentido<br />
general, a<strong>un</strong>que a veces aparecía en mayúscula como <strong>un</strong> nombre propio. J. B. Frisbie,<br />
escribiendo sobre Orden de Iglesia en 1854, decía que el nombre “La Iglesia de Dios” es “el<br />
único nombre que Dios ha visto apropiado dar a su Iglesia….”<br />
El siguiente año, <strong>un</strong>a declaración firmada por <strong>un</strong> comité de tres personas que había<br />
sido designado para dirigir la operación de la Review and Herald, envió <strong>un</strong> mensaje a los<br />
creyentes titulado “A la Iglesia de Dios”. Parece que no solamente Jaime <strong>White</strong> sino los de<br />
la oficina de la Review and Herald y muchos otros, estuvieron a favor del nombre “Iglesia<br />
de Dios” hasta el mismo momento de la Conferencia de 1860.<br />
Al informar <strong>un</strong>a visión publicada por primera vez el año siguiente luego de la<br />
adopción del nombre de la Iglesia, Elena G. de <strong>White</strong> escribió respecto al nombre “Iglesia<br />
de Dios”:<br />
Me fue mostrado que casi todo fanático que se ha surgido, que desea esconder<br />
sus sentimientos para poder desviar a otros, afirma pertenecer a la Iglesia de Dios. Un<br />
nombre tal despertaría de inmediato suspicacia; porque es empleado para ocultar los más<br />
absurdos errores. Este nombre es demasiado indefinido para el pueblo remanente de<br />
Dios. Conduciría a suponer que tenemos <strong>un</strong>a fe que deseamos encubrir.<br />
Aquellos que se oponían a la designación “Iglesia de Dios” la consideraban carente<br />
de sentido, pres<strong>un</strong>tuosa y demasiado general. También había varios otros grupos que<br />
estaban usando este nombre por entonces. A despecho de esto, ciertos individuos, como<br />
T. J. Butler de Ohio, sostuvieron el nombre “Iglesia de Dios” aún después de haber sido<br />
rechazado. Eventualmente, Butler y varios otros se retiraron del grupo de creyentes<br />
debido al nombre elegido y otras razones más. Hubo cierto apoyo para el nombre<br />
“Sabatistas del Advenimiento” como “nombre hermoso, significativo, apropiado, natural y<br />
atractivo”.<br />
La “conferencia general” que eligió el nombre fue llevada a cabo en Battle Creek a<br />
fines de setiembre y comienzos de octubre de 1860. José Bates, quien sirvió como<br />
presidente de casi todas las conferencias a través de este período de organización de la<br />
Iglesia, era quien presidía. Sus p<strong>un</strong>tos de vista sobre organización favorecían <strong>un</strong>a<br />
conferencia tal, y esto, tanto como el hecho de que él era el miembro mayor del grupo y<br />
presumiblemente competente en la tarea de dirigir estas re<strong>un</strong>iones, fue sin duda lo que
llevó a que fuera elegido para esta posición. Urías Smith sirvió como secretario de la<br />
re<strong>un</strong>ión y de las sucesivas conferencias sobre organización.<br />
Algún indicio de la importancia asignada a esta conferencia en particular puede<br />
verse en el informe prácticamente completo de las re<strong>un</strong>iones en tres números de la<br />
Review durante el mes de octubre. Las discusiones reflejaban el hecho preocupante de<br />
que todavía había vestigios en las mentes de muchos de los delegados de que establecer<br />
<strong>un</strong>a organización era Babilonia. La oposición más recalcitrante parecía ser la de los<br />
delegados de New York y Ohio, entre los cinco estados representados. Alg<strong>un</strong>os, como J.<br />
N.. Loughborough y <strong>un</strong> laico de Battle Creek, Ezra Brackett, apoyaron fuertemente la<br />
iniciativa a favor de elegir <strong>un</strong> nombre. En la discusión en cuanto a organizar de modo que<br />
la Review and Herald pudiese ser incorporada bajo las leyes de Michigan, T. J. Butler, <strong>un</strong><br />
consistente opositor de toda organización, invocó la “ley superior” por sobre la ley del<br />
país. Esto probablemente reflejaba el debate que existía por entonces entre los líderes<br />
del Norte contrarios a la esclavitud, quienes en relación a esta “peculiar institución”<br />
invocaron de manera semejante la ley superior.<br />
Un comité de tres personas (posteriormente ampliado) había sido designado para<br />
trabajar <strong>un</strong> plan de organización y para recomendar <strong>un</strong> nombre, pero ellos no pudieron<br />
ponerse de acuerdo en cuanto a <strong>un</strong> nombre. Conforme J. H. Waggoner explicó a la<br />
conferencia:<br />
“El primer as<strong>un</strong>to que designamos traer a la Conferencia era la adopción de <strong>un</strong><br />
nombre; <strong>un</strong>o que pudiéramos recomendar a las iglesias locales…. Pero no hemos podido<br />
concordar sobre ningún nombre. Se levantaron objeciones en el comité a todo nombre<br />
sugerido. Por lo tanto, tendremos que dejar ese as<strong>un</strong>to a la Conferencia.”<br />
En la cuarta sesión de la Conferencia, en la mañana del 1º de octubre, Ezra<br />
Brackett propuso que se eligiera <strong>un</strong> nombre. Otro delegado mencionó la objeción de que<br />
elegir <strong>un</strong> nombre constituiría al grupo en otra denominación, pero la respuesta de Jaime<br />
<strong>White</strong> fue: “… se objeta que seamos catalogados entre las denominaciones. Nosotros ya<br />
estamos catalogados con ellos, y no sé como podamos evitarlo, a menos que nos<br />
desbandemos y nos dispersemos y ren<strong>un</strong>ciemos a todo”.<br />
Jaime <strong>White</strong> fue más amplio en indicar en la sesión de la tarde que hubo <strong>un</strong><br />
tiempo en que él había sido temeroso de adoptar <strong>un</strong> nombre para la Iglesia.<br />
Anteriormente, dijo él, sus adherentes eran comparativamente pocos y no había gran<br />
necesidad para <strong>un</strong>a medida tal, pero ahora “amplios grupos de hermanos inteligentes<br />
están siendo captados, y sin alg<strong>un</strong>a reglamentación de esta clase serían arrojados a<br />
confusión“. Él procedió a pasar revista a alg<strong>un</strong>as de las experiencias de la década pasada,<br />
indicando que hubo alg<strong>un</strong>os que se oponían a la publicación de <strong>un</strong> periódico y de
panfletos, y a tener <strong>un</strong>a oficina para la Review and Herald. Estaban en contra del orden<br />
de iglesia y en contra de tener <strong>un</strong>a impresora mecánica. Todas estas cosas, sin embargo,<br />
eran esenciales para el progreso de la causa y él consideraba que también lo era la<br />
elección de <strong>un</strong> nombre. Un delegado que estaba a favor de elegir <strong>un</strong> nombre sugirió<br />
también que continuar sin <strong>un</strong> nombre sería como publicar libros sin títulos o enviar <strong>un</strong><br />
periódico sin <strong>un</strong> encabezamiento.<br />
Cuando la preg<strong>un</strong>ta “¿Adoptaremos <strong>un</strong> nombre?” fue presentada a los miembros,<br />
la propuesta fue votada sin oposición, a<strong>un</strong>que alg<strong>un</strong>os se abstuvieron de votar. Luego la<br />
discusión se volvió a la cuestión de qué nombre debería elegirse. Los que apoyaban el<br />
nombre “Iglesia de Dios” celosamente abogaron para que éste fuera el nombre. En la<br />
sesión de la mañana T. J. Buttler de Ohio, quien favorecía el nombre “Iglesia de Dios”,<br />
había dicho: “Si Dios nos ha dado nombre, así como los padres tienen derecho a dar<br />
nombre a sus hijos, ¿no denota <strong>un</strong>a falta de modestia el tratar de escabullirnos y de no<br />
tomar <strong>un</strong> nombre, o tomar otro nombre?” Se mencionaron las objeciones al nombre<br />
“Iglesia de Dios”. Luego la discusión se centró en la conveniencia de tener <strong>un</strong> nombre que<br />
no pareciera pres<strong>un</strong>tuoso u objetable al m<strong>un</strong>do en general.<br />
Hubo quienes pensaron que el nombre debería reflejar las creencias distintivas del<br />
cuerpo [de creyentes]. Adventista del Séptimo Día fue descrito como <strong>un</strong> nombre que era<br />
simple y descriptivo de las creencias y posición de la agrupación. Eventualmente David<br />
Hewitt, el primer converso captado por José Bates en Battle Creek <strong>un</strong>a década antes,<br />
propuso la resolución: “Resuelto, Que tomemos el nombre de Adventistas del Séptimo<br />
Día”. Luego de algo de discusión y por alg<strong>un</strong>a razón desconocida, esta propuesta fue<br />
retirada. En su lugar otra propuesta fue presentada que declaraba: “Resuelto, Que nos<br />
llamemos Adventistas del Séptimo Día”. Luego de aún más amplia discusión esta<br />
resolución fue adoptada; con T. J. Buttler opuesto, y cuatro otros, incluido J. N. Andrews,<br />
no votaron. Después de <strong>un</strong>a explicación más amplia, Andrews expresó su aprobación de<br />
este nombre. Se tomó <strong>un</strong>a resolución final sobre la propuesta, recomendando este<br />
nombre “a las iglesias en general”, y la propuesta fue aprobada con solamente el voto en<br />
contra de T. J. Buttler.<br />
A despecho de haber favorecido anteriormente el nombre “Iglesia de Dios” Jaime<br />
<strong>White</strong> apoyó la opinión mayoritaria, y la Sra. de <strong>White</strong> dio su respaldo:<br />
Ningún nombre que tomemos será apropiado sino aquél que esté de acuerdo con<br />
nuestra profesión y exprese nuestra fe y nos marque como <strong>un</strong> pueblo peculiar. El nombre<br />
Adventista del Séptimo Día es <strong>un</strong> firme reproche al m<strong>un</strong>do protestante. Aquí está la línea<br />
de distinción entre los adoradores de Dios y aquellos que adoran a la bestia y reciben su<br />
marca…
El nombre Adventista del Séptimo Día lleva al frente las verdaderas características<br />
de nuestra fe y convencerá a la mente inquisitiva. Como <strong>un</strong>a flecha de la aljaba del Señor<br />
herirá a los transgresores de la ley de Dios, y llevará al arrepentimiento para con Dios y a la<br />
fe en nuestro señor Jesucristo.<br />
Así, después de larga discusión y debate durante la conferencia y antes de ella, fue<br />
elegido <strong>un</strong> nombre para la Iglesia, <strong>un</strong> nombre que ha continuado sin serio desafío hasta el<br />
presente.<br />
Roswell F. Cottrell, quien había liderado <strong>un</strong>a razonable oposición a toda la idea de<br />
organización, aceptó y apoyó el voto de la conferencia de octubre en cuanto a la elección<br />
de <strong>un</strong> nombre. En respuesta a las críticas por su abierta oposición a la organización y a <strong>un</strong><br />
nombre, escribió él: “Si alguien ha sido estimulado a <strong>un</strong> espíritu de desobediencia por lo<br />
que yo he escrito, lo lamento. No era mi intención”.<br />
Por la mayor parte parece que hubo apoyo general a los pasos que fueron dados,<br />
incluyendo la selección del nombre. Cada vez más el nuevo nombre apareció en las<br />
columnas de la Review en conexión con noticias de re<strong>un</strong>iones y de votos tomados por<br />
varias Iglesias. Cartas dirigidas a la Review expresaban satisfacción con la elección hecha.<br />
Un miembro escribió: “Yo amo prof<strong>un</strong>damente el nombre Adventista del Séptimo Día.<br />
Expresa muy elocuentemente la posición de este pueblo en relación al sábado y a la<br />
pronta venida de nuestro bendito Señor”.<br />
Un destacado ministro, al tomar nota de la aprobación del nombre de la Iglesia,<br />
recomendó a los miembros usarlo correctamente:<br />
… Deseo llamar la atención aquí a <strong>un</strong> uso impropio de términos que parecen haber<br />
llegado a ser casi <strong>un</strong>iversales con aquellos en el m<strong>un</strong>do que hablan de nosotros, y que es<br />
estimulado, en gran medida, por la práctica de nuestro propio pueblo. Es lo siguiente:<br />
Muchos de nuestros hermanos y hermanas tienen el hábito de identificarse como<br />
‘Advenimientos’ 1 del Séptimo Día, hecho por el cual esta costumbre se ha generalizado con<br />
aquellos que no pertenecen a nosotros.<br />
La palabra “advenimiento” significa el evento mismo, en tanto que “adventista” se refiere<br />
a quienes creen en ese evento.<br />
Hubo resistencia al nuevo nombre por parte de alg<strong>un</strong>os, lo cual persistió por cierto<br />
tiempo. Refiriéndose a estos, Jaime <strong>White</strong> escribió en la primavera de 1861:<br />
Porque el cuerpo de creyentes en el tercer mensaje no asume egoístamente el<br />
nombre “Iglesia de Dios”, como si Dios no tuviera otros nombres en su gran libro de Iglesia<br />
en el cielo sino el suyo, no es razón para que <strong>un</strong>as pocas personas en Gilboa (Ohio) o en<br />
cualquier otro lugar, susciten <strong>un</strong> movimiento secesionista a fin de hacer del nombre Iglesia<br />
de Dios <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to de prueba.<br />
1 Nota del traductor: En inglés, “Advent”, que en español significa “venida” o “advenimiento”.
Casi veinte años después <strong>un</strong> escritor declaró en la Review:<br />
Doquiera que vamos encontramos alg<strong>un</strong>as personas que son muy rigoristas en<br />
cuanto al nombre denominacional. Ellos preg<strong>un</strong>tan por qué no tomamos el nombre de<br />
iglesia Cristiana, iglesia de Dios o algún nombre bíblico, y dicen que ellos podrían estar con<br />
nosotros si tuviéramos el nombre correcto.<br />
Las casi eufóricas expresiones de los líderes en cuanto a la <strong>un</strong>idad y armonía de la<br />
re<strong>un</strong>ión de 1860 sugerían que el nombre, <strong>un</strong>a vez adoptado, no significó as<strong>un</strong>to de<br />
discusión para los miembros en general. J. N. Loughborough, quien había apoyado<br />
consistentemente tanto la organización en general como la elección de <strong>un</strong> nombre,<br />
resumió lo que probablemente era la actitud general de los creyentes después de haberse<br />
estos varios pasos decisivos: “Yo creo que el nombre ‘Adventistas del Séptimo Día’ es el<br />
nombre más natural y apropiado que podíamos tomar”.<br />
Cuando la Asociación General fue organizada y se redactó <strong>un</strong>a constitución en<br />
1863, el primer artículo declaraba: “Esta Asociación 2 será llamada la Asociación General de<br />
los Adventistas del Séptimo Día”.<br />
El respaldo definitivo al nombre de Iglesia vino, en ese tiempo y en años<br />
posteriores, de parte de Elena de <strong>White</strong>. “Nosotros somos Adventistas del Séptimo Día.<br />
¿Estamos avergonzados de nuestro nombre? Respondemos: ¡No, No! Este es el nombre<br />
que el Señor nos ha dado. Ap<strong>un</strong>ta a la verdad que ha de ser as<strong>un</strong>to de prueba para las<br />
iglesias”. Y en <strong>un</strong>a carta escrita el año siguiente ella tocó nuevamente el as<strong>un</strong>to:<br />
Nosotros podemos afirmar ser Adventistas del Séptimo Día, y sin embargo fallar en<br />
darnos cuenta de cuán exaltada es la norma que debemos alcanzar a fin de merecer este<br />
nombre. Alg<strong>un</strong>os se han avergonzado de ser conocidos como Adventistas del Séptimo Día.<br />
Aquellos que se avergüenzan de este nombre no deben n<strong>un</strong>ca conectarse con aquellos<br />
que consideran <strong>un</strong> honor llevar este nombre. Y aquellos que son testigos de Cristo<br />
permaneciendo firmes donde las verdades de la Biblia los han colocado, son dignos del<br />
nombre que llevan.<br />
La elección de <strong>un</strong> nombre para la Iglesia, hecha en 1860, fue <strong>un</strong>a elección crucial<br />
por <strong>un</strong>a variedad de razones. Aquellos que hicieron la elección no tenían manera de saber<br />
entonces que con el tiempo sería la designación oficial de <strong>un</strong> cuerpo de creyentes de más<br />
de dos millones 3 que circ<strong>un</strong>da el globo. Los viajeros a nivel m<strong>un</strong>dial que visitan hoy los<br />
poblados en el extremo norte del planeta, encuentran <strong>un</strong>a iglesia Syvende-dags Advent-<br />
2 Nota del traductor: En inglés, “Conference”. Igualmente el nombre oficial es “General Conference of<br />
Seventh-day Adventists”.<br />
3 Nota del traductor: En la actualidad la Iglesia Adventista del Séptimo Día supera los 16 millones de<br />
miembros a nivel m<strong>un</strong>dial
kirken 4 en Hammerfest encima del Círculo Ártico, y aquellos que llegan a P<strong>un</strong>ta Arenas en<br />
el Estrecho de Magallanes al extremo sur de Sudamérica, encuentran <strong>un</strong>a iglesia<br />
Adventista del Séptimo Día. Y en el medio, al Este y al Oeste, al Norte y al Sur en 557<br />
idiomas, el nombre es la marca identificadora de los descendientes en la fe de aquellos<br />
que eligieron el nombre Adventistas del Séptimo Día en Battle Creek el 1º de octubre de<br />
1860.<br />
FUENTES<br />
LIBROS<br />
Loughborough, J. N. Rise and Progress of Seventh-day Adventist. Nashville, Tennessee,:<br />
Southern Publishing Association, 1905.<br />
Mitchell, David. Seventh-day Adventist: Faith In Action. New York: Vantage Press, 1958.<br />
“Seventh-day Adventist”. Seventh-day Adventist Encyclopedia Commentary Reference<br />
Series. Washintong, D. C.: Review and Herald Publishing Association, 1960.<br />
Spalding, Arthur W. Origin and History of Seventh-day Adventists Vol. I Washington, D.C.:<br />
Review and Herald Publishing Association, 1961.<br />
<strong>White</strong>, Ellen G. Early Writings. Washington D.C.: Review and Herald Publishing<br />
Association, 1945.<br />
__________Testimonies for the Church, Vol. I. Mo<strong>un</strong>tain View, Calif.: Pacific Press<br />
Publishing Association, 1948.<br />
REVISTAS<br />
Advent Harbinger and Bible Advocate. (August 16, 1851)<br />
Review and Herald. 14-16 (August 18, 1859-November 6, 1860)<br />
4 Syvende-dags Advent-kirken, significa en noruego “Adventista del Séptimo Día”.
CARTAS<br />
Ellen G. <strong>White</strong>. Letter 110, 1902. Quoted in The Remnant, p. 58.<br />
Ellen G. <strong>White</strong> to Dr. E. R. Caro, January 4, 1902. Letter 6, 1903.