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Leccionarios Dominicales - Iglesia Episcopal en Colombia

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<strong>Leccionarios</strong><br />

<strong>Dominicales</strong><br />

Producido por La Diócesis <strong>Episcopal</strong> de Los Angeles<br />

Oficina de Ministerios Multiculturales<br />

Ministerio Hispano<br />

El Rever<strong>en</strong>do Floyd Náters Gamarra<br />

Misionero Diocesano para los Ministerios Multiculturales<br />

Segunda Edición: Sra. Petra Barragán y Rvdo. Carlos A. Gacía<br />

Diócesis de Los Angeles<br />

Ministerio Hispano<br />

Primera Edición <strong>en</strong> Disco Compacto.<br />

Programación y diseño para Disco Compacto:<br />

Rvdo. Jaime Yong Patiño, Sr. Juan Catarino Fierro.<br />

Diócesis de Los Angeles<br />

Ministerio Hispano<br />

2001


Los textos bíblicos son tomados son tomados de la Biblia DIOS HABLA HOY,<br />

Versión Popular, propiedad literaria de Sociedad Bíblicas Unidas, 1966,<br />

1970, 1979, 1983. Las colectas y los salmos son tomados de El Libro de<br />

Oración Común, propiedad literaria de The church P<strong>en</strong>sion Fund, 1982.<br />

Ambos son usados con el permiso correspondi<strong>en</strong>te.<br />

Portions of this book may be reproduce by a congregation for its own use.<br />

commercial or large-scale reproduction, or reproduction for sale, of any<br />

portion of this book or of the book as a whole, without the writt<strong>en</strong> permission<br />

of the Church Hymnal corporation is prohibited.<br />

Diócesis <strong>Episcopal</strong> de Los Angeles<br />

Oficina de Ministerios Multiculturales<br />

Ministerio Hispano<br />

P.O. Box 512164<br />

Los Angeles, CA 90051<br />

<strong>Episcopal</strong> Diocese of Los Angeles<br />

Multicultural Ministries<br />

Hispanic Ministry Office<br />

840 Echo Park Ave.<br />

Los Angeles, CA 90051


Leccionario<br />

Dominical<br />

Año A


LA ESTACION DE ADVIENTO<br />

Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to 1<br />

Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to 3<br />

Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to 5<br />

Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to 7<br />

LA ESTACION DE NAVIDAD<br />

Día de Navidad I 9<br />

Día de Navidad II 11<br />

Día de Navidad III 13<br />

Primer Domingo después de Navidad 15<br />

El Santo Nombre de Jesús 17<br />

Segundo Domingo después de Navidad 19<br />

LA ESTACION DE LA EPIFANIA<br />

La Epifanía 21<br />

Primer Domingo después de la Epifanía 23<br />

Segundo Domingo después de la Epifanía 25<br />

Tercer Domingo después de la Epifanía 27<br />

La Pres<strong>en</strong>tación 29<br />

Cuarto Domingo después de la Epifanía 31<br />

Quinto Domingo después de la Epifanía 33<br />

Sexto Domingo después de la Epifanía 35<br />

Séptimo Domingo después de la Epifanía 37<br />

Octavo Domingo después de la Epifanía 39<br />

Ultimo Domingo después de la Epifanía 41<br />

LA ESTACION DE CUARESMA<br />

Miércoles de C<strong>en</strong>iza 43<br />

Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 45<br />

Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 48<br />

Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 51<br />

Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 54<br />

Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 57<br />

LA ESTACION DE PASCUA<br />

Día de Pascua 60<br />

Segundo Domingo de Pascua 62<br />

Tercer Domingo de Pascua 64<br />

Cuarto Domingo de Pascua 67<br />

Quinto Domingo de Pascua 69<br />

Sexto Domingo de Pascua 72<br />

Día de la Asc<strong>en</strong>sión 74<br />

Leccionario Dominical Ciclo A Índice


Séptimo Domingo de Pascua 76<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés 78<br />

LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

Primer Domingo después de P<strong>en</strong>tecostés Domingo de Trinidad 80<br />

Propio 1 82<br />

Propio 2 84<br />

Propio 3 86<br />

Propio 4 89<br />

Propio 5 91<br />

Propio 6 93<br />

Propio 7 95<br />

Propio 8 98<br />

Propio 9 100<br />

Propio 10 102<br />

Propio 11 105<br />

Propio 12 107<br />

Propio 13 109<br />

Propio 14 111<br />

Propio 15 113<br />

Propio 16 115<br />

Propio 17 117<br />

Propio 18 119<br />

Propio 19 121<br />

Propio 20 123<br />

Propio 21 126<br />

Propio 22 128<br />

Propio 23 130<br />

Propio 24 132<br />

Propio 25 134<br />

Día de Todos los Santos 136<br />

Propio 26 139<br />

Propio 27 141<br />

Propio 28 143<br />

Propio 29 145<br />

Leccionario Dominical Ciclo A Índice


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, danos gracia para despojarnos de las obras de las tinieblas y revestirnos con las<br />

armas de la luz, ahora <strong>en</strong> esta vida mortal, <strong>en</strong> la cual Jesucristo tu Hijo, con gran humildad, vino a<br />

visitarnos; a fin de que <strong>en</strong> el día postrero, cuando vuelva con majestad gloriosa a juzgar a vivos y muertos,<br />

resucitemos a la vida inmortal; mediante él, qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 2:1-5<br />

Estas son las profecías que Isaías, hijo de Amos recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén: En<br />

los últimos tiempos quedará afirmado el monte donde se halla el templo del Señor. Será el monte más alto,<br />

más alto que cualquier otro monte. Todas las naciones v<strong>en</strong>drán a él; pueblos numerosos llegarán, dici<strong>en</strong>do:<br />

"V<strong>en</strong>gan, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob, para que él nos <strong>en</strong>señe sus caminos y<br />

podamos andar por sus s<strong>en</strong>deros." Porque de Sión saldrá la <strong>en</strong>señanza del Señor, de Jerusalén v<strong>en</strong>drá su<br />

palabra. El Señor juzgará <strong>en</strong>tre las naciones y decidirá los pleitos de pueblos numerosos. Ellos convertirán<br />

sus espadas <strong>en</strong> arados y sus lanzas <strong>en</strong> hoces. Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro ni a<br />

recibir instrucción para la guerra. ¡Vamos, pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 122 (Página 670 L.O.C.)<br />

l. Me alegré cuando me dijeron: *<br />

"Vamos a la casa del Señor".<br />

2. Ya están pisando nuestros pies*<br />

tus umbrales, oh Jerusalén.<br />

3. Jerusalén está edificada*<br />

como ciudad bi<strong>en</strong> unida <strong>en</strong>tre sí.<br />

4. Allá sub<strong>en</strong> las tribus, las tribus del Señor, la asamblea de Israel,*<br />

para alabar el Nombre del Señor;<br />

5. Porque allá están los tronos del juicio,*<br />

los tronos de la casa de David.<br />

6. Or<strong>en</strong> por la paz de Jerusalén:*<br />

"Que prosper<strong>en</strong> los que te aman.<br />

7. Haya paz d<strong>en</strong>tro de tus muros,*<br />

sosiego d<strong>en</strong>tro de tus ciudadelas.<br />

8. Por amor de mis hermanos y mis compañeros,*<br />

digo de corazón: 'La paz contigo'.<br />

9. Por amor de la casa del Señor nuestro Dios.*<br />

buscaré hacerte el bi<strong>en</strong>".<br />

Leccionario Dominical, Año A 1


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA Romanos 13:8-l4<br />

No t<strong>en</strong>gan deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> unos con otros; pues el que ama<br />

a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ord<strong>en</strong>a. Los mandami<strong>en</strong>tos dic<strong>en</strong>: "No cometas adulterio,<br />

no mates, no robes, no codicies", pero estos y los demás mandami<strong>en</strong>tos quedan compr<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> estas<br />

palabras: "Ama a tu prójimo como a ti mismo," El que ti<strong>en</strong>e amor no hace mal al prójimo; así que <strong>en</strong> el<br />

amor se cumple perfectam<strong>en</strong>te la ley.<br />

En todo esto t<strong>en</strong>gan <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el tiempo <strong>en</strong> que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del<br />

sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos <strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje. La<br />

noche está muy avanzada, y se acerca el día, por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y<br />

revistámonos de la luz, como un soldado se reviste de su armadura. Actuemos con dec<strong>en</strong>cia, como <strong>en</strong><br />

pl<strong>en</strong>o día. No andemos <strong>en</strong> borracheras y banquetes ruidosos, ni <strong>en</strong> inmoralidades y vicios, ni <strong>en</strong> discordias<br />

y <strong>en</strong>vidias. Al contrario, revístanse ustedes del Señor Jesucristo como de una armadura, y no busqu<strong>en</strong><br />

satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO24:37-44<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Como sucedió <strong>en</strong> tiempos de Noé, así sucederá también cuando regrese el Hijo del hombre. En<br />

aquellos tiempos antes del diluvio, y hasta el día <strong>en</strong> que Noé <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la barca, la g<strong>en</strong>te comía y bebía y se<br />

casaba. Pero cuando m<strong>en</strong>os lo esperaban, vino el diluvio y se los llevó a todos. Así sucederá también<br />

cuando regrese el Hijo del hombre. En aquel mom<strong>en</strong>to estarán dos hombres <strong>en</strong> el campo: uno será llevado<br />

y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moli<strong>en</strong>do: una será llevada y la otra será dejada.<br />

"Manténganse ustedes despiertos, porque no sab<strong>en</strong> a que hora va a v<strong>en</strong>ir su Señor. Pero sepan esto,<br />

que si el dueño de una casa supiera a que hora de la noche va a llegar el ladrón, se mant<strong>en</strong>dría despierto y<br />

no dejaría que nadie se metiera <strong>en</strong> su casa a robar. Por eso, ustedes también estén preparados; porque el<br />

Hijo del hombre v<strong>en</strong>drá cuando m<strong>en</strong>os lo esper<strong>en</strong>.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 2


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios de misericordia, que <strong>en</strong>viaste a tus m<strong>en</strong>sajeros, los profetas, a predicar el arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to y<br />

preparar el camino de nuestra salvación: Danos gracia para at<strong>en</strong>der sus advert<strong>en</strong>cias y abandonar nuestros<br />

pecados, a fin de que recibamos gozosam<strong>en</strong>te la v<strong>en</strong>ida de Jesucristo nuestro Red<strong>en</strong>tor; que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 11:1-l0<br />

De ese tronco que es Isaí, sale un retoño, un retoño brota de sus raíces. El espíritu del Señor está<br />

continuam<strong>en</strong>te sobre él, y le dará sabiduría, intelig<strong>en</strong>cia, prud<strong>en</strong>cia, fuerza, conocimi<strong>en</strong>to y temor del<br />

Señor. El no juzgará por la sola apari<strong>en</strong>cia, ni dará su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia fundándose <strong>en</strong> rumores. Juzgará con<br />

justicia a los débiles y def<strong>en</strong>derá los derechos de los pobres del país. Sus palabras serán como una vara<br />

para castigar al viol<strong>en</strong>to, y con el soplo de su boca hará morir al malvado. Siempre irá revestido de justicia<br />

y verdad. Entonces el lobo y el cordero vivirán <strong>en</strong> paz, el tigre yel cabrito descansarán juntos, el becerro y<br />

el león crecerán uno al lado del otro, y se dejarán guiar por un niño pequeño.<br />

La vaca y la osa serán amigas, y sus crías descansarán juntas. El león comerá pasto, como el buey. El<br />

niño podrá jugar <strong>en</strong> el hoyo de la cobra, podrá meter la mano <strong>en</strong> el nido de la víbora. En todo mi monte<br />

santo no habrá qui<strong>en</strong> haga ningún daño, porque así como el agua ll<strong>en</strong>a el mar, así el conocimi<strong>en</strong>to del<br />

Señor ll<strong>en</strong>ará todo el país. En ese tiempo el retoño de esta raíz que es Isaí se levantará como una señal para<br />

los pueblos, las naciones irán <strong>en</strong> su busca, y el sitio <strong>en</strong> que esté será glorioso.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 72:l-8 (Página 581 L.O.C.)<br />

l. Oh Dios, da tu juicio al Rey,*<br />

y tu justicia al Hijo del Rey:<br />

2. Para que rija a tu pueblo con justicia,*<br />

y a tus pobres con juicio;<br />

3. Para que los montes traigan prosperidad a tu pueblo,*<br />

y los collados justicia.<br />

4. Def<strong>en</strong>derá a los necesitados del pueblo;*<br />

rescatará a los pobres y aplastará al opresor.<br />

5. Vivirá mi<strong>en</strong>tras dur<strong>en</strong> el sol y la luna,*<br />

de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

6. Desc<strong>en</strong>derá como el agua sobre el campo segado,*<br />

como la lluvia que empapa la tierra seca.<br />

7. En aquel día florecerán los justos,*<br />

y habrá abundancia de paz, hasta que no haya luna.<br />

8. Dominará de mar a mar,*<br />

y del río hasta los confines de la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año A 3


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA Romanos 15:4-13<br />

Todo lo que antes se dijo <strong>en</strong> las Escrituras, se escribió para nuestra instrucción, para que con<br />

constancia y con el consuelo que de ellas recibimos, t<strong>en</strong>gamos esperanza. Y Dios, que es qui<strong>en</strong> da<br />

constancia y consuelo, los ayude a ustedes a vivir <strong>en</strong> armonía unos con otros, conforme el ejemplo de<br />

Cristo Jesús, para que todos juntos, a una sola voz, alab<strong>en</strong> al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Así<br />

pues, recíbanse los unos a los otros, como también Cristo los recibió a ustedes, para gloria de Dios. Puedo<br />

decirles que Cristo vino a servir a los judíos para cumplir las promesas hechas a nuestros antepasados y<br />

demostrar así que Dios es fiel a lo que promete. Vino también para que los no judíos alab<strong>en</strong> a Dios por su<br />

misericordia, según dice la Escritura: "Por eso te alabaré <strong>en</strong>tre las naciones y cantaré himnos a tu nombre."<br />

En otra parte, la escritura dice: "¡Alégr<strong>en</strong>se, naciones, con el pueblo de Dios!" Y <strong>en</strong> otro lugar dice:<br />

"Naciones y pueblos todos, ¡alab<strong>en</strong> al Señor!" Isaías también escribió: "Brotará la raíz de Isaí, que se<br />

levantará para gobernar a las naciones, las cuales pondrán <strong>en</strong> él su esperanza". Que Dios, que da esperanza,<br />

los ll<strong>en</strong>e de alegría y paz a ustedes que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> él, y les dé abundante esperanza por el poder del<br />

Espíritu Santo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO3:L-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquel tiempo se pres<strong>en</strong>tó Juan el Bautista <strong>en</strong> el desierto de Judea. En su proclamación decía:<br />

"¡Vuélvanse a Dios, porque el reino de Dios está cerca!" Juan era aquel de qui<strong>en</strong> el profeta Isaías había<br />

escrito: "Una voz grita <strong>en</strong> el desierto: 'Prepar<strong>en</strong> el camino del Señor; ábranle un camino recto.'" La ropa<br />

de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; su comida era<br />

langostas y miel del monte. La g<strong>en</strong>te de Jerusalén y todos los de la región de Judea y de la región cercana<br />

al Jordán salían a oírle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba <strong>en</strong> el río Jordán.<br />

Pero cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: "¡Raza de<br />

víboras! ¿Quién les ha dicho a ustedes que van a librase del terrible castigo que se acerca? Pórt<strong>en</strong>se de tal<br />

modo que se vea claram<strong>en</strong>te que se han vuelto al Señor, y no presuman diciéndose a sí mismos: 'Nosotros<br />

somos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham', porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas<br />

<strong>en</strong> desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham'. El hacha ya está lista para cortar los árboles de raíz. Todo árbol que no da<br />

bu<strong>en</strong> fruto, se corta y se echa al fuego. Yo, <strong>en</strong> verdad, los bautizo con agua para invitarlos a que se vuelvan<br />

a Dios; pero el que vi<strong>en</strong>e después de mí los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más<br />

poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle sus sandalias. Trae su pala <strong>en</strong> la mano, y limpiará el<br />

trigo y lo separará de la paja. Guardará su trigo <strong>en</strong> el granero, pero quemará la paja <strong>en</strong> un fuego que nunca<br />

se apagará."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 4


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Suscita tu poder, oh Señor, y con gran pot<strong>en</strong>cia v<strong>en</strong> a nosotros; ya que estamos impedidos<br />

p<strong>en</strong>osam<strong>en</strong>te por nuestros pecados, haz que tu abundante gracia y misericordia nos ayud<strong>en</strong> y libr<strong>en</strong><br />

prontam<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, a qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo, sea el honor y la gloria,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 35:l-10<br />

Que se alegre el desierto, tierra seca; que se ll<strong>en</strong>e de alegría, que florezca, que produzca flores como<br />

el lirio, que se ll<strong>en</strong>e de gozo y alegría. Dios lo va a hacer tan bello como el Líbano, tan fértil como el<br />

Carmelo y el valle de Sarón. Todos verán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios. Fortalezcan a<br />

los débiles, d<strong>en</strong> valor a los cansados, digan a los tímidos: "¡Animo, no t<strong>en</strong>gan miedo! ¡Aquí está su Dios<br />

para salvarlos, y a sus <strong>en</strong>emigos los castigará como merec<strong>en</strong>!" Entonces los ciegos verán y los sordos<br />

oirán; los lisiados saltarán como v<strong>en</strong>ados y los mudos gritarán.<br />

En el desierto, tierra seca, brotará el agua a torr<strong>en</strong>tes. El desierto será un lago, la tierra seca se<br />

ll<strong>en</strong>ará de manantiales. Donde ahora viv<strong>en</strong> los chacales, crecerán cañas y juncos. Y habrá allí una calzada<br />

que se llamará "el camino sagrado.” Los que no estén purificados no podrán pasar por él; los necios no<br />

andarán por él. Allí no habrá leones ni se acercarán las fieras. Por ese camino volverán los libertados, los<br />

que el Señor ha redimido; <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> Sión con cantos de alegría, y siempre vivirán alegres. Hallarán<br />

felicidad y dicha, y desaparecerán el llanto y el dolor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 146:4-9 (Página 693 L.O.C.)<br />

4. ¡Dichosos aquellos cuya ayuda es el Dios de Jacob,*<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5. El cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay,*<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6. Que hace justicia a los oprimidos,*<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7. El Señor liberta a los cautivos; el Señor abre los ojos a los ciegos;*<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8. El Señor ama a los justos; el Señor protege a los forasteros;*<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda, pero trastorna el camino de los malvados<br />

9. Reinará el Señor para siempre,*<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración. ¡Aleluya!<br />

Leccionario Dominical, Año A 5


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA Santiago 5:7-l0<br />

Pero ustedes, hermanos, t<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia hasta que el Señor v<strong>en</strong>ga. El campesino que espera recoger<br />

la preciosa cosecha, ti<strong>en</strong>e que aguardar con paci<strong>en</strong>cia las temporadas de lluvia. Ustedes también t<strong>en</strong>gan<br />

paci<strong>en</strong>cia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá el Señor. Hermanos, no se quej<strong>en</strong> unos de<br />

otros, para que no sean juzgados; pues Dios, que es el Juez, está ya a la puerta. Hermanos míos, tom<strong>en</strong><br />

como ejemplo de sufrimi<strong>en</strong>to y paci<strong>en</strong>cia a los profetas que hablaron <strong>en</strong> nombre del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos Gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO11:2-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Juan, que estaba <strong>en</strong> la cárcel, tuvo noticias de lo que Cristo estaba haci<strong>en</strong>do. Entonces <strong>en</strong>vió algunos<br />

de sus seguidores a que le preguntaran si él era de veras el que había de v<strong>en</strong>ir, o si debían esperar a otro.<br />

Jesús les contestó: "Vayan y díganle a Juan lo que están vi<strong>en</strong>do y oy<strong>en</strong>do. Cuént<strong>en</strong>le que los ciegos v<strong>en</strong>,<br />

los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su <strong>en</strong>fermedad, los sordos oy<strong>en</strong>, los muertos vuelv<strong>en</strong> a la<br />

vida y a los pobres se les anuncia el m<strong>en</strong>saje de salvación. ¡Y dichoso aquel que no pierda su confianza <strong>en</strong><br />

mí!".<br />

Cuando ellos se fueron, Jesús com<strong>en</strong>zó a hablar a la g<strong>en</strong>te acerca de Juan, dici<strong>en</strong>do: "¿Qué salieron<br />

ustedes a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el vi<strong>en</strong>to? Y si no, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre<br />

vestido con lujo? Ustedes sab<strong>en</strong> que los que se vist<strong>en</strong> con lujo están <strong>en</strong> las casas de los reyes. En fin, ¿a<br />

qué salieron? ¿A ver a un profeta? Sí, de veras, y a uno que es mucho más que profeta. Juan es aquel<br />

de qui<strong>en</strong> dice la Escritura: 'Yo <strong>en</strong>vío mi m<strong>en</strong>sajero delante de ti, para que te prepare el camino'. Les<br />

aseguro que, <strong>en</strong>tre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el<br />

más pequeño <strong>en</strong> el reino de Dios es más grande que él.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 6


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, te suplicamos que purifiques nuestra conci<strong>en</strong>cia con tu visitación diaria, para<br />

que, cuando v<strong>en</strong>ga tu Hijo Jesucristo, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> nosotros la mansión que le ha sido preparada; qui<strong>en</strong><br />

vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 7:l0-l7<br />

El Señor dijo también a Acaz: "Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya<br />

sea abajo <strong>en</strong> lo más profundo o arriba <strong>en</strong> lo más alto." Acaz contestó: "No, yo no voy a poner a prueba al<br />

Señor pidiéndole una señal." Entonces Isaías dijo: "Escuch<strong>en</strong> ustedes, los de la casa real de David. ¿Les<br />

parece poco molestar a los hombres, que quier<strong>en</strong> también molestar a mi Dios? Pues el Señor mismo les va<br />

a dar una señal: La jov<strong>en</strong> está <strong>en</strong>cinta y va a t<strong>en</strong>er un hijo, al que pondrá por nombre Emmnuel. En los<br />

primeros años de vida del niño, se comerá leche cuajada y miel. Pero antes de que el niño t<strong>en</strong>ga uso de<br />

razón, el país de los dos reyes que te causan miedo quedará abandonado. "El Señor hará v<strong>en</strong>ir sobre ti,<br />

sobre tu pueblo y la casa real, días como no habían v<strong>en</strong>ido desde que Efraín se separó de Judá."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 24:l-7 (Página 512 L.O.C.)<br />

l. Del Señor es la tierra y su pl<strong>en</strong>itud,*<br />

el mundo y los que <strong>en</strong> él habitan;<br />

2. Porque él la fundó sobre los mares,*<br />

y la afirmó sobre los ríos del abismo.<br />

3. "¿Quién subirá al monte del Señor?*<br />

Y ¿quién estará <strong>en</strong> su santo lugar?"<br />

4. "El limpio de manos, y puro de corazón,*<br />

el que no ha elevado su m<strong>en</strong>te a un ídolo, ni jurado por dios falso.<br />

5. Recibiré b<strong>en</strong>dición del Señor,*<br />

y recomp<strong>en</strong>sa merecida del Dios de su salvación".<br />

6. Tal es la g<strong>en</strong>eración de los que le buscan,*<br />

de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.<br />

7. Alc<strong>en</strong>, oh puertas, sus cabezas; álc<strong>en</strong>se, oh puertas del Eterno;*<br />

y <strong>en</strong>trará el Rey de gloria.<br />

EPÍSTOLA Romanos 1:1-7<br />

Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, escribo esta carta. Dios me llamó y me apartó para ser apóstol suyo,<br />

para anunciar su m<strong>en</strong>saje de salvación. Por medio de sus profetas, Dios ya había comunicado este m<strong>en</strong>saje<br />

<strong>en</strong> las santas Escrituras. Es el m<strong>en</strong>saje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que como hombre fue<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David, pero como espíritu santificador y por el hecho de haber resucitado, fue<br />

declarado Hijo de Dios y se le dieron pl<strong>en</strong>os poderes.<br />

Leccionario Dominical, Año A 7


LA ESTACIÓN DE ADVIENTO Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

Por medio de Jesucristo, Dios me ha concedido el privilegio de ser su apóstol, y de anunciar su<br />

nombre, para que <strong>en</strong> todas las naciones haya qui<strong>en</strong>es crean <strong>en</strong> él y le obedezcan. Entre ellos están también<br />

ustedes, que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar parte de su<br />

pueblo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 1:18-25<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El nacimi<strong>en</strong>to de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José;<br />

pero antes que vivieran juntos, se <strong>en</strong>contró <strong>en</strong>cinta por el poder del Espíritu Santo. José, su marido, que era<br />

un hombre justo y no quería d<strong>en</strong>unciar públicam<strong>en</strong>te a María, decidió separarse de ella <strong>en</strong> secreto. Ya<br />

había p<strong>en</strong>sado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong> sueños y le dijo: "José,<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David, no t<strong>en</strong>gas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que va a t<strong>en</strong>er es del<br />

Espíritu Santo. María t<strong>en</strong>drá un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su<br />

pueblo de sus pecados."<br />

Todo esto sucedió, para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: "La<br />

virg<strong>en</strong> quedará <strong>en</strong>cinta y t<strong>en</strong>drá un hijo, al que pondrán por nombre Emmanuel" (que significa: "Dios con<br />

nosotros") Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y tomó a<br />

María por esposa. Pero no vivieron como esposos hasta que ella dio a luz a su hijo, al que José puso por<br />

nombre Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 8


DIA DE NAVIDAD I<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer [este día]<br />

de una virg<strong>en</strong> pura: Concede que, si<strong>en</strong>do nacidos de nuevo y hechos tus hijos por adopción y gracia,<br />

seamos r<strong>en</strong>ovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a qui<strong>en</strong> contigo y el<br />

mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 9:2-4,6-7<br />

El pueblo que andaba <strong>en</strong> la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían <strong>en</strong><br />

tinieblas. Señor, has traído una gran alegría; muy grande es el gozo. Todos se alegran delante de ti como <strong>en</strong><br />

tiempo de cosecha, como se alegran los que se repart<strong>en</strong> grandes riquezas. Porque tú has desecho la<br />

esclavitud que oprimía al pueblo, la opresión que lo afligía, la tiranía a que estaba sometido. Fue como<br />

cuando destruiste a Madián. Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha<br />

concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable <strong>en</strong> sus planes, Dios inv<strong>en</strong>cible,<br />

Padre eterno, Príncipe de la paz. Se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> el trono de David; ext<strong>en</strong>derá su poder real a todas partes y<br />

la paz no se acabar; su reinado quedará bi<strong>en</strong> establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde<br />

ahora y para siempre. Esto lo hará el ardi<strong>en</strong>te amor del Señor todopoderoso.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-4,11-12 (Página 619 L.O.C.)<br />

1. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2. Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre;*<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria,*<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza;*<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

11. Alégr<strong>en</strong>se los cielos, y gócese la tierra; tru<strong>en</strong>e la mar y su pl<strong>en</strong>itud;*<br />

regocíjese el campo, y todo lo que <strong>en</strong> él está.<br />

12. Entonces aclamarán con júbilo todos los árboles del bosque,<br />

delante del Señor cuando llegue,*<br />

cuando llegue a juzgar la tierra.<br />

EPÍSTOLA Tito 2:11-14<br />

Pues Dios nos ha mostrado su bondad, la cual trae la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de<br />

Dios nos <strong>en</strong>seña a dejar la maldad y los deseos mundanos, y a llevar <strong>en</strong> este mundo una vida de bu<strong>en</strong><br />

juicio, rectitud y devoción a Dios, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> espera del feliz cumplimi<strong>en</strong>to de lo que se nos ha<br />

prometido: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se <strong>en</strong>tregó a la muerte por<br />

Leccionario Dominical, Año A 9


DIA DE NAVIDAD I<br />

nosotros, para salvarnos de toda maldad y limpiarnos completam<strong>en</strong>te, para que seamos suyos, deseosos de<br />

hacer el bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:1-14[15-20]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquel tiempo, el emperador Augusto ord<strong>en</strong>ó que se hiciera un c<strong>en</strong>so de todo el mundo. Este<br />

primer c<strong>en</strong>so fue hecho si<strong>en</strong>do Cir<strong>en</strong>io gobernador de Siria. Todos t<strong>en</strong>ían que ir a inscribirse a su propio<br />

pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, <strong>en</strong> Judea,<br />

donde había nacido el rey David, porque José era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David. Fue allá a inscribirse, junto con<br />

María, que estaba comprometida para casarse con él y se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>cinta. Y sucedió que mi<strong>en</strong>tras<br />

estaban <strong>en</strong> Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong><br />

pañales y lo acostó <strong>en</strong> el establo, porque no había alojami<strong>en</strong>to para ellos <strong>en</strong> el mesón.<br />

Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche <strong>en</strong> el campo cuidando sus ovejas. De<br />

pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho<br />

miedo. Pero el ángel les dijo: "No t<strong>en</strong>gan miedo, porque les traigo una bu<strong>en</strong>a noticia, que será motivo de<br />

gran alegría para todos: Hoy les ha nacido <strong>en</strong> el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.<br />

Como señal, <strong>en</strong>contrarán ustedes al niño <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> pañales y acostado <strong>en</strong> un establo." En aquel<br />

mom<strong>en</strong>to aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:<br />

“¡Gloria a Dios <strong>en</strong> las alturas! ¡Paz <strong>en</strong> la tierra <strong>en</strong>tre los hombres que gozan de su favor!"<br />

[Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos,<br />

pues a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron deprisa y <strong>en</strong>contraron a<br />

María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les<br />

había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. María<br />

guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron dando<br />

gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 10


DIA DE NAVIDAD II<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que has hecho resplandecer esta noche santa con la claridad de la Luz verdadera: Concede<br />

a los que hemos conocido el misterio de esa Luz <strong>en</strong> la tierra, que también nos gocemos de él pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

el cielo; donde vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 62:6-7.10-12<br />

Jerusalén, <strong>en</strong> tus murallas he puesto c<strong>en</strong>tinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: "No se<br />

qued<strong>en</strong> callados los que invocan al Señor, no lo dej<strong>en</strong> descansar hasta que haya reconstruido a Jerusalén y<br />

haya hecho que todo el mundo lo alabe. Salgan, salgan por las puertas, prepar<strong>en</strong> el camino para mi<br />

pueblo. Construyan con cuidado la calzada y límpi<strong>en</strong>la de piedras; levant<strong>en</strong> la señal para llamar a las<br />

naciones. El Señor anuncia esto hasta el extremo de la tierra: "Digan a la ciudad de Sión que ha llegado<br />

ya su salvador. El Señor trae a su pueblo después de haberlo rescatado. A los israelitas los llamarán "El<br />

pueblo santo", "Los libertados por el Señor", y a Jerusalén, "La ciudad deseada", "La ciudad no<br />

abandonada".<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 97:l-4,11-12 (Página 620 L.O.C.)<br />

l. El Señor es Rey; regocíjese la tierra;*<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2. Nubes y oscuridad alrededor de él;*<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

3. Fuego va delante de él,*<br />

y abrasa a sus <strong>en</strong>emigos alrededor.<br />

4. Sus relámpagos alumbran el mundo;*<br />

viéndolo, la tierra se estremece.<br />

ll. Brota la luz para el justo,*<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

l2. Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor,*<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

EPÍSTOLA Tito 3:4-7<br />

Pero cuando Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, nos salvó, no<br />

porque nosotros hubiéramos hecho nada bu<strong>en</strong>o, sino porque tuvo compasión de nosotros. Por medio del<br />

lavami<strong>en</strong>to nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida; y por<br />

medio de nuestro Salvador Jesucristo nos ha dado el Espíritu Santo <strong>en</strong> abundancia, para que, habiéndonos<br />

librado de culpa por su bondad, recibamos la vida eterna que esperamos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año A 11


DIA DE NAVIDAD II<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:[1-14]15-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Por aquel tiempo, el emperador Augusto ord<strong>en</strong>ó que se hiciera un c<strong>en</strong>so de todo el mundo. Este<br />

primer c<strong>en</strong>so fue hecho si<strong>en</strong>do Cir<strong>en</strong>io gobernador de Siria. Todos t<strong>en</strong>ían que ir a inscribirse a su propio<br />

pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, <strong>en</strong> Judea,<br />

donde había nacido el rey David, porque José era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David. Fue allá a inscribirse, junto con<br />

María, que estaba comprometida para casarse con él y se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>cinta. Y sucedió que mi<strong>en</strong>tras<br />

estaban <strong>en</strong> Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong><br />

pañales y lo acostó <strong>en</strong> el establo, porque no había alojami<strong>en</strong>to para ellos <strong>en</strong> el mesón.<br />

Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche <strong>en</strong> el campo cuidando sus ovejas. De<br />

pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho<br />

miedo. Pero el ángel les dijo: "No t<strong>en</strong>gan miedo, porque les traigo una bu<strong>en</strong>a noticia, que será motivo de<br />

gran alegría para todos: Hoy les ha nacido <strong>en</strong> el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.<br />

Como señal, <strong>en</strong>contrarán ustedes al niño <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> pañales y acostado <strong>en</strong> un establo."<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y<br />

decían: “¡Gloria a Dios <strong>en</strong> las alturas! ¡Paz <strong>en</strong> la tierra <strong>en</strong>tre los hombres que gozan de su favor!"]<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos,<br />

pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y <strong>en</strong>contraron<br />

a María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel<br />

les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores.<br />

María guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron<br />

dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había<br />

dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 12


DIA DE NAVIDAD III<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer (este día)<br />

de una virg<strong>en</strong> pura: Concede que, si<strong>en</strong>do nacidos de nuevo y hechos tus hijos por adopción y gracia,<br />

seamos r<strong>en</strong>ovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a qui<strong>en</strong> contigo y el<br />

mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:7-10<br />

¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae bu<strong>en</strong>as noticias, al que trae noticias de paz, al<br />

que anuncia la liberación y dice a Sión: "¡Tu Dios es rey"! ¡Escucha! Tus c<strong>en</strong>tinelas levantan la voz y a<br />

una dan gritos de triunfo, porque v<strong>en</strong> con sus propios ojos como vuelve el Señor a Sión. ¡Estall<strong>en</strong> <strong>en</strong> gritos<br />

de triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el ha t<strong>en</strong>ido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén! El<br />

Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios<br />

nos ha salvado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98:l-6 (Página 621 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2. Con su diestra, y con su santo brazo,*<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3. El Señor ha dado a conocer su victoria;*<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4. Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel;*<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

5. Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos;*<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6. Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa,*<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 1:1-12<br />

En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por<br />

medio de los profetas. Ahora, <strong>en</strong> estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó<br />

los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imag<strong>en</strong><br />

misma de lo que Dios es y el que sosti<strong>en</strong>e todas las cosas con su palabra poderosa. Después de limpiarnos<br />

de nuestros pecados, se ha s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el cielo, a la derecha del trono de Dios. El Hijo de Dios ha llegado a<br />

ser superior a los ángeles, pues ha recibido <strong>en</strong> her<strong>en</strong>cia un título mucho más importante que el de ellos.<br />

Porque Dios nunca dijo a ningún ángel: "Tú eres mi Hijo; yo te he <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado hoy." Ni dijo tampoco de<br />

Leccionario Dominical, Año A 13


DIA DE NAVIDAD III<br />

ningún ángel; "Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí." Pero <strong>en</strong> otro lugar, al pres<strong>en</strong>tar a su<br />

Hijo primogénito al mundo, dice: "Que todos los ángeles de Dios le ador<strong>en</strong>." Respecto a los ángeles, Dios<br />

dice: "Hace que sus ángeles sean como vi<strong>en</strong>tos, y como llamas de fuego sus servidores." Pero respecto al<br />

Hijo, dice: "Tu reinado, oh Dios, es eterno, y es un reinado de justicia. Has amado lo bu<strong>en</strong>o y odiado lo<br />

malo; por eso te ha escogido Dios, tu Dios, y te ha colmado de alegría más que a tus compañeros."<br />

También dice: "Tú, oh Señor, afirmaste la tierra desde el principio; tu mismo hiciste el cielo. Todo<br />

ello dejará de existir, pero tú permaneces para siempre. Todo ello se gastará como la ropa; ¡lo doblarás<br />

como se dobla un vestido, lo cambiarás como qui<strong>en</strong> se cambia de ropa! Pero tú eres el mismo; tu vida no<br />

terminará.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1: 1-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba<br />

<strong>en</strong> el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.<br />

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla <strong>en</strong> las tinieblas, y las tinieblas no<br />

han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera<br />

testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a<br />

dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad v<strong>en</strong>ía a este mundo. Aquel<br />

que es la Palabra estaba <strong>en</strong> el mundo y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo<br />

no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a qui<strong>en</strong>es lo recibieron<br />

y creyeron <strong>en</strong> él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la<br />

naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado. Aquel que es la Palabra se hizo<br />

hombre y vivió <strong>en</strong>tre nosotros, ll<strong>en</strong>o de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo<br />

único recibió del Padre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 14


LA ESTACION DE NAVIDAD Primer Domingo después de Navidad<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has derramado sobre nosotros la nueva luz de tu Verbo <strong>en</strong>carnado: Concede<br />

que esta luz, que arde <strong>en</strong> nuestro corazón, resplandezca <strong>en</strong> nuestra vida; mediante nuestro Señor Jesucristo,<br />

que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 61:1-10--62:3<br />

El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha <strong>en</strong>viado a dar bu<strong>en</strong>as<br />

noticias a los pobres, a aliviar a los afligidos, a anunciar libertad a los presos, libertad a los que están <strong>en</strong> la<br />

cárcel; a anunciar el año favorable del Señor, el día <strong>en</strong> que nuestro Dios nos v<strong>en</strong>gará de nuestros <strong>en</strong>emigos.<br />

Me ha <strong>en</strong>viado a consolar a todos los tristes, a dar a los afligidos de Sión una corona <strong>en</strong> vez de c<strong>en</strong>iza,<br />

perfume de alegría <strong>en</strong> vez de llanto, cantos de alabanza <strong>en</strong> vez de desesperación. Los llamarán "robles<br />

victoriosos", plantados por el Señor para mostrar su gloria.<br />

Se reconstruirán las viejas ruinas, se levantarán los edificios destruidos hace mucho, y se repararán<br />

las ciudades <strong>en</strong> ruinas. Los extranjeros se pondrán a cuidar los rebaños, los campos y los viñedos de<br />

ustedes. Y a ustedes los llamarán sacerdotes del Señor, siervos de nuestro Dios. Disfrutarán de la riqueza<br />

de otras naciones y se adornarán con el espl<strong>en</strong>dor de ellas. Y como mi pueblo ha t<strong>en</strong>ido que sufrir doble<br />

porción de deshonra e insultos, por eso recibirá <strong>en</strong> su país doble porción de riquezas y gozará de eterna<br />

alegría.<br />

Porque el Señor ama la justicia, y odia el robo y el crim<strong>en</strong>. Él les dará su recomp<strong>en</strong>sa y hará con<br />

ellos un pacto eterno. Sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes serán famosos <strong>en</strong>tre las naciones, todos los que los vean<br />

reconocerán que son un pueblo que el Señor ha b<strong>en</strong>decido. ¡Cómo me alegro <strong>en</strong> el Señor! Me ll<strong>en</strong>o de<br />

gozo <strong>en</strong> mi Dios, porque me ha brindado su salvación, me ha cubierto de victoria. Soy como un novio que<br />

se pone su corona o una novia que se adorna con sus joyas. Porque así como nac<strong>en</strong> las plantas de la tierra y<br />

brotan los retoños <strong>en</strong> un jardín, así hará el Señor que brote su victoria y que todas las naciones <strong>en</strong>ton<strong>en</strong><br />

cantos de alabanza. Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré<br />

hasta que tu victoria brille como el amanecer y tu salvación como una antorcha <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida. Las naciones<br />

verán tu salvación, todos los reyes verán tu gloria. Entonces t<strong>en</strong>drás un nombre nuevo que el Señor mismo<br />

te dará. Tu serás una hermosa corona real <strong>en</strong> la mano del Señor tu Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 147:13-2l (Página 694 L.O.C.)<br />

l3. Glorifica al Señor, oh Jerusalén;*<br />

alaba a tu Dios, oh Sión;<br />

l4. Porque ha fortalecido los cerrojos de tus puertas;*<br />

ha b<strong>en</strong>decido a tus hijos d<strong>en</strong>tro de ti.<br />

l5. Ha establecido la paz <strong>en</strong> tus fronteras;*<br />

te sacia con lo mejor del trigo.<br />

l6. Él <strong>en</strong>vía su decreto a la tierra,*<br />

y su palabra corre veloz.<br />

l7. Despliega la nieve como lana;*<br />

derrama la escarcha como c<strong>en</strong>iza.<br />

Leccionario Dominical, Año A 15


LA ESTACION DE NAVIDAD Primer Domingo después de Navidad<br />

l8. Esparce su granizo como migajas;*<br />

ante su frío, ¿quién resistirá?<br />

l9. Envía su palabra, y se derrit<strong>en</strong>;*<br />

sopla su vi<strong>en</strong>to, y corr<strong>en</strong> las aguas.<br />

20. Declara su palabra a Jacob,*<br />

sus estatutos y sus juicios a Israel.<br />

2l. No ha tratado así a ninguna otra nación,*<br />

ni les ha dado a conocer sus mandatos ¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA Gálatas 3:23-25; 4:4-7<br />

Antes de v<strong>en</strong>ir la fe, la ley nos t<strong>en</strong>ía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley, como<br />

el esclavo que conduce a los niños, nos condujo a Cristo, para que al creer <strong>en</strong> él pudiéramos ser hechos<br />

libres de culpa. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley. Pero<br />

cuando se cumplió el tiempo, Dios <strong>en</strong>vió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés,<br />

para dar libertad a los que estabamos bajo esa ley, para que Dios nos recibiera como a hijos. Y para<br />

mostrar que ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu<br />

clama: "¡Padre mío! Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de<br />

Dios que seas también su heredero.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:1-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba<br />

<strong>en</strong> el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.<br />

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla <strong>en</strong> las tinieblas, y las tinieblas no<br />

han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera<br />

testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a<br />

dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad v<strong>en</strong>ía a este mundo. Aquel<br />

que es la Palabra estaba <strong>en</strong> el mundo y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo<br />

no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a qui<strong>en</strong>es lo recibieron<br />

y creyeron <strong>en</strong> él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la<br />

naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado. Aquel que es la Palabra se hizo<br />

hombre y vivió <strong>en</strong>tre nosotros, ll<strong>en</strong>o de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo<br />

único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él, dici<strong>en</strong>do: "Este es aquel a qui<strong>en</strong> yo me refería cuando<br />

dije que el que vi<strong>en</strong>e después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.<br />

“De sus grandes riquezas, todos hemos recibido b<strong>en</strong>dición tras b<strong>en</strong>dición. La ley fue dada por medio<br />

de Moisés; el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios;<br />

el Hijo único, que es Dios y que vive <strong>en</strong> íntima comunión con el Padre, es qui<strong>en</strong> nos lo ha dado a conocer.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 16


EL SANTO NOMBRE DE JESUS Enero<br />

COLECTA<br />

Padre eterno, tú diste a tu Hijo <strong>en</strong>carnado el santo nombre de Jesús para ser el signo de nuestra<br />

salvación: Te suplicamos que siembres <strong>en</strong> cada corazón el amor de qui<strong>en</strong> es el Salvador del mundo,<br />

nuestro Señor Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Exodo 34:1-8<br />

El Señor le dijo a Moisés: -Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, para que yo<br />

escriba <strong>en</strong> ellas las mismas palabras que estaban escritas <strong>en</strong> las primeras tablas, las que hiciste pedazos.<br />

Prepárate también para subir al monte Sinaí mañana por la mañana, y preséntate ante mí <strong>en</strong> la parte más<br />

alta del monte. Nadie debe subir contigo, ni se debe ver a nadie por todo el monte; tampoco debe haber<br />

ovejas o vacas pastando fr<strong>en</strong>te al monte.<br />

Moisés cortó dos tablas de piedra iguales a las primeras. Al día sigui<strong>en</strong>te, muy temprano, tomó las<br />

dos tablas de piedra y subió al monte Sinaí, tal como el Señor se lo había ord<strong>en</strong>ado.<br />

Entonces el Señor bajó <strong>en</strong> una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre. Pasó<br />

delante de Moisés, dici<strong>en</strong>do <strong>en</strong> voz alta: -¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y<br />

grande <strong>en</strong> amor y verdad! Por mil g<strong>en</strong>eraciones se manti<strong>en</strong>e fiel <strong>en</strong> su amor y perdona la maldad, la<br />

rebeldía y el pecado; pero no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres <strong>en</strong> los<br />

hijos y <strong>en</strong> los nietos, <strong>en</strong> los bisnietos y <strong>en</strong> los tataranietos. Rápidam<strong>en</strong>te Moisés se inclinó hasta tocar el<br />

suelo con la fr<strong>en</strong>te, y adoró al Señor dici<strong>en</strong>do: -¡Señor! ¡Señor! Si <strong>en</strong> verdad me he ganado tu favor,<br />

acompáñanos. Esta g<strong>en</strong>te es realm<strong>en</strong>te muy terca, pero perdónanos nuestros pecados y maldad, y<br />

acéptanos como tu pueblo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 8 (Página 491 L.O.C.)<br />

l. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

2. Alabado es tu gloria sobre los cielos,*<br />

por la boca de los niños y de los que maman.<br />

3. Has fundado la fortaleza, a causa de tus <strong>en</strong>emigos,*<br />

para hacer callar al <strong>en</strong>emigo y al v<strong>en</strong>gador.<br />

4. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,*<br />

la luna y las estrellas que tú formaste,<br />

5. Digo: “¿Qué es el hombre, para que t<strong>en</strong>gas de él memoria,”*<br />

el hijo del hombre, que lo ampares?<br />

6. Le has hecho poco m<strong>en</strong>or que los ángeles,*<br />

y lo coronaste de gloria y honra.<br />

7. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;*<br />

todo lo pusiste debajo de sus pies.<br />

Leccionario Dominical, Año A 17


EL SANTO NOMBRE DE JESUS Enero<br />

8. Ovejas y bueyes, todo ello,*<br />

y asimismo las bestias del campo; (sigue)<br />

todo cuanto pasa por los s<strong>en</strong>deros del mar.<br />

9. Las aves de los cielos y los peces del mar,*<br />

l0. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

EPÍSTOLA Romanos 1:1-7<br />

Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, escribo esta carta. Dios me llamó y me apartó para ser apóstol suyo,<br />

para anunciar su m<strong>en</strong>saje de salvación. Por medio de sus profetas, Dios ya había comunicado este m<strong>en</strong>saje<br />

<strong>en</strong> las santas Escrituras. Es el m<strong>en</strong>saje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que como hombre fue<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David, pero como espíritu santificador y por el hecho de haber resucitado, fue<br />

declarado Hijo de Dios y se le dieron pl<strong>en</strong>os poderes.<br />

Por medio de Jesucristo, Dios me ha concedido el privilegio de ser su apóstol, y de anunciar su<br />

nombre, para que <strong>en</strong> todas las naciones haya qui<strong>en</strong>es crean <strong>en</strong> él y le obedezcan. Entre ellos están también<br />

ustedes, que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar parte de su<br />

pueblo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:15-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: Vamos,<br />

pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron deprisa y <strong>en</strong>contraron a<br />

María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les<br />

había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. María<br />

guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron dando<br />

gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.<br />

A los ocho días circuncidaron al niño, y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel<br />

le había dicho a María antes que ella estuviera <strong>en</strong> cinta.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 18


ESTACIÓN DE NAVIDAD Segundo Domingo después de Navidad<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que maravillosam<strong>en</strong>te creaste y aún más maravillosam<strong>en</strong>te restauraste la dignidad de la<br />

naturaleza humana: Concede que compartamos la vida divina de qui<strong>en</strong> se humilló para compartir nuestra<br />

humanidad, tu Hijo Jesucristo; que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 31:7-14<br />

El Señor dice: "Cant<strong>en</strong> de gozo y alegría por el pueblo de Jacob, la principal <strong>en</strong>tre todas las naciones.<br />

Hagan oír sus alabanzas y digan: ¡El Señor salvó a su pueblo, lo que quedaba de Israel. Voy a hacerlos<br />

volver del país del norte, y a reunirlos del último rincón del mundo. Con ellos v<strong>en</strong>drán los ciegos y los<br />

cojos, las mujeres embarazadas y las que ya dieron a luz; volverá una <strong>en</strong>orme multitud! V<strong>en</strong>drán orando y<br />

llorando. Yo los llevaré a corri<strong>en</strong>tes de agua, por un camino llano, donde no tropiec<strong>en</strong>. Pues soy el padre<br />

de Israel, y Efraín es mi hijo mayor."<br />

"Naciones, escuch<strong>en</strong> la palabra del Señor y anunci<strong>en</strong> <strong>en</strong> las costas lejanas: 'El Señor dispersó a Israel,<br />

pero lo reunirá y lo cuidará como cuida el pastor a sus ovejas.' Porque el Señor rescató al pueblo de Jacob,<br />

lo libró de una nación más poderosa. "V<strong>en</strong>drán y cantarán de alegría <strong>en</strong> lo alto de Sión, se deleitarán con<br />

los b<strong>en</strong>eficios del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y las reses. Serán como una huerta bi<strong>en</strong><br />

regada, y no volverán a perder las fuerzas. Las muchachas bailarán alegrem<strong>en</strong>te, lo mismo que los jóv<strong>en</strong>es<br />

y los viejos. Yo les daré consuelo: convertiré su llanto <strong>en</strong> alegría, y les daré una alegría mayor que su<br />

dolor. Haré que los sacerdotes coman los mejores alim<strong>en</strong>tos y que mi pueblo disfrute <strong>en</strong> abundancia de mis<br />

bi<strong>en</strong>es. Yo, el Señor, lo afirmo."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-8 (Página 602 L.O.C.)<br />

1. ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos!*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor; mi corazón y<br />

mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa, y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos, Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza,*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

7. Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración;*<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8. Mira, oh Dios, a nuestro Escudo;*<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

Leccionario Dominical, Año A 19


ESTACIÓN DE NAVIDAD Segundo Domingo después de Navidad<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:3-6,15-19a<br />

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues <strong>en</strong> nuestra unión con Cristo nos ha<br />

b<strong>en</strong>decido <strong>en</strong> los cielos con toda clase de b<strong>en</strong>diciones espirituales. Dios nos escogió <strong>en</strong> Cristo desde antes<br />

de la creación del mundo, para estar <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, consagrados a él y sin culpa. Por su amor nos había<br />

destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a lo que se había propuesto<br />

<strong>en</strong> su voluntad. Por esta causa alabamos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos b<strong>en</strong>dijo<br />

mediante su amado Hijo.<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y<br />

sin límites es su poder, el cual actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO2:13-15,19-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ya los sabios se habían ido, un ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong> sueños a José, y le dijo:<br />

"Levántate, toma a al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque<br />

Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, tomó al niño y a su madre, y salió con ellos de<br />

noche camino de Egipto, donde estuvieron hasta que murió Herodes. Esto sucedió para que se cumpliera lo<br />

que el Señor había dicho por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi Hijo."<br />

Pero después que murió Herodes, un ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong> sueños a José, <strong>en</strong> Egipto, y le<br />

dijo: "Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y regresa a Israel, porque ya han muerto los que<br />

querían matar al niño." Entonces José se levantó y llevó al niño y a su madre a Israel. Pero cuando supo<br />

que Arquelao estaba gobernando <strong>en</strong> Judea <strong>en</strong> lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá; y habi<strong>en</strong>do<br />

sido advertido <strong>en</strong> sueños por Dios, se dirigió a la región de Galilea. Al llegar, se fue a vivir al pueblo de<br />

Nazaret. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijeron los profetas: que Jesús sería llamado nazar<strong>en</strong>o<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 20


ESTACIÓN DE LA EPIFANIA La Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la guía de una estrella manifestaste tu único Hijo a los pueblos de la tierra: Guía a<br />

tu pres<strong>en</strong>cia a los que ahora te conocemos por fe, para que veamos tu gloria cara a cara; mediante<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 60:1-6,9<br />

Levántate, Jerusalén, <strong>en</strong>vuelta <strong>en</strong> resplandor, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor brilla<br />

sobre ti. La oscuridad cubre la tierra, la noche <strong>en</strong>vuelve a las naciones, pero el Señor brillará sobre ti y<br />

sobre ti aparecerá su gloria. Las naciones v<strong>en</strong>drán hacia tu luz, los reyes v<strong>en</strong>drán hacia el resplandor de tu<br />

amanecer. Levanta los ojos, y mira a tu alrededor: todos se reún<strong>en</strong> y vi<strong>en</strong><strong>en</strong> hacia ti. Tus hijos v<strong>en</strong>drán<br />

desde lejos; tus hijas serán traídas <strong>en</strong> brazos. Tú, al verlos, estarás radiante de alegría, tu corazón se ll<strong>en</strong>ará<br />

de gozo; te traerán los tesoros de los países del mar, te <strong>en</strong>tregarán las riquezas de las naciones. Te verás<br />

cubierta de caravanas de camellos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Madián y de Efa; v<strong>en</strong>drán todos los de Sabá, cargados de<br />

oro y de inci<strong>en</strong>so, y proclamarán las acciones gloriosas del Señor. Son barcos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> juntos, con las<br />

naves de Tarsis a la cabeza, tray<strong>en</strong>do de lejos a tus hijos, con su oro y su plata, <strong>en</strong> honor de tu Señor, el<br />

Dios Santo de Israel, qui<strong>en</strong> te hizo gloriosa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 72:1-2,10-17 (Página 581 L.O.C.)<br />

1. Oh Dios, da tu juicio al Rey,*<br />

y tu justicia al Hijo del Rey;<br />

2. Para que rija a tu pueblo con justicia,*<br />

y a tus pobres con juicio;<br />

10. Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributos,*<br />

y los reyes de Sabá y de Arabia le ofrecerán dones.<br />

11. Todos los reyes se postrarán delante de él,*<br />

y todas las naciones le servirán;<br />

12. Porque él librará al pobre que clamare,*<br />

y al oprimido que no tuviere qui<strong>en</strong> le socorra.<br />

13. T<strong>en</strong>drá compasión de los humildes y de los m<strong>en</strong>esterosos;*<br />

salvará la vida de los necesitados.<br />

14. De opresión y viol<strong>en</strong>cia redimirá sus vidas,*<br />

y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.<br />

15. ¡Viva el Rey! Que le traigan el oro de Sabá;*<br />

que se ore por él continuam<strong>en</strong>te, y lo b<strong>en</strong>digan todo el día.<br />

16. Que haya abundancia de grano <strong>en</strong> la tierra, y sobrepase las cumbres de los montes:*<br />

florezca su fruto como el Líbano, y su grano como la hierba de la tierra.<br />

17. Permanezca su Nombre para siempre, y sea perpetuado mi<strong>en</strong>tras dure el sol;*<br />

<strong>en</strong> él sean b<strong>en</strong>ditas todas las naciones, y lo proclam<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado.<br />

Leccionario Dominical, Año A 21


ESTACIÓN DE LA EPIFANIA La Epifanía<br />

EPÍSTOLA Efesios 3:1-12<br />

Por esta razón yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bi<strong>en</strong> de ustedes, los que no son<br />

judíos. Pues ya deb<strong>en</strong> de saber que Dios, <strong>en</strong> su bondad, me ha <strong>en</strong>cargado esta tarea <strong>en</strong> favor de ustedes.<br />

Dios mostró su plan secreto, y me lo hizo saber, como ya les escribí brevem<strong>en</strong>te. Al leerlo, pued<strong>en</strong> darse<br />

cu<strong>en</strong>ta de que conozco el secreto de Cristo, un secreto que no se dio a conocer a nadie <strong>en</strong> otros tiempos,<br />

pero que ahora Dios ha mostrado a sus santos apóstoles y profetas por medio de su Espíritu. El secreto es<br />

éste: que por medio del m<strong>en</strong>saje de salvación, los no judíos recibirán la misma her<strong>en</strong>cia que los judíos,<br />

pues son miembros del mismo cuerpo y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> parte <strong>en</strong> la misma promesa que Dios hizo <strong>en</strong> Cristo Jesús.<br />

Yo, sin merecerlo, he sido puesto al servicio de este m<strong>en</strong>saje, por la acción poderosa de Dios. Yo soy<br />

m<strong>en</strong>os que el más pequeño de todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios; pero él me ha concedido este<br />

privilegio de anunciar a los no judíos la bu<strong>en</strong>a noticia de las incontables riquezas de Cristo. Y me ha<br />

<strong>en</strong>cargado hacerles ver a todos cual es el plan que desde siempre era un secreto de Dios, creador de todas<br />

las cosas. Sucedió así para que ahora, por medio de la iglesia, todos los poderes y autoridades <strong>en</strong> el cielo<br />

llegu<strong>en</strong> a conocer la sabiduría de Dios <strong>en</strong> todas sus formas. Dios hizo esto de acuerdo con el propósito<br />

eterno que llevó a cabo <strong>en</strong> nuestro Señor Jesucristo. Y <strong>en</strong> Cristo t<strong>en</strong>emos libertad para acercarnos a Dios,<br />

con la confianza que nos da nuestra fe <strong>en</strong> él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 2:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús nació <strong>en</strong> Belén, un pueblo de la región de Judea, <strong>en</strong> el tiempo <strong>en</strong> que Herodes era rey del país.<br />

Llegaron por <strong>en</strong>tonces a Jerusalén unos sabios del Ori<strong>en</strong>te que se dedicaban al estudio de las estrellas, y<br />

preguntaron: -¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos v<strong>en</strong>ido<br />

a adorarlo.<br />

El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de Jerusalén.<br />

Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde<br />

había de nacer el Mesías. Ellos le dijeron: - En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta: En cuanto<br />

a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña <strong>en</strong>tre las principales ciudades de esa tierra; porque<br />

de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.<br />

Entonces Herodes llamó <strong>en</strong> secreto a los sabios, y se informó por del tiempo exacto <strong>en</strong> que había<br />

aparecido la estrella. Luego los mandó a Belén, y les dijo: -Vayan allá, y averigü<strong>en</strong> todo lo que puedan<br />

acerca de ese niño; y cuando lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>, avís<strong>en</strong>me, para que yo también vaya a adorarlo.<br />

Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de<br />

ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando los sabios vieron la estrella,<br />

se alegraron mucho. Luego <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la casa, y vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose lo<br />

adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, inci<strong>en</strong>so y mirra. Después, advertidos <strong>en</strong> sueños de que<br />

no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 22


LA ESTACION DE LA EPIFANÍA<br />

COLECTA<br />

Primer Domingo después de la Epifanía<br />

Bautismo de Nuestro Señor.<br />

Padre celestial, que <strong>en</strong> el bautismo de Jesús <strong>en</strong> el Río Jordán, le proclamaste tu Hijo amado y le<br />

ungiste con el Espíritu Santo: Concede que todos los que son bautizados <strong>en</strong> su Nombre, guard<strong>en</strong> el pacto<br />

que han hecho, y valerosam<strong>en</strong>te le confies<strong>en</strong> como Señor y Salvador; qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo<br />

vive y reina, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:l-9<br />

"Aquí está mi siervo, a qui<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>go, mi elegido, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> me deleito. He puesto <strong>en</strong> él mi espíritu<br />

para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz <strong>en</strong> las<br />

calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilm<strong>en</strong>te. Verdaderam<strong>en</strong>te<br />

traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia <strong>en</strong> la tierra. Los<br />

países del mar estarán at<strong>en</strong>tos a sus <strong>en</strong>señanzas."<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te forme, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni<br />

que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 89:20-29 (Página 609 L.O.C.)<br />

20. Hallé a David mi siervo;*<br />

lo ungí con mi óleo sagrado.<br />

21. Mi mano estará siempre con él;*<br />

mi brazo también lo fortalecerá.<br />

22. No lo <strong>en</strong>gañará ningún <strong>en</strong>emigo,*<br />

ni cualquier malvado lo humillará.<br />

23. Aplastaré delante de él a sus <strong>en</strong>emigos,*<br />

y heriré a los que le aborrec<strong>en</strong>.<br />

24. Mi amor y fidelidad lo acompañarán,*<br />

y por mi Nombre será victorioso.<br />

25. Pondré su izquierda sobre el mar,*<br />

y su diestra sobre el río.<br />

26. Él me invocará: 'Tú eres mi Padre,*<br />

mi Dios, y la roca de mi salvación'.<br />

27. Yo le pondré por primogénito,*<br />

el más excelso de los reyes de la tierra.<br />

28. Sost<strong>en</strong>dré mi amor por él para siempre.*<br />

y mi pacto continuará firme con él.<br />

29. Afirmaré su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para siempre,*<br />

y su trono como los días de los cielos".<br />

Leccionario Dominical, Año A 23


LA ESTACION DE LA EPIFANÍA Primer Domingo después de la Epifanía<br />

Bautismo de Nuestro Señor.<br />

EPÍSTOLA Hechos 10:34-38<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: -Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre<br />

una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o, Dios<br />

habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor<br />

de todos. Ustedes bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea, después<br />

que Juan proclamó que era necesario bautizarse.<br />

Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do<br />

bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con<br />

él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 3:13-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús fue de Galilea al río Jordán, donde estaba Juan, para que éste lo bautizara. Al principio Juan<br />

quería impedírselo, y le dijo: -Yo debería ser bautizado por ti, ¿y tú vi<strong>en</strong>es a mí? Jesús le contestó:-Déjalo<br />

así por ahora, pues es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que cumplamos todo lo que Dios ha ord<strong>en</strong>ado. Entonces Juan consintió.<br />

En cuanto Jesús fue bautizado, salió del agua. De pronto el cielo se abrió, y Jesús vio que el Espíritu de<br />

Dios bajaba sobre él como una paloma. Se oyó <strong>en</strong>tonces una voz del cielo, que decía: "Este es mi Hijo<br />

amado, a qui<strong>en</strong> he elegido."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 24


LA ESTACION DE LA EPIFANÍA Segundo Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo Hijo nuestro salvador Jesucristo es la del mundo: Concede que tu pueblo,<br />

iluminado por tu Palabra y sacram<strong>en</strong>tos, brille con el resplandor de la gloria de Cristo, para que sea<br />

conocido, adorado y obedecido hasta los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 49:1-7<br />

Óiganme, países del mar, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de<br />

que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de mi madre. Convirtió mi l<strong>en</strong>gua<br />

<strong>en</strong> espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió <strong>en</strong> una flecha aguda y me guardó<br />

<strong>en</strong> su aljaba. Me dijo: "Israel, tú eres mi siervo, <strong>en</strong> ti me mostraré glorioso," Y yo que había p<strong>en</strong>sado: "He<br />

pasado trabajos <strong>en</strong> vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada." En realidad mi causa está <strong>en</strong> manos<br />

del Señor, mi recomp<strong>en</strong>sa está <strong>en</strong> poder de mi Dios.<br />

He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y<br />

se una a él, dice así: "No basta que seas mi siervo solo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a<br />

los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las<br />

partes más lejanas de la tierra." El Señor, el libertador, el Dios Santo de Israel, dice al pueblo que ha sido<br />

totalm<strong>en</strong>te despreciado, al que los otros pueblos aborrec<strong>en</strong>, al que ha sido esclavo de los tiranos: "Cuando<br />

los reyes y los príncipes te vean, se levantarán y se inclinarán delante de ti porque yo, el Señor, el Dios<br />

Santo de Israel, te elegí y cumplo mis promesas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 40:l-l0 (Página 537 L.O.C.)<br />

l. Con paci<strong>en</strong>cia esperé al Señor;*<br />

se inclinó a mí, y oyó mi clamor.<br />

2. Me sacó del pozo de la desolación, del lodo c<strong>en</strong>agoso;*<br />

puso mis pies sobre peña, y <strong>en</strong>derezó mis pasos.<br />

3. Puso luego <strong>en</strong> mi boca canción nueva, un himno de alabanza a nuestro Dios,*<br />

Muchos verán esto, y temerán, y así confiaran <strong>en</strong> el Señor<br />

4. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados los que pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> el Señor su confianza,*<br />

que no acud<strong>en</strong> a malos espíritus, ni recurr<strong>en</strong> a dioses falsos.<br />

5. Cuantas maravillas has hecho, oh Señor Dios mío,<br />

cuantos planes <strong>en</strong> favor nuestro!*<br />

Nadie se te puede comparar.<br />

6. Si yo pudiera anunciarlos y hablar de ellos,*<br />

pero no pued<strong>en</strong> ser contados.<br />

7. Sacrificio y ofr<strong>en</strong>da no te agradan;*<br />

(tu me has dado oídos para escucharte);<br />

8. Holocausto y sacrificio para expiación no has demandado,*<br />

Leccionario Dominical, Año A 25


LA ESTACION DE LA EPIFANÍA Segundo Domingo después de la Epifanía<br />

y <strong>en</strong>tonces dije: "He aquí, yo v<strong>en</strong>go. (sigue)<br />

9. En el rollo esta escrito de mi:*<br />

'El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado:<br />

tu ley esta <strong>en</strong> lo profundo de mi corazón'".<br />

l0. He anunciado justicia <strong>en</strong> la gran asamblea;*<br />

he aquí, no refr<strong>en</strong>e mis labios, y esto, oh Señor, tu lo sabes.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:1 -9<br />

Yo, Pablo, he sido llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Jesucristo, Junto con el hermano<br />

Sost<strong>en</strong>es, escribo esta carta a los hermanos de la iglesia de Dios que están <strong>en</strong> la ciudad de Corinto, los que<br />

<strong>en</strong> Cristo Jesús han sido consagrados a Dios y llamados a formar parte de su pueblo, junto con todos los<br />

que <strong>en</strong> todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor nuestro y de ellos. Que Dios<br />

nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> sobre ustedes su gracia y su paz.<br />

Siempre doy gracias a Dios por ustedes, por la gracia que Dios ha derramado sobre ustedes por<br />

medio de Cristo Jesús. Pues por medio de él Dios les ha dado gran riqueza espíritu al, así de palabra como<br />

de conocimi<strong>en</strong>to. De manera que el m<strong>en</strong>saje acerca de Cristo ha llegado a ser una realidad <strong>en</strong> ustedes. De<br />

este modo no les falta ningún don de Dios mi<strong>en</strong>tras esperan el día <strong>en</strong> que aparezca nuestro Señor<br />

Jesucristo. Dios los mant<strong>en</strong>drá firmes hasta el fin, para que nadie pueda reprocharles nada cuando nuestro<br />

Señor Jesucristo regrese. Dios siempre cumple sus promesas, y él es qui<strong>en</strong> los llamó a vivir <strong>en</strong> unión con<br />

su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:29-41<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: " Mir<strong>en</strong>, este es el cordero de Dios,<br />

que quita el pecado del mundo! A él me refería yo cuando dije: 'Después de mí vi<strong>en</strong>e uno que es más<br />

importante que yo, porque existía antes que yo.' Yo mismo no sabia qui<strong>en</strong> era; pero he v<strong>en</strong>ido bautizando<br />

con agua precisam<strong>en</strong>te para que el pueblo de Israel lo conozca." Juan también declaró: "He visto al<br />

Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. Yo todavía no sabía qui<strong>en</strong> era; pero el<br />

que me <strong>en</strong>vió a bautizar con agua, me dijo: 'Aquel sobre qui<strong>en</strong> veas que el Espíritu baja y reposa, es el que<br />

bautiza con el Espíritu Santo.' Yo ya lo he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios."<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores. Cuando vio pasar a Jesús, Juan<br />

dijo:- Mir<strong>en</strong>, ese es el Cordero de Dios! Los dos seguidores de Juan le oyeron decir esto, y siguieron a<br />

Jesús. Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les pregunto: -'Que están buscando? Ellos dijeron - Maestro,<br />

'donde vives? Jesús les contesto: - V<strong>en</strong>gan a verlo. Fueron, pues, y vieron donde vivía, y pasaron con él el<br />

resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde. Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a<br />

Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. Andrés, antes que nada, fue a buscar a su hermano Simón y le<br />

dijo: - Hemos <strong>en</strong>contrado al Mesías (que significa: Cristo.)<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 26


LA ESTACION DE LA EPIFANÍA Tercer Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Danos gracia, Señor, para responder prestam<strong>en</strong>te al llamami<strong>en</strong>to de nuestro Salvador Jesucristo y<br />

proclamar las Bu<strong>en</strong>as Nuevas de su salvación a todos los pueblos; para que nosotros, y todo el mundo,<br />

percibamos la gloria de sus obras maravillosas; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Amos 3:1-8<br />

Israelitas, oigan lo que dice el Señor al pueblo que sacó de Egipto: "Solo a ustedes he escogido de<br />

<strong>en</strong>tre todos los pueblos de la tierra. Por eso habré de pedirles cu<strong>en</strong>tas de todas las maldades que han<br />

cometido." Si dos caminan juntos, es porque están de acuerdo; si el león ruge <strong>en</strong> la selva, es porque ha<br />

hecho una presa; si el cachorro gruñe <strong>en</strong> la cueva, es porque ha capturado algo; si un pájaro cae al suelo, es<br />

porque había una trampa; si la trampa salta del suelo, es porque algo ha atrapado; si la trompeta su<strong>en</strong>a <strong>en</strong> la<br />

ciudad, la g<strong>en</strong>te se alarma; si algo malo pasa <strong>en</strong> la ciudad, es porque el Señor lo ha mandado. Nunca hace<br />

nada el Señor sin revelarlo a sus siervos los profetas. ¿Quién no tiembla de miedo, si el león ruge? ¿Quién<br />

no habla <strong>en</strong> nombre del Señor, si él lo ord<strong>en</strong>a?<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO l39:l-ll (Página 684 L.O.C.)<br />

l. Oh Señor, tú me has probado y conocido;*<br />

conoces mi s<strong>en</strong>tarme y mi levantarme;<br />

percibes de lejos mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.<br />

2. Observas mis viajes y mis lugares de reposo,*<br />

y todos mis caminos te son conocidos.<br />

3. Aún no está la palabra <strong>en</strong> mis labios,*<br />

y he aquí, oh Señor, tú la conoces.<br />

4. Me rodeas delante y detrás,*<br />

y sobre mí pones tu mano.<br />

5. Tal conocimi<strong>en</strong>to es demasiado maravilloso para mí;*<br />

sublime es, y no lo puedo alcanzar.<br />

6. ¿A dónde huiré de tu Espíritu?*<br />

¿A dónde huiré de tu pres<strong>en</strong>cia?<br />

7. Si subiere a los cielos, allí estás tú;*<br />

si <strong>en</strong> el abismo hiciere mi lecho, allí está también.<br />

8. Si tomare las alas del alba,*<br />

y habitare <strong>en</strong> el extremo del mar,<br />

9. Aun allí me guiará tu mano,*<br />

y me asirá tu diestra.<br />

l0. Si dijere: "Ciertam<strong>en</strong>te las tinieblas me <strong>en</strong>cubrirán,*<br />

y aun la luz se hará noche alrededor de mí",<br />

ll. Las tinieblas no son oscuras para ti; la noche resplandece como el día;*<br />

lo mismo te son las tinieblas que la luz.<br />

Leccionario Dominical, Año A 27


LA ESTACION DE LA EPIFANÍA Tercer Domingo después de la Epifanía<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:10-17<br />

Hermanos, <strong>en</strong> el nombre de nuestro Señor Jesucristo les ruego que se pongan de acuerdo y no estén<br />

divididos. Vivan <strong>en</strong> armonía, p<strong>en</strong>sando y sinti<strong>en</strong>do de la misma manera. Digo esto, hermanos míos, porque<br />

he sabido por los de la familia de Cloé que hay discordias <strong>en</strong>tre ustedes. Quiero decir, que algunos de<br />

ustedes afirman: "Yo soy de Pablo"; otros: "Yo soy de Apolos", otros "Yo soy de Pedro"; y otros: "Yo soy<br />

de Cristo."<br />

¿Acaso Cristo está dividido? ¿Fue crucificado Pablo <strong>en</strong> favor de ustedes? ¿O fueron ustedes<br />

bautizados <strong>en</strong> el nombre de Pablo? ¡Gracias a Dios que yo no bauticé a ninguno de ustedes, aparte de<br />

Crispo y de Gayo! Así nadie puede decir que fue bautizado <strong>en</strong> mi nombre. También bauticé a la familia de<br />

Estéfanas, pero no recuerdo haber bautizado a ningún otro, pues Cristo no me mandó a bautizar, sino a<br />

anunciar la salvación, y no con alardes de sabiduría, para no quitarle valor a la muerte de Cristo <strong>en</strong> la cruz.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 4:12-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús oyó que habían metido a Juan a la cárcel, se dirigió a Galilea. Pero no se quedó <strong>en</strong><br />

Nazaret, sino que se fue a vivir a Capernaun, a orillas del lago, <strong>en</strong> la región de las tribus de Zabulón y<br />

Neftalí. Esto sucedió para que se cumpliera lo que había escrito el profeta Isaías: "Tierra de Zabulón y de<br />

Neftalí, al otro lado del Jordán, a la orilla del mar: Galilea, donde viv<strong>en</strong> los paganos. El pueblo que andaba<br />

<strong>en</strong> la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían <strong>en</strong> sombras de muerte." Desde<br />

<strong>en</strong>tonces Jesús com<strong>en</strong>zó a proclamar: "Vuélvanse a Dios, porque el reino de Dios está cerca."<br />

Jesús iba caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: uno era Simón,<br />

también llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les dijo:<br />

- Síganme, y yo los haré pescadores de hombres. Al mom<strong>en</strong>to dejaron sus redes y se fueron con él. Un<br />

poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su<br />

padre <strong>en</strong> una barca arreglando las redes. Jesús los llamó, y <strong>en</strong>seguida ellos dejaron la barca y a su padre, y<br />

lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea, <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> la sinagoga de cada lugar. Anunciaba la bu<strong>en</strong>a<br />

noticia del reino de Dios y curaba a la g<strong>en</strong>te de todas sus <strong>en</strong>fermedades y dol<strong>en</strong>cias.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 28


LA PRESENTACION Febrero 2<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, humildem<strong>en</strong>te te rogamos que, así como tu Hijo unigénito fue<br />

pres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el templo <strong>en</strong> este día, así seamos pres<strong>en</strong>tados ante ti con corazones puros y limpios, por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Malaquías 3:1-4<br />

El Señor todopoderoso dice: "Voy a <strong>en</strong>viar mi m<strong>en</strong>sajero para que me prepare el camino. El Señor a<br />

qui<strong>en</strong> ustedes están buscando, va a <strong>en</strong>trar de pronto <strong>en</strong> su templo. ¡Ya llega el m<strong>en</strong>sajero del pacto que<br />

ustedes desean! "Pero ¿quién podrá resistir el día de su v<strong>en</strong>ida? ¿Quién podrá <strong>en</strong>tonces permanecer <strong>en</strong> pie?<br />

Pues llegará como un fuego, para purificarnos; será como un jabón que quitará nuestras manchas. El Señor<br />

se s<strong>en</strong>tará a purificar a los sacerdotes, los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Levi, como qui<strong>en</strong> purifica la plata y el oro <strong>en</strong> el<br />

fuego. Después ellos podrán pres<strong>en</strong>tar su ofr<strong>en</strong>da al Señor, tal como deb<strong>en</strong> hacerlo. El Señor se alegrará<br />

<strong>en</strong>tonces de la ofr<strong>en</strong>da de Judá y Jerusalén, igual que se alegraba de ella <strong>en</strong> otros tiempos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-6 (Página 602 L.O.C.)<br />

l. ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos!*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

EPISTOLA Hebreos 2:14-18<br />

Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y<br />

sangre humanas, para derrotar con su muerte al que t<strong>en</strong>ía poder para matar, es decir, al diablo. De esta<br />

manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viv<strong>en</strong> como esclavos durante toda la vida.<br />

Pues ciertam<strong>en</strong>te no vino para ayudar a los ángeles, sino a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham. Y para eso t<strong>en</strong>ía<br />

que ser hecho igual <strong>en</strong> todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de Dios un sumo sacerdote fiel y<br />

Leccionario Dominical, Año A 29


LA PRESENTACION Febrero 2<br />

compasivo, y para obt<strong>en</strong>er el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y como él<br />

mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:22-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando se cumplieron los días <strong>en</strong> que ellos debían purificarse según las ceremonias de la ley de<br />

Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para pres<strong>en</strong>társelo al Señor. Lo hicieron así porque <strong>en</strong> la ley del Señor<br />

está escrito: "Todo primer hijo varón será consagrado al Señor." Fueron, pues, aofrecer <strong>en</strong> sacrificio lo<br />

que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.<br />

En aquel tiempo vivía <strong>en</strong> Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo, que<br />

adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, y le había hecho<br />

saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a qui<strong>en</strong> el Señor <strong>en</strong>viaría. Guiado por el Espíritu Santo,<br />

Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que<br />

la ley ord<strong>en</strong>aba, Simeón lo tomó <strong>en</strong> brazos y alabó a Dios, dici<strong>en</strong>do: "Ahora, Señor, tu promesa está<br />

cumplida: puedes dejar que tu siervo muera <strong>en</strong> paz. Porque ya he visto la salvación que has com<strong>en</strong>zado a<br />

realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y que será la honra de tu pueblo<br />

Israel."<br />

El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño. Entonces<br />

Simeón les dio su b<strong>en</strong>dición, y dijo a María, la madre de Jesús: - Mira, este niño está destinado a hacer<br />

que muchos <strong>en</strong> Israel caigan o se levant<strong>en</strong>. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las<br />

int<strong>en</strong>ciones de muchos corazones qued<strong>en</strong> al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada<br />

que atraviese tu propia alma. También estaba allí una mujer llamada Ana, que hablaba <strong>en</strong> nombre de Dios<br />

y que era hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó si<strong>en</strong>do muy jov<strong>en</strong> y había vivido<br />

con su marido siete años; hacía ya och<strong>en</strong>ta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca<br />

salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> aquel<br />

mismo mom<strong>en</strong>to, y com<strong>en</strong>zó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la<br />

liberación de Jerusalén.<br />

Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio<br />

pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 30


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Cuarto Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Escucha con<br />

misericordia las súplicas de tu pueblo, y <strong>en</strong> nuestro tiempo concéd<strong>en</strong>os tu paz; por nuestro Señor Jesucristo<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Miqueas 6:1-8<br />

Oigan ustedes ahora lo que dice el Señor: "¡Levántate y expón tu caso ante los montes, y que los<br />

cerros oigan tu voz!" Escuch<strong>en</strong> ustedes, montes y firmes cimi<strong>en</strong>tos de la tierra: el Señor va a <strong>en</strong>tablar un<br />

juicio contra su pueblo, va a <strong>en</strong>tablar un pleito contra Israel. Esto dice el Señor: "Respóndeme, pueblo mío,<br />

¿qué te he hecho o <strong>en</strong> qué te he molestado? Yo te saqué de Egipto, librándote de la esclavitud; yo <strong>en</strong>vié a<br />

Moisés, Aarón y María, para que te dirigieran. Pueblo mío, recuerda ahora los planes de Balac, rey de<br />

Moab, y la respuesta que le dio Balaam, hijo de Beor. Recuerda cuando pasaste de Sitim a Gilgal, y<br />

reconoce las victorias del Señor."<br />

¿Con qué me pres<strong>en</strong>taré a adorar al Señor, Dios de las alturas? ¿Me pres<strong>en</strong>taré ante él con becerros<br />

de un año, para ofrecérselos <strong>en</strong> holocausto? ¿Se alegrará el Señor, si le ofrezco mil carneros odiez mil ríos<br />

de aceite? ¿O si le ofrezco a mi hijo mayor <strong>en</strong> pago de mi rebelión y mi pecado? El Señor ya te ha dicho,<br />

oh hombre, <strong>en</strong> que consiste lo bu<strong>en</strong>o y que es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y<br />

que obedezcas humildem<strong>en</strong>te a tu Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 37:l-6 (Página 531 L.O.C.)<br />

l. No te impaci<strong>en</strong>tes a causa de los malignos,*<br />

ni t<strong>en</strong>gas celos de los que hac<strong>en</strong> mal;<br />

2. Porque como hierba pronto se marchitarán*<br />

y como césped se agotarán.<br />

3. Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>;*<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4. Deléitate <strong>en</strong> el Señor,*<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5. Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino;*<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6. Exhibirá tu justicia como la luz,*<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:(18-25)26-31<br />

[El m<strong>en</strong>saje de la muerte de Cristo <strong>en</strong> la cruz parece una tontería a los que van a la destrucción; pero<br />

este m<strong>en</strong>saje es poder de Dios para los que vamos a la salvación.Como dice la Escritura: "Destruiré la<br />

sabiduría de los sabios y rechazaré el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de los <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos." ¿En qué pararon el sabio, y el<br />

maestro, y el que sabe discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha convertido <strong>en</strong> tontería la sabiduría de<br />

Leccionario Dominical, Año A 31


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Cuarto Domingo después de la Epifanía<br />

este mundo! Dios, <strong>en</strong> su sabiduría, dispuso que los que son del mundo no le conocieran por medio de la<br />

sabiduría humana; antes bi<strong>en</strong>, prefirió salvar por medio de su m<strong>en</strong>saje a los que confían <strong>en</strong> él, aunque este<br />

m<strong>en</strong>saje parezca una tontería. Los judíos quier<strong>en</strong> ver señales milagrosas y los griegos buscan sabiduría;<br />

pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto les resulta of<strong>en</strong>sivo a los judíos y a los no judíos<br />

les parece una tontería; pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y<br />

la sabiduría de Dios. Pues lo que <strong>en</strong> Dios puede parecer una tontería, es mucho mas sabio que toda<br />

sabiduría humana; y lo que <strong>en</strong> Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana.]<br />

Hermanos, deb<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de que Dios los ha llamado a pesar de que pocos de ustedes son<br />

sabios según los criterios humanos, y pocos de ustedes son g<strong>en</strong>te con autoridad o pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a familias<br />

importantes. Y es que, para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por tontos;<br />

y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por débiles. Dios ha escogido a la<br />

g<strong>en</strong>te despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que<br />

son algo. Así nadie podrá presumir delante de Dios.<br />

Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra<br />

sabiduría y que por medio de Cristo seamos librados de culpa, consagrados a Dios y salvados. De esta<br />

manera como dic<strong>en</strong> las Escrituras :"Si alguno quiere <strong>en</strong>orgullecerse, que se <strong>en</strong>orgullezca del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se s<strong>en</strong>tó. Sus discípulos se le acercaron, y él com<strong>en</strong>zó a<br />

<strong>en</strong>señarles, dici<strong>en</strong>do: "Dichosos los que reconoc<strong>en</strong> su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos los que están tristes, pues Dios les dará consuelo. "Dichosos los de corazón humilde,<br />

pues recibirán la tierra que Dios les ha prometido. "Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre y sed de hacer lo que<br />

Dios exige, pues él hará que se cumplan sus deseos. "Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> compasión de otros, pues<br />

Dios t<strong>en</strong>drá compasión de ellos. "Dichosos los de corazón limpio, pues ellos verán a Dios. "Dichosos los<br />

que procuran la paz, pues Dios los llamará hijos suyos. "Dichosos los que sufr<strong>en</strong> persecución por hacer lo<br />

que Dios exige, pues el reino de Dios les pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos ustedes, cuando la g<strong>en</strong>te los insulte y los<br />

maltrate, y cuando por causa mía los ataqu<strong>en</strong> con toda clase de m<strong>en</strong>tiras. Alégr<strong>en</strong>se, estén cont<strong>en</strong>tos,<br />

porque van a recibir un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que vivieron<br />

antes que ustedes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 32


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Quinto Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Líbranos, oh Dios, de la esclavitud de nuestros pecados, y danos la libertad de esa vida abundante<br />

que nos has manifestado <strong>en</strong> tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Habacuc 3:1-6,17-19<br />

Esta es una oración del profeta Habacuc. Lo que oigo acerca de ti, Señor, y de todo lo que has hecho,<br />

me ll<strong>en</strong>a de profunda rever<strong>en</strong>cia. Realiza ahora, <strong>en</strong> nuestra vida, tus grandes acciones de otros tiempos,<br />

para que nosotros también las conozcamos. Muéstranos así tu compasión aun <strong>en</strong> medio de tu <strong>en</strong>ojo. Dios<br />

vi<strong>en</strong>e de la región de Temán; del monte Parán vi<strong>en</strong>e el Dios Santo. Su gloria se exti<strong>en</strong>de por todo el cielo,<br />

y el mundo <strong>en</strong>tero se ll<strong>en</strong>a de su alabanza. Vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> brillante resplandor, y de sus manos brotan<br />

rayos de luz que muestran el poder que <strong>en</strong> él se esconde. Delante de él llegan plagas terribles, y detrás la<br />

fiebre abrazadora. La tierra tiembla cuando él se deti<strong>en</strong>e; se estremec<strong>en</strong> las naciones cuando las mira; las<br />

viejas montañas se derrumban y se deshac<strong>en</strong> los montes antiguos; pero los caminos de Dios son eternos.<br />

Entonces me ll<strong>en</strong>aré de alegría a causa del Señor mi Salvador. Le alabaré aunque no florezcan las<br />

higueras ni d<strong>en</strong> fruto los viñedos y los olivares; aunque los campos no d<strong>en</strong> su cosecha; aunque se acab<strong>en</strong><br />

los rebaños de ovejas y no haya reses <strong>en</strong> los establos. Porque el Señor me da fuerzas; da a mis piernas la<br />

ligereza del ciervo y me lleva a alturas donde estaré a salvo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 27 l-7 (Página 516 L.O.C.)<br />

l. El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?*<br />

El Señor es la fortaleza de mi vida;<br />

¿de quién he de atemorizarme?<br />

2. Cuando se juntaron contra mí los malignos para<br />

comer mis carnes,*<br />

ellos mismos, mis adversarios y mis <strong>en</strong>emigos,<br />

tropezaron y cayeron.<br />

3. Aunque un ejército acampe contra mí,*<br />

no temerá mi corazón;<br />

4. Y aunque contra mí se levante guerra,*<br />

yo estaré confiado.<br />

5. Una cosa he demandado del Señor; ésta buscaré;*<br />

que esté yo <strong>en</strong> la casa del Señor,<br />

todos los días de mi vida;<br />

6. Para contemplar la hermosura del Señor,*<br />

y despertarme cada día <strong>en</strong> su templo;<br />

7. Porque él me esconderá <strong>en</strong> su tabernáculo<br />

<strong>en</strong> el día del mal;*<br />

me ocultará <strong>en</strong> lo reservado de su morada,<br />

y sobre una roca me pondrá <strong>en</strong> alto.<br />

Leccionario Dominical, Año A 33


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Quinto Domingo después de la Epifanía<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 2:1-11<br />

Pero hermanos, cuando yo fui a hablarles de la verdad secreta de Dios lo hice sin usar palabras sabias<br />

ni elevadas. Y, estando <strong>en</strong>tre ustedes, no quise saber de otra cosa sino de Jesucristo y, mas estrictam<strong>en</strong>te,<br />

de Jesucristo crucificado. Me pres<strong>en</strong>té ante ustedes débil y temblando de miedo, y cuando les hablé y les<br />

prediqué el m<strong>en</strong>saje, no usé palabras sabias para conv<strong>en</strong>cerlos. Al contrario, los conv<strong>en</strong>cí por medio del<br />

Espíritu y del poder de Dios, para que la fe de ustedes dep<strong>en</strong>diera del poder de Dios y no de la sabiduría de<br />

los hombres. Sin embargo, <strong>en</strong>tre los que ya han alcanzado la madurez <strong>en</strong> su fe sí usamos palabras de<br />

sabiduría. Pero no se trata de una sabiduría propia de este mundo ni de qui<strong>en</strong>es lo gobierna, los cuales<br />

pronto van a desaparecer. Se trata más bi<strong>en</strong> de la sabiduría secreta de Dios, del secreto propósito que Dios,<br />

desde antes de hacer el mundo, ha t<strong>en</strong>ido para nuestra gloria. Esto es algo que no han <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido los<br />

gobernantes de este mundo, pues si lo hubieran <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido no habrían crucificado al Señor de la gloria.<br />

Pero, como se dice <strong>en</strong> la Escritura: "Dios ha preparado para los que le aman cosas que nadie ha visto ni<br />

oído, y ni siquiera p<strong>en</strong>sado." Estas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu,<br />

pues el Espíritu lo examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios.<br />

¿Quién <strong>en</strong>tre los hombres puede saber lo que hay <strong>en</strong> el corazón del hombre, sino sólo el espíritu que<br />

está d<strong>en</strong>tro del hombre? De la misma manera, solam<strong>en</strong>te el Espíritu de Dios sabe lo que hay <strong>en</strong> Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:13-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor?<br />

Ya no sirve para nada, así que se le tira a la calle y la g<strong>en</strong>te la pisotea. "Ustedes son la luz de este mundo.<br />

Una ciudad <strong>en</strong> lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se <strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de una lámpara para ponerla bajo un<br />

cajón; antes bi<strong>en</strong>, se le pone <strong>en</strong> alto para que alumbre a todos los que están <strong>en</strong> la casa. Del mismo modo,<br />

procur<strong>en</strong> ustedes que su luz brille delante de la g<strong>en</strong>te, para que, vi<strong>en</strong>do el bi<strong>en</strong> que ustedes hac<strong>en</strong>, todos<br />

alab<strong>en</strong> a su Padre que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

"No crean ustedes que yo he v<strong>en</strong>ido a poner fin a la ley ni a las <strong>en</strong>señanzas de los profetas; no he<br />

v<strong>en</strong>ido a ponerles fin, sino a darles su verdadero significado. Pues les aseguro que mi<strong>en</strong>tras existan el cielo<br />

y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que suceda todo lo que ti<strong>en</strong>e que suceder.<br />

Por eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni <strong>en</strong>seña a la g<strong>en</strong>te<br />

a obedecerlos, será considerado el más pequeño <strong>en</strong> el reino de Dios. Pero el que los obedece y <strong>en</strong>seña a<br />

otros a hacer lo mismo, será considerado grande <strong>en</strong> el reino de Dios. Porque les digo a ustedes que, si no<br />

superan a los maestros de la ley y a los fariseos <strong>en</strong> hacer lo que Dios ha ord<strong>en</strong>ado, nunca <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> el<br />

reino de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 34


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Sexto Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, fortaleza de los que pon<strong>en</strong> su confianza <strong>en</strong> ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y<br />

puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bu<strong>en</strong>o sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para<br />

que, al guardar tus mandami<strong>en</strong>tos, te agradecemos, tanto de voluntad como de hecho, por nuestro Señor<br />

Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 15:11-20<br />

No digas: "Es Dios qui<strong>en</strong> me hace pecar", porque él no hace lo que detesta. Ni tampoco digas: "Él<br />

me hizo caer"; porque él no necesita de g<strong>en</strong>te malvada. El Señor odia lo que es detestable y no se lo <strong>en</strong>vía<br />

a qui<strong>en</strong>es le respetan. Dios creó al hombre al principio y le dio libertad de tomar sus decisiones. Si<br />

quieres, puedes cumplir lo que él manda, y puedes ser fiel haci<strong>en</strong>do lo que le gusta. Delante de ti ti<strong>en</strong>es<br />

fuego y agua; escoge lo que quieras. Delante de cada uno están la vida y la muerte, y cada uno recibirá lo<br />

que elija. La sabiduría del Señor es muy grande; él es muy poderoso y lo ve todo. Dios ve a todos los seres<br />

que creó, y se da cu<strong>en</strong>ta de todo lo que el hombre hace. Él a nadie ha ord<strong>en</strong>ado pecar, ni deja sin castigo a<br />

los m<strong>en</strong>tirosos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO ll9:9-16 (Página 655 L.O.C.)<br />

9. ¿Cómo limpiará el jov<strong>en</strong> su camino?*<br />

Guardando tu palabra.<br />

l0. Con todo el corazón te busco;*<br />

no dejes que me desvíe de tus mandami<strong>en</strong>tos.,<br />

ll. En mi corazón atesoro tu promesa,*<br />

a fin de no pecar contra ti.<br />

l2. B<strong>en</strong>dito eres tú, oh Señor;*<br />

<strong>en</strong>séñame tus estatutos.<br />

l3. Con mis labios contaré*<br />

todos los juicios de tu boca.<br />

l4. Me he gozado más <strong>en</strong> el camino de tus decretos,*<br />

que <strong>en</strong> toda riqueza.<br />

l5. En tus mandami<strong>en</strong>tos meditaré;*<br />

me fijaré <strong>en</strong> tus caminos.<br />

l6. Me regocijo <strong>en</strong> tus estatutos;*<br />

no me olvidaré de tus palabras.<br />

Leccionario Dominical, Año A 35


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Sexto Domingo después de la Epifanía<br />

EPISTOLA 1 Corintios 3:1-9<br />

Yo, hermanos, no pude hablarles <strong>en</strong>tonces como a g<strong>en</strong>te guiada por el Espíritu, sino como a personas<br />

con criterios puram<strong>en</strong>te humanos, como a niños <strong>en</strong> cuanto a las cosas de Cristo. Les di una <strong>en</strong>señanza<br />

s<strong>en</strong>cilla, igual que a un niño de pecho se le da leche <strong>en</strong> vez de alim<strong>en</strong>to sólido, porque ustedes todavía no<br />

podían digerir la comida fuerte. ¡Y ni siquiera pued<strong>en</strong> digerirla ahora, porque todavía ti<strong>en</strong><strong>en</strong> criterios<br />

puram<strong>en</strong>te humanos! Mi<strong>en</strong>tras haya <strong>en</strong>tre ustedes <strong>en</strong>vidias y discordia, es que sigu<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do criterios<br />

puram<strong>en</strong>te humanos! y conduciéndose como lo hace todo el mundo. Porque cuando uno afirma: "Yo soy<br />

de Pablo," y otro: "Yo soy de Apolos," están mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do criterios puram<strong>en</strong>te humanos. A fin de cu<strong>en</strong>tas,<br />

¿quién es Pablo?, ¿quién es Apolos? Simplem<strong>en</strong>te servidores, por medio de los cuales ustedes han creído<br />

<strong>en</strong> el Señor. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor le señaló: yo sembré y Apolos regó, pero<br />

Dios es qui<strong>en</strong> hizo crecer la planta. De manera que ni el que siembra ni el que riega son nada, sino que<br />

Dios lo es todo, pues él es qui<strong>en</strong> hace crecer la planta. Los que siembran y los que riegan son iguales,<br />

aunque Dios pagará a cada uno según su trabajo. Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios,<br />

y ustedes son el campo que Dios está trabajando, el edificio que Dios está construy<strong>en</strong>do.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO<br />

SEGÚN SAN MATEO 5:21-24,27-30,33-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: "No mates, pues el que mate será cond<strong>en</strong>ado.'<br />

Pero yo les digo que cualquiera que se <strong>en</strong>oje con su hermano, será cond<strong>en</strong>ado. Al que insulte a su<br />

hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravem<strong>en</strong>te a su hermano, se hará merecedor del<br />

fuego del infierno. "Así que, si al llevar tu ofr<strong>en</strong>da al altar te acuerdas de que tu hermano ti<strong>en</strong>e algo contra<br />

ti, deja tu ofr<strong>en</strong>da allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte <strong>en</strong> paz con tu hermano. Entonces<br />

podrás volver al altar y pres<strong>en</strong>tar tu ofr<strong>en</strong>da.<br />

"Ustedes han oído que antes se dijo: 'No cometas adulterio.' Pero yo les digo que cualquiera que mira<br />

con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella <strong>en</strong> su corazón. "Así pues, si tu ojo derecho te hace<br />

caer <strong>en</strong> pecado, sácatelo y échalo lejos de ti; es mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que<br />

todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace caer <strong>en</strong> pecado, córtatela y échala<br />

lejos de ti; es mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al<br />

infierno.<br />

"También han oído ustedes que se dijo a los antepasados: 'No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido<br />

al Señor bajo juram<strong>en</strong>to.' Pero yo les digo que no jur<strong>en</strong> por ninguna razón. No jur<strong>en</strong> por el cielo, porque es<br />

el trono de Dios ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del<br />

gran Rey. Ni jur<strong>en</strong> ustedes tampoco por su propia cabeza, porque no pued<strong>en</strong> hacer blanco o negro ni un<br />

solo cabello. Si dic<strong>en</strong> 'sí', que sea sí; si dic<strong>en</strong> 'no', que sea no, pues lo que se aparta de esto, es malo."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 36


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Séptimo Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, tú nos has <strong>en</strong>señado que todo lo que hacemos sin amor es de ningún valor: Envía tu<br />

Espíritu Santo, y derrama <strong>en</strong> nuestros corazones tu excel<strong>en</strong>tísimo don, que es el amor, el vínculo verdadero<br />

de la paz y de todas las virtudes, sin el cual todos aquellos que viv<strong>en</strong> son considerados como muertos ante<br />

ti. Concéd<strong>en</strong>os esto, por amor de tu único Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Levítico 19:11-2,9-18<br />

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: "Dile a la comunidad israelita lo sigui<strong>en</strong>te: "Sean ustedes<br />

santos, pues yo, el Señor su Dios, soy santo. "Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no recojas hasta el<br />

último grano de tu campo ni rebusques las espigas que hayan quedado. No rebusques todas las uvas de tu<br />

viñedo ni recojas las uvas caídas; déjalas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor, el Dios de<br />

ustedes. "No rob<strong>en</strong>. No mi<strong>en</strong>tan ni se <strong>en</strong>gañ<strong>en</strong> unos a otros. "No hagas promesas falsas <strong>en</strong> mi nombre, pues<br />

profanas el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. "No uses la viol<strong>en</strong>cia contra tu prójimo ni le arrebates lo<br />

que es suyo. "No ret<strong>en</strong>gas la paga del trabajador hasta el día sigui<strong>en</strong>te. "No maldigas al sordo. "No pongas<br />

ningún tropiezo <strong>en</strong> el camino del ciego. Muestra tu rever<strong>en</strong>cia a Dios. Yo soy el Señor. "No actúes con<br />

injusticia cuando dictes s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia: ni favorezcas al débil, ni te rindas ante el poderoso. Apégate a la justicia<br />

cuando dictes s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. "No andes con chismes <strong>en</strong>tre tu g<strong>en</strong>te. "No tomes parte <strong>en</strong> el asesinato de tu<br />

prójimo. Yo soy el Señor. "No abrigues <strong>en</strong> tu corazón odio contra tu hermano. "Repr<strong>en</strong>de a tu prójimo<br />

cuando debas repr<strong>en</strong>derlo. No te hagas cómplice de su pecado. "No seas v<strong>en</strong>gativo ni r<strong>en</strong>coroso con tu<br />

propia g<strong>en</strong>te. Ama a tu prójimo, que es como tú mismo. Yo soy el Señor".<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 7l:16-24 (Página 580 L.O.C.)<br />

l6. Com<strong>en</strong>zaré con las proezas del Señor Dios;*<br />

haré pres<strong>en</strong>te tu fidelidad, sólo la tuya.<br />

17. Oh Dios, me has <strong>en</strong>señado desde mi juv<strong>en</strong>tud,*<br />

y aun hoy relato tus maravillas.<br />

l8. Ahora <strong>en</strong> la vejez y ll<strong>en</strong>o de canas, no me desampares, oh Dios,*<br />

hasta que dé a conocer tu fortaleza a esta g<strong>en</strong>eración,<br />

y tu poder a los que han de v<strong>en</strong>ir.<br />

l9. Tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos;*<br />

has hecho proezas; ¿quién como tú, oh Dios?<br />

20. Tú me has hecho ver muchas angustias y males,*<br />

pero volverás a darme vida,<br />

y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.<br />

2l. Aum<strong>en</strong>tas mis fuerzas más y más;*<br />

me abrazas y me consuelas.<br />

22. Por tanto, te alabaré con lira por tu lealtad, oh Dios mío;*<br />

te cantaré con arpa, oh Santo de Israel.<br />

23. Mis labios cantarán con júbilo, cuando toque para ti,*<br />

y también mi alma, la cual redimiste. (sigue)<br />

Leccionario Dominical, Año A 37


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Séptimo Domingo después de la Epifanía<br />

24. Mi l<strong>en</strong>gua proclamará tu justicia todo el día,*<br />

porque están avergonzados y deshonrados los que buscaban mi vida.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 3:10-11,16-23<br />

Yo soy el maestro albañil al cual Dios permitió poner los fundam<strong>en</strong>tos, y otro está construy<strong>en</strong>do<br />

sobre ellos. Pero cada uno debe t<strong>en</strong>er cuidado de como construye, pues nadie puede poner otro fundam<strong>en</strong>to<br />

que el que ya está puesto, que es Jesucristo. ¿Acaso no sab<strong>en</strong> ustedes que son templo de Dios,<br />

y que el Espíritu de Dios vive <strong>en</strong> ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él,<br />

porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos. Que nadie se <strong>en</strong>gañe: si alguno de<br />

ustedes se cree sabio según la sabiduría de este mundo, vuélvase como un ignorante, para así llegar a ser<br />

verdaderam<strong>en</strong>te sabio. Pues la sabiduría de este mundo es pura tontería para Dios. En efecto, la Escritura<br />

dice: "Dios atrapa a los sabios <strong>en</strong> la propia astucia de ellos." Y dice también: "El Señor sabe que los<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos de los sabios son tonterías." Por eso, nadie debe s<strong>en</strong>tirse orgulloso de ser seguidor de hombre<br />

alguno; pues todas las cosas son de ustedes: Pablo, Apolos, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, el pres<strong>en</strong>te<br />

y el futuro; todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:38-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Ustedes han oído que antes se dijo: 'Ojo por ojo y di<strong>en</strong>te por di<strong>en</strong>te.' Pero yo les digo: No resistas al<br />

que te haga algún mal; al contrario, si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una mejilla, ofrécele también la otra. Si algui<strong>en</strong> te<br />

demanda y te quiere quitar la camisa, déjale que se lleve también tu capa. Si te obligan a llevar carga una<br />

milla, llévala dos. A cualquiera que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda al que te pida prestado.<br />

"También han oído que antes se dijo: 'Ama a tu amigo y odia a tu <strong>en</strong>emigo.' Pero yo les digo: Am<strong>en</strong><br />

a sus <strong>en</strong>emigos, y or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los persigu<strong>en</strong>. Así ustedes serán hijos de su Padre que está <strong>en</strong> el cielo;<br />

pues él hace que su sol salga sobre malos y bu<strong>en</strong>os y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si<br />

ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman, ¿qué premio recibirán? Hasta los que cobran impuestos para<br />

Roma se portan así. Y si saludan solam<strong>en</strong>te a sus hermanos, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? Hasta los<br />

paganos se portan así. Sean ustedes perfectos, como su Padre que está <strong>en</strong> el cielo es perfecto.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 38


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Octavo Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Amantísimo Padre, cuya voluntad es que te demos gracias por todas las cosas, que no temamos nada<br />

sino el perderte a ti, y que te confiemos todas nuestras preocupaciones, pues cuidas de nosotros:<br />

Presérvanos de temores infieles y de ansiedades mundanas, para que ninguna nube de esta vida mortal<br />

oculte de nosotros la luz de ese amor inmortal que tú nos has manifestado <strong>en</strong> tu Hijo Jesucristo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 49:8-18<br />

El Señor dice: "Vino el mom<strong>en</strong>to de mostrar mi bondad, y te respondí; llegó el día de la salvación, y<br />

te ayudé. Yo te protegí para establecer por ti mi pacto con el pueblo, para reconstruir el país, para hacer<br />

que tom<strong>en</strong> posesión de las tierras arrasadas, para decir a los presos: 'Qued<strong>en</strong> libres', y a los que están <strong>en</strong> la<br />

oscuridad: 'Déj<strong>en</strong>se ver.' Junto a todos los caminos <strong>en</strong>contrarán pastos, y <strong>en</strong> cualquier monte desierto<br />

t<strong>en</strong>drán alim<strong>en</strong>to para su ganado. "No t<strong>en</strong>drán hambre ni sed, ni los molestará el sol ni el calor, porque yo<br />

los amo y los guío, y los llevaré a manantiales de agua. Abriré un camino a través de las montañas y haré<br />

que se allan<strong>en</strong> los s<strong>en</strong>deros." ¡Mir<strong>en</strong>! Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de muy lejos: unos del norte, otros de occid<strong>en</strong>te, otros de la<br />

región de Asuán. ¡Cielo, grita de alegría! ¡Tierra, llénate de gozo! ¡Montañas, lanc<strong>en</strong> gritos de felicidad!<br />

Porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha t<strong>en</strong>ido compasión de él <strong>en</strong> su aflicción. "Sión decía: 'El<br />

Señor me abandonó, mi Dios se olvidó de mí," Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio<br />

hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré. Yo te llevo grabada <strong>en</strong> mis manos, siempre t<strong>en</strong>go<br />

pres<strong>en</strong>tes tus murallas. Los que te reconstruy<strong>en</strong> van más deprisa que los que te destruyeron; ya se han ido<br />

los que te arrasaron. Levanta los ojos y mira alrededor, mira como se reún<strong>en</strong> todos y vuelv<strong>en</strong> hacia ti.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 62:6-l4 (Página 565 L.O.C.)<br />

6. En sil<strong>en</strong>cio aguarda mi alma a Dios;*<br />

ciertam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> él está mi esperanza.<br />

7. Sólo él es mi roca y mi salvación,*<br />

mi fortaleza; no seré conmovido.<br />

8. En Dios está mi salvación y mi gloria;*<br />

Dios es mi roca fuerte y mi refugio.<br />

9. Confí<strong>en</strong> siempre <strong>en</strong> él, oh pueblos;*<br />

desahogu<strong>en</strong> delante de él su corazón, porque Dios es nuestro refugio.<br />

l0. Por cierto, la plebe no es más que un soplo;*<br />

aún los nobles son apari<strong>en</strong>cia.<br />

ll. Poniéndolos a todos <strong>en</strong> la balanza,*<br />

serán más leves que un soplo.<br />

l2. No confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> la opresión; <strong>en</strong> la rapiña no se <strong>en</strong>vanezcan;*<br />

aunque aum<strong>en</strong>t<strong>en</strong> las riquezas, no pongan <strong>en</strong> ellas el corazón.<br />

l3. Habló Dios una vez; dos veces lo he oído:*<br />

de Dios es el poder. (sigue)<br />

l4. De ti, oh Soberano mío, es la misericordia,*<br />

porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.<br />

Leccionario Dominical, Año A 39


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Octavo Domingo después de la Epifanía<br />

EPÍSTOLA Corintios: 4:1-5(6-7)8-13<br />

Ustedes deb<strong>en</strong> considerarnos simplem<strong>en</strong>te como ayudantes de Cristo, <strong>en</strong>cargados de <strong>en</strong>señar los<br />

secretos del plan de Dios. Ahora bi<strong>en</strong>, el que recibe un <strong>en</strong>cargo debe demostrar que es digno de confianza.<br />

En cuanto a mí respecta, muy poco me preocupa ser juzgado por ustedes o por algún tribunal humano. Ni<br />

siquiera yo mismo me juzgo. Sin embargo, el que mi conci<strong>en</strong>cia no me acuse de nada no significa que Dios<br />

me considere libre de culpa. Pues el que me juzga es el Señor. Por lo tanto, no juzgu<strong>en</strong> ustedes nada antes<br />

de tiempo; esper<strong>en</strong> a que el Señor v<strong>en</strong>ga y saque a la luz lo que ahora está <strong>en</strong> la oscuridad y dé a conocer<br />

las int<strong>en</strong>ciones del corazón. Entonces Dios dará a cada uno la alabanza que merezca. (Hermanos, les hablo<br />

de estas cosas por su propio bi<strong>en</strong> y poni<strong>en</strong>do como ejemplo a Apolos y a mí mismo. Lo digo para que por<br />

nuestro ejemplo apr<strong>en</strong>dan ustedes a no ir más allá de lo que está escrito, y para que nadie se <strong>en</strong>orgullezca<br />

de favorecer a uno <strong>en</strong> perjuicio de otro. Pues, ¿quién te hace mejor que los demás? ¿Y qué ti<strong>en</strong>es que<br />

Dios no te haya dado? Y si él te lo ha dado, ¿por qué presumes, como si lo hubieras conseguido por ti<br />

mismo?) Al parecer, ustedes ya son ricos, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> todo lo que pued<strong>en</strong> desear, y se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> como reyes que<br />

nada necesitan de nosotros. 'Ojalá fueran reyes de verdad, para que nosotros tuviéramos parte <strong>en</strong> su reino!<br />

Pues me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha puesto <strong>en</strong> el último lugar, como si fuéramos<br />

cond<strong>en</strong>ados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los<br />

hombres. Nosotros, por causa de Cristo, pasamos por tontos; mi<strong>en</strong>tras que ustedes, gracias a Cristo, pasan<br />

por intelig<strong>en</strong>tes. Nosotros somos débiles, mi<strong>en</strong>tras que ustedes son fuertes. A nosotros se nos desprecia, y a<br />

ustedes se les respeta. Hasta hoy mismo no hemos dejado de sufrir hambre, sed y falta de ropa; la g<strong>en</strong>te<br />

nos maltrata, no t<strong>en</strong>emos hogar propio y nos cansamos trabajando con nuestras propias manos. A las<br />

maldiciones respondemos con b<strong>en</strong>diciones; somos perseguidos, y lo soportamos. Se habla mal de nosotros,<br />

y contestamos con bondad. Nos tratan como a basura del mundo, como a desperdicio de la humanidad. Y<br />

así hasta el día de hoy.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:24-34<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará<br />

al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas. "Por lo tanto, yo les digo: No se preocup<strong>en</strong> por lo que<br />

han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que han de ponerse. ¿No vale la vida más que la comida y<br />

el cuerpo más que la ropa? Mir<strong>en</strong> las aves que vuelan por el aire: ni siembran ni cosechan ni guardan la<br />

cosecha <strong>en</strong> graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está <strong>en</strong> el cielo les da de comer. ¡Y ustedes<br />

val<strong>en</strong> más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni<br />

siquiera una hora? "¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíj<strong>en</strong>se como crec<strong>en</strong> las flores del<br />

campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se<br />

vestía como una de ellas. Pues si Dios viste así la hierba, que hoy está <strong>en</strong> el campo y mañana se quema <strong>en</strong><br />

el horno, ¿con mayor razón los vestirá a ustedes, g<strong>en</strong>te falta de fe? Así que no se preocup<strong>en</strong>,<br />

preguntándose: '¿Qué vamos a comer?' o '¿Con qué vamos a vestirnos?' Todas estas cosas son las que<br />

preocupan a los paganos, pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto,<br />

pongan toda su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el reino de Dios y <strong>en</strong> hacer lo que Dios exige, y recibirán también todas estas<br />

cosas. No se preocup<strong>en</strong> por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día<br />

ti<strong>en</strong>e bastante con sus propios problemas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 40


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Ultimo Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria <strong>en</strong> el monte santo:<br />

Concéd<strong>en</strong>os que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos para llevar nuestra cruz y ser<br />

transformados a su imag<strong>en</strong> de gloria <strong>en</strong> gloria; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 24:12(13-14)15-18<br />

El Señor le dijo a Moisés: - Sube al monte, donde yo estoy, y espérame allí, pues voy a darte unas<br />

tablas de piedra <strong>en</strong> las que he escrito la ley y los mandami<strong>en</strong>tos para instruir a los israelitas. [Moisés se<br />

levantó y subió al monte de Dios, junto con su ayudante Josué. A los ancianos les dijo: - Esperemos <strong>en</strong> este<br />

lugar, hasta que regresemos. Aquí se quedan Aarón y Hur con ustedes, y si algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e algún problema,<br />

que se lo pres<strong>en</strong>te a ellos.] Dicho esto, Moisés subió al monte, el cual quedó cubierto por una nube. La<br />

gloria del Señor vino a posarse sobre el monte Sinaí, y durante seis días la nube lo cubrió. Al séptimo día<br />

el Señor llamó a Moisés desde la nube. La gloria del Señor se pres<strong>en</strong>tó a los ojos de los israelitas como un<br />

fuego devorador, sobre la parte más alta del monte. Moisés <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la nube, subió al monte, y allí se<br />

quedó cuar<strong>en</strong>ta días y cuar<strong>en</strong>ta noches.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 99 (Página 622 L.O.C.)<br />

l. El Señor es Rey; tiembl<strong>en</strong> los pueblos;*<br />

está <strong>en</strong>tronizado sobre querubines; sacúdase la tierra.<br />

2. El Señor es grande <strong>en</strong> Sión;*<br />

es excelso sobre todos los pueblos.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su Nombre, porque es grande y temible;*<br />

él es el Santo.<br />

4. "Oh Rey poderoso, amante de la justicia, has establecido la equidad;*<br />

has administrado la justicia y el derecho <strong>en</strong> Jacob".<br />

5. Proclam<strong>en</strong> la grandeza del Señor nuestro Dios,<br />

y póstr<strong>en</strong>se ante el estrado de sus pies;*<br />

él es el Santo.<br />

6. Moisés y Aarón <strong>en</strong>tre sus sacerdotes,<br />

y Samuel <strong>en</strong>tre los que invocan su Nombre,*<br />

invocaban al Señor, y él les respondía.<br />

7. Desde la columna de nube les hablaba;*<br />

guardaban sus testimonios, y el decreto que les dio.<br />

8. "Oh Señor Dios nuestro, <strong>en</strong> verdad les respondías;*<br />

tú eras para ellos un Dios de perdón;<br />

con todo, les castigabas por sus malas obras".<br />

9. Proclam<strong>en</strong> la grandeza del Señor nuestro Dios,<br />

y adór<strong>en</strong>le sobre su santo monte,*<br />

porque el Señor nuestro Dios es el Santo.<br />

Leccionario Dominical, Año A 41


LA ESTACIÓN DE LA EPIFANÍA Ultimo Domingo después de la Epifanía<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 3:7-14<br />

Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo t<strong>en</strong>go por algo sin valor.<br />

Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bi<strong>en</strong> supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor.<br />

Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él y <strong>en</strong>contrarme<br />

unido a él. No busco quedar libre de culpa por la obedi<strong>en</strong>cia a la ley, sino por medio de la fe <strong>en</strong> Cristo; es<br />

decir, que Dios me libre de culpa por medio de la fe. Lo que quiero es conocer a Cristo, s<strong>en</strong>tir <strong>en</strong> mí el<br />

poder de su resurrección, tomar parte <strong>en</strong> sus sufrimi<strong>en</strong>tos y llegar a ser como él <strong>en</strong> su muerte, con la<br />

esperanza de alcanzar la resurrección de los muertos.<br />

No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la<br />

esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya<br />

lo haya alcanzado; lo que si hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está<br />

delante, para llegar a la meta y ganar el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 17:1-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de Santiago, y se fue aparte<br />

con ellos a un cerro muy alto. Allí, delante de ellos, cambió la apari<strong>en</strong>cia de Jesús. Su cara brillaba como el<br />

sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto vieron a Moisés y a Elías conversando con Jesús,<br />

Pedro le dijo a Jesús: - Señor, ¡qué bi<strong>en</strong> que estemos aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra<br />

para Moisés y otra para Elías. Mi<strong>en</strong>tras Pedro estaba hablando, una nube brillante los <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> su<br />

sombra, y de la nube salió una voz, que dijo: "Este es mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido: escúch<strong>en</strong>lo." Al<br />

oír esto, los discípulos se postraron con la cara <strong>en</strong> tierra, ll<strong>en</strong>os de miedo. Jesús se acercó a ellos, los tocó<br />

y les dijo: Levánt<strong>en</strong>se; no t<strong>en</strong>gan miedo. Y cuando miraron, ya no vieron a nadie, sino a Jesús solo.<br />

Mi<strong>en</strong>tras bajaban del cerro, Jesús les ord<strong>en</strong>ó: -No cu<strong>en</strong>t<strong>en</strong> a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre<br />

haya resucitado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 42


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, tú no aborreces nada de lo que has creado, y perdonas los pecados de<br />

todos los p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes: Crea y forma <strong>en</strong> nosotros, corazones nuevos y contritos, para que, lam<strong>en</strong>tando<br />

debidam<strong>en</strong>te nuestros pecados y reconoci<strong>en</strong>do nuestra miseria, obt<strong>en</strong>gamos de ti, Dios de toda<br />

misericordia, perfecta remisión y perdón; mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 58:1-12<br />

El Señor me dijo: "Grita fuertem<strong>en</strong>te, sin miedo, alza la voz como una trompeta; repr<strong>en</strong>de a mi<br />

pueblo por sus culpas, al pueblo de Jacob por sus pecados. Diariam<strong>en</strong>te me buscan y están felices de<br />

conocer mis caminos; como si fueran un pueblo que hace el bi<strong>en</strong> y que no descuida mis leyes; me pid<strong>en</strong><br />

leyes justas y se muestran felices de acercarse a mí, y sin embargo dic<strong>en</strong>: ¿Para qué ayunar, si Dios no<br />

lo ve? ¿Para qué sacrificarnos, si él no se da cu<strong>en</strong>ta? El día de ayuno lo dedican ustedes a hacer negocios<br />

y a explotar a sus trabajadores; el día de ayuno pasan <strong>en</strong> disputas y peleas y dando golpes criminales con<br />

los puños. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus oraciones. "¿Cre<strong>en</strong> que el ayuno que<br />

me agrada consiste <strong>en</strong> afligirse, <strong>en</strong> agachar la cabeza como un junco y <strong>en</strong> acostarse con ásperas ropas sobre<br />

la c<strong>en</strong>iza? ¿Eso es lo que ustedes llaman 'ayuno', y 'día agradable al Señor'? Pues no lo es. El ayuno que a<br />

mí me agrada consiste <strong>en</strong> esto: <strong>en</strong> que rompas las cad<strong>en</strong>as de la injusticia y desates los nudos que aprietan<br />

el yugo; <strong>en</strong> que dejes libres a los oprimidos y acabes, <strong>en</strong> fin, con toda tiranía; <strong>en</strong> que compartas tu pan con<br />

el hambri<strong>en</strong>to y recibas <strong>en</strong> tu casa al pobre sin techo; <strong>en</strong> que vistas al que no ti<strong>en</strong>e ropa y no dejes de<br />

socorrer a tus semejantes.<br />

Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante<br />

de ti y mi gloria te seguirá. Entonces, si me llamas, yo te responderé; si gritas pidi<strong>en</strong>do ayuda, yo te diré:<br />

Aquí estoy. Si haces desaparecer toda opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a ti<br />

mismo <strong>en</strong> servicio del hambri<strong>en</strong>to, si ayudas al afligido <strong>en</strong> su necesidad, tu luz brillará <strong>en</strong> la oscuridad, tus<br />

sombras se convertirán <strong>en</strong> luz de mediodía. Yo te guiaré continuam<strong>en</strong>te, te daré comida abundante <strong>en</strong> el<br />

desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bi<strong>en</strong> regado, como un manantial al que no le falta<br />

el agua. Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas y afianzará los cimi<strong>en</strong>tos puestos hace siglos. Llamarán a<br />

tu pueblo 'reparador de muros caídos', 'reconstructor de casas <strong>en</strong> ruinas'.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:8-14 (Página 626 L.O.C.)<br />

8. Misericordioso y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y rico <strong>en</strong> clem<strong>en</strong>cia.<br />

9. No nos acusará para siempre,*<br />

ni para siempre guardará su <strong>en</strong>ojo.<br />

l0. No nos ha tratado conforme a nuestros pecados,*<br />

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.<br />

ll. Así como se levantan los cielos sobre la tierra,*<br />

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.<br />

l2. Como dista el ori<strong>en</strong>te del occid<strong>en</strong>te,*<br />

así aleja de nosotros nuestras rebeliones. (sigue)<br />

Leccionario Dominical, Año A 43


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

l3. Como un padre cuida de sus hijos,*<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

l4. Porque él sabe de qué estamos hechos;*<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:20b-6:10<br />

Así pues, <strong>en</strong> el nombre de Cristo les rogamos que se pongan <strong>en</strong> paz con Dios. Cristo no cometió<br />

pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo trató como al pecado mismo, para así, por medio de Cristo,<br />

librarnos de culpa. Ahora pues, como colaboradores <strong>en</strong> la obra de Dios, les rogamos a ustedes que no<br />

desaprovech<strong>en</strong> la bondad que Dios les ha mostrado. Porque él dice <strong>en</strong> las Escrituras: “En el mom<strong>en</strong>to<br />

oportuno te escuché; <strong>en</strong> el día de la salvación te ayudé." Y ahora es el mom<strong>en</strong>to oportuno. ¡Ahora es el día<br />

de la salvación! En nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga <strong>en</strong> descrédito. Al<br />

contrario, <strong>en</strong> todo damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paci<strong>en</strong>cia los<br />

sufrimi<strong>en</strong>tos, las necesidades, las dificultades, los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los<br />

desvelos y el hambre. También lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimi<strong>en</strong>to de la<br />

verdad, por nuestra tolerancia y bondad, por la pres<strong>en</strong>cia del Espíritu Santo <strong>en</strong> nosotros, por nuestro amor<br />

sincero, por nuestro m<strong>en</strong>saje de verdad y por el poder de Dios <strong>en</strong> nosotros. Usamos las armas de la<br />

rectitud, tanto para el ataque como para la def<strong>en</strong>sa. Unas veces se nos honra, y otras veces se nos of<strong>en</strong>de;<br />

unas veces se habla bi<strong>en</strong> de nosotros y otras veces se habla mal. Nos tratan como a m<strong>en</strong>tirosos, a pesar de<br />

que decimos la verdad. Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bi<strong>en</strong> conocidos. Estamos<br />

medio muertos, pero seguimos vivi<strong>en</strong>do; nos castigan, pero no nos matan. Parecemos tristes, pero siempre<br />

estamos cont<strong>en</strong>tos; parecemos pobres, pero hemos <strong>en</strong>riquecido a muchos; parece que no t<strong>en</strong>emos nada,<br />

pero lo t<strong>en</strong>emos todo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:1-6,16-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No practiqu<strong>en</strong> su religión delante de la g<strong>en</strong>te sólo para que los demás los vean. Si lo hac<strong>en</strong> así su<br />

Padre que está <strong>en</strong> el cielo no les dará ningún premio. Por eso, cuando ayudes alos necesitados, no lo<br />

publiques a los cuatro vi<strong>en</strong>tos, como hac<strong>en</strong> los hipócritas <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> las calles para que la g<strong>en</strong>te<br />

hable bi<strong>en</strong> de ellos. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no<br />

se lo cu<strong>en</strong>tes ni siquiera a tu amigo mas íntimo; hazlo <strong>en</strong> secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong><br />

secreto, te dará tu premio. Cuando ustedes or<strong>en</strong>, no sean como los hipócritas, a qui<strong>en</strong>es les gusta orar de<br />

pie <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> las esquinas de las plazas para que la g<strong>en</strong>te los vea. Les aseguro que con eso ya<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Pero tú, cuando ores, <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está allí a<br />

solas contigo. Y tu Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong> secreto, te dará tu premio. "Cuando ustedes ayun<strong>en</strong>, no<br />

pongan cara triste, como los hipócritas, que apar<strong>en</strong>tan tristeza para que la g<strong>en</strong>te vea que están ayunando.<br />

Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. "No amonton<strong>en</strong> riquezas aquí <strong>en</strong> la tierra, donde la polilla<br />

destruye, y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Más bi<strong>en</strong> amonton<strong>en</strong> riquezas<br />

<strong>en</strong> el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Pues<br />

donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón".<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 44


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo fue llevado por el Espíritu para ser t<strong>en</strong>tado por Satanás.<br />

Apresúrate a socorrer a los que somos atacados por múltiples t<strong>en</strong>taciones; y así como tú conoces las<br />

flaquezas de cada uno de nosotros, haz que cada uno te halle poderoso para salvar; por Jesucristo tu Hijo<br />

nuestro Señor que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 2:4b-9, 15-17, 25-3:7<br />

Cuando Dios el Señor hizo el cielo y la tierra, aún no había plantas ni había brotado la hierba, porque<br />

Dios el Señor todavía no había hecho llover sobre la tierra, ni había nadie que la trabajara. Sin embargo,<br />

de la tierra salía agua que regaba todo el terr<strong>en</strong>o. Entonces Dios el Señor formó al hombre de la tierra<br />

misma, y sopló <strong>en</strong> su nariz y le dio vida. Así el hombre com<strong>en</strong>zó a vivir. Después Dios el Señor plantó un<br />

jardín <strong>en</strong> la región de Edén, <strong>en</strong> el ori<strong>en</strong>te, y puso allí al hombre que había formado. Hizo crecer también<br />

toda clase de árboles hermosos que daban fruto bu<strong>en</strong>o para comer. En medio del jardín puso también el<br />

árbol de la vida y el árbol del conocimi<strong>en</strong>to del bi<strong>en</strong> y del mal.<br />

Cuando Dios el Señor puso al hombre <strong>en</strong> el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, le dio<br />

esta ord<strong>en</strong>: "Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, m<strong>en</strong>os del árbol del bi<strong>en</strong> y del mal.<br />

No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes, ciertam<strong>en</strong>te morirás." Tanto el hombre como su<br />

mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos s<strong>en</strong>tía vergü<strong>en</strong>za de estar así. La serpi<strong>en</strong>te era más astuta<br />

que todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, y le preguntó a la mujer: Así que Dios les<br />

ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín? Y la mujer le contestó: Podemos comer del<br />

fruto de cualquier árbol, m<strong>en</strong>os del árbol que está <strong>en</strong> medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos<br />

comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos. Pero la serpi<strong>en</strong>te le dijo a la mujer:<br />

No es cierto. No morirán. Dios sabe muy bi<strong>en</strong> que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán<br />

saber lo que es bu<strong>en</strong>o y lo que es malo, y que <strong>en</strong>tonces serán como Dios. La mujer vio que el fruto del<br />

árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a t<strong>en</strong>er <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to. Así que cortó uno de<br />

los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. En ese mom<strong>en</strong>to se les abrieron los<br />

ojos, y los dos se dieron cu<strong>en</strong>ta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se<br />

cubrieron con ellas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 51:1-13 (Página 553 L.O.C.)<br />

l. T<strong>en</strong> misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu bondad;*<br />

conforme a tu inm<strong>en</strong>sa compasión borra mis rebeliones.<br />

2. Lávame más y más de mi maldad,*<br />

y límpiame de mi pecado;<br />

3. Porque reconozco mis rebeliones,*<br />

y mi pecado está siempre delante de mí.<br />

4. Contra ti, contra ti sólo he pecado,*<br />

y he hecho lo malo delante de tus ojos.<br />

5. Por tanto eres reconocido justo <strong>en</strong> tu s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia,*'<br />

y t<strong>en</strong>ido por puro <strong>en</strong> tu juicio.<br />

Leccionario Dominical, Año A 45


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

6. He aquí, he sido malo desde mi nacimi<strong>en</strong>to,*<br />

pecador desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre; (sigue)<br />

7. Porque he aquí, amas la verdad más que la astucia o el saber oculto;*<br />

por tanto, <strong>en</strong>séñame sabiduría.<br />

8. Límpiame de mi pecado, y seré puro;*<br />

lávame, y seré más blanco que la nieve.<br />

9. Hazme oír canciones de gozo y alegría,*<br />

y se regocijará el cuerpo que has abatido.<br />

l0. Esconde tu rostro de mis pecados,*<br />

y borra todas mis maldades.<br />

11. Crea <strong>en</strong> mí, oh Dios, un corazón limpio,*<br />

y r<strong>en</strong>ueva un espíritu firme d<strong>en</strong>tro de mí.<br />

l2. No me eches de tu pres<strong>en</strong>cia,*<br />

y no quites de mí tu santo Espíritu.<br />

13. Dame otra vez el gozo de tu salvación;*<br />

y que tu noble Espíritu me sust<strong>en</strong>te.<br />

EPÍSTOLA Romanos 5:12-19 [20-21]<br />

Así pues, por medio de un solo hombre <strong>en</strong>tró el pecado <strong>en</strong> el mundo y trajo consigo la muerte, y la<br />

muerte pasó a todos porque todos pecaron. Antes que hubiera ley, ya había pecado <strong>en</strong> el mundo; aunque el<br />

pecado no se toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta cuando no hay ley. Sin embargo, desde el tiempo de Adán hasta el de<br />

Moisés, la muerte reinó sobre los que pecaron, aunque el pecado de éstos no consistió <strong>en</strong> desobedecer un<br />

mandato, como hizo Adán, el cual fue figura de aquel que había de v<strong>en</strong>ir.<br />

Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que Dios nos ha dado. Pues por el delito de<br />

un solo hombre, muchos murieron; pero el don que Dios nos ha dado gratuitam<strong>en</strong>te por medio de un solo<br />

hombre, Jesucristo, es mucho mayor y <strong>en</strong> bi<strong>en</strong> de muchos.<br />

El pecado de un solo hombre no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo pecado vino<br />

la cond<strong>en</strong>ación, pero por el don de Dios los hombres son declarados libres de sus muchos pecados. Pues si<br />

la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a qui<strong>en</strong>es Dios, <strong>en</strong><br />

su gran bondad y gratuitam<strong>en</strong>te, declara libres de culpa, reinarán <strong>en</strong> la nueva vida mediante un solo<br />

hombre, Jesucristo. Y así como el delito de Adán puso bajo cond<strong>en</strong>ación a todos los hombres, así también<br />

el acto justo de Jesucristo trajo a todos los hombres una vida libre de cond<strong>en</strong>ación. Es decir, que por la<br />

desobedi<strong>en</strong>cia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la<br />

obedi<strong>en</strong>cia de un solo hombre, muchos quedarán libres de culpa. [La ley vino para que aum<strong>en</strong>tara el<br />

pecado; pero cuando el pecado aum<strong>en</strong>tó, Dios se mostró aún más bondadoso. Y así como el pecado reinó<br />

para traer muerte, así también la bondad de Dios reinó para<br />

librarnos de culpa y darnos vida eterna mediante nuestro Señor Jesucristo.]<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año A 46


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 4: 1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego el Espíritu llevo a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba. Estuvo cuar<strong>en</strong>ta<br />

días y cuar<strong>en</strong>ta noches sin comer, y después sintió hambre. El diablo se acercó <strong>en</strong>tonces a Jesús para<br />

ponerlo a prueba, y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ord<strong>en</strong>a que estas piedras se conviertan <strong>en</strong> panes.<br />

Pero Jesús le contestó: La Escritura dice: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra<br />

que salga de los labios de Dios". Luego el diablo lo llevó a la santa ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte<br />

más alta del templo y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque la Escritura dice: "Dios<br />

mandará que sus ángeles te cuid<strong>en</strong>. Te levantarán con sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.<br />

Jesús le contestó: - también dice la Escritura: 'No pongas a prueba al Señor tu Dios.' Finalm<strong>en</strong>te el<br />

diablo lo llevó a un cerro muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y la grandeza de ellos, le<br />

dijo: Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras. Jesús le contestó: Vete, Satanás, porque la<br />

Escritura dice: "Adora al Señor tu Dios, y sírvele sólo a él." Entonces el diablo se apartó de Jesús, y unos<br />

ángeles acudieron a servirle.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 47


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Oh Dios cuya gloria es siempre t<strong>en</strong>er misericordia: Sé b<strong>en</strong>igno a todos los que se han descarriado de<br />

tus caminos, y tráelos de nuevo con corazones p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes y fe firme, para recibir y abrazar la verdad<br />

inmutable de tu Verbo, Jesucristo tu Hijo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 12:1-8<br />

Un día el Señor le dijo a Abram: “Deja tu tierra, tus pari<strong>en</strong>tes y la casa de tu padre, para ir a la tierra<br />

que yo te voy a mostrar. Con tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes voy a formar una gran nación; voy a b<strong>en</strong>decirte y hacerte<br />

famoso, y serás una b<strong>en</strong>dición para otros. B<strong>en</strong>deciré a los que te b<strong>en</strong>digan y maldeciré a los que te<br />

maldigan; por medio de ti b<strong>en</strong>deciré a todas las familias del mundo."<br />

Abraham salió de Harán tal como el Señor se lo había ord<strong>en</strong>ado. T<strong>en</strong>ía set<strong>en</strong>ta y cinco años cuando<br />

salió de allá para ir a la tierra de Canaán. Con él se llevó a su esposa Sara y a su sobrino Lot, y también<br />

todas las cosas que t<strong>en</strong>ían y la g<strong>en</strong>te que habían adquirido <strong>en</strong> Harán. Cuando llegaron a Canaán, Abraham<br />

atravesó toda esa región hasta llegar a Siquem, donde está la <strong>en</strong>cina, sagrada de More. Los cananeos vivían<br />

<strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> aquella región. Allí el Señor se le apareció y le dijo: "Esta tierra se la voy a dar a tu<br />

desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia." Entonces Abraham construyó un altar <strong>en</strong> honor del Señor porque allí se le había aparecido.<br />

Luego se fue a la región montañosa que está al este de la ciudad de Betel, y allí puso su campam<strong>en</strong>to. Betel<br />

quedaba al oeste de donde él había acampado, y la ciudad de Hai al este. En ese lugar Abraham construyó<br />

otro altar e invocó el nombre del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 33:12-22 (Página 525 L.O.C.)<br />

12. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada la nación cuyo Dios es el Señor;*<br />

bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el pueblo que él escogió para sí.<br />

l3. Desde el cielo mira el Señor,*<br />

y ve a todos los seres humanos.<br />

l4. Desde el lugar de su morada observa*<br />

a todos los moradores de la tierra.<br />

l5. Él formó el corazón de todos ellos;*<br />

at<strong>en</strong>to está a todas sus obras.<br />

l6. El rey no se salva por la multitud del ejército,*<br />

ni escapa el vali<strong>en</strong>te por la mucha fuerza.<br />

l7. Vano para salvar es el caballo;*<br />

la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.<br />

l8. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

l9. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él. (sigue)<br />

Leccionario Dominical, Año A 48


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

2l. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

EPÍSTOLA Romanos 4:1-5 [6-12] 13-17<br />

Pero <strong>en</strong>tonces, ¿qué diremos que ganó Abraham, nuestro antepasado? En realidad, si Abraham<br />

hubiera sido aceptado como justo a causa de sus propios hechos, t<strong>en</strong>dría un motivo de orgullo, aunque no<br />

delante de Dios. Pues la Escritura dice: "Abraham creyó a Dios, y por eso Dios lo aceptó como justo."<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, si alguno trabaja, el pago no se le da como un regalo sino como algo merecido. En cambio, si<br />

alguno cree <strong>en</strong> Dios, que libra de culpa al pecador, Dios lo acepta como justo por su fe, aunque no haya<br />

hecho nada que merezca su favor.<br />

[David mismo habló de la dicha de aquel a qui<strong>en</strong> Dios acepta como justo sin tomarle <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta sus<br />

hechos. Dijo David: "¡Dichosos aquellos a qui<strong>en</strong>es Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus<br />

pecados! ¡Dichoso el hombre a qui<strong>en</strong> el Señor no toma <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta su pecado! ¿Será que esta dicha<br />

corresponde solam<strong>en</strong>te a los que están circuncidados, o corresponderá también a los que no lo están?<br />

Hemos dicho que Dios aceptó como justo a Abraham por su fe. Pero ¿cuándo lo aceptó? ¿Después de que<br />

Abraham fue circuncidado, o antes? No después, sino antes. Y después Abraham fue circuncidado, como<br />

señal o sello de que Dios ya lo había aceptado como justo por causa de su fe. De este modo, Abraham ha<br />

v<strong>en</strong>ido a ser también el padre de todos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe, aunque no hayan sido circuncidados; y así Dios<br />

los acepta igualm<strong>en</strong>te a ellos como justos. Y Abraham es también el padre de qui<strong>en</strong>es, además de estar<br />

circuncidados, sigu<strong>en</strong> el ejemplo de aquella fe que él ya t<strong>en</strong>ía cuando aún no estaba circuncidado.]<br />

Pues Dios prometió a Abraham y a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes que recibirían el mundo como her<strong>en</strong>cia; pero<br />

esta promesa no les fue hecha porque Abraham hubiera obedecido la ley, sino porque tuvo fe <strong>en</strong> Dios; y<br />

por eso, Dios lo aceptó como justo. Pues si los que han de recibir la her<strong>en</strong>cia son los que obedec<strong>en</strong> la ley,<br />

<strong>en</strong>tonces la fe resultaría cosa inútil y la promesa de Dios perdería su valor. Porque la ley trae castigo; pero<br />

donde no hay ley, tampoco hay faltas contra la ley. Por eso, para que la promesa hecha a Abraham fuera<br />

firme para todos sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, t<strong>en</strong>ía que ser un don basado <strong>en</strong> la fe. Es decir, la promesa no es<br />

solam<strong>en</strong>te para los que obedec<strong>en</strong> la ley, sino también para todos los que cre<strong>en</strong> como creyó Abraham. De<br />

esa manera, él vi<strong>en</strong>e a ser padre de todos nosotros, como dice la Escritura: "Te he hecho padre de muchas<br />

naciones." Este es el Dios <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> Abraham creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que<br />

aún no exist<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 3:1-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Había un fariseo llamado Nicodemo, que era un hombre importante <strong>en</strong>tre los judíos. Este fue de<br />

noche a visitar a Jesús, y le dijo: Maestro, sabemos que Dios te ha <strong>en</strong>viado a <strong>en</strong>señarnos, porque nadie<br />

podría hacer los milagros que tú haces, si Dios no estuviera con él. Jesús le dijo: Te aseguro que el que no<br />

Leccionario Dominical, Año A 49


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: Pero, ¿y cómo puede uno nacer<br />

cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá <strong>en</strong>trar otra vez d<strong>en</strong>tro de su madre, para volver a nacer? Jesús le<br />

contestó:<br />

- Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el reino de Dios. Lo que<br />

nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te diga:<br />

'Todos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que nacer de nuevo.' El vi<strong>en</strong>to sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de<br />

donde vi<strong>en</strong>e ni a dónde va. Así son también todos los que nac<strong>en</strong> del Espíritu. Nicodemo volvió a<br />

preguntarle: -¿Cómo puede ser esto? Jesús le contestó: -¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas<br />

cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos, y somos testigos de lo que hemos visto;<br />

pero ustedes no cre<strong>en</strong> lo que les decimos. Si no me cre<strong>en</strong> cuando les hablo de las cosas de este mundo,<br />

¿cómo me van a creer si les hablo de las cosas del cielo?<br />

"Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo; es decir, el Hijo del hombre. Y así como Moisés<br />

levantó la serpi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el desierto, así también el Hijo del hombre ti<strong>en</strong>e que ser levantado, para que todo el<br />

que cree <strong>en</strong> él t<strong>en</strong>ga vida eterna. "Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo<br />

aquel que cree <strong>en</strong> él no muera, sino que t<strong>en</strong>ga vida eterna. Porque Dios no <strong>en</strong>vió a su Hijo al mundo para<br />

cond<strong>en</strong>ar al mundo, sino para salvarlo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 50


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú sabes que <strong>en</strong> nosotros no hay poder para ayudarnos: Guardamos tanto<br />

exteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuerpo como interiorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> alma, para que seamos def<strong>en</strong>didos de todas las<br />

adversidades que puedan sobrev<strong>en</strong>ir al cuerpo, y de los malos p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos que puedan asaltar y herir el<br />

alma; por Jesucristo nuestro Señor que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos<br />

de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 17:1-7<br />

Toda la comunidad israelita salió del desierto de Sin, sigui<strong>en</strong>do su camino poco a poco, de acuerdo<br />

con las órd<strong>en</strong>es del Señor. Después acamparon <strong>en</strong> Refidim, pero no había agua para que el pueblo bebiera,<br />

así que le reclamaron a Moisés, diciéndole: -¡Danos agua para beber! ¿Por qué me hac<strong>en</strong> reclamaciones a<br />

mí? ¿Por qué pon<strong>en</strong> a prueba a Dios? contestó Moisés. Pero el pueblo t<strong>en</strong>ía sed, y hablaron <strong>en</strong> contra de<br />

Moisés. Decían: -¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? Para matarnos de sed, junto con nuestros hijos y<br />

nuestros animales?<br />

Moisés clamó <strong>en</strong>tonces al Señor, y le dijo: ¿Que voy a hacer con esta g<strong>en</strong>te? ¡Un poco más y me<br />

matan a pedradas! Y el Señor le contestó: - Pasa delante del pueblo, y hazte acompañar de algunos<br />

ancianos de Israel. Llévate también el bastón con que golpeaste el río, y ponte <strong>en</strong> marcha. Yo estaré<br />

esperándote allá <strong>en</strong> el monte Horeb, sobre la roca. Cuando golpees la roca, saldrá agua de ella para que<br />

beba la g<strong>en</strong>te. Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel, y llamó a aquel lugar Meriba porque<br />

los israelitas le habían hecho reclamaciones, y también lo llamó Masah porque habían puesto a prueba a<br />

Dios, al decir: "¿Está o no está el Señor con nosotros?<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 95:6-11 (Página 618 L.O.C.)<br />

6. V<strong>en</strong>gan, adoremos y postrémonos;*<br />

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;<br />

7. Porque él es nuestro Dios;<br />

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano.*<br />

¡Ojalá escuch<strong>en</strong> hoy su voz!<br />

8. No <strong>en</strong>durezcan su corazón<br />

como <strong>en</strong> Meribá, y <strong>en</strong> el día de Masá <strong>en</strong> el desierto,*<br />

donde me t<strong>en</strong>taron sus antepasados.<br />

9. Me pusieron a prueba,*<br />

aunque habían visto mis obras.<br />

l0. Durante cuar<strong>en</strong>ta años aborrecí aquella g<strong>en</strong>eración, y dije:*<br />

"es un pueblo que divaga de corazón; no reconoce mis caminos".<br />

ll. Por tanto, juré <strong>en</strong> mi furor:*<br />

"No <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> mi reposo".<br />

Leccionario Dominical, Año A 51


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

EPÍSTOLA Romanos 5:1-11<br />

Así pues, libres ya de culpa gracias a la fe, t<strong>en</strong>emos paz con Dios por medio de nuestro Señor<br />

Jesucristo. Pues por Cristo gozamos del favor de Dios por medio de la fe, y estamos firmes, y nos<br />

alegramos con la esperanza de t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> la gloria de Dios. Y no sólo esto sino que también nos<br />

alegramos <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to; porque sabemos que el sufrimi<strong>en</strong>to nos da firmeza para soportar, y esta<br />

firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos ll<strong>en</strong>a de esperanza. Y esta esperanza no nos<br />

defrauda, porque Dios ha ll<strong>en</strong>ado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha<br />

dado.<br />

Pues cuando nosotros éramos incapaces de salvarnos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los<br />

malos, No es fácil que algui<strong>en</strong> se deje matar <strong>en</strong> lugar de otra persona. Ni siquiera <strong>en</strong> lugar de una persona<br />

justa; aunque quizás algui<strong>en</strong> estaría dispuesto a morir por una persona verdaderam<strong>en</strong>te bu<strong>en</strong>a. Pero Dios<br />

prueba que nos ama, <strong>en</strong> que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora, libres<br />

ya de culpa mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos librados del castigo final por medio de<br />

él. Porque si Dios, cuando todavía éramos sus <strong>en</strong>emigos, nos puso <strong>en</strong> paz consigo mismo mediante la<br />

muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos <strong>en</strong> paz con él. Y<br />

no sólo esto, sino que también nos alegramos <strong>en</strong> Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo<br />

hemos llegado a t<strong>en</strong>er paz con Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 4:5-26 (27-38) 39-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

De modo que llegó a un pueblo de Samaria que se llamaba Sicar, cerca del terr<strong>en</strong>o que Jacob había<br />

dado <strong>en</strong> her<strong>en</strong>cia a su hijo José. Allí estaba el pozo que llamaban de Jacob. Jesús, cansado del camino, se<br />

s<strong>en</strong>tó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer.<br />

En eso, una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame un poco de agua. Pero<br />

como los judíos no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> trato con los samaritanos, la mujer le respondió: -¿Cómo es que tú, si<strong>en</strong>do judío,<br />

me pides agua a mí, que soy samaritana? Jesús le contestó: - Si supieras lo que Dios da y quién es el que te<br />

está pidi<strong>en</strong>do agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: - Señor, ni siquiera ti<strong>en</strong>es<br />

con que sacar agua, y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? Nuestro antepasado Jacob<br />

nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres<br />

tú más que él? Jesús le contestó: - Todos los que beb<strong>en</strong> de esta agua, volverán a t<strong>en</strong>er sed; pero el que<br />

beba del agua que yo le daré, nunca volverá a t<strong>en</strong>er sed. Porque el agua que yo le daré brotará <strong>en</strong> el como<br />

un manantial de vida eterna. La mujer le dijo: - Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a t<strong>en</strong>er sed<br />

ni haya de v<strong>en</strong>ir aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve a llamar a tu marido y vuelve acá. La mujer le contestó:<br />

No t<strong>en</strong>go marido. Jesús le dijo: Bi<strong>en</strong> dices que no ti<strong>en</strong>es marido; porque has t<strong>en</strong>ido cinco maridos, y el que<br />

ahora ti<strong>en</strong>es no es tu marido. Es cierto lo que has dicho. Al oír esto, la mujer le dijo: - Señor, ya veo que<br />

eres un profeta. Nuestros antepasados los samaritanos adoraron a Dios aquí, <strong>en</strong> este monte; pero ustedes<br />

los judíos dic<strong>en</strong> que Jerusalén es el lugar donde debemos adorarlo. Jesús le contestó: Créeme, mujer, que<br />

llega la hora <strong>en</strong> que ustedes adorarán al Padre sin t<strong>en</strong>er que v<strong>en</strong>ir a este monte ni ir a Jerusalén. Ustedes no<br />

sab<strong>en</strong> a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién adoramos, pues la salvación vi<strong>en</strong>e de los judíos. Pero<br />

llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero,<br />

Leccionario Dominical, Año A 52


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran. Dios es espíritu, y<br />

los que lo adoran deb<strong>en</strong> hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. La mujer le dijo: -<br />

Yo sé que va a v<strong>en</strong>ir el Mesías (es decir, el Cristo); y cuando él v<strong>en</strong>ga, nos lo explicará todo. Jesús le dijo:<br />

- Ese soy yo, el mismo que habla contigo.<br />

[En esto llegaron sus discípulos, y se quedaron extrañados de que Jesús estuviera hablando con una<br />

mujer. Pero ninguno se atrevió a preguntarle que quería, o de qué estaba conversando con ella. La mujer<br />

dejó su cántaro y se fue al pueblo, donde dijo a la g<strong>en</strong>te: V<strong>en</strong>gan a ver a un hombre que me ha dicho todo<br />

lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías? Entonces salieron del pueblo y fueron a donde estaba Jesús.<br />

Mi<strong>en</strong>tras tanto, los discípulos le rogaban: - Maestro, come algo, Pero él les dijo: - Yo t<strong>en</strong>go algo que<br />

comer, que ustedes no conoc<strong>en</strong>. Los discípulos com<strong>en</strong>zaron a preguntarse unos a otros: -¿Será que le<br />

habrán traído algo de comer? Pero Jesús les dijo: - Mi comida es hacer la voluntad del que me <strong>en</strong>vió y<br />

terminar su trabajo. Ustedes dic<strong>en</strong>: 'Todavía faltan cuatro meses para la cosecha'; pero yo les digo que se<br />

fij<strong>en</strong> <strong>en</strong> los sembrados, pues ya están maduros para la cosecha. El que trabaja <strong>en</strong> la cosecha recibe su paga,<br />

y la cosecha que recoge es para vida eterna, para que tanto el que siembra como el que cosecha se alegr<strong>en</strong><br />

juntam<strong>en</strong>te. Porque este dicho es verdadero: 'Uno es el que siembra y otro el que cosecha.' Yo los <strong>en</strong>vié a<br />

ustedes a cosechar algo que no les había costado ningún trabajo; otros fueron los que trabajaron, y ustedes<br />

son los que se han b<strong>en</strong>eficiado del trabajo de ellos.]<br />

Muchos de los habitantes de aquel pueblo de Samaria creyeron <strong>en</strong> Jesús por lo que les había<br />

asegurado la mujer: "Me ha dicho todo lo que he hecho." Así que, cuando los samaritanos llegaron,<br />

rogaron a Jesús que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días, y muchos más creyeron al oír lo que él<br />

mismo decía. Y dijeron a la mujer: Ahora creemos, no solam<strong>en</strong>te por lo que tú nos dijiste, sino también<br />

porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que de veras es el Salvador del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 53


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Padre bondadoso, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo Jesucristo desc<strong>en</strong>dió del cielo para ser el pan verdadero que da<br />

vida al mundo: Danos siempre este pan, para que él viva <strong>en</strong> nosotros y nosotros <strong>en</strong> él; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Samuel 16:1-13<br />

El Señor dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo vas a estar triste por causa de Saúl? Ya no quiero que<br />

él siga si<strong>en</strong>do rey de Israel. Anda, ll<strong>en</strong>a de aceite tu cuerno, que quiero que vayas a la casa de Isaí, el de<br />

Belén, porque ya escogí como rey a uno de sus hijos. ¿Y cómo haré para ir? respondió Samuel. ¡Si Saúl<br />

llega a saberlo me matará! El Señor le contestó: Toma una ternera y dile que vas a ofrecérmela <strong>en</strong><br />

sacrificio. Después invita a Isaí al sacrificio, y yo te diré lo que debes hacer. Consagra como rey a qui<strong>en</strong><br />

yo te diga. Samuel hizo lo que el Señor e mandó. Y cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad<br />

salieron a recibirle con cierto temor, y le preguntaron: ¿Vi<strong>en</strong>es <strong>en</strong> son de paz? -- Así es -- respondió<br />

Samuel. V<strong>en</strong>go a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíqu<strong>en</strong>se y acompáñ<strong>en</strong>me a participar <strong>en</strong> el sacrificio.<br />

Luego Samuel purificó a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio. Cuando ellos llegaron, Samuel vio a<br />

Eliab y p<strong>en</strong>só: "Con toda seguridad éste es el hombre que el Señor ha escogido como rey."<br />

Pero el Señor le dijo: "No te fijes <strong>en</strong> su apari<strong>en</strong>cia ni <strong>en</strong> su elevada estatura, pues yo lo he rechazado.<br />

No se trata de lo que el hombre ve; pues el hombre se fija <strong>en</strong> las apari<strong>en</strong>cias, pero yo me fijo <strong>en</strong> el<br />

corazón." Entonces Isaí llamó a Abinadab, y se lo pres<strong>en</strong>tó a Samuel pero Samuel com<strong>en</strong>tó: Tampoco a<br />

éste ha escogido el Señor. Luego le pres<strong>en</strong>tó Isaí a Samuel; pero Samuel dijo: Tampoco ha escogido a éste.<br />

Isaí pres<strong>en</strong>tó a Samuel siete de sus hijos, pero Samuel tuvo que decirle que a ninguno de ellos lo había<br />

elegido el Señor. Finalm<strong>en</strong>te le preguntó: ¿No ti<strong>en</strong>es más hijos? Falta el más pequeño, que es el que cuida<br />

el rebaño respondió Isaí. Manda a buscarlo dijo Samuel, porque no com<strong>en</strong>zaremos la ceremonia hasta que<br />

él llegue. Isaí lo mandó llamar. Y el chico era de piel sonrosada, agradable y bi<strong>en</strong> parecido. Entonces el<br />

Señor dijo a Samuel: Este es. Así que levántate y conságralo como rey. Enseguida Samuel tomó el frasco<br />

de aceite, y <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de sus hermanos consagró como rey al jov<strong>en</strong>, que se llamaba David. A partir de<br />

aquel mom<strong>en</strong>to, el espíritu del Señor se apoderó de él. Después Samuel se despidió y se fue a Ramá.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 23 (Página 511 L.O.C.)<br />

l. El Señor es mi pastor;*<br />

nada me faltará.<br />

2. En verdes pastos me hace yacer;*<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3. Aviva mi alma*<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4. Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno:*<br />

porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5. Aderezarás mesa delante de mí <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores;*<br />

unges mi cabeza con óleo; mi copa está rebosando.<br />

Leccionario Dominical, Año A 54


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

6. Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida.*<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

EPÍSTOLA Efesios 5:[1-7] 8-14<br />

[Ustedes, como hijos amados de Dios, procur<strong>en</strong> ser como él. Condúzcanse con amor, lo mismo que<br />

Cristo nos amó y se <strong>en</strong>tregó para ser sacrificado por nosotros, como ofr<strong>en</strong>da y sacrificio de olor agradable<br />

a Dios. Ustedes, que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios, no deb<strong>en</strong> ni siquiera hablar de la inmoralidad sexual ni<br />

de ninguna otra clase de impureza o de avaricia. No digan indec<strong>en</strong>cias ni tonterías ni vulgaridades, porque<br />

estas cosas no convi<strong>en</strong><strong>en</strong>; más bi<strong>en</strong> alab<strong>en</strong> a Dios. Pues ya sab<strong>en</strong> que qui<strong>en</strong> comete inmoralidades<br />

sexuales, o hace cosas impuras, o es avaro (que es una especie de idolatría), no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el<br />

reino de Cristo y de Dios. Que nadie los <strong>en</strong>gañe con palabras huecas, porque precisam<strong>en</strong>te por estas cosas<br />

vi<strong>en</strong>e el terrible castigo de Dios sobre aquellos que no le obedec<strong>en</strong>. No t<strong>en</strong>gan ustedes, pues, ninguna parte<br />

con ellos.]<br />

Ustedes antes vivían <strong>en</strong> la oscuridad, pero ahora, por estar unidos al Señor, viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la luz. Pórt<strong>en</strong>se<br />

como qui<strong>en</strong>es pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la luz, pues la luz produce toda una cosecha de bondad, rectitud y verdad.<br />

Procur<strong>en</strong> hacer lo que agrada al Señor. No tom<strong>en</strong> parte <strong>en</strong> las cosas inútiles que hac<strong>en</strong> los que son de la<br />

oscuridad; mas bi<strong>en</strong> sáqu<strong>en</strong>las a la luz. Pues hasta vergü<strong>en</strong>za da hablar de lo que ellos hac<strong>en</strong> <strong>en</strong> secreto;<br />

pero cuando todas las cosas son puestas al descubierto por la luz quedan <strong>en</strong> claro, porque la luz lo descubre<br />

todo. Por eso se dice: "Despiértate, tú que duermes; levántate de <strong>en</strong>tre los muertos, y Cristo te alumbrará."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 9: 1-13 [14-27] 28-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al pasar por cierto lugar, Jesús vio a un hombre que había nacido ciego. Sus discípulos le<br />

preguntaron: Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? Por el pecado de sus padres o por su propio<br />

pecado? Jesús les contestó: Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bi<strong>en</strong> para que <strong>en</strong> él<br />

se demuestre lo que Dios puede hacer. Mi<strong>en</strong>tras es de día, t<strong>en</strong>emos que hacer el trabajo del que me <strong>en</strong>vió;<br />

pues vi<strong>en</strong>e la noche cuando nadie puede trabajar. Mi<strong>en</strong>tras estoy <strong>en</strong> este mundo, soy la luz del mundo.<br />

Después de haber dicho esto, Jesús escupió <strong>en</strong> el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y untó con el los<br />

ojos del ciego. Luego le dijo: Ve a lavarte al estanque de Siloé (que significa:<br />

"Enviado"). El ciego fue y se lavó, y cuando regresó ya podía ver. Los vecinos y los que antes lo habían<br />

visto pedir limosna se preguntaban: ¿No es este el que se s<strong>en</strong>taba a pedir limosna? Unos decían: Sí, es él.<br />

Otros decían: No, no es él, aunque se le parece. Pero él mismo decía: Sí, yo soy. Entonces le preguntaron:<br />

Y ¿cómo es que ahora puedes ver? Él les contestó: Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los<br />

ojos con el y me dijo: "Ve al estanque de Siloé, y lávate." Yo fui y <strong>en</strong> cuanto me lavé, pude ver.<br />

Entonces le preguntaron: ¿Dónde está ese hombre? Y él les dijo: No lo sé. El día <strong>en</strong> que Jesús hizo el<br />

lodo y devolvió la vista al ciego, era día de reposo. [Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido<br />

ciego, y ellos le preguntaron cómo era que ya podía ver. Y él les contestó:<br />

Leccionario Dominical, Año A 55


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

- Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y ahora veo. Algunos fariseos dijeron: El que hizo esto no<br />

puede ser de Dios, porque no respeta el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede hacer estas<br />

señales milagrosas, si es pecador? De manera que hubo división <strong>en</strong>tre ellos, y volvieron a preguntarle al<br />

que antes era ciego: Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices de él? Él contestó: - Yo digo que es un<br />

profeta. Pero los judíos no quisieron creer que había sido ciego y que ahora podía ver, hasta que llamaron<br />

a sus padres y les preguntaron: ¿Es este su hijo? ¿Declaran ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora<br />

puede ver? Sus padres contestaron: Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació ciego: pero no sabemos<br />

cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúnt<strong>en</strong>selo a él; ya es mayor<br />

de edad, y él mismo puede darles razón. Sus padres dijeron esto por miedo, pues los judíos se habían<br />

puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a cualquiera que reconociera que Jesús era el Mesías. Por<br />

eso dijeron sus padres: "Pregúnt<strong>en</strong>selo a él, que ya es mayor de edad." Los judíos volvieron a llamar al<br />

que había sido ciego, y le dijeron: Dinos la verdad delante de Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es<br />

pecador. Él les contestó: Yo no sé si es pecador o no. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.<br />

Volvieron a preguntarle: ¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista? Les contestó: - Ya se lo he dicho,<br />

pero no me hac<strong>en</strong> caso. ¿Por qué quier<strong>en</strong> que se lo repita? ¿Es qué también ustedes quier<strong>en</strong> seguirle?]<br />

Entonces lo insultaron, y le dijeron: Tú sigues a ese hombre, pero nosotros seguimos a Moisés.<br />

Nosotros sabemos que Dios le habló a Moisés; pero ése, ni siquiera sabemos de dónde ha salido. El<br />

hombre les contestó: ¡Qué cosa tan rara! Ustedes no sab<strong>en</strong> de dónde ha salido, y <strong>en</strong> cambio a mí me ha<br />

dado la vista. Bi<strong>en</strong> sabemos que Dios no escucha a los pecadores; solam<strong>en</strong>te escucha a los que lo adoran y<br />

hac<strong>en</strong> su voluntad. Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a una persona que nació ciega. Si este<br />

hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada. Le dijeron <strong>en</strong>tonces: Tú, que naciste ll<strong>en</strong>o de pecado,<br />

¿quieres darnos lecciones a nosotros? y lo expulsaron de la sinagoga. Jesús supo que habían expulsado al<br />

ciego; y cuando se <strong>en</strong>contró con él, le preguntó: ¿Crees tú <strong>en</strong> el Hijo del hombre? Él le dijo:<br />

Señor, dime quién es, para que yo crea <strong>en</strong> él. Jesús le contestó: Ya lo has visto: soy yo, con qui<strong>en</strong> estás<br />

hablando. Entonces el hombre se puso de rodillas delante de Jesús, y le dijo: Creo, Señor.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 56


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, sólo tú puedes ord<strong>en</strong>ar los afectos y voluntades rebeldes de los pecadores:<br />

Concede gracia a tu pueblo para amar lo que tú dispones y desear lo que tú prometes; a fin de que, <strong>en</strong><br />

medio de los rápidos y variados cambios del mundo, nuestros corazones permanezcan fijos allí donde se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los verdaderos goces; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 37:1-3 [4-10] 11-14<br />

El Señor puso su mano sobre mí, y me hizo salir ll<strong>en</strong>o de su poder, y me colocó <strong>en</strong> un valle<br />

que estaba ll<strong>en</strong>o de huesos. El Señor me hizo recorrerlo <strong>en</strong> todas direcciones: los huesos cubrían el valle,<br />

eran muchísimos y estaban completam<strong>en</strong>te secos. Entonces me dijo: -"¿Crees tú que estos huesos pued<strong>en</strong><br />

volver a t<strong>en</strong>er vida? Yo le respondí: "Señor, sólo tú lo sabes."<br />

[Entonces el Señor me dijo: "Habla <strong>en</strong> mi nombre a estos huesos. Diles: 'Huesos secos, escuch<strong>en</strong><br />

este m<strong>en</strong>saje del Señor. El Señor les dice: Voy a hacer <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> ustedes ali<strong>en</strong>to de vida,<br />

para que revivan. Les pondré t<strong>en</strong>dones, los rell<strong>en</strong>aré de carne, los cubriré de piel y les daré ali<strong>en</strong>to de vida<br />

para que revivan. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor.'" Yo les hablé como él me lo había<br />

ord<strong>en</strong>ado. Y mi<strong>en</strong>tras les hablaba, oí un ruido: era un terremoto, y los huesos com<strong>en</strong>zaron a juntarse unos<br />

con otros. Y vi que sobre ellos aparecían t<strong>en</strong>dones y carne, y que se cubrían de piel. Pero no t<strong>en</strong>ían ali<strong>en</strong>to<br />

de vida. Entonces el Señor me dijo: "Habla <strong>en</strong> mi nombre al ali<strong>en</strong>to de vida, y dile: 'Así dice el Señor:<br />

Ali<strong>en</strong>to de vida v<strong>en</strong> de los cuatro puntos cardinales y da vida a estos cuerpos muertos." Yo hablé <strong>en</strong><br />

nombre del Señor, como él me lo ord<strong>en</strong>ó, y el ali<strong>en</strong>to de vida vino y <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> ellos, y ellos revivieron y se<br />

pusieron de pie. Eran tantos que formaban un ejército inm<strong>en</strong>so.]<br />

Entonces el Señor me dijo: "El pueblo de Israel es como estos huesos. Andan dici<strong>en</strong>do: Nuestros<br />

huesos están secos; no t<strong>en</strong>emos ninguna esperanza, estamos perdidos. Pues bi<strong>en</strong>, háblales <strong>en</strong> mi nombre, y<br />

diles: 'Esto dice el Señor: Pueblo mío, voy a abrir las tumbas de ustedes; voy a sacarlos de ellas y a<br />

hacerlos volver a la tierra de Israel. Y cuando yo abra sus tumbas y los saque de ellas, reconocerán ustedes,<br />

pueblo mío, que yo soy el Señor. Yo pondré <strong>en</strong> ustedes mi ali<strong>en</strong>to de vida, y ustedes revivirán; y los<br />

instalaré <strong>en</strong> su propia tierra. Entonces sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo he hecho. Yo, el Señor, lo<br />

afirmo."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 130 (Página 675 L.O.C.)<br />

l. De lo profundo, oh Señor, a ti clamo; Señor, escucha mi voz;*<br />

estén at<strong>en</strong>tos tus oídos a la voz de mi súplica.<br />

2. Si tú, oh Señor, notares los delitos,*<br />

¿quién, oh Señor, podrá mant<strong>en</strong>erse?<br />

3. Mas <strong>en</strong> ti hay perdón,*<br />

por tanto serás v<strong>en</strong>erado.<br />

4. Aguardo al Señor; le aguarda mi alma;*<br />

<strong>en</strong> su palabra está mi esperanza.<br />

Leccionario Dominical, Año A 57


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

5. Mi alma aguarda al Señor,<br />

más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora,* más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora.<br />

6. Oh Israel, aguarda al Señor,*<br />

porque <strong>en</strong> el Señor hay misericordia;<br />

7. Con él hay abundante red<strong>en</strong>ción,*<br />

y él redimirá a Israel de todos sus pecados.<br />

EPÍSTOLA Romanos 6: 16-23<br />

Ustedes sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong> que si se <strong>en</strong>tregan como esclavos a un amo para obedecerlo, <strong>en</strong>tonces son<br />

esclavos de ese amo a qui<strong>en</strong> obedec<strong>en</strong>. Y esto es así, lo mismo si obedec<strong>en</strong> al pecado, lo cual lleva a la<br />

muerte, que si obedec<strong>en</strong> a Dios para vivir una vida de rectitud. Pero gracias a Dios que ustedes, que antes<br />

eran esclavos del pecado, ya han obedecido de corazón a la forma de <strong>en</strong>señanza que han recibido. Una vez<br />

libres de la esclavitud del pecado, ustedes han <strong>en</strong>trado al servicio de una vida de rectitud.(Hablo <strong>en</strong><br />

términos humanos, porque ustedes, por su naturaleza humana, no pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der bi<strong>en</strong> estas cosas.) De<br />

modo que, así como antes <strong>en</strong>tregaron su cuerpo al servicio de la impureza y la maldad para hacer lo malo,<br />

<strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> también ahora su cuerpo al servicio de una vida de rectitud, con el fin de vivir completam<strong>en</strong>te<br />

consagrados a Dios. Cuando ustedes todavía eran esclavos del pecado, no estaban al servicio de una vida<br />

de rectitud; pero ¿qué provecho sacaron de aquellas cosas que ahora les dan vergü<strong>en</strong>za, y que no llevan<br />

sino a la muerte? Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han <strong>en</strong>trado al servicio de Dios. Esto sí les<br />

es provechoso, pues el resultado es una vida consagrada a Dios y, finalm<strong>en</strong>te, la vida eterna. El pago que<br />

da el pecado es la muerte, pero el don de Dios es vida eterna <strong>en</strong> unión con Cristo Jesús, nuestro Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 11: [1-16] 17-44<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Había un hombre <strong>en</strong>fermo que se llamaba Lázaro, natural de Betanía, el pueblo de María y de su<br />

hermana Marta. Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del<br />

Señor y los secó con sus cabellos. Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: - Señor, tu amigo<br />

está <strong>en</strong>fermo. Jesús, al oírlo, dijo: - Ésta <strong>en</strong>fermedad no va a terminar <strong>en</strong> muerte, sino que ha de servir para<br />

mostrar la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios. Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su<br />

hermana y a Lázaro, cuando le dijeron que Lázaro estaba <strong>en</strong>fermo se quedó dos días más <strong>en</strong> el lugar donde<br />

se <strong>en</strong>contraba. Después dijo a sus discípulos: Vamos otra vez a Judea. Los discípulos le dijeron: - Maestro,<br />

hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá? Jesús les<br />

dijo: ¿No es cierto que el día ti<strong>en</strong>e doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que<br />

hay <strong>en</strong> este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz. Después añadió: Nuestro<br />

amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo. Los discípulos le dijeron: - Señor, si se ha dormido,<br />

es señal de que va a sanar. Pero lo que Jesús les decía es que Lázaro había muerto, mi<strong>en</strong>tras que los<br />

discípulos p<strong>en</strong>saban que se había referido al sueño natural. Entonces<br />

Leccionario Dominical, Año A 58


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

Jesús les dijo claram<strong>en</strong>te, - Lázaro ha muerto. Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor<br />

para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo. Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los<br />

otros discípulos: - Vamos también nosotros, para morir con él.]<br />

Al llegar, Jesús se <strong>en</strong>contró con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. Betanía se<br />

hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; y muchos de los judíos habían ido a visitar a Marta y a<br />

María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió<br />

a recibirlo; pero María se quedó <strong>en</strong> la casa. Marta le dijo a Jesús: - Señor, si hubieras estado aquí, mi<br />

hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas. Jesús le contestó:<br />

Tu hermano volverá a vivir. Marta le dijo: - Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resucit<strong>en</strong>, <strong>en</strong><br />

el día último. Jesús les dijo <strong>en</strong>tonces: - Yo soy la resurrección y la vida. El que cree <strong>en</strong> mí, aunque muera,<br />

vivirá; y todo el que todavía está vivo, y cree <strong>en</strong> mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? Ella le dijo: - Sí, Señor,<br />

yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que t<strong>en</strong>ía que v<strong>en</strong>ir al mundo. Después de decir esto,<br />

Marta fue a llamar a su hermana María, y le dijo <strong>en</strong> secreto: El Maestro está aquí y te llama. Tan pronto<br />

como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Jesús. Jesús no había <strong>en</strong>trado todavía <strong>en</strong> el pueblo; estaba <strong>en</strong><br />

el lugar donde Marta se había <strong>en</strong>contrado con él.<br />

Al ver que María se levantaba y salía rápidam<strong>en</strong>te, los judíos que estaban con ella <strong>en</strong> la casa,<br />

consolándola, la siguieron p<strong>en</strong>sando que iba al sepulcro a llorar, Cuando María llegó a donde estaba Jesús,<br />

se puso de rodillas a sus pies, dici<strong>en</strong>do: - Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.<br />

Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundam<strong>en</strong>te y se<br />

estremeció, y les preguntó: -¿Dónde lo sepultaron? Le dijeron: - V<strong>en</strong> a verlo, Señor. Y Jesús lloró. Los<br />

judíos dijeron <strong>en</strong>tonces: -¡Mir<strong>en</strong> cuánto lo quería! Pero algunos de ellos decían: Este que dio la vista al<br />

ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera? Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó<br />

a la tumba. Era una cueva, cuya <strong>en</strong>trada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo: - Quit<strong>en</strong> la piedra.<br />

Marta, la hermana del muerto, le dijo: - Señor, ya debe oler mal, porque hace cuatro días que murió. Jesús<br />

le contestó: ¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios? Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo,<br />

dijo: - Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el<br />

bi<strong>en</strong> de ésta g<strong>en</strong>te que está aquí, para que crean que tú me has <strong>en</strong>viado. Después de decir esto, gritó: -<br />

¡Lázaro, sal de ahí! Y el muerto salió, con las manos y los pies atados con v<strong>en</strong>das y la cara <strong>en</strong>vuelta <strong>en</strong> un<br />

li<strong>en</strong>zo. Jesús les dijo: Desát<strong>en</strong>lo y déj<strong>en</strong>lo ir.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 59


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que por nuestra red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>tregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz, y por<br />

su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro <strong>en</strong>emigo: Concéd<strong>en</strong>os morir diariam<strong>en</strong>te al<br />

pecado, de tal manera que, <strong>en</strong> el gozo de su resurrección, vivamos siempre con Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 10:34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: - Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes, bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo<br />

Jesús <strong>en</strong> la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo<br />

resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a<br />

nosotros, a qui<strong>en</strong>es Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él<br />

después que resucitó. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y<br />

de los muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él<br />

recib<strong>en</strong> por medio de él el perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO ll8:14-17,22-24 (Página 652 L.O.C.)<br />

14. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

15. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

16. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa! ¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijemos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Leccionario Dominical, Año A 60


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:1-4<br />

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busqu<strong>en</strong> las cosas del cielo, donde<br />

Cristo está s<strong>en</strong>tado a la derecha de Dios. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> las cosas del cielo, no <strong>en</strong> las de la tierra. Pues ustedes<br />

murieron, y ahora su vida está escondida con Cristo <strong>en</strong> Dios. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando<br />

él aparezca ustedes también aparecerán con él y t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:1-10 [11-18]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El primer día de la semana, María Magdal<strong>en</strong>a fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba<br />

oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la <strong>en</strong>trada. Entonces se fue corri<strong>en</strong>do a donde estaban Simón<br />

Pedro y el otro discípulo, aquel a qui<strong>en</strong> Jesús quería mucho, y les dijo: -¡Se han llevado del sepulcro al<br />

Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos<br />

iban corri<strong>en</strong>do juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y<br />

vio allí las v<strong>en</strong>das, pero no <strong>en</strong>tró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el sepulcro. Él también vio<br />

allí las v<strong>en</strong>das; y además vio que la tela que había servido para <strong>en</strong>volver la cabeza de Jesús, no estaba junto<br />

a las v<strong>en</strong>das, sino <strong>en</strong>rollada y puesta aparte. Entonces <strong>en</strong>tró también el otro discípulo, el que había llegado<br />

primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido lo que dice la<br />

Escritura, que él t<strong>en</strong>ía que resucitar. Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa.<br />

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar<br />

d<strong>en</strong>tro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, s<strong>en</strong>tados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la<br />

cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: - Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo; - Porque se<br />

han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Ap<strong>en</strong>as dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús,<br />

pero no sabía que era él. Jesús le preguntó: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, p<strong>en</strong>sando que era el<br />

que cuidaba el huerto, le dijo: - Señor, si usted se lo ha llevado, dígame donde lo ha puesto, para que yo<br />

vaya a buscarlo. Jesús <strong>en</strong>tonces le dijo: -¡María! Ella se volvió y le dijo <strong>en</strong> hebreo:<br />

-¡ Rabuni ! (que quiere decir: "Maestro"). Jesús le dijo: - Suéltame, porque todavía no he ido a<br />

reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de<br />

ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María Magdal<strong>en</strong>a fue y contó a los discípulos que había visto<br />

al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 61


LA ESTACIÓN DE PASCUA Segundo Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la<br />

reconciliación: Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que<br />

manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 2:14a, 22-32<br />

Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Escuch<strong>en</strong>,<br />

pues, israelitas, lo que voy a decir: Como ustedes sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong>, Jesús de Nazaret fue un hombre a qui<strong>en</strong><br />

Dios aprobó ante ustedes, haci<strong>en</strong>do por medio de él grandes maravillas, milagros y señales. Sin embargo,<br />

cuando él fue <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de ustedes, conforme a los planes y propósitos que Dios t<strong>en</strong>ía hechos de<br />

antemano, ustedes lo arrestaron y lo mataron, crucificándolo por medio de hombres malvados. Pero Dios<br />

lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no podía t<strong>en</strong>erlo dominado. El rey<br />

David, refiriéndose a Jesús, dijo: Yo veía siempre al Señor delante de mí; con él a mi derecha, nada me<br />

hará caer. Por eso se alegra mi corazón, y mi l<strong>en</strong>gua canta ll<strong>en</strong>a de gozo. Todo mi ser vivirá<br />

confiadam<strong>en</strong>te, porque no me dejarás <strong>en</strong> el sepulcro ni permitirás que se descomponga el cuerpo de tu<br />

santo siervo. Me mostraste el camino de la vida, y me ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia. "Hermanos,<br />

permítanme decirles con franqueza que nuestro antepasado David murió y fue <strong>en</strong>terrado, y que su sepulcro<br />

está todavía <strong>en</strong>tre nosotros. Pero David era profeta, y sabía que Dios le había prometido con juram<strong>en</strong>to que<br />

pondría por rey a uno de sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Así que, como si ya lo estuviera vi<strong>en</strong>do, David habló de la<br />

resurrección del Mesías, y dijo que éste no se quedaría <strong>en</strong> el sepulcro ni su cuerpo se descompondría. Pues<br />

bi<strong>en</strong>, Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello todos nosotros somos testigos".<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 118-19-24 (Página 653 L.O.C.)<br />

19. Ábranme las puertas de justicia; *<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

21. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor;*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Leccionario Dominical, Año A 62


LA ESTACIÓN DE PASCUA Segundo Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 1:3-9<br />

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos ha hecho<br />

nacer de nuevo por la resurrección de Jesucristo. Esto nos da una viva esperanza, y hará que ustedes<br />

reciban la her<strong>en</strong>cia que Dios les ti<strong>en</strong>e guardada <strong>en</strong> el cielo, la cual no puede destruirse, ni mancharse, ni<br />

marchitarse. Por la fe que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> Dios, él los protege con su poder para que alcanc<strong>en</strong> la<br />

salvación que ti<strong>en</strong>e preparada, la cual dará a conocer <strong>en</strong> los tiempos últimos. Por esta razón están ustedes<br />

ll<strong>en</strong>os de alegría, aunque quizá sea necesario que durante <strong>en</strong> poco de tiempo pas<strong>en</strong> por muchas pruebas.<br />

Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste<br />

la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que la fe de ustedes, al ser así<br />

probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca. Ustedes aman a Jesucristo,<br />

aunque no lo han visto; y ahora, crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él sin haberlo visto, se alegran con una alegría tan grande y<br />

gloriosa que no pued<strong>en</strong> expresarla con palabras, por haber conseguido la salvación de sus almas; pues tal<br />

es la meta de su fe.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:19-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con<br />

las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús <strong>en</strong>tró y, poniéndose <strong>en</strong> medio de los discípulos, los<br />

saludó dici<strong>en</strong>do: ¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver<br />

al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez: -¡Paz a ustedes! Como el Padre me <strong>en</strong>vió a mí, así yo los <strong>en</strong>vío a<br />

ustedes. Y sopló sobre ellos, y les dijo: - Reciban el Espíritu Santo. A qui<strong>en</strong>es ustedes perdon<strong>en</strong> los<br />

pecados, les quedarán perdonados; y a qui<strong>en</strong>es no se los perdon<strong>en</strong>, les quedarán sin perdonar.<br />

Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó<br />

Jesús. Después los otros discípulos le dijeron: - Hemos visto al Señor. Pero Tomás les contestó: - Si no<br />

veo <strong>en</strong> sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo <strong>en</strong> ellas y mi mano <strong>en</strong> su costado, no lo<br />

podré creer. Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo <strong>en</strong> una casa, y esta vez Tomás<br />

estaba también. T<strong>en</strong>ían las puertas cerradas, pero Jesús <strong>en</strong>tró, se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó,<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Paz a ustedes! Luego dijo a Tomás: - Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y<br />

métela <strong>en</strong> mi costado. No seas incrédulo; ¡cree! Tomás <strong>en</strong>tonces exclamó: -¡Mi Señor y mi Dios! Jesús le<br />

dijo: ¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que cre<strong>en</strong> sin haber visto! Jesús hizo muchas otras<br />

señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas <strong>en</strong> este libro. Pero éstas se han<br />

escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él t<strong>en</strong>gan<br />

vida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 63


LA ESTACIÓN DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se dio a conocer a sus discípulos <strong>en</strong> la fracción del pan: Abre los ojos de<br />

nuestra fe, para que podamos contemplarle <strong>en</strong> toda su obra red<strong>en</strong>tora; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 2:14a, 36-47<br />

Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Sepa todo el<br />

pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a qui<strong>en</strong> ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho<br />

Señor y Mesías." Cuando los allí reunidos oyeron esto, se afligieron profundam<strong>en</strong>te, y preguntaron a Pedro<br />

y a los otros apóstoles: Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les contestó: - Vuélvanse a Dios y<br />

bautícese cada uno <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo, para que Dios les perdone sus pecados, y así él les dará el<br />

Espíritu Santo. Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es<br />

decir, para todos aquellos a qui<strong>en</strong>es el Señor nuestro Dios quiera llamar.<br />

Con esta y otras palabras, Pedro les habló y les aconsejó, diciéndoles: ¡Apárt<strong>en</strong>se de esta g<strong>en</strong>te<br />

perversa! Así pues, los que hicieron caso de su m<strong>en</strong>saje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los<br />

crey<strong>en</strong>tes unas tres mil personas. Todos seguían firmes <strong>en</strong> lo que los apóstoles les <strong>en</strong>señaban, y compartían<br />

lo que t<strong>en</strong>ían, y oraban y se reunían para partir el pan. Todos estaban asombrados a causa de los muchos<br />

milagros y señales que eran hechos por medio de los apóstoles. Los que habían creído estaban muy unidos<br />

y compartían sus bi<strong>en</strong>es <strong>en</strong>tre sí, v<strong>en</strong>dían sus propiedades y todo lo que t<strong>en</strong>ían, y repartían el dinero según<br />

las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían <strong>en</strong> el templo, y <strong>en</strong> las casas partían el pan y comían<br />

juntos con alegría y s<strong>en</strong>cillez de corazón. Alababan a Dios y eran estimados por todos; y cada día el Señor<br />

añadía a la iglesia los que iban si<strong>en</strong>do salvos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:10-17 (Página 651 L.O.C.)<br />

10. ¿Cómo pagaré al Señor*<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11. Alzaré la copa de la salvación,*<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12. Pagaré mis votos al Señor,*<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13. Preciosa a los ojos del Señor,*<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14. Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva;*<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

l5. Te ofreceré el sacrificio de alabanza,*<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16. Pagaré mis votos al Señor*<br />

delante de todo su pueblo.<br />

Leccionario Dominical, Año A 64


LA ESTACIÓN DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

17. En los atrios de la casa del Señor,*<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 1:17-23<br />

Si ustedes llaman "Padre" a Dios, que juzga a cada uno según sus hechos y sin hacer distinción <strong>en</strong>tre<br />

personas deb<strong>en</strong> mostrarle rever<strong>en</strong>cia durante todo el tiempo que vivan <strong>en</strong> este mundo. Pues Dios los ha<br />

salvado a ustedes de la vida sin s<strong>en</strong>tido que heredaron de sus antepasados; y ustedes sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong> que el<br />

costo de esta salvación no se pagó con cosas corruptibles, como el oro o la plata, sino con la sangre<br />

preciosa de Cristo, que fue ofrecido <strong>en</strong> sacrificio como un cordero sin defecto ni mancha. Cristo había sido<br />

destinado para esto desde antes que el mundo fuera creado, pero <strong>en</strong> estos tiempos últimos ha aparecido<br />

para bi<strong>en</strong> de ustedes. Por medio de Cristo, ustedes cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> Dios, el cual lo resucitó y lo glorificó; así que<br />

ustedes han puesto su fe y su esperanza <strong>en</strong> Dios. Ahora ustedes, al obedecer al m<strong>en</strong>saje de la verdad, han<br />

purificado sus almas para amar sinceram<strong>en</strong>te a los hermanos. Así que deb<strong>en</strong> amarse unos a otros con<br />

corazón puro y con todas sus fuerzas. Pues ustedes han vuelto a nacer, y esta vez no de padres humanos y<br />

mortales, sino de la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:13-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once<br />

kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mi<strong>en</strong>tras conversaban y discutían,<br />

Jesús mismo se acercó y com<strong>en</strong>zó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cu<strong>en</strong>ta<br />

de quién era. Jesús les preguntó: -¿De qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes, y<br />

uno de ellos, que se llamaba Cleofas, contestó: -¿Eres tú el único que ha estado alojado <strong>en</strong> Jerusalén y que<br />

no sabe lo que ha pasado allí <strong>en</strong> estos días? Él les preguntó:<br />

¿Qué ha pasado? Le dijeron: - Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso <strong>en</strong> hechos y <strong>en</strong><br />

palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y como los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo<br />

<strong>en</strong>tregaron para que lo cond<strong>en</strong>aran a muerte y lo crucificaran. Nosotros t<strong>en</strong>íamos la esperanza de que él<br />

sería el que había de libertar a la nación de Israel. Pero ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque<br />

algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y<br />

como no <strong>en</strong>contraron el cuerpo, volvieron a casa. Y cu<strong>en</strong>tan que unos ángeles se les han aparecido y les<br />

han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo <strong>en</strong>contraron tal<br />

como las mujeres habían dicho, pero a Jesús no lo vieron. Entonces Jesús les dijo:<br />

-¡Qué faltos de compr<strong>en</strong>sión son ustedes y qué l<strong>en</strong>tos para creer todo lo que dijeron los profetas!<br />

¿Acaso no t<strong>en</strong>ía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? Luego se puso a explicarles<br />

todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, com<strong>en</strong>zando por los libros de Moisés y sigui<strong>en</strong>do<br />

por todos los libros de los profetas. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús, hizo como que iba a<br />

Leccionario Dominical, Año A 65


LA ESTACIÓN DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse, dici<strong>en</strong>do: - Quédate con nosotros, porque ya es tarde.<br />

Se está haci<strong>en</strong>do de noche. Jesús <strong>en</strong>tró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya estaban s<strong>en</strong>tados a la<br />

mesa, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan y habi<strong>en</strong>do dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese mom<strong>en</strong>to se<br />

les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Y se dijeron el uno al otro: ¿No es verdad<br />

que el corazón nos ardía <strong>en</strong> el pecho cuando nos v<strong>en</strong>ía hablando por el camino y nos explicaba las<br />

Escrituras? Sin esperar más, se pusieron <strong>en</strong> camino y volvieron a Jerusalén, donde <strong>en</strong>contraron reunidos a<br />

los once apóstoles y a sus compañeros, que les dijeron: - De veras ha resucitado el Señor, y se le ha<br />

aparecido a Simón. Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado <strong>en</strong> el camino, y cómo<br />

reconocieron a Jesús cuando partió el pan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 66


LA ESTACIÓN DE PASCUA Cuarto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo Hijo Jesús es el bu<strong>en</strong> pastor de tu pueblo: Concede que, al escuchar su voz,<br />

reconozcamos a aquel que llama a cada uno de nosotros por su nombre, y le sigamos a donde nos guíe;<br />

qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 6:1-9; 7:2a, 51-60<br />

En aquel tiempo, como el número de los crey<strong>en</strong>tes iba aum<strong>en</strong>tando, los de habla griega com<strong>en</strong>zaron<br />

a quejarse de los de habla hebrea, dici<strong>en</strong>do que las viudas griegas no eran bi<strong>en</strong> at<strong>en</strong>didas <strong>en</strong> la distribución<br />

diaria de ayuda. Los doce apóstoles reunieron a todos los crey<strong>en</strong>tes, y les dijeron: - No está bi<strong>en</strong> que<br />

nosotros dejemos de anunciar el m<strong>en</strong>saje de Dios para dedicarnos a la administración. Por eso, hermanos,<br />

busqu<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre ustedes siete hombres de confianza, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos y ll<strong>en</strong>os del Espíritu Santo, para que les<br />

<strong>en</strong>carguemos estos trabajos. Nosotros seguiremos orando y proclamando el m<strong>en</strong>saje de Dios. Todos<br />

estuvieron de acuerdo, y escogieron a Esteban, hombre ll<strong>en</strong>o de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a<br />

Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parm<strong>en</strong>as y a Nicolás, uno de Antioquía que antes se había convertido al<br />

judaísmo. Luego los llevaron a donde estaban los apóstoles, los cuales oraron y les impusieron las manos.<br />

El m<strong>en</strong>saje de Dios iba ext<strong>en</strong>diéndose, y el número de los crey<strong>en</strong>tes aum<strong>en</strong>taba mucho <strong>en</strong> Jerusalén.<br />

Incluso muchos sacerdotes judíos aceptaban la fe. Esteban, ll<strong>en</strong>o del poder y la b<strong>en</strong>dición de Dios, hacía<br />

milagros y señales <strong>en</strong>tre el pueblo. Algunos de la sinagoga llamada de los Esclavos Libertados, junto con<br />

algunos de Cir<strong>en</strong>e, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, com<strong>en</strong>zaron a discutir con Esteban:<br />

y él contestó:<br />

"Pero ustedes - siguió dici<strong>en</strong>do Esteban- siempre han sido tercos, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> oídos y corazón paganos.<br />

Siempre están <strong>en</strong> contra del Espíritu Santo. Son iguales que sus antepasados. ¿A cuál de los profetas no<br />

maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a qui<strong>en</strong>es habían hablado de la v<strong>en</strong>ida de aquel que<br />

es justo, y ahora que este justo ya ha v<strong>en</strong>ido, ustedes lo traicionaron y lo mataron. Ustedes, que recibieron<br />

la ley por medio de ángeles, no la obedec<strong>en</strong>."<br />

Cuando oyeron estas cosas, se <strong>en</strong>furecieron y rechinaron los di<strong>en</strong>tes contra Esteban. Pero él, ll<strong>en</strong>o del<br />

Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. Entonces dijo: -<br />

¡Mir<strong>en</strong>! Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre a la derecha de Dios. Pero ellos se taparon los oídos,<br />

y dando fuertes gritos se lanzaron todos contra él. Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon; y los que le<br />

acusaban dejaron sus ropas al cuidado de un jov<strong>en</strong> llamado Saulo. Mi<strong>en</strong>tras lo apedreaban, Esteban oró,<br />

dici<strong>en</strong>do: "Señor Jesús, recibe mi espíritu." Luego se puso de rodillas y gritó con voz fuerte: "¡Señor, no<br />

les tomes <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta este pecado!" Habi<strong>en</strong>do dicho esto, murió.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 23 (Página 511 L.O.C.)<br />

l. El Señor es mi pastor,*<br />

nada me faltará.<br />

2. En verdes pastos me hace yacer;*<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

Leccionario Dominical, Año A 67


LA ESTACIÓN DE PASCUA Cuarto Domingo de Pascua<br />

3. Aviva mi alma*<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4. Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno;*<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to<br />

5. Aderezarás mesa delante de mí<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores;*<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6. Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida,*<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 2:19-25<br />

Porque bu<strong>en</strong>a cosa es que uno soporte sufrimi<strong>en</strong>tos injustam<strong>en</strong>te, por s<strong>en</strong>tido de responsabilidad<br />

delante de Dios. Pues si a ustedes los castigan por haber hecho algo malo, ¿qué mérito t<strong>en</strong>drá que lo<br />

soport<strong>en</strong> con paci<strong>en</strong>cia? Pero si sufr<strong>en</strong> por haber hecho el bi<strong>en</strong>, y soportan con paci<strong>en</strong>cia el sufrimi<strong>en</strong>to,<br />

eso es bu<strong>en</strong>o delante de Dios. Pues para esto los llamó Dios, ya que Cristo sufrió por ustedes, dándoles un<br />

ejemplo para que sigan sus pasos. Cristo no cometió ningún pecado ni <strong>en</strong>gañó jamás a nadie. Cuando lo<br />

insultaban, no contestaba con insultos; cuando lo hacían sufrir, no am<strong>en</strong>azaba, sino que se <strong>en</strong>com<strong>en</strong>daba a<br />

Dios, que juzga con rectitud. Cristo mismo llevó nuestros pecados <strong>en</strong> su cuerpo sobre la cruz, para que<br />

nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran<br />

sanados. Pues ustedes andaban antes como ovejas extraviadas, pero ahora han vuelto a Cristo, que los<br />

cuida como un pastor y vela por ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 10:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces Jesús dijo: "Les aseguro que el que no <strong>en</strong>tra por la puerta <strong>en</strong> el redil de las ovejas, sino que<br />

se mete por otro lado, es ladrón y bandido. Pero el que <strong>en</strong>tra por la puerta es el pastor que cuida las ovejas.<br />

El portero le ábrela puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre, y las ovejas reconoc<strong>en</strong> su voz. Él<br />

las saca del redil, y cuando ya han salido todas, camina delante de ellas, y las ovejas lo sigu<strong>en</strong> porque<br />

reconoc<strong>en</strong> su voz. En cambio, no sigu<strong>en</strong> a un desconocido, sino que huy<strong>en</strong> de él, porque no conoc<strong>en</strong> la voz<br />

de los desconocidos."<br />

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron lo que les quería decir. Jesús volvió a<br />

decirles: "Esto les aseguro: Yo soy la puerta por donde pasan las ovejas. Todos los que vinieron antes de<br />

mí, fueron unos ladrones y bandidos; pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí<br />

<strong>en</strong>tre, será salvo. Será como una oveja que <strong>en</strong>tra y sale y <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra pastos. "El ladrón vi<strong>en</strong>e solam<strong>en</strong>te para<br />

robar, matar y destruir; pero yo he v<strong>en</strong>ido para que t<strong>en</strong>gan vida, y para que la t<strong>en</strong>gan <strong>en</strong> abundancia".<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 68


LA ESTACIÓN DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, conocerte verdaderam<strong>en</strong>te es vida eterna: Concede que conozcamos tan<br />

perfectam<strong>en</strong>te que tu Hijo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, que sigamos sus pasos con<br />

perseverancia <strong>en</strong> el camino que conduce a la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 17:1-15<br />

En su viaje, Pablo y Silas pasaron por Anfípolis y Apolonia, y luego llegaron a Tesalónica, donde los<br />

judíos t<strong>en</strong>ían una sinagoga. Pablo, según su costumbre, fue a la sinagoga, y cada día de reposo, durante tres<br />

semanas, discutió con ellos. Basándose <strong>en</strong> las Escrituras, les explicaba que el Mesías t<strong>en</strong>ía que morir, y que<br />

después de muerto t<strong>en</strong>ía que resucitar. Les decía: Este mismo Jesús que yo les anuncio a ustedes, es el<br />

Mesías.<br />

Algunos de los judíos creyeron, y se unieron a Pablo y Silas. También creyeron muchos griegos que<br />

adoraban a Dios, y muchas mujeres distinguidas. Pero esto hizo que los judíos que no creían se ll<strong>en</strong>aran de<br />

celos, y que reunieran a unos malvados que andaban ociosos por la calle para que alborotaran y<br />

perturbaran la ciudad. Atacaron además la casa de Jason, buscando a Pablo y a Silas para sacarlos y<br />

<strong>en</strong>tregarlos a la g<strong>en</strong>te; pero como no los <strong>en</strong>contraron allí, llevaron a rastras a Jason y a algunos otros<br />

hermanos ante las autoridades de la ciudad gritando:<br />

-¡Estos hombres, que han trastornado el mundo <strong>en</strong>tero, también han v<strong>en</strong>ido acá, y Jason los ha<br />

recibido <strong>en</strong> su casa! ¡Todos ellos están violando las leyes del emperador romano, pues dic<strong>en</strong> que hay otro<br />

rey, que es Jesús! Al oír estas cosas, la g<strong>en</strong>te y las autoridades se inquietaron. Pero Jasón y los otros<br />

dieron una fianza, y los soltaron. Ya de noche, los hermanos hicieron que Pablo y Silas partieran<br />

inmediatam<strong>en</strong>te hacia Berea. En cuanto llegaron, se dirigieron a la sinagoga de los judíos.<br />

Estos judíos que eran de mejores s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos que los de Tesalónica, de bu<strong>en</strong>a gana recibieron el<br />

m<strong>en</strong>saje, y día tras día estudiaban las Escrituras para ver si era cierto lo que se les decía. De modo que<br />

muchos de ellos creyeron, y también creyeron muchos de los griegos, tanto mujeres distinguidas como<br />

hombres.<br />

Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que Pablo estaba anunciando el m<strong>en</strong>saje de Dios<br />

también <strong>en</strong> Berea, se fueron allá y alborotaron a la g<strong>en</strong>te. Pero los hermanos hicieron que Pablo saliera sin<br />

demora hacia la costa, mi<strong>en</strong>tras Silas y Timoteo se quedaban <strong>en</strong> Berea. Los que acompañaban a Pablo<br />

fueron con él hasta la ciudad de At<strong>en</strong>as. Luego volvieron con instrucciones para que Silas y Timoteo se le<br />

reunieran lo más pronto posible.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 66:1-8 (Pagina 569 L.O.C.)<br />

1. Aclam<strong>en</strong> a Dios, toda la tierra;*<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su Nombre;<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su alabanza.<br />

Leccionario Dominical, Año A 69


LA ESTACIÓN DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

2. Digan a Dios: "¡Cuán asombrosas tus obras!*<br />

Por la grandeza de tu poder se somet<strong>en</strong> a ti tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3. Toda la tierra te adora;*<br />

te canta, canta tu Nombre".<br />

4. V<strong>en</strong>gan, y vean las obras de Dios,*<br />

¡cuán temibles sus proezas para el género humano!<br />

5. Convirtió el mar <strong>en</strong> tierra seca, para que atravesaran el agua a pie;*<br />

y allí nos alegramos <strong>en</strong> él.<br />

6. En su poder él se <strong>en</strong>señorea eternam<strong>en</strong>te;<br />

sus ojos atalayan sobre las naciones;*<br />

que no se sublev<strong>en</strong> los rebeldes.<br />

7. B<strong>en</strong>digan, pueblos, a nuestro Dios;*<br />

hagan oír la voz de su alabanza.<br />

8. Él es qui<strong>en</strong> preserva a nuestra alma <strong>en</strong> vida;*<br />

y no permite que nuestros pies resbal<strong>en</strong>.<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 2:1-10<br />

Por lo tanto, abandon<strong>en</strong> toda clase de maldad, todo <strong>en</strong>gaño, hipocresía y <strong>en</strong>vidia, y toda clase de<br />

chismes. Como niños recién nacidos, busqu<strong>en</strong> con ansia la leche espiritual pura, para que por medio de<br />

ella crezcan y t<strong>en</strong>gan salvación, si es que realm<strong>en</strong>te han llegado a darse cu<strong>en</strong>ta de que el Señor es bu<strong>en</strong>o.<br />

Acérqu<strong>en</strong>se, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra<br />

escogida y de mucho valor. De esta manera, Dios hará de ustedes, como de piedras vivas, un templo<br />

espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo ofrezca sacrificios espirituales, agradables a<br />

Dios. Por eso también dice la Escritura:<br />

"Yo pongo <strong>en</strong> Sión una piedra que es la piedra principal, escogida y muy valiosa; el que confía <strong>en</strong><br />

ella, no quedará defraudado." Para ustedes, que cre<strong>en</strong>, esa piedra es de mucho valor; pero para los que no<br />

cre<strong>en</strong> se cumple lo que dice la Escritura: "La piedra que los constructores despreciaron, se ha convertido <strong>en</strong><br />

la piedra principal." Y también esto otro: "Una roca, una piedra con la cual tropezarán." Pues ellos<br />

tropiezan al no hacer caso del m<strong>en</strong>saje: para eso fueron destinados. Pero ustedes son una familia escogida,<br />

un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que<br />

anunci<strong>en</strong> las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> su luz<br />

maravillosa. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes Dios no les t<strong>en</strong>ía<br />

compasión, pero ahora les ti<strong>en</strong>e compasión.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:1-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No se angusti<strong>en</strong> ustedes. Confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> Dios y confí<strong>en</strong> también <strong>en</strong> mí. En la casa de mi Padre hay<br />

muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y<br />

después de irme y de prepararles un lugar, v<strong>en</strong>dré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén<br />

Leccionario Dominical, Año A 70


LA ESTACIÓN DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

<strong>en</strong> el mismo lugar <strong>en</strong> donde yo voy a estar. Ustedes sab<strong>en</strong> el camino que lleva a donde yo voy. Tomás le<br />

dijo a Jesús: - Señor, no sabemos a donde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le contestó: - Yo<br />

soy el camino, la verdad y la vida. Solam<strong>en</strong>te por mí se puede llegar al Padre. Si ustedes me conoc<strong>en</strong> a mí,<br />

también conocerán a mi Padre; y ya lo conoc<strong>en</strong> desde ahora, pues lo han estado vi<strong>en</strong>do.<br />

Felipe le dijo <strong>en</strong>tonces: - Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta. Jesús le contestó: - Felipe,<br />

hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ve a mí, ve al Padre; ¿por<br />

qué me pides que les deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy <strong>en</strong> el Padre, y el Padre está <strong>en</strong> mí? Las<br />

cosas que les digo, no las digo por mi propia cu<strong>en</strong>ta. El padre, que vive <strong>en</strong> mí, es el que hace su propio<br />

trabajo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 71


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sexto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tu has preparado para los que te aman cosas tan bu<strong>en</strong>as que sobrepasan nuestro<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to: Infunde <strong>en</strong> nuestros corazones tal amor hacia ti, que, amándote <strong>en</strong> todo y sobre todas las<br />

cosas, obt<strong>en</strong>gamos tus promesas, que exced<strong>en</strong> todo lo que podamos anhelar; por Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Am<strong>en</strong>.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 17:22-31<br />

Pablo se levanto <strong>en</strong> medio de ellos <strong>en</strong> el Areopago, y dijo: "At<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ses, por todo lo que veo, ustedes<br />

son g<strong>en</strong>te muy religiosa. Pues al mirar los lugares donde ustedes celebran sus cultos, he <strong>en</strong>contrado un altar<br />

que ti<strong>en</strong>e escritas estas palabras: 'Al Dios no conocido!. Pues bi<strong>en</strong>, de ese Dios que ustedes adoran sin<br />

conocerlo es de qui<strong>en</strong> yo les hablo. "El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay <strong>en</strong> él, es Señor<br />

del cielo y de la tierra. No vive <strong>en</strong> templos hechos por los hombres, ni necesita que nadie haga nada por él,<br />

pues él es qui<strong>en</strong> nos da a todos la vida, el aire, y las demás cosas." De un solo hombre hizo él todas las<br />

naciones, para que vivan <strong>en</strong> toda la tierra; y les ha señalado el tiempo y el lugar <strong>en</strong> que deb<strong>en</strong> vivir, para<br />

que busqu<strong>en</strong> a Dios, y quizás, como a ti<strong>en</strong>tas, puedan <strong>en</strong>contrarlo, aunque <strong>en</strong> verdad Dios no esta lejos de<br />

cada uno de nosotros. Porque <strong>en</strong> Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los<br />

poetas de ustedes dijeron: 'Somos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Dios. Si<strong>en</strong>do, pues, desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Dios, no debemos<br />

p<strong>en</strong>sar que Dios sea como las imág<strong>en</strong>es de oro, plata o piedra que los hombres hac<strong>en</strong> según su propia<br />

imaginación. Dios pasó por alto <strong>en</strong> otros tiempos la ignorancia de la g<strong>en</strong>te, pero ahora ord<strong>en</strong>a a todos, <strong>en</strong><br />

todas partes, que se vuelvan a él. Porque Dios ha fijado un día <strong>en</strong> el cual juzgara al mundo con justicia, por<br />

medio de un hombre que él ha escogido; y de ello dio pruebas a todos cuando lo resucito."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 48:7-14 (Página 548 L.O.C.)<br />

7. Alab<strong>en</strong> al Señor desde la tierra,*<br />

monstruos marinos y todos los abismos;<br />

8. Fuego y granizo, nieve y bruma,*<br />

vi<strong>en</strong>to tempestuoso que ejecuta su voluntad:<br />

9. Montes y todas las colinas,*<br />

árboles frutales y todos los cedros;<br />

10. Bestias silvestres y todo ganado,*<br />

reptiles y aves aladas;<br />

11. Reyes de la tierra y todos los pueblos,*<br />

príncipes y jefes del mundo;<br />

12. Mozos y doncellas,*<br />

viejos y jóv<strong>en</strong>es juntos.<br />

13. Alab<strong>en</strong> el Nombre del Señor,*<br />

porque sólo su Nombre es excelso,<br />

su gloria sobre la tierra y los cielos.<br />

14. Ha alzado el cuerno de su pueblo,<br />

y, alabanza para todos sus fieles,*<br />

los hijos de Israel, el pueblo cercano a él.<br />

¡Aleluya!<br />

Leccionario Dominical, Año A 72


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sexto Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 3:8-18<br />

En fin, vivan todos ustedes <strong>en</strong> armonía, unidos <strong>en</strong> un mismo s<strong>en</strong>tir y amándose como hermanos.<br />

Sean bondadosos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto. Al contrario, devuelvan<br />

b<strong>en</strong>dición, pues Dios los ha llamado a recibir b<strong>en</strong>dición. Porque: "Qui<strong>en</strong> quiera amar la vida y pasar días<br />

felices, cuide su l<strong>en</strong>gua de hablar mal y sus labios de decir m<strong>en</strong>tiras; aléjese del mal y haga el bi<strong>en</strong>, busque<br />

la paz y sígala. Porque el Señor cuida a los justos y presta oídos a sus oraciones, pero está <strong>en</strong> contra de los<br />

malhechores, “¿Quién podrá hacerles mal, si ustedes se empeñan siempre <strong>en</strong> hacer el bi<strong>en</strong>? Pero aun si por<br />

actuar con rectitud han de sufrir, ¡dichosos ustedes! No t<strong>en</strong>gan miedo a nadie, ni se asust<strong>en</strong>, sino honr<strong>en</strong> a<br />

Cristo como Señor <strong>en</strong> sus corazones. Estén siempre preparados a responder a todo el que les pida razón de<br />

la esperanza que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, pero háganlo con humildad y respeto. Pórt<strong>en</strong>se de tal modo que t<strong>en</strong>gan<br />

tranquila su conci<strong>en</strong>cia, para que los que hablan mal de su bu<strong>en</strong>a conducta como crey<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> Cristo, se<br />

avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong> de sus propias palabras.<br />

Es mejor sufrir por hacer el bi<strong>en</strong>, si así lo quiere Dios, que por hacer el mal. Porque Cristo mismo<br />

sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era bu<strong>en</strong>o, pero sufrió por los malos, para<br />

llevarlos a ustedes a Dios. Como hombre, murió; pero como ser espiritual que era, volvió a la vida".<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:1-8<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús continuó: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da<br />

uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que de más. Ustedes ya están limpios por las<br />

palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas<br />

de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pued<strong>en</strong> dar fruto, si no permanec<strong>en</strong><br />

unidos a mí. "Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da<br />

mucho fruto; pues sin mí no pued<strong>en</strong> ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado<br />

fuera y se secará como las ramas que se recog<strong>en</strong> y se queman <strong>en</strong> el fuego. "Si ustedes permanec<strong>en</strong> unidos a<br />

mí, y si permanec<strong>en</strong> fieles a mis <strong>en</strong>señanzas, pidan lo que quieran y se les dará. Mi Padre recibe honor<br />

cuando ustedes dan mucho fruto y llegan así a ser verdaderos discípulos míos."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 73


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de la Asc<strong>en</strong>sión<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo nuestro Señor Jesucristo asc<strong>en</strong>dió por <strong>en</strong>cima de todos los<br />

cielos para ll<strong>en</strong>arlo todo: Danos fe, por tu misericordia, para percibir que, según su promesa, habita con su<br />

<strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> la tierra, hasta el final de los tiempos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 1:1-11<br />

En mi primer libro, excel<strong>en</strong>tísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y<br />

<strong>en</strong>señado desde el principio y hasta el día <strong>en</strong> que subió al cielo. Antes de irse, les dio instrucciones, por<br />

medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había escogido, sobre lo que debían hacer. Y después de<br />

muerto se les pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuar<strong>en</strong>ta días se<br />

dejó ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús<br />

les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo:<br />

- Esper<strong>en</strong> a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que<br />

Juan bautizó con agua, pero d<strong>en</strong>tro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Los que<br />

estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: - Señor, ¿vas a restablecer <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to el reino de Israel?<br />

Jesús les contestó: - No les toca a ustedes saber <strong>en</strong> que día o <strong>en</strong> que ocasión hará el Padre las cosas que<br />

solam<strong>en</strong>te él ti<strong>en</strong>e autoridad para hacer, pero cuando el Espíritu Santo v<strong>en</strong>ga sobre ustedes, recibirán poder<br />

y saldrán a dar testimonio de mí, <strong>en</strong> Jerusalén, <strong>en</strong> toda la región de Judea y de Samaria, y hasta <strong>en</strong> las<br />

partes más lejanas de la tierra. Dicho esto, mi<strong>en</strong>tras ellos lo estaban mirando, Jesús fue llevado, y una nube<br />

lo <strong>en</strong>volvió y no lo volvieron a ver. Y mi<strong>en</strong>tras miraban como subía Jesús al cielo, dos hombres vestidos<br />

de blanco se aparecieron junto a ellos y les dijeron: - Galileos, ¿por qué se han quedado mirando al cielo?<br />

Este mismo Jesús que estuvo <strong>en</strong>tre ustedes y que ha sido llevado al cielo, v<strong>en</strong>drá otra vez de la misma<br />

manera que lo han visto irse allá.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 110:1-5 (Página 645 L.O.C.)<br />

l. El Señor dijo a mi soberano: "Siéntate a mi diestra,*<br />

hasta que ponga a tus <strong>en</strong>emigos por estrado de tu pies."<br />

El Señor <strong>en</strong>viará desde Sión el cetro de tu poder,*<br />

dici<strong>en</strong>do: "Domina <strong>en</strong> medio de tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3. Dignidad principesca ha sido tuya desde el día de tu nacimi<strong>en</strong>to;*<br />

<strong>en</strong> la hermosura de la santidad te <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dré, como rocío del s<strong>en</strong>o de la aurora".<br />

4. Juró el Señor, y no se retractará:* "Tú eres sacerdote para siempre,<br />

según el ord<strong>en</strong> de Melquisedec".<br />

5. Mi soberano que está a tu diestra quebrantará a los reyes <strong>en</strong> el día de su ira:*<br />

dominará sobre las naciones.<br />

Leccionario Dominical, Año A 74


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de la Asc<strong>en</strong>sión<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:15-23<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que han sido llamados, cuán gloriosa y rica<br />

es her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual<br />

actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y pot<strong>en</strong>cia<br />

cuando resucitó a Cristo y lo hizo s<strong>en</strong>tar a su derecha <strong>en</strong> el cielo, poniéndolo por <strong>en</strong>cima de todo poder,<br />

autoridad, dominio y señorío, y por <strong>en</strong>cima de todo lo que existe, tanto <strong>en</strong> este mundo como <strong>en</strong> el v<strong>en</strong>idero.<br />

Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo.<br />

Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, la pl<strong>en</strong>itud misma de Cristo; y Cristo es la pl<strong>en</strong>itud de todas las<br />

cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:49-53<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y yo <strong>en</strong>viaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quéd<strong>en</strong>se aquí, <strong>en</strong> la ciudad de<br />

Jerusalén, hasta que reciban el poder que vi<strong>en</strong>e del cielo. Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta<br />

Betanía, y alzando las manos los b<strong>en</strong>dijo. Y mi<strong>en</strong>tras los b<strong>en</strong>decía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo.<br />

Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy cont<strong>en</strong>tos. Y estaban siempre <strong>en</strong> el templo, alabando<br />

a Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

O<br />

SAN MARCOS 16:9-15,19-20<br />

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a<br />

María Magdal<strong>en</strong>a, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue y avisó a los que habían andado con<br />

Jesús, que estaban tristes y llorando. Estos, al oír que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.<br />

Después de esto, Jesús se apareció <strong>en</strong> otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo. Estos<br />

fueron y avisaron a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Más tarde, Jesús se apareció a los once<br />

discípulos, mi<strong>en</strong>tras ellos estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa. Los repr<strong>en</strong>dió por su falta de fe y su terquedad, ya<br />

que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a<br />

todos este m<strong>en</strong>saje de salvación.<br />

Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Ellos<br />

salieron a anunciar el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje<br />

acompañándolo con señales milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 75


LA ESTACIÓN DE PASCUA Séptimo Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Rey de la gloria, que con gran triunfo exaltaste a tu único Hijo Jesucristo a tu reino<br />

celestial: No nos dejes desconsolados, mas <strong>en</strong>víanos a tu Espíritu Santo para fortalecernos y exaltarnos al<br />

mismo lugar, a donde nuestro salvador Cristo nos ha precedido: qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Los hechos 1:[1-7], 8-14<br />

[En mi primer libro, excel<strong>en</strong>tísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y<br />

<strong>en</strong>señado desde el principio hasta el día <strong>en</strong> que subió al cielo. Antes de irse les dio instrucciones, por<br />

medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido, sobre lo que debían hacer. Y después de<br />

muerto se les pres<strong>en</strong>to <strong>en</strong> persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuar<strong>en</strong>ta días<br />

se dejo ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. Cuando todavía estaba con los apóstoles,<br />

Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: - Esper<strong>en</strong> a que se cumpla la promesa que mi<br />

Padre les hizo, de la cual yo les hable. Es cierto que Juan bautizo con agua, pero d<strong>en</strong>tro de pocos días<br />

ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.<br />

Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: - Señor ¿vas a restablecer <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to el<br />

reino de Israel? Jesús les contesto: - No les toca a ustedes saber <strong>en</strong> que día o <strong>en</strong> que ocasión hará el Padre<br />

las cosas que solam<strong>en</strong>te él ti<strong>en</strong>e autoridad para hacer.<br />

Pero cuando el Espíritu Santo v<strong>en</strong>ga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí,<br />

<strong>en</strong> Jerusalén, <strong>en</strong> toda la región de Judea y de Samaria, y hasta <strong>en</strong> las partes más lejanas de la tierra]. Dicho<br />

esto, mi<strong>en</strong>tras ellos lo estaban mirando, Jesús fue llevado, y una nube lo <strong>en</strong>volvió y no lo volvieron a ver .<br />

Y mi<strong>en</strong>tras miraban como subía Jesús al cielo, dos hombres vestidos de blanco se aparecieron junto a ellos<br />

y les dijeron: - Galileos, ¿porque se han quedado mirando al cielo? Este mismo Jesús que estuvo <strong>en</strong>tre<br />

ustedes y que ha sido llevado al cielo, v<strong>en</strong>drá otra vez de la misma manera que lo han visto irse allá.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 47 (Página 547 L.O.C.)<br />

1. Aplaudan, pueblos todos,*<br />

aclam<strong>en</strong> a Dios con voz de jubilo:<br />

2. Porque el Señor Altísimo es temible,*<br />

Rey grande sobre toda la tierra.<br />

3. Somete a los pueblos a nuestro dominio,*<br />

y sujeta alas naciones bajo nuestros pies.<br />

4. Nos elige nuestra heredad,*<br />

el deleite de Jacob, a qui<strong>en</strong> ama.<br />

5. Asc<strong>en</strong>dió Dios <strong>en</strong>tre gritos de jubilo<br />

el Señor con sonido de trompeta.<br />

6. Cant<strong>en</strong> alabanzas a Dios, cant<strong>en</strong>;*<br />

cant<strong>en</strong> alabanzas a nuestro Rey, cant<strong>en</strong>:<br />

7. Porque Dios es Rey de toda la tierra;*<br />

cant<strong>en</strong> alabanzas con esmero.<br />

Leccionario Dominical, Año A 76


LA ESTACIÓN DE PASCUA Séptimo Domingo de Pascua<br />

8. Dios reina sobre las naciones;*<br />

se si<strong>en</strong>ta sobre su santo trono.<br />

9. Los nobles de los pueblos se han unido*<br />

al pueblo del dios de Abrahan.<br />

10. Los soberanos de la tierra pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios,*<br />

y él es excelso.<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 4:12-19<br />

Queridos hermanos, no se extrañ<strong>en</strong> de verse sometidos al fuego de la prueba como si fuera algo<br />

extraordinario, Al contrario, alégr<strong>en</strong>se de t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo, para que también se<br />

ll<strong>en</strong><strong>en</strong> de alegría cuando su gloria se manifieste. dichosos ustedes, si algui<strong>en</strong> los insulta por causa de<br />

Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios esta continuam<strong>en</strong>te sobre ustedes. Si alguno de ustedes sufre,<br />

que no sea por asesino, ladrón, o criminal, ni por meterse <strong>en</strong> asuntos aj<strong>en</strong>os. Pero si sufre por ser cristiano,<br />

no debe avergonzarse, sino alabar a dios por ello. Ya ha llegado el tiempo <strong>en</strong> que el juicio comi<strong>en</strong>ce por<br />

la propia familia de dios. Y si el juicio esta com<strong>en</strong>zando así por nosotros, ¿cómo será el fin de los que no<br />

obedec<strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje de Dios? Y si el justo con dificultades se salva, ¿qué pasara con el malvado y el<br />

pecador? De manera que los que sufr<strong>en</strong> según la voluntad de Dios, deb<strong>en</strong> seguir haci<strong>en</strong>do el bi<strong>en</strong> y poner<br />

sus almas <strong>en</strong> manos del Dios que los creo, pues él es fiel.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 17:1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de decir estas coas, Jesús miro al cielo y dijo: “Padre la hora ha llegado: glorifica a tu Hijo,<br />

para que también tu hijo te glorifique a ti, pues tu has dado a tu hijo autoridad sobre todo hombre, para dar<br />

vida eterna a todos los que le diste. Y la vida eterna consiste <strong>en</strong> que te conozcan a ti, el único Dios<br />

verdadero, y a Jesucristo, qui<strong>en</strong> tu <strong>en</strong>viaste.” “Yo te he glorificado aquí <strong>en</strong> el mundo pues he terminado lo<br />

que me mandaste hacer. ahora, pues, Padre, dame <strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia la misma gloria que yo t<strong>en</strong>ia contigo<br />

desde antes que existiera el mundo.” “A los que escogiste del mundo para dármelos, les he hecho saber<br />

qui<strong>en</strong> eres. Eran tuyos, y tu me los diste, y han hecho caso de tu palabra. Ahora sab<strong>en</strong> que todo lo que me<br />

diste vi<strong>en</strong>e de ti; pues les he dado el m<strong>en</strong>saje que me diste, y ellos los han aceptado. Se han dado cu<strong>en</strong>ta de<br />

que <strong>en</strong> verdad he v<strong>en</strong>ido de ti, y han creído que tu me <strong>en</strong>viaste”. “Yo te ruego por ellos; no ruego por los<br />

que no son del mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo que es mío es tuyo, y lo que<br />

es tuyo es mío; y mi gloria se hace visible <strong>en</strong> ellos.” “Yo no voy ha seguir <strong>en</strong> el mundo, pero ellos si van<br />

ha seguir <strong>en</strong> el mundo, mi<strong>en</strong>tras que yo me voy para estar contigo, Padre Santo, cuídalos con el poder de<br />

tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén completam<strong>en</strong>te unidos, como tú y yo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 77


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> este día abriste el camino de la vida eterna a toda raza y nación por el don<br />

prometido de tu Espíritu Santo: Esparce este don sobre todo el mundo por la predicación del Evangelio,<br />

para que llegue a los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 2:1-11<br />

Cuando llegó la fiesta de P<strong>en</strong>tecostés, todos los crey<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>contraban reunidos <strong>en</strong> un mismo<br />

lugar. De rep<strong>en</strong>te, un gran ruido que v<strong>en</strong>ía del cielo, como de un vi<strong>en</strong>to fuerte, resonó <strong>en</strong> toda la casa<br />

donde ellos estaban. Y se les aparecieron l<strong>en</strong>guas como de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Y<br />

todos quedaron ll<strong>en</strong>os del Espíritu Santo, y com<strong>en</strong>zaron a hablar <strong>en</strong> otras l<strong>en</strong>guas, según el Espíritu hacía<br />

que hablaran.<br />

Por aquellos días había <strong>en</strong> Jerusalén judíos cumplidores de sus deberes religiosos, llegados de todas<br />

partes del mundo. La g<strong>en</strong>te se reunió al oír aquel ruido, y no sabían que p<strong>en</strong>sar, porque cada uno oía a los<br />

crey<strong>en</strong>tes hablar <strong>en</strong> su propia l<strong>en</strong>gua. Eran tales su sorpresa y su asombro, que se decían unos a otros:<br />

¿Acaso no son de Galilea todos estos que están hablando? ¿Cómo es que les oímos hablar <strong>en</strong> nuestras<br />

propias l<strong>en</strong>guas? Aquí hay g<strong>en</strong>te de Partia, de Media, de Elam, de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia,<br />

del Ponto y de la provincia de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a<br />

Cir<strong>en</strong>e. Hay también algunos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Roma; unos son judíos de nacimi<strong>en</strong>to y otros se han<br />

convertido al judaísmo. También los hay v<strong>en</strong>idos de Creta y de Arabia. ¡Y todos les oímos hablar <strong>en</strong><br />

nuestras propias l<strong>en</strong>guas de las maravillas de Dios!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 104:25-32 (Página 629 L.O.C.)<br />

25. ¡Cuán múltiples tus obras, oh Señor*<br />

Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está ll<strong>en</strong>a de tus criaturas.<br />

26. He allí el grande y anchuroso mar,<br />

<strong>en</strong> donde bull<strong>en</strong> criaturas sin número,*<br />

tanto pequeñas como grandes.<br />

27. Allí se muev<strong>en</strong> las naves,<br />

allí está ese Leviatán,*<br />

que modelaste para jugar con él.<br />

28. Todos ellos te aguardan,*<br />

para que les des comida a su tiempo.<br />

29. Se la das, la recog<strong>en</strong>;*<br />

abres tu mano, se sacian de bi<strong>en</strong>es.<br />

30. Escondes tu rostro y se espantan;*<br />

les quitas el ali<strong>en</strong>to; expiran y vuelv<strong>en</strong> a su polvo.<br />

31. Envías tu Espíritu y son creados;*<br />

así r<strong>en</strong>uevas la faz de la tierra.<br />

32. Perdure la gloria del Señor para siempre;*<br />

alégrese el Señor <strong>en</strong> todas sus obras.<br />

Leccionario Dominical, Año A 78


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 12:4-13<br />

Una persona puede recibir difer<strong>en</strong>tes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. Hay<br />

difer<strong>en</strong>tes maneras de servir, pero todas por <strong>en</strong>cargo de un mismo Señor. Y hay difer<strong>en</strong>tes poderes para<br />

actuar pero es un mismo Dios el que lo hace todo <strong>en</strong> todos. Dios da a cada uno alguna prueba de la<br />

pres<strong>en</strong>cia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que habl<strong>en</strong> con<br />

sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que habl<strong>en</strong> con profundo conocimi<strong>en</strong>to. Unos<br />

recib<strong>en</strong> fe por medio del mismo Espíritu, y otros recib<strong>en</strong> el don de curar <strong>en</strong>fermos. Unos recib<strong>en</strong> poder<br />

para hacer milagros, y otros para comunicar m<strong>en</strong>sajes recibidos de Dios. A unos, Dios les da la capacidad<br />

de distinguir <strong>en</strong>tre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas;<br />

y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho <strong>en</strong> esas l<strong>en</strong>guas. Pero todas estas<br />

cosas las hace el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.<br />

El cuerpo humano, aunque está formado por muchas partes es un solo cuerpo. Así también Cristo. Y<br />

de la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar<br />

un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20: 19-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con<br />

las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús <strong>en</strong>tró y, poniéndose <strong>en</strong> medio de los discípulos, los<br />

saludó dici<strong>en</strong>do: ¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver<br />

al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez: -¡Paz a ustedes! Como el Padre me <strong>en</strong>vío a mí, así yo los <strong>en</strong>vío a<br />

ustedes. Y soplo sobre ellos, y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. A qui<strong>en</strong>es ustedes perdon<strong>en</strong> los pecados,<br />

les quedarán perdonados; y qui<strong>en</strong>es no se los perdon<strong>en</strong>, les quedarán sin perdonar.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

o<br />

SAN JUAN l4:8-17<br />

Felipe le dijo <strong>en</strong>tonces: - Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta. Jesús le contestó - Felipe,<br />

hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ve a mí, ve al Padre; ¿por<br />

qué me pides que les deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí? Las<br />

cosas que les digo, no las digo por mi propia cu<strong>en</strong>ta. El Padre, que vive <strong>en</strong> mí, es el que hace su propio<br />

trabajo. Créanme que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí; si no, crean al m<strong>en</strong>os por lo que hago. Les<br />

aseguro que el que cree <strong>en</strong> mi hará también las obras que yo hago: y hará otras todavía más grandes,<br />

porque yo voy a donde está el Padre. Y todo lo que ustedes pidan <strong>en</strong> mi nombre, yo lo haré, para que por el<br />

Hijo se muestre la gloria del Padre. Yo haré, cualquier cosa que <strong>en</strong> mi nombre ustedes me pidan. "Si<br />

ustedes me aman, obedecerán mis mandami<strong>en</strong>tos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro Def<strong>en</strong>sor, el<br />

Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pued<strong>en</strong> recibir,<br />

porque no lo v<strong>en</strong> ni no conoc<strong>en</strong>; pero, ustedes lo conoc<strong>en</strong>, porque él está con ustedes y permanecerá<br />

siempre <strong>en</strong> ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año A 79


LA ESTACIÓN DE PENTECOSTÉS Primer Domingo Después de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Domingo de Trinidad<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, que por la confesión de una fe verdadera nos diste a tus siervos la gracia<br />

de reconocer la gloria de la Trinidad eterna, y de adorar la Unidad <strong>en</strong> el poder de tu divina Majestad:<br />

Consérvanos firmes <strong>en</strong> esta fe y adoración, y llévanos al fin a contemplarte <strong>en</strong> tu sola y eterna gloria; tú<br />

que vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis l:1--2:3<br />

En el comi<strong>en</strong>zo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong>tonces ninguna forma; todo<br />

era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua. Entonces Dios<br />

dijo: "¡Que haya luz!" y hubo luz. Al ver Dios que la luz era bu<strong>en</strong>a, la separó de la oscuridad y la llamó<br />

"día", y la oscuridad la llamó "noche". De este modo se completo el primer día. Después Dios dijo: "Que<br />

haya una bóveda que separe las aguas, para que éstas qued<strong>en</strong> separadas." Y así fue. Dios hizo una bóveda<br />

que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba. A la bóveda<br />

la llamó "cielo”. De este modo se completó se segundo día.<br />

Entonces Dios dijo:” Que el agua que está debajo del cielo se junte <strong>en</strong> un solo lugar, para que<br />

aparezca lo seco." Y así fue. A la parte seca Dios la llamó "tierra", y al agua que se había juntado la llamó<br />

"mar". Al ver Dios que todo estaba bi<strong>en</strong>, dijo: "Que produzca la tierra toda clase de plantas; hierbas que<br />

d<strong>en</strong> semilla y árboles que d<strong>en</strong> fruto. Y Dios vio que todo estaba bi<strong>en</strong>. De este modo se completó el tercer<br />

día. Entonces Dios dijo: "Que haya luces <strong>en</strong> la bóveda celeste, que alumbr<strong>en</strong> la tierra y separ<strong>en</strong> el día de la<br />

noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales."<br />

Y así fue. Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de<br />

noche. También hizo las estrellas. Dios puso las luces <strong>en</strong> la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y<br />

de noche, y para separar la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bi<strong>en</strong>. De este modo se completó el<br />

cuarto día. Luego Dios dijo: "Que produzca el agua toda clase de animales, y que haya también aves que<br />

vuel<strong>en</strong> sobre la tierra." Y así fue. Dios creó los grandes monstruos del mar, y todos los animales que el<br />

agua produce y que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> ella, y todas las aves. Al ver Dios que así estaba bi<strong>en</strong>, b<strong>en</strong>dijo con estas<br />

palabras a los animales que había hecho: "Que t<strong>en</strong>gan muchas crías y ll<strong>en</strong><strong>en</strong> los mares, y que haya muchas<br />

aves <strong>en</strong> el mundo." De este modo se completó el quinto día.<br />

Entonces Dios dijo: “Que produzca la tierra toda clase de animales: domésticos y salvajes, y los que<br />

se arrastran por el suelo.” Y así fue. Dios hizo estos animales y vio que todo estaba bi<strong>en</strong>. Entonces dijo:<br />

"Ahora hagamos al hombre. Se parecerá a nosotros, y t<strong>en</strong>drá poder sobre los peces, las aves, los animales<br />

domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo." Cuando Dios creó al hombre, lo creó<br />

parecido a Dios mismo; hombre y mujer los creó, y les dio su b<strong>en</strong>dición: "T<strong>en</strong>gan muchos, muchos hijos;<br />

ll<strong>en</strong><strong>en</strong> el mundo y gobiérn<strong>en</strong>lo; domin<strong>en</strong> a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran."<br />

Después les dijo: "Mir<strong>en</strong>, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que produc<strong>en</strong> semilla, y todos los<br />

árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alim<strong>en</strong>to. Pero a los animales salvajes, a los que se arrastran<br />

por el suelo y a las aves, les doy la hierba como alim<strong>en</strong>to." Así fue, y Dios vio que todo lo que había hecho<br />

estaba muy bi<strong>en</strong>. De este modo se completó el sexto día. El cielo y la tierra, y todo lo que hay <strong>en</strong> ellos,<br />

quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces b<strong>en</strong>dijo el<br />

séptimo día y lo declaró día sagrado, porque <strong>en</strong> ese día descansó de todo su trabajo de creación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Leccionario Dominical, Año A 80


LA ESTACIÓN DE PENTECOSTÉS Primer Domingo Después de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Domingo de Trinidad<br />

CÁNTICO DE ALABANZA<br />

B<strong>en</strong>dito eres tú, Señor Dios de nuestros padres;*<br />

digno de alabanza, eres b<strong>en</strong>dito.<br />

B<strong>en</strong>dito el fulgor de tu santo Nombre,*<br />

alabado y exaltado sobre todo para siempre<br />

B<strong>en</strong>dito eres <strong>en</strong> el templo de tu santa gloria,*<br />

<strong>en</strong> el trono de tu reino eres b<strong>en</strong>dito<br />

B<strong>en</strong>dito eres, s<strong>en</strong>tado sobre querubines,*<br />

alabado y exaltado sobre todo para siempre<br />

B<strong>en</strong>dito tú, que sondeas los abismos;*\<br />

<strong>en</strong> la bóveda celeste eres b<strong>en</strong>dito.<br />

B<strong>en</strong>dito tú: Padre, Hijo y Espíritu Santo,*<br />

alabado y exaltado sobre todo para siempre.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 13: [5-10]11-14<br />

[Examín<strong>en</strong>se ustedes mismos, para ver si están firmes <strong>en</strong> la fe; pónganse a prueba. ¿No se dan<br />

cu<strong>en</strong>ta de que Jesucristo está <strong>en</strong> ustedes? ¡A m<strong>en</strong>os que hayan fracasado <strong>en</strong> la prueba! Confío sin embargo<br />

<strong>en</strong> que reconocerán que nosotros no hemos fracasado. Y oramos a Dios para que ustedes no hagan nada<br />

malo; no para demostrar que nosotros hemos pasado la prueba, sino simplem<strong>en</strong>te para que ustedes hagan lo<br />

bu<strong>en</strong>o, aunque parezca que nosotros hemos fracasado. Porque no podemos hacer nada contra la verdad,<br />

sino solam<strong>en</strong>te a favor de la verdad. Por eso nos alegramos cuando somos débiles, con tal de que ustedes<br />

sean fuertes; y seguiremos orando para que llegu<strong>en</strong> a ser perfectos. Les escribo esta carta antes de ir a<br />

verlos, para que cuando vaya no t<strong>en</strong>ga que ser tan duro <strong>en</strong> el uso de mi autoridad, la cual el Señor me dio,<br />

no para destruirlos, sino para hacer que ustedes crezcan espiritualm<strong>en</strong>te.]<br />

Para terminar, hermanos, deseo que vivan felices y que busqu<strong>en</strong> la perfección <strong>en</strong> su vida. Aním<strong>en</strong>se<br />

y vivan <strong>en</strong> armonía y paz; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes. Salúd<strong>en</strong>se los unos a los otros con<br />

un beso santo. Todos los hermanos <strong>en</strong> la fe les mandan saludos. Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor<br />

de Dios y la pres<strong>en</strong>cia constante del Espíritu Santo estén con todos ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28: 16-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando vieron<br />

a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me ha dado toda<br />

autoridad <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra. Vayan, pues, a las g<strong>en</strong>tes de todas las naciones y háganlas mis<br />

discípulos; bautíc<strong>en</strong>las <strong>en</strong> el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y <strong>en</strong>séñ<strong>en</strong>les a obedecer todo<br />

lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 81


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Mayo 11<br />

Propio 1<br />

Recuerda, oh Señor, lo que has forjado <strong>en</strong> nosotros y no lo que merecemos; y, puesto que nos has<br />

llamado para servirte, haznos dignos de nuestro llamado; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico l5:11-20<br />

No digas: "Es Dios qui<strong>en</strong> me hace pecar", porque él no hace lo que detesta. Ni tampoco digas: "Él<br />

me hizo caer"; porque él no necesita de g<strong>en</strong>te malvada. El Señor odia lo que es detestable y no se lo <strong>en</strong>vía<br />

a qui<strong>en</strong>es le respetan Dios creó al hombre al principio y le dio libertad de tomar sus decisiones. Si quieres,<br />

puedes cumplir lo que él manda, y puedes ser fiel haci<strong>en</strong>do lo que le gusta. Delante de ti ti<strong>en</strong>es fuego y<br />

agua; escoge lo que quieras. Delante de cada uno están la vida y la muerte, y cada uno recibirá lo que elija.<br />

La sabiduría del Señor es muy grande; él es muy poderoso y lo ve todo. Dios ve a todos los seres que creó,<br />

y se da cu<strong>en</strong>ta de todo lo que el hombre hace. Él a nadie ha ord<strong>en</strong>ado pecar, ni deja sin castigo a los<br />

m<strong>en</strong>tirosos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:9-16 (Página 655 L.O.C.)<br />

9. ¿Cómo limpiará el jov<strong>en</strong> su camino?*<br />

Guardando tu palabra.<br />

l0. Con todo el corazón te busco;*<br />

no dejes que me desvíe de tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

ll. En mi corazón atesoro tu promesa,*<br />

a fin de no pecar contra ti.<br />

12. B<strong>en</strong>dito eres tú, oh Señor;*<br />

<strong>en</strong>séñame tus estatutos.<br />

13. Con mis labios contaré*<br />

todos los juicios de tu boca.<br />

l4. Me he gozado más <strong>en</strong> el camino de tus decretos,*<br />

que <strong>en</strong> toda riqueza.<br />

15. En tus mandami<strong>en</strong>tos meditaré;*<br />

me fijaré <strong>en</strong> tus caminos.<br />

l6. Me regocijo <strong>en</strong> tus estatutos;*<br />

no me olvidaré de tus palabras.<br />

Leccionario Dominical, Año A 82


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 11<br />

Propio 1<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 3:1-9<br />

Yo, hermanos, no pude hablarles <strong>en</strong>tonces como a g<strong>en</strong>te guiada por el Espíritu, sino como a personas<br />

con criterios puram<strong>en</strong>te humanos, como a niños <strong>en</strong> cuanto a las cosas de Cristo. Les di una <strong>en</strong>señanza<br />

s<strong>en</strong>cilla, igual que a un niño de pecho se le da leche <strong>en</strong> vez de alim<strong>en</strong>to sólido, porque ustedes todavía no<br />

podían digerir la comida fuerte. ¡Y ni siquiera pued<strong>en</strong> digerirla ahora, porque todavía ti<strong>en</strong><strong>en</strong> criterios<br />

puram<strong>en</strong>te humanos! Mi<strong>en</strong>tras haya <strong>en</strong>tre ustedes <strong>en</strong>vidias y discordias, es que sigu<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do<br />

criterios puram<strong>en</strong>te humanos y conduciéndose como lo hace todo el mundo. Porque cuando uno afirma:<br />

"Yo soy de Pablo", y otro: "Yo soy de Apolos", están mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do criterios puram<strong>en</strong>te humanos. A fin de<br />

cu<strong>en</strong>tas, ¿quién es Pablo?, ¿quién es Apolos? Simplem<strong>en</strong>te servidores, por medio de los cuales ustedes han<br />

creído <strong>en</strong> el Señor. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor le señaló: yo sembré y Apolos regó,<br />

pero Dios es qui<strong>en</strong> hizo crecer la planta. De manera que ni el que siembra ni el que riega son nada, sino<br />

que Dios lo es todo, pues él es qui<strong>en</strong> hace crecer la planta. Los que siembran y los que riegan son iguales,<br />

aunque Dios pagará a cada uno según su trabajo. Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y<br />

ustedes son el campo que Dios está construy<strong>en</strong>do.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO5:21-24,27-30,33-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: 'No mates, pues el que mate será cond<strong>en</strong>ado.'<br />

Pero yo les digo que cualquiera que se <strong>en</strong>oje con su hermano, será cond<strong>en</strong>ado. Al que insulte a su<br />

hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravem<strong>en</strong>te a su hermano, se hará merecedor del<br />

fuego del infierno. "Así que, si al llevar tu ofr<strong>en</strong>da al altar te acuerdas de que tu hermano ti<strong>en</strong>e algo contra<br />

ti, deja tu ofr<strong>en</strong>da allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte <strong>en</strong> paz con tu hermano. Entonces<br />

podrás volver al altar y pres<strong>en</strong>tar tu ofr<strong>en</strong>da.<br />

"Ustedes han oído que antes se dijo: 'No cometas adulterio.' Pero yo les digo que cualquiera que mira<br />

con deseo a una mujer, ya cometió adulterio con ella <strong>en</strong> su corazón. "Así pues, si tu ojo derecho te hace<br />

caer <strong>en</strong> pecado, sácatelo y échalo lejos de ti; es mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que<br />

todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace caer <strong>en</strong> pecado, córtatela y échala<br />

lejos de ti; es mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al<br />

infierno.<br />

"También han oído ustedes que se dijo a los antepasados: 'No dejes de cumplir lo que hayas ofrecido<br />

al Señor bajo juram<strong>en</strong>to.' Pero yo les digo que no jur<strong>en</strong> por ninguna razón. No jur<strong>en</strong> por el cielo, porque es<br />

el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del<br />

gran Rey. Ni jur<strong>en</strong> ustedes tampoco por su propia cabeza, porque no pued<strong>en</strong> hacer blanco o negro ni un<br />

solo cabello. Si dic<strong>en</strong> ‘sí’, que sea sí; si dic<strong>en</strong> ‘no’, que sea no, pues lo que se aparta de esto, es malo."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 83


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y de misericordia, guárdanos <strong>en</strong> tu bondad de todo aquello que pueda causarnos<br />

daño; para que, dispuestos tanto <strong>en</strong> m<strong>en</strong>te como <strong>en</strong> cuerpo, y con alegría de corazón, logremos lo que sea<br />

propio a tus designios; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Levítico 19:1-2,9-18<br />

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: "Dile a la comunidad israelita lo sigui<strong>en</strong>te: "Sean ustedes<br />

santos, pues yo, el Señor su Dios, soy santo. "Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no recojas hasta el<br />

último grano de tu campo ni rebusques las espigas que hayan quedado. No rebusques todas las uvas de tu<br />

viñedo ni recojas las uvas caídas; déjalas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor, el Dios de<br />

ustedes. "No rob<strong>en</strong>. No mi<strong>en</strong>tan ni se <strong>en</strong>gañ<strong>en</strong> unos a otros. "No hagas promesas falsas <strong>en</strong> mi nombre,<br />

pues profanas el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. "No uses la viol<strong>en</strong>cia contra tu prójimo ni le<br />

arrebates lo que es suyo. "No ret<strong>en</strong>gas la paga del trabajador hasta el día sigui<strong>en</strong>te. "No maldigas al sordo.<br />

"No pongas ningún tropiezo <strong>en</strong> el camino del ciego. Muestra tu rever<strong>en</strong>cia a Dios. Yo soy el Señor.<br />

"No actúes con injusticia cuando dictes s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia: ni favorezcas al débil, ni te rindas ante el poderoso.<br />

Apégate a la justicia cuando dictes s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. "No andes con chismes <strong>en</strong>tre tu g<strong>en</strong>te. "No tomes parte <strong>en</strong> el<br />

asesinato de tu prójimo. Yo soy el Señor. "No abrigues <strong>en</strong> tu corazón odio contra tu hermano "Repr<strong>en</strong>de a<br />

tu prójimo cuando debas repr<strong>en</strong>derlo. No te hagas cómplice de su pecado. "No seas v<strong>en</strong>gativo ni r<strong>en</strong>coroso<br />

con tu propia g<strong>en</strong>te. Ama a tu prójimo, que es como tú mismo. Yo soy el Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 71:16-24 (Página 580 L.O.C.)<br />

l6. Com<strong>en</strong>zaré con las proezas del Señor Dios;*<br />

haré pres<strong>en</strong>te tu fidelidad, sólo la tuya.<br />

17. Oh Dios, me has <strong>en</strong>señado desde mi juv<strong>en</strong>tud,*<br />

y aun hoy relato tus maravillas.<br />

18. Ahora <strong>en</strong> la vejez y ll<strong>en</strong>o de canas, no me desampares, oh Dios,*<br />

hasta que dé a conocer tu fortaleza a esta g<strong>en</strong>eración,<br />

y tu poder a los que han de v<strong>en</strong>ir.<br />

l9. Tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos;*<br />

hecho proezas; ¿quién como tú, oh Dios?<br />

20. Tú me has hecho ver muchas angustias y males,*<br />

pero volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.<br />

21. Aum<strong>en</strong>tas mis fuerzas más y más;*<br />

me abrazas y me consuelas.<br />

22. Por tanto, te alabaré con lira por tu lealtad, oh Dios mío;*<br />

te cantaré con arpa, oh Santo de Israel.<br />

23. Mis labios cantarán con júbilo, cuando toque para ti,*<br />

y también mi alma, la cual redimiste.<br />

Leccionario Dominical, Año A 84


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS<br />

24. Mi l<strong>en</strong>gua proclamará tu justicia todo el día,*<br />

Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

porque están avergonzados y deshonrados los que buscaban mi vida.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 3:10-11,16-23<br />

Yo soy el maestro albañil al cual Dios permitió poner los fundam<strong>en</strong>tos, y otro está construy<strong>en</strong>do<br />

sobre ellos. Pero cada uno debe t<strong>en</strong>er cuidado de como construye, pues nadie puede poner otro fundam<strong>en</strong>to<br />

que el que ya está puesto, que es Jesucristo.<br />

¿Acaso no sab<strong>en</strong> ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive <strong>en</strong> ustedes? Si<br />

alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo<br />

son ustedes mismos. Que nadie se <strong>en</strong>gañe: si alguno de ustedes se cree sabio según la sabiduría de este<br />

mundo, vuélvase como un ignorante, para así llegar a ser verdaderam<strong>en</strong>te sabio. Pues la sabiduría de este<br />

mundo es pura tontería para Dios. En efecto, la Escritura dice: "Dios atrapa a los sabios <strong>en</strong> la propia<br />

astucia de ellos." Y dice también: "El Señor sabe que los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos de los sabios son tonterías." Por<br />

eso, nadie debe s<strong>en</strong>tirse orgulloso de ser seguidor de hombre alguno; pues todas las cosas son de ustedes:<br />

Pablo, Apolos, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, el pres<strong>en</strong>te y el futuro: todo es de ustedes, y ustedes<br />

son de Cristo, y Cristo es de Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:38-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Ustedes han oído que antes de dijo: 'Ojo por ojo y di<strong>en</strong>te por di<strong>en</strong>te'. Pero yo les digo: No resistas al<br />

que te haga algún mal; al contrario, si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una mejilla, ofrécele también la otra. Si algui<strong>en</strong><br />

te demanda y te quiere quitar la camisa, déjale que se lleve también tu capa. Si te obligan a llevar carga una<br />

milla, llévala dos. A cualquiera que te pida algo, dáselo; y no le vuelvas la espalda al que te pida prestado.<br />

"También han oído que antes se dijo: 'Ama a tu amigo y odia a tu <strong>en</strong>emigo.' Pero yo les digo: Am<strong>en</strong><br />

a sus <strong>en</strong>emigos, y or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los persigu<strong>en</strong>. Así ustedes serán hijos de su Padre que está <strong>en</strong> el cielo;<br />

pues él hace que su sol salga sobre malos y bu<strong>en</strong>os, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque si<br />

ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman, ¿qué premio recibirán? Hasta los que cobran impuestos para<br />

Roma se portan así. Y si saludan solam<strong>en</strong>te a sus hermanos, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? Hasta los<br />

paganos se portan así. Sean ustedes perfectos, como su Padre que está <strong>en</strong> el cielo es perfecto<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 85


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

Concede, oh Señor, que el curso de este mundo sea gobernado pacíficam<strong>en</strong>te por tu provid<strong>en</strong>cia, y<br />

que tu <strong>Iglesia</strong> pueda servirte con gozo, confianza y ser<strong>en</strong>idad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 49:8-18<br />

El Señor dice: "Vino el mom<strong>en</strong>to de mostrar mi bondad, y te respondí; llegó el día de la salvación, y<br />

te ayudé. Yo te protegí para establecer por ti mi pacto con el pueblo, para reconstruir el país, para hacer<br />

que tom<strong>en</strong> posesión de las tierras arrasadas, para decir a los presos: 'Qued<strong>en</strong> libres', y a los que están <strong>en</strong> la<br />

oscuridad: 'Déj<strong>en</strong>se ver.' Junto a todos los caminos <strong>en</strong>contrarán pastos, y <strong>en</strong> cualquier monte desierto<br />

t<strong>en</strong>drán alim<strong>en</strong>to para su ganado.<br />

"No t<strong>en</strong>drán hambre ni sed, ni los molestará el sol ni el calor, porque yo los amo y los guío, y los<br />

llevaré a manantiales de agua. Abriré un camino a través de las montañas y haré que se allan<strong>en</strong> los<br />

s<strong>en</strong>deros." ¡Mir<strong>en</strong>! Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de muy lejos: unos del norte, otros de occid<strong>en</strong>te, otros de la región de Asuán.<br />

¡Cielo, grita de alegría! ¡Tierra, llénate de gozo! ¡Montañas, lanc<strong>en</strong> gritos de felicidad! Porque el Señor<br />

ha consolado a su pueblo, ha t<strong>en</strong>ido compasión de él <strong>en</strong> su aflicción. "Sión decía: ¡El Señor me abandonó,<br />

mi Dios se olvidó de mí.' Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella<br />

lo olvide, yo no te olvidaré. Yo te llevo grabada <strong>en</strong> mis manos, siempre t<strong>en</strong>go pres<strong>en</strong>tes tus murallas. Los<br />

que te reconstruy<strong>en</strong> van más deprisa que los que te destruyeron; ya se han ido los que te arrasaron.<br />

Levanta los ojos y mira alrededor, mira cómo se reún<strong>en</strong> todos y vuelv<strong>en</strong> hacia ti.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 62:6-14 (Página 565 L.O.C.)<br />

6. En sil<strong>en</strong>cio aguarda mi alma a Dios;*<br />

ciertam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> él esta mi esperanza.<br />

7. Solo él es mi roca y mi salvación,*<br />

mi fortaleza; no seré conmovido.<br />

8. En Dios está mi salvación y mi gloria;*<br />

Dios es mi roca fuerte y mi refugio.<br />

9. Confí<strong>en</strong> siempre <strong>en</strong> él, oh pueblos;*<br />

desahogu<strong>en</strong> delante de él su corazón, porque Dios es nuestro refugio.<br />

l0. Por cierto, la plebe no es más que un soplo;*<br />

aún los nobles son apari<strong>en</strong>cia.<br />

ll. Poniéndolos a todos <strong>en</strong> la balanza;*<br />

serán más leves que un soplo.<br />

l2. No confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> la opresión;<br />

<strong>en</strong> la rapiña no se <strong>en</strong>vanezcan;*<br />

aunque aum<strong>en</strong>t<strong>en</strong> las riquezas, no pongan <strong>en</strong> ellas el corazón.<br />

l3. Habló Dios una vez; dos veces lo he oído;*<br />

de Dios es el poder.<br />

Leccionario Dominical, Año A 86


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS<br />

l4. De ti, oh Soberano mío, es la misericordia,*<br />

Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 4:1-5[6-7]8-13<br />

Ustedes deb<strong>en</strong> considerarnos simplem<strong>en</strong>te como ayudantes de Cristo, <strong>en</strong>cargados de <strong>en</strong>señar los<br />

secretos del plan de Dios. Ahora bi<strong>en</strong>, el que recibe un <strong>en</strong>cargo debe demostrar que es digno de confianza.<br />

En cuanto a mí respecta, muy poco me preocupa ser juzgado por ustedes o por algún tribunal humano. Ni<br />

siquiera yo mismo me juzgo. Sin embargo el que mi conci<strong>en</strong>cia no me acuse de nada no significa que Dios<br />

me considere libre de culpa. Pues el que me juzga es el Señor. Por lo tanto, no juzgu<strong>en</strong> ustedes nada antes<br />

de tiempo; esper<strong>en</strong> a que el Señor v<strong>en</strong>ga y saque a la luz lo que ahora está <strong>en</strong> la oscuridad y de a conocer<br />

las int<strong>en</strong>ciones del corazón. Entonces Dios dará a cada uno la alabanza que merezca. [Hermanos, les hablo<br />

de estas cosas por su propio bi<strong>en</strong> y poni<strong>en</strong>do como ejemplo a Apolos y a mí mismo. Lo digo para que por<br />

nuestro ejemplo apr<strong>en</strong>dan ustedes a no ir más allá de lo que está escrito, y para que nadie se <strong>en</strong>orgullezca<br />

de favorecer a uno <strong>en</strong> perjuicio de otro. Pues, ¿quién te hace mejor que los demás? ¿Y qué ti<strong>en</strong>es que Dios<br />

no te haya dado? Y si él te lo ha dado, ¿por qué presumes, como si lo hubieras conseguido por ti mismo?]<br />

Al parecer, ustedes ya son ricos, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> todo lo que pued<strong>en</strong> desear, y se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> como reyes que<br />

nada necesitan de nosotros. ¡Ojalá fueran reyes de verdad, para que nosotros tuviéramos parte <strong>en</strong> su reino!<br />

Pues me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha puesto <strong>en</strong> el último lugar, como si fuéramos<br />

cond<strong>en</strong>ados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los<br />

hombres. Nosotros, por causa de Cristo, pasamos por tontos; mi<strong>en</strong>tras que ustedes, gracias a Cristo, pasan<br />

por intelig<strong>en</strong>tes. Nosotros somos débiles, mi<strong>en</strong>tras que ustedes son fuertes. A nosotros se nos desprecia, y a<br />

ustedes se les respeta. Hasta hoy mismo no hemos dejado de sufrir hambre, sed y falta de ropa; la g<strong>en</strong>te<br />

nos maltrata, no t<strong>en</strong>emos hogar propio y nos cansamos trabajando con nuestras propias manos. A las<br />

maldiciones respondemos con b<strong>en</strong>diciones; somos perseguidos, y lo soportamos. Se habla mal de<br />

nosotros, y contestamos con bondad. Nos tratan como a basura del mundo, como a desperdicio de la<br />

humanidad. Y así hasta el día de hoy.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO6:24-34<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará<br />

al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas. "Por lo tanto, yo les digo: No se preocup<strong>en</strong> por lo que<br />

han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que han de ponerse. ¿No vale la vida más que la comida y<br />

el cuerpo más que la ropa? Mir<strong>en</strong> las aves que vuelan por el aire: ni siembran ni cosechan ni guardan la<br />

cosecha <strong>en</strong> graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está <strong>en</strong> el cielo les da de comer. ¡Y ustedes<br />

val<strong>en</strong> más que las aves! En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni<br />

siquiera una hora?<br />

"¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíj<strong>en</strong>se como crec<strong>en</strong> las flores del campo: no trabajan<br />

ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como una de<br />

Leccionario Dominical, Año A 87


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

ellas. Pues si Dios viste así la hierba, que hoy esta <strong>en</strong> el campo y mañana se quema <strong>en</strong> el horno, ¡con<br />

mayor razón los vestirá a ustedes, g<strong>en</strong>te falta de fe!<br />

Así que no se preocup<strong>en</strong>, preguntándose: ‘¿Qué vamos a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con<br />

qué vamos a vestirnos?’ Todas estas cosas son las que preocupan a los paganos, pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un<br />

Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto, pongan toda su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el reino de Dios y<br />

<strong>en</strong> hacer lo que Dios exige, y recibirán también todas estas cosas. No se preocup<strong>en</strong> por el día de mañana,<br />

porque mañana habrá tiempo para preocuparse. Cada día ti<strong>en</strong>e bastante con sus propios problemas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 88


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Junio 1<br />

Propio 4<br />

Oh Dios, tu infalible provid<strong>en</strong>cia ord<strong>en</strong>a todas las cosas <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Aparta de<br />

nosotros todo mal, te suplicamos, y concéd<strong>en</strong>os aquellos b<strong>en</strong>eficios que puedan ayudarnos; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 11:18-21,26-28<br />

"Gráb<strong>en</strong>se estas palabras <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to; aténlas como señales <strong>en</strong> sus manos y <strong>en</strong><br />

su fr<strong>en</strong>te. Instruyan a sus hijos hablándoles de ellas tanto <strong>en</strong> la casa como <strong>en</strong> el camino, y cuando se<br />

acuest<strong>en</strong> y cuando se levant<strong>en</strong>. Escríbanlas <strong>en</strong> los postes y <strong>en</strong> las puertas de su casa, para que su vida y la<br />

de sus hijos <strong>en</strong> la tierra que el Señor prometió dar a sus antepasados sea tan larga como la exist<strong>en</strong>cia del<br />

cielo sobre la tierra.<br />

"En este día les doy a elegir <strong>en</strong>tre b<strong>en</strong>dición y maldición. B<strong>en</strong>dición, si obedec<strong>en</strong> los mandami<strong>en</strong>tos<br />

del Señor su Dios, que hoy les he ord<strong>en</strong>ado. Maldición, si por seguir a dioses desconocidos, desobedec<strong>en</strong><br />

los mandami<strong>en</strong>tos del Señor su Dios y se apartan del camino que hoy les he ord<strong>en</strong>ado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 31:1-5,19-24 (Página 521 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás;*<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2. Inclina a mí tu oído;*<br />

apresúrate a librarme.<br />

3. Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme; porque tú eres mi risco y mi castillo;*<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4. Me sacarás de la red que han escondido para mí,*<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5. En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu;*<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

l9. ¡Cuán grande es tu bondad, oh Señor!<br />

que has guardado para los que te tem<strong>en</strong>;*<br />

que has mostrado, delante de todos, a los que confían <strong>en</strong> ti.<br />

20. En lo secreto de tu pres<strong>en</strong>cia los escondes<br />

de cuantos los calumnian;*<br />

los resguardas <strong>en</strong> tu abrigo de la querella de l<strong>en</strong>guas.<br />

21. ¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor!*<br />

me ha demostrado la maravilla de su amor<br />

<strong>en</strong> ciudad sitiada.<br />

22. Decía yo <strong>en</strong> mi desmayo,<br />

"Cortado soy de delante de tus ojos",*<br />

pero tú oíste la voz de mis ruegos,<br />

cuando a ti clamaba.<br />

Leccionario Dominical, Año A 89


LA ESTACIÓN DESPUES DE PENTECOSTÉS<br />

23. Am<strong>en</strong> al Señor, todos ustedes que le adoran;*<br />

a los fieles guarda el Señor,<br />

y castiga con creces a los que obran con soberbia.<br />

24. Fortalézcanse los que esperan <strong>en</strong> el Señor,*<br />

y tome su corazón ali<strong>en</strong>to.<br />

Domingo más cercano a Junio 1<br />

Propio 4<br />

EPÍSTOLA Romanos 3:21-25a,28<br />

Pero ahora, dejando aparte la ley, Dios ha dado a conocer de qué manera nos libra de culpa, y esto se<br />

comprueba ley<strong>en</strong>do los libros de la ley y los profetas: Dios nos libra de culpa por medio de la fe <strong>en</strong><br />

Jesucristo; y lo hace por igual con todos los que cre<strong>en</strong>, pues todos han pecado y están lejos de la pres<strong>en</strong>cia<br />

salvadora de Dios. Pero Dios, <strong>en</strong> su bondad y gratuitam<strong>en</strong>te, los ha librado de culpa, mediante la liberación<br />

que se alcanza por Cristo Jesús, Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrum<strong>en</strong>to del<br />

perdón. Así llegamos a esta conclusión: que Dios declara libre de culpa al hombre por la fe sin exigirle<br />

cumplir con la ley.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 7:21-27<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No todos los que me dic<strong>en</strong>: 'Señor, Señor', <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> el reino de Dios, sino solam<strong>en</strong>te los que<br />

hac<strong>en</strong> la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: 'Señor, Señor, nosotros hablamos <strong>en</strong><br />

tu nombre, y <strong>en</strong> tu nombre expulsamos demonios, y <strong>en</strong> tu nombre hicimos muchos milagros.' Pero<br />

<strong>en</strong>tonces les contestaré: 'Nunca los conocí; ¡aléj<strong>en</strong>se de mí, malhechores!'<br />

"Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prud<strong>en</strong>te que construyó su casa<br />

sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vi<strong>en</strong>tos contra la casa; pero no cayó, porque<br />

t<strong>en</strong>ía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó<br />

su casa sobre la ar<strong>en</strong>a. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vi<strong>en</strong>tos y la casa se vino abajo. ¡Fue<br />

un gran desastre!'<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 90


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Junio 8<br />

Propio 5<br />

Oh Dios, de qui<strong>en</strong> procede todo lo bu<strong>en</strong>o: Concede, por tu inspiración, que p<strong>en</strong>semos lo justo y,<br />

guiados por ti, podamos hacerlo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Oseas 5:15--6:6<br />

"Volveré luego a mi lugar, hasta que ellos reconozcan su pecado y v<strong>en</strong>gan a buscarme. ¡En medio de<br />

su angustia, me buscarán! " V<strong>en</strong>gan todos y volvámonos al Señor. Él nos destrozó, pero también nos<br />

sanará; nos hirió, pero también nos curará. En un mom<strong>en</strong>to nos devolverá la salud, nos levantará para vivir<br />

delante de él. ¡Esforcémonos por conocer al Señor! El Señor v<strong>en</strong>drá a nosotros, tan cierto como que sale el<br />

sol, tan cierto como que la lluvia riega la tierra <strong>en</strong> otoño y primavera. Dice el Señor: "¿Qué haré contigo,<br />

Efraín? ¿Qué haré contigo, Judá? El amor que ustedes me ti<strong>en</strong><strong>en</strong> es como la niebla de la mañana, como el<br />

rocío de madrugada, que temprano desaparece. Por eso los he despedazado mediante los profetas; por<br />

medio de mi m<strong>en</strong>saje los he matado. Mi justicia brota como la luz. Lo que quiero de ustedes es que me<br />

am<strong>en</strong>, y no que me hagan sacrificios; que me reconozcan como Dios, y no que me ofrezcan holocaustos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 50:7-15 (Página 551 L.O.C.)<br />

7. Escucha, pueblo mío, y hablaré;<br />

"Oh Israel, testificaré contra ti;*<br />

yo soy Dios, el Dios tuyo.<br />

8. No te repr<strong>en</strong>do por tus sacrificios,*<br />

ni por tus holocaustos, que están siempre delante de mí.<br />

9. No tomaré becerros de tus corrales,*<br />

ni machos cabríos de tus apriscos;<br />

l0. Porque mía es toda bestia del bosque,*<br />

y míos los rebaños <strong>en</strong> los collados.<br />

ll. Conozco todas las aves del cielo,*<br />

y todo lo que se mueve <strong>en</strong> los campos está a mi vista.<br />

12. Si yo tuviese hambre, no te lo diría,*<br />

porque mío es el mundo y toda su pl<strong>en</strong>itud.<br />

l3. ¿He de comer yo carne de toros,*<br />

o de beber sangre de machos cabríos?<br />

l4. Sacrifica a Dios alabanza,*<br />

y paga tus votos al Altísimo.<br />

l5. Invócame <strong>en</strong> el día de angustia;*<br />

yo te libraré, y tú me honrarás,".<br />

Leccionario Dominical, Año A 91


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 8<br />

Propio 5<br />

EPÍSTOLA Romanos 4:13-18<br />

Pues Dios prometió a Abraham y a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes que recibirían el mundo como her<strong>en</strong>cia; pero<br />

esta promesa no les fue hecha porque Abraham hubiera obedecido la ley, sino porque tuvo fe <strong>en</strong> Dios; y<br />

por eso, Dios los aceptó como justo. Pues si los que han de recibir la her<strong>en</strong>cia son los que obedec<strong>en</strong> la ley,<br />

<strong>en</strong>tonces la fe resultaría cosa inútil y la promesa de Dios perdería su valor. Porque la ley trae castigo; pero<br />

donde no hay ley tampoco hay faltas contra la ley.<br />

Por eso, para que la promesa hecha a Abraham fuera firme para todos sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, t<strong>en</strong>ía que<br />

ser un don basado <strong>en</strong> la fe. Es decir, la promesa no es solam<strong>en</strong>te para los que obedec<strong>en</strong> la ley, sino también<br />

para todos los que cre<strong>en</strong> como creyó Abraham. De esa manera, él vi<strong>en</strong>e a ser padre de todos nosotros,<br />

como dice la Escritura: "Te he hecho padre de muchas naciones." Este es el Dios <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> Abraham creyó,<br />

el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no exist<strong>en</strong>. Cuando ya no había esperanza,<br />

Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser "padre de muchas naciones", conforme a lo que Dios le<br />

había dicho: "Así será el número de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 9:9-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el lugar donde cobraba<br />

los impuestos para Roma. Jesús le dijo: --Sígueme. Entonces Mateo se levantó y lo siguió. Sucedió que<br />

Jesús estaba comi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra g<strong>en</strong>te de<br />

mala fama, llegaron y se s<strong>en</strong>taron también a la mesa junto con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los<br />

fariseos preguntaron a los discípulos:<br />

-¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores? Jesús lo oyó y les dijo:<br />

- Los que están bu<strong>en</strong>os y sanos no necesitan médico, sino los <strong>en</strong>fermos. Vayan y apr<strong>en</strong>dan el significado<br />

de esta Escritura: 'Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios. Pues yo no he<br />

v<strong>en</strong>ido a llamar a los bu<strong>en</strong>os, sino a los pecadores.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 92


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

Mantén, oh Señor, a tu familia, la <strong>Iglesia</strong>, <strong>en</strong> tu constante fe y amor; para que, mediante tu gracia,<br />

proclamemos tu verdad con val<strong>en</strong>tía, y administremos tu justicia con compasión; por amor de nuestro<br />

Salvador Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 19:2-8a<br />

Después de salir de Refidim, llegaron al desierto del Sinaí y acamparon allí mismo, fr<strong>en</strong>te al monte.<br />

Allí Moisés subió a <strong>en</strong>contrarse con Dios, pues el Señor lo llamó desde el monte y le dijo:<br />

- Anúnciales estas mismas palabras a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Jacob, a los Israelitas: 'Ustedes han visto<br />

lo que yo hice con los egipcios, y como los he traído a ustedes a donde yo estoy, como si vinieran sobre las<br />

alas de un águila. Así que, si ustedes me obedec<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo y cumpl<strong>en</strong> mi pacto, serán mi pueblo preferido<br />

<strong>en</strong>tre todos los pueblos, pues toda la tierra me pert<strong>en</strong>ece. Ustedes me serán un reino de sacerdotes, un<br />

pueblo consagrado a mí. Diles todo esto a los Israelitas. Moisés fue y llamó a los ancianos del pueblo, y les<br />

expuso todo lo que el Señor le había ord<strong>en</strong>ado. Entonces los israelitas contestaron a una voz: - Haremos<br />

todo lo que el Señor ha ord<strong>en</strong>ado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 100 (Página 622 L.O.C.)<br />

l. Regocíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> el Señor, pueblos todos;*<br />

sirvan al Señor con alegría;<br />

v<strong>en</strong>gan ante su pres<strong>en</strong>cia con cánticos.<br />

2. Sepan que el Señor es Dios;*<br />

él nos hizo y somos suyos,<br />

su pueblo y ovejas de su rebaño.<br />

3. Entr<strong>en</strong> por sus puertas con acción de gracias,<br />

<strong>en</strong> sus atrios con alabanza;*<br />

d<strong>en</strong>le gracias, y b<strong>en</strong>digan su Nombre;<br />

4. Porque el Señor es bu<strong>en</strong>o;<br />

para siempre es su misericordia;*<br />

su fidelidad perdura de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

EPÍSTOLA Romanos 5:6-11<br />

Pues cuando nosotros éramos incapaces de salvarnos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los<br />

malos. No es fácil que algui<strong>en</strong> se deje matar <strong>en</strong> lugar de otra persona. Ni siquiera <strong>en</strong> lugar de una persona<br />

justa; aunque quizás algui<strong>en</strong> estaría dispuesto a morir por una persona verdaderam<strong>en</strong>te bu<strong>en</strong>a. Pero Dios<br />

prueba que nos ama, <strong>en</strong> que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora, libres<br />

ya de culpa mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos librados del castigo final por medio de<br />

él.<br />

Leccionario Dominical, Año A 93


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

Porque si Dios, cuando todavía éramos sus <strong>en</strong>emigos, nos puso <strong>en</strong> paz consigo mismo mediante la<br />

muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos <strong>en</strong> paz con él. Y<br />

no sólo esto, sino que también nos alegramos <strong>en</strong> Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo<br />

hemos llegado at<strong>en</strong>er paz con Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 9:35--10:8[9-15]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la<br />

bu<strong>en</strong>a noticia del reino de Dios, y curaba toda clase de <strong>en</strong>fermedades y dol<strong>en</strong>cias. Al ver a la g<strong>en</strong>te, sintió<br />

compasión de ellos, porque estaban angustiados y desvalidos, como ovejas que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pastor. Dijo<br />

<strong>en</strong>tonces a sus discípulos: - Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso,<br />

pidan ustedes al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla.<br />

San<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos, resucit<strong>en</strong> a los muertos, limpi<strong>en</strong> de su <strong>en</strong>fermedad a los leprosos y expuls<strong>en</strong> a<br />

los demonios. Ustedes recibieron gratis este poder; no cobr<strong>en</strong> tampoco por emplearlo.<br />

"No llev<strong>en</strong> oro ni plata ni cobre ni bolsa para el camino. No llev<strong>en</strong> ropa de repuesto ni sandalias ni<br />

bastón, pues el trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su alim<strong>en</strong>to. "Cuando llegu<strong>en</strong> ustedes a un pueblo o aldea,<br />

busqu<strong>en</strong> alguna persona de confianza y quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> su casa hasta que se vayan de allí. Al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la casa,<br />

salud<strong>en</strong> a los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> ella. Si la g<strong>en</strong>te de la casa lo merece, su deseo de paz se cumplirá; pero si no lo<br />

merece, no se cumplirá. Y si no los recib<strong>en</strong> ni los quier<strong>en</strong> oír, salgan de casa o del pueblo y sacúdanse el<br />

polvo de los pies. Les aseguro que <strong>en</strong> el día del juicio el castigo para ese pueblo será peor que para la g<strong>en</strong>te<br />

de la región de Sodoma y Gomorra."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 94


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

Oh Señor, haz que t<strong>en</strong>gamos perpetuo amor y rever<strong>en</strong>cia a tu santo Nombre, pues nunca privas de tu<br />

auxilio y guía a los que has establecido sobre la base firme de tu bondad; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 20: 7-13<br />

Señor, tú me <strong>en</strong>gañaste, y yo me dejé <strong>en</strong>gañar; eras más fuerte, y me v<strong>en</strong>ciste. A todas horas soy<br />

motivo de risa; todos se burlan de mí. Siempre que hablo es para anunciar viol<strong>en</strong>cia y destrucción;<br />

continuam<strong>en</strong>te me insultan y me hac<strong>en</strong> burla porque anuncio tu palabra. Si digo: "No p<strong>en</strong>saré más <strong>en</strong> el<br />

Señor, no volveré a hablar <strong>en</strong> su nombre", <strong>en</strong>tonces tu palabra <strong>en</strong> mi interior se convierte <strong>en</strong> un fuego que<br />

devora, que me cala hasta los huesos. Trato de cont<strong>en</strong>erla, pero no puedo. Puedo oír que la g<strong>en</strong>te<br />

cuchichea:<br />

"¡Hay terror por todas partes!" Dic<strong>en</strong>: "'V<strong>en</strong>gan, vamos a acusarlo!" Aun mis amigos esperan que yo<br />

dé un paso <strong>en</strong> falso. Dic<strong>en</strong>: "Quizás se deje <strong>en</strong>gañar; <strong>en</strong>tonces lo v<strong>en</strong>ceremos y nos v<strong>en</strong>garemos de él."<br />

Pero tú, Señor estás conmigo como un guerrero inv<strong>en</strong>cible; los que me persigu<strong>en</strong> caerán, y no podrán<br />

v<strong>en</strong>cerme; fracasarán, quedarán avergonzados, cubiertos para siempre de deshonra inolvidable. Señor<br />

todopoderoso, tú que examinas con justicia, tú que ves hasta lo más íntimo del hombre, hazme ver cómo<br />

castigas a esa g<strong>en</strong>te, pues he puesto mi causa <strong>en</strong> tus manos. ¡Cant<strong>en</strong> al Señor, alab<strong>en</strong> al Señor!, pues él<br />

salva al afligido del poder de los malvados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 69:7-10, 16-18 (Página 575 L.O.C.)<br />

7. No sean avergonzados por causa mía los que <strong>en</strong> ti confían,<br />

Señor Dios de los ejércitos;*<br />

no sean deshonrados por mí los que te buscan,<br />

oh Dios de Israel.<br />

8. Ciertam<strong>en</strong>te por amor a ti he sufrido afr<strong>en</strong>ta;*<br />

la vergü<strong>en</strong>za ha cubierto mi rostro.<br />

9. Extranjero he llegado a ser para mis propios hermanos,*<br />

forastero para los hijos de mi madre.<br />

l0. Me consumió el celo de tu casa;*<br />

las of<strong>en</strong>sas de los que te insultaban cayeron sobre mí.<br />

l6. Sálvame del ci<strong>en</strong>o, que no me hunda;*<br />

líbrame de los que me odian y de las aguas profundas.<br />

l7. Que no me anegue el torr<strong>en</strong>te, y no me trague el abismo;*<br />

que no se cierre el pozo sobre mí.<br />

l8. Respóndeme, oh Señor, porque b<strong>en</strong>igna es tu misericordia;*<br />

por tu gran compasión, vuélvete hacia mí.<br />

Leccionario Dominical, Año A 95


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

EPÍSTOLA Romanos 5:15b-19<br />

Pues por el delito de un solo hombre, muchos murieron; pero el don que Dios nos ha dado<br />

gratuitam<strong>en</strong>te por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y <strong>en</strong> bi<strong>en</strong> de muchos. El pecado<br />

de un solo hombre no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo pecado vino la cond<strong>en</strong>ación,<br />

pero por el don de Dios los hombres son declarados libres de sus muchos pecados. Pues si la muerte reinó<br />

como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a qui<strong>en</strong>es Dios, <strong>en</strong> su gran bondad<br />

y gratuitam<strong>en</strong>te, declara libres de culpa, reinarán <strong>en</strong> la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo. Y<br />

así como el delito de Adán puso bajo cond<strong>en</strong>ación a todos los hombres, así también el acto justo de<br />

Jesucristo trajo a todos los hombres una vida libre de cond<strong>en</strong>ación. Es decir, que por la desobedi<strong>en</strong>cia de<br />

un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obedi<strong>en</strong>cia de un solo<br />

hombre, muchos quedarán libres de culpa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:[16-23] 24-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

["¡Mir<strong>en</strong>!" Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean, pues, astutos como<br />

serpi<strong>en</strong>tes, aunque también ing<strong>en</strong>uos como palomas. T<strong>en</strong>gan cuidado, porque los <strong>en</strong>tregarán a las<br />

autoridades, los golpearán <strong>en</strong> las sinagogas y hasta los pres<strong>en</strong>tarán ante gobernadores y reyes por causa<br />

mía; así podrán dar testimonio de mí delante de ellos y de los paganos. Pero cuando los <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a las<br />

autoridades, no se preocup<strong>en</strong> ustedes por lo que han de decir o como han de decirlo, porque cuando les<br />

llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes qui<strong>en</strong>es habl<strong>en</strong> sino que el<br />

Espíritu de su Padre hablará por ustedes."<br />

"Los hermanos <strong>en</strong>tregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se<br />

volverán contra sus padres y los matarán. Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que<br />

se mant<strong>en</strong>ga firme hasta el fin, será salvo. Cuando los persigan <strong>en</strong> una ciudad, huyan a otra; pues les<br />

aseguro que el Hijo del hombre v<strong>en</strong>drá antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel.]<br />

"Ningún discípulo es más que su maestro, y ningún criado es más que su amo. El discípulo debe<br />

conformarse con llegar a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si al jefe de la casa lo llaman<br />

Beelzebú, ¿qué dirán de los de su familia? No t<strong>en</strong>gan, pues, miedo de la g<strong>en</strong>te. Porque no hay nada secreto<br />

que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.<br />

Lo que les digo <strong>en</strong> la oscuridad, díganlo ustedes a la luz del día; y lo que les digo <strong>en</strong> secreto, grít<strong>en</strong>lo<br />

desde las azoteas de las casas. No t<strong>en</strong>gan miedo de los que pued<strong>en</strong> darles muerte pero no pued<strong>en</strong> disponer<br />

de su destino eterno; teman más bi<strong>en</strong> al que puede darles muerte y también puede destruirlos para siempre<br />

<strong>en</strong> el infierno.<br />

"¿No se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> dos pajarillos por una monedita. Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que el<br />

Padre de ustedes lo permita. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza los ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

contados uno por uno. Así que no t<strong>en</strong>gan miedo: ustedes val<strong>en</strong> más que muchos pajarillos." Si algui<strong>en</strong> se<br />

declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi Padre que<br />

Leccionario Dominical, Año A 96


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

está <strong>en</strong> el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre<br />

que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 97


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Junio 29<br />

Propio 8<br />

Dios todopoderoso, has edificado tu <strong>Iglesia</strong> sobre el fundam<strong>en</strong>to de los apóstoles y profetas si<strong>en</strong>do<br />

Jesucristo mismo la piedra angular: Concéd<strong>en</strong>os que estemos unidos <strong>en</strong> espíritu por su <strong>en</strong>señanza, de tal<br />

modo que lleguemos a ser un templo santo aceptable a ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 2:10-17<br />

La g<strong>en</strong>te se meterá <strong>en</strong>tre las rocas, debajo del suelo; se esconderá de la pres<strong>en</strong>cia terrible del Señor,<br />

del resplandor de su majestad. Los orgullosos t<strong>en</strong>drán que bajar la vista; los altaneros se verán humillados.<br />

Sólo el Señor mostrará su grandeza <strong>en</strong> aquel día, el día <strong>en</strong> que el Señor todopoderoso actúe contra todo<br />

hombre orgulloso y soberbio, contra todo hombre altanero, para humillarlo; contra todos los que se cre<strong>en</strong><br />

cedros del Líbano, altos y elevados, o robles de Basán; contra todos los que se cre<strong>en</strong> montes altos o cerros<br />

elevados, contra todos los que se cre<strong>en</strong> torres altas o fuertes murallas, contra todos los que se cre<strong>en</strong> naves<br />

de Tarsis o barcos preciosos. Los orgullosos y altaneros serán humillados por completo. Solam<strong>en</strong>te el<br />

Señor mostrará su grandeza <strong>en</strong> aquel día.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 89:1-4,l5-18 (Página 607 L.O.C.)<br />

l. Tu amor, oh Señor, cantaré perpetuam<strong>en</strong>te;*<br />

de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración<br />

anunciará mi boca tu fidelidad;<br />

2. Porque seguro estoy que tu amor es para siempre;*<br />

<strong>en</strong> los cielos has afirmado tu fidelidad.<br />

3. "Hice pacto con mi escogido;*<br />

juré a David mi siervo, dici<strong>en</strong>do:<br />

4. Para siempre confirmaré tu linaje,*<br />

y edificaré tu trono por todas las g<strong>en</strong>eraciones".<br />

l5. ¡Dichoso el pueblo que sabe la aclamación festiva!*<br />

Camina, oh Señor, a la luz de tu rostro.<br />

16. En tu Nombre se regocija todo el día,*<br />

y <strong>en</strong> tu justicia es jubiloso;<br />

l7. Porque tú eres la gloria de su fortaleza,*<br />

y con tu favor se acreci<strong>en</strong>ta nuestro poder.<br />

18. Ciertam<strong>en</strong>te, el Señor es nuestro Soberano,*<br />

y nuestro Rey es el Santo de Israel.<br />

Leccionario Dominical, Año A 98


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 29<br />

Propio 8<br />

EPÍSTOLA Romanos 6:3-11<br />

¿No sab<strong>en</strong> ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús <strong>en</strong> el bautismo, quedamos unidos a su<br />

muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una<br />

vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre.<br />

Si nos hemos unido a Cristo <strong>en</strong> una muerte como la suya, también nos uniremos a él <strong>en</strong> su<br />

resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra<br />

naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos si<strong>en</strong>do esclavos del pecado. Porque, cuando<br />

uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos <strong>en</strong> que también<br />

viviremos con él. Sabemos que Cristo, habi<strong>en</strong>do resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no ti<strong>en</strong>e<br />

poder sobre él. Pues Cristo, al morir, murió de una vez para siempre respecto al pecado; pero al vivir, vive<br />

para Dios. Así también, ustedes considér<strong>en</strong>se muertos respecto al pecado, pero vivos para Dios <strong>en</strong> unión<br />

con Cristo Jesús.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:34-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No crean que yo he v<strong>en</strong>ido a traer paz al mundo, no he v<strong>en</strong>ido a traer paz, sino lucha. He v<strong>en</strong>ido a<br />

poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra; de modo que los<br />

<strong>en</strong>emigos de cada cual serán sus propios pari<strong>en</strong>tes.<br />

"El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no merece ser mío; el que quiere a su hijo o a<br />

su hija más que a mí, no merece ser mío; y el que no toma su cruz y me sigue, no merece ser mío. El que<br />

trate de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará.<br />

"El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me <strong>en</strong>vió. El que<br />

recibe a un profeta porque vi<strong>en</strong>e de parte de Dios, recibirá el mismo premio que se da a un profeta; y el que<br />

recibe a un hombre bu<strong>en</strong>o por que es bu<strong>en</strong>o, recibirá el mismo premio que se da a un hombre bu<strong>en</strong>o.<br />

Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les<br />

aseguro que t<strong>en</strong>drá su premio."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 99


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

Oh Dios, tú nos has <strong>en</strong>señado a guardar tus mandami<strong>en</strong>tos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos<br />

la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros<br />

con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Zacarías 9:9-12<br />

¡Alégrate mucho, ciudad de Sión! ¡Canta de alegría, ciudad de Jerusalén! Tu rey vi<strong>en</strong>e a ti, justo y<br />

victorioso, pero humilde, montado <strong>en</strong> un burro, <strong>en</strong> un burrito, cría de una burra. Él destruirá los carros de<br />

Efraín, los caballos de Jerusalén y los arcos de guerra. Anunciará paz a las naciones y gobernará de mar a<br />

mar, del Eúfrates al último rincón del mundo. Esto dice el Señor:<br />

"Jerusalén, por la sangre de tu pacto, yo sacaré del pozo sin agua a tus presos que están <strong>en</strong> él.<br />

¡Ustedes, cautivos que manti<strong>en</strong><strong>en</strong> la esperanza, regres<strong>en</strong> a su fortaleza! Les digo que voy a darles <strong>en</strong><br />

b<strong>en</strong>dición el doble de cuanto tuvieron que sufrir.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 145:8-14 (Página 692 L.O.C.)<br />

8. Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9. Amante es el Señor para con todos;*<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

l0. Te alaban, oh Señor, todas tus obras,*<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11. La gloria de tu reino declaran,*<br />

y hablan de tu poder;<br />

12. Para que sepan los pueblos de tus proezas,*<br />

y de tu gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13. Tu reino es reino eterno,*<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

l4. Fiel es el Señor <strong>en</strong> todas sus palabras,*<br />

misericordioso <strong>en</strong> todas sus hazañas.<br />

Leccionario Dominical, Año A 100


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

EPÍSTOLA Romanos 7:21-8:6<br />

Me doy cu<strong>en</strong>ta de que, aun queri<strong>en</strong>do hacer el bi<strong>en</strong>, solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro el mal a mi alcance. En mi<br />

interior me gusta la ley de Dios, pero veo <strong>en</strong> mí algo que se opone a mi capacidad de razonar: es la ley del<br />

pecado, que está <strong>en</strong> mí y que me ti<strong>en</strong>e preso. ¡Desdichado de mí!. ¿Quién me librará del poder de la muerte<br />

que está <strong>en</strong> mi cuerpo? Solam<strong>en</strong>te Dios, a qui<strong>en</strong> doy gracias por medio de nuestro Señor Jesucristo. En<br />

conclusión: yo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que debo someterme a la ley de Dios, pero como hombre estoy sometido a la ley<br />

del pecado.<br />

Así pues, no hay ninguna cond<strong>en</strong>ación para los que están unidos a Cristo Jesús, porque la ley del<br />

Espíritu que da vida <strong>en</strong> Cristo Jesús, nos libera de la ley del pecado y de la muerte. Porque Dios ha hecho<br />

lo que la ley de Moisés no pudo hacer, pues no era capaz de hacerlo debido a la naturaleza del hombre<br />

pecador: Dios <strong>en</strong>vió a su propio Hijo <strong>en</strong> condición semejante a la del hombre pecador y como sacrificio<br />

por el pecado, para de esta manera cond<strong>en</strong>ar al pecado <strong>en</strong> la propia naturaleza humana. Lo hizo para que<br />

nosotros podamos cumplir lo que la ley ord<strong>en</strong>a, pues ya no vivimos conforme a la naturaleza del hombre<br />

pecador sino conforme al Espíritu.<br />

Los que viv<strong>en</strong> conforme a la naturaleza del hombre pecador sólo se preocupan por los puram<strong>en</strong>te<br />

humano; pero los que viv<strong>en</strong> conforme al Espíritu, se preocupan por las cosas del Espíritu. Y preocuparse<br />

por lo puram<strong>en</strong>te humano lleva a la muerte; pero preocuparse por las cosas del Espíritu lleva a la vida y a<br />

la paz.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 11:25-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a<br />

los s<strong>en</strong>cillos las cosas que escondiste de los sabios y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos. Sí, Padre, porque así lo has querido. Mi<br />

Padre me ha <strong>en</strong>tregado todas las cosas. Nadie conoce realm<strong>en</strong>te al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce<br />

realm<strong>en</strong>te al Padre, sino el Hijo y aquellos a qui<strong>en</strong>es el Hijo quiera darlo a conocer. V<strong>en</strong>gan a mí todos<br />

ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acept<strong>en</strong> el yugo que les<br />

pongo, y apr<strong>en</strong>dan de mí, que soy paci<strong>en</strong>te y de corazón humilde; así <strong>en</strong>contrarán descanso. Porque el<br />

yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 101


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

Oh Señor, ati<strong>en</strong>de, <strong>en</strong> tu bondad, las súplicas de tu pueblo que clama a ti, y concede que podamos<br />

percibir y compr<strong>en</strong>der lo que debemos hacer, y t<strong>en</strong>gamos también la gracia y el poder para cumplirlo<br />

fielm<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 55:l-5,10-13<br />

"Todos los que t<strong>en</strong>gan sed, v<strong>en</strong>gan a beber agua; los que no t<strong>en</strong>gan dinero, v<strong>en</strong>gan, consigan trigo de<br />

balde y, coman; consigan vino y leche sin pagar nada. ¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan?<br />

¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho? Óiganme bi<strong>en</strong> y comerán bu<strong>en</strong>os alim<strong>en</strong>tos,<br />

comerán cosas deliciosas. V<strong>en</strong>gan a mí y pongan at<strong>en</strong>ción, escúch<strong>en</strong>me y vivirán.<br />

Yo haré con ustedes un pacto eterno, cumpli<strong>en</strong>do así las promesas que por amor hice a David. Yo lo<br />

puse a él como testigo para las naciones, como jefe e instructor de los pueblos. Tú llamarás a pueblos<br />

desconocidos; pueblos que no te conocían irán corri<strong>en</strong>do a ti porque yo, tu Señor, el Dios Santo de Israel,<br />

te he honrado.<br />

"Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelv<strong>en</strong> allá, sino que empapan la tierra, la<br />

fecundan y la hac<strong>en</strong> germinar, y produc<strong>en</strong> la semilla para sembrar y el pan para comer, así también la<br />

palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y cumple<br />

la ord<strong>en</strong> que le doy.<br />

"Ustedes saldrán de allí con alegría, volverán a su país con paz. Al verlos, los montes y las colinas<br />

estallarán <strong>en</strong> cantos de alegría y todos los árboles del campo aplaudirán. En vez de zarzas crecerán pinos,<br />

<strong>en</strong> vez de ortigas crecerán arrayanes; esto hará glorioso el nombre del Señor; será una señal eterna,<br />

indestructible."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 65:9-14 (Página 569 L.O.C.)<br />

9. Visitas la tierra, y la riegas <strong>en</strong> abundancia;<br />

<strong>en</strong> gran manera la <strong>en</strong>riqueces;*<br />

la acequia de Dios va ll<strong>en</strong>a de agua.<br />

l0. Tú preparas el grano,*<br />

pues así abasteces la tierra.<br />

ll. Haces que se empap<strong>en</strong> los surcos.<br />

y rasas los terrones;*<br />

la ablandas con lluvias copiosas,<br />

y b<strong>en</strong>dices sus r<strong>en</strong>uevos.<br />

l2. Tú coronas el año con tus bi<strong>en</strong>es,*<br />

y tus carriles rebosan con abundancia.<br />

l3. Rebos<strong>en</strong> los pastos del páramo,*<br />

y los collados se vistan de alegría.<br />

Leccionario Dominical, Año A 102


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

l4. Se cubran las praderas de manadas,<br />

y los valles se revistan de grano;*<br />

d<strong>en</strong> voces de júbilo y cant<strong>en</strong>.<br />

Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

EPÍSTOLA Romanos 8:9-17<br />

Pero ustedes ya no viv<strong>en</strong> conforme a tales deseos, sino conforme al Espíritu, si es que realm<strong>en</strong>te el<br />

Espíritu de Dios vive <strong>en</strong> ustedes. El que no ti<strong>en</strong>e el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo vive<br />

<strong>en</strong> ustedes, el espíritu vive porque Dios los ha librado de culpa, aun cuando el cuerpo esté destinado a la<br />

muerte por causa del pecado. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús vive <strong>en</strong> ustedes, el mismo que<br />

resucitó a Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales por medio del Espíritu de Dios que vive <strong>en</strong><br />

ustedes.<br />

Así pues, hermanos, t<strong>en</strong>emos una obligación, pero no es la de vivir conforme a los deseos del<br />

hombre pecador. Porque si viv<strong>en</strong> ustedes conforme a tales deseos, morirán; pero si por medio del Espíritu<br />

hac<strong>en</strong> ustedes morir esos deseos, vivirán.<br />

Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido<br />

un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a t<strong>en</strong>er miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios.<br />

Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, dici<strong>en</strong>do: "¡Padre mío!" Y este mismo Espíritu se une a nuestro<br />

espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también<br />

t<strong>en</strong>dremos parte <strong>en</strong> la her<strong>en</strong>cia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, si es que<br />

realm<strong>en</strong>te sufrimos con él para después estar con él <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:1-9,18-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Aquel mismo día salió Jesús de casa y se s<strong>en</strong>tó a la orilla del lago. Como se reunió mucha g<strong>en</strong>te,<br />

Jesús subió a una barca y se s<strong>en</strong>tó, mi<strong>en</strong>tras la g<strong>en</strong>te se quedaba <strong>en</strong> la playa. Entonces se puso a hablarles<br />

de muchas cosas por medio de parábolas.<br />

Les dijo: "Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó <strong>en</strong> el camino, y<br />

llegaron las aves y se la comieron. Otra parte cayó <strong>en</strong>tre las piedras, donde no había mucha tierra; esa<br />

semilla brotó pronto, porque la tierra no era muy honda; pero el sol, al salir, la quemó, y como no t<strong>en</strong>ía<br />

raíz, se secó. Otra parte de la semilla cayó <strong>en</strong>tre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra<br />

parte cayó <strong>en</strong> la bu<strong>en</strong>a tierra, y dio bu<strong>en</strong>a cosecha; algunas espigas dieron ci<strong>en</strong> granos por semilla, otras<br />

ses<strong>en</strong>ta granos, y otras treinta. Los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> oídos oigan.<br />

"Escuch<strong>en</strong>, pues lo que quiere decir la parábola del sembrador: Los que oy<strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje del reino de<br />

Dios y no lo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong>, son como la semilla que cayó <strong>en</strong> el camino; vi<strong>en</strong>e el maligno y les quita el m<strong>en</strong>saje<br />

sembrado <strong>en</strong> su corazón. La semilla que cayó <strong>en</strong>tre las piedras repres<strong>en</strong>ta a los que oy<strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje y lo<br />

recib<strong>en</strong> con gusto, pero como no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sufici<strong>en</strong>te raíz, no se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> firmes; cuando por causa del<br />

Leccionario Dominical, Año A 103


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

m<strong>en</strong>saje sufr<strong>en</strong> pruebas o persecución, pierd<strong>en</strong> la fe. La semilla sembrada <strong>en</strong>tre espinos repres<strong>en</strong>ta a los<br />

que oy<strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje, pero los negocios de este mundo les preocupan demasiado y el amor por las riquezas<br />

los <strong>en</strong>gaña. Todo esto ahoga el m<strong>en</strong>saje y no lo deja dar fruto <strong>en</strong> ellos. Pero la semilla sembrada <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a<br />

tierra repres<strong>en</strong>ta a los que oy<strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje y lo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> y dan una bu<strong>en</strong>a cosecha. Algunos de estos son<br />

como las espigas que dieron ci<strong>en</strong> granos por semilla, otros como las que dieron ses<strong>en</strong>ta y otros como las<br />

que dieron treinta."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 104


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Julio 20<br />

Propio 11<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, fu<strong>en</strong>te de toda sabiduría, tú conoces nuestras necesidades antes de que te pidamos,<br />

y nuestra ignorancia <strong>en</strong> pedir: T<strong>en</strong> compasión de nuestras flaquezas, y danos, por tu misericordia, aquellas<br />

cosas que por nuestra indignidad y ceguedad no sabemos ni nos atrevemos a pedirte; por los méritos de<br />

Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Sabiduría 12:13,16-19<br />

Pues no existe ningún dios, fuera de ti, que t<strong>en</strong>ga todo bajo su cuidado y a qui<strong>en</strong> tú t<strong>en</strong>gas que dar<br />

cu<strong>en</strong>tas de sí haz juzgado rectam<strong>en</strong>te o no. Porque tu poder es la base de tu justicia, y como eres el dueño<br />

de todos, de todos ti<strong>en</strong>es compasión. Tú despliegas tu fuerza ante aquellos que dudan de tu gran poder, y<br />

confundes a los que conociéndolo, se muestran insol<strong>en</strong>tes; pero, precisam<strong>en</strong>te porque dispones de tan gran<br />

poder, juzgas con bondad y nos gobiernas con gran misericordia, porque puedes usar de tu poder <strong>en</strong> el<br />

mom<strong>en</strong>to que quieras. Actuando así, <strong>en</strong>señaste a tu pueblo que el hombre justo debe ser bondadoso, y<br />

ll<strong>en</strong>aste a tus hijos de una bella esperanza, al darles la oportunidad de arrep<strong>en</strong>tirse de sus pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 86:ll-17 (Página 604 L.O.C.)<br />

ll. Enséñame, oh Señor, tu camino,<br />

para que siga yo <strong>en</strong> tu verdad;*<br />

afirma mi corazón, para que tema tu Nombre.<br />

12. Te daré gracias de todo corazón, oh Señor mi Dios;*<br />

glorificaré tu Nombre para siempre;<br />

13. Porque grande es tu misericordia para conmigo;*<br />

me has librado del Abismo profundo.<br />

l4. Oh Dios, los soberbios se levantan contra mí;<br />

una banda de hombres viol<strong>en</strong>tos busca mi vida;*<br />

no te han puesto delante de sus ojos;<br />

l5. Mas tú, oh Señor, eres misericordioso y clem<strong>en</strong>te,*<br />

tardo para la ira, y rico <strong>en</strong> gracia y verdad.<br />

l6. Mírame, y t<strong>en</strong> misericordia de mí,*<br />

da de tu fuerza a tu siervo,<br />

y salva al hijo de tu sierva.<br />

l7. Dame una señal de tu favor, para que la vean los<br />

que me odian, y se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>;*<br />

porque tu, oh Señor, me ayudaste y me consolaste.<br />

Leccionario Dominical, Año A 105


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 20<br />

Propio 11<br />

EPÍSTOLA Romanos 8:l8-25<br />

Considero que los sufrimi<strong>en</strong>tos del tiempo pres<strong>en</strong>te no son nada si los comparamos con la gloria que<br />

habremos de ver después. La creación espera con gran impaci<strong>en</strong>cia el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que los hijos de Dios<br />

sean dados a conocer. Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino<br />

porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza de ser liberada de la esclavitud y<br />

la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que hasta ahora la creación<br />

se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. Y no solo ella sufre, sino también nosotros, que ya<br />

t<strong>en</strong>emos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundam<strong>en</strong>te, esperando el<br />

mom<strong>en</strong>to de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. Hemos sido<br />

salvados, pero solo <strong>en</strong> esperanza.<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, si lo que uno espera ya lo esta vi<strong>en</strong>do, <strong>en</strong>tonces no es esperanza, pues lo que uno ve no<br />

ti<strong>en</strong>e por que esperarlo. Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, t<strong>en</strong>emos que esperarlo con<br />

constancia.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:24-30,36-43<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les contó esta otra parábola: "El reino de Dios es como un hombre que sembró bu<strong>en</strong>a semilla<br />

<strong>en</strong> su campo; pero cuando todos estaban durmi<strong>en</strong>do, llego un <strong>en</strong>emigo, que sembró mala hierba <strong>en</strong>tre el<br />

trigo y se fue. Cuando el trigo creció y se formo la espiga, apareció también la mala hierba. Entonces los<br />

trabajadores fueron a decirle al dueño: 'Señor, si la semilla que sembró usted <strong>en</strong> el campo era bu<strong>en</strong>a, ¿de<br />

donde ha salido la mala hierba? El dueño les dijo: Algún <strong>en</strong>emigo ha hecho esto. Los trabajadores le<br />

preguntaron: ¿Quiere usted que vayamos a arrancar la mala hierba? Pero él les dijo: 'No, porque al<br />

arrancar la mala hierba pued<strong>en</strong> arrancar también el trigo. Lo mejor es dejarlos crecer juntos hasta la<br />

cosecha; <strong>en</strong>tonces mandare a los que han de recogerla que apart<strong>en</strong> primero la mala hierba y la at<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

manojos, para quemarla, y que después guard<strong>en</strong> el trigo <strong>en</strong> mi granero.' "<br />

Jesús despidió <strong>en</strong>tonces a la g<strong>en</strong>te y <strong>en</strong>tro <strong>en</strong> la casa, donde sus discípulos se le acercaron y le<br />

pidieron que les explicara la parábola de la mala hierba <strong>en</strong> el campo. Jesús les respondió: "El que siembra<br />

la bu<strong>en</strong>a semilla es el Hijo del hombre, y el campo es el mundo. La bu<strong>en</strong>a semilla repres<strong>en</strong>ta a los que son<br />

del reino, y la mala hierba repres<strong>en</strong>ta a los que son del maligno, y el <strong>en</strong>emigo que sembró la mala hierba es<br />

el diablo. La cosecha repres<strong>en</strong>ta el fin del mundo, y los que recog<strong>en</strong> la cosecha son los ángeles. Así como<br />

la mala hierba se recoge y se echa al fuego para quemarla, así sucederá también al fin del mundo. El Hijo<br />

del hombre mandara a sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hac<strong>en</strong> pecar a otros, y a los que<br />

practican el mal. Los echaran <strong>en</strong> el horno <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, donde lloraran y les rechinaran los di<strong>en</strong>tes. Entonces,<br />

aquellos que cumpl<strong>en</strong> lo que Dios exige, brillaran como el sol <strong>en</strong> el reino de su Padre. Los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

oídos, oigan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 106


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

Oh Dios, protector de cuantos <strong>en</strong> ti confían, sin qui<strong>en</strong> nada es fuerte, nada es santo. Multiplica <strong>en</strong><br />

nosotros tu misericordia, a fin de que, bajo tu dirección y guía, nos sirvamos de los bi<strong>en</strong>es temporales, de<br />

tal manera que no perdamos los eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Reyes 3:5-12<br />

Una noche, <strong>en</strong> Gabaón, el Señor se apareció <strong>en</strong> sueños a Salomón y le dijo: "Pídeme lo que quieras,<br />

y yo te lo daré." Salomón respondió: "Tú trataste con gran bondad a mi padre, tu siervo David, pues él se<br />

condujo delante de ti con lealtad, justicia y rectitud de corazón para contigo. Por eso lo trataste con tanta<br />

bondad y le concediste que un hijo suyo se s<strong>en</strong>tara <strong>en</strong> su trono, como ahora ha sucedido. Tú, Señor y Dios<br />

mío, me has puesto para que reine <strong>en</strong> lugar de David, mi padre, aunque yo soy un muchacho jov<strong>en</strong> y sin<br />

experi<strong>en</strong>cia. Pero estoy al fr<strong>en</strong>te del pueblo que tú escogiste: un pueblo tan grande que, por su multitud, no<br />

puede contarse ni calcularse. Dame, pues, un corazón at<strong>en</strong>to para gobernar a tu pueblo, y para distinguir<br />

<strong>en</strong>tre lo bu<strong>en</strong>o y lo malo; porque ¿quién hay capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan numeroso?<br />

Al Señor le agradó que Salomón le hiciera tal petición, y le dijo: "Porque me has pedido esto, y no<br />

una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus <strong>en</strong>emigos, sino intelig<strong>en</strong>cia para saber oír y gobernar, voy a<br />

hacer lo que me has pedido: yo te concedo sabiduría e intelig<strong>en</strong>cia como nadie las has t<strong>en</strong>ido antes que tú<br />

ni las t<strong>en</strong>drá después de ti.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO ll9:129-136 (Página 665 L.O.C.)<br />

129. Maravillosos son tus decretos;*<br />

por tanto, los guardo de todo corazón.<br />

130. La revelación de tu palabra ilumina;*<br />

hace <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der a los inoc<strong>en</strong>tes.<br />

131. Abro la boca y jadeo;*<br />

ansío tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

132. Vuélvete a mí, y t<strong>en</strong> misericordia,*<br />

como acostumbras con los que aman tu Nombre.<br />

133. Afirma mis pasos con tu palabra;*<br />

que ninguna iniquidad me domine.<br />

134. Rescátame de los que me oprim<strong>en</strong>,*<br />

y guardaré tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

l35. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo,*<br />

y <strong>en</strong>séñame tus estatutos.<br />

l36. Ríos de aguas brotan de mis ojos*<br />

a causa de los que no guardan tu ley.<br />

Leccionario Dominical, Año A 107


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

EPÍSTOLA Romanos 8:26-34<br />

De igual manera, el Espíritu nos ayuda <strong>en</strong> nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es<br />

debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pued<strong>en</strong> expresarse con<br />

palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe que es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu<br />

ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los que le pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>.<br />

Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bi<strong>en</strong> de qui<strong>en</strong>es le aman, a los cuales él ha llamado<br />

de acuerdo con su propósito. A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a<br />

ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el mayor <strong>en</strong>tre muchos hermanos. Y a los que Dios destinó desde<br />

un principio, también los llamó; y a los que llamó, los declaró libres de culpa; y a los que declaró libres de<br />

culpa, les dio parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros! Si<br />

Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo <strong>en</strong>tregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá<br />

de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? ¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido?<br />

Dios es qui<strong>en</strong> los declara libres de culpa. ¿Quién podrá cond<strong>en</strong>arlos? Cristo Jesús es qui<strong>en</strong> murió; todavía<br />

más, qui<strong>en</strong> resucitó y está a la derecha de Dios, rogando por nosotros.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:31-33, 44-49a<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús también les contó esta parábola: "El reino de Dios es como una semilla de mostaza que un<br />

hombre siembra <strong>en</strong> su campo. Es, por cierto, la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se<br />

hace más grande que las otras plantas del huerto, y llega a ser como un árbol, tan grande que las aves van y<br />

hac<strong>en</strong> nidos <strong>en</strong> sus ramas." También les contó esta parábola: "El reino de Dios es como la levadura que<br />

una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer ferm<strong>en</strong>tar toda la masa."<br />

"El reino de Dios es como un tesoro escondido <strong>en</strong> un terr<strong>en</strong>o. Un hombre <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el tesoro, y lo<br />

vuelve a esconder allí mismo; ll<strong>en</strong>o de alegría, va y v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>e, y compra ese terr<strong>en</strong>o."<br />

"El reino de Dios es también como un comerciante que anda buscando perlas finas; cuando <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra<br />

una de mucho valor, va y v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>e, y compra esa perla." "El reino de Dios es también como<br />

una red que se echa al mar y recoge toda clase de pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan<br />

a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado; guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así<br />

también sucederá al fin del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 108


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

Que tu constante misericordia purifique y defi<strong>en</strong>da a tu <strong>Iglesia</strong>, oh Señor; y, puesto que no puede<br />

continuar <strong>en</strong> seguridad sin tu auxilio, protégela y dirígela siempre por tu bondad; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Nehemías 9:l6-20<br />

"Pero ellos y nuestros antepasados fueron orgullosos y testarudos, y no hicieron caso a tus<br />

mandami<strong>en</strong>tos. No quisieron obedecer ni recordar las grandes cosas que hiciste <strong>en</strong> favor suyo. Fueron tan<br />

testarudos que nombraron un jefe que los llevara de nuevo a su esclavitud <strong>en</strong> Egipto. Pero tú eres un Dios<br />

perdonador, un Dios tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y todo amor, y no los abandonaste. Aun cuando se<br />

hicieron un becerro de metal fundido, y dijeron que ése era el dios que los había sacado de Egipto, y<br />

cometieron graves of<strong>en</strong>sas, tú por tu gran compasión no los abandonaste <strong>en</strong> el desierto. La columna de<br />

nube no se apartó de ellos durante el día para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego durante la<br />

noche para alumbrarles el camino que t<strong>en</strong>ían que seguir. Además les diste de tu bu<strong>en</strong> espíritu para<br />

instruirlos; jamás les faltó de la boca el maná que les <strong>en</strong>viabas, y les diste agua para calmar su sed.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78: 14-20,23-25 (Página 591 L.O.C.)<br />

l4. Les guió de día con nube,*<br />

y toda la noche con resplandor de fuego.<br />

l5. H<strong>en</strong>dió las peñas <strong>en</strong> el desierto,*<br />

y les dio a beber como si fuera de grandes abismos.<br />

l6. Sacó de la peña, corri<strong>en</strong>tes,*<br />

y brotaron las aguas como ríos.<br />

17. Pero siguieron pecando contra él,*<br />

rebelándose contra el Altísimo <strong>en</strong> el desierto.<br />

l8. T<strong>en</strong>taron a Dios <strong>en</strong> sus corazones,*<br />

exigi<strong>en</strong>do comida a su antojo.<br />

l9. Vituperaron a Dios y dijeron:*<br />

"¿Podrá Dios preparar mesa <strong>en</strong> el desierto?<br />

20. En verdad, h<strong>en</strong>dió la peña,<br />

brotaron aguas y los arroyos rebosaron,*<br />

"¿pero, podrá darnos pan, proveer de carne a su pueblo?''<br />

23. Por tanto, dio ord<strong>en</strong> a las altas nubes,*<br />

abrió las compuertas de los cielos.<br />

24. Hizo llover sobre ellos maná para que comies<strong>en</strong>,*<br />

y les dio trigo de los cielos.<br />

25. Así, los mortales comieron pan de ángeles;*<br />

les mandó comida hasta saciarles.<br />

Leccionario Dominical, Año A 109


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

EPÍSTOLA Romanos 8:35-39<br />

¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? El sufrimi<strong>en</strong>to, o las dificultades, o la persecución, o<br />

el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte? Como dice la Escritura: "Por causa tuya estamos<br />

siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas al matadero." Pero <strong>en</strong> todo esto salimos<br />

más que v<strong>en</strong>cedores por medio de aquel que nos amó. Estoy conv<strong>en</strong>cido de que nada podrá separarnos del<br />

amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo pres<strong>en</strong>te, ni<br />

lo futuro, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios ¡Nada podrá separarnos<br />

del amor que Dios nos ha mostrado <strong>en</strong> Cristo Jesús nuestro Señor!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO l4:13-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús recibió la noticia, se fue de allí el solo, <strong>en</strong> una barca, a un lugar apartado. Pero la<br />

g<strong>en</strong>te lo supo y salió de los pueblos para seguirlo por tierra. Al bajar Jesús de la barca, vio la multitud;<br />

sintió compasión de ellos y sanó a los <strong>en</strong>fermos que llevaban. Como ya se hacía de noche, los discípulos se<br />

le acercaron y le dijeron:<br />

- Ya es tarde, y éste es un lugar solitario. Despide a la g<strong>en</strong>te, para que vayan a las aldeas y se<br />

compr<strong>en</strong> comida. Jesús les contestó: - No es necesario que se vayan; d<strong>en</strong>les ustedes de comer. Ellos<br />

respondieron: - No t<strong>en</strong>emos aquí más que cinco panes y dos pescados. Jesús les dijo: - Tráiganmelos aquí.<br />

Entonces mandó a la multitud que se s<strong>en</strong>tara sobre la hierba. Luego tomó <strong>en</strong> sus manos los cinco<br />

panes y los dos pescados y, mirando al cielo, dio gracias a Dios y partió los panes, los dio a los discípulos<br />

y ellos los repartieron <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía ll<strong>en</strong>aron doce<br />

canastas con los pedazos sobrantes. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las<br />

mujeres y los niños.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 110


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu de p<strong>en</strong>sar y hacer siempre lo justo; para que nosotros,<br />

que sin ti no podemos existir, seamos capaces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jonás 2:1 -9<br />

Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde d<strong>en</strong>tro del pez, dici<strong>en</strong>do: "En mi angustia clamé a ti,<br />

Señor, y tú me respondiste. Desde las profundidades de la muerte clamé a ti, y tú me oíste. Me arrojaste a<br />

lo más hondo del mar, y las corri<strong>en</strong>tes me <strong>en</strong>volvieron. Las grandes olas que tú mandas pasaban sobre mí.<br />

Llegué a s<strong>en</strong>tirme echado de tu pres<strong>en</strong>cia; p<strong>en</strong>sé que no volvería a ver tu santo templo. Las aguas me<br />

rodeaban por completo; me cubría el mar profundo; las algas se <strong>en</strong>redaban <strong>en</strong> mi cabeza. Me hundí hasta el<br />

fondo del abismo; ¡ya me s<strong>en</strong>tía su eterno prisionero! Pero tú, Señor, mi Dios, me salvaste de la muerte.<br />

Al s<strong>en</strong>tir que la vida se me iba, me acordé de ti, Señor; mi oración llegó a ti <strong>en</strong> tu santo templo. Los que<br />

sigu<strong>en</strong> a los ídolos dejan de serte leales; pero yo, con voz de gratitud, te ofreceré sacrificios; cumpliré las<br />

promesas que te hice. ¡Sólo tú, Señor, puedes salvar!"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 29 (Página 519 L.O.C.)<br />

l. D<strong>en</strong> al Señor ,oh seres celestiales,*<br />

d<strong>en</strong> al Señor la gloria y la fortaleza.<br />

2. D<strong>en</strong> al Señor la gloria debida a su Nombre;*<br />

ador<strong>en</strong> al Señor <strong>en</strong> la hermosura de su santidad.<br />

3. La voz del Señor sobre las aguas;<br />

tru<strong>en</strong>a el Dios de gloria;*<br />

el Señor sobre las grandes aguas.<br />

4. La voz del Señor es voz pot<strong>en</strong>te;*<br />

la voz del Señor es voz gloriosa.<br />

5. La voz del Señor quebranta los cedros;*<br />

el Señor quebranta los cedros del Líbano.<br />

6. Hace saltar al Líbano como becerro,*<br />

al Hermón como hijuelo de búfalo.<br />

7. La voz del Señor divide las llamas de fuego;<br />

la voz del Señor hace temblar el desierto;*<br />

hace temblar el Señor el desierto de Cadés.<br />

8. La voz del Señor tuerce las <strong>en</strong>cinas,*<br />

y desnuda los bosques.<br />

9. Mi<strong>en</strong>tras, <strong>en</strong> el templo del Señor*<br />

todo proclama su gloria.<br />

l0. El Señor se si<strong>en</strong>ta por <strong>en</strong>cima del diluvio;*<br />

el Señor se si<strong>en</strong>ta como Rey por siempre jamás.<br />

Leccionario Dominical, Año A 111


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

ll. El Señor dará fortaleza a su pueblo;*<br />

el Señor b<strong>en</strong>decirá a su pueblo con la paz.<br />

Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

EPÍSTOLA Romanos 9:1-5<br />

Como crey<strong>en</strong>te que soy <strong>en</strong> Cristo, estoy dici<strong>en</strong>do la verdad, no mi<strong>en</strong>to. Además, mi conci<strong>en</strong>cia,<br />

guiada por el Espíritu Santo, me asegura que esto es verdad: t<strong>en</strong>go una gran tristeza y <strong>en</strong> mi corazón hay<br />

un dolor continuo, pues hasta quisiera estar yo mismo bajo maldición, separado de Cristo, si así pudiera<br />

favorecer a mis hermanos, los de mi propia raza. Son desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, y Dios los adoptó como<br />

hijos. Dios estuvo <strong>en</strong>tre ellos con su pres<strong>en</strong>cia gloriosa, y les dio los pactos, la ley de Moisés, el culto y las<br />

promesas. Son desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de nuestros antepasados; y de su raza, <strong>en</strong> cuanto a lo humano, vino el Mesías,<br />

el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre. Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 14:22-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca, para que cruzaran el lago antes<br />

que él y llegaran al otro lado mi<strong>en</strong>tras él despedía a la g<strong>en</strong>te. Cuando la hubo despedido, Jesús subió a un<br />

cerro, para orar a solas. Al llegar la noche, estaba allí él solo, mi<strong>en</strong>tras la barca ya iba bastante lejos de<br />

tierra firme. Las olas azotaban la barca, porque t<strong>en</strong>ían el vi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> contra. A la madrugada, Jesús fue hacia<br />

ellos caminando sobre el agua. Cuando los discípulos lo vieron andar sobre el agua, se asustaron, y<br />

gritaron ll<strong>en</strong>os de miedo: -¡Es un fantasma! Pero Jesús les habló, diciéndoles: -¡T<strong>en</strong>gan valor, soy yo, no<br />

t<strong>en</strong>gan miedo! Entonces Pedro le respondió: - Señor, si eres tú, ord<strong>en</strong>a que yo vaya hasta ti sobre el agua. -<br />

V<strong>en</strong> - dijo Jesús. Pedro <strong>en</strong>tonces bajo de la barca y com<strong>en</strong>zó a caminar sobre el agua <strong>en</strong> dirección a Jesús.<br />

Pero al notar la fuerza del vi<strong>en</strong>to, tuvo miedo; y como com<strong>en</strong>zaba a hundirse, gritó: -¡Sálvame, Señor! Al<br />

mom<strong>en</strong>to, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: -¡Qué poca fe ti<strong>en</strong>es! ¿Por qué dudaste? En cuanto subieron<br />

a la barca, se calmó el vi<strong>en</strong>to. Entonces los que estaban <strong>en</strong> la barca se pusieron de rodillas delante de Jesús,<br />

y le dijeron: ¡En verdad tú eres el Hijo de Dios!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 112


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Agosto 17<br />

Propio 15<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, por nosotros <strong>en</strong>tregaste a tu Hijo único como sacrificio por los pecados y como<br />

ejemplo de vida piadosa: Danos gracia para recibir con gratitud los frutos de su obra red<strong>en</strong>tora, y seguir de<br />

día <strong>en</strong> día las huellas b<strong>en</strong>ditas de su santísima vida; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 56: 1[2-5]6-7<br />

El Señor dice: "Practiqu<strong>en</strong> la justicia, hagan lo que es recto, porque pronto voy a llevar a cabo la<br />

liberación; voy a mostrar mi poder salvador.<br />

[Dichoso el hombre que sigue estos mandatos y los cumple con fidelidad, que respeta el día de<br />

reposo y no lo profana, que ti<strong>en</strong>e bu<strong>en</strong> cuidado de no hacer nada malo." Si un extranjero se <strong>en</strong>trega al<br />

Señor, no debe decir: "El Señor me t<strong>en</strong>drá separado de su pueblo." Ni tampoco el eunuco debe decir:<br />

"Yo soy un árbol seco." Porque el Señor dice: "Si los eunucos respetan mis días de reposo, y si cumpl<strong>en</strong> mi<br />

voluntad y se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> firmes <strong>en</strong> mi pacto, yo les daré algo mejor que hijos e hijas; les concederé que su<br />

nombre quede grabado para siempre <strong>en</strong> mi templo, d<strong>en</strong>tro de mis muros, les daré un nombre eterno, que<br />

nunca será borrado].Y a los extranjeros que se <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a mí, para servirme y amarme, para ser mis<br />

siervos, si respetan el día de reposo y no lo profanan y se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> firmes <strong>en</strong> mi pacto, yo los traeré a mi<br />

monte sagrado y los haré felices <strong>en</strong> mi casa de oración. Yo aceptaré <strong>en</strong> mi altar sus holocaustos y<br />

sacrificios, porque mi casa será declarada casa de oración para todos los pueblos."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 67 (Página 571 L.O.C.)<br />

l. Dios t<strong>en</strong>ga misericordia de nosotros y nos b<strong>en</strong>diga,*<br />

haga resplandecer su rostro y v<strong>en</strong>ga a nosotros<br />

2. Sean conocidos <strong>en</strong> la tierra tus caminos,*<br />

<strong>en</strong> todas las naciones tu salvación.<br />

3. Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios;*<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

4. Alégr<strong>en</strong>se las naciones y aclam<strong>en</strong> con júbilo,*<br />

porque juzgas los pueblos con equidad,<br />

y diriges todas las naciones de la tierra.<br />

5. Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios,*<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

6. La tierra ha dado su fruto;*<br />

nos b<strong>en</strong>diga Dios, el Dios nuestro.<br />

7. Dios nos b<strong>en</strong>diga;*<br />

témanlo todos los confines de la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año A 113


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 17<br />

Propio 15<br />

EPÍSTOLA Romanos 11:l3-15,29-32<br />

Pero t<strong>en</strong>go algo que decirles a ustedes, que no son judíos. Puesto que Dios me ha <strong>en</strong>viado a los no<br />

judíos, yo doy mucha importancia a mi trabajo. Quiero que algunos de mi propia raza si<strong>en</strong>tan celos de<br />

ustedes, y que así alcanc<strong>en</strong> la salvación. Pues si por ser rechazados los judíos, el mundo pudo llegar a la<br />

paz con Dios, ¿qué no será cuando sean aceptados? ¡Nada m<strong>en</strong>os que vida para los que estaban muertos!<br />

Pues lo que Dios da, no lo quita, ni retira tampoco su llamami<strong>en</strong>to. En tiempos pasados, ustedes<br />

desobedecieron a Dios, pero ahora que los judíos han desobedecido, Dios ti<strong>en</strong>e compasión de ustedes. De<br />

la misma manera, ellos han desobedecido ahora, pero solam<strong>en</strong>te para que Dios t<strong>en</strong>ga compasión de ustedes<br />

y para que, también ahora, t<strong>en</strong>ga compasión de ellos. Porque Dios sujetó a todos por igual a la<br />

desobedi<strong>en</strong>cia, con el fin de t<strong>en</strong>er compasión de todos por igual.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO l5:21-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús se dirigió de allí a la región de Tiro y Sidón. Y una mujer cananea que vivía <strong>en</strong> aquella tierra,<br />

se le acercó, gritando: -¡Señor, Hijo de David, t<strong>en</strong> compasión de mí! ¡Mi hija ti<strong>en</strong>e un demonio!<br />

Jesús no le contestó nada. Entonces sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: - Dile a esa mujer<br />

que se vaya porque vi<strong>en</strong>e gritando detrás de nosotros. Jesús dijo: - Dios me ha <strong>en</strong>viado solam<strong>en</strong>te a las<br />

ovejas perdidas del pueblo de Israel. Pero la mujer fue a arrodillarse delante de él, dici<strong>en</strong>do:<br />

-¡Señor, ayúdame! Jesús le contestó: No está bi<strong>en</strong> quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros.<br />

Ella le dijo: - Sí Señor; pero hasta los perros com<strong>en</strong> las migajas que ca<strong>en</strong> de la mesa de sus amos.<br />

Entonces le dijo Jesús: -¡Mujer, que grande es tu fe! Hágase como quieres. Y desde ese mismo mom<strong>en</strong>to<br />

su hija quedó sana.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año A 114


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

Concede, oh Dios de misericordia, que tu <strong>Iglesia</strong>, congregada <strong>en</strong> unidad por tu Espíritu santo,<br />

manifieste tu poder <strong>en</strong>tre todos los pueblos, para gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 51:1-6<br />

"Óiganme todos los que quier<strong>en</strong> vivir con rectitud y me buscan, - dice el Señor.- Mir<strong>en</strong> la roca de<br />

donde fueron cortados, la cantera de donde fueron sacados; mir<strong>en</strong> a Abraham, su padre, y a Sara, la que les<br />

dio la vida. Cuando yo lo llamé, era uno solo, pero lo b<strong>en</strong>dije y le di muchos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Yo seré<br />

bondadoso con Sión, la ciudad que estaba toda <strong>en</strong> ruinas. Convertiré las tierras secas del desierto <strong>en</strong> un<br />

jardín, como el jardín que el Señor plantó <strong>en</strong> Edén. Allí habrá felicidad y alegría, cantos de alabanza y son<br />

de música.<br />

"Pueblos, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, escúch<strong>en</strong>me, naciones: yo publicaré mi <strong>en</strong>señanza y mis<br />

mandami<strong>en</strong>tos alumbrarán a los pueblos. Mi victoria está cercana, mi acción salvadora está <strong>en</strong> camino;<br />

con mi poder gobernaré a los pueblos. Los países del mar esperarán <strong>en</strong> mí y confiarán <strong>en</strong> mi poder."<br />

Levant<strong>en</strong> los ojos al cielo, y mir<strong>en</strong> abajo, a la tierra: el cielo se desvanecerá como el humo, la tierra<br />

se gastará como un vestido y sus habitantes morirán como mosquitos. Pero mi salvación será eterna, mi<br />

victoria no t<strong>en</strong>drá fin.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO l38 (Página 683 L.O.C.)<br />

l. Te daré gracias, oh Señor, de todo corazón;*<br />

delante de los dioses cantaré tus alabanzas.<br />

2. Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu Nombre,*<br />

por tu amor y tu fidelidad;<br />

3. Porque has glorificado tu Nombre,*<br />

y tu palabra por <strong>en</strong>cima de todo.<br />

4. Cuando te invoqué, me respondiste,*<br />

fortaleciste mi alma con vigor.<br />

5. Te alabarán, oh Señor, todos los reyes de la tierra,*<br />

al escuchar las palabras de tu boca.<br />

6. Cantarán de los caminos del Señor:* "<br />

¡Cuán grande la gloria del Señor!"<br />

7. Aunque excelso es el Señor, cuida del humilde,*<br />

y al altivo percibe de lejos.<br />

8. Aunque camine <strong>en</strong>tre peligros, tu me guardas seguro;*<br />

contra la ira de mis <strong>en</strong>emigos exti<strong>en</strong>des tu mano, y tu diestra me salvará.<br />

9. El Señor cumplirá <strong>en</strong> mí su propósito;*<br />

tu misericordia, oh Señor, es para siempre;<br />

no desampares la obra de tus manos.<br />

Leccionario Dominical, Año A 115


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

EPÍSTOLA Romanos 11:33-36<br />

¡Que profundas son las riquezas de Dios, y su sabiduría y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to! Nadie puede explicar sus<br />

decisiones, ni llegar a compr<strong>en</strong>der sus caminos. Pues "¿quién conoce la m<strong>en</strong>te del Señor? ¿Quién podrá<br />

darle consejos? ¿Quién le ha dado algo antes, para que él t<strong>en</strong>ga que devolvérselo?" Porque todas las cosas<br />

vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Dios, y exist<strong>en</strong> por él y para él. ¡Gloria para siempre a Dios! Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO l6:13-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús llegó a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: -¿Quién dice la g<strong>en</strong>te<br />

qué es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: - Algunos dic<strong>en</strong> que Juan el Bautista; otros dic<strong>en</strong> que Elías,<br />

y otros dic<strong>en</strong> que Jeremías o algún otro profeta. - Y ustedes, ¿quién dic<strong>en</strong> que soy?- les preguntó. Simón<br />

Pedro le respondió: - Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivi<strong>en</strong>te.<br />

Entonces Jesús le dijo: - Dichoso, tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha mostrado<br />

esto, sino mi Padre que está <strong>en</strong> el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir<br />

mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá v<strong>en</strong>cerla. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo<br />

que tú ates <strong>en</strong> este mundo, también quedará atado <strong>en</strong> el cielo, y lo que tú desates <strong>en</strong> este mundo, también<br />

quedará desatado <strong>en</strong> el cielo. Luego Jesús ord<strong>en</strong>ó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el<br />

Mesías.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 116


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Agosto 31<br />

Propio 17<br />

Señor de todo poder y fortaleza, autor y dador de todo bi<strong>en</strong>: Injerta <strong>en</strong> nuestros corazones el amor a<br />

tu Nombre, acreci<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> nosotros la verdadera religión, nútr<strong>en</strong>os con toda bondad, y produce <strong>en</strong> nosotros<br />

los frutos de bu<strong>en</strong>as obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 15:15-21<br />

Señor, tú que lo sabes todo, ¡acuérdate de mí y v<strong>en</strong> <strong>en</strong> mi ayuda! ¡Toma v<strong>en</strong>ganza de los que me<br />

persigu<strong>en</strong>! No seas con ellos tan paci<strong>en</strong>te que me dejes morir a mí; mira que por ti soporto insultos.<br />

Cuando me hablabas, yo devoraba tus palabras; ellas eran la dicha y la alegría de mi corazón, porque yo te<br />

pert<strong>en</strong>ezco, Señor y Dios todopoderoso. Yo he evitado juntarme con los que solo pi<strong>en</strong>san <strong>en</strong> divertirse;<br />

desde que tú te apoderaste de mí he llevado una vida solitaria, pues me ll<strong>en</strong>aste de tu ira. ¿Por qué mi dolor<br />

nunca termina? ¿Por qué mi herida es incurable, rebelde a toda curación? Te has vuelto para mí como el<br />

agua <strong>en</strong>gañosa de un espejismo.<br />

Entonces el Señor me respondió: "Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el<br />

hablar por hablar y dices solo cosas que valgan la p<strong>en</strong>a, tú serás qui<strong>en</strong> hable de mi parte. Son ellos qui<strong>en</strong>es<br />

deb<strong>en</strong> volverse a ti, y no tú qui<strong>en</strong> debe volverse a ellos. Yo haré que seas para este pueblo como un muro<br />

de bronce, difícil de v<strong>en</strong>cer. Te harán la guerra, pero no te v<strong>en</strong>cerán, pues yo estoy contigo para salvarte y<br />

librarte. Yo, el Señor, doy mi palabra. ¡Te libraré del poder de los malvados, te salvaré del poder de los<br />

viol<strong>en</strong>tos!"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 26:1-8 (Página 515 L.O.C.)<br />

l. Júzgame, oh Señor,<br />

porque <strong>en</strong> integridad he andado;*<br />

he confiado asimismo <strong>en</strong> el Señor sin titubear.<br />

2. Escudríñame, oh Señor, y pruébame;*<br />

examina mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y mi corazón; 3.<br />

Porque tu amor está delante de mis ojos;*<br />

he andado fielm<strong>en</strong>te contigo.<br />

4. No he frecu<strong>en</strong>tado personas inútiles,*<br />

ni me he asociado con los <strong>en</strong>gañadores.<br />

5. Aborrecí la reunión de los malhechores,*<br />

y con los impíos nunca me s<strong>en</strong>taré.<br />

6. Lavaré <strong>en</strong> inoc<strong>en</strong>cia mis manos,*<br />

y así andaré alrededor de tu altar, oh Señor,<br />

7. Cantando himnos de alabanza,*<br />

y contando todas tus obras maravillosas.<br />

8. Señor, la habitación de tu casa yo amo,*<br />

y el lugar de la morada de tu gloria.<br />

Leccionario Dominical, Año A 117


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 31<br />

Propio 17<br />

EPÍSTOLA Romanos 12:1-8<br />

Así que, hermanos, míos, les ruego por la misericordia de Dios que se pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> ustedes mismos<br />

como ofr<strong>en</strong>da viva, consagrada y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deb<strong>en</strong> ofrecer. No vivan<br />

ya según los criterios del tiempo pres<strong>en</strong>te; al contrario, cambi<strong>en</strong> su manera de p<strong>en</strong>sar para que así cambie<br />

su manera de vivir y llegu<strong>en</strong> a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bu<strong>en</strong>o, lo que le es grato, lo<br />

que es perfecto. Por el <strong>en</strong>cargo que Dios <strong>en</strong> su bondad me ha dado, digo a todos ustedes que ninguno<br />

pi<strong>en</strong>se de sí mismo más de lo que debe p<strong>en</strong>sar. Antes bi<strong>en</strong>, cada uno pi<strong>en</strong>se de sí con moderación, según<br />

los dones que Dios le haya dado junto con la fe. Porque así como <strong>en</strong> un solo cuerpo t<strong>en</strong>emos muchas<br />

partes, y no todas las partes sirv<strong>en</strong> para lo mismo, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos<br />

un solo cuerpo <strong>en</strong> Cristo y estamos unidos unos a otros como partes de un mismo cuerpo.<br />

Dios nos ha dado difer<strong>en</strong>tes dones, según lo que él quiso dar a cada uno. Por lo tanto, si Dios nos ha<br />

dado el don de comunicar sus m<strong>en</strong>sajes, hagámoslo según la fe que t<strong>en</strong>emos; si nos ha dado el don de<br />

servir a otros, sirvámoslos bi<strong>en</strong>. El que haya recibido el don de <strong>en</strong>señar, que se dedique a la <strong>en</strong>señanza; el<br />

que haya recibido el don de animar a otros, que se dedique a animarlos. El que da, hágalo con s<strong>en</strong>cillez; el<br />

que ocupa un puesto de responsabilidad, desempeña su cargo con todo cuidado; el que ayuda a los<br />

necesitados, hágalo con alegría.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 16:21-27<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A partir de <strong>en</strong>tonces Jesús com<strong>en</strong>zó a explicar a sus discípulos que él t<strong>en</strong>dría que ir a Jerusalén, y que<br />

los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho. Les dijo que lo<br />

iban a matar, pero que al tercer día resucitaría. Entonces Pedro lo llevó aparte com<strong>en</strong>zó a repr<strong>en</strong>derlo,<br />

dici<strong>en</strong>do: ¡Dios no lo quiera, Señor! ¡Esto no te puede pasar! Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro:<br />

-¡Apártate de mí, Satanás, pues me pones <strong>en</strong> peligro de caer! Tú no ves las cosas como las ve Dios,<br />

sino como las v<strong>en</strong> los hombres. Luego Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere ser discípulo mío,<br />

olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el<br />

que pierda la vida por causa mía, la <strong>en</strong>contrará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo <strong>en</strong>tero, si<br />

pierde la vida? ¿O cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Porque el Hijo del hombre va a v<strong>en</strong>ir con la<br />

gloria de su Padre y con sus ángeles y <strong>en</strong>tonces recomp<strong>en</strong>sará a cada uno conforme a lo que haya hecho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 118


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Septiembre 7<br />

Propio 18<br />

Concede, oh Señor, que confiemos <strong>en</strong> ti de todo corazón; porque, así como tú siempre resistes a los<br />

soberbios que confían <strong>en</strong> su propia fortaleza, de la misma manera jamás abandonas a aquellos que se<br />

glorían <strong>en</strong> tu misericordia; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 33:[1-6]7:11<br />

[El Señor se dirigió a mí, y me dijo: "Tú, hombre, habla a tus compatriotas, y diles: Cuando yo <strong>en</strong>vío<br />

la guerra a un país, la g<strong>en</strong>te de ese país escoge a uno de ellos para ponerlo de c<strong>en</strong>tinela. Y cuando el<br />

c<strong>en</strong>tinela ve que los ejércitos <strong>en</strong>emigos se acercan al país, toca la trompeta y previ<strong>en</strong>e a la g<strong>en</strong>te. Si algui<strong>en</strong><br />

escucha el toque de trompeta no le hace caso, y los <strong>en</strong>emigos llegan y lo matan, el culpable de su muerte es<br />

él mismo, porque oyó el toque de trompeta pero no hizo caso; es culpable de su muerte, porque, si hubiera<br />

hecho caso, habría salvado su vida. Pero si el c<strong>en</strong>tinela ve llegar los ejércitos <strong>en</strong>emigos y no toca la<br />

trompeta para prev<strong>en</strong>ir a la g<strong>en</strong>te, y los <strong>en</strong>emigos llegan y matan a algui<strong>en</strong>, éste morirá por su pecado, pero<br />

yo le pediré al c<strong>en</strong>tinela cu<strong>en</strong>tas de esa muerte." "Pues a ti, hombre, yo te he puesto como c<strong>en</strong>tinela del<br />

pueblo de Israel. Tú deberás recibir mis m<strong>en</strong>sajes y comunicarles mis advert<strong>en</strong>cias. Puede darse el caso de<br />

que yo pronuncie s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia de muerte contra un malvado; pues bi<strong>en</strong>, si tú no hablas con él para advertirle<br />

que cambie de vida, y él no lo hace, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cu<strong>en</strong>tas de su<br />

muerte.<br />

Si tú, <strong>en</strong> cambio, adviertes al malvado que cambie de vida, y él no lo hace, él morirá por su pecado,<br />

pero tú salvarás tu vida. Tú, hombre, di al pueblo de Israel: Ustedes dic<strong>en</strong>: Estamos cargados de faltas y<br />

pecados. Por eso nos estamos pudri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> vida. ¿Cómo podremos vivir? Pero yo, el Señor, juro por mi<br />

vida que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva. Israel, deja esa mala vida<br />

que llevas. ¿Por qué habrás de morir?"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:33-40 (Página 657 L.O.C.)<br />

33. Enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutos,*<br />

y lo guardaré hasta el fin.<br />

34. Dame <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y guardaré tu ley;*<br />

la cumpliré de todo corazón.<br />

35. Guíame por la s<strong>en</strong>da de tus mandami<strong>en</strong>tos,*<br />

porque ése es mi deseo.<br />

36. Inclina mi corazón a tus decretos,*<br />

y no a las ganancias injustas.<br />

37. Aparta mis ojos, que no mir<strong>en</strong> lo que es inútil;*<br />

vivifícame <strong>en</strong> tus caminos.<br />

38. Cumple tu promesa a tu siervo,*<br />

la que haces a los que te tem<strong>en</strong>.<br />

39. Quita de mí el oprobio que temo,*<br />

porque bu<strong>en</strong>os son tus juicios.<br />

Leccionario Dominical, Año A 119


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

40. He aquí, anhelo tus mandami<strong>en</strong>tos;*<br />

<strong>en</strong> tu justicia, preserva mi vida.<br />

Domingo más cercano a Septiembre 7<br />

Propio 18<br />

EPÍSTOLA Romanos 12:9-21<br />

Ám<strong>en</strong>se sinceram<strong>en</strong>te unos a otros. Aborrezcan lo malo y sigan lo bu<strong>en</strong>o. Ám<strong>en</strong>se como hermanos<br />

los unos a los otros, dándose prefer<strong>en</strong>cia y respetándose mutuam<strong>en</strong>te. Esfuérc<strong>en</strong>se, no sean perezosos y<br />

sirvan al Señor con corazón fervi<strong>en</strong>te. Vivan alegres por la esperanza que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>; soport<strong>en</strong> con valor los<br />

sufrimi<strong>en</strong>tos; no dej<strong>en</strong> nunca de orar. Hagan suyas las necesidades de los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de<br />

Dios; reciban bi<strong>en</strong> a qui<strong>en</strong>es los visitan. B<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los persigu<strong>en</strong>. B<strong>en</strong>díganlos y no los maldigan.<br />

Alégr<strong>en</strong>se con los que están alegres y llor<strong>en</strong> con los que lloran. Vivan <strong>en</strong> armonía unos con otros. No sean<br />

orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No se crean sabios. No pagu<strong>en</strong> a nadie mal por mal.<br />

Procur<strong>en</strong> hacer lo bu<strong>en</strong>o delante de todos. Hasta donde dep<strong>en</strong>da de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir<br />

<strong>en</strong> paz con todos. Queridos hermanos, no tom<strong>en</strong> v<strong>en</strong>ganza ustedes mismos, sino dej<strong>en</strong> que Dios sea qui<strong>en</strong><br />

castigue; porque la Escritura dice: "A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré, dice el Señor." Y<br />

también: "Si tu <strong>en</strong>emigo ti<strong>en</strong>e hambre, dale de comer; y si ti<strong>en</strong>e sed, dale de beber; así harás que le arda la<br />

cara de vergü<strong>en</strong>za." No te dejes v<strong>en</strong>cer por el mal. Al contrario, v<strong>en</strong>ce con el bi<strong>en</strong> el mal.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 18:15-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Si tu hermano te hace algo malo, habla con él a solas y hazle reconocer su falta. Si te hace caso, ya<br />

has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, para que toda acusación se<br />

base <strong>en</strong> el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación; y si<br />

tampoco hace caso a la congregación, <strong>en</strong>tonces habrás de considerarlo como un pagano o como uno de<br />

esos que cobran impuestos para Roma."<br />

"Les aseguro que lo que ustedes at<strong>en</strong> <strong>en</strong> este mundo, también quedará atado <strong>en</strong> el cielo, y lo que<br />

ustedes desat<strong>en</strong> <strong>en</strong> este mundo, también quedará desatado <strong>en</strong> el cielo." "Esto les digo: Si dos de ustedes se<br />

pon<strong>en</strong> de acuerdo aquí <strong>en</strong> la tierra para pedir algo <strong>en</strong> oración, mi Padre que está <strong>en</strong> el cielo se lo dará.<br />

Porque donde dos o tres se reún<strong>en</strong> <strong>en</strong> mi nombre, allí estoy yo <strong>en</strong> medio de ellos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 120


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Septiembre 14<br />

Propio 19<br />

Oh Dios, puesto que sin ti no podemos complacerte: Concede, por tu misericordia, que tu Espíritu<br />

Santo dirija y gobierne nuestros corazones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 27:30-28:7<br />

Ira y <strong>en</strong>ojo son cosas detestables, pero del pecador nunca se apartan. Del v<strong>en</strong>gativo se v<strong>en</strong>gará el<br />

Señor; Dios llevará cu<strong>en</strong>ta estricta de sus pecados. Perdona las of<strong>en</strong>sas a tu prójimo, y Dios perdonará tus<br />

pecados cuando se lo pidas. Si uno guarda r<strong>en</strong>cor a su prójimo, ¿cómo querrá que Dios le dé a él la salud?<br />

No ti<strong>en</strong>e compasión de un hombre igual a él, ¿y pide a Dios el perdón de sus pecados? Es un simple mortal<br />

y guarda r<strong>en</strong>cor, ¿quién le obt<strong>en</strong>drá el perdón de sus pecados? Pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> tu fin y ya no odies más; pi<strong>en</strong>sa<br />

<strong>en</strong> la muerte y cumple los mandami<strong>en</strong>tos. Recuerda los mandami<strong>en</strong>tos y no odies al prójimo; pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> el<br />

pacto del Altísimo y perdona las faltas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:8-13 (Página 626 L.O.C.)<br />

8. Misericordioso y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y rico <strong>en</strong> clem<strong>en</strong>cia.<br />

9. No nos acusará para siempre,*<br />

ni para siempre guardará su <strong>en</strong>ojo.<br />

10. No nos ha tratado conforme a nuestros pecados,*<br />

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.<br />

11. Así como se levantan los cielos sobre la tierra,*<br />

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.<br />

12. Como dista el ori<strong>en</strong>te del occid<strong>en</strong>te,*<br />

así aleja de nosotros nuestras rebeliones.<br />

13. Como un padre cuida de sus hijos,*<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran.<br />

EPÍSTOLA Romanos 14:5-12<br />

Hay qui<strong>en</strong>es dan más importancia a un día que a otro, y hay qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> que todos los días son<br />

iguales, Cada uno debe estar conv<strong>en</strong>cido de lo que cree. El que guarda cierto día, para honrar al Señor lo<br />

guarda. Y el que come de todo, para honrar al Señor lo come, y da gracias a Dios; y el que no come<br />

ciertas cosas, para honrar al Señor deja de comerlas, y también da gracias a Dios.<br />

Ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos;<br />

y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, tanto <strong>en</strong> la vida como <strong>en</strong> la muerte, del Señor<br />

somos. Para eso murió Cristo y volvió a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.<br />

Leccionario Dominical, Año A 121


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 14<br />

Propio 19<br />

¿Por qué, <strong>en</strong>tonces, criticas a tu hermano? O ¿por qué lo desprecias? Todos t<strong>en</strong>dremos que<br />

pres<strong>en</strong>tarnos delante de Dios, para que él nos juzgue. Porque la Escritura dice:<br />

"Juro por mi vida, dice el Señor, que ante mí todos doblarán la rodilla y todos alabarán a Dios." Así<br />

pues, cada uno de nosotros t<strong>en</strong>drá que dar cu<strong>en</strong>ta de sí mismo a Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 18:21-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: - Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me<br />

hace algo malo? ¿Hasta siete?<br />

Jesús le contestó: - No te digo hasta siete veces, sino hasta set<strong>en</strong>ta veces siete. "Por esto, el reino de<br />

Dios es como un rey que quiso hacer cu<strong>en</strong>tas con sus funcionarios. Estaba com<strong>en</strong>zando a hacerlas cuando<br />

le pres<strong>en</strong>taron a uno que le debía muchos millones. Como aquel funcionario no t<strong>en</strong>ía con que pagar, el rey<br />

ord<strong>en</strong>ó que lo v<strong>en</strong>dieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que t<strong>en</strong>ía, para que quedara<br />

pagada la deuda. El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: Señor, t<strong>en</strong>ga paci<strong>en</strong>cia conmigo y<br />

se lo pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdono la deuda y lo puso <strong>en</strong> libertad."<br />

"Pero al salir, aquel funcionario se <strong>en</strong>contró con un compañero suyo que le debía una pequeña<br />

cantidad. Lo agarró del cuello y com<strong>en</strong>zó a ahogarlo, diciéndole: ¡Págame lo que me debes! El compañero,<br />

arrodillándose delante de él, le rogó: T<strong>en</strong> paci<strong>en</strong>cia conmigo y te lo pagaré todo. Pero el otro no quiso,<br />

sino que lo hizo meter <strong>en</strong> la cárcel hasta que le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios,<br />

que fueron a contarle al rey todo lo sucedido.<br />

Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: ¡Malvado! Yo te perdone toda aquella deuda porque me<br />

lo rogaste. Pues tu también debiste t<strong>en</strong>er compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve<br />

compasión de ti. Y tanto se <strong>en</strong>ojó el rey, que ord<strong>en</strong>ó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía. "Jesús<br />

añadió: - Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a<br />

su hermano.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 122


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

Concede, oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terr<strong>en</strong>ales, sino que amemos las celestiales, y<br />

aun ahora que estamos inmersos <strong>en</strong> cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jonás 3:10-4:11<br />

Dios vio lo que hacía la g<strong>en</strong>te de Nínive y cómo dejaba su mala conducta, y decidió no hacerles el<br />

daño que les había anunciado. A Jonás le cayó muy mal lo que Dios había hecho, y se disgustó mucho.<br />

Así que oró al Señor, y le dijo: - Mira, Señor, esto es lo que yo decía que iba a pasar cuando aún me<br />

<strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> mi tierra. Por eso quise huir deprisa a Tarsis, pues yo sé que tú eres un Dios tierno y<br />

compasivo, que no te <strong>en</strong>ojas fácilm<strong>en</strong>te, y que es tanto tu amor que anuncias un castigo y luego te<br />

arrepi<strong>en</strong>tes. Por eso, Señor, te ruego que me quites la vida. Más me vale morir que seguir vivi<strong>en</strong>do. Pero<br />

el Señor le contestó: -¿Te parece bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>ojarte así?<br />

Jonás salió de la ciudad y acampó al ori<strong>en</strong>te de ella; allí hizo una <strong>en</strong>ramada y se s<strong>en</strong>tó a su sombra,<br />

esperando a ver lo que le iba a pasar a la ciudad. Dios el Señor dispuso <strong>en</strong>tonces que una mata de ricino<br />

creciera por <strong>en</strong>cima de Jonás, y que su sombra le cubriera la cabeza para que se sintiera mejor. Jonás<br />

estaba muy cont<strong>en</strong>to con aquella mata de ricino.<br />

Pero, al amanecer del día sigui<strong>en</strong>te, Dios dispuso que un gusano picara el ricino, y éste se secó.<br />

Cuando el sol salió, Dios dispuso que soplara un vi<strong>en</strong>to cali<strong>en</strong>te del este, y como el sol le daba a Jonás<br />

directam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la cabeza, él sintió que se desmayaba, y quería morirse. - Más me vale morir que seguir<br />

vivi<strong>en</strong>do- decía. Pero Dios le contestó: -¿Te parece bi<strong>en</strong> <strong>en</strong>ojarte así porque se haya secado la mata de<br />

ricino?<br />

-¡Claro que me parece bi<strong>en</strong>! - respondió Jonás -. Estoy que me muero de rabia! Entonces el Señor le<br />

dijo: - Tú no sembraste la mata de ricino, ni la hiciste crecer; <strong>en</strong> una noche nació, y a la otra se murió. Sin<br />

embargo le ti<strong>en</strong>es compasión. Pues con mayor razón debo yo t<strong>en</strong>er compasión de Nínive, esa gran ciudad<br />

donde hay más de ci<strong>en</strong>to veinte mil niños inoc<strong>en</strong>tes y muchos animales.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 145:1-8 (Pagina 691 L.O.C.)<br />

1. Te exaltaré, oh Dios, mi Rey,*<br />

y b<strong>en</strong>deciré tu Nombre por siempre jamás.<br />

2. Día tras día te b<strong>en</strong>deciré,*<br />

y alabaré tu Nombre por siempre jamás.<br />

3. Grande es el Señor, y digno de toda alabanza;*<br />

ilimitable es su grandeza.<br />

4. G<strong>en</strong>eración a g<strong>en</strong>eración loara tus obras,*<br />

y proclamará tus hazañas.<br />

Leccionario Dominical, Año A 123


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

5. Meditaré <strong>en</strong> la gloria y el espl<strong>en</strong>dor de tu majestad,*<br />

y <strong>en</strong> todas tus acciones maravillosas.<br />

6. Se anunciará el poder de tus hechos temibles,*<br />

y yo cantaré tus grandes proezas.<br />

7. Se publicará la memoria de tu inm<strong>en</strong>sa bondad;*<br />

se cantará tu justicia.<br />

8. Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 1:21-27<br />

Porque para mi la vida es Cristo y la muerte es ganancia. Pero si vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> este cuerpo puedo<br />

seguir trabajando para bi<strong>en</strong> de la causa del Señor, <strong>en</strong>tonces no sé qué escoger. Me es difícil decidirme por<br />

una de las dos cosas: por un lado, quisiera morir para ir a estar con Cristo, pues eso sería mucho mejor para<br />

mí; pero, por otro lado, a causa de ustedes es más necesario que siga vivi<strong>en</strong>do. Y como estoy conv<strong>en</strong>cido<br />

de esto, se que me quedaré todavía con ustedes, para ayudarlos a seguir adelante y a t<strong>en</strong>er más gozo <strong>en</strong> su<br />

fe. Así me t<strong>en</strong>drán otra vez <strong>en</strong>tre ustedes, como motivo de satisfacción <strong>en</strong> Cristo Jesús.<br />

Solam<strong>en</strong>te esto: procur<strong>en</strong> que su manera de vivir esté de acuerdo con el evangelio de Cristo. Así, lo<br />

mismo si voy a verlos que si no voy, quiero recibir noticias de que ustedes sigu<strong>en</strong> firmes y muy unidos,<br />

luchando todos juntos por la fe que procede del m<strong>en</strong>saje de salvación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 20:1-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"El reino de Dios es como el dueño de una finca que salió muy de mañana a contratar trabajadores<br />

para su viñedo. Se arregló con ellos para pagarles el jornal de un día, y los mandó a trabajar a su viñedo.<br />

Volvió a salir como a las nueve de la mañana, y vio a otros que estaban <strong>en</strong> la plaza desocupados. Les dijo:<br />

Vayan también ustedes a trabajar a mi viñedo, y les daré lo que sea justo. Y ellos fueron. El dueño salió de<br />

nuevo a eso del mediodía, y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la<br />

tarde volvió a la plaza, y <strong>en</strong>contró <strong>en</strong> ella a otros que estaban desocupados; les preguntó: Por qué están<br />

ustedes aquí todo el día sin trabajar? Le contestaron: Porque nadie nos ha contratado. Entonces les dijo:<br />

Vayan también ustedes a trabajar a mi viñedo.<br />

"Cuando llegó la noche, el dueño dijo al <strong>en</strong>cargado del trabajo: Llama a los trabajadores y págales<br />

com<strong>en</strong>zando por los últimos que <strong>en</strong>traron y terminando por los que <strong>en</strong>traron primero. Se pres<strong>en</strong>taron, pues,<br />

los que habían <strong>en</strong>trado a trabajar alrededor de las cinco de la tarde, y cada uno recibió el jornal completo<br />

de un día. Después, cuando les tocó el turno a los que habían <strong>en</strong>trado primero, p<strong>en</strong>saron que iban a recibir<br />

más; pero cada uno de ellos recibió también el jornal de un día. Al cobrarlo, com<strong>en</strong>zaron a murmurar<br />

contra el dueño, dici<strong>en</strong>do: Estos, que llegaron al final, trabajaron solam<strong>en</strong>te una hora, y usted les ha pagado<br />

igual que a nosotros, que hemos aguantado el trabajo y el calor de todo el día. Pero el dueño contestó a<br />

uno de ellos: Amigo, no te estoy haci<strong>en</strong>do ninguna injusticia. ¿Acaso no te arreglaste conmigo por el jornal<br />

Leccionario Dominical, Año A 124


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

de un día? Pues toma tu paga y vete. Si yo quiero darle a éste que <strong>en</strong>tró a trabajar al final lo mismo que te<br />

doy a ti, es porque t<strong>en</strong>go el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O es qué te da <strong>en</strong>vidia que yo<br />

sea bondadoso?"<br />

"De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros,<br />

serán los últimos."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 125


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

Oh Dios, que manifiestas tu infinito poder especialm<strong>en</strong>te mostrando piedad y misericordia: Derrama<br />

sobre nosotros la pl<strong>en</strong>itud de tu gracia; a fin de que esforzándonos para obt<strong>en</strong>er tus promesas, seamos<br />

partícipes de tus tesoros celestiales; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 18:1-4,25-32<br />

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: "¿Por qué <strong>en</strong> Israel no deja de repetirse aquel refrán que dice:<br />

Los padres com<strong>en</strong> uvas agrias y a los hijos se les destemplan los di<strong>en</strong>tes? Yo, el Señor, juro por mi vida<br />

que nunca volverán ustedes a repetir este refrán <strong>en</strong> Israel. A mí me pert<strong>en</strong>ece todo ser humano, lo mismo<br />

el padre que el hijo. Aquel que peque, morirá."<br />

"Ustedes dirán que yo no estoy actuando con justicia; pero escucha, pueblo de Israel, ¿pi<strong>en</strong>san<br />

ustedes que yo no estoy actuando bi<strong>en</strong>? ¿No será más bi<strong>en</strong> lo contrario, que son ustedes los que están<br />

actuando mal? Si el justo deja de hacer lo bu<strong>en</strong>o y hace lo malo, morirá por culpa de sus malas acciones.<br />

Por el contrario, si el malvado se aparta de su maldad y hace lo que es recto y justo, salvará su vida. Si<br />

abre los ojos y se aparta de todas las maldades que había hecho, ciertam<strong>en</strong>te vivirá y no morirá."<br />

"Pero el pueblo de Israel dirá que yo no actúo con justicia. ¿Qué yo no actúo con justicia? ¿No será<br />

más bi<strong>en</strong> el pueblo de Israel el que no actúa con justicia? Yo los juzgo a cada uno de ustedes, Israelitas, de<br />

acuerdo con sus acciones. Yo, el Señor, lo afirmo. Abandon<strong>en</strong> de una vez por todas sus maldades, para que<br />

no se hagan culpables de su propia ruina. Apárt<strong>en</strong>se de todas las maldades que han cometido contra mí, y<br />

háganse de un corazón y un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel, si yo no quiero<br />

que nadie muera? Apárt<strong>en</strong>se del mal y vivirán. Yo, el Señor, lo afirmo."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 25:3-9 (Página 513 L.O.C.)<br />

3. Muéstrame, oh Señor, tus caminos;*<br />

<strong>en</strong>séñame tus s<strong>en</strong>das.<br />

4. Encamíname <strong>en</strong> tu verdad, y <strong>en</strong>séñame;*<br />

porque tú eres el Dios de mi salvación;<br />

<strong>en</strong> ti he esperado todo el día.<br />

5. Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordia,*<br />

porque son perpetuas.<br />

6. De los pecados de mi juv<strong>en</strong>tud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;*<br />

conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por mi bondad, oh Señor.<br />

7. Bu<strong>en</strong>o y recto es el Señor;*<br />

por tanto, <strong>en</strong>seña a los pecadores el camino.<br />

8. Encamina a los humildes por el juicio,*<br />

y <strong>en</strong>seña a los mansos su carrera.<br />

9. Todas las s<strong>en</strong>das del Señor son amor y fidelidad,*<br />

para los que guardan su pacto y sus testimonios.<br />

Leccionario Dominical, Año A 126


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 2:1-13<br />

Así que, si Cristo los anima, si el amor los consuela, si el Espíritu está con ustedes, si conoc<strong>en</strong> el<br />

cariño y la compasión, llén<strong>en</strong>me de alegría vivi<strong>en</strong>do todos <strong>en</strong> armonía, unidos por un mismo amor, por un<br />

mismo espíritu y por un mismo propósito. No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y<br />

que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Ninguno busque únicam<strong>en</strong>te su propio<br />

bi<strong>en</strong>, sino también el bi<strong>en</strong> de los otros.<br />

T<strong>en</strong>gan ustedes la misma manera de p<strong>en</strong>sar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de naturaleza<br />

divina, no insistió <strong>en</strong> ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de<br />

siervo nació como hombre. Y al pres<strong>en</strong>tarse como hombre se humilló a sí mismo, y por obedi<strong>en</strong>cia fue a la<br />

muerte, a la vergonzosa muerte <strong>en</strong> la cruz. Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excel<strong>en</strong>te de<br />

todos los nombres, para que, al nombre de Jesús, dobl<strong>en</strong> la rodilla todos los que están <strong>en</strong> los cielos, y <strong>en</strong> la<br />

tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para honra de Dios Padre.<br />

Por tanto, mis queridos hermanos, así como ustedes me han obedecido siempre cuando he estado<br />

<strong>en</strong>tre ustedes, obedézcanme más ahora que estoy lejos. Ocúp<strong>en</strong>se de su salvación con profunda rever<strong>en</strong>cia;<br />

pues Dios es qui<strong>en</strong> hace nacer <strong>en</strong> ustedes los bu<strong>en</strong>os deseos y qui<strong>en</strong> les ayuda a llevarlos a cabo, según su<br />

bu<strong>en</strong>a voluntad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 21:28-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les preguntó: -¿Qué opinan ustedes de esto? Un hombre t<strong>en</strong>ía dos hijos, y le dijo a uno de ellos:<br />

Hijo, ve hoy a trabajar a mi viñedo. El hijo le contestó: ¡No quiero ir Pero después cambió de parecer, y<br />

fue. Luego el padre se dirigió al otro, y le dijo lo mismo. Este contestó: Sí, señor, yo iré. Pero no fue.<br />

¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?<br />

- El primero - contestaron ellos. Y Jesús les dijo:<br />

- Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, <strong>en</strong>trarán antes que ustedes<br />

<strong>en</strong> el reino de Dios. Porque Juan el Bautista vino a <strong>en</strong>señarles como deb<strong>en</strong> vivir, y ustedes no le creyeron;<br />

<strong>en</strong> cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron<br />

todo esto, no cambiaron de actitud para creerle.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 127


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y sempiterno Dios, tú estás siempre más presto a escuchar que nosotros a orar, y a<br />

ofrecer más de lo que deseamos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia,<br />

perdonándonos todo aquello que perturba nuestra conci<strong>en</strong>cia, y otorgándonos aquello que no somos dignos<br />

de pedirte, sino por los méritos y mediación de Jesucristo nuestro Salvador; que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 5:1-7<br />

Voy a <strong>en</strong>tonar <strong>en</strong> nombre de mi mejor amigo el canto dedicado a su viñedo. Mi amigo t<strong>en</strong>ía un<br />

viñedo <strong>en</strong> un terr<strong>en</strong>o muy fértil. Removió la tierra, la limpió de piedras y plantó cepas de la mejor calidad.<br />

En medio del sembrado levantó una torre y preparó también un lugar donde hacer el vino. Mi amigo<br />

esperaba del viñedo uvas dulces, pero las uvas que éste dio fueron agrias. Ahora, habitantes de Jerusalén,<br />

g<strong>en</strong>te de Judá, digan ustedes ¿quién ti<strong>en</strong>e la culpa, si mi viñedo o yo. ¿Había algo más que hacerle a mi<br />

viñedo? ¿Hay algo que yo no le haya hecho? Yo esperaba que diera uvas dulces, ¿por qué, <strong>en</strong>tonces, dio<br />

uvas agrias?<br />

Pues bi<strong>en</strong>, les voy a decir qué pi<strong>en</strong>so hacer con mi viñedo: voy a quitarle la cerca, para que lo<br />

destruyan; voy a agrietarle el muro, para que lo pisote<strong>en</strong>; voy a dejarlo abandonado. No lo podarán ni lo<br />

desyerbarán, y se ll<strong>en</strong>ará de espinos y maleza. Voy a ord<strong>en</strong>ar a las nubes que no <strong>en</strong>ví<strong>en</strong> su lluvia sobre él.<br />

El viñedo del Señor todopoderoso, su sembrado preferido, es el país de Israel, el pueblo de Judá. El Señor<br />

esperaba de ellos respeto a su ley, y sólo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra asesinatos; esperaba justicia, y sólo escucha gritos de<br />

dolor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 80:7-14 (Página 597 L.O. C.)<br />

7. Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos;*<br />

haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.<br />

8. Sacaste una vid de Egipto;*<br />

expulsaste a las naciones, y la plantaste<br />

9. Preparaste sitio para ella;*<br />

se arraigó y ll<strong>en</strong>ó la tierra.<br />

l0. Los montes fueron cubiertos por su sombra.*<br />

y los cedros altísimos por sus ramas.<br />

ll. Hiciste ext<strong>en</strong>der sus vástagos hasta el mar.*<br />

y hasta el río, sus r<strong>en</strong>uevos.<br />

12. ¿Por qué destruiste sus vallados,*<br />

y la saquean los viandantes?<br />

13. La pisoteaban los jabalíes del bosque,*<br />

y la comían las bestias silvestres.<br />

14. Vuélvete ahora, oh Dios de los Ejércitos,<br />

mira desde el cielo; considera, y visita esta viña;*<br />

preserva lo que plantó tu diestra.<br />

Leccionario Dominical, Año A 128


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 3:[l3]14-21<br />

[Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda<br />

atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante,] para llegar a la meta y ganar el premio que Dios nos<br />

llama a recibir por medio de Cristo Jesús. Todos los que ya poseemos una fe madura, debemos p<strong>en</strong>sar de<br />

esta manera. Si <strong>en</strong> alguna cosa ustedes pi<strong>en</strong>san de otro modo, Dios les hará ver esto también. Pero, eso sí,<br />

debemos vivir de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.<br />

Hermanos, sigan mi ejemplo y fíj<strong>en</strong>se también <strong>en</strong> los que viv<strong>en</strong> según el ejemplo que nosotros les<br />

hemos dado a ustedes. Ya les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas, que hay muchos<br />

que están vivi<strong>en</strong>do como <strong>en</strong>emigos de la cruz de Cristo y que acabarán por ser destruidos. Su dios son sus<br />

propios apetitos, y si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> orgullo de lo que debería darles vergü<strong>en</strong>za. Sólo pi<strong>en</strong>san <strong>en</strong> las cosas de este<br />

mundo. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo v<strong>en</strong>ga el<br />

Salvador, el Señor Jesucristo, que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo<br />

glorioso. Y lo hará por medio del poder que ti<strong>en</strong>e para dominar todas las cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 21:33-43<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Escuch<strong>en</strong> otra parábola: El dueño de una finca plantó un viñedo y le puso un cerco; preparó un<br />

lugar donde hacer el vino y levantó una torre para vigilarlo todo. Luego alquiló el terr<strong>en</strong>o a unos labradores<br />

y se fue de viaje. Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó unos criados a pedir a los labradores la<br />

parte que le correspondía. Pero los labradores echaron mano a los criados: golpearon a unos, mataron a<br />

otros y apedrearon a otros. El dueño volvió a mandar más criados que al principio; pero los labradores los<br />

trataron a todos de la misma manera.<br />

"Por fin mandó a su propio hijo, p<strong>en</strong>sando: 'sin duda, respetarán a mi hijo.' Pero cuando vieron al<br />

hijo, los labradores se dijeron unos a otros: 'Este es el que ha de recibir la her<strong>en</strong>cia; matémoslo y nos<br />

quedaremos con su propiedad.' Así que lo agarraron, lo sacaron del viñedo y lo mataron." "Y ahora,<br />

cuando v<strong>en</strong>ga el dueño del viñedo, ¿qué cre<strong>en</strong> ustedes que hará con esos labradores? Le contestaron: -<br />

Matará sin compasión a esos malvados, y alquilará el viñedo a otros labradores que le <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a su<br />

debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde.<br />

Jesús <strong>en</strong>tonces les dijo: -¿Nunca han leído ustedes las Escrituras? Dic<strong>en</strong>: 'La piedra que los<br />

constructores despreciaron se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal. Esto lo hizo el Señor, y estamos<br />

maravillados'. Por eso les digo que a ustedes se les quitará el reino de Dios, y que se le dará a un pueblo<br />

que <strong>en</strong>tregue al reino la debida cosecha.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 129


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuam<strong>en</strong>te nos<br />

dediquemos a bu<strong>en</strong>as obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 25:1-9<br />

Señor, tú eres mi Dios; yo te alabo y b<strong>en</strong>digo tu nombre, porque has realizado tus planes admirables,<br />

fieles y seguros desde tiempos antiguos. Has convertido las ciudades <strong>en</strong> montones de piedras, las ciudades<br />

fortificadas <strong>en</strong> ruinas; destruiste los palacios de los <strong>en</strong>emigos, y no serán reconstruidos jamas.<br />

Por esto un pueblo viol<strong>en</strong>to te honra, las ciudades de g<strong>en</strong>te cruel te tem<strong>en</strong>. Porque tú has sido un<br />

refugio para el pobre, un protector para el necesitado <strong>en</strong> su aflicción, refugio contra la tempestad, sombra<br />

contra el calor. El ali<strong>en</strong>to de los hombres crueles es como una tempestad de invierno, o como el calor <strong>en</strong><br />

tierra seca. Tú dominas el tumulto de los <strong>en</strong>emigos como calmas el calor con la sombra de una nube. Tú<br />

obligas a los hombres crueles a guardar sil<strong>en</strong>cio. En el monte Sión, el Señor todopoderoso preparará para<br />

todas las naciones un banquete con ricos manjares y vinos añejos, con deliciosas comidas y los más puros<br />

vinos. En este monte destruirá el Señor el velo que cubría a todos los pueblos, el manto que <strong>en</strong>volvía a<br />

todas las naciones. El Señor destruirá para siempre la muerte, secará las lágrimas de los ojos de todos y<br />

hará desaparecer <strong>en</strong> toda la tierra la deshonra de su pueblo. El Señor lo ha dicho. En ese día se dirá: "Este<br />

es nuestro Dios, <strong>en</strong> él confiamos y él nos salvó. Alegrémonos, gocémonos, él nos ha salvado."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 23 (Página 511 L.O.C.)<br />

1. El Señor es mi pastor;*<br />

nada me faltará.<br />

2. En verdes pastos me hace yacer;*<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3. Aviva mi alma*<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4. Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno;*<br />

porque tú estas conmigo; tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5. Aderezarás mesa delante de mí <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores;*<br />

unges mi cabeza con óleo; mi copa está rebosando.<br />

6. Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,*<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

Leccionario Dominical, Año A 130


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 4:4-13<br />

Alégr<strong>en</strong>se siempre <strong>en</strong> el Señor. Repito: ¡Alégr<strong>en</strong>se! Que todos los conozcan a ustedes como personas<br />

bondadosas. El Señor está cerca.<br />

No se aflijan por nada, sino presént<strong>en</strong>selo todo a Dios <strong>en</strong> oración; pídanle, y d<strong>en</strong>le gracias también.<br />

Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der; y esta paz cuidará sus<br />

corazones y sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, porque ustedes están unidos a Cristo Jesús.<br />

Por último, hermanos, pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo lo verdadero, <strong>en</strong> todo lo que es digno de respeto, <strong>en</strong> todo lo<br />

recto, <strong>en</strong> todo lo puro, <strong>en</strong> todo lo agradable, <strong>en</strong> todo lo que ti<strong>en</strong>e bu<strong>en</strong>a fama. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo lo que es<br />

bu<strong>en</strong>o y merece alabanza. Pongan <strong>en</strong> práctica lo que les <strong>en</strong>señé y las instrucciones que les dí, lo que me<br />

oyeron decir y lo que me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes.<br />

Me alegro mucho <strong>en</strong> el Señor de que ustedes hayan vuelto a p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> mí. No quiero decir que me<br />

hubieran olvidado, sino que no t<strong>en</strong>ían la oportunidad de ayudarme. No lo digo porque yo esté necesitado,<br />

pues he apr<strong>en</strong>dido a cont<strong>en</strong>tarme con lo que t<strong>en</strong>go. Sé lo que es vivir <strong>en</strong> la pobreza, y también lo que es<br />

vivir <strong>en</strong> la abundancia. He apr<strong>en</strong>dido a hacer fr<strong>en</strong>te a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a<br />

t<strong>en</strong>er hambre, a t<strong>en</strong>er de sobra que a no t<strong>en</strong>er nada. A todo puedo hacerle fr<strong>en</strong>te, pues Cristo es qui<strong>en</strong> me<br />

sosti<strong>en</strong>e.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 22:1-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús com<strong>en</strong>zó a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo:<br />

"El reino de Dios es como un rey que hizo una fiesta para la boda de su hijo. Mandó a sus criados<br />

que fueran a llamar a los invitados, pero éstos no quisieron asistir. Volvió a mandar otros criados,<br />

<strong>en</strong>cargándoles: Digan a los invitados que ya t<strong>en</strong>go preparada la comida. Mandé matar mis reses y animales<br />

<strong>en</strong>gordados, y todo está listo; que v<strong>en</strong>gan a la boda. Pero los invitados no hicieron caso. Uno de ellos se<br />

fue a sus terr<strong>en</strong>os, otro se fue a sus negocios, y los otros agarraron a los criados del rey y los maltrataron<br />

hasta matarlos. Entonces el rey se <strong>en</strong>ojó mucho, y ord<strong>en</strong>ó a sus soldados que matarán a aquellos asesinos y<br />

quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: Todo está listo para la boda, pero aquellos invitados no<br />

merecían v<strong>en</strong>ir. Vayan, pues, ustedes a las calles principales, e invit<strong>en</strong> a la boda a todos los que<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>. Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que <strong>en</strong>contraron, malos y bu<strong>en</strong>os; y así<br />

la sala se ll<strong>en</strong>ó de g<strong>en</strong>te.<br />

"Cuando el rey <strong>en</strong>tró a ver a los invitados, se fijó <strong>en</strong> un hombre que no iba vestido con traje de boda.<br />

Le dijo: Amigo, ¿cómo has <strong>en</strong>trado aquí, si no traes traje de boda? Pero el otro se quedó callado. Entonces<br />

el rey dijo a los que at<strong>en</strong>dían las mesas: At<strong>en</strong>lo de pies y manos y éch<strong>en</strong>lo a la oscuridad de afuera, donde<br />

llorará y le rechinarán los di<strong>en</strong>tes. Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 131


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Octubre 19<br />

Propio 24<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> Cristo has revelado tu gloria a todas las naciones: Mantén las<br />

obras de tu misericordia; a fin de que tu <strong>Iglesia</strong>, esparcida por todo el mundo, persevere con fe<br />

inquebrantable <strong>en</strong> la confesión de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 45:1-7<br />

El Señor consagró a Ciro como rey, lo tomó de la mano para que dominara las naciones y desarmara<br />

a los reyes. El Señor hace que delante de Ciro se abran las puertas de las ciudades sin que nadie pueda<br />

cerrárselas. Y ahora le dice: "Yo iré delante de ti, derribaré las alturas, romperé las puertas de bronce y<br />

haré pedazos las barras de hierro. Yo te <strong>en</strong>tregaré tesoros escondidos, riquezas guardadas <strong>en</strong> lugares<br />

secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre. Por<br />

consideración a mi siervo Jacob, al pueblo de Israel, que he elegido, te he llamado por tu nombre y te he<br />

dado el título de honor que ti<strong>en</strong>es, sin que tú me conocieras. Yo soy el Señor, no hay otro; fuera de mí no<br />

hay Dios. Yo te he preparado para la lucha sin que tú me conocieras, para que sepan todos, de ori<strong>en</strong>te a<br />

occid<strong>en</strong>te, que fuera de mí no hay ningún otro. Yo soy el Señor, no hay otro. Yo creo la luz y la oscuridad,<br />

produzco el bi<strong>en</strong>estar y la desgracia. Yo, el Señor, hago todas estas cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-9 (Página 619 L.O.C.)<br />

1. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2. Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre;*<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria,*<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza;*<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;*<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6. ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia!*<br />

Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7. Rindan al Señor, oh familias de los pueblos,*<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

8. Rindan al Señor la gloria debida a su Nombre;*<br />

traigan ofr<strong>en</strong>das, y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus atrios.<br />

9. Ador<strong>en</strong> al Señor <strong>en</strong> la hermosura de la santidad;*<br />

tiemble delante de él toda la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año A 132


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 19<br />

Propio 24<br />

EPÍSTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 1:1-10<br />

Yo, Pablo, junto con Silvano y Timoteo, escribo esta carta a los hermanos de la iglesia de la ciudad<br />

de Tesalónica, que están unidos a Dios el Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios derrame su gracia y su paz<br />

sobre ustedes. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los recordamos <strong>en</strong> nuestras oraciones.<br />

Continuam<strong>en</strong>te recordamos delante de nuestro Dios y Padre con cuanta fe han trabajado ustedes, con<br />

cuanto amor han servido y de que manera su esperanza <strong>en</strong> nuestro Señor Jesucristo los ha ayudado a<br />

soportar con fortaleza los sufrimi<strong>en</strong>tos. Hermanos, Dios los ama a ustedes, y sabemos que él los ha<br />

escogido. Pues cuando nosotros les predicamos el m<strong>en</strong>saje de salvación, no fue solam<strong>en</strong>te con palabras,<br />

sino también con el poder del Espíritu Santo y con la completa seguridad de que este m<strong>en</strong>saje es la verdad.<br />

Bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> como nos portamos <strong>en</strong>tre ustedes, buscando su propio bi<strong>en</strong>.<br />

Ustedes, por su parte, siguieron nuestro ejemplo y el ejemplo del Señor, y recibieron el m<strong>en</strong>saje con<br />

la alegría que el Espíritu Santo les daba, aunque les costó mucho sufrimi<strong>en</strong>to. De esta manera llegaron a<br />

ser un ejemplo para todos los crey<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> las regiones de Macedonia y Acaya. Parti<strong>en</strong>do de ustedes, el<br />

m<strong>en</strong>saje del Señor se ha ext<strong>en</strong>dido, no sólo por Macedonia y Acaya, sino por todas partes, y se sabe de la<br />

fe que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> Dios, de manera que ya no es necesario que nosotros digamos nada. Al contrario,<br />

ellos mismos hablan de la visita que les hicimos a ustedes, de lo bi<strong>en</strong> que ustedes nos recibieron y de como<br />

abandonaron los ídolos para seguir al Dios vivo y verdadero y com<strong>en</strong>zar a servirle. También cu<strong>en</strong>tan como<br />

ustedes están esperando que vuelva del cielo Jesús, el Hijo de Dios, al cual Dios resucitó. Jesús es qui<strong>en</strong><br />

nos salva del terrible castigo que vi<strong>en</strong>e.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 22:15-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, los fariseos fueron y se pusieron de acuerdo para hacerle decir a Jesús algo que les<br />

diera motivo para acusarlo. Así que mandaron a algunos de sus partidarios, junto con otros del partido de<br />

Herodes, a decirle:<br />

- Maestro, sabemos que tú dices la verdad, y que <strong>en</strong>señas de veras a vivir como Dios exige, sin<br />

dejarte llevar por lo que diga la g<strong>en</strong>te, porque no juzgas a los hombres por su apari<strong>en</strong>cia. Danos, pues, tu<br />

opinión: ¿Está bi<strong>en</strong> que paguemos impuestos al emperador romano, o no?<br />

Jesús, dándose cu<strong>en</strong>ta de la mala int<strong>en</strong>ción que llevaban, les dijo: Hipócritas, ¿por qué me ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong><br />

trampas? Enséñ<strong>en</strong>me la moneda con que se paga el impuesto. Le trajeron un d<strong>en</strong>ario, y Jesús les preguntó:<br />

-¿De quién es esta cara y el nombre que aquí está escrito? Le contestaron.<br />

- Del emperador. Jesús les dijo <strong>en</strong>tonces: - Pues d<strong>en</strong> al emperador lo que es del emperador, y a Dios<br />

lo que es de Dios. Cuando oyeron esto, se quedaron admirados; y dejándolo, se fueron.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 133


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Octubre 26<br />

Propio 25<br />

Todopoderoso y eterno Dios, aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> nosotros tus dones de fe, esperanza y amor; y para que<br />

obt<strong>en</strong>gamos tus promesas, haz que amemos lo que mandas; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 22:21-27<br />

"No maltrates ni oprimas al extranjero, porque ustedes también fueron extranjeros <strong>en</strong> Egipto."<br />

"No maltrates a las viudas ni a los huérfanos, porque si los maltratas y ellos me pid<strong>en</strong> ayuda, yo iré<br />

<strong>en</strong> su ayuda, y con gran furia, a golpe de espada, les quitaré a ustedes la vida. Entonces qui<strong>en</strong>es se<br />

quedarán viudas y huérfanos serán las mujeres y los hijos de ustedes."<br />

"Si le prestas dinero a alguna persona pobre de mi pueblo que viva contigo, no te portes con ella<br />

como un prestamista, ni le cobres intereses. Si esa persona te da su ropa como garantía del préstamo,<br />

devuélvesela al ponerse el sol, porque esa ropa es lo único que ti<strong>en</strong>e para protegerse del frío. Si no, ¿sobre<br />

qué va a acostarse? Y si él me pide ayuda, <strong>en</strong> su ayuda iré, porque yo sé t<strong>en</strong>er compasión.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 1 (Página 485 L.O.C.)<br />

1. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos,*<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2. Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia,*<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3. Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae,*<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4. No así los malos, no así,*<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5. Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio,*<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6. Porque el Señor conoce el camino de los justos,*<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

EPÍSTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 2:1-8<br />

Ustedes mismos, hermanos, sab<strong>en</strong> que nuestra visita a ustedes no fue <strong>en</strong> vano. Mas bi<strong>en</strong>, aunque<br />

como ya sab<strong>en</strong>, antes habíamos sido insultados y maltratados <strong>en</strong> Filipos, Dios nos ayudó a anunciarles a<br />

ustedes su m<strong>en</strong>saje de salvación, con todo valor y <strong>en</strong> medio de una fuerte lucha. Porque no estábamos<br />

equivocados <strong>en</strong> lo que predicábamos, ni tampoco hablábamos con malas int<strong>en</strong>ciones ni con el propósito de<br />

Leccionario Dominical, Año A 134


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 26<br />

Propio 25<br />

<strong>en</strong>gañar a nadie. Al contrario, Dios nos aprobó y nos <strong>en</strong>cargó el m<strong>en</strong>saje de salvación, y así es como<br />

hablamos. No tratamos de agradar a la g<strong>en</strong>te, sino a Dios, que examina nuestros corazones. Como ustedes<br />

sab<strong>en</strong>, nunca los hemos halagado con palabras bonitas, ni hemos usado pretextos para ganar dinero. Dios<br />

es testigo de esto. Nunca hemos buscado honores de nadie: ni de ustedes ni de otros. Aunque muy bi<strong>en</strong><br />

hubiéramos podido hacerles s<strong>en</strong>tir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, fuimos como<br />

niños <strong>en</strong>tre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos, así también les t<strong>en</strong>emos a<br />

ustedes tanto cariño que hubiéramos deseado darles, no sólo el evangelio de Dios, sino hasta nuestras<br />

propias vidas. ¡Tanto hemos llegado a quererlos!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 22:34-46<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos, y uno, que era maestro<br />

de la ley, para t<strong>en</strong>derle una trampa, le preguntó:- Maestro, ¿cuál es el mandami<strong>en</strong>to más importante de la<br />

ley?<br />

Jesús le dijo: - Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu m<strong>en</strong>te. Este<br />

es el más importante y el primero de los mandami<strong>en</strong>tos. Y el segundo es parecido a éste; dice: Ama a tu<br />

prójimo como a ti mismo. Estos dos mandami<strong>en</strong>tos son la base de toda la ley y de las <strong>en</strong>señanzas de los<br />

profetas.<br />

Mi<strong>en</strong>tras los fariseos todavía estaban reunidos, Jesús les preguntó: -¿Qué pi<strong>en</strong>san ustedes del<br />

Mesías? ¿De quién desci<strong>en</strong>de? Le contestaron: - Desci<strong>en</strong>de de David. Entonces les dijo Jesús: ¿Pues cómo<br />

es que David, inspirado por el Espíritu, lo llama Señor? Porque David dijo: El Señor dijo a mi Señor:<br />

Siéntate a mi derecha, hasta que yo ponga a tus <strong>en</strong>emigos debajo de tus pies. ¿Cómo puede el Mesías<br />

desc<strong>en</strong>der de David, si David mismo lo llama Señor? Nadie pudo responderle ni una sola palabra, y desde<br />

ese día ninguno se atrevió a hacerle más preguntas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 135


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Día de Todos Los Santos<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has <strong>en</strong>trelazado a tus elegidos <strong>en</strong> una sola comunión y hermandad <strong>en</strong> el cuerpo<br />

místico de tu Hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo sigamos a tus b<strong>en</strong>ditos santos<br />

<strong>en</strong> toda virtuosa y santa vida que alcancemos los gozos inefables que tú has preparado para los que te aman<br />

sinceram<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, <strong>en</strong><br />

gloria sempiterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 44:1-10, 13-14<br />

Voy a hacer el elogio de los hombres bu<strong>en</strong>os, nuestros antepasados de épocas diversas. El Altísimo<br />

les concedió muchos honores y los <strong>en</strong>grandeció desde hace mucho tiempo.<br />

Reyes que dominaron la tierra, hombres famosos por sus grandes acciones, consejeros ll<strong>en</strong>os de<br />

sabiduría, profetas que podían verlo todo, jefes de naciones ll<strong>en</strong>os de prud<strong>en</strong>cia, gobernantes de visión<br />

profunda, sabios p<strong>en</strong>sadores que escribieron libros, poetas que dedicaban sus noches al estudio,<br />

compositores de canciones, según las normas del arte, autores que pusieron por escrito sus proverbios,<br />

hombres ricos y de mucha fuerza, que vivieron tranquilam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus hogares.<br />

Todos ellos recibieron honores de sus contemporáneos y fueron la gloria de su tiempo. Algunos<br />

dejaron un nombre famoso que será conservado por sus herederos. Y hay otros a los que ya nadie recuerda,<br />

que terminaron cuando terminó su vida, que existieron como si no hubieran existido, y después pasó lo<br />

mismo con sus hijos. Aquellos, al contrario, fueron hombres de bi<strong>en</strong>, y su esperanza no terminará. Su<br />

recuerdo permanecerá siempre, y sus bu<strong>en</strong>as acciones no se olvidarán. Sus cuerpos fueron <strong>en</strong>terrados <strong>en</strong><br />

paz, y su fama durará por todas las edades.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 149 (Página 697 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo.*<br />

su alabanza <strong>en</strong> la congregación de los fieles.<br />

2. Alégrese Israel <strong>en</strong> su Hacedor;*<br />

góc<strong>en</strong>se los hijos de Sión <strong>en</strong> su Rey.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su Nombre con danzas,*<br />

con tambor y arpa cánt<strong>en</strong>le alabanza.<br />

4. Porque el Señor se complace <strong>en</strong> su pueblo,*<br />

y adorna con victoria a los humildes.<br />

5. Regocíj<strong>en</strong>se los fieles <strong>en</strong> su triunfo,*<br />

y alégr<strong>en</strong>se sobre sus camas.<br />

6. Estén las alabanzas de Dios <strong>en</strong> sus labios,*<br />

y la espada de dos filos <strong>en</strong> su mano;<br />

7. Para tomar v<strong>en</strong>ganza de las naciones*<br />

y castigar a los pueblos;<br />

8. Para atar a sus reyes con grillos,*<br />

y sus nobles con eslabones de hierro;<br />

Leccionario Dominical, Año A 136


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Día de Todos Los Santos<br />

9. Para ejecutar <strong>en</strong> ellos la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia decretada;*<br />

esto es gloria para todos tus fieles.<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA El Apocalipsis 7:2-4, 9-17<br />

También vi otro ángel que v<strong>en</strong>ía del ori<strong>en</strong>te, y que t<strong>en</strong>ía el sello del Dios vivi<strong>en</strong>te. Este ángel gritó<br />

con fuerte voz a los otros cuatro que habían recibido poder para hacer daño a la tierra y al mar. "¡No hagan<br />

daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, mi<strong>en</strong>tras no hayamos puesto un sello <strong>en</strong> la fr<strong>en</strong>te a los siervos de<br />

nuestro Dios!"<br />

Y oí el número de los que así fueron señalados: ci<strong>en</strong>to cuar<strong>en</strong>ta y cuatro mil de <strong>en</strong>tre todas las tribus<br />

Israelitas. Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, l<strong>en</strong>guas y pueblos.<br />

Estaban <strong>en</strong> pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban<br />

vestidos de blanco y llevaban hojas de palma <strong>en</strong> las manos. Todos gritaban con fuerte voz: "¡La victoria es<br />

de nuestro Dios, que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono, y del Cordero!" Y todos los ángeles estaban <strong>en</strong> pie alrededor<br />

del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivi<strong>en</strong>tes; y se inclinaron delante del trono hasta tocar el<br />

suelo con la fr<strong>en</strong>te, y adoraron a Dios dici<strong>en</strong>do:<br />

"¡Así sea! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, el honor, el poder y la fuerza sean dados a<br />

nuestro Dios por todos los siglos. ¡Así sea!" Entonces uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son<br />

éstos que están vestidos de blanco, y de dónde han v<strong>en</strong>ido?" "Tú lo sabes, señor", le contesté. Y él me dijo:<br />

"Estos son los que han pasado por la gran aflicción, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong><br />

la sangre del Cordero.<br />

"Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong><br />

el trono los protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los<br />

molestará, porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, los cuidará como a ovejas y los guiará a<br />

manantiales de aguas de vida, y Dios secará toda lágrima de sus ojos."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se s<strong>en</strong>tó. Sus discípulos se le acercaron, y él com<strong>en</strong>zó a<br />

<strong>en</strong>señarles, dici<strong>en</strong>do "Dichosos los que conoc<strong>en</strong> su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos los que están tristes, pues Dios les dará consuelo. "Dichosos los de corazón humilde,<br />

pues recibirán la tierra que Dios les ha prometido. "Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre y sed de hacer lo que<br />

Dios exige, pues él hará que se cumplan sus deseos. "Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> compasión de otros, pues<br />

Dios t<strong>en</strong>drá compasión de ellos. "Dichosos los de corazón limpio, pues ellos verán a Dios. "Dichosos los<br />

que procuran la paz, pues Dios los llamará hijos suyos. "Dichosos los que sufr<strong>en</strong> persecución por hacer lo<br />

que Dios exige, pues el reino de Dios les pert<strong>en</strong>ece.<br />

Leccionario Dominical, Año A 137


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Día de Todos Los Santos<br />

"Dichosos ustedes, cuando la g<strong>en</strong>te los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataqu<strong>en</strong> con<br />

toda clase de m<strong>en</strong>tiras. Alégr<strong>en</strong>se, estén cont<strong>en</strong>tos, porque van a recibir un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues<br />

así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 138


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Noviembre 2<br />

Propio 26<br />

Dios de poder y piedad, solo de ti mana el don que hace posible que tu pueblo fiel te sirva sincera y<br />

laudablem<strong>en</strong>te: Concéd<strong>en</strong>os que, para lograr el premio de tus promesas celestiales, podamos correr sin<br />

tropiezos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Miqueas 3:5-12<br />

Mi pueblo sigue caminos equivocados por culpa de los profetas que lo <strong>en</strong>gañan, que anuncian paz a<br />

qui<strong>en</strong>es les dan de comer pero declaran la guerra a qui<strong>en</strong>es no les ll<strong>en</strong>an la boca. El Señor dice a esos<br />

profetas: "No volverán ustedes a t<strong>en</strong>er visiones proféticas <strong>en</strong> la noche ni a predecir el futuro <strong>en</strong> la<br />

oscuridad." El sol se pondrá para esos profetas, y el día se les oscurecerá. Esos vid<strong>en</strong>tes y adivinos<br />

quedarán <strong>en</strong> completo ridículo. Todos ellos se quedarán callados al no recibir respuesta de Dios. En<br />

cambio, a mí, el espíritu del Señor me ll<strong>en</strong>a de fuerza, justicia y valor, para echarle <strong>en</strong> cara a Israel su<br />

rebeldía y su pecado.<br />

Escuch<strong>en</strong> esto ahora, gobernantes y jefes de Israel, ustedes que odian la justicia y tuerc<strong>en</strong> todo lo que<br />

está derecho, que construy<strong>en</strong> Jerusalén, la ciudad del monte Sión, sobre la base del crim<strong>en</strong> y la injusticia.<br />

Los jueces de la ciudad se dejan sobornar, los sacerdotes <strong>en</strong>señan sólo por dinero y los profetas sus<br />

predicciones alegando que el Señor los apoya, y dici<strong>en</strong>do: "El Señor está con nosotros; nada malo nos<br />

puede suceder." Por lo tanto, por culpa de ustedes, Jerusalén, la ciudad del monte Sión, va a quedar<br />

convertida <strong>en</strong> barbecho, <strong>en</strong> un montón de ruinas, y el monte del templo se cubrirá de maleza.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 43 (Página 542 L.O.C.)<br />

l. Hazme justicia, oh Dios, y aboga mi causa<br />

contra la g<strong>en</strong>te impía;*<br />

líbrame de los m<strong>en</strong>tirosos y los inicuos.<br />

2. Tú eres el Dios de mi fortaleza;<br />

¿por qué me has desechado?*<br />

¿Por qué he de andar <strong>en</strong>lutado por la opresión de mis <strong>en</strong>emigos?<br />

3. Envía tu luz y tu verdad; que éstas me guí<strong>en</strong>,*<br />

y me conduzcan a tu santo monte, a tus moradas;<br />

4. Para que me acerque al altar de Dios,<br />

al Dios de mi alegría y de mi gozo;*<br />

y te alabe con arpa, oh Dios, Dios mío.<br />

5. ¿Por qué te abates, oh alma mía,*<br />

y te turbas d<strong>en</strong>tro de mí?<br />

6. Pon tu confianza <strong>en</strong> Dios,*<br />

porque aún he de alabarle,<br />

Salvador, Pres<strong>en</strong>cia y Dios mío.<br />

Leccionario Dominical, Año A 139


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 2<br />

Propio 26<br />

EPÍSTOLA l Tesalonic<strong>en</strong>ses 2:9-13,17-20<br />

Hermanos, ustedes se acuerdan de como trabajábamos y luchábamos para ganarnos la vida.<br />

Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mi<strong>en</strong>tras les anunciábamos el<br />

m<strong>en</strong>saje de Dios. Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera limpia,<br />

recta e irreprochable con ustedes los crey<strong>en</strong>tes. También sab<strong>en</strong> que los hemos animado y consolado a cada<br />

uno de ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos <strong>en</strong>cargado que se port<strong>en</strong> como deb<strong>en</strong> hacerlo<br />

los que son de Dios, que los ha llamado a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> su propio reino y gloria. Por esto damos siempre<br />

gracias a Dios, pues cuando ustedes escucharon el m<strong>en</strong>saje de Dios que nosotros les predicamos, lo<br />

recibieron realm<strong>en</strong>te como m<strong>en</strong>saje de Dios y no como m<strong>en</strong>saje de hombres. Y <strong>en</strong> verdad es el m<strong>en</strong>saje de<br />

Dios, el cual produce sus resultados <strong>en</strong> ustedes los que cre<strong>en</strong>.<br />

Hermanos, cuando nos separamos de ustedes por algún tiempo, aunque no los veíamos, siempre los<br />

t<strong>en</strong>íamos pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> nuestro corazón y deseábamos mucho ir a verlos. Int<strong>en</strong>tamos ir; por lo m<strong>en</strong>os yo,<br />

Pablo, quise hacerlo varias veces, pero Satanás nos lo impidió. Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro<br />

gozo, nuestro motivo de alegría y satisfacción? ¡Ustedes mismos lo serán cuando regrese nuestro Señor<br />

Jesucristo! Sí, ustedes son nuestra satisfacción y nuestra alegría.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 23:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús dijo a la g<strong>en</strong>te y a sus discípulos: "Los maestros de la ley y los fariseos ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

la función de interpretar la ley de Moisés. Por lo tanto, obedézcanlos ustedes y hagan todo lo que les digan;<br />

pero no sigan su ejemplo, porque ellos dic<strong>en</strong> una cosa y hac<strong>en</strong> otra. Atan cargas tan pesadas que es<br />

imposible soportarlas, y las echan sobre los hombros de los demás, mi<strong>en</strong>tras que ellos mismos no quier<strong>en</strong><br />

tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hac<strong>en</strong> para que la g<strong>en</strong>te los vea. Les gusta llevar <strong>en</strong> la fr<strong>en</strong>te y <strong>en</strong><br />

los brazos porciones de las Escrituras escritas <strong>en</strong> anchas tiras, y ponerse ropas con grandes borlas. Quier<strong>en</strong><br />

t<strong>en</strong>er los mejores lugares <strong>en</strong> las comidas y los asi<strong>en</strong>tos de honor <strong>en</strong> las sinagogas, y desean que la g<strong>en</strong>te los<br />

salude con todo respeto <strong>en</strong> la calle y que les llame maestros.<br />

"Pero ustedes no deb<strong>en</strong> pret<strong>en</strong>der que la g<strong>en</strong>te les llame maestros, porque todos ustedes son<br />

hermanos y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te un Maestro. Y no llam<strong>en</strong> ustedes padre a nadie <strong>en</strong> la tierra, porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

solam<strong>en</strong>te un Padre: el que está <strong>en</strong> el cielo. Ni deb<strong>en</strong> pret<strong>en</strong>der que los llam<strong>en</strong> jefes, porque Cristo es su<br />

único Jefe. El más grande <strong>en</strong>tre ustedes debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se <strong>en</strong>grandece,<br />

será humillado; y el que se humilla, será <strong>en</strong>grandecido."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 140


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Noviembre 9<br />

Propio 27<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo vino al mundo para destruir las obras de Satanás y hacernos hijos de<br />

Dios y herederos de la vida eterna: Concede que, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do esta esperanza, nos purifiquemos así como él es<br />

puro; para que, cuando vuelva con poder y gran gloria, seamos hechos a su semejanza <strong>en</strong> su glorioso y<br />

eterno reino; donde contigo y el Espíritu Santo, vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Amós 5:18-24<br />

¡Ay de los que ansían que llegue el día del Señor! ¿Sab<strong>en</strong> cómo va a ser para ustedes ese día? Será<br />

día de oscuridad, y no de luz. Será como cuando uno huye de un león y se topa con un oso, o como cuando<br />

uno <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> su casa, se apoya <strong>en</strong> la pared, y lo muerde una culebra. Sí, el día del Señor será de oscuridad,<br />

y no de luz; de d<strong>en</strong>sa oscuridad, sin claridad ninguna.<br />

"Odio y desprecio las fiestas religiosas que ustedes celebran; me disgustan sus reuniones solemnes.<br />

No quiero los holocaustos que ofrec<strong>en</strong> <strong>en</strong> mi honor, ni sus ofr<strong>en</strong>das de cereales; no aceptaré los gordos<br />

becerros de sus sacrificios de reconciliación.<br />

¡Alej<strong>en</strong> de mí el ruido de sus cantos! ¡No quiero oír el sonido de sus arpas! Pero que fluya como<br />

agua la justicia, y la honradez como un manantial inagotable.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 70 (Página 578 L.O.C.)<br />

1 Dígnate, oh Dios, librarme;*<br />

Señor, apresúrate a socorrerme.<br />

2. Sean avergonzados y confundidos a una,<br />

los que buscan mi vida;*<br />

vuelvan atrás y avergüénc<strong>en</strong>se;<br />

los que mi ruina desean.<br />

3. Vuélvanse atrás, avergonzados,*<br />

los que con malicia me dic<strong>en</strong>: "¡Ajá!"<br />

4. Góc<strong>en</strong>se y alégr<strong>en</strong>se <strong>en</strong> ti todos los que te buscan;*<br />

digan siempre los que aman tu salvación:<br />

"¡Grande es el Señor!"<br />

5. En cuanto a mí, estoy afligido y <strong>en</strong> necesidad;*<br />

apresúrate y v<strong>en</strong> a mí, oh Dios.<br />

6. Mi ayuda y mi libertador eres tú;*<br />

no te tardes, oh Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 141


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 9<br />

Propio 27<br />

EPÍSTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 4:13-18<br />

Hermanos, no queremos que se qued<strong>en</strong> sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se<br />

<strong>en</strong>tristezcan como los otros, los que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó,<br />

así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él.<br />

Por esto les decimos a ustedes, como <strong>en</strong>señanza del Señor, que nosotros, los que quedemos vivos<br />

hasta la v<strong>en</strong>ida del Señor, no nos adelantaremos a los que murieron. Porque se oirá una voz de mando, la<br />

voz de un arcángel y el sonido de la trompeta de Dios, y el Señor mismo bajará del cielo. Y los que<br />

murieron creyeron <strong>en</strong> Cristo, resucitarán primero; después, los que estemos vivos seremos llevados,<br />

juntam<strong>en</strong>te con ellos, <strong>en</strong> las nubes, para <strong>en</strong>contrarnos con el Señor <strong>en</strong> el aire; y así estaremos con el Señor<br />

para siempre. Aním<strong>en</strong>se, pues, unos a otros con estas palabras.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:1-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"El reino de Dios será <strong>en</strong>tonces como diez muchachas que, <strong>en</strong> una boda, tomaron sus lámparas de<br />

aceite y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran despreocupadas y cinco previsoras. Las<br />

despreocupadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para ll<strong>en</strong>arlas de nuevo; <strong>en</strong> cambio, las<br />

previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas. Como el novio tardaba <strong>en</strong> llegar, les<br />

dio sueño a todas, y por fin se durmieron. Cerca de la medianoche, se oyó gritar:<br />

¡Ya vi<strong>en</strong>e el novio! ¡Salgan a recibirlo! Todas las muchachas se levantaron y com<strong>en</strong>zaron a preparar<br />

sus lámparas. Entonces las cinco despreocupadas dijeron a las cinco previsoras: D<strong>en</strong>nos un poco de su<br />

aceite, porque nuestras lámparas se están apagando. Pero las muchachas previsoras contestaron: No,<br />

porque así no alcanzará ni para nosotras ni para ustedes. Mas vale que vayan a donde lo v<strong>en</strong>d<strong>en</strong>, y compr<strong>en</strong><br />

para ustedes mismas. Pero mi<strong>en</strong>tras aquellas cinco muchachas fueron a comprar aceite, llegó<br />

el novio, y las que habían sido previsoras <strong>en</strong>traron con él <strong>en</strong> la boda, y se cerró la puerta.<br />

Después llegaron las otras muchachas, dici<strong>en</strong>do: ¡Señor, señor, ábr<strong>en</strong>os! Pero él les contestó: Les<br />

aseguro que no las conozco."<br />

"Manténganse ustedes despiertos - añadió Jesús -, porque no sab<strong>en</strong> ni el día ni la hora."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 142


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Noviembre 16<br />

Propio 28<br />

B<strong>en</strong>dito Señor, tú que inspiraste las Sagradas Escrituras para nuestra <strong>en</strong>señanza: Concede que de tu<br />

manera las oigamos, las leamos, las consideremos, las apr<strong>en</strong>damos e interiorm<strong>en</strong>te las asimilemos, que<br />

podamos abrazar y siempre mant<strong>en</strong>er la esperanza b<strong>en</strong>dita de la vida eterna, que nos has dado <strong>en</strong> nuestro<br />

Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Sofonías 1:7, 12-l8<br />

¡Guard<strong>en</strong> sil<strong>en</strong>cio <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia del Señor, porque el día del Señor está cerca! ¡El Señor ha dispuesto<br />

un sacrificio y ha consagrado a sus invitados! "En aquel tiempo tomaré una lámpara y registraré Jerusalén.<br />

Castigaré <strong>en</strong>tonces a la g<strong>en</strong>te que se si<strong>en</strong>te tranquila como el vino reposado, y que se dice a sí misma: "¡El<br />

Señor no hará nada, ni bu<strong>en</strong>o ni malo! Por eso, sus tesoros serán saqueados y sus casas destruidas.<br />

Construirán casas, pero no vivirán <strong>en</strong> ellas; plantarán viñas, pero no beberán de su vino."<br />

¡Ya está cerca el gran día del Señor! ¡Ya está cerca, vi<strong>en</strong>e deprisa! El estru<strong>en</strong>do del día del Señor<br />

será amargo: ¡hasta los más vali<strong>en</strong>tes gritarán <strong>en</strong>tonces! Será un día de ira, de angustia y aflicción, de ruina<br />

y desolación, de oscuridad y tinieblas, de nublado y sombras profundas; será un día de trompeta y de<br />

clamor contra las ciudades fortificadas y sus altas torres. Dice el Señor: "Pondré <strong>en</strong> apuros a la g<strong>en</strong>te.<br />

Caminarán como ciegos, porque pecaron contra mí. Su sangre será derramada como polvo, y su carne<br />

amontonada como estiércol." En el día de la ira del Señor, no salvará a la g<strong>en</strong>te ni su plata ni su oro,<br />

porque el fuego del <strong>en</strong>ojo del Señor consumirá todo el país. ¡Todos los habitantes de la tierra quedarán<br />

destruidos <strong>en</strong> un solo instante!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 90:1-8,12 (Página 611 L.O.C.)<br />

l. Oh Soberano mío, tú has sido nuestro refugio*<br />

de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

2. Antes que nacies<strong>en</strong> los montes,<br />

o fueran <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drados la tierra y el mundo,*<br />

desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.<br />

3. Devuelves el hombre al polvo, dici<strong>en</strong>do:*<br />

"Retorna, hijo de Adán".<br />

4. Porque mil años delante de tus ojos<br />

son como el ayer, que pasó,*<br />

y como una vigilia <strong>en</strong> la noche.<br />

5. Nos arrebatas como <strong>en</strong> un sueño,*<br />

como la hierba que pronto se marchita:<br />

6. Por la mañana florece y crece;*<br />

por la tarde es cortada y se seca;<br />

7. Porque <strong>en</strong> tu furor somos consumidos,*<br />

y por tu indignación somos conturbados.<br />

8. Pusiste nuestras iniquidades ante ti,*<br />

nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.<br />

Leccionario Dominical, Año A 143


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

l2. Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,*<br />

que traigamos al corazón sabiduría.<br />

Domingo más cercano a Noviembre 16<br />

Propio 28<br />

EPÍSTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 5:1-10<br />

En cuanto a las fechas y los tiempos, hermanos, no es necesario que yo les escriba. Ustedes sab<strong>en</strong><br />

muy bi<strong>en</strong> que el día del regreso del Señor llegará cuando m<strong>en</strong>os se le espere, como un ladrón que llega de<br />

noche. Cuando la g<strong>en</strong>te diga: "Todo está <strong>en</strong> paz y tranquilo", <strong>en</strong>tonces v<strong>en</strong>drá de rep<strong>en</strong>te sobre ellos la<br />

destrucción, como le vi<strong>en</strong><strong>en</strong> los dolores de parto a una mujer que está <strong>en</strong>cinta; y no podrán escapar. Pero<br />

ustedes, hermanos, no están <strong>en</strong> la oscuridad para que el día del regreso del Señor los sorpr<strong>en</strong>da como un<br />

ladrón. Todos ustedes son de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad; por eso no<br />

debemos dormir como los otros, sino mant<strong>en</strong>ernos despiertos y <strong>en</strong> nuestro sano juicio. Los que duerm<strong>en</strong>,<br />

duerm<strong>en</strong> de noche, y los que se emborrachan, se emborrachan de noche; pero nosotros, que somos del día,<br />

debemos estar siempre <strong>en</strong> nuestro sano juicio. Debemos protegernos con la fe y el amor, y cubrirnos, como<br />

con un casco, con la esperanza de la salvación. Porque Dios no nos destinó a recibir el castigo, sino a<br />

alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Jesucristo murió por nosotros para que, ya sea<br />

que vivamos o que muramos, vivamos juntam<strong>en</strong>te con él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:14-15,19-29<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"El reino de Dios es como un hombre que, estando a punto de irse a otro país, llamó a sus empleados<br />

y les <strong>en</strong>cargó que le cuidaran su dinero. A uno de ellos le <strong>en</strong>tregó cinco mil monedas, a otro dos mil y a<br />

otro mil: a cada uno según su capacidad. Entonces se fue de viaje. "Mucho tiempo después volvió el jefe<br />

de aquellos empleados, y se puso a hacer cu<strong>en</strong>tas con ellos. Primero llegó el que había recibido las cinco<br />

mil monedas, y <strong>en</strong>tregó a su jefe otras cinco mil, diciéndole: 'Señor, usted me dio cinco mil, y aquí ti<strong>en</strong>e<br />

otras cinco mil que gané. El jefe le dijo: 'Muy bi<strong>en</strong>, eres un empleado bu<strong>en</strong>o y fiel ya que fuiste fiel <strong>en</strong> lo<br />

poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo. Después llegó el empleado que había<br />

recibido las dos mil monedas, y dijo: 'Señor, usted me dio dos mil, y aquí ti<strong>en</strong>e otras dos mil que gane. El<br />

jefe le dijo: 'Muy bi<strong>en</strong>, eres un empleado bu<strong>en</strong>o y fiel; ya que fuiste fiel <strong>en</strong> lo poco, te pondré a cargo de<br />

mucho más. Entra y alégrate conmigo.'<br />

"Pero cuando llegó el empleado que había recibido las mil monedas le dijo a su jefe: 'Señor, yo sabía<br />

que usted es un hombre duro, que cosecha donde no sembró y recoge donde no esparció. Por eso tuve<br />

miedo, y fui y escondí su dinero <strong>en</strong> la tierra. Pero aquí ti<strong>en</strong>e lo que es suyo. El jefe le contestó: 'Tú eres un<br />

empleado malo y perezoso, pues si sabías que yo cosecho donde no sembré y que recojo donde no esparcí,<br />

deberías haber llevado mi dinero al banco, y yo, al volver, habría recibido mi dinero más los intereses.' Y<br />

dijo a los que estaban allí: 'Quít<strong>en</strong>le las mil monedas, y dénselas al que ti<strong>en</strong>e diez mil. Porque al que ti<strong>en</strong>e,<br />

se le dará más, y t<strong>en</strong>drá de sobra; pero al que no ti<strong>en</strong>e, hasta lo poco que ti<strong>en</strong>e se le quitará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 144


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS<br />

COLECTA<br />

Domingo más cercano a Noviembre 23<br />

Propio 29<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas <strong>en</strong> tu muy amado Hijo, el Rey<br />

de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y<br />

esclavizados por el pecado, sean libertados y unificados bajo su reino de amor; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 34:11-17<br />

"Yo, el Señor, digo: Yo mismo voy a <strong>en</strong>cargarme del cuidado de mi rebaño. Como el pastor que se<br />

preocupa por sus ovejas cuando están dispersas, así me preocuparé yo de mis ovejas; las rescataré de los<br />

lugares por donde se dispersaron <strong>en</strong> un día oscuro y de torm<strong>en</strong>ta. Las sacaré de los países extranjeros, las<br />

reuniré y las llevaré a su propia tierra. Las llevaré a comer a los montes de Israel, y por los arroyos, y por<br />

todos los lugares habitados del país. Las llevaré a comer los mejores pastos, <strong>en</strong> los pastizales de las altas<br />

montañas de Israel. Allí podrán descansar y comer los pastos más ricos. Yo mismo seré el pastor de mis<br />

ovejas, yo mismo las llevaré a descansar. Yo, el Señor, lo afirmo. Buscaré a las ovejas perdidas, traeré a las<br />

extraviadas, v<strong>en</strong>daré a las que t<strong>en</strong>gan alguna pata rota, ayudaré a las débiles, y cuidaré a las gordas y<br />

fuertes. Yo las cuidaré como es debido. “Yo, el Señor digo: Escuch<strong>en</strong>, ovejas mías: Voy a hacer justicia<br />

<strong>en</strong>tre los corderos y los cabritos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 95:l-7 (Página 618 L.O.C.)<br />

l. V<strong>en</strong>gan, cantemos alegrem<strong>en</strong>te al Señor;*<br />

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.<br />

2. Lleguemos ante su pres<strong>en</strong>cia con alabanza,*<br />

vitoreándole con cánticos;<br />

3. Porque el Señor es Dios grande,*<br />

y Rey grande sobre todos los dioses.<br />

4. En su mano están las profundidades de la tierra,*<br />

y las alturas de los montes son suyas.<br />

5. Suyo el mar, pues él lo hizo,*<br />

y sus manos formaron la tierra seca.<br />

6. V<strong>en</strong>gan, adoremos y postrémonos;*<br />

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor:<br />

7. Porque él es nuestro Dios;<br />

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano,*<br />

¡Ojalá escuch<strong>en</strong> hoy su voz!<br />

Leccionario Dominical, Año A 145


LA ESTACIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 23<br />

Propio 29<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 15:20-28<br />

Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero <strong>en</strong><br />

resucitar. Así como por causa de un hombre <strong>en</strong>tró la muerte <strong>en</strong> el mundo, también por causa de un hombre<br />

<strong>en</strong>tró la resurrección de los muertos. Y así como <strong>en</strong> Adán todos muer<strong>en</strong>, así también <strong>en</strong> Cristo todos<br />

t<strong>en</strong>drán vida. Pero cada uno <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> que le corresponda: Cristo <strong>en</strong> primer lugar; después, cuando Cristo<br />

vuelva, los que son suyos. Entonces v<strong>en</strong>drá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y<br />

poderes, y <strong>en</strong>tregue el reino al Dios y Padre. Porque Cristo ti<strong>en</strong>e que reinar hasta que todos sus <strong>en</strong>emigos<br />

estén puestos debajo de sus pies; y el último <strong>en</strong>emigo que será derrotado es la muerte. Porque Dios lo ha<br />

sometido todo debajo de sus pies. Pero cuando dice que todo le ha quedado sometido, es claro que esto no<br />

incluye a Dios mismo, ya que es él qui<strong>en</strong> le sometió todas las cosas. Y cuando todo haya quedado<br />

sometido a Cristo, <strong>en</strong>tonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es qui<strong>en</strong> sometió a él<br />

todas las cosas. Así, Dios será todo <strong>en</strong> todo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:31-46<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, rodeado de espl<strong>en</strong>dor y de todos sus ángeles, se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> su<br />

trono glorioso. La g<strong>en</strong>te de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el<br />

pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el<br />

Rey a los que estén a su derecha: 'V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi Padre; reciban el<br />

reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me<br />

dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojami<strong>en</strong>to. Me<br />

faltó ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y vinieron a verme.'<br />

Entonces los justos preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? O ¿cuándo<br />

te vimos con sed, y te dimos de beber? O ¿cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojami<strong>en</strong>to, o falto<br />

de ropa, y te la dimos? O ¿cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?' El Rey les contestará:<br />

'Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo<br />

hicieron. "Luego el Rey dirá a los que estén a su izquierda: 'Apárt<strong>en</strong>se de mí, ustedes que están bajo<br />

maldición; váyanse al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Pues tuve hambre, y ustedes no<br />

me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; anduve como forastero, y no me dieron<br />

alojami<strong>en</strong>to. Me faltó ropa, y ustedes no me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y <strong>en</strong> la cárcel, y no vinieron a<br />

visitarme.' Entonces ellos le preguntarán:<br />

'Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o <strong>en</strong>fermo, o <strong>en</strong> la<br />

cárcel, y no te ayudamos?' El Rey les contestará: 'Les aseguro que todo lo que no hicieron por una de estas<br />

personas más humildes, tampoco por mí lo hicieron.' Esos irán al castigo eterno, y los justos a la vida<br />

eterna."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año A 146


Leccionario<br />

Dominical<br />

Año B


LA ESTACION DE ADVIENTO<br />

Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to 1<br />

Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to 3<br />

Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to 5<br />

Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to 7<br />

LA ESTACION DE NAVIDAD<br />

Día de Navidad I 9<br />

Día de Navidad II 11<br />

Día de Navidad III 13<br />

Primer Domingo después de Navidad 15<br />

El Santo Nombre de Jesús 17<br />

Segundo Domingo después de Navidad 19<br />

LA ESTACION DE LA EPIFANIA<br />

La Epifanía 21<br />

Primer Domingo después de la Epifanía 23<br />

Segundo Domingo después de la Epifanía 25<br />

Tercer Domingo después de la Epifanía 27<br />

La Pres<strong>en</strong>tación 29<br />

Cuarto Domingo después de la Epifanía 31<br />

Quinto Domingo después de la Epifanía 33<br />

Sexto Domingo después de la Epifanía 38<br />

Séptimo Domingo después de la Epifanía 37<br />

Octavo Domingo después de la Epifanía 40<br />

Ultimo Domingo después de la Epifanía 42<br />

LA ESTACION DE CUARESMA<br />

Miércoles de C<strong>en</strong>iza 44<br />

Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 47<br />

Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 49<br />

Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 51<br />

Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 53<br />

Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 55<br />

LA ESTACION DE PASCUA<br />

Día de Pascua 57<br />

Segundo Domingo de Pascua 59<br />

Tercer Domingo de Pascua 61<br />

Cuarto Domingo de Pascua 67<br />

Quinto Domingo de Pascua 65<br />

Sexto Domingo de Pascua 67<br />

Día de la Asc<strong>en</strong>sión 69<br />

Leccionario Dominical Ciclo B Índice


Séptimo Domingo de Pascua 71<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés 73<br />

LA ESTACION DE PENTECOSTÉS<br />

Primer Domingo después de P<strong>en</strong>tecostés Domingo de Trinidad 75<br />

Propio 1 77<br />

Propio 2 79<br />

Propio 3 81<br />

Propio 4 83<br />

Propio 5 85<br />

Propio 6 87<br />

Propio 7 89<br />

Propio 8 92<br />

Propio 9 94<br />

Propio 10 96<br />

Propio 11 98<br />

Propio 12 100<br />

Propio 13 102<br />

Propio 14 104<br />

Propio 15 106<br />

Propio 16 108<br />

Propio 17 110<br />

Propio 18 112<br />

Propio 19 114<br />

Propio 20 116<br />

Propio 21 118<br />

Propio 22 121<br />

Propio 23 123<br />

Propio 24 125<br />

Propio 25 127<br />

Día de Todos los Santos 129<br />

Propio 26 132<br />

Propio 27 134<br />

Propio 28 136<br />

Propio 29 138<br />

Leccionario Dominical Ciclo B Índice


LA ESTACION DE ADVIENTO Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, danos gracia para despojarnos de las obras de las tinieblas y revestirnos con las<br />

armas de la luz, ahora <strong>en</strong> esta vida mortal, <strong>en</strong> la cual Jesucristo tu Hijo, con gran humildad, vino a<br />

visitarnos; a fin de que <strong>en</strong> el día postrero, cuando vuelva con majestad gloriosa a juzgar a vivos y muertos,<br />

resucítanos a la vida inmortal; mediante él, qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios<br />

ahora y por siempre. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Isaias 64:1-9A<br />

Ojalá rasgaras el cielo y bajaras haci<strong>en</strong>do temblar con tu pres<strong>en</strong>cia las montañas, como cuando el<br />

fuego quema las zarzas o hace hervir el agua. Entonces tus <strong>en</strong>emigos conocerían tu nombre y las naciones<br />

temblarían ante ti. Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos, cuando bajaste, las montañas<br />

temblaron ante ti. Jamás se ha escuchado ni se ha visto que haya otro dios fuera de ti que haga tales cosas<br />

<strong>en</strong> favor de los que <strong>en</strong> él confían. Tú aceptas a qui<strong>en</strong> hace el bi<strong>en</strong> con alegría y se acuerda de hacer lo que<br />

tú quieres.<br />

Tú estás <strong>en</strong>ojado porque hemos pecado; desde hace mucho te hemos of<strong>en</strong>dido. Todos nosotros<br />

somos como un hombre impuro; todas nuestras bu<strong>en</strong>as obras son como un trapo sucio; todos hemos caído<br />

como hojas marchitas, y nuestros crím<strong>en</strong>es nos arrastran como el vi<strong>en</strong>to. No hay nadie que te invoque ni<br />

se esfuerce por apoyarse <strong>en</strong> ti; por eso te ocultaste de nosotros y nos has abandonado por causa de nuestra<br />

maldad. Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero; ¡todos<br />

fuimos hechos por ti mismo! Señor, no te <strong>en</strong>ojes demasiado ni te acuerdes siempre de nuestros crím<strong>en</strong>es.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 80:1-7 (Página 597 L.O.C.)<br />

1. Oh Pastor de Israel, escucha,<br />

tú que pastoreas a José como a un rebaño;*<br />

tú que te si<strong>en</strong>tas sobre querubines, resplandece.<br />

2. Ante Efraín, B<strong>en</strong>jamín y Manases,*<br />

despierta tu poder y v<strong>en</strong> a salvarnos.<br />

3. Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos;*<br />

haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.<br />

4. Señor Dios de los Ejércitos,*<br />

¿hasta cuándo estarás airado,<br />

a pesar de las súplicas de tu pueblo?<br />

5. Les diste de comer pan de lágrimas,*<br />

y a beber lágrimas <strong>en</strong> gran abundancia.<br />

6. Nos pusiste por escarnio de nuestros vecinos,*<br />

y nuestros <strong>en</strong>emigos se burlan de nosotros.<br />

7. Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos;*<br />

haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:1-9<br />

Yo, Pablo, he sido llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Jesucristo. Junto con el hermano<br />

Sóst<strong>en</strong>es, escribo esta carta a los hermanos de la iglesia de Dios que están <strong>en</strong> la ciudad de Corinto, los que<br />

Leccionario Dominical, Año B 1


LA ESTACION DE ADVIENTO Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> Cristo Jesús han sido consagrados a Dios y llamados a formar parte de su pueblo, junto con todos los<br />

que <strong>en</strong> todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor nuestro y de ellos. Que Dios<br />

nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> sobre ustedes su gracia y su paz.<br />

Siempre doy gracias a Dios por ustedes, por la gracia que Dios ha derramado sobre ustedes por<br />

medio de Cristo Jesús. Pues por medio de él Dios les ha dado gran riqueza espiritual, así de palabra como<br />

de conocimi<strong>en</strong>to. De manera que el m<strong>en</strong>saje acerca de Cristo ha llegado a ser una realidad <strong>en</strong> ustedes. De<br />

este modo no les falta ningún don de Dios mi<strong>en</strong>tras esperan el día <strong>en</strong> que aparezca nuestro Señor<br />

Jesucristo. Dios los mant<strong>en</strong>drá firmes hasta el fin, para que nadie pueda reprocharles nada cuando nuestro<br />

Señor Jesucristo regrese. Dios siempre cumple sus promesas, y él es qui<strong>en</strong> los llamó a vivir <strong>en</strong> unión con<br />

su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 13:(24-32)33-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Pero <strong>en</strong> aquellos días, pasado el tiempo de sufrimi<strong>en</strong>to, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su<br />

luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales temblarán. Entonces se verá al Hijo del hombre<br />

v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> las nubes con gran poder y gloria. Él mandará a sus ángeles, y reunirá a sus escogidos de los<br />

cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el último rincón del cielo".<br />

"Apr<strong>en</strong>dan esta <strong>en</strong>señanza de la higuera: Cuando sus ramas se pon<strong>en</strong> tiernas, y brotan sus hojas, se<br />

dan cu<strong>en</strong>ta ustedes de que ya el verano está cerca. De la misma manera, cuando vean que suced<strong>en</strong> estas<br />

cosas, sepan que el Hijo del hombre ya está a la puerta. Les aseguro que todo esto sucederá antes que<br />

muera la g<strong>en</strong>te de este tiempo. El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras no dejarán de<br />

cumplirse".<br />

"Pero <strong>en</strong> cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solam<strong>en</strong>te lo<br />

sabe el Padre". "Por lo tanto, manténganse ustedes despiertos y vigilantes, porque no sab<strong>en</strong> cuando llegará<br />

el mom<strong>en</strong>to. Esto es como un hombre que, estando a punto de irse a otro país, <strong>en</strong>carga a sus criados que le<br />

cuid<strong>en</strong> la casa. A cada cual le manda un trabajo, y ord<strong>en</strong>a al portero que vigile. Así pues, manténganse<br />

ustedes despiertos, porque no sab<strong>en</strong> cuando va a llegar el señor de la casa, si al anochecer, a la<br />

medianoche, al canto del gallo o a la mañana; no sea que v<strong>en</strong>ga de rep<strong>en</strong>te y los <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre durmi<strong>en</strong>do. Lo<br />

que les digo a ustedes se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!"<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 2


LA ESTACION DE ADVIENTO Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios de misericordia, que <strong>en</strong>viaste a tus m<strong>en</strong>sajeros, los profetas, a predicar el arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to y<br />

preparar el camino de nuestra salvación: Danos gracia para at<strong>en</strong>der sus advert<strong>en</strong>cias y abandonar nuestros<br />

pecados, a fin de que recibamos gozosam<strong>en</strong>te la v<strong>en</strong>ida de Jesucristo nuestro Red<strong>en</strong>tor; que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 40:1-11<br />

El Dios de ustedes dice: "Consuel<strong>en</strong>, consuel<strong>en</strong> a mi pueblo; habl<strong>en</strong> con cariño a Jerusalén y díganle<br />

que su esclavitud ha terminado, que ya ha pagado por sus faltas, que ya ha recibido de mi mano el doble<br />

del castigo por todos sus pecados."<br />

Una voz grita: "Prepar<strong>en</strong> al Señor un camino <strong>en</strong> el desierto, trac<strong>en</strong> para nuestro Dios una calzada<br />

recta <strong>en</strong> la región estéril. Rell<strong>en</strong><strong>en</strong> todas las cañadas, allan<strong>en</strong> los cerros y las colinas, conviertan la región<br />

quebrada y montañosa <strong>en</strong> llanura completam<strong>en</strong>te lisa. Entonces mostrará el Señor su gloria, y todos los<br />

hombres juntos la verán. El Señor mismo lo ha dicho."<br />

Una voz dice: "Grita", y yo pregunto: "¿Qué debo gritar?" "Que todo hombre es como hierba, ¡tan<br />

firme como una flor del campo! La hierba se seca y la flor se marchita cuando el soplo del Señor pasa<br />

sobre ellas. Ciertam<strong>en</strong>te la g<strong>en</strong>te es como hierba. La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de<br />

nuestro Dios permanece firme para siempre."<br />

Súbete, Sión, a la cumbre de un monte, levanta con fuerza tu voz para anunciar una bu<strong>en</strong>a noticia.<br />

Levanta sin miedo la voz, Jerusalén, y anuncia a las ciudades de Judá: "¡Aquí está el Dios de ustedes!"<br />

Llega ya el Señor con poder, sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo. Trae a su pueblo después de<br />

haberlo rescatado. Vi<strong>en</strong>e como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos <strong>en</strong> sus brazos, los lleva<br />

junto al pecho y ati<strong>en</strong>de con cuidado a las recién paridas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 85:7-13 (Página 603 L.O.C.)<br />

7. Señor, muéstranos tu misericordia,*<br />

y concéd<strong>en</strong>os tu salvación.<br />

8. Escucharé lo que dice el Señor Dios;*<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9. Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10. La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron;*<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11. La verdad brotará de la tierra,*<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12. En verdad el Señor dará la lluvia,*<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13. La justicia irá delante de él,*<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 3


LA ESTACION DE ADVIENTO Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA 2 San Pedro 3:8-15a,18<br />

Además, queridos hermanos, no olvid<strong>en</strong> que para el Señor un día es como mil años, y mil años como<br />

un día. No es que el Señor se tarde <strong>en</strong> cumplir su promesa, como algunos supon<strong>en</strong>, sino que ti<strong>en</strong>e<br />

paci<strong>en</strong>cia con ustedes, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios.<br />

Pero el día del Señor v<strong>en</strong>drá como un ladrón. Entonces los cielos se desharán con un ruido<br />

espantoso, los elem<strong>en</strong>tos serán destruidos por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay <strong>en</strong> ella, quedará<br />

sometida al juicio de Dios.<br />

Puesto que todo va a ser destruido de esa manera, ¡con cuánta santidad y devoción deb<strong>en</strong> vivir<br />

ustedes! Esper<strong>en</strong> la llegada del día de Dios, y hagan lo posible por apresurarla. Ese día los cielos serán<br />

destruidos por el fuego, y los elem<strong>en</strong>tos se derretirán <strong>en</strong>tre las llamas; pero nosotros esperamos el cielo<br />

nuevo y la tierra nueva que Dios ha prometido, <strong>en</strong> los cuales todo será justo y bu<strong>en</strong>o.<br />

Por eso, queridos hermanos, mi<strong>en</strong>tras esperan estas cosas, hagan todo lo posible para que Dios los<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> paz, sin mancha ni culpa. T<strong>en</strong>gan <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que la paci<strong>en</strong>cia con que nuestro Señor nos trata<br />

es para nuestra salvación. Pero conozcan mejor a nuestro Señor y Salvador Jesucristo y crezcan <strong>en</strong> su<br />

amor. ¡Gloria a él ahora y para siempre! Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:1-8<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Principio de la bu<strong>en</strong>a noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. El profeta Isaías había escrito: "Envío mi<br />

m<strong>en</strong>sajero delante de ti, para que te prepare el camino. Una voz grita <strong>en</strong> el desierto: Prepar<strong>en</strong> el camino del<br />

Señor; ábranle un camino recto."<br />

Sucedió que Juan se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> el desierto bautizando a la g<strong>en</strong>te; les decía que debían volverse a<br />

Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados. Todos los de la región de Judea y de la<br />

ciudad de Jerusalén salían a oírlo. Confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba <strong>en</strong> el río Jordán.<br />

La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero;<br />

y comía langostas y miel del monte. En su proclamación decía: "Después de mí vi<strong>en</strong>e uno más poderoso<br />

que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a<br />

ustedes con agua; pero él los bautizará con el Espíritu Santo."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 4


LA ESTACION DE ADVIENTO Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Suscita tu poder, oh Señor, y con gran pot<strong>en</strong>cia v<strong>en</strong> a nosotros; ya que estamos impedidos<br />

p<strong>en</strong>osam<strong>en</strong>te por nuestros pecados, haz que tu abundante gracia y misericordia nos ayud<strong>en</strong> y libr<strong>en</strong><br />

prontam<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, a qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo, sea el honor y la gloria,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 65:17-25<br />

"Mir<strong>en</strong>, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. Lo pasado quedará olvidado, nadie se<br />

volverá a acordar de ello. Llén<strong>en</strong>se de gozo y alegría para siempre por lo que voy a crear, porque voy a<br />

crear una Jerusalén feliz y un pueblo cont<strong>en</strong>to que viva <strong>en</strong> ella. Yo mismo me alegraré por Jerusalén y<br />

s<strong>en</strong>tiré gozo por mi pueblo. En ella no se volverá a oír llanto ni gritos de angustia. Allí no habrá niños que<br />

mueran a los pocos días, ni ancianos que no complet<strong>en</strong> su vida. Morir a los ci<strong>en</strong> años será morir jov<strong>en</strong>, y<br />

no llegar a los ci<strong>en</strong> años será una maldición. La g<strong>en</strong>te construirá casas y vivirá <strong>en</strong> ellas, sembrará viñedos y<br />

comerá sus uvas. No sucederá que uno construya y otro viva allí, o que uno siembre y otro se aproveche.<br />

Mi pueblo t<strong>en</strong>drá una vida larga, como la de un árbol; mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos.<br />

No trabajarán <strong>en</strong> vano ni t<strong>en</strong>drán hijos que mueran antes de tiempo, porque ellos son desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de los<br />

que el Señor ha b<strong>en</strong>decido, y lo mismo serán sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Antes que ellos me llam<strong>en</strong>, yo les<br />

responderé; antes que termin<strong>en</strong> de hablar, yo los escucharé. El lobo y el cordero comerán juntos, el león<br />

comerá pasto, como el buey, y la serpi<strong>en</strong>te se alim<strong>en</strong>tará de tierra. En todo mi monte santo no habrá qui<strong>en</strong><br />

haga ningún daño." El Señor lo ha dicho.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 126 (Página 673 L.O.C.)<br />

1. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,*<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2. Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa,*<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3. Y decían <strong>en</strong>tre las naciones:*<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4. Proezas ha hecho el Señor con nosotros,*<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5. Tu, oh Señor, has cambiado nuestra suerte,*<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6. Los que sembraron con lágrimas,*<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7. Los que van llorando, llevando la semilla,*<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

EPÍSTOLA Tesalonic<strong>en</strong>ses 5:[12-15]16-28<br />

Hermanos, les rogamos que t<strong>en</strong>gan respeto a los que trabajan <strong>en</strong>tre ustedes y los dirig<strong>en</strong> y aconsejan<br />

<strong>en</strong> el Señor. Deb<strong>en</strong> estimarlos y amarlos mucho, por el trabajo que hac<strong>en</strong>. Vivan <strong>en</strong> paz unos con otros.<br />

También les <strong>en</strong>cargamos, hermanos, que repr<strong>en</strong>dan a los que no quier<strong>en</strong> trabajar, que anim<strong>en</strong> a los<br />

que están desanimados, que ayud<strong>en</strong> a los débiles y que t<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia con todos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 5


LA ESTACION DE ADVIENTO Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

T<strong>en</strong>gan cuidado de que ninguno pague a otro mal por mal. Al contrario, procur<strong>en</strong> hacer siempre el<br />

bi<strong>en</strong>, lo mismo <strong>en</strong>tre ustedes mismos que a todo el mundo. Estén siempre cont<strong>en</strong>tos. Or<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo<br />

mom<strong>en</strong>to. D<strong>en</strong> gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como crey<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> Cristo<br />

Jesús. No apagu<strong>en</strong> el fuego del Espíritu. No despreci<strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje de los que hablan por inspiración de<br />

Dios. Sométanlo todo a prueba y ret<strong>en</strong>gan lo bu<strong>en</strong>o. Apárt<strong>en</strong>se de toda clase de mal.<br />

Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectam<strong>en</strong>te santos, y les conserve todo su ser,<br />

espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la v<strong>en</strong>ida de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha<br />

llamado es fiel, y cumplirá todo esto. Hermanos, or<strong>en</strong> también por nosotros. Salud<strong>en</strong> a todos los hermanos<br />

con un beso santo. Les <strong>en</strong>cargo, por la autoridad del Señor, que lean esta carta a todos los hermanos. Que<br />

nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:6-8,19-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera testimonio de la luz<br />

y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a dar testimonio de la<br />

luz. Los judíos de Jerusalén <strong>en</strong>viaron sacerdotes y levitas a Juan, a preguntarle quién era. Y él confesó<br />

claram<strong>en</strong>te:<br />

-Yo no soy el Mesías. Le volvieron a preguntar: -¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías? Juan dijo: -<br />

No lo soy. Ellos insistieron: -Entonces, ¿eres el profeta que ha de v<strong>en</strong>ir? Contestó: -No. Le dijeron: -<br />

¿Quién eres, pues? T<strong>en</strong>emos que llevar una respuesta a los que nos <strong>en</strong>viaron. ¿Qué nos puedes decir de ti<br />

mismo?<br />

Juan les contestó: -Yo soy una voz que grita <strong>en</strong> el desierto: Abran un camino derecho para el Señor,<br />

tal como dijo el profeta Isaías. Los que fueron <strong>en</strong>viados por los fariseos a hablar con Juan, le preguntaron: -<br />

¿Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, por qué bautizas? Juan les contestó: -Yo bautizo con<br />

agua; pero <strong>en</strong>tre ustedes hay uno que no conoc<strong>en</strong> y que vi<strong>en</strong>e después de mí. Yo ni siquiera merezco<br />

desatarle la correa de sus sandalias. Todo esto sucedió <strong>en</strong> el lugar llamado Betania, al ori<strong>en</strong>te del río<br />

Jordán, donde Juan estaba bautizando.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 6


LA ESTACION DE ADVIENTO Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, te suplicamos que purifiques nuestra conci<strong>en</strong>cia con tu visitación diaria, para<br />

que, cuando v<strong>en</strong>ga tu Hijo Jesucristo, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> nosotros la mansión que le ha sido preparada; qui<strong>en</strong><br />

vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Samuel 7:4,8-16<br />

Pero aquella misma noche, el Señor se dirigió a Natán y le dijo: "Por lo tanto, dile a mi siervo David<br />

que yo, el Señor todopoderoso, le digo: Yo te saqué del redil, y te quité de andar tras el rebaño, para que<br />

fueras el jefe de mi pueblo Israel; te he acompañado por dondequiera que has ido, he acabado con todos los<br />

<strong>en</strong>emigos que se te <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron, y te he dado gran fama, como la que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los hombres importantes de<br />

este mundo. Además he preparado un lugar para mi pueblo Israel, y allí los he instalado para que vivan <strong>en</strong><br />

un sitio propio, donde nadie los moleste ni los malhechores los opriman como al principio, cuando puse<br />

caudillos que gobernarán a mi pueblo Israel. Yo haré que te veas libre de todos tus <strong>en</strong>emigos. Y te hago<br />

saber que te daré desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, y que cuando tu vida llegue a su fin y mueras, yo estableceré a uno de tus<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes y lo confirmaré <strong>en</strong> el reino. Él me construirá un templo, y yo afirmaré su reino para siempre.<br />

Yo le seré un padre, y él me será un hijo. Y cuando cometa una falta, yo lo castigaré y lo azotaré como<br />

todo padre lo hace con su hijo, pero no le retiraré mi bondad como se la retiré a Saúl, al cual quité para<br />

ponerte a ti <strong>en</strong> su lugar. Tu dinastía y tu reino estarán para siempre seguros bajo mi protección, y también<br />

tu trono quedará establecido para siempre."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 132:8-15 (Página 677 L.O.C.)<br />

8. Levántate, oh Señor, al lugar de tu reposo,*<br />

tú, y el arca de tu poder.<br />

9. Que se vistan tus sacerdotes de justicia,*<br />

que tus fieles cant<strong>en</strong> de júbilo.<br />

10. Por amor a David tu siervo,*<br />

no vuelvas el rostro de tu Ungido.<br />

11. El Señor ha jurado a David un juram<strong>en</strong>to,*<br />

y seguram<strong>en</strong>te no se retractará:<br />

12. "A uno de los hijos de tu cuerpo*<br />

pondré sobre tu trono.<br />

13. Si tus hijos guardar<strong>en</strong> mi pacto,<br />

y mis testimonios que yo les <strong>en</strong>señaré,*<br />

sus hijos también se s<strong>en</strong>tarán sobre tu trono para siempre;"<br />

14. Porque el Señor ha elegido a Sión;*<br />

la ha deseado para su habitación.<br />

15. "Esta es para siempre mi lugar de reposo;*<br />

aquí habitaré, porque <strong>en</strong> ella está mi deleite.<br />

EPÍSTOLA Romanos 16:25-27<br />

Alabemos a Dios, que puede hacerlos a ustedes firmes conforme al m<strong>en</strong>saje de salvación que yo<br />

anuncio y la <strong>en</strong>señanza acerca de Jesucristo. Esto está de acuerdo con lo que Dios ha revelado de su plan<br />

secreto, el cual estuvo oculto desde antes que el mundo existiera, pero ahora se ha dado a conocer por los<br />

escritos de los profetas, de acuerdo con el mandato del Dios eterno. Este secreto del plan de Dios se ha<br />

Leccionario Dominical, Año B 7


LA ESTACION DE ADVIENTO Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

dado a conocer a todas las naciones, para que crean y obedezcan. ¡A Dios, el único y sabio, sea la gloria<br />

para siempre por medio de Jesucristo! Así sea.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:26-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a<br />

una mujer virg<strong>en</strong> llamada María, que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José,<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David. El ángel <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el lugar donde ella estaba, y le dijo: -¡Te saludo, favorecida<br />

de Dios! El Señor está contigo.<br />

Cuando vio al ángel, se sorpr<strong>en</strong>dió de sus palabras, y se preguntaba que significaría aquel saludo. El<br />

ángel le dijo:-María, no t<strong>en</strong>gas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar <strong>en</strong>cinta: t<strong>en</strong>drás<br />

un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y<br />

Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre <strong>en</strong> la nación de Israel.<br />

Su reinado no t<strong>en</strong>drá fin. María preguntó al ángel: -¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún<br />

hombre? El ángel le contestó: -El Espíritu Santo v<strong>en</strong>drá sobre ti, y el poder del Dios altísimo descansará<br />

sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu<br />

pari<strong>en</strong>ta Isabel va a t<strong>en</strong>er un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía t<strong>en</strong>er hijos, está<br />

<strong>en</strong>cinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible. Entonces María dijo: -Yo soy esclava del<br />

Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel se fue.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 8


DIA DE NAVIDAD I<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer [este día]<br />

de una virg<strong>en</strong> pura: Concede que, si<strong>en</strong>do nacidos de nuevo y hechos tus hijos por adopción y gracia,<br />

seamos r<strong>en</strong>ovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a qui<strong>en</strong> contigo y el<br />

mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 9:2-4,6-7<br />

El pueblo que andaba <strong>en</strong> la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían <strong>en</strong><br />

tinieblas. Señor, has traído una gran alegría; muy grande es el gozo. Todos se alegran delante de ti como<br />

<strong>en</strong> tiempo de cosecha, como se alegran los que se repart<strong>en</strong> grandes riquezas. Porque tu has deshecho la<br />

esclavitud que oprimía al pueblo, la opresión que lo afligía, la tiranía a que estaba sometido. Fue como<br />

cuando destruiste a Madián. Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha<br />

concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable <strong>en</strong> sus planes, Dios inv<strong>en</strong>cible,<br />

Padre eterno, Príncipe de la paz. Se s<strong>en</strong>tara <strong>en</strong> el trono de David; ext<strong>en</strong>derá su poder real a todas partes y<br />

la paz no se acabara; su reinado quedara bi<strong>en</strong> establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde<br />

ahora y para siempre. Esto lo hará el ardi<strong>en</strong>te amor del Señor todopoderoso.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 96:1-4,11-12 (Página 619 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2. Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre;*<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria,*<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza;*<br />

mas temible es que todos los dioses;<br />

11. Alégr<strong>en</strong>se los cielos, y gócese la tierra;<br />

tru<strong>en</strong>e la mar y su pl<strong>en</strong>itud;*<br />

regocíjese el campo, y todo lo que <strong>en</strong> el esta.<br />

12. Entonces aclamaran con jubilo todos los arboles del bosque,<br />

delante del Señor cuando llegue,*<br />

cuando llegue a juzgar la tierra.<br />

EPÍSTOLA Tito 2:11-14<br />

Pues Dios nos ha mostrado su bondad, la cual trae la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de<br />

Dios nos <strong>en</strong>seña a dejar la maldad y los deseos mundanos, y a llevar <strong>en</strong> este mundo una vida de bu<strong>en</strong><br />

juicio, rectitud y devoción a Dios, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> espera del feliz cumplimi<strong>en</strong>to de lo que se nos ha<br />

prometido: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. El se <strong>en</strong>trego a la muerte por<br />

Leccionario Dominical, Año B 9


DIA DE NAVIDAD I<br />

nosotros, para salvarnos de toda maldad y limpiarnos completam<strong>en</strong>te, para que seamos suyos, deseosos de<br />

hacer el bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:1-14[15-20]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquel tiempo, el emperador Augusto ord<strong>en</strong>o que se hiciera un c<strong>en</strong>so de todo el mundo. Este<br />

primer c<strong>en</strong>so fue hecho si<strong>en</strong>do Cir<strong>en</strong>io gobernador de Siria. Todos t<strong>en</strong>ían que ir a inscribirse a su propio<br />

pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, <strong>en</strong> Judea,<br />

donde había nacido el rey David, porque José era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David. Fue allá a inscribirse, junto con<br />

María, que estaba comprometida para casarse con el y se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>cinta. Y sucedió que mi<strong>en</strong>tras<br />

estaban <strong>en</strong> Belén, le llego a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo, y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong><br />

pañales y lo acostó <strong>en</strong> el establo, porque no había alojami<strong>en</strong>to para ellos <strong>en</strong> el mesón.<br />

Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche <strong>en</strong> el campo cuidando sus ovejas. De<br />

pronto se les apareció un ángel de Señor, y la gloria del Señor brillo alrededor de ellos; y tuvieron mucho<br />

miedo. Pero el ángel les dijo: "No t<strong>en</strong>gan miedo, porque les traigo una bu<strong>en</strong>a noticia, que será motivo de<br />

gran alegría para todos: Hoy les ha nacido <strong>en</strong> el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.<br />

Como señal, <strong>en</strong>contraran ustedes al niño <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> pañales y acostado <strong>en</strong> un establo." En aquel<br />

mom<strong>en</strong>to aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:<br />

" Gloria a Dios <strong>en</strong> las alturas! Paz <strong>en</strong> la tierra <strong>en</strong>tre los hombres que gozan de su favor!" Cuando los<br />

ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos, pues, a Belén, a ver<br />

esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y <strong>en</strong>contraron a María y a José, y al<br />

niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca<br />

del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto<br />

<strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ia muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a<br />

Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 10


DIA DE NAVIDAD II<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que has hecho resplandecer esta noche santa con la claridad de la Luz verdadera: Concede a<br />

los que hemos conocido el misterio de esa Luz <strong>en</strong> la tierra, que también nos gocemos de él pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te, <strong>en</strong><br />

el cielo; donde vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 62:6-7 10-12<br />

Jerusalén, <strong>en</strong> tus murallas he puesto c<strong>en</strong>tinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: "No se<br />

qued<strong>en</strong> callados los que invocan al Señor, no lo dej<strong>en</strong> descansar hasta que haya reconstruido a Jerusalén y<br />

haya hecho que todo el mundo lo alabe. Salgan, salgan por las puertas, prepar<strong>en</strong> el camino para mi pueblo.<br />

Construyan con cuidado la calzada y límpi<strong>en</strong>la de piedras; levant<strong>en</strong> la señal para llamar a las naciones. El<br />

Señor anuncia esto hasta el extremo de la tierra: "Digan a la ciudad de Sión que ha llegado ya su salvador.<br />

El Señor trae a su pueblo después de haberlo rescatado. A los israelitas los llamarán "El pueblo santo,"<br />

"Los libertados por el Señor," y a Jerusalén, "La ciudad deseada," "La ciudad no abandonada".<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 97:1-4,11-12 (Página 620 L.O.C.)<br />

l. El Señor es Rey; regocíjese la tierra;*<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2. Nubes y oscuridad alrededor de él;*<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

3. Fuego va delante de él,*<br />

y abrasa a sus <strong>en</strong>emigos alrededor.<br />

4. Sus relámpagos alumbran el mundo;*<br />

viéndolo, la tierra se estremece.<br />

11. Brota la luz para el justo,*<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12. Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor,*<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

EPÍSTOLA Tito 3:4-7<br />

Pero cuando Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, nos salvó, no<br />

porque nosotros hubiéramos hecho nada bu<strong>en</strong>o, sino porque tuvo compasión de nosotros. Por medio del<br />

lavami<strong>en</strong>to nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida; y por<br />

medio de nuestro Salvador Jesucristo nos ha dado el Espíritu Santo <strong>en</strong> abundancia, para que, habiéndonos<br />

librado de culpa por su bondad, recibamos la vida eterna que esperamos.<br />

Palabra Del Señor Pueblo: Demos gracias A Dios<br />

Leccionario Dominical, Año B 11


DIA DE NAVIDAD II<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN San Lucas 2:[1-14]15-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Por aquel tiempo, el emperador Augusto ord<strong>en</strong>ó que se hiciera un c<strong>en</strong>so de todo el mundo. Este<br />

primer c<strong>en</strong>so fue hecho si<strong>en</strong>do Cir<strong>en</strong>io gobernador de Siria. Todos t<strong>en</strong>ían que ir a inscribirse a su propio<br />

pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, <strong>en</strong> Judea,<br />

donde había nacido el rey David, porque José era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David. Fue allá a inscribirse, junto con<br />

María, que estaba comprometida para casarse con él y se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>cinta. Y sucedió que mi<strong>en</strong>tras<br />

estaban <strong>en</strong> Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo, y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong><br />

pañales y lo acostó <strong>en</strong> el establo, porque no había alojami<strong>en</strong>to para ellos <strong>en</strong> el mesón.<br />

Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche <strong>en</strong> el campo cuidando sus ovejas. De<br />

pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho<br />

miedo. Pero el ángel les dijo: "No t<strong>en</strong>gan miedo, porque les traigo una bu<strong>en</strong>a noticia, que será motivo de<br />

gran alegría para todos: Hoy les ha nacido <strong>en</strong> el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.<br />

Como señal, <strong>en</strong>contrarán ustedes al niño <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> pañales y acostado <strong>en</strong> un establo."<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y<br />

decían: "¡Gloria a Dios <strong>en</strong> las alturas! ¡Paz <strong>en</strong> la tierra <strong>en</strong>tre los hombres que gozan de su favor!"]<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos,<br />

pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y <strong>en</strong>contraron a<br />

María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les<br />

había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. María<br />

guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y se lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron dando<br />

gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 12


DIA DE NAVIDAD III<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer (este día)<br />

de una virg<strong>en</strong> pura: Concede que, si<strong>en</strong>do nacidos de nuevo y hechos tus hijos por adopción y gracia,<br />

seamos r<strong>en</strong>ovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a qui<strong>en</strong> contigo y el<br />

mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:7-10<br />

¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae bu<strong>en</strong>as noticias, al que trae noticias de paz, al<br />

que anuncia la liberación y dice a Sión: "¡Tu Dios es rey"! ¡Escucha! Tus c<strong>en</strong>tinelas levantan la voz y a<br />

una dan gritos de triunfo, porque v<strong>en</strong> con sus propios ojos como vuelve el Señor a Sión. ¡Estall<strong>en</strong> <strong>en</strong> gritos<br />

de triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha t<strong>en</strong>ido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén!<br />

El Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios<br />

nos ha salvado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98:1-6 (Página 621 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2. Con su diestra, y con su santo brazo,*<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3. El Señor ha dado a conocer su victoria;*<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4. Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel;*<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

5. Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos;*<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6. Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa,*<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 1:1-12<br />

En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por<br />

medio de los profetas. Ahora, <strong>en</strong> estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó<br />

los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imag<strong>en</strong><br />

misma de lo que Dios es y el que sosti<strong>en</strong>e todas las cosas con su palabra poderosa. Después de limpiarnos<br />

de nuestros pecados, se ha s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el cielo, a la derecha del trono de Dios. El Hijo de Dios ha llegado a<br />

ser superior a los ángeles, pues ha recibido <strong>en</strong> her<strong>en</strong>cia un título mucho más importante que el de ellos.<br />

Porque Dios nunca dijo a ningún ángel: "Tú eres mi Hijo; yo te he <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado hoy." Ni dijo tampoco de<br />

ningún ángel; "Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí." Pero <strong>en</strong> otro lugar, al pres<strong>en</strong>tar a su<br />

Hijo primogénito al mundo, dice: "Que todos los ángeles de Dios le ador<strong>en</strong>." Respecto a los ángeles, Dios<br />

dice: "Hace que sus ángeles sean como vi<strong>en</strong>tos, y como llamas de fuego sus servidores." Pero respecto al<br />

Hijo, dice: "Tu reinado, oh Dios, es eterno, y es un reinado de justicia. Has amado lo bu<strong>en</strong>o y odiado lo<br />

malo; por eso te ha escogido Dios, tu Dios, y te ha colmado de alegría más que a tus compañeros."<br />

Leccionario Dominical, Año B 13


DIA DE NAVIDAD III<br />

También dice: "Tú, oh Señor, afirmaste la tierra desde el principio; tú mismo hiciste el cielo. Todo<br />

ello dejará de existir, pero tú permaneces para siempre. Todo ello se gastará como la ropa; ¡lo doblarás<br />

como se dobla un vestido, lo cambiarás como qui<strong>en</strong> se cambia de ropa! Pero tú eres el mismo; tu vida no<br />

terminará.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:1-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba<br />

<strong>en</strong> el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.<br />

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla <strong>en</strong> las tinieblas, y las tinieblas no<br />

han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera<br />

testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a<br />

dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad v<strong>en</strong>ía a este mundo.<br />

Aquel que es la Palabra estaba <strong>en</strong> el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que<br />

son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a qui<strong>en</strong>es<br />

lo recibieron y creyeron <strong>en</strong> él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios,<br />

no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado. Aquel que es la Palabra<br />

se hizo hombre y vivió <strong>en</strong>tre nosotros, ll<strong>en</strong>o de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como<br />

Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él, dici<strong>en</strong>do: "Este es aquel a qui<strong>en</strong> yo me refería<br />

cuando dije que el que vi<strong>en</strong>e después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 14


LA ESTACION DE NAVIDAD Primer Domingo después del Día de Navidad<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has derramado sobre nosotros la nueva luz de tu Verbo <strong>en</strong>carnado: Concede<br />

que esta luz, que arde <strong>en</strong> nuestro corazón, resplandezca <strong>en</strong> nuestra vida; mediante nuestro Señor Jesucristo,<br />

que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 61:10-62:3<br />

¡Cómo me alegro <strong>en</strong> el Señor! Me ll<strong>en</strong>o de gozo <strong>en</strong> mi Dios, porque me ha brindado su salvación,<br />

¡me ha cubierto de victoria! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus<br />

joyas. Porque así como nac<strong>en</strong> las plantas de la tierra y brotan los retoños <strong>en</strong> un jardín, así hará el Señor<br />

que brote su victoria y que todas las naciones <strong>en</strong>ton<strong>en</strong> cantos de alabanza.<br />

Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré hasta que tu<br />

victoria brille como el amanecer y tu salvación como una antorcha <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida. Las naciones verán tu<br />

salvación, todos los reyes verán tu gloria. Entonces t<strong>en</strong>drás un nombre nuevo que el Señor mismo te dará.<br />

Tú serás una hermosa corona real <strong>en</strong> la mano del Señor tu Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 147:13-21 (Página 695 L.O.C.)<br />

13. Glorifica al Señor, oh Jerusalén;*<br />

alaba a tu Dios, oh Sión;<br />

14. Porque ha fortalecido los cerrojos de tus puertas;*<br />

ha b<strong>en</strong>decido a tus hijos d<strong>en</strong>tro de ti.<br />

15. Ha establecido la paz <strong>en</strong> tus fronteras;*<br />

te sacia con lo mejor del trigo.<br />

16. Él <strong>en</strong>vía su decreto a la tierra,*<br />

y su palabra corre veloz.<br />

17. Despliega la nieve como lana;*<br />

derrama la escarcha como c<strong>en</strong>iza.<br />

18. Esparce su granizo como migajas;*<br />

ante su frío, ¿quién resistirá?<br />

19. Envía su palabra, y se derrit<strong>en</strong>;*<br />

sopla su vi<strong>en</strong>to, y corr<strong>en</strong> las aguas.<br />

20. Declara su palabra a Jacob,*<br />

sus estatutos y sus juicios a Israel.<br />

21. No ha tratado así a ninguna otra nación,*<br />

ni les ha dado a conocer sus mandatos.<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA Gálatas 3:23-25; 4:4-7<br />

Antes de v<strong>en</strong>ir la fe, la ley nos t<strong>en</strong>ía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley, como<br />

el esclavo que conduce a los niños, nos condujo a Cristo, para que al creer <strong>en</strong> él pudiéramos ser hechos<br />

libres de culpa. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley. Pero<br />

cuando se cumplió el tiempo, Dios <strong>en</strong>vió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés,<br />

para dar libertad a los que estábamos bajo esa ley, para que Dios nos recibiera como a hijos. Y para<br />

mostrar que ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu<br />

Leccionario Dominical, Año B 15


LA ESTACION DE NAVIDAD Primer Domingo después del Día de Navidad<br />

clama: "¡Padre mío!" Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de<br />

Dios que seas también su heredero.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:1-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba<br />

<strong>en</strong> el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo toda las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.<br />

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla <strong>en</strong> las tinieblas, y las tinieblas no<br />

han podido apagarla.<br />

Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera testimonio de la luz<br />

y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a dar testimonio de la<br />

luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad v<strong>en</strong>ía a este mundo.<br />

Aquel que es la Palabra estaba <strong>en</strong> el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que<br />

son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a qui<strong>en</strong>es<br />

lo recibieron y creyeron <strong>en</strong> él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios,<br />

no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado. Aquel que es la Palabra<br />

se hizo hombre y vivió <strong>en</strong>tre nosotros, ll<strong>en</strong>o de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como<br />

Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él, dici<strong>en</strong>do: "Este es aquel a qui<strong>en</strong> yo me refería<br />

cuando dije que el que vi<strong>en</strong>e después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo." De sus<br />

grandes riquezas, todos hemos recibido b<strong>en</strong>dición tras b<strong>en</strong>dición. La ley fue dada por medio de Moisés; el<br />

amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo<br />

único, que es Dios y que vive <strong>en</strong> íntima comunión con el padre, es qui<strong>en</strong> nos lo ha dado a conocer.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 16


EL SANTO NOMBRE DE JESÚS Enero 1<br />

COLECTA<br />

Padre eterno, tú diste a tu Hijo <strong>en</strong>carnado el santo nombre de Jesús para ser el signo de nuestra<br />

salvación: Te suplicamos que siembres <strong>en</strong> cada corazón el amor de qui<strong>en</strong> es el Salvador del mundo,<br />

nuestro Señor Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 34:1-8<br />

El Señor le dijo a Moisés: -Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, para que yo<br />

escriba <strong>en</strong> ellas las mismas palabras que estaban escritas <strong>en</strong> las primeras tablas, las que hiciste pedazos.<br />

Prepárate también para subir al monte Sinaí mañana por la mañana, y preséntate ante mí <strong>en</strong> la parte más<br />

alta del monte. Nadie debe subir contigo, ni se debe ver a nadie por todo el monte; tampoco debe haber<br />

ovejas o vacas pastando fr<strong>en</strong>te al monte.<br />

Moisés cortó dos tablas de piedra iguales a las primeras. Al día sigui<strong>en</strong>te, muy temprano, tomó las<br />

dos tablas de piedra y subió al monte Sinaí, tal como el Señor se lo había ord<strong>en</strong>ado. Entonces el Señor bajó<br />

<strong>en</strong> una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre. Pasó delante de Moisés, dici<strong>en</strong>do <strong>en</strong><br />

voz alta: -¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y grande <strong>en</strong> amor y verdad! Por mil<br />

g<strong>en</strong>eraciones se manti<strong>en</strong>e fiel <strong>en</strong> su amor y perdona la maldad, la rebeldía y el pecado; pero no deja sin<br />

castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres <strong>en</strong> los hijos y <strong>en</strong> los nietos, <strong>en</strong> los bisnietos y<br />

<strong>en</strong> los tataranietos. Rápidam<strong>en</strong>te Moisés se inclinó hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, y adoró al Señor<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Señor! ¡Señor! Si <strong>en</strong> verdad me he ganado tu favor, acompáñanos. Esta g<strong>en</strong>te es realm<strong>en</strong>te muy<br />

terca, pero perdónanos nuestros pecados y maldad, y acéptanos como tu pueblo.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 8 (Página 491 L.O.C.)<br />

l. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

2. Alabado es tu gloria sobre los cielos,*<br />

por la boca de los niños y de los que maman.<br />

3. Has fundado la fortaleza, a causa de tus <strong>en</strong>emigos,*<br />

para hacer callar al <strong>en</strong>emigo y al v<strong>en</strong>gador.<br />

4. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,*<br />

la luna y las estrellas que tú formaste,<br />

5. Digo: "¿Qué es el hombre, para que t<strong>en</strong>gas de él memoria,*<br />

el hijo del hombre, que lo ampares?<br />

6. Le has hecho poco m<strong>en</strong>or que los ángeles,*<br />

y lo coronaste de gloria y honra.<br />

7. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;*<br />

todo lo pusiste debajo de sus pies.<br />

8. Ovejas y bueyes, todo ello,*<br />

y asimismo las bestias del campo;<br />

9. Las aves de los cielos y los peces del mar,*<br />

todo cuanto pasa por los s<strong>en</strong>deros del mar.<br />

l0. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

Leccionario Dominical, Año B 17


EL SANTO NOMBRE DE JESÚS Enero 1<br />

EPÍSTOLA Romanos 1:1-7<br />

Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, escribo esta carta. Dios me llamó y me apartó para ser apóstol suyo,<br />

para anunciar su m<strong>en</strong>saje de salvación. Por medio de sus profetas, Dios ya había comunicado este m<strong>en</strong>saje<br />

<strong>en</strong> las santas Escrituras. Es el m<strong>en</strong>saje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que como hombre<br />

fue desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David, pero como espíritu santificador y por el hecho de haber resucitado, fue<br />

declarado Hijo de Dios y se le dieron pl<strong>en</strong>os poderes.<br />

Por medio de Jesucristo, Dios me ha concedido el privilegio de ser su apóstol, y de anunciar su<br />

nombre, para que <strong>en</strong> todas las naciones haya qui<strong>en</strong>es crean <strong>en</strong> él y le obedezcan. Entre ellos están también<br />

ustedes, que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar parte de su<br />

pueblo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ustedes.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:15-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos,<br />

pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y <strong>en</strong>contraron<br />

a María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel<br />

les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores.<br />

María guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron<br />

dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había<br />

dicho.<br />

A los ocho días circuncidaron al niño, y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel<br />

le había dicho a María antes que ella estuviera <strong>en</strong>cinta.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 18


LA ESTACION DE NAVIDAD Segundo Domingo después de Navidad<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que maravillosam<strong>en</strong>te creaste y aún más maravillosam<strong>en</strong>te restauraste la dignidad de la<br />

naturaleza humana: Concede que compartamos la vida divina de qui<strong>en</strong> se humilló para compartir nuestra<br />

humanidad, tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 31:7-14<br />

El Señor dice: "Cant<strong>en</strong> de gozo y alegría por el pueblo de Jacob, la principal <strong>en</strong>tre todas las naciones.<br />

Hagan oír sus alabanzas y digan: 'El Señor salvó a su pueblo, lo que quedaba de Israel.' Voy a hacerlos<br />

volver del país del norte, y a reunirlos del último rincón del mundo. Con ellos v<strong>en</strong>drán los ciegos y los<br />

cojos, las mujeres embarazadas y las que ya dieron luz; ¡volverá una <strong>en</strong>orme multitud! V<strong>en</strong>drán orando y<br />

llorando. Yo los llevaré a corri<strong>en</strong>tes de agua, por un camino llano, donde no tropiec<strong>en</strong>. Pues soy el padre<br />

de Israel, y Efraín es mi hijo mayor.<br />

"Naciones, escuch<strong>en</strong> la palabra del Señor y anunci<strong>en</strong> <strong>en</strong> las costas lejanas: 'El Señor dispersó a<br />

Israel, pero lo reunirá y lo cuidará como cuida el pastor a sus ovejas.' Porque el Señor rescató al pueblo de<br />

Jacob, lo libró de una nación más poderosa. "V<strong>en</strong>drán y cantarán de alegría <strong>en</strong> lo alto de Sión, se deleitarán<br />

con los b<strong>en</strong>eficios del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y las reses. Serán como una huerta bi<strong>en</strong><br />

regada, y no volverán a perder las fuerzas. Las muchachas bailarán alegrem<strong>en</strong>te, lo mismo que los jóv<strong>en</strong>es<br />

y los viejos. Yo les daré consuelo: convertiré su llanto <strong>en</strong> alegría, y les daré una alegría mayor que su<br />

dolor. Haré que los sacerdotes coman los mejores alim<strong>en</strong>tos y que mi pueblo disfrute <strong>en</strong> abundancia de mis<br />

bi<strong>en</strong>es. Yo, el Señor, lo afirmo."<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-8 (Página 602 L.O.C.)<br />

l. 'Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos'*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza,*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

7. Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración;*<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8. Mira, oh Dios, a nuestro Escudo;*<br />

pon lo ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

Leccionario Dominical, Año B 19


LA ESTACION DE NAVIDAD Segundo Domingo después de Navidad<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:3-6, 15-19a<br />

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues <strong>en</strong> nuestra unión con Cristo nos ha<br />

b<strong>en</strong>decido <strong>en</strong> los cielos con toda clase de b<strong>en</strong>diciones espirituales. Dios nos escogió <strong>en</strong> Cristo desde antes<br />

de la creación del mundo, para estar <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, consagrados a él y sin culpa. Por su amor nos había<br />

destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a lo que se había propuesto<br />

<strong>en</strong> su voluntad. Por esta causa alabamos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos b<strong>en</strong>dijo<br />

mediante su amado Hijo.<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande<br />

y sin límites es su poder, el cual actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:41-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando Jesús<br />

cumplió doce años, fueron allá todos ellos, como era costumbre <strong>en</strong> esa fiesta. Pero pasados aquellos días,<br />

cuando volvían a casa, el niño Jesús se quedó <strong>en</strong> Jerusalén, sin que sus padres se dieran cu<strong>en</strong>ta. P<strong>en</strong>sando<br />

que Jesús iba <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te, hicieron un día de camino; pero luego, al buscarlo <strong>en</strong>tre los pari<strong>en</strong>tes y<br />

conocidos, no lo <strong>en</strong>contraron. Así que regresaron a Jerusalén para buscarlo allí. Al cabo de tres días lo<br />

<strong>en</strong>contraron <strong>en</strong> el templo, s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong>tre los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y<br />

todos los que le oían se admiraban de su intelig<strong>en</strong>cia y de sus respuestas. Cuando sus padres le vieron, se<br />

sorpr<strong>en</strong>dieron; y su madre le dijo: -Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado<br />

buscando ll<strong>en</strong>os de angustia. Jesús les contestó:<br />

-¿Por qué me buscaban? ¿No sab<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go que estar <strong>en</strong> la casa de mi Padre? Pero ellos no<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron lo que les decía. Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndoles <strong>en</strong> todo. Su<br />

madre guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón. Y Jesús seguía creci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cuerpo y m<strong>en</strong>te, y gozaba del favor<br />

de Dios y de los hombres.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 20


LA ESTACION DE LA EPIFANIA La Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la guía de una estrella manifestaste tu único Hijo a los pueblos de la tierra: Guía a<br />

tu pres<strong>en</strong>cia a los que ahora te conocemos por fe, para que veamos tu gloria cara a cara; mediante<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 60:1-6, 9<br />

Levántate, Jerusalén, <strong>en</strong>vuelta <strong>en</strong> resplandor, porque ha legado tu luz y la gloria del Señor brilla<br />

sobre ti. La oscuridad cubre la tierra, la noche <strong>en</strong>vuelve a las naciones, pero el Señor brillará sobre ti y<br />

sobre ti aparecerá su gloria. Las naciones v<strong>en</strong>drán hacia tu luz, los reyes v<strong>en</strong>drán hacia el resplandor de tu<br />

amanecer. Levanta los ojos, y mira a tu alrededor: todos se reún<strong>en</strong> y vi<strong>en</strong><strong>en</strong> hacia ti. Tus hijos v<strong>en</strong>drán<br />

desde lejos; tus hijas serán traídas <strong>en</strong> brazos. Tú, al verlos, estarás radiante de alegría, tu corazón se ll<strong>en</strong>ará<br />

de gozo; te traerán los tesoros de los países del mar, te <strong>en</strong>tregarán las riquezas de las naciones. Te verás<br />

cubierta de caravanas de camellos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Madián y de Efa; v<strong>en</strong>drán todos los de Sabá, cargados de<br />

oro y de inci<strong>en</strong>so, y proclamarán las acciones gloriosas del Señor. Son barcos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> juntos, con las<br />

naves de Tarsis a la cabeza, tray<strong>en</strong>do de lejos a tus hijos, con su oro y su plata, <strong>en</strong> honor de tu Señor, el<br />

Dios Santo de Israel, qui<strong>en</strong> te hizo gloriosa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 72:1-2, 10-17 (Página 581 L.O.C.)<br />

1. Oh Dios, da tu juicio al Rey,*<br />

y tu justicia al Hijo del Rey;<br />

2. Para que rija a tu pueblo con justicia,*<br />

y a tus pobres con juicio;<br />

10. Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributos,*<br />

y los reyes de Sabá y de Arabia le ofrecerán dones.<br />

11. Todos los reyes se postrarán delante de él,*<br />

y todas las naciones le servirán;<br />

12. Porque él librará al pobre que clamare,*<br />

y al oprimido que no tuviere qui<strong>en</strong> le socorra.<br />

13. T<strong>en</strong>drá compasión de los humildes y de los m<strong>en</strong>esterosos;*<br />

salvará la vida de los necesitados.<br />

14. De opresión y viol<strong>en</strong>cia redimirá sus vidas,*<br />

y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.<br />

15. ¡Viva el Rey! Que le traigan el oro de Sabá;*<br />

que se ore por él continuam<strong>en</strong>te, y lo b<strong>en</strong>digan todo el día.<br />

16. Que haya abundancia de grano <strong>en</strong> la tierra,<br />

y sobrepase las cumbres de los montes:*<br />

florezca su fruto como el Líbano,<br />

y su grano como la hierba de la tierra.<br />

17. Permanezca su Nombre para siempre,<br />

y sea perpetuado mi<strong>en</strong>tras dure el sol;*<br />

<strong>en</strong> él sean b<strong>en</strong>ditas todas las naciones, y lo proclam<strong>en</strong><br />

bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado.<br />

Leccionario Dominical, Año B 21


LA ESTACION DE LA EPIFANIA La Epifanía<br />

EPÍSTOLA Efesios 3:1-12<br />

Por esta razón yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bi<strong>en</strong> de ustedes, los que no son<br />

judíos. Pues ya deb<strong>en</strong> de saber que Dios, <strong>en</strong> su bondad, me ha <strong>en</strong>cargado esta tarea <strong>en</strong> favor de ustedes.<br />

Dios mostró su plan secreto, y me lo hizo saber, como ya les escribí brevem<strong>en</strong>te. Al leerlo, pued<strong>en</strong> darse<br />

cu<strong>en</strong>ta de que conozco el secreto de Cristo, un secreto que no se dio a conocer a nadie <strong>en</strong> otros tiempos,<br />

pero que ahora Dios ha mostrado a sus santos apóstoles y profetas por medio de su Espíritu. El secreto es<br />

éste: que por medio del m<strong>en</strong>saje de salvación, los no judíos recibirán la misma her<strong>en</strong>cia que los judíos,<br />

pues son miembros del mismo cuerpo y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> parte <strong>en</strong> la misma promesa que Dios hizo <strong>en</strong> Cristo Jesús.<br />

Yo, sin merecerlo, he sido puesto al servicio de este m<strong>en</strong>saje, por la acción poderosa de Dios. Yo soy<br />

m<strong>en</strong>os que el más pequeño de todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios; pero él me ha concedido este<br />

privilegio de anunciar a los no judíos la bu<strong>en</strong>a noticia de las incontables riquezas de Cristo. Y me ha<br />

<strong>en</strong>cargado hacerles ver a todos cual es el plan que desde siempre era un secreto de Dios, creador de todas<br />

las cosas. Sucedió así para que ahora, por medio de la iglesia, todos los poderes y autoridades <strong>en</strong> el cielo<br />

llegu<strong>en</strong> a conocer la sabiduría de Dios <strong>en</strong> todas sus formas. Dios hizo esto de acuerdo con el propósito<br />

eterno que llevó a cabo <strong>en</strong> nuestro Señor Jesucristo. Y <strong>en</strong> Cristo t<strong>en</strong>emos libertad para acercarnos a Dios,<br />

con la confianza que nos da nuestra fe <strong>en</strong> él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 2:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús nació <strong>en</strong> Belén, un pueblo de la región de Judea, <strong>en</strong> el tiempo <strong>en</strong> que Herodes era rey del país.<br />

Llegaron por <strong>en</strong>tonces a Jerusalén unos sabios del Ori<strong>en</strong>te que se dedicaban al estudio de las estrellas, y<br />

preguntaron: -¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos v<strong>en</strong>ido<br />

a adorarlo.<br />

El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de Jerusalén.<br />

Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde<br />

había de nacer el Mesías. Ellos le dijeron: -En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta:<br />

En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña <strong>en</strong>tre las principales ciudades de<br />

esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes llamó <strong>en</strong><br />

secreto a los sabios, y se informó por ellos del tiempo exacto <strong>en</strong> que había aparecido la estrella. Luego los<br />

mandó a Belén, y les dijo: -Vayan allá, y averigü<strong>en</strong> todo lo que puedan acerca de ese niño; y cuando lo<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>, avís<strong>en</strong>me, para que yo también vaya a adorarlo.<br />

Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante<br />

de ellos hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando los sabios vieron la<br />

estrella, se alegraron mucho. Luego <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la casa, y vieron al niño con María, su madre; y<br />

arrodillándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, inci<strong>en</strong>so y mirra. Después, advertidos<br />

<strong>en</strong> sueños de que no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 22


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Primer Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Padre celestial, que <strong>en</strong> el bautismo de Jesús <strong>en</strong> el Río Jordán, le proclamaste tu Hijo amado y le<br />

ungiste con el Espíritu Santo: Concede que todos los que son bautizados <strong>en</strong> su Nombre, guard<strong>en</strong> el pacto<br />

que han hecho, y valerosam<strong>en</strong>te le confies<strong>en</strong> como Señor y Salvador; qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo<br />

vive y reina, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:1-9<br />

"Aquí está mi siervo, a qui<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>go, mi elegido, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> me deleito. He puesto <strong>en</strong> él mi espíritu<br />

para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz <strong>en</strong> las<br />

calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilm<strong>en</strong>te. Verdaderam<strong>en</strong>te<br />

traerá la justicia. No descansarán ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia <strong>en</strong> la tierra. Los<br />

países del mar estarán at<strong>en</strong>tos a sus <strong>en</strong>señanzas."<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni<br />

que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 89:20-29 (Página 609 L.O.C.)<br />

20. Hallé a David mi siervo;*<br />

lo ungí con mi óleo sagrado.<br />

21. Mi mano estará siempre con él:*<br />

mi brazo también lo fortalecerá.<br />

22. No lo <strong>en</strong>gañará ningún <strong>en</strong>emigo,*<br />

ni cualquier malvado lo humillará.<br />

23. Aplastaré delante de él a sus <strong>en</strong>emigos,*<br />

y heriré a los que le aborrec<strong>en</strong>.<br />

24. Mi amor y fidelidad lo acompañarán,*<br />

y por mi Nombre será victorioso.<br />

25. Pondré su izquierda sobre el mar,*<br />

y su diestra sobre el río.<br />

26. Él me invocará: Tú eres mi Padre,*<br />

mi Dios, y la roca de mis salvación.<br />

27. Yo le pondré por primogénito,*<br />

el más excelso de los reyes de la tierra.<br />

28. Sost<strong>en</strong>dré mi amor por él para .<br />

y mi pacto continuará firme con él.<br />

29. Afirmaré su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para siempre,*<br />

y su trono como los días de los cielos."<br />

Leccionario Dominical, Año B 23


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Primer Domingo después de la Epifanía<br />

EPÍSTOLA Hechos 10:34-38<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: -Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:7-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"En su proclamación decía: "Después de mí vi<strong>en</strong>e uno más poderoso que yo, que ni siquiera<br />

merezco agacharme para dasatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua; pero<br />

él los bautizará con el Espíritu Santo."<br />

Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, que está <strong>en</strong> la región de Galilea, y Juan lo bautizó <strong>en</strong> el<br />

Jordán. En el mom<strong>en</strong>to de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él<br />

como una paloma. Y se oyó una voz del cielo, que decía: "Tú eres mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 24


LA ESTACION DE EPIFANÍA Segundo Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo es la luz del mundo: Concede que tu<br />

pueblo, iluminado por tu Palabra y Sacram<strong>en</strong>tos, brille con el resplandor de la gloria de Cristo, para que<br />

sea conocido, adorado y obedecido hasta los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Samuel 3:1-10(11-20)<br />

El jov<strong>en</strong> Samuel seguía sirvi<strong>en</strong>do al Señor bajo las órd<strong>en</strong>es de Elí. En aquella época era muy raro<br />

que el Señor comunicara a algui<strong>en</strong> un m<strong>en</strong>saje; no era frecu<strong>en</strong>te que algui<strong>en</strong> tuviera una visión. Pero un día<br />

Elí, que había com<strong>en</strong>zado a quedarse ciego y no podía ver bi<strong>en</strong>, estaba durmi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> su habitación.<br />

Samuel estaba acostado <strong>en</strong> el templo del Señor, donde se <strong>en</strong>contraba el cofre de Dios. La lámpara del<br />

santuario seguía <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida. Entonces el Señor lo llamó: -¡Samuel!<br />

-¡Aquí estoy! -contestó él. Luego corrió adonde estaba Elí, y le dijo: -Aquí me ti<strong>en</strong>e usted; ¿para qué<br />

me quería? -Yo no te he llamado -contestó Elí-. Vuelve a acostarte. Entonces Samuel fue y se acostó.<br />

Pero el Señor llamó otra vez: -¡Samuel! Y Samuel se levantó y fue junto a Elí, dici<strong>en</strong>do: -Aquí me ti<strong>en</strong>e<br />

usted; ¿para qué me quería? -Yo no te he llamado, hijo mío -respondió Elí-. Vuelve a acostarte. Samuel no<br />

conocía al Señor todavía, pues él aún no le había manifestado nada. Pero por tercera vez llamó el Señor a<br />

Samuel, y éste se levantó y fue a decirle a Elí: -Aquí me ti<strong>en</strong>e usted; ¿para qué me quería? Elí<br />

compr<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tonces que era el Señor qui<strong>en</strong> llamaba al jov<strong>en</strong>, dijo a éste:<br />

-Ve a acostarte; y si el Señor te llama, respóndele: Habla, que tu siervo escucha. Entonces Samuel se<br />

fue y se acostó <strong>en</strong> su sitio. Después llegó el Señor, se detuvo y lo llamó igual que antes: -¡Samuel!<br />

¡Samuel! -Habla, que tu siervo escucha -contestó Samuel. Y el Señor le dijo: -Voy a hacer algo <strong>en</strong> Israel<br />

que hasta los oídos le dolerán a todo el que lo oiga. Ese día, sin falta, cumpliré a Elí todo lo que le he dicho<br />

respecto a su familia. Le he anunciado que voy a castigar a los suyos para siempre, por la maldad que él ya<br />

sabe; pues sus hijos me han maldecido y él no los ha repr<strong>en</strong>dido. Por tanto, he jurado contra la familia de<br />

Elí que su maldad no se borrará jamás, ni con sacrificios ni con ofr<strong>en</strong>das.<br />

Después de esto, Samuel se acostó hasta la mañana sigui<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong>tonces abrió las puertas del templo<br />

del Señor. Samuel t<strong>en</strong>ía miedo de contarle a Elí la visión que había t<strong>en</strong>ido, pero Elí lo llamó y le dijo: -<br />

Samuel, ¡hijo mío! - Aquí estoy -respondió él. Y Elí le preguntó: -¿Qué es lo que te ha dicho el Señor? Te<br />

ruego que no me ocultes nada. ¡Que Dios te castigue duram<strong>en</strong>te si me ocultas algo de todo lo que él te ha<br />

dicho! Samuel le declaró todo el asunto, sin ocultarle nada, y Elí exclamó: -¡El es el Señor! ¡Hágase lo que<br />

a él le parezca mejor! Samuel creció, y el Señor lo ayudó y no dejó de cumplir ninguna de sus promesas. Y<br />

todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, reconoció que Samuel era un verdadero profeta del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 63:1-8 (Página 566 L.O.C.)<br />

1. Oh Dios, tú eres mi Dios; ardi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te te busco;*<br />

mi alma ti<strong>en</strong>e sed de ti, mi carne te anhela, como<br />

tierra seca y árida donde no hay agua.<br />

2. ¡Oh, que pudiera yo contemplarte <strong>en</strong> tu santuario!*<br />

¡Que pudiera ver tu poder y tu gloria!<br />

3. Porque mejor es tu gracia que la vida;*<br />

te alabarán mis labios.<br />

4. Te b<strong>en</strong>deciré mi<strong>en</strong>tras viva;*<br />

<strong>en</strong> tu Nombre alzaré mis manos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 25


LA ESTACION DE EPIFANÍA Segundo Domingo después de la Epifanía<br />

5. Mi alma será saciada como de meollo y grosura,*<br />

y con labios de júbilo te alabará mi boca,<br />

6. Cuando me acuerde de ti <strong>en</strong> mi lecho,*<br />

cuando medite <strong>en</strong> ti <strong>en</strong> las vigilias de la noche;<br />

7. Porque tú has sido mi socorro;*<br />

y a la sombra de tus alas me regocijaré.<br />

8. Mi alma está apegada a ti;*<br />

tu diestra me sosti<strong>en</strong>e.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 6:11b-20<br />

Ya han sido librados de culpa <strong>en</strong> el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Se<br />

dice: "Yo soy libre de hacer lo que quiera." Es cierto, pero no todo convi<strong>en</strong>e. Sí, yo soy libre de hacer lo<br />

que quiera, pero no debo dejar que nada me domine. También se dice: "La comida es para el estómago, y<br />

el estómago para la comida." Es cierto, pero Dios va a terminar con las dos cosas. En cambio, no es verdad<br />

que el cuerpo sea para la inmoralidad sexual; el cuerpo es para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y así<br />

como Dios resucitó al Señor, también nos va a resucitar a nosotros por su poder.<br />

¿Acaso no sab<strong>en</strong> ustedes que su cuerpo es parte del cuerpo de Cristo? ¿Y habré de tomar yo esa<br />

parte del cuerpo de Cristo y hacerla parte del cuerpo de una prostituta? ¡Claro que no! ¿No sab<strong>en</strong> ustedes<br />

que cuando un hombre se une con una prostituta, se hac<strong>en</strong> los dos un solo cuerpo? Pues la Escritura dice:<br />

"Los dos serán como una sola persona." Pero cuando algui<strong>en</strong> se une al Señor, se hace espiritualm<strong>en</strong>te uno<br />

con él.<br />

Huyan, pues, de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que una persona comete, no afecta a<br />

su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales, peca contra su propio cuerpo. No sab<strong>en</strong> ustedes que<br />

su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y ¿que el Espíritu Santo vive <strong>en</strong> ustedes?<br />

Ustedes no son sus propios dueños, porque Dios los ha comprado por un precio. Por eso deb<strong>en</strong> honrar a<br />

Dios <strong>en</strong> el cuerpo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:43-51<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Felipe, y le dijo: -Sígueme. Este<br />

Felipe era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andrés y Pedro. Felipe fue a buscar a Natanael, y<br />

le dijo:<br />

-Hemos <strong>en</strong>contrado a aquel de qui<strong>en</strong> escribió Moisés <strong>en</strong> los libros de la ley, y de qui<strong>en</strong> también<br />

escribieron los profetas. Es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret. Dijo Natanael: -¿Acaso puede salir algo<br />

bu<strong>en</strong>o de Nazaret? Felipe le contestó: -V<strong>en</strong> y compruébalo. Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo: -<br />

Aquí vi<strong>en</strong>e un verdadero israelita, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no hay <strong>en</strong>gaño. Natanael le preguntó: -¿Cómo es que me<br />

conoces? Jesús le respondió: -Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera. Natanael<br />

le dijo: -Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel! Jesús le contestó: -¿Me crees solam<strong>en</strong>te<br />

porque te he dicho que te vi bajo la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que éstas. También dijo<br />

Jesús: -Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo<br />

del hombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 26


LA ESTACION DE EPIFANIA Tercer Domingo después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Danos gracia, Señor, para responder prestam<strong>en</strong>te al llamami<strong>en</strong>to de nuestro Salvador Jesucristo y<br />

proclamar las Bu<strong>en</strong>as Nuevas de su salvación a todos los pueblos; para que nosotros, y todo el mundo,<br />

percibamos la gloria de sus obras maravillosas; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 3:21-4:2<br />

"Se oy<strong>en</strong> voces <strong>en</strong> las lomas desiertas; ¡son los israelitas, que lloran y pid<strong>en</strong> compasión! Se desviaron<br />

del camino recto y se olvidaron de mí, el Señor su Dios. Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, y yo los curaré de<br />

su rebeldía." "Aquí estamos, acudimos a ti, porque tú eres el Señor nuestro Dios. De nada nos sirve ir a las<br />

colinas o gritar sobre los montes; solo <strong>en</strong> el Señor nuestro Dios <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra Israel su salvación. La<br />

vergonzosa idolatría nos ha hecho perder lo que nuestros padres consiguieron desde que éramos niños:<br />

ovejas y ganado, hijos e hijas. Humillémonos, pues, avergonzados, cubiertos de deshonra, pues desde<br />

niños y hasta ahora, nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra el Señor nuestro Dios y no le<br />

hemos obedecido."<br />

El Señor afirma: "Si te quieres volver, Israel, es a mí a qui<strong>en</strong> debes volverte. Si alejas tus ídolos<br />

odiosos y no te apartas de mí, <strong>en</strong>tonces podrás jurar por mi nombre con verdad, justicia y rectitud. Mi<br />

nombre será para las naciones motivo de b<strong>en</strong>dición y alabanza."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 130 (Página 675 L.O.C.)<br />

1. De lo profundo, oh Señor, a ti clamo;<br />

Señor, escucha mi voz;*<br />

estén at<strong>en</strong>tos tus oídos a la voz de mi súplica.<br />

2. Si tú, oh Señor, notares los delitos,*<br />

¿quién, oh Señor, podrá mant<strong>en</strong>erse?<br />

3. Más <strong>en</strong> ti hay perdón,*<br />

por tanto serás v<strong>en</strong>erado.<br />

4. Aguardo al Señor; le aguarda mi alma;*<br />

<strong>en</strong> su palabra está mi esperanza.<br />

5. Mi alma aguarda al Señor,<br />

más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora,*<br />

más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora.<br />

6. Oh Israel, aguarda al Señor,*<br />

porque <strong>en</strong> el Señor hay misericordia;<br />

7. Con él hay abundante red<strong>en</strong>ción,*<br />

y él redimirá a Israel de todos sus pecados.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 7:17-23<br />

Como quiera que sea, cada uno debe vivir según los dones que el Señor le ha dado, y tal como era<br />

cuando Dios lo llamó. Esta es la norma que doy a todas las iglesias. Si Dios llama a alguno que ha sido<br />

circuncidado, no trate de disimular su circuncisión; y si llama a uno que no ha sido circuncidado, no debe<br />

circuncidarse. Porque lo que importa no es estar o no estar circuncidado, sino obedecer los mandatos de<br />

Dios. Cada uno debe quedarse <strong>en</strong> la condición <strong>en</strong> que estaba cuando Dios lo llamó. Si cuando fuiste<br />

Leccionario Dominical, Año B 27


LA ESTACION DE EPIFANIA Tercer Domingo después de la Epifanía<br />

llamado eras esclavo, no te preocupes; aunque si ti<strong>en</strong>es oportunidad de conseguir tu libertad, debes<br />

aprovecharla. Pues el que era esclavo cuando fue llamado a creer <strong>en</strong> el Señor, ahora es un hombre libre al<br />

servicio del Señor; y, de la misma manera, el que era hombre libre cuando fue llamado, ahora es esclavo de<br />

Cristo. Dios los ha comprado a ustedes a gran precio; no permitan que otros hombres los hagan esclavos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:14-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después que metieron a Juan <strong>en</strong> la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las bu<strong>en</strong>as noticias de parte<br />

de Dios. Decía: "Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acept<strong>en</strong> con fe<br />

sus bu<strong>en</strong>as noticias." Jesús iba caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su<br />

hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Les dijo Jesús: - Síganme, y yo haré<br />

que ustedes sean pescadores de hombres. Al mom<strong>en</strong>to dejaron sus redes y se fueron con él. Un poco más<br />

adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban <strong>en</strong> una barca arreglando<br />

las redes. En seguida los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo <strong>en</strong> la barca con sus ayudantes, y se<br />

fueron con Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 28


LA PRESENTACION Febrero 2<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, humildem<strong>en</strong>te te rogamos que, así como tu Hijo unigénito fue<br />

pres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el templo <strong>en</strong> este día, así seamos pres<strong>en</strong>tados ante ti con corazones puros y limpios, por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Malaquías 3:1-4<br />

El Señor todopoderoso dice: "Voy a <strong>en</strong>viar mi m<strong>en</strong>sajero para que me prepare el camino. El Señor a<br />

qui<strong>en</strong> ustedes están buscando, va a <strong>en</strong>trar de pronto <strong>en</strong> su templo. ¡Ya llega el m<strong>en</strong>sajero del pacto que<br />

ustedes desean!"<br />

Pero ¿quién podrá resistir el día de su v<strong>en</strong>ida? ¿Quién podrá <strong>en</strong>tonces permanecer <strong>en</strong> pie? Pues<br />

llegará como un fuego, para purificarnos; será como un jabón que quitará nuestras manchas. El Señor se<br />

s<strong>en</strong>tará a purificar a los sacerdotes, los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Levi, como qui<strong>en</strong> purifica la plata y el oro <strong>en</strong> el<br />

fuego. Después ellos podrán pres<strong>en</strong>tar su ofr<strong>en</strong>da al Señor, tal como deb<strong>en</strong> hacerlo. El Señor se alegrará<br />

<strong>en</strong>tonces de la ofr<strong>en</strong>da de Judá y Jerusalén, igual que se alegraba de ella <strong>en</strong> otros tiempos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-6 (Página 602 L.O.C.)<br />

l. ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos!*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 2:14-18<br />

Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y<br />

sangre humanas, para derrotar con su muerte al que t<strong>en</strong>ía poder para matar, es decir, al diablo. De esta<br />

manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viv<strong>en</strong> como esclavos durante toda la vida.<br />

Pues ciertam<strong>en</strong>te no vino para ayudar a los ángeles, sino a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham. Y para eso t<strong>en</strong>ía<br />

que ser hecho igual <strong>en</strong> todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de Dios un sumo sacerdote fiel y<br />

compasivo, y para obt<strong>en</strong>er el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y como él<br />

mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.<br />

Leccionario Dominical, Año B 29


LA PRESENTACION Febrero 2<br />

Palabra del Señor Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:22-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando se cumplieron los días <strong>en</strong> que ellos debían purificarse según las ceremonias de la ley de<br />

Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para pres<strong>en</strong>társelo al Señor. Lo hicieron así porque <strong>en</strong> la ley del Señor<br />

está escrito: "Todo primer hijo varón será consagrado al Señor." Fueron, pues, a ofrecer <strong>en</strong> sacrificio lo<br />

que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.<br />

En aquel tiempo vivía <strong>en</strong> Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo, que<br />

adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, y le había hecho<br />

saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a qui<strong>en</strong> el Señor <strong>en</strong>viaría. Guiado por el Espíritu Santo,<br />

Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que<br />

la ley ord<strong>en</strong>aba, Simeón lo tomó <strong>en</strong> brazos y alabó a Dios, dici<strong>en</strong>do: "Ahora, Señor, tu promesa está<br />

cumplida: puedes dejar que tu siervo muera <strong>en</strong> paz. Porque ya he visto la salvación que has com<strong>en</strong>zado a<br />

realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y que será la honra de tu pueblo<br />

Israel."<br />

El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño. Entonces<br />

Simeón les dio su b<strong>en</strong>dición, y dijo a María, la madre de Jesús: -Mira, este niño está destinado a hacer que<br />

muchos <strong>en</strong> Israel caigan o se levant<strong>en</strong>. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las<br />

int<strong>en</strong>ciones de muchos corazones qued<strong>en</strong> al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada<br />

que atraviese tu propia alma. También estaba allí una mujer llamada Ana, que hablaba <strong>en</strong> nombre de Dios<br />

y que era hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó si<strong>en</strong>do muy jov<strong>en</strong> y había<br />

vivido con su marido siete años; hacía ya och<strong>en</strong>ta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca salía<br />

del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> aquel mismo<br />

mom<strong>en</strong>to, y com<strong>en</strong>zó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación<br />

de Jerusalén.<br />

Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio<br />

pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 30


LA ESTACION DE EPIFANIA Cuarto Domingo después de Epifanía<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Escucha con<br />

misericordia las súplicas de tu pueblo, y <strong>en</strong> nuestro tiempo concéd<strong>en</strong>os tu paz; por nuestro Señor<br />

Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 18:15-20<br />

"El Señor su Dios hará que salga de <strong>en</strong>tre ustedes un profeta como yo, y deberán obedecerlo. Esto es<br />

<strong>en</strong> realidad lo que ustedes pidieron al Señor su Dios <strong>en</strong> el monte Horeb, el día <strong>en</strong> que todos se reunieron<br />

allí y dijeron: No queremos oír otra vez la voz del Señor nuestro Dios, ni ver este gran fuego, para no<br />

morir. Entonces el Señor me dijo: Está bi<strong>en</strong> lo que han dicho. Yo haré que salga de <strong>en</strong>tre ellos un profeta<br />

como tú, uno que sea compatriota de ellos y que les diga lo que yo le ord<strong>en</strong>e decir, y les repita lo que yo le<br />

mande. A todo aquel que no haga caso de lo que ese profeta diga <strong>en</strong> mi nombre, yo le pediré cu<strong>en</strong>tas. Pero<br />

el profeta que presuma de hablar <strong>en</strong> mi nombre y diga algo que yo no le haya mandado decir, o hable <strong>en</strong><br />

nombre de otros dioses, será cond<strong>en</strong>ado a muerte.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 111 (Página 646 L.O.C.)<br />

1. ¡Aleluya!<br />

Daré gracias al Señor de todo corazón,*<br />

<strong>en</strong> la asamblea de los rectos, <strong>en</strong> la congregación.<br />

2. ¡Grandes son las obras del Señor!*<br />

Son dignas de estudio para los que las aman.<br />

3. Su obra está ll<strong>en</strong>a de espl<strong>en</strong>dor y majestad,*<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanece para siempre.<br />

4. Ha hecho memorables sus maravillas;*<br />

clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor.<br />

5. Da alim<strong>en</strong>to a los que le v<strong>en</strong>eran;*<br />

para siempre se acuerda de su pacto.<br />

6. El poder de sus obras manifestó a su pueblo,*<br />

dándoles la heredad de las naciones.<br />

7. Las obras de sus manos son verdad y juicio;*<br />

fidedignos son todos sus mandami<strong>en</strong>tos,<br />

8. Afirmados eternam<strong>en</strong>te y para siempre,*<br />

hechos <strong>en</strong> verdad y <strong>en</strong> rectitud.<br />

9. Red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>vió a su pueblo;<br />

para siempre ord<strong>en</strong>ó su pacto;*<br />

santo y temible es su Nombre.<br />

10. Principio de la sabiduría es el temor del Señor;<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bu<strong>en</strong> juicio los que lo practican;*<br />

su loor permanece para siempre.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 8:1b-13<br />

Es verdad lo que se dice: que todos t<strong>en</strong>emos conocimi<strong>en</strong>to; pero el conocimi<strong>en</strong>to nos hace creernos<br />

importantes, <strong>en</strong> tanto que el amor nos hace crecer espiritualm<strong>en</strong>te. Si algui<strong>en</strong> cree que conoce algo, todavía<br />

no lo conoce como lo debe conocer. Pero si algui<strong>en</strong> ama a Dios, Dios lo conoce a él.<br />

Leccionario Dominical, Año B 31


LA ESTACION DE EPIFANIA Cuarto Domingo después de Epifanía<br />

En cuanto a esto de comer alim<strong>en</strong>tos ofrecidos <strong>en</strong> sacrificio a los ídolos, bi<strong>en</strong> sabemos que un ídolo<br />

no ti<strong>en</strong>e valor alguno <strong>en</strong> el mundo, y que solam<strong>en</strong>te hay un Dios. Pues aunque <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra<br />

existan esos llamados dioses (y <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros no hay<br />

más que un solo Dios, el Padre, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> todo ti<strong>en</strong>e su orig<strong>en</strong> y para qui<strong>en</strong> nosotros existimos. Y hay<br />

también un solo Señor, Jesucristo, por qui<strong>en</strong> todas las cosas exist<strong>en</strong>, incluso nosotros mismos.<br />

Pero no todos sab<strong>en</strong> esto. Algunos que estaban acostumbrados a adorar ídolos, todavía com<strong>en</strong> de<br />

esos alim<strong>en</strong>tos p<strong>en</strong>sando que fueron ofrecidos a los dioses; y su conci<strong>en</strong>cia, que es débil, los hace s<strong>en</strong>tirse<br />

contaminados por el ídolo. Claro que el que Dios nos acepte no dep<strong>en</strong>de de lo que comamos; pues no<br />

vamos a ser mejores por comer, ni peores por no comer. Pero evit<strong>en</strong> que esa libertad que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

haga caer <strong>en</strong> pecado a los que son débiles <strong>en</strong> su fe. Porque si tú, que sabes estas cosas, te si<strong>en</strong>tas a comer<br />

<strong>en</strong> un lugar dedicado a los ídolos, y algún hermano débil te ve, puede suceder que él se anime a comer de<br />

esa ofr<strong>en</strong>da hecha a un ídolo. Y así tú, por tu conocimi<strong>en</strong>to, haces que se pierda tu hermano débil, por<br />

qui<strong>en</strong> Cristo también murió. Al herir la conci<strong>en</strong>cia de los hermanos débiles <strong>en</strong> la fe, pecan ustedes contra<br />

Cristo mismo. Por eso, si por causa de mi comida hago caer <strong>en</strong> pecado a mi hermano, mejor me será no<br />

comer carne nunca, para no ponerlo <strong>en</strong> peligro de pecar.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:21-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Llegaron a Capernaum, y <strong>en</strong> el día de reposo Jesús <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la sinagoga y com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señar. La<br />

g<strong>en</strong>te se admiraba de como les <strong>en</strong>señaba, porque lo hacía con pl<strong>en</strong>a autoridad y no como los maestros de la<br />

ley. En la sinagoga del pueblo había un hombre que t<strong>en</strong>ía un espíritu impuro, el cual gritó:<br />

-¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has v<strong>en</strong>ido a destruirnos? Yo te conozco, y sé<br />

que eres el Santo de Dios. Jesús repr<strong>en</strong>dió a aquel espíritu diciéndole: -¡Cállate y deja a este hombre! El<br />

espíritu impuro hizo que al hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza salió de él. Todos se<br />

asustaron, y se preguntaban unos a otros:<br />

-¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, y con pl<strong>en</strong>a autoridad! ¡Incluso a los espíritus impuros<br />

da órd<strong>en</strong>es, y le obedec<strong>en</strong>! Y muy pronto se supo de Jesús <strong>en</strong> toda la región de Galilea.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 32


LA ESTACION DE EPIFANIA Quinto Domingo después de Epifanía<br />

COLECTA<br />

Líbranos, oh Dios, de la esclavitud de nuestros pecados, y danos la libertad de esa vida abundante<br />

que nos has manifestado <strong>en</strong> tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Reyes 4:[8-17] 18-21 [22-31] 32-37<br />

[Un día <strong>en</strong> que Eliseo pasó por Sunem, una mujer importante que allí vivía lo invitó con mucha<br />

insist<strong>en</strong>cia a que pasara a comer. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, se quedaba a comer. Entonces<br />

ella le dijo a su marido: -Mira, yo sé que este hombre que cada vez que pasa nos visita, es un santo profeta<br />

de Dios. Vamos a construir <strong>en</strong> la azotea un cuarto para él. Le pondremos una cama, una mesa una silla y<br />

una lámpara. Así cuando él v<strong>en</strong>ga a visitarnos, podrá quedarse allí.<br />

Una vez <strong>en</strong> que llegó a ese cuarto para quedarse a dormir <strong>en</strong> él, le dijo a Giezi, su criado: -Llama a la<br />

señora sunamita. El criado la llamó, y cuando ella se pres<strong>en</strong>tó ante él, Eliseo ord<strong>en</strong>ó al criado: -Dile a esta<br />

señora que ha sido tan amable con nosotros, que si podemos hacer algo por ella; que si quiere que<br />

hablemos <strong>en</strong> su favor con el rey o con el jefe del ejército. -Yo estoy bi<strong>en</strong> aquí <strong>en</strong>tre mi propia g<strong>en</strong>te -<br />

respondió ella. -Entonces, ¿qué podemos hacer por ella? -No sé -respondió Giezi-. No ti<strong>en</strong>e hijos, y su<br />

marido es anciano. -Llámala -dijo Eliseo. El criado fue a llamarla, pero ella se quedó de pie <strong>en</strong> la puerta.<br />

Entonces Eliseo le dijo: -Para el año que vi<strong>en</strong>e, por este tiempo, t<strong>en</strong>drás un hijo <strong>en</strong> tus brazos. Ella<br />

respondió: -<br />

No, mi señor, no <strong>en</strong>gañe un hombre de Dios a su servidora. Pero tal como Eliseo se lo anunció, ella<br />

quedó embarazada y el año sigui<strong>en</strong>te dio a luz a un hijo. Y el niño creció.] Pero un día <strong>en</strong> que salió a ver a<br />

su padre, que estaba con los segadores, com<strong>en</strong>zó a gritarle a éste: -¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele la cabeza!<br />

Entonces su padre dijo a un criado: -Llévalo con su madre. El criado lo tomó y lo llevó a donde<br />

estaba su madre, la cual lo s<strong>en</strong>tó sobre sus rodillas hasta el mediodía. Entonces el niño murió. Pero ella lo<br />

subió al cuarto del profeta, lo puso sobre la cama y salió, dejando cerrada la puerta. [Luego llamó a su<br />

marido y le dijo: - Envíame un criado con una asna, para que yo vaya a ver al profeta. Luego volveré. -<br />

¿Por qué vas a verlo hoy? -preguntó su marido-. No es luna nueva ni día de reposo. -No te preocupes -<br />

contestó ella. Y ord<strong>en</strong>ó que le aparejaran el asna, y dijo a su criado: -Vamos, adelántate. Y hasta que yo te<br />

lo diga, no hagas que me det<strong>en</strong>ga. Así ella se fue y llegó al monte Carmelo, donde estaba el profeta.<br />

Cuando Eliseo la vio v<strong>en</strong>ir a lo lejos, dijo a Giezi, su criado: -Mira, es la señora, sunamita. Corre a recibirla<br />

y pregúntale cómo está, y cómo están su marido y su hijo. El criado fue, y ella le dijo que estaban bi<strong>en</strong>.<br />

Luego llegó al monte <strong>en</strong> donde se <strong>en</strong>contraba Eliseo, y se abrazó a sus pies. Giezi se acercó para apartarla,<br />

pero Eliseo le ord<strong>en</strong>ó:<br />

-Déjala, porque está muy angustiada, y hasta ahora el Señor no me ha dicho lo que le ocurre.<br />

Entonces ella le dijo: -Señor, ¿acaso le pedí a usted t<strong>en</strong>er un hijo? ¿No le pedí a usted que no me <strong>en</strong>gañara?<br />

Eliseo dijo <strong>en</strong>tonces a Giezi: -Prepárate, toma mi bastón y ve allá. Si te <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tras con algui<strong>en</strong>, no lo<br />

saludes; y si algui<strong>en</strong> te saluda, no le respondas. Luego coloca mi bastón sobre la cara del niño. Pero la<br />

madre del niño dijo a Eliseo: -Juro por el Señor, y por usted mismo, que de aquí no me iré sin usted.<br />

Entonces Eliseo se fue con ella. Mi<strong>en</strong>tras tanto, Giezi se había adelantado a ellos y había colocado el<br />

bastón sobre la cara del muchacho, pero éste no daba la m<strong>en</strong>or señal de vida; así que Giezi fue al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

de Eliseo y le dijo: -El niño no vuelve <strong>en</strong> sí.] Cuando Eliseo <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la casa, el niño ya estaba muerto,<br />

t<strong>en</strong>dido sobre la cama. Entonces <strong>en</strong>tró, y cerrando la puerta se puso a orar al Señor. Sólo él y el niño<br />

estaban ad<strong>en</strong>tro. Luego se subió a la cama y se acostó sobre el niño, colocando su boca, sus ojos y sus<br />

manos contra los del niño y estrechando su cuerpo contra el suyo. El cuerpo del niño empezó a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong><br />

calor. Eliseo se levantó <strong>en</strong>tonces y anduvo de un lado a otro por la habitación; luego se subió otra vez a la<br />

cama y volvió a estrechar su cuerpo contra el del niño. De pronto el muchacho estornudó siete veces, y<br />

Leccionario Dominical, Año B 33


LA ESTACION DE EPIFANIA Quinto Domingo después de Epifanía<br />

abrió los ojos. Eliseo llamó a Giezi, y le dijo: -Llama a la señora sunamita, Giezi lo hizo así, y cuando ella<br />

llegó a donde estaba Eliseo, éste le dijo: -Aquí ti<strong>en</strong>es a tu hijo. La mujer se acercó y se arrojó a los pies de<br />

Eliseo; luego tomó a su hijo y salió de la habitación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 142 (Página 688 L.O.C.)<br />

1. En voz alta clamo al Señor;*<br />

<strong>en</strong> voz alta suplico al Señor.<br />

2. Delante de él expongo mi queja,*<br />

y desahogo ante él mis afanes.<br />

3. Cuando decae mi espíritu d<strong>en</strong>tro de mí,<br />

tú conoces mi s<strong>en</strong>da;*<br />

<strong>en</strong> el camino <strong>en</strong> que ando, me escondieron lazo.<br />

4. Miro a mi derecha, y no hallo a nadie que quiera conocerme;*<br />

no t<strong>en</strong>go a donde huir, y no hay qui<strong>en</strong> me cuide.<br />

5. A ti clamo, oh Señor;*<br />

digo: "Tú eres mi refugio,<br />

mi porción <strong>en</strong> la tierra de los vivi<strong>en</strong>tes".<br />

6. Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido;*<br />

líbrame de los que me persigu<strong>en</strong>,<br />

porque son más fuertes que yo.<br />

7. Sácame de la prisión, para que alabe tu Nombre;*<br />

cuando me hayas tratado bi<strong>en</strong>,<br />

me rodearán los justos.<br />

EPÍSTOLA 1 Coritios 9:16-23<br />

Para mí no es motivo de orgullo predicar el m<strong>en</strong>saje de salvación, porque lo considero una<br />

obligación ineludible. ¡Y ay de mí si no lo predico! Por eso, si lo hago por mi propia voluntad, ya t<strong>en</strong>go<br />

mi recomp<strong>en</strong>sa; y si lo hago a regañadi<strong>en</strong>tes, de todas maneras es un <strong>en</strong>cargo que Dios me ha dado. Así<br />

pues, mi recomp<strong>en</strong>sa es la satisfacción de predicar el m<strong>en</strong>saje de salvación sin cobrar nada; es decir, sin<br />

hacer valer mi derecho a vivir de mi trabajo como predicador.<br />

Aunque no soy esclavo de nadie, me he hecho esclavo de todos, a fin de ganar para Cristo el mayor<br />

número posible de personas. Cuando estoy <strong>en</strong>tre los judíos me vuelvo como un judío, para ganarlos a ellos;<br />

es decir, que para ganar a los que viv<strong>en</strong> bajo la ley de Moisés, yo mismo me pongo bajo esa ley, aunque <strong>en</strong><br />

realidad no estoy sujeto a ella. Por otra parte, para ganar a los que no viv<strong>en</strong> bajo la ley de Moisés, me<br />

vuelvo como uno de ellos, aunque realm<strong>en</strong>te estoy sujeto a la ley de Dios, ya que estoy bajo la ley de<br />

Cristo. Cuando estoy con los que son débiles <strong>en</strong> la fe, me vuelvo débil como uno de ellos, para ganarlos<br />

también. Es decir, me he hecho igual a todos, para de alguna manera poder salvar a algunos. Hago todo<br />

esto por causa del m<strong>en</strong>saje de salvación, para t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el mismo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año B 34


LA ESTACION DE EPIFANIA Quinto Domingo después de Epifanía<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:29-39<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra<br />

de Simón estaba <strong>en</strong> cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, y él se acercó, y tomándola de la mano la<br />

levantó; al mom<strong>en</strong>to se le quitó la fiebre y com<strong>en</strong>zó a at<strong>en</strong>derlos.<br />

Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron a Jesús todos los <strong>en</strong>fermos y<br />

<strong>en</strong>demoniados, y el pueblo <strong>en</strong>tero se reunió a |a puerta. Jesús sanó de toda clase de <strong>en</strong>fermedades a mucha<br />

g<strong>en</strong>te, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos le conocían.<br />

De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un<br />

lugar solitario. Simón y sus compañeros fueron <strong>en</strong> busca de Jesús, y cuando lo <strong>en</strong>contraron le dijeron: -<br />

Todos te están buscando. Pero él les contestó: -Vamos a los otros lugares cercanos, a anunciar también allí<br />

el m<strong>en</strong>saje; porque para esto he salido. Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el m<strong>en</strong>saje <strong>en</strong><br />

las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 35


LA ESTACION DE EPIFANIA Sexto Domingo después de Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, fortaleza de los que pon<strong>en</strong> su confianza <strong>en</strong> ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y<br />

puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bu<strong>en</strong>o sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para<br />

que, al guardar tus mandami<strong>en</strong>tos, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho; por nuestro Señor<br />

Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Reyes 5:1-15ab<br />

Había un hombre llamado Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, muy estimado y favorecido por<br />

su rey, porque el Señor había dado la victoria a Siria por medio de él. Pero este hombre estaba <strong>en</strong>fermo de<br />

lepra. En una de las correrías de los sirios contra los israelitas, una muchachita fue hecha cautiva, y se<br />

quedó al servicio de la mujer de Naamán. Esta muchachita dijo a su ama:<br />

-Si mi amo fuera a ver al profeta que está <strong>en</strong> Samaria, quedaría curado de su lepra. Naamán fue y le<br />

contó a su rey lo que había dicho aquella muchacha. Y el rey de Siria le respondió: -Está bi<strong>en</strong>, ve, que yo<br />

mandaré una carta al rey de Israel. Entonces Naamán se fue. Tomó treinta mil monedas de plata, seis mil<br />

monedas de oro y diez mudas de ropa, y le llevó al rey de Israel la carta, que decía: "Cuando recibas esta<br />

carta, sabrás que <strong>en</strong>vío a Naamán, uno de mis oficiales, para que lo sanes de su lepra. Cuando el rey de<br />

Israel leyó la carta, se rasgó la ropa <strong>en</strong> señal de aflicción y dijo:<br />

-¿Acaso soy Dios, que da la vida y la quita, para que éste me mande un hombre a que lo cure de su lepra?<br />

¡Fíj<strong>en</strong>se bi<strong>en</strong> y verán que está buscando un pretexto contra mi! Al <strong>en</strong>terarse el profeta Eliseo de que el rey<br />

se había rasgado la ropa por aquella carta, le mandó a decir: "¿Por qué te has rasgado la ropa? Que v<strong>en</strong>ga<br />

ese hombre a verme, y sabrá que hay un profeta <strong>en</strong> Israel." Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se<br />

detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Pero Eliseo <strong>en</strong>vió un m<strong>en</strong>sajero a que le dijera: "Ve y lávate siete<br />

veces <strong>en</strong> el río Jordán, y tu cuerpo quedará limpio de la lepra." Naamán se <strong>en</strong>fureció, y se fue dici<strong>en</strong>do:<br />

-Yo p<strong>en</strong>sé que iba a salir a recibirme, y que de pie iba a invocar al Señor su Dios, y que luego iba a<br />

mover su mano sobre la parte <strong>en</strong>ferma, y que así me quitaría la lepra. ¿No son los ríos de Damasco, el<br />

Abana y el Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme <strong>en</strong> ellos y<br />

quedar limpio? Y muy <strong>en</strong>ojado se fue de allí. Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron:<br />

-Señor, si el profeta le hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habría hecho usted? Pues con<br />

mayor razón si sólo le ha dicho que se lave usted y quedará limpio. Naamán fue y se sumergió siete veces<br />

<strong>en</strong> el Jordán, según se lo había ord<strong>en</strong>ado el profeta, y su carne se volvió como la de un jov<strong>en</strong>cito, y quedó<br />

limpio. Entonces él y todos sus acompañantes fueron a ver a Elíseo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 42:1-7 (Página 540 L.O.C.)<br />

l. Como anhela el ciervo las corri<strong>en</strong>tes de aguas,*<br />

así te anhela, oh Dios, el alma mía.<br />

2. Mi alma ti<strong>en</strong>e sed de Dios, del Dios vivo;*<br />

¿cuándo v<strong>en</strong>dré, y me pres<strong>en</strong>taré delante de Dios?<br />

3. Fueron mis lágrimas mi alim<strong>en</strong>to de día y de noche,*<br />

mi<strong>en</strong>tras me dic<strong>en</strong> todos los días:<br />

"¿Dónde está tu Dios?"<br />

4. Doy ri<strong>en</strong>da suelta a mi dolor, cuando pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong> estas cosas:*<br />

de cómo fui con la multitud,<br />

Leccionario Dominical, Año B 36


LA ESTACION DE EPIFANIA Sexto Domingo después de Epifanía<br />

5. Con voz de alegría y de alabanza,*<br />

haci<strong>en</strong>do fiesta la multitud.<br />

6. ¿Por qué te abates, oh alma mía,*<br />

y te turbas d<strong>en</strong>tro de mí?<br />

7. Pon tu confianza <strong>en</strong> Dios,*<br />

porque aún he de alabarle,<br />

Salvador, Pres<strong>en</strong>cia y Dios mío.<br />

EPÍSTOLA l Corintios 9:24-27<br />

Ustedes sab<strong>en</strong> que <strong>en</strong> una carrera todos corr<strong>en</strong>, pero solam<strong>en</strong>te uno recibe el premio. Pues bi<strong>en</strong>,<br />

corran ustedes de tal modo que reciban el premio. Los que se preparan para competir <strong>en</strong> un deporte, evitan<br />

todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hac<strong>en</strong> por alcanzar como premio una corona de hojas de<br />

laurel, que <strong>en</strong> seguida se marchita; <strong>en</strong> cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se<br />

marchita. Yo, por mi parte, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. Al contrario,<br />

castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber<br />

<strong>en</strong>señado a otros.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:40-45<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un hombre <strong>en</strong>fermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: -Si quieres, puedes<br />

limpiarme de mi <strong>en</strong>fermedad. Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo: -Quiero. ¡Queda<br />

limpio! Al mom<strong>en</strong>to se le quitó la lepra al <strong>en</strong>fermo, y quedó limpio. Jesús lo despidió <strong>en</strong> seguida, y le<br />

recom<strong>en</strong>dó mucho:<br />

-Mira, no se lo digas a nadie, solam<strong>en</strong>te ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la<br />

ofr<strong>en</strong>da que ord<strong>en</strong>ó Moisés, para que todos sepan que ya estás limpio de tu <strong>en</strong>fermedad. Pero el hombre se<br />

fue y com<strong>en</strong>zó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía <strong>en</strong>trar abiertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong><br />

ningún pueblo, sino que se quedaba afuera, <strong>en</strong> lugares donde no había g<strong>en</strong>te; pero de todas partes acudían a<br />

verlo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 37


LA ESTACION DE EPIFANIA Séptimo Domingo después de Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, tú nos has <strong>en</strong>señado que todo lo que hacemos sin amor es de ningún valor: Envía tu<br />

Espíritu Santo, y derrama <strong>en</strong> nuestros corazones tu excel<strong>en</strong>tísimo don, que es el amor, el vínculo verdadero<br />

de la paz y de todas las virtudes, sin el cual todos aquellos que viv<strong>en</strong> son considerados como muertos ante<br />

ti. Concéd<strong>en</strong>os esto, por amor de tu único Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 43: 18-25<br />

Ahora dice el Señor a su pueblo: "Ya no recuerdes el ayer, no pi<strong>en</strong>ses más <strong>en</strong> cosas del pasado. Yo<br />

voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino <strong>en</strong> el desierto y ríos<br />

<strong>en</strong> la tierra estéril. Me honrarán los animales salvajes, los chacales y los avestruces, porque hago brotar<br />

agua <strong>en</strong> el desierto, ríos <strong>en</strong> la tierra estéril, para dar de beber a mi pueblo elegido, el pueblo que he<br />

formado para que proclame mi alabanza.<br />

"Pero tú, Israel, pueblo de Jacob, no me invocaste, sino que te cansaste de mí. No me ofreciste<br />

holocaustos de ovejas ni me honraste con sacrificios. Yo no te cansé pidiéndote ofr<strong>en</strong>das, ni te molesté<br />

exigiéndote inci<strong>en</strong>so. No has t<strong>en</strong>ido que comprar caña aromática para traérmela como ofr<strong>en</strong>da, ni has<br />

t<strong>en</strong>ido que complacerme con la grasa de animales sacrificados. Por el contrario, me cansaste con tus<br />

pecados; me molestaste con tus maldades. "Pero yo, por ser tu Dios, borro tus crím<strong>en</strong>es y no me acordaré<br />

más de tus pecados."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 32:1-8 (Página 523 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados aquéllos cuyas transgresiones<br />

son perdonadas,*<br />

y quitados sus pecados.<br />

2. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados a qui<strong>en</strong>es no atribuye culpa el Señor,*<br />

y <strong>en</strong> cuyo espíritu no hay <strong>en</strong>gaño.<br />

3. Mi<strong>en</strong>tras callé, se <strong>en</strong>vejecieron mis huesos*<br />

porque gemí todo el día;<br />

4. Porque de día y de noche pesó sobre mí tu mano;*<br />

se volvió mi verdor <strong>en</strong> sequedad de verano.<br />

5. Mi pecado <strong>en</strong>tonces te declaré,*<br />

y no <strong>en</strong>cubrí mi culpa.<br />

6. Dije: "Confesaré a ti mis transgresiones";*<br />

y luego tú perdonaste la culpa de mi pecado.<br />

7. Por ello orarán los fieles <strong>en</strong> tiempo de necesidad;*<br />

ciertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la inundación de muchas aguas<br />

no llegará ésta a ellos.<br />

8. Tú eres mi escondite; me guardarás de angustias;*<br />

con gritos de liberación me rodearás.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 1:18-22<br />

Porque Cristo Jesús, el Hijo de Dios, a qui<strong>en</strong> Silvano, Timoteo y yo predicamos <strong>en</strong>tre ustedes, no es<br />

"sí" y "no" al mismo tiempo. Cristo es el "sí" de Dios, pues <strong>en</strong> él se cumpl<strong>en</strong> todas las promesas de Dios.<br />

Por esto, cuando alabamos a Dios, decimos "Así sea" por medio de Cristo Jesús. Y Dios es el que a<br />

Leccionario Dominical, Año B 38


LA ESTACION DE EPIFANIA Séptimo Domingo después de Epifanía<br />

nosotros y a ustedes nos ha escogido. Nos ha marcado con su sello, y ha puesto <strong>en</strong> nuestro corazón el<br />

Espíritu Santo como garantía de l que vamos a recibir.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 2:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Algunos días después, Jesús volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> Capernaum. En cuanto se supo que estaba <strong>en</strong> casa, se<br />

juntó tanta g<strong>en</strong>te que ni siquiera cabían fr<strong>en</strong>te a la puerta; y él les anunciaba el m<strong>en</strong>saje. Entonces, <strong>en</strong>tre<br />

cuatro, le llevaron un paralítico. Pero como había mucha g<strong>en</strong>te y no podían llegar hasta Jesús, quitaron<br />

parte del techo <strong>en</strong>cima de donde él estaba, y por la abertura bajaron <strong>en</strong> una camilla al <strong>en</strong>fermo. Cuando<br />

Jesús vio la fe que t<strong>en</strong>ían, le dijo al <strong>en</strong>fermo: -Hijo mío, tus pecados quedan perdonados.<br />

Algunos maestros de la ley que estaban allí s<strong>en</strong>tados, p<strong>en</strong>saron: "¿Cómo se atreve éste a hablar así?<br />

Sus palabras son una of<strong>en</strong>sa contra Dios. Solo Dios puede perdonar pecados." Pero Jesús <strong>en</strong> seguida se dio<br />

cu<strong>en</strong>ta de lo que estaban p<strong>en</strong>sando, y les preguntó: -¿Por qué pi<strong>en</strong>san ustedes así? ¿Qué es más fácil,<br />

decirle al paralítico: 'Tus pecados quedan perdonados', o decirle: Levántate, toma tu camilla y anda'? Pues<br />

voy a demostrarles que el Hijo del hombre ti<strong>en</strong>e autoridad <strong>en</strong> la tierra para perdonar pecados. Entonces le<br />

dijo al paralítico: -A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. El <strong>en</strong>fermo se levantó <strong>en</strong> el acto,<br />

y tomando su camilla salió de allí, a la vista de todos. Por esto, todos se admiraron y alabaron a Dios,<br />

dici<strong>en</strong>do: -Nunca hemos visto una cosa así.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 39


LA ESTACION DE EPIFANIA Octavo Domingo después de Epifanía<br />

COLECTA<br />

Amantísimo Padre, cuya voluntad es que te demos gracias por todas las cosas, que no temamos nada<br />

sino el perderte a ti, y que te confiemos todas nuestras preocupaciones, pues cuidas de nosotros:<br />

Presérvanos de temores infieles y de ansiedades mundanas, para que ninguna nube de esta vida mortal<br />

oculte de nosotros la luz de ese amor inmortal que tu nos has manifestado <strong>en</strong> tu Hijo Jesucristo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Un solo Dios, ahora y por siempre. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Oseas 2:14-23<br />

“Yo la voy a <strong>en</strong>amorar: La llevare al desierto y le hablare al corazón. Luego le devolveré sus viñas,<br />

y convertiré el valle de acor <strong>en</strong> puerta de esperanza para ella. Allí me responderá como <strong>en</strong> su juv<strong>en</strong>tud,<br />

como el día <strong>en</strong> que salió de Egipto. Entonces me llamara ‘Marido mío’, <strong>en</strong> vez de llamarme “Baal mío”.<br />

Yo, el Señor, lo afirmo. Y quitare de sus labios los nombres de los baale, y jamas volverán a m<strong>en</strong>cionarse.<br />

“En aquel tiempo haré <strong>en</strong> favor de Israel un pacto con los animales salvajes, y con las aves y las<br />

serpi<strong>en</strong>tes; romperé y quitare de este país el arco. la espada y la guerra, para que mi pueblo descanse<br />

tranquilo. Israel, yo te haré mi esposa para siempre, mi esposa legitima, conforme a la ley, porque te amo<br />

<strong>en</strong>trañablem<strong>en</strong>te. Yo t haré mi esposa y te seré fiel, y tu <strong>en</strong>tonces me conocerás como el Señor, lo afirmó:<br />

En aquel tiempo yo responderé al cielo, y el cielo responderá a la tierra; la tierra responderá al trigo, al<br />

vino y al aceite, y ellos repondrían a Jezreel. Plantaré a mi pueblo <strong>en</strong> la tierra exclusivam<strong>en</strong>te para mi;<br />

t<strong>en</strong>dré compasión de Lo-rehama, y a Lo-rehami le diré: ‘Tú eres mi pueblo’, y él me dirá: ¡Tú eres mi<br />

Dios!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:1-6 (Página 626 L.O.C.)<br />

1. B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor,*<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga tu santo Nombre.<br />

2. B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor,*<br />

y no olvides ninguno de tus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3. Él perdona todas tus iniquidades,*<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias<br />

4. Él rescata del sepulcro tu vida,*<br />

y te corona de favor y misericordia<br />

5. Él sacia de bi<strong>en</strong> tus anhelos,*<br />

y como el águila se r<strong>en</strong>ueva tu juv<strong>en</strong>tud.<br />

6. El Señor hace justicia,*<br />

y defi<strong>en</strong>de a todos los oprimidos<br />

EPÍSTOLA Corintios 3:(4-11)17--4:2<br />

(Confiados <strong>en</strong> Dios por medio de Cristo, estamos seguros de esto. No es que nosotros mismos<br />

estemos capacitados para considerar algo como nuestro: al contrario, todo lo que podemos hacer vi<strong>en</strong>e de<br />

Dios, pues él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no escrito, sino espiritual. La ley<br />

escrita cond<strong>en</strong>a a muerte, pero el espíritu de Dios da vida. Esta ley gravada <strong>en</strong> letras sobre tablas de<br />

piedra, vino con tal resplandor que los Israelitas ni siquiera podían mirar la cara de Moisés causa de su<br />

int<strong>en</strong>so brillo. Sin embargo, aquel resplandor había de terminar por apagarse. Pero si esa ley que cond<strong>en</strong>a<br />

a muerte fue promulgada con tanta gloria, ¡cuan más sea la gloria del anuncio de un nuevo pacto fundado<br />

Leccionario Dominical, Año B 40


LA ESTACION DE EPIFANIA Octavo Domingo después de Epifanía<br />

<strong>en</strong> el Espíritu! Es decir, que si fue tan gloriosa la promulgación de una ley que sirvió para cond<strong>en</strong>arnos,<br />

¡cuánto más glorioso será poder anunciar que Dios nos declara sin culpa!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 2:18-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Una vez estaban ayunando los seguidores de Juan el Bautista y los de los fariseos, y algunas personas<br />

fueron a Jesús y le preguntaron: -Los seguidores de Juan y los de los fariseos ayunan; ¿ porque no ayunan<br />

tus discípulos? Jesús les contestó:<br />

-¿ Acaso pued<strong>en</strong> ayunar los invitados a una boda, mi<strong>en</strong>tras el novio esta con ellos? mi<strong>en</strong>tras esta<br />

pres<strong>en</strong>te el novio, no pued<strong>en</strong> ayunar, pero llegara el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que se llev<strong>en</strong> al novio; cuando llegue ese<br />

día, <strong>en</strong>tonces si ayunaran. “Nadie arregla un vestido viejo con un remi<strong>en</strong>do de tela nueva, porque el<br />

remi<strong>en</strong>do nuevo se <strong>en</strong>coge y rompe el vestido viejo, y el desgarron se hace mayor. Ni tampoco se echa<br />

vino nuevo <strong>en</strong> cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revi<strong>en</strong>t<strong>en</strong> los cueros, y se pierde tanto vino<br />

como los cueros. Por eso hay que echar el vino nuevo <strong>en</strong> cueros nuevos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 41


LA ESTACION DE EPIFANIA Ultimo Domingo después de Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria <strong>en</strong> el monte santo:<br />

Concéd<strong>en</strong>os que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos para llevar nuestra cruz y ser<br />

transformados a su imag<strong>en</strong> de gloria <strong>en</strong> gloria; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Reyes 19:9-18<br />

Al llegar, <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> una cueva, y allí pasó la noche. Pero el Señor se dirigió a él, y le dijo: "¿Qué<br />

haces aquí, Elías?" Él respondió: "He s<strong>en</strong>tido mucho celo por ti, Señor, Dios todopoderoso, porque los<br />

israelitas han abandonado tu pacto y derrumbado tus altares, y a filo de espada han matado a tus profetas.<br />

Sólo yo he quedado, y me están buscando para quitarme la vida." Y el Señor le dijo: "Sal fuera y quédate<br />

de pie ante mí, sobre la montaña." En aquel mom<strong>en</strong>to pasó el Señor, y un vi<strong>en</strong>to fuerte y poderoso desgajó<br />

la montaña y partió las rocas ante el Señor; pero el Señor no estaba <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>to, Después del vi<strong>en</strong>to hubo<br />

un terremoto; pero el Señor tampoco estaba <strong>en</strong> el terremoto. Y tras el terremoto hubo un fuego; pero el<br />

Señor no estaba <strong>en</strong> el fuego. Pero después del fuego se oyó un sonido suave y delicado. Al escucharlo,<br />

Elías se cubrió la cara con su capa, y salió y se quedó a la <strong>en</strong>trada de la cueva. En esto llegó a él una voz<br />

que le decía: "¿Qué haces ahí, Elías? Él contestó:<br />

"He s<strong>en</strong>tido mucho celo por ti, Señor, Dios todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu<br />

pacto y derrumbado tus altares, y a filo de espada han matado a tus profetas. Sólo yo he quedado, y me<br />

andan buscando para quitarme la vida."<br />

Entonces el Señor le dijo: "Anda, regresa por donde viniste al desierto de Damasco. Ve y consagra a<br />

Hazael como rey de Siria, y a Jehú, nieto de Nimsi, como rey de Israel; a Elíseo, hijo de Safat, del pueblo<br />

de Abel-mehola, conságralo como profeta <strong>en</strong> lugar tuyo. De esta manera, a qui<strong>en</strong> escape de la espada de<br />

Hazael, lo matará Jehú, y a qui<strong>en</strong> escape de la espada de Jehú, lo matará Elíseo. No obstante, yo dejaré <strong>en</strong><br />

Israel siete mil personas que no se han arrodillado ante Baal ni lo han besado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 27:5-11 (Página 516 L.O.C.)<br />

5. Una cosa he demandado del Señor; ésta buscaré:*<br />

que esté yo <strong>en</strong> la casa del Señor,<br />

todos los días de mi vida;<br />

6. Para contemplar la hermosura del Señor,*<br />

y despertarme cada día <strong>en</strong> su templo;<br />

7. Porque él me esconderá <strong>en</strong> su tabernáculo <strong>en</strong> el día del mal;*<br />

me ocultará <strong>en</strong> lo reservado de su morada,<br />

y sobre una roca me pondrá <strong>en</strong> alto.<br />

8. Aún ahora él levanta mi cabeza*<br />

sobre mis <strong>en</strong>emigos <strong>en</strong> derredor de mí.<br />

9. Por tanto ofreceré <strong>en</strong> su morada<br />

sacrificios de júbilo;*<br />

cantaré y tañeré al Señor.<br />

10. Escucha, oh Señor, mi voz cuando a ti clamo;*<br />

t<strong>en</strong> misericordia de mí y respóndeme.<br />

11. Tú hablas <strong>en</strong> mi corazón y dices: "Busca mi rostro".*<br />

Tu rostro buscaré, oh Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 42


LA ESTACION DE EPIFANIA Ultimo Domingo después de Epifanía<br />

EPÍSTOLA 2 San Pedro 1:16-19[20-21]<br />

La <strong>en</strong>señanza que les dimos sobre el poder y el regreso de nuestro Señor Jesucristo, no consistía <strong>en</strong><br />

cu<strong>en</strong>tos inv<strong>en</strong>tados con maña, pues con nuestros propios ojos vimos al Señor <strong>en</strong> su grandeza. Lo vimos<br />

cuando Dios el Padre le dio honor y gloria, cuando la voz de Dios le habló de aquella gloriosa manera:<br />

"Este es mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido." Nosotros mismos oímos aquella voz que v<strong>en</strong>ía del cielo,<br />

pues estábamos con el Señor <strong>en</strong> el monte sagrado.<br />

Esto hace más seguro el m<strong>en</strong>saje de los profetas, el cual con toda razón toman ustedes <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta.<br />

Pues ese m<strong>en</strong>saje es como una lámpara que brilla <strong>en</strong> un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y la<br />

estrella de la mañana salga para alumbrarles el corazón. [Pero ante todo t<strong>en</strong>gan esto pres<strong>en</strong>te: que ninguna<br />

profecía de la Escritura es algo que puede interpretarse según el personal parecer de nadie, porque los<br />

profetas nunca hablaron por su propia voluntad; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios,<br />

dirigidos por el Espíritu Santo.]<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 9:2-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Seis días después, Jesús se fue a un cerro alto llevándose solam<strong>en</strong>te a Pedro, a Santiago y a Juan.<br />

Allí, delante de ellos, cambió la apari<strong>en</strong>cia de Jesús. Su ropa se volvió brillante y más blanca de lo que<br />

nadie podría dejarla por mucho que la lavara. Y vieron a Elías y a Moisés, que estaban conversando con<br />

Jesús. Pedro le dijo a Jesús:<br />

-Maestro, ¡qué bi<strong>en</strong> que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y<br />

otra para Elías.<br />

Es que los discípulos estaban asustados, y Pedro no sabía que decir. En esto, una nube bajó y los<br />

<strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> su sombra. Y de la nube salió una voz, que dijo: "Este es mi Hijo amado: escúch<strong>en</strong>lo." Al<br />

mom<strong>en</strong>to, cuando miraron alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. Mi<strong>en</strong>tras bajaban<br />

del cerro, Jesús les <strong>en</strong>cargó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre<br />

hubiera resucitado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 43


LA ESTACION DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, tú no aborreces nada de lo que has creado, y perdonas los pecados de<br />

todos los p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes: Crea y forma <strong>en</strong> nosotros, corazones nuevos y contritos, para que, lam<strong>en</strong>tando<br />

debidam<strong>en</strong>te nuestros pecados y reconoci<strong>en</strong>do nuestra miseria, obt<strong>en</strong>gamos de ti, Dios de toda<br />

misericordia, perfecta remisión y perdón; mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Joel 2:1-2,12-17<br />

Toqu<strong>en</strong> la trompeta <strong>en</strong> el monte Sión; d<strong>en</strong> el toque de alarma <strong>en</strong> el santo monte del Señor. Tiembl<strong>en</strong><br />

todos los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Judá, porque ya está cerca el día del Señor: día de oscuridad y tinieblas, día de<br />

nubes y sombras.<br />

Un ejército fuerte y numeroso se ha desplegado sobre los montes como la luz del amanecer. Nunca<br />

antes se vio, ni se verá jamás, nada que se le parezca. "Pero ahora -lo afirma el Señor-, vuélvanse a mí de<br />

todo corazón. ¡Ayun<strong>en</strong>, grit<strong>en</strong> y llor<strong>en</strong>!"<br />

¡Vuélvanse ustedes al Señor su Dios, y desgárr<strong>en</strong>se el corazón <strong>en</strong> vez de desgarrarse la ropa! Porque<br />

el Señor es tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y todo amor, dispuesto siempre a levantar el castigo. Tal vez<br />

decida no castigarlos a ustedes, y les <strong>en</strong>víe b<strong>en</strong>dición: cereales y vino para las ofr<strong>en</strong>das del Señor su Dios.<br />

¡Toqu<strong>en</strong> la trompeta <strong>en</strong> el monte Sión! Convoqu<strong>en</strong> al pueblo y proclam<strong>en</strong> ayuno; reúnan al pueblo de<br />

Dios, y purifíqu<strong>en</strong>lo; reúnan a los ancianos, a los niños y aun a los niños de pecho. ¡Que hasta los recién<br />

casados salgan de la habitación nupcial!<br />

Llor<strong>en</strong> los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan <strong>en</strong>tre el vestíbulo y el altar: "Perdona, Señor, a<br />

tu pueblo; no dejes que nadie se burle de los tuyos; no dejes que otras naciones los domin<strong>en</strong> y que los<br />

paganos digan: ¿Dónde está su Dios?"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

O<br />

Isaías 58:1-12<br />

El Señor me dijo: "Grita fuertem<strong>en</strong>te, sin miedo, alza la voz como una trompeta; repr<strong>en</strong>de a mi<br />

pueblo por sus culpas, al pueblo de Jacob por sus pecados. Diariam<strong>en</strong>te me buscan y están felices de<br />

conocer mis caminos, como si fueran un pueblo que hace el bi<strong>en</strong> y que no descuida mis leyes; me pid<strong>en</strong><br />

leyes justas y se muestran felices de acercarse a mí, y sin embargo dic<strong>en</strong>:<br />

¿Para qué ayunar, si Dios no lo ve? Para que sacrificarnos, si él no se da cu<strong>en</strong>ta? El día de ayuno lo<br />

dedican ustedes a hacer negocios y a explotar a sus trabajadores; el día de ayuno lo pasan <strong>en</strong> disputas y<br />

peleas y dando golpes criminales con los puños. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus<br />

oraciones. ¿Cre<strong>en</strong> que el ayuno que me agrada consiste <strong>en</strong> afligirse, <strong>en</strong> agachar la cabeza como un junco y<br />

<strong>en</strong> acostarse con ásperas ropas sobre la c<strong>en</strong>iza? ¿Eso es lo que ustedes llaman ayuno, y día agradable al<br />

Señor?<br />

Pues no lo es. El ayuno que a mí me agrada consiste <strong>en</strong> esto: <strong>en</strong> que rompas las cad<strong>en</strong>as de la<br />

injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; <strong>en</strong> que dejes libres a los oprimidos y acabes, <strong>en</strong> fin, con<br />

toda tiranía; <strong>en</strong> que compartas tu pan con el hambri<strong>en</strong>to y recibas <strong>en</strong> tu casa al pobre sin techo; <strong>en</strong> que<br />

vistas al que no ti<strong>en</strong>e ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes. Entonces brillará tu luz como el<br />

Leccionario Dominical, Año B 44


LA ESTACION DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá. Entonces, si<br />

me llamas, yo te responderé; si gritas pidi<strong>en</strong>do ayuda, yo te diré: Aquí estoy. Si haces desaparecer toda<br />

opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a ti mismo <strong>en</strong> servicio del hambri<strong>en</strong>to, si<br />

ayudas al afligido <strong>en</strong> su necesidad, tu luz brillará <strong>en</strong> la oscuridad, tus sombras se convertirán <strong>en</strong> luz de<br />

mediodía. Yo te guiaré continuam<strong>en</strong>te, te daré comida abundante <strong>en</strong> el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y<br />

serás como un jardín bi<strong>en</strong> regado, como un manantial al que no le falta el agua. Tu pueblo reconstruirá las<br />

viejas ruinas y afianzará los cimi<strong>en</strong>tos puestos hace siglos. Llamarán a tu pueblo reparador de muros<br />

caídos, reconstructor de casa <strong>en</strong> ruinas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:8-14 (Pagina 626 L.O.C.)<br />

8. Misericordioso y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y rico <strong>en</strong> clem<strong>en</strong>cia.<br />

9. No nos acusará para siempre,*<br />

ni para siempre guardará su <strong>en</strong>ojo.<br />

10. No nos ha tratado conforme a nuestros pecados,*<br />

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.<br />

11. Así como se levantan los cielos sobre la tierra,*<br />

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.<br />

12. Como dista el ori<strong>en</strong>te del occid<strong>en</strong>te,*<br />

así aleja de nosotros nuestras rebeliones.<br />

13. Como un padre cuida de sus hijos,*<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14. Porque él sabe de qué estamos hechos;*<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:20b-6:10<br />

Así pues, <strong>en</strong> el nombre de Cristo les rogamos que se pongan <strong>en</strong> paz con Dios. Cristo no cometió<br />

pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo trató como al pecado mismo, para así, por medio de Cristo,<br />

librarnos de culpa. Ahora pues, como colaboradores <strong>en</strong> la obra de Dios, les rogamos a ustedes que no<br />

desaprovech<strong>en</strong> la bondad que Dios les ha mostrado. Porque él dice <strong>en</strong> las Escrituras: "En el mom<strong>en</strong>to<br />

oportuno te escuché; <strong>en</strong> el día de la salvación te ayudé." Y ahora es el mom<strong>en</strong>to oportuno. ¡Ahora es el día<br />

de la salvación!<br />

En nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga <strong>en</strong> descrédito. Al contrario, <strong>en</strong><br />

todo damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paci<strong>en</strong>cia los sufrimi<strong>en</strong>tos, las<br />

necesidades, las dificultades, los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el<br />

hambre. También lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimi<strong>en</strong>to de la verdad, por<br />

nuestra tolerancia y bondad, por la pres<strong>en</strong>cia del Espíritu Santo <strong>en</strong> nosotros, por nuestro amor sincero, por<br />

nuestro m<strong>en</strong>saje de verdad y por el poder de Dios <strong>en</strong> nosotros. Usamos las armas de la rectitud, tanto para<br />

el ataque como para la def<strong>en</strong>sa. Unas veces se nos honra, y otras veces se nos of<strong>en</strong>de; unas veces se habla<br />

bi<strong>en</strong> de nosotros y otras veces mal. Nos tratan como a m<strong>en</strong>tirosos, a pesar de que decimos la verdad. Nos<br />

tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bi<strong>en</strong> conocidos. Estamos medio muertos, pero seguimos<br />

vivi<strong>en</strong>do; nos castigan, pero no nos matan. Parecemos tristes, pero siempre estamos cont<strong>en</strong>tos; parecemos<br />

pobres, pero hemos <strong>en</strong>riquecido a muchos; parece que no t<strong>en</strong>emos nada, pero lo t<strong>en</strong>emos todo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año B 45


LA ESTACION DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:1-6,16-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No practiqu<strong>en</strong> su religión delante de la g<strong>en</strong>te sólo para que los demás los vean. Si lo hac<strong>en</strong> así su<br />

Padre que está <strong>en</strong> el cielo no les dará ningún premio. Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo<br />

publiques a los cuatro vi<strong>en</strong>tos, como hac<strong>en</strong> los hipócritas <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> las calles para que la g<strong>en</strong>te<br />

hable bi<strong>en</strong> de ellos. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no<br />

sé lo cu<strong>en</strong>tes ni siquiera a tu amigo mas íntimo; hazlo <strong>en</strong> secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong><br />

secreto, te dará tu premio.<br />

Cuando ustedes or<strong>en</strong>, no sean como los hipócritas, a qui<strong>en</strong>es les gusta orar de pie <strong>en</strong> las sinagogas y<br />

<strong>en</strong> las esquinas de las plazas para que la g<strong>en</strong>te los vea. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Pero<br />

tú, cuando ores, <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está allí a solas contigo. Y tu<br />

Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong> secreto, te dará tu premio. Cuando ustedes ayun<strong>en</strong>, no pongan cara triste,<br />

como los hipócritas, que apar<strong>en</strong>tan tristeza para que la g<strong>en</strong>te vea que están ayunando. Les aseguro que con<br />

eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio.<br />

Tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bi<strong>en</strong>, para que la g<strong>en</strong>te no note que estás ayunando.<br />

Solam<strong>en</strong>te lo notará tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu premio.<br />

No amonton<strong>en</strong> riquezas aquí <strong>en</strong> la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y<br />

donde los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Más bi<strong>en</strong> amonton<strong>en</strong> riquezas <strong>en</strong> el cielo, donde la polilla no destruye<br />

ni las cosas se echan a perder ni los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también<br />

tu corazón.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 46


LA ESTACION DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo fue llevado por el Espíritu para ser t<strong>en</strong>tado por Satanás:<br />

Apresúrate a socorrer a los que somos atacados por múltiples t<strong>en</strong>taciones; y así como tú conoces las<br />

flaquezas de cada uno de nosotros, haz que cada uno te halle poderoso para salvar; por Jesucristo tu Hijo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 9:8-17<br />

Dios también les dijo a Noé y a sus hijos: "Mir<strong>en</strong>, yo voy a establecer mi pacto con ustedes y con sus<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, y con todos los animales que están con ustedes y que salieron de la barca: aves y animales<br />

domésticos y salvajes, y con todos los animales del mundo. Mi pacto con ustedes no cambiará: no volveré<br />

a destruir a los hombres y animales con un diluvio. Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la<br />

tierra. Esta es la señal del pacto que para siempre hago con ustedes y con todos los animales: he puesto mi<br />

arco iris <strong>en</strong> las nubes, y servirá como señal del pacto que hago con la tierra. Cuando yo haga v<strong>en</strong>ir nubes<br />

sobre la tierra, mi arco iris aparecerá <strong>en</strong>tre ellas. Entonces me acordaré del pacto que he hecho con ustedes<br />

y con todos los animales, y ya no volverá a haber ningún diluvio que los destruya. Cuando el arco iris esté<br />

<strong>en</strong>tre las nubes, yo lo veré y me acordaré del pacto que he hecho para siempre con todo hombre y todo<br />

animal que hay <strong>en</strong> el mundo. Esta es la señal del pacto que yo he establecido con todo hombre y animal<br />

aquí <strong>en</strong> la tierra." Así habló Dios con Noé.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 25:3-9 (Página 513 L.O.C.)<br />

3. Muéstrame, oh Señor, tus caminos;*<br />

<strong>en</strong>séñame tus s<strong>en</strong>das.<br />

4. Encamíname <strong>en</strong> tu verdad, y <strong>en</strong>séñame;*<br />

porque tú eres el Dios de mi salvación;<br />

<strong>en</strong> ti he esperado todo el día.<br />

5. Acuérdate, oh Señor, de tus piedades y de tus misericordias,*<br />

porque son perpetuas.<br />

6. De los pecados de mi juv<strong>en</strong>tud, y de mis rebeliones,<br />

no te acuerdes;*<br />

conforme a tu misericordia acuérdate de mí,<br />

por tu bondad, oh Señor.<br />

7. Bu<strong>en</strong>o y recto es el Señor;*<br />

por tanto, <strong>en</strong>seña a los pecadores el camino.<br />

8. Encamina a los humildes por el juicio,*<br />

y <strong>en</strong>seña a los mansos su carrera.<br />

9. Todas las s<strong>en</strong>das del Señor son amor y fidelidad,*<br />

para los que guardan su pacto y sus testimonios.<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 3:18-22<br />

Porque Cristo mismo sufrirá la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era bu<strong>en</strong>o,<br />

pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. Como hombre, murió; pero como ser espiritual<br />

que era, volvió a la vida. Y como ser espiritual, fue y predicó a los espíritus que estaban presos. Estos<br />

habían sido desobedi<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> tiempos antiguos, <strong>en</strong> los días de Noé, cuando Dios esperaba con paci<strong>en</strong>cia<br />

mi<strong>en</strong>tras se construía la barca, <strong>en</strong> la que algunas personas, ocho <strong>en</strong> total, fueron salvadas por medio del<br />

agua. Y aquella agua repres<strong>en</strong>taba el agua del bautismo, por medio del cual somos ahora salvados. El<br />

Leccionario Dominical, Año B 47


LA ESTACION DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

bautismo no consiste <strong>en</strong> limpiar el cuerpo, sino <strong>en</strong> pedirle a Dios una conci<strong>en</strong>cia limpia; y nos salva por la<br />

resurrección de Jesucristo, que subió el cielo y está a la derecha de Dios, y al que han quedado sujetos los<br />

ángeles y demás seres espirituales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> autoridad y poder.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:9-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, que está <strong>en</strong> la región de Galilea, y Juan lo bautizó <strong>en</strong> el<br />

Jordán. En el mom<strong>en</strong>to de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él<br />

como una paloma. Y se oyó una voz del cielo, que decía: "Tú eres mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido."<br />

Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí estuvo cuar<strong>en</strong>ta días, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre las fieras y<br />

si<strong>en</strong>do puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 48


LA ESTACION DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuya gloria es siempre t<strong>en</strong>er misericordia: Sé b<strong>en</strong>igno a todos los que se han descarriado de<br />

tus caminos, y tráelos de nuevo con corazones p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes y fe firme, para recibir y abrazar la verdad<br />

inmutable de tu Verbo, Jesucristo tu Hijo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 22:1-14<br />

Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él<br />

contestó: -Aquí estoy. Y Dios le dijo: -Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de<br />

Moriah. Una vez allá, ofrécelo <strong>en</strong> holocausto sobre el cerro que yo te señalaré. Al día sigui<strong>en</strong>te, muy<br />

temprano, Abraham se levantó y <strong>en</strong>silló su asno; cortó leña para el holocausto y se fue al lugar que Dios le<br />

había dicho, junto con su hijo Isaac y dos de sus siervos. Al tercer día, Abraham alcanzó a ver el lugar<br />

desde lejos. Entonces les dijo a sus siervos:<br />

-Quéd<strong>en</strong>se aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante, adoraremos a Dios, y luego<br />

regresaremos. Abraham tomó la leña para el holocausto y la puso sobre los hombros de Isaac; luego tomó<br />

el cuchillo y el fuego, y se fueron los dos juntos. Poco después Isaac le dijo a Abraham: -¡Padre! -¿Qué<br />

quieres, hijo? -le contestó Abraham. -Mira dijo Isaac-, t<strong>en</strong>emos la leña y el fuego, pero ¿dónde está el<br />

cordero para el holocausto? -Dios se <strong>en</strong>cargará de que haya un cordero para el holocausto, hijito -<br />

respondió su padre.<br />

Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abraham<br />

construyó un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso <strong>en</strong> el altar, sobre la leña; pero <strong>en</strong> el<br />

mom<strong>en</strong>to de tomar el cuchillo para sacrificar a su hijo, el ángel del Señor lo llamó desde el cielo: -<br />

¡Abraham! ¡Abraham! -Aquí estoy -contesto él. El ángel le dijo:<br />

-No le hagas ningún daño al muchacho, porque ya sé que ti<strong>en</strong>es temor de Dios, pues no te negaste a<br />

darme tu único hijo. Abraham se fijó, y vio un carnero que estaba <strong>en</strong>redado por los cuernos <strong>en</strong>tre las ramas<br />

de un arbusto; <strong>en</strong>tonces fue, tomó el carnero y lo ofreció <strong>en</strong> holocausto, <strong>en</strong> lugar de su hijo. Después<br />

Abraham le puso este nombre a aquel lugar: "El Señor da lo necesario." Por eso todavía se dice: "En el<br />

cerro, el Señor da lo necesario."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 16:5-11 (Página 499 L.O.C.)<br />

5. Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa;*<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6. Me toca una parcela hermosa;*<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7. B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja;*<br />

aún <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8. Al Señor he puesto siempre delante mí;*<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9. Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu;*<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10. Porque no me dejarás al sepulcro;*<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11. Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida;*<br />

Leccionario Dominical, Año B 49


LA ESTACION DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

EPÍSTOLA Romanos 8:31-39<br />

¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros! Si<br />

Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo <strong>en</strong>tregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá<br />

de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas? ¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido?<br />

Dios es qui<strong>en</strong> los declara libres de culpa. ¿Quién podrá cond<strong>en</strong>arlos? Cristo Jesús es qui<strong>en</strong> murió; todavía<br />

más, qui<strong>en</strong> resucitó y está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. ¿Quién nos podrá separar del amor<br />

de Cristo? ¿El sufrimi<strong>en</strong>to, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro,<br />

o la muerte? Como dice la Escritura: "Por causa tuya estamos siempre expuestos a la muerte; nos tratan<br />

como a ovejas llevadas al matadero."<br />

Pero <strong>en</strong> todo esto salimos más que v<strong>en</strong>cedores por medio de aquel que nos amó. Estoy conv<strong>en</strong>cido de<br />

que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y<br />

fuerzas espirituales, ni lo pres<strong>en</strong>te, ni lo futuro, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra de las cosas<br />

creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado <strong>en</strong> Cristo Jesús nuestro<br />

Señor!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 8:31-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señarles que el Hijo del hombre t<strong>en</strong>dría que sufrir mucho, y que sería rechazado<br />

por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar,<br />

pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claram<strong>en</strong>te. Entonces Pedro lo llevó aparte y<br />

com<strong>en</strong>zó a repr<strong>en</strong>derlo. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y repr<strong>en</strong>dió a Pedro, diciéndole: -<br />

¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las v<strong>en</strong> los hombres. Luego<br />

Jesús llamó a sus discípulos y a la g<strong>en</strong>te, y dijo:<br />

-Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el<br />

que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del m<strong>en</strong>saje de salvación,<br />

la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo <strong>en</strong>tero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá<br />

pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se avergü<strong>en</strong>za de mí y de mi m<strong>en</strong>saje delante de esta g<strong>en</strong>te<br />

infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando v<strong>en</strong>ga con la gloria de su Padre<br />

y con los santos ángeles.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 50


LA ESTACION DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú sabes que <strong>en</strong> nosotros no hay poder para ayudarnos: Guárdanos tanto<br />

exteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuerpo como interiorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> alma, para que seamos def<strong>en</strong>didos de todas las<br />

adversidades que puedan sobrev<strong>en</strong>ir al cuerpo, y de los malos p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos que puedan asaltar y herir el<br />

alma; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 20:1-17<br />

Dios habló, y dijo todas estas palabras: "Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde eras<br />

esclavo. No T<strong>en</strong>gas otros dioses aparte de mí. No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba <strong>en</strong> el<br />

cielo, ni de lo que hay abajo <strong>en</strong> la tierra, ni de lo que hay <strong>en</strong> el mar debajo de la tierra. No te inclines<br />

delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso que castiga la maldad de<br />

los padres que me odian, <strong>en</strong> sus hijos, nietos y bisnietos; pero que trató con amor por mil g<strong>en</strong>eraciones a<br />

los que me aman y cumpl<strong>en</strong> mis mandami<strong>en</strong>tos. No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él<br />

no dejará sin castigo al que use mal su nombre.<br />

Acuérdate del día de reposo, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz <strong>en</strong> ellos todo lo que<br />

t<strong>en</strong>gas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo<br />

<strong>en</strong> ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo o tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que<br />

viva contigo. Porque el Señor hizo <strong>en</strong> seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay <strong>en</strong> ellos, y<br />

descansó el día séptimo. Por eso el Señor b<strong>en</strong>dijo el día de reposo y lo declaró día sagrado.<br />

"Honra a tu padre y a tu madre," para que vivas una larga vida <strong>en</strong> la tierra que te da el Señor tu Dios.<br />

No mates. No cometas adulterio. No robes. No digas m<strong>en</strong>tiras <strong>en</strong> perjuicio de tu prójimo. No codicies la<br />

casa de tu prójimo: no codicies su mujer, ni su esclavo o su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le<br />

pert<strong>en</strong>ezca."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19:7-14 (Página 506 L.O.C.)<br />

7. La ley del Señor es perfecta, que aviva el alma;*<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8. Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos, que alegran el corazón;*<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9. El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;*<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10. Deseables son, más que el oro, más que oro fino;*<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11. Tu siervo es además por ellos alumbrado,*<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12. ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores?*<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 51


LA ESTACION DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

13. Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí;*<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

14. Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti,*<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

EPÍSTOLA Romanos 7:13-25<br />

Pero <strong>en</strong>tonces, ¿esto que es bu<strong>en</strong>o habrá de llevarme a la muerte? ¡Claro que no! Lo que pasa es que<br />

el pecado, para demostrar que verdaderam<strong>en</strong>te es pecado, me causó la muerte valiéndose de lo bu<strong>en</strong>o. Y<br />

así, por medio del mandami<strong>en</strong>to, quedó demostrado lo terriblem<strong>en</strong>te malo que es el pecado.<br />

Sabemos que la ley es espiritual, pero <strong>en</strong> mi naturaleza humana estoy v<strong>en</strong>dido como esclavo al<br />

pecado. No <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, y <strong>en</strong> cambio aquello que odio es<br />

precisam<strong>en</strong>te lo que hago. Pero si lo que hago es lo que no quiero hacer, reconozco con ello que la ley es<br />

bu<strong>en</strong>a. Así que ya no soy yo qui<strong>en</strong> lo hace, sino el pecado que está <strong>en</strong> mí. Porque yo sé que <strong>en</strong> mí, es<br />

decir, <strong>en</strong> mi naturaleza de hombre pecador, no hay nada bu<strong>en</strong>o; pues aunque t<strong>en</strong>go el deseo de hacer lo<br />

bu<strong>en</strong>o, no soy capaz de hacerlo. No hago lo bu<strong>en</strong>o que quiero hacer, sino lo malo que no quiero hacer.<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, si hago lo que no quiero hacer, ya no soy yo qui<strong>en</strong> lo hace, sino el pecado que está <strong>en</strong> mí.<br />

Me doy cu<strong>en</strong>ta de que, aun queri<strong>en</strong>do hacer el bi<strong>en</strong>, solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro el mal a mi alcance. En mi<br />

interior me gusta la ley de Dios, pero veo <strong>en</strong> mí algo que se opone a mi capacidad de razonar: es la ley del<br />

pecado, que está <strong>en</strong> mí y que me ti<strong>en</strong>e preso. ¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará del poder de la muerte<br />

que está <strong>en</strong> mi cuerpo? Solam<strong>en</strong>te Dios, a qui<strong>en</strong> doy gracias por medio de nuestro Señor Jesucristo. En<br />

conclusión: yo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que debo someterme a la ley de Dios, pero como hombre estoy sometido a la ley<br />

del pecado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 2:13-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Como ya se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén. Y <strong>en</strong>contró <strong>en</strong> el<br />

templo a los v<strong>en</strong>dedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que estaban s<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> los puestos donde se<br />

le cambiaba el dinero a la g<strong>en</strong>te. Al verlo, Jesús tomó unas cuerdas, se hizo un látigo y los echó a todos<br />

del templo, junto con sus ovejas y sus bueyes. A los que cambiaban dinero les arrojó las monedas al suelo<br />

y les volcó las mesas. A los v<strong>en</strong>dedores de palomas les dijo: -¡Saqu<strong>en</strong> esto de aquí! ¡No hagan un mercado<br />

de la casa de mi Padre! Entonces sus discípulos se acordaron de la Escritura que dice: "Me consume el<br />

celo por tu casa."<br />

Los judíos le preguntaron: -¿Qué prueba nos das de tu autoridad para hacer esto? Jesús les contestó: -<br />

Destruyan este templo, y <strong>en</strong> tres días volveré a levantarlo. Los judíos le dijeron: -Cuar<strong>en</strong>ta y seis años se<br />

ha trabajado <strong>en</strong> la construcción de este templo, y ¿tú <strong>en</strong> tres días lo vas a levantar? Pero el templo al que<br />

Jesús se refería era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de esto que<br />

había dicho, y creyeron <strong>en</strong> la Escritura y <strong>en</strong> las palabras de Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 52


LA ESTACION DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Padre bondadoso, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo Jesucristo desc<strong>en</strong>dió del cielo para ser el pan verdadero que da<br />

vida al mundo: Danos siempre este pan, para que él viva <strong>en</strong> nosotros y nosotros <strong>en</strong> él; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Crónicas 36:14-23<br />

También todos los jefes de Judá, los sacerdotes y el pueblo extremaron su infidelidad, sigui<strong>en</strong>do las<br />

prácticas infames de las naciones paganas y profanando el templo del Señor que él había escogido como su<br />

santuario <strong>en</strong> Jerusalén. El Señor, Dios de sus antepasados, les <strong>en</strong>vió constantes advert<strong>en</strong>cias por medio de<br />

sus m<strong>en</strong>sajeros, porque t<strong>en</strong>ía compasión de su pueblo y de su lugar de resid<strong>en</strong>cia. Pero ellos se rieron de<br />

los m<strong>en</strong>sajeros de Dios, despreciaron sus avisos y se burlaron de sus profetas, hasta que la ira del Señor<br />

estalló contra su pueblo de modo que ya no hubo remedio.<br />

Entonces el Señor hizo marchar contra ellos al rey de los caldeos, que pasó a cuchillo a sus jóv<strong>en</strong>es<br />

<strong>en</strong> el propio edificio del templo y no tuvo piedad de los jóv<strong>en</strong>es ni de las muchachas, de los ancianos ni de<br />

los inválidos. A todos los <strong>en</strong>tregó el Señor <strong>en</strong> sus manos. Todos los ut<strong>en</strong>silios del templo de Dios, grandes<br />

y pequeños, y los tesoros del templo, del rey y de sus funcionarios, todo se lo llevó el rey de los caldeos a<br />

Babilonia. Además quemaron el templo de Dios, derribaron la muralla de Jerusalén, pr<strong>en</strong>dieron fuego a sus<br />

palacios y destruyeron todo lo que había de valor.<br />

Después desterró a Babilonia a los sobrevivi<strong>en</strong>tes de la matanza, donde se convirtieron <strong>en</strong> esclavos<br />

suyos y de sus hijos hasta que se estableció el imperio persa, para que se cumpliera lo que Dios había dicho<br />

por medio del profeta Jeremías. Así el país debía disfrutar de su reposo; porque descansó todo el tiempo<br />

que estuvo <strong>en</strong> ruinas, hasta que pasaron set<strong>en</strong>ta años. En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, y<br />

para que se cumpliera la palabra del Señor anunciada por Jeremías, el Señor impulsó a Ciro a que <strong>en</strong> todo<br />

su reino promulgara, de palabra y por escrito, este decreto: "Ciro, rey de Persia, declara lo sigui<strong>en</strong>te: El<br />

Señor, Dios de los cielos, ha puesto <strong>en</strong> mis manos todos los reinos de la tierra, y me ha <strong>en</strong>cargado que le<br />

construya un templo <strong>en</strong> Jerusalén, que está <strong>en</strong> la región de Judá. Así que a cualquiera de ustedes que<br />

pert<strong>en</strong>ezca al pueblo del Señor, que el Señor su Dios lo ayude, y váyase allá."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 122 (Página 670 L.O.C.)<br />

1. Me alegré cuando me dijeron:*<br />

"Vamos a la casa del Señor".<br />

2. Ya están pisando nuestros pies*<br />

tus umbrales, oh Jerusalén.<br />

3. Jerusalén está edificada*<br />

como ciudad bi<strong>en</strong> unida <strong>en</strong>tre sí.<br />

4. Allá sub<strong>en</strong> las tribus, las tribus del Señor,<br />

la asamblea de Israel,*<br />

para alabar el Nombre del Señor;<br />

5. Porque allá están los tronos del juicio,*<br />

los tronos de la casa de David.<br />

6. Or<strong>en</strong> por la paz de Jerusalén:*<br />

"Que prosper<strong>en</strong> los que te aman.<br />

7. Haya paz d<strong>en</strong>tro de tus muros,*<br />

sosiego d<strong>en</strong>tro de tus ciudadelas.<br />

8. Por amor de mis hermanos y mis compañeros,*<br />

Leccionario Dominical, Año B 53


LA ESTACION DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

digo de corazón: 'La paz contigo'.<br />

9. Por amor de la casa del Señor nuestro Dios,*<br />

buscaré hacerte el bi<strong>en</strong>".<br />

EPÍSTOLA Efesios 2:4-10<br />

Pero Dios es tan misericordioso y nos amó tanto, que nos dio vida juntam<strong>en</strong>te con Cristo cuando<br />

todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la<br />

salvación. Dios nos resucitó juntam<strong>en</strong>te con Cristo Jesús, y nos hizo s<strong>en</strong>tar con él <strong>en</strong> el cielo. Hizo esto<br />

para demostrar <strong>en</strong> los tiempos futuros el gran amor que nos ti<strong>en</strong>e, y su bondad para con nosotros <strong>en</strong> Cristo<br />

Jesús. Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo<br />

que ustedes mismos hayan conseguido, sino que les ha sido dado por Dios. No es el resultado de las<br />

propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de nada; pues es Dios qui<strong>en</strong> nos ha hecho; él nos ha<br />

creado <strong>en</strong> Cristo Jesús para que hagamos bu<strong>en</strong>as obras, según él lo había dispuesto de antemano.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:4-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Cuando Jesús miró y vio la mucha g<strong>en</strong>te que lo<br />

seguía, le dijo a Felipe: -¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta g<strong>en</strong>te?<br />

Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bi<strong>en</strong> lo que había de hacer.<br />

Felipe le respondió: -Ni siquiera dosci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios de pan bastarían para que cada uno recibiera un<br />

poco. Entonces Andrés, que era otro de sus discípulos y hermano de Simón Pedro, le dijo: -Aquí hay un<br />

niño que ti<strong>en</strong>e cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta g<strong>en</strong>te? Jesús respondió:<br />

-Díganles a todos que se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong>. Había mucha hierba <strong>en</strong> aquel lugar, y se s<strong>en</strong>taron. Eran unos cinco<br />

mil hombres. Jesús tomó <strong>en</strong> sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió <strong>en</strong>tre los que<br />

estaban s<strong>en</strong>tados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían. Cuando ya estuvieron<br />

satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: -Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada.<br />

Ellos los recogieron, y ll<strong>en</strong>aron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.<br />

La g<strong>en</strong>te, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía: -De veras este es el profeta que había de v<strong>en</strong>ir<br />

al mundo. Pero como Jesús se dio cu<strong>en</strong>ta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró<br />

otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 54


LA ESTACION DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, solo tú puedes ord<strong>en</strong>ar los afectos y voluntades rebeldes de los pecadores:<br />

Concede gracia a tu pueblo para amar lo que tú dispones y desear lo que tú prometes; a fin de que, <strong>en</strong><br />

medio de los rápidos y variados cambios del mundo, nuestros corazones permanezcan fijos allí donde se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los verdaderos goces; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 31:31-34<br />

El Señor afirma: "V<strong>en</strong>drá un día <strong>en</strong> que haré un nuevo pacto con Israel y con Judá. Este pacto no<br />

será como el que hice con sus antepasados, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto; porque<br />

ellos no cumplieron mi pacto, a pesar de que yo era su dueño. Yo, el Señor, lo afirmo. Este será el pacto<br />

que haré con Israel <strong>en</strong> aquel tiempo: Pondré mi ley <strong>en</strong> su corazón y la escribiré <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te. Yo seré su<br />

Dios y ellos serán mi pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo. Ya no será necesario que unos a otros, amigos y<br />

pari<strong>en</strong>tes, t<strong>en</strong>gan que instruirse para que me conozcan, porque todos, desde el más grande hasta el más<br />

pequeño, me conocerán. Yo les perdonaré su maldad y no me acordaré más de sus<br />

pecados. Yo, el Señor, lo afirmo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 51:1l-16 (Pagina 553 L.O.C.)<br />

11. Crea <strong>en</strong> mí, oh Dios, un corazón limpio,*<br />

y r<strong>en</strong>ueva un espíritu firme d<strong>en</strong>tro de mí.<br />

12. No me eches de tu pres<strong>en</strong>cia,*<br />

y no quites de mí tu santo Espíritu.<br />

13. Dame otra vez el gozo de tu salvación;*<br />

y que tu noble Espíritu me sust<strong>en</strong>te.<br />

14. Enseñaré a los rebeldes tus caminos,*<br />

y los pecadores se convertirán a ti.<br />

15. Líbrame de la muerte, oh Dios,*<br />

y cantará mi l<strong>en</strong>gua tu justicia,<br />

oh Dios mi Salvador.<br />

16. Soberano mío, abre mis labios,*<br />

y mi boca proclamará tu alabanza;<br />

EPÍSTOLA Hebreos 5:[1-4] 5-10<br />

[Todo sumo sacerdote es escogido de <strong>en</strong>tre los hombres, nombrado para repres<strong>en</strong>tarlos delante de<br />

Dios y para hacer ofr<strong>en</strong>das y sacrificios por los pecados. Y como el sacerdote está sujeto a las debilidades<br />

humanas, puede t<strong>en</strong>er compasión de los ignorantes y los extraviados; y a causa de su propia debilidad,<br />

ti<strong>en</strong>e que ofrecer sacrificios por sus pecados tanto como por los pecados del pueblo. Nadie puede tomar<br />

este honor para sí mismo, sino que es Dios qui<strong>en</strong> lo llama y le da el honor, como <strong>en</strong> el caso de Aarón.] De<br />

la misma manera, Cristo no se nombró sumo sacerdote a sí mismo, sino que Dios le dio ese honor, pues él<br />

fue qui<strong>en</strong> dijo: "Tú eres mi hijo; yo te he <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado hoy" Y también le dijo <strong>en</strong> otra parte de las Escrituras:<br />

"Tú eres sacerdote para siempre, de la misma clase de Melquisedec." Mi<strong>en</strong>tras Cristo estuvo vivi<strong>en</strong>do aquí<br />

<strong>en</strong> el mundo, con voz fuerte y muchas lágrimas oró y suplicó a Dios, que t<strong>en</strong>ía poder para librarlo de la<br />

muerte; y por su obedi<strong>en</strong>cia, Dios lo escuchó. Así que Cristo, a pesar de ser Hijo, sufri<strong>en</strong>do apr<strong>en</strong>dió a<br />

obedecer; y al perfeccionarse de esa manera, llegó a ser fu<strong>en</strong>te de salvación eterna para todos los que le<br />

obedec<strong>en</strong>, y Dios lo nombró sumo sacerdote de la misma clase que Melquisedec.<br />

Leccionario Dominical, Año B 55


LA ESTACION DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:20-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entre la g<strong>en</strong>te que había ido a Jerusalén a adorar durante la fiesta, había algunos griegos. Estos se<br />

acercaron a Felipe, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron: -Señor, queremos ver a Jesús.<br />

Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús. Jesús<br />

les dijo <strong>en</strong>tonces:<br />

-Ha llegado la hora <strong>en</strong> que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les aseguro que si un grano de<br />

trigo no cae <strong>en</strong> la tierra y muere, sigue si<strong>en</strong>do un solo grano; pero si muere, da abundante cosecha. El que<br />

ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida <strong>en</strong> este mundo, la conservará para la<br />

vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva.<br />

Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará. "¡Si<strong>en</strong>to <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to una angustia terrible! ¿Y qué voy a<br />

decir? Diré: Padre, ¿líbrame de esta angustia? ¡Pero precisam<strong>en</strong>te para esto he v<strong>en</strong>ido!<br />

Padre, glorifica tu nombre.<br />

Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: "Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez."<br />

La g<strong>en</strong>te que estaba allí escuchando, decía que había sido un tru<strong>en</strong>o; pero algunos afirmaban: -Un ángel le<br />

ha hablado. Jesús les dijo: -No fue por mí por qui<strong>en</strong> se oyó esta voz, sino por ustedes. Este es el mom<strong>en</strong>to<br />

<strong>en</strong> que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda <strong>en</strong> este mundo. Pero cuando yo sea<br />

levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der de qué forma había de morir.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 56


LA ESTACION DE PASCUA Día de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, que por medio de tu Hijo unigénito Jesucristo has v<strong>en</strong>cido la muerte y nos abriste<br />

la puerta de la vida eterna: Concede a los que celebramos con gozo el día de la resurrección del Señor, que<br />

seamos resucitados de la muerte del pecado por tu Espíritu vivificador; mediante Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 10:34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: -Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do de que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios hablo a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que paso <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamo que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>o de poder y de Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo.<br />

Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús <strong>en</strong><br />

la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo resucito al<br />

tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a<br />

qui<strong>en</strong> Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que<br />

resucito. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los<br />

muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él recib<strong>en</strong><br />

por medio de él el perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:14-17,22-24 (Página 653 L.O.C.)<br />

14. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

15. Hay voz de jubilo y victoria,*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos.<br />

16. “¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa!<br />

¡La diestra del Señor ha triunfado!<br />

17. No he de morir, sino que vivire,*<br />

y contare las hazañas del Señor.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido hacer la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor;*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Leccionario Dominical, Año B 57


LA ESTACION DE PASCUA Día de Pascua<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:1-4<br />

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busqu<strong>en</strong> las cosas del cielo, donde<br />

Cristo esta s<strong>en</strong>tado a la derecha de Dios. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> las cosas del cielo no <strong>en</strong> las de la tierra. Pues ustedes<br />

murieron, y ahora su vida esta escondida con Cristo <strong>en</strong> Dios. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando<br />

el aparezca, ustedes también aparecerán con él y t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:1-8<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pasado el día de reposo, María Magdal<strong>en</strong>a la madre de Santiago, y Salomé, compraron perfumes<br />

para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, ap<strong>en</strong>as<br />

salido el sol, diciéndose unas a otras:<br />

-¿Qui<strong>en</strong> nos quitara la piedra de la <strong>en</strong>trada del sepulcro? Pero al mirar, vieron que la gran piedra que<br />

tapaba el sepulcro y ya no estaba <strong>en</strong> su lugar. Cuando <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el sepulcro vieron, vieron s<strong>en</strong>tado al lado<br />

derecho, a un jov<strong>en</strong> vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se asustaron, pero él les dijo:<br />

-No se asust<strong>en</strong>. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no esta<br />

aquí. Mir<strong>en</strong> el lugar donde lo pusieron. Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: ‘Él va a ir a Galilea<br />

antes que ustedes; allí lo verán, tal como les dijo.’<br />

Entonces las mujeres salieron huy<strong>en</strong>do del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. y no dijeron<br />

nada nadie, porque t<strong>en</strong>ían miedo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 58


LA ESTACION DE PASCUA Segundo Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la<br />

reconciliación: Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que<br />

manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 3:12a,13-15,17-26<br />

Pedro, les dijo "El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha dado<br />

el más alto honor a su siervo Jesús, a qui<strong>en</strong> ustedes, <strong>en</strong>tregaron a las autoridades y a qui<strong>en</strong>, cuando Pilato<br />

quiso soltarlo, ustedes no lo permitieron. En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes<br />

pidieron que se soltara a un criminal. Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida. Pero Dios lo<br />

resucitó, y de esto nosotros somos testigos. Ya sé, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a<br />

Jesús, lo hicieron sin saber <strong>en</strong> realidad lo que estaban haci<strong>en</strong>do. Pero Dios cumplió de este modo lo que<br />

antes había anunciado por medio de todos sus profetas: que su Mesías t<strong>en</strong>ía que morir. Por eso, vuélvanse<br />

ustedes a Dios y conviértanse, para que él les borre sus pecados. Quizás <strong>en</strong>tonces el Señor les mande<br />

tiempos de alivio, <strong>en</strong>viándoles a Jesús, a qui<strong>en</strong> desde el principio había escogido como Mesías para<br />

ustedes. Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer <strong>en</strong> el cielo hasta que Dios ponga <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> todas las<br />

cosas, como dijo por medio de sus santos profetas que vivieron <strong>en</strong> los tiempos antiguos. Moisés anunció a<br />

nuestros antepasados: 'El Señor su Dios hará que salga de <strong>en</strong>tre ustedes un profeta como yo. Obedézcanlo<br />

<strong>en</strong> todo lo que les diga, porque todo aquel que no haga caso a ese profeta, será eliminado del pueblo.'<br />

Y todos los profetas, desde Samuel <strong>en</strong> adelante, hablaron también de estos días. Ustedes son<br />

herederos de las promesas que Dios hizo por medio de los profetas, y son también herederos del pacto<br />

hecho por Dios con nuestros antepasados. Pues Dios le dijo a Abraham: 'Todas las naciones del mundo<br />

serán b<strong>en</strong>decidas por medio de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.' Cuando Dios resucitó a su Hijo, lo <strong>en</strong>vió primero a<br />

ustedes, para b<strong>en</strong>decirlos, para que cada uno de ustedes se convierta de su maldad".<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 111 (Página 646 L.O.C.)<br />

1. ¡Aleluya! Daré gracias al Señor de todo corazón,*<br />

<strong>en</strong> la asamblea de los rectos, <strong>en</strong> la congregación.<br />

2. ¡Grandes son las obras del Señor!*<br />

Son dignas de estudio para los que las aman.<br />

3. Su obra está ll<strong>en</strong>a de espl<strong>en</strong>dor y majestad,*<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanece para siempre.<br />

4. Ha hecho memorables sus maravillas;*<br />

clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor.<br />

5. Da alim<strong>en</strong>to a los que le v<strong>en</strong>eran;*<br />

para siempre se acuerda de su pacto.<br />

6. El poder de sus obras manifestó a su pueblo,*<br />

dándoles la heredad de las naciones.<br />

7. Las obras de sus manos son verdad y juicio;*<br />

fidedignos son todos sus mandami<strong>en</strong>tos,<br />

8. Afirmados eternam<strong>en</strong>te y para siempre,*<br />

hechos <strong>en</strong> verdad y <strong>en</strong> rectitud.<br />

Leccionario Dominical, Año B 59


LA ESTACION DE PASCUA Segundo Domingo de Pascua<br />

9. Red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>vió a su pueblo;<br />

para siempre ord<strong>en</strong>ó su pacto;*<br />

santo y temible es su Nombre.<br />

10. Principio de la sabiduría es el temor del Señor;<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bu<strong>en</strong> juicio los que lo practican;*<br />

su loor permanece para siempre.<br />

EPÍSTOLA 1 San Juan 5:1-6<br />

Todo el que ti<strong>en</strong>e fe <strong>en</strong> que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el que ama a un padre, ama también<br />

a los hijos de ese padre. Cuando amamos a Dios y hacemos lo que él manda, sabemos que amamos<br />

también a los hijos de Dios. El amar a Dios consiste <strong>en</strong> obedecer sus mandami<strong>en</strong>tos; y sus mandami<strong>en</strong>tos<br />

no son una carga, porque todo el que es hijo de Dios v<strong>en</strong>ce al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la victoria<br />

sobre el mundo. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, v<strong>en</strong>ce al mundo.<br />

La v<strong>en</strong>ida de Jesucristo quedó señalada con agua y sangre; no sólo con agua, sino con agua y sangre.<br />

El Espíritu mismo es testigo de esto, y el Espíritu es la verdad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:19-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con<br />

las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús <strong>en</strong>tró y, poniéndose <strong>en</strong> medio de los discípulos, los<br />

saludó dici<strong>en</strong>do: - ¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de<br />

ver al Señor.<br />

Luego Jesús les dijo otra vez: -¡Paz a ustedes! Como el Padre me <strong>en</strong>vió a mí, así yo los <strong>en</strong>vío a<br />

ustedes. Y sopló sobre ellos, y les dijo: -Reciban el Espíritu Santo. A qui<strong>en</strong>es ustedes perdon<strong>en</strong> los<br />

pecados, les quedarán perdonados; y a qui<strong>en</strong>es no se los perdon<strong>en</strong>, les quedarán sin perdonar.<br />

Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llego<br />

Jesús. Después los otros discípulos le dijeron: -Hemos visto al Señor. Pero Tomás les contestó: -Si no<br />

veo <strong>en</strong> sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo <strong>en</strong> ellas y mi mano <strong>en</strong> su costado, no lo<br />

podré creer. Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo <strong>en</strong> una casa, y esta vez Tomás<br />

estaba también. T<strong>en</strong>ían las puertas cerradas, pero Jesús <strong>en</strong>tró, se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó,<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Paz a ustedes! Luego dijo a Tomás: -Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y<br />

métela <strong>en</strong> mi costado. ¡No seas incrédulo; cree! Tomás <strong>en</strong>tonces exclamó: -¡Mi Señor y mi Dios! Jesús le<br />

dijo: -¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que cre<strong>en</strong> sin haber visto! Jesús hizo muchas otras<br />

señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas <strong>en</strong> este libro. Pero éstas se han<br />

escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él t<strong>en</strong>gan<br />

vida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 60


LA ESTACION DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se dio a conocer a sus discípulos <strong>en</strong> la fracción del pan: Abre los ojos de<br />

nuestra fe, para que podamos contemplarle <strong>en</strong> toda su obra red<strong>en</strong>tora; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 4:5-12<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te se reunieron <strong>en</strong> Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los maestros de la<br />

ley. Allí estaban también Anás, que era el sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los que<br />

pert<strong>en</strong>ecían a la familia de los sumos sacerdotes. Ord<strong>en</strong>aron que les llevaran a Pedro y a Juan, y<br />

poniéndolos <strong>en</strong> medio de ellos les preguntaron:<br />

-¿Con qué autoridad, o <strong>en</strong> nombre de quién hac<strong>en</strong> ustedes estas cosas? Pedro, ll<strong>en</strong>o del Espíritu<br />

Santo les contestó: -Jefes del pueblo y ancianos: ustedes nos preguntan acerca del bi<strong>en</strong> hecho a un<br />

<strong>en</strong>fermo, para saber de qué manera ha sido sanado. Pues bi<strong>en</strong>, declaramos ante ustedes, para que lo sepa<br />

todo el pueblo de Israel, que este hombre que está aquí, delante de todos, ha sido sanado <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesucristo de Nazaret, el mismo a qui<strong>en</strong> ustedes crucificaron y a qui<strong>en</strong> Dios resucitó. Este Jesús es la<br />

piedra que ustedes los constructores despreciaron, pero que se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal. En<br />

ningún otro hay salvación, porque <strong>en</strong> todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos<br />

ser salvos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 98:1-5 (Página 621)<br />

1. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2. Con su diestra, y con su santo brazo,*<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3. El Señor ha dado a conocer su victoria;*<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4. Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel;*<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

5. Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos;*<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

EPÍSTOLA 1 San Juan 1:1-2:2<br />

Les escribimos a ustedes acerca de aquello que ya existía desde el principio, de lo que hemos oído y<br />

de lo que hemos visto con nuestros propios ojos. Porque lo hemos visto y lo hemos tocado con nuestras<br />

manos. Se trata de la Palabra de vida. Esta vida se manifestó, y nosotros la vimos y hemos dado<br />

testimonio de ella; y les anunciamos a ustedes esta vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos ha<br />

manifestado. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con nosotros,<br />

como nosotros estamos unidos con Dios el Padre y con su Hijo Jesucristo. Escribimos estas cosas para que<br />

nuestra alegría sea completa. Este es el m<strong>en</strong>saje que Jesucristo nos <strong>en</strong>señó y que les anunciamos a ustedes:<br />

Que Dios es luz y que <strong>en</strong> él no hay ninguna oscuridad. Si decimos que estamos unidos a él, y al<br />

mismo tiempo vivimos <strong>en</strong> la oscuridad, m<strong>en</strong>timos de palabra y de hecho. Pero si vivimos <strong>en</strong> la luz, así<br />

Leccionario Dominical, Año B 61


LA ESTACION DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

como Dios está <strong>en</strong> la luz, <strong>en</strong>tonces hay unión <strong>en</strong>tre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de<br />

todo pecado. Si decimos que no t<strong>en</strong>emos pecado, nos <strong>en</strong>gañamos a nosotros mismos y no hay verdad <strong>en</strong><br />

nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar <strong>en</strong> que Dios hará lo que es justo: nos<br />

perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Si decimos que no hemos cometido pecado,<br />

hacemos que Dios parezca m<strong>en</strong>tiroso y no hemos aceptado verdaderam<strong>en</strong>te su palabra.<br />

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado,<br />

t<strong>en</strong>emos un abogado ante el Padre, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció <strong>en</strong> sacrificio para<br />

que nuestros pecados sean perdonados; y no solo los nuestros, sino los de todo el mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:36b-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a Ti, Cristo Señor!<br />

Jesús se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó dici<strong>en</strong>do: -Paz a ustedes. Ellos se asustaron mucho,<br />

p<strong>en</strong>sando que estaban vi<strong>en</strong>do un espíritu. Pero Jesús les dijo; -¿Por qué están asustados? ¿Por qué ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

esas dudas <strong>en</strong> su corazón? Mir<strong>en</strong> mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóqu<strong>en</strong>me y vean: un espíritu no<br />

ti<strong>en</strong>e carne ni huesos, como ustedes v<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go yo. Al decirles esto, les <strong>en</strong>señó las manos y los pies.<br />

Pero como ellos no acababan de creerlo a causa de la alegría y el asombro que s<strong>en</strong>tían, Jesús les preguntó:<br />

-¿Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> aquí algo que comer? Le dieron un pedazo de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió <strong>en</strong> su<br />

pres<strong>en</strong>cia. Luego les dijo: -Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con<br />

ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los<br />

profetas y <strong>en</strong> los salmos. Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las Escrituras, y les dijo:<br />

-Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que morir, y resucitar al tercer día. En su nombre, y com<strong>en</strong>zando<br />

desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que sus pecados les<br />

sean perdonados. Ustedes son testigos de estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 62


LA ESTACION DE PASCUA Cuarto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo Hijo Jesús es el bu<strong>en</strong> pastor de tu pueblo: Concede que, al escuchar su voz,<br />

reconozcamos a aquel que llama a cada uno de nosotros por su nombre, y le sigamos a donde nos guíe;<br />

qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 4:(23-31) 32-37<br />

(Pedro y Juan, ya puestos <strong>en</strong> libertad, fueron a reunirse con sus compañeros y les contaron todo lo<br />

que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Después de haberlos oído, todos juntos<br />

oraron a Dios, dici<strong>en</strong>do: "Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay <strong>en</strong> ellos, dijiste<br />

por medio del Espíritu Santo y por boca de tu siervo David: ¿Por qué se alborotan los pueblos? ¿Por qué<br />

hac<strong>en</strong> planes sin s<strong>en</strong>tido? Los reyes y gobernantes de la tierra se rebelan, y<br />

juntos conspiran contra el Señor y contra su escogido, el<br />

Mesías.'<br />

"Es un hecho que Herodes y Poncio Pilato se juntaron aquí, <strong>en</strong> esta ciudad, con los extranjeros y los<br />

israelitas, contra tu santo siervo Jesús, a qui<strong>en</strong> escogiste como Mesías. De esta manera, ellos hicieron todo<br />

lo que tú <strong>en</strong> tus planes ya habías dispuesto que t<strong>en</strong>ía que suceder. Ahora, Señor, fíjate <strong>en</strong> sus am<strong>en</strong>azas y<br />

concede a tus siervos que anunci<strong>en</strong> tu m<strong>en</strong>saje sin miedo, y que por tu poder san<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos y hagan<br />

señales y milagros <strong>en</strong> el nombre de tu santo siervo Jesús." Cuando acabaron d orar, el lugar donde estaban<br />

reunidos tembló y todos fueron ll<strong>en</strong>os del Espíritu Santo, y anunciaban abiertam<strong>en</strong>te el m<strong>en</strong>saje de Dios.)<br />

Todos los crey<strong>en</strong>tes, que eran muchos, p<strong>en</strong>saban y s<strong>en</strong>tían de la misma manera. Ninguno decía que<br />

sus cosas fueran solam<strong>en</strong>te suyas sino que eran de todos. Los apóstoles seguían dando un poderoso<br />

testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y Dios los b<strong>en</strong>decía mucho a todos. No había <strong>en</strong>tre ellos<br />

ningún necesitado, porque qui<strong>en</strong>es t<strong>en</strong>ían terr<strong>en</strong>os o casas, los v<strong>en</strong>dían, y el dinero lo ponían a disposición<br />

de los apóstoles, para repartirlo <strong>en</strong>tre todos según las necesidades de cada uno. Tal fue el caso de un levita<br />

llamado José, natural de la isla de Chipre, a qui<strong>en</strong> los apóstoles pusieron por sobr<strong>en</strong>ombre Bernabé, (que<br />

significa: "Hijo de Consolación"). Este hombre t<strong>en</strong>ía un terr<strong>en</strong>o y lo v<strong>en</strong>dió y puso el dinero a disposición<br />

de los apóstoles.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 23 (Página 511 L.O.C.)<br />

1. El Señor es mi pastor;*<br />

nada me faltará.<br />

2. En verdes pastos me hace yacer;*<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3. Aviva mi alma*<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4. Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno;*<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5. Aderezarás mesa delante de mí<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores;*<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6. Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida,*<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

Leccionario Dominical, Año B 63


LA ESTACION DE PASCUA Cuarto Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA 1 San Juan 3:1-8<br />

Mir<strong>en</strong> cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios, y lo somos. Por eso, los<br />

que son del mundo no nos conoc<strong>en</strong>, pues no han conocido a Dios. Queridos hermanos, ya somos hijos de<br />

Dios. Y aunque no sabemos todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca<br />

seremos como él, porque lo veremos tal como es. Y todo el que ti<strong>en</strong>e esta esperanza <strong>en</strong> él, se purifica a sí<br />

mismo, de la misma manera que Jesucristo es puro. Pero todo el que peca, hace maldad; porque el pecado<br />

es la maldad. Ustedes ya sab<strong>en</strong> que Jesucristo vino al mundo para quitar los pecados, y que él no ti<strong>en</strong>e<br />

pecado alguno. Así pues, todo el que permanece unido a él, no peca; pero todo el que peca, no lo ha visto<br />

ni lo ha conocido. Hijitos míos, que nadie los <strong>en</strong>gañe: el que practica la justicia es justo, como él es justo;<br />

pero el que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Precisam<strong>en</strong>te para<br />

esto ha v<strong>en</strong>ido el Hijo de Dios: para deshacer lo hecho por el<br />

diablo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 10:11-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Yo soy el bu<strong>en</strong> pastor. El bu<strong>en</strong> pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solam<strong>en</strong>te por la<br />

paga, cuando ve v<strong>en</strong>ir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son<br />

suyas. Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa <strong>en</strong> todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único<br />

que le importa es la paga, y no las ovejas.<br />

"Yo soy el bu<strong>en</strong> pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo<br />

conozco a mis ovejas y ellas me conoc<strong>en</strong> a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También t<strong>en</strong>go otras ovejas<br />

que no son de este redil; y también a ellas debo traerlas. Ellas me obedecerán, y habrá un solo rebaño y un<br />

solo pastor.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 64


LA ESTACION DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, conocerte verdaderam<strong>en</strong>te es vida eterna: Concede que conozcamos tan<br />

perfectam<strong>en</strong>te que tu Hijo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, que sigamos sus pasos con<br />

perseverancia <strong>en</strong> el camino que conduce a la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 8:26-40<br />

Después de esto, un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y vete al sur, por el camino de<br />

Jerusalén a Gaza." Este camino pasa por el desierto. Felipe se levantó y se fue; y <strong>en</strong> el camino se <strong>en</strong>contró<br />

con un hombre de Etiopía. Era un alto funcionario, tesorero de la reina de Etiopía, el cual había ido a<br />

Jerusalén a adorar a Dios. Iba de regreso a su país, s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> su carro y ley<strong>en</strong>do el libro del profeta Isaías.<br />

El Espíritu le dijo a Felipe: "Ve y acércate a ese carro." Cuando Felipe se acercó, oyó que el etiope<br />

leía el libro de Isaías; <strong>en</strong>tonces le preguntó: -¿Enti<strong>en</strong>de usted lo que está ley<strong>en</strong>do? El etiope le contestó: -<br />

¿Cómo lo voy a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der, si no hay qui<strong>en</strong> me lo explique?<br />

Y le pidió a Felipe que subiera y se s<strong>en</strong>tara junto a él. La parte de la Escritura que estaba ley<strong>en</strong>do era<br />

ésta: "Fue llevado como una oveja al matadero; como un cordero que se queda callado delante de los que<br />

lo trasquilan, así tampoco abrió él la boca. Fue humillado, y no se le hizo justicia; ¿quién podrá hablar de<br />

su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia? Porque su vida fue arrancada de la tierra."<br />

El funcionario etiope le preguntó a Felipe: -Dígame, por favor, ¿de quién dice esto el profeta: de sí<br />

mismo o de algún otro? Entonces Felipe, tomando como punto de partida el lugar de la escritura que el<br />

etiope leía, le anunció las bu<strong>en</strong>as noticias acerca de Jesús. Más tarde, al pasar por un sitio donde había<br />

agua, el funcionario dijo: -Aquí hay agua; ¿no podría yo ser bautizado? Entonces mandó parar el carro; y<br />

los dos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó a<br />

Felipe, el funcionario no lo volvió a ver; pero siguió su camino ll<strong>en</strong>o de alegría. Felipe se <strong>en</strong>contró <strong>en</strong><br />

Azoto, y pasó de pueblo <strong>en</strong> pueblo anunciando las bu<strong>en</strong>as noticias, hasta llegar a Cesárea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 66:1-8 (Página 569 L.O.C.)<br />

1. Aclam<strong>en</strong> a Dios, toda la tierra;*<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su Nombre;<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su alabanza.<br />

2. Digan a Dios: "¡Cuán asombrosas tus obras!*<br />

Por la grandeza de tu poder se somet<strong>en</strong> a ti<br />

tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3. Toda la tierra te adora;*<br />

te canta, canta tu Nombre."<br />

4. V<strong>en</strong>gan, y vean las obras de Dios,*<br />

¡cuán temibles sus proezas para el género humano!<br />

5. Convirtió el mar <strong>en</strong> tierra seca,<br />

para que atravesaran el agua a pie;*<br />

y allí nos alegramos <strong>en</strong> él.<br />

6. En su poder él se <strong>en</strong>señorea eternam<strong>en</strong>te;<br />

sus ojos atalayan sobre las naciones;*<br />

Leccionario Dominical, Año B 65


LA ESTACION DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

que no se sublev<strong>en</strong> los rebeldes.<br />

7. B<strong>en</strong>digan, pueblos, a nuestro Dios;*<br />

hagan oír la voz de su alabanza.<br />

8. Él es qui<strong>en</strong> preserva a nuestra alma <strong>en</strong> vida;*<br />

y no permite que nuestros pies resbal<strong>en</strong>;<br />

EPÍSTOLA 1 San Juan 3:(14-17)18-24<br />

(Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida, y lo sabemos porque amamos a nuestros hermanos.<br />

El que no ama, aún está muerto. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes sab<strong>en</strong> que ningún<br />

asesino puede t<strong>en</strong>er vida eterna <strong>en</strong> sí mismo. Conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida<br />

por nosotros; así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Pues si uno es rico y ve<br />

que su hermano necesita ayuda, pero no se la da, ¿cómo puede t<strong>en</strong>er amor de Dios <strong>en</strong> su corazón? Hijitos<br />

míos, que nuestro amor no sea solam<strong>en</strong>te de palabra, sino que se demuestre con hechos.)<br />

De esta manera sabremos que somos de la verdad, y podremos s<strong>en</strong>tirnos seguros delante de Dios;<br />

pues si nuestro corazón nos acusa de algo, Dios es más grande que nuestro corazón, y lo sabe todo.<br />

Queridos hermanos, si nuestro corazón no nos acusa, t<strong>en</strong>emos confianza delante de Dios; y él nos dará<br />

todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandami<strong>en</strong>tos y hacemos lo que le agrada. Y su<br />

mandami<strong>en</strong>to es que creamos <strong>en</strong> su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como él nos mandó.<br />

Los que obedec<strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, y él vive <strong>en</strong> ellos. Y <strong>en</strong> esto sabemos que él vive <strong>en</strong><br />

nosotros: por el espíritu que nos ha dado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:15-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandami<strong>en</strong>tos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro<br />

Def<strong>en</strong>sor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pued<strong>en</strong><br />

recibir, porque no lo v<strong>en</strong> ni lo conoc<strong>en</strong>; pero ustedes lo conoc<strong>en</strong>, porque él está con ustedes y permanecerá<br />

siempre <strong>en</strong> ustedes.<br />

"No los voy a dejar abandonados; volveré para estar con ustedes. D<strong>en</strong>tro de poco, los que son del<br />

mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo. En aquel día, ustedes se darán<br />

cu<strong>en</strong>ta de que yo estoy <strong>en</strong> mi Padre, y ustedes están <strong>en</strong> mí, y yo <strong>en</strong> ustedes. El que recibe mis<br />

mandami<strong>en</strong>tos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo<br />

también lo amaré y me mostraré a él.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 66


LA ESTACION DE PASCUA Sexto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tú has preparado para los que te aman cosas tan bu<strong>en</strong>as que sobrepasan nuestro<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to: Infunde <strong>en</strong> nuestros corazones tal amor hacia ti, que, amándote <strong>en</strong> todo y sobre todas las<br />

cosas, obt<strong>en</strong>gamos tus promesas, que exced<strong>en</strong> todo lo que podamos anhelar; por Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor, vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 11:19-30<br />

Después de la muerte de Esteban, com<strong>en</strong>zaron a perseguir a los crey<strong>en</strong>tes, por lo que algunos<br />

tuvieron que huir a F<strong>en</strong>icia, Chipre y Antioquía. Al anunciaron a los judíos el m<strong>en</strong>saje del evangelio, pero<br />

no a los demás. Sin embargo, algunos crey<strong>en</strong>tes de Chipre y de Cir<strong>en</strong>e llegaron a la ciudad de Antioquía y<br />

hablaron también a los no judíos, anunciándoles las bu<strong>en</strong>as noticias acerca de Jesús, el Señor. El poder del<br />

Señor estaba con ellos, y así fueron muchos los que dejaron sus antiguas cre<strong>en</strong>cias y creyeron <strong>en</strong> el Señor.<br />

Los de la iglesia de Jerusalén, al conocer esta noticia, mandaron a Bernabé a Antioquía. Al llegar, Bernabé<br />

vio como Dios los había b<strong>en</strong>decido, y se alegró mucho. Les aconsejó a todos que con corazón firme<br />

siguieran fieles al Señor. Porque Bernabé era un hombre bu<strong>en</strong>o, ll<strong>en</strong>o del Espíritu Santo y de fe. Y así<br />

mucha g<strong>en</strong>te se unió al Señor.<br />

Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo <strong>en</strong>contró, lo llevó a Antioquía.<br />

Allí estuvieron con la iglesia un año <strong>en</strong>tero, <strong>en</strong>señando a mucha g<strong>en</strong>te. Fue <strong>en</strong> Antioquía donde por<br />

primera vez se les dio a los discípulos el nombre de cristianos. Por aquel tiempo, unos profetas fueron de<br />

Jerusalén a Antioquía. Y uno de ellos, llamado Agabo, puesto de pie y por inspiración del Espíritu, anunció<br />

que iba a haber una gran hambre <strong>en</strong> todo el país, lo cual sucedió, <strong>en</strong> efecto <strong>en</strong> tiempos del emperador<br />

Claudio. Entonces los crey<strong>en</strong>tes de Antioquía decidieron <strong>en</strong>viar ayuda a los hermanos que vivían <strong>en</strong> Judea,<br />

según lo que cada uno pudiera dar. Así lo hicieron, y por medio de Bernabé y Saulo mandaron una ofr<strong>en</strong>da<br />

a los ancianos de Judea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 33:1-8,18-22 (Página 524 L.O.C.)<br />

1. Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor;*<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2. Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa;*<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3. Cánt<strong>en</strong>le canción nueva;*<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4. Porque recta es la palabra del Señor,*<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5. El ama justicia y juicio;*<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

6. Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,*<br />

y el ejército de los cielos por el ali<strong>en</strong>to de su boca.<br />

7. Él junta como <strong>en</strong> un odre las aguas de la mar;*<br />

él pone <strong>en</strong> depósitos los abismos.<br />

8. Tema al Señor toda la tierra;*<br />

teman delante de él todos los habitantes del mundo;<br />

18. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

19. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

Leccionario Dominical, Año B 67


LA ESTACION DE PASCUA Sexto Domingo de Pascua<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

EPÍSTOLA 1 San Juan 4:7-21<br />

Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor vi<strong>en</strong>e de Dios. Todo el que ama<br />

es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró<br />

su amor hacia nosotros al <strong>en</strong>viar a su Hijo único al mundo para que t<strong>en</strong>gamos vida por él. El amor consiste<br />

<strong>en</strong> esto: no <strong>en</strong> que nosotros hayamos amado a Dios, sino <strong>en</strong> que él nos amó a nosotros y <strong>en</strong>vió a su Hijo,<br />

para que, ofreciéndose <strong>en</strong> sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.<br />

Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. A<br />

Dios nunca lo ha visto nadie, pero si nos amamos unos a otros, Dios vive <strong>en</strong> nosotros y su amor se hace<br />

realidad <strong>en</strong> nosotros. La prueba de que nosotros vivimos <strong>en</strong> Dios y de que él vive <strong>en</strong> nosotros, es que nos<br />

ha dado su Espíritu. Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre <strong>en</strong>vió a su Hijo para salvar<br />

al mundo. Cualquiera que reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, vive <strong>en</strong> Dios y Dios <strong>en</strong> él.<br />

Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive <strong>en</strong> el amor, vive <strong>en</strong><br />

Dios y Dios <strong>en</strong> él. De esta manera se hace realidad el amor <strong>en</strong> nosotros, para que <strong>en</strong> el día del juicio<br />

t<strong>en</strong>gamos confianza; porque nosotros somos <strong>en</strong> este mundo tal como es Jesucristo. Donde hay amor no hay<br />

miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si<br />

algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e miedo, es que no ha llegado a amar perfectam<strong>en</strong>te. Nosotros amamos porque él nos amó<br />

primero. Si alguno dice: "Yo amo a Dios", y al mismo tiempo odia a su hermano, es un m<strong>en</strong>tiroso. Pues si<br />

uno no ama a su hermano, a qui<strong>en</strong> ve, tampoco puede amar a Dios, a qui<strong>en</strong> no ve. Jesucristo nos ha dado<br />

este mandami<strong>en</strong>to: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:9-17<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, <strong>en</strong> el amor que les t<strong>en</strong>go. Si<br />

obedec<strong>en</strong> mis mandami<strong>en</strong>tos, permanecerán <strong>en</strong> mi amor, así como yo obedezco los mandami<strong>en</strong>tos de mi<br />

Padre y permanezco <strong>en</strong> su amor.<br />

Les hablo así para que se alegr<strong>en</strong> conmigo y su alegría sea completa. Mi mandami<strong>en</strong>to es éste: Que<br />

se am<strong>en</strong> unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede t<strong>en</strong>er es dar su<br />

vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hac<strong>en</strong> lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos,<br />

porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo<br />

que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo os he escogido a ustedes y les he<br />

<strong>en</strong>cargado que vayan y d<strong>en</strong> mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le<br />

pidan <strong>en</strong> mi nombre. Esto, pues, es lo que les mando: Que se am<strong>en</strong> unos a otros.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 68


LA ESTACION DE PASCUA Día de la Asc<strong>en</strong>sión<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo nuestro Señor Jesucristo asc<strong>en</strong>dió por <strong>en</strong>cima de todos los<br />

cielos para ll<strong>en</strong>arlo todo: Danos fe, por tu misericordia, para percibir que, según su promesa, habita con su<br />

<strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> la tierra, hasta el final de los tiempos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 1:1-11<br />

En mi primer libro, excel<strong>en</strong>tísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y<br />

<strong>en</strong>señado desde el principio y hasta el día <strong>en</strong> que subió al cielo. Antes de irse, les dio instrucciones, por<br />

medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había escogido, sobre lo que debían hacer. Y después de<br />

muerto se les pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuar<strong>en</strong>ta días<br />

se dejó ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús<br />

les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo:<br />

-Esper<strong>en</strong> a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que<br />

Juan bautizó con agua, pero d<strong>en</strong>tro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Los que<br />

estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: -Señor, ¿vas a restablecer <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to el reino de Israel?<br />

Jesús les contestó: -No les toca a ustedes saber <strong>en</strong> que día o <strong>en</strong> que ocasión hará el Padre las cosas que<br />

solam<strong>en</strong>te él ti<strong>en</strong>e autoridad para hacer, pero cuando el Espíritu Santo v<strong>en</strong>ga sobre ustedes, recibirán poder<br />

y saldrán a dar testimonio de mí, <strong>en</strong> Jerusalén, <strong>en</strong> toda la región de Judea y de Samaria, y hasta <strong>en</strong> las<br />

partes más lejanas de la tierra. Dicho esto, mi<strong>en</strong>tras ellos lo estaban mirando, Jesús fue llevado, y una<br />

nube lo <strong>en</strong>volvió y no lo volvieron a ver. Y mi<strong>en</strong>tras miraban como subía Jesús al cielo, dos hombres<br />

vestidos de blanco se aparecieron junto a ellos y les dijeron: -Galileos, ¿por qué se han quedado mirando al<br />

cielo? Este mismo Jesús que estuvo <strong>en</strong>tre ustedes y que ha sido llevado al cielo, v<strong>en</strong>drá otra vez de la<br />

misma manera que lo han visto irse allá.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 110:1-5 (Página 645 L.O.C.)<br />

l. El Señor dijo a mi soberano: "Siéntate a mi diestra,*<br />

hasta que ponga a tus <strong>en</strong>emigos por estrado de tu pies."<br />

2. El Señor <strong>en</strong>viará desde Sión el cetro de tu poder,*<br />

dici<strong>en</strong>do: "Domina <strong>en</strong> medio de tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3. Dignidad principesca ha sido tuya<br />

desde el día de tu nacimi<strong>en</strong>to;*<br />

<strong>en</strong> la hermosura de la santidad te <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dré,<br />

como rocío del s<strong>en</strong>o de la aurora".<br />

4. Juró el Señor, y no se retractará:*<br />

"Tú eres sacerdote para siempre,<br />

según el ord<strong>en</strong> de Melquisedec".<br />

5. Mi soberano que está a tu diestra<br />

quebrantará a los reyes <strong>en</strong> el día de su ira:*<br />

dominará sobre las naciones.<br />

Leccionario Dominical, Año B 69


LA ESTACION DE PASCUA Día de la Asc<strong>en</strong>sión<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:15-23<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que han sido llamados, cuán gloriosa y rica<br />

es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual<br />

actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y pot<strong>en</strong>cia<br />

cuando resucitó a Cristo y lo hizo s<strong>en</strong>tar a su derecha <strong>en</strong> el cielo, poniéndolo por <strong>en</strong>cima de todo poder,<br />

autoridad, dominio y señorío, y por <strong>en</strong>cima de todo lo que existe, tanto <strong>en</strong> este mundo como <strong>en</strong> el v<strong>en</strong>idero.<br />

Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo.<br />

Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, la pl<strong>en</strong>itud misma de Cristo; y Cristo es la pl<strong>en</strong>itud de todas las<br />

cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:49-53<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y yo <strong>en</strong>viaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quéd<strong>en</strong>se aquí, <strong>en</strong> la ciudad de<br />

Jerusalén, hasta que reciban el poder que vi<strong>en</strong>e del cielo. Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta<br />

Betania, y alzando las manos los b<strong>en</strong>dijo. Y mi<strong>en</strong>tras los b<strong>en</strong>decía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo.<br />

Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy cont<strong>en</strong>tos. Y estaban siempre <strong>en</strong> el templo, alabando<br />

a Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:9-15,19-20<br />

Leccionario Dominical, Año B 70<br />

o<br />

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a<br />

María Magdal<strong>en</strong>a, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue y avisó a los que habían andado con<br />

Jesús, que estaban tristes y llorando. Estos, al oír que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.<br />

Después de esto, Jesús se apareció <strong>en</strong> otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo. Estos<br />

fueron y avisaron a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Más tarde, Jesús se apareció a los once<br />

discípulos, mi<strong>en</strong>tras ellos estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa. Los repr<strong>en</strong>dió por su falta de fe y su terquedad, ya<br />

que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a<br />

todos este m<strong>en</strong>saje de salvación.<br />

Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Ellos<br />

salieron a anunciar el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje<br />

acompañándolo con señales milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor


LA ESTACION DE PASCUA Séptimo Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Rey de la gloria, que con gran triunfo exaltaste a tu único Hijo Jesucristo a tu reino<br />

celestial: No nos dejes desconsolados, mas <strong>en</strong>víanos tu Espíritu Santo para fortalecernos y exaltarnos al<br />

mismo lugar, adonde nuestro Salvador Cristo nos ha precedido; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 1:15-26<br />

Por aquellos días se reunieron los crey<strong>en</strong>tes, que eran unas ci<strong>en</strong>to veinte personas, y Pedro tomó la<br />

palabra y les dijo: "Hermanos, t<strong>en</strong>ía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por medio de David, ya había<br />

dicho <strong>en</strong> la Escritura acerca de Judas, el que sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús. Pues Judas era uno<br />

de los nuestros, y t<strong>en</strong>ía parte <strong>en</strong> nuestro trabajo. Pero fue y compró un terr<strong>en</strong>o con el dinero que le pagaron<br />

por su maldad; luego cayó de cabeza y se rev<strong>en</strong>tó, y se le salieron todos los intestinos. Cuando los que<br />

vivían <strong>en</strong> Jerusalén lo supieron, llamaron a aquel terr<strong>en</strong>o Aceldama, que <strong>en</strong> su l<strong>en</strong>gua quiere decir:<br />

'Campo de Sangre.' Porque <strong>en</strong> el libro de los Salmos dice:<br />

'Que su casa se vuelva un desierto, y que nadie viva <strong>en</strong> ella.' Y dice también: 'Que otro ocupe su<br />

cargo.' "T<strong>en</strong>emos aquí hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo <strong>en</strong>tre<br />

nosotros, desde que fue bautizado por Juan hasta que subió al cielo. Es necesario, pues, que uno de ellos<br />

sea agregado a nosotros, para que junto con nosotros dé testimonio de que Jesús resucitó."<br />

Entonces propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, y llamado también Justo, y a Matías. Y oraron<br />

así: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos cual de estos dos has escogido para que<br />

tome a su cargo el servicio de apóstol que Judas perdió por su pecado, cuando se fue al lugar que le<br />

correspondía." Las suertes fueron echadas, y cayeron sobre Matías, qui<strong>en</strong> desde aquel mom<strong>en</strong>to quedó<br />

agregado a los once apóstoles.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 47 (Página 547 L.O.C.)<br />

1. Aplaudan, pueblos todos;*<br />

aclam<strong>en</strong> a Dios con voz de júbilo;<br />

2. Porque el Señor Altísimo es temible,*<br />

Rey grande sobre toda la tierra.<br />

3. Somete a los pueblos a nuestro dominio,*<br />

y sujeta a las naciones bajo nuestros pies.<br />

4. Nos elige nuestra heredad,*<br />

el deleite de Jacob, a qui<strong>en</strong> ama.<br />

5. Asc<strong>en</strong>dió Dios <strong>en</strong>tre gritos de júbilo,*<br />

el Señor con sonido de trompeta.<br />

6. Cant<strong>en</strong> alabanzas a Dios, cant<strong>en</strong>;*<br />

cant<strong>en</strong> alabanzas a nuestro Rey, cant<strong>en</strong>:<br />

7. Porque Dios es Rey de toda la tierra;*<br />

cant<strong>en</strong> alabanzas con esmero.<br />

8. Dios reina sobre las naciones;*<br />

se si<strong>en</strong>ta sobre su santo trono.<br />

9. Los nobles de los pueblos se han unido*<br />

al pueblo del Dios de Abrahan.<br />

10. Los soberanos de la tierra pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios,*<br />

y él es excelso.<br />

Leccionario Dominical, Año B 71


LA ESTACION DE PASCUA Séptimo Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA 1 Juan 5:9-15<br />

Aceptemos el testimonio de los hombres, pero el testimonio de Dios es de mucho más valor, porque<br />

consiste <strong>en</strong> el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. que cree <strong>en</strong> el Hijo de Dios, lleva este<br />

testimonio <strong>en</strong> su propio corazón; el que no cree <strong>en</strong> Dios, lo hace aparecer como m<strong>en</strong>tiroso, porque no cree<br />

<strong>en</strong> el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Este testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna,<br />

y que esta vida está <strong>en</strong> su Hijo. El que ti<strong>en</strong>e al Hijo de Dios, ti<strong>en</strong>e también esta vida; pero el que no ti<strong>en</strong>e<br />

al Hijo de Dios, no la ti<strong>en</strong>e.<br />

Les escribo esto a ustedes que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> el Hijo de Dios, para que sepan que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> vida eterna.<br />

T<strong>en</strong>emos confianza <strong>en</strong> Dios, porque sabemos que si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye. Y<br />

así como sabemos que Dios oye nuestras oraciones, también sabemos que ya t<strong>en</strong>emos lo que le hemos<br />

pedido.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 17:11b-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén<br />

completam<strong>en</strong>te unidos, como tú y yo. Cuando yo estaba con ellos <strong>en</strong> este mundo, los cuidaba y los protegía<br />

con el poder de tu nombre el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya<br />

estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura.<br />

"Ahora voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mi<strong>en</strong>tras estoy <strong>en</strong> el mundo, para que ellos se<br />

ll<strong>en</strong><strong>en</strong> de la misma perfecta alegría que yo t<strong>en</strong>go. Yo les he comunicado tu palabra, pero el mundo los odia<br />

porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo,<br />

sino que los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo. Conságralos a<br />

ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad. Como me <strong>en</strong>viaste a mí <strong>en</strong>tre los que son del<br />

mundo, también yo los <strong>en</strong>vío a ellos <strong>en</strong>tre los que son del mundo. Y por causa de ellos me consagro a mí<br />

mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 72


LA ESTACION DE PASCUA Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> este día abriste el camino de la vida eterna a toda raza y nación por el don<br />

prometido de tu Espíritu Santo: Esparce este don sobre todo el mundo por la predicación del Evangelio,<br />

para que llegue a los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 2:1-11<br />

Cuando llegó la fiesta de P<strong>en</strong>tecostés, todos los crey<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>contraban reunidos <strong>en</strong> un mismo<br />

lugar. De rep<strong>en</strong>te, un gran ruido que v<strong>en</strong>ía del cielo, como de un vi<strong>en</strong>to fuerte, resonó <strong>en</strong> toda la casa<br />

donde ellos estaban. Y se les aparecieron l<strong>en</strong>guas como de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Y<br />

todos quedaron ll<strong>en</strong>os del Espíritu Santo, y com<strong>en</strong>zaron a hablar <strong>en</strong> otras l<strong>en</strong>guas, según el Espíritu hacía<br />

que hablaran. Por aquellos días había <strong>en</strong> Jerusalén judíos cumplidores de sus deberes religiosos, llegados<br />

de todas partes del mundo. La g<strong>en</strong>te se reunió al oír aquel ruido, y no sabían que p<strong>en</strong>sar, porque cada uno<br />

oía a los crey<strong>en</strong>tes hablar <strong>en</strong> su propia l<strong>en</strong>gua. Eran tales su sorpresa y su asombro, que se decían unos a<br />

otros:<br />

-¿Acaso no son de Galilea todos estos que están hablando? ¿Cómo es que les oímos hablar <strong>en</strong><br />

nuestras propias l<strong>en</strong>guas? Aquí hay g<strong>en</strong>te de Partía, de Media, de Elam, de Mesapotamia, de Judea, de<br />

Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de<br />

Libia cercanas a Cir<strong>en</strong>e. Hay también algunos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Roma; unos son judíos de nacimi<strong>en</strong>to y otros<br />

se han convertido al judaísmo. También los hay v<strong>en</strong>idos de Creta y de Arabia. ¡Y todos les oímos hablar<br />

<strong>en</strong> nuestras propias l<strong>en</strong>guas de las maravillas de Dios!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 104:25-32 (Página 629 l. O. C.)<br />

25. Cuán múltiples tus obras, oh Señor*<br />

Hiciste todas ellas con sabiduría;<br />

la tierra está ll<strong>en</strong>a de tus criaturas.<br />

26. He allí el grande y anchuroso mar,<br />

<strong>en</strong> donde bull<strong>en</strong> criaturas sin número,*<br />

tanto pequeñas como grandes,<br />

27. Allí se muev<strong>en</strong> las naves,<br />

allí está ese Leviatán,*<br />

que modelaste para jugar con él.<br />

28. Todos ellos te aguardan,*<br />

para que les des comida a su tiempo.<br />

29. Se la das, la recog<strong>en</strong>;*<br />

abres tu mano, se sacian de bi<strong>en</strong>es.<br />

30. Escondes tu rostro y se espantan;*<br />

les quitas el ali<strong>en</strong>to;<br />

expiran y vuelv<strong>en</strong> a su polvo.<br />

31. Envías tu Espíritu y son creados;*<br />

así r<strong>en</strong>uevas la faz de la tierra<br />

32. Perdure la gloria del Señor para siempre;*<br />

alégrese el Señor <strong>en</strong> todas sus obras.<br />

Leccionario Dominical, Año B 73


LA ESTACION DE PASCUA Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 12:4-13<br />

Una persona puede recibir difer<strong>en</strong>tes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. Hay<br />

difer<strong>en</strong>tes maneras de servir, pero todas por <strong>en</strong>cargo de un mismo Señor. Y hay difer<strong>en</strong>tes poderes para<br />

actuar, pero es un mismo Dios el que lo hace todo <strong>en</strong> todos. Dios da a cada uno alguna prueba de la<br />

pres<strong>en</strong>cia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que habl<strong>en</strong> con<br />

sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que habl<strong>en</strong> con profundo conocimi<strong>en</strong>to. Unos<br />

recib<strong>en</strong> fe por medio del mismo Espíritu, y otros recib<strong>en</strong> el don de curar <strong>en</strong>fermos. Unos recib<strong>en</strong> poder<br />

para hacer milagros, y otros para comunicar m<strong>en</strong>sajes recibidos de Dios. A unos, Dios les da la capacidad<br />

de distinguir <strong>en</strong>tre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas; y<br />

todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho <strong>en</strong> esas l<strong>en</strong>guas. Pero todas estas cosas<br />

las hace el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.<br />

El cuerpo humano, aunque está formado por muchas partes, es un solo cuerpo. Así también Cristo. Y<br />

de la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar<br />

un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu.<br />

Palabra del Señor Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:8-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Felipe le dijo <strong>en</strong>tonces: -Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta. Jesús le contestó: -Felipe,<br />

hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ve a mí, ve al Padre; ¿por<br />

qué me pides que les deje ver al Padre? No crees que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí? Las cosas<br />

que les digo, no las digo por mi propia cu<strong>en</strong>ta. El Padre, que vive <strong>en</strong> mí, es el que hace su propio trabajo.<br />

Créanme que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí; si no, crean al m<strong>en</strong>os por lo que hago. Les aseguro<br />

que el que cree <strong>en</strong> mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy<br />

a donde está el Padre. Y todo lo que ustedes pidan <strong>en</strong> mi nombre, yo lo haré, para que por el Hijo se<br />

muestre la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que <strong>en</strong> mi nombre ustedes me pidan.<br />

"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandami<strong>en</strong>tos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro<br />

Def<strong>en</strong>sor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pued<strong>en</strong><br />

recibir, porque no lo v<strong>en</strong> ni lo conoc<strong>en</strong>; pero ustedes lo conoc<strong>en</strong> porque él está con ustedes y permanecerá<br />

siempre con ustedes.<br />

El Evangelio del Señores: Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:19-23<br />

O<br />

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con<br />

las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús <strong>en</strong>tró y, poniéndose <strong>en</strong> medio de los discípulos, los<br />

saludó dici<strong>en</strong>do:<br />

¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor.<br />

Luego Jesús les dijo otra vez: ¡Paz a ustedes! Como el Padre me <strong>en</strong>vió a mí, así yo los <strong>en</strong>vío a ustedes. Y<br />

sopló sobre ellos, y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. A qui<strong>en</strong>es ustedes perdon<strong>en</strong> los pecados, les<br />

quedarán perdonados; y a qui<strong>en</strong>es no se los perdon<strong>en</strong>, les quedarán sin perdonar.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 74


LA ESTACION DE PENTECOSTES<br />

COLECTA<br />

Primer Domingo después de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Domingo de Trinidad<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, que por la confesión de una fe verdadera nos diste a tus siervos la gracia<br />

de reconocer la gloria de la Trinidad eterna, y de adorar la Unidad <strong>en</strong> el poder de tu divina Majestad:<br />

Consérvanos firmes <strong>en</strong> esta fe y adoración, y llévanos al fin a contemplarte <strong>en</strong> tu sola y eterna gloria; tú<br />

que vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 3:1-6<br />

Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetro, que era sacerdote de Madián, y un día las llevó a través<br />

del desierto y llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. Allí el ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong><br />

una llama de fuego, <strong>en</strong> medio de una zarza. Moisés se fijó bi<strong>en</strong> y se dio cu<strong>en</strong>ta de que la zarza ardía con el<br />

fuego, pero no se consumía. Entonces p<strong>en</strong>só: "¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la<br />

zarza."<br />

Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: -<br />

¡Moisés! ¡Moisés! -Aquí estoy -contestó Moisés. Entonces Dios le dijo: -No te acerques. Y<br />

descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado. Y añadió: -Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el<br />

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Moisés se cubrió la cara, pues tuvo miedo de mirar a Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 93 (Página 615 L.O.C.)<br />

1. El Señor es Rey; se ha vestido de espl<strong>en</strong>dor;*<br />

el Señor se ha vestido y ceñido de poder.<br />

2. De tal manera afirmó el orbe,*<br />

que no se le puede mover.<br />

3. Firme es tu trono desde siempre;*<br />

tú eres eternam<strong>en</strong>te.<br />

4. Alzaron las aguas, oh Señor,<br />

las aguas alzaron su voz;*<br />

alzaron sus ondas aplastantes.<br />

5. Más pot<strong>en</strong>te que la voz de muchas aguas,<br />

más pot<strong>en</strong>te que los rompi<strong>en</strong>tes del mar,*<br />

más pot<strong>en</strong>te es el Señor <strong>en</strong> las alturas.<br />

6. Tus testimonios son muy firmes;*<br />

la santidad es el adorno de tu casa, oh Señor,<br />

por los siglos y para siempre.<br />

EPÍSTOLA Romanos 8:12-17<br />

Así pues, hermanos, t<strong>en</strong>emos una obligación, pero no es la de vivir conforme a los deseos del<br />

hombre pecador. Porque si viv<strong>en</strong> ustedes conforme a tales deseos, morirán; pero si por medio del Espíritu<br />

hac<strong>en</strong> ustedes morir esos deseos, vivirán.<br />

Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido<br />

un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a t<strong>en</strong>er miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios.<br />

Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, dici<strong>en</strong>do: "¡Padre mío!" Y este mismo Espíritu se une a nuestro<br />

Leccionario Dominical, Año B 75


LA ESTACION DE PENTECOSTES Primer Domingo después de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Domingo de Trinidad<br />

espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también<br />

t<strong>en</strong>dremos parte <strong>en</strong> la her<strong>en</strong>cia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, si es que<br />

realm<strong>en</strong>te sufrimos con él para después estar con él <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 3:1-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Había un fariseo llamado Nicodemo, que era un hombre importante <strong>en</strong>tre los judíos. Este fue de<br />

noche a visitar a Jesús, y le dijo: -Maestro, sabemos que Dios te ha <strong>en</strong>viado a <strong>en</strong>señarnos, porque nadie<br />

podría hacer los milagros que tú haces, si Dios no estuviera con él. Jesús le dijo: -Te aseguro que el que no<br />

nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó:<br />

-¿Y cómo puede uno nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso podrá <strong>en</strong>trar otra vez d<strong>en</strong>tro de su madre,<br />

para volver a nacer? Jesús le contestó: -Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede<br />

<strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el reino de Dios. Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es<br />

espíritu. No te extrañes de que te diga: 'Todos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que nacer de nuevo.' El vi<strong>en</strong>to sopla por donde<br />

quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde vi<strong>en</strong>e ni a dónde va. Así son también todos los que<br />

nac<strong>en</strong> del Espíritu. Nicodemo volvió a preguntarle: -¿Cómo puede ser esto? Jesús le contestó:<br />

-¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo<br />

que sabemos, y somos testigos de lo que hemos visto; pero ustedes no cre<strong>en</strong> lo que les decimos. Si no me<br />

cre<strong>en</strong> cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me van a creer si les hablo de las cosas del<br />

cielo?<br />

"Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cie lo; es decir, el Hijo del hombre. Y así como Moisés<br />

levantó la serpi<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el desierto, así también el Hijo del hombre ti<strong>en</strong>e que ser levantado, para que todo el<br />

que cree <strong>en</strong> él t<strong>en</strong>ga vida eterna. Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo único, para que todo<br />

aquel que cree <strong>en</strong> él no muera, sino que t<strong>en</strong>ga vida eterna.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 76


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Mayo 11<br />

Propio 1<br />

COLECTA<br />

Recuerda, oh Señor, lo que has forjado <strong>en</strong> nosotros y no lo que merecemos; y, puesto que nos has<br />

llamado para servirte, haznos dignos de nuestro llamado; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Reyes 5:1-15ab<br />

Había un hombre llamado Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, muy estimado y favorecido por<br />

su rey, porque el Señor había dado la victoria a Siria por medio de él. Pero este hombre estaba <strong>en</strong>fermo de<br />

lepra. En una de las correrías de los sirios contra los israelitas, una muchachita fue hecha cautiva, y se<br />

quedó al servicio de la mujer de Naamán. Esta muchachita dijo a su ama: -Si mi amo fuera a ver al profeta<br />

que está <strong>en</strong> Samaria, quedaría curado de su lepra. Naamán fue y le contó a su rey lo que había dicho<br />

aquella muchacha. Y el rey de Siria le respondió: -Está bi<strong>en</strong>, ve, que yo mandaré una carta al rey de Israel.<br />

Entonces Naamán se fue. Tomó treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de<br />

ropa y le llevó al rey de Israel la carta, que decía: "Cuando recibas esta carta, sabrás que <strong>en</strong>vío a Naamán,<br />

uno de mis oficiales, para que lo sanes de su lepra."<br />

Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó la ropa <strong>en</strong> señal de aflicción y dijo: -¿Acaso soy Dios,<br />

que da la vida y la quita, para que éste me mande un hombre a que lo cure de su lepra? ¡Fíj<strong>en</strong>se bi<strong>en</strong> y<br />

verán que está buscando un pretexto contra mí! Al <strong>en</strong>terarse el profeta Elíseo de que el rey se había<br />

rasgado la ropa por aquella carta, le mandó a decir: "¿Por qué te has rasgado la ropa? Que v<strong>en</strong>ga ese<br />

hombre a verme, y sabrá que hay un profeta <strong>en</strong> Israel." Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se<br />

detuvo a la puerta de la casa de Elíseo. Pero Elíseo <strong>en</strong>vió un m<strong>en</strong>sajero a que le dijera: "Ve y lávate siete<br />

veces <strong>en</strong> el río Jordán, y tu cuerpo quedará limpio de la lepra." Naamán se <strong>en</strong>fureció, y se fue dici<strong>en</strong>do: -<br />

Yo p<strong>en</strong>sé que iba a salir a recibirme, y que de pie iba a invocar al Señor su Dios, y que luego iba a mover<br />

su mano sobre la parte <strong>en</strong>ferma, y que así me quitaría la lepra. ¿No son los ríos de Damasco, el Abana y el<br />

Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme <strong>en</strong> ellos y quedar limpio?<br />

Y muy <strong>en</strong>ojado se fue de allí. Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron: - Señor, si el profeta le<br />

hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habría hecho usted? Pues con mayor razón si sólo le ha dicho<br />

que se lave usted y quedará limpio. Naamán fue y se sumergió siete veces <strong>en</strong> el Jordán, según se lo había<br />

ord<strong>en</strong>ado el profeta, y su carne se volvió como la de un jov<strong>en</strong>cito, y quedó limpio. Entonces él y todos sus<br />

acompañantes fueron a ver a Elíseo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 42:1-7 (Página 42 L.O.C.)<br />

l. Como anhela el ciervo las corri<strong>en</strong>tes de aguas,*<br />

así te anhela, oh Dios, el alma mía.<br />

2. Mi alma ti<strong>en</strong>e sed de Dios, del Dios vivo;*<br />

¿cuándo v<strong>en</strong>dré, y me pres<strong>en</strong>taré delante de Dios?<br />

3. Fueron mis lágrimas mi alim<strong>en</strong>to de día y de noche,*<br />

mi<strong>en</strong>tras me dic<strong>en</strong> todos los días:<br />

"¿Dónde está tu Dios?"<br />

4. Doy ri<strong>en</strong>da suelta a mi dolor, cuando pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong> estas cosas;*<br />

de cómo fui con la multitud,<br />

y la conduje hasta la casa de Dios,<br />

5. Con voz de alegría y de alabanza,*<br />

haci<strong>en</strong>do fiesta la multitud.<br />

6. ¿Por qué te abates, oh alma mía,*<br />

y te turbas d<strong>en</strong>tro de mí?<br />

Leccionario Dominical, Año B 77


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Mayo 11<br />

Propio 1<br />

7. Pon tu confianza <strong>en</strong> Dios,*<br />

porque aún he de alabarle,<br />

Salvador, Pres<strong>en</strong>cia y Dios mío.<br />

EPÍSTOLA I Corintios 9:24-27<br />

Ustedes sab<strong>en</strong> que <strong>en</strong> una carrera todos corr<strong>en</strong>, pero solam<strong>en</strong>te uno recibe el premio. Pues bi<strong>en</strong>,<br />

corran ustedes de tal modo que reciban el premio. Los que se preparan para competir <strong>en</strong> un deporte, evitan<br />

todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hac<strong>en</strong> por alcanzar como premio una corona de hojas de laurel,<br />

que <strong>en</strong> seguida se marchita; <strong>en</strong> cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita. Yo,<br />

por mi parte, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. Al contrario, castigo mi<br />

cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber <strong>en</strong>señado a<br />

otros. Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:40-45<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un hombre <strong>en</strong>fermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: -Si quieres, puedes<br />

limpiarme de mi <strong>en</strong>fermedad. Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo: -Quiero. ¡Queda<br />

limpio! Al mom<strong>en</strong>to se le quitó la lepra al <strong>en</strong>fermo, y quedó limpio. Jesús lo despidió <strong>en</strong> seguida, y le<br />

recom<strong>en</strong>dó mucho: -Mira, no se lo digas a nadie: solam<strong>en</strong>te ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu<br />

purificación, la ofr<strong>en</strong>da que ord<strong>en</strong>ó Moisés, para que todos sepan que ya estás limpio de tu <strong>en</strong>fermedad.<br />

Pero el hombre se fue y com<strong>en</strong>zó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía <strong>en</strong>trar<br />

abiertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ningún pueblo, sino que se quedaba afuera, <strong>en</strong> lugares donde no había g<strong>en</strong>te; pero de<br />

todas partes acudían a verlo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 78


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y de misericordia, guárdanos <strong>en</strong> tu bondad de todo aquello que pueda causarnos<br />

daño; para que, dispuestos tanto <strong>en</strong> m<strong>en</strong>te como <strong>en</strong> cuerpo, y con alegría de corazón, logremos lo que sea<br />

propio a tus designios; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 43: 18-25<br />

Ahora dice el Señor a su pueblo: "Ya no recuerdes el ayer, no pi<strong>en</strong>ses más <strong>en</strong> cosas del pasado. Yo<br />

voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino <strong>en</strong> el desierto y ríos<br />

<strong>en</strong> la tierra estéril. Me honrarán los animales salvajes, los chacales y los avestruces, porque hago brotar<br />

agua <strong>en</strong> el desierto, ríos <strong>en</strong> la tierra estéril, para dar de beber a mi pueblo elegido, el pueblo que he<br />

formado para que proclame mi alabanza.<br />

"Pero tú, Israel, pueblo de Jacob, no me invocaste, sino que te cansaste de mí. No me ofreciste<br />

holocaustos de ovejas ni me honraste con sacrificios. Yo no te cansé pidiéndote ofr<strong>en</strong>das, ni te molesté<br />

exigiéndote inci<strong>en</strong>so. No has t<strong>en</strong>ido que comprar caña aromática para traérmela como ofr<strong>en</strong>da, ni has<br />

t<strong>en</strong>ido que complacerme con la grasa de animales sacrificados. Por el contrario, me cansaste con tus<br />

pecados; me molestaste con tus maldades. "Pero yo, por ser tu Dios, borro tus crím<strong>en</strong>es y no me acordaré<br />

más de tus pecados."<br />

Palabra Del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 32:1-8 (Página 523 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados aquellos cuyas transgresiones<br />

son perdonadas,*<br />

y quitados sus pecados.<br />

2. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados a qui<strong>en</strong>es no atribuye culpa el Señor,*<br />

y <strong>en</strong> cuyo espíritu no hay <strong>en</strong>gaño.<br />

3. Mi<strong>en</strong>tras callé, se <strong>en</strong>vejecieron mis huesos*<br />

porque gemí todo el día;<br />

4. Porque de día y de noche pesó sobre mí tu mano;*<br />

se volvió mi verdor <strong>en</strong> sequedad de verano.<br />

5. Mi pecado <strong>en</strong>tonces te declaré,*<br />

y no <strong>en</strong>cubrí mi culpa.<br />

6. Dije: "Confesaré a ti mis transgresiones";*<br />

y luego tú perdonaste la culpa de mi pecado.<br />

7. Por ello orarán los fieles <strong>en</strong> tiempo de necesidad;*<br />

ciertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la inundación de muchas aguas<br />

no llegará ésta a ellos.<br />

8. Tú eres mi escondite; me guardarás de angustias;*<br />

con gritos de liberación me rodearás.<br />

Leccionario Dominical, Año B 79


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 1:18-22<br />

Porque Cristo Jesús, el Hijo de Dios, a qui<strong>en</strong> Silvano, Timoteo y yo predicamos <strong>en</strong>tre ustedes, no es<br />

"sí" y "no" al mismo tiempo. Cristo es el "sí" de Dios, pues <strong>en</strong> él se cumpl<strong>en</strong> todas las promesas de Dios.<br />

Por esto, cuando alabamos a Dios, decimos "Así sea" por medio de Cristo Jesús. Y Dios es el que a<br />

nosotros y a ustedes nos ha escogido. Nos ha marcado con su sello, y ha puesto <strong>en</strong> nuestro corazón el<br />

Espíritu Santo como garantía de lo que vamos a recibir.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 2:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Algunos días después, Jesús volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> Capernaum. En cuanto se supo que estaba <strong>en</strong> casa, se<br />

juntó tanta g<strong>en</strong>te que ni siquiera cabían fr<strong>en</strong>te a la puerta; y él les anunciaba el m<strong>en</strong>saje. Entonces, <strong>en</strong>tre<br />

cuatro, le llevaron un paralítico. Pero como había mucha g<strong>en</strong>te y no podían llegar hasta Jesús, quitaron<br />

parte del techo <strong>en</strong>cima de donde él estaba, y por la abertura bajaron <strong>en</strong> una camilla al <strong>en</strong>fermo. Cuando<br />

Jesús vio la fe que t<strong>en</strong>ían, le dijo al <strong>en</strong>fermo:<br />

-Hijo mío, tus pecados quedan perdonados. Algunos maestros de la ley que estaban allí s<strong>en</strong>tados,<br />

p<strong>en</strong>saron: "¿Cómo se atreve éste a hablar así? Sus palabras son una of<strong>en</strong>sa contra Dios. Solo Dios puede<br />

perdonar pecados." Pero Jesús <strong>en</strong> seguida se dio cu<strong>en</strong>ta de lo que estaban p<strong>en</strong>sando, y les preguntó:<br />

-¿Por qué pi<strong>en</strong>san ustedes así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: 'Tus pecados quedan<br />

perdonados', o decirle: Levántate, toma tu camilla y anda'? Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre<br />

ti<strong>en</strong>e autoridad <strong>en</strong> la tierra para perdonar pecados. Entonces le dijo al paralítico: -A ti te digo, levántate,<br />

toma tu camilla y vete a tu casa. El <strong>en</strong>fermo se levantó <strong>en</strong> el acto, y tomando su camilla salió de allí, a la<br />

vista de todos. Por esto, todos se admiraron y alabaron a Dios, dici<strong>en</strong>do: -Nunca hemos visto una cosa así.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 80


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Señor, que el curso de este mundo sea gobernado pacíficam<strong>en</strong>te por tu provid<strong>en</strong>cia, y<br />

que tu <strong>Iglesia</strong> pueda servirte con gozo, confianza y ser<strong>en</strong>idad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Oseas 2:14-23<br />

"Yo la voy a <strong>en</strong>amorar: la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. Luego le devolveré sus viñas, y<br />

convertiré el valle de Acor <strong>en</strong> puerta de esperanza para ella. Allí me responderá como <strong>en</strong> su juv<strong>en</strong>tud,<br />

como <strong>en</strong> el día <strong>en</strong> que salió de Egipto. Entonces me llamará 'Marido mío', <strong>en</strong> vez de llamarme 'Baal mío'.<br />

Yo. El Señor lo afirmo. Y quitaré de sus labios los nombres de los baales, y jamás volverán a m<strong>en</strong>cionarse.<br />

"En aquel tiempo haré <strong>en</strong> favor de Israel un pacto con los animales salvajes, y con las aves y las<br />

serpi<strong>en</strong>tes; romperé y quitaré de este país el arco, la espada y la guerra, para que mi pueblo descanse<br />

tranquilo. Israel, yo te haré mi esposa para siempre, mi esposa legítima, conforme a la ley, porque te amo<br />

<strong>en</strong>trañablem<strong>en</strong>te. Yo te haré mi esposa y te seré fiel, y tú <strong>en</strong>tonces me conocerás como el Señor. Yo, el<br />

Señor, lo afirmo: En aquel tiempo yo responderé al cielo, y el cielo responderá a la tierra; la tierra<br />

responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. Plantaré a mi pueblo <strong>en</strong> la tierra<br />

exclusivam<strong>en</strong>te para mí; t<strong>en</strong>dré compasión de Lo-ruhama, y a Lo-ami le diré: 'Tú eres mi pueblo', y él me<br />

dirá: '¡Tú eres mi Dios!'<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 103:1-6 (Página 626 L.O.C.)<br />

l. B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor,*<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre<br />

2. B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor,*<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3. Él perdona todas tus iniquidades,*<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4. Él rescata del sepulcro tu vida,*<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

5. Él sacia de bi<strong>en</strong> tus anhelos,*<br />

y como el águila se r<strong>en</strong>ueva tu juv<strong>en</strong>tud<br />

6. El Señor hace justicia,*<br />

y defi<strong>en</strong>de a todos los oprimidos.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 3:[4-11]17--4:2<br />

[Confiados <strong>en</strong> Dios por medio de Cristo, estamos seguros de esto. No es que nosotros mismos<br />

estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer vi<strong>en</strong>e de<br />

Dios, pues él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no escrito, sino espiritual. La ley<br />

escrita cond<strong>en</strong>a a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida. Esta ley, grabada <strong>en</strong> letras sobre tablas de<br />

piedra, vino con tal resplandor que los israelitas ni siquiera podían mirar la cara de Moisés a causa de su<br />

int<strong>en</strong>so brillo. Sin embargo, aquel resplandor había de terminar por apagarse. Pero si esa ley que cond<strong>en</strong>a a<br />

muerte fue promulgada con tanta gloria, ¡cuánta más será la gloria del anuncio de un nuevo pacto fundado<br />

<strong>en</strong> el Espíritu! Es decir, que si fue tan gloriosa la promulgación de una ley que sirvió para cond<strong>en</strong>arnos,<br />

¡cuánto más glorioso será poder anunciar que Dios nos declara sin culpa! Porque la gloria anterior ya no<br />

Leccionario Dominical, Año B 81


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

es nada <strong>en</strong> comparación con esto, que es mucho más glorioso. Y si fue glorioso lo que había de terminar<br />

por apagarse, mucho más glorioso será lo que permanece para siempre.]<br />

Precisam<strong>en</strong>te porque t<strong>en</strong>emos esta esperanza, hablamos con toda libertad. No hacemos como Moisés,<br />

que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran que aquel resplandor se iba apagando.<br />

Pero ellos no lo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron así, y todavía ahora, cuando le<strong>en</strong> el antiguo pacto, ese mismo velo les impide<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der, pues no les ha sido quitado, porque solam<strong>en</strong>te se quita por medio de Cristo. Hasta el día de hoy,<br />

cuando le<strong>en</strong> los libros de Moisés, un velo cubre su <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to. Pero cuando una persona se vuelve al<br />

Señor, el velo se le quita. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay<br />

libertad. Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la<br />

gloria del Señor, y vamos tranformándonos <strong>en</strong> su imag<strong>en</strong> misma, porque cada vez t<strong>en</strong>emos más de su<br />

gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 2:18-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Una vez estaban ayunando los seguidores de Juan el Bautista y los de los fariseos, y algunas personas<br />

fueron a Jesús y le preguntaron: -Los seguidores de Juan y los de los fariseos ayunan: ¿por qué no ayunan<br />

tus discípulos? Jesús les contestó"<br />

-¿Acaso pued<strong>en</strong> ayunar los invitados a una boda, mi<strong>en</strong>tras el novio está con ellos? Mi<strong>en</strong>tras está<br />

pres<strong>en</strong>te el novio, no pued<strong>en</strong> ayunar. Pero llegará el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que se llev<strong>en</strong> al novio; cuando llegue ese<br />

día, <strong>en</strong>tonces sí ayunarán. "Nadie arregla un vestido viejo con un remi<strong>en</strong>do de tela nueva, porque el<br />

remi<strong>en</strong>do nuevo <strong>en</strong>coge y rompe el vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor. Ni tampoco se echa vino<br />

nuevo <strong>en</strong> cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revi<strong>en</strong>t<strong>en</strong> los cueros, y se pierd<strong>en</strong> tanto el vino<br />

como los cueros. Por eso hay que echar el vino nuevo <strong>en</strong> cueros nuevos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 82


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 1<br />

Propio 4<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tu infalible provid<strong>en</strong>cia ord<strong>en</strong>a todas las cosas <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Aparta de<br />

nosotros todo mal, te suplicamos, y concéd<strong>en</strong>os aquellos b<strong>en</strong>eficios que puedan ayudarnos; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 5:6-21<br />

'Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, donde eras esclavo. 'No t<strong>en</strong>gas otros dioses aparte de<br />

mí. 'No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba <strong>en</strong> el cielo, ni de lo que hay abajo <strong>en</strong> la tierra,<br />

ni de lo que hay <strong>en</strong> el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo<br />

soy el Señor tu Dios, Dios celoso que castiga la maldad de los padres que me odian, <strong>en</strong> sus hijos, nietos y<br />

bisnietos, pero que trató con amor por mil g<strong>en</strong>eraciones a los que me aman y cumpl<strong>en</strong> mis mandami<strong>en</strong>tos.<br />

'No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre.<br />

'T<strong>en</strong> <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta el día de reposo para consagrarlo al Señor, tal como el Señor tu Dios te lo ha<br />

ord<strong>en</strong>ado. Trabaja seis días y haz <strong>en</strong> ellos todo lo que t<strong>en</strong>gas que hacer, pero el séptimo día es día de<br />

reposo, consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo <strong>en</strong> ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni<br />

tu esclavo o tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguno de tus animales, ni el extranjero que vive <strong>en</strong> tus<br />

ciudades, para que tu esclavo y tu esclava descans<strong>en</strong> igual que tú. Recuerda que también tú fuiste esclavo<br />

<strong>en</strong> Egipto, y que el Señor tu Dios te saco de allí desplegando gran poder. Por eso el Señor tu Dios te ord<strong>en</strong>a<br />

cumplir con el día de reposo.<br />

'Honra a tu padre y a tu madre, tal como el Señor tu Dios te lo ha ord<strong>en</strong>ado, para que vivas una larga<br />

vida y te vaya bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la tierra que te da el Señor tu Dios. 'No mates. 'No cometas adulterio. 'No robes. 'No<br />

digas m<strong>en</strong>tiras <strong>en</strong> perjuicio de tu prójimo. 'No codicies la mujer de tu prójimo. No ambiciones la casa de tu<br />

prójimo, ni su campo, ni su esclavo o esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pert<strong>en</strong>ezca.'<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 81:1-10 (Página 598 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> con gozo a Dios, fortaleza nuestra,*<br />

al Dios de Jacob aclam<strong>en</strong> con júbilo.<br />

2. Enton<strong>en</strong> canción, y tañan el pandero,*<br />

la lira templada y el arpa.<br />

3. Toqu<strong>en</strong> el corno <strong>en</strong> la luna nueva.*<br />

y <strong>en</strong> la luna ll<strong>en</strong>a, que es el día de nuestra fiesta;<br />

4. Porque estatuto es de Israel,*<br />

ord<strong>en</strong>anza del Dios de Jacob.<br />

5. Lo estableció como mandato solemne para José,*<br />

al salir del país de Egipto.<br />

6. "Oí la voz de un desconocido;*<br />

retiré la carga de sus hombros;<br />

sus manos fueron libradas de los cestos".<br />

7. En tu angustia clamaste, y yo te salvé;*<br />

te respondí desde lo secreto del tru<strong>en</strong>o;<br />

te probé junto a las aguas de Meriba.<br />

8. Escucha, pueblo mío, y te amonestaré,*<br />

¡Ojalá me escuchases, oh Israel!<br />

9. No habrá <strong>en</strong>tre ustedes dios aj<strong>en</strong>o;*<br />

no adorarás un dios extranjero.<br />

Leccionario Dominical, Año B 83


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 1<br />

Propio 4<br />

l0. Yo soy el Señor tu Dios,<br />

que te saqué del país de Egipto;*<br />

y dije: "Abre tu boca, y yo la ll<strong>en</strong>aré".<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 4:5-12<br />

No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor; nosotros nos declaramos<br />

simplem<strong>en</strong>te servidores de ustedes por amor a Jesús. Porque el mismo Dios que mandó que la luz brotara<br />

de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz <strong>en</strong> nuestro corazón, para que por medio de ella podamos<br />

conocer la gloria de Dios que brilla <strong>en</strong> la cara de Jesucristo. Pero esta riqueza la t<strong>en</strong>emos <strong>en</strong> nuestro cuerpo<br />

que es como una olla de barro, para mostrar que ese poder tan grande vi<strong>en</strong>e de Dios y no de nosotros. Así,<br />

aunque ll<strong>en</strong>os de problemas, no estamos sin salida; t<strong>en</strong>emos preocupaciones, pero no nos desesperamos.<br />

Nos persigu<strong>en</strong>, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruy<strong>en</strong>. Dondequiera que<br />

vamos, llevamos siempre <strong>en</strong> nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se muestre <strong>en</strong><br />

nosotros. Pues nosotros, los que vivimos, siempre estamos expuestos a la muerte por causa de Jesús, para<br />

que también su vida se muestre <strong>en</strong> nuestro cuerpo mortal. De ese modo, la muerte actúa <strong>en</strong> nosotros, y <strong>en</strong><br />

ustedes actúa la vida.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 2:23-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un día de reposo, Jesús caminaba <strong>en</strong>tre los sembrados, y sus discípulos, al pasar, com<strong>en</strong>zaron a<br />

arrancar espigas de trigo. Los fariseos le preguntaron: -Oye, ¿por qué hac<strong>en</strong> tus discípulos algo que no está<br />

permitido hacer <strong>en</strong> los días de reposo? Pero él les dijo: -'Nunca han leído ustedes lo que hizo David <strong>en</strong><br />

una ocasión <strong>en</strong> que él y sus compañeros tuvieron necesidad y sintieron hambre? Pues si<strong>en</strong>do Abiatar sumo<br />

sacerdote, David <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la casa de Dios y comió los panes consagrados a Dios, que solam<strong>en</strong>te a los<br />

sacerdotes se les permitía comer; y dio también a la g<strong>en</strong>te que iba con él. Jesús añadió: -El día de reposo<br />

se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo. Por esto, el Hijo del hombre ti<strong>en</strong>e autoridad<br />

también sobre el día de reposo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 84


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 8<br />

Propio 5<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tu infalible provid<strong>en</strong>cia ord<strong>en</strong>a todas las cosas <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Aparta de<br />

nosotros todo mal, te suplicamos, y concéd<strong>en</strong>os aquellos b<strong>en</strong>eficios que puedan ayudarnos; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 3:[1-7]8-21<br />

[La serpi<strong>en</strong>te era más astuta que todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, y le<br />

preguntó a la mujer: -¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín? Y la<br />

mujer le contestó:<br />

-Podemos comer del fruto de cualquier árbol, m<strong>en</strong>os del árbol que está <strong>en</strong> medio del jardín. Dios nos<br />

ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos. Pero la<br />

serpi<strong>en</strong>te le dijo a la mujer: -No es cierto. No morirán. Dios sabe muy bi<strong>en</strong> que cuando ustedes coman del<br />

fruto de ese árbol podrán saber lo que es bu<strong>en</strong>o y lo que es malo, y que <strong>en</strong>tonces serán como Dios. La<br />

mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a t<strong>en</strong>er<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también<br />

comió. En ese mom<strong>en</strong>to se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cu<strong>en</strong>ta de que estaban desnudos.<br />

Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.]<br />

El hombre y su mujer escucharon que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora <strong>en</strong> que sopla el<br />

vi<strong>en</strong>to de la tarde, y corrieron a esconderse de él <strong>en</strong>tre los árboles del jardín. Pero Dios el Señor llamó al<br />

hombre y le preguntó: -¿Dónde estás? El hombre contestó: -Escuché que andabas por el jardín y tuve<br />

miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí. Entonces Dios le preguntó: -¿Y quién te ha dicho que<br />

estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras? El hombre<br />

contestó: -La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí. Entonces Dios el Señor<br />

le preguntó a la mujer: -¿Por qué lo hiciste? Y ella respondió: -La serpi<strong>en</strong>te me <strong>en</strong>gañó, y por eso comí del<br />

fruto. Entonces Dios el Señor dijo a la serpi<strong>en</strong>te:<br />

-Por esto que has hecho, maldita serás <strong>en</strong>tre todos los demás animales. De hoy <strong>en</strong> adelante caminarás<br />

arrastrándote y comerás tierra. Haré que tú y la mujer sean <strong>en</strong>emigas, lo mismo que tu desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia y su<br />

desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón. A la mujer le dijo: -<br />

Aum<strong>en</strong>taré tus dolores cuando t<strong>en</strong>gas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu<br />

marido, y él t<strong>en</strong>drá autoridad sobre ti.<br />

Al hombre le dijo: -Como le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que<br />

no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás producir tu<br />

alim<strong>en</strong>to durante toda tu vida. La tierra te dará espinos y cardos, y t<strong>en</strong>drás que comer plantas silvestres. Te<br />

ganarás el pan con el sudor de tu fr<strong>en</strong>te, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues<br />

tierra eres y <strong>en</strong> tierra te convertirás. El hombre llamó Eva a su mujer, pues ella fue la madre de todos los<br />

que viv<strong>en</strong>. Dios el Señor hizo ropa de pieles de animales para que el hombre y su mujer se vistieran.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 130 (Página 675 L.O.C.)<br />

1. De lo profundo, oh Señor, a ti clamo; Señor, escucha mi voz;*<br />

estén at<strong>en</strong>tos tus oídos a la voz de mi súplica.<br />

2. Si tú, oh Señor, notares los delitos,*<br />

¿quién, oh Señor, podrá mant<strong>en</strong>erse?<br />

Leccionario Dominical, Año B 85


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 8<br />

Propio 5<br />

3. Mas <strong>en</strong> ti hay perdón,*<br />

por tanto serás v<strong>en</strong>erado.<br />

4. Aguardo al Señor; le aguarda mi alma;*<br />

<strong>en</strong> su palabra está mi esperanza.<br />

5. Mi alma aguarda al Señor, más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora,*<br />

más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora.<br />

6. Oh Israel, aguarda al Señor,*<br />

porque <strong>en</strong> el Señor hay misericordia;<br />

7. Con él hay abundante red<strong>en</strong>ción,*<br />

y él redimirá a Israel de todos sus pecados.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 4:13-18<br />

La escritura dice: "Tuve fe, y por eso hablé." De igual manera, nosotros, con esa misma actitud de fe,<br />

creemos y también hablamos. Porque sabemos que Dios, que resucitó de la muerte al Señor Jesús, también<br />

nos resucitará a nosotros con él, y junto con ustedes nos levará a su pres<strong>en</strong>cia. Todo esto ha sucedido para<br />

bi<strong>en</strong> de ustedes, para que, si<strong>en</strong>do muchas las b<strong>en</strong>diciones de Dios, muchos sean también los que le d<strong>en</strong><br />

gracias, para la gloria de Dios.<br />

Por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera vamos <strong>en</strong>vejeci<strong>en</strong>do, por d<strong>en</strong>tro nos<br />

rejuv<strong>en</strong>ecemos día a día. Lo que sufrimos <strong>en</strong> esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como<br />

resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante. Porque no nos fijamos <strong>en</strong> lo que se ve, sino <strong>en</strong><br />

lo que no se ve, ya que la cosas que se v<strong>en</strong> son pasajeras, pero las que no se v<strong>en</strong> son eternas.<br />

Palabra Del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 3:20-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después <strong>en</strong>tró Jesús <strong>en</strong> una casa, y otra vez se juntó tanta g<strong>en</strong>te, que ni siquiera podían comer él y<br />

sus discípulos. Cuando lo supieron los pari<strong>en</strong>tes de Jesús, fueron a llevárselo, pues decían que se había<br />

vuelto loco. También los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: "Beelzebú, el propio<br />

jefe de los demonios, es qui<strong>en</strong> le ha dado a este hombre el poder de expulsarlos."<br />

Jesús los llamó, y les puso un ejemplo, dici<strong>en</strong>do: "¿Cómo puede Satanás expulsar al propio Satanás?<br />

Un país dividido <strong>en</strong> bandos <strong>en</strong>emigos, no puede mant<strong>en</strong>erse; y una familia dividida, no puede mant<strong>en</strong>erse.<br />

Así también, si Satanás se divide y se levanta contra sí mismo, no podrá mant<strong>en</strong>erse; habrá llegado su fin.<br />

"Nadie puede <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la casa de un hombre fuerte y quitarle lo que le pert<strong>en</strong>ece, si no lo ata primero;<br />

solam<strong>en</strong>te así podrá quitárselo. Les aseguro que Dios dará su perdón a los hombres por todos los pecados y<br />

todo lo malo que digan: pero al que of<strong>en</strong>da con sus palabras al Espíritu Santo, nunca lo perdonará, sino que<br />

será culpable para siempre."<br />

Esto lo dijo Jesús porque ellos afirmaban que t<strong>en</strong>ía un espíritu impuro. Entre tanto llegaron la madre<br />

y los hermanos de Jesús, pero se quedaron afuera y mandaron llamarlo. La g<strong>en</strong>te que estaba s<strong>en</strong>tada<br />

alrededor de Jesús le dijo: -Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera, y te buscan. Él les<br />

contestó: -¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Luego, mirando a los que estaban s<strong>en</strong>tados a su<br />

alrededor, añadió: -Estos son mi madre y mis hermanos. Pues cualquiera que hace la voluntad de Dios,<br />

ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 86


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

COLECTA<br />

Mantén, oh Señor, a tu familia, la <strong>Iglesia</strong>, <strong>en</strong> tu constante fe y amor; para que, mediante tu gracia,<br />

proclamemos tu verdad con val<strong>en</strong>tía, y administremos tu justicia con compasión; por amor de nuestro<br />

Salvador Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 31:1-6,10-14<br />

El día primero del mes tercero del año once, el Señor se dirigió a mí, y me dijo: "Di al faraón, rey de<br />

Egipto, y a toda su g<strong>en</strong>te: ¿Con qué se puede comparar tu grandeza? Pareces un ciprés o un cedro del<br />

Líbano, con hermosas ramas que dan sombra al bosque, tan alto que su punta llega a las nubes. La lluvia y<br />

el agua del suelo le ayudaron a crecer; se formaron ríos alrededor de donde estaba plantado; sus corri<strong>en</strong>tes<br />

regaron todos los árboles de la región. Como t<strong>en</strong>ía tanta agua, creció más que los otros árboles del bosque;<br />

sus ramas aum<strong>en</strong>taron y se ext<strong>en</strong>dieron mucho. Aves de todas clases hacían nidos <strong>en</strong> sus ramas; animales<br />

salvajes de toda especie daban a luz debajo de ellas. A su sombra podían vivir naciones numerosas.<br />

'Pues bi<strong>en</strong>, esto dice el Señor: El árbol llega a ser tan alto que su punta llegaba a las nubes; tanto<br />

creció que se ll<strong>en</strong>ó de orgullo. Por eso yo lo he desechado; voy a dejarlo caer <strong>en</strong> poder de un jefe<br />

extranjero, que lo tratará como merece su maldad. Los más crueles extranjeros van a cortarlo y dejarlo<br />

abandonado; sus ramas caerán rotas por todas las montañas, valles y cañadas del país, y todos los pueblos<br />

que vivían bajo su sombra huirán y lo abandonarán. Aves de todas clases v<strong>en</strong>drán a vivir <strong>en</strong> el árbol caído,<br />

y animales salvajes de toda especie se echarán <strong>en</strong> sus ramas. Y ya ningún árbol, aunque esté junto al agua,<br />

volverá a crecer tanto, ni aunque esté bi<strong>en</strong> regado volverá a alcanzar las nubes con su punta ni subirá a<br />

tanta altura. Todos están cond<strong>en</strong>ados a morir, a bajar a ese mundo bajo tierra y reunirse con los que ya<br />

están <strong>en</strong> el sepulcro.'"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 92:1-4,11-14 (Página 614 L.O.C.)<br />

l. Bu<strong>en</strong>o es darte gracias, oh Señor,*<br />

y cantar alabanzas a tu Nombre, Oh Altísimo;<br />

2. Anunciar por la mañana tu misericordia,*<br />

y tu fidelidad por la noche;<br />

3. En la cítara y <strong>en</strong> la lira,*<br />

y con la melodía del arpa;<br />

4. Por cuanto me has alegrado, oh Señor, con tus hazañas;*<br />

las obras de tus manos aclamo con júbilo.<br />

11. Los justos florecerán como palmera;*<br />

se alzarán como cedros del Líbano;<br />

12. Los plantados <strong>en</strong> la casa del Señor*<br />

florecerán <strong>en</strong> los atrios de nuestro Dios.<br />

13. En la vejez seguirán dando fruto,*<br />

y estarán lozanos y frondosos,<br />

14. Para proclamar la rectitud del Señor,*<br />

mi Roca, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no existe falta.<br />

Leccionario Dominical, Año B 87


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:1-10<br />

Nosotros somos como una casa terr<strong>en</strong>al, como una ti<strong>en</strong>da de campaña no perman<strong>en</strong>te; pero sabemos<br />

que si esta ti<strong>en</strong>da se destruye, Dios nos ti<strong>en</strong>e preparada <strong>en</strong> el cielo una casa eterna, que no ha sido hecha<br />

por manos humanas.<br />

Por eso suspiramos mi<strong>en</strong>tras vivimos <strong>en</strong> esta casa actual, pues quisiéramos mudarnos ya a nuestra<br />

casa celestial, la cual nos cubrirá como un vestido para que no quedemos desnudos. Mi<strong>en</strong>tras vivimos <strong>en</strong><br />

esta ti<strong>en</strong>da suspiramos afligidos, pues no quisiéramos ser desnudados, sino más bi<strong>en</strong> ser revestidos de tal<br />

modo que lo mortal quede absorbido por la nueva vida. Y Dios es qui<strong>en</strong> nos ha preparado para esto, y<br />

qui<strong>en</strong> nos ha dado el Espíritu Santo como garantía de lo que hemos de recibir.<br />

Por eso t<strong>en</strong>emos siempre confianza. Sabemos que mi<strong>en</strong>tras vivamos <strong>en</strong> este cuerpo estaremos como<br />

<strong>en</strong> el destierro, lejos del Señor. Ahora no podemos verlo, sino que vivimos sost<strong>en</strong>idos por la fe; pero<br />

t<strong>en</strong>emos confianza, y quisiéramos más bi<strong>en</strong> salir de este cuerpo para ir a pres<strong>en</strong>tarnos ante el Señor. Por<br />

eso procuramos agradar siempre al Señor, ya sea que dejemos este cuerpo o que sigamos <strong>en</strong> él.<br />

Porque todos t<strong>en</strong>emos que pres<strong>en</strong>tarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que<br />

le corresponda, según lo bu<strong>en</strong>o o lo malo que haya hecho mi<strong>en</strong>tras estaba <strong>en</strong> el cuerpo.<br />

Palabra Del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 4:26-34<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús dijo también: "Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra semilla <strong>en</strong> la<br />

tierra: que tanto si duerme como si está despierto, lo mismo de noche que de día, la semilla nace y crece,<br />

sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero brota una hierba, luego se forma la<br />

espiga y más tarde los granos que ll<strong>en</strong>an la espiga. Y cuando ya el grano está maduro, lo recoge, porque ha<br />

llegado el tiempo de la cosecha."<br />

También dijo Jesús: "¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo? Es como<br />

una semilla de mostaza que se siembra <strong>en</strong> la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo,<br />

pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las otras plantas del huerto, con ramas tan grandes<br />

que hasta las aves pued<strong>en</strong> anidar bajo su sombra." De esta manera les <strong>en</strong>señaba Jesús el m<strong>en</strong>saje, por<br />

medio de muchas parábolas como éstas y hasta donde podían <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der. Pero no les decía nada sin<br />

parábolas, aunque a sus discípulos se lo explicaba todo aparte.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 88


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, haz que t<strong>en</strong>gamos perpetuo amor y rever<strong>en</strong>cia a tu santo Nombre, pues nunca privas de tu<br />

auxilio y guía a los que has establecido sobre la base firme de tu bondad; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Job 38:1-11,16-18<br />

Entonces el Señor le habló a Job de <strong>en</strong> medio de la tempestad. El Señor ¿Quién eres tú para dudar de<br />

mi provid<strong>en</strong>cia y mostrar con tus palabras tu ignorancia? Muéstrame ahora tu val<strong>en</strong>tía, y respóndeme a<br />

estas preguntas:<br />

¿Dónde estabas cuando yo afirmé la tierra? ¡Dímelo, si de veras sabes tanto! ¿Sabes quién decidió<br />

cuánto habría de medir, y quién fue el arquitecto que la hizo? ¿Sobre qué descansan sus cimi<strong>en</strong>tos?<br />

¿Quién le puso la piedra principal de apoyo, mi<strong>en</strong>tras cantaban a coro las estrellas de la aurora <strong>en</strong>tre la<br />

alegría de mis servidores celestiales?<br />

Cuando el mar brotó del s<strong>en</strong>o de la tierra, ¿quién le puso compuertas para cont<strong>en</strong>erlo? Yo le di una<br />

nube por vestido y la niebla por pañales. Yo le puse un límite al mar y cerré con llave sus compuertas. Y le<br />

dije: "Llegarás hasta aquí, y de aquí no pasarás; aquí se romperán tus olas arrogantes.<br />

¿Has visitado el misterioso abismo donde ti<strong>en</strong>e sus fu<strong>en</strong>tes el océano? ¿Has visto dónde están las<br />

puertas del t<strong>en</strong>ebroso reino de la muerte? ¿Ti<strong>en</strong>es idea de la anchura de la tierra? ¡Dímelo, si <strong>en</strong> verdad lo<br />

sabes todo!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 107:1-3,23-32 (Página 638 L.O.C.)<br />

l. D<strong>en</strong> gracias al Señor, porque es bu<strong>en</strong>o,*<br />

porque para siempre es su misericordia.<br />

2. Proclam<strong>en</strong> los redimidos del Señor*<br />

que él los redimió de la mano del <strong>en</strong>emigo.<br />

3. Él los recogió de <strong>en</strong>tre todos los países,*<br />

del ori<strong>en</strong>te y del occid<strong>en</strong>te, del norte y del sur.<br />

23. Algunos navegaron por el mar,*<br />

comerciando por las aguas profundas<br />

24. Contemplaron las obras de Dios,*<br />

y sus maravillas <strong>en</strong> el piélago.<br />

25. Entonces habló, y levantó un vi<strong>en</strong>to tempestuoso,*<br />

que alzaba las olas hasta lo alto.<br />

26. Subían al cielo, bajaban al abismo;*<br />

se derretían sus corazones ante el peligro.<br />

27. Titubeaban y se tambaleaban como borrachos,*<br />

y su pericia de nada les valía.<br />

28 Entonces clamaron al Señor <strong>en</strong> su angustia,<br />

y los libró de su aflicción..<br />

29. Calmó la tempestad <strong>en</strong> susurro,*<br />

y apaciguó las olas del mar.<br />

30. Luego se alegraron a causa de la calma,*<br />

y los condujo al ansiado puerto.<br />

Leccionario Dominical, Año B 89


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

3l. Que d<strong>en</strong> gracias al Señor por su misericordia,*<br />

y las maravillas que hace por sus hijos.<br />

32. Que lo exalt<strong>en</strong> <strong>en</strong> la congregación del pueblo,*<br />

y <strong>en</strong> el consejo de los ancianos lo alab<strong>en</strong>.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:14-21<br />

El amor de Cristo gobierna nuestras vidas, desde que sabemos que uno murió por todos y que, por<br />

consigui<strong>en</strong>te, todos han muerto. Y Cristo murió por todos, para que los que viv<strong>en</strong> ya no vivan para sí<br />

mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos. Por eso, nosotros ya no p<strong>en</strong>samos de nadie según los<br />

criterios de este mundo; y aunque antes p<strong>en</strong>sábamos de Cristo según tales criterios, ahora ya no p<strong>en</strong>samos<br />

así de él. Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; lo que<br />

ahora hay, es nuevo.<br />

Todo esto es la obra de Dios, qui<strong>en</strong> por medio de Cristo nos puso <strong>en</strong> paz consigo mismo y nos dio el<br />

<strong>en</strong>cargo de poner a todos <strong>en</strong> paz con él. Es decir que, <strong>en</strong> Cristo, Dios estaba poni<strong>en</strong>do al mundo <strong>en</strong> paz<br />

consigo mismo, sin tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los pecados de los hombres; y a nosotros nos <strong>en</strong>cargó que diéramos a<br />

conocer este m<strong>en</strong>saje. Así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a<br />

ustedes por medio de nosotros. Así pues, <strong>en</strong> el nombre de Cristo les rogamos que se pongan <strong>en</strong> paz con<br />

Dios. Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo trató como al pecado mismo, para<br />

así, por medio de Cristo, librarnos de culpa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 4:35-41; [5:1-20]<br />

¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: -Vamos al otro lado del lago.<br />

Entonces dejaron a la g<strong>en</strong>te y llevaron a Jesús <strong>en</strong> la barca <strong>en</strong> que ya estaba; y también otras barcas le<br />

acompañaban. En esto se desató una torm<strong>en</strong>ta, con un vi<strong>en</strong>to tan fuerte que las olas caían sobre la barca,<br />

de modo que se ll<strong>en</strong>aba de agua. Pero Jesús se había dormido <strong>en</strong> la parte de atrás, apoyado sobre una<br />

almohada. Lo despertaron y le dijeron:<br />

-¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundi<strong>en</strong>do? Jesús se levantó y dio una ord<strong>en</strong> al vi<strong>en</strong>to, y<br />

dijo al mar: -¡Calla! ¡Quieto! El vi<strong>en</strong>to se calmó, y todo quedó completam<strong>en</strong>te tranquilo. Después dijo<br />

Jesús a los discípulos: ¿Por qué ti<strong>en</strong><strong>en</strong> tanto miedo? ¿Todavía no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe?<br />

Pero ellos estaban ll<strong>en</strong>os de miedo, y se preguntaban unos a otros: ¿Quién será éste, que hasta el<br />

vi<strong>en</strong>to y el mar le obedec<strong>en</strong>?<br />

[Llegaron al otro lado del lago, a la tierra de Gerasa. En cuanto Jesús bajó de la barca, se le acercó un<br />

hombre que t<strong>en</strong>ía un espíritu impuro. Este hombre había salido de <strong>en</strong>tre las tumbas, porque vivía <strong>en</strong> ellas.<br />

Nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cad<strong>en</strong>as. Pues aunque muchas veces lo habían atado de pies y manos<br />

con cad<strong>en</strong>as, siempre las había hecho pedazos, sin que nadie lo pudiera dominar. Andaba de día y de noche<br />

por los cerros y las tumbas, gritando y golpeándose con piedras. Pero cuando vio de lejos a Jesús, echó a<br />

correr, y poniéndose de rodillas delante de él le dijo a gritos:<br />

-¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altisimo! ¡Te ruego por Dios que no me atorm<strong>en</strong>tes!<br />

Hablaba así porque Jesús le había dicho:<br />

Leccionario Dominical, Año B 90


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

-¡Espíritu impuro, deja a ese hombre! Jesús le preguntó: -¡Cómo te llamas? Él contestó:<br />

-Me llamo Legión, porque somos muchos. Y rogaba mucho a Jesús que no <strong>en</strong>viara los espíritus fuera<br />

de aquella región. Y como cerca de allí, junto al cerro, había gran número de cerdos comi<strong>en</strong>do, los<br />

espíritus le rogaron: -Mándanos a los cerdos y déjanos <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> ellos. Jesús les dio permiso, y los espíritus<br />

impuros salieron del hombre y <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> los cerdos. Estos, que eran unos dos mil, echaron a correr<br />

p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te abajo hasta el lago, y allí se ahogaron. Los que cuidaban de los cerdos salieron huy<strong>en</strong>do, y<br />

fueron a contar <strong>en</strong> el pueblo y por los campos lo sucedido. La g<strong>en</strong>te acudió a ver lo que había pasado. Y<br />

cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron s<strong>en</strong>tado, vestido y <strong>en</strong> su cabal juicio al <strong>en</strong>demoniado que<br />

había t<strong>en</strong>ido la legión de espíritus. La g<strong>en</strong>te estaba asustada, y los que habían visto lo sucedido con el<br />

<strong>en</strong>demoniado y con los cerdos, se lo contaron a los demás. Entonces com<strong>en</strong>zaron a rogarle a Jesús que se<br />

fuera de aquellos lugares.<br />

Al volver Jesús a la barca, el hombre que había estado <strong>en</strong>demoniado le rogó que lo dejara ir con él.<br />

Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: -Vete a tu casa, con tus pari<strong>en</strong>tes y cuéntales todo lo que el<br />

Señor te ha hecho, y como ha t<strong>en</strong>ido compasión de ti. El hombre se fue, y com<strong>en</strong>zó a contar por los<br />

pueblos de Decápolis lo que Jesús había hecho por él; y todos se quedaron admirados.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 91


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 29<br />

Propio 8<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, has edificado tu <strong>Iglesia</strong> sobre el fundam<strong>en</strong>to de los apóstoles y profetas si<strong>en</strong>do<br />

Jesucristo mismo la piedra angular: Concéd<strong>en</strong>os que estemos unidos <strong>en</strong> espíritu por su <strong>en</strong>señanza, de tal<br />

modo que lleguemos a ser un templo santo aceptable a ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 15:7-11<br />

"Si hay algún pobre <strong>en</strong>tre tus compatriotas <strong>en</strong> alguna de las ciudades del país que el Señor tu Dios te<br />

da, no seas inhumano ni le niegues tu ayuda a tu compatriota necesitado: al contrario, sé g<strong>en</strong>eroso con él y<br />

préstale lo que necesite. No des lugar <strong>en</strong> tu m<strong>en</strong>te a este malvado p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to: 'Ya está cerca el año<br />

séptimo, el año <strong>en</strong> que se perdonan las deudas', y <strong>en</strong>tonces pongas mala cara a tu compatriota que se halla<br />

<strong>en</strong> la pobreza, y no le prestes nada; porque él clamará contra ti al Señor, y tal acción se te contará como<br />

pecado. Debes ayudarlo siempre y sin que te pese, porque por esta acción el Señor tu Dios te b<strong>en</strong>decirá <strong>en</strong><br />

todo lo que hagas y empr<strong>en</strong>das. Nunca dejará de haber necesitados <strong>en</strong> la tierra, y por eso yo te mando que<br />

seas g<strong>en</strong>eroso con aquellos compatriotas tuyos que sufran pobreza y miseria <strong>en</strong> tu país."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 112 (Página 647 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano,*<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos!<br />

2. Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;*<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3. Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa,*<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4. La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos:*<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5. Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan,*<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6. Por eso jamás tropezarán;*<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7. No temerán las malas noticias:*<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8. Firme está su corazón, y no temerá,*<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9. Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre;*<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

l0. Los malvados, al verlo, se <strong>en</strong>furecerán:<br />

crujirán los di<strong>en</strong>tes, y se consumirán;*<br />

el deseo de los malvados fracasará.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 8:1-9,13-15<br />

Ahora, hermanos, queremos contarles cómo se ha mostrado la bondad de Dios <strong>en</strong> las iglesias de<br />

Macedonia. A pesar de las pruebas por las que han t<strong>en</strong>ido que pasar, son muy felices; y a pesar de ser muy<br />

pobres, sus ofr<strong>en</strong>das han sido tan g<strong>en</strong>erosas como si fueran ricos. Yo soy testigo de que, de bu<strong>en</strong>a gana,<br />

Leccionario Dominical, Año B 92


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Junio 29<br />

Propio 8<br />

han ofr<strong>en</strong>dado según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades. Nos rogaron mucho que les<br />

permitiéramos tomar parte <strong>en</strong> esta ayuda para el pueblo de Dios. Y hasta hicieron más de lo que<br />

esperábamos, pues se ofr<strong>en</strong>daron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, conforme a la voluntad<br />

de Dios. Por eso hemos rogado a Tito que recoja <strong>en</strong>tre ustedes esta bondadosa colecta que él com<strong>en</strong>zó<br />

antes a recoger. Pues ustedes, que sobresal<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo: <strong>en</strong> fe, <strong>en</strong> facilidad de palabra, <strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong><br />

bu<strong>en</strong>a disposición para servir y <strong>en</strong> amor que apr<strong>en</strong>dieron de nosotros, igualm<strong>en</strong>te deb<strong>en</strong> sobresalir <strong>en</strong> esta<br />

obra de caridad.<br />

No les digo como un mandato; solam<strong>en</strong>te quiero que conozcan la bu<strong>en</strong>a disposición de otros, para<br />

darles a ustedes la oportunidad de demostrar que su amor es verdadero. Porque ya sab<strong>en</strong> ustedes que<br />

nuestro Señor Jesucristo, <strong>en</strong> su bondad, si<strong>en</strong>do rico se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su<br />

pobreza fueran ustedes <strong>en</strong>riquecidos.<br />

No se trata de que por ayudar a otros ustedes pas<strong>en</strong> necesidad; se trata más bi<strong>en</strong> de que haya<br />

igualdad. Ahora ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> lo que a ellos les falta; <strong>en</strong> otra ocasión ellos t<strong>en</strong>drán lo que les falte a<br />

ustedes, y de esta manera habrá igualdad. Como dice la Escritura: "Ni le sobró al que había recogido<br />

mucho, ni le faltó al que había recogido poco."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 5:22-24,35b-43<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En esto llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, que al ver a Jesús se echó a sus pies y le<br />

rogó mucho, diciéndole: -Mi hija se está muri<strong>en</strong>do; v<strong>en</strong> a poner tus manos sobre ella, para que sane y<br />

viva. Jesús fue con él, y mucha g<strong>en</strong>te lo acompañaba apretujándose a su alrededor.<br />

-Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar más al Maestro? Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, le dijo al<br />

jefe de la sinagoga: -No t<strong>en</strong>gas miedo; cree solam<strong>en</strong>te. Y no dejó que le acompañaran más que Pedro,<br />

Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga y ver el alboroto y la<br />

g<strong>en</strong>te que lloraba y gritaba, <strong>en</strong>tró y les dijo: - ¿Por qué hac<strong>en</strong> tanto ruido y lloran de esa manera? La niña<br />

no está muerta, sino dormida.<br />

La g<strong>en</strong>te se rió de Jesús, pero él los hizo salir a todos, y tomando al padre, a la madre y a los que le<br />

acompañaban, <strong>en</strong>tró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: -Talita, cum (que significa:<br />

"Muchacha, a ti te digo, levántate,") Al mom<strong>en</strong>to, la muchacha, que t<strong>en</strong>ía doce años, se levantó y echó a<br />

andar. Y la g<strong>en</strong>te se quedó muy admirada. Pero Jesús ord<strong>en</strong>ó severam<strong>en</strong>te que no se lo contaran a nadie, y<br />

luego mandó que dieran de comer a la niña.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 93


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tú nos has <strong>en</strong>señado a guardar tus mandami<strong>en</strong>tos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos<br />

la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros<br />

con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 2:1-7<br />

Luego oí una voz que me decía: "Tú, hombre, ponte de pie, que te voy a hablar." Mi<strong>en</strong>tras esa voz<br />

me hablaba, <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> mí el poder de Dios y me hizo ponerme de pie. Entonces oí que la voz que me<br />

hablaba seguía dici<strong>en</strong>do: "A ti, hombre, te voy a <strong>en</strong>viar a los israelitas, un pueblo desobedi<strong>en</strong>te que se ha<br />

rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han levantado contra mí hasta este mismo día. También sus<br />

hijos son tercos y de cabeza dura. Pues te voy a <strong>en</strong>viar a ellos, para que les digas: 'Esto dice el Señor.' Y ya<br />

sea que hagan caso o no, pues son g<strong>en</strong>te rebelde, sabrán que hay un profeta <strong>en</strong> medio de ellos. Tú, hombre,<br />

no t<strong>en</strong>gas miedo de ellos ni de lo que te digan, aunque te si<strong>en</strong>tas como rodeado de espinos o vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre<br />

alacranes. No t<strong>en</strong>gas miedo de lo que te digan ni te asustes ante la cara que pongan por muy rebeldes que<br />

sean. Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 123 ( Página 671 L.O.C.)<br />

l. A ti levanto mis ojos, *<br />

a ti <strong>en</strong>tronizado <strong>en</strong> los cielos.<br />

2. Así como los ojos de los siervos<br />

miran a las manos de sus señores,*<br />

y los ojos de la sierva a la mano de su señora,<br />

3. Así nuestros ojos miran al Señor nuestro Dios,*<br />

hasta que t<strong>en</strong>ga misericordia de nosotros.<br />

4. T<strong>en</strong> misericordia de nosotros, oh Señor, t<strong>en</strong> misericordia ,*<br />

porque estamos hartos de desprecio,<br />

5. Hartos des escarnio de los ricos indol<strong>en</strong>tes,*<br />

del m<strong>en</strong>osprecio de los orgullosos.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 12:2-10<br />

Conozco a un hombre que cree <strong>en</strong> Cristo y que hace catorce años fue llevado al tercer cielo. No sé si<br />

fue llevado <strong>en</strong> cuerpo o <strong>en</strong> espíritu; Dios lo sabe. Pero sé que ese hombre (si <strong>en</strong> cuerpo o <strong>en</strong> espíritu, no lo<br />

sé, sólo Dios lo sabe) fue llevado al paraíso, donde oyó palabras tan secretas que a ningún hombre se le<br />

permite pronunciarlas. Yo podría hacer alarde de algui<strong>en</strong> así, pero no de mí mismo, a no ser de mis<br />

debilidades. Aunque si quisiera yo alardear, eso no sería ninguna locura, porque estaría dici<strong>en</strong>do la<br />

verdad; pero no lo hago, para que nadie pi<strong>en</strong>se que soy más de lo que apar<strong>en</strong>to o de lo que digo. Por eso,<br />

para que no creyera yo ser más de lo que soy, por haber recibido revelaciones tan maravillosas, se me dio<br />

un sufrimi<strong>en</strong>to, una especie de espina clavada <strong>en</strong> el cuerpo, que como un instrum<strong>en</strong>to de Satanás vino a<br />

maltratarme. Tres veces le he pedido al Señor que me quite ese sufrimi<strong>en</strong>to; pero el Señor me ha dicho:<br />

"Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra mejor <strong>en</strong> los débiles." Así que me alegro de<br />

ser débil, para que <strong>en</strong> mí se muestre el poder de Cristo. Y me alegro también de las debilidades, los<br />

insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando más<br />

débil me si<strong>en</strong>to es cuando más fuerte soy.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Leccionario Dominical, Año B 94


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 6:1-6<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús se fue de allí a su propia tierra, y sus discípulos fueron con él. Cuando llegó el día de reposo,<br />

com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señar <strong>en</strong> la sinagoga. La multitud, al oír a Jesús, se preguntaba admirada:<br />

-¿Dónde apr<strong>en</strong>dió éste tantas cosas? ¿De dónde ha sacado esa sabiduría y los milagros que hace?<br />

¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viv<strong>en</strong> sus<br />

hermanas también aquí, <strong>en</strong>tre nosotros?<br />

Por eso no quisieron hacerle caso. Pero Jesús les dijo: -En todas partes se honra a un profeta, m<strong>en</strong>os<br />

<strong>en</strong> su propia tierra, <strong>en</strong>tre pari<strong>en</strong>tes y <strong>en</strong> su propia casa. No pudo hacer allí ningún milagro, aparte de poner<br />

las manos sobre unos pocos <strong>en</strong>fermos y sanarlos. Y estaba asombrado porque aquella g<strong>en</strong>te no creía <strong>en</strong> él.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 95


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, ati<strong>en</strong>de, <strong>en</strong> tu bondad, las súplicas de tu pueblo que clama a ti, y concede que podamos<br />

percibir y compr<strong>en</strong>der lo que debemos hacer, y t<strong>en</strong>gamos también la gracia y el poder para cumplirlo<br />

fielm<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Amós 7:7-15<br />

El Señor, me mostró también esto: Estaba él junto a un muro, t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> la mano una plomada de<br />

albañil. Y me preguntó: - ¿Qué ves, Amós? -Una plomada de albañil -respondí. Entonces me dijo:<br />

-Pues con esta plomada de albañil voy a ver cómo es de recta la conducta de mi pueblo Israel. No le voy a<br />

perdonar ni una vez más. Los santuarios de Isaac serán destruidos, y los templos de Israel quedarán <strong>en</strong><br />

ruinas. ¡Alzaré la espada contra la familia de Jeroboam!<br />

Amasías, sacerdote de Betel, mandó a decir a Jeroboam, rey de Israel: "Amós anda <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te de<br />

Israel, conspirando contra Su Majestad. El país ya no puede soportar que siga hablando. Porque anda por<br />

ahí dici<strong>en</strong>do: '¡Jeroboam morirá a filo de espada, y todo el pueblo de Israel será llevado al destierro.'"<br />

Luego, Amasías le ord<strong>en</strong>ó a Amós:<br />

-¡Largo de aquí, profeta! Si quieres ganarte la vida profetizando, vete a Judá; pero no profetices más<br />

<strong>en</strong> Betel, porque es santuario del rey y templo principal del reino. Pero Amós le contestó: -Yo no soy<br />

profeta, ni pret<strong>en</strong>do serlo. Me gano la vida cuidando ovejas y recogi<strong>en</strong>do higos silvestres, pero el Señor me<br />

quitó de andar cuidando ovejas, y me dijo: 'Ve y habla <strong>en</strong> mi nombre a mi pueblo Israel.'"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 85:7-13 (Página 603 L.O.C.)<br />

7. Señor muéstranos tu misericordia,*<br />

y concéd<strong>en</strong>os tu salvación.<br />

8. Escucharé lo que dice el Señor Dios;*<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9. Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

l0. La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron;*<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11. La verdad brotará de la tierra,*<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12. En verdad el Señor dará la lluvia,*<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

l3. La justicia irá delante de él,*<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:1-14<br />

Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, escribo esta carta a qui<strong>en</strong>es <strong>en</strong> la ciudad de<br />

Éfeso pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios y cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> Cristo Jesús. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su<br />

gracia y su paz sobre ustedes.<br />

Leccionario Dominical, Año B 96


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues <strong>en</strong> nuestra unión con Cristo nos ha<br />

b<strong>en</strong>decido <strong>en</strong> los cielos con toda clase de b<strong>en</strong>diciones espirituales. Dios nos escogió <strong>en</strong> Cristo desde antes<br />

de la creación del mundo, para estar <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, consagrados a él y sin culpa. Por su amor nos había<br />

destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a lo que se había propuesto<br />

<strong>en</strong> su voluntad. Por esta causa alabamos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos b<strong>en</strong>dijo<br />

mediante su amado Hijo. En su gran amor, Dios nos ha liberado por la sangre que su Hijo derramó, y ha<br />

perdonado nuestros pecados. Dios nos ha mostrado su amor dándonos toda sabiduría y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y<br />

nos ha hecho conocer su voluntad secreta, o sea el plan que él mismo se había propuesto llevar a cabo.<br />

Según este plan, que se cumplirá fielm<strong>en</strong>te a su debido tiempo. Dios va a unir bajo el mando de Cristo<br />

todas las cosas, tanto <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra.<br />

Dios nos había escogido de antemano para que, por nuestra unión con Cristo, recibiéramos nuestra<br />

parte <strong>en</strong> la her<strong>en</strong>cia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según lo que bi<strong>en</strong> le<br />

parece. Y lo ha hecho así a fin de que nosotros, que fuimos los primeros <strong>en</strong> confiar <strong>en</strong> Cristo, vivamos para<br />

que Dios sea alabado por su grandeza. Y también ustedes, cuando oyeron el m<strong>en</strong>saje de la verdad, el<br />

anuncio de su salvación, y creyeron <strong>en</strong> Cristo, fueron unidos a él y sellados como propiedad de Dios por<br />

medio del Espíritu Santo que él había prometido. El Espíritu Santo es la garantía de que recibiremos la<br />

her<strong>en</strong>cia, que Dios nos ha de dar cuando haya completado la liberación de los suyos, para que él sea<br />

alabado por su grandeza.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 6:7-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti , Cristo Señor!<br />

Llamó a los doce discípulos, y com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>viarlos de dos <strong>en</strong> dos, dándoles autoridad sobre los<br />

espíritus impuros. Les ord<strong>en</strong>ó que no llevaran nada para el camino, sino solam<strong>en</strong>te un bastón. No debían<br />

llevar bolsa ni pan ni dinero. Podían ponerse sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. Les dijo: -Cuando<br />

<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> ustedes <strong>en</strong> una casa, quéd<strong>en</strong>se allí hasta que se vayan del lugar. Y si <strong>en</strong> algún lugar no los recib<strong>en</strong> ni<br />

los quier<strong>en</strong> oír, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, para que les sirva a ellos de advert<strong>en</strong>cia.<br />

Entonces salieron los discípulos a decirle a la g<strong>en</strong>te que se volviera a Dios. También expulsaron a muchos<br />

demonios, y curaron a muchos <strong>en</strong>fermos poniéndoles aceite.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 97


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 20<br />

Propio 11<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, fu<strong>en</strong>te de toda sabiduría, tú conoces nuestras necesidades antes de que te<br />

pidamos, y nuestra ignorancia <strong>en</strong> pedir: T<strong>en</strong> compasión de nuestras flaquezas, y danos, por tu misericordia,<br />

aquellas cosas que por nuestra indignidad y ceguedad no sabemos ni nos atrevemos a pedirte; por los<br />

méritos de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 57:14b-21<br />

"Prepar<strong>en</strong> un camino bi<strong>en</strong> llano, quit<strong>en</strong> los obstáculos para que pase mi pueblo." Porque el Altísimo,<br />

el que vive para siempre y cuyo nombre es santo, dice: "Yo vivo <strong>en</strong> un lugar alto y sagrado, pero también<br />

estoy con el humilde y afligido, y le doy ánimo y ali<strong>en</strong>to. No estaré siempre acusando a mi pueblo, ni<br />

estaré <strong>en</strong>ojado todo el tiempo; pues haría que los hombres que he creado perdieran el ánimo ante mí. A<br />

causa del pecado de Israel estuve <strong>en</strong>ojado un tiempo, y lo castigué y me aparte de él; pero él se rebeló y se<br />

dejó llevar de sus caprichos. He visto su conducta, pero lo sanaré y le daré descanso y tranquilidad<br />

completa. Yo consolaré a los tristes, y diré a todos: '¡Paz a los que están lejos, y paz a los que están cerca!<br />

¡Yo sanaré a mi pueblo! Pero los malos son como un mar agitado, que no puede calmarse y que arroja<br />

<strong>en</strong>tre sus olas lodo y suciedad. Para los malos no hay bi<strong>en</strong>estar.'" Dios lo ha dicho.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 22:22-30 (Página 511 L.O.C.)<br />

22. Los que tem<strong>en</strong> al Señor, aláb<strong>en</strong>le;*<br />

glorifíqu<strong>en</strong>le, oh vástago de Jacob;<br />

t<strong>en</strong>gan miedo de él, oh desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de Israel;<br />

23. Porque no m<strong>en</strong>ospreció ni abominó la aflicción<br />

de los afligidos, ni de ellos escondió su rostro;*<br />

sino que cuando clamaron a él, los oyó.<br />

24. De ti será mi alabanza <strong>en</strong> la gran congregación;*<br />

mis votos pagaré delante de los que le tem<strong>en</strong>.<br />

25. Comerán los pobres, y serán saciados,<br />

alabarán al Señor los que le buscan:*<br />

¡Viva su corazón para siempre!<br />

26. Se acordarán y se volverán al Señor<br />

todos los confines de la tierra,*<br />

y todas las familias de las naciones<br />

delante de ti se inclinan;<br />

27. Porque del Señor es el reino,*<br />

y él rige las naciones.<br />

28. Sólo ante él se postrarán los que duerm<strong>en</strong> <strong>en</strong> la tierra;*<br />

delante de él doblarán la rodilla<br />

todos los que bajan al polvo.<br />

29. Me hará vivir para él; mi desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia le servirá;*<br />

será contada como suya para siempre.<br />

30. V<strong>en</strong>drán y anunciarán al pueblo aún no nacido*<br />

los hechos asombrosos que hizo.<br />

Leccionario Dominical, Año B 98


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 20<br />

Propio 11<br />

EPÍSTOLA Efesios 2:11-22<br />

Así pues, ustedes, que no son judíos, y a qui<strong>en</strong>es llaman "no circuncidados" los judíos (que<br />

circuncidan al hombre <strong>en</strong> el cuerpo, y a sí mismos se llaman "circuncidados"), recuerd<strong>en</strong> que <strong>en</strong> otro<br />

tiempo estaban sin Cristo, separados de la nación de Israel, y no t<strong>en</strong>ían parte <strong>en</strong> los pactos ni <strong>en</strong> la promesa<br />

de Dios. Vivían <strong>en</strong> este mundo, sin Dios y sin esperanza. Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre<br />

que él derramó, ustedes que antes estaban lejos han sido acercados. Cristo es nuestra paz. El hizo de judíos<br />

y de no judíos un solo pueblo, al destruir el muro de <strong>en</strong>emistad que los separaba. En su propio cuerpo,<br />

Cristo puso fin a la ley que consistía <strong>en</strong> mandatos y reglam<strong>en</strong>tos, y formó de los dos pueblos un solo<br />

pueblo nuevo, unido a él. Así hizo la paz. Por su muerte <strong>en</strong> la cruz, Cristo dio fin a las luchas <strong>en</strong>tre los<br />

dos pueblos, y los puso <strong>en</strong> paz con Dios, haci<strong>en</strong>do de ellos un solo cuerpo.<br />

Cristo vino a traer bu<strong>en</strong>as noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a<br />

los que estaban cerca. Pues por medio de Cristo, los unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un<br />

mismo Espíritu. Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora<br />

compart<strong>en</strong> con el pueblo de Dios los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios. Ustedes son<br />

como un edificio levantado sobre los fundam<strong>en</strong>tos que son los apóstoles y los profetas, y Jesucristo mismo<br />

es la piedra que corona el edificio. Unido a Cristo, todo el edificio va levantándose <strong>en</strong> todas y cada una de<br />

sus partes, hasta llegar a ser un templo consagrado y unido al Señor. Así también ustedes, unidos a Cristo,<br />

se un<strong>en</strong> todos <strong>en</strong>tre sí para llegar a ser un templo <strong>en</strong> el cual Dios vive por medio de su Espíritu.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SAN MARCOS 6:30-44<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y<br />

<strong>en</strong>señado. Jesús les dijo: -V<strong>en</strong>gan, vamos nosotros solos a descansar un poco <strong>en</strong> un lugar tranquilo.<br />

Porque iba y v<strong>en</strong>ía tanta g<strong>en</strong>te, que ellos ni siquiera t<strong>en</strong>ían tiempo para comer. Así que Jesús y sus<br />

apóstoles se fueron <strong>en</strong> una barca a un lugar apartado. Pero muchos los vieron ir, y los reconocieron;<br />

<strong>en</strong>tonces de todos los pueblos corrieron allá, y llegaron antes que ellos. Al bajar Jesús de la barca, vio la<br />

multitud, y sintió compasión de ellos, porque estaban como ovejas que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pastor, y com<strong>en</strong>zó a<br />

<strong>en</strong>señarles muchas cosas. Por la tarde, sus discípulos se le acercaron y le dijeron:<br />

-Ya es tarde, y éste es un lugar solitario. Despide a la g<strong>en</strong>te, para que vayan por los campos y las<br />

aldeas de alrededor y se compr<strong>en</strong> algo de comer. Pero Jesús les contestó: -D<strong>en</strong>les ustedes de comer. Ellos<br />

respondieron: -¿Quieres que vayamos a comprar dosci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios de pan, para darles de comer? Jesús<br />

les dijo: - ¿Cuántos panes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ustedes? Vayan a verlo. Cuando lo averiguaron, le dijeron -Cinco panes y<br />

dos pescados.<br />

Entonces mandó que la g<strong>en</strong>te se s<strong>en</strong>tara <strong>en</strong> grupos sobre la hierba verde, y se s<strong>en</strong>taron <strong>en</strong> grupos de<br />

ci<strong>en</strong> y de cincu<strong>en</strong>ta. Luego Jesús tomó <strong>en</strong> sus manos los cinco panes y los dos pescados y, mirando al<br />

cielo, dio gracias a Dios, partió los panes y se los dio a sus discípulos para que los repartieran <strong>en</strong>tre la<br />

g<strong>en</strong>te. Repartió también los dos pescados <strong>en</strong>tre todos. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía<br />

ll<strong>en</strong>aron doce canastas con los pedazos sobrantes de pan y de pescado. Los que comieron de aquellos panes<br />

fueron cinco mil hombres.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 99


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, protector de cuantos <strong>en</strong> ti confían, sin qui<strong>en</strong> nada es fuerte, nada es santo: Multiplica <strong>en</strong><br />

nosotros tu misericordia, a fin de que, bajo tu dirección y guía, nos sirvamos de los bi<strong>en</strong>es temporales, de<br />

tal manera que no perdamos los eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Reyes 2:1-15<br />

Cuando llegó el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que el Señor iba a llevarse a Elías al cielo <strong>en</strong> un torbellino, Elías y<br />

Eliseo salieron de Gilgal. Y Elías le dijo a Eliseo: -Quédate aquí, porque el Señor me ha <strong>en</strong>viado a Betel.<br />

Pero Eliseo le contestó: -Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron<br />

juntos hasta Betel. Pero los profetas que vivían <strong>en</strong> Betel salieron al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de Eliseo y le dijeron: -<br />

¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro? -Sí, ya lo sé -contestó Eliseo-, pero ustedes no digan<br />

nada. Después Elías le dijo a Eliseo: -Quédate aquí, porque el Señor me ha <strong>en</strong>viado a Jericó. Pero Eliseo le<br />

contestó: -Juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron juntos hasta<br />

Jericó. Pero los profetas que vivían <strong>en</strong> Jericó salieron al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de Eliseo y le dijeron:<br />

-¿Sabes que el Señor va a quitarte hoy a tu maestro? -Sí, ya lo sé - respondió Eliseo -, pero ustedes<br />

no digan nada. Luego le dijo Elías: - Quédate aquí, porque el Señor me ha <strong>en</strong>viado al Jordán. Pero Eliseo le<br />

contestó: -Te juro por el Señor, y por ti mismo, que no voy a dejarte solo. Entonces fueron los dos. Pero<br />

cincu<strong>en</strong>ta profetas llegaron y se detuvieron a cierta distancia, fr<strong>en</strong>te a ellos; Elías y Eliseo, por su parte, se<br />

detuvieron a la orilla del río Jordán. Entonces Elías tomó su capa, la <strong>en</strong>rolló y golpeó el agua, y el agua se<br />

hizo a uno y otro lado, y los dos cruzaron el río como por terr<strong>en</strong>o seco. En cuanto cruzaron, dijo Elías a<br />

Eliseo: -Dime qué quieres que haga por ti antes que sea yo separado de tu lado. Eliseo respondió: -Quiero<br />

recibir una doble porción de tu espíritu. -No es poco lo que pides -dijo Elías-. Pero si logras verme cuando<br />

sea yo separado de ti, te será concedido. De lo contrario, no se te concederá.<br />

Y mi<strong>en</strong>tras ellos iban caminando y hablando, de pronto apareció un carro de fuego, con caballos<br />

también de fuego, que los separó, y Elías subió al cielo <strong>en</strong> un torbellino. Al ver esto, Eliseo gritó: "¡Padre<br />

mío, padre mío, que has sido para Israel como un poderoso ejército!" Después de esto no volvió a ver a<br />

Elías. Entonces Eliseo tomó su ropa y la rasgó <strong>en</strong> dos. Luego recogió la capa que se le había caído a Elías,<br />

y regresó al Jordán y se detuvo <strong>en</strong> la orilla. Acto seguido, golpeó el agua con la capa, y exclamó: "¿Dónde<br />

está el Señor, el Dios de Elías?" Ap<strong>en</strong>as había golpeado el agua, cuando ésta se hizo a uno y otro lado, y<br />

Eliseo volvió a cruzar el río. Los profetas de Jericó, que estaban <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, dijeron al verlo: "¡El espíritu de<br />

Elías reposa ahora <strong>en</strong> Eliseo!"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 114 (Página 648 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cuando salió Israel de Egipto,*<br />

la casa de Jacob de <strong>en</strong>tre un pueblo de idioma aj<strong>en</strong>o,<br />

2. Judá vino a ser el santuario de Dios,*<br />

e Israel su dominio.<br />

3. El mar lo vio, y huyó:*<br />

el Jordán se volvió atrás.<br />

4. Los montes saltaron como carneros,*<br />

y como corderos las colinas.<br />

5. ¿Qué te afligió, oh mar, que huiste,*<br />

y a ti, oh Jordán, que te volviste atrás?<br />

Leccionario Dominical, Año B 100


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

6. Oh montes, ¿por qué saltaron como carneros,*<br />

y como corderos, oh colinas?<br />

7. Tiembla, oh tierra, a la pres<strong>en</strong>cia de mi Soberano,*<br />

a la pres<strong>en</strong>cia del Dios de Jacob,<br />

8. Qui<strong>en</strong> cambió la peña <strong>en</strong> estanque de aguas,*<br />

y el pedernal <strong>en</strong> manantiales.<br />

EPÍSTOLA Efesios 4:1-7,11-16<br />

Por esto yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que se port<strong>en</strong> como deb<strong>en</strong> hacerlo los<br />

que han sido llamados por Dios, como lo fueron ustedes. Sean humildes y amables, t<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia y<br />

sopórt<strong>en</strong>se unos a otros con amor, procur<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>erse siempre unidos, con la ayuda del Espíritu Santo y<br />

por medio de la paz que ya los une. Hay, un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha llamado a<br />

una sola esperanza. Hay un Señor, una fe; un bautismo; hay un Dios y Padre de todos, que está sobre<br />

todos, actúa por medio de todos y está <strong>en</strong> todos. Pero cada uno de nosotros ha recibido los dones que<br />

Cristo le ha querido dar.<br />

Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el m<strong>en</strong>saje de salvación<br />

y a otros ser pastores y maestros. Así preparó a los suyos para un trabajo de servicio, para hacer crecer el<br />

cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos <strong>en</strong> la fe y <strong>en</strong> el conocimi<strong>en</strong>to del Hijo de Dios.<br />

De ese modo alcanzaremos la madurez y el desarrollo que correspond<strong>en</strong> a la estatura perfecta de Cristo. Ya<br />

no seremos como niños, que cambian fácilm<strong>en</strong>te de parecer y que son arrastrados por el vi<strong>en</strong>to de<br />

cualquier nueva <strong>en</strong>señanza hasta dejarse <strong>en</strong>gañar por g<strong>en</strong>te astuta que anda por caminos equivocados.<br />

Más bi<strong>en</strong>, hablando la verdad <strong>en</strong> un espíritu de amor, debemos crecer <strong>en</strong> todo hacia Cristo, que es la<br />

cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo <strong>en</strong>tero se ajusta y se liga bi<strong>en</strong> mediante la unión <strong>en</strong>tre sí de todas<br />

sus partes; y cuando cada parte funciona bi<strong>en</strong>, todo va creci<strong>en</strong>do y desarrollándose <strong>en</strong> amor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 6:45-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que cruzaran el lago antes que<br />

él y llegaran a Betsaida mi<strong>en</strong>tras él despedía a la g<strong>en</strong>te. Y cuando la hubo despedido, se fue al cerro a orar.<br />

Al llegar la noche, la barca ya estaba <strong>en</strong> medio del lago. Jesús, que se había quedado solo <strong>en</strong> tierra, vio<br />

que remaban con dificultad, porque t<strong>en</strong>ían el vi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> contra. A la madrugada, fue Jesús hacia ellos<br />

caminando sobre el agua, pero hizo como que iba a pasar de largo. Cuando lo vieron andar sobre el agua,<br />

p<strong>en</strong>saron que era un fantasma, y gritaron; porque todos lo vieron y se asustaron. Pero <strong>en</strong> seguida él les<br />

habló, diciéndoles: -¡T<strong>en</strong>gan valor, soy yo, no t<strong>en</strong>gan miedo! Subió a la barca, y se calmó el vi<strong>en</strong>to; y ellos<br />

se quedaron muy asombrados, porque no habían <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido el milagro de los panes, pues t<strong>en</strong>ían el<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to oscurecido.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 101


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

COLECTA<br />

Que tu constante misericordia purifique y defi<strong>en</strong>da a tu <strong>Iglesia</strong>, oh Señor; y puesto que no puede<br />

continuar <strong>en</strong> seguridad sin tu auxilio, protégela y dirígela siempre por tu bondad; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMER LECTURA Éxodo 16:2-4,9-15<br />

Allí, <strong>en</strong> el desierto, todos ellos com<strong>en</strong>zaron a murmurar contra Moisés y Aarón. Y les decían: -<br />

¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir <strong>en</strong> Egipto! Allá nos s<strong>en</strong>tábamos junto a las ollas de carne y<br />

comíamos hasta ll<strong>en</strong>arnos, pero ustedes nos han traído al desierto para matarnos de hambre a todos.<br />

Entonces el Señor le dijo a Moisés: -Voy a hacer que les llueva comida del cielo. La g<strong>en</strong>te deberá salir<br />

cada día, y recogerá sólo lo necesario para ese día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no.<br />

Luego Moisés le dijo a Aarón: -Di a todos los israelitas que se acerqu<strong>en</strong> a la pres<strong>en</strong>cia del Señor,<br />

pues él ha escuchado sus murmuraciones. En el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que Aarón estaba hablando con los israelitas,<br />

todos ellos miraron hacia el desierto, y la gloria del Señor se apareció <strong>en</strong> una nube. Y el Señor se dirigió a<br />

Moisés y le dijo:<br />

-He oído murmurar a los israelitas. Habla con ellos y diles: 'Al atardecer, ustedes comerán carne, y<br />

por la mañana comerán pan hasta quedar satisfechos. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios. Aquella<br />

misma tarde vinieron codornices, las cuales ll<strong>en</strong>aron el campam<strong>en</strong>to, y por la mañana había un capa de<br />

rocío alrededor del campam<strong>en</strong>to. Después que el rocío se hubo evaporado, algo muy fino, parecido a la<br />

escarcha, quedó sobre la superficie del desierto. Como los israelitas no sabían lo que era, al verlo se decían<br />

unos a otros: ¿Y esto qué es? Y Moisés les dijo: -Este es el pan que el Señor le da como alim<strong>en</strong>to.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 78:14-20,23-25 (Página 591 L.O.C.)<br />

14. Les guió de día con nube,*<br />

y toda la noche con resplandor de fuego.<br />

15. H<strong>en</strong>dió las peñas <strong>en</strong> el desierto,*<br />

y les dio a beber como si fuera de grandes abismos.<br />

16. Sacó de la peña, corri<strong>en</strong>tes,*<br />

y brotaron las aguas como ríos.<br />

17. Pero siguieron pecando contra él,*<br />

rebelándose contra el Altísimo <strong>en</strong> el desierto.<br />

18. T<strong>en</strong>taron a Dios <strong>en</strong> sus corazones,*<br />

exigi<strong>en</strong>do comida a su antojo.<br />

19. Vituperaron a Dios y dijeron:*<br />

"¿Podrá Dios preparar mesa <strong>en</strong> el desierto?<br />

20. En verdad, h<strong>en</strong>dió la peña,<br />

brotaron aguas y los arroyos rebosaron,*<br />

pero, ¿podrá darnos pan, proveer de carne a su pueblo?"<br />

23. Por tanto, dio ord<strong>en</strong> a las altas nubes,*<br />

abrió las compuertas de los cielos.<br />

24. Hizo llover sobre ellos maná para que comies<strong>en</strong>,*<br />

y les dio trigo de los cielos.<br />

25. Así, los mortales comieron pan de ángeles;*<br />

les mandó comida hasta saciarles.<br />

Leccionario Dominical, Año B 102


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

EPISTOLA Efesios 4:17-25<br />

Esto, pues, es lo que les digo y les <strong>en</strong>cargo <strong>en</strong> el nombre del Señor: que ya no vivan más como los<br />

paganos, los cuales viv<strong>en</strong> de acuerdo con sus inútiles p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> oscurecido el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to.<br />

Ellos no gozan de la vida que vi<strong>en</strong>e de Dios, porque son ignorantes a causa de lo ins<strong>en</strong>sible de su corazón.<br />

Se han <strong>en</strong>durecido y se han <strong>en</strong>tregado al vicio, cometi<strong>en</strong>do sin fr<strong>en</strong>o toda clase de cosas impuras. Pero<br />

ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, si es que de veras oyeron acerca de él y apr<strong>en</strong>dieron de él <strong>en</strong><br />

que consiste la verdad. En cuanto a su antigua manera de vivir, deshángase ustedes de su vieja naturaleza,<br />

que está corrompida, <strong>en</strong>gañada por sus malos deseos. Ustedes deb<strong>en</strong> r<strong>en</strong>ovarse <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> su<br />

espíritu, y revertirse de la nueva naturaleza, creada según la voluntad de Dios y que se muestra <strong>en</strong> una vida<br />

recta y pura, basada <strong>en</strong> la verdad. Por lo tanto, ya no mi<strong>en</strong>tan más, sino diga cada uno la verdad a su<br />

prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:24-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Así que, al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la g<strong>en</strong>te subió también a las barcas y se<br />

dirigió a Capernaum, a buscarlo. Al llegar ellos al otro lado del lago, <strong>en</strong>contraron a Jesús y le preguntaron:<br />

-Maestro, ¿cuándo viniste acá? Jesús les dijo: -Les aseguro que ustedes me buscan porque comieron hasta<br />

ll<strong>en</strong>arse, y no porque hayan <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido las señales milagrosas. No trabaj<strong>en</strong> por la comida que se acaba, sino<br />

por la comida que permanece y que les da vida eterna. Esta es la comida que les dará el Hijo del hombre,<br />

porque Dios, el Padre, ha puesto su sello <strong>en</strong> él. Le preguntaron: -¿Qué debemos hacer para realizar las<br />

obras que Dios quiere que hagamos? Jesús les contestó: -Lo que Dios quiere que hagan es que crean <strong>en</strong><br />

aquel que él ha <strong>en</strong>viado. Le preguntaron <strong>en</strong>tonces:<br />

-¿Qué señal puedes darnos, para que al verla te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros<br />

antepasados comieron el maná <strong>en</strong> el desierto, como dice la Escritura: 'Dios les dio a comer pan del cielo.'<br />

Jesús les contestó: -Les aseguro que no fue Moisés qui<strong>en</strong> les dio a ustedes el pan del cielo, sino que mi<br />

Padre es qui<strong>en</strong> les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan que Dios da es el que ha bajado del cielo y<br />

da vida al mundo. Ellos le pidieron: Señor, danos siempre ese pan. Y Jesús les dijo: -Yo soy el pan que da<br />

vida. El que vi<strong>en</strong>e a mí, nunca t<strong>en</strong>drá hambre; y el que cree <strong>en</strong> mí, nunca t<strong>en</strong>drá sed.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 103


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

COLECTA<br />

Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu de p<strong>en</strong>sar y hacer siempre lo justo; para que nosotros,<br />

que sin ti no podemos existir, seamos capaces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad; por Jesucristo<br />

nuestro Señor que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 8:1-10<br />

"Pongan ustedes <strong>en</strong> práctica los mandami<strong>en</strong>tos que yo les he ord<strong>en</strong>ado hoy, para que así puedan vivir<br />

y llegar a ser un pueblo numeroso, y conquist<strong>en</strong> este país que el Señor prometió a sus antepasados.<br />

Acuérd<strong>en</strong>se de todo el camino que el Señor su Dios les hizo recorrer <strong>en</strong> el desierto durante cuar<strong>en</strong>ta años,<br />

para humillarlos y ponerlos a prueba, a fin de conocer sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y saber si iban a cumplir o no sus<br />

mandami<strong>en</strong>tos. Y aunque los hizo sufrir y pasar hambre, después los alim<strong>en</strong>tó con maná, comida que ni<br />

ustedes ni sus antepasados habían conocido, para hacerles saber que no sólo de pan vive el hombre, sino de<br />

todo lo que sale de los labios del Señor. Durante esos cuar<strong>en</strong>ta años no se les gastó la ropa, ni se les<br />

hincharon los pies. D<strong>en</strong>se cu<strong>en</strong>ta de que el Señor su Dios los ha corregido del mismo modo que un padre<br />

corrige a su hijo. Cumplan pues, los mandami<strong>en</strong>tos del Señor su Dios, y hónr<strong>en</strong>lo y sigan las <strong>en</strong>señanzas<br />

que él les ha dado. Porque el Señor los va a llevar a una bu<strong>en</strong>a tierra, a un país ll<strong>en</strong>o de arroyos, fu<strong>en</strong>tes y<br />

manantiales que brotan <strong>en</strong> los valles y <strong>en</strong> los montes; es una tierra donde hay trigo, cebada, viñedos,<br />

higueras, granados, olivos y miel. En ese país no t<strong>en</strong>drán ustedes que preocuparse por la falta de alim<strong>en</strong>tos,<br />

ni por ninguna otra cosa, <strong>en</strong> sus piedras <strong>en</strong>contrarán hierro, y de sus montes sacarán cobre. Pero después<br />

que hayan comido y se si<strong>en</strong>tan satisfechos, deb<strong>en</strong> alabar al Señor su Dios por la bu<strong>en</strong>a tierra que les ha<br />

dado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 34:1-8 (Página 591 L.O.C.)<br />

l. B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo;*<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2. En el Señor me gloriaré;*<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3. Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor;*<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4. Busqué al Señor y él me respondió,*<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5. A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados,*<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6. Este pobre clamó, y el Señor le oyó,*<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7. El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8. Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor;*<br />

dichosos los que <strong>en</strong> él confían.<br />

EPÍSTOLA Efesios 4:[25-29]30--5:2<br />

[Por lo tanto, ya no mi<strong>en</strong>tan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos<br />

miembros de un mismo cuerpo. Si se <strong>en</strong>ojan, no pequ<strong>en</strong>; y procur<strong>en</strong> que el <strong>en</strong>ojo no les dure todo el día.<br />

No le d<strong>en</strong> oportunidad al diablo. El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un bu<strong>en</strong><br />

trabajo con sus manos para que t<strong>en</strong>ga algo que dar a los necesitados. No digan malas palabras, sino solo<br />

Leccionario Dominical, Año B 104


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

palabras bu<strong>en</strong>as que ayud<strong>en</strong> a crecer y traigan b<strong>en</strong>dición a qui<strong>en</strong>es las escuch<strong>en</strong>.] No hagan que se<br />

<strong>en</strong>tristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como<br />

propiedad de Dios el día <strong>en</strong> que él les de completa salvación.<br />

Ech<strong>en</strong> fuera la amargura, las pasiones, los <strong>en</strong>ojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.<br />

Sean bu<strong>en</strong>os y compasivos unos con otros, y perdón<strong>en</strong>se unos a otros, como Dios los perdonó a ustedes <strong>en</strong><br />

Cristo. Ustedes, como hijos amados de Dios, procur<strong>en</strong> ser como él. Condúzcanse con amor, lo mismo que<br />

Cristo nos amó y se <strong>en</strong>tregó para ser sacrificado por nosotros, como ofr<strong>en</strong>da y sacrificio de olor agradable<br />

a Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:37-51<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Todos los que el Padre me da, vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a mí; y a los que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a mí, no los echaré fuera. Porque yo<br />

no he v<strong>en</strong>ido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha<br />

<strong>en</strong>viado. Y la voluntad del que me ha <strong>en</strong>viado es que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino<br />

que los resucite <strong>en</strong> el día último. Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que miran al Hijo de<br />

Dios y cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, t<strong>en</strong>gan vida eterna; y yo los resucitaré <strong>en</strong> el día último. Por esto los judíos com<strong>en</strong>zaron<br />

a murmurar de Jesús, porque afirmó: "Yo soy el pan que ha bajado del cielo" Y dijeron: -¿No es este Jesús,<br />

el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?<br />

Jesús les dijo <strong>en</strong>tonces: -Dej<strong>en</strong> de murmurar. Nadie puede v<strong>en</strong>ir a mí, si no lo trae el Padre, que me<br />

ha <strong>en</strong>viado; y yo lo resucitaré <strong>en</strong> el día último. En los libros de los profetas se dice: 'Dios instruirá a<br />

todos.' Así que todos los que escuchan al Padre y apr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> de él, vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a mí." "No es que alguno haya<br />

visto al Padre; el único que lo ha visto es el que ha v<strong>en</strong>ido de Dios. Les aseguro que qui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e fe, ti<strong>en</strong>e<br />

vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Los antepasados de ustedes comieron el maná <strong>en</strong> el desierto, y a<br />

pesar de ello murieron; pero yo hablo del pan que baja del cielo; qui<strong>en</strong> come de él, no muere. Yo soy ese<br />

pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi<br />

propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 105


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 17<br />

Propio 15<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, por nosotros <strong>en</strong>tregaste a tu Hijo único como sacrificio por los pecados y como<br />

ejemplo de vida piadosa: Danos gracia para recibir con gratitud los frutos de su obra red<strong>en</strong>tora, y seguir de<br />

día <strong>en</strong> día las huellas b<strong>en</strong>ditas de su santísima vida; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Proverbios 9:1-6<br />

La sabiduría construyó su casa, la adornó con siete columnas; mató animales para el banquete,<br />

preparó un vino especial, puso la mesa y <strong>en</strong>vió a sus criadas a gritar desde lo alto de la ciudad: "¡V<strong>en</strong>gan<br />

acá, jóv<strong>en</strong>es inexpertos!" Mandó a decir a los imprud<strong>en</strong>tes: "V<strong>en</strong>gan a comer de mi pan y a beber del vino<br />

que he preparado. Dej<strong>en</strong> de ser imprud<strong>en</strong>tes, y vivirán; condúzcanse como g<strong>en</strong>te intelig<strong>en</strong>te."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 34:9-14 (Página 526 L.O.C.)<br />

9. Teman al Señor, ustedes sus santos,*<br />

pues nada falta a los que le tem<strong>en</strong>.<br />

10. Los leoncillos necesitan, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre,*<br />

pero los que buscan al Señor no t<strong>en</strong>drán falta<br />

de ningún bi<strong>en</strong>.<br />

11. V<strong>en</strong>gan, hijos, y escúch<strong>en</strong>me;*<br />

el temor del Señor les <strong>en</strong>señaré.<br />

12. ¿Hay algui<strong>en</strong> que ame la vida,*<br />

y desee muchos días para ver el bi<strong>en</strong>?<br />

13. Guarda tu l<strong>en</strong>gua del mal,*<br />

y tus labios de hablar <strong>en</strong>gaño.<br />

14. Apártate del mal, y haz el bi<strong>en</strong>;*<br />

busca la paz, y síguela.<br />

EPÍSTOLA Efesios 5:15-20<br />

Por lo tanto, cuid<strong>en</strong> mucho su comportami<strong>en</strong>to. No vivan neciam<strong>en</strong>te, sino con sabiduría.<br />

Aprovech<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> el tiempo, porque los días son malos. No actú<strong>en</strong> tontam<strong>en</strong>te; procur<strong>en</strong> <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der cuál es la<br />

voluntad del Señor. No se emborrach<strong>en</strong>, pues eso lleva al des<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>o; al contrario, llén<strong>en</strong>se del Espíritu<br />

Santo. Hábl<strong>en</strong>se unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y cant<strong>en</strong> y alab<strong>en</strong> de todo corazón<br />

al Señor. D<strong>en</strong> siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, <strong>en</strong> el nombre de nuestro Señor<br />

Jesucristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:53-59<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les dijo: -Les aseguro que si ustedes no com<strong>en</strong> el cuerpo del Hijo del hombre y beb<strong>en</strong> su<br />

sangre, no t<strong>en</strong>drán vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, ti<strong>en</strong>e vida eterna; y yo lo resucitaré <strong>en</strong> el<br />

día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi<br />

Leccionario Dominical, Año B 106


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 17<br />

Propio 15<br />

cuerpo y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, ti<strong>en</strong>e vida, y<br />

yo vivo por él; de la misma manera, el que se alim<strong>en</strong>ta de mí, vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado<br />

del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo<br />

comido murieron; el que come de este pan; vivirá para siempre. Jesús <strong>en</strong>señó estas cosas <strong>en</strong> la reunión de<br />

la sinagoga <strong>en</strong> Capernaum.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 107


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

COLECTA<br />

Concede, Oh Dios de misericordia, que tu <strong>Iglesia</strong>, congregada <strong>en</strong> unidad por tu Espíritu Santo,<br />

manifieste tu poder <strong>en</strong>tre todos los pueblos, para gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Josué 24:1-2a,14-25<br />

Josué reunió <strong>en</strong> Siquem a todas las tribus de Israel. Llamó a los ancianos, jefes, jueces y oficiales y,<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia del Señor, dijo a todo el pueblo: Por todo esto respet<strong>en</strong> al Señor y sírvanle con sinceridad y<br />

lealtad. Apárt<strong>en</strong>se de los dioses que sus antepasados adoraron a orillas del río Eúfrates y <strong>en</strong> Egipto, y<br />

sirvan al Señor. Pero si no quier<strong>en</strong> servir al Señor, decidan hoy a qui<strong>en</strong> van a servir: si a los dioses a los<br />

que sus antepasados servían a orillas del Eúfrates, o a los dioses de los amorreos que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> esta tierra.<br />

Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor. Entonces el pueblo dijo:<br />

¡No permita el Señor que lo abandonemos por servir a otros dioses! El Señor fue qui<strong>en</strong> nos sacó a<br />

nosotros y a nuestros antepasados de Egipto, donde éramos esclavos. Él fue qui<strong>en</strong> hizo tantas maravillas<br />

delante de nuestros ojos, y qui<strong>en</strong> nos protegió y nos def<strong>en</strong>dió durante el camino, cuando pasamos <strong>en</strong>tre<br />

tantos pueblos. Él echó de delante de nosotros a todos los pueblos que estaban <strong>en</strong> nuestro camino, y a los<br />

amorreos que vivían aquí. Por todo esto, nosotros también serviremos al Señor, pues él es nuestro Dios.<br />

Pero Josué les dijo: -Ustedes no van a poder servir al Señor, porque él es un Dios santo y celoso, que no va<br />

a tolerar las rebeliones y pecados de ustedes. Si ustedes lo abandonan y sirv<strong>en</strong> a otros dioses, el Señor<br />

responderá haciéndoles mal, y los destruirá a pesar de haberles hecho tanto bi<strong>en</strong>.<br />

El pueblo le contestó: -Eso no va a pasar. Nosotros serviremos al Señor. Entonces Josué dijo: -<br />

Ustedes son sus propios testigos de que han escogido servir al Señor. -Lo somos -respondieron ellos. Les<br />

dijo Josué: -Quit<strong>en</strong> <strong>en</strong>tonces todos los otros dioses que hay <strong>en</strong>tre ustedes, y vuélvanse de todo corazón al<br />

Señor y Dios de Israel. Y el pueblo respondió: - Nosotros serviremos al Señor nuestro Dios, y haremos lo<br />

que él nos diga. Aquel mismo día, allí <strong>en</strong> Siquem, Josué hizo un pacto con el pueblo, y les dio leyes y<br />

decretos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 34:15-22 (Página 527 L.O.C.)<br />

l5. Los ojos del Señor están sobre los justos,*<br />

y at<strong>en</strong>tos sus oídos a su clamor.<br />

l6. La ira del Señor contra los que mal hac<strong>en</strong>,*<br />

para borrar de la tierra su memoria.<br />

l7. Claman los justos, y el Señor escucha,*<br />

y los libra de todas sus angustias.<br />

l8. Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón,*<br />

y salvará a los humildes de espíritu.<br />

l9. Muchos son las aflicciones de los justos,*<br />

pero de todas ellas les librará el Señor.<br />

20. Él guarda todos sus huesos,*<br />

ni uno de ellos será quebrantado.<br />

21. Matará al malo la maldad,*<br />

y los que aborrec<strong>en</strong> al justo serán cond<strong>en</strong>ados.<br />

22. El Señor redime la vida de sus siervos,*<br />

y no serán cond<strong>en</strong>ados los que <strong>en</strong> él confían.<br />

Leccionario Dominical, Año B 108


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

EPÍSTOLA Efesios 5:21-33<br />

Sométanse los unos a los otros, por rever<strong>en</strong>cia a Cristo. Esposas, estén sujetas a sus esposos como al<br />

Señor. Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia. Cristo es también el<br />

Salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo; y así como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las<br />

esposas deb<strong>en</strong> estar <strong>en</strong> todo sujetas a sus esposos.<br />

Esposos, am<strong>en</strong> a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Esto lo hizo para<br />

consagrarla, purificándola por medio de la palabra y del lavami<strong>en</strong>to del agua para pres<strong>en</strong>társela a sí mismo<br />

como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino consagrada y perfecta. Así como el<br />

esposo ama a su propio cuerpo, así debe amar también a su esposa. El que ama a su esposa, se ama a sí<br />

mismo. Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alim<strong>en</strong>ta y lo cuida, como Cristo hace con la<br />

iglesia, porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos parte de ese cuerpo. "Por eso, el hombre dejará, a su<br />

padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona." Esto es un secreto<br />

muy grande; pero yo me estoy refiri<strong>en</strong>do a Cristo y a la iglesia. En todo caso, que cada uno de ustedes ame<br />

a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete al esposo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:60-69<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al oír estas <strong>en</strong>señanzas, muchos de los que seguían a Jesús dijeron: -Esto que dice es muy difícil de<br />

aceptar; ¿quién puede hacerle caso? Jesús, dándose cu<strong>en</strong>ta de lo que estaban murmurando, les preguntó: -<br />

¿Esto les of<strong>en</strong>de? ¿Qué pasaría <strong>en</strong>tonces, si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El<br />

espíritu es el que da vida; el cuerpo no aprovecha. Y las cosas que yo les he dicho son espíritu y vida. Pero<br />

todavía hay algunos de ustedes que no cre<strong>en</strong>. Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no<br />

creían, y quién era el que lo iba a traicionar. Y añadió: -Por esto les he dicho que nadie puede v<strong>en</strong>ir a mí, si<br />

el Padre no lo trae.<br />

Desde <strong>en</strong>tonces, muchos de los que habían seguido a Jesús lo dejaron, y ya no andaban con él. Jesús<br />

les preguntó a los doce discípulos: ¿También ustedes quier<strong>en</strong> irse? Simón Pedro le contestó: -Señor, ¿a<br />

quién podemos ir? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros ya hemos creído, y sabemos que tú<br />

eres el Santo de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 109


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 31<br />

Propio 17<br />

COLECTA<br />

Señor de todo poder y fortaleza, autor y dador de todo bi<strong>en</strong>: Injerta <strong>en</strong> nuestros corazones el amor a<br />

tu Nombre, acreci<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> nosotros la verdadera religión, nútr<strong>en</strong>os con toda bondad, y produce <strong>en</strong> nosotros<br />

los frutos de bu<strong>en</strong>as obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomios 4:1-9<br />

“Ahora pues, israelitas escuch<strong>en</strong> las leyes y decretos que les he <strong>en</strong>señado , y pónganlos <strong>en</strong> practica,<br />

para que vivan y ocup<strong>en</strong> el país que el Señor y Dios de sus antepasados les va a dar. No añadan ni quit<strong>en</strong><br />

nada a lo que yo les ord<strong>en</strong>o, cumplan los mandami<strong>en</strong>tos del Señor su Dios que yo les ord<strong>en</strong>o. Ustedes<br />

mismos han visto lo que el Señor hizo <strong>en</strong> Baal-peor, y como extermino de <strong>en</strong>tre ustedes a todos los que<br />

adoraron al Dios de aquel lugar; pero todos ustedes, los que se mantuvieron fieles al señor tu Dios, todavía<br />

están vivos. Yo les he <strong>en</strong>señado las leyes y los decretos que el Señor mi Dios me ord<strong>en</strong>o para los que<br />

pongan <strong>en</strong> practica <strong>en</strong> el país que van a ocupar. Cúmplanlos y practíqu<strong>en</strong>los, porque de esta manera los<br />

pueblos reconocerán que <strong>en</strong> ustedes hay sabiduría y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, ya que cuando conozcan estas leyes no<br />

podrán m<strong>en</strong>os que decir: ‘¡Que sabia y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida es esta gran nación!’ Porque, ¿Que nación hay tan<br />

grande que t<strong>en</strong>ga los dioses tan cerca de ella, como t<strong>en</strong>emos nosotros al Señor nuestro Dios cada vez que<br />

lo invocamos? ¿Y que nación hay tan grande que t<strong>en</strong>ga leyes y decretos tan justos como toda esta<br />

<strong>en</strong>señanza que yo les pres<strong>en</strong>to hoy? Así pues, t<strong>en</strong>gan mucho cuidado de no olvidar las cosas que han visto,<br />

ni de apartarlas jamas de su p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to; por el contrario, explíqu<strong>en</strong>las a sus hijos y a sus nietos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 15 (Página 498 L.O.C.)<br />

1. Señor, ¿qui<strong>en</strong> habitara <strong>en</strong> tu tabernáculo?*<br />

¿Qui<strong>en</strong> morara <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2. El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia,*<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3. El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua, ni hace mal a su prójimo,*<br />

ni contra su vecino acoje oprobio alguno<br />

4. Aquel a cuyos ojos el vil es monospreciado,*<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5. El que jurando <strong>en</strong> daño suyo,*<br />

no por eso cambia<br />

6. El que presta no esperando de ello nada,*<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7. El que hace estas cosas,*<br />

no resbalara para siempre.<br />

Leccionario Dominical, Año B 110


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Agosto 31<br />

Propio 17<br />

EPÍSTOLA Efesios 6:10-20<br />

Y ahora, hermanos, háganse fuertes <strong>en</strong> unión con el Señor, por medio de su fuerza poderosa.<br />

Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los <strong>en</strong>gaños del<br />

diablo. Porque no estamos luchando contra g<strong>en</strong>te de carne y hueso, sino contra malignas fuerzas<br />

espirituales del cielo, las cuales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mando, autoridad y dominio sobre este mundo obscuro. Por eso,<br />

tom<strong>en</strong> la armadura que Dios les ha dado para que puedan resistir <strong>en</strong> el día malo, y después de haberse<br />

preparado bi<strong>en</strong>, manténganse firmes.<br />

Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. estén siempre<br />

listos para salir a anunciar el m<strong>en</strong>saje de la paz. Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las<br />

flechas <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas del maligno. Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza, y que la palabra de<br />

Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. No dej<strong>en</strong> ustedes de orar, ruegu<strong>en</strong> y pidan a Dios siempre,<br />

guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y or<strong>en</strong> por todo el pueblo de Dios. Or<strong>en</strong><br />

también por mi, para que Dios me de las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar<br />

así a conocer el secreto del m<strong>en</strong>saje de salvación. Dios me ha <strong>en</strong>viado como embajador de este m<strong>en</strong>saje,<br />

por el cual estoy preso ahora. Or<strong>en</strong> para que yo hable de él sin temor alguno.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 7:1-8,14-15,21-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Se acercaron los fariseos a Jesús, con unos maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén.<br />

Estos, al ver que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin haber<br />

cumplido con la ceremonia de lavárselas, los criticaron. (Porque los fariseos y todos los judíos sigu<strong>en</strong> la<br />

tradición de sus antepasados, de no comer sin antes lavarse las manos debidam<strong>en</strong>te. Y cuando regresan del<br />

mercado no com<strong>en</strong> sin antes sin antes cumplir con la ceremonia de lavarse. Y aun ti<strong>en</strong><strong>en</strong> otras muchas<br />

costumbres, como lavar los vaso, los jarros, las vasijas de metal y las camas.) Por eso, los fariseos y los<br />

maestros de la ley le preguntaron:-¿Por qué tus discípulos no sigu<strong>en</strong> la tradición de nuestros antepasados,<br />

sino que com<strong>en</strong> con las manos impuras? Jesús les contesto: -Bi<strong>en</strong> hablo el profeta Isaias acerca de los<br />

hipócritas que son ustedes, cuando escribió: ‘Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón esta lejos<br />

de mi. De nada sirve que me rinda culto; sus <strong>en</strong>señanzas son mandatos de hombres.’ Porque ustedes dejan<br />

el mandato de Dios para seguir las tradiciones de los hombres.<br />

Luego Jesús llamo a la g<strong>en</strong>te, y dijo: -Escúch<strong>en</strong>me todos, y <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan: Nada de lo que <strong>en</strong>tra de<br />

afuera puede hacer impuro al hombre. Lo que sale del corazón del hombre es lo que lo hace impuro.<br />

Porque de ad<strong>en</strong>tro, es decir, del corazón de los hombres, sal<strong>en</strong> los malos p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, la inmoralidad<br />

sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el <strong>en</strong>gaño, los vicios, la <strong>en</strong>vidia,<br />

los chismes, el orgullo y la falta de juicio. Todas estas cosas malas sal<strong>en</strong> de ad<strong>en</strong>tro y hac<strong>en</strong> impuro al<br />

hombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 111


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 7<br />

Propio 18<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Señor, que confiemos <strong>en</strong> ti de todo corazón; porque, así como tú siempre resistes a los<br />

soberbios que confían <strong>en</strong> su propia fortaleza, de la misma manera jamás abandonas a aquellos que se<br />

glorían <strong>en</strong> tu misericordia; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 35: 4-7a<br />

Digan a los tímidos: "¡Animo, no t<strong>en</strong>gan miedo! ¡Aquí está su Dios para salvarlos, y a sus <strong>en</strong>emigos<br />

los castigará como merec<strong>en</strong>!" Entonces los ciegos verán y los sordos oirán; los lisiados saltarán como<br />

v<strong>en</strong>ados y los mudos gritarán. En el desierto, tierra seca, brotará el agua a torr<strong>en</strong>tes. El desierto será un<br />

lago, la tierra seca se ll<strong>en</strong>ará de manantiales.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 146:4-9 (Página 693 L.O.C.)<br />

4. ¡Dichosos aquellos cuya ayuda es el Dios de Jacob,*<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5. El cual hizo los cielos y la tierra,<br />

el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay,*<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6. Que hace justicia a los oprimidos,*<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7. El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos;*<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8. El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros;*<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9. Reinará el Señor para siempre,*<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA Santiago 1:17-27<br />

Todo lo bu<strong>en</strong>o y perfecto que se nos da, vi<strong>en</strong>e de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo, Dios<br />

es siempre el mismo; <strong>en</strong> él no hay cambio que produzca sombras. Él, porque así lo quiso, nos dio vida<br />

mediante el m<strong>en</strong>saje de la verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación. Recuerd<strong>en</strong> esto,<br />

queridos hermanos; todos ustedes deb<strong>en</strong> estar listos para escuchar; <strong>en</strong> cambio deb<strong>en</strong> ser l<strong>en</strong>tos para hablar<br />

y para <strong>en</strong>ojarse. Porque el hombre <strong>en</strong>ojado no hace lo que agrada a Dios. Así pues, dej<strong>en</strong> ustedes todo lo<br />

impuro y la maldad que tanto abunda, y acept<strong>en</strong> humildem<strong>en</strong>te el m<strong>en</strong>saje que se ha sembrado <strong>en</strong> su<br />

corazón; pues ese m<strong>en</strong>saje ti<strong>en</strong>e poder para salvarlos.<br />

Pero no basta con oír el m<strong>en</strong>saje; hay que ponerlo <strong>en</strong> práctica, pues de lo contrario se estarían<br />

<strong>en</strong>gañando ustedes mismos. El que solam<strong>en</strong>te oye el m<strong>en</strong>saje, y no lo practica, es como el hombre que se<br />

mira la cara <strong>en</strong> un espejo: se ve a sí mismo, pero <strong>en</strong> cuanto da la vuelta se olvida de cómo es. Pero el que<br />

no olvida lo que oye, sino que se fija at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la ley perfecta, que es la ley que nos trae libertad, y<br />

permanece firme cumpli<strong>en</strong>do lo que ella manda, sea feliz <strong>en</strong> lo que hace. Si alguno cree ser religioso, pero<br />

Leccionario Dominical, Año B 112


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 7<br />

Propio 18<br />

no sabe poner fr<strong>en</strong>o a su l<strong>en</strong>gua, se <strong>en</strong>gaña a sí mismo y a su religión no sirve de nada. La religión pura y<br />

sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: ayudar a los huérfanos y a las viudas <strong>en</strong> sus aflicciones, y no<br />

mancharse con la maldad del mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 7:31-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús volvió a salir de la región de Tiro y, pasando por Sidón y los pueblos de la región de Decápolis,<br />

llegó al lago de Galilea. Allí le llevaron un sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él.<br />

Jesús se lo llevó a un lado, aparte de la g<strong>en</strong>te, le metió los dedos <strong>en</strong> los oídos y con saliva le tocó la l<strong>en</strong>gua.<br />

Luego, mirando al cielo, suspiró y dijo al hombre: "¡Efata!" (es decir: "¡Abrete!") Al mom<strong>en</strong>to, los oídos<br />

del sordo se abrieron, y su l<strong>en</strong>gua quedó sana y pudo hablar bi<strong>en</strong>. Jesús les mandó que no se lo dijeran a<br />

nadie; pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo contaban. Ll<strong>en</strong>os de admiración, decían:<br />

"Todo lo hace bi<strong>en</strong>. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos habl<strong>en</strong>!"<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 113


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 14<br />

Propio 19<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, puesto que sin ti no podemos complacerte: Concede, por tu misericordia, que tu Espíritu<br />

Santo dirija y gobierne nuestros corazones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 50:4-9<br />

El Señor me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de ali<strong>en</strong>to. Todas las<br />

mañanas me hace estar at<strong>en</strong>to para que escuche dócilm<strong>en</strong>te. El Señor me ha dado <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y yo no<br />

me he resistido ni le he vuelto las espaldas. Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me<br />

arrancaran la barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían. El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda:<br />

por eso no me hier<strong>en</strong> los insultos; por eso me mant<strong>en</strong>go firme como una roca, pues sé que no quedaré <strong>en</strong><br />

ridículo. A mi lado está mi def<strong>en</strong>sor: ¿Algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e algo <strong>en</strong> mi contra? ¡Vayamos juntos ante el juez!<br />

¿Algui<strong>en</strong> se cree con derecho a acusarme? ¡Que v<strong>en</strong>ga y me lo diga! El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda; ¿quién<br />

podrá cond<strong>en</strong>arme? Todos mis <strong>en</strong>emigos desaparecerán como vestido comido por la polilla.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 116:1-8 (Página 650 L.O.C.)<br />

l. Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica;*<br />

porque ha inclinado a mí su oído, siempre que le invoco.<br />

2. Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron:<br />

me alcanzaron las garras de la tumba;*<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3. Entonces invoqué el Nombre del Señor:*<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida."<br />

4. Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo:*<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5. El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes:*<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo:*<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>:<br />

7. Pues tú has librado mi vida de la muerte,*<br />

mis ojos de lágrimas y mis pies de la caída.<br />

8. Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor,*<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

EPÍSTOLA Santiago 2:1-5,8-10,14-18<br />

Ustedes, hermanos míos, que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> nuestro glorioso Señor Jesucristo, no deb<strong>en</strong> hacer difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra. Supongamos que ustedes están reunidos, y llega un rico con anillos de oro y ropa<br />

lujosa, y lo ati<strong>en</strong>d<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> y le dic<strong>en</strong>: "Siéntate aquí, <strong>en</strong> un bu<strong>en</strong> lugar", y al mismo tiempo llega un pobre<br />

vestido con ropa vieja, y a éste le dic<strong>en</strong>: "Tú quédate allá de pie, o siéntate ahí <strong>en</strong> el suelo"; <strong>en</strong>tonces ya<br />

están haci<strong>en</strong>do distinciones <strong>en</strong>tre ustedes mismos y juzgando con mala int<strong>en</strong>ción.<br />

Queridos hermanos míos, oigan esto: Dios ha escogido a los que <strong>en</strong> este mundo son pobres, para que<br />

sean ricos <strong>en</strong> fe y para que reciban como her<strong>en</strong>cia el reino que él ha prometido a los que le aman. Ustedes<br />

hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> si de veras cumpl<strong>en</strong> la ley suprema, tal como dice la Escritura: "Ama a tu prójimo como a ti<br />

mismo." Pero si hac<strong>en</strong> difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre una persona y otra, comet<strong>en</strong> pecado y son culpables ante la ley de<br />

Leccionario Dominical, Año B 114


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 14<br />

Propio 19<br />

Dios. Porque si una persona obedece toda la ley, pero falla <strong>en</strong> un solo mandato, resulta culpable fr<strong>en</strong>te a<br />

todos los mandatos de la ley.<br />

Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que ti<strong>en</strong>e fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá<br />

acaso salvarlo esa fe? Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida<br />

necesarias para el día; si uno de ustedes les dice: "Que les vaya bi<strong>en</strong>; abrígu<strong>en</strong>se y coman todo lo que<br />

quieran", pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve? Así pasa con la fe: por sí sola, es<br />

decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta.<br />

Tal vez algui<strong>en</strong> dirá: "Tú ti<strong>en</strong>es fe, y yo t<strong>en</strong>go hechos." Muéstrame tu fe sin hechos, y yo te mostraré<br />

mi fe con mis hechos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 8:27-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús y sus discípulos fueron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el<br />

camino, Jesús preguntó a sus discípulos: -¿Quién dice la g<strong>en</strong>te que soy yo? Ellos contestaron: -Algunos<br />

dic<strong>en</strong> que eres Juan el Bautista, otros dic<strong>en</strong> que eres Elías, y otros dic<strong>en</strong> que eres uno de los profetas. -Y<br />

ustedes, ¿quién dic<strong>en</strong> que soy? -les preguntó. Pedro le respondió: -Tú eres el Mesías. Pero Jesús les<br />

ord<strong>en</strong>ó que no hablaran de él a nadie.<br />

Jesús com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señarles que el Hijo del hombre t<strong>en</strong>dría que sufrir mucho, y que sería rechazado<br />

por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar,<br />

pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claram<strong>en</strong>te. Entonces Pedro lo llevó aparte y<br />

com<strong>en</strong>zó a repr<strong>en</strong>derlo. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y repr<strong>en</strong>dió a Pedro, diciéndole:<br />

-¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las v<strong>en</strong> los hombres.<br />

Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la g<strong>en</strong>te, y dijo: - Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí<br />

mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la<br />

vida por causa mía y del m<strong>en</strong>saje de salvación, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo<br />

<strong>en</strong>tero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se<br />

avergü<strong>en</strong>za de mí y de mi m<strong>en</strong>saje delante de esta g<strong>en</strong>te infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se<br />

avergonzará de él cuando v<strong>en</strong>ga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 115


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

COLECTA<br />

Concede, Oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terr<strong>en</strong>ales, sino que amemos las celestiales, y<br />

aun ahora que estamos inmersos <strong>en</strong> cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Sabiduría 1:16--2:1[6-11] 12-22<br />

Los malos llaman a la muerte con gestos y gritos; p<strong>en</strong>sando que es su amiga, la buscan con afán, y<br />

con ella han hecho un pacto, pues merec<strong>en</strong> pert<strong>en</strong>ecerle. Razonando equivocadam<strong>en</strong>te se han dicho:<br />

["Corta y triste es nuestra vida; la muerte del hombre es inevitable, y no se sabe de nadie que haya vuelto<br />

de la tumba. ¡Por eso, disfrutemos de los bi<strong>en</strong>es pres<strong>en</strong>tes y gocemos de este mundo con todo el ardor de<br />

la juv<strong>en</strong>tud! ¡Embriaguémonos del vino más costoso y de perfumes! ¡No dejemos pasar las flores de la<br />

primavera! Coronémonos de rosas antes de que se marchit<strong>en</strong>; que <strong>en</strong> nuestras orgías no falte ninguno de<br />

nosotros. Dejemos por todas partes huellas de nuestra alegría: ¡eso es vivir; para eso estamos aquí!<br />

¡Aplastemos al hombre honrado que no ti<strong>en</strong>e dinero; no t<strong>en</strong>gamos compasión de la viuda, ni respetemos<br />

las canas del anciano! Que la fuerza sea para nosotros la norma de la justicia, ya que la debilidad no sirve<br />

para nada.]<br />

Pongamos trampas al bu<strong>en</strong>o, pues nos es molesto; se opone a nuestras acciones, nos reprocha que<br />

no cumplamos la ley y nos echa <strong>en</strong> cara que no vivamos según la educación que recibimos. Dice que<br />

conoce a Dios, y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un reproche a nuestra manera de p<strong>en</strong>sar; su sola<br />

pres<strong>en</strong>cia nos molesta. Su vida es distinta a la de los demás, y su proceder es difer<strong>en</strong>te. Nos rechaza como<br />

a moneda falsa, y se aparta de nuestra compañía como si fuéramos impuros. Dice que los bu<strong>en</strong>os, al<br />

morir, son dichosos, y se si<strong>en</strong>te orgulloso de t<strong>en</strong>er a Dios por padre. Veamos si es cierto lo que dice y<br />

comprobemos <strong>en</strong> qué va a parar su vida. Si el bu<strong>en</strong>o es realm<strong>en</strong>te hijo de Dios. Dios lo ayudará y lo librará<br />

de las manos de sus <strong>en</strong>emigos. Sometámoslo a insultos y torturas, para conocer su paci<strong>en</strong>cia y comprobar<br />

su resist<strong>en</strong>cia. Cond<strong>en</strong>émoslo a una muerte deshonrosa, pues, según dice, t<strong>en</strong>drá qui<strong>en</strong> lo defi<strong>en</strong>da. Así<br />

pi<strong>en</strong>san los malos, pero se equivocan; su propia maldad los ha vuelto ciegos. No <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> los planes<br />

secretos de Dios, ni esperan que una vida santa t<strong>en</strong>ga recomp<strong>en</strong>sa; no cre<strong>en</strong> que los inoc<strong>en</strong>tes recibirán su<br />

premio.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 54 (Página 556 L.O.C.)<br />

l. Oh Dios, sálvame por tu Nombre,*<br />

y con tu poder defiéndeme.<br />

2. Escucha mi oración, oh Dios, *<br />

ati<strong>en</strong>de a las palabras de mi boca.<br />

3. Insol<strong>en</strong>tes se han levantado contra mí,<br />

y matones buscan mi vida;*<br />

no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pres<strong>en</strong>te a Dios.<br />

4. He aquí, Dios es el que me ayuda;*<br />

es el Señor qui<strong>en</strong> sosti<strong>en</strong>e mi vida.<br />

5. Devuelve el mal a mis adversarios;*<br />

destrúyelos, por tu fidelidad.<br />

6. Te ofreceré sacrificios voluntarios;*<br />

alabaré tu Nombre, oh Señor, porque es bu<strong>en</strong>o;<br />

7. Porque me has librado de toda angustia,*<br />

y mis ojos han visto la ruina de mis <strong>en</strong>emigos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 116


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

EPÍSTOLA Santiago 3:16--4:6<br />

Donde hay <strong>en</strong>vidias y rivalidades, hay también desord<strong>en</strong> y toda clase de maldad; pero los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

la sabiduría que vi<strong>en</strong>e de Dios, llevan ante todo una vida pura; y además son pacíficos, bondadosos y<br />

dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hac<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong>. Y los que procuran la paz,<br />

siembran <strong>en</strong> paz para recoger como fruto la justicia.<br />

¿De dónde vi<strong>en</strong><strong>en</strong> las guerras y las peleas <strong>en</strong>tre ustedes? Pues de los malos deseos que siempre están<br />

luchando <strong>en</strong> su interior. Ustedes quier<strong>en</strong> algo, y no lo obti<strong>en</strong><strong>en</strong>; matan, si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> <strong>en</strong>vidia de alguna cosa, y<br />

como no la pued<strong>en</strong> conseguir, luchan y se hac<strong>en</strong> la guerra. No consigu<strong>en</strong> lo que quier<strong>en</strong> porque no se lo<br />

pid<strong>en</strong> a Dios; y si se lo pid<strong>en</strong>, no lo recib<strong>en</strong> porque lo pid<strong>en</strong> mal, pues lo quier<strong>en</strong> para gastarlo <strong>en</strong> sus<br />

placeres. ¡Oh g<strong>en</strong>te infiel! No sab<strong>en</strong> ustedes que ser amigos del mundo es ser <strong>en</strong>emigos de Dios?<br />

Cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve <strong>en</strong>emigo de Dios. Por algo dice la Escritura: "Dios<br />

ama celosam<strong>en</strong>te el espíritu que ha puesto d<strong>en</strong>tro de nosotros." Pero Dios nos ayuda más con su bondad,<br />

pues la Escritura dice: "Dios se opone a los orgullosos, pero trata con bondad a los humildes."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 9:30-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando se fueron de allí, pasaron por Galilea. Pero Jesús no quiso que nadie lo supiera, porque<br />

estaba <strong>en</strong>señando a sus discípulos. Les decía: - El Hijo del hombre va a ser <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de los<br />

hombres, y lo matarán; pero tres días después resucitará. Ellos no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dían lo que les decía, y t<strong>en</strong>ían<br />

miedo de preguntarle. Llegaron a la ciudad de Capernaum. Cuando ya estaban <strong>en</strong> casa. Jesús les preguntó:<br />

-¿Qué v<strong>en</strong>ían discuti<strong>en</strong>do ustedes por el camino? Pero se quedaron callados, porque <strong>en</strong> el camino habían<br />

discutido quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se s<strong>en</strong>tó, llamó a los doce y les dijo: -Si<br />

algui<strong>en</strong> quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos. Luego puso un niño <strong>en</strong><br />

medio de ellos, y tomándolo <strong>en</strong> brazos les dijo: -El que recibe <strong>en</strong> mi nombre a un niño como éste, me<br />

recibe a mí; y el que me recibe a mí, no solam<strong>en</strong>te a mí me recibe, sino también a aquel que me <strong>en</strong>vió.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 117


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que manifiestas tu infinito poder especialm<strong>en</strong>te mostrando piedad y misericordia: Derrama<br />

sobre nosotros la pl<strong>en</strong>itud de tu gracia; a fin de que, esforzándonos para obt<strong>en</strong>er tus promesas, seamos<br />

partícipes de tus tesoros celestiales; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Números 11:4-6,10-16,24-29<br />

Entre los israelitas se había mezclado g<strong>en</strong>te de toda clase, que sólo p<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> comer. Y los<br />

israelitas, dejándose llevar por ellos, se pusieron a llorar y a decir: "¡Ojalá tuviéramos carne para comer!<br />

¡Cómo nos vi<strong>en</strong>e a la memoria el pescado que comíamos gratis <strong>en</strong> Egipto! Y también comíamos pepinos,<br />

melones, puerros, cebollas y ajos. Pero ahora nos estamos muri<strong>en</strong>do de hambre, y no se ve otra cosa que<br />

maná."<br />

Moisés oyó que los israelitas y sus familiares lloraban a la <strong>en</strong>trada de sus ti<strong>en</strong>das. El Señor estaba<br />

muy <strong>en</strong>ojado. Y Moisés también se disgustó y le dijo al Señor: -¿Por qué me tratas mal a mí, que soy tu<br />

siervo? ¿Qué ti<strong>en</strong>es contra mí, que me has hecho cargar con este pueblo? ¿Acaso soy yo su padre o su<br />

madre para que me pidas que los lleve <strong>en</strong> brazos, como a niños de pecho, hasta el país que prometiste a sus<br />

antepasados? ¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a toda esta g<strong>en</strong>te? Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> llorando a<br />

decirme: 'Danos carne para comer.' Yo no puedo ya <strong>en</strong>cargarme de llevar solo a todo este pueblo; es una<br />

carga demasiado pesada para mí. Si vas a seguir tratándome así, mejor quítame la vida, si es que de veras<br />

me estimas. Así no t<strong>en</strong>dré que verme <strong>en</strong> tantas dificultades. Pero el Señor le contestó: -Reúneme a set<strong>en</strong>ta<br />

ancianos israelitas, de los que sepas que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> autoridad <strong>en</strong>tre el pueblo, y tráelos a la Ti<strong>en</strong>da del<br />

Encu<strong>en</strong>tro y que esper<strong>en</strong> allí contigo.<br />

Moisés salió y contó al pueblo lo que el Señor le había dicho, y reunió a set<strong>en</strong>ta ancianos israelitas y<br />

los colocó alrededor de la Ti<strong>en</strong>da. Entonces el Señor bajó <strong>en</strong> la nube y habló con Moisés; luego tomó una<br />

parte del espíritu que Moisés t<strong>en</strong>ía y se lo dio a los set<strong>en</strong>ta ancianos. En cuanto el espíritu reposó sobre<br />

ellos, com<strong>en</strong>zaron a hablar como profetas; pero esto no volvió a repetirse. Dos hombres, el uno llamado<br />

Eldad y el otro Medad, habían sido escogidos <strong>en</strong>tre los set<strong>en</strong>ta, pero no fueron a la Ti<strong>en</strong>da sino que se<br />

quedaron <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to. Sin embargo, también sobre ellos reposó el espíritu, y com<strong>en</strong>zaron a hablar<br />

como profetas <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to. Entonces un muchacho fue corri<strong>en</strong>do a decirle a Moisés: -¡Eldad y<br />

Medad están hablando como profetas <strong>en</strong> el campam<strong>en</strong>to! Entonces Josué, hijo de Num, que desde jov<strong>en</strong><br />

era ayudante de Moisés, dijo: -¡Señor mío, Moisés, prohíbeles que lo hagan! Pero Moisés le contestó: -<br />

¿Ya estás celoso por mí? Ojalá el Señor le diera su espíritu a todo su pueblo, y todos fueran profetas<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 19:7-14 (Pagina 506 L.O.C.)<br />

7. La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma;*<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8. Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón;*<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9. El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre;*<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 118


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

l0. Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino;*<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11. Tu siervo es además por ellos alumbrado,*<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12. ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores?*<br />

Líbrame de los que me son ocultos<br />

13. Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí;*<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

14. Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti,*<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

EPÍSTOLA Santiago 4:7-12[13--5:6]<br />

Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y éste huirá de ustedes. Acérqu<strong>en</strong>se a Dios, y él se<br />

acercará a ustedes. ¡Límpi<strong>en</strong>se las manos, pecadores! ¡Purifiqu<strong>en</strong> sus corazones, ustedes que quier<strong>en</strong> amar<br />

a Dios y al mundo a la vez! ¡Aflíjanse, llor<strong>en</strong> y lamént<strong>en</strong>se! ¡Que su risa se cambie <strong>en</strong> lágrimas y su<br />

alegría <strong>en</strong> tristeza! Humíll<strong>en</strong>se delante del Señor, y él los <strong>en</strong>altecerá.<br />

Hermanos, no habl<strong>en</strong> mal unos de otros. El que habla mal de su hermano, o lo juzga, habla mal de la<br />

ley y la juzga. Y si juzgas a la ley, te haces juez de ella <strong>en</strong> vez de obedecerla. Solam<strong>en</strong>te hay uno que ha<br />

dado la ley y al mismo tiempo es Juez, y es aquel que puede salvar o cond<strong>en</strong>ar; tú, <strong>en</strong> cambio, ¿quién eres<br />

para juzgar a tu prójimo?<br />

[Ahora oigan esto, ustedes, los que dic<strong>en</strong>: "Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y allí<br />

pasaremos un año haci<strong>en</strong>do negocios y ganando dinero", ¡y ni siquiera sab<strong>en</strong> lo que mañana será de su<br />

vida! Ustedes son como una neblina que aparece por un mom<strong>en</strong>to y <strong>en</strong> seguida desaparece. Lo que deb<strong>en</strong><br />

decir es: "Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello." En cambio, ustedes insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> hablar<br />

orgullosam<strong>en</strong>te; y todo orgullo de esa clase es malo. El que sabe hacer el bi<strong>en</strong> y no<br />

lo hace, comete pecado.<br />

¡Oigan esto, ustedes los ricos! ¡Llor<strong>en</strong> y grit<strong>en</strong> por las desgracias que van a sufrir! Sus riquezas<br />

están podridas; sus ropas, comidas por la polilla. Su oro y su plata se han <strong>en</strong>mohecido, y ese moho será una<br />

prueba contra ustedes y los destruirá como fuego. Han amontonado riquezas <strong>en</strong> estos días, que son los<br />

últimos. El pago que no les dieron a los hombres que trabajaron <strong>en</strong> su cosecha, está clamando contra<br />

ustedes; y el Señor todopoderoso ha oído la reclamación de esos trabajadores. Aquí <strong>en</strong> la tierra se han dado<br />

ustedes una vida de lujo y placeres, <strong>en</strong>gordando como ganado, ¡y ya llega el día de la matanza! Ustedes<br />

han cond<strong>en</strong>ado y matado a los inoc<strong>en</strong>tes sin que ellos opusieran resist<strong>en</strong>cia.]<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 9:38-43,45,47-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Juan le dijo: -Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios <strong>en</strong> tu nombre, pero como no es de<br />

los nuestros, se lo hemos prohibido. Jesús contestó: -No se lo prohiban, porque nadie que haga un milagro<br />

Leccionario Dominical, Año B 119


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

<strong>en</strong> mi nombre podrá luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a nuestro favor.<br />

Cualquiera que les dé a ustedes aunque sólo sea un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que<br />

t<strong>en</strong>drá su premio. "A cualquiera que haga caer <strong>en</strong> pecado a uno de estos pequeños que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí, mejor<br />

le sería que lo echaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello. Si tu mano te hace caer <strong>en</strong><br />

pecado, córtatela; es mejor que <strong>en</strong>tres manco <strong>en</strong> la vida, y no que con las dos manos vayas a parar al<br />

infierno, donde el fuego no se puede apagar, y si tu pie te hace caer <strong>en</strong> pecado, córtatelo; es mejor que<br />

<strong>en</strong>tres cojo <strong>en</strong> la vida, y no que con los dos pies seas arrojado al infierno. Y si tu ojo te hace caer <strong>en</strong><br />

pecado, sácatelo; es mejor que <strong>en</strong>tres con un solo ojo <strong>en</strong> el reino de Dios, y no que con los dos ojos seas<br />

arrojado al infierno, donde los gusanos no muer<strong>en</strong> y el fuego no se apaga.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 120


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y sempiterno Dios, tú estás siempre más presto a escuchar que nosotros a orar, y a<br />

ofrecer más de lo que deseamos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia,<br />

perdonándonos todo aquello que perturba nuestra conci<strong>en</strong>cia, y otorgándonos aquello que no somos de<br />

pedirte, sino por los méritos y mediación de Jesucristo nuestro Salvador; que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 2:18-24<br />

Luego, Dios el Señor dijo: "No es bu<strong>en</strong>o que el hombre esté solo. Le voy a hacer algui<strong>en</strong> que sea<br />

una ayuda adecuada para él. Y Dios el Señor formó de la tierra todos los animales y todas las aves, y se<br />

los llevó al hombre para que les pusiera nombre. El hombre les puso nombre a todos los animales<br />

domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes, y ese nombre se les quedó. Si embargo,<br />

ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para él. Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre <strong>en</strong> un<br />

sueño profundo y, mi<strong>en</strong>tras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. De esa costilla<br />

Dios el Señor hizo una mujer, y se la pres<strong>en</strong>tó al hombre, el cual, al verla, dijo: "¡Esta sí que es de mi<br />

propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar 'mujer', porque Dios la sacó del hombre.<br />

"Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una<br />

sola persona.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 8 (Página 491 L.O.C.)<br />

l. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

!cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

2. Alabado es tu gloria sobre los cielos,*<br />

por la boca de los niños y de los que maman.<br />

3. Has fundado la fortaleza, a causa de tus <strong>en</strong>emigos,*<br />

para hacer callar al <strong>en</strong>emigo y al v<strong>en</strong>gador.<br />

4. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,*<br />

la luna y las estrellas que tú formaste,<br />

5. Digo: "¿Qué es el hombre, para que t<strong>en</strong>gas de él memoria,*<br />

el hijo del hombre, que lo ampares?<br />

6. Le has hecho poco m<strong>en</strong>or que los ángeles,*<br />

y lo coronaste de gloria y honra.<br />

7. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;*<br />

todo lo pusiste debajo de sus pies:<br />

8. Ovejas y bueyes, todo ello,*<br />

y asimismo las bestias del campo;<br />

9. Las aves de los cielos y los peces del mar,*<br />

todo cuanto pasa por los s<strong>en</strong>deros del mar.<br />

l0. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

EPÍSTOLA Hebreos 2:[1-8]9-18<br />

[Por esta causa debemos prestar mucha más at<strong>en</strong>ción al m<strong>en</strong>saje que hemos oído, para que no nos<br />

apartemos del camino. Los mandami<strong>en</strong>tos que Dios dio <strong>en</strong> otros tiempos por medio de los ángeles, t<strong>en</strong>ían<br />

fuerza de ley, y qui<strong>en</strong>es pecaron y los desobedecieron fueron castigados justam<strong>en</strong>te. ¿Cómo, pues,<br />

Leccionario Dominical, Año B 121


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Pues el mismo Señor fue qui<strong>en</strong> anunció<br />

primero esta salvación, la cual después confirmaron <strong>en</strong>tre nosotros los que le oyeron. Además, Dios la ha<br />

confirmado con señales, maravillas y muchos milagros, y por medio del Espíritu Santo, que nos ha dado de<br />

difer<strong>en</strong>tes maneras, conforme a su voluntad.<br />

Dios no ha puesto bajo la autoridad de los ángeles ese mundo futuro del cual estamos hablando. Al<br />

contrario, <strong>en</strong> un lugar de la Escritura algui<strong>en</strong> declara: "¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano?] ¿Por<br />

qué lo recuerdas y te preocupas por él? Por un poco de tiempo lo hiciste algo m<strong>en</strong>or que los ángeles, pero<br />

lo coronaste de gloria y honor; todo lo sujetaste debajo de sus pies."<br />

Así que, al sujetarlo todo debajo de sus pies, Dios no dejó nada sin sujetarlo a él. Sin embargo,<br />

todavía no vemos que todo le esté sujeto. Pero vemos a Jesús, a qui<strong>en</strong>, por un poco de tiempo, Dios hizo<br />

algo m<strong>en</strong>or que los ángeles. Dios, <strong>en</strong> su amor, quiso que muriera por todos aquel que ahora, a causa de la<br />

muerte que sufrió, está coronado de gloria y honor.<br />

Todas las cosas exist<strong>en</strong> para Dios y por la acción de Dios, que quiere que todos sus hijos t<strong>en</strong>gan parte<br />

<strong>en</strong> su gloria. Por eso, Dios, por medio del sufrimi<strong>en</strong>to, t<strong>en</strong>ía que hacer perfecto a Jesucristo, el Salvador de<br />

ellos. Porque todos son del mismo Padre: tanto los consagrados como el que los consagra. Por esta razón,<br />

el Hijo de Dios no se avergü<strong>en</strong>za de llamarlos hermanos, al decir <strong>en</strong> la Escritura:<br />

"Hablaré de ti a mis hermanos, y te cantaré himnos <strong>en</strong> medio de la congregación," También dice:<br />

"En él pondré mi esperanza." Y otra vez dice: "Aquí estoy, con los hijos que Dios me dio."<br />

Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y<br />

sangre humanas, para derrotar con su muerte al que t<strong>en</strong>ía poder para matar, es decir, al diablo. De esta<br />

manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viv<strong>en</strong> como esclavos durante toda la vida.<br />

Pues ciertam<strong>en</strong>te no vino para ayudar a los ángeles sino a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham. Y para eso t<strong>en</strong>ía<br />

que ser hecho igual <strong>en</strong> todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de Dios un sumo sacerdote fiel y<br />

compasivo, y para obt<strong>en</strong>er el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y como él<br />

mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:2-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor.<br />

Algunos fariseos se acercaron a Jesús y, para t<strong>en</strong>derle una trampa, le preguntaron si al esposo le está<br />

permitido divorciarse de su esposa. Él les contestó: -¿Qué les mandó a ustedes Moisés? Dijeron: -Moisés<br />

permitió divorciarse de la esposa dándole un certificado de divorcio. Entonces Jesús les dijo: -Moisés les<br />

dio ese mandato por lo tercos que son ustedes. Pero <strong>en</strong> el principio de la creación, 'Dios los creo hombre y<br />

mujer. Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una<br />

sola persona.' Así que ya no son dos, sino uno solo. De modo que el hombre no debe separar lo que Dios<br />

ha unido.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 122


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

COLECTA<br />

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuam<strong>en</strong>te nos<br />

dediquemos a bu<strong>en</strong>as obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Amós 5:6-7,10-15<br />

Acudan al Señor, y vivirán; de otro modo él <strong>en</strong>viará fuego sobre el reino de Israel, y no habrá <strong>en</strong><br />

Betel qui<strong>en</strong> lo apague. ¡Ay de ustedes, que conviert<strong>en</strong> la justicia <strong>en</strong> amargura y arrojan por los suelos el<br />

derecho!<br />

¡Ay de ustedes, que odian al def<strong>en</strong>sor de la justicia y detestan al testigo honrado! Puesto que pisotean<br />

al pobre y le cobran impuestos de trigo, no podrán vivir <strong>en</strong> las casas de piedra que han construido, ni<br />

beberán el vino de los viñedos que han plantado.<br />

Yo conozco sus muchas maldades y sus pecados sin fin: oprim<strong>en</strong> al justo, recib<strong>en</strong> soborno y <strong>en</strong> los<br />

tribunales hac<strong>en</strong> que el pobre pierda su causa. Por eso el que es sabio se calla, porque el tiempo es malo.<br />

Busqu<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong> y no el mal, y vivirán; así será verdad lo que ustedes dic<strong>en</strong>: que el, Señor, el Dios<br />

todopoderoso, está con ustedes. ¡Odi<strong>en</strong> el mal! ¡Am<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong>! Asegúr<strong>en</strong>se de que <strong>en</strong> los tribunales se hace<br />

justicia; quizá <strong>en</strong>tonces el Señor, el Dios todopoderoso, t<strong>en</strong>drá piedad de los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel.<br />

Palabra del Señor Demos gracias a Dios<br />

SALMO 90:1-8,12 (Página 611 L.O.C.)<br />

l. Oh Soberano mío, tú has sido nuestro refugio*<br />

de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

2. Antes que nacies<strong>en</strong> los montes,<br />

o fueran <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drados la tierra y el mundo,*<br />

desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.<br />

3. Devuelves el hombre al polvo, dici<strong>en</strong>do:*<br />

"Retorna, hijo de Adán".<br />

4. Porque mil años delante de tus ojos<br />

son como el ayer, que pasó,*<br />

y como una vigilia <strong>en</strong> la noche.<br />

5. Nos arrebatas como <strong>en</strong> un sueño,*<br />

como la hierba que pronto se marchita:<br />

6. Por la mañana florece y crece;*<br />

por la tarde es cortada y se seca;<br />

7. Porque <strong>en</strong> tu furor somos consumidos,*<br />

y por tu indignación somos conturbados.<br />

8. Pusiste nuestras iniquidades ante ti,*<br />

nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.<br />

12. Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,*<br />

que traigamos al corazón sabiduría.<br />

Leccionario Dominical, Año B 123


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

EPÍSTOLA Hebreos 3:1-6<br />

Por lo tanto, hermanos, ustedes que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios, que han sido llamados por Dios a<br />

ser suyos, consider<strong>en</strong> at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te a Cristo Jesús, el apóstol y sumo sacerdote gracias al cual profesamos<br />

nuestra fe. Pues Jesús ha sido fiel a Dios, que lo nombró para este servicio, como también Moisés fue fiel<br />

<strong>en</strong> su servicio <strong>en</strong> toda la casa de Dios. Pero Jesús merece más honor que Moisés, del mismo modo que el<br />

que hace una casa merece más honor que la casa misma. Toda casa ti<strong>en</strong>e que estar hecha por algui<strong>en</strong>; pero<br />

Dios es el que hizo todo lo que existe. Así pues, Moisés, como siervo, fue fiel <strong>en</strong> toda la casa de Dios, y su<br />

servicio consistió <strong>en</strong> ser testigo de las cosas que Dios había de decir. Pero Cristo, como Hijo, es fiel sobre<br />

esta casa de Dios que somos nosotros mismos, si mant<strong>en</strong>emos la seguridad y la alegría <strong>en</strong> la esperanza que<br />

t<strong>en</strong>emos.<br />

Palabra del Señor Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:17-27[28-31]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corri<strong>en</strong>do, se puso de rodillas delante de él y le<br />

preguntó: -Maestro bu<strong>en</strong>o, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me<br />

llamas bu<strong>en</strong>o? Bu<strong>en</strong>o solam<strong>en</strong>te hay uno: Dios. Ya sabes los mandami<strong>en</strong>tos: 'No mates, no cometas<br />

adulterio, no robes, no digas m<strong>en</strong>tiras <strong>en</strong> perjuicio de nadie ni <strong>en</strong>gañes; honra a tu padre y a tu madre.' El<br />

hombre le dijo: - Maestro, todo eso lo he cumplido desde jov<strong>en</strong>. Jesús lo miró con cariño, y le contestó:<br />

Una cosa te falta: anda, v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>es y dáselo a los pobres. Así t<strong>en</strong>drás riqueza <strong>en</strong> el cielo.<br />

Luego v<strong>en</strong> y sígueme. El hombre se afligió al oír esto; y se fue triste, porque era muy rico.<br />

Jesús miró <strong>en</strong>tonces alrededor, y dijo a sus discípulos: -¡Qué difícil va a ser para los ricos <strong>en</strong>trar <strong>en</strong><br />

el reino de Dios! Estas palabras dejaron asombrados a los discípulos, pero Jesús les volvió a decir: -Hijos,<br />

¡qué difícil es <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que<br />

para un rico <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el reino de Dios. Al oírlo, se asombraron más aún, y se preguntaban unos a otros: -<br />

¿Y quién podrá salvarse? Jesús los miró y les contestó: -Para los hombres es imposible, pero no para Dios,<br />

porque para él no hay nada imposible.<br />

[Pedro com<strong>en</strong>zó a decirle: -Nosotros hemos dejado todo lo que t<strong>en</strong>íamos, y te hemos seguido. Jesús<br />

respondió: -Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por causa del m<strong>en</strong>saje de salvación haya dejado<br />

casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terr<strong>en</strong>os, recibirá ahora <strong>en</strong> este mundo ci<strong>en</strong><br />

veces más <strong>en</strong> casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y terr<strong>en</strong>os, aunque con persecuciones; y <strong>en</strong> el<br />

mundo v<strong>en</strong>idero recibirá la vida eterna. Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y<br />

muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 124


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 19<br />

Propio 24<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> Cristo has revelado tu gloria a todas las naciones: Mantén las<br />

obras de tu misericordia; a fin de que tu <strong>Iglesia</strong>, esparcida por todo el mundo, persevere con fe<br />

inquebrantable <strong>en</strong> la confesión de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 53:4-12<br />

Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba soportando nuestros propios<br />

dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue<br />

traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió<br />

nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.<br />

Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do cada uno su propio camino, pero el Señor<br />

cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera<br />

abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una<br />

oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó<br />

de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo <strong>en</strong>terraron al<br />

lado de hombres malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió ningún crim<strong>en</strong> ni hubo<br />

<strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se <strong>en</strong>tregó <strong>en</strong> sacrificio<br />

por el pecado, t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él t<strong>en</strong>drán éxito los<br />

planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del<br />

Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar <strong>en</strong>tre los<br />

grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue contado <strong>en</strong>tre los<br />

malvados, cuando <strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 91:9-16 (Página 613 L.O.C.)<br />

9. Porque hiciste del Señor tu refugio,*<br />

del Altísimo, tu habitación,<br />

10. No te sobrev<strong>en</strong>drá mal alguno,*<br />

ni plaga tocará tu morada.<br />

11. Pues a sus ángeles mandará cerca de ti,*<br />

que te guard<strong>en</strong> <strong>en</strong> todos tus caminos.<br />

12. En las manos te llevarán,*<br />

para que tu pie no tropiece <strong>en</strong> piedra.<br />

13. Sobre el león y el áspid pisarás;*<br />

hollarás al cachorro del león y a la serpi<strong>en</strong>te.<br />

14. "Por cuanto ha hecho pacto de amor conmigo, yo lo libraré;*<br />

lo protegeré, por cuanto ha conocido mi Nombre.<br />

15. Me invocará, y yo le responderé;*<br />

con él estaré <strong>en</strong> la angustia; lo libraré, y le gloriaré.<br />

16. Lo saciaré de largos días,*<br />

y le mostraré mi salvación".<br />

Leccionario Dominical, Año B 125


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 19<br />

Propio 24<br />

EPÍSTOLA Hebreos 4:12-16<br />

Porque la palabra de Dios ti<strong>en</strong>e vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos, y<br />

p<strong>en</strong>etra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio<br />

los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y las int<strong>en</strong>ciones del corazón. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él;<br />

todo está claram<strong>en</strong>te expuesto ante aquel a qui<strong>en</strong> t<strong>en</strong>emos que r<strong>en</strong>dir cu<strong>en</strong>tas.<br />

Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran sumo sacerdote que ha <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> el cielo. Por eso debemos<br />

seguir firmes <strong>en</strong> la fe que profesamos. Pues nuestro sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra<br />

debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; sólo que jamás él pecó.<br />

Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él t<strong>en</strong>ga misericordia de<br />

nosotros y <strong>en</strong> su bondad nos ayude <strong>en</strong> la hora de necesidad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:35-45<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: - Maestro, queremos que nos<br />

hagas el favor que vamos a pedirte. Él les preguntó: -¿Qué quier<strong>en</strong> que haga por ustedes? Le dijeron: -<br />

Concéd<strong>en</strong>os que <strong>en</strong> tu reino glorioso nos s<strong>en</strong>temos uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús les<br />

contestó: -Ustedes no sab<strong>en</strong> lo que pid<strong>en</strong>. ¿Acaso pued<strong>en</strong> beber este trago amargo que voy a beber yo, y<br />

recibir el bautismo que yo voy a recibir? Ellos contestaron: -Podemos. Jesús les dijo:<br />

Ustedes beberán este trago amargo, y recibirán el bautismo que yo voy a recibir; pero el s<strong>en</strong>tarse a<br />

mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que les será dado a aquellos para qui<strong>en</strong>es<br />

está preparado. Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se <strong>en</strong>ojaron con Santiago y Juan. Pero Jesús<br />

los llamó, y les dijo: -Como ustedes sab<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre los paganos hay jefes que se cre<strong>en</strong> con derecho a gobernar<br />

con tiranía a sus súbditos, y los grandes hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir su autoridad sobre ellos. Pero <strong>en</strong>tre ustedes no debe<br />

ser así. Al contrario, el que quiera ser grande <strong>en</strong>tre ustedes, deberá servir a los demás, y el que <strong>en</strong>tre<br />

ustedes quiera ser el primero, deberá ser el esclavo de los demás. Porque ni aún el Hijo del hombre vino<br />

para que le sirvan, sino para servir y dar su vida como precio por la libertad de muchos.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año B 126


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 26<br />

Propio 25<br />

COLECTA<br />

Todopoderoso y eterno Dios, aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> nosotros tus dones de fe, esperanza y amor; y para que<br />

obt<strong>en</strong>gamos tus promesas, haz que amemos lo que mandas; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 59:[1-4]9-19<br />

[El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar, ni él se ha vuelto tan sordo como<br />

para no poder oír. Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera <strong>en</strong>tre ustedes y Dios;<br />

sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír. Ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> las manos manchadas<br />

de sangre y los dedos manchados de crím<strong>en</strong>es; sus labios dic<strong>en</strong> m<strong>en</strong>tiras, su l<strong>en</strong>gua emite maldad. Nadie<br />

hace d<strong>en</strong>uncias justas, ni va a juicio con honradez. Confían más bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>tira y <strong>en</strong> palabras falsas;<br />

están preñados de maldad y dan a luz el crim<strong>en</strong>.]<br />

Por eso la salvación se ha alejado de nosotros y la liberación no se nos acerca; esperábamos la luz, y<br />

no hay más que oscuridad; esperábamos la claridad y andamos <strong>en</strong> tinieblas. Andamos a ti<strong>en</strong>tas, como<br />

ciegos junto a una pared, como si no tuviéramos ojos; <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>o mediodía tropezamos como si fuera de<br />

noche; t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do salud, estamos como muertos. Todos nosotros gruñimos como osos, gemimos como<br />

palomas; esperamos la salvación, pero no llega; esperamos la liberación, pero está lejos. Nosotros te hemos<br />

of<strong>en</strong>dido mucho, y nuestros propios pecados nos acusan; t<strong>en</strong>emos pres<strong>en</strong>tes nuestras culpas y conocemos<br />

nuestras maldades. Hemos sido rebeldes e infieles al Señor, no quisimos seguir a nuestro Dios, hemos<br />

hablado de viol<strong>en</strong>cia y de traición, hemos hecho planes para <strong>en</strong>gañar a los demás. La justicia ha sido<br />

despreciada, la rectitud se manti<strong>en</strong>e a distancia, la sinceridad tropieza <strong>en</strong> la plaza pública y la honradez no<br />

puede pres<strong>en</strong>tarse.<br />

La sinceridad ha desaparecido, y al que se aparta del mal le roban lo que ti<strong>en</strong>e. El Señor se ha<br />

disgustado al ver que no hay justicia. El Señor quedó asombrado al ver que nadie ponía remedio a esto;<br />

<strong>en</strong>tonces actuó con su propio poder, y él mismo obtuvo la victoria. Se cubrió de triunfo como con una<br />

coraza, se puso la salvación como un casco <strong>en</strong> la cabeza, se vistió de v<strong>en</strong>ganza como con una túnica y se<br />

<strong>en</strong>volvió de ira como con un manto. El Señor dará a cada cual su merecido; castigará a sus <strong>en</strong>emigos. A<br />

qui<strong>en</strong>es lo odian, les dará lo que se merec<strong>en</strong>; aun a los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> los países del mar. Todo el mundo,<br />

desde ori<strong>en</strong>te hasta occid<strong>en</strong>te respetará al Señor, al ver su majestad, porque él v<strong>en</strong>drá como un río crecido<br />

movido por un vi<strong>en</strong>to poderoso.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 13 (Página 497 L.O.C.)<br />

1. ¿Hasta cuándo, oh Señor?<br />

¿Me olvidarás para siempre?*<br />

¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?<br />

2. ¿Hasta cuándo t<strong>en</strong>dré dudas <strong>en</strong> mi m<strong>en</strong>te,<br />

y tristezas <strong>en</strong> mi corazón cada día?*<br />

¿Hasta cuándo triunfará mi <strong>en</strong>emigo sobre mí?<br />

3. Mira, respóndeme, oh Señor Dios mío;*<br />

alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;<br />

4. Para que no diga mi <strong>en</strong>emigo: "Lo v<strong>en</strong>cí",*<br />

ni se alegre mi adversario, si yo resbalare.<br />

5. Mas yo <strong>en</strong> tu misericordia he confiado;*<br />

mi corazón se alegrará <strong>en</strong> tu salvación.<br />

Leccionario Dominical, Año B 127


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Octubre 26<br />

Propio 25<br />

6. Cantaré al Señor, porque me ha hecho bi<strong>en</strong>;*<br />

alabaré el Nombre del Señor Altísimo.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 5:12--6:1,9-12<br />

Al cabo de tanto tiempo, \ustedes ya deberían ser maestros; <strong>en</strong> cambio, necesitan que se les<br />

expliqu<strong>en</strong> de nuevo las cosas más s<strong>en</strong>cillas de las <strong>en</strong>señanzas de Dios. Han vuelto a ser tan débiles que, <strong>en</strong><br />

vez de comida sólida, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que tomar leche. Y los que se alim<strong>en</strong>tan de leche son como niños de pecho,<br />

incapaces de juzgar rectam<strong>en</strong>te. La comida sólida es para los adultos, para los que ya sab<strong>en</strong> juzgar, porque<br />

están acostumbrados a distinguir <strong>en</strong>tre lo bu<strong>en</strong>o y lo malo.<br />

Así que sigamos adelante hasta llegar a ser adultos, dejando a un lado las primeras <strong>en</strong>señanzas acerca<br />

de Cristo. No volvamos otra vez a las cosas básicas, como la conversión y el abandono de las obras que<br />

llevan a la muerte, o como la fe <strong>en</strong> Dios. Pero aunque hablamos así, queridos hermanos, estamos seguros<br />

de que ustedes se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> el primer caso, es decir, <strong>en</strong> camino de salvación. Porque Dios es justo, y<br />

no olvidará lo que ustedes han hecho y el amor que le han mostrado al ayudar a los hermanos <strong>en</strong> la fe,<br />

como aún lo están haci<strong>en</strong>do. Pero deseamos que cada uno de ustedes siga mostrando hasta el fin ese<br />

mismo <strong>en</strong>tusiasmo, para que se realice completam<strong>en</strong>te su esperanza. No queremos que se vuelvan<br />

perezosos, sino que sigan el ejemplo de qui<strong>en</strong>es por medio de la fe y la constancia están recibi<strong>en</strong>do la<br />

her<strong>en</strong>cia que Dios les ha prometido.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:46-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Llegaron a Jericó. Y cuando Jesús ya salía de la ciudad, seguido de sus discípulos y de mucha g<strong>en</strong>te,<br />

un m<strong>en</strong>digo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba s<strong>en</strong>tado junto al camino. Al oír que era Jesús<br />

de Nazaret, el ciego com<strong>en</strong>zó a gritar: -¡Jesús, Hijo de David, t<strong>en</strong> compasión de mi!<br />

Muchos lo repr<strong>en</strong>dían para que se callara, pero él gritaba más todavía: - ¡Hijo de David, t<strong>en</strong><br />

compasión de mí! Entonces Jesús se detuvo, y dijo: - Llám<strong>en</strong>lo. Llamaron al ciego, diciéndole: -Animo,<br />

levántate; te está llamando. El ciego arrojó su capa, y dando un salto se acercó a Jesús, que le preguntó: -<br />

¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: -Maestro, quiero recobrar la vista. Jesús le dijo: -<br />

Puedes irte; por tu fe has sido sanado. En aquel mismo instante el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús<br />

por el camino.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 128


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Día de Todos Los Santos<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has <strong>en</strong>trelazado a tus elegidos <strong>en</strong> una sola comunión y hermandad <strong>en</strong> el cuerpo<br />

místico de tu hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo sigamos a tus b<strong>en</strong>ditos santos<br />

<strong>en</strong> toda virtuosa y santa vida que alcancemos los gozos inefables que tú has preparado para los que te aman<br />

sinceram<strong>en</strong>te: por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, <strong>en</strong><br />

gloria sempiterna. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 2:[1-6]7-11<br />

[Hijo mío, si tratas de servir al Señor, prepárate para la prueba. Fortalece tu voluntad y se vali<strong>en</strong>te,<br />

para no acobardarte cuando llegue la calamidad. Aferrate al Señor, y no te apartes de él; así, al final<br />

t<strong>en</strong>drás prosperidad. Acepta todo lo que te v<strong>en</strong>ga y se paci<strong>en</strong>te si la vida te trae sufrimi<strong>en</strong>tos. Confía <strong>en</strong><br />

Dios, y él te ayudara; procede rectam<strong>en</strong>te y espera <strong>en</strong> él]<br />

Ustedes los que honran al Señor, confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> su misericordia; no se desví<strong>en</strong> del camino recto, para no<br />

caer. Los que honran al Señor, confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, y no quedaran sin recomp<strong>en</strong>sa. Los que honran al Señor,<br />

esper<strong>en</strong> la prosperidad, la felicidad eterna y el amor de Dios. Fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> lo que sucedió <strong>en</strong> otros tiempos:<br />

nadie que confiara <strong>en</strong> el Señor se vio decepcionado. Nadie que lo honrara fielm<strong>en</strong>te se vio abandonado; a<br />

todos los que lo invocaron, él los escucho. Porque el Señor es tierno y compasivo, perdona los pecados y<br />

salva <strong>en</strong> tiempos de aflicción.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 149 (Página 697 L.O.C.)<br />

1. ¡Aleluya!<br />

Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

su alabanza <strong>en</strong> la congregación de los fieles.<br />

2. Alégrese Israel <strong>en</strong> su Hacedor,*<br />

góc<strong>en</strong>se los hijos de Sión <strong>en</strong> su Rey.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su nombre con danzas,*<br />

con tambor y arpa cánt<strong>en</strong>le alabanza;<br />

4. Porque el Señor se complace <strong>en</strong> su pueblo,*<br />

y adorna con victoria a los humildes.<br />

5. Regocíj<strong>en</strong>se los fieles <strong>en</strong> su triunfo,*<br />

y alégr<strong>en</strong>se sobre sus camas.<br />

6. Estén las alabanzas de Dios <strong>en</strong> sus labios,*<br />

y la espada de dos filos <strong>en</strong> su mano;<br />

7. Para tomar v<strong>en</strong>ganza de las naciones *<br />

y para castigar a los pueblos;<br />

8. Para atar a sus reyes con grillos,*<br />

y sus nobles con eslabones de hierro;<br />

9. Para ejecutar <strong>en</strong> ellos la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia decretada;*<br />

esto es gloria para todos tus fieles.<br />

¡Aleluya!<br />

Leccionario Dominical, Año B 129


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Día de Todos Los Santos<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:[11-14]15-23<br />

Dios nos había escogido de antemano para que, con nuestra unión con Cristo, recibiéramos nuestra<br />

parte <strong>en</strong> la her<strong>en</strong>cia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según lo bi<strong>en</strong> que le<br />

parece. Y lo ha hecho así afín de que nosotros, que fuimos los primeros <strong>en</strong> confiar <strong>en</strong> Cristo, vivamos para<br />

que Dios sea alabado por su grandeza. Y también ustedes, cuando oyeron el m<strong>en</strong>saje de la verdad, el<br />

anuncio de su salvación, y creyeron <strong>en</strong> Cristo, fueron unidos a él y sellados como propiedad de Dios por<br />

medio del Espíritu Santo que él había prometido. El Espíritu Santo es la garantía de que recibiremos la<br />

her<strong>en</strong>cia que Dios nos ha de dar cuando haya completado la liberación de los suyos, para que él sea<br />

alabado por su grandeza.<br />

Por esto, como se que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les de sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para que sepan cual es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuan gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y<br />

sin limites es su poder, el cual actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes. Este poder es el mismo que Dios mostró<br />

con tanta fuerza y pot<strong>en</strong>cia cuando resucito a Cristo y lo hizo s<strong>en</strong>tar a su derecha <strong>en</strong> el cielo, poniéndolo<br />

por <strong>en</strong>cima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por <strong>en</strong>cima de todo lo que existe, tanto <strong>en</strong> este<br />

mundo como <strong>en</strong> el v<strong>en</strong>idero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la<br />

iglesia como cabeza de todo. Pues la <strong>Iglesia</strong> es el cuerpo de Cristo, la pl<strong>en</strong>itud misma de Cristo; y Cristo<br />

es la pl<strong>en</strong>itud de todas las cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:20-26[27-36]<br />

¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús miro a sus discípulos, y les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. “Dichosos ustedes los que ahora ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, pues quedaran satisfechos. “Dichosos los que<br />

ahora lloran, pues después reirán. “Dichosos ustedes cuando la g<strong>en</strong>te los odie, cuando los expuls<strong>en</strong>,<br />

cuando los insult<strong>en</strong> y cuando despreci<strong>en</strong> su nombre como cosa mala, por causa del hijo del hombre.<br />

Alégr<strong>en</strong>se mucho, llénese de gozo <strong>en</strong> ese día, porque ustedes recibirán un gran premio <strong>en</strong> el cielo pues<br />

también así maltrataron a los antepasados de esa g<strong>en</strong>te a los profetas. “Pero ¡ay de ustedes los ricos, pues<br />

ya han t<strong>en</strong>ido su alergia “¡Ay de ustedes los que ahora están satisfecho, pues t<strong>en</strong>drán hambre!” Ay de<br />

ustedes los que ahora rí<strong>en</strong>, pues van a llorar de tristeza! “Ay de ustedes cuando todo el mundo los alabe,<br />

pues así hacían los antepasados de esa g<strong>en</strong>te con los falsos profetas!<br />

[“Pero a ustedes que me escuchan les digo: Am<strong>en</strong> a sus <strong>en</strong>emigos, hagan bi<strong>en</strong> a qui<strong>en</strong>es los odian,<br />

b<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los maldic<strong>en</strong>, or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los insultan. Si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una mejilla, ofrécele<br />

también la otra: y si algui<strong>en</strong> te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A cualquiera que te<br />

pida algo, dáselo y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Hagan ustedes con los demás como<br />

quier<strong>en</strong> que los demás hagan con ustedes.<br />

Leccionario Dominical, Año B 130


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Día de Todos Los Santos<br />

“Si ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman a ustedes, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? Hasta los<br />

pecadores se portan así. Y si hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es les hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> a ustedes, ¿qué ti<strong>en</strong>e eso de<br />

extraordinario? También los pecadores se portan así. Y si dan prestado solo a aquellos de qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>san<br />

recibir algo, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando<br />

recibir unos de otros. Ustedes deb<strong>en</strong> amar a sus <strong>en</strong>emigos, y hacer bi<strong>en</strong>, y dar prestado sin esperar recibir<br />

nada a cambio. Así será grande su recomp<strong>en</strong>sa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también<br />

bondadoso con los agradecido y los malos. Sean ustedes compasivos, como también su Padre es<br />

compasivo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 131


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 2<br />

Propio 26<br />

COLECTA<br />

Dios de poder y piedad, sólo de ti mana el don que hace posible que tu pueblo fiel te sirva sincera y<br />

laudablem<strong>en</strong>te: Concéd<strong>en</strong>os que, para lograr el premio de tus promesas celestiales, podamos correr sin<br />

tropiezos; por Jesucristo nuestro Señor que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 6:1-9<br />

"Estos son los mandami<strong>en</strong>tos, leyes y decretos que el Señor su Dios me ha ord<strong>en</strong>ado <strong>en</strong>señarles, para<br />

que los pongan <strong>en</strong> práctica <strong>en</strong> el país del cual van a tomar posesión. De esta manera honrarán al Señor su<br />

Dios, y cumplirán durante toda su vida las leyes y los mandami<strong>en</strong>tos que yo les mando a ustedes, a sus<br />

hijos y a sus nietos; y así vivirán muchos años. Por lo tanto, israelitas, pónganlos <strong>en</strong> práctica. Así les irá<br />

bi<strong>en</strong> y llegarán a ser un pueblo numeroso <strong>en</strong> esta tierra donde la leche y la miel corr<strong>en</strong> como el agua, tal<br />

como el Señor y Dios de sus antepasados se lo ha prometido.<br />

"Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.<br />

"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.<br />

"Grábate <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te todas las cosas que hoy te he dicho, y <strong>en</strong>séñalas continuam<strong>en</strong>te a tus hijos;<br />

háblales de ellas, tanto <strong>en</strong> tu casa como <strong>en</strong> el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Lleva<br />

estos mandami<strong>en</strong>tos atados <strong>en</strong> tu mano y <strong>en</strong> tu fr<strong>en</strong>te como señales, y escríbelos también <strong>en</strong> los postes y <strong>en</strong><br />

las puertas de tu casa."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 119:1-8 (Página 654 L.O.C.)<br />

l. ¡Dichosos los de camino intachable,*<br />

los que andan <strong>en</strong> la ley del Señor!<br />

2. ¡Dichosos los que guardan sus decretos,*<br />

y de todo corazón le buscan!<br />

3. Los que nunca comet<strong>en</strong> iniquidad,*<br />

mas siempre andan <strong>en</strong> sus caminos.<br />

4. Tú promulgaste tus decretos,*<br />

para que los observemos pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te.<br />

5. ¡Ojalá fues<strong>en</strong> ord<strong>en</strong>ados mis caminos*<br />

para que guardase tus estatutos!<br />

6. Entonces no sería yo avergonzado,*<br />

cuando at<strong>en</strong>diese a todos tus mandami<strong>en</strong>tos<br />

7. Te daré gracias con sincero corazón,*<br />

cuando haya apr<strong>en</strong>dido tus justos juicios.<br />

8. Tus estatutos guardaré;*<br />

no me abandones <strong>en</strong>teram<strong>en</strong>te.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 7:23-28<br />

Los otros sacerdotes fueron muchos porque la muerte les impedía seguir vivi<strong>en</strong>do; pero como Jesús<br />

no muere, su oficio sacerdotal no pasa a ningún otro. Por eso puede salvar para siempre a los que se<br />

acercan a Dios por medio de él, pues vive para siempre, para rogar a Dios por ellos.<br />

Leccionario Dominical, Año B 132


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 2<br />

Propio 26<br />

Así, pues, Jesús es precisam<strong>en</strong>te el sumo sacerdote que necesitábamos. Él es santo, sin maldad y sin<br />

mancha, apartado de los pecadores y puesto más alto que el cielo. No es como los otros sumos sacerdotes,<br />

que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que matar animales y ofrecerlos cada día <strong>en</strong> sacrificio, primero por sus propios pecados y luego<br />

por los pecados del pueblo. Por el contrario, Jesús ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre,<br />

cuando se ofreció a sí mismo. La ley de Moisés nombra como sumos sacerdotes a hombres imperfectos;<br />

pero el juram<strong>en</strong>to de Dios, que fue hecho después de la ley, nombra sumo sacerdote a su Hijo, qui<strong>en</strong> ha<br />

sido hecho perfecto para siempre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 12:28-34<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver que Jesús les había contestado bi<strong>en</strong>, uno de los maestros de la ley, que los había oído discutir,<br />

se acercó a él y le preguntó: -¿Cuál es el primero de todos los mandami<strong>en</strong>tos?<br />

Jesús le contestó: -El primer mandami<strong>en</strong>to de todos es: 'Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el<br />

único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu m<strong>en</strong>te y con todas<br />

tus fuerzas. Y el segundo es: 'Ama a tu prójimo como a ti mismo.' Ningún mandami<strong>en</strong>to es más importante<br />

que estos. El maestro de la ley le dijo:<br />

-Muy bi<strong>en</strong>, Maestro. Es verdad lo que dices: hay un solo Dios, y no hay otro fuera de él. Y amar a<br />

Dios con todo el corazón, con todo el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno<br />

mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios que se queman <strong>en</strong> el altar. Al ver Jesús<br />

que el maestro de la ley había contestado con bu<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido, le dijo: -No estás lejos del reino de Dios. Y ya<br />

nadie se atrevía a hacerle más preguntas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 133


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 9<br />

Propio 27<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo vino al mundo para destruir las obras de Satanás y hacernos hijos de<br />

Dios y herederos de la vida eterna: Concede que, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do esta esperanza, nos purifiquemos así como él es<br />

puro; para que, cuando vuelva con poder y gran gloria, seamos hechos a su semejanza <strong>en</strong> su glorioso y<br />

eterno reino; donde contigo y el Espíritu Santo, vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Reyes 17:8-16<br />

Entonces el Señor le dijo a Elías: "Levántate y vete a la ciudad de Sarepta, <strong>en</strong> Sidón, y quédate a<br />

vivir allá. Ya le he ord<strong>en</strong>ado a una viuda que allí vive, que te dé de comer." Elías se levantó y se fue a<br />

Sarepta. Al llegar a la <strong>en</strong>trada de la ciudad, vio a una viuda que estaba recogi<strong>en</strong>do leña. La llamó y le dijo:<br />

-Por favor, tráeme <strong>en</strong> un vaso un poco de agua para beber. Ya iba ella a traérselo, cuando Elía la<br />

volvió a llamar y le dijo: -Por favor, tráeme también un pedazo de pan. Ella le contestó: -Te juro por el<br />

Señor tu Dios que no t<strong>en</strong>go nada de pan cocido. No t<strong>en</strong>go más que un puñado de harina <strong>en</strong> una tinaja y un<br />

poco de aceite <strong>en</strong> una jarra, y ahora estaba recogi<strong>en</strong>do un poco de leña para ir a cocinarlo para mi hijo y<br />

para mí. Comeremos, y después nos moriremos de hambre. Elías le respondió:<br />

-No t<strong>en</strong>gas miedo. Ve a preparar lo que has dicho. Pero primero, con la harina que ti<strong>en</strong>es, hazme una<br />

torta pequeña y tráemela, y haz después otras para ti y para tu hijo. Porque el Señor, Dios de Israel, ha<br />

dicho que no se acabará la harina de la tinaja ni el aceite de la jarra hasta el día <strong>en</strong> que el Señor haga llover<br />

sobre la tierra. La viuda fue e hizo lo que Elías le había ord<strong>en</strong>ado. Y ella y su hijo y Elías tuvieron comida<br />

para muchos días. No se acabó la harina de la tinaja ni el aceite de la jarra, tal como el Señor lo había<br />

dicho por medio de Elías.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 146:4-9 (Página 693 L.O.C.)<br />

4. ¡Dichosos aquellos cuya ayuda es el Dios de Jacob,*<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5. El cual hizo los cielos y la tierra, el mar,<br />

y cuanto <strong>en</strong> ellos hay,*<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6. Que hace justicia a los oprimidos,*<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7. El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos;*<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8. El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros;*<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9. Reinará el Señor para siempre,*<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración,<br />

¡Aleluya!<br />

Leccionario Dominical, Año B 134


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 9<br />

Propio 27<br />

EPÍSTOLA Hebreos 9:24-28<br />

Porque Cristo no <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> aquel santuario hecho por los hombres, que era solam<strong>en</strong>te una figura del<br />

santuario verdadero, sino que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el cielo mismo, donde ahora se pres<strong>en</strong>ta delante de Dios para rogar<br />

<strong>en</strong> nuestro favor. Y no <strong>en</strong>tró para ofrecerse <strong>en</strong> sacrificio muchas veces, como hace cada año todo sumo<br />

sacerdote, que <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el santuario para ofrecer sangre aj<strong>en</strong>a. Si ese fuera el caso, Cristo habría t<strong>en</strong>ido que<br />

morir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es que ahora, <strong>en</strong> el final de los tiempos,<br />

Cristo ha aparecido una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo <strong>en</strong> sacrificio para quitar el<br />

pecado. Y así como todos han de morir una sola vez y después v<strong>en</strong>drá el juicio, así también Cristo ha sido<br />

ofrecido <strong>en</strong> sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Después aparecerá por segunda vez,<br />

ya no <strong>en</strong> relación con el pecado, sino para salvar a los que le esperan.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 12:38-44<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús decía <strong>en</strong> su <strong>en</strong>señanza: "Cuíd<strong>en</strong>se de los maestros de la ley, pues les gusta andar con ropas<br />

largas y que los salud<strong>en</strong> con todo respeto <strong>en</strong> las plazas. Buscan los asi<strong>en</strong>tos de honor <strong>en</strong> las sinagogas y los<br />

mejores lugares <strong>en</strong> las comidas; y les quitan sus casas a las viudas, y para disimularlo hac<strong>en</strong> largas<br />

oraciones. Ellos recibirán mayor castigo."<br />

Jesús estaba una vez s<strong>en</strong>tado fr<strong>en</strong>te a los cofres de las ofr<strong>en</strong>das, mirando como la g<strong>en</strong>te echaba<br />

dinero <strong>en</strong> ellos. Muchos ricos echaban mucho dinero. En esto llegó una viuda pobre, y echó <strong>en</strong> uno de los<br />

cofres dos moneditas de cobre, de muy poco valor. Entonces Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: -Les<br />

aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero <strong>en</strong> los cofres; pues todos<br />

dan de lo que les sobra, pero ella, <strong>en</strong> su pobreza, ha dado todo lo que t<strong>en</strong>ía para vivir.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 135


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 16<br />

Propio 28<br />

COLECTA<br />

B<strong>en</strong>dito Señor, tú que inspiraste las Sagradas Escrituras para nuestra <strong>en</strong>señanza: Concede que de tal<br />

manera las oigamos, las leamos, las consideremos, las apr<strong>en</strong>damos e interiorm<strong>en</strong>te las asimilemos, que<br />

podamos abrazar y siempre mant<strong>en</strong>er la esperanza b<strong>en</strong>dita de la vida eterna, que nos has dado <strong>en</strong> nuestro<br />

Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Daniel 12:1-4a(5-13)<br />

'En ese mom<strong>en</strong>to aparecerá Miguel, el gran ángel protector que defi<strong>en</strong>de a tu pueblo. 'Será un<br />

mom<strong>en</strong>to angustioso, un mom<strong>en</strong>to como no ha habido otro desde que exist<strong>en</strong> las naciones. Cuando ese<br />

mom<strong>en</strong>to llegue, se salvarán todos los de tu pueblo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su nombre escrito <strong>en</strong> el libro. Muchos de los<br />

que duerm<strong>en</strong> <strong>en</strong> la tumba, despertarán: unos para vivir eternam<strong>en</strong>te, y otros para la vergü<strong>en</strong>za y el horror<br />

eternos. Los hombres sabios, los que guiaron a muchos por el camino recto, brillarán como la bóveda<br />

celeste; ¡brillarán por siempre, como las estrellas! 'Pero tú, Daniel, guarda estas cosas <strong>en</strong> secreto y sella el<br />

libro hasta el tiempo del fin.'<br />

["Yo, Daniel, vi que otros dos hombres estaban de pie, uno a cada lado del río. Y uno de ellos le<br />

preguntó al hombre vestido con ropas de lino, que estaba sobre las aguas del río: '¿Cuándo van a terminar<br />

estas cosas tan extraordinarias?" El hombre vestido de lino levantó sus manos al cielo y, jurando <strong>en</strong> el<br />

nombre del Dios vivi<strong>en</strong>te, dijo: 'D<strong>en</strong>tro de tres tiempos y medio, cuando deje de ser destrozado el poder del<br />

pueblo de Dios, <strong>en</strong>tonces terminarán todas esta cosas.'<br />

"Yo escuché lo que decía, pero no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dí nada. Entonces le pregunté: 'Señor, ¿qué va a pasar<br />

después de todo esto?' Y él me contestó: 'Sigue tu camino, Daniel, pues estas cosas deb<strong>en</strong> ser mant<strong>en</strong>idas<br />

<strong>en</strong> secreto hasta que llegue el mom<strong>en</strong>to final. Muchos pasarán por los sufrimi<strong>en</strong>tos anunciados, y saldrán<br />

de ellos purificados y perfeccionados. Los malvados seguirán cometi<strong>en</strong>do maldades, sin <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der lo que<br />

pasa, pero los hombres sabios lo compr<strong>en</strong>derán todo. Mil dosci<strong>en</strong>tos nov<strong>en</strong>ta días pasarán desde el<br />

mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que se susp<strong>en</strong>da el sacrificio diario y se ponga el horrible sacrilegio <strong>en</strong> el templo del Señor.<br />

Feliz aquel que espere confiado hasta que hayan pasado mil tresci<strong>en</strong>tos treinta y cinco días. Pero tú,<br />

Daniel, camina hacia tu fin y reposa, que <strong>en</strong> los últimos días te levantarás para recibir tu recomp<strong>en</strong>sa.’”]<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 16:5-11 (Página 499 L.O.C.)<br />

5. Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa;*<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6. Me toca una parcela hermosa;*<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7. B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja;*<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8. Al Señor he puesto siempre delante de mí;*<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9. Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu;*<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10. Porque no me dejarás al sepulcro;*<br />

ni permitirás que tu santo vea fosa.<br />

11. Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida;*<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

Leccionario Dominical, Año B 136


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 16<br />

Propio 28<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:31-39<br />

¡Terrible cosa es caer <strong>en</strong> las manos del Dios vivi<strong>en</strong>te! Pero recuerd<strong>en</strong> ustedes los tiempos pasados,<br />

cuando acababan ustedes de recibir la luz y soportaron con fortaleza los sufrimi<strong>en</strong>tos de una gran lucha.<br />

Algunos de ustedes fueron insultados y maltratados públicam<strong>en</strong>te, y otros se unieron <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to con<br />

los que fueron tratados así. Ustedes tuvieron compasión de los que estaban <strong>en</strong> la cárcel, y hasta con alegría<br />

se dejaron quitar lo que poseían, sabi<strong>en</strong>do que <strong>en</strong> el cielo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algo que es mucho mejor y que permanece<br />

para siempre. No pierdan, pues su confianza porque ella les traerá una gran recomp<strong>en</strong>sa. Ustedes necesitan<br />

t<strong>en</strong>er fortaleza <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to, para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha prometido. Pues<br />

la Escritura dice: "Pronto, muy pronto, v<strong>en</strong>drá el que ti<strong>en</strong>e que v<strong>en</strong>ir. No tardará. Mi justo por la fe vivirá;<br />

pero si se vuelve atrás, no estaré cont<strong>en</strong>to de él. Y nosotros no somos de los que se vuelv<strong>en</strong> atrás y van a su<br />

cond<strong>en</strong>ación, sino de los que alcanzan la salvación porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 13:14-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ustedes vean el horrible sacrilegio <strong>en</strong> el lugar donde no debe estar -el que lee, <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>da-,<br />

<strong>en</strong>tonces los que estén <strong>en</strong> Judea, que huyan a las montañas; y el que esté <strong>en</strong> la azotea de su casa, que no<br />

baje ni <strong>en</strong>tre a sacar nada; y el que esté <strong>en</strong> el campo, que no regrese ni aun a recoger su ropa. ¡Pobres<br />

mujeres aquellas que <strong>en</strong> tales días estén embarazadas o t<strong>en</strong>gan niños de pecho! Pidan ustedes a Dios que<br />

esto no suceda <strong>en</strong> el invierno, porque serán días de un sufrimi<strong>en</strong>to como nunca lo ha habido desde que<br />

Dios hizo el mundo, ni lo habrá después. Y si el Señor no acortara ese tiempo, no se salvaría nadie; pero lo<br />

ha acortado por amor a los suyos, a los que él ha escogido. "Si <strong>en</strong>tonces algui<strong>en</strong> les dice a ustedes: 'Mir<strong>en</strong>,<br />

aquí está el Mesías', o "Mir<strong>en</strong>, allí está', no lo crean. Pues v<strong>en</strong>drán falsos mesías y falsos profetas; y harán<br />

señales y milagros, para <strong>en</strong>gañar, a ser posible, hasta a los que Dios mismo ha escogido. ¡T<strong>en</strong>gan cuidado!<br />

Todo esto ya se lo he advertido a ustedes de antemano.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 137


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 23<br />

Propio 29<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas <strong>en</strong> tu muy amado Hijo, el Rey<br />

de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y<br />

esclavizados por el pecado, sean libertados y unificados bajo su reino de amor; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Daniel 7:9-14<br />

"Seguí mirando, hasta que fueron puestos unos tronos y un Anciano se s<strong>en</strong>tó. Su vestido era blanco<br />

como la nieve, y su cabello como lana limpia. El trono y sus ruedas eran llamas de fuego, y un río de<br />

fuego salía de delante de él. Miles y miles le servían, y millones y millones estaban de pie <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia.<br />

El tribunal dio principio a la sesión, y los libros fueron abiertos.<br />

Yo estaba mirando, atraído por las cosas tan arrogantes que el cuerpo pequeño decía; y mi<strong>en</strong>tras<br />

estaba mirando, mataron al monstruo y lo despedazaron, y luego lo echaron al fuego para que se quemara.<br />

También a los otros monstruos se les quitó el poder, pero los dejaron seguir vivi<strong>en</strong>do hasta que les llegara<br />

su hora. "Yo seguía vi<strong>en</strong>do estas visiones <strong>en</strong> la noche.<br />

De pronto: "Vi que v<strong>en</strong>ía <strong>en</strong>tre las nubes algui<strong>en</strong> parecido a un hijo de hombre, el cual fue a donde<br />

estaba el Anciano; y le hicieron acercarse a él. Y le fue dado el poder, la gloria y el reino, y g<strong>en</strong>te de todas<br />

las naciones y l<strong>en</strong>guas le servían. Su poder será siempre el mismo, y su reino jamás será<br />

destruido.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 93 (Página 615 L.O.C.)<br />

l. El Señor es Rey; se ha vestido de espl<strong>en</strong>dor;*<br />

el Señor se ha vestido y ceñido de poder.<br />

2. De tal manera afirmó el orbe,*<br />

que no se le puede mover.<br />

3. Firme es tu trono desde siempre;*<br />

tú eres eternam<strong>en</strong>te.<br />

4. Alzaron las aguas, oh Señor, las aguas alzaron su voz;*<br />

alzaron sus ondas aplastantes.<br />

5. Más pot<strong>en</strong>te que la voz de muchas aguas,<br />

más pot<strong>en</strong>te que los rompi<strong>en</strong>tes del mar,*<br />

más pot<strong>en</strong>te es el Señor <strong>en</strong> las alturas.<br />

6. Tus testimonios son muy firmes;*<br />

la santidad es el adorno de tu casa, oh Señor,<br />

por los siglos y para siempre.<br />

EPÍSTOLA Revelación 1:1-8<br />

Esta es la revelación que Dios hizo a Jesucristo, para que él mostrara a sus siervos lo que pronto ha<br />

de suceder. Jesucristo lo ha dado a conocer <strong>en</strong>viando su ángel a su siervo Juan, el cual ha dicho la verdad<br />

de todo lo que vio, y es testigo del m<strong>en</strong>saje de Dios confirmado por Jesucristo.<br />

Leccionario Dominical, Año B 138


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTES Domingo más cercano a Noviembre 23<br />

Propio 29<br />

Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan la lectura de este m<strong>en</strong>saje recibido de Dios, y hac<strong>en</strong> caso<br />

de lo que aquí está escrito, porque ya se acerca el tiempo.<br />

Yo, Juan escribo a las siete iglesias de la provincia de Asia. Reciban ustedes gracia y paz de parte<br />

del que es y era y ha de v<strong>en</strong>ir, y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono, y también de<br />

parte de Jesucristo, testigo fiel, que fue el primero <strong>en</strong> resucitar y ti<strong>en</strong>e autoridad sobre los reyes de la tierra.<br />

Cristo nos ama, y nos ha librado de nuestros pecados derramando su sangre, y ha hecho de nosotros un<br />

reino; nos ha hecho sacerdotes al servicio de su Dios y Padre. ¡Que la gloria y el poder sean suyos para<br />

siempre! Así sea.<br />

¡Cristo vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> la nubes! Todos le verán, incluso los que lo traspasaron; y todos los pueblos del<br />

mundo harán duelo y llorarán por él. Si, así sea.<br />

"Yo soy el alfa y la omega," dice el Señor, el Dios todopoderoso, el que es y era y ha de v<strong>en</strong>ir.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 18:33-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pilato volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos?<br />

Jesús le dijo: Eso lo preguntas tú por tu cu<strong>en</strong>ta, o porque otros te lo han dicho de mi?<br />

Le contestó Pilato: -¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que<br />

te han <strong>en</strong>tregado a mí. ¿Qué has hecho? Jesús le contestó: -Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera,<br />

t<strong>en</strong>dría g<strong>en</strong>te a mi servicio que pelearía para que yo no fuera <strong>en</strong>tregado a los judíos. Pero mi reino no es de<br />

aquí. Le preguntó <strong>en</strong>tonces Pilato: -¿Así que tú eres rey? Jesús le contestó: Tú lo has dicho: soy rey. Yo<br />

nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la verdad, me escuchan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año B 139


Leccionario<br />

Dominical<br />

Año C


LA ESTACION DE ADVIENTO<br />

Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to 1<br />

Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to 3<br />

Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to 5<br />

Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to 7<br />

LA ESTACION DE NAVIDAD<br />

Día de Navidad I 9<br />

Día de Navidad II 11<br />

Día de Navidad III 13<br />

Primer Domingo después de Navidad 15<br />

El Santo Nombre de Jesús 17<br />

Segundo Domingo después de Navidad 19<br />

LA ESTACION DE LA EPIFANIA<br />

La Epifanía 21<br />

Primer Domingo después de la Epifanía 24<br />

Segundo Domingo después de la Epifanía 26<br />

La Pres<strong>en</strong>tación 28<br />

Tercer Domingo después de la Epifanía 30<br />

Cuarto Domingo después de la Epifanía 32<br />

Quinto Domingo después de la Epifanía 34<br />

Sexto Domingo después de la Epifanía 37<br />

Séptimo Domingo después de la Epifanía 39<br />

Octavo Domingo después de la Epifanía 42<br />

Ultimo Domingo después de la Epifanía 44<br />

LA ESTACION DE CUARESMA<br />

Miércoles de C<strong>en</strong>iza 47<br />

Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 50<br />

Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 52<br />

Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 54<br />

Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 57<br />

Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma 59<br />

LA ESTACION DE PASCUA<br />

Día de Pascua 61<br />

Segundo Domingo de Pascua 64<br />

Tercer Domingo de Pascua 66<br />

Cuarto Domingo de Pascua 69<br />

Quinto Domingo de Pascua 71<br />

Sexto Domingo de Pascua 73<br />

Día de la Asc<strong>en</strong>sión 75<br />

Semana Santa y Semana de Pascua Ciclos A, B, C Índice


Séptimo Domingo de Pascua 77<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés Primera Celebración o Vigilia 79<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés Celebración Principal 81<br />

LA ESTACION DE PENTECOSTÉS<br />

Primer Domingo después de P<strong>en</strong>tecostés Domingo de Trinidad 84<br />

Propio 1 86<br />

Propio 2 88<br />

Propio 3 91<br />

Propio 4 93<br />

Propio 5 95<br />

Propio 6 97<br />

Propio 7 100<br />

Propio 8 102<br />

Propio 9 104<br />

Propio 10 107<br />

Propio 11 109<br />

Propio 12 111<br />

Propio 13 114<br />

Propio 14 117<br />

Propio 15 120<br />

Propio 16 122<br />

Propio 17 125<br />

Propio 18 127<br />

Propio 19 129<br />

Propio 20 131<br />

Propio 21 134<br />

Propio 22 136<br />

Propio 23 139<br />

Propio 24 142<br />

Propio 25 144<br />

Día de Todos los Santos 146<br />

Propio 26 149<br />

Propio 27 151<br />

Propio 28 153<br />

Propio 29 155<br />

Semana Santa y Semana de Pascua Ciclos A, B, C Índice


LA ESTACION DE ADVIENTO Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, danos gracia para despojarnos de las obras de las tinieblas y revestirnos con las<br />

armas de la luz, ahora <strong>en</strong> esta vida mortal, <strong>en</strong> la cual Jesucristo tu Hijo, con gran humildad, vino a<br />

visitarnos; a fin de que <strong>en</strong> el día postrero, cuando vuelva con majestad gloriosa a juzgar a vivos y muertos,<br />

resucitemos a la vida inmortal; mediante él, quién vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Zacarías 14:4-9<br />

Ese día el Señor apoyará sus pies sobre el monte de los Olivos, que está fr<strong>en</strong>te a Jerusalén, hacia el<br />

lado ori<strong>en</strong>tal. Y un gran valle, que correrá de ori<strong>en</strong>te a occid<strong>en</strong>te, dividirá <strong>en</strong> dos el monte de los Olivos.<br />

Medio monte se moverá hacia el norte y el otro medio hacia el sur, y ustedes huirán por ese valle que<br />

quedará <strong>en</strong>tre los montes, el cual llegará hasta Azal, del otro lado. Huirán ustedes como antes huyeron sus<br />

antepasados a causa del terremoto que se produjo cuando el rey Uzías gobernaba <strong>en</strong> Judá. Y v<strong>en</strong>drá el<br />

Señor mi Dios acompañado de todos sus fieles.<br />

Ese día no hará frío ni habrá heladas. Será un día único, conocido solam<strong>en</strong>te por Dios. En él no se<br />

distinguirá el día de la noche, pues aún por la noche seguirá habi<strong>en</strong>do luz. Entonces saldrán de Jerusalén<br />

aguas frescas, que correrán <strong>en</strong> invierno y <strong>en</strong> verano, la mitad de ellas hacia el Mar Muerto y la otra mitad<br />

hacia el Mediterráneo. Ese día reinará el Señor <strong>en</strong> toda la tierra. El Señor será el único, y único será<br />

también su nombre.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 50:1-6 (Página 551 L.O.C.)<br />

l. El Dios de dioses, el Señor, ha hablado;*<br />

ha convocado la tierra<br />

desde el nacimi<strong>en</strong>to del sol hasta donde se pone.<br />

2. De Sión, perfección de hermosura,*<br />

Dios ha resplandecido.<br />

3. V<strong>en</strong>drá nuestro Dios, y no callará:*<br />

delante de él, fuego consumidor,<br />

a su alrededor, tempestad poderosa.<br />

4. Desde lo alto convocó a los cielos y a la tierra,*<br />

como testigos del juicio de su pueblo.<br />

5. "Reúnanme a mis devotos,*<br />

los que conmigo hicieron pacto,<br />

y lo sellaron con sacrificio".<br />

6. Proclame el cielo su justicia,*<br />

pues Dios mismo está juzgando.<br />

Leccionario Dominical, Año C 1


LA ESTACION DE ADVIENTO Primer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA I Tesalonic<strong>en</strong>ses 3:9-l3<br />

¿Cómo podremos dar sufici<strong>en</strong>tes gracias a nuestro Dios por ustedes y por el mucho gozo que a causa<br />

de ustedes t<strong>en</strong>emos delante de él?. Día y noche suplicamos a Dios que nos permita verlos personalm<strong>en</strong>te y<br />

completar lo que todavía falte <strong>en</strong> su fe. Deseamos que Dios mismo nuestro Padre, y nuestro Señor Jesús,<br />

nos ayud<strong>en</strong> para que podamos ir a visitarlos. Y que el Señor los haga crecer y t<strong>en</strong>er todavía más amor los<br />

unos para con los otros y para con todos, como nosotros los amamos a ustedes. Que los haga firmes <strong>en</strong> sus<br />

corazones, santos y sin culpa delante de Dios nuestro Padre cuando regrese nuestro Señor Jesús con todos<br />

los suyos. Am<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 21:25-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Habrá señales <strong>en</strong> el sol, <strong>en</strong> la luna y <strong>en</strong> las estrellas; y <strong>en</strong> la tierra las naciones estarán confusas y se<br />

asustarán por el terrible ruido del mar y de las olas. La g<strong>en</strong>te se desmayará de miedo al p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> lo que va<br />

a sucederle al mundo; pues hasta las fuerzas celestiales serán sacudidas. Entonces se verá al Hijo del<br />

hombre v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> una nube con gran poder y gloria. Cuando comi<strong>en</strong>c<strong>en</strong> a suceder estas cosas, aním<strong>en</strong>se y<br />

levant<strong>en</strong> la cabeza, porque muy pronto serán libertados."<br />

También les puso esta comparación: “Fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> la higuera, o <strong>en</strong> cualquier otro árbol. Cuando vean que<br />

brotan las hojas, se dan cu<strong>en</strong>ta ustedes de que ya esta cerca el verano. De la misma manera, cuando vean<br />

que suced<strong>en</strong> estas cosa, sepan que el reino de Dios ya está cerca.”<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 2


LA ESTACION DE ADVIENTO Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios de misericordia, que <strong>en</strong>viaste a tus m<strong>en</strong>sajeros, los profetas, a predicar el arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to y<br />

preparar el camino de nuestra salvación: Danos gracia para at<strong>en</strong>der sus advert<strong>en</strong>cias y abandonar nuestros<br />

pecados, a fin de que recibamos gozosam<strong>en</strong>te la v<strong>en</strong>ida de Jesucristo nuestro Red<strong>en</strong>tor; que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Baruc 5:l-9<br />

¡Jerusalén, quítate tu ropa de luto y aflicción, y vístete de gala con el espl<strong>en</strong>dor eterno que Dios te<br />

da! Vístete la túnica de la victoria de Dios, y ponte <strong>en</strong> la cabeza la corona de gloria del Eterno. Dios<br />

mostrará <strong>en</strong> toda la tierra tu espl<strong>en</strong>dor, pues el nombre eterno que Dios te dará es: "Paz <strong>en</strong> la justicia y<br />

gloria <strong>en</strong> el servicio a Dios."<br />

¡Levántate, Jerusalén, colócate <strong>en</strong> lugar alto, mira hacia el ori<strong>en</strong>te y verás cómo vi<strong>en</strong><strong>en</strong> tus hijos de<br />

ori<strong>en</strong>te y occid<strong>en</strong>te, reunidos por ord<strong>en</strong> del Dios santo, alegres al ver que Dios se acordó de ellos! Cuando<br />

se alejaron de ti, iban a pie, llevados por sus <strong>en</strong>emigos; pero Dios te los traerá gloriosam<strong>en</strong>te, como reyes<br />

<strong>en</strong> su trono. Dios ha ord<strong>en</strong>ado que se aplan<strong>en</strong> los altos montes y las colinas eternas, que las cañadas se<br />

rell<strong>en</strong><strong>en</strong> y la tierra quede plana, para que Israel pase por ellos tranquilam<strong>en</strong>te, guiado por la gloria de Dios.<br />

Los bosques y todos los árboles olorosos darán sombra a Israel por ord<strong>en</strong> de Dios, porque él guiará a Israel<br />

con alegría, a la luz de su gloria, y le mostrará su amor y su justicia.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 126 (Página 673 L.O.C.)<br />

1. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,*<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2. Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa,*<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3. Y decían <strong>en</strong>tre las naciones:*<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4. Proezas ha hecho el Señor con nosotros,*<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5. Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte,*<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6. Los que sembraron con lágrimas,*<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7. Los que van llorando, llevando la semilla,*<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

Leccionario Dominical, Año C 3


LA ESTACION DE ADVIENTO Segundo Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 1:1-11<br />

Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, escribimos esta carta a los que <strong>en</strong> la ciudad de Filipos<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios y están unidos con Cristo Jesús, es decir, a toda la comunidad con sus<br />

obispos y diáconos. Que Dios nuestro padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre<br />

ustedes.<br />

Cada vez que me acuerdo de ustedes doy gracias a mi Dios; y cuando oro, siempre pido con alegría<br />

por todos ustedes; pues juntos hemos participado <strong>en</strong> la causa del evangelio, desde el primer día hasta hoy.<br />

Estoy seguro de que Dios, que com<strong>en</strong>zó a hacer su bu<strong>en</strong>a obra <strong>en</strong> ustedes, la irá llevando a bu<strong>en</strong> fin hasta<br />

el día <strong>en</strong> que Jesucristo regrese. Es muy justo que yo pi<strong>en</strong>se así de todos ustedes, porque les t<strong>en</strong>go mucho<br />

cariño y porque participan conmigo de las mismas b<strong>en</strong>diciones, ya sea que esté yo <strong>en</strong> la cárcel o que me<br />

pres<strong>en</strong>te delante de las autoridades para def<strong>en</strong>der y confirmar el m<strong>en</strong>saje de salvación. Pues Dios sabe<br />

cuanto deseo verlos a todos ustedes, por el tierno amor de Jesucristo. Pido <strong>en</strong> oración que llegu<strong>en</strong> a t<strong>en</strong>er<br />

más amor todavía, y mucha sabiduría y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> todo, para que sepan escoger siempre lo mejor.<br />

Así podrán vivir una vida limpia, y no habrá nada que reprocharles cuando Cristo regrese; pues ustedes<br />

pres<strong>en</strong>tarán una abundante cosecha de bu<strong>en</strong>as acciones gracias a Jesucristo, para honra y gloria de Dios.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 3:1-6<br />

Pueblo:¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el año quince del gobierno del emperador Tiberio, Poncio Pilato era gobernador de Judea,<br />

Herodes gobernaba <strong>en</strong> Galilea, su hermano Felipe gobernaba <strong>en</strong> Iturea y Traconite, y Lisanias gobernaba<br />

<strong>en</strong> Abilinia. Anás y Caifás eran los sumos sacerdotes. Por aquel tiempo, Dios habló <strong>en</strong> el desierto a Juan,<br />

el hijo de Zacarías, y Juan pasó por todos los lugares junto al río Jordán, dici<strong>en</strong>do a la g<strong>en</strong>te que ellos<br />

debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados. Esto sucedió como el<br />

profeta Isaías había escrito:<br />

"Una voz grita <strong>en</strong> el desierto: 'Prepar<strong>en</strong> el Camino del Señor; ábranle un camino recto. Todo valle<br />

será rell<strong>en</strong>ado, todo cerro y colina será nivelado, los caminos torcidos serán <strong>en</strong>derezados, y allanados los<br />

caminos disparejos. Todo el mundo verá la salvación que Dios <strong>en</strong>vía.'"<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 4


LA ESTACION DE ADVIENTO Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Suscita tu poder, oh Señor, y con gran pot<strong>en</strong>cia v<strong>en</strong> a nosotros; ya que estamos impedidos<br />

p<strong>en</strong>osam<strong>en</strong>te por nuestros pecados, haz que tu abundante gracia y misericordia nos ayud<strong>en</strong> y libr<strong>en</strong><br />

prontam<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, a qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo, sea el honor y la gloria,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Sofonías 3:14-20<br />

¡Canta, ciudad de Sión! ¡Da voces de alegría, pueblo de Israel! ¡Alégrate, Jerusalén, alégrate de<br />

todo corazón! El Señor ha retirado la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra ti y ha rechazado a tus <strong>en</strong>emigos. El Señor, el Rey<br />

de Israel, está <strong>en</strong> medio de ti: ya no t<strong>en</strong>drás que temer mal alguno. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén:<br />

“¡No t<strong>en</strong>gas miedo, Sión, ni dejes que tus manos qued<strong>en</strong> sin fuerzas!” El Señor tu Dios está <strong>en</strong> medio de<br />

ti; ¡él es poderoso, y te salvará! El Señor estará cont<strong>en</strong>to de ti. Con su amor te dará nueva vida; <strong>en</strong> su<br />

alegría cantará como <strong>en</strong> día de fiesta.<br />

Dice el Señor: “Yo te libraré <strong>en</strong>tonces del mal que te am<strong>en</strong>ace, de la vergü<strong>en</strong>za que pese sobre ti. En<br />

aquel tiempo actuaré <strong>en</strong> contra de todos los que te oprim<strong>en</strong>. Ayudaré a la oveja que cojea y recogeré a la<br />

extraviada; convertiré <strong>en</strong> honor y fama, <strong>en</strong> toda la tierra, los desprecios que le hicieron. En aquel tiempo<br />

los traeré a ustedes, los reuniré; haré que cambie su suerte, y les daré fama y honor <strong>en</strong>tre todos los pueblos<br />

de la tierra. Yo, el Señor, lo he dicho.”<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PRIMER CÁNTICO DE ISAIAS (Página 48 L.O.C.)<br />

- He aquí es Dios qui<strong>en</strong> me salva;*<br />

confiaré <strong>en</strong> él y no temeré.<br />

- Mi fortaleza y mi refugio es el Señor;*<br />

él se hizo mi Salvador.<br />

- Sacarán ustedes aguas con júbilo*<br />

de las fu<strong>en</strong>tes de salvación.<br />

- Aquel día dirán:*<br />

D<strong>en</strong> gracias al Señor e invoqu<strong>en</strong> su Nombre.<br />

- Cu<strong>en</strong>t<strong>en</strong> a los pueblos sus hazañas;*<br />

pregon<strong>en</strong> que su Nombre es excelso.<br />

- Cant<strong>en</strong> alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas sublimes,*<br />

y esto es conocido por toda la tierra.<br />

- Vitore<strong>en</strong>, habitantes de Sión, con gritos de júbilo,*<br />

porque grande es <strong>en</strong> medio de ti el Santo de Israel.<br />

- Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:*<br />

como era <strong>en</strong> el principio, ahora y siempre,<br />

por los siglos de los siglos. Am<strong>en</strong>.<br />

Leccionario Dominical, Año C 5


LA ESTACION DE ADVIENTO Tercer Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 4:4-7[8-9]<br />

Alégr<strong>en</strong>se siempre <strong>en</strong> el Señor. Repito: ¡Alégr<strong>en</strong>se! Que todos los conozcan a ustedes como<br />

personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino presént<strong>en</strong>selo todo a Dios <strong>en</strong><br />

oración; pídanle, y d<strong>en</strong>le gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre<br />

puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der; y esta paz cuidará sus corazones y sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, porque ustedes están unidos a Cristo<br />

Jesús. [Por último, hermanos, pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo lo verdadero, <strong>en</strong> todo lo que es digno de respeto, <strong>en</strong> todo lo<br />

recto, <strong>en</strong> todo lo puro, <strong>en</strong> todo lo agradable, <strong>en</strong> todo lo que ti<strong>en</strong>e bu<strong>en</strong>a fama. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo lo que es<br />

bu<strong>en</strong>o y merece alabanza. Pongan <strong>en</strong> práctica lo que les <strong>en</strong>señé y las instrucciones que les di, lo que me<br />

oyeron decir y lo que me vieron hacer; háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes.]<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 3:7-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando la g<strong>en</strong>te salía para que Juan los bautizara, él les decía: “¡Raza de víboras! ¿Quién les ha<br />

dicho a ustedes que van a librarse del terrible castigo que se acerca? Pórt<strong>en</strong>se de tal modo que se vea<br />

claram<strong>en</strong>te que se han vuelto al Señor, y no vayan a decir <strong>en</strong>tre ustedes: “¡Nosotros somos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes<br />

de Abraham!”; porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas <strong>en</strong> desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de<br />

Abraham. Además, el hacha ya está lista para cortar los árboles de raíz. Todo árbol que no da bu<strong>en</strong> fruto,<br />

se corta y se echa al fuego.”<br />

Entonces la g<strong>en</strong>te le preguntó: ¿Qué debemos hacer? Juan les contestó: -el que t<strong>en</strong>ga dos trajes,<br />

dele uno al que no ti<strong>en</strong>e ninguno; y el que t<strong>en</strong>ga comida, compártala con el que no la ti<strong>en</strong>e. Se acercaron<br />

también para ser bautizados algunos de los que cobraban impuestos para Roma, y le preguntaron a Juan: -<br />

Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros? Juan les dijo: -No cobr<strong>en</strong> más de lo que deb<strong>en</strong> cobrar. También<br />

algunos soldados le preguntaron: -Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les contestó: -No le quit<strong>en</strong> nada a<br />

nadie, ni con am<strong>en</strong>azas ni acusándolo de algo que no haya hecho; y confórm<strong>en</strong>se con su sueldo.<br />

La g<strong>en</strong>te estaba <strong>en</strong> gran expectativa, y se preguntaba si tal vez Juan sería el Mesías; pero Juan les<br />

dijo a todos: “Yo, <strong>en</strong> verdad, los bautizo con agua; pero vi<strong>en</strong>e uno que los bautizará con el Espíritu Santo y<br />

con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. Trae<br />

su av<strong>en</strong>tador <strong>en</strong> la mano, para limpiar el trigo y separarlo de la paja. Guardará el trigo <strong>en</strong> su granero, pero<br />

quemará la paja <strong>en</strong> un fuego que nunca se apagará.” De ese modo, y con otros muchos consejos, Juan<br />

anunciaba las bu<strong>en</strong>as noticias a la g<strong>en</strong>te.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 6


LA ESTACION DE ADVIENTO Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, te suplicamos que purifiques nuestra conci<strong>en</strong>cia con tu visitación diaria, para<br />

que, cuando v<strong>en</strong>ga tu Hijo Jesucristo, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre <strong>en</strong> nosotros la mansión que le ha sido preparada; qui<strong>en</strong><br />

vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Miqueas 5:2-4<br />

"En cuanto a ti, Belén Efrata, pequeña <strong>en</strong>tre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel<br />

que desci<strong>en</strong>de de una antigua familia. "Ahora el Señor deja a los suyos, pero sólo hasta que dé a luz la<br />

mujer que está esperando un hijo. Entonces se reunirán con sus compatriotas los israelitas que están <strong>en</strong> el<br />

destierro. El rey se levantará para pastorear a su pueblo con el poder y la majestad del Señor su Dios, y<br />

ellos podrán vivir <strong>en</strong> paz, porque el Señor será <strong>en</strong>grandecido hasta el último rincón de la tierra.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 80:1-7 (Página 597 L.O.C.)<br />

l. Oh Pastor de Israel, escucha,<br />

tú que pastoreas a José como a un rebaño;*<br />

tú que te si<strong>en</strong>tas sobre querubines, resplandece.<br />

2. Ante Efraín, B<strong>en</strong>jamín y Manasés,*<br />

despierta tu poder, y v<strong>en</strong> a salvarnos.<br />

3. Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos;*<br />

haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.<br />

4. Señor Dios de los Ejércitos,.*<br />

¿hasta cuándo estarás airado,<br />

a pesar de las súplicas de tu pueblo?<br />

5. Les diste de comer pan de lágrimas,*<br />

y a beber lágrimas <strong>en</strong> gran abundancia.<br />

6. Nos pusiste por escarnio de nuestros vecinos,*<br />

y nuestros <strong>en</strong>emigos se burlan de nosotros.<br />

7. Oh Dios de los Ejércitos, restáuranos;*<br />

haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:5-10<br />

Por eso Cristo, al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el mundo, dijo a Dios: "No quieres sacrificio ni ofr<strong>en</strong>das, sino que me<br />

has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las ofr<strong>en</strong>das para quitar el pecado. Entonces dije:<br />

'Aquí estoy, tal como está escrito de mí <strong>en</strong> el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios. '"En primer lugar, dice<br />

que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofr<strong>en</strong>das de animales, ni holocaustos para quitar el pecado, a<br />

pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade: “Aquí v<strong>en</strong>go para hacer tu voluntad.”<br />

Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone <strong>en</strong> su lugar uno nuevo. Dios nos ha consagrado<br />

Leccionario Dominical, Año C 7


LA ESTACION DE ADVIENTO Cuarto Domingo de Advi<strong>en</strong>to<br />

porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo <strong>en</strong> sacrificio una sola vez y para<br />

siempre.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:39-49[50-56]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la<br />

casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le movió <strong>en</strong> el<br />

vi<strong>en</strong>tre, y ella quedó ll<strong>en</strong>a del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo: - ¡Dios te ha b<strong>en</strong>decido<br />

más que a todas las mujeres, y ha b<strong>en</strong>decido a tu hijo! ¿Quién soy yo, para que v<strong>en</strong>ga a visitarme la madre<br />

de mi Señor? Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se movió de alegría <strong>en</strong> mi vi<strong>en</strong>tre. ¡Dichosa tú<br />

por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!<br />

María dijo: “Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra <strong>en</strong> Dios mi Salvador. Porque<br />

Dios ha puesto sus ojos <strong>en</strong> mí, su humilde esclava, y desde ahora para siempre me llamarán dichosa;<br />

porque el Todopoderoso ha hecho <strong>en</strong> mí grandes cosas. ¡Santo es su nombre! [Dios ti<strong>en</strong>e siempre<br />

misericordia de qui<strong>en</strong>es lo rever<strong>en</strong>cian. Actuó con todo su poder: deshizo los planes de los orgullosos,<br />

derribó a los reyes de sus tronos y puso <strong>en</strong> alto a los humildes. Ll<strong>en</strong>ó de bi<strong>en</strong>es a los hambri<strong>en</strong>tos y<br />

despidió a los ricos con las manos vacías. Ayudó al pueblo de Israel, su siervo, y no se olvidó de tratarlo<br />

con misericordia. Así lo había prometido a nuestros antepasados, a Abraham y a sus futuros<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.” María se quedó con Isabel unos tres meses, y después regresó a su casa.]<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 8


DIA DE NAVIDAD I<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer [este día]<br />

de una virg<strong>en</strong> pura: Concede que, si<strong>en</strong>do nacidos de nuevo y hechos tus hijos para adopción y gracia,<br />

seamos r<strong>en</strong>ovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a qui<strong>en</strong> contigo y el<br />

mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 9:2-4,6-7<br />

El pueblo que andaba <strong>en</strong> la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían <strong>en</strong><br />

tinieblas. Señor, has traído una gran alegría; muy grande es el gozo. Todos se alegran delante de ti como<br />

<strong>en</strong> tiempo de cosecha, como se alegran los que se repart<strong>en</strong> grandes riquezas. Porque tú has desecho la<br />

esclavitud que oprimía al pueblo, la opresión que lo afligía, la tiranía a que estaba sometido. Fue como<br />

cuando destruiste a Madián. Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha<br />

concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable <strong>en</strong> sus planes, Dios inv<strong>en</strong>cible,<br />

Padre eterno, Príncipe de la paz. Se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> el trono de David; ext<strong>en</strong>derá su poder real a todas partes y<br />

la paz no se acabará, su reinado quedará bi<strong>en</strong> establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde<br />

ahora y para siempre. Esto lo hará el ardi<strong>en</strong>te amor del Señor todopoderoso.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 96:1-4,11-12 (Página 619 L.O.C.)<br />

1. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2. Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre;*<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria,*<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4. Porque grande es el Señor,<br />

y muy digno de alabanza;*<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

11. Alégr<strong>en</strong>se los cielos, y gócese la tierra;<br />

tru<strong>en</strong>e la mar y su pl<strong>en</strong>itud;*<br />

regocíjese el campo, y todo lo que <strong>en</strong> él está.<br />

12. Entonces aclamarán con júbilo todos los árboles del bosque,<br />

delante del Señor cuando llegue,*<br />

cuando llegue a juzgar la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año C 9


DIA DE NAVIDAD I<br />

EPÍSTOLA Tito 2:11-14<br />

Pues Dios nos ha mostrado su bondad, la cual trae la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de<br />

Dios nos <strong>en</strong>seña a dejar la maldad y los deseos mundanos, y a llevar <strong>en</strong> este mundo una vida de bu<strong>en</strong><br />

juicio, rectitud y devoción a Dios, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> espera del feliz cumplimi<strong>en</strong>to de lo que se nos ha<br />

prometido: el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se <strong>en</strong>tregó a la muerte por<br />

nosotros, para salvarnos de toda maldad y limpiarnos completam<strong>en</strong>te, para que seamos suyos, deseosos de<br />

hacer el bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:1-14[15-20]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquel tiempo, el emperador Augusto ord<strong>en</strong>ó que se hiciera un c<strong>en</strong>so de todo el mundo. Este<br />

primer c<strong>en</strong>so fue hecho si<strong>en</strong>do Cir<strong>en</strong>io gobernador de Siria. Todos t<strong>en</strong>ían que ir a inscribirse a su propio<br />

pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, <strong>en</strong> Judea,<br />

donde había nacido el rey David, porque José era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David. Fue allá a inscribirse, junto con<br />

María, que estaba comprometida para casarse con él y se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>cinta. Y sucedió que mi<strong>en</strong>tras<br />

estaban <strong>en</strong> Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong><br />

pañales y lo acostó <strong>en</strong> el establo, porque no había alojami<strong>en</strong>to para ellos <strong>en</strong> el mesón.<br />

Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche <strong>en</strong> el campo cuidando sus ovejas. De<br />

pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho<br />

miedo. Pero el ángel les dijo: "No t<strong>en</strong>gan miedo, porque les traigo una bu<strong>en</strong>a noticia, que será motivo de<br />

gran alegría para todos: Hoy les ha nacido <strong>en</strong> el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.<br />

Como señal, <strong>en</strong>contrarán ustedes al niño <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> pañales y acostado <strong>en</strong> un establo. En aquel mom<strong>en</strong>to<br />

aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:<br />

"¡Gloria a Dios <strong>en</strong> as alturas! ¡Paz <strong>en</strong> la tierra <strong>en</strong>tre los hombres que gozan de su favor!"<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos,<br />

pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y <strong>en</strong>contraron<br />

a María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel<br />

les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores.<br />

María guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron<br />

dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había<br />

dicho.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 10


DIA DE NAVIDAD II<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que has hecho resplandecer esta noche santa con la claridad de la Luz verdadera: Concede<br />

a los que hemos conocido el misterio de esa Luz <strong>en</strong> la tierra, que también nos gocemos de él pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te,<br />

<strong>en</strong> el cielo; donde vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 62:6-7,10-12<br />

Jerusalén, <strong>en</strong> tus murallas he puesto c<strong>en</strong>tinelas que ni de día ni de noche dejan de decir: "No se<br />

qued<strong>en</strong> callados los que invocan al Señor, no lo dej<strong>en</strong> descansar hasta que haya reconstruido a Jerusalén y<br />

haya hecho que todo el mundo lo alabe.<br />

Salgan, salgan por las puertas, prepar<strong>en</strong> el camino para mi pueblo. Construyan con cuidado la<br />

calzada y límpi<strong>en</strong>la de piedras; levant<strong>en</strong> la señal para llamar a las naciones. El Señor anuncia esto hasta el<br />

extremo de la tierra: “Digan a la ciudad de Sión que ha llegado ya su salvador. El Señor trae a su pueblo<br />

después de haberlo rescatado.” A los israelitas los llamarán "El pueblo santo", "Los libertados por el<br />

Señor", y a Jerusalén, "La ciudad deseada", "La ciudad no abandonada".<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 97:1-4,11-12 (Página 620 L.O.C.)<br />

l. El Señor es Rey; regocíjese la tierra;*<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2. Nubes y oscuridad alrededor de él;*<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

3. Fuego va delante de él,*<br />

y abrasa a sus <strong>en</strong>emigos alrededor.<br />

4. Sus relámpagos alumbran el mundo;*<br />

viéndolo, la tierra se estremece.<br />

11. Brota la luz para el justo,*<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12. Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor,*<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

EPÍSTOLA Tito 3:4-7<br />

Pero cuando Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, nos salvó, no<br />

porque nosotros hubiéramos hecho nada bu<strong>en</strong>o, sino porque tuvo compasión de nosotros. Por medio del<br />

lavami<strong>en</strong>to nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida; y por<br />

medio de nuestro Salvador Jesucristo nos ha dado el Espíritu Santo <strong>en</strong> abundancia, para que, habiéndonos<br />

librado de culpa por su bondad, recibamos la vida eterna que esperamos.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año C 11


DIA DE NAVIDAD II<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:[l-14]15-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Por aquel tiempo, el emperador Augusto ord<strong>en</strong>ó que se hiciera un c<strong>en</strong>so de todo el mundo. Este<br />

primer c<strong>en</strong>so fue hecho si<strong>en</strong>do Cir<strong>en</strong>io gobernador de Siria. Todos t<strong>en</strong>ían que ir a inscribirse a su propio<br />

pueblo. Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, <strong>en</strong> Judea,<br />

donde había nacido el rey David, porque José era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David. Fue allá a inscribirse, junto con<br />

María, que estaba comprometida para casarse con él y se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong>cinta. Y sucedió que mi<strong>en</strong>tras<br />

estaban <strong>en</strong> Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo, y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong><br />

pañales y lo acostó <strong>en</strong> el establo, porque no había alojami<strong>en</strong>to para ellos <strong>en</strong> el mesón.<br />

Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche <strong>en</strong> el campo cuidando sus ovejas. De<br />

pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho<br />

miedo. Pero el ángel les dijo: "No t<strong>en</strong>gan miedo, porque les traigo una bu<strong>en</strong>a noticia, que será motivo de<br />

gran alegría para todos: Hoy les ha nacido <strong>en</strong> el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor.<br />

Como señal, <strong>en</strong>contrarán ustedes al niño <strong>en</strong>vuelto <strong>en</strong> pañales y acostado <strong>en</strong> un establo."<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y<br />

decían: "¡Gloria a Dios <strong>en</strong> las alturas! ¡Paz <strong>en</strong> la tierra <strong>en</strong>tre los hombres que gozan de su favor!"]<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros:<br />

-Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y<br />

<strong>en</strong>contraron a María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo<br />

que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los<br />

pastores. María guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y se lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte,<br />

regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se<br />

les había dicho.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 12


DIA DE NAVIDAD III<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has dado a tu unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer (este día)<br />

de una virg<strong>en</strong> pura: Concede que, si<strong>en</strong>do nacidos de nuevo y hechos tus hijos por adopción y gracia,<br />

seamos r<strong>en</strong>ovados cada día con tu Espíritu Santo; mediante nuestro Señor Jesucristo, a qui<strong>en</strong> contigo y el<br />

mismo Espíritu sea el honor y la gloria, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:7-l0<br />

¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae bu<strong>en</strong>as noticias, al que trae noticias de paz, al<br />

que anuncia la liberación y dice a Sión: "Tu Dios es rey"! ¡Escucha! Tus c<strong>en</strong>tinelas levantan la voz y a<br />

una dan gritos de triunfo, porque v<strong>en</strong> con sus propios ojos como vuelve el Señor a Sión. ¡Estall<strong>en</strong> <strong>en</strong> gritos<br />

de triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha t<strong>en</strong>ido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén!<br />

El Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios<br />

nos ha salvado.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98:1-6 (Página 621 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2. Con su diestra, y con su santo brazo,*<br />

ha alcanzado la victoria<br />

3. El Señor ha dado a conocer su victoria;*<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4. Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel;*<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

5. Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos;*<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6. Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa,*<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 1:1-12<br />

En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por<br />

medio de los profetas. Ahora, <strong>en</strong> estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó<br />

los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imag<strong>en</strong><br />

misma de lo que Dios es y el que sosti<strong>en</strong>e todas las cosas con su palabra poderosa. Después de limpiarnos<br />

de nuestros pecados, se ha s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el cielo, a la derecha del trono de Dios. El Hijo de Dios ha llegado a<br />

ser superior a los ángeles, pues ha recibido <strong>en</strong> her<strong>en</strong>cia un título mucho más importante que el de ellos.<br />

Porque Dios nunca dijo a ningún ángel: "Tú eres mi Hijo; yo te he <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado hoy." Ni dijo tampoco de<br />

Leccionario Dominical, Año C 13


DIA DE NAVIDAD III<br />

ningún ángel; "Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí." Pero <strong>en</strong> otro lugar, al pres<strong>en</strong>tar a su<br />

Hijo primogénito al mundo, dice: "Que todos los ángeles de Dios le ador<strong>en</strong>." Respecto a los ángeles, Dios<br />

dice: "Hace que sus ángeles sean como vi<strong>en</strong>tos, y como llamas de fuego sus servidores.” Pero respecto al<br />

Hijo, dice: "Tu reinado, oh Dios, es eterno, y es un reinado de justicia. Has amado lo bu<strong>en</strong>o y odiado lo<br />

malo; por eso te ha escogido Dios, tu Dios, y te ha colmado de alegría más que a tus compañeros."<br />

También dice: "Tú, oh Señor, afirmaste la tierra desde el principio; tú mismo hiciste el cielo. Todo<br />

ello dejará de existir, pero tú permaneces para siempre. Todo ello se gastará como la ropa; ¡lo doblarás<br />

como se dobla un vestido, lo cambiarás como qui<strong>en</strong> se cambia de ropa! Pero tú eres el mismo; tu vida no<br />

terminará.”<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:1-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba<br />

<strong>en</strong> el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.<br />

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla <strong>en</strong> las tinieblas, y las tinieblas no<br />

han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera<br />

testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a<br />

dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad v<strong>en</strong>ía a este mundo.<br />

Aquel que es la Palabra estaba <strong>en</strong> el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que<br />

son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a<br />

qui<strong>en</strong>es lo recibieron y creyeron <strong>en</strong> él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos<br />

de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado. Aquel que es la<br />

Palabra se hizo hombre y vivió <strong>en</strong>tre nosotros, ll<strong>en</strong>o de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria<br />

que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él, dici<strong>en</strong>do: "Este es aquel a qui<strong>en</strong> yo me<br />

refería cuando dije que el que vi<strong>en</strong>e después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.”<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 14


LA ESTACION DE NAVIDAD Primer Domingo Después de Navidad<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has derramado sobre nosotros la nueva luz de tu Verbo <strong>en</strong>carnado: Concede<br />

que esta luz, que arde <strong>en</strong> nuestro corazón, resplandezca <strong>en</strong> nuestra vida; mediante nuestro Señor Jesucristo,<br />

que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 61:10--62:3<br />

¡Cómo me alegro <strong>en</strong> el Señor! Me ll<strong>en</strong>o de gozo <strong>en</strong> mi Dios, porque me ha brindado su salvación,<br />

¡me ha cubierto de victoria! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se adorna con sus<br />

joyas. Porque así como nac<strong>en</strong> las plantas de la tierra y brotan los retoños <strong>en</strong> un jardín, así hará el Señor<br />

que brote su victoria y que todas las naciones <strong>en</strong>ton<strong>en</strong> cantos de alabanza. Por amor a ti, Sión, no me<br />

quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré hasta que tu victoria brille como el amanecer y tu<br />

salvación como una antorcha <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida. Las naciones verán tu salvación, todos los reyes verán tu gloria.<br />

Entonces t<strong>en</strong>drás un nombre nuevo que el Señor mismo te dará. Tú serás una hermosa corona real <strong>en</strong> la<br />

mano del Señor tu Dios.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 147:13-21 (Página 695 L.O.C.)<br />

l3. Glorifica al Señor, oh Jerusalén;*<br />

alaba a tu Dios, oh Sión;<br />

14. Porque ha fortalecido los cerrojos de tus puertas;*<br />

ha b<strong>en</strong>decido a tus hijos d<strong>en</strong>tro de ti.<br />

l5. Ha establecido la paz <strong>en</strong> tus fronteras;*<br />

te sacia con lo mejor del trigo.<br />

l6. Él <strong>en</strong>vía su decreto a la tierra,*<br />

y su palabra corre veloz.<br />

l7. Despliega la nieve como lana;*<br />

derrama la escarcha como c<strong>en</strong>iza.<br />

18. Esparce su granizo como migajas;*<br />

ante su frío, ¿quién resistirá?<br />

l9. Envía su palabra, y se derrit<strong>en</strong>;*<br />

sopla su vi<strong>en</strong>to, y corr<strong>en</strong> las aguas.<br />

20. Declara su palabra a Jacob,*<br />

sus estatutos y sus juicios a Israel.<br />

2l. No ha tratado así a ninguna otra nación,*<br />

ni les ha dado a conocer sus mandatos.<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA Gálatas 3:23-25; 4:4-7<br />

Antes de v<strong>en</strong>ir la fe, la ley nos t<strong>en</strong>ía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley,<br />

como el esclavo que conduce a los niños, nos condujo a Cristo, para que al creer <strong>en</strong> él pudiéramos ser<br />

Leccionario Dominical, Año C 15


LA ESTACION DE NAVIDAD Primer Domingo Después de Navidad<br />

hechos libres de culpa. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la<br />

ley. Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios <strong>en</strong>vió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de<br />

Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo esa ley, para que Dios nos recibiera como a hijos. Y<br />

para mostrar que ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu<br />

clama: “¡Padre mío!” Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser hijo suyo, es voluntad de<br />

Dios que seas también su heredero.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:1-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba<br />

<strong>en</strong> el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.<br />

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla <strong>en</strong> las tinieblas, y las tinieblas no<br />

han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió como testigo, para que diera<br />

testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. Juan no era la luz, sino uno <strong>en</strong>viado a<br />

dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad v<strong>en</strong>ía a este mundo.<br />

Aquel que es la Palabra estaba <strong>en</strong> el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que<br />

son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. Pero a<br />

qui<strong>en</strong>es lo recibieron y creyeron <strong>en</strong> él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos<br />

de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado.<br />

Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió <strong>en</strong>tre nosotros, ll<strong>en</strong>o de amor y verdad. Y hemos<br />

visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él, dici<strong>en</strong>do: "Este<br />

es aquel a qui<strong>en</strong> yo me refería cuando dije que el que vi<strong>en</strong>e después de mí es más importante que yo,<br />

porque existía antes que yo."<br />

De sus grandes riquezas, todos hemos recibido b<strong>en</strong>dición tras b<strong>en</strong>dición. La ley fue dada por medio<br />

de Moisés; el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios;<br />

el Hijo único, que es Dios y que vive <strong>en</strong> íntima comunión con el Padre, es qui<strong>en</strong> nos lo ha dado a conocer.<br />

El Evangelio del señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 16


EL SANTO NOMBRE DE JESÚS Enero 1<br />

COLECTA<br />

Padre eterno, tú diste a tu Hijo <strong>en</strong>carnado el santo nombre de Jesús para ser el signo de nuestra<br />

salvación: Te suplicamos que siembres <strong>en</strong> cada corazón el amor de qui<strong>en</strong> es el Salvador del mundo,<br />

nuestro Señor Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 34:1-8<br />

El Señor le dijo a Moisés: -Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, para que yo<br />

escriba <strong>en</strong> ellas las mismas palabras que estaban escritas <strong>en</strong> las primeras tablas, las que hiciste pedazos.<br />

Prepárate también para subir al monte Sinaí mañana por la mañana, y preséntate ante mí <strong>en</strong> la parte más<br />

alta del monte. Nadie debe subir contigo, ni se debe ver a nadie por todo el monte; tampoco debe haber<br />

ovejas o vacas pastando fr<strong>en</strong>te al monte.<br />

Moisés cortó dos tablas de piedra iguales a las primeras. Al día sigui<strong>en</strong>te, muy temprano, tomó las<br />

dos tablas de piedra y subió al monte Sinaí, tal como el Señor se lo había ord<strong>en</strong>ado. Entonces el Señor<br />

bajó <strong>en</strong> una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre. Pasó delante de Moisés,<br />

dici<strong>en</strong>do <strong>en</strong> voz alta: -¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y grande <strong>en</strong> amor y verdad!<br />

Por mil g<strong>en</strong>eraciones se manti<strong>en</strong>e fiel <strong>en</strong> su amor y perdona la maldad, la rebeldía y el pecado; pero no<br />

deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres <strong>en</strong> los hijos y <strong>en</strong> los nietos, <strong>en</strong> los<br />

bisnietos y <strong>en</strong> los tataranietos. Rápidam<strong>en</strong>te Moisés se inclinó hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, y adoró al<br />

Señor dici<strong>en</strong>do: -¡Señor! ¡Señor! Si <strong>en</strong> verdad me he ganado tu favor, acompáñanos. Esta g<strong>en</strong>te es<br />

realm<strong>en</strong>te muy terca, pero perdona nuestros pecados y maldad, y acéptanos como tu pueblo.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: demos gracias a Dios.<br />

SALMO 8 (Página 491 L.O.C.)<br />

l. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

2. Alabado es tu gloria sobre los cielos,*<br />

por la boca de los niños y de los que maman.<br />

3. Has fundado la fortaleza, a causa de tus <strong>en</strong>emigos,*<br />

para hacer callar al <strong>en</strong>emigo y al v<strong>en</strong>gador.<br />

4. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,*<br />

la luna y las estrellas que tú formaste,<br />

5. Digo: "¿Qué es el hombre, para que t<strong>en</strong>gas de él memoria,*<br />

el hijo del hombre, que lo ampares?<br />

6. Le has hecho poco m<strong>en</strong>or que los ángeles,*<br />

y lo coronaste de gloria y honra.<br />

7. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;*<br />

todo lo pusiste debajo de sus pies.<br />

8. Ovejas y bueyes, todo ello,*<br />

y así mismo las bestias del campo;<br />

Leccionario Dominical, Año C 17


EL SANTO NOMBRE DE JESÚS Enero 1<br />

9. Las aves de los cielos y los peces del mar,*<br />

todo cuanto pasa por los s<strong>en</strong>deros del mar.<br />

l0. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡Cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

EPÍSTOLA Romanos 1:1-7<br />

Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, escribo esta carta. Dios me llamó y me apartó para ser apóstol suyo,<br />

para anunciar su m<strong>en</strong>saje de salvación. Por medio de sus profetas, Dios ya había comunicado este m<strong>en</strong>saje<br />

<strong>en</strong> las santas Escrituras. Es el m<strong>en</strong>saje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que como hombre<br />

fue desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David, pero como espíritu santificador y por el hecho de haber resucitado, fue<br />

declarado Hijo de Dios y se le dieron pl<strong>en</strong>os poderes.<br />

Por medio de Jesucristo, Dios me ha concedido el privilegio de ser su apóstol, y de anunciar su<br />

nombre, para que <strong>en</strong> todas las naciones haya qui<strong>en</strong>es crean <strong>en</strong> él y le obedezcan. Entre ellos están también<br />

ustedes, que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar parte<br />

de su pueblo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ustedes.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:15-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -Vamos,<br />

pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y <strong>en</strong>contraron<br />

a María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel<br />

les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores.<br />

María guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores, por su parte, regresaron<br />

dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había<br />

dicho.<br />

A los ocho días circuncidaron al niño, y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el ángel<br />

le había dicho a María antes que ella estuviera <strong>en</strong>cinta.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 18


LA ESTACION DE NAVIDAD Segundo Domingo Después de Navidad<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que maravillosam<strong>en</strong>te creaste y aún más maravillosam<strong>en</strong>te restauraste la dignidad de la<br />

naturaleza humana: Concede que compartamos la vida divina de qui<strong>en</strong> se humilló para compartir nuestra<br />

humanidad, tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 31:7-14<br />

El Señor dice: "Cant<strong>en</strong> de gozo y alegría por el pueblo de Jacob, la principal <strong>en</strong>tre todas las naciones.<br />

Hagan oír sus alabanzas y digan: 'El Señor salvó a su pueblo, lo que quedaba de Israel.' Voy a hacerlos<br />

volver del país del norte, y a reunirlos del último rincón del mundo. Con ellos v<strong>en</strong>drán los<br />

ciegos y los cojos, las mujeres embarazadas y las que ya dieron luz; ¡volverá una <strong>en</strong>orme multitud!<br />

V<strong>en</strong>drán orando y llorando. Yo los llevaré a corri<strong>en</strong>tes de agua, por un camino llano, donde no tropiec<strong>en</strong>.<br />

Pues soy el padre de Israel, y Efraín es mi hijo mayor.<br />

"Naciones, escuch<strong>en</strong> la palabra del Señor y anunci<strong>en</strong> <strong>en</strong> las costas lejanas: 'El Señor dispersó a<br />

Israel, pero lo reunirá y lo cuidará como cuida el pastor a sus ovejas.' Porque el Señor rescató al pueblo de<br />

Jacob, lo libró de una nación más poderosa. "V<strong>en</strong>drán y cantarán de alegría <strong>en</strong> lo alto de Sión, se<br />

deleitarán con los b<strong>en</strong>eficios del Señor: el trigo, el vino y el aceite, las ovejas y las reses. Serán como una<br />

huerta bi<strong>en</strong> regada, y no volverán a perder las fuerzas. Las muchachas bailarán alegrem<strong>en</strong>te, lo mismo que<br />

los jóv<strong>en</strong>es y los viejos. Yo les daré consuelo: convertiré su llanto <strong>en</strong> alegría, y les daré una alegría mayor<br />

que su dolor. Haré que los sacerdotes coman los mejores alim<strong>en</strong>tos y que mi pueblo disfrute <strong>en</strong><br />

abundancia de mis bi<strong>en</strong>es. Yo, el Señor, lo afirmo."<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-8 (Página 602 L.O.C.)<br />

l. 'Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos'*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza,*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6.. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión<br />

Leccionario Dominical, Año C 19


LA ESTACION DE NAVIDAD Segundo Domingo Después de Navidad<br />

7. Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración;*<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8. Mira, oh Dios, a nuestro Escudo;*<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:3-6,15-19a<br />

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues <strong>en</strong> nuestra unión con Cristo nos ha<br />

b<strong>en</strong>decido <strong>en</strong> los cielos con toda clase de b<strong>en</strong>diciones espirituales. Dios nos escogió <strong>en</strong> Cristo desde antes<br />

de la creación del mundo, para estar <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, consagrados a él y sin culpa. Por su amor nos había<br />

destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a lo que se había propuesto<br />

<strong>en</strong> su voluntad. Por esta causa alabamos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos b<strong>en</strong>dijo<br />

mediante su amado Hijo.<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y<br />

sin límites es su poder, el cual actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:41-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando Jesús<br />

cumplió doce años, fueron allá todos ellos, como era costumbre <strong>en</strong> esa fiesta. Pero pasados aquellos días,<br />

cuando volvían a casa, el niño Jesús se quedó <strong>en</strong> Jerusalén, sin que sus padres se dieran cu<strong>en</strong>ta. P<strong>en</strong>sando<br />

que Jesús iba <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te, hicieron un día de camino; pero luego, al buscarlo <strong>en</strong>tre los pari<strong>en</strong>tes y<br />

conocidos, no lo <strong>en</strong>contraron. Así que regresaron a Jerusalén para buscarlo allí. Al cabo de tres días lo<br />

<strong>en</strong>contraron <strong>en</strong> el templo, s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong>tre los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y<br />

todos los que le oían se admiraban de su intelig<strong>en</strong>cia y de sus respuestas. Cuando sus padres le vieron, se<br />

sorpr<strong>en</strong>dieron; y su madre le dijo: -Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado<br />

buscando ll<strong>en</strong>os de angustia. Jesús les contestó:<br />

-¿Por qué me buscaban? ¿No sab<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go que estar <strong>en</strong> la casa de mi Padre? Pero ellos no<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron lo que les decía. Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos <strong>en</strong> todo.<br />

Su madre guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón. Y Jesús seguía creci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cuerpo y m<strong>en</strong>te, y gozaba del<br />

favor de Dios y de los hombre.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 20


LA ESTACION DE EPIFANIA La Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la guía de una estrella manifestaste tu único Hijo a los pueblos de la tierra: Guía a<br />

tu pres<strong>en</strong>cia a los que ahora te conocemos por fe, para que veamos tu gloria cara a cara; mediante<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 60:1-6,9<br />

Levántate, Jerusalén, <strong>en</strong>vuelta <strong>en</strong> resplandor, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor brilla<br />

sobre ti. La oscuridad cubre la tierra, la noche <strong>en</strong>vuelve a las naciones, pero el Señor brillará sobre ti y<br />

sobre ti aparecerá su gloria. Las naciones v<strong>en</strong>drán hacia tu luz, los reyes v<strong>en</strong>drán hacia el resplandor de tu<br />

amanecer. Levanta los ojos, y mira a tu alrededor: todos se reún<strong>en</strong> y vi<strong>en</strong><strong>en</strong> hacia ti. Tus hijos v<strong>en</strong>drán<br />

desde lejos; tus hijas serán traídas <strong>en</strong> brazos. Tú, al verlos, estarás radiante de alegría, tu corazón se ll<strong>en</strong>ará<br />

de gozo; te traerán los tesoros de los países del mar, te <strong>en</strong>tregarán las riquezas de las naciones. Te verás<br />

cubierta de caravanas de camellos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Madián y de Efa; v<strong>en</strong>drán todos los de Sabá, cargados de<br />

oro y de inci<strong>en</strong>so, y proclamarán las acciones gloriosas del Señor.<br />

Son barcos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> juntos, con las naves de Tarsis a la cabeza, tray<strong>en</strong>do de lejos a tus hijos, con<br />

su oro y su plata, <strong>en</strong> honor de tu Señor, el Dios Santo de Israel, qui<strong>en</strong> te hizo gloriosa.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 72:1-2,10-17 (Página 581 L.O.C.)<br />

1. Oh Dios, da tu juicio al Rey,*<br />

y tu justicia al Hijo del Rey;<br />

2. Para que rija a tu pueblo con justicia,*<br />

y a tus pobres con juicio;<br />

10. Los reyes de Tarsis y de las islas le pagarán tributos,*<br />

y los reyes de Sabá y de Arabia le ofrecerán dones.<br />

11. Todos los reyes se postrarán delante de él,*<br />

y todas las naciones le servirán;<br />

12. Porque él librará al pobre que clamare,*<br />

y al oprimido que no tuviere qui<strong>en</strong> le socorra.<br />

13. T<strong>en</strong>drá compasión de los humildes y de los m<strong>en</strong>esterosos;*<br />

salvará la vida de los necesitados.<br />

14. De opresión y viol<strong>en</strong>cia redimirá sus vidas,*<br />

y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.<br />

15. ¡Viva el Rey! Que le traigan el oro de Sabá;*<br />

que se ore por él continuam<strong>en</strong>te, y lo b<strong>en</strong>digan todo el día.<br />

16. Que haya abundancia de grano <strong>en</strong> la tierra,<br />

y sobrepase las cumbres de los montes:*<br />

florezca su fruto como el Líbano,<br />

y su grano como la hierba de la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año C 21


LA ESTACION DE EPIFANIA La Epifanía<br />

17. Permanezca su Nombre para siempre,<br />

y sea perpetuado mi<strong>en</strong>tras dure el sol;*<br />

<strong>en</strong> él sean b<strong>en</strong>ditas todas las naciones, y lo proclam<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado.<br />

EPÍSTOLA Efesios 3:1-12<br />

Por esta razón yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bi<strong>en</strong> de ustedes, los que no son<br />

judíos. Pues ya deb<strong>en</strong> de saber que Dios, <strong>en</strong> su bondad, me ha <strong>en</strong>cargado esta tarea <strong>en</strong> favor de ustedes.<br />

Dios mostró su plan secreto, y me lo hizo saber, como ya les escribí brevem<strong>en</strong>te. Al leerlo,<br />

pued<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de que conozco el secreto de Cristo, un secreto que no se dio a conocer a nadie <strong>en</strong><br />

otros tiempos, pero que ahora Dios ha mostrado a sus santos apóstoles y profetas por medio de su Espíritu.<br />

El secreto es éste: que por medio del m<strong>en</strong>saje de salvación, los no judíos recibirán la misma her<strong>en</strong>cia que<br />

los judíos, pues son miembros del mismo cuerpo y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> parte <strong>en</strong> la misma promesa que Dios hizo <strong>en</strong><br />

Cristo Jesús.<br />

Yo, sin merecerlo, he sido puesto al servicio de este m<strong>en</strong>saje, por la acción poderosa de Dios. Yo<br />

soy m<strong>en</strong>os que el más pequeño de todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios; pero él me ha concedido<br />

este privilegio de anunciar a los no judíos la bu<strong>en</strong>a noticia de las incontables riquezas de Cristo. Y me ha<br />

<strong>en</strong>cargado hacerles ver a todos cual es el plan que desde siempre era un secreto de Dios, creador de todas<br />

las cosas. Sucedió así para que ahora, por medio de la iglesia, todos los poderes y autoridades <strong>en</strong> el cielo<br />

llegu<strong>en</strong> a conocer la sabiduría de Dios <strong>en</strong> todas sus formas. Dios hizo esto de acuerdo con el propósito<br />

eterno que llevó a cabo <strong>en</strong> nuestro Señor Jesucristo <strong>en</strong> Cristo t<strong>en</strong>emos libertad para acercarnos a Dios, con<br />

la confianza que nos da nuestra fe <strong>en</strong> él.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 2:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús nació <strong>en</strong> Belén, un pueblo de la región de Judea, <strong>en</strong> el tiempo <strong>en</strong> que Herodes era rey del país.<br />

Llegaron por <strong>en</strong>tonces a Jerusalén unos sabios del Ori<strong>en</strong>te que se dedicaban al estudio de las estrellas, y<br />

preguntaron: -¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos salir su estrella y hemos<br />

v<strong>en</strong>ido a adorarlo.<br />

El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les pasó a todos los habitantes de<br />

Jerusalén. Mandó el rey llamar a todos los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley, y les preguntó<br />

dónde había de nacer el Mesías. Ellos le dijeron: -En Belén de Judea; porque así lo escribió el profeta:<br />

En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña <strong>en</strong>tre las principales ciudades de<br />

esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel. Entonces Herodes llamó <strong>en</strong><br />

secreto a los sabios, y se informó por ellos del tiempo exacto <strong>en</strong> que había aparecido la estrella. Luego los<br />

mandó a Belén, y les dijo: -Vayan allá, y averigü<strong>en</strong> todo lo que puedan acerca de ese niño; y cuando lo<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>, avís<strong>en</strong>me, para que yo también vaya a adorarlo.<br />

Leccionario Dominical, Año C 22


LA ESTACION DE EPIFANIA La Epifanía<br />

Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de<br />

ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando los sabios vieron la estrella,<br />

se alegraron mucho. Luego <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la casa, y vieron al niño con María, su madre; y arrodillándose lo<br />

adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, inci<strong>en</strong>so y mirra. Después, advertidos <strong>en</strong> sueños de que<br />

no debían volver a donde estaba Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 23


LA ESTACION DE EPIFANIA Primer Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Padre celestial, que <strong>en</strong> el bautismo de Jesús <strong>en</strong> el Río Jordán, le proclamaste tu Hijo amado y le<br />

ungiste con el Espíritu Santo: Concede que todos los que son bautizados <strong>en</strong> su Nombre, guard<strong>en</strong> el pacto<br />

que han hecho, y valerosam<strong>en</strong>te le confies<strong>en</strong> como Señor y Salvador; qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo<br />

vive y reina, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:1-9<br />

"Aquí está mi siervo, a qui<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>go, mi elegido, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> me deleito. He puesto <strong>en</strong> él mi espíritu<br />

para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz <strong>en</strong> las<br />

calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilm<strong>en</strong>te. Verdaderam<strong>en</strong>te<br />

traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia <strong>en</strong> la tierra. Los<br />

países del mar estarán at<strong>en</strong>tos a sus <strong>en</strong>señanzas."<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro<br />

ni que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan."<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos Gracias a Dios.<br />

SALMO 89:20-29 (Página 609 L.O.C.)<br />

20. Hallé a David mi siervo;*<br />

lo ungí con mi óleo sagrado.<br />

2l. Mi mano estará siempre con él*<br />

mi brazo también lo fortalecerá.<br />

22. No lo <strong>en</strong>gañará ningún <strong>en</strong>emigo,*<br />

ni cualquier malvado lo humillará.<br />

23. Aplastaré delante de él a sus <strong>en</strong>emigos,*<br />

y heriré a los que le aborrec<strong>en</strong>.<br />

24. Mi amor y fidelidad lo acompañarán,*<br />

y por mi Nombre será victorioso.<br />

25. Pondré su izquierda sobre el mar,*<br />

y su diestra sobre el río.<br />

26. Él me invocará: 'Tú eres mi Padre,*<br />

mi Dios, y la roca de mi salvación'.<br />

27. Yo le pondré por primogénito,*<br />

el más excelso de los reyes de la tierra.<br />

28. Sost<strong>en</strong>dré mi amor por él para siempre,*<br />

y mi pacto continuará firme con él.<br />

Leccionario Dominical, Año C 24


LA ESTACION DE EPIFANIA Primer Domingo Después de la Epifanía<br />

29. Afirmaré su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para siempre,*<br />

y su trono como los días de los cielos.<br />

EPÍSTOLA Hechos 10:34-38<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: -Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos Gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 3:15-16,21-22<br />

Pueblo: Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

La g<strong>en</strong>te estaba <strong>en</strong> gran expectativa, y se preguntaba si tal vez Juan sería el Mesías; pero Juan les<br />

dijo a todos: Yo, <strong>en</strong> verdad, los bautizo con agua; pero vi<strong>en</strong>e uno que los bautizará con el Espíritu Santo y<br />

con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.<br />

Sucedió que cuando Juan estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado; y mi<strong>en</strong>tras oraba, el<br />

cielo se abrió y el Espíritu Santo bajó sobre él <strong>en</strong> forma visible, como una paloma, y se oyó una voz del<br />

cielo, que decía: -Tú eres mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 25


LA ESTACION DE EPIFANIA Segundo Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo es la luz del mundo: Concede que tu<br />

pueblo, iluminado por tu Palabra y Sacram<strong>en</strong>tos, brille con el resplandor de la gloria de Cristo, para que<br />

sea conocido, adorado y obedecido hasta los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 62:l-5<br />

Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado; por amor a ti, Jerusalén, no descansaré hasta que tu<br />

victoria brille como el amanecer y tu salvación como una antorcha <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida. Las naciones verán tu<br />

salvación, todos los reyes verán tu gloria. Entonces t<strong>en</strong>drás un nombre nuevo que el Señor mismo te dará.<br />

Tú serás una hermosa corona real <strong>en</strong> la mano del Señor tu Dios. No volverán a llamarte "Abandonada", ni<br />

a tu tierra le dirán "Destruida", sino que tu nombre será "Mi predilecta", y el de tu tierra, "Esposa mía".<br />

Porque tú eres la predilecta del Señor y él será como un esposo para tu tierra. Porque así como un jov<strong>en</strong> se<br />

casa con su novia, así Dios te tomará por esposa, te reconstruirá y será feliz contigo como es feliz el<br />

marido con su esposa.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-10 (Página 619 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2. Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre;*<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria,*<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza;*<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;*<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6. ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia!*<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7. Rindan al Señor la gloria debida a su Nombre;*<br />

traigan ofr<strong>en</strong>das, y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus atrios.<br />

9. Ador<strong>en</strong> al Señor <strong>en</strong> la hermosura de la santidad;*<br />

tiemble delante de él toda la tierra.<br />

l0. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones: "El Señor es Rey;*<br />

de tal manera ha afirmado el orbe que no será conmovido;<br />

juzgará a los pueblos con equidad".<br />

Leccionario Dominical, Año C 26


LA ESTACION DE EPIFANIA Segundo Domingo Después de la Epifanía<br />

EPÍSTOLA l Corintios l2:1-11<br />

Hermanos, quiero que ustedes sepan algo respecto a los dones espirituales. Ustedes sab<strong>en</strong> que<br />

cuando todavía no eran crey<strong>en</strong>tes se dejaban arrastrar ciegam<strong>en</strong>te tras los ídolos mudos. Por eso, ahora<br />

quiero que sepan que nadie puede decir: "¡Maldito sea Jesús!", si está hablando por el poder del Espíritu<br />

de Dios. Y tampoco puede decir nadie: "¡Jesús es Señor!" si no está hablando por el poder del Espíritu<br />

Santo.<br />

Una persona puede recibir difer<strong>en</strong>tes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. Hay<br />

difer<strong>en</strong>tes maneras de servir, pero todas por <strong>en</strong>cargo de un mismo Señor. Y hay difer<strong>en</strong>tes poderes para<br />

actuar, pero es un mismo Dios el que lo hace todo <strong>en</strong> todos. Dios da a cada uno alguna prueba de la<br />

pres<strong>en</strong>cia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que habl<strong>en</strong> con<br />

sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que habl<strong>en</strong> con profundo conocimi<strong>en</strong>to. Unos<br />

recib<strong>en</strong> fe por medio del mismo Espíritu, y otros recib<strong>en</strong> el don de curar <strong>en</strong>fermos. Unos recib<strong>en</strong> poder<br />

para hacer milagros, y otros para comunicar m<strong>en</strong>sajes recibidos de Dios. A unos, Dios les da la capacidad<br />

de distinguir <strong>en</strong>tre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas; y<br />

todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho <strong>en</strong> esas l<strong>en</strong>guas. Pero todas estas cosas<br />

las hace el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 2:1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al tercer día hubo una boda <strong>en</strong> Caná, un pueblo de Galilea. La madre de Jesús estaba allí, y Jesús y<br />

sus discípulos fueron también invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -Ya no<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> vino. Jesús le contestó: -Mujer, ¿por qué me dices esto? Mi hora no ha llegado todavía. Ella dijo a<br />

los que estaban sirvi<strong>en</strong>do: -Hagan todo lo que él les diga. Había allí seis tinajas de piedra, para el agua<br />

que usan los judíos <strong>en</strong> sus ceremonias de purificación. En cada tinaja cabían de cincu<strong>en</strong>ta a set<strong>en</strong>ta litros<br />

de agua. Jesús dijo a los sirvi<strong>en</strong>tes: -Ll<strong>en</strong><strong>en</strong> de agua estas tinajas. Las ll<strong>en</strong>aron hasta arriba, y Jesús les<br />

dijo: - Ahora saqu<strong>en</strong> un poco y llév<strong>en</strong>selo al <strong>en</strong>cargado de la fiesta.<br />

Así lo hicieron. El <strong>en</strong>cargado de la fiesta probó el agua convertida <strong>en</strong> vino, sin saber de dónde había<br />

salido; sólo los sirvi<strong>en</strong>tes lo sabían, pues ellos habían sacado el agua. Así que el <strong>en</strong>cargado llamó al novio<br />

y le dijo: -Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido bastante,<br />

<strong>en</strong>tonces se sirve el vino corri<strong>en</strong>te. Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora. Esto que hizo Jesús <strong>en</strong><br />

Caná de Galilea fue la primera señal milagrosa con la cual mostró su gloria; y sus discípulos creyeron <strong>en</strong><br />

él.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 27


LA PRESENTACIÓN Febrero 2<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, humildem<strong>en</strong>te te rogamos que, así como tu Hijo unigénito fue<br />

pres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el templo <strong>en</strong> este día, así seamos pres<strong>en</strong>tados ante ti con corazones puros y limpios, por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Malaquías 3:1-4<br />

El Señor todopoderoso dice: "Voy a <strong>en</strong>viar mi m<strong>en</strong>sajero para que me prepare el camino. El Señor a<br />

qui<strong>en</strong> ustedes están buscando, va a <strong>en</strong>trar de pronto <strong>en</strong> su templo. ¡Ya llega el m<strong>en</strong>sajero del pacto que<br />

ustedes desean!"<br />

Pero ¿quién podrá resistir el día de su v<strong>en</strong>ida? ¿Quién podrá <strong>en</strong>tonces permanecer <strong>en</strong> pie? Pues<br />

llegará como un fuego, para purificarnos; será como un jabón que quitará nuestras manchas. El Señor se<br />

s<strong>en</strong>tará a purificar a los sacerdotes, los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Levi, como qui<strong>en</strong> purifica la plata y el oro <strong>en</strong> el<br />

fuego. Después ellos podrán pres<strong>en</strong>tar su ofr<strong>en</strong>da al Señor, tal como deb<strong>en</strong> hacerlo. El Señor se alegrará<br />

<strong>en</strong>tonces de la ofr<strong>en</strong>da de Judá y Jerusalén, igual que se alegraba de ella <strong>en</strong> otros tiempos.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-6 (Página 602 L.O.C.)<br />

l. ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos!*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

Leccionario Dominical, Año C 28


LA PRESENTACIÓN Febrero 2<br />

EPÍSTOLA Hebreos 2:14-18<br />

Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y<br />

sangre humanas, para derrotar con su muerte al que t<strong>en</strong>ía poder para matar, es decir, al diablo. De esta<br />

manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viv<strong>en</strong> como esclavos durante toda la vida.<br />

Pues ciertam<strong>en</strong>te no vino para ayudar a los ángeles, sino a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham. Y para eso t<strong>en</strong>ía<br />

que ser hecho igual <strong>en</strong> todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de Dios un sumo sacerdote fiel y<br />

compasivo, y para obt<strong>en</strong>er el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y como él<br />

mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:22-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando se cumplieron los días <strong>en</strong> que ellos debían purificarse según las ceremonias de la ley de<br />

Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para pres<strong>en</strong>társelo al Señor. Lo hicieron así porque <strong>en</strong> la ley del Señor<br />

está escrito: "Todo primer hijo varón será consagrado al Señor." Fueron, pues, a ofrecer <strong>en</strong> sacrificio lo<br />

que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.<br />

En aquel tiempo vivía <strong>en</strong> Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo, que<br />

adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, y le había hecho<br />

saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a qui<strong>en</strong> el Señor <strong>en</strong>viaría. Guiado por el Espíritu Santo,<br />

Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo que<br />

la ley ord<strong>en</strong>aba, Simeón lo tomó <strong>en</strong> brazos y alabó a Dios, dici<strong>en</strong>do: "Ahora, Señor, tu promesa está<br />

cumplida: puedes dejar que tu siervo muera <strong>en</strong> paz. Porque ya he visto la salvación que has com<strong>en</strong>zado a<br />

realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y que será la honra de tu pueblo<br />

Israel."<br />

El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño. Entonces<br />

Simeón les dio su b<strong>en</strong>dición, y dijo a María, la madre de Jesús: -Mira, este niño está destinado a hacer que<br />

muchos <strong>en</strong> Israel caigan o se levant<strong>en</strong>. Él será una señal que muchos rechazarán, a fin de que las<br />

int<strong>en</strong>ciones de muchos corazones qued<strong>en</strong> al descubierto. Pero todo esto va a ser para ti como una espada<br />

que atraviese tu propia alma. También estaba allí una mujer llamada Ana, que hablaba <strong>en</strong> nombre de Dios<br />

y que era hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó si<strong>en</strong>do muy jov<strong>en</strong> y había<br />

vivido con su marido siete años; hacía ya och<strong>en</strong>ta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca salía<br />

del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> aquel mismo<br />

mom<strong>en</strong>to, y com<strong>en</strong>zó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación<br />

de Jerusalén.<br />

Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio<br />

pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de Dios.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo : Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 29


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Tercer Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Danos gracia, Señor, para responder prestam<strong>en</strong>te al llamami<strong>en</strong>to de nuestro Salvador Jesucristo y<br />

proclamar las Bu<strong>en</strong>as Nuevas de su salvación a todos los pueblos; para que nosotros, y todo el mundo,<br />

percibamos la gloria de sus obras maravillosas; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Nehemías 8:2-10<br />

El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la reunión compuesta<br />

de hombres, mujeres y todos los que t<strong>en</strong>ían uso de razón; y desde la mañana hasta el mediodía lo leyó <strong>en</strong><br />

pres<strong>en</strong>cia de todos ellos, delante de la plaza que está fr<strong>en</strong>te a la puerta del Agua.<br />

Todo el pueblo estaba at<strong>en</strong>to a la lectura del libro de la ley. El maestro Esdras estaba de pie sobre<br />

una tribuna de madera construida para ese fin. También de pie y a su derecha estaban Matatías, Sema,<br />

Anías, Urías, Hilcías y Maasías. A su izquierda estaban Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana,<br />

Zacarías y Mesulam. Entonces Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, ya que se le podía ver por<br />

<strong>en</strong>cima de todos; y al abrirlo, todo el mundo se puso de pie. Entonces Esdras alabó al Señor, el Dios<br />

todopoderoso, y todo el pueblo, con los brazos <strong>en</strong> alto, respondió: "Así sea, así sea." Luego se inclinaron<br />

hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, y adoraron al Señor.<br />

Los levitas Josué, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed,<br />

Hanán y Pelaía explicaban la ley al pueblo. Mi<strong>en</strong>tras la g<strong>en</strong>te permanecía <strong>en</strong> su sitio, ellos leían <strong>en</strong> voz alta<br />

el libro de la ley de Dios, y lo traducían para que se <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diera claram<strong>en</strong>te la lectura.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 113 (Página 647 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Alab<strong>en</strong> las obras del Señor;*<br />

alab<strong>en</strong> el Nombre del Señor.<br />

2. Sea b<strong>en</strong>dito el Nombre del Señor, *<br />

desde ahora y para siempre.<br />

3. Desde el nacimi<strong>en</strong>to del sol hasta donde se pone,*<br />

sea alabado el Nombre del Señor.<br />

4. Excelso sobre todas las naciones es el Señor,*<br />

sobre los cielos su gloria.<br />

5. ¿Quién como el Señor nuestro Dios,<br />

que se si<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tronizado <strong>en</strong> las alturas,*<br />

mas se humilla a mirar a los cielos y a la tierra?<br />

6. Él levanta del polvo al desvalido,*<br />

y al m<strong>en</strong>esteroso alza del muladar,<br />

7. Para s<strong>en</strong>tarlos con los príncipes,*<br />

con los príncipes de su pueblo.<br />

Leccionario Dominical, Año C 30


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Tercer Domingo Después de la Epifanía<br />

8. Él hace que la mujer estéril*<br />

sea madre gozosa de hijos<br />

EPÍSTOLA l Corintios 12:12-27<br />

El cuerpo humano, aunque está formado por muchas partes, es un solo cuerpo. Así también Cristo. Y<br />

de la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar<br />

un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu. Un<br />

cuerpo no se compone de una sola parte, sino de muchas. Si el pie dijera: "Como no soy mano, no soy del<br />

cuerpo", no por eso dejaría de ser del cuerpo. Y si la oreja dijera: "Como no soy ojo, no soy del cuerpo",<br />

no por eso dejaría de ser del cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojo, no podríamos oír. Y si todo el cuerpo<br />

fuera oído, no podríamos oler. Pero Dios ha puesto cada parte del cuerpo <strong>en</strong> el sitio que mejor le pareció.<br />

Si todo fuera una sola parte, no habría cuerpo. Lo cierto es que, aunque son muchas las partes, el cuerpo<br />

solo es uno.<br />

El ojo no puede decirle a la mano: "No te necesito"; ni la cabeza puede decirles a los pies: "No los<br />

necesito." Al contrario, las partes del cuerpo que parec<strong>en</strong> más débiles, son las que más se necesitan; y las<br />

partes del cuerpo que m<strong>en</strong>os estimamos, son las que vestimos con más cuidado. Y las partes que<br />

consideramos m<strong>en</strong>os pres<strong>en</strong>tables, son las que tratamos con más modestia, lo cual no es necesario hacer<br />

con las partes más pres<strong>en</strong>tables. Dios arregló el cuerpo de tal manera que las partes m<strong>en</strong>os estimadas<br />

reciban más honor, para que no haya desunión <strong>en</strong> el cuerpo, sino que cada parte del cuerpo se preocupe por<br />

las otras. Si una parte del cuerpo sufre, todas las demás sufr<strong>en</strong> también; y si una parte recibe at<strong>en</strong>ción<br />

especial, todas las demás compart<strong>en</strong> su alegría. Pues bi<strong>en</strong>, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de<br />

ustedes es parte de ese cuerpo.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 4:14-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús volvió a Galilea ll<strong>en</strong>o del poder del Espíritu Santo, y se hablaba de él por toda la tierra de<br />

alrededor. Enseñaba <strong>en</strong> la sinagoga de cada lugar, y todos le alababan. Jesús fue a Nazaret, el pueblo<br />

donde se había criado. En el día de reposo <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie<br />

para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del profeta Isaías y al abrirlo <strong>en</strong>contró el lugar donde<br />

estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la bu<strong>en</strong>a noticia a<br />

los pobres; me ha <strong>en</strong>viado a anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos; a poner <strong>en</strong> libertad los<br />

oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor."<br />

Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se s<strong>en</strong>tó. Todos los que estaban allí<br />

seguían mirándole. Él com<strong>en</strong>zó a hablar, dici<strong>en</strong>do: -Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de<br />

ustedes.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 31


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Cuarto Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Escucha con<br />

misericordia las súplicas de tu pueblo, y <strong>en</strong> nuestro tiempo concéd<strong>en</strong>os tu paz; por nuestro Señor<br />

Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 1:4-10<br />

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: “Antes de darte la vida, ya te había escogido; antes de que<br />

nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones.” Yo contesté: “¡Ay<br />

Señor! ¡Yo soy muy jov<strong>en</strong> y no se hablar!” Pero el Señor me dijo: “No digas que eres muy jov<strong>en</strong>. Tú<br />

irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ord<strong>en</strong>e. No t<strong>en</strong>gas miedo de nadie, pues yo estaré contigo<br />

para protegerte.<br />

Yo, el Señor, doy mi palabra.” Entonces el Señor ext<strong>en</strong>dió la mano, me tocó los labios y me dijo:<br />

“Yo pongo mis palabras <strong>en</strong> tus labios. Hoy te doy pl<strong>en</strong>a autoridad sobre reinos y naciones, para arrancar y<br />

derribar, para destruir y demoler, y también para construir y plantar.”<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 71:1-6,15-17 (Página 578 L.O.C.)<br />

1. En ti, oh Señor, me he refugiado;*<br />

no sea yo avergonzado jamás.<br />

2. En tu justicia, líbrame y rescátame;*<br />

inclina a mí tu oído, y sálvame.<br />

3. Sé tú mi roca de refugio,<br />

el alcázar donde me salve;*<br />

tú eres mi risco y mi fortaleza.<br />

4. Dios mío, líbrame de la mano del malvado,*<br />

de las garras del malhechor y opresor;<br />

5. Porque tú, Señor Dios, eres mi esperanza*<br />

mi confianza desde mi juv<strong>en</strong>tud.<br />

6. En ti he sido sust<strong>en</strong>tado desde el vi<strong>en</strong>tre;<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre has sido mi vigor;*<br />

de ti será siempre mi alabanza.<br />

15. ¡Viva el Rey! ¡Que le traigan el oro de Sabá!*<br />

¡Que se ore por él continuam<strong>en</strong>te!<br />

y lo b<strong>en</strong>digan todo el día.’<br />

16. Que haya abundancia de grano <strong>en</strong> la tierra,<br />

y sobrepase las cumbres de los montes;*<br />

florezca su fruto como el Líbano,<br />

y su grano como la hierba de la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año C 32


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Cuarto Domingo Después de la Epifanía<br />

17. Permanezca su Nombre para siempre,<br />

y sea perpetuado mi<strong>en</strong>tras dure el sol;*<br />

<strong>en</strong> él sean b<strong>en</strong>ditas todas las naciones,<br />

y lo proclam<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 14:12b-20<br />

Procur<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> abundancia aquellos que ayudan a crecer espiritualm<strong>en</strong>te a los de la iglesia. Por lo<br />

tanto, el que habla <strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua extraña, pídale a Dios que le conceda el poder de interpretarla. Pues si yo oro<br />

<strong>en</strong> una l<strong>en</strong>gua extraña, es verdad que estoy orando con mi espíritu, pero mi <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to no participa.<br />

¿Qué debo hacer <strong>en</strong>tonces? Pues debo orar con el espíritu, pero también con el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to. Debo<br />

cantar con el espíritu, pero también con el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to. Porque si tú alabas a Dios solam<strong>en</strong>te con el<br />

espíritu, y una persona no instruida te escucha, no podrá unirse a ti <strong>en</strong> tu acción de gracias, pues no<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>derá lo que dices. Tu acción de gracias podrá ser muy bu<strong>en</strong>a, pero no ayudará al otro a crecer<br />

espiritualm<strong>en</strong>te. Doy gracias a Dios porque hablo <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas extrañas más que todos ustedes, pero <strong>en</strong> la<br />

iglesia prefiero decir cinco palabras que se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan, que decir diez mil palabras <strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua extraña.<br />

Hermanos, no pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> ustedes como niños. Sean como niños para lo malo; pero sean adultos <strong>en</strong> su<br />

modo de p<strong>en</strong>sar.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 4:21-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Él com<strong>en</strong>zó a hablar, dici<strong>en</strong>do: -Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes. Todos<br />

hablaban bi<strong>en</strong> de Jesús y estaban admirados de las cosas tan bellas que decía. Se preguntaban: ¿No es este<br />

el hijo de José? Jesús les respondió: -Seguram<strong>en</strong>te ustedes me dirán este refrán: “Médico, cúrate a ti<br />

mismo.” Y además me dirán: “Lo que oímos que hiciste <strong>en</strong> Capernaum, hazlo también aquí <strong>en</strong> tu propia<br />

tierra.” Y siguió dici<strong>en</strong>do.<br />

-Les aseguro que ningún profeta es bi<strong>en</strong> recibido <strong>en</strong> su propia tierra. Verdaderam<strong>en</strong>te, había muchas<br />

viudas <strong>en</strong> Israel <strong>en</strong> tiempos del profeta Elías, cuando no llovió durante tres años y medio y hubo mucha<br />

hambre <strong>en</strong> todo el país, pero Elías no fue <strong>en</strong>viado a ninguna de las viudas israelitas, sino a una de Sarepta,<br />

cerca de la ciudad de Sidón. También había <strong>en</strong> Israel muchos <strong>en</strong>fermos de lepra <strong>en</strong> tiempos del profeta<br />

Eliseo, pero no fue sanado ninguno de ellos, sino Naamán, que era de Siria.<br />

Al oír esto, todos los que estaban <strong>en</strong> la sinagoga se <strong>en</strong>ojaron mucho. Se levantaron y echaron del<br />

pueblo a Jesús, llevándolo a lo alto del monte sobre el cual el pueblo estaba construido, para arrojarle abajo<br />

desde allí. Pero Jesús pasó por <strong>en</strong> medio de ellos y se fue. Jesús fue a Capernaum, un pueblo de Galilea, y<br />

<strong>en</strong> el día de reposo <strong>en</strong>señaba a la g<strong>en</strong>te. Y la g<strong>en</strong>te se admiraba de como les <strong>en</strong>señaba, porque hablaba con<br />

pl<strong>en</strong>a autoridad.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 33


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Quinto Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Líbranos, oh Dios, de la esclavitud de nuestros pecados, y danos la libertad de esa vida abundante<br />

que nos has manifestado <strong>en</strong> tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Am<strong>en</strong>.<br />

PRIMERA LECTURA Jueces 6:11-24a<br />

Entonces vino el ángel del Señor y se s<strong>en</strong>tó bajo la <strong>en</strong>cina que estaba <strong>en</strong> Ofra, y que pert<strong>en</strong>ecía a<br />

Joás, que era del clan de Abiezer. Gedeón, el hijo de Joás, estaba limpiando el trigo a escondidas, <strong>en</strong> el<br />

lugar donde se pisaba la uva para hacer vino, para que los madianitas no lo vieran.<br />

El ángel del Señor se le apareció y le dijo: -¡El Señor está contigo, hombre fuerte y vali<strong>en</strong>te! Y<br />

Gedeón contestó: -Perdón, señor, pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos pasa todo esto? ¿Dónde<br />

están todos los milagros de que nos hablan nuestros antepasados, cuando dic<strong>en</strong> que el Señor nos sacó de<br />

Egipto? El Señor nos ha abandonado, y nos ha <strong>en</strong>tregado al poder de los madianitas. El Señor lo miró, y<br />

le dijo: -Usa la fuerza que ti<strong>en</strong>es, para ir a salvar a Israel del poder de los madianitas, Yo soy el que te<br />

<strong>en</strong>vía. Pero Gedeón volvió a contestar.<br />

-Una vez más, perdón, señor, pero "¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de toda la<br />

tribu de Manasés, y yo soy el más pequeño de mi familia. Y el Señor le respondió: -Podrás hacerlo<br />

porque yo estaré contigo. Derrotarás a los madianitas como qui<strong>en</strong> derrota a un solo hombre. Entonces<br />

Gedeón dijo: -Si me he ganado tu favor, dame una prueba de que realm<strong>en</strong>te eres tú qui<strong>en</strong> habla conmigo.<br />

Por favor, no te vayas de aquí hasta que yo vuelva con una ofr<strong>en</strong>da que te quiero pres<strong>en</strong>tar. Y el Señor le<br />

aseguró:<br />

-Aquí estaré esperando tu regreso. Gedeón se fue y preparó un cabrito, y con unos veinte litros de<br />

harina hizo unos panes sin levadura; luego puso la carne <strong>en</strong> una canasta y el caldo <strong>en</strong> una olla, y se lo llevó<br />

todo hasta la <strong>en</strong>cina. El ángel de Dios le mandó poner sobre una roca la carne y los panes sin levadura, y<br />

derramar el caldo. Después que Gedeón hizo lo que se le había mandando, el ángel tocó la carne y los<br />

panes con la punta del bastón que t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong> la mano, y de la roca salió fuego, el cual consumió la carne y<br />

los panes; luego el ángel del Señor desapareció de su vista. Al darse cu<strong>en</strong>ta Gedeón de que se trataba del<br />

ángel del Señor, dijo: -¡Hay Señor, Señor! ¡He visto cara a cara al ángel del Señor! Pero el Señor le<br />

contestó: -No t<strong>en</strong>gas miedo, que no vas a morir. Recibe mi paz. Entonces Gedeón construyó allí un altar<br />

<strong>en</strong> honor del Señor, y lo llamó "El Señor es la paz".<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 85:7-13 (Página 603 L.O.C.)<br />

7. Señor, muéstranos tu misericordia, *<br />

y concéd<strong>en</strong>os tu salvación.<br />

8. Escucharé lo que dice el Señor Dios;*<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

Leccionario Dominical, Año C 34


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Quinto Domingo Después de la Epifanía<br />

9. Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10. La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron;*<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11. La verdad brotará de la tierra,*<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12. En verdad el Señor dará la lluvia,*<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13. La justicia irá delante de él,*<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios l5:1-11<br />

Ahora, hermanos, quiero que se acuerd<strong>en</strong> del m<strong>en</strong>saje de salvación que les he predicado. Este es el<br />

m<strong>en</strong>saje que ustedes aceptaron, y <strong>en</strong> el cual están firmes. También por medio de este m<strong>en</strong>saje son ustedes<br />

salvos, si es que se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> firmes <strong>en</strong> él; de lo contrario, habrán creído <strong>en</strong> vano. En primer lugar les he<br />

dado a conocer la <strong>en</strong>señanza que yo recibí. Les he <strong>en</strong>señado que Cristo murió por nuestros pecados, como<br />

dic<strong>en</strong> las Escrituras, que lo sepultaron y que resucitó al tercer día. Como también dic<strong>en</strong> las Escrituras; y<br />

que se apareció a Pedro, y luego a los doce. Después se apareció a más de quini<strong>en</strong>tos hermanos a la vez, la<br />

mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han muerto. Después se apareció a Santiago, y<br />

luego a todos los apóstoles.<br />

Por último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido anormalm<strong>en</strong>te. Pues yo soy<br />

el m<strong>en</strong>os importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol, porque perseguí a la iglesia<br />

de Dios. Pero soy lo que soy porque Dios fue bu<strong>en</strong>o conmigo; y su bondad para conmigo no ha resultado<br />

<strong>en</strong> vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que <strong>en</strong> su<br />

bondad me ha ayudado. Lo que importa no es si he sido yo o si han sido ellos, sino que este es nuestro<br />

m<strong>en</strong>saje y que esto es lo que ustedes han creído.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 5:1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En una ocasión, estando Jesús a orillas del lago de G<strong>en</strong>esaret, se s<strong>en</strong>tía apretujado por la multitud<br />

que quería oír el m<strong>en</strong>saje de Dios. Jesús vio dos barcas <strong>en</strong> la playa. Estaban vacías, porque los pescadores<br />

habían bajado de ellas a lavar sus redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que<br />

la alejara un poco de la orilla. Luego se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> la barca, y desde allí com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señar a la g<strong>en</strong>te.<br />

Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: -Lleva la barca a la parte honda del lago, y ech<strong>en</strong> allí sus<br />

redes, para pescar. Simón le contestó: -Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada,<br />

pero, ya que tú lo mandas, voy a echar las redes.<br />

Cuando lo hicieron, recogieron tanto pescado que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a<br />

sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y ll<strong>en</strong>aron tanto las dos barcas<br />

que les faltaba poco para hundirse. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:<br />

Leccionario Dominical, Año C 35


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Quinto Domingo Después de la Epifanía<br />

-¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador! Es que Simón y todos los demás estaban asustados por<br />

aquella gran pesca que habían hecho. También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran<br />

compañeros de Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: -No t<strong>en</strong>gas miedo; desde ahora vas a pescar hombres.<br />

Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 36


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Sexto Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, fortaleza de los que pon<strong>en</strong> su confianza <strong>en</strong> ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y<br />

puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bu<strong>en</strong>o sin ti, danos el auxilio de tu gracia para<br />

que, al guardar tus mandami<strong>en</strong>to, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho, por nuestro Señor<br />

Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 17:5-10<br />

El Señor dice: "Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su confianza <strong>en</strong> los hombres y<br />

<strong>en</strong> ellos busca apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados: que crece <strong>en</strong>tre las<br />

piedras, <strong>en</strong> tierras de sal, donde nadie vive. "Pero b<strong>en</strong>dito el hombre que confía <strong>en</strong> mí, que pone <strong>en</strong> mí su<br />

esperanza. Será como un árbol plantado a la orilla de un río, que exti<strong>en</strong>de sus raíces hacia la corri<strong>en</strong>te y<br />

no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se<br />

inquieta, y nunca deja de dar fruto.<br />

"Nada hay tan <strong>en</strong>gañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de compr<strong>en</strong>derlo?<br />

Yo, el Señor, que investigo el corazón y conozco a fondo los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos; que doy a cada cual lo que se<br />

merece, de acuerdo con sus acciones.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 1 (Página 485 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos,*<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2. Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia,*<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3. Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae,*<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4. No así los malos, no así,*<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5. Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio,*<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6. Porque el Señor conoce el camino de los justos,*<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 15:12-20<br />

Pero si nuestro m<strong>en</strong>saje es que Cristo resucitó, ¿por qué dic<strong>en</strong> algunos de ustedes que los muertos no<br />

resucitan? Porque si los muertos no resucitan, <strong>en</strong>tonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, el<br />

m<strong>en</strong>saje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong>. Si esto<br />

Leccionario Dominical, Año C 37


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Sexto Domingo Después de la Epifanía<br />

fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios, puesto que afirmamos que él resucitó a Cristo,<br />

cuando <strong>en</strong> realidad no lo habría resucitado si fuera verdad que los muertos no resucitan.<br />

Porque si los muertos no resucitan, <strong>en</strong>tonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, la fe de<br />

ustedes no vale para nada; todavía sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus pecados. En este caso, también están perdidos los que<br />

murieron crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> Cristo. Si nuestra esperanza <strong>en</strong> Cristo solam<strong>en</strong>te está referida a esta vida, somos los<br />

más desdichados de todos.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:17-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús bajó del cerro con ellos y se detuvo <strong>en</strong> un llano. Se habían juntado allí muchos de sus<br />

seguidores y mucha g<strong>en</strong>te de toda la región de Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Habían<br />

llegado para oír a Jesús y para que los curara de sus <strong>en</strong>fermedades. Los que sufrían a causa de espíritus<br />

impuros, también quedaban sanos. Así que toda la g<strong>en</strong>te quería tocar a Jesús, porque los sanaba a todos<br />

con el poder que de él salía.<br />

Jesús miró a sus discípulos, y les dijo: "Dichosos ustedes los pobres, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos ustedes los que ahora ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, pues quedarán satisfechos. "Dichosos ustedes<br />

cuando la g<strong>en</strong>te los odie, cuando los expuls<strong>en</strong>, cuando los insult<strong>en</strong> y cuando despreci<strong>en</strong> su nombre como<br />

cosa mala, por causa del Hijo del hombre. Alégr<strong>en</strong>se mucho, llén<strong>en</strong>se de gozo <strong>en</strong> ese día, porque ustedes<br />

recibirán un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues también así maltrataron los antepasados de esa g<strong>en</strong>te a los<br />

profetas.<br />

"Pero ¡ay de ustedes los ricos, pues han t<strong>en</strong>ido su alegría! "¡Ay de ustedes los que ahora están<br />

satisfechos, pues t<strong>en</strong>drán hambre! "¡Ay de ustedes los que ahora rí<strong>en</strong>, pues van a llorar de tristeza! "¡Ay de<br />

ustedes cuando todo el mundo los alabe, pues así hacían los antepasados de esa g<strong>en</strong>te con los falsos<br />

profetas!<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 38


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Séptimo Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, tú nos has <strong>en</strong>señado que todo lo que hacemos sin amor es de ningún valor: Envía tu<br />

Espíritu Santo, y derrama <strong>en</strong> nuestros corazones tu excel<strong>en</strong>tísimo don, que es el amor, el vínculo verdadero<br />

de la paz y de todas las virtudes, sin el cual todos aquellos que viv<strong>en</strong> son considerados como muertos ante<br />

ti. Concéd<strong>en</strong>os esto, por amor de tu único Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Am<strong>en</strong>.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 45:3-11,21-28<br />

José les dijo a sus hermanos: -Yo soy José. ¿Vive mi padre todavía? Ellos estaban tan asustados de<br />

estar delante de él, que no podían contestarle. Pero José les dijo: -Por favor, acérqu<strong>en</strong>se a mí. Cuando<br />

ellos se acercaron , él les dijo: -Yo soy su hermano José, el que ustedes v<strong>en</strong>dieron a Egipto pero, por favor<br />

nos se aflijan ni se <strong>en</strong>oj<strong>en</strong> con ustedes mismos por haberme v<strong>en</strong>dido, pues Dios me mandó antes que a<br />

ustedes para salvar vidas. Ya van dos años de hambre <strong>en</strong> el país, y todavía durante cinco años más no se<br />

cosechará nada, aunque se siembre. Pero Dios me <strong>en</strong>vió antes que a ustedes para hacer que les qued<strong>en</strong><br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes sobre la tierra, y para salvarles la vida de una manera extraordinaria. Así que fue Dios qui<strong>en</strong><br />

me mandó a este lugar, y no ustedes; el me ha puesto como consejero del faraón y amo de toda su casa, y<br />

como gobernador de todo Egipto. Vayan pronto a donde está mi padre, y díganle: “Así dice tu hijo José:<br />

Dios me ha puesto como Señor de todo Egipto. V<strong>en</strong> a verme. No tardes. Vivirán <strong>en</strong> la región de Gosén,<br />

junto con tus hijos y nietos, y con todos tus animales y todo lo que ti<strong>en</strong>es. Así estarás cerca de mí. Aquí<br />

les daré alim<strong>en</strong>tos a ti y a tu familia, y a todos los que están contigo, para que no les falte nada; pues<br />

todavía habrá hambre durante cinco años más.<br />

Los hijos de Israel lo hicieron así. José les dio las carretas que el faraón había ord<strong>en</strong>ado, y alim<strong>en</strong>tos<br />

para el camino, también les dio ropa nueva para cambiarse, pero a B<strong>en</strong>jamín le dió tresci<strong>en</strong>tas monedas de<br />

plata y cinco mudas de ropa. A su padre le mandó diez asnos cargados con lo mejor que había <strong>en</strong> Egipto,<br />

otros diez asnos cargados de trigo, y pan y comida para que su padre comiera <strong>en</strong> el camino. Cuando José<br />

se despidió de sus hermanos les dijo: -No vayan peleando por el camino. Ellos se fueron. Salieron de<br />

Egipto y llegaron a Canaán, donde vivía su padre Jacob. Cuando le contaron a Jacob que José vivía<br />

todavía, y que él era el que gobernaba <strong>en</strong> todo Egipto, no supo que hacer o que decir, pues no podía creer<br />

lo que le estaban dici<strong>en</strong>do. Pero cuando ellos le contaron todo lo que José les había dicho, y cuando vio las<br />

carretas que José había mandado para llevarlo, se <strong>en</strong>tusiasmó muchísimo. Entonces dijo: “¡Me basta saber<br />

que mi hijo José vive todavía! Iré a verlo antes de morir.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 37:3-10 (Página 531 L.O.C.)<br />

3. Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>;*<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4. Deléitate <strong>en</strong> el señor,*<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5. Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino;*<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

Leccionario Dominical, Año C 39


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Séptimo Domingo Después de la Epifanía<br />

6. Exhibirá tu justicia como la luz,*<br />

y tu rectitud como el mediodía<br />

7. Guarda sil<strong>en</strong>cio ante el Señor,*<br />

y espera <strong>en</strong> el con paci<strong>en</strong>cia<br />

8. No te impaci<strong>en</strong>tes del que medra,*<br />

del que ti<strong>en</strong>e éxito <strong>en</strong> sus maldades<br />

9. Deja la ira, desecha el <strong>en</strong>ojo;*<br />

la impaci<strong>en</strong>cia solo conduce al mal;<br />

10. Porque los malignos serán arrancados,*<br />

pero los que invocan al Señor,<br />

he aquí heredarán la tierra.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 15:35-38,42-50<br />

Tal vez alguno preguntará: “¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo t<strong>en</strong>drán?”<br />

¡Vaya pregunta tonta! Cuando se siembra, la semilla ti<strong>en</strong>e que morir para que tome vida la planta. Lo que<br />

se siembra no es la planta que ha de brotar, sino el simple grano, sea de trigo o de otra cosa. Después Dios<br />

le da la forma que él quiere, y a cada semilla le da el cuerpo que le corresponde.<br />

Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos. Lo que se <strong>en</strong>tierra es corruptible; lo que resucita<br />

es incorruptible. Lo que se <strong>en</strong>tierra es despreciable; lo que resucita es glorioso. Lo que se <strong>en</strong>tierra es<br />

débil; lo que resucita es fuerte. Lo que se <strong>en</strong>tierra es un cuerpo material; lo que resucita es un cuerpo<br />

espiritual. Si hay cuerpo material, también hay cuerpo espiritual.<br />

Así dice la Escritura: “El primer hombre, Adán, fue materia con vida”; pero el último Adán es<br />

espíritu que da vida. Sin embargo, lo espiritual no es primero, sino lo material; después lo espiritual. El<br />

primer hombre, hecho de tierra, era de la tierra, el segundo hombre es del cielo. Los cuerpos de la tierra<br />

son como aquel hombre hecho de tierra; y los del cielo son como aquel que es del cielo. Así como nos<br />

parecemos al hombre hecho de tierra, así también nos pareceremos a aquello que es del cielo.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:27-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“Pero a ustedes que me escuchan les digo: Am<strong>en</strong> a sus <strong>en</strong>emigos, hagan bi<strong>en</strong> a qui<strong>en</strong>es los odian,<br />

b<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los maldic<strong>en</strong>, or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los insultan. Si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una mejilla, ofrécele<br />

también la otra; y algui<strong>en</strong> te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A cualquiera que te pida<br />

algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Hagan ustedes con los demás como<br />

quier<strong>en</strong> que los demás hagan con ustedes.<br />

“Si ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman a ustedes, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? Hasta los<br />

pecadores se portan así. Y si hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es les hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> a ustedes, ¿qué ti<strong>en</strong>e eso de<br />

extraordinario? También los pecadores se portan así. Y si dan prestado sólo a aquellos de qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>san<br />

Leccionario Dominical, Año C 40


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Séptimo Domingo Después de la Epifanía<br />

recibir algo, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando<br />

recibir unos de otros. Ustedes deb<strong>en</strong> amar a sus <strong>en</strong>emigos, y hacer bi<strong>en</strong>, y dar prestado sin esperar nada a<br />

cambio. Así será grande su recomp<strong>en</strong>sa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también<br />

bondadoso con los desagradecidos y los malos. Sean ustedes compasivos, como también su Padre es<br />

compasivo.<br />

“No juzgu<strong>en</strong> a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No cond<strong>en</strong><strong>en</strong> a otros, y Dios no los cond<strong>en</strong>ará<br />

a ustedes. Perdon<strong>en</strong>, y Dios los perdonará. D<strong>en</strong> a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará <strong>en</strong> su bolsa<br />

una medida bu<strong>en</strong>a, apretada, sacudida y repleta. Dios los medirá a ustedes con la misma medida con que<br />

ustedes midan a los otros.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 41


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Octavo Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Amantísimo Padre, cuya voluntad es que te demos gracias por todas las cosas, que no temamos nada<br />

sino el perderte a ti, y que te confiemos todas nuestras preocupaciones, pues cuidas de nosotros:<br />

Presérvanos de temores infieles y de ansiedades mundanas, para que ninguna nube de esta vida mortal<br />

oculte de nosotros la luz de ese amor inmortal que tú nos has manifestado <strong>en</strong> tu Hijo Jesucristo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 7:1-7(8-15)<br />

El Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo: “ponte a la <strong>en</strong>trada del templo del Señor y da a conocer allí<br />

este m<strong>en</strong>saje: Habitantes todos de Judá, que <strong>en</strong>tran por estas puertas a adorar al Señor, escuch<strong>en</strong> este<br />

m<strong>en</strong>saje del Señor todopoderoso, el Dios de Israel: “Mejor<strong>en</strong> su vida y sus obras, y yo los dejaré seguir<br />

vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> esta tierra. No confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> esos que los <strong>en</strong>gañan dici<strong>en</strong>do: ¡Aquí está el templo del Señor, aquí<br />

está el templo del Señor! ‘Si mejoran sus vida y sus obras y son justos los unos con los otros; si no<br />

explotaran a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, ni matan a g<strong>en</strong>te inoc<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este lugar ni dan<br />

culto a otros dioses, con lo que ustedes mismos se perjudicarían, yo los dejaré seguir vivi<strong>en</strong>do aquí, <strong>en</strong> la<br />

tierra que di para siempre a sus antepasados.<br />

[“Ustedes confían <strong>en</strong> palabras <strong>en</strong>gañosas que no les sirv<strong>en</strong> de nada. Roban, , matan, comet<strong>en</strong><br />

adulterio, juran <strong>en</strong> falso, ofrec<strong>en</strong> inci<strong>en</strong>so a Baal, dan culto a dioses con los que ustedes nada ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />

ver, y después vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a este templo que me está dedicado, a pres<strong>en</strong>tarse ante mí. Se cre<strong>en</strong> que aquí están<br />

seguros; cre<strong>en</strong> que pued<strong>en</strong> seguir haci<strong>en</strong>do esas cosas que yo no soporto. ¿Acaso pi<strong>en</strong>san que este templo<br />

que me está dedicado es una cueva de ladrones? Yo he visto todo eso. Yo, el Señor, lo afirmo. Vayan a<br />

mi santuario <strong>en</strong> Silo, el primer lugar que escogí para maldad de mi pueblo Israel. Y aunque una y otra vez<br />

les he advertido acerca de su conducta, ustedes no han querido obedecerme, y ni siquiera me han<br />

respondido. Yo, el Señor, lo afirmo. Por eso, lo mismo que hice con el santuario de Silo, lo voy a hacer con<br />

este templo dedicado a mí, el cual les dí a ustedes y a sus antepasados y <strong>en</strong> el que ustedes confían. Los<br />

arrojaré a ustedes de mi pres<strong>en</strong>cia como antes arrojé a sus hermanos, los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Efraín.”]<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 92:1-5,11-14 (Página 614 L.O.C.)<br />

1. Bu<strong>en</strong>o es darte gracias, oh Señor,*<br />

y cantar alabanzas a tu Nombre, oh Altísimo;<br />

2. Anunciar por la mañana tu misericordia,*<br />

y tu fidelidad por la noche;<br />

3. En la cítara y <strong>en</strong> la lira,*<br />

y con la melodía del arpa;<br />

4. Por cuanto me has alegrado, oh Señor, con tus hazañas;*<br />

las obras de tus manos aclamo con júbilo.<br />

5. ¡Cuán grandes son tus obras, oh Señor!*<br />

¡Qué profundos tus designios!<br />

11. Los justos florecerán como palmera;*<br />

se alzarán como cedros del Líbano;<br />

12. Los plantados <strong>en</strong> la casa del Señor*<br />

florecerán <strong>en</strong> los atrios de nuestro Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año C 42


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Octavo Domingo Después de la Epifanía<br />

13. En la vejez seguirán dando fruto,*<br />

y estarán lozanos y frondosos,<br />

14. Para proclamar la rectitud del Señor,*<br />

mi Roca, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no existe falta.<br />

EPÍSTOLA Corintios 15:50-58<br />

Quiero decirles, hermanos, que lo que es de carne y hueso no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el reino de Dios, y<br />

que lo corruptible no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> lo incorruptible. Pero quiero que sepan <strong>en</strong> secreto: No todos<br />

moriremos, pero todos seremos transformados <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> un abrir y cerrar de ojos, cuando su<strong>en</strong>e<br />

el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no volver a<br />

morir. Y nosotros seremos transformados. Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de lo<br />

incorruptible, y nuestro cuerpo mortal se revestirá de inmortalidad. Y cuando nuestra naturaleza<br />

corruptible se haya revestido de lo incorruptible y cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de<br />

inmortalidad se cumplirá lo que dice la Escritura: “La muerte ha sido devorado por la victoria. ¿Dónde<br />

está, oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y la ley antigua es la que da al pecado su<br />

poder. ¿Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:39-49<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les puso esta comparación: “¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán<br />

los dos <strong>en</strong> algún hoyo? Ningún discípulo es más que su maestro; cuando termine sus estudios llegará a ser<br />

como su maestro.<br />

“¿Por qué te pones a mirar la paja que ti<strong>en</strong>e tu hermano <strong>en</strong> el ojo, y no te fijas <strong>en</strong> el tronco que ti<strong>en</strong>es<br />

<strong>en</strong> el tuyo? Y si no te das cu<strong>en</strong>ta del tronco que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> tu propio ojo, ¿cómo te atreves a decir a tu<br />

hermano: “Hermano, déjame sacarte la paja que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el ojo? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu<br />

propio ojo, y así podrás ver bi<strong>en</strong> para sacar la paja que ti<strong>en</strong>e tu hermano <strong>en</strong> el suyo.<br />

“No hay árbol bu<strong>en</strong>o que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bu<strong>en</strong>o. Cada árbol<br />

se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recog<strong>en</strong> uvas de las zarzas. El hombre<br />

bu<strong>en</strong>o dice cosas bu<strong>en</strong>as porque el bi<strong>en</strong> está <strong>en</strong> su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el<br />

mal está <strong>en</strong> su corazón. Pues de lo que abunda <strong>en</strong> su corazón habla su boca.<br />

“¿Por qué me llaman ustedes, ‘Señor, Señor’, y no hac<strong>en</strong> lo que les digo? Voy a decirles a quién se<br />

parece el que vi<strong>en</strong>e a mí y me oye y hace lo que digo: Se parece a un hombre que para construir una casa<br />

cavó primero bi<strong>en</strong> hondo, y puso la base sobre la roca. Cuando creció el río, el agua dio con fuerza contra<br />

la casa, pero ni moverla pudo, porque estaba bi<strong>en</strong> construida. Pero el que me oye y no hace lo que digo, se<br />

parece a un hombre que construyó su casa sobre la tierra y sin cimi<strong>en</strong>tos; y cuando el río creció y dio con<br />

fuerza contra ella, se derrumbó y quedó completam<strong>en</strong>te destruida.”<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 43


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Ultimo Domingo Después de la Epifanía<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria <strong>en</strong> el monte santo:<br />

Concéd<strong>en</strong>os que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos para llevar nuestra cruz y ser<br />

transformados a su imag<strong>en</strong> de gloria <strong>en</strong> gloria; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 34:29-35<br />

Después bajó Moisés del monte Sinaí llevando las dos tablas de la ley; pero al bajar del monte no se<br />

dio cu<strong>en</strong>ta de que su cara resplandecía por haber hablado con el Señor. Cuando Aarón y todos los israelitas<br />

vieron que la cara de Moisés resplandecía, sintieron miedo y no se acercaron a él. Pero Moisés los llamó,<br />

y cuando Aarón y todos los jefes de la comunidad volvieron a donde estaba Moisés, él habló con ellos.<br />

Poco después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les dio todas las órd<strong>en</strong>es que el Señor le había<br />

dado <strong>en</strong> el monte Sinaí. Luego que terminó de hablar con ellos, se puso un velo sobre la cara.<br />

Cuando Moisés <strong>en</strong>traba a la pres<strong>en</strong>cia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo y se quedaba<br />

así hasta que salía. Entonces comunicaba a los israelitas las órd<strong>en</strong>es que había recibido del Señor. Al ver<br />

los israelitas que la cara de Moisés resplandecía, él volvía a ponerse el velo sobre la cara, y se lo dejaba<br />

puesto hasta que <strong>en</strong>traba a hablar de nuevo con el Señor.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 99 (Página 622 L.O.C.)<br />

l. El Señor es Rey; tiembl<strong>en</strong> los pueblos;*<br />

está <strong>en</strong>tronizado sobre querubines; sacúdase la tierra.<br />

2. El Señor es grande <strong>en</strong> Sión;*<br />

es excelso sobre todos los pueblos.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su Nombre, porque es grande y temible;*<br />

él es el Santo.<br />

4. "Oh Rey poderoso, amante de la justicia,<br />

has establecido la equidad;*<br />

has administrado la justicia y el derecho <strong>en</strong> Jacob".<br />

5. Proclam<strong>en</strong> la grandeza del Señor nuestro Dios,<br />

y póstr<strong>en</strong>se ante el estrado de sus pies;*<br />

él es el Santo.<br />

6. Moisés y Aarón <strong>en</strong>tre sus sacerdotes,<br />

y Samuel <strong>en</strong>tre los que invocan su Nombre,*<br />

invocaban al Señor, y él les respondía.<br />

7. Desde la columna de nube les hablaba;*<br />

guardaban sus testimonios, y el decreto que les dio.<br />

8. "Oh Señor Dios nuestro, <strong>en</strong> verdad les respondías;*<br />

tú eras para ellos un Dios de perdón;<br />

con todo, les castigabas por sus malas obras".<br />

Leccionario Dominical, Año C 44


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Ultimo Domingo Después de la Epifanía<br />

9. Proclam<strong>en</strong> la grandeza del Señor nuestro Dios,<br />

y adór<strong>en</strong>le sobre su santo monte,*<br />

porque el Señor nuestro Dios es el Santo.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 12:27--13:13<br />

Pues bi<strong>en</strong>, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo. Dios ha<br />

querido que <strong>en</strong> la iglesia haya, <strong>en</strong> primer lugar, apóstoles; <strong>en</strong> segundo lugar, profetas; <strong>en</strong> tercer lugar,<br />

maestros, luego personas que hac<strong>en</strong> milagros, y otras que curan <strong>en</strong>fermos, o que ayudan, o que dirig<strong>en</strong>, o<br />

que hablan <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas. No todos son apóstoles, ni todos son profetas. No todos son maestros, ni todos<br />

hac<strong>en</strong> milagros, ni todos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> poder para curar <strong>en</strong>fermos. Tampoco todos hablan <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas, ni todos<br />

sab<strong>en</strong> interpretarlas. Ustedes deb<strong>en</strong> ambicionar los mejores dones. Yo voy a <strong>en</strong>señarles un camino mucho<br />

mejor.<br />

Si hablo las l<strong>en</strong>guas de los hombres y aún de los ángeles, pero no t<strong>en</strong>go amor, no soy más que un<br />

metal que resu<strong>en</strong>a o un platillo discordante. Y si hablo de parte de Dios, y <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do sus propósitos<br />

secretos, y sé todas las cosas, y si t<strong>en</strong>go la fe necesaria para mover montañas, pero no t<strong>en</strong>go amor, no soy<br />

nada. Y si reparto <strong>en</strong>tre los pobres todo lo que poseo, y aún si <strong>en</strong>trego mi propio cuerpo para ser quemado,<br />

pero no t<strong>en</strong>go amor, de nada me sirve. T<strong>en</strong>er amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no t<strong>en</strong>er<br />

<strong>en</strong>vidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no <strong>en</strong>ojarse ni guardar r<strong>en</strong>cor; es no<br />

alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. T<strong>en</strong>er amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo,<br />

soportarlo todo.<br />

El amor jamás dejará de existir. Un día los hombres dejarán de profetizar, y ya no hablarán <strong>en</strong><br />

l<strong>en</strong>guas, ni serán necesarios los conocimi<strong>en</strong>tos. Porque los conocimi<strong>en</strong>tos y la profecía son cosas<br />

imperfectas, que llegarán a su fin cuando v<strong>en</strong>ga lo que es perfecto. Cuando yo era niño, hablaba, p<strong>en</strong>saba y<br />

razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de un niño. Ahora vemos de<br />

manera borrosa, como <strong>en</strong> un espejo; pero un día lo veremos todo tal como es <strong>en</strong> realidad. Mi conocimi<strong>en</strong>to<br />

es ahora imperfecto, pero un día lo conoceré todo del mismo modo que Dios me conoce a mí. Tres cosas<br />

hay que son perman<strong>en</strong>tes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 9:28-36<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Unos ocho días después de esta conversación, Jesús subió a un cerro a orar, acompañado de Pedro,<br />

Santiago y Juan. Mi<strong>en</strong>tras oraba, el aspecto de su cara cambió, y su ropa se volvió muy blanca y brillante,<br />

y aparecieron dos hombres conversando con él. Eran Moisés y Elías, que estaban rodeados de un<br />

resplandor glorioso y hablaban de la muerte que Jesús iba a sufrir <strong>en</strong> Jerusalén. Aunque Pedro y sus<br />

compañeros t<strong>en</strong>ían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres<br />

que estaban con él. Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús, Pedro le dijo:<br />

Leccionario Dominical, Año C 45


LA ESTACION DE LA EPIFANIA Ultimo Domingo Después de la Epifanía<br />

Maestro, ¡qué bi<strong>en</strong> que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra<br />

para Elías. Pero Pedro no sabía lo que decía. Mi<strong>en</strong>tras hablaba, una nube los <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> su sombra, y al<br />

verse d<strong>en</strong>tro de la nube tuvieron miedo. Entonces de la nube salió una voz, que dijo: "Este es mi Hijo, mi<br />

elegido: escúch<strong>en</strong>lo." En el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que la voz se escuchó, Jesús estaba solo. Pero ellos mantuvieron<br />

esto <strong>en</strong> secreto y <strong>en</strong> aquel tiempo a nadie dijeron nada de lo que habían visto.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 46


LA ESTACION DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, tú no aborreces nada de lo que has creado, y perdonas los pecados de<br />

todos los p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes: Crea y forma <strong>en</strong> nosotros, corazones nuevos y contritos, para que, lam<strong>en</strong>tando<br />

debidam<strong>en</strong>te nuestros pecados y reconoci<strong>en</strong>do nuestra miseria, obt<strong>en</strong>gamos de ti, Dios de toda<br />

misericordia, perfecta remisión y perdón; mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Joel 2:1-2,12-17<br />

Toqu<strong>en</strong> la trompeta <strong>en</strong> el monte Sión; d<strong>en</strong> el toque de alarma <strong>en</strong> el santo monte del Señor. Tiembl<strong>en</strong><br />

todos los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Judá, porque ya está cerca el día del Señor; día de oscuridad y tinieblas, día de<br />

nubes y sombras.<br />

Un ejército fuerte y numeroso se ha desplegado sobre los montes como la luz del amanecer. Nunca<br />

antes se vio, ni se verá jamás, nada que se le parezca. “Pero ahora -lo afirma el Señor-, vuélvanse a mí de<br />

todo corazón. ¡Ayun<strong>en</strong>, grit<strong>en</strong> y llor<strong>en</strong>!”<br />

¡Vuélvanse ustedes al Señor su Dios, y desgárr<strong>en</strong>se el corazón <strong>en</strong> vez de desgarrarse la ropa! Porque<br />

el Señor es tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y todo amor, dispuesto siempre a levantar el castigo. Tal vez<br />

decida no castigarlos a ustedes, y les <strong>en</strong>víe b<strong>en</strong>dición: cereales y vino para las ofr<strong>en</strong>das del Señor su Dios.<br />

¡Toqu<strong>en</strong> la trompeta <strong>en</strong> el monte Sión! Convoqu<strong>en</strong> al pueblo y proclam<strong>en</strong> ayuno, reúnan al pueblo de<br />

Dios, y purifíqu<strong>en</strong>lo; reúnan a los ancianos, a los niños y aun a los niños de pecho. ¡Que hasta los recién<br />

casados salgan de la habitación nupcial!<br />

Llor<strong>en</strong> los sacerdotes, los ministros del Señor, y digan <strong>en</strong>tre el vestíbulo y el altar: “Perdona, Señor, a<br />

tu pueblo; no dejes que nadie se burle de los tuyos; no dejes que otras naciones los domin<strong>en</strong> y que los<br />

paganos digan: ¿Dónde está su Dios?”<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

o<br />

Isaías 58:1-12<br />

El Señor me dijo: "Grita fuertem<strong>en</strong>te, sin miedo, alza la voz como una trompeta; repr<strong>en</strong>de a mi pueblo por<br />

sus culpas, al pueblo de Jacob por sus pecados. Diariam<strong>en</strong>te me buscan y están felices de conocer mis<br />

caminos; como si fueran un pueblo que hace el bi<strong>en</strong> y que no descuida mis leyes; me pid<strong>en</strong> leyes justas y<br />

se muestran felices de acercarse a mí, y sin embargo dic<strong>en</strong>:<br />

¿Para qué‚ ayunar, si Dios no lo ve? ¨¿Para qué‚ sacrificarnos, si ‚él no se da cu<strong>en</strong>ta? El día de ayuno<br />

lo dedican ustedes a hacer negocios y a explotar a sus trabajadores; el día de ayuno pasan <strong>en</strong> disputas y<br />

peleas y dando golpes criminales con los puños. Un día de ayuno así, no puede lograr que yo escuche sus<br />

oraciones. "¿Cre<strong>en</strong> que el ayuno que me agrada consiste <strong>en</strong> afligirse, <strong>en</strong> agachar la cabeza como un junco<br />

Leccionario Dominical, Año C 47


LA ESTACION DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

y <strong>en</strong> acostarse con ásperas ropas sobre la c<strong>en</strong>iza? ¿Eso es lo que ustedes llaman 'ayuno', y 'día agradable<br />

al Señor'?<br />

Pues no lo es. El ayuno que a mí me agrada consiste <strong>en</strong> esto: <strong>en</strong> que rompas las cad<strong>en</strong>as de la<br />

injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; <strong>en</strong> que dejes libres a los oprimidos y acabes, <strong>en</strong> fin, con<br />

toda tiranía; <strong>en</strong> que compartas tu pan con el hambri<strong>en</strong>to y recibas <strong>en</strong> tu casa al pobre sin techo; <strong>en</strong> que<br />

vistas al que no ti<strong>en</strong>e ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes.<br />

Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante<br />

de ti y mi gloria te seguirá. Entonces, si me llamas yo te responderé; si gritas pidi<strong>en</strong>do ayuda, yo te diré:<br />

‘Aquí estoy.’ Si haces desaparecer toda opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a<br />

ti mismo <strong>en</strong> servicio del hambri<strong>en</strong>to, si ayudas al afligido <strong>en</strong> su necesidad, tu luz brillará <strong>en</strong> la oscuridad,<br />

tus sombras se convertirán <strong>en</strong> luz de mediodía. Yo te guiaré continuam<strong>en</strong>te, te daré comida abundante <strong>en</strong> el<br />

desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bi<strong>en</strong> regado, como un manantial al que no le falta<br />

el agua. Tu pueblo reconstruirá las viejas ruinas y afianzará los cimi<strong>en</strong>tos puestos hace siglos. Llamarán a<br />

tu pueblo 'reparador de muros caídos', 'reconstructor de casa <strong>en</strong> ruinas'.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:8-14 (Página 626 L.O.C.)<br />

8. Misericordioso y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y rico <strong>en</strong> clem<strong>en</strong>cia.<br />

9. No nos acusará para siempre,*<br />

ni para siempre guardará su <strong>en</strong>ojo.<br />

l0. No nos ha tratado conforme a nuestros pecados,*<br />

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.<br />

11. Así como se levantan los cielos sobre la tierra,*<br />

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.<br />

l2. Como dista el ori<strong>en</strong>te del occid<strong>en</strong>te,*<br />

así aleja de nosotros nuestras rebeliones.<br />

l3. Como un padre cuida de sus hijos,*<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

l4. Porque él sabe de qué‚ estamos hechos;*<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:20b-6:10<br />

Así pues, <strong>en</strong> el nombre de Cristo les rogamos que se pongan <strong>en</strong> paz con Dios. Cristo no cometió<br />

pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo trató como al pecado mismo, para así, por medio de Cristo,<br />

librarnos de culpa. Ahora pues, como colaboradores <strong>en</strong> la obra de Dios, les rogamos a ustedes que no<br />

desaprovech<strong>en</strong> la bondad que Dios les ha mostrado. Porque ‚él dice <strong>en</strong> las Escrituras: "En el mom<strong>en</strong>to<br />

oportuno te escuché; <strong>en</strong> el día de la salvación te ayudé." Y ahora es el mom<strong>en</strong>to oportuno.<br />

­¡Ahora es el día de la salvación!<br />

Leccionario Dominical, Año C 48


LA ESTACION DE CUARESMA Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

En nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga <strong>en</strong> descrédito. Al contrario, <strong>en</strong><br />

todo damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paci<strong>en</strong>cia los sufrimi<strong>en</strong>tos, las<br />

necesidades, las dificultades, los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el<br />

hambre. También‚ lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimi<strong>en</strong>to de la verdad, por<br />

nuestra tolerancia y bondad, por la pres<strong>en</strong>cia del Espíritu Santo <strong>en</strong> nosotros, por nuestro amor sincero, por<br />

nuestro m<strong>en</strong>saje de verdad y por el poder de Dios <strong>en</strong> nosotros. Usamos las armas de la rectitud, tanto para<br />

el ataque como para la def<strong>en</strong>sa. Unas veces se nos honra, y otras veces se nos of<strong>en</strong>de; unas veces se habla<br />

bi<strong>en</strong> de nosotros y otras veces se habla mal. Nos tratan como a m<strong>en</strong>tirosos, a pesar de que decimos la<br />

verdad. Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bi<strong>en</strong> conocidos. Estamos medio muertos,<br />

pero seguimos vivi<strong>en</strong>do; nos castigan, pero no nos matan. Parecemos tristes, pero siempre estamos<br />

cont<strong>en</strong>tos; parecemos pobres, pero hemos <strong>en</strong>riquecido a muchos; parece que no t<strong>en</strong>emos nada, pero lo<br />

t<strong>en</strong>emos todo.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:1-6,16-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No practiqu<strong>en</strong> su religión delante de la g<strong>en</strong>te sólo para que los demás los vean. Si lo hac<strong>en</strong> así su<br />

Padre que está <strong>en</strong> el cielo no les dará ningún premio. Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo<br />

publiques a los cuatro vi<strong>en</strong>tos, como hac<strong>en</strong> los hipócritas <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> las calles para que la g<strong>en</strong>te<br />

hable bi<strong>en</strong> de ellos. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no<br />

se lo cu<strong>en</strong>tes ni siquiera a tu amigo mas íntimo; hazlo <strong>en</strong> secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong><br />

secreto, te dará tu premio. Cuando ustedes or<strong>en</strong>, no sean como los hipócritas, a qui<strong>en</strong>es les gusta orar de<br />

pie <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> las esquinas de las plazas para que la g<strong>en</strong>te los vea. Les aseguro que con eso ya<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Pero tú, cuando ores, <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está allí a<br />

solas contigo. Y tu Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong> secreto, te dará tu premio.<br />

"Cuando ustedes ayun<strong>en</strong>, no pongan cara triste, como los hipócritas, que apar<strong>en</strong>tan tristeza para que<br />

la g<strong>en</strong>te vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. "No amonton<strong>en</strong> riquezas<br />

aquí <strong>en</strong> la tierra, donde la polilla destruye, y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones <strong>en</strong>tran a<br />

robar. Mas bi<strong>en</strong> amonton<strong>en</strong> riquezas <strong>en</strong> el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder<br />

ni los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Pues donde está tu riqueza, allí estará también tu corazón"<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 49


LA ESTACION DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo fue llevado por el Espíritu para ser t<strong>en</strong>tado por Satanás:<br />

Apresúrate a socorrer a los que somos atacados por múltiples t<strong>en</strong>taciones; y así como tú conoces las<br />

flaquezas de cada uno de nosotros, haz que cada uno te halle poderoso para salvar; por Jesucristo tu Hijo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 26:[1-4]5-11<br />

["Cuando hayas <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> la tierra que el Señor tu Dios te va a dar <strong>en</strong> propiedad, y te hayas<br />

establecido <strong>en</strong> ella, tomarás los primeros frutos de la cosecha que te dé la tierra, y los llevarás <strong>en</strong> una cesta<br />

al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como resid<strong>en</strong>cia de su nombre. Allí te pres<strong>en</strong>tarás al sacerdote<br />

<strong>en</strong> funciones, y le dirás: 'Yo declaro hoy, ante el Señor mi Dios, que ya he <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> el país que el Señor<br />

juró a nuestros antepasados que nos daría.' El sacerdote tomará la cesta que tú le <strong>en</strong>tregues, y la pondrá<br />

ante el altar del Señor tu Dios;] <strong>en</strong>tonces pronunciarás ante el Señor tu Dios la sigui<strong>en</strong>te declaración:<br />

'Mis antepasados fueron un pequeño grupo de arameos errantes, que emigraron a Egipto y se<br />

quedaron a vivir allí, convirtiéndose después <strong>en</strong> una nación grande, poderosa y numerosa. Pero los<br />

egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos hicieron sufrir cruel esclavitud. Entonces pedimos al Señor<br />

y Dios de nuestros padres que nos ayudara, y él escuchó nuestras súplicas, y vio la miseria, los trabajos y la<br />

opresión de que éramos víctimas; desplegó su gran poder y, <strong>en</strong> medio de un gran terror y de<br />

acontecimi<strong>en</strong>tos extraordinarios, nos sacó de Egipto y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra donde la<br />

leche y la miel corr<strong>en</strong> como el agua. Por eso traigo ahora los primeros frutos de la tierra que el Señor me<br />

ha dado.' "En seguida pondrás la cesta delante del Señor tu Dios y te arrodillarás <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia. Después<br />

harás fiesta por todos los bi<strong>en</strong>es que el Señor tu Dios te ha dado a ti y a tu familia. También se unirán a tu<br />

alegría los levitas y los extranjeros que vivan <strong>en</strong>tre ustedes.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 91:9-15 (Página 613 L.O.C.)<br />

9. Porque hiciste del Señor tu refugio,*<br />

del Altísimo, tu habitación,<br />

10. No te sobrev<strong>en</strong>drá mal alguno,*<br />

ni plaga tocará tu morada.<br />

11. Pues a sus ángeles mandará cerca de ti,*<br />

que te guard<strong>en</strong> <strong>en</strong> todos tus caminos.<br />

12. En las manos te llevarán,*<br />

para que tu pie no tropiece <strong>en</strong> piedra.<br />

13. Sobre el león y el áspid pisarás;*<br />

hollarás al cachorro del león y a la serpi<strong>en</strong>te.<br />

l4. "Por cuanto ha hecho pacto de amor conmigo, yo lo libraré;*<br />

lo protegeré, por cuanto ha conocido mi Nombre.<br />

l5. Me invocará, y yo le responderé;*<br />

con él estaré <strong>en</strong> la angustia; lo libraré, y le glorificaré.<br />

Leccionario Dominical, Año C 50


LA ESTACION DE CUARESMA Primer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

EPÍSTOLA Romanos 10:[5-8a]8b-13<br />

[En cuanto a quedar libres de culpa por cumplir la ley, Moisés escribió esto: "La persona que cumpla<br />

la ley, vivirá por ella. "Pero <strong>en</strong> cuanto a quedar libres de culpa por medio de la fe, dice: "No pi<strong>en</strong>ses:<br />

"¿Quién subirá al cielo?' -esto es, para hacer que Cristo baje-; o ''¿Quién bajará al abismo?'" -esto es, para<br />

hacer que Cristo suba de <strong>en</strong>tre los muertos. ¿Qué es, pues, lo que dice?: "La palabra está cerca de ti, <strong>en</strong> tu<br />

boca y <strong>en</strong> tu corazón."] Esta palabra es el m<strong>en</strong>saje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús<br />

como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se<br />

cree para quedar libre de culpa, y con la boca se reconoce a Jesucristo para alcanzar la salvación.<br />

La Escritura dice: "El que confíe <strong>en</strong> él, no quedará defraudado. "No hay difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre los judíos y<br />

los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que le invocan.<br />

Porque esto es lo que dice: "Todos los que invoqu<strong>en</strong> el nombre del Señor, alcanzarán la salvación."<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 4:1-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús, ll<strong>en</strong>o del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo<br />

cuar<strong>en</strong>ta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió<br />

hambre. El diablo <strong>en</strong>tonces le dijo: -Si de veras eres Hijo de Dios, ord<strong>en</strong>a a esta piedra que se convierta <strong>en</strong><br />

pan.<br />

Jesús le contestó: -La Escritura dice: 'No sólo de pan vivirá el hombre.' Luego el diablo lo levantó y,<br />

mostrándole <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to todos los países del mundo, le dijo: -Yo te daré este poder y la grandeza de<br />

estos países. Porque yo lo he recibido, y se lo daré al que quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo<br />

será tuyo. Jesús le contestó: -La Escritura dice: 'Adora al Señor tu Dios, y sírvele sólo a él.' Después el<br />

diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte más alta del templo y le dijo : -Si de veras eres<br />

Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí; porque la Escritura dice:<br />

'Dios mandará que sus ángeles te cuid<strong>en</strong> y te protejan. Te levantarán con sus manos, para que no<br />

tropieces con piedra alguna.' Jesús le contestó: -También dice la Escritura: "No pongas a prueba al Señor tu<br />

Dios." Cuando ya el diablo no <strong>en</strong>contró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún<br />

tiempo.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 51


LA ESTACION DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuya gloria es siempre t<strong>en</strong>er misericordia: Sé b<strong>en</strong>igno a todos los que se han descarriado de<br />

tus caminos, y tráelos de nuevo con corazones p<strong>en</strong>it<strong>en</strong>tes y fe firme, para recibir y abrazar la verdad<br />

inmutable de tu Verbo, Jesucristo tu Hijo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 15:1-12,17-18<br />

Después de esto, El Señor le habló a Abram <strong>en</strong> una visión, y le dijo: -No t<strong>en</strong>gas miedo, Abram,<br />

porque yo soy tu protector. Tu recomp<strong>en</strong>sa va a ser muy grande. Pero Abram le contestó: -Señor y Dios,<br />

¿de qué me sirve que me des recomp<strong>en</strong>sa, si tú bi<strong>en</strong> sabes que no t<strong>en</strong>go hijos? Como no me has dado<br />

ningún hijo, el heredero de todo lo que t<strong>en</strong>go va a ser de Eliezer de Damasco, uno de mis criados. El Señor<br />

le contestó : -Tu heredero va a ser tu propio hijo, y no un extraño. Entonces el Señor llevó a Abram afuera,<br />

y le dijo: -Mira bi<strong>en</strong> el cielo, y cu<strong>en</strong>ta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bi<strong>en</strong>, así será el número<br />

de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo y le dijo:<br />

Yo soy el Señor; yo te saqué de Ur de los caldeos para darte esta tierra como her<strong>en</strong>cia. -Pero, Señor y<br />

Dios, ¿cómo podré estar seguro de que voy a heredar esta tierra? -contestó Abram. Y Dios le dijo: -Tráeme<br />

una ternera, una cabra y un carnero, de tres años cada uno, y también una tórtola y un pichón. Abram trajo<br />

todos estos animales a Dios, los partió por la mitad y puso una mitad fr<strong>en</strong>te a otra; pero no partió las aves.<br />

Y los buitres bajaban sobre los cuerpos de los animales muertos, pero Abram los espantaba. Cuando<br />

empezaba a anochecer, Abram se quedó profundam<strong>en</strong>te dormido. De pronto lo rodeó una gran oscuridad y<br />

sintió mucho miedo. Cuando ya era de noche y todo estaba oscuro, apareció un horno que echaba humo y<br />

una antorcha <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida que pasaba por <strong>en</strong> medio de los animales partidos. Aquel mismo día el Señor hizo<br />

un pacto con Abram y le dijo: -Esta tierra se la daré a tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, desde el río de Egipto hasta el río<br />

grande, el Éufrates.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 27:10-18 (Página 517 L.O.C.)<br />

10. Escucha, oh Señor, mi voz cuando a ti clamo;*<br />

t<strong>en</strong> misericordía de mí y respóndeme.<br />

11. Tú hablas <strong>en</strong> mi corazón y dices: "Busca mi rostro".*<br />

Tu rostro buscaré, oh Señor.<br />

12. No escondas tu rostro de mí,*<br />

no apartes con ira a tu siervo.<br />

13. Mi ayuda has sido; no me deseches;*<br />

no me desampares, oh Dios de mi salvación.<br />

14. Aunque mi padre y mi madre me desampar<strong>en</strong>,*<br />

aún con todo el Señor me recogerá.<br />

l5. Enséñame, oh Señor, tu camino;*<br />

guíame por s<strong>en</strong>da llana a causa de mis <strong>en</strong>emigos.<br />

l6. No me <strong>en</strong>tregues al r<strong>en</strong>cor de mis adversarios,<br />

porque se han levantado contra mí testigos falsos;*<br />

y también los que respiran maldad.<br />

Leccionario Dominical, Año C 52


LA ESTACION DE CUARESMA Segundo Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

l7. Hubiera yo desmayado si no creyese<br />

que t<strong>en</strong>go de ver la bondad del Señor*<br />

<strong>en</strong> la tierra de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

l8. Aguarda al Señor; esfuérzate, y aliéntese tu corazón;*<br />

sí, aguarda al Señor.<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 3:17--4:1<br />

Hermanos, sigan mi ejemplo y fíj<strong>en</strong>se también <strong>en</strong> los que viv<strong>en</strong> según el ejemplo que nosotros les<br />

hemos dado a ustedes. Ya les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas, que hay muchos<br />

que están vivi<strong>en</strong>do como <strong>en</strong>emigos de la cruz de Cristo y que acabarán por ser destruidos. Su dios son sus<br />

propios apetitos, y si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> orgullo de lo que debería darles vergü<strong>en</strong>za. Sólo pi<strong>en</strong>san <strong>en</strong> las cosas de este<br />

mundo. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo v<strong>en</strong>ga el<br />

Salvador, el Señor Jesucristo, que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo<br />

glorioso. Y lo hará por medio del poder que ti<strong>en</strong>e para dominar todas las cosas. Por eso, mis queridos<br />

hermanos, a qui<strong>en</strong>es tanto deseo ver; ustedes, amados míos, que son mi alegría y mi premio, sigan así,<br />

firmes <strong>en</strong> el Señor.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 13:[22-30]31-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a tí, Cristo Señor!<br />

[En su camino a Jerusalén, Jesús <strong>en</strong>señaba <strong>en</strong> los pueblos y aldeas por donde pasaba. Uno le<br />

preguntó: -Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él contestó: -Procur<strong>en</strong> <strong>en</strong>trar por la puerta angosta;<br />

porque les digo que muchos querrán <strong>en</strong>trar, y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y<br />

cierre la puerta, ustedes, los que están afuera, llamarán y dirán: "Señor, ábr<strong>en</strong>os.' él les contestará: 'No sé<br />

de dónde son ustedes.' Entonces com<strong>en</strong>zarán ustedes a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú<br />

<strong>en</strong>señaste <strong>en</strong> nuestras calles.' Pero él les contestará: 'Ya les digo que no sé de dónde son. ¡Apárt<strong>en</strong>se de<br />

mí, malhechores'! Allí llorarán y les rechinarán los di<strong>en</strong>tes, al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los<br />

profetas están <strong>en</strong> el reino de Dios, y que ustedes son echados fuera. Porque va a v<strong>en</strong>ir g<strong>en</strong>te del norte y del<br />

sur, del este y del oeste, para s<strong>en</strong>tarse a comer <strong>en</strong> el reino de Dios. Entonces algunos de los que ahora son<br />

los últimos serán los primeros, y algunos que ahora son los primeros serán los últimos.]<br />

También <strong>en</strong>tonces llegaron algunos fariseos, y le dijeron a Jesús: -Vete de aquí, porque Herodes te<br />

quiere matar. Él les contestó: -Vayan y díganle a ese zorro: 'Mira, hoy y mañana expulso a los demonios y<br />

sano a los <strong>en</strong>fermos, y pasado mañana termino.' Pero t<strong>en</strong>go que seguir mi camino hoy, mañana y el día<br />

sigui<strong>en</strong>te, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.<br />

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los m<strong>en</strong>sajeros que Dios te <strong>en</strong>vía!<br />

¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste<br />

!Pues mir<strong>en</strong>, el hogar de ustedes va a quedar abandonado; y les digo; que no volverán a verme hasta que<br />

llegue el tiempo <strong>en</strong> que ustedes digan: '¡B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor!'<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 53


LA ESTACION DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú sabes que <strong>en</strong> nosotros no hay poder para ayudarnos: Guárdanos tanto<br />

exteriorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> cuerpo como interiorm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> alma, para que seamos def<strong>en</strong>didos de todas las<br />

adversidades que puedan sobrev<strong>en</strong>ir al cuerpo, y de los malos p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos que puedan asaltar y herir el<br />

alma; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 3:1-15<br />

Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetro, que era sacerdote de Madián, y un día las llevó a través<br />

del desierto y llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. Allí el ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong><br />

una llama de fuego, <strong>en</strong> medio de una zarza. Moisés se fijó bi<strong>en</strong> y se dio cu<strong>en</strong>ta de que la zarza ardía con el<br />

fuego pero no se consumía. Entonces p<strong>en</strong>só: "¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la<br />

zarza." Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: -¡Moisés! ¡Moisés! -<br />

Aquí estoy -contestó Moisés. Entonces Dios le dijo: -No te acerques. Y descálzate, porque el lugar donde<br />

estás es sagrado. Y añadió:<br />

-Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Moisés se cubrió<br />

la cara, pues tuvo miedo de mirar a Dios, pero el Señor siguió dici<strong>en</strong>do: -Claram<strong>en</strong>te he visto como sufre<br />

mi pueblo que está <strong>en</strong> Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bi<strong>en</strong> lo que<br />

sufr<strong>en</strong>. Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y a llevarlos a<br />

una tierra grande y bu<strong>en</strong>a, donde la leche y la miel corr<strong>en</strong> como el agua. Es el país donde viv<strong>en</strong> los<br />

cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Mira, he escuchado las quejas<br />

de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho. Por lo tanto, ponte <strong>en</strong> camino,<br />

que te voy a <strong>en</strong>viar ante el faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.<br />

Entonces Moisés le dijo a Dios: ¿Y quién soy yo para pres<strong>en</strong>tarme ante el faraón y sacar de Egipto a<br />

los israelitas? Y Dios le contestó: -Yo estaré contigo, y ésta es la señal de que yo mismo te <strong>en</strong>vío: Cuando<br />

hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me adorarán <strong>en</strong> este monte. Pero Moisés le respondió: -<br />

El problema es que si yo voy y les digo a los israelitas: 'El Dios de sus antepasados me ha <strong>en</strong>viado a<br />

ustedes.' Ellos me van a preguntar: ''¿Cómo se llama?' Y <strong>en</strong>tonces, ¿qué les voy a decir? Y Dios le<br />

contestó: -YO SOY EL QUE SOY. Y dirás a los israelitas: 'YO SOY me ha <strong>en</strong>viado a ustedes.' Además,<br />

Dios le dijo a Moisés: -Di también a los israelitas: 'El Señor, el Dios de los antepasados de ustedes, el Dios<br />

de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha <strong>en</strong>viado a ustedes. Este es mi nombre eterno; este es mi nombre<br />

por todos los siglos.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:1-11 (Página 626 L.O.C.)<br />

l. B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor,*<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2. B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor,*<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

Leccionario Dominical, Año C 54


LA ESTACION DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

3. Él perdona todas tus iniquidades,*<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4. Él rescata del sepulcro tu vida,*<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

5. Él sacia de bi<strong>en</strong> tus anhelos,*<br />

y como el águila se r<strong>en</strong>ueva tu juv<strong>en</strong>tud.<br />

6. El Señor hace justicia,*<br />

y defi<strong>en</strong>de a todos los oprimidos.<br />

7. Dio a conocer sus caminos a Moisés,*<br />

y al pueblo de Israel sus obras.<br />

8. Misericordioso y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y rico <strong>en</strong> clem<strong>en</strong>cia.<br />

9. No nos acusará para siempre,*<br />

ni para siempre guardará su <strong>en</strong>ojo.<br />

10. No nos ha tratado conforme a nuestros pecados,*<br />

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.<br />

11. Así como se levantan los cielos sobre la tierra,*<br />

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 10:1-13<br />

No quiero, hermanos, que olvid<strong>en</strong> que nuestros antepasados estuvieron todos bajo aquella nube, y<br />

que todos atravesaron el Mar Rojo. De ese modo, todos ellos quedaron unidos a Moisés al ser bautizados<br />

<strong>en</strong> la nube y <strong>en</strong> el mar. Igualm<strong>en</strong>te, todos ellos comieron el mismo alim<strong>en</strong>to espiritual y tomaron la misma<br />

bebida espiritual. Porque bebían agua de la roca espiritual que los acompañaba <strong>en</strong> su viaje, la cual era<br />

Cristo. Sin embargo, la mayoría de ellos no agradó a Dios, y por eso sus cuerpos quedaron t<strong>en</strong>didos <strong>en</strong> el<br />

desierto.<br />

Todo esto sucedió como un ejemplo para nosotros, para que no deseemos lo malo, como ellos lo<br />

desearon. Por eso, no ador<strong>en</strong> ustedes ídolos, como algunos de ellos lo hicieron, según dice la Escritura: "La<br />

g<strong>en</strong>te se s<strong>en</strong>tó a comer y beber, y luego se levantó a divertirse." No cometamos inmoralidades sexuales,<br />

como las que algunos de ellos cometieron, por lo que <strong>en</strong> un solo día murieron veintitrés mil. Tampoco<br />

pongamos a prueba a Cristo, como algunos de ellos lo hicieron, por lo que murieron mordidos por las<br />

serpi<strong>en</strong>tes. Ni murmur<strong>en</strong> contra Dios, como algunos de ellos murmuraron, por lo que el ángel de la muerte<br />

los mató.<br />

Todo esto les sucedió a nuestros antepasados como un ejemplo para nosotros, y fue puesto <strong>en</strong> las<br />

Escrituras como una advert<strong>en</strong>cia para los que vivimos <strong>en</strong> estos tiempos últimos. Así pues, el que cree estar<br />

firme, t<strong>en</strong>ga cuidado de no caer. Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanam<strong>en</strong>te<br />

soportable. Y pued<strong>en</strong> ustedes confiar <strong>en</strong> Dios, que no les dejará sufrir pruebas más duras de lo que pued<strong>en</strong><br />

soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para<br />

que puedan soportarla.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año C 55


LA ESTACION DE CUARESMA Tercer Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 13:1-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquel mismo tiempo fueron unos a ver a Jesús, y le contaron que Pilato había matado a unos<br />

hombres de Galilea, y que habían mezclado su sangre con la de los animales que ellos habían ofrecido <strong>en</strong><br />

sacrificio. Jesús les dijo: "¿Pi<strong>en</strong>san ustedes que esto les pasó a esos hombres de Galilea por ser ellos más<br />

pecadores que los otros de su país? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelv<strong>en</strong> a Dios, también<br />

morirán. ¿O cre<strong>en</strong> que aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó <strong>en</strong>cima, eran más<br />

culpables que los otros que vivían <strong>en</strong> Jerusalén? Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelv<strong>en</strong> a<br />

Dios, también morirán."<br />

Jesús les contó esta parábola: "Un hombre t<strong>en</strong>ía una higuera plantada <strong>en</strong> su viñedo, y fue a ver si<br />

daba higos, pero no <strong>en</strong>contró ninguno. Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: 'Mira, por tres<br />

años seguidos he v<strong>en</strong>ido a esta higuera <strong>en</strong> busca de fruto, pero nunca lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro. Córtala, pues: ¿para qué<br />

ha de ocupar terr<strong>en</strong>o inútilm<strong>en</strong>te? Pero el que cuidaba el terr<strong>en</strong>o le contestó: 'Señor, déjala todavía este<br />

año; voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás.'"<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 56


LA ESTACION DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Padre bondadoso, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo Jesucristo desc<strong>en</strong>dió del cielo para ser el pan verdadero que da<br />

vida al mundo: Danos siempre este pan, para que él viva <strong>en</strong> nosotros y nosotros <strong>en</strong> él; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Josué [4:l9-24]; 5:9-12<br />

[Los israelitas salieron del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon <strong>en</strong> Gilgal, al este de<br />

Jericó. Allí Josué colocó las doce piedras que trajeron del Jordán, y dijo a los israelitas: "En el futuro,<br />

cuando sus hijos les pregunt<strong>en</strong>: ''¿Qué significan estas piedras?', cuént<strong>en</strong>les como Israel pasó el río Jordán<br />

<strong>en</strong> seco, y como el Señor su Dios secó el agua del Jordán mi<strong>en</strong>tras ustedes pasaban, tal como antes había<br />

secado el Mar Rojo mi<strong>en</strong>tras pasábamos nosotros. Así todos los pueblos del mundo sabrán lo poderoso que<br />

es el Señor, y ustedes honrarán siempre al Señor su Dios."]<br />

Entonces el Señor le dijo a Josué: "Con esta circuncisión les he quitado la vergü<strong>en</strong>za de los<br />

egipcios." Por esta razón, aquel lugar todavía se llama Gilgal. Los israelitas acamparon <strong>en</strong> Gilgal, y el día<br />

catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua <strong>en</strong> los llanos de Jericó. Ese mismo día comieron panes<br />

sin levadura y trigo tostado, pero al día sigui<strong>en</strong>te comieron ya de lo que la tierra producía. Desde <strong>en</strong>tonces<br />

no volvió a haber maná, así que los israelitas se alim<strong>en</strong>taron aquel año de lo que producía la tierra de<br />

Canaán.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:1-8 ( PÁGINA 526 L.O.C.)<br />

l. B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo;*<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2. En el Señor me gloriaré;*<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3. Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor;*<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4. Busqué al Señor y él me respondió,*<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5. A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados,*<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6. Este pobre clamó, y el Señor le oyó,*<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7. El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8. Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor;*<br />

dichosos los que <strong>en</strong> él confían.<br />

Leccionario Dominical, Año C 57


LA ESTACION DE CUARESMA Cuarto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:17-21<br />

Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron, lo que ahora<br />

hay, es nuevo. Todo esto es la obra de Dios, qui<strong>en</strong> por medio de Cristo nos puso <strong>en</strong> paz consigo mismo y<br />

nos dió el <strong>en</strong>cargo de poner a todos <strong>en</strong> paz con él. Es decir que, <strong>en</strong> Cristo, Dios estaba poni<strong>en</strong>do al mundo<br />

<strong>en</strong> paz consigo mismo, sin tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los pecados de los hombres; y a nosotros nos <strong>en</strong>cargó que<br />

diéramos a conocer este m<strong>en</strong>saje. Así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les<br />

rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues, <strong>en</strong> el nombre de Cristo les rogamos que se pongan <strong>en</strong><br />

paz con Dios. Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo trató como al pecado<br />

mismo, para así, por medio de Cristo, librarnos de culpa.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 15:11-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor¡<br />

Jesús contó esto también: "Un hombre t<strong>en</strong>ía dos hijos, y el más jov<strong>en</strong> le dijo a su padre: 'Padre,<br />

dame la parte de la her<strong>en</strong>cia que me toca.' Entonces el padre repartió los bi<strong>en</strong>es <strong>en</strong>tre ellos. Pocos días<br />

después el hijo m<strong>en</strong>or v<strong>en</strong>dió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo<br />

lo derrochó llevando una vida des<strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ada. Pero cuando ya se lo había gastado todo, hubo una gran<br />

escasez de comida <strong>en</strong> aquel país, y él com<strong>en</strong>zó a pasar hambre. Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar,<br />

que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Y t<strong>en</strong>ía ganas de ll<strong>en</strong>arse el estómago con las algarrobas que<br />

comían los cerdos, pero nadie se las daba. Al fin se puso a p<strong>en</strong>sar: '¡Cuántos trabajadores <strong>en</strong> la casa de mi<br />

padre ti<strong>en</strong><strong>en</strong> comida de sobra, mi<strong>en</strong>tras yo aquí me muero de hambre! Regresaré a casa de mi padre, y le<br />

diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo: trátame como a uno de<br />

tus trabajadores.' Así que se puso <strong>en</strong> camino y regresó a la casa de su padre.<br />

"Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vió y sintió compasión de él. Corrió a su <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, y lo<br />

recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: 'Padre mío, he pecado contra Dios y contra tí; ya no merezco<br />

llamarme tu hijo.' Pero el padre ord<strong>en</strong>ó a sus criados: 'Saqu<strong>en</strong> pronto la mejor ropa y vístanlo; pónganle<br />

también un anillo <strong>en</strong> el dedo y sandalias <strong>en</strong> los pies. Traigan al becerro más gordo y mát<strong>en</strong>lo. ¡Vamos a<br />

comer y a hacer fiesta! Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos<br />

<strong>en</strong>contrado.' Y com<strong>en</strong>zaron a hacer fiesta.<br />

"Entre tanto, el hijo mayor estaba <strong>en</strong> el campo. Cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la<br />

música y el baile. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó que pasaba. El criado le dijo: 'Es que<br />

su hermano ha vuelto; y su padre ha mandado a matar el becerro más gordo, porque llegó bu<strong>en</strong>o y sano.'<br />

Pero tanto se <strong>en</strong>ojó el hermano mayor, que no quería <strong>en</strong>trar, así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo<br />

hiciera. Le dijo a su padre: 'Tú sabes cuantos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás me has<br />

dado ni siquiera un cabrito para hacer fiesta con mis amigos. En cambio, ahora llega este hijo tuyo, que ha<br />

malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro más gordo.' "El padre le contestó: "Hijo<br />

mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que t<strong>en</strong>go es tuyo. Pero ahora es muy justo hacer fiesta y<br />

alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos<br />

<strong>en</strong>contrado'"<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 58


LA ESTACION DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, solo tú puedes ord<strong>en</strong>ar los afectos y voluntades rebeldes de los pecadores:<br />

Concede gracia a tu pueblo para amar lo que tú dispones y desear lo que tú prometes; a fin de que, <strong>en</strong><br />

medio de los rápidos y variados cambios del mundo, nuestros corazones permanezcan fijos allí donde se<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran los verdaderos goces; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 43:16-21<br />

El Señor abrió un camino a través del mar, un s<strong>en</strong>dero por <strong>en</strong>tre las aguas impetuosas; hizo salir todo<br />

un poderoso ejército, con sus carros y caballos, para destruirlo. Quedaron derribados y no pudieron<br />

levantarse; se acabaron como mecha que se apaga. Ahora dice el Señor a su pueblo: "Ya no recuerdes el<br />

ayer, no pi<strong>en</strong>ses más <strong>en</strong> cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a<br />

aparecer. Voy a abrir un camino <strong>en</strong> el desierto y ríos <strong>en</strong> la tierra estéril. Me honrarán los animales salvajes,<br />

los chacales y los avestruces, porque hago brotar agua <strong>en</strong> el desierto, ríos <strong>en</strong> la tierra estéril, para dar de<br />

beber a mi pueblo elegido, el pueblo que he formado para que proclame mi alabanza.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 126 (Página 673 L.O.C.)<br />

l. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,*<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2. Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa,*<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3. Y decían <strong>en</strong>tre las naciones:*<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4. Proezas ha hecho el Señor con nosotros,*<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5. Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte,*<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6. Los que sembraron con lágrimas,*<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7. Los que van llorando, llevando la semilla,*<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 3:8-14<br />

Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bi<strong>en</strong> supremo de conocer a Cristo Jesús, mi<br />

Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él y<br />

<strong>en</strong>contrarme unido a él. No busco quedar libre de culpa por la obedi<strong>en</strong>cia a la ley, sino por medio de la fe<br />

<strong>en</strong> Cristo; es decir, que Dios me libre de culpa por medio de la fe. Lo que quiero es conocer a Cristo, s<strong>en</strong>tir<br />

<strong>en</strong> mí el poder de su resurrección, tomar parte <strong>en</strong> sus sufrimi<strong>en</strong>tos y llegar a ser como él <strong>en</strong> su muerte, con<br />

la esperanza de alcanzar la resurrección de los muertos. No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni<br />

Leccionario Dominical, Año C 59


LA ESTACION DE CUARESMA Quinto Domingo <strong>en</strong> Cuaresma<br />

que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó<br />

primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que<br />

queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio que Dios<br />

nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 20:9-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego empezó Jesús a hablar a la g<strong>en</strong>te, y contó esta parábola: "Un hombre plantó un viñedo, lo<br />

alquiló a unos labradores y empr<strong>en</strong>dió un largo viaje. A su debido tiempo, mandó un criado a pedir a los<br />

labradores la parte de la cosecha que le correspondía; pero ellos lo golpearon y lo <strong>en</strong>viaron con las manos<br />

vacías. Entonces el dueño mandó otro criado; pero también a este lo insultaron, lo golpearon y lo <strong>en</strong>viaron<br />

con las manos vacías. Volvió a mandar a otro, pero los labradores también lo hirieron y lo echaron fuera.<br />

"Por fin el dueño del terr<strong>en</strong>o dijo: ''¿Qué haré? Mandaré mi hijo querido; tal vez lo respetarán.' Pero<br />

cuando los labradores lo vieron, se dijeron unos a otros: 'Este es el que ha de recibir la her<strong>en</strong>cia;<br />

matémoslo, para que la propiedad pase a poder nuestro.' Así que lo sacaron del viñedo y lo mataron. "¿Y<br />

qué cre<strong>en</strong> ustedes que hará con ellos el dueño del viñedo? Pues irá y matará a esos labradores, y dará el<br />

viñedo a otros."<br />

Al oír esto, dijeron: -¡Eso jamás! Pero Jesús los miró, y dijo: -Entonces ¿qué significa esto que<br />

dic<strong>en</strong> las Escrituras?: 'La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal.'<br />

Cualquiera que caiga sobre esa piedra, quedará hecho pedazos; y si la piedra cae sobre algui<strong>en</strong>, lo hará<br />

polvo. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley quisieron arrestar a Jesús <strong>en</strong> aquel mom<strong>en</strong>to,<br />

porque sabían que había usado esta parábola contra ellos. Pero t<strong>en</strong>ían miedo de la g<strong>en</strong>te.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 60


LA ESTACION DE PASCUA Día de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, que por medio de tu Hijo unigénito Jesucristo has v<strong>en</strong>cido la muerte y nos abriste<br />

la puerta de la vida eterna: Concede a los que celebramos con gozo el día de la resurrección del Señor, que<br />

seamos resucitados de la muerte del pecado por tu Espíritu vivificador; mediante Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos l0-34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: -Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre<br />

una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o. Dios<br />

habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor<br />

de todos. Ustedes bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea, después<br />

que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu santo a Jesús<br />

de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo.<br />

Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús <strong>en</strong><br />

la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo resucitó al<br />

tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a<br />

qui<strong>en</strong>es Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que<br />

resucitó. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los<br />

muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él recib<strong>en</strong> por<br />

medio de él el perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año C 61<br />

o<br />

Isaías 51:9-11<br />

Despierta, despierta, brazo del Señor, ármate de fuerza, despierta como lo hiciste <strong>en</strong> el pasado, <strong>en</strong><br />

tiempos muy lejanos. Tú despedazaste a Rahab, el monstruo marino, secaste el mar, el agua del profundo<br />

abismo, y convertiste el fondo del mar <strong>en</strong> camino para que pasaran los libertados. Así también, regresarán<br />

los rescatados por el Señor, y <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> Sión dando gritos de alegría; sus rostros estarán siempre alegres;<br />

<strong>en</strong>contrarán felicidad y dicha, y el dolor y el llanto desaparecerán.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 118:14-17,22-24 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l4. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

l5. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:


LA ESTACION DE PASCUA Día de Pascua<br />

l6. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa!<br />

¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

17. No he de morir, sino que viviré,*<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:l-4<br />

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busqu<strong>en</strong> las cosas del cielo, donde<br />

Cristo está s<strong>en</strong>tado a la derecha de Dios. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> las cosas del cielo no <strong>en</strong> las de la tierra. Pues ustedes<br />

murieron, y ahora su vida está escondida con Cristo <strong>en</strong> Dios. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando él<br />

aparezca, ustedes también aparecerán con él y t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Leccionario Dominical, Año C 62<br />

o<br />

Hechos 10:34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: -Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo<br />

Jesús <strong>en</strong> la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo<br />

resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a<br />

nosotros, a qui<strong>en</strong>es Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él<br />

después que resucitó. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos<br />

y de los muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él<br />

recib<strong>en</strong> por medio de él perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:1-l0<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti , Cristo Señor!


LA ESTACION DE PASCUA Día de Pascua<br />

Las mujeres descansaron <strong>en</strong> el día de reposo, conforme al mandami<strong>en</strong>to, pero el primer día de la<br />

semana regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado. Al llegar, se<br />

<strong>en</strong>contraron con que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba <strong>en</strong> su lugar, y <strong>en</strong>traron, pero no <strong>en</strong>contraron<br />

el cuerpo del Señor Jesús. Estaban asustadas, sin saber que hacer, cuando de pronto vieron a dos hombres<br />

de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes. Ll<strong>en</strong>as de miedo, se inclinaron hasta el suelo; pero<br />

aquellos hombres les dijeron:<br />

-¿Por qué buscan ustedes <strong>en</strong>tre los muertos al que está vivo? No esta aquí, sino que ha resucitado.<br />

Acuérd<strong>en</strong>se de lo que les dijo cuando todavía estaba <strong>en</strong> Galilea: que el Hijo del hombre t<strong>en</strong>ía que ser<br />

<strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría. Entonces ellas se<br />

acordaron de las palabras de Jesús, y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a<br />

todos los demás. Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdal<strong>en</strong>a, Juana, María madre<br />

de Santiago, y las otras mujeres.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 63


LA ESTACION DE PASCUA Segundo Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la<br />

reconciliación: Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que<br />

manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Job 42:1-6<br />

Yo sé que tú lo puedes todo y que no hay nada que no puedas realizar. ¿Quién soy yo para dudar de<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, mostrando así mi ignorancia? Yo estaba hablando de cosas que no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do, cosas tan<br />

maravillosas que no las puedo compr<strong>en</strong>der. Tú me dijiste: "Escucha, que quiero hablarte; respóndeme a<br />

estas preguntas. Hasta ahora, sólo de oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por eso me<br />

retracto arrep<strong>en</strong>tido, s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el polvo y la c<strong>en</strong>iza.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 111 (PÁGINA 646 L.O.C.)<br />

1. ¡Aleluya!<br />

Daré gracias al Señor de todo corazón,*<br />

<strong>en</strong> la asamblea de los rectos, <strong>en</strong> la congregación.<br />

2. ¡Grandes son las obras del Señor!*<br />

Son dignas de estudio para los que las aman.<br />

3. Su obra está ll<strong>en</strong>a de espl<strong>en</strong>dor y majestad,*<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanece para siempre.<br />

4. Ha hecho memorables sus maravillas;*<br />

clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor.<br />

5. Da alim<strong>en</strong>to a los que le v<strong>en</strong>eran;*<br />

para siempre se acuerda de su pacto.<br />

6. El poder de sus obras manifestó a su pueblo,*<br />

dándoles la heredad de las naciones.<br />

7. Las obras de sus manos son verdad y juicio;*<br />

fidedignos son todos sus mandami<strong>en</strong>tos,<br />

8. Afirmados eternam<strong>en</strong>te y para siempre,*<br />

hechos <strong>en</strong> verdad y <strong>en</strong> rectitud.<br />

9. Red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>vió a su pueblo;<br />

para siempre ord<strong>en</strong>ó su pacto;*<br />

santo y temible es su Nombre.<br />

10. Principio de la sabiduría es el temor del Señor;<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bu<strong>en</strong> juicio los que lo practican;*<br />

su loor permanece para siempre.<br />

Leccionario Dominical, Año C 64


LA ESTACION DE PASCUA Segundo Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA Hechos 5:12a, 17-22,25-29<br />

Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y milagros <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te. El sumo sacerdote y<br />

los del partido de los saduceos que estaban con él, se ll<strong>en</strong>aron de <strong>en</strong>vidia, y arrestaron a los apóstoles y<br />

los metieron <strong>en</strong> la cárcel pública. Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los<br />

sacó, diciéndoles: "Vayan y, de pie <strong>en</strong> el templo, cu<strong>en</strong>t<strong>en</strong> al pueblo todo lo de esta vida nueva." Conforme<br />

a esto que habían oído, al día sigui<strong>en</strong>te <strong>en</strong>traron temprano <strong>en</strong> el templo y com<strong>en</strong>zaron a <strong>en</strong>señar. Mi<strong>en</strong>tras<br />

tanto, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de<br />

la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. Pero cuando los guardias llegaron a la<br />

cárcel, no los <strong>en</strong>contraron. Así que volvieron con la noticia.<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to llegó uno, que les dijo: -Los que ustedes metieron <strong>en</strong> la cárcel, están <strong>en</strong> el<br />

templo <strong>en</strong>señando al pueblo. El jefe de la guardia, junto con los guardias, fue a buscarlos; pero no los<br />

maltrataron, porque t<strong>en</strong>ían miedo de ser apedreados por la g<strong>en</strong>te. Al llegar, los llevaron ante la Junta<br />

Suprema, y el sumo sacerdote les dijo: -Nosotros les habíamos prohibido terminantem<strong>en</strong>te que <strong>en</strong>señaran<br />

nada relacionado con ese hombre. ¿Y qué han hecho ustedes? Han ll<strong>en</strong>ado toda Jerusalén con esas<br />

<strong>en</strong>señanzas, y <strong>en</strong>cima quier<strong>en</strong> echarnos la culpa de la muerte de ese hombre. Pedro y los demás apóstoles<br />

contestaron: -Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres.<br />

Palabra del Señor Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:19-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con<br />

las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús <strong>en</strong>tró y, poniéndose <strong>en</strong> medio de los discípulos, los<br />

saludó dici<strong>en</strong>do: -¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de<br />

ver al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez: - ¡Paz a ustedes! Como el Padre me <strong>en</strong>vió a mí, así yo los<br />

<strong>en</strong>vió a ustedes. Y sopló sobre ellos, y les dijo: -Reciban el Espíritu Santo. A qui<strong>en</strong>es ustedes perdon<strong>en</strong> los<br />

pecados, les quedarán perdonados; y a qui<strong>en</strong>es no se los perdon<strong>en</strong>, les quedarán sin perdonar.<br />

Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó<br />

Jesús. Después los otros discípulos le dijeron: - Hemos visto al Señor. Pero Tomás les contestó: -Si no veo<br />

<strong>en</strong> sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo <strong>en</strong> ellas y mi mano <strong>en</strong> su costado, no lo podré<br />

creer. Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo <strong>en</strong> una casa, y esta vez Tomás estaba<br />

también. T<strong>en</strong>ían las puertas cerradas, pero Jesús <strong>en</strong>tró, se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó, dici<strong>en</strong>do: -<br />

¡Paz a ustedes! Luego dijo a Tomás: -Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y métela <strong>en</strong> mi<br />

costado. No seas incrédulo; ¡cree! Tomás <strong>en</strong>tonces exclamó: -¡Mi Señor y mi Dios! Jesús le dijo: - ¿Crees<br />

porque me has visto? ¡Dichosos los que cre<strong>en</strong> sin haber visto! Jesús hizo muchas otras señales milagrosas<br />

delante de sus discípulos, las cuales no están escritas <strong>en</strong> este libro. Pero estas se han escrito para que<br />

ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él t<strong>en</strong>gan vida.<br />

El Evangelio del Señor Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 65


LA ESTACION DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se dio a conocer a sus discípulos <strong>en</strong> la fracción del pan: Abre los ojos de<br />

nuestra fe, para que podamos contemplarle <strong>en</strong> toda su obra red<strong>en</strong>tora; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 32:36-41<br />

“Yo, el Señor, el Dios de Israel, digo acerca de esta ciudad que tú dices que va a caer <strong>en</strong> poder del<br />

rey de Babilonia por causa de la guerra, el hambre y la peste: Voy a reunir a sus ciudadanos de <strong>en</strong>tre todos<br />

los países por donde los dispersé cuando me ll<strong>en</strong>é de <strong>en</strong>ojo, ira y furor terrible, y los haré volver a este<br />

lugar para que <strong>en</strong> él vivan tranquilos. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Haré que sólo t<strong>en</strong>gan<br />

voluntad y determinación de honrarme toda su vida, para su propio bi<strong>en</strong> y el de sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Haré<br />

con ellos un pacto eterno: me comprometeré a no dejar nunca de hacerles bi<strong>en</strong>, y les ll<strong>en</strong>aré del deseo de<br />

honrarme y de no apartarse de mí. Yo me alegraré de hacerles bi<strong>en</strong>, y de todo corazón y con toda<br />

sinceridad los haré habitar <strong>en</strong> este país.”<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 33:1-11 (Página 524 L.O.C.)<br />

l. Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor;*<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2. Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa;*<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3. Cánt<strong>en</strong>le canción nueva;*<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4. Porque recta es la palabra del Señor,*<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5. Él ama justicia y juicio;*<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra.<br />

6. Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,*<br />

y el ejército de los cielos por el ali<strong>en</strong>to de su boca.<br />

7. Él junta como <strong>en</strong> un odre las aguas de la mar;*<br />

él pone <strong>en</strong> depósitos los abismos.<br />

8. Tema al Señor toda la tierra;*<br />

teman delante de él todos los habitantes del mundo;<br />

9. Porque él dijo, y fue hecho;*<br />

él mandó, y existió.<br />

10. El Señor hace nula la voluntad de las g<strong>en</strong>tes,*<br />

y frustra la maquinaciones de los pueblos.<br />

11. Pero la voluntad del Señor permanece para siempre,*<br />

los designios de su corazón por todas las g<strong>en</strong>eraciones.<br />

Leccionario Dominical, Año C 66


LA ESTACION DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA Hechos 9:1-19a<br />

Mi<strong>en</strong>tras tanto, Saulo no dejaba de am<strong>en</strong>azar de muerte a los crey<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el Señor. Por eso, se<br />

pres<strong>en</strong>tó el sumo sacerdote, y le pidió cartas de autorización para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a<br />

los que seguían el Nuevo Camino, tanto hombres como mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén. Pero<br />

cuando ya se <strong>en</strong>contraba cerca de la ciudad de Damasco, una luz que v<strong>en</strong>ía del cielo brilló de rep<strong>en</strong>te a su<br />

alrededor. Saulo cayó al suelo, y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Saulo<br />

preguntó: “¿Quién eres, Señor?”<br />

La voz le contestó: “Yo soy Jesús, el mismo a qui<strong>en</strong> estáis persigui<strong>en</strong>do.” Levántate y <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> la<br />

ciudad; allí te dirán lo que debes hacer. Los que viajaban con él estaban muy asustados, porque habían<br />

oído la voz pero no habían visto a nadie. Luego, Saulo se levanto del suelo; pero cuando abrió los ojos, no<br />

podía ver. Así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí estuvo tres días sin ver, y sin<br />

comer ni beber nada. En Damasco vivía un crey<strong>en</strong>te que se llamaba Ananías, a qui<strong>en</strong> el Señor se le<br />

pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> una visión y le dijo: “¡Ananías! Él contestó: “Aquí estoy, Señor.” El Señor le dijo: “Levántate<br />

y vete a la calle llamada Derecha, <strong>en</strong> la casa de Judas pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo.<br />

Está orando, y <strong>en</strong> una visión ha visto a uno llamado Ananías que <strong>en</strong>tra y pone sus manos sobre él para que<br />

pueda ver de nuevo.”<br />

Al oír esto, Ananías dijo: “Señor, muchos me han hablado de ese hombre y de todos los males que<br />

ha causado <strong>en</strong> Jerusalén a tu pueblo santo. Y ahora ha v<strong>en</strong>ido aquí, con autorización de los jefes de los<br />

sacerdotes a llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.” Pero el Señor le dijo: “Ve, porque he<br />

escogido a ese hombre para que hable de mí a la g<strong>en</strong>te de otras naciones, y a sus reyes, y también a los<br />

israelitas. Yo le mostraré lo mucho que ti<strong>en</strong>e que sufrir por mi causa.” Ananías fue a la casa donde estaba<br />

Saulo. Al <strong>en</strong>trar, puso sus manos sobre él, y le dijo: -Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció<br />

<strong>en</strong> el camino por donde v<strong>en</strong>ías, me ha mandado para que recobres la vista y quedes ll<strong>en</strong>o del Espíritu<br />

Santo. Al mom<strong>en</strong>to cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas, y recobró la vista. Entonces se<br />

levantó y fue bautizado. Después comió y recobró las fuerzas.<br />

Palabra del Señor. Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21-1-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de<br />

esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el gemelo, Natanael, que era de Caná<br />

de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: -Voy a pescar.<br />

Ellos contestaron: -Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella<br />

noche no pescaron nada. Cuando com<strong>en</strong>zaba a amanecer, Jesús se apareció <strong>en</strong> la orilla, pero los discípulos<br />

no sabían que era él. Jesús les preguntó: -Muchachos, ¿no han pescado nada? Ellos contestaron: Nada.<br />

Jesús les dijo: Ech<strong>en</strong> la red a la derecha de la barca, y pescarán.<br />

Así lo hicieron, y después no podían sacar la red por los muchos pescados que t<strong>en</strong>ía. Entonces el<br />

discípulo a qui<strong>en</strong> Jesús quería mucho, le dijo a Pedro: -¡Es el Señor! Ap<strong>en</strong>as oyó Simón Pedro que era el<br />

Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron a la playa con la<br />

Leccionario Dominical, Año C 67


LA ESTACION DE PASCUA Tercer Domingo de Pascua<br />

barca, arrastrando la red ll<strong>en</strong>a de pescados, pues estaban a ci<strong>en</strong> metros escasos de la orilla. Al bajar a<br />

tierra, <strong>en</strong>contraron un fuego <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, con un pescado <strong>en</strong>cima, y pan. Jesús les dijo: -Traigan algunos<br />

pescados de los que acaban de sacar. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red ll<strong>en</strong>a de<br />

grandes pescados, ci<strong>en</strong>to cincu<strong>en</strong>ta y tres; y aunque eran tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo:<br />

-V<strong>en</strong>gan a desayunarse. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían<br />

que era el Señor. Luego Jesús se acercó, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan y se los dio a ellos; y lo mismo hizo<br />

con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 68


LA ESTACION DE PASCUA Cuarto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo Hijo Jesús es el bu<strong>en</strong> pastor de tu pueblo: Concede que, al escuchar su voz,<br />

reconozcamos a aquel que llama a cada uno de nosotros por su nombre, y le sigamos a donde nos guíe;<br />

qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Números 27:12-23<br />

El Señor le dijo a Moisés: -Sube a este monte de Abarim, y mira la tierra que les he dado a los<br />

israelitas. Después que la hayas visto, morirás y te reunirás con tus antepasados, como tu hermano Aarón,<br />

ya que ustedes dos desobedecieron mis órd<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el desierto de Zin cuando el pueblo me hizo<br />

reclamaciones, y no me honraron delante de ellos cuando pidieron agua. (Esto se refiere al manantial de<br />

Meriba, <strong>en</strong> Cades, <strong>en</strong> el desierto de Zin.) Y Moisés dijo al Señor: -Dios y Señor, tú que das la vida a todos<br />

los hombres, nombra un jefe que se ponga al fr<strong>en</strong>te de tu pueblo y lo guíe por todas partes, para que no<br />

ande como rebaño sin pastor.<br />

El Señor respondió a Moisés: -Josué, hijo de Nun, es un hombre de espíritu. Tómalo y pon tus manos<br />

sobre su cabeza. Luego preséntalo ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo, y dale el cargo delante<br />

de todos ellos; pon sobre él parte de tu autoridad, para que todo el pueblo de Israel le obedezca. Pero Josué<br />

deberá pres<strong>en</strong>tarse ante el sacerdote Eleazar, y Eleazar me consultará <strong>en</strong> su nombre por medio del Urim.<br />

Josué será el que dé las órd<strong>en</strong>es a los israelitas, para todo lo que hagan. Moisés hizo tal como el Señor se lo<br />

había ord<strong>en</strong>ado. Tomó a Josué y lo pres<strong>en</strong>tó ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo. Le puso las<br />

manos sobre la cabeza y le dio el cargo, tal como el Señor lo había ord<strong>en</strong>ado por medio de Moisés.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 100 (Página 622 L.O.C.)<br />

l. Regocíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> el Señor, pueblos todos;*<br />

sirvan al Señor con alegría;<br />

v<strong>en</strong>gan ante su pres<strong>en</strong>cia con cánticos.<br />

2. Sepan que el Señor es Dios;*<br />

él nos hizo y somos suyos,<br />

su pueblo y ovejas de su rebaño.<br />

3. Entr<strong>en</strong> por sus puertas con acción de gracias,<br />

<strong>en</strong> sus atrios con alabanza;*<br />

d<strong>en</strong>le gracias, y b<strong>en</strong>digan su Nombre;<br />

4. Porque el Señor es bu<strong>en</strong>o;<br />

para siempre es su misericordia;*<br />

su fidelidad perdura de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

Leccionario Dominical, Año C 69


LA ESTACION DE PASCUA Cuarto Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA Hechos 13:15-16,26-33[34-39]<br />

Después de leer <strong>en</strong> los libros de la ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga los invitaron: -<br />

Hermanos, si ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algo que decir para dar ánimo a la g<strong>en</strong>te díganlo ahora. Entonces Pablo se levantó y,<br />

pidiéndoles con la mano que guardaran sil<strong>en</strong>cio, dijo: -Escuch<strong>en</strong> ustedes, israelitas, y también ustedes, los<br />

extranjeros que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> temor de Dios. "Hermanos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham, y ustedes, los extranjeros<br />

que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> temor de Dios: este m<strong>en</strong>saje de salvación es para ustedes. Pues los que vivían <strong>en</strong> Jerusalén, y<br />

sus jefes, no sabían quién era Jesús, ni <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dían las palabras de los profetas que se le<strong>en</strong> <strong>en</strong> la sinagoga<br />

cada día de reposo; así ellos mismos, cuando cond<strong>en</strong>aron a Jesús, cumplieron esas profecías. Y aunque no<br />

<strong>en</strong>contraron <strong>en</strong> él ningún motivo para darle muerte, pidieron a Pilato que mandara matarlo. Luego, cuando<br />

ya habían hecho todo lo que se decía de él <strong>en</strong> la Escrituras, lo bajaron de la cruz y lo <strong>en</strong>terraron. Pero Dios<br />

lo resucitó. Y, durante muchos días, Jesús se apareció a los que lo habían acompañado <strong>en</strong> su viaje de<br />

Galilea a Jerusalén; y ahora son ellos los que hablan de Jesús a la g<strong>en</strong>te.<br />

"Así que nosotros les estamos dando a ustedes esta bu<strong>en</strong>a noticia: La promesa que Dios hizo a<br />

nuestros antepasados, nos la ha cumplido a nosotros, que somos los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Esto lo ha hecho al<br />

resucitar a Jesús, como está escrito <strong>en</strong> el salmo segundo: 'Tú eres mis Hijo; yo te he <strong>en</strong>g<strong>en</strong>drado hoy.'<br />

(Dios ya había anunciado que lo resucitaría para que su cuerpo no se descompusiera, al decir <strong>en</strong> las<br />

Escrituras: 'Cumpliré las santas y verdaderas promesas que hice a David.' Por eso dice también <strong>en</strong> otro<br />

lugar: 'No permitirás que se descomponga el cuerpo de tu santo siervo.' Ahora bi<strong>en</strong>, lo cierto es que David<br />

sirvió a los de su tiempo, según Dios se lo había ord<strong>en</strong>ado, y que después murió y se reunió con sus padres,<br />

y que su cuerpo se descompuso. Pero el cuerpo de aquel que Dios resucitó, no se descompuso. Así pues,<br />

hermanos, ustedes deb<strong>en</strong> saber que el perdón de los pecados se les anuncia por medio de Jesús. Por medio<br />

de él, todos los que cre<strong>en</strong> quedan perdonados de todo aquello que bajo la ley de Moisés no t<strong>en</strong>ía perdón.)<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 10:22-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Era invierno, y <strong>en</strong> Jerusalén estaban celebrando la fiesta <strong>en</strong> que se conmemoraba la dedicación del<br />

templo. Jesús estaba <strong>en</strong> el templo, y andaba por el Pórtico de Salomón. Entonces los judíos le rodearon y le<br />

preguntaron: -¿Hasta cuándo nos vas a t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> dudas? Si tú eres el Mesías, dínoslo de una vez. Jesús les<br />

contestó: -Ya se lo dije a ustedes, y no me creyeron. Las cosas que yo hago con la autoridad de mi Padre,<br />

lo demuestran claram<strong>en</strong>te; pero ustedes no cre<strong>en</strong>, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas reconoc<strong>en</strong> mi<br />

voz, y yo las conozco y ellas me sigu<strong>en</strong>. Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán ni nadie me las quitará.<br />

Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie se lo puede quitar. El Padre y yo somos uno<br />

solo.<br />

El Evangelio del Señor. Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 70


LA ESTACION DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, conocerte verdaderam<strong>en</strong>te es vida eterna: Concede que conozcamos tan<br />

perfectam<strong>en</strong>te que tu Hijo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, que sigamos sus pasos con<br />

perseverancia <strong>en</strong> el camino que conduce a la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Levítico 19:1-2,9-18<br />

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: "Dile a la comunidad israelita lo sigui<strong>en</strong>te: "Sean ustedes<br />

santos, pues yo, el señor su Dios, soy santo. "Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no recojas hasta el<br />

último grano de tu campo ni rebusques las espigas que hayan quedado. No rebusques todas las uvas de tu<br />

viñedo ni recojas las uvas caídas; déjalas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor, el Dios de<br />

ustedes. "No rob<strong>en</strong>. No mi<strong>en</strong>tan ni se <strong>en</strong>gañ<strong>en</strong> unos a otros. "No hagas promesas falsas <strong>en</strong> mi nombre,<br />

pues profanas el nombre de tu Dios. Yo soy el Señor. "No uses la viol<strong>en</strong>cia contra tu prójimo ni le<br />

arrebates lo que es suyo. "No ret<strong>en</strong>gas la paga del trabajador hasta el día sigui<strong>en</strong>te. "No maldigas al sordo.<br />

"No pongas ningún tropiezo <strong>en</strong> el camino del ciego. Muestra tu rever<strong>en</strong>cia a Dios. Yo soy el Señor.<br />

"No actúes con injusticia cuando dictes s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia: ni favorezcas al débil, ni te rindas ante el<br />

poderoso. Apégate a la justicia cuando dictes s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia. "No andes con chismes <strong>en</strong>tre tu g<strong>en</strong>te. "No tomes<br />

parte <strong>en</strong> el asesinato de tu prójimo. Yo soy el Señor. "No abrigues <strong>en</strong> tu corazón odio contra tu hermano.<br />

"Repr<strong>en</strong>de a tu prójimo cuando debas repr<strong>en</strong>derlo. No te hagas cómplice de su pecado. "No seas v<strong>en</strong>gativo<br />

ni r<strong>en</strong>coroso con tu propia g<strong>en</strong>te. Ama a tu prójimo, que es como tu mismo. Yo soy el Señor. "Pon <strong>en</strong><br />

práctica mis leyes. "No cruces tu ganado con animales de difer<strong>en</strong>te especie. "No siembres tu campo con<br />

difer<strong>en</strong>tes semillas <strong>en</strong>tremezcladas. "No te pongas ninguna ropa hecha con tela de materiales mezclados."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 145:1-9 (Página 691 L.O.C.)<br />

l. Te exaltaré , oh Dios, mi Rey.*<br />

y b<strong>en</strong>deciré tu Nombre por siempre jamás.<br />

2. Día tras día te b<strong>en</strong>deciré,*<br />

y alabaré tu Nombre por siempre jamás.<br />

3. Grande es el Señor, y digno de toda alabanza;*<br />

ilimitable es su grandeza.<br />

4. G<strong>en</strong>eración a g<strong>en</strong>eración loará tus obras,*<br />

y proclamará tus hazañas.<br />

5. Meditaré <strong>en</strong> la gloria y el espl<strong>en</strong>dor de tu majestad,*<br />

y <strong>en</strong> todas tus acciones maravillosas.<br />

6. Se anunciará el poder de tus hechos temibles,*<br />

y yo cantaré tus grandes proezas.<br />

7. Se publicará la memoria de tu inm<strong>en</strong>sa bondad;*<br />

se cantará tu justicia.<br />

8. Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor,*<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

Leccionario Dominical, Año C 71


LA ESTACION DE PASCUA Quinto Domingo de Pascua<br />

9. Amante es el Señor para con todos;*<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

EPÍSTOLA Hechos 13:44-52<br />

A la sigui<strong>en</strong>te semana, <strong>en</strong> el día de reposo, casi toda la ciudad se reunió para oír el m<strong>en</strong>saje del<br />

Señor. Pero cuando los judíos vieron tanta g<strong>en</strong>te, se ll<strong>en</strong>aron de celos y com<strong>en</strong>zaron a contradecir a Pablo<br />

y a insultarlo. Entonces Pablo y Bernabé, hablando con val<strong>en</strong>tía, les contestaron: -T<strong>en</strong>íamos la obligación<br />

de anunciar el m<strong>en</strong>saje de Dios <strong>en</strong> primer lugar a ustedes, que son judíos; pero ya que ustedes lo rechazan<br />

y no se consideran dignos de la vida eterna, nos iremos a los que no son judíos. Porque así nos mandó el<br />

Señor, dici<strong>en</strong>do: 'Te he puesto como luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más<br />

lejanas de la tierra.'<br />

Al oír esto, los que no eran judíos se alegraron y com<strong>en</strong>zaron a decir que el m<strong>en</strong>saje del Señor era<br />

bu<strong>en</strong>o; y creyeron todos los que estaban destinados a t<strong>en</strong>er vida eterna. Así se predicó el m<strong>en</strong>saje del<br />

Señor por toda aquella región. Pero los judíos hablaron con algunas mujeres piadosas y honorables, y con<br />

los hombres importantes de la ciudad, y los incitaron a com<strong>en</strong>zar una persecución contra Pablo y Bernabé,<br />

para echarlos de la región. Entonces estos sacudieron el polvo de sus pies <strong>en</strong> señal de protesta contra<br />

aquella g<strong>en</strong>te, y se fueron a Iconio. Pero los crey<strong>en</strong>tes estaban ll<strong>en</strong>os de alegría y del Espíritu Santo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:31-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: -Ahora se muestra la gloria del Hijo del hombre, y la<br />

gloria de Dios se muestra <strong>en</strong> él. Y si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también Dios mostrará<br />

la gloria de él; y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me<br />

buscarán, pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy.<br />

Les doy este mandami<strong>en</strong>to nuevo: Que se am<strong>en</strong> los unos a los otros. Así como yo los amó a ustedes, así<br />

deb<strong>en</strong> amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cu<strong>en</strong>ta de<br />

que son discípulos míos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 72


LA ESTACION DE PASCUA Sexto Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tú has preparado para los que te aman cosas tan bu<strong>en</strong>as que sobrepasan nuestro<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to: Infunde <strong>en</strong> nuestros corazones tal amor hacia ti, que, amándote <strong>en</strong> todo y sobre todas las<br />

cosas, obt<strong>en</strong>gamos tus promesas, que exced<strong>en</strong> todo lo que podamos anhelar; por Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Joel 2:21-27<br />

Alégrate mucho, tierra, y no t<strong>en</strong>gas miedo, porque el Señor va a hacer grandes cosas. No t<strong>en</strong>gan<br />

miedo, animales salvajes, pues los pastizales reverdecerán, los árboles darán su fruto, y habrá higos y uvas<br />

<strong>en</strong> abundancia. ¡Alégr<strong>en</strong>se ustedes, habitantes de Sión, alégr<strong>en</strong>se <strong>en</strong> el Señor su Dios! Él les ha dado las<br />

lluvias <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to oportuno, las lluvias de invierno y de primavera, tal como antes lo hacia. Habrá una<br />

bu<strong>en</strong>a cosecha de trigo y gran abundancia de vino y aceite. "Yo les comp<strong>en</strong>saré a ustedes los años que<br />

perdieron a causa de la plaga de langostas, de ese ejército destructor que <strong>en</strong>vié contra ustedes. Ustedes<br />

comerán hasta quedar satisfechos, y alabarán al Señor su Dios, pues yo hice por ustedes grandes<br />

maravillas. Nunca más quedará mi pueblo cubierto de vergü<strong>en</strong>za, y ustedes, israelitas, habrán de reconocer<br />

que yo, el Señor, estoy con ustedes, que yo soy su Dios, y nadie más. ¡Nunca más quedará mi pueblo<br />

cubierto de vergü<strong>en</strong>za!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 67 (Página 571 L.O.C.)<br />

l. Dios t<strong>en</strong>ga misericordia de nosotros, y nos b<strong>en</strong>diga,*<br />

haga resplandecer su rostro y v<strong>en</strong>ga a nosotros.<br />

2. Sean conocidos <strong>en</strong> la tierra tus caminos,*<br />

<strong>en</strong> todas las naciones tu salvación.<br />

3. Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios;*<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

4. Alégr<strong>en</strong>se las naciones y aclam<strong>en</strong> con júbilo,*<br />

porque juzgas los pueblos con equidad,<br />

y diriges todas las naciones de la tierra.<br />

5. Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios;*<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

6. La tierra ha dado su fruto;*<br />

nos b<strong>en</strong>diga Dios, el Dios nuestro.<br />

7. Dios nos b<strong>en</strong>diga;*<br />

témanlo todos los confines de la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año C 73


LA ESTACION DE PASCUA Sexto Domingo de Pascua<br />

EPÍSTOLA Hechos 14:8-18<br />

En Listra había un hombre que no podía andar. Nunca había andado, porque era cojo de nacimi<strong>en</strong>to.<br />

Este hombre estaba s<strong>en</strong>tado, oy<strong>en</strong>do lo que Pablo decía, y Pablo se fijó <strong>en</strong> él y vio que t<strong>en</strong>ía sufici<strong>en</strong>te fe<br />

para ser sanado. Entonces le dijo con voz fuerte: -¡Levántate y ponte derecho sobre tus pies! El hombre se<br />

puso <strong>en</strong> pie de un salto, y com<strong>en</strong>zó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, la g<strong>en</strong>te empezó a gritar <strong>en</strong> la<br />

l<strong>en</strong>gua de Licaonia: -¡Dioses <strong>en</strong> forma de hombre han bajado a nosotros!<br />

Y tomaron a Bernabé por el dios Zeus, y a Pablo por el dios Hermes, porque era el que hablaba. El<br />

sacerdote de Zeus, que t<strong>en</strong>ía su templo a la <strong>en</strong>trada del pueblo, trajo toros y adornos florales; y él y la g<strong>en</strong>te<br />

querían adorar a los apóstoles y matar los toros como sacrificio. Pero cuando Bernabé y Pablo se dieron<br />

cu<strong>en</strong>ta, se rasgaron la ropa y se metieron <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te, gritando: -Pero señores, ¿por qué hac<strong>en</strong> esto?<br />

Nosotros somos hombres, como ustedes. Precisam<strong>en</strong>te hemos v<strong>en</strong>ido para decirles que dej<strong>en</strong> ya estas<br />

cosas que no sirv<strong>en</strong> para nada, y que se vuelvan al Dios vivi<strong>en</strong>te, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo<br />

lo que hay <strong>en</strong> ellos. Aunque <strong>en</strong> otros tiempos Dios permitió que cada cual siguiera su propio camino,<br />

nunca dejó de mostrar, por medio del bi<strong>en</strong> que hacía, quién era él; pues él es qui<strong>en</strong> les manda a ustedes la<br />

lluvia y las bu<strong>en</strong>as cosechas, y qui<strong>en</strong> les da lo sufici<strong>en</strong>te para que coman y estén cont<strong>en</strong>tos. Pero aunque<br />

les dijeron todo esto, les fue difícil impedir que la g<strong>en</strong>te matara los toros para ofrecérselos <strong>en</strong> sacrificio y<br />

adorarlos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:23-29<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús le contestó: -El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo<br />

v<strong>en</strong>dremos a vivir con él. El que no me ama, no hace caso de mis palabras. Las palabras que ustedes están<br />

escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha <strong>en</strong>viado. "Les estoy dici<strong>en</strong>do todo esto mi<strong>en</strong>tras estoy<br />

con ustedes; pero el Espíritu Santo, el Def<strong>en</strong>sor que el Padre va a <strong>en</strong>viar <strong>en</strong> mi nombre, les <strong>en</strong>señará todas<br />

las cosas y les recordará todo lo que les he dicho. "Al irme les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la<br />

doy como la dan los que son del mundo. No se angusti<strong>en</strong> ni t<strong>en</strong>gan miedo. Ya me oyeron decir que me voy<br />

y que v<strong>en</strong>dré para estar otra vez con ustedes. Si de veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy<br />

al Padre, porque él es más que yo. Les digo esto de antemano para que, cuando suceda, <strong>en</strong>tonces crean.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 74


LA ESTACION DE PASCUA Día de la Asc<strong>en</strong>sión<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo nuestro Señor Jesucristo asc<strong>en</strong>dió por <strong>en</strong>cima de todos los<br />

cielos para ll<strong>en</strong>arlo todo: Danos fe, por tu misericordia, para percibir que, según su promesa, habita con su<br />

<strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> la tierra, hasta el final de los tiempos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 1:1-11<br />

En mi primer libro, excel<strong>en</strong>tísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y<br />

<strong>en</strong>señado desde el principio y hasta el día <strong>en</strong> que subió al cielo. Antes de irse, les dio instrucciones, por<br />

medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había escogido, sobre lo que debían hacer. Y después de<br />

muerto se les pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuar<strong>en</strong>ta días<br />

se dejó ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús<br />

les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo:<br />

-Esper<strong>en</strong> a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que<br />

Juan bautizó con agua, pero d<strong>en</strong>tro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Los que<br />

estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: Señor, ¿vas a restablecer <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to el reino de Israel?<br />

Jesús les contestó: -No les toca a ustedes saber <strong>en</strong> que día o <strong>en</strong> que ocasión hará el Padre las cosas que<br />

solam<strong>en</strong>te el ti<strong>en</strong>e autoridad para hacer, pero cuando el Espíritu Santo v<strong>en</strong>ga sobre ustedes, recibirán poder<br />

y saldrán a dar testimonio de mí, <strong>en</strong> Jerusalén, <strong>en</strong> toda la región de Judea y de Samaria, y hasta <strong>en</strong> las<br />

partes más lejanas de la tierra. Dicho esto, mi<strong>en</strong>tras ellos lo estaban mirando, Jesús fue llevado, y una<br />

nube lo <strong>en</strong>volvió y no lo volvieron a ver. Y mi<strong>en</strong>tras miraban como subía Jesús al cielo, dos hombres<br />

vestidos de blanco se aparecieron junto a ellos y les dijeron: -Galileos, ¿por qué se han quedado mirando al<br />

cielo? Este mismo Jesús que estuvo <strong>en</strong>tre ustedes y que ha sido llevado al cielo, v<strong>en</strong>drá otra vez de la<br />

misma manera que lo han visto irse allá.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 110:1-5 (Página 645 L.O.C.)<br />

l. El Señor dijo a mi soberano: "Siéntate a mi diestra,*<br />

hasta que ponga a tus <strong>en</strong>emigos por estrado de tu pies."<br />

2. El Señor <strong>en</strong>viará desde Sión el cetro de tu poder,*<br />

dici<strong>en</strong>do: "Domina <strong>en</strong> medio de tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3. Dignidad principesca ha sido tuya<br />

desde el día de tu nacimi<strong>en</strong>to;*<br />

<strong>en</strong> la hermosura de la santidad te <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dré,<br />

como rocío del s<strong>en</strong>o de la aurora".<br />

4. Juró el Señor, y no se retractará:*<br />

"Tú eres sacerdote para siempre,<br />

según el ord<strong>en</strong> de Melquisedec".<br />

5. Mi soberano que está a tu diestra<br />

quebrantará a los reyes <strong>en</strong> el día de su ira:*<br />

dominará sobre las naciones.<br />

Leccionario Dominical, Año C 75


LA ESTACION DE PASCUA Día de la Asc<strong>en</strong>sión<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:15-23<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al<br />

pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis oraciones. Pido al Dios de<br />

nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y<br />

conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido<br />

llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que han sido llamados, cuán gloriosa y rica<br />

es la her<strong>en</strong>cia que Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual<br />

actúa <strong>en</strong> nosotros los crey<strong>en</strong>tes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y pot<strong>en</strong>cia<br />

cuando resucitó a Cristo y lo hizo s<strong>en</strong>tar a su derecha <strong>en</strong> el cielo, poniéndolo por <strong>en</strong>cima de todo poder,<br />

autoridad, dominio y señorío, y por <strong>en</strong>cima de todo lo que existe, tanto <strong>en</strong> este mundo como <strong>en</strong> el v<strong>en</strong>idero.<br />

Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo.<br />

Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, la pl<strong>en</strong>itud misma de Cristo; y Cristo es la pl<strong>en</strong>itud de todas las<br />

cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:49-53<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y yo <strong>en</strong>viaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quéd<strong>en</strong>se aquí, <strong>en</strong> la ciudad de<br />

Jerusalén, hasta que reciban el poder que vi<strong>en</strong>e del cielo. Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta<br />

Betania, y alzando las manos los b<strong>en</strong>dijo. Y mi<strong>en</strong>tras los b<strong>en</strong>decía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo.<br />

Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén muy cont<strong>en</strong>tos. Y estaban siempre <strong>en</strong> el templo, alabando<br />

a Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Leccionario Dominical, Año C 76<br />

o<br />

SAN MARCOS 16:9-15,19-20<br />

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a<br />

María Magdal<strong>en</strong>a, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue y avisó a los que habían andado con<br />

Jesús, que estaban tristes y llorando. Estos, al oír que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.<br />

Después de esto, Jesús se apareció <strong>en</strong> otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo. Estos<br />

fueron y avisaron a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Más tarde, Jesús se apareció a los once<br />

discípulos, mi<strong>en</strong>tras ellos estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa. Los repr<strong>en</strong>dió por su falta de fe y su terquedad, ya<br />

que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a<br />

todos este m<strong>en</strong>saje de salvación.<br />

Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Ellos<br />

salieron a anunciar el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje<br />

acompañándolo con señales milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.


LA ESTACION DE PASCUA Séptimo Domingo de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Rey de la gloria, que con gran triunfo exaltaste a tu único Hijo Jesucristo a tu reino<br />

celestial: No nos dejes desconsolados, mas <strong>en</strong>víanos tu Espíritu Santo para fortalecernos y exaltarnos al<br />

mismo lugar, adonde nuestro Salvador Cristo nos ha precedido; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Samuel 12:19-24<br />

Por eso todos dijeron a Samuel: -Ruega al Señor tu Dios por estos siervos tuyos, para que no<br />

muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido el de pedir un rey. Samuel les contestó: -No<br />

t<strong>en</strong>gan miedo. Es cierto que ustedes han hecho muy mal; pero ahora no se apart<strong>en</strong> del Señor, sino ríndanle<br />

culto de todo corazón. No sigan a dioses falsos, que no pued<strong>en</strong> ayudar ni salvar porque son falsos. Pues el<br />

Señor, haci<strong>en</strong>do honor a su nombre, no los abandonará; porque él quiere que ustedes sean su pueblo. En<br />

cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra él dejando de rogar por ustedes. Antes bi<strong>en</strong>, les <strong>en</strong>señaré<br />

a comportarse de manera bu<strong>en</strong>a y recta. Ustedes solo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que respetar al Señor y r<strong>en</strong>dirle culto con<br />

verdad y de todo corazón, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta lo mucho que él ha hecho por ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 47:1-10 (Página 547 L.O.C.)<br />

l. Aplaudan, pueblos todos;*<br />

aclam<strong>en</strong> a Dios con voz de júbilo;<br />

2. Porque el Señor Altísimo es temible,*<br />

Rey grande sobre toda la tierra.<br />

3. Somete a los pueblos a nuestro dominio,*<br />

y sujeta a las naciones bajo nuestros pies.<br />

4. Nos elige nuestra heredad,*<br />

el deleite de Jacob, a qui<strong>en</strong> ama.<br />

5. Asc<strong>en</strong>dió Dios <strong>en</strong>tre gritos de júbilo,*<br />

el Señor con sonido de trompeta.<br />

6. Cant<strong>en</strong> alabanzas a Dios, cant<strong>en</strong>;*<br />

cant<strong>en</strong> alabanzas a nuestro Rey, cant<strong>en</strong>;<br />

7. Porque Dios es Rey de toda la tierra;*<br />

cant<strong>en</strong> alabanzas con esmero.<br />

8. Dios reina sobre las naciones;*<br />

se si<strong>en</strong>ta sobre su santo trono.<br />

9. Los nobles de los pueblos se han unido*<br />

al pueblo del Dios de Abraham.<br />

10. Los soberanos de la tierra pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios,*<br />

y él es excelso.<br />

EPÍSTOLA Hechos 16:16-34<br />

Sucedió una vez, cuando íbamos al lugar de oración, que <strong>en</strong>contramos a una muchacha poseída por<br />

un espíritu de adivinación. Era una esclava que, adivinando, daba a ganar mucho dinero a sus amos. Esta<br />

Leccionario Dominical, Año C 77


LA ESTACION DE PASCUA Séptimo Domingo de Pascua<br />

muchacha com<strong>en</strong>zó a seguirnos a Pablo y a nosotros, gritando: -¡Estos hombres son servidores del Dios<br />

altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación! Esto hizo durante muchos días, hasta que Pablo,<br />

ya molesto, terminó por volverse y decirle al espíritu que la poseía: -En el nombre de Jesucristo, te ord<strong>en</strong>o<br />

que salgas de ella. En aquel mismo mom<strong>en</strong>to el espíritu la dejó.<br />

Pero cuando los amos de la muchacha vieron que ya no t<strong>en</strong>ían más esperanza de ganar dinero por<br />

medio de ella, agarraron a Pablo y a Silas y los llevaron ante las autoridades, a la plaza principal. Los<br />

pres<strong>en</strong>taron a los jueces, dici<strong>en</strong>do: -Estos judíos están alborotando nuestra ciudad, y <strong>en</strong>señan costumbres<br />

que nosotros no podemos admitir ni practicar, porque somos romanos. Entonces la g<strong>en</strong>te se levantó contra<br />

ellos, y los jueces ord<strong>en</strong>aron que les quitaran la ropa y los azotaran con varas. Después de haberlos azotado<br />

mucho, los metieron <strong>en</strong> la cárcel, y ord<strong>en</strong>aron al carcelero que los vigilara con el mayor cuidado. Al<br />

recibir esta ord<strong>en</strong>, el carcelero los metió <strong>en</strong> el lugar más profundo de la cárcel y los dejó con los pies<br />

sujetos <strong>en</strong> el cepo.<br />

Pero a eso de la medianoche, mi<strong>en</strong>tras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los otros<br />

presos estaban escuchando, vino de rep<strong>en</strong>te un temblor tan fuerte que sacudió los cimi<strong>en</strong>tos de la cárcel.<br />

En el mismo mom<strong>en</strong>to se abrieron todas las puertas, y a todos los presos se les soltaron las cad<strong>en</strong>as.<br />

Cuando el carcelero despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas, sacó su espada para<br />

matarse, pues p<strong>en</strong>saba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó: -¡No te hagas ningún daño,<br />

que todos estamos aquí! Entonces el carcelero pidió una luz, <strong>en</strong>tró corri<strong>en</strong>do y, temblando de miedo, se<br />

echó a los pies de Pablo y de Silas. Luego los sacó y les preguntó: -Señores, ¿qué debo hacer para ser<br />

salvo? Ellos contestaron: -Cree <strong>en</strong> el Señor Jesús, y serás salvo tú y tu familia. Y les hablaron del<br />

m<strong>en</strong>saje del Señor a él y a todos los que estaban <strong>en</strong> su casa. A esa misma hora de la noche, el carcelero les<br />

lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados. Los llevó después a su casa y les dio de<br />

comer, y él y su familia estaban muy cont<strong>en</strong>tos por haber creído <strong>en</strong> Dios. Por la mañana, los jueces<br />

mandaron unos guardias al carcelero con ord<strong>en</strong> de soltar a Pablo y a Silas. El carcelero le dijo a Pablo: -<br />

Los jueces me han ord<strong>en</strong>ado que los suelte a ustedes; así que ya pued<strong>en</strong> irse tranquilos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 17:20-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No te ruego solam<strong>en</strong>te por estos, sino también por los que después han de creer <strong>en</strong> mí al oír el<br />

m<strong>en</strong>saje de ellos. Te pido que todos ellos estén completam<strong>en</strong>te unidos, que sean una sola cosa <strong>en</strong> unión<br />

con nosotros, oh Padre, así como tú estas <strong>en</strong> mí y yo estoy <strong>en</strong> ti. Que estén completam<strong>en</strong>te unidos, para<br />

que el mundo crea que tú me <strong>en</strong>viaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una<br />

sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: yo <strong>en</strong> ellos y tú <strong>en</strong> mí, para que llegu<strong>en</strong> a ser<br />

perfectam<strong>en</strong>te uno, y que así el mundo pueda darse cu<strong>en</strong>ta de que tú me <strong>en</strong>viaste, y que los amas tanto<br />

como me amas a mí.<br />

"Padre, tú me los diste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la<br />

gloria que me has dado; porque me has amado desde antes que el mundo fuera hecho. Oh Padre justo, los<br />

que son del mundo no te conoc<strong>en</strong>; pero yo te conozco, y éstos también sab<strong>en</strong> que tú me <strong>en</strong>viaste. Les he<br />

dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me ti<strong>en</strong>es esté <strong>en</strong> ellos, y para<br />

que yo mismo esté <strong>en</strong> ellos".<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 78


LA ESTACION DE PASCUA<br />

COLECTA<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Primera Celebración o Vigilia<br />

Oh Dios, que <strong>en</strong> este día <strong>en</strong>señaste a los corazones de tus fieles, <strong>en</strong>viándoles la luz de tu Espíritu<br />

Santo. Concéd<strong>en</strong>os por el mismo Espíritu, que t<strong>en</strong>gamos un juicio acertado <strong>en</strong> todas las cosas, y que nos<br />

regocijemos siempre <strong>en</strong> su santa fortaleza; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo,<br />

<strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 11:1-9<br />

En aquel tiempo todo el mundo hablaba el mismo idioma. Cuando salieron de la región ori<strong>en</strong>tal,<br />

<strong>en</strong>contraron una llanura <strong>en</strong> la región de Sinaí y allí se quedaron a vivir. Un día se dijeron unos a otros:<br />

"Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos <strong>en</strong> el fuego." Así, usaron ladrillos <strong>en</strong> lugar de piedras y asfalto<br />

natural <strong>en</strong> lugar de mezcla. Después dijeron: "V<strong>en</strong>gan, vamos a construir una ciudad y una torre que<br />

llegue hasta el cielo. De este modo nos haremos famosos y no t<strong>en</strong>dremos que dispersarnos por toda la<br />

tierra. Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construy<strong>en</strong>do, y p<strong>en</strong>só: "Ellos<br />

son un solo pueblo y hablan un solo idioma; por eso han com<strong>en</strong>zado este trabajo, y ahora por nada del<br />

mundo van a dejar de hacerlo. Es mejor que bajemos a confundir su idioma, para que no se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan <strong>en</strong>tre<br />

ellos."<br />

Así fue como el Señor los dispersó por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. En ese<br />

lugar el Señor confundió el idioma de todos los habitantes de la tierra, y de allí los dispersó por todo el<br />

mundo. Por eso la ciudad se llamó Babel.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 33:12-22 (Página 525 L.O.C.)<br />

l2. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada la nación cuyo Dios es el Señor;*<br />

bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el pueblo que él escogió para sí.<br />

l3. Desde el cielo mira el Señor,*<br />

y ve a todos los seres humanos.<br />

l4. Desde el lugar de su morada observa*<br />

a todos los moradores de la tierra.<br />

l5. Él formó el corazón de todos ellos;*<br />

at<strong>en</strong>to está a todas sus obras.<br />

l6. El rey no se salva por la multitud del ejército,*<br />

ni escapa el vali<strong>en</strong>te por la mucha fuerza.<br />

l7. Vano para salvar es el caballo;*<br />

la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.<br />

l8. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

9. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

Leccionario Dominical, Año C 79


LA ESTACION DE PASCUA Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Primera Celebración o Vigilia<br />

2l. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

EPÍSTOLA Hechos 2:1:11<br />

Cuando llegó la fiesta de P<strong>en</strong>tecostés, todos los crey<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>contraban reunidos <strong>en</strong> un mismo<br />

lugar. De rep<strong>en</strong>te un gran ruido que v<strong>en</strong>ía del cielo, como de un vi<strong>en</strong>to fuerte, resonó <strong>en</strong> toda la casa<br />

donde ellos estaban. Y se les aparecieron l<strong>en</strong>guas como de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Y<br />

todos quedaron ll<strong>en</strong>os del Espíritu Santo, y com<strong>en</strong>zaron a hablar <strong>en</strong> otras l<strong>en</strong>guas, según el Espíritu hacía<br />

que hablaran.<br />

Por aquellos días había <strong>en</strong> Jerusalén judíos cumplidores de sus deberes religiosos, llegados de todas<br />

partes del mundo. La g<strong>en</strong>te se reunió al oír aquel ruido, y no sabían que p<strong>en</strong>sar, porque cada uno oía a los<br />

crey<strong>en</strong>tes hablar <strong>en</strong> su propia l<strong>en</strong>gua. Eran tales su sorpresa y su asombro, que se decían unos a otros:<br />

-¿Acaso no son de Galilea todos estos que están hablando? ¿Cómo es que les oímos hablar <strong>en</strong><br />

nuestras propias l<strong>en</strong>guas? Aquí hay g<strong>en</strong>te de Partia, de Media, de Elam, de Mesopotamia, de Judea, de<br />

Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de<br />

Libia cercanas a Cir<strong>en</strong>e. Hay también algunos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Roma; unos son judíos de nacimi<strong>en</strong>to y otros<br />

se han convertido al judaísmo. También los hay v<strong>en</strong>idos de Creta y de Arabia. ¡Y todos les oímos hablar <strong>en</strong><br />

nuestras propias l<strong>en</strong>guas de las maravillas de Dios!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 7:37-39a<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día, Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte:<br />

-Si algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e sed, v<strong>en</strong>ga a mí y beba. Como dice la Escritura, del corazón del que cree <strong>en</strong> mí brotarán<br />

ríos de agua viva. Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran <strong>en</strong> él recibirían el Espíritu; y es que el<br />

Espíritu todavía no había v<strong>en</strong>ido, porque Jesús aún no había sido glorificado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 80


LA ESTACION DE PASCUA<br />

COLECTA<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Celebración Principal<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> este día abriste el camino de la vida eterna a toda raza y nación por el don<br />

prometido de tu Espíritu Santo: Esparce este don sobre todo el mundo por la predicación del Evangelio,<br />

para que llegue a los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 2:1-11<br />

Cuando llegó la fiesta de P<strong>en</strong>tecostés, todos los crey<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>contraban reunidos <strong>en</strong> un mismo<br />

lugar. De rep<strong>en</strong>te, un gran ruido que v<strong>en</strong>ía del cielo, como de un vi<strong>en</strong>to fuerte, resonó <strong>en</strong> toda la casa<br />

donde ellos estaban. Y se les aparecieron l<strong>en</strong>guas como de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos. Y<br />

todos quedaron ll<strong>en</strong>os del Espíritu Santo, y com<strong>en</strong>zaron a hablar <strong>en</strong> otras l<strong>en</strong>guas, según el Espíritu hacía<br />

que hablaran. Por aquellos días había <strong>en</strong> Jerusalén judíos cumplidores de sus deberes religiosos, llegados<br />

de todas partes del mundo. La g<strong>en</strong>te se reunió al oír aquel ruido, y no sabían que p<strong>en</strong>sar, porque cada uno<br />

oía a los crey<strong>en</strong>tes hablar <strong>en</strong> su propia l<strong>en</strong>gua. Eran tales su sorpresa y su asombro, que se decían unos a<br />

otros:<br />

-¿Acaso no son de Galilea todos estos que están hablando? ¿Cómo es que les oímos hablar <strong>en</strong><br />

nuestras propias l<strong>en</strong>guas? Aquí hay g<strong>en</strong>te de Partia, de Media, de Elam, de Mesapotamia, de Judea, de<br />

Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de<br />

Libia cercanas a Cir<strong>en</strong>e. Hay también algunos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> de Roma; unos son judíos de nacimi<strong>en</strong>to y otros<br />

se han convertido al judaísmo. También los hay v<strong>en</strong>idos de Creta y de Arabia. ¡Y todos les oímos hablar<br />

<strong>en</strong> nuestras propias l<strong>en</strong>guas de las maravillas de Dios!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 104:25-32 (Página 629 L.O.C.)<br />

25. ¡Cuán múltiples tus obras, oh Señor*<br />

Hiciste todas ellas con sabiduría;<br />

la tierra está ll<strong>en</strong>a de tus criaturas.<br />

26. He allí el grande y anchuroso mar,<br />

<strong>en</strong> donde bull<strong>en</strong> criaturas sin número,*<br />

tanto pequeñas como grandes,<br />

27. Allí se muev<strong>en</strong> las naves,<br />

allí está ese Leviatán,*<br />

que modelaste para jugar con él.<br />

28. Todos ellos te aguardan,*<br />

para que les des comida a su tiempo.<br />

29. Se la das, la recog<strong>en</strong>;*<br />

abres tu mano, se sacian de bi<strong>en</strong>es.<br />

30. Escondes tu rostro y se espantan;*<br />

les quitas el ali<strong>en</strong>to;<br />

expiran y vuelv<strong>en</strong> a su polvo.<br />

Leccionario Dominical, Año C 81


LA ESTACION DE PASCUA<br />

31. Envías tu Espíritu y son creados;*<br />

así r<strong>en</strong>uevas la faz de la tierra.<br />

Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Celebración Principal<br />

32. Perdure la gloria del Señor para siempre;*<br />

alégrese el Señor <strong>en</strong> todas sus obras.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 12:4-13<br />

Una persona puede recibir difer<strong>en</strong>tes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. Hay<br />

difer<strong>en</strong>tes maneras de servir, pero todas por <strong>en</strong>cargo de un mismo Señor. Y hay difer<strong>en</strong>tes poderes para<br />

actuar, pero es un mismo Dios el que lo hace todo <strong>en</strong> todos. Dios da a cada uno alguna prueba de la<br />

pres<strong>en</strong>cia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que habl<strong>en</strong> con<br />

sabiduría y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que habl<strong>en</strong> con profundo conocimi<strong>en</strong>to. Unos<br />

recib<strong>en</strong> fe por medio del mismo Espíritu, y otros recib<strong>en</strong> el don de curar <strong>en</strong>fermos. Unos recib<strong>en</strong> poder<br />

para hacer milagros, y otros para comunicar m<strong>en</strong>sajes recibidos de Dios. A unos, Dios les da la capacidad<br />

de distinguir <strong>en</strong>tre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar <strong>en</strong> l<strong>en</strong>guas; y<br />

todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho <strong>en</strong> esas l<strong>en</strong>guas. Pero todas estas cosas<br />

las hace el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.<br />

El cuerpo humano, aunque está formado por muchas partes, es un solo cuerpo. Así también Cristo. Y<br />

de la misma manera, todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres, fuimos bautizados para formar<br />

un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu; y a todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu.<br />

Palabra del señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:8-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Felipe le dijo <strong>en</strong>tonces: -Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta. Jesús le contestó: -<br />

Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ve a mí, ve al<br />

Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre? No crees que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong><br />

mi? Las cosas que les digo, no las digo por mi propia cu<strong>en</strong>ta. El Padre, que vive <strong>en</strong> mí, es el que hace su<br />

propio trabajo. Créanme que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí; si no, crean al m<strong>en</strong>os por lo que<br />

hago. Les aseguro que el que cree <strong>en</strong> mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más<br />

grandes, porque yo voy a donde está el Padre. Y todo lo que ustedes pidan <strong>en</strong> mi nombre, yo lo haré, para<br />

que por el Hijo se muestre la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que <strong>en</strong> mi nombre ustedes me pidan.<br />

"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandami<strong>en</strong>tos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro<br />

Def<strong>en</strong>sor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pued<strong>en</strong><br />

recibir, porque no lo v<strong>en</strong> ni lo conoc<strong>en</strong>; pero ustedes lo conoc<strong>en</strong> porque él está con ustedes y permanecerá<br />

siempre con ustedes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 82


LA ESTACION DE PASCUA Día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

Celebración Principal<br />

o<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:19-23<br />

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con<br />

las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús <strong>en</strong>tró y poniéndose <strong>en</strong> medio de los discípulos, los<br />

saludó dici<strong>en</strong>do: ¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de<br />

ver al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez: -¡Paz a ustedes! Como el Padre me <strong>en</strong>vió a mí, así yo los<br />

<strong>en</strong>vío a ustedes. Sopló sobre ellos, y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. A qui<strong>en</strong>es ustedes perdon<strong>en</strong> los<br />

pecados, les quedarán perdonados; y qui<strong>en</strong>es no se los perdone, les quedarán sin perdonar.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 83


LA ESTACION DE PENTECOSTÉS Domingo de Trinidad<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, que por la confesión de una fe verdadera nos diste a tus siervos la gracia<br />

de reconocer la gloria de la Trinidad eterna, y de adorar la Unidad <strong>en</strong> el poder de tu divina Majestad:<br />

Consérvanos firmes <strong>en</strong> esta fe y adoración, y llévanos al fin a contemplarte <strong>en</strong> tu sola y eterna gloria; tú<br />

que vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 6:1-8<br />

El año <strong>en</strong> que murió el rey Uzias, vi al Señor s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> un trono muy alto; el borde de su manto<br />

ll<strong>en</strong>aba el templo. Unos seres como de fuego estaban por <strong>en</strong>cima de él. Cada uno t<strong>en</strong>ía seis alas. Con dos<br />

alas se cubrían la cara, con otras dos se cubrían la parte inferior del cuerpo y con las otras dos volaban. y se<br />

decían el uno al otro: "Santo, santo, santo es el Señor todopoderoso; toda la tierra está ll<strong>en</strong>a de su gloria."<br />

Al resonar esta voz, las puertas del templo temblaron, y el templo mismo se ll<strong>en</strong>ó de humo. Y p<strong>en</strong>sé:<br />

"¡Ay de mí, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todopoderoso; yo, que soy un hombre de<br />

labios impuros y vivo <strong>en</strong> medio de un pueblo de labios impuros." En ese mom<strong>en</strong>to uno de aquellos seres<br />

como de fuego voló hacia mí Con unas t<strong>en</strong>azas sost<strong>en</strong>ía una brasa que había tomado de <strong>en</strong>cima del altar, y<br />

tocándome con ella la boca, me dijo:<br />

"Mira, esta brasa ha tocado tus labios. Tu maldad te ha sido quitada, tus culpas te han sido<br />

perdonadas." Entonces oí la voz del Señor, que decía: "¿A quién voy a <strong>en</strong>viar? ¿Quién será nuestro<br />

m<strong>en</strong>sajero?" Yo respondí: "Aquí estoy yo, <strong>en</strong>víame a mí."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

CÁNTICO DE ALABANZA<br />

B<strong>en</strong>dito eres tú, Señor Dios de nuestros padres;*<br />

digno de alabanza, eres b<strong>en</strong>dito.<br />

B<strong>en</strong>dito el fulgor de tu santo Nombre;*<br />

alabado y exaltado sobre todo para siempre.<br />

B<strong>en</strong>dito eres <strong>en</strong> el templo de tu santa gloria,*<br />

<strong>en</strong> el trono de tu reino eres b<strong>en</strong>dito.<br />

B<strong>en</strong>dito eres, s<strong>en</strong>tado sobre querubines,*<br />

alabado y exaltado sobre todo para siempre.<br />

B<strong>en</strong>dito tu, que sondeas los abismos;*<br />

<strong>en</strong> la bóveda celeste eres b<strong>en</strong>dito.<br />

B<strong>en</strong>dito tú; Padre, Hijo y Espíritu Santo,*<br />

alabado y exaltado sobre todo para siempre<br />

Leccionario Dominical, Año C 84


LA ESTACION DE PENTECOSTÉS Domingo de Trinidad<br />

EPÍSTOLA Apocalipsis 4:1-11<br />

Después de esto, miré y vi una puerta abierta <strong>en</strong> el cielo; y la voz que yo había escuchado primero y<br />

que parecía un toque de trompeta, me dijo: "Sube acá y te mostraré las cosas que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que suceder<br />

después de éstas." En ese mom<strong>en</strong>to quedé bajo el poder del Espíritu, y vi un trono puesto <strong>en</strong> el cielo, y<br />

algui<strong>en</strong> estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono. El que estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono t<strong>en</strong>ía el aspecto de una piedra de jaspe<br />

o de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris que brillaba como una esmeralda, también alrededor<br />

del trono vi otros veinticuatro tronos, <strong>en</strong> los cuales estaban s<strong>en</strong>tados veinticuatro ancianos: iban vestidos de<br />

blanco y llevaban una corona de oro <strong>en</strong> la cabeza. Del trono salían relámpagos, voces y tru<strong>en</strong>os, y delante<br />

del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios. Delante del trono habían<br />

también algo que parecía un mar, transpar<strong>en</strong>te como el cristal.<br />

En el c<strong>en</strong>tro, donde estaba el trono, y a su alrededor, había cuatro seres vivi<strong>en</strong>tes ll<strong>en</strong>os de ojos por<br />

delante y por detrás. El primero de aquellos seres parecía un león, el segundo parecía un toro, el tercero<br />

t<strong>en</strong>ía aspecto humano, y el cuarto parecía un águila volando. Cada uno de los cuatro seres vivi<strong>en</strong>tes t<strong>en</strong>ía<br />

seis alas, y estaba cubierto de ojos por fuera y por d<strong>en</strong>tro. Y ni de día ni de noche dejaban de decir:<br />

"¡Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era y es y ha de v<strong>en</strong>ir! Cada vez que esos seres<br />

vivi<strong>en</strong>tes dan gloria y honor y gracias al que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono, al que vive por todos los siglos, los<br />

veinticuatro ancianos se arrodillan ante él y lo adoran y arrojando sus coronas delante del trono, dic<strong>en</strong>:<br />

"Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas<br />

las cosas; por tu voluntad exist<strong>en</strong> y han sido creadas."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 16:[5-11]12-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Pero ahora me voy para estar con él que me ha <strong>en</strong>viado, y ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy; al<br />

contrario, se han puesto muy tristes porque les he dicho estas cosas. Pero les digo la verdad: es mejor para<br />

ustedes que yo me vaya. Porque si no me voy, el Def<strong>en</strong>sor no v<strong>en</strong>drá para estar con ustedes; pero si me<br />

voy, yo se lo <strong>en</strong>viaré. Cuando él v<strong>en</strong>ga, mostraré claram<strong>en</strong>te a la g<strong>en</strong>te del mundo lo que es el pecado, la<br />

rectitud y el juicio de Dios. El pecado se mostrará <strong>en</strong> que ellos no cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí; la rectitud, <strong>en</strong> que yo voy al<br />

Padre y ustedes ya no me verán; y el juicio, <strong>en</strong> que ya ha sido cond<strong>en</strong>ado el que gobierna este mundo.]<br />

"T<strong>en</strong>go mucho más que decirles, pero <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to sería demasiado para ustedes. Cuando v<strong>en</strong>ga<br />

el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad: porque no hablará por su propia cu<strong>en</strong>ta, sino que dirá<br />

todo lo que oye, y les hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará a mí, porque recibirá de lo que<br />

es mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo lo que el Padre ti<strong>en</strong>e, es mío también; por eso dije que el<br />

Espíritu recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 85


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 11<br />

Propio 1<br />

COLECTA<br />

Recuerda, oh Señor, lo que has forjado <strong>en</strong> nosotros y no lo que merecemos; y, puesto que nos has<br />

llamado para servirte, haznos dignos de nuestro llamado; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 17:5-10<br />

El Señor dice: "Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su confianza <strong>en</strong> los hombres<br />

y <strong>en</strong> ellos busca apoyo. Será como la zarza del desierto, que nunca recibe cuidados: que crece <strong>en</strong>tre las<br />

piedras, <strong>en</strong> tierras de sal, donde nadie vive. "Pero b<strong>en</strong>dito el hombre que confía <strong>en</strong> mí, que pone <strong>en</strong> mí su<br />

esperanza. Será como un árbol plantado a la orilla de un río, que exti<strong>en</strong>de sus raíces hacia la corri<strong>en</strong>te y<br />

no teme cuando llegan los calores, pues su follaje está siempre frondoso. En tiempo de sequía no se<br />

inquieta, y nunca deja de dar fruto.<br />

"Nada hay tan <strong>en</strong>gañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de<br />

compr<strong>en</strong>derlo? Yo, el Señor, que investigo el corazón y conozco a fondo los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos; que doy<br />

a cada cual lo que se merece, de acuerdo con sus acciones. El que se hace rico injustam<strong>en</strong>te es como la<br />

perdiz que empolla huevos aj<strong>en</strong>os. En pl<strong>en</strong>o vigor t<strong>en</strong>drá que abandonar su riqueza, y al fin solo será un<br />

tonto más. Nuestro templo es un trono glorioso, puesto <strong>en</strong> alto desde el principio. Señor, tú eres la<br />

esperanza de Israel. Todo el que te abandona quedará avergonzado. Todo el que se aleja de ti<br />

desaparecerá como un nombre escrito <strong>en</strong> el polvo, por abandonarte a ti, manantial de frescas aguas.<br />

Sáname tú, Señor, y seré sanado; sálvame tú, y seré salvado, pues solo a ti te alabo. La g<strong>en</strong>te me<br />

dice: "¿Qué pasó con las palabras del Señor? ¡Que se cumplan ahora mismo!" Y, sin embargo, yo no<br />

he insistido <strong>en</strong> que tú les <strong>en</strong>víes un desastre, ni he deseado calamidades para ellos. Tú bi<strong>en</strong> sabes lo que<br />

he dicho, pues lo dije <strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia. No te conviertas para mí <strong>en</strong> terror, pues eres mi refugio <strong>en</strong><br />

mom<strong>en</strong>tos de angustia. Deja <strong>en</strong> ridículo a mis perseguidores, y no a mí; que ellos qued<strong>en</strong> espantados, y<br />

no yo. Haz v<strong>en</strong>ir sobre ellos mom<strong>en</strong>tos de angustia, destrózalos por completo una y otra vez.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 1 (Página 485 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos,*<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2. Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia,*<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3. Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae,*<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4. No así los malos, no así,*<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5. Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio,*<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

Leccionario Dominical, Año C 86


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 11<br />

Propio 1<br />

6. Porque el Señor conoce el camino de los justos,*<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 15:12-20<br />

Pero si nuestro m<strong>en</strong>saje es que Cristo resucitó, ¿por qué dic<strong>en</strong> algunos de ustedes que los<br />

muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, <strong>en</strong>tonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo<br />

no resucitó, el m<strong>en</strong>saje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong>. Si esto fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios, puesto que afirmamos que él<br />

resucitó a Cristo, cuando <strong>en</strong> realidad no lo habría resucitado si fuera verdad que los muertos no<br />

resucitan. Porque si los muertos no resucitan, <strong>en</strong>tonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no<br />

resucitó, la fe de ustedes no vale para nada; todavía sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus pecados. En este caso, también están<br />

perdidos los que murieron crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> Cristo. Si nuestra esperanza <strong>en</strong> Cristo solam<strong>en</strong>te está referida a<br />

esta vida, somos los más desdichados de todos. Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el<br />

primer fruto de la cosecha: ha sido el primero <strong>en</strong> resucitar. Así como por causa de un hombre <strong>en</strong>tró la<br />

muerte <strong>en</strong> el mundo, también por causa de un hombre <strong>en</strong>tró la resurrección de los muertos. Y así como<br />

<strong>en</strong> Adán todos muer<strong>en</strong>, así también <strong>en</strong> Cristo todos t<strong>en</strong>drán vida.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:17-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús bajó del cerro con ellos y se detuvo <strong>en</strong> un llano. Se habían juntado allí muchos de sus<br />

seguidores y mucha g<strong>en</strong>te de toda la región de Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Habían<br />

llegado para oír a Jesús y para que los curara de sus <strong>en</strong>fermedades. Los que sufrían a causa de espíritus<br />

impuros, también quedaban sanos. Así que toda la g<strong>en</strong>te quería tocar a Jesús, porque los sanaba a todos<br />

con el poder que de él salía.<br />

Jesús miró a sus discípulos, y les dijo: Dichosos ustedes los pobres, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos ustedes los que ahora ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, pues quedarán satisfechos. "Dichosos<br />

ustedes los que ahora lloran, pues después reirán.<br />

"Dichosos ustedes cuando la g<strong>en</strong>te los odie, cuando los expuls<strong>en</strong>, cuando los insult<strong>en</strong> y cuando<br />

despreci<strong>en</strong> su nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre. Alégr<strong>en</strong>se mucho, llén<strong>en</strong>se de<br />

gozo <strong>en</strong> ese día, porque ustedes recibirán un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues también así maltrataron los<br />

antepasados de esa g<strong>en</strong>te a los profetas. "Pero ¡ay de ustedes los ricos, pues ya han t<strong>en</strong>ido su<br />

alegría! "¡Ay de ustedes los que ahora están satisfechos, pues t<strong>en</strong>drán hambre! "¡Ay de ustedes los<br />

que ahora rí<strong>en</strong>, pues van a llorar de tristeza! "¡Ay de ustedes cuando todo el mundo los alabe, pues así<br />

hacían los antepasados de esa g<strong>en</strong>te con los falsos profetas!"<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 87


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y de misericordia, guárdanos <strong>en</strong> tu bondad de todo aquello que pueda causarnos<br />

daño; para que, dispuestos tanto <strong>en</strong> m<strong>en</strong>te como <strong>en</strong> cuerpo, y con alegría de corazón, logremos lo que sea<br />

propio a tus designios; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 45:3-11,21-28<br />

José les dijo a sus hermanos: -Yo soy José. ¿Vive mi padre todavía? Ellos estaban tan asustados de<br />

estar delante de él, que no podían contestarle. Pero José les dijo: -Por favor, acérqu<strong>en</strong>se a mí. Cuando ellos<br />

se acercaron, él les dijo. -Yo soy su hermano José, el que ustedes v<strong>en</strong>dieron a Egipto; pero, por favor, no<br />

se aflijan ni se <strong>en</strong>oj<strong>en</strong> con ustedes mismos por haberme v<strong>en</strong>dido, pues Dios me mandó antes que a ustedes<br />

para salvar vidas. Ya van dos años de hambre <strong>en</strong> el país, y todavía durante cinco años más no se<br />

cosechará nada, aunque se siembre. Pero Dios me <strong>en</strong>vió antes que a ustedes para hacer que les qued<strong>en</strong><br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes sobre la tierra, y para salvarles la vida de una manera extraordinaria. Así que fue Dios qui<strong>en</strong><br />

me mandó a este lugar, y no ustedes; él me ha puesto como consejero del faraón y amo de toda su casa, y<br />

como gobernador de todo Egipto. Vayan pronto a donde está mi padre, y díganle: 'Así dice tu hijo José:<br />

Dios me ha puesto como señor de todo Egipto. V<strong>en</strong> a verme. No tardes. Vivirás <strong>en</strong> la región de Gos<strong>en</strong>,<br />

junto con tus hijos y nietos, y con todos tus animales y todo lo que ti<strong>en</strong>es. Así estarás cerca de mí.<br />

Los hijos de Israel lo hicieron así. José les dio las carretas que el faraón había ord<strong>en</strong>ado, y alim<strong>en</strong>tos<br />

para el camino; también les dio ropa nueva para cambiarse, pero a B<strong>en</strong>jamín le dio tresci<strong>en</strong>tas monedas de<br />

plata y cinco mudas de ropa. A su padre le mandó diez asnos cargados con lo mejor que había <strong>en</strong> Egipto,<br />

otros diez asnos cargados de trigo, y pan y comida para que su padre comiera <strong>en</strong> el camino. Cuando José se<br />

despidió de sus hermanos, les dijo: -No vayan peleando por el camino. Ellos se fueron. Salieron de Egipto<br />

y llegaron a Canaán, donde vivía su padre Jacob. Cuando le contaron a Jacob que José vivía todavía, y que<br />

él era el que gobernaba <strong>en</strong> todo Egipto, no supo que hacer o que decir, pues no podía creer lo que le<br />

estaban dici<strong>en</strong>do. Pero cuando ellos le contaron todo lo que José les había dicho, y cuando vio las carretas<br />

que José había mandado para llevarlo, se <strong>en</strong>tusiasmó muchísimo. Entonces dijo: "¡Me basta saber que mi<br />

hijo José vive todavía! Iré a verlo antes de morir."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 37:3-10 (Página 531 L.O.C.)<br />

3. Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>;*<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4. Deléitate <strong>en</strong> el Señor,*<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5. Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino;*<br />

confía <strong>en</strong> él , y él actuará.<br />

6. Exhibirá tu justicia como la luz,*<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

7. Guarda sil<strong>en</strong>cio ante el Señor,*<br />

y espera <strong>en</strong> él con paci<strong>en</strong>cia.<br />

Leccionario Dominical, Año C 88


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

8. No te impaci<strong>en</strong>tes del que medra,*<br />

del que ti<strong>en</strong>e éxito <strong>en</strong> sus maldades.<br />

9. Deja la ira, desecha el <strong>en</strong>ojo;*<br />

la impaci<strong>en</strong>cia solo conduce al mal;<br />

l0. Porque los malignos serán arrancados,*<br />

pero los que invocan al Señor,<br />

he aquí heredarán la tierra.<br />

EPÍSTOLA l Corintios 15:35-38,42-50<br />

Tal vez alguno preguntará: "¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo t<strong>en</strong>drán?" ¡Vaya<br />

pregunta tonta! Cuando se siembra, la semilla ti<strong>en</strong>e que morir para que tome vida la planta. Lo que se<br />

siembra no es la planta que ha de brotar, sino el simple grano, sea de trigo o de otra cosa. Después Dios le<br />

da la forma que él quiere, y a cada semilla le da el cuerpo que le corresponde. Lo mismo pasa con la<br />

resurrección de los muertos. Lo que se <strong>en</strong>tierra es corruptible; lo que resucita es incorruptible. Lo que se<br />

<strong>en</strong>tierra es despreciable; lo que resucita es glorioso. Lo que se <strong>en</strong>tierra es débil; lo que resucita es fuerte.<br />

Lo que se <strong>en</strong>tierra es un cuerpo material; lo que resucita es un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo material,<br />

también hay cuerpo espiritual.<br />

Así dice la Escritura: "El primer hombre, Adán, fue materia con vida"; pero el último Adán es<br />

espíritu que da vida. Sin embargo, lo espiritual no es primero, sino lo material; después lo espiritual. El<br />

primer hombre, hecho de tierra, era de la tierra, el segundo hombre es del cielo. Los cuerpos de la tierra<br />

son como aquel hombre hecho de tierra; y los de cielo son como aquel que es del cielo. Así como nos<br />

parecemos al hombre hecho de tierra, así también nos pareceremos a aquel que es del cielo. Quiero<br />

decirles, hermanos, que lo que es de carne y hueso no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el reino de Dios, y que lo<br />

corruptible no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> lo incorruptible.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:27-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Pero a ustedes que me escuchan les digo: Am<strong>en</strong> a sus <strong>en</strong>emigos, hagan bi<strong>en</strong> a qui<strong>en</strong>es los odian,<br />

b<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los maldic<strong>en</strong>, or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los insultan. Si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una mejilla, ofrécele<br />

también la otra; y si algui<strong>en</strong> te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A cualquiera que te<br />

pida algo, dáselo, al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Hagan ustedes con los demás como<br />

quier<strong>en</strong> que los demás hagan con ustedes. "Si ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman a ustedes, ¿qué<br />

hac<strong>en</strong> de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así. Y si hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es les hac<strong>en</strong><br />

bi<strong>en</strong> a ustedes, ¿qué ti<strong>en</strong>e eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. Y si dan prestado<br />

solo a aquellos de qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>san recibir algo, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? También los pecadores se<br />

prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros. Ustedes deb<strong>en</strong> amar a sus <strong>en</strong>emigos, y hacer bi<strong>en</strong>, y<br />

dar prestado sin esperar recibir nada a cambio. Así será grande su recomp<strong>en</strong>sa, y ustedes serán hijos del<br />

Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos. Sean ustedes compasivos,<br />

como también su Padre es compasivo.<br />

Leccionario Dominical, Año C 89


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 18<br />

Propio 2<br />

"No juzgu<strong>en</strong> a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No cond<strong>en</strong><strong>en</strong> a otros, y Dios no los cond<strong>en</strong>ará a<br />

ustedes. Perdon<strong>en</strong>, y Dios los perdonará. D<strong>en</strong> a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará <strong>en</strong> su bolsa una<br />

medida bu<strong>en</strong>a, apretada, sacudida y repleta. Dios los medirá a ustedes con la misma medida con que<br />

ustedes midan a los otros."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 90


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Señor, que el curso de este mundo sea gobernado pacíficam<strong>en</strong>te por tu provid<strong>en</strong>cia, y<br />

que tu <strong>Iglesia</strong> pueda servirte con gozo, confianza y ser<strong>en</strong>idad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 7:1-7[8-15]<br />

El Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo: "Ponte a la <strong>en</strong>trada del templo del Señor y da a conocer allí<br />

este m<strong>en</strong>saje: Habitantes todos de Judá, que <strong>en</strong>tran por estas puertas a adorar al Señor, escuch<strong>en</strong> este<br />

m<strong>en</strong>saje del Señor todopoderoso, el Dios de Israel: "Mejor<strong>en</strong> su vida y sus obras, y yo los dejaré seguir<br />

vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> esta tierra. No confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> esos que los <strong>en</strong>gañan dici<strong>en</strong>do: 'Aquí está el templo del Señor, aquí<br />

está el templo del Señor. 'Si mejoran su vida y sus obras y son justos los unos con los otros; si no explotan<br />

a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, ni matan a g<strong>en</strong>te inoc<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este lugar, ni dan culto a otros<br />

dioses, con los que ustedes mismos se perjudicarían, yo los dejaré seguir vivi<strong>en</strong>do aquí, <strong>en</strong> la tierra que di<br />

para siempre a sus antepasados.<br />

['Ustedes confían <strong>en</strong> palabras <strong>en</strong>gañosas que no les sirv<strong>en</strong> de nada. Roban, matan, comet<strong>en</strong><br />

adulterio, juran <strong>en</strong> falso, ofrec<strong>en</strong> inci<strong>en</strong>so a Baal, dan culto a dioses con los que ustedes nada ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que<br />

ver, y después vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a este templo que me está dedicado, a pres<strong>en</strong>tarse ante mí. Se cre<strong>en</strong> que aquí están<br />

seguros; cre<strong>en</strong> que pued<strong>en</strong> seguir haci<strong>en</strong>do esas cosas que yo no soporto. ¿Acaso pi<strong>en</strong>san que este templo<br />

que me está dedicado es una cueva de ladrones? Yo he visto todo eso. Yo, el Señor, lo afirmo. Vayan a<br />

mi santuario <strong>en</strong> Silo, el primer lugar que escogí para residir, y vean lo que hice con él por la maldad de mi<br />

pueblo Israel. Y aunque una y otra vez les he advertido acerca de su conducta, ustedes no han querido<br />

obedecerme, y ni siquiera me han respondido. Yo, el Señor, lo afirmo. Por eso, lo mismo que hice con el<br />

santuario de Silo, lo voy a hacer con este templo dedicado a mí, el cual les di a ustedes y a sus antepasados<br />

y <strong>en</strong> el que ustedes confían. Los arrojaré a ustedes de mi pres<strong>en</strong>cia como antes arrojé a sus hermanos, los<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Efraín.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 92:1-5,11-14 (Página 614 L.O.C.)<br />

l. Bu<strong>en</strong>o es darte gracias, oh Señor,*<br />

y cantar alabanzas a tu Nombre, oh Altísimo;<br />

2. Anunciar por la mañana tu misericordia,*<br />

y tu fidelidad por la noche;<br />

3. En la cítara y <strong>en</strong> la lira,*<br />

y con la melodía del arpa;<br />

4. Por cuanto me has alegrado, oh Señor, con tus hazañas;*<br />

las obras de tus manos aclamo con júbilo.<br />

5. ¡Cuán grandes son tus obras, oh Señor!*<br />

¡Que profundos tus designios!<br />

11. Los justos florecerán como palmera;*<br />

se alzarán como cedros del Líbano;<br />

l2. Los plantados <strong>en</strong> la casa del Señor*<br />

florecerán <strong>en</strong> los atrios de nuestro Dios.<br />

Leccionario Dominical, Año C 91


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Mayo 25<br />

Propio 3<br />

l3. En la vejez seguirán dando fruto,*<br />

y estarán lozanos y frondosos,<br />

l4. Para proclamar la rectitud del Señor,*<br />

mi Roca, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no existe falta.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 15:50-58<br />

Quiero decirles, hermanos, que lo que es de carne y hueso no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el reino de Dios, y<br />

que lo corruptible no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> lo incorruptible. Pero quiero que sepan un secreto: No todos<br />

moriremos, pero todos seremos transformados <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> un abrir y cerrar de ojos, cuando su<strong>en</strong>e<br />

el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no volver a<br />

morir. Y nosotros seremos transformados. Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de lo<br />

incorruptible, y nuestro cuerpo mortal se revestirá de inmortalidad. Y cuando nuestra naturaleza<br />

corruptible se haya revestido de lo incorruptible, y cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de<br />

inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura: "La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde<br />

está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?" El aguijón de la muerte es el pecado, y la<br />

ley antigua es la que da al pecado su poder. 'Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de<br />

nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, mis queridos hermanos, sigan firmes y constantes, trabajando<br />

siempre más y más <strong>en</strong> la obra del Señor; porque ustedes sab<strong>en</strong> que no es <strong>en</strong> vano el trabajo que hac<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

unión con el Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:39-49<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les puso esta comparación: "¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán<br />

los dos <strong>en</strong> algún hoyo? Ningún discípulo es más que su maestro: cuando termine sus estudios llegará a ser<br />

como su maestro. "¿Por qué te pones a mirar la paja que ti<strong>en</strong>e tu hermano <strong>en</strong> el ojo, y no te fijas <strong>en</strong> el<br />

tronco que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el tuyo? Y si no te das cu<strong>en</strong>ta del tronco que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> tu propio ojo, ¿cómo te atreves<br />

a decir a tu hermano: ¿Hermano, déjame sacarte la paja que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el ojo? ¡Hipócrita!, saca primero el<br />

tronco de tu propio ojo, y así podrás ver bi<strong>en</strong> para sacar la paja que ti<strong>en</strong>e tu hermano <strong>en</strong> el suyo.<br />

"No hay árbol bu<strong>en</strong>o que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bu<strong>en</strong>o. Cada árbol<br />

se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recog<strong>en</strong> uvas de las zarzas. El hombre<br />

bu<strong>en</strong>o dice cosas bu<strong>en</strong>as porque el bi<strong>en</strong> está <strong>en</strong> su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el<br />

mal está <strong>en</strong> su corazón. Pues de lo que abunda <strong>en</strong> su corazón habla su boca. "¿Por qué me llaman ustedes,<br />

'Señor, Señor', y no hac<strong>en</strong> lo que les digo? Voy a decirles a quién se parece el que vi<strong>en</strong>e a mí y me oye y<br />

hace lo que digo: se parece a un hombre que para construir una casa cavó primero bi<strong>en</strong> hondo, y puso la<br />

base sobre la roca. Cuando creció el río, el agua dio con fuerza contra la casa, pero ni moverla pudo,<br />

porque estaba bi<strong>en</strong> construida. Pero el que me oye y no hace lo que digo, se parece a un hombre que<br />

construyó su casa sobre la tierra y sin cimi<strong>en</strong>tos; y cuando el río creció y dio con fuerza contra ella se<br />

derrumbó y quedó completam<strong>en</strong>te destruida."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 92


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 1<br />

Propio 4<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tu infalible provid<strong>en</strong>cia ord<strong>en</strong>a todas las cosas <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra: Aparta de<br />

nosotros todo mal, te suplicamos, y concéd<strong>en</strong>os aquellos b<strong>en</strong>eficios que puedan ayudarnos; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Reyes 8:22-23,27-30,41-43<br />

Después se puso Salomón delante del altar del Señor, <strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de toda la comunidad israelita, y<br />

ext<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do sus manos al cielo, exclamó: "Señor, Dios de Israel; ni <strong>en</strong> el cielo ni <strong>en</strong> la tierra hay un Dios<br />

como tú, que cumples tu pacto y muestras tu bondad para con los que te sirv<strong>en</strong> de todo corazón. "Pero<br />

¿será verdad que Dios puede vivir sobre la tierra? Si el cielo <strong>en</strong> toda su inm<strong>en</strong>sidad, no puede cont<strong>en</strong>erte,<br />

¡cuánto m<strong>en</strong>os este templo que he construido para ti! No obstante, Señor y Dios mío, ati<strong>en</strong>de mi ruego y<br />

mi súplica; escucha el clamor y la oración que este siervo tuyo te dirige hoy. No dejes de mirar, ni de día ni<br />

de noche, este templo, lugar donde tú has dicho que estarás pres<strong>en</strong>te. Escucha la oración que aquí te dirige<br />

este siervo tuyo. Escucha mis súplicas y las de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar.<br />

Escúchalas <strong>en</strong> el cielo, lugar donde vives, y concéd<strong>en</strong>os tu perdón.<br />

"Aun si un extranjero, uno que no sea de tu pueblo, por causa de tu nombre vi<strong>en</strong>e de tierras lejanas y<br />

ora hacia este templo (ya que se oirá hablar de tu nombre grandioso y de tu gran despliegue de poder),<br />

escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, y concédele todo lo que te pida, para que todas las<br />

naciones de la tierra te conozcan y te honr<strong>en</strong> como lo hace tu pueblo Israel, y compr<strong>en</strong>dan que tu nombre<br />

es invocado <strong>en</strong> este templo que yo te he construido."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 96:1-9 (Página 619 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2. Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre;*<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3. Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria,*<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza;*<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;*<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6. ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia!*<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7. Rindan al Señor, oh familias de los pueblos,*<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

8. Rindan al Señor la gloria debida a su Nombre;*<br />

traigan ofr<strong>en</strong>das, y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus atrios.<br />

9. Ador<strong>en</strong> al Señor <strong>en</strong> la hermosura de la santidad;*<br />

tiemble delante de él toda la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año C 93


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 1<br />

Propio 4<br />

EPÍSTOLA Gálatas 1:1-10<br />

Yo, Pablo, soy un apóstol, no <strong>en</strong>viado ni nombrado por los hombres, sino por Jesucristo mismo y por<br />

Dios Padre, que lo resucitó. Yo, junto con todos los hermanos que están conmigo, escribo esta carta a las<br />

iglesias de la provincia de Galacia. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su<br />

paz sobre ustedes. Jesucristo se <strong>en</strong>tregó a la muerte por nuestros pecados, para librarnos del pres<strong>en</strong>te<br />

mundo perverso, según la voluntad de nuestro Dios y Padre. ¡Gloria a Dios para siempre! Así sea.<br />

Estoy muy sorpr<strong>en</strong>dido de que ustedes se hayan alejado tan pronto de Dios, que los llamó por el<br />

amor de Cristo, y se hayan pasado a un m<strong>en</strong>saje difer<strong>en</strong>te de salvación. En realidad no es que haya otro<br />

m<strong>en</strong>saje de salvación. Lo que pasa es que hay algunos que los perturban a ustedes, y que quier<strong>en</strong> trastornar<br />

el m<strong>en</strong>saje de salvación de Cristo. Pero si algui<strong>en</strong> les anuncia un m<strong>en</strong>saje de salvación distinto del que ya<br />

les hemos anunciado, caiga bajo maldición, no importa si se trata de mí mismo o de un ángel v<strong>en</strong>ido del<br />

cielo. Lo he dicho antes y ahora lo repito: Si algui<strong>en</strong> les anuncia un m<strong>en</strong>saje de salvación difer<strong>en</strong>te del que<br />

ya recibieron, caiga bajo maldición.<br />

Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. Si yo quisiera quedar bi<strong>en</strong><br />

con los hombres, ¡ya no sería un siervo de Cristo!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 7:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús terminó de hablar a la g<strong>en</strong>te, se fue a Capernaúm. Vivía allí un capitán romano que<br />

t<strong>en</strong>ía un criado al que quería mucho, el cual estaba <strong>en</strong>fermo y a punto de morir. Cuando el capitán oyó<br />

hablar de Jesús, mandó a unos ancianos de los judíos a rogarle que fuera a sanar a su criado. Ellos se<br />

pres<strong>en</strong>taron a Jesús y le rogaron mucho, dici<strong>en</strong>do: -Este capitán merece que lo ayudes, porque ama a<br />

nuestra nación y él mismo hizo construir nuestra sinagoga.<br />

Jesús fue con ellos, pero cuando ya estaban cerca de la casa, el capitán mandó unos amigos a decirle:<br />

"Señor, no te molestes, porque yo no merezco que <strong>en</strong>tres <strong>en</strong> mi casa; por eso, ni siquiera me atreví a ir <strong>en</strong><br />

persona a buscarte. Solam<strong>en</strong>te da la ord<strong>en</strong>, para que sane mi criado. Porque yo mismo estoy bajo órd<strong>en</strong>es<br />

superiores, y a la vez t<strong>en</strong>go soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va, cuando le<br />

digo a otro que v<strong>en</strong>ga vi<strong>en</strong>e; y cuando mando a mi criado que haga algo, lo hace." Jesús se quedó admirado<br />

al oír esto, y mirando a la g<strong>en</strong>te que le seguía dijo: -Les aseguro que ni siquiera <strong>en</strong> Israel he <strong>en</strong>contrado<br />

tanta fe como <strong>en</strong> este hombre. Al regresar a la casa, los <strong>en</strong>viados <strong>en</strong>contraron que el criado ya estaba sano.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 94


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 8<br />

Propio 5<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, de qui<strong>en</strong> procede todo lo bu<strong>en</strong>o: Concede, por tu inspiración, que p<strong>en</strong>semos lo justo y,<br />

guiados por ti, podamos hacerlo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Reyes 17:17-24<br />

Algún tiempo después cayó <strong>en</strong>fermo el hijo de la viuda, y su <strong>en</strong>fermedad fue gravísima; tanto que<br />

hasta dejó de respirar. Entonces la viuda le dijo a Elías: -¿Qué t<strong>en</strong>go yo que ver contigo, hombre de Dios?<br />

¿Has v<strong>en</strong>ido a recordarme mis pecados y a hacer que mi hijo se muera? -Dame acá tu hijo -le respondió él.<br />

Y tomándolo del regazo de la viuda, lo subió al cuarto donde él estaba alojado y lo acostó sobre su cama.<br />

Luego clamó al Señor <strong>en</strong> voz alta: "Señor y Dios mío, “¿también has de causar dolor a esta viuda, <strong>en</strong> cuya<br />

casa estoy alojado, haci<strong>en</strong>do morir a su hijo?”<br />

Y <strong>en</strong> seguida se t<strong>en</strong>dió tres veces sobre el niño, y clamó al Señor <strong>en</strong> voz alta: "Señor y Dios mío, ¡te<br />

ruego que devuelvas la vida a este niño!" El Señor at<strong>en</strong>dió a los ruegos de Elías; e hizo que el niño<br />

reviviera. Inmediatam<strong>en</strong>te Elías tomó al niño, lo bajó de su cuarto a la planta baja de la casa y lo <strong>en</strong>tregó a<br />

su madre, diciéndole: -¡ Mira, tu hijo está vivo! Y la mujer le respondió: -Ahora sé que realm<strong>en</strong>te eres un<br />

hombre de Dios, y que lo que dices es la verdad del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 30:1-6,12-13 (Página 520 L.O.C.)<br />

l. Te <strong>en</strong>salzaré, oh Señor,<br />

porque me has alzado,*<br />

y no permitiste que mis <strong>en</strong>emigos triunfaran sobre mí.<br />

2. Oh Señor Dios mío, a ti clamé,*<br />

y tú me sanaste.<br />

3. Oh Señor, me sacaste del abismo;*<br />

me hiciste revivir, para que no desc<strong>en</strong>diese a la<br />

sepultura.<br />

4. Cant<strong>en</strong> al Señor, ustedes sus fieles,*<br />

y celebr<strong>en</strong> su santo Nombre;<br />

5. Porque solo un mom<strong>en</strong>to dura su ira,*<br />

pero su favor toda la vida.<br />

6. Aunque al anochecer nos visite el llanto,*<br />

<strong>en</strong> la mañana v<strong>en</strong>drá la alegría.<br />

12. Has cambiado mi lam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> danzas;<br />

me has quitado el luto, y me has vestido de fiesta.<br />

l3. Por tanto a ti canta mi corazón, y no llora más;*<br />

oh Señor Dios mío, te daré gracias para siempre.<br />

Leccionario Dominical, Año C 95


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 8<br />

Propio 5<br />

EPÍSTOLA Gálatas 1:11-24<br />

Sepan ustedes esto, hermanos: el m<strong>en</strong>saje de salvación que yo anuncio no es una idea humana. No lo<br />

recibí ni lo apr<strong>en</strong>dí de hombre alguno, sino que Jesucristo mismo me lo hizo conocer. Ustedes habrán oído<br />

decir que <strong>en</strong> otros tiempos, cuando yo pert<strong>en</strong>ecía al judaísmo, perseguí con viol<strong>en</strong>cia la iglesia de Dios y<br />

procuré destruirla. En el judaísmo, yo estaba más adelantado que muchos de mis paisanos de mi misma<br />

edad, porque era mucho más estricto <strong>en</strong> conservar las tradiciones de mis antepasados.<br />

Pero Dios me escogió antes que yo naciera, y por su mucho amor me llamó. Cuando él quiso, me<br />

hizo conocer a su Hijo, para que yo anunciara su m<strong>en</strong>saje de salvación <strong>en</strong>tre los no judíos. Y no fui<br />

<strong>en</strong>tonces a consultar con nadie; ni fui tampoco a Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes que yo. Por<br />

el contrario, me dirigí sin tardar a la región de Arabia, y luego volví a Damasco.<br />

Tres años después fui a Jerusalén para conocer a Pedro, con qui<strong>en</strong> estuve quince días. Pero no vi a<br />

ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago el hermano del Señor. Les aseguro delante de Dios que lo<br />

que les estoy escribi<strong>en</strong>do es la verdad. Después me dirigí a las regiones de Siria y Cilicia. En cambio, los<br />

hermanos de las iglesia de Cristo que están <strong>en</strong> Judea no me conocían personalm<strong>en</strong>te. Solam<strong>en</strong>te oían decir:<br />

"El que antes nos perseguía, anda ahora predicando el m<strong>en</strong>saje de fe que <strong>en</strong> otro tiempo quería destruir."<br />

Y alababan a Dios por causa mía.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 7:11-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús se dirigió a un pueblo llamado Naín. Iba acompañado de sus discípulos y de<br />

mucha g<strong>en</strong>te. Al llegar cerca del pueblo, vio que llevaban a <strong>en</strong>terrar a un muerto, hijo único de su madre,<br />

que era viuda. Mucha g<strong>en</strong>te del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo:<br />

-No llores. En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús le dijo al<br />

muerto: -Jov<strong>en</strong> a ti te digo: ¡Levántate!<br />

Entonces el muerto se s<strong>en</strong>tó y com<strong>en</strong>zó a hablar, y Jesús se lo <strong>en</strong>tregó a la madre. Al ver esto, todos<br />

tuvieron miedo y com<strong>en</strong>zaron a alabar a Dios dici<strong>en</strong>do: -Un gran profeta ha aparecido <strong>en</strong>tre nosotros.<br />

También decían: -Dios ha v<strong>en</strong>ido a ayudar a su pueblo. Y por toda Judea y sus alrededores se supo lo que<br />

había hecho Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 96


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

COLECTA<br />

Mantén, oh Señor, a tu familia, la <strong>Iglesia</strong>, <strong>en</strong> tu constante fe y amor; para que, mediante tu<br />

gracia, proclamemos tu verdad con val<strong>en</strong>tía, y administremos tu justicia con compasión; por amor de<br />

nuestro Salvador Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Samuel 11:26--12:10,13-15<br />

Cuando la mujer de Urías supo que su marido había muerto, guardó luto por él; pero después<br />

que pasó el luto, David mandó que la trajeran y la recibió <strong>en</strong> su palacio, la hizo su mujer y ella le dio un<br />

hijo. Pero al Señor no le agradó lo que David había hecho. El Señor <strong>en</strong>vió al profeta Natán a ver a<br />

David. Cuando Natán se pres<strong>en</strong>tó ante él, le dijo: -En una ciudad había dos hombres. Uno era rico y el<br />

otro pobre. El rico t<strong>en</strong>ía gran cantidad de ovejas y vacas, pero el pobre no t<strong>en</strong>ía más que una ovejita que<br />

había comprado. Y él mismo la crió, y la ovejita creció <strong>en</strong> compañía suya y de sus hijos, comía de su<br />

misma comida, bebía <strong>en</strong> su mismo vaso y dormía <strong>en</strong> su pecho. ¡Aquel hombre la quería como a una hija!<br />

Un día, un viajero llegó a visitar al hombre rico; pero este no quiso tomar ninguna de sus ovejas o vacas<br />

para preparar comida a su visitante, sino que le quitó al hombre pobre su ovejita y la preparó para<br />

dársela al que había llegado. David se <strong>en</strong>fureció mucho contra aquel hombre, y le dijo a Natán:<br />

- ¡Te juro por Dios que quién ha hecho tal cosa merece la muerte! Y debe pagar cuatro veces el<br />

valor de la ovejita, ¡porque actuó sin mostrar ninguna compasión! Entonces Natán le dijo: -¡Tú eres<br />

ese hombre! Y esto es lo que ha declarado el Señor, el Dios de Israel: "Yo te escogí como rey de Israel,<br />

y te libré del poder de Saúl; te di el palacio y las mujeres de tu señor, y aun el reino de Israel y Judá. Por<br />

si esto fuera poco, te habría añadido muchas cosas más. ¿Por qué despreciaste mi palabra, e hiciste lo<br />

que no me agrada? Has asesinado a Urías el hitita, usando a los amonitas para matarlo, y te has<br />

apoderado de su mujer. Puesto que me has m<strong>en</strong>ospreciado al apoderarte de la esposa de Urías el hitita<br />

para hacerla tu mujer, jamás se apartará de tu casa la viol<strong>en</strong>cia. David admitió ante Natán:<br />

-He pecado contra el Señor. Y Natán le respondió: -El Señor no te va a castigar a ti por tu pecado,<br />

y no morirás. Pero como has of<strong>en</strong>dido gravem<strong>en</strong>te al Señor, tu hijo recién nacido t<strong>en</strong>drá que morir. Y<br />

cuando Natán volvió a su casa, el Señor hizo que el niño que David había t<strong>en</strong>ido con la mujer de Urías se<br />

<strong>en</strong>fermara gravem<strong>en</strong>te<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 32:1-8 (Página 523 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados aquellos cuyas transgresiones son<br />

perdonadas,*<br />

y quitados sus pecados.<br />

2. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados a qui<strong>en</strong>es no atribuye culpa el Señor,*<br />

y <strong>en</strong> cuyo espíritu no hay <strong>en</strong>gaño.<br />

3. Mi<strong>en</strong>tras callé, se <strong>en</strong>vejecieron mis huesos*<br />

porque gemí todo el día;<br />

Leccionario Dominical, Año C 97


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

4. Porque de día y de noche pesó sobre mí tu mano;*<br />

se volvió mi verdor <strong>en</strong> sequedad de verano.<br />

5. Mi pecado <strong>en</strong>tonces te declaré,*<br />

y no <strong>en</strong>cubrí mi culpa.<br />

6. Dije: "Confesaré a ti mis transgresiones";*<br />

y luego tú perdonaste la culpa de mi pecado.<br />

7. Por ello orarán los fieles <strong>en</strong> tiempo de necesidad;*<br />

ciertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la inundación de muchas aguas<br />

no llegará ésta a ellos.<br />

8. Tú eres mi escondite; me guardarás de angustias;*<br />

con gritos de liberación me rodearás.<br />

EPÍSTOLA Gálatas 2:11-21<br />

Pero cuando Pedro fue a la ciudad de Antioquía, le repr<strong>en</strong>dí <strong>en</strong> su propia cara, porque lo que estaba<br />

haci<strong>en</strong>do era cond<strong>en</strong>able. Pues primero comía con los no judíos, hasta que llegaron algunas personas<br />

de parte de Santiago; <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a separarse, y dejó de comer con ellos, porque t<strong>en</strong>ía miedo de<br />

los fanáticos de la circuncisión. Y los otros crey<strong>en</strong>tes judíos consintieron también con Pedro <strong>en</strong> su<br />

hipocresía, tanto que hasta Bernabé se dejó llevar por ellos. Por eso, cuando vi que no se portaban<br />

conforme a la verdad que el m<strong>en</strong>saje de salvación <strong>en</strong>seña, le dije a Pedro delante de toda la congregación:<br />

"Tú, que eres judío, has estado vivi<strong>en</strong>do como si no lo fueras; ¿'por qué, pues, quieres obligar a los no<br />

judíos a vivir como si lo fueran?"<br />

Nosotros somos judíos de nacimi<strong>en</strong>to, y no pecadores paganos. Sin embargo, sabemos que nadie<br />

queda libre de culpa por hacer lo que manda la ley de Moisés, sino únicam<strong>en</strong>te por creer <strong>en</strong> Jesucristo.<br />

Por esto, también nosotros hemos creído <strong>en</strong> Jesucristo, para ser librados de culpa por medio de esta fe y<br />

no por hacer lo que manda la ley. Porque nadie queda libre de culpa por hacer lo que manda la ley.<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, si buscando ser librados de culpa por medio de Cristo, resulta que también nosotros<br />

somos pecadores, ¿acaso esto querrá decir que Cristo nos hace pecadores? ¡Claro que no! Pues si<br />

destruyo algo y luego lo vuelvo a construir, yo mismo soy el culpable. Porque debido a la ley yo he<br />

muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo qui<strong>en</strong> vive,<br />

sino que es Cristo qui<strong>en</strong> vive <strong>en</strong> mí. Y la vida que ahora vivo <strong>en</strong> el cuerpo, la vivo por mi fe <strong>en</strong> el Hijo<br />

de Dios, que me amó y se <strong>en</strong>tregó a la muerte por mí. No quiero rechazar la bondad de Dios; pues si<br />

uno pudiera quedar libre de culpa por obedecer a la ley, Cristo habría muerto inútilm<strong>en</strong>te.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 7:36-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba s<strong>en</strong>tado a la mesa, cuando una<br />

mujer de mala vida que vivía <strong>en</strong> el mismo pueblo y que supo que Jesús había ido a comer a casa del<br />

fariseo, llegó con un frasco de alabastro ll<strong>en</strong>o de perfume. Llorando, se puso junto a los pies de Jesús<br />

Leccionario Dominical, Año C 98


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 15<br />

Propio 6<br />

y com<strong>en</strong>zó a bañarlos con lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el<br />

perfume. El fariseo que había invitado a Jesús, al ver esto, p<strong>en</strong>só: "Si este hombre fuera de veras un<br />

profeta, se daría cu<strong>en</strong>ta de qué clase de persona es ésta que lo está tocando: una mujer de mala vida."<br />

Entonces Jesús le dijo al fariseo: -Simón, t<strong>en</strong>go algo que decirte. El fariseo contestó: -Dímelo, Maestro.<br />

Jesús siguió: -Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quini<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios, y el otro<br />

cincu<strong>en</strong>ta; y como no le podían pagar, el prestamista les perdonó la deuda a los dos. Ahora dime, ¿cuál<br />

de ellos le amará más?.<br />

Simón le contestó: -Me parece que el hombre a qui<strong>en</strong> más le perdonó. Jesús le dijo: - Ti<strong>en</strong>es razón.<br />

Entonces, mirando a la mujer, Jesús dijo a Simón: -¿Ves esta mujer? Entré <strong>en</strong> tu casa, y no me diste<br />

agua para mis pies; <strong>en</strong> cambio, esta mujer me ha bañado los pies con sus lágrimas y los ha secado con sus<br />

cabellos. No me besaste, pero ella, desde que <strong>en</strong>tré, no ha dejado de besarme los pies.<br />

No me pusiste aceite <strong>en</strong> la cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. Por esto te digo<br />

que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; pero la persona a qui<strong>en</strong> poco se le<br />

perdona, poco amor muestra. Luego dijo a la mujer: -Tus pecados te son perdonados. Los otros<br />

invitados que estaban allí, com<strong>en</strong>zaron a preguntarse: -¿Quién es éste, que hasta perdona pecados? Pero<br />

Jesús añadió, dirigiéndose a la mujer: -Por tu fe has sido salvada; vete tranquila.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 99


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, haz que t<strong>en</strong>gamos perpetuo amor y rever<strong>en</strong>cia a tu santo Nombre, pues nunca privas<br />

de tu auxilio y guía a los que has establecido sobre la base firme de tu bondad; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Zacarías 12:8-10; 13:1<br />

Yo, el Señor; protegeré a los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Jerusalén. Los más débiles de ellos serán tan fuertes<br />

como el rey David, y los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de David serán como Dios, como el ángel del Señor, que va al<br />

fr<strong>en</strong>te de ellos. En aquel tiempo destruiré a cualquier nación que ataque a Jerusalén. "Ll<strong>en</strong>aré de espíritu<br />

de bondad y oración a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de David y a los habitantes de Jerusalén. Entonces mirarán<br />

al que traspasaron, y harán duelo y llorarán por él como por la muerte del hijo único o del hijo mayor.<br />

"En aquel tiempo se abrirá un manantial, para que <strong>en</strong> él puedan lavar sus pecados y su impureza los<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de David y los habitantes de Jerusalén."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 63:1-8 (Página 566 L.O.C.)<br />

1. Oh Dios, tú eres mi Dios; ardi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te te busco;*<br />

mi alma ti<strong>en</strong>e sed de ti, mi carne te anhela,<br />

como tierra seca y árida donde no hay agua.<br />

2. ¡Oh, que pudiera yo contemplarte <strong>en</strong> tu santuario!*<br />

¡Que pudiera ver tu poder y tu gloria!<br />

3. Porque mejor es tu gracia que la vida;*<br />

te alabarán mis labios.<br />

4. Te b<strong>en</strong>diciré mi<strong>en</strong>tras viva;*<br />

<strong>en</strong> tu Nombre alzaré mis manos.<br />

5. Mi alma será saciada como de meollo y grosura,*<br />

y con labios de júbilo te alabará mi boca,<br />

6. Cuando me acuerde de ti <strong>en</strong> mi lecho*<br />

cuando medite <strong>en</strong> ti <strong>en</strong> las vigilias de la noche;<br />

7. Porque tú has sido mi socorro;*<br />

y a la sombra de tus alas me regocijaré.<br />

8. Mi alma está apegada a ti;*<br />

tu diestra me sosti<strong>en</strong>e.<br />

Leccionario Dominical, Año C 100


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 22<br />

Propio 7<br />

EPÍSTOLA Gálatas 3:23-29<br />

Antes de v<strong>en</strong>ir la fe, la ley nos t<strong>en</strong>ía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley,<br />

como el esclavo que conduce a los niños, nos condujo a Cristo, para que al creer <strong>en</strong> él pudiéramos ser<br />

hechos libres de culpa. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la<br />

ley, pues por la fe <strong>en</strong> Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios, y por el bautismo han v<strong>en</strong>ido a estar<br />

unidos con Cristo y se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran revestidos de él. Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre,<br />

hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo. Y si son de Cristo,<br />

<strong>en</strong>tonces son desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Abraham y herederos de la promesa que Dios le hizo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 9:18-24<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un día <strong>en</strong> que Jesús estaba orando solo, y sus discípulos estaban con él, les preguntó: -¿Quién<br />

dice la g<strong>en</strong>te que soy yo? Ellos contestaron: -Algunos dic<strong>en</strong> que eres Juan el Bautista, otros dic<strong>en</strong><br />

que eres Elías, y otros dic<strong>en</strong> que eres uno de los antiguos profetas, que ha resucitado. -Y ustedes,<br />

¿'quién dic<strong>en</strong> que soy? -les preguntó. Y Pedro le respondió: -Eres el Mesías de Dios.<br />

Pero Jesús les <strong>en</strong>cargó mucho que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: -El Hijo del hombre t<strong>en</strong>drá<br />

que sufrir mucho, y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros<br />

de la ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará Después les dijo a todos: -Si alguno quiere ser<br />

discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar<br />

su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 101


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 29<br />

Propio 8<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, has edificado tu <strong>Iglesia</strong> sobre el fundam<strong>en</strong>to de los apóstoles y profetas si<strong>en</strong>do<br />

Jesucristo mismo la piedra angular: Concéd<strong>en</strong>os que estemos unidos <strong>en</strong> espíritu por su <strong>en</strong>señanza,<br />

de tal modo que lleguemos a ser un templo santo aceptable a ti; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 1 Reyes 19:15-16,19-21<br />

Entonces el Señor le dijo: "Anda, regresa por donde viniste al desierto de Damasco. Ve y consagra<br />

a Hazael como rey de Siria, y a Jehú, nieto de Nimsi, como rey de Israel, a Eliseo, hijo de Safat, del<br />

pueblo de Abel-mehola, conságralo como profeta <strong>en</strong> lugar tuyo. Elías se fue de allí y <strong>en</strong>contró a Eliseo,<br />

que estaba arando. Delante de Eliseo iban doce yuntas de bueyes, y él mismo llevaba la última. Elías<br />

se dirigió a él y le echó su capa <strong>en</strong>cima. Al instante Eliseo dejó los bueyes, corrió tras Elías, y le dijo:<br />

-Déjame dar a mis padres un beso de despedida, y luego te seguiré. -Puedes ir -dijo Elías-, pero<br />

recuerda lo que he hecho contigo. Eliseo se apartó de Elías, y fue, tomó dos toros y los descuartizó, y<br />

con la madera del yugo asó la carne y dio de comer a la g<strong>en</strong>te. Después se fue tras Elías y quedó a su<br />

servicio.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 16:5-11 (Página 499 L.O.C.)<br />

5. Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa;*<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6. Me toca una parcela hermosa;*<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7. B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja;*<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8. Al Señor he puesto siempre delante de mí;*<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9. Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu;*<br />

también mi carne reposará segura;<br />

l0. Porque no me dejarás al sepulcro;*<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11. Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida;*<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

Leccionario Dominical, Año C 102


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Junio 29<br />

Propio 8<br />

EPÍSTOLA Gálatas 5:1,13-25<br />

Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes <strong>en</strong><br />

esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.<br />

Ustedes, hermanos, fueron llamados a ser libres. Pero no us<strong>en</strong> esta libertad para dar ri<strong>en</strong>da<br />

suelta a sus instintos. Más bi<strong>en</strong> sírvanse los unos a los otros por amor. Porque toda la ley se resume<br />

<strong>en</strong> este solo mandami<strong>en</strong>to: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." T<strong>en</strong>gan cuidado, porque si ustedes se<br />

muerd<strong>en</strong> y se com<strong>en</strong> unos a otros, llegarán a destruirse <strong>en</strong>tre ustedes mismos.<br />

Por lo tanto, digo: Vivan según el Espíritu, y no busqu<strong>en</strong> satisfacer sus propios malos deseos.<br />

Porque los malos deseos están <strong>en</strong> contra del Espíritu, y el Espíritu está <strong>en</strong> contra de los malos deseos.<br />

El uno está <strong>en</strong> contra de los otros, y por eso ustedes no pued<strong>en</strong> hacer lo que quisieran. Pero si el<br />

Espíritu los guía, <strong>en</strong>tonces ya no estarán sometidos a la ley. Es fácil ver lo que hac<strong>en</strong> qui<strong>en</strong><strong>en</strong> sigu<strong>en</strong><br />

los malos deseos: comet<strong>en</strong> inmoralidades sexuales, hac<strong>en</strong> cosas impuras y viciosas, adoran ídolos y<br />

practican la brujería. Manti<strong>en</strong><strong>en</strong> odios, discordias y celos. Se <strong>en</strong>ojan fácilm<strong>en</strong>te, causan rivalidades,<br />

divisiones y partidismos. Son <strong>en</strong>vidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a<br />

ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> el reino de Dios.<br />

En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paci<strong>en</strong>cia, amabilidad, bondad,<br />

fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ninguna ley que cond<strong>en</strong>e cosas como estas. Y los que son<br />

de Jesucristo, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos<br />

deseos. Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe. No seamos<br />

orgullosos, ni sembremos rivalidades y <strong>en</strong>vidias <strong>en</strong>tre nosotros.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 9:51-62<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ya se acercaba el tiempo <strong>en</strong> que Jesús había de subir al cielo, empr<strong>en</strong>dió con valor su<br />

viaje a Jerusalén. Envió por delante m<strong>en</strong>sajeros, que fueron a una aldea de Samaria para conseguirle<br />

alojami<strong>en</strong>to; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque se daban cu<strong>en</strong>ta de que se dirigía a<br />

Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: -Señor, ¿quieres que<br />

ord<strong>en</strong>emos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos? Pero Jesús se volvió y los repr<strong>en</strong>dió. Luego<br />

se fueron a otra aldea.<br />

Mi<strong>en</strong>tras iban de camino, un hombre le dijo a Jesús: -Señor, deseo seguirte a dondequiera que<br />

vayas. Jesús le contestó: -Las zorras ti<strong>en</strong><strong>en</strong> cuevas y las aves ti<strong>en</strong><strong>en</strong> nidos; pero el Hijo del hombre no<br />

ti<strong>en</strong>e donde recostar la cabeza. Jesús le dijo a otro: -Sígueme. Pero él respondió: -Señor, déjame ir<br />

primero a <strong>en</strong>terrar a mi padre. Jesús le contestó: -Deja que los muertos <strong>en</strong>tierr<strong>en</strong> a sus muertos; tú ve y<br />

anuncia el reino de Dios. Otro le dijo: -Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de<br />

los de mi casa. Jesús le contestó: -El que pone la mano <strong>en</strong> el arado y sigue mirando atrás, no sirve para<br />

el reino de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 103


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tú nos has <strong>en</strong>señado a guardar tus mandami<strong>en</strong>tos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos<br />

la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros<br />

con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 66:10-16<br />

"Alégr<strong>en</strong>se con Jerusalén, llén<strong>en</strong>se de gozo con ella todos los que la aman; únanse a su alegría todos<br />

los que han llorado por ella; y ella, como una madre, los alim<strong>en</strong>tará de sus consuelos hasta que qued<strong>en</strong><br />

satisfechos. Porque yo, el Señor, digo: Yo haré que la paz v<strong>en</strong>ga sobre ella como un río, y las riquezas de<br />

las naciones como un torr<strong>en</strong>te desbordado. Ella los alim<strong>en</strong>tará a ustedes, los llevará <strong>en</strong> sus brazos y los<br />

acariciará sobre sus rodillas. Como una madre consuela a su hijo, así los consolaré yo a ustedes, y<br />

<strong>en</strong>contrarán el consuelo <strong>en</strong> Jerusalén."<br />

Cuando ustedes vean esto, su corazón se alegrará; su cuerpo se r<strong>en</strong>ovará como la hierba. El Señor<br />

dará a conocer su poder <strong>en</strong>tre sus siervos, y su ira <strong>en</strong>tre sus <strong>en</strong>emigos. Porque el Señor llega <strong>en</strong> medio de<br />

fuego, sus carros parec<strong>en</strong> un torbellino; va a descargar el ardor de su ira y las llamas ardi<strong>en</strong>tes de su<br />

castigo. Si, el Señor va a hacer el juicio con fuego, va a juzgar a todo el mundo con su espada y hará morir<br />

a muchos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 66:1-8 (PÁGINA 569 L.O.C.)<br />

l. Aclam<strong>en</strong> a Dios, toda la tierra;*<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su Nombre;<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su alabanza.<br />

2. Digan a Dios "¡Cuán asombrosas tus obras!*<br />

Por la grandeza de tu poder se somet<strong>en</strong> a ti tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3. Toda la tierra te adora;*<br />

te canta, canta tu Nombre"<br />

4. V<strong>en</strong>gan, y vean las obras de Dios,*<br />

¡cuán temibles sus proezas para el género humano!<br />

5. Convirtió el mar <strong>en</strong> tierra seca,<br />

para que atravesaran el agua a pie;*<br />

y allí nos alegramos <strong>en</strong> él.<br />

6. En su poder él se <strong>en</strong>señorea eternam<strong>en</strong>te;<br />

sus ojos atalayan sobre las naciones;*<br />

que no se sublev<strong>en</strong> los rebeldes.<br />

7. B<strong>en</strong>digan, pueblos, a nuestro Dios;*<br />

hagan oír la voz de su alabanza.<br />

8. Él es qui<strong>en</strong> preserva a nuestra alma <strong>en</strong> vida;*<br />

y no permite que nuestros pies resbal<strong>en</strong>.<br />

Leccionario Dominical, Año C 104


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

EPÍSTOLA Gálatas 6:[1-10]14-18<br />

[Hermanos, si v<strong>en</strong> que algui<strong>en</strong> ha caído <strong>en</strong> algún pecado, ustedes que son espirituales deb<strong>en</strong> ayudarlo a<br />

corregirse. Pero háganlo amablem<strong>en</strong>te; y que cada cual t<strong>en</strong>ga mucho cuidado, no suceda que él también<br />

sea puesto a prueba. Ayúd<strong>en</strong>se <strong>en</strong>tre sí a soportar las cargas, y de esa manera cumplirán la ley de Cristo.<br />

Si algui<strong>en</strong> se cree ser algo, cuando no es nada, a sí mismo se <strong>en</strong>gaña. Cada uno debe juzgar su propia<br />

conducta, y si ha de s<strong>en</strong>tirse satisfecho, que lo sea respecto de sí mismo y no respecto de los demás. Pues<br />

cada uno ti<strong>en</strong>e que llevar su propia carga. El que recibe instrucción <strong>en</strong> el m<strong>en</strong>saje del evangelio, debe<br />

compartir con su maestro toda clase de bi<strong>en</strong>es.<br />

No se <strong>en</strong>gañ<strong>en</strong> ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. El que<br />

siembra la satisfacción de sus malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que<br />

siembra la satisfacción del Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. Así que no debemos<br />

cansarnos de hacer el bi<strong>en</strong>, porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso,<br />

siempre que podamos, hagamos bi<strong>en</strong> a todos, y especialm<strong>en</strong>te a nuestros hermanos <strong>en</strong> la fe.]<br />

En cuanto a mí, de nada quiero presumir sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por<br />

medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo. De nada vale estar<br />

o no estar circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo. Reciban paz y misericordia<br />

todos los que viv<strong>en</strong> según esta regla, y todos los del verdadero pueblo de Dios.<br />

De ahora <strong>en</strong> adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues las cicatrices que t<strong>en</strong>go <strong>en</strong><br />

mi cuerpo muestran que soy un siervo de Jesús. Hermanos, que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia<br />

sobre todos ustedes. Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:1-12,16-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, el Señor escogió también a otros set<strong>en</strong>ta y dos, y los mandó de dos <strong>en</strong> dos delante<br />

de él, a todos los pueblos y lugares a donde t<strong>en</strong>ía que ir. Les dijo: "Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero<br />

los trabajadores son pocos. Por eso, pidan ustedes al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a<br />

recogerla. Vayan ustedes; mir<strong>en</strong> que los <strong>en</strong>vío como corderos <strong>en</strong> medio de lobos. No llev<strong>en</strong> bolsa ni<br />

monedero ni sandalias; y no se det<strong>en</strong>gan a saludar a nadie <strong>en</strong> el camino. Cuando <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> una casa,<br />

salud<strong>en</strong> primero, dici<strong>en</strong>do: 'Paz a esta casa.' Y si allí hay g<strong>en</strong>te de paz, su deseo de paz se cumplirá; pero<br />

si no, no se cumplirá. Quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> la misma casa, y coman y beban de lo que ellos t<strong>en</strong>gan, pues el<br />

trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su paga. No and<strong>en</strong> de casa <strong>en</strong> casa. Al llegar a un pueblo donde los reciban,<br />

coman lo que les sirvan; san<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos que haya allí, y díganles: 'El reino de Dios ya está cerca de<br />

ustedes.' Pero si llegan a un pueblo y no los recib<strong>en</strong>, salgan a las calles dici<strong>en</strong>do: 'Hasta el polvo de su<br />

pueblo, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos como protesta contra ustedes.' Pero sepan esto, que<br />

el reino de Dios ya está cerca de ustedes. Les digo que <strong>en</strong> aquel día el castigo para ese pueblo será peor que<br />

para la g<strong>en</strong>te de Sodoma.<br />

Leccionario Dominical, Año C 105


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 6<br />

Propio 9<br />

"El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; y el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el<br />

que me rechaza a mí, rechaza al que me <strong>en</strong>vió." Los set<strong>en</strong>ta y dos regresaron muy cont<strong>en</strong>tos, dici<strong>en</strong>do: -<br />

¡Señor, hasta los demonios nos obedec<strong>en</strong> <strong>en</strong> tu nombre! Jesús les dijo: -Sí, pues yo vi que Satanás caía del<br />

cielo como un rayo. Yo les he dado poder a ustedes para caminar sobre serpi<strong>en</strong>tes y alacranes, y para<br />

v<strong>en</strong>cer toda la fuerza del <strong>en</strong>emigo, sin sufrir ningún daño. Pero no se alegr<strong>en</strong> de que los espíritus los<br />

obedezcan, sino de que sus nombres ya están escritos <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 106


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, ati<strong>en</strong>de, <strong>en</strong> tu bondad, las súplicas de tu pueblo que clama a ti, y concede que podamos<br />

percibir y compr<strong>en</strong>der lo que debemos hacer, y t<strong>en</strong>gamos también la gracia y el poder para cumplirlo<br />

fielm<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 30:9-14<br />

Entonces el Señor les hará prosperar <strong>en</strong> todo lo que hagan, y <strong>en</strong> hijos, <strong>en</strong> crías de ganado y <strong>en</strong><br />

cosechas; sí, el Señor su Dios volverá a complacerse <strong>en</strong> hacerles bi<strong>en</strong>, como antes se complacía <strong>en</strong> hacerlo<br />

a los antepasados de ustedes, si es que obedec<strong>en</strong> al Señor su Dios y cumpl<strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos y leyes<br />

escritos <strong>en</strong> este libro de la ley, y se vuelv<strong>en</strong> a él con todo su corazón y con toda su alma.<br />

"Este mandami<strong>en</strong>to que hoy les doy no es demasiado difícil para ustedes, ni está fuera de su alcance.<br />

No está <strong>en</strong> el cielo, para que se diga: '¿Quién puede subir al cielo por nosotros, para que nos lo traiga y nos<br />

lo dé a conocer, y lo pongamos <strong>en</strong> práctica?' Tampoco está del otro lado del mar, para que se diga: '¿Quién<br />

cruzará el mar por nosotros, para que nos lo traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos <strong>en</strong> práctica?' Al<br />

contrario, el mandami<strong>en</strong>to está muy cerca de ustedes; está <strong>en</strong> sus labios y <strong>en</strong> su p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, para que<br />

puedan cumplirlo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 25:3-9 (PAGINA 513 L.O.C.)<br />

3. Muéstrame , oh Señor, tus caminos;*<br />

<strong>en</strong>séñame tus s<strong>en</strong>das.<br />

4. Encamíname <strong>en</strong> tu verdad, y <strong>en</strong>séñame;*<br />

porque tú eres el Dios de mi salvación;<br />

<strong>en</strong> ti he esperado todo el día.<br />

5. Acuérdate, oh Señor, de tus piedades<br />

y de tus misericordias,*<br />

porque son perpetuas.<br />

6. De los pecados de mi juv<strong>en</strong>tud, y de mis rebeliones,<br />

no te acuerdes;*<br />

conforme a tu misericordia acuérdate de mí,<br />

por tu bondad, oh Señor.<br />

7. Bu<strong>en</strong>o y recto es el Señor;*<br />

por tanto, <strong>en</strong>seña a los pecadores el camino.<br />

8. Encamina a los humildes por el juicio,*<br />

y <strong>en</strong>seña a los mansos su carrera.<br />

9. Todas las s<strong>en</strong>das del Señor son amor y fidelidad,*<br />

para los que guardan su pacto y sus testimonios<br />

Leccionario Dominical, Año C 107


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 13<br />

Propio 10<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 1:1-14<br />

Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, junto con el hermano Timoteo escribo esta<br />

carta a nuestros fieles hermanos <strong>en</strong> Cristo que están <strong>en</strong> Colosas y pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios. Que Dios<br />

nuestro Padre derrame su gracia y su paz sobre ustedes. Siempre que oramos por ustedes damos gracias a<br />

Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Pues hemos recibido noticias de su fe <strong>en</strong> Cristo Jesús y de su<br />

amor para con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios, amor basado <strong>en</strong> la esperanza de lo que a ustedes<br />

se les ha reservado <strong>en</strong> el cielo. Ustedes alcanzaron esta esperanza al escuchar el m<strong>en</strong>saje verdadero, las<br />

bu<strong>en</strong>as noticias de la salvación. Este m<strong>en</strong>saje que les fue predicado está creci<strong>en</strong>do y dando fruto <strong>en</strong> todas<br />

partes del mundo, igual que ha sucedido <strong>en</strong>tre ustedes desde que oyeron hablar del amor de Dios y<br />

supieron que este amor es verdadero. Esto les <strong>en</strong>señó nuestro querido Epafras, qui<strong>en</strong> ha trabajado con<br />

nosotros y <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un fiel servidor de Cristo. Él nos ha traído noticias de ustedes y del<br />

amor que el Espíritu les inspira.<br />

Por esto nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes y de pedir a Dios<br />

que les haga conocer pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te su voluntad y les dé toda clase de sabiduría y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to espiritual.<br />

Así podrán portarse como deb<strong>en</strong> hacerlo los que son del Señor, haci<strong>en</strong>do siempre lo que a él le agrada,<br />

dando frutos de toda clase de bu<strong>en</strong>as obras y llegando a conocer mejor a Dios. Pedimos que él, con su<br />

glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paci<strong>en</strong>cia, y<br />

darán gracias con alegría al Padre, que los ha preparado a ustedes para recibir <strong>en</strong> la luz la parte de la<br />

her<strong>en</strong>cia que él dará a qui<strong>en</strong>es pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo. Dios nos libró del poder de la oscuridad y nos llevó<br />

al reino de su amado Hijo, por qui<strong>en</strong> nos salvó y nos perdonó nuestros pecados.<br />

Palabrea del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:25-37<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: -Maestro, ¿qué<br />

debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: -¿Qué está escrito <strong>en</strong> la ley? ¿Qué es lo que<br />

lees? El maestro de la ley contestó: -Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con<br />

todas tus fuerzas y con toda tu m<strong>en</strong>te; y ama a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo: -Has contestado<br />

bi<strong>en</strong>. Si haces eso, t<strong>en</strong>drás la vida. Pero el maestro de la ley, queri<strong>en</strong>do justificar su pregunta, dijo a Jesús: -<br />

¿Y quién es mi prójimo? Jesús <strong>en</strong>tonces le contestó:<br />

-Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta<br />

la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote pasaba por el<br />

mismo camino; pero al verle, dio un rodeo y siguió adelante. También un levita llegó a aquel lugar, y<br />

cuando le vio, dio un rodeo y siguió adelante. Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo<br />

camino, al verle, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso v<strong>en</strong>das.<br />

Luego lo subió <strong>en</strong> su propia cabalgadura, lo llevó a un alojami<strong>en</strong>to y lo cuidó. Al día sigui<strong>en</strong>te, el<br />

samaritano sacó dos monedas, se las dio al dueño del alojami<strong>en</strong>to y le dijo: 'Cuide a este hombre, y si gasta<br />

usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.' Pues bi<strong>en</strong>, ¿cuál de esos tres te parece que fue el prójimo<br />

del hombre asaltado por los bandidos? El maestro de la ley contestó: -El que tuvo compasión de él. Jesús<br />

le dijo: Pues ve y haz tú lo mismo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 108


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 20<br />

Propio 11<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, fu<strong>en</strong>te de toda sabiduría, tú conoces nuestras necesidades antes de que te pidamos,<br />

y nuestra ignorancia <strong>en</strong> pedir: T<strong>en</strong> compasión de nuestras flaquezas, y danos, por tu misericordia, aquellas<br />

cosas que por nuestra indignidad y ceguedad no sabemos ni nos atrevemos a pedirte; por los méritos de<br />

Jesucristo tu Hijo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 18:1-10a[10b-14]<br />

El Señor se le apareció a Abraham <strong>en</strong> el bosque de <strong>en</strong>cinas de Mamre, mi<strong>en</strong>tras Abraham estaba<br />

s<strong>en</strong>tado a la <strong>en</strong>trada de su ti<strong>en</strong>da de campaña, como a mediodía. Abraham levantó la vista y vio que tres<br />

hombres estaban de pie fr<strong>en</strong>te a él. Al verlos, se levantó rápidam<strong>en</strong>te a recibirlos, se inclinó hasta tocar el<br />

suelo con la fr<strong>en</strong>te, y dijo:<br />

-Mi Señor, por favor le suplico que no se vaya <strong>en</strong> seguida. Si usted le parece bi<strong>en</strong>, voy a pedir un<br />

poco de agua para que se lav<strong>en</strong> los pies y luego descans<strong>en</strong> un rato bajo la sombra del árbol. Ya que han<br />

pasado por donde vive este servidor suyo, les voy a traer algo de comer para que repongan sus fuerzas<br />

antes de seguir su camino. -Bu<strong>en</strong>o, está bi<strong>en</strong> -contestaron ellos. Abraham <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> su ti<strong>en</strong>da de campaña, y<br />

le dijo a Sara: -¡Rápido! Toma unos veinte kilos de la mejor harina y haz unos panes. Luego Abraham<br />

corrió a donde estaba el ganado, escogió el mejor de los becerros, y se lo dio a uno de sus sirvi<strong>en</strong>tes, qui<strong>en</strong><br />

lo preparó inmediatam<strong>en</strong>te para la comida. Además del becerro, Abraham les ofreció cuajada y leche, y<br />

estuvo at<strong>en</strong>to a servirles mi<strong>en</strong>tras ellos comían debajo del árbol. Al terminar de comer, los visitantes le<br />

preguntaron a Abraham: -¿Dónde está tu esposa Sara? -Allí, <strong>en</strong> la ti<strong>en</strong>da de campaña -respondió él.<br />

Entonces uno de ellos dijo: -El año próximo volveré a visitarte, y para <strong>en</strong>tonces tu esposa Sara t<strong>en</strong>drá un<br />

hijo.<br />

[Mi<strong>en</strong>tras tanto, Sara estaba escuchando toda la conversación a espaldas de Abraham, a la <strong>en</strong>trada de<br />

la ti<strong>en</strong>da. Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara había dejado de t<strong>en</strong>er sus períodos de<br />

m<strong>en</strong>struación. Por eso Sara no pudo aguantar la risa, y p<strong>en</strong>só; "¿Cómo voy a t<strong>en</strong>er este gusto, ahora que<br />

mi esposo y yo estamos tan viejos?" Pero el Señor le dijo a Abraham: -¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que<br />

puede t<strong>en</strong>er un hijo a pesar de su edad? ¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? El año<br />

próximo volveré a visitarte, y para <strong>en</strong>tonces Sara t<strong>en</strong>drá un hijo.]<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 15:1-7 (PÁGINA 544 L.O.C.)<br />

l. Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo?*<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2. El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia,*<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3. El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua, ni hace mal a su prójimo,*<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

Leccionario Dominical, Año C 109


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 20<br />

Propio 11<br />

4. Aquel a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado,*<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5. El que jurando <strong>en</strong> daño suyo,*<br />

no por eso cambia.<br />

6. El que presta, no esperando de ello nada,*<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7. El que hace estas cosas,*<br />

no resbalará para siempre.<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 1:21-29<br />

Ustedes antes eran extranjeros y <strong>en</strong>emigos de Dios <strong>en</strong> sus corazones, por las cosas malas que hacían,<br />

pero ahora Dios los ha puesto <strong>en</strong> paz con él, mediante la muerte que Cristo sufrió <strong>en</strong> su cuerpo humano. Y<br />

lo hizo para t<strong>en</strong>erlos a ustedes <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, consagrados a él, sin mancha y sin culpa. Pero para esto<br />

deb<strong>en</strong> permanecer firmem<strong>en</strong>te basados <strong>en</strong> la fe, sin apartarse de la esperanza que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> por el m<strong>en</strong>saje de<br />

salvación que oyeron. Este es el m<strong>en</strong>saje que se ha anunciado <strong>en</strong> todas partes del mundo, y que yo, Pablo,<br />

ayudo a predicar.<br />

Ahora me alegro de lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando, <strong>en</strong> mi propio<br />

cuerpo, lo que falta de los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo por la iglesia, que es su cuerpo. Dios ha hecho de mí un<br />

servidor de la iglesia, por el <strong>en</strong>cargo que él me dio, para bi<strong>en</strong> de ustedes, de anunciar <strong>en</strong> forma completa su<br />

m<strong>en</strong>saje, es decir, el secreto que desde hace siglos y g<strong>en</strong>eraciones Dios t<strong>en</strong>ía escondido, pero que ahora ha<br />

manifestado a los suyos. A ellos Dios les quiso dar a conocer la gloriosa riqueza que ese secreto <strong>en</strong>cierra<br />

para los que no son judíos. Y ese secreto es Cristo, que habita <strong>en</strong> ustedes y que es la esperanza de la gloria<br />

que han de t<strong>en</strong>er. Nosotros anunciamos a Cristo, aconsejando y <strong>en</strong>señando a todos <strong>en</strong> toda sabiduría, para<br />

pres<strong>en</strong>tarlos perfectos <strong>en</strong> Cristo. Para esto trabajo y lucho con toda la fuerza y el poder que Cristo me da.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:38-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo recibió <strong>en</strong> su casa.<br />

Marta t<strong>en</strong>ía una hermana llamada María, la cual se s<strong>en</strong>tó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía.<br />

Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: -Señor, ¿no te<br />

preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude. Pero Jesús le<br />

contestó: -Marta, Marta, estás preocupada y afligida por muchas cosas, pero sólo una cosa es necesaria.<br />

María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 110


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, protector de cuantos <strong>en</strong> ti confían, sin qui<strong>en</strong> nada es fuerte, nada es santo: Multiplica <strong>en</strong><br />

nosotros tu misericordia, a fin de que, bajo tu dirección y guía, nos sirvamos de los bi<strong>en</strong>es<br />

temporales, de tal manera que no perdamos los eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 18:20-33<br />

Así que el Señor le dijo: -La g<strong>en</strong>te de Sodoma y Gomorra ti<strong>en</strong>e tan mala fama, y su pecado es tan<br />

grave, que ahora voy allá, para ver si <strong>en</strong> verdad su maldad es tan grande como se me ha dicho. Así lo<br />

sabré. Dos de los visitantes se fueron de allí a Sodoma, pero Abraham se quedó todavía ante el Señor.<br />

Se acercó un poco más a él, y le preguntó: -¿Vas a destruir a los inoc<strong>en</strong>tes junto con los culpables?<br />

Tal vez haya cincu<strong>en</strong>ta personas inoc<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la ciudad. A pesar de eso, ¿destruirás la ciudad y no la<br />

perdonarás por esos cincu<strong>en</strong>ta? No es posible que hagas eso de matar al inoc<strong>en</strong>te junto con el culpable,<br />

como si los dos hubieran cometido los mismos pecados! ¡No hagas eso! Tú, que eres el Juez supremo<br />

de todo el mundo, ¿no harás justicia? Entonces el Señor le contestó:<br />

-Si <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro cincu<strong>en</strong>ta inoc<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la ciudad de Sodoma, por ellos perdonaré a todos los que<br />

viv<strong>en</strong> allí. Pero Abraham volvió a decirle: -Perdona que sea yo tan atrevido al hablarte así, pues tú eres<br />

Dios y yo no soy más que un simple hombre; pero tal vez falt<strong>en</strong> cinco inoc<strong>en</strong>tes para completar los<br />

cincu<strong>en</strong>ta. ¿Sólo por faltar esos cinco vas a destruir toda la ciudad? Y el Señor le contestó: -Si<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro cuar<strong>en</strong>ta y cinco inoc<strong>en</strong>tes, no la destruiré. -Tal vez haya sólo cuar<strong>en</strong>ta inoc<strong>en</strong>tes...<br />

-insistió Abraham. -Por esos cuar<strong>en</strong>ta, no destruiré la ciudad -dijo el Señor.<br />

Pero Abraham volvió a suplicar: -Te ruego que no te <strong>en</strong>ojes conmigo por insistir tanto <strong>en</strong> lo<br />

mismo, pero tal vez <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tres solam<strong>en</strong>te treinta... Y el Señor volvió a decirle: - Hasta por esos treinta,<br />

perdonaré a la ciudad. Abraham siguió insisti<strong>en</strong>do: -Mi Señor, he sido muy atrevido al hablarte así,<br />

pero ¿qué pasará si <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tras solam<strong>en</strong>te veinte inoc<strong>en</strong>tes? Y el Señor respondió: -Por esos veinte,<br />

no destruiré la ciudad. Todavía insistió Abraham: -Por favor, mi Señor, no te <strong>en</strong>ojes conmigo, pero voy<br />

a hablar tan solo esta vez y no volveré a molestarte: ¿qué harás, <strong>en</strong> caso de <strong>en</strong>contrar únicam<strong>en</strong>te diez?<br />

Y el Señor le dijo: -Hasta por esos diez, no destruiré la ciudad. Cuando el Señor terminó de hablar con<br />

Abraham, se fue de allí; y Abraham regresó a su ti<strong>en</strong>da de campaña.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 138 (PÁGINA 683 L.O.C.)<br />

l. Te daré gracias, oh Señor, de todo corazón;*<br />

delante de los dioses cantaré tus alabanzas.<br />

2. Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu Nombre,*<br />

por tu amor y tu fidelidad;<br />

3. Porque has glorificado tu Nombre,*<br />

y tu palabra por <strong>en</strong>cima de todo.<br />

Leccionario Dominical, Año C 111


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

4. Cuando te invoqué, me respondiste,*<br />

fortaleciste mi alma con vigor.<br />

5. Te alabarán, oh Señor, todos los reyes de la tierra,*<br />

al escuchar las palabras de tu boca.<br />

6. Cantarán de los caminos del Señor:*<br />

"¡Cuán grande la gloria del Señor!"<br />

7. Aunque excelso es el Señor, cuida del humilde,*<br />

y al altivo percibe de lejos.<br />

8. Aunque camine <strong>en</strong>tre peligros, tú me guardas seguro;*<br />

contra la ira de mis <strong>en</strong>emigos exti<strong>en</strong>des tu mano,<br />

y tu diestra me salvará.<br />

9. El Señor cumplirá <strong>en</strong> mí su propósito;*<br />

tu misericordia, oh Señor, es para siempre;<br />

no desampares la obra de tus manos.<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 2:6-15<br />

Por eso , así como aceptaron ustedes al Señor Jesucristo, así deb<strong>en</strong> vivir unidos a él, con profundas<br />

raíces <strong>en</strong> él, firmem<strong>en</strong>te basados <strong>en</strong> él por la fe, como se les <strong>en</strong>señó, y dando siempre gracias a Dios.<br />

T<strong>en</strong>gan cuidado: no se dej<strong>en</strong> llevar por qui<strong>en</strong>es los quier<strong>en</strong> <strong>en</strong>gañar con teorías y argum<strong>en</strong>tos falsos, pues<br />

ellos no se apoyan <strong>en</strong> Cristo, sino <strong>en</strong> las tradiciones de los hombres y <strong>en</strong> los poderes que dominan este<br />

mundo.<br />

Porque todo lo que Dios es, se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la persona de Cristo, y ustedes están<br />

ll<strong>en</strong>os de Dios porque están unidos a Cristo, que es cabeza de todos los seres espirituales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

poder y autoridad. También, por su unión con Cristo, ustedes han sido circuncidados, no con aquella<br />

circuncisión que se hace <strong>en</strong> el cuerpo, sino con la que consiste <strong>en</strong> ser librados de la naturaleza pecadora.<br />

Esta es la circuncisión que vi<strong>en</strong>e de Cristo. Al ser bautizados, ustedes fueron sepultados con Cristo, y<br />

fueron también resucitados con él, porque creyeron <strong>en</strong> el poder de Dios, que lo resucitó. Ustedes, <strong>en</strong><br />

otro tiempo, estaban muertos espiritualm<strong>en</strong>te a causa de sus pecados y por no haber sido circuncidados;<br />

pero ahora Dios les ha dado vida juntam<strong>en</strong>te con Cristo, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> nos ha perdonado todos los pecados.<br />

Dios canceló la deuda que había contra nosotros y que nos obligaba con sus requisitos legales. Puso fin<br />

a esa deuda clavándola <strong>en</strong> la cruz. Por medio de Cristo, Dios v<strong>en</strong>ció a los seres espirituales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

poder y autoridad, y los humilló públicam<strong>en</strong>te llevándolos como prisioneros <strong>en</strong> su desfile victorioso.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 11:1-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Una vez, Jesús estaba orando <strong>en</strong> un lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: -Señor,<br />

<strong>en</strong>séñanos a orar, lo mismo que Juan <strong>en</strong>señó a sus discípulos. Jesús les dijo: - Cuando or<strong>en</strong>, digan:<br />

'Padre, santificado sea tu nombre. V<strong>en</strong>ga tu reino. Danos el pan sufici<strong>en</strong>te para cada día. Perdónanos<br />

nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos han hecho mal. No nos<br />

expongas a la t<strong>en</strong>tación. También les dijo Jesús:<br />

Leccionario Dominical, Año C 112


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Julio 27<br />

Propio 12<br />

Supongamos que uno de ustedes ti<strong>en</strong>e un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: 'Amigo,<br />

préstame tres panes, porque un amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa, y no t<strong>en</strong>go nada que darle.'<br />

Sin duda el otro no le contestará desde ad<strong>en</strong>tro: 'No me molestes: la puerta está cerrada, y mis hijos y yo<br />

estamos <strong>en</strong> la cama; no puedo levantarme a darte nada.' Les digo que, aunque no se levante a darle algo<br />

por ser su amigo, lo hará por su impertin<strong>en</strong>cia, y le dará todo lo que necesita. Así que yo les digo:<br />

Pidan, y Dios les dará; busqu<strong>en</strong>, y <strong>en</strong>contrarán; llam<strong>en</strong> a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide,<br />

recibe; y el que busca, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra; y al que llama a la puerta, se le abre.<br />

"¿Acaso alguno de ustedes, que sea padre, sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le<br />

pide pescado, o de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si ustedes, que son malos, sab<strong>en</strong> dar<br />

cosas bu<strong>en</strong>as a sus hijos, '¡cuánto más el Padre que está <strong>en</strong> el cielo dará el Espíritu Santo a qui<strong>en</strong>es se lo<br />

pidan!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 113


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

COLECTA<br />

Que tu constante misericordia purifique y defi<strong>en</strong>da a tu <strong>Iglesia</strong>, oh Señor; y, puesto que no puede<br />

continuar <strong>en</strong> seguridad sin tu auxilio, protégela y dirígela siempre por tu bondad; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiastés l:12-14; 2:[1-7,11] 18-23<br />

Yo, el Predicador, fui rey de Israel <strong>en</strong> Jerusalén, y me <strong>en</strong>tregué de ll<strong>en</strong>o a investigar y estudiar con<br />

sabiduría todo lo que se hace <strong>en</strong> este mundo. ¡Vaya carga pesada que ha puesto Dios sobre los hombres<br />

para humillarlos con ella! Y pude darme cu<strong>en</strong>ta de que todo lo que se hace <strong>en</strong> este mundo es vana ilusión,<br />

es querer atrapar el vi<strong>en</strong>to.<br />

[También me dije a mí mismo: "Ahora voy a hacer la prueba divirtiéndome; voy a darme bu<strong>en</strong>a<br />

vida." ¡Pero hasta eso resultó vana ilusión! Y concluí que la risa es locura y que el placer de nada sirve.<br />

Con mi m<strong>en</strong>te bajo el control de la sabiduría, quise probar el estímulo del vino, y me <strong>en</strong>tregué a él para<br />

saber si eso es lo que más le convi<strong>en</strong>e al hombre durante sus contados días <strong>en</strong> este mundo. Realicé<br />

grandes obras; me construí palacios; tuve mis propios viñedos. Cultivé mis propios huertos y jardines, y <strong>en</strong><br />

ellos planté toda clase de árboles frutales. Construí represas de agua para regar los árboles plantados;<br />

compré esclavos y esclavas, y aun tuve criados nacidos <strong>en</strong> mi casa; también tuve más vacas y ovejas que<br />

cualquiera otro antes de mí <strong>en</strong> Jerusalén. Me puse luego a considerar mis propias obras y el trabajo que me<br />

había costado realizarlas, y me di cu<strong>en</strong>ta de que todo era vana ilusión, un querer atrapar el vi<strong>en</strong>to, y de que<br />

no hay nada de provecho <strong>en</strong> este mundo.]<br />

Llegué a odiar también todo el trabajo que había realizado <strong>en</strong> este mundo, pues todo ello t<strong>en</strong>dría que<br />

dejárselo a mi sucesor. Y una cosa era segura: que él, ya fuera sabio o necio, se adueñaría de todo lo que<br />

con tanto trabajo y sabiduría logré alcanzar <strong>en</strong> este mundo. ¡Y esto también es vana ilusión! Al ver lo que<br />

yo había hecho <strong>en</strong> este mundo, lam<strong>en</strong>té haber trabajado tanto, pues hay qui<strong>en</strong> pone sabiduría,<br />

conocimi<strong>en</strong>tos y experi<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> su trabajo, tan solo para dejárselo todo a qui<strong>en</strong> no trabaja para obt<strong>en</strong>erlo.<br />

¡Y también esto es vana ilusión y una gran injusticia! En fin, ¿qué saca el hombre de tanto trabajar y de<br />

tanto preocuparse <strong>en</strong> este mundo? Toda su vida es de sufrimi<strong>en</strong>tos, es una carga molesta; ni siquiera de<br />

noche descansa su m<strong>en</strong>te. ¡Y esto también es vana ilusión!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 49:1-11 (PÁGINA 549 L.O.C.)<br />

l. Oigan esto, pueblos todos; escuch<strong>en</strong>, habitantes todos del mundo,*<br />

así los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntam<strong>en</strong>te.<br />

2. Mi boca hablará sabiduría,*<br />

y el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de mi corazón, intelig<strong>en</strong>cia.<br />

3. Inclinaré mi oído al proverbio;*<br />

manifestaré mi secreto al son del arpa.<br />

4. ¿Por qué he de temer <strong>en</strong> los días de adversidad,*<br />

cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare,<br />

Leccionario Dominical, Año C 114


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

5. La iniquidad de los que confían <strong>en</strong> sus bi<strong>en</strong>es,*<br />

y se jactan de sus muchas riquezas?<br />

6. Nadie puede redimirse a sí mismo,*<br />

ni pagar a Dios su propio rescate;<br />

7. Porque el precio de nuestra red<strong>en</strong>ción es tan grande,*<br />

que nunca t<strong>en</strong>dríamos sufici<strong>en</strong>te para pagarlo,<br />

8. A fin de vivir para siempre,*<br />

y nunca ver la sepultura.<br />

9. Vemos que también los sabios muer<strong>en</strong>;<br />

perec<strong>en</strong> como el ins<strong>en</strong>sato y el necio,*<br />

y dejan a otros sus riquezas.<br />

l0. El sepulcro será su habitación eterna,<br />

su morada de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración,*<br />

aunque hayan dado su nombre a sus tierras.<br />

11. Aunque hayan recibido honra, no pued<strong>en</strong> vivir para siempre;*<br />

son como las bestias que perec<strong>en</strong>.<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:[5-11]12-17<br />

[Hagan, pues, morir todo lo que de terr<strong>en</strong>al hay <strong>en</strong> ustedes: que nadie cometa inmoralidades<br />

sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni sea avaro (que es una forma de<br />

idolatría). Estas cosas, por las que vi<strong>en</strong>e el terrible castigo de Dios sobre aquellos que no le obedec<strong>en</strong>, son<br />

las que ustedes hacían <strong>en</strong> su vida pasada. Pero ahora dej<strong>en</strong> todo eso: el <strong>en</strong>ojo, la pasión, la maldad, los<br />

insultos y las palabras indec<strong>en</strong>tes. No se mi<strong>en</strong>tan los unos a los otros, puesto que ya se han librado de su<br />

vieja naturaleza y de las cosas que antes hacían, y se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo<br />

hombre, que se va r<strong>en</strong>ovando a imag<strong>en</strong> de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te. Ya no<br />

ti<strong>en</strong>e importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo<br />

o libre; lo que importa es que Cristo es todo y está <strong>en</strong> todos.]<br />

Dios los ama a ustedes y los ha escogido para que pert<strong>en</strong>ezcan a su pueblo. Vivan, pues, revestidos<br />

de verdadera compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paci<strong>en</strong>cia. T<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia unos con otros,<br />

y perdón<strong>en</strong>se si alguno ti<strong>en</strong>e una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdon<strong>en</strong> también<br />

ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que es el perfecto lazo de unión. Y que la paz de Cristo dirija sus<br />

corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que el<br />

m<strong>en</strong>saje de Cristo esté siempre pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus corazones. Instrúyanse y aním<strong>en</strong>se unos a otros con toda<br />

sabiduría. Con profunda gratitud cant<strong>en</strong> a Dios salmos, himnos y canciones espirituales. Y todo lo que<br />

hagan o digan, háganlo <strong>en</strong> el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Leccionario Dominical, Año C 115


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 3<br />

Propio 13<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS l2:13-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Uno de <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te le dijo a Jesús: -Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la her<strong>en</strong>cia.<br />

Y Jesús le contestó: -Amigo, ¿quién me ha puesto sobre ustedes como juez o partidor? También dijo: -<br />

Cuíd<strong>en</strong>se ustedes de toda avaricia; porque la vida no dep<strong>en</strong>de del poseer muchas cosas. Entonces les contó<br />

esta parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a p<strong>en</strong>sar:<br />

'¿Que haré? No t<strong>en</strong>go donde guardar mi cosecha.' Y se dijo: 'Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis<br />

graneros y levantaré otros más grandes, para guardar <strong>en</strong> ellos toda mi cosecha y todo lo que t<strong>en</strong>go. Luego<br />

me diré: Amigo, ti<strong>en</strong>es muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, alégrate.' Pero<br />

Dios le dijo: 'Necio, esta misma noche vas a morir, y lo que ti<strong>en</strong>es guardado, ¿para quién será?' Así le pasa<br />

al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 116


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

COLECTA<br />

Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu de p<strong>en</strong>sar y hacer siempre lo justo; para que nosotros,<br />

que sin ti no podemos existir, seamos capaces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 15:1-6<br />

Después de esto, el Señor le habló a Abram <strong>en</strong> una visión y le dijo: -No t<strong>en</strong>gas miedo, Abram,<br />

porque yo soy tu protector. Tu recomp<strong>en</strong>sa va a ser muy grande. Pero Abram le contestó: -Señor y Dios,<br />

¿de qué me sirve que me des recomp<strong>en</strong>sa, si tú bi<strong>en</strong> sabes que no t<strong>en</strong>go hijos? Como no me has dado<br />

ningún hijo, el heredero de todo lo que t<strong>en</strong>go va a ser Eliezer de Damasco, uno de mis criados.<br />

El Señor le contestó: -Tu heredero va a ser tu propio hijo, y no un extraño. Entonces el Señor llevó a<br />

Abram afuera, y le dijo: -Mira bi<strong>en</strong> el cielo, y cu<strong>en</strong>ta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bi<strong>en</strong>,<br />

así será el número de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 33:12-15,18-22 (PÁGINA 525 L.O.C.)<br />

12. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada la nación cuyo Dios es el Señor:*<br />

bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el pueblo que él escogió para sí.<br />

l3. Desde el cielo mira el Señor,*<br />

y ve a todos los seres humanos.<br />

14. Desde el lugar de su morada observa*<br />

a todos los moradores de la tierra.<br />

l5. Él formó el corazón de todos ellos;*<br />

at<strong>en</strong>to está a todas sus obras.<br />

18. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

l9. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

2l. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

Leccionario Dominical, Año C 117


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

EPÍSTOLA Hebreos 11:1-3[4-7]8-16<br />

T<strong>en</strong>er fe es t<strong>en</strong>er la pl<strong>en</strong>a seguridad de recibir lo que se espera; es estar conv<strong>en</strong>cidos de la realidad de<br />

cosas que no vemos. Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe. Por fe sabemos que Dios<br />

formó los mundos mediante su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían<br />

verse.<br />

[Por fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el que ofreció Caín, y por eso Dios lo declaró<br />

justo y le aceptó sus ofr<strong>en</strong>das. Así que, aunque Abel está muerto, sigue hablando por medio de su fe. Por<br />

su fe, Enoc fue llevado <strong>en</strong> vida para que no muriera, y ya no lo <strong>en</strong>contraron, porque Dios se lo había<br />

llevado. Y la Escritura dice que, antes de ser llevado, Enoc había agradado a Dios. Pero no es posible<br />

agradar a Dios sin t<strong>en</strong>er fe, porque para acercarse a Dios, uno ti<strong>en</strong>e que creer que existe y que recomp<strong>en</strong>sa<br />

a los que le buscan. Por fe, Noé, cuando Dios le advirtió que habían de pasar cosas que todavía no podían<br />

verse, obedeció y construyó la barca para salvar a su familia. Y por esa misma fe, Noé cond<strong>en</strong>ó a la g<strong>en</strong>te<br />

del mundo y alcanzó la salvación que se obti<strong>en</strong>e por la fe.]<br />

Por fe, Abraham, cuando Dios lo llamó, obedeció y salió para ir al lugar que él le iba a dar como<br />

her<strong>en</strong>cia. Salió de su tierra sin saber a dónde iba, y por la fe que t<strong>en</strong>ía vivió como extranjero <strong>en</strong> la tierra<br />

que Dios le había prometido. Vivió <strong>en</strong> ti<strong>en</strong>das de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, que también<br />

recibieron esa promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad que ti<strong>en</strong>e bases firmes, de la cual Dios<br />

es arquitecto y constructor. Por fe también, aunque Sara no podía t<strong>en</strong>er hijos y Abraham era demasiado<br />

viejo, éste recibió fuerzas para ser padre, porque creyó que Dios cumpliría sin falta su promesa. Así que<br />

Abraham, aunque ya próximo al fin de sus días, llegó a t<strong>en</strong>er desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes tan numerosos como las<br />

estrellas del cielo y como la ar<strong>en</strong>a de la orilla del mar, que no se puede contar.<br />

Todas esas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como<br />

t<strong>en</strong>ían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndose a sí mismos como extranjeros de paso por<br />

este mundo. Y los que dic<strong>en</strong> tal cosa, claram<strong>en</strong>te dan a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que todavía andan <strong>en</strong> busca de una<br />

patria. Si hubieran estado p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> la tierra de donde salieron, bi<strong>en</strong> podrían haber regresado allá; pero<br />

ellos deseaban una patria mejor, es decir, la patria celestial. Por eso, Dios no se avergü<strong>en</strong>za de ser llamado<br />

el Dios de ellos, pues les ti<strong>en</strong>e preparada una ciudad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:32-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"No t<strong>en</strong>gan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, <strong>en</strong> su bondad, ha decidido darles<br />

el reino. V<strong>en</strong>dan lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, y d<strong>en</strong> a los necesitados; procúr<strong>en</strong>se bolsas que no se hagan viejas, riqueza<br />

sin fin <strong>en</strong> el cielo, donde el ladrón no puede <strong>en</strong>trar ni la polilla destruir. Pues donde esté la riqueza de<br />

ustedes, allí estará también su corazón.<br />

"Estén preparados, vestidos y con sus lámparas <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas. Sean como criados que están esperando<br />

a que su amo regrese de una boda, para abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. Dichosos los<br />

criados a qui<strong>en</strong>es su amo, al llegar, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará s<strong>en</strong>tarse<br />

a la mesa y se dispondrá a servirles la comida. Dichosos ellos, si los <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra despiertos aunque llegue a<br />

Leccionario Dominical, Año C 118


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 10<br />

Propio 14<br />

la medianoche o de madrugada. Y sepan ustedes esto: que si el dueño de una casa supiera a que hora va a<br />

llegar el ladrón, no dejaría que le abrieran su casa para robarle. Ustedes también estén preparados; porque<br />

el Hijo del hombre v<strong>en</strong>drá cuando m<strong>en</strong>os lo esper<strong>en</strong>."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 119


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 17<br />

Propio 15<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, por nosotros <strong>en</strong>tregaste a tu Hijo único como sacrificio por los pecados y como<br />

ejemplo de vida piadosa: Danos gracia para recibir con gratitud los frutos de su obra red<strong>en</strong>tora, y seguir<br />

de día <strong>en</strong> día las huellas b<strong>en</strong>ditas de su santísima vida; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 23:23-29<br />

El Señor afirma: "Lejos o cerca, yo soy Dios. ¿Quién podrá esconderse de mi vista? Con mi<br />

pres<strong>en</strong>cia ll<strong>en</strong>o el cielo y la tierra. Yo, el Señor, lo afirmo. "He oído las m<strong>en</strong>tiras de esos profetas que<br />

pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> hablar <strong>en</strong> mi nombre y comunicarse <strong>en</strong> sueños conmigo. ¿Hasta cuándo esos profetas van<br />

a seguir anunciando cosas falsas, inv<strong>en</strong>tos de su propia fantasía? Con los sueños que se cu<strong>en</strong>tan unos a<br />

otros, pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> hacer que mi pueblo se olvide de mí, como también sus antepasados me olvidaron y se<br />

fueron tras Baal. ¡Si un profeta ti<strong>en</strong>e un sueño , que diga que es un sueño, pero si recibe mi palabra, que<br />

la anuncie fielm<strong>en</strong>te! No se puede comparar la paja con el trigo. Mi palabra es como el fuego, como un<br />

martillo que hace pedazos la roca. Yo, el Señor, lo afirmo.<br />

SALMO 82<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

1. Dios preside <strong>en</strong> la asamblea divina;*<br />

<strong>en</strong> medio de los dioses juzga.<br />

2. "¿Hasta cuándo juzgarán injustam<strong>en</strong>te,*<br />

y mostrarán parcialidad a los malvados?<br />

3. Defi<strong>en</strong>dan al desvalido y al huérfano;*<br />

vindiqu<strong>en</strong> al afligido y al m<strong>en</strong>esteroso.<br />

4. Rescat<strong>en</strong> a los débiles y a los pobres;*<br />

de mano de los malvados líbr<strong>en</strong>los.<br />

5. Ellos no sab<strong>en</strong> , no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong>, caminan a oscuras;*<br />

tiemblan todos los cimi<strong>en</strong>tos de la tierra.<br />

6. He dicho que ustedes son dioses,*<br />

y todos hijos del Altísimo.<br />

7. Sin embargo, morirán como mortales,*<br />

y caerán como cualquier príncipe".<br />

8. Levántate, oh Dios, y reina <strong>en</strong> la tierra;*<br />

<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> posesión de todas las naciones.<br />

Leccionario Dominical, Año C 120


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 17<br />

Propio 15<br />

EPÍSTOLA Hebreos 12:1-7[8-10]11-14<br />

Por eso, nosotros, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos<br />

a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos <strong>en</strong>reda, y corramos con fortaleza la carrera que<br />

t<strong>en</strong>emos por delante. Fijemos nuestra mirada <strong>en</strong> Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es qui<strong>en</strong> la<br />

perfecciona. Jesús subió <strong>en</strong> la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que<br />

después del sufrimi<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>dría gozo y alegría; y se s<strong>en</strong>tó a la derecha del trono de Dios. Por lo tanto,<br />

medit<strong>en</strong> <strong>en</strong> el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se<br />

cans<strong>en</strong> ni se desanim<strong>en</strong>. Pues ustedes aún no han t<strong>en</strong>ido que llegar hasta la muerte <strong>en</strong> su lucha contra el<br />

pecado, y han olvidado ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice <strong>en</strong> la Escritura: "No<br />

desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te repr<strong>en</strong>da. Porque el Señor<br />

corrige a qui<strong>en</strong> él ama, y castiga a aquel a qui<strong>en</strong> recibe como hijo." Soport<strong>en</strong> ustedes el castigo,<br />

y así Dios los tratará como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a qui<strong>en</strong> su padre no corrija?<br />

[Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, es que ustedes no son hijos<br />

legítimos, sino ilegítimos. Además, cuando éramos niños, nuestros padres aquí <strong>en</strong> la tierra nos corregían,<br />

y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial,<br />

para obt<strong>en</strong>er la vida? Nuestros padres aquí <strong>en</strong> la tierra, nos corregían durante esta corta vida, según lo<br />

que más conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te les parecía; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para<br />

hacernos santos como él.]<br />

Ciertam<strong>en</strong>te, ningún castigo es agradable <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de recibirlo, sino que duele; pero si uno<br />

apr<strong>en</strong>de la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud. Así pues, r<strong>en</strong>uev<strong>en</strong> las fuerzas de sus<br />

manos cansadas y de sus rodillas debilitadas, y busqu<strong>en</strong> el camino derecho, para que sane el pie que está<br />

cojo y no se tuerza más. Procur<strong>en</strong> estar <strong>en</strong> paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad,<br />

nadie podrá ver al Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:49-56<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Yo he v<strong>en</strong>ido a pr<strong>en</strong>der fuego <strong>en</strong> el mundo; y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardi<strong>en</strong>do!<br />

T<strong>en</strong>go que pasar por una terrible prueba, y ¡cómo sufro hasta que se lleve a cabo! ¿Cre<strong>en</strong> ustedes que he<br />

v<strong>en</strong>ido a traer paz a la tierra? Les digo que no, sino división. Porque de hoy <strong>en</strong> adelante, cinco <strong>en</strong> una<br />

familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra su hijo y el hijo contra<br />

su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra<br />

su suegra."<br />

Jesús también dijo a la g<strong>en</strong>te: "Cuando ustedes v<strong>en</strong> que las nubes se levantan por occid<strong>en</strong>te, dic<strong>en</strong><br />

que va a llover, y así sucede. Y cuando el vi<strong>en</strong>to sopla del sur, dic<strong>en</strong> que va a hacer calor, y lo hace.<br />

¡Hipócritas! Si sab<strong>en</strong> interpretar tan bi<strong>en</strong> el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no sab<strong>en</strong><br />

interpretar el tiempo <strong>en</strong> que viv<strong>en</strong>?<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 121


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

COLECTA<br />

Concede, Oh Dios de misericordia, que tu <strong>Iglesia</strong>, congregada <strong>en</strong> unidad por tu Espíritu Santo,<br />

manifieste tu poder <strong>en</strong>tre todos los pueblos, para gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 28:14-22<br />

Escuch<strong>en</strong>, pues, la palabra del Señor, hombres insol<strong>en</strong>tes que gobiernan este pueblo de Jerusalén.<br />

Ustedes dic<strong>en</strong>: "Hemos hecho un pacto con la muerte, un contrato con el reino de los muertos, para que<br />

cuando v<strong>en</strong>ga la terrible calamidad, no nos alcance; hemos buscado refugio <strong>en</strong> las m<strong>en</strong>tiras, protección <strong>en</strong><br />

el <strong>en</strong>gaño."<br />

Por eso, el Señor dice: "Voy a poner <strong>en</strong> Sión una piedra, una piedra escogida y muy valiosa, que<br />

será la piedra principal y servirá de fundam<strong>en</strong>to. El que t<strong>en</strong>ga confianza, podrá estar tranquilo. En esa<br />

construcción usaré por plomada la justicia y por nivel la rectitud." El refugio que ustedes habían buscado<br />

<strong>en</strong> las m<strong>en</strong>tiras lo destruirá el granizo, y el agua arrasará su lugar de protección. Su pacto con la muerte<br />

será anulado, y su contrato con el reino de los muertos quedará sin valor. V<strong>en</strong>drá la terrible calamidad y a<br />

ustedes los aplastará. Cada vez que v<strong>en</strong>ga, los arrastrará. V<strong>en</strong>drá mañana tras mañana, de día y de noche.<br />

El solo oír la noticia los hará temblar. Será como acostarse <strong>en</strong> una cama estrecha y abrigarse con una<br />

manta corta. El Señor actuará como <strong>en</strong> el monte Perazím, interv<strong>en</strong>drá como <strong>en</strong> el valle de Gabaón, para<br />

realizar su acción, por extraña que parezca, para llevar a cabo su obra, su obra misteriosa. Así pues, ¡no<br />

más insol<strong>en</strong>cia!, no sea que sus cad<strong>en</strong>as se les apriet<strong>en</strong> más; porque he oído que el Señor todopoderoso ha<br />

decretado la destrucción de todo el país.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 46:1-12 (Página 546 L.O.C.)<br />

l. Dios es nuestro refugio y fortaleza,*<br />

nuestro pronto auxilio <strong>en</strong> la tribulaciones.<br />

2. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,*<br />

y se desplom<strong>en</strong> lo montes <strong>en</strong> el corazón de la mar;<br />

3. Aunque bram<strong>en</strong> y espum<strong>en</strong> sus aguas,*<br />

y tiembl<strong>en</strong> los montes a causa de su braveza.<br />

4. El Señor de las huestes está con nosotros;*<br />

nuestro refugio es el Dios de Jacob.<br />

5. Hay un río cuyas corri<strong>en</strong>tes alegran la ciudad de Dios,*<br />

el santuario de las moradas del Altísimo.<br />

6. Dios está <strong>en</strong> medio de ella; no será conmovida;*<br />

Dios la ayudará al clarear la mañana.<br />

7. Braman las naciones, titubean los reinos;*<br />

Dios habló; se derretirá la tierra.<br />

8. El Señor de las huestes está con nosotros;*<br />

nuestro refugio es el Dios de Jacob.<br />

Leccionario Dominical, Año C 122


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

9. V<strong>en</strong>gan a ver las obras del Señor,*<br />

las maravillas que ha hecho <strong>en</strong> la tierra.<br />

10. Hace que las guerras ces<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo el orbe;*<br />

rompe el arco, destroza la lanza<br />

y quema los escudos <strong>en</strong> el fuego.<br />

11. "Estén, pues, quietos, y sepan que yo soy Dios;*<br />

he de ser <strong>en</strong>salzado <strong>en</strong>tre las naciones,<br />

<strong>en</strong>salzado seré <strong>en</strong> la tierra".<br />

12. El Señor de las huestes está con nosotros;*<br />

nuestro refugio es el Dios de Jacob.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 12:18-19,22-29<br />

Ustedes no se acercaron, como los israelitas, a algo que se podía tocar y que ardía <strong>en</strong> llamas, donde<br />

había oscuridad, tinieblas y tempestad; ni oyeron el sonido de la trompeta ni la voz de Dios. Los que<br />

oyeron esa voz rogaron que no les siguiera hablando. Ustedes por el contrario, se han acercado al monte<br />

Sión, y a la ciudad del Dios vivi<strong>en</strong>te, la Jerusalén celestial, y a muchos miles de ángeles reunidos para<br />

alabar a Dios, y a la congregación de los primeros hijos de Dios inscritos <strong>en</strong> el cielo. Se han acercado a<br />

Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los hombres bu<strong>en</strong>os que Dios ha hecho perfectos, a Jesús, que<br />

realizó el nuevo pacto, y a la sangre con que hemos sido purificados, la cual nos habla mejor que la sangre<br />

de Abel.<br />

Por eso t<strong>en</strong>gan cuidado de no rechazar al que nos habla. Pues los que rechazaron a Dios cuando él<br />

les llamó la at<strong>en</strong>ción aquí <strong>en</strong> la tierra, no escaparon. Y mucho m<strong>en</strong>os podremos escapar nosotros, si le<br />

damos la espalda al que nos llama la at<strong>en</strong>ción desde el cielo. En aquel tiempo, la voz de Dios hizo temblar<br />

la tierra, pero ahora dice: "Una vez más haré temblar no sólo la tierra, sino también el cielo." Al decir "una<br />

vez más", se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de que se quitarán las cosas creadas, lo que puede ser movido, para que permanezca lo<br />

que no puede moverse. El reino que Dios nos da, no puede ser movido. Demos gracias por esto, y<br />

adoremos a Dios con la devoción y rever<strong>en</strong>cia que le agradan. Porque nuestro Dios es como un fuego que<br />

todo lo consume.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 13:22-30<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En su camino a Jerusalén, Jesús <strong>en</strong>señaba <strong>en</strong> los pueblos y aldeas por donde pasaba. Uno le<br />

preguntó: -Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él contestó: -Procur<strong>en</strong> <strong>en</strong>trar por la puerta angosta;<br />

porque les digo que muchos querrán <strong>en</strong>trar, y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y<br />

cierre la puerta, ustedes, los que están afuera, llamarán y dirán: 'Señor, ábr<strong>en</strong>os.' Pero él les contestará: 'No<br />

sé de dónde son ustedes.' Entonces com<strong>en</strong>zarán ustedes a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú<br />

<strong>en</strong>señaste <strong>en</strong> nuestras calles.' Pero él les contestará: 'Ya les digo que no sé de dónde son. ¡Apárt<strong>en</strong>se de<br />

mí, malhechores'! Allí llorarán y les rechinarán los di<strong>en</strong>tes, al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los<br />

profetas están <strong>en</strong> el reino de Dios, y que ustedes son echados fuera. Porque va a v<strong>en</strong>ir g<strong>en</strong>te del norte y del<br />

Leccionario Dominical, Año C 123


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 24<br />

Propio 16<br />

sur, del este y del oeste, para s<strong>en</strong>tarse a comer <strong>en</strong> el reino de Dios. Entonces algunos de los que ahora son<br />

los últimos serán los primeros, y algunos que ahora son los primeros serán los últimos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 124


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 31<br />

Propio 17<br />

COLECTA<br />

Señor de todo poder y fortaleza, autor y dador de todo bi<strong>en</strong>: Injerta <strong>en</strong> nuestros corazones el amor a<br />

tu Nombre, acreci<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> nosotros la verdadera religión, nútr<strong>en</strong>os con toda bondad, y produce <strong>en</strong> nosotros<br />

los frutos de bu<strong>en</strong>as obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 10:[7-11]12-18<br />

[El orgullo es odioso al Señor y a los hombres; tanto Dios como los hombres aborrec<strong>en</strong> la opresión.<br />

el poder pasa de una nación a otra por causa de la viol<strong>en</strong>cia y del orgullo. ¿Quién puede s<strong>en</strong>tir orgullo<br />

si<strong>en</strong>do polvo y c<strong>en</strong>iza, si aun <strong>en</strong> vida se pudre ya su cuerpo? Achaque ligero, médico optimista; pero el que<br />

hoy es rey, mañana será cadáver. Cuando el hombre muere, se apoderan de él los gusanos, los insectos y la<br />

podredumbre.]<br />

El comi<strong>en</strong>zo del orgullo es el poder, que hace que el hombre se olvide de su Creador. El pecador es<br />

un pozo ll<strong>en</strong>o de orgullo, del cual brotan las malas acciones. Por eso, Dios lo ll<strong>en</strong>a de castigos y lo hiere<br />

hasta terminar con él. Dios derriba del trono a los orgullosos y <strong>en</strong> lugar de ellos pone a los humildes. El<br />

Señor arranca de raíz a las naciones, y <strong>en</strong> lugar de ellas hace crecer a los humildes. Dios no dejó ni el<br />

rastro de las naciones paganas; les cortó de raíz hasta no dejar ni rastro. Las borró de la tierra, las destruyó;<br />

suprimió de la tierra incluso su recuerdo. El orgullo no es digno del hombre, ni tampoco la arrogancia.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 112 (Página 647 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano,*<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos!<br />

2. Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;*<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3. Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa,*<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4. La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos:*<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5. Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan,*<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6. Por eso jamás tropezarán;*<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7. No temerán las malas noticias;*<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8. Firme está su corazón, y no temerá,*<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9. Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre;*<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

Leccionario Dominical, Año C 125


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Agosto 31<br />

Propio 17<br />

10. Los malvados, al verlo, se <strong>en</strong>furecerán;<br />

crujirán los di<strong>en</strong>tes, y se consumirán;*<br />

el deseo de los malvados fracasará.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 13:1-8<br />

No dej<strong>en</strong> de amarse unos a otros como hermanos. No se olvid<strong>en</strong> de ser amables con los que llegu<strong>en</strong> a<br />

su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles. Acuérd<strong>en</strong>se de los presos, como si<br />

también ustedes estuvieran presos con ellos. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> los que han sido maltratados, ya que ustedes<br />

también pued<strong>en</strong> pasar por lo mismo. Que todos respet<strong>en</strong> el matrimonio y mant<strong>en</strong>gan la pureza de sus<br />

relaciones matrimoniales; porque Dios juzgará a los que comet<strong>en</strong> inmoralidades sexuales y a los que<br />

comet<strong>en</strong> adulterio.<br />

No am<strong>en</strong> el dinero; contént<strong>en</strong>se con lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré ni te<br />

abandonaré.” Así que podemos decir con confianza: “El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué me puede<br />

hacer el hombre?” Acuérd<strong>en</strong>se de qui<strong>en</strong>es los han dirigido y les han anunciado el m<strong>en</strong>saje de Dios;<br />

medit<strong>en</strong> <strong>en</strong> cómo han terminado sus vidas, y sigan el ejemplo de su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y<br />

siempre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 14:1,7-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucedió <strong>en</strong> un día de reposo, que Jesús fue a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos lo<br />

estaban espiando. Al ver Jesús como los invitados escogían los asi<strong>en</strong>tos de honor <strong>en</strong> la mesa, les dio este<br />

consejo: -Cuando algui<strong>en</strong> te invite a una fiesta de bodas, no te si<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el lugar principal, pues puede<br />

llegar otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos puede v<strong>en</strong>ir a decirte: ‘Dale tu lugar<br />

a este otro.’ Entonces t<strong>en</strong>drás que ir con vergü<strong>en</strong>za a ocupar el último asi<strong>en</strong>to. Al contrario, cuando te<br />

invit<strong>en</strong>, siéntate <strong>en</strong> el último lugar, para que cuando v<strong>en</strong>ga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, pásate a un<br />

lugar de más honor.’ Así recibirás honores delante de los que están s<strong>en</strong>tados contigo a la mesa. Porque el<br />

que a sí mismo se <strong>en</strong>grandece, será humillado; y el que se humilla, será <strong>en</strong>grandecido.<br />

Dijo también al hombre que lo había invitado: -Cuando des una comida o una c<strong>en</strong>a, no invites a tus<br />

amigos, ni a tus hermanos, ni a tus pari<strong>en</strong>tes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y<br />

así quedarás ya recomp<strong>en</strong>sado. Al contrario, cuando tú des una fiesta invita a los pobres, los inválidos, los<br />

cojos y los ciegos; y serás feliz. Pues ellos no te pued<strong>en</strong> pagar, pero tú t<strong>en</strong>drás tu recomp<strong>en</strong>sa el día <strong>en</strong> que<br />

los justos resucit<strong>en</strong>.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 126


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 7<br />

Propio 18<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Señor, que confiemos <strong>en</strong> ti de todo corazón; porque, así como tú siempre resistes a los<br />

soberbios que confían <strong>en</strong> su propia fortaleza, de la misma manera jamás abandonas a aquellos que se<br />

glorían <strong>en</strong> tu misericordia; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 30:l5-20<br />

"Mir<strong>en</strong>, hoy les doy a elegir <strong>en</strong>tre la vida y el bi<strong>en</strong>, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro. Si<br />

obedec<strong>en</strong> lo que hoy les ord<strong>en</strong>o, y aman al Señor su Dios, y sigu<strong>en</strong> sus caminos, y cumpl<strong>en</strong> sus<br />

mandami<strong>en</strong>tos, leyes y decretos, vivirán y t<strong>en</strong>drán muchos hijos, y el Señor su Dios los b<strong>en</strong>decirá <strong>en</strong> el<br />

país que van a ocupar. Pero si no hac<strong>en</strong> caso de todo esto, sino que se dejan arrastrar por otros dioses para<br />

r<strong>en</strong>dirles culto y arrodillarse ante ellos, <strong>en</strong> este mismo mom<strong>en</strong>to les advierto que morirán sin falta, y que<br />

no estarán mucho tiempo <strong>en</strong> el país que van a conquistar después de haber cruzado el Jordán. En este día<br />

pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir <strong>en</strong>tre la vida y la muerte,<br />

y <strong>en</strong>tre la b<strong>en</strong>dición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes;<br />

am<strong>en</strong> al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello dep<strong>en</strong>de la vida de ustedes y el que<br />

vivan muchos años <strong>en</strong> el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 1:1-6 (Página 485 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos,*<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2. Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia,*<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3. Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae,*<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4. No así los malos, no así,*<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5. Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio,*<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6. Porque el Señor conoce el camino de los justos,*<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

Leccionario Dominical, Año C 127


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 7<br />

Propio 18<br />

EPÍSTOLA Filemón 1-20<br />

Yo, Pablo, que estoy preso por causa de Cristo Jesús, te escribo esta carta junto con el hermano<br />

Timoteo, a ti, Filemón, nuestro querido compañero de trabajo, y a la iglesia que se reúne <strong>en</strong> tu casa, así<br />

como a nuestra hermana Apia y a Arquipo, compañero nuestro <strong>en</strong> la lucha. Que Dios nuestro Padre y el<br />

Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ustedes. Siempre doy gracias a mi Dios al acordarme<br />

de ti <strong>en</strong> mis oraciones, porque he t<strong>en</strong>ido noticias del amor y la fe que ti<strong>en</strong>es para con el Señor Jesús y para<br />

con todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios. Y pido a Dios que tú, que compartes nuestra fe, llegues a<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der bi<strong>en</strong> todas las b<strong>en</strong>diciones que t<strong>en</strong>emos por Cristo Jesús. Estoy muy cont<strong>en</strong>to y animado por tu<br />

amor, ya que gracias a ti, hermano, el corazón de los crey<strong>en</strong>tes ha sido consolado.<br />

Por eso, aunque como apóstol de Cristo t<strong>en</strong>go derecho a ord<strong>en</strong>arte lo que debes hacer, prefiero<br />

rogártelo <strong>en</strong> nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano, y ahora preso por causa de Cristo Jesús, te pido un<br />

favor para Onésimo, que ha llegado a ser mi hijo espiritual aquí <strong>en</strong> la cárcel. En otro tiempo, Onésimo fue<br />

para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. Te lo <strong>en</strong>vío de nuevo: trátalo como a<br />

mí mismo. Yo hubiera querido que se quedara aquí conmigo, para que me sirviera <strong>en</strong> tu lugar mi<strong>en</strong>tras<br />

estoy preso por causa del evangelio. Pero no quiero hacer nada que tú antes no hayas aprobado, para que el<br />

favor que me haces no sea por obligación sino por tu propia voluntad. Tal vez Onésimo se apartó de ti por<br />

algún tiempo para que ahora lo t<strong>en</strong>gas para siempre, ya no como un esclavo, sino como algo mejor que un<br />

esclavo: como un hermano querido. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo todavía más, no solam<strong>en</strong>te<br />

como persona sino también como hermano <strong>en</strong> el Señor.<br />

Así pues, si me ti<strong>en</strong>es por hermano <strong>en</strong> la fe, recíbelo como si se tratara de mí mismo. Si te ha hecho<br />

algún daño, o si te debe algo, cóbramelo a mí. Yo, Pablo, escribo esto con mi puño y letra: Yo lo pagaré.<br />

¡Aunque podría recordarte que tú me debes tu propia persona! Si, hermano, hazme este favor como<br />

crey<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Señor; consuela mi corazón como hermano <strong>en</strong> Cristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS l4:25-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Mucha g<strong>en</strong>te seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: "Si alguno vi<strong>en</strong>e a mí y no me ama más que a su<br />

padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no<br />

puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno<br />

de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se si<strong>en</strong>ta primero a calcular los gastos, para ver si ti<strong>en</strong>e con<br />

que terminarla? De otra manera, si pone los cimi<strong>en</strong>tos y después no puede terminarla, todos los que lo<br />

vean com<strong>en</strong>zarán a burlarse de él, dici<strong>en</strong>do: 'Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.' O si<br />

algún rey ti<strong>en</strong>e que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se si<strong>en</strong>ta primero a calcular si con diez mil<br />

soldados puede hacer fr<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong> va a atacarlo con veinte mil? Y si no puede hacerle fr<strong>en</strong>te, cuando el<br />

otro rey esté todavía lejos, le mandará m<strong>en</strong>sajeros a pedir la paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no<br />

deje todo lo que ti<strong>en</strong>e, no puede ser mi discípulo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 128


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 14<br />

Propio 19<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, puesto que sin ti no podemos complacerte: Concede, por tu misericordia, que tu Espíritu<br />

Santo dirija y gobierne nuestros corazones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 32:1,7-14<br />

Al ver los israelitas que Moisés tardaba <strong>en</strong> bajar del monte, se juntaron alrededor de Aarón y le<br />

dijeron: -Anda, haznos dioses que nos guí<strong>en</strong>, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos<br />

sacó de Egipto. Entonces el Señor le dijo a Moisés: -Anda, baja, porque tu pueblo, el que sacaste de<br />

Egipto, se ha echado a perder. Muy pronto se han apartado del camino que yo les ord<strong>en</strong>é seguir. Se han<br />

hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando y pres<strong>en</strong>tándole ofr<strong>en</strong>das; y dic<strong>en</strong>: '¡Israel, éste es tu<br />

dios, que te sacó de Egipto!' Además, el Señor le dijo a Moisés: -Me he fijado <strong>en</strong> esta g<strong>en</strong>te, y me he dado<br />

cu<strong>en</strong>ta de que son muy tercos. ¡Ahora déjame <strong>en</strong> paz, que estoy ardi<strong>en</strong>do de <strong>en</strong>ojo y voy a acabar con<br />

ellos! Pero de ti voy a hacer una gran nación.<br />

Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras: -Señor, ¿por qué vas a<br />

arder de <strong>en</strong>ojo contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder? ¿Cómo<br />

vas a dejar que digan los egipcios: 'Dios los sacó con la mala int<strong>en</strong>ción de matarlos <strong>en</strong> las montañas, para<br />

borrarlos de la superficie de la tierra? Deja ya de arder de <strong>en</strong>ojo; r<strong>en</strong>uncia a la idea de hacer daño a tu<br />

pueblo. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a qui<strong>en</strong>es juraste por ti mismo y les dijiste: 'Haré<br />

que los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de ustedes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y toda esta tierra que les<br />

he prometido a ustedes se la daré como su her<strong>en</strong>cia para siempre.' El Señor r<strong>en</strong>unció a la idea que había<br />

expresado de hacer daño a su pueblo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 51:1-11 (PÁGINA 553 L.O.C.)<br />

l. T<strong>en</strong> misericordia de mí, oh Dios,<br />

conforme a tu bondad;*<br />

conforme a tu inm<strong>en</strong>sa compasión borra mis rebeliones.<br />

2. Lávame más y más de mi maldad,*<br />

y límpiame de mi pecado;<br />

3. Porque reconozco mis rebeliones,*<br />

y mi pecado está siempre delante de mí.<br />

4. Contra ti, contra ti sólo he pecado,*<br />

y he hecho lo malo delante de tus ojos.<br />

5. Por tanto eres reconocido justo <strong>en</strong> tu s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia,*<br />

y t<strong>en</strong>ido por puro <strong>en</strong> tu juicio.<br />

6. He aquí, he sido malo desde mi nacimi<strong>en</strong>to,*<br />

pecador desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre;<br />

7. Porque he aquí, amas la verdad más que la astucia o<br />

el saber oculto;*<br />

por tanto, <strong>en</strong>séñame sabiduría.<br />

Leccionario Dominical, Año C 129


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 14<br />

Propio 19<br />

8. Límpiame de mi pecado, y seré puro;*<br />

lávame, y seré más blanco que la nieve.<br />

9. Hazme oír canciones de gozo y alegría,*<br />

y se regocijará el cuerpo que has abatido.<br />

l0. Esconde tu rostro de mis pecados,*<br />

y borra todas mis maldades.<br />

11. Crea <strong>en</strong> mí, oh Dios, un corazón limpio,*<br />

y r<strong>en</strong>ueva un espíritu firme d<strong>en</strong>tro de mí.<br />

EPÍSTOLA l Timoteo l:12-17<br />

Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, el cual me ha dado fuerzas, porque me ha considerado fiel y<br />

me ha puesto a su servicio, a pesar de que yo antes decía cosas of<strong>en</strong>sivas contra él, lo perseguía y lo<br />

insultaba. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque yo todavía no era crey<strong>en</strong>te y no sabía lo que hacía. Y<br />

así nuestro Señor derramó abundantem<strong>en</strong>te su gracia sobre mí, y me dio la fe y el amor que t<strong>en</strong>emos por<br />

nuestra unión con Cristo Jesús. Esto es muy cierto, y todos deb<strong>en</strong> creerlo: que Cristo Jesús vino al mundo<br />

para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Por eso, Dios tuvo misericordia de mí: para<br />

que Jesucristo mostrara <strong>en</strong> mí toda su paci<strong>en</strong>cia. Así yo vine a ser ejemplo de los que habían de creer <strong>en</strong> él<br />

para obt<strong>en</strong>er la vida eterna. ¡Demos honor y gloria para siempre al Rey eterno, al inmortal, invisible y<br />

único Dios! Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 15:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Todos los que cobraban impuestos para Roma y otra g<strong>en</strong>te de mala fama se acercaban a Jesús, para<br />

oírlo. Los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban por esto, dici<strong>en</strong>do: -Este recibe a los pecadores y<br />

come con ellos. Entonces Jesús les contó esta parábola: "¿Quién de ustedes, si ti<strong>en</strong>e ci<strong>en</strong> ovejas y pierde<br />

una de ellas, no deja las otras nov<strong>en</strong>ta y nueve <strong>en</strong> el campo y va <strong>en</strong> busca de la oveja perdida, hasta<br />

<strong>en</strong>contrarla? Y cuando la <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra, cont<strong>en</strong>to la pone sobre sus hombros, y al llegar a casa junta a sus<br />

amigos y vecinos, y les dice: 'Felicít<strong>en</strong>me, porque ya <strong>en</strong>contré la oveja que se me había perdido.' Les digo<br />

que así también hay más alegría <strong>en</strong> el cielo por un pecador que se convierte que por nov<strong>en</strong>ta y nueve<br />

personas bu<strong>en</strong>as que no necesitan convertirse.<br />

"O bi<strong>en</strong>, ¿qué mujer que ti<strong>en</strong>e diez monedas y pierde una de ellas, no <strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de una lámpara y barre<br />

la casa buscando con cuidado hasta <strong>en</strong>contrarla? Y cuando la <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra, reúne a sus amigas y vecinas, y<br />

les dice: 'Felicít<strong>en</strong>me, porque ya <strong>en</strong>contré la moneda que había perdido.' Les digo que así también hay<br />

alegría <strong>en</strong>tre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 130


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

COLECTA<br />

Concede, Oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terr<strong>en</strong>ales, sino que amemos las celestiales, y<br />

aun ahora que estamos inmersos <strong>en</strong> cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Amós 8:4-7[8-12]<br />

Oigan esto, ustedes que oprim<strong>en</strong> a los humildes y arruinan a los pobres del país; ustedes que dic<strong>en</strong>:<br />

"¿Cuándo pasará la fiesta de la luna nueva, para que podamos v<strong>en</strong>der el trigo? ¿Cuándo pasará el día de<br />

reposo, para que v<strong>en</strong>damos el grano a precios altos y usando medidas con trampa y pesas falsas?<br />

¡Arruinaremos a los pobres hasta que ellos mismos se nos v<strong>en</strong>dan como esclavos para pagar sus deudas,<br />

aunque solo deban un par de sandalias! ¡V<strong>en</strong>deremos hasta el desecho del trigo!" El Señor ha jurado por<br />

la gloria de Jacob: "Nunca olvidaré lo que han hecho."<br />

[¿Y no habrá de temblar la tierra por todo esto? ¿No habrán de llorar todos sus habitantes? ¡La tierra<br />

subirá y bajará, como sub<strong>en</strong> y bajan las aguas del Nilo! "Ese día -afirma el Señor-, haré que se oculte el<br />

sol al mediodía, y <strong>en</strong> pl<strong>en</strong>o día cubriré de oscuridad la tierra. Cambiaré las fiestas <strong>en</strong> llanto por los<br />

muertos, y los cantos <strong>en</strong> lam<strong>en</strong>tos fúnebres; haré que ustedes se vistan de luto, y que se rap<strong>en</strong> la cabeza <strong>en</strong><br />

señal de dolor. Llorarán como el que ha perdido a su único hijo, y todo acabará <strong>en</strong> amargura. Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> días -<br />

afirma el Señor- <strong>en</strong> los cuales mandaré hambre a la tierra; no hambre de pan, ni sed de agua, sino hambre<br />

de oír la palabra del Señor. La g<strong>en</strong>te andará errante, buscando la palabra del Señor, de un mar al otro mar,<br />

y desde el norte y hasta el ori<strong>en</strong>te, pero no podrán <strong>en</strong>contrarla.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 138 (Página 683 L.O.C.)<br />

l. Te daré gracias, oh Señor, de todo corazón;*<br />

delante de los dioses cantaré tus alabanzas.<br />

2. Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu Nombre,*<br />

por tu amor y tu fidelidad:<br />

3. Porque has glorificado tu Nombre,*<br />

y tu palabra por <strong>en</strong>cima de todo.<br />

4. Cuando te invoqué, me respondiste,*<br />

fortaleciste mi alma con vigor.<br />

5. Te alabarán, oh Señor, todos los reyes de la tierra,*<br />

al escuchar las palabras de tu boca.<br />

6. Cantarán de los caminos del Señor:*<br />

"¡Cuán grande la gloria del Señor!"<br />

7. Aunque excelso es el Señor, cuida del humilde,*<br />

y al altivo percibe de lejos.<br />

8. Aunque camine <strong>en</strong>tre peligros, tú me guardas seguro;*<br />

contra la ira de mis <strong>en</strong>emigos exti<strong>en</strong>des tu mano,<br />

y tu diestra me salvará.<br />

Leccionario Dominical, Año C 131


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

9. El Señor cumplirá <strong>en</strong> mí su propósito;*<br />

tu misericordia, oh Señor, es para siempre;<br />

no desampares la obra de tus manos.<br />

EPÍSTOLA 1 Timoteo 2:1-8<br />

Ante todo recomi<strong>en</strong>do que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por<br />

toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos<br />

gozar de una vida tranquila y pacífica, ll<strong>en</strong>a de rever<strong>en</strong>cia a Dios y respetable <strong>en</strong> todos s<strong>en</strong>tidos. Esto es<br />

bu<strong>en</strong>o y agrada a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos se salv<strong>en</strong> y llegu<strong>en</strong> a conocer la verdad.<br />

Porque no hay más que un Dios; y no hay más que un hombre que pueda llevar a todos los hombres a la<br />

unión con Dios: Jesucristo. Porque Jesucristo se <strong>en</strong>tregó a la muerte para pagar el precio de la salvación de<br />

todos, conforme al testimonio que se dio a su debido tiempo. Por esto yo he sido nombrado m<strong>en</strong>sajero y<br />

apóstol, y se me ha <strong>en</strong>cargado que <strong>en</strong>señe acerca de la fe y de la verdad a los que no son judíos. Lo que<br />

digo es cierto; no mi<strong>en</strong>to.<br />

Así pues, quiero que los hombres or<strong>en</strong> <strong>en</strong> todas partes, y que elev<strong>en</strong> sus manos a Dios con pureza de<br />

corazón y sin <strong>en</strong>ojos ni discusiones.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 16:1-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús contó también esto a sus discípulos: "Había un hombre rico que t<strong>en</strong>ía un mayordomo; y fueron<br />

a decirle que éste le estaba malgastando sus bi<strong>en</strong>es. El amo lo llamó y le dijo: ''¿Qué es esto que me dic<strong>en</strong><br />

de ti? Dame cu<strong>en</strong>ta de tu trabajo, porque ya no puedes seguir si<strong>en</strong>do mi mayordomo.' El mayordomo se<br />

puso a p<strong>en</strong>sar: ''¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me deja sin trabajo? No t<strong>en</strong>go fuerzas para trabajar la<br />

tierra, y me da vergü<strong>en</strong>za pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para t<strong>en</strong>er qui<strong>en</strong>es me reciban <strong>en</strong> sus<br />

casas cuando me quede sin trabajo. Llamó <strong>en</strong>tonces uno por uno a los que le debían algo a su amo. Al<br />

primero le preguntó: ¿Cuánto le debes a mi amo?' Le contestó: 'Le debo ci<strong>en</strong> barriles de aceite.' El<br />

mayordomo le dijo: 'Aquí está tu vale; siéntate <strong>en</strong> seguida y haz otro por cincu<strong>en</strong>ta solam<strong>en</strong>te.' Después<br />

preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto le debes?' Este le contestó: “Ci<strong>en</strong> medidas de trigo." Le dijo: 'Aquí está tu<br />

vale; haz otro por och<strong>en</strong>ta solam<strong>en</strong>te.' El amo reconoció que el mal mayordomo había sido listo <strong>en</strong> su<br />

manera de hacer las cosas. Y es que cuando se trata de sus propios negocios, los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al mundo<br />

son más listos que los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la luz.<br />

"Les aconsejo que us<strong>en</strong> las riquezas de este mundo pecador para ganarse amigos, para que cuando las<br />

riquezas se acab<strong>en</strong>, haya qui<strong>en</strong> los reciba a ustedes <strong>en</strong> las vivi<strong>en</strong>das eternas. "El que se porta honradam<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> lo poco, también se porta honradam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo mucho; y el que no ti<strong>en</strong>e honradez <strong>en</strong> lo poco, tampoco la<br />

ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> lo mucho. De manera que, si con las riquezas de este mundo pecador ustedes no se portan<br />

honradam<strong>en</strong>te ¿quién les confiará las verdaderas riquezas? Y si no se portan honradam<strong>en</strong>te con lo aj<strong>en</strong>o,<br />

¿quién les dará lo que les pert<strong>en</strong>ece?<br />

Leccionario Dominical, Año C 132


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 21<br />

Propio 20<br />

"Ningún sirvi<strong>en</strong>te puede servir a dos amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y<br />

despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 133


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que manifiestas tu infinito poder especialm<strong>en</strong>te mostrando piedad y misericordia: Derrama<br />

sobre nosotros la pl<strong>en</strong>itud de tu gracia; a fin de que, esforzándonos para obt<strong>en</strong>er tus promesas, seamos<br />

partícipes de tus tesoros celestiales; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Amós 6:1-7<br />

¡Ay de los que llevan una vida fácil <strong>en</strong> Sión! ¡Ay de los que viv<strong>en</strong> confiados <strong>en</strong> Samaria, los jefes de<br />

la nación más importante, a qui<strong>en</strong>es recurr<strong>en</strong> los israelitas! Vayan a Calne, y vean; de allí pas<strong>en</strong> a Hamat<br />

la grande, y baj<strong>en</strong> a Gat de los filisteos. ¿Son acaso ustedes mejores que esos países? ¿Es el de ustedes<br />

mejor que el de ellos? Ustedes no quier<strong>en</strong> p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> el día malo, pero están atray<strong>en</strong>do el imperio de la<br />

viol<strong>en</strong>cia. Recostados <strong>en</strong> lujosos divanes de marfil, se ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a sus anchas <strong>en</strong> sus fiestas; banquetean con<br />

corderitos y gordos becerros; tocan la flauta sin ton ni son; imitan a David, inv<strong>en</strong>tando instrum<strong>en</strong>tos<br />

musicales; beb<strong>en</strong> vino <strong>en</strong> grandes copas, usan los más finos perfumes, ¡y nada les importa la ruina del país!<br />

Ustedes serán los primeros <strong>en</strong> ir al destierro, y se acabará el alboroto de sus banquetes.<br />

El Señor ha jurado por sí mismo; el Señor, el Dios todopoderoso, lo afirma: "Odio el orgullo del<br />

pueblo de Jacob; aborrezco sus palacios; <strong>en</strong>tregaré la ciudad al <strong>en</strong>emigo, junto con todo lo que hay <strong>en</strong><br />

ella."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 146:4-9 (Página 693 L.O.C.)<br />

4. ¡Dichosos aquéllos cuya ayuda es el Dios de Jacob,*<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5. El cual hizo los cielos y la tierra,<br />

el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay,*<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6. Que hace justicia a los oprimidos,*<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7. El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos;*<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8. El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros;*<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9. Reinará el Señor para siempre,*<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración. ¡Aleluya!<br />

Leccionario Dominical, Año C 134


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Septiembre 28<br />

Propio 21<br />

EPÍSTOLA l Timoteo 6:11-19<br />

Pero tú, hombre de Dios, huye de todo esto. Lleva una vida de rectitud, de devoción a Dios, de fe, de<br />

amor, de constancia y de humildad de corazón. Pelea la bu<strong>en</strong>a batalla de la fe; no dejes escapar la vida<br />

eterna, pues para eso te llamó Dios y por eso hiciste una bu<strong>en</strong>a declaración de tu fe delante de muchos<br />

testigos. Ahora, delante de Dios, que da vida a todo lo que existe, y delante de Jesucristo, que también hizo<br />

una bu<strong>en</strong>a declaración y dio testimonio ante Poncio Pilato, te mando que obedezcas lo que te ord<strong>en</strong>o, sin<br />

cambiarlo, para que no haya de que repr<strong>en</strong>derte. Y hazlo así hasta que v<strong>en</strong>ga nuestro Señor Jesucristo. A su<br />

debido tiempo Dios llevará esto a cabo, porque él es el único y b<strong>en</strong>dito Soberano, Rey de reyes y Señor de<br />

señores. Es el único inmortal, que vive <strong>en</strong> una luz a la que nadie puede acercarse. Ningún hombre lo ha<br />

visto ni lo puede ver. ¡Suyos sean para siempre el honor y el poder! Así sea.<br />

A los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> riquezas de este mundo, mándales que no sean orgullosos ni pongan su esperanza <strong>en</strong><br />

sus riquezas, porque las riquezas no son seguras. Antes bi<strong>en</strong>, que pongan su esperanza <strong>en</strong> Dios, el cual nos<br />

da todas las cosas con abundancia y para nuestro provecho. Mándales que hagan el bi<strong>en</strong>, que se hagan<br />

ricos <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as obras y que estén dispuestos a dar y compartir lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>. Así t<strong>en</strong>drán riquezas que les<br />

proporcionarán una base firme para el futuro, y alcanzarán la vida verdadera.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 16:19-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"Había un hombre rico, que se vestía con ropa fina y elegante y que todos los días hacía fiestas con<br />

mucho lujo. Había también un pobre llamado Lázaro, que estaba ll<strong>en</strong>o de llagas y se s<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> el suelo a<br />

la puerta del rico. Este pobre quería ll<strong>en</strong>arse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros se<br />

acercaban a lamerle las llagas. Un día el pobre murió, y los ángeles lo llevaron a estar con Abraham <strong>en</strong> el<br />

paraíso. El rico también murió, y fue <strong>en</strong>terrado.<br />

"Y mi<strong>en</strong>tras el rico sufría <strong>en</strong> el lugar adonde van los muertos, levantó los ojos y vio de lejos a<br />

Abraham, y a Lázaro con él. Entonces gritó: "¡Padre Abraham, t<strong>en</strong> lástima de mí! Manda a Lázaro que<br />

moje la punta de su dedo <strong>en</strong> agua y v<strong>en</strong>ga a refrescar mi l<strong>en</strong>gua, porque estoy sufri<strong>en</strong>do mucho <strong>en</strong> este<br />

fuego.' Pero Abraham le contestó: 'Hijo, acuérdate que a ti te fue muy bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> la vida, y que a Lázaro le<br />

fue muy mal. Ahora él recibe consuelo aquí, y tú sufres. Aparte de esto, hay un gran abismo <strong>en</strong>tre nosotros<br />

y ustedes; de modo que los que quier<strong>en</strong> pasar de aquí allá, no pued<strong>en</strong>, ni los de allá tampoco pued<strong>en</strong> pasar<br />

aquí.<br />

"El rico dijo: 'Te suplico <strong>en</strong>tonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre,<br />

donde t<strong>en</strong>go cinco hermanos, para que les hable y así no v<strong>en</strong>gan ellos también a este lugar de torm<strong>en</strong>to.'<br />

Abraham dijo: 'Ellos ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> lo escrito por Moisés y los profetas: ¡que les hagan caso!' El rico contestó:<br />

'Sí, padre Abraham, pero si un muerto resucita y se les aparece, ellos se convertirán.' Pero Abraham le dijo:<br />

'Si no quier<strong>en</strong> hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán aunque algún muerto resucite.'"<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 135


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y sempiterno Dios, tú estás siempre más presto a escuchar que nosotros a orar, y a<br />

ofrecer más de lo que deseamos o merecemos: Derrama sobre nosotros la abundancia de tu misericordia,<br />

perdonándonos todo aquello que perturba nuestra conci<strong>en</strong>cia, y otorgándonos aquello que no somos dignos<br />

de pedirte, sino por los méritos y mediación de Jesucristo nuestro Salvador; que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Habacuc 1:1-6[7-11]12-13; 2:1-4<br />

Este es el m<strong>en</strong>saje que el Señor reveló al profeta Habacuc. Señor, ¿hasta cuándo gritaré pidi<strong>en</strong>do<br />

ayuda sin que tú me escuches? ¿Hasta cuándo clamaré a causa de la viol<strong>en</strong>cia sin que v<strong>en</strong>gas a librarnos?<br />

¿Por qué me haces ver tanta angustia y maldad? Estoy rodeado de viol<strong>en</strong>cia y destrucción; por todas<br />

partes hay pleitos y luchas. No se aplica la ley, se pisotea el derecho, el malo persigue al bu<strong>en</strong>o y se tuerce<br />

la justicia. "Mir<strong>en</strong> ustedes a las naciones que los rodean; mír<strong>en</strong>las y llén<strong>en</strong>se de espanto. Estoy a punto de<br />

hacer cosas tales que ustedes no las creerían, si algui<strong>en</strong> se las contara. Voy a poner <strong>en</strong> pie de guerra a los<br />

caldeos, que son g<strong>en</strong>te cruel, que siempre están dispuestos a recorrer el mundo de lado a lado para<br />

adueñarse de tierras que no les pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>.<br />

[Son espantosos y terribles, y no reconoc<strong>en</strong> más ley que la suya. Sus caballos son más veloces que<br />

los leopardos, más salvajes que los lobos del desierto. Sus jinetes galopan <strong>en</strong> gran número y se lanzan al<br />

ataque desde lejos, como el águila se lanza sobre su presa. Todo lo destruy<strong>en</strong> a su paso; <strong>en</strong> su avance van<br />

sembrando el terror, y son más los prisioneros que hac<strong>en</strong> que las ar<strong>en</strong>as que hay <strong>en</strong> el mar. Se burlan de los<br />

reyes y de la g<strong>en</strong>te importante. Se rí<strong>en</strong> de las fortalezas pues levantan rampas ante ellas y las toman por<br />

asalto. Pasan como un huracán; no reconoc<strong>en</strong> más dios que su propia fuerza."]<br />

Señor, ¿acaso no existes tú eternam<strong>en</strong>te, mi Dios santo e inmortal? Señor y protector mío, tú has<br />

dado fuerza a los caldeos para que ellos ejecut<strong>en</strong> tu justicia. Tú eres demasiado puro para cons<strong>en</strong>tir el mal,<br />

para contemplar con agrado la iniquidad; ¿cómo, pues, contemplas callado a los criminales, y guardas<br />

sil<strong>en</strong>cio mi<strong>en</strong>tras el malvado destruye a los que son mejores que él?<br />

Estaré at<strong>en</strong>to y vigilante, como lo está el c<strong>en</strong>tinela <strong>en</strong> su puesto, para ver que me dice el Señor y que<br />

respuesta da a mis quejas. El Señor me contestó: "Escribe <strong>en</strong> tablas de barro lo que te voy a mostrar de<br />

modo que pueda leerse de corrido. Aún no ha llegado el mom<strong>en</strong>to de que esta visión se cumpla; pero no<br />

dejará de cumplirse. Tú espera, aunque parezca tardar, pues llegará <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to preciso. Escribe que<br />

los malvados son orgullosos, pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios.<br />

Palabra Del Señor Pueblo: Demos Gracias A Dios<br />

SALMO 37:3-10 (Página 531)<br />

3. Confía <strong>en</strong> el Señor y haz el bi<strong>en</strong>;*<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4. Deléitate <strong>en</strong> el Señor,*<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

Leccionario Dominical, Año C 136


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

5. Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino;*<br />

confía <strong>en</strong> él, y el actuará.<br />

6. Exhibirá tu justicia como la luz,*<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

7. Guarda sil<strong>en</strong>cio ante el Señor,*<br />

y espera <strong>en</strong> él con paci<strong>en</strong>cia.<br />

8. No te impaci<strong>en</strong>tes del que medra,*<br />

del que ti<strong>en</strong>e éxito <strong>en</strong> sus maldades.<br />

9. Deja la ira, desecha el <strong>en</strong>ojo;*<br />

la impaci<strong>en</strong>cia sólo conduce al mal;<br />

l0. Porque los malignos serán arrancados,*<br />

pero los que invocan al Señor,<br />

he aquí heredarán la tierra.<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 1:[1-5]6-14<br />

[Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo, <strong>en</strong>viado por la voluntad de Dios de acuerdo con la promesa de vida<br />

que hay <strong>en</strong> la unión con Cristo Jesús, te escribo esta carta mi querido hijo Timoteo, deseando que Dios el<br />

Padre y nuestro Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia, su misericordia y su paz sobre ti. Al recordarte<br />

siempre <strong>en</strong> mis oraciones, día y noche doy gracias a Dios, a qui<strong>en</strong> sirvo con una conci<strong>en</strong>cia limpia, como<br />

sirvieron también mis antepasados. Me acuerdo siempre de tus lágrimas, y quisiera verte para ll<strong>en</strong>arme de<br />

alegría. Porque me acuerdo de la fe sincera que ti<strong>en</strong>es. Primero la tuvieron tu abuela Loida y tu madre<br />

Eunice, y estoy seguro de que también tú la ti<strong>en</strong>es.]<br />

Por eso te recomi<strong>en</strong>do que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos. Pues<br />

Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de bu<strong>en</strong> juicio. No te<br />

avergü<strong>en</strong>ces, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor; ni tampoco te avergü<strong>en</strong>ces de mí, preso por<br />

causa suya. Antes bi<strong>en</strong>, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> por<br />

causa del m<strong>en</strong>saje de salvación. Dios nos salvó y nos ha llamado a consagrarle nuestra vida, no por lo que<br />

nosotros hayamos hecho, sino porque ese fue su propósito, y porque nos ama <strong>en</strong> Cristo Jesús. Dios nos<br />

salvó y nos ha llamado a consagrarle nuestra vida, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ése<br />

fue su propósito y porque nos ama <strong>en</strong> Cristo Jesús. Dios, que nos ama desde antes que el mundo existiera,<br />

ha mostrado su amor ahora, al v<strong>en</strong>ir nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó el poder de la muerte y que,<br />

por el m<strong>en</strong>saje de salvación, sacó a la luz la vida inmortal. Dios me ha <strong>en</strong>cargado de anunciar este m<strong>en</strong>saje,<br />

y me ha <strong>en</strong>viado como apóstol y maestro. Precisam<strong>en</strong>te por eso sufro todas estas cosas. Pero no me<br />

avergü<strong>en</strong>zo de ello, porque yo sé <strong>en</strong> quién he puesto mi confianza; y estoy seguro de que él ti<strong>en</strong>e poder<br />

para guardar hasta aquel día lo que me ha <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dado. Sigue el modelo de la sana <strong>en</strong>señanza que de mí<br />

has recibido, y vive <strong>en</strong> la fe y el amor que t<strong>en</strong>emos por estar unidos a Cristo Jesús.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 17:5-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los apóstoles pidieron al Señor: -Danos más fe. El Señor les contestó: -Si ustedes tuvieran fe,<br />

aunque solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a esta morera: 'Arráncate de aquí<br />

Leccionario Dominical, Año C 137


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 5<br />

Propio 22<br />

y plántate <strong>en</strong> el mar', y el árbol les haría caso. "Si uno de ustedes ti<strong>en</strong>e un criado que regresa del campo<br />

después de haber estado arando o cuidando el ganado, 'acaso le dice: ¿Pasa y siéntate a comer'? No, sino<br />

que le dice: 'Prepárame la c<strong>en</strong>a, y disponte a at<strong>en</strong>derme mi<strong>en</strong>tras yo como y bebo. Después podrás tú<br />

comer y beber.' Y tampoco le da las gracias al criado por haber hecho lo que le mandó. Así también<br />

ustedes, cuando ya hayan cumplido todo lo que Dios les manda, deberán decir: 'Somos servidores inútiles,<br />

porque no hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación.'<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 138


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

COLECTA<br />

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuam<strong>en</strong>te nos<br />

dediquemos a bu<strong>en</strong>as obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Rut 1:[1-7]8-19a<br />

[En el tiempo <strong>en</strong> que Israel era gobernado por caudillos, hubo una época de hambre <strong>en</strong> toda la región.<br />

Entonces un hombre de Belén de Judá, llamado Elimelec, se fue a vivir por algún tiempo al país de Moab.<br />

Con él fueron también su esposa Noemí y sus dos hijos, Mahlón y Quelión. Todos ellos eran efrateos, es<br />

decir, de Belén. Llegaron, pues, a Moab, y se quedaron a vivir allí. Pero sucedió que murió Elimelec, el<br />

marido de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Más tarde, ellos se casaron con dos mujeres<br />

moabitas; una de ellas se llamaba Orfa y la otra Rut. Pero al cabo de unos diez años murieron también<br />

Mahlón y Quelión, y Noemí se <strong>en</strong>contró desamparada, sin hijos y sin marido.<br />

Un día Noemí oyó decir <strong>en</strong> Moab que el Señor se había compadecido de su pueblo y que había<br />

puesto fin a la época de hambre. Entonces decidió volver a Judá y, acompañada de sus nueras, salió del<br />

lugar donde vivían;] pero <strong>en</strong> el camino les dijo: -And<strong>en</strong>, vuelvan a su casa, con su madre. Que el Señor las<br />

trate siempre con bondad, como también ustedes nos trataron a mí y a mis hijos, y que les permita casarse<br />

otra vez y formar un hogar feliz. Luego Noemí les dio un beso de despedida, pero ellas se echaron a llorar<br />

y le dijeron: - ¡No! ¡Nosotras volveremos contigo a tu país! Noemí insistió: -Váyanse, hijas mías, ¿para<br />

qué quier<strong>en</strong> seguir conmigo? Yo ya no voy a t<strong>en</strong>er más hijos que puedan casarse con ustedes. And<strong>en</strong>,<br />

vuelvan a su casa. Yo soy muy vieja para volverme a casar. Y aunque tuviera aún esa esperanza, y esta<br />

misma noche me casara y llegara a t<strong>en</strong>er más hijos, ¿iban ustedes a esperar hasta que fueran mayores, para<br />

casarse con ellos? ¿Se quedarían sin casar por esperarlos? No, hijas mías, de ninguna manera. El Señor<br />

me ha <strong>en</strong>viado amargos sufrimi<strong>en</strong>tos, pero más amarga sería mi p<strong>en</strong>a si las viera sufrir a ustedes.<br />

Ellas se pusieron a llorar nuevam<strong>en</strong>te. Por fin, Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut<br />

se quedó con ella. Entonces Noemí le dijo: -Mira, tu concuñada se vuelve a su país y a sus dioses. Vete tú<br />

con ella. Pero Rut le contestó: -¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y<br />

viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí<br />

quiero ser <strong>en</strong>terrada. ¡Que el Señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a m<strong>en</strong>os que sea por la<br />

muerte! Al ver Noemí que Rut estaba decidida a acompañarla, no le insistió más, y así las dos siguieron su<br />

camino hasta que llegaron a Belén.<br />

Palabra Del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 113 (Página 647 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Alab<strong>en</strong> las obras del Señor;*<br />

alab<strong>en</strong> el Nombre del Señor.<br />

2. Sea b<strong>en</strong>dito el Nombre del Señor,*<br />

desde ahora y para siempre.<br />

Leccionario Dominical, Año C 139


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

3. Desde el nacimi<strong>en</strong>to del sol hasta donde se pone,*<br />

sea alabado el Nombre del Señor.<br />

4. Excelso sobre todas las naciones es el Señor,*<br />

sobre los cielos su gloria.<br />

5. ¿Quién como el Señor nuestro Dios,<br />

que se si<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tronizado <strong>en</strong> las alturas,*<br />

mas se humilla a mirar a los cielos y a la tierra?<br />

6. Él levanta del polvo al desvalido,*<br />

y al m<strong>en</strong>esteroso alza del muladar,<br />

7. Para s<strong>en</strong>tarlos con los príncipes,*<br />

con los príncipes de su pueblo.<br />

8. Él hace que la mujer estéril*<br />

sea madre gozosa de hijos.<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 2:[3-7]8-15<br />

[Toma tu parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos como un bu<strong>en</strong> soldado de Jesucristo. Ningún soldado <strong>en</strong> servicio<br />

activo se <strong>en</strong>reda <strong>en</strong> los asuntos de la vida civil, porque ti<strong>en</strong>e que agradar a su superior. De la misma<br />

manera, el deportista no puede recibir el premio, si no lucha de acuerdo con las reglas. El que trabaja <strong>en</strong> el<br />

campo ti<strong>en</strong>e derecho a ser el primero <strong>en</strong> recibir su parte de la cosecha. Pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> esto que digo, y el Señor<br />

te lo hará compr<strong>en</strong>der todo.]<br />

Acuérdate de Jesucristo, que resucitó y que era desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David; este es el m<strong>en</strong>saje de<br />

salvación que predicó. Y por causa de este m<strong>en</strong>saje soportó sufrimi<strong>en</strong>tos, incluso el estar <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ado como<br />

un criminal; pero el m<strong>en</strong>saje de Dios no está <strong>en</strong>cad<strong>en</strong>ado. Por eso lo soportó todo <strong>en</strong> bi<strong>en</strong> de los que Dios<br />

ha escogido, para que también ellos alcanc<strong>en</strong> la salvación gloriosa y eterna <strong>en</strong> Cristo Jesús. Esto es muy<br />

cierto: Si hemos muerto con él, también viviremos con él; si sufrimos, t<strong>en</strong>dremos parte <strong>en</strong> su reino; si le<br />

negamos, también él nos negará; si no somos fieles, él sigue si<strong>en</strong>do fiel, porque no puede negarse a sí<br />

mismo. Recuérdales esto, y <strong>en</strong>cárgales delante de Dios que dej<strong>en</strong> de discutir por cuestiones de palabras.<br />

Esas discusiones no sirv<strong>en</strong> para nada; lo que hac<strong>en</strong> es perjudicar a qui<strong>en</strong>es las escuchan. Haz todo lo<br />

posible por pres<strong>en</strong>tarte delante de Dios como un trabajador aprobado que no ti<strong>en</strong>e de que avergonzarse,<br />

que <strong>en</strong>seña debidam<strong>en</strong>te el m<strong>en</strong>saje de la verdad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 17:11-19<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En su camino a Jerusalén, pasó Jesús <strong>en</strong>tre las regiones de Samaria y Galilea. Y llegó a una aldea,<br />

donde le salieron al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro diez hombres <strong>en</strong>fermos de lepra, los cuales se quedaron lejos de él gritando:<br />

-¡Jesús, Maestro, t<strong>en</strong> compasión de nosotros! Cuando Jesús los vio, les dijo: -Vayan a pres<strong>en</strong>tarse a los<br />

sacerdotes. Y mi<strong>en</strong>tras iban, quedaron limpios de su <strong>en</strong>fermedad. Uno de ellos, al verse limpio, regresó<br />

alabando a Dios a grandes voces, y se arrodilló delante de Jesús, inclinándose hasta el suelo para darle las<br />

gracias. Este hombre era de Samaria. Jesús dijo: -¿Acaso no eran diez los que quedaron limpios de su<br />

Leccionario Dominical, Año C 140


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 12<br />

Propio 23<br />

<strong>en</strong>fermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicam<strong>en</strong>te este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? Y<br />

le dijo al hombre: -Levántate y vete; por tu fe has sido sanado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 141


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 19<br />

Propio 24<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> Cristo has revelado tu gloria a todas las naciones: Mantén las<br />

obras de tu misericordia; a fin de que tu <strong>Iglesia</strong>, esparcida por todo el mundo, persevere con fe<br />

inquebrantable <strong>en</strong> la confesión de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 32:3-8,22-30<br />

Jacob <strong>en</strong>vió unos m<strong>en</strong>sajeros a la tierra de Seir, que es la región de Edom, para anunciarles su<br />

llegada a su hermano Esaú, y les dio este m<strong>en</strong>saje: "Díganle a mi hermano Esaú: 'Su hermano Jacob se<br />

pone a sus órd<strong>en</strong>es, y le manda a decir: He vivido con Labán todo este tiempo, y t<strong>en</strong>go vacas, asnos,<br />

ovejas, esclavos y esclavas. Envío este m<strong>en</strong>saje a mi señor, esperando ganarme su bu<strong>en</strong>a voluntad.'"<br />

Cuando los m<strong>en</strong>sajeros regresaron, le dijeron a Jacob: -Fuimos a ver a su hermano Esaú, y ya vi<strong>en</strong>e él<br />

mismo para recibirlo a usted, acompañado de cuatroci<strong>en</strong>tos hombres. Al oír esto, Jacob tuvo mucho miedo<br />

y se quedó muy preocupado. Dividió Entonces <strong>en</strong> dos grupos la g<strong>en</strong>te que estaba con él, y también las<br />

ovejas, vacas y camellos, pues p<strong>en</strong>só: "Si Esaú vi<strong>en</strong>e contra un grupo y lo ataca, el otro grupo podrá<br />

escapar."<br />

Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, sus dos esclavas y sus once hijos, y<br />

los hizo cruzar el vado del río Jaboc, junto con todo lo que t<strong>en</strong>ía. Cuando Jacob se quedó solo, un hombre<br />

luchó con él hasta que amaneció, pero como el hombre vio que no podía v<strong>en</strong>cer a Jacob, lo golpeó <strong>en</strong> la<br />

coyuntura de la cadera, y esa parte se le zafó a Jacob mi<strong>en</strong>tras luchaba con él. Entonces el hombre le dijo:<br />

- Suéltame, porque ya está amaneci<strong>en</strong>do. -Si no me b<strong>en</strong>dices, no te soltaré -contestó Jacob.<br />

-¿Cómo te llamas? -preguntó aquel hombre. -Me llamo Jacob -respondió él. Entonces el hombre le<br />

dijo: -Ya no te llamarás Jacob. Tu nombre será Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y<br />

has v<strong>en</strong>cido. -Ahora dime cómo te llamas tú -preguntó Jacob. Pero el hombre contestó: -¿Para qué me<br />

preguntas mi nombre? Luego el hombre lo b<strong>en</strong>dijo allí mismo. Y Jacob llamó a aquel lugar P<strong>en</strong>uel, porque<br />

dijo: "He visto a Dios cara a cara, y sin embargo todavía estoy vivo."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 121 (PÁGINA 670 L.O.C.)<br />

l. Levanto mi ojos a los montes;*<br />

¿de dónde v<strong>en</strong>drá mi socorro?<br />

2. Mi socorro vi<strong>en</strong>e del Señor,*<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

3. No permitirá que resbale tu pie,*<br />

ni se dormirá el que te guarda.<br />

4. He aquí, el que guarda a Israel*<br />

no se adormecerá ni dormirá.<br />

5. El Señor es tu guardián,*<br />

el Señor es tu sombra a tu diestra.<br />

6. El sol no te hará daño de día,*<br />

ni la luna de noche.<br />

Leccionario Dominical, Año C 142


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 19<br />

Propio 24<br />

7. El Señor te guardará de todo mal;*<br />

él guardará tu vida.<br />

8. El Señor guardará tu salida y tu <strong>en</strong>trada,*<br />

desde ahora y para siempre.<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 3:14--4:5<br />

Tú, sigue firme <strong>en</strong> todo aquello que apr<strong>en</strong>diste, de lo cual estás conv<strong>en</strong>cido. Ya sabes quiénes te lo<br />

<strong>en</strong>señaron. Recuerda que desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pued<strong>en</strong> instruirte y llevarte a la<br />

salvación por medio de la fe <strong>en</strong> Cristo Jesús. Toda escritura está inspirada por Dios y es útil para <strong>en</strong>señar y<br />

repr<strong>en</strong>der, para corregir y educar <strong>en</strong> una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y<br />

completam<strong>en</strong>te preparado para hacer toda clase de bi<strong>en</strong>.<br />

Delante de Dios y de Cristo Jesús, que v<strong>en</strong>drá como rey a juzgar a los vivos y a los muertos, te<br />

<strong>en</strong>cargo mucho que prediques el m<strong>en</strong>saje, y que insistas cuando sea oportuno y aun cuando no lo sea.<br />

Conv<strong>en</strong>ce, repr<strong>en</strong>de y anima, <strong>en</strong>señando con toda paci<strong>en</strong>cia. Porque va a llegar el tiempo <strong>en</strong> que la g<strong>en</strong>te<br />

no soportará la sana <strong>en</strong>señanza; más bi<strong>en</strong>, según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros<br />

que sólo les <strong>en</strong>señ<strong>en</strong> lo que ellos quier<strong>en</strong> oír. Darán la espalda a la verdad y harán caso a toda clase de<br />

cu<strong>en</strong>tos. Pero tú conserva siempre el bu<strong>en</strong> juicio, soporta los sufrimi<strong>en</strong>tos, dedícate a predicar el m<strong>en</strong>saje<br />

de salvación, cumple bi<strong>en</strong> con tu trabajo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 18:1-8a<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les contó una parábola para <strong>en</strong>señarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo:<br />

"Había <strong>en</strong> un pueblo un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. En el mismo pueblo había<br />

también una viuda que t<strong>en</strong>ía un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante<br />

mucho tiempo el juez no quiso at<strong>en</strong>derla, pero después p<strong>en</strong>só: 'Aunque ni temo a Dios ni respeto a los<br />

hombres, sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, la voy a def<strong>en</strong>der, para que no siga<br />

vini<strong>en</strong>do y acabe con mi paci<strong>en</strong>cia.'"<br />

Y el Señor añadió: "Esto es lo que dijo el juez malo. Pues bi<strong>en</strong>, ¿acaso Dios no def<strong>en</strong>derá también a<br />

sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que los def<strong>en</strong>derá sin demora.<br />

Pero cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, ¿<strong>en</strong>contrará todavía fe <strong>en</strong> la tierra?”<br />

El Evangelio del Señor: Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Leccionario Dominical, Año C 143


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 26<br />

Propio 25<br />

COLECTA<br />

Todopoderoso y eterno Dios, aum<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> nosotros tus dones de fe, esperanza y amor; y para que<br />

obt<strong>en</strong>gamos tus promesas, haz que amemos lo que mandas; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 14:[1-6]7-10,19-22<br />

[Por causa de la sequía, el Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo: "Judá llora de tristeza, sus ciudades<br />

están afligidas, la g<strong>en</strong>te está t<strong>en</strong>dida por el suelo. Jerusalén lanza gritos de dolor. Los ricos mandan a sus<br />

criados por agua; estos van a las cisternas, pero no la <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran, y vuelv<strong>en</strong> con sus cántaros vacíos;<br />

defraudados y ll<strong>en</strong>os de vergü<strong>en</strong>za, se cubr<strong>en</strong> la cabeza. Los campesinos se si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> defraudados y se<br />

cubr<strong>en</strong> la cabeza porque falta la lluvia y la tierra está reseca. Aún las siervas, <strong>en</strong> el campo, abandonan sus<br />

crías recién nacidas, porque no hay hierba que comer. Los asnos salvajes, parados <strong>en</strong> las lomas desiertas,<br />

toman aire como los chacales; y la vista se les nubla porque no hay pasto que comer."]<br />

¡Señor, aunque nuestros pecados nos acusan, actúa por el honor de tu nombre! Muchas veces te<br />

hemos sido infieles, hemos pecado contra ti. Esperanza de Israel, salvador nuestro <strong>en</strong> tiempos difíciles ¿por<br />

qué te portas como un extraño <strong>en</strong> el país, como un viajero que sólo se queda a pasar la noche? ¿Por qué<br />

estás como un hombre aturdido, como un guerrero que no puede ayudar? Pero, Señor, tú estás <strong>en</strong> medio de<br />

nosotros, todos sab<strong>en</strong> que somos tu pueblo; ¡no nos abandones! El Señor dice esto acerca del pueblo de<br />

Israel: "A este pueblo le <strong>en</strong>canta andar siempre de un lado para otro. Por eso no lo miro con agrado. Ahora<br />

voy a acordarme de sus pecados y a pedirle cu<strong>en</strong>ta de ellos."<br />

Señor, ¿has rechazado del todo a Judá? ¿Te has cansado de la ciudad de Sión? ¿Por qué nos heriste<br />

irremediablem<strong>en</strong>te? Esperábamos prosperidad, pero nada bu<strong>en</strong>o nos ha llegado. Esperábamos salud, pero<br />

sólo hay espanto. Reconocemos, Señor, nuestra maldad y la culpa de nuestros antepasados; hemos pecado<br />

contra ti. ¡Por el honor de tu nombre, no nos rechaces; no trates con desprecio a la ciudad donde está tu<br />

glorioso trono! ¡Recuerda el pacto que hiciste con nosotros, no faltes a él! ¿Hay acaso <strong>en</strong>tre los ídolos<br />

paganos alguno que pueda hacer llover? ¿Acaso el cielo <strong>en</strong>vía los aguaceros por sí mismo? ¡No, Señor y<br />

Dios nuestro! Tú eres qui<strong>en</strong> los <strong>en</strong>vía, tú eres qui<strong>en</strong> hace todas estas cosas; ¡por eso esperamos <strong>en</strong> ti!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 84:1-6 (PÁGINA 602 L.O.C.)<br />

l. ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos!*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

Leccionario Dominical, Año C 144


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Octubre 26<br />

Propio 25<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza,*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 4:6-8,16-18<br />

Yo ya estoy para ser ofrecido <strong>en</strong> sacrificio; ya se acerca la hora de mi muerte. He peleado la bu<strong>en</strong>a<br />

batalla, he llegado al término de la carrera, me he mant<strong>en</strong>ido fiel. Ahora me espera la corona merecida que<br />

el Señor, el Juez justo, me dará <strong>en</strong> aquel día. Y no me la dará solam<strong>en</strong>te a mí, sino también a todos los que<br />

con amor esperan que él vuelva.<br />

En mi primera def<strong>en</strong>sa ante las autoridades, nadie me ayudó; todos me abandonaron. Espero que<br />

Dios no se lo tome <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta. Pero el Señor si me ayudó y me dio fuerzas, de modo que pude llevar a cabo<br />

la predicación del m<strong>en</strong>saje de salvación y hacer que lo oyeran todos los paganos. Así el Señor me libró de<br />

la boca del león, y me librará de todo mal, y me guardarás para su reino celestial. ¡Gloria a él para siempre!<br />

Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 18:9-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús contó esta otra parábola para algunos que, creyéndose bu<strong>en</strong>os, despreciaban a los demás: "Dos<br />

hombres fueron al templo a orar: el uno era fariseo, y el otro era uno de esos que cobran impuestos para<br />

Roma. El fariseo, de pie, oraba así: 'Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, que son<br />

ladrones, malvados y adúlteros, y porque tampoco soy como ese cobrador de impuestos. Yo ayuno dos<br />

veces a la semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.' Pero el cobrador de impuestos se quedó a<br />

cierta distancia, y ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía:<br />

'¡Oh Dios, t<strong>en</strong> compasión de mí, que soy pecador!' Les digo que este cobrador de impuestos volvió a su<br />

casa ya perdonado por Dios, pero el fariseo no. Porque el que a sí mismo se <strong>en</strong>grandece, será humillado; y<br />

el que se humilla, será <strong>en</strong>grandecido."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 145


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Día de Todos Los Santos<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has <strong>en</strong>trelazado a tus elegidos <strong>en</strong> una sola comunión y hermandad <strong>en</strong> el cuerpo<br />

místico de tu Hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo sigamos a tus b<strong>en</strong>ditos santos<br />

<strong>en</strong> toda virtuosa y santa vida que alcancemos los gozos inefables que tú has preparado para los que te aman<br />

sinceram<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, <strong>en</strong><br />

gloria sempiterna. Amén<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 44:1-10, 13-14<br />

Voy a hacer el elogio de los hombres bu<strong>en</strong>os, nuestros antepasados de épocas diversas. El Altísimo<br />

les concedió muchos honores y los <strong>en</strong>grandeció desde hace mucho tiempo. Reyes que dominaron la tierra,<br />

hombres famosos por sus grandes acciones, consejeros ll<strong>en</strong>os de sabiduría, profetas que podían verlo todo,<br />

jefes de naciones ll<strong>en</strong>os de prud<strong>en</strong>cia, gobernantes de visión profunda, sabios p<strong>en</strong>sadores que escribieron<br />

libros, poetas que dedicaban sus noches al estudio, compositores de canciones, según las normas del arte,<br />

autores que pusieron por escrito sus proverbios, hombres ricos y de mucha fuerza, que vivieron<br />

tranquilam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus hogares. Todos ellos recibieron honores de sus contemporáneos y fueron la gloria de<br />

su tiempo. Algunos dejaron un nombre famoso que será conservado por sus herederos. Y hay otros a los<br />

que ya nadie recuerda, que terminaron cuando terminó su vida, que existieron como si no hubieran<br />

existido, y después pasó lo mismo con sus hijos. Aquellos, al contrario, fueron hombres de bi<strong>en</strong>, y su<br />

esperanza no terminará.<br />

Su recuerdo permanecerá siempre, y sus bu<strong>en</strong>as acciones no se olvidarán. Sus cuerpos fueron<br />

<strong>en</strong>terrados <strong>en</strong> paz, y su fama durará por todas las edades.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 149 (Página 697 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo.*<br />

su alabanza <strong>en</strong> la congregación de los fieles.<br />

2. Alégrese Israel <strong>en</strong> su Hacedor;*<br />

góc<strong>en</strong>se los hijos de Sión <strong>en</strong> su Rey.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su Nombre con danzas,*<br />

con tambor y arpa cánt<strong>en</strong>le alabanza.<br />

4. Porque el Señor se complace <strong>en</strong> su pueblo,*<br />

y adorna con victoria a los humildes.<br />

5. Regocíj<strong>en</strong>se los fieles <strong>en</strong> su triunfo,*<br />

y alégr<strong>en</strong>se sobre sus camas.<br />

6. Estén las alabanzas de Dios <strong>en</strong> sus labios,*<br />

y la espada de dos filos <strong>en</strong> su mano;<br />

7. Para tomar v<strong>en</strong>ganza de las naciones*<br />

y castigar a los pueblos;<br />

Leccionario Dominical, Año C 146


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Día de Todos Los Santos<br />

8. Para atar a sus reyes con grillos,*<br />

y sus nobles con eslabones de hierro;<br />

9. Para ejecutar <strong>en</strong> ellos la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia decretada;*<br />

esto es gloria para todos tus fieles<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA El Apocalipsis 7:2-4, 9-17<br />

También vi otro ángel que v<strong>en</strong>ía del ori<strong>en</strong>te, y que t<strong>en</strong>ía el sello del Dios vivi<strong>en</strong>te. Este ángel gritó<br />

con fuerte voz a los otros cuatro que habían recibido poder para hace daño a la tierra y al mar. "¡No hagan<br />

daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, mi<strong>en</strong>tras no hayamos puesto un sello <strong>en</strong> la fr<strong>en</strong>te a los siervos de<br />

nuestro Dios!" Y oí el número de los que así fueron señalados: ci<strong>en</strong>to cuar<strong>en</strong>ta y cuatro mil de <strong>en</strong>tre todas<br />

las tribus israelitas.<br />

Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, l<strong>en</strong>guas y pueblos. Estaban<br />

<strong>en</strong> pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban vestidos de<br />

blanco y llevaban hojas de palma <strong>en</strong> las manos. Todos gritaban con fuerte voz: "¡La victoria es de nuestro<br />

Dios, que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono, y del Cordero!" Y todos los ángeles estaban <strong>en</strong> pie alrededor del trono<br />

y de los ancianos y de los cuatro seres vivi<strong>en</strong>tes; y se inclinaron delante del trono hasta tocar el suelo con<br />

la fr<strong>en</strong>te, y adoraron a Dios dici<strong>en</strong>do: "¡Así sea! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, el honor, el<br />

poder y la fuerza sean dados a nuestro Dios por todos los siglos. ¡Así sea!" Entonces uno de los ancianos<br />

me preguntó: "¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de dónde han v<strong>en</strong>ido?" "Tú lo sabes,<br />

señor", le contesté. Y él me dijo: "Estos son los que han pasado por la gran aflicción, los que han lavado su<br />

ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero.<br />

"Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que esté s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong><br />

el trono los protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los<br />

molestará, porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, los cuidará como a ovejas y los guiará a<br />

manantiales de aguas de vida, y Dios secará toda lágrima de sus ojos."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se s<strong>en</strong>tó. Sus discípulos se le acercaron, y él com<strong>en</strong>zó a<br />

<strong>en</strong>señarles, dici<strong>en</strong>do "Dichosos los que conoc<strong>en</strong> su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos los que están tristes, pues Dios les dará consuelo. "Dichosos los de corazón<br />

humilde, pues recibirán la tierra que Dios les ha prometido. "Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre y sed de<br />

hacer lo que Dios exige, pues él hará que se cumplan sus deseos. "Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> compasión de<br />

otros, pues Dios t<strong>en</strong>drá compasión de ellos. "Dichosos los que procuran la paz, pues Dios los llamará hijos<br />

suyos. "Dichosos los que sufr<strong>en</strong> persecución por hacer lo que Dios exige, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece.<br />

Leccionario Dominical, Año C 147


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Día de Todos Los Santos<br />

"Dichosos ustedes, cuando la g<strong>en</strong>te los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataqu<strong>en</strong> con<br />

toda clase de m<strong>en</strong>tiras. Alégr<strong>en</strong>se, estén cont<strong>en</strong>tos, porque van a recibir un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues<br />

así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 148


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 2<br />

Propio 26<br />

COLECTA<br />

Dios de poder y de piedad, sólo de ti mana el don que hace posible que tu pueblo fiel te sirva sincera<br />

y laudablem<strong>en</strong>te: Concéd<strong>en</strong>os que, para lograr el premio de tus promesas celestiales, podamos correr sin<br />

tropiezos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 1:10-20<br />

Jefes de Sodoma, escuch<strong>en</strong> la palabra del Señor; pueblo de Gomorra, oye at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te lo que nuestro<br />

Dios te va a <strong>en</strong>señar. El Señor dice: "¿Para qué me tra<strong>en</strong> tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus<br />

holocaustos de carneros y de la grasa de los terneros; me repugna la sangre de los toros, carneros y<br />

cabritos. Ustedes vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a pres<strong>en</strong>tarse ante mí, pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios? No me<br />

traigan más ofr<strong>en</strong>das sin valor; no soporto el humo de ellas. Ustedes llaman al pueblo a celebrar la luna<br />

nueva y el día de reposo, pero yo no soporto las fiestas de g<strong>en</strong>te que practica el mal. Aborrezco sus fiestas<br />

de luna nueva y sus reuniones; ¡se me han vuelto tan molestas que ya no las aguanto! Cuando ustedes<br />

levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hac<strong>en</strong> muchas oraciones, yo no las<br />

escucho. Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> las manos manchadas de sangre ¡Láv<strong>en</strong>se, límpi<strong>en</strong>se! ¡Apart<strong>en</strong> de mi vista sus maldades!<br />

¡Dej<strong>en</strong> de hacer el mal! ¡Apr<strong>en</strong>dan a hacer el bi<strong>en</strong>, esfuérc<strong>en</strong>se <strong>en</strong> hacer lo que es justo, ayud<strong>en</strong> al<br />

oprimido, hagan justicia al huérfano, defi<strong>en</strong>dan los derechos de la viuda!"<br />

EL Señor dice: "V<strong>en</strong>gan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más<br />

vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré<br />

blancos como la lana. Si aceptan ser obedi<strong>en</strong>tes, comerán de lo mejor que produce la tierra; pero si insist<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> ser rebeldes, morirán sin remedio <strong>en</strong> la guerra." El Señor mismo lo ha dicho.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 32:1-8 (PÁGINA 523 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados aquéllos cuyas transgresiones son perdonadas,*<br />

y quitados sus pecados.<br />

2. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turados a qui<strong>en</strong>es no atribuye culpa el Señor,*<br />

y <strong>en</strong> cuyo espíritu no hay <strong>en</strong>gaño.<br />

3. Mi<strong>en</strong>tras callé, se <strong>en</strong>vejecieron mis huesos*<br />

porque gemí todo el día;<br />

4. Porque de día y de noche pesó sobre mí tu mano;*<br />

se volvió mi verdor <strong>en</strong> sequedad de verano.<br />

5. Mi pecado <strong>en</strong>tonces te declaré,*<br />

y no <strong>en</strong>cubrí mi culpa.<br />

6. Dije: "Confesaré a ti mis transgresiones";*<br />

y luego tú perdonaste la culpa de mi pecado.<br />

7. Por ello orarán los fieles <strong>en</strong> tiempo de necesidad;*<br />

ciertam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la inundación de muchas aguas<br />

no llegará ésta a ellos.<br />

Leccionario Dominical, Año C 149


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 2<br />

Propio 26<br />

8. Tú eres mi escondite; me guardarás de angustias;*<br />

con gritos de liberación me rodearás.<br />

EPÍSTOLA 2 Tesalonic<strong>en</strong>ses 1:1-5[6-10]11-12<br />

Yo, Pablo, junto con Silvano y Timoteo, escribo esta carta a los hermanos de la iglesia de la ciudad<br />

de Tesalónica, que están unidos a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios nuestro Padre y el<br />

Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ustedes. Hermanos, siempre t<strong>en</strong>emos que dar gracias a<br />

Dios por ustedes, como es justo que hagamos, porque la fe de ustedes está creci<strong>en</strong>do y el amor que cada<br />

uno ti<strong>en</strong>e por los otros es cada vez mayor. De modo que nosotros mismos hablamos de ustedes con<br />

satisfacción <strong>en</strong> las iglesias de Dios, por la fortaleza y la fe que ustedes muestran <strong>en</strong> medio de todas las<br />

persecuciones y aflicciones que sufr<strong>en</strong>. Esto demuestra que Dios es justo <strong>en</strong> su manera de juzgar, al<br />

t<strong>en</strong>erlos a ustedes por dignos de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> su reino, por el cual están sufri<strong>en</strong>do.<br />

[Pues es justo que Dios haga sufrir a qui<strong>en</strong>es los hac<strong>en</strong> sufrir a ustedes, y que a ustedes, los que<br />

sufr<strong>en</strong>, les dé descanso lo mismo que a nosotros. Esto será <strong>en</strong> el día <strong>en</strong> que el Señor Jesús aparezca con sus<br />

ángeles poderosos, vini<strong>en</strong>do del cielo <strong>en</strong>tre llamas de fuego. V<strong>en</strong>drá para castigar a los que no reconoc<strong>en</strong> a<br />

Dios ni hac<strong>en</strong> caso al m<strong>en</strong>saje de salvación de nuestro Señor Jesús. Estos serán castigados con destrucción<br />

eterna, y serán arrojados lejos de la pres<strong>en</strong>cia del Señor y de su gloria y poder, cuando el Señor v<strong>en</strong>ga <strong>en</strong><br />

aquel día para ser honrado por los suyos y admirado por todos los crey<strong>en</strong>tes; pues ustedes han creído <strong>en</strong> el<br />

testimonio que les dimos.]<br />

Con este fin oramos siempre por ustedes, pidi<strong>en</strong>do a nuestro Dios que los t<strong>en</strong>ga por dignos de haber<br />

sido llamados por él, y que él cumpla por su poder todos los bu<strong>en</strong>os deseos de ustedes y los trabajos que<br />

realizan por fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él<br />

los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 19:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> Jericó y com<strong>en</strong>zó a atravesar la ciudad, Vivía allí un hombre rico llamado Zaqueo,<br />

jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Este quería conocer a Jesús, pero no conseguía verlo<br />

porque había mucha g<strong>en</strong>te y Zaqueo era pequeño de estatura. Por eso corrió adelante y, para alcanzar a<br />

verlo, se subió a un árbol cerca de donde Jesús t<strong>en</strong>ía que pasar. Cuando Jesús pasaba por allí, miró hacia<br />

arriba y le dijo:<br />

-Zaqueo, baja <strong>en</strong> seguida, porque hoy t<strong>en</strong>go que quedarme <strong>en</strong> tu casa. Zaqueo bajó aprisa, y con<br />

gusto recibió a Jesús. Al ver esto, todos com<strong>en</strong>zaron a criticar a Jesús, dici<strong>en</strong>do que había ido a quedarse<br />

<strong>en</strong> la casa de un pecador. Zaqueo se levanto <strong>en</strong>tonces y le dijo al Señor: -Mira, Señor, voy a dar a los<br />

pobres la mitad de todo lo que t<strong>en</strong>go; y si le he robado algo a algui<strong>en</strong>, le devolveré cuatro veces más. Jesús<br />

le dijo: -Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de Abraham.<br />

Pues el Hijo del hombre ha v<strong>en</strong>ido a buscar y salvar lo que se había perdido.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 150


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 9<br />

Propio 27<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo vino al mundo para destruir las obras de Satanás y hacernos hijos de<br />

Dios y herederos de la vida eterna: Concede que, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do esta esperanza, nos purifiquemos así como él es<br />

puro; para que, cuando vuelva con poder y gran gloria, seamos hechos a su semejanza <strong>en</strong> su glorioso y<br />

eterno reino; donde contigo y el Espíritu Santo, vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Job 19:23-27a<br />

¡Ojalá algui<strong>en</strong> escribiera mis palabras y las dejara grabadas <strong>en</strong> metal! ¡Ojalá algui<strong>en</strong> con un cincel de<br />

hierro las grabara <strong>en</strong> plomo o <strong>en</strong> piedra para siempre! Yo sé que mi def<strong>en</strong>sor vive, y que él será mi<br />

abogado aquí <strong>en</strong> la tierra. Y aunque la piel se me caiga a pedazos, yo, <strong>en</strong> persona veré a Dios. Con mis<br />

propios ojos he de verlo, yo mismo y no un extraño.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 17:1-8 (Página 500 L.O.C.)<br />

l. Oye, oh Señor, mi causa justa;<br />

ati<strong>en</strong>de a mi clamor;*<br />

escucha mi oración que no brota de labios m<strong>en</strong>tirosos.<br />

2. De tu pres<strong>en</strong>cia proceda mi vindicación;*<br />

vean tus ojos la rectitud.<br />

3. Aunque <strong>en</strong>sayes mi corazón, visitándolo de noche,*<br />

aunque me sometas a pruebas de fuego,<br />

no <strong>en</strong>contrarás impureza <strong>en</strong> mí.<br />

4. Mi boca no hace transgresión como suel<strong>en</strong> los hombres;*<br />

he guardado los mandami<strong>en</strong>tos de tus labios.<br />

5. Me he mant<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> la s<strong>en</strong>da de tu ley;*<br />

mis pisadas están firmes <strong>en</strong> tus s<strong>en</strong>deros,<br />

y no vacilarán mis pasos.<br />

6. Yo te invoco, oh Dios, por cuanto tú me oirás;*<br />

inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.<br />

7. Muestra tus maravillosas misericordias,*<br />

tú que salvas a los que se refugian a tu diestra<br />

de los que se levantan contra ellos.<br />

8. Guárdame como a la niña de tus ojos;*<br />

escóndeme bajo la sombra de tus alas.<br />

Leccionario Dominical, Año C 151


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 9<br />

Propio 27<br />

EPÍSTOLA 2 Tesalonic<strong>en</strong>ses 2:13--3:5<br />

Pero nosotros siempre t<strong>en</strong>emos que dar gracias a Dios por ustedes hermanos amados por el Señor,<br />

porque Dios los escogió para que fueran los primeros <strong>en</strong> alcanzar la salvación por medio del Espíritu que<br />

los consagra y de la verdad <strong>en</strong> que han creído. Para esto los llamó Dios por medio del m<strong>en</strong>saje de salvación<br />

que nosotros anunciamos: para que llegu<strong>en</strong> a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que,<br />

hermanos, sigan firmes y no se olvid<strong>en</strong> de las <strong>en</strong>señanzas que les hemos trasmitido personalm<strong>en</strong>te y por<br />

carta. Que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que <strong>en</strong> su bondad nos ha amado y nos ha<br />

dado consuelo eterno y una bu<strong>en</strong>a esperanza, anime sus corazones y les mant<strong>en</strong>ga firmes para que todo lo<br />

que digan y hagan sea bu<strong>en</strong>o.<br />

Por último, hermanos, or<strong>en</strong> por nosotros, para que el m<strong>en</strong>saje del Señor llegue pronto a todas partes<br />

y sea recibido con estimación, como sucedió <strong>en</strong>tre ustedes. Or<strong>en</strong> también para que seamos librados de los<br />

hombres malos y perversos, porque no todos ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe. Pero el Señor es fiel, y él los mant<strong>en</strong>drá a ustedes<br />

firmes y los protegerá del mal. Y <strong>en</strong> el Señor t<strong>en</strong>emos confianza <strong>en</strong> que ustedes hac<strong>en</strong> y seguirán haci<strong>en</strong>do<br />

lo que les hemos ord<strong>en</strong>ado. Que el Señor los ayude a amar como Dios ama y a t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to la<br />

fortaleza de Cristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 20:27[28-33] 34-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después algunos saduceos fueron a ver a Jesús. Los saduceos niegan que los muertos resucit<strong>en</strong>, por<br />

eso le pres<strong>en</strong>taron este caso: [Maestro, Moisés nos dejó escrito que si un hombre casado muere sin haber<br />

t<strong>en</strong>ido hijos con su mujer, el hermano del difunto deberá tomar por esposa a la viuda para darle hijos al<br />

hermano que murió. Pues bi<strong>en</strong>, había una vez siete hermanos, el primero de los cuales se casó, pero murió<br />

sin dejar hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y lo mismo hicieron los demás, pero los siete<br />

murieron sin dejar hijos. Finalm<strong>en</strong>te murió también la mujer. Pues bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong> la resurrección, ¿de cuál de<br />

ellos será esposa esta mujer, si los siete estuvieron casados con ella?]<br />

Jesús les contestó: -En este mundo, los hombres y las mujeres se casan; pero los que merezcan llegar<br />

a aquel otro mundo y resucitar, sean hombres o mujeres, ya no se casarán, porque ya no pued<strong>en</strong> morir.<br />

Pues serán como los ángeles, y serán hijos de Dios por haber resucitado. Hasta el mismo Moisés, <strong>en</strong> el<br />

pasaje de la zarza que ardía, nos hace saber que los muertos resucitan. Allí dice que el Señor es el Dios de<br />

Abraham, de Isaac y de Jacob. ¡Y Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos están<br />

vivos!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 152


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 16<br />

Propio 28<br />

COLECTA<br />

B<strong>en</strong>dito Señor, tú que inspiraste las Sagradas Escrituras para nuestra <strong>en</strong>señanza: Concede que de tal<br />

manera las oigamos, las leamos, las consideremos, las apr<strong>en</strong>damos e interiorm<strong>en</strong>te las asimilemos, que<br />

podamos abrazar y siempre mant<strong>en</strong>er la esperanza b<strong>en</strong>dita de la vida eterna, que nos has dado <strong>en</strong> nuestro<br />

Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Malaquías 3:13--4:2a,5-6<br />

El Señor dice: "Ustedes han dicho cosas muy duras contra mí. Y todavía preguntan: '¿Qué es lo que<br />

hemos dicho <strong>en</strong> contra tuya?' Esto es lo que han dicho: 'Servir a Dios es cosa inútil. ¿Qué provecho<br />

sacaremos de hacer lo que él manda, de andar vestidos de luto delante del Señor todopoderoso? Nosotros<br />

hemos visto que los orgullosos son felices, que a los malvados les sal<strong>en</strong> las cosas bi<strong>en</strong>, que pon<strong>en</strong> a<br />

prueba a Dios y no recib<strong>en</strong> ningún castigo.'"<br />

(Los que honran a Dios hablaron <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong>tre sí, y el Señor escuchó con at<strong>en</strong>ción lo que decían. Y<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia del Señor se escribió un libro, <strong>en</strong> el cual se recordaba a los que honran al Señor y lo toman <strong>en</strong><br />

cu<strong>en</strong>ta.) El Señor todopoderoso dice: "Estoy preparando un día <strong>en</strong> el que ellos volverán a ser mi pueblo.<br />

Como un padre se compadece del hijo que le sirve, así t<strong>en</strong>dré yo compasión de ellos. Entonces ustedes se<br />

darán cu<strong>en</strong>ta otra vez de la difer<strong>en</strong>cia que hay <strong>en</strong>tre el bu<strong>en</strong>o y el malo, <strong>en</strong>tre el que adora a Dios y el que<br />

no lo adora." El Señor todopoderoso dice: "Se acerca el día, ardi<strong>en</strong>te como un horno, <strong>en</strong> que todos los<br />

orgullosos y malvados arderán como paja <strong>en</strong> una hoguera. Ese día que ha de v<strong>en</strong>ir los quemará, y nada<br />

quedará de ellos. Pero para ustedes que me honran, mi justicia brillará como la luz del sol, que <strong>en</strong> sus<br />

rayos trae salud.<br />

"Mir<strong>en</strong> ustedes: Voy a <strong>en</strong>viarles al profeta Elías, antes que llegue el día del Señor, que será un día<br />

grande y terrible. Y él hará que padres e hijos se reconcili<strong>en</strong>. De lo contrario v<strong>en</strong>dré y castigaré su país,<br />

destruyéndolo por completo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 98:5-10 (Página 621 L.O.C.)<br />

5. Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos;*<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6. Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa,*<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

7. Con trompetas y al son de clarines,*<br />

aclam<strong>en</strong> con júbilo ante el Rey, el Señor.<br />

8. Ruja el mar y cuanto conti<strong>en</strong>e,*<br />

el mundo y los que <strong>en</strong> él habitan.<br />

9. D<strong>en</strong> palmadas los ríos, aclam<strong>en</strong> los montes al Señor,*<br />

cuando llegue para juzgar la tierra.<br />

Leccionario Dominical, Año C 153


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 16<br />

Propio 28<br />

10. Juzgará al mundo con justicia,*<br />

y a los pueblos con equidad.<br />

EPÍSTOLA 2 Tesalonic<strong>en</strong>ses 3:6-13<br />

Hermanos, les ord<strong>en</strong>amos <strong>en</strong> el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se apart<strong>en</strong> de cualquier<br />

hermano que no quiera trabajar y que no viva de acuerdo con las <strong>en</strong>señanzas que les hemos trasmitido.<br />

Pues ustedes sab<strong>en</strong> cómo deb<strong>en</strong> vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no hemos vivido <strong>en</strong>tre ustedes<br />

sin trabajar, ni hemos comido el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche<br />

para no serle una carga a ninguno de ustedes. Y ciertam<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>íamos el derecho de pedirles a ustedes que<br />

nos ayudaran, pero trabajamos para darles un ejemplo a seguir. Cuando estuvimos con ustedes, les dimos<br />

esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. Pero hemos sabido que algunos de ustedes viv<strong>en</strong><br />

sin trabajar, muy ocupados <strong>en</strong> no hacer nada. A tales personas les mandamos y <strong>en</strong>cargamos, por la<br />

autoridad del Señor Jesucristo, que trabaj<strong>en</strong> tranquilam<strong>en</strong>te para ganarse la vida. Hermanos, no se cans<strong>en</strong><br />

de hacer el bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 21:5-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Algunos estaban hablando del templo, de la belleza de sus piedras y de las ofr<strong>en</strong>das que lo<br />

adornaban. Jesús dijo: -Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> días <strong>en</strong> que de todo esto que ustedes están vi<strong>en</strong>do no quedará ni una piedra<br />

sobre otra. Todo será destruido. Entonces le preguntaron: -Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto? ¿Cuál será<br />

la señal de que estas cosas ya están a punto de suceder? Jesús contestó: "T<strong>en</strong>gan cuidado para no dejarse<br />

<strong>en</strong>gañar. Porque v<strong>en</strong>drán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: 'Yo soy', y 'Ahora es el tiempo.' Pero<br />

ustedes no los sigan. Y cuando t<strong>en</strong>gan noticias de guerras y revoluciones, no se asust<strong>en</strong>, pues esto ti<strong>en</strong>e que<br />

ocurrir primero; sin embargo, aún no habrá llegado el fin."<br />

Siguió diciéndoles: "Una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro. Habrá grandes<br />

terremotos, y hambres y <strong>en</strong>fermedades <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes lugares, y <strong>en</strong> el cielo se verán cosas espantosas y<br />

grandes señales. "Pero antes de esto, a ustedes les echarán mano y los perseguirán. Los llevarán a juzgar<br />

<strong>en</strong> las sinagogas, los meterán <strong>en</strong> la cárcel y los pres<strong>en</strong>tarán ante reyes y gobernadores por causa mía. Así<br />

t<strong>en</strong>drán oportunidad de dar testimonio de mí. Háganse el propósito de no preparar de antemano su def<strong>en</strong>sa,<br />

porque yo les daré palabras tan ll<strong>en</strong>as de sabiduría que ninguno de sus <strong>en</strong>emigos podrá resistirlos ni<br />

contradecirlos <strong>en</strong> nada. Pero ustedes serán traicionados incluso por sus padres, sus hermanos, sus pari<strong>en</strong>tes<br />

y sus amigos. A algunos de ustedes los matarán, y todo el mundo los odiará por causa mía; pero no se<br />

perderá ni un cabello de su cabeza. ¡Manténganse firmes, para poder salvarse!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 154


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 23<br />

Propio 29<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas <strong>en</strong> tu muy amado Hijo, el Rey<br />

de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y<br />

esclavizados por el pecado, sean libertados y unficados bajo su reino de amor; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 23:1-6<br />

El Señor afirma: "¡Ay de los pastores que dejan que mis ovejas se pierdan y dispers<strong>en</strong>!" El Señor, el<br />

Dios de Israel, dice a los pastores que gobiern<strong>en</strong> a su pueblo: "Ustedes han dispersado mis ovejas, las han<br />

hecho huir y no las han cuidado. Pues bi<strong>en</strong>, yo t<strong>en</strong>dré bu<strong>en</strong> cuidado de castigar sus malas acciones. Yo, el<br />

Señor, lo afirmo. Y yo mismo traeré el resto de mis ovejas de los países adonde las hice huir, las reuniré y<br />

las haré volver a sus pastos, para que t<strong>en</strong>gan muchas crías. Les pondré pastores que las cuid<strong>en</strong>, para que no<br />

t<strong>en</strong>gan nada que temer ni falte ninguna de ellas. Yo, el Señor lo afirmo."<br />

El Señor afirma: "V<strong>en</strong>drá un día <strong>en</strong> que haré que David t<strong>en</strong>ga un desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te legítimo, un rey que<br />

reine con sabiduría y que actúe con justicia y rectitud <strong>en</strong> el país. Durante su reinado, Judá estará a salvo, y<br />

también Israel vivirá seguro. Este es el nombre con que lo llamarán: 'El Señor es nuestra victoria.'"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 46 (Página 546 L.O.C.)<br />

l. Dios es nuestro refugio y fortaleza,*<br />

nuestro pronto auxilio <strong>en</strong> las tribulaciones.<br />

2. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,*<br />

y se desplom<strong>en</strong> los montes <strong>en</strong> el corazón de la mar;<br />

3. Aunque bram<strong>en</strong> y espum<strong>en</strong> sus aguas,*<br />

y tiembl<strong>en</strong> los montes a causa de su braveza.<br />

4. El Señor de las huestes está con nosotros;*<br />

nuestro refugio es el Dios de Jacob.<br />

5. Hay un río cuyas corri<strong>en</strong>tes alegran la ciudad de Dios,*<br />

el santuario de las moradas del Altísimo.<br />

6. Dios está <strong>en</strong> medio de ellas; no será conmovida;*<br />

Dios la ayudará al clarear la mañana.<br />

7. Braman las naciones, titubean los reinos;*<br />

Dios habló; se derretirá la tierra.<br />

8. El Señor de las huestes está con nosotros;*<br />

nuestro refugio es el Dios de Jacob.<br />

9. V<strong>en</strong>gan a ver las obras del Señor,*<br />

las maravillas que ha hecho <strong>en</strong> la tierra.<br />

10. Hace que las guerras ces<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo el orbe;*<br />

rompe el arco, destroza la lanza<br />

y quema los escudos <strong>en</strong> el fuego.<br />

Leccionario Dominical, Año C 155


LA ESTACION DESPUÉS DE PENTECOSTÉS Domingo más cercano a Noviembre 23<br />

Propio 29<br />

11. "Estén, pues, quietos, y sepan que yo soy Dios;*<br />

he de se <strong>en</strong>salzado <strong>en</strong>tre las naciones,<br />

<strong>en</strong>salzado seré <strong>en</strong> la tierra".<br />

l2. El Señor de las huestes está con nosotros;*<br />

nuestro refugio es el Dios de Jacob.<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 1:11-20<br />

Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con<br />

mucha fortaleza y paci<strong>en</strong>cia, y darán gracias con alegría al Padre, que los ha preparado a ustedes para<br />

recibir <strong>en</strong> la luz la parte de la her<strong>en</strong>cia que el dará a qui<strong>en</strong>es pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo. Dios nos libró del<br />

poder de la oscuridad y nos llevó al reino de su amado Hijo, por qui<strong>en</strong> nos salvó y nos perdonó nuestros<br />

pecados.<br />

Cristo es la imag<strong>en</strong> visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primero, anterior a todo lo creado.<br />

Por medio de él, Dios creó todo lo que hay <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así<br />

como los seres espirituales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para<br />

él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se manti<strong>en</strong>e todo <strong>en</strong> ord<strong>en</strong>. Además, Cristo es la<br />

cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él, que es el principio, fue el primero <strong>en</strong> resucitar, para t<strong>en</strong>er así el<br />

primer puesto <strong>en</strong> todo. Pues Dios quiso habitar pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Cristo, y por medio de Cristo quiso poner <strong>en</strong><br />

paz consigo al universo <strong>en</strong>tero, tanto lo que está <strong>en</strong> la tierra como lo que está <strong>en</strong> el cielo, haci<strong>en</strong>do la paz<br />

mediante la sangre que Cristo derramó <strong>en</strong> la cruz.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 23:35-43<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

La g<strong>en</strong>te estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él, dici<strong>en</strong>do: -Salvó a otros; que<br />

se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido. Los soldados también se<br />

burlaban de Jesús. Se acercaban y le daban a beber vino agrio, diciéndole: -¡Si tú eres el Rey de los judíos,<br />

sálvate a ti mismo! Y había un letrero sobre su cabeza, que decía: "Este es Rey de los judíos." Uno de los<br />

criminales que estaban colgados, le insultaba:<br />

-¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros! Pero el otro repr<strong>en</strong>dió a su<br />

compañero, diciéndole: -¿No ti<strong>en</strong>es temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros estamos<br />

sufri<strong>en</strong>do con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este<br />

hombre no hizo nada malo. Luego añadió: -Jesús, acuérdate de mí cuando comi<strong>en</strong>ces a reinar. Jesús le<br />

contestó: -Te aseguro que hoy estarás conmigo <strong>en</strong> el paraíso.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Dominical, Año C 156


Propio<br />

de los Santos


San Andrés Noviembre 11 1<br />

Santo Tomás Diciembre 21 3<br />

San Esteban Diciembre 26 5<br />

San Juan Diciembre 27 7<br />

Santos Inoc<strong>en</strong>tes Diciembre 28 9<br />

El Santo Nombre de Jesús Enero 1 11<br />

Confesión de San Pedro Enero 18 13<br />

Conversión de San Pablo Enero 25 15<br />

La Pres<strong>en</strong>tación Febrero 2 17<br />

San Matías Febrero 24 19<br />

San José Marzo 19 21<br />

La Anunciación Marzo 25 23<br />

San Marcos Abril 25 25<br />

San Felipe y Santiago Mayo 1 27<br />

La Visitación Mayo 31 29<br />

San Bernabé Junio 11 31<br />

Natividad de San Juan Bautista Junio 24 34<br />

San Pedro y San Pablo Junio 29 37<br />

Santa María Magdal<strong>en</strong>a Julio 22 39<br />

Santiago Apóstol Julio 25 41<br />

La transfiguración Agosto 6 43<br />

Santa Maria Virg<strong>en</strong> Agosto 15 45<br />

San Bartolomé Agosto 24 47<br />

Día de la Santa Cruz Septiembre 14 49<br />

San Mateo Septiembre 21 51<br />

San Miguel y Todos los Santos Septiembre 29 53<br />

San Lucas Octubre 18 55<br />

Santiago de Jerusalén Octubre 23 57<br />

San Simón y San Judas Octubre 28 59<br />

Día de Todos los Santos Noviembre 1 61<br />

Propio de los Santos Índice


San Andrés Noviembre 30<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que diste a tu apóstol Andrés una gracia tal que prestam<strong>en</strong>te obedeció el<br />

llamado de tu Hijo Jesucristo y trajo a su hermano con el: Concéd<strong>en</strong>os, a los llamados por tu Santo<br />

Verbo, la gracia para seguirle sin demora y traer a su bondadosa pres<strong>en</strong>cia a los que amamos; por aquel<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 30:11-14<br />

"Este mandami<strong>en</strong>to que hoy les doy no es demasiado difícil para ustedes, ni esta fuera de su<br />

alcance. No está <strong>en</strong> el cielo, para que se diga: ''¿Quién puede subir al cielo por nosotros, para que nos lo<br />

traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos <strong>en</strong> práctica?' Tampoco está del otro lado del mar, para que<br />

se diga: ¿Quién cruzará el mar por nosotros, para que nos lo traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos<br />

<strong>en</strong> práctica? Al contrario, el mandami<strong>en</strong>to está muy cerca de ustedes; está <strong>en</strong> sus labios y <strong>en</strong> su<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, para que puedan cumplirlo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19:1-6 (Página 505 L.O.C.)<br />

l. Los cielos proclaman la gloria de Dios,*<br />

y la bóveda celeste pregona las obras de sus manos.<br />

2. Un día emite palabra al otro día,*<br />

y una noche a la otra noche imparte sabiduría.<br />

3. Aunque no hay palabras, ni l<strong>en</strong>guaje,*<br />

ni son oídas sus voces,<br />

4. Por toda la tierra salió su sonido,*<br />

y hasta el extremo del mundo su m<strong>en</strong>saje.<br />

5. En el mar puso tabernáculo para el sol,*<br />

y éste, como esposo que sale de sus alcoba,<br />

se alegra cual paladín para correr su camino.<br />

6. De un extremo de los cielos es su salida,<br />

y su curso hasta el término de ellos;*<br />

nada hay que se esconda de su calor.<br />

EPÍSTOLA Romanos 10:8b-18<br />

¿Qué es, pues lo que dice?: "La palabra está cerca de ti, <strong>en</strong> tu boca y <strong>en</strong> tu corazón." Esta palabra<br />

es el m<strong>en</strong>saje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón<br />

crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se cree para quedar libre de<br />

culpa, y con la boca se reconoce a Jesucristo para alcanzar la salvación.<br />

La Escritura dice: "El que confíe <strong>en</strong> él, no quedará defraudado." No hay difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre los judíos<br />

y los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que le<br />

Leccionario Propio de los Santos 1


San Andrés Noviembre 30<br />

invocan. Porque esto es lo que dice: "Todos los que invoqu<strong>en</strong> el nombre del Señor, alcanzarán la<br />

salvación." Pero ¿cómo van a invocarlo, si no han creído <strong>en</strong> él? 'Y como van a creer <strong>en</strong> él, si no han<br />

oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quién les anuncie el m<strong>en</strong>saje? ¿Y cómo van a anunciar<br />

el m<strong>en</strong>saje, sino hay quién los <strong>en</strong>víe? Como dice la Escritura: "¡Qué hermosa es la llegada de los que<br />

tra<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as noticias!"<br />

Pero no todos hac<strong>en</strong> caso del m<strong>en</strong>saje de salvación. Es como dice Isaías: "Señor, ¿quién ha creído<br />

nuestro m<strong>en</strong>saje?" Así pues, la fe vi<strong>en</strong>e como resultado del oír, y lo que se oye es el m<strong>en</strong>saje de Cristo.<br />

Pero yo pregunto: ¿Será tal vez que no oyeron el m<strong>en</strong>saje? ¡Claro que lo oyeron! Porque la<br />

Escritura dice: "La voz de ellos salió por toda la tierra, y hasta los últimos rincones del mundo<br />

llegaron sus palabras."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 4:18-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús iba caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a dos hermanos: uno era Simón,<br />

también llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua. Jesús les<br />

dijo: -Síganme, y yo los haré pescadores de hombres. Al mom<strong>en</strong>to dejaron sus redes y se fueron con él.<br />

Un poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban<br />

con su padre <strong>en</strong> una barca arreglando las redes, Jesús los llamó, y <strong>en</strong> seguida ellos dejaron la barca y a<br />

su padre, y lo siguieron.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos 2


Santo Tomás Diciembre 21<br />

COLECTA<br />

Eterno Dios, que fortaleciste a tu apóstol Tomás con una fe cierta y firme <strong>en</strong> la resurrección<br />

de tu Hijo: Concede que creamos <strong>en</strong> Jesucristo, nuestro Señor y nuestro Dios, tan<br />

perfectam<strong>en</strong>te y sin duda, que nuestra fe no se halle defici<strong>en</strong>te a tus ojos; por aquel que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Habacuc 2:1-4<br />

Estaré at<strong>en</strong>to y vigilante, como lo está el c<strong>en</strong>tinela <strong>en</strong> su puesto, para ver que me dice el Señor<br />

y que respuesta da a mis quejas. El Señor me contestó: "Escribe <strong>en</strong> tablas de barro lo que te voy a<br />

mostrar, de modo que pueda leerse de corrido. Aun no ha llegado el mom<strong>en</strong>to de que esta visión se<br />

cumpla; pero no dejará de cumplirse. Tu espera, aunque parezca tardar, pues llegará <strong>en</strong> el<br />

mom<strong>en</strong>to preciso. Escribe que los malvados son orgullosos, pero los justos vivirán por su fidelidad a<br />

Dios."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 126 (Página 673 L.O.C.)<br />

l. Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,*<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2. Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa,*<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3. Y decían <strong>en</strong>tre las naciones:*<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4. Proezas ha hecho el Señor con nosotros,*<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5. Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte,*<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6. Los que sembraron con lágrimas,*<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7. Los que van llorando, llevando la semilla,*<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:35--11:1<br />

No pierdan, pues, su confianza, porque ella les traerá una gran recomp<strong>en</strong>sa. Ustedes necesitan<br />

t<strong>en</strong>er fortaleza <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to, para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha<br />

prometido. Pues la Escritura dice: "Pronto, muy pronto, v<strong>en</strong>drá el que ti<strong>en</strong>e que v<strong>en</strong>ir. No tardará.<br />

Mi justo por la fe vivirá; pero si se vuelve atrás, no estaré cont<strong>en</strong>to de él." Y nosotros no somos de los<br />

que se vuelv<strong>en</strong> atrás y van a su cond<strong>en</strong>ación, sino de los que alcanzan la salvación porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe.<br />

Leccionario Propio de los Santos 3


Santo Tomás Diciembre 21<br />

T<strong>en</strong>er fe es t<strong>en</strong>er la pl<strong>en</strong>a seguridad de recibir lo que se espera; es estar conv<strong>en</strong>cidos de la<br />

realidad de cosas que no vemos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:24-29<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando<br />

llegó Jesús. Después los otros discípulos le dijeron: -Hemos visto al Señor. Pero Tomás les<br />

contestó: -Si no veo <strong>en</strong> sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo <strong>en</strong> ellas y mi mano<br />

<strong>en</strong> su costado, no lo podré creer. Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo <strong>en</strong><br />

una casa, y esta vez Tomás estaba también. T<strong>en</strong>ían las puertas cerradas, pero Jesús <strong>en</strong>tró, se puso <strong>en</strong><br />

medio de ellos y los saludó, dici<strong>en</strong>do:<br />

-¡Paz a ustedes! Luego dijo a Tomás: - Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y<br />

métela <strong>en</strong> mi costado. No seas incrédulo; ¡cree! Tomás <strong>en</strong>tonces exclamó: -¡Mi Señor y mi Dios!<br />

Jesús le dijo: -¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que cre<strong>en</strong> sin haber visto!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

4


San Esteban Diciembre 26<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, oh Señor de la gloria, por el ejemplo del protomártir Esteban, qui<strong>en</strong>,<br />

mirando hacia el cielo, intercedió por sus perseguidores ante tu Hijo Jesucristo, que está a tu diestra;<br />

donde vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 26:1-9,12-15<br />

Al comi<strong>en</strong>zo del reinado de Joacím, hijo de Josías, <strong>en</strong> Judá, el Señor se dirigió a Jeremías y le<br />

dijo: "Párate <strong>en</strong> el atrio del templo, y di todo lo que te ord<strong>en</strong>é que dijeras a la g<strong>en</strong>te que vi<strong>en</strong>e de las<br />

ciudades de Judá para adorar <strong>en</strong> el templo. No dejes nada por decir. Quizá te hagan caso y dej<strong>en</strong> su<br />

mala conducta, y yo decida no castigarlos por sus malas acciones, como había p<strong>en</strong>sado. Diles que yo,<br />

el Señor, digo: 'Si no me hac<strong>en</strong> caso ni cumpl<strong>en</strong> las instrucciones que les he dado, ni hac<strong>en</strong> caso a las<br />

advert<strong>en</strong>cias de mis siervos los profetas, que una y otra vez les he <strong>en</strong>viado y a los que ustedes han<br />

desobedecido, <strong>en</strong>tonces haré con este templo lo que hice con el de Sión. Haré de esta ciudad un<br />

ejemplo de maldición para todas las naciones de la tierra"<br />

Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron estas palabras que Jeremías pronunció<br />

<strong>en</strong> el templo. Y cuando él terminó de decir lo que el Señor le había ord<strong>en</strong>ado, los sacerdotes, los<br />

profetas y el pueblo lo agarraron y le dijeron: "¡Vas a morir! ¿Cómo te atreves a decir <strong>en</strong> nombre del<br />

señor que este templo quedará como el de Silo, y que esta ciudad será destruida y quedará sin<br />

habitantes?" Y todo el pueblo se agolpó <strong>en</strong> el templo, alrededor de Jeremías.<br />

Jeremías se dirigió a los jefes y al pueblo, y les dijo: "El Señor fue qui<strong>en</strong> me <strong>en</strong>vío a hablar <strong>en</strong> su<br />

nombre, y a decir contra este templo y esta ciudad todo lo que ustedes han oído. Mejor<strong>en</strong> su conducta<br />

y sus acciones, obedezcan al Señor su Dios y él no les <strong>en</strong>viará las calamidades que les ha anunciado.<br />

En cuanto a mí, estoy <strong>en</strong> manos de ustedes; hagan conmigo lo que les parezca. Pero, eso sí, sepan<br />

bi<strong>en</strong> esto: si me matan, ustedes y los habitantes de esta ciudad serán culpables de matar a un inoc<strong>en</strong>te;<br />

porque <strong>en</strong> verdad fue el Señor qui<strong>en</strong> me <strong>en</strong>vío a anunciarles claram<strong>en</strong>te todas esas cosas!’<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 31:1-5 (Página 521 L.O.C.)<br />

1. En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás;*<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2. Inclina a mí tu oído;*<br />

apresúrate a librarme.<br />

3. Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo;*<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4. Me sacarás de la red que han escondido para mí,*<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5. En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu;*<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

Leccionario Propio de los Santos 5


San Esteban Diciembre 26<br />

EPÍSTOLA Hechos 6:8--7:2a,51c-60<br />

Esteban, ll<strong>en</strong>o del poder y la b<strong>en</strong>dición de Dios, hacía milagros y señales <strong>en</strong>tre el pueblo.<br />

Algunos de la sinagoga llamada de los Esclavos Libertados, junto con algunos de Cir<strong>en</strong>e, de Alejandría,<br />

de Cilicia y de la provincia de Asia, com<strong>en</strong>zaron a discutir con Esteban; pero no podían hacerle fr<strong>en</strong>te,<br />

porque hablaba con la sabiduría que le daba el Espíritu Santo. Pagaron <strong>en</strong>tonces a unos para que<br />

afirmaran que le habían oído decir palabras of<strong>en</strong>sivas contra Moisés y contra Dios. De este modo<br />

alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la ley; por lo cual atacaron a Esteban, lo<br />

apresaron y lo llevaron ante la Junta Suprema. Además buscaron testigos falsos, que dijeron: -Ese<br />

hombre no deja de lanzar insultos contra este santo templo y contra la ley. Le hemos oído decir que<br />

ese Jesús de Nazaret va a destruir el templo y que va a cambiar las costumbres que nos dejó Moisés.<br />

Las autoridades y todos los que estaban allí s<strong>en</strong>tados, al mirar a Esteban, vieron que su cara era como<br />

la de un ángel.<br />

El sumo sacerdote le preguntó a Esteban si lo que decían de él era cierto, y él contestó:<br />

"Hermanos y padres, escúch<strong>en</strong>me: Siempre han sido tercos, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> oídos y corazón paganos.<br />

Siempre están <strong>en</strong> contra del Espíritu Santo. Son iguales que sus antepasados. ¿A cuál de los<br />

profetas no maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a qui<strong>en</strong>es habían hablado de la<br />

v<strong>en</strong>ida de aquel que es justo, y ahora que este justo ya ha v<strong>en</strong>ido, ustedes lo traicionaron y lo<br />

mataron. Ustedes, que recibieron la ley por medio de ángeles, no la obedec<strong>en</strong>."<br />

Cuando oyeron estas cosas, se <strong>en</strong>furecieron y rechinaron los di<strong>en</strong>tes contra Esteban. Pero él,<br />

ll<strong>en</strong>o del Espíritu Santo, miro al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.<br />

Entonces dijo: -¡Mir<strong>en</strong>! Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre a la derecha de Dios. Pero<br />

ellos se taparon los oídos, y dando fuertes gritos se lanzaron todos contra él. Lo sacaron de la ciudad<br />

y lo apedrearon; y los que le acusaban dejaron sus ropas al cuidado de un jov<strong>en</strong> llamado Saulo.<br />

Mi<strong>en</strong>tras lo apedreaban, Esteban oró, dici<strong>en</strong>do: "Señor Jesús, recibe mi espíritu." Luego se puso de<br />

rodillas y gritó con voz fuerte: "¡Señor, no les tomes <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta este pecado!" Habi<strong>en</strong>do dicho esto,<br />

murió.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 23:34-39<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por esto yo les voy a <strong>en</strong>viar profetas , sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a<br />

algunos de ellos, y a otros los golpearán <strong>en</strong> las sinagogas y los perseguirán de pueblo <strong>en</strong> pueblo.<br />

Así que sobre ustedes caerá el castigo por la muerte de todas las personas bu<strong>en</strong>as que han sido<br />

asesinadas desde Abel el justo hasta Zacarías hijo de Berequías, a qui<strong>en</strong> ustedes mataron <strong>en</strong>tre el<br />

santuario y el altar. Les aseguro que el castigo por todo esto caerá sobre la g<strong>en</strong>te de hoy.<br />

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los m<strong>en</strong>sajeros que Dios te <strong>en</strong>vía!<br />

¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no<br />

quisiste! Pues mir<strong>en</strong>, el hogar de ustedes va a quedar abandonado; y les digo que, a partir de este<br />

mom<strong>en</strong>to, no volverán a verme hasta que digan: '¡B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor!'<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

6


San Juan Diciembre 27<br />

COLECTA<br />

Derrama, oh Señor, sobre tu <strong>Iglesia</strong> el resplandor de tu luz, para que, iluminados por la<br />

<strong>en</strong>señanza de tu apóstol y evangelista Juan, andemos <strong>en</strong> la luz de tu verdad de tal manera que al fin<br />

alcancemos la pl<strong>en</strong>itud de la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 33:18-23<br />

¡Déjame ver tu gloria! -suplicó Moisés. Pero el Señor contestó: -Voy a hacer pasar toda<br />

mi bondad delante de ti, y delante de ti pronunciaré mi nombre. T<strong>en</strong>dré misericordia de qui<strong>en</strong> yo<br />

quiera, y t<strong>en</strong>dré compasión también de qui<strong>en</strong> yo quiera. Pero te aclaro que no podrás ver mi rostro,<br />

porque ningún hombre podrá verme y seguir vivi<strong>en</strong>do. Dijo también el Señor: -Mira, aquí junto a<br />

mí hay un lugar. Ponte de pie sobre la roca. Cuando pase mi gloria, te pondré <strong>en</strong> un hueco de la<br />

roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Después quitaré mi mano, y podrás ver<br />

mis espaldas; pero mi rostro no debe ser visto.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 92:1-4,11-14 (Página 614 L.O.C.)<br />

l. Bu<strong>en</strong>o es darte gracias, oh Señor,*<br />

y cantar alabanzas a tu Nombre, oh Altísimo;<br />

2. Anunciar por la mañana tu misericordia,*<br />

y tu fidelidad por la noche;<br />

3. En la cítara y <strong>en</strong> la lira,*<br />

y con la melodía del arpa;<br />

4. Por cuanto me has alegrado, oh Señor, con tus hazañas;*<br />

las obras de tus manos aclamo con júbilo.<br />

11. Los justos florecerán como palmera;*<br />

se alzarán como cedros del Líbano;<br />

l2. Los plantados <strong>en</strong> la casa del Señor*<br />

florecerán <strong>en</strong> los atrios de nuestro Dios.<br />

l3. En la vejez seguirán dando fruto,*<br />

y estarán lozanos y frondosos,<br />

l4. Para proclamar la rectitud del Señor,*<br />

mi Roca, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no existe falta.<br />

EPÍSTOLA 1 San Juan 1:1-9<br />

Les escribimos a ustedes acerca de aquello que ya existía desde el principio, de lo que hemos<br />

oído y de lo que hemos visto con nuestros propios ojos. Porque lo hemos visto y lo hemos tocado<br />

con nuestras manos . Se trata de la Palabra de vida. Esta vida se manifestó, y nosotros la vimos y<br />

hemos dado testimonio de ella; y les anunciamos a ustedes esta vida eterna, la cual estaba con el Padre<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

7


San Juan Diciembre 27<br />

y se nos ha manifestado. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén<br />

unidos con nosotros, como nosotros estamos unidos con Dios el Padre y con su Hijo Jesucristo.<br />

Escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa. Este es el m<strong>en</strong>saje que Jesucristo nos<br />

<strong>en</strong>señó y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que <strong>en</strong> él no hay ninguna oscuridad. Si<br />

decimos que estamos unidos a él, y al mismo tiempo vivimos <strong>en</strong> la oscuridad, m<strong>en</strong>timos de palabra de<br />

hecho. Pero si vivimos <strong>en</strong> la luz, así como Dios está <strong>en</strong> la luz, <strong>en</strong>tonces hay unión <strong>en</strong>tre nosotros, y la<br />

sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.<br />

Si decimos que no t<strong>en</strong>emos pecado, nos <strong>en</strong>gañamos a nosotros mismos y no hay verdad <strong>en</strong><br />

nosotros, pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar <strong>en</strong> que Dios hará lo que es justo:<br />

nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 2l:19b-24<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

-¡Sígueme! Al volverse, Pedro vio que detrás v<strong>en</strong>ía el discípulo a qui<strong>en</strong> Jesús quería<br />

mucho, el mismo que <strong>en</strong> la c<strong>en</strong>a había estado a su lado y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el<br />

que te va a traicionar? Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús: -Señor, ¿y a éste que le va a pasar?<br />

Jesús le contestó: -Si quiero que él viva hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme.<br />

Por esto corrió <strong>en</strong>tre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no<br />

dijo que no moriría. Lo que dijo fue: "Si quiero que él viva hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a<br />

ti?<br />

Este es el mismo discípulo que da testimonio de esta cosas, y que las ha escrito. Y sabemos que<br />

dice la verdad.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

8


Santos Inoc<strong>en</strong>tes Diciembre 28<br />

COLECTA<br />

Recordamos <strong>en</strong> este día, oh Dios, la matanza de los niños inoc<strong>en</strong>tes de Belén, ord<strong>en</strong>ada por<br />

el Rey Herodes. Recibe, te suplicamos, <strong>en</strong> tus brazos de misericordia, a todas las víctimas<br />

inoc<strong>en</strong>tes; y por tu gran poder frustra los designios de tiranos sanguinarios, y establece tu dominio de<br />

justicia, amor y paz; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos . Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 31:15-17<br />

El Señor dice: "Se oye una voz <strong>en</strong> Rama, de algui<strong>en</strong> que llora amargam<strong>en</strong>te. Es Raquel, que<br />

llora por sus hijos, y no quiere ser consolada porque ya están muertos." Pero el Señor le dice:<br />

"Raquel, no llores más; ya no derrames tus lágrimas, pues tus p<strong>en</strong>as t<strong>en</strong>drán su recomp<strong>en</strong>sa: tus<br />

hijos volverán del país <strong>en</strong>emigo. Yo, el Señor lo afirmo. Hay una esperanza para tu futuro: tus<br />

hijos volverán a su patria. Yo el Señor, lo afirmo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 124 (Página 672 L.O.C.)<br />

l. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,*<br />

diga ahora Israel;<br />

2. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,*<br />

cuando los <strong>en</strong>emigos se levantaron contra nosotros;<br />

3. Entonces nos habrían tragado vivos,*<br />

cuando se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió su furor contra nosotros;<br />

4. Entonces nos habrían sumergido las aguas,*<br />

hasta el cuello habría subido el torr<strong>en</strong>te;<br />

5. Entonces hasta el cuello habrían subido*<br />

las aguas furiosas.<br />

6. ¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor!*<br />

No nos ha dado por presa a sus di<strong>en</strong>tes.<br />

7. Hemos escapado cual ave de la trampa del cazador;*<br />

se rompió la trampa, y hemos escapado.<br />

8. Nuestro auxilio está <strong>en</strong> el Nombre del Señor,*<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

EPÍSTOLA Apocalipsis 21:1-7<br />

Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían<br />

dejado de existir, y también el mar. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de<br />

la pres<strong>en</strong>cia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte<br />

voz que v<strong>en</strong>ía del trono, y que decía: "Dios vive ahora <strong>en</strong>tre los hombres. Vivirá con ellos, y ellos<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

9


Santos Inoc<strong>en</strong>tes Diciembre 28<br />

serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya<br />

no habrá muerte, ni llanto, ni lam<strong>en</strong>to, ni dolor, porque todo lo que antes existía ha dejado de existir."<br />

El que estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono dijo: "Yo hago nuevas todas las cosas." Y también dijo:<br />

"Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza." Después me dijo: "Ya está<br />

hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que t<strong>en</strong>ga sed le daré a beber del manantial<br />

del agua de la vida, sin que le cueste nada. El que salga v<strong>en</strong>cedor recibirá todo esto como her<strong>en</strong>cia;<br />

y yo seré su Dios y el será mi hijo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 2:13-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ya los sabios se habían ido, un ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong> sueños a José, y le dijo:<br />

"Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque<br />

Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, tomó al niño y a su madre, y salió con<br />

ellos de noche camino de Egipto, donde estuvieron hasta que murió Herodes. Esto sucedió para que<br />

se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: "De Egipto llamé a mi Hijo."<br />

Al darse cu<strong>en</strong>ta Herodes de que aquellos sabios lo habían <strong>en</strong>gañado, se ll<strong>en</strong>ó de ira y mandó<br />

matar a todos los niños de dos años para abajo que vivían <strong>en</strong> Belén y sus alrededores, de acuerdo con el<br />

tiempo que le habían dicho los sabios. Así se cumplió lo escrito por el profeta Jeremías: "Se oyó<br />

una voz <strong>en</strong> Rama, llantos amargos y grandes lam<strong>en</strong>tos. Era Raquel, que lloraba por sus hijos y no<br />

quería ser consolada porque ya estaban muertos.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

10


El Santo Nombre de Jesús Enero 1<br />

COLECTA<br />

Padre eterno, tú diste a tu Hijo <strong>en</strong>carnado el santo nombre de Jesús para ser el signo de nuestra<br />

salvación: Te suplicamos que siembres <strong>en</strong> cada corazón el amor de qui<strong>en</strong> es el Salvador del mundo,<br />

nuestro Señor Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria eterna.<br />

Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 34:1-8<br />

El Señor le dijo a Moisés: -Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, para que<br />

yo escriba <strong>en</strong> ellas las mismas palabras que estaban escritas <strong>en</strong> las primeras tablas, las que hiciste<br />

pedazos. Prepárate también para subir al monte Sinaí mañana por la mañana, y preséntate ante mí <strong>en</strong><br />

la parte más alta del monte. Nadie debe subir contigo, ni se debe ver a nadie por todo el monte;<br />

tampoco debe haber ovejas o vacas pastando fr<strong>en</strong>te al monte.<br />

Moisés cortó dos tablas de piedra iguales a las primeras. Al día sigui<strong>en</strong>te, muy temprano, tomó<br />

las dos tablas de piedra y subió al monte Sinaí, tal como el Señor se lo había ord<strong>en</strong>ado. Entonces el<br />

Señor bajó <strong>en</strong> una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre. Pasó delante de<br />

Moisés, dici<strong>en</strong>do <strong>en</strong> voz alta: -¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paci<strong>en</strong>te y grande <strong>en</strong><br />

amor y verdad! Por mil g<strong>en</strong>eraciones se manti<strong>en</strong>e fiel <strong>en</strong> su amor y perdona la maldad, la rebeldía y el<br />

pecado; pero no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres <strong>en</strong> los hijos y <strong>en</strong><br />

los nietos, <strong>en</strong> los bisnietos y <strong>en</strong> los tataranietos. Rápidam<strong>en</strong>te Moisés se inclinó hasta tocar el suelo<br />

con la fr<strong>en</strong>te, y adoró al Señor dici<strong>en</strong>do: -¡Señor! ¡Señor! Si <strong>en</strong> verdad me he ganado tu favor,<br />

acompáñanos. Esta g<strong>en</strong>te es realm<strong>en</strong>te muy terca, pero perdónanos nuestros pecados y maldad, y<br />

acéptanos como tu pueblo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 8 (Página 491 L.O.C.)<br />

l. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

2. Alabada es tu gloria sobre los cielos,*<br />

por la boca de los niños y de los que maman.<br />

3. Has fundado la fortaleza, a causa de tus <strong>en</strong>emigos,*<br />

para hacer callar al <strong>en</strong>emigo y al v<strong>en</strong>gador.<br />

4. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos,*<br />

la luna y las estrellas que tú formaste,<br />

5. Digo: "¿Qué es el hombre, para que t<strong>en</strong>gas de él memoria,*<br />

el hijo del hombre, que lo ampares?<br />

6. Le has hecho poco m<strong>en</strong>or que los ángeles,*<br />

y lo coronaste de gloria y honra.<br />

7. Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;*<br />

todo lo pusiste debajo de sus pies.<br />

8. Ovejas y bueyes, todo ello,*<br />

y asimismo las bestias del campo;<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

11


El Santo Nombre de Jesús Enero 1<br />

9. Las aves de los cielos y los peces del mar,*<br />

todo cuanto pasa por los s<strong>en</strong>deros del mar.<br />

l0. Oh Señor, soberano nuestro,*<br />

¡cuán glorioso es tu Nombre <strong>en</strong> toda la tierra!<br />

EPÍSTOLA Romanos 1:1-7<br />

Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, escribo esta carta. Dios me llamó y me apartó para ser apóstol<br />

suyo, para anunciar su m<strong>en</strong>saje de salvación. Por medio de sus profetas, Dios ya había<br />

comunicado este m<strong>en</strong>saje <strong>en</strong> las santas Escrituras. Es el m<strong>en</strong>saje que trata de su Hijo Jesucristo,<br />

nuestro Señor, que como hombre fue desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David, pero como espíritu santificador y por<br />

el hecho de haber resucitado, fue declarado Hijo de Dios y se le dieron pl<strong>en</strong>os poderes.<br />

Por medio de Jesucristo, Dios me ha concedido el privilegio de ser su apóstol, y de anunciar su<br />

nombre, para que <strong>en</strong> todas las naciones haya qui<strong>en</strong>es crean <strong>en</strong> él y le obedezcan. Entre ellos están<br />

también ustedes, que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar<br />

parte de su pueblo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre<br />

ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:15-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores com<strong>en</strong>zaron a decirse unos a otros: -<br />

Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. Fueron de prisa y<br />

<strong>en</strong>contraron a María y a José, y al niño acostado <strong>en</strong> el establo. Cuando lo vieron, se pusieron a contar<br />

lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que<br />

decían los pastores. María guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón, y lo t<strong>en</strong>ía muy pres<strong>en</strong>te. Los pastores,<br />

por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues<br />

todo sucedió como se les había dicho.<br />

A los ocho días circuncidaron al niño, y le pusieron por nombre Jesús, el mismo nombre que el<br />

ángel le había dicho a María antes que ella estuviera <strong>en</strong>cinta.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

12


Confesión de San Pedro Enero 18<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, que inspiraste a Simón Pedro, el primero <strong>en</strong>tre los apóstoles, a confesar a<br />

Jesús como Mesías e Hijo del Dios vivo: Mantén a tu iglesia firme sobre la roca de esta fe, para que,<br />

<strong>en</strong> paz y unidad, proclamemos la única verdad y sigamos al único Señor, nuestro Salvador Jesucristo;<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 4:8-13<br />

Pedro ll<strong>en</strong>o del Espíritu Santo, les contestó: -Jefes del pueblo y ancianos: ustedes nos<br />

preguntan acerca del bi<strong>en</strong> hecho a un <strong>en</strong>fermo, para saber de qué manera ha sido sanado. Pues bi<strong>en</strong>,<br />

declaramos ante ustedes, para que lo sepa todo el pueblo de Israel, que este hombre que está aquí,<br />

delante de todos, ha sido sanado <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo de Nazaret, el mismo a qui<strong>en</strong> ustedes<br />

crucificaron y a qui<strong>en</strong> Dios resucitó. Este Jesús es la piedra que ustedes los constructores despreciaron,<br />

pero que se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal. En ningún otro hay salvación, porque <strong>en</strong> todo el<br />

mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos ser salvos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 23 (Página 511 L.O.C.)<br />

l. El Señor es mi pastor;*<br />

nada me faltará.<br />

2. En verdes pastos me hace yacer;*<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3. Aviva mi alma*<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4. Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno;*<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5. Aderezarás mesa delante de mí<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores;*<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6. Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida,*<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro 5:1-4<br />

Quiero aconsejar ahora a los ancianos de las congregaciones de ustedes, y que soy anciano como<br />

ellos y testigo de los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo, y que, lo mismo que ellos, voy a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> la gloria que<br />

ha de manifestarse. Cuid<strong>en</strong> de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de bu<strong>en</strong>a<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

13


Confesión de San Pedro Enero 18<br />

voluntad, como Dios quiere, y no por obligación ni por ambición de dinero. Realic<strong>en</strong> su trabajo de<br />

bu<strong>en</strong>a gana, no como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un<br />

ejemplo para ellos. Así cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de la gloria, una<br />

corona que jamás se marchitará.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO l6:l3-l9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús llegó a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: -¿Quién dice la<br />

g<strong>en</strong>te que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: -Algunos dic<strong>en</strong> que Juan el Bautista; otros dic<strong>en</strong><br />

que Elías, y otros dic<strong>en</strong> que Jeremías o algún otro profeta. -Y ustedes, ¿quién dic<strong>en</strong> que soy? -les<br />

preguntó. Simón Pedro le respondió: Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivi<strong>en</strong>te.<br />

Entonces Jesús le dijo: -Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha<br />

mostrado esto, sino mi Padre que está <strong>en</strong> el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra<br />

voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá v<strong>en</strong>cerla. Te daré las llaves del<br />

reino de los cielos; lo que tú ates <strong>en</strong> este mundo, también quedará atado <strong>en</strong> el cielo, y lo que tú<br />

desates <strong>en</strong> este mundo, también quedará desatado <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

14


Conversión de San Pablo Enero 25<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la predicación de tu apóstol Pablo hiciste que la luz del Evangelio<br />

resplandeciera por todo el mundo: Concede, te suplicamos, que nosotros, recordando su port<strong>en</strong>tosa<br />

conversión, manifestemos nuestra gratitud sigui<strong>en</strong>do su santa <strong>en</strong>señanza; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 26:9-21<br />

"Yo mismo p<strong>en</strong>saba antes que debía hacer muchas cosas <strong>en</strong> contra del nombre de Jesús de<br />

Nazaret, y así lo hice <strong>en</strong> Jerusalén. Con la autorización de los jefes de los sacerdotes, metí <strong>en</strong> la cárcel<br />

a muchos de los crey<strong>en</strong>tes; y cuando los mataban, yo estaba de acuerdo. Muchas veces los castigaba<br />

para obligarlos a negar su fe. Y eso lo hacía <strong>en</strong> todas las sinagogas, y estaba tan furioso contra ellos<br />

que los perseguía hasta <strong>en</strong> ciudades extranjeras.<br />

"Con ese propósito me dirigía a la ciudad de Damasco, autorizado y comisionado por los<br />

jefes de los sacerdotes. Pero <strong>en</strong> el camino, oh rey, vi a mediodía una luz del cielo, más fuerte que la<br />

luz del sol, que brilló alrededor de mí y de los que iban conmigo. Todos caímos al suelo, y oí una voz<br />

que me decía <strong>en</strong> hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te estás haci<strong>en</strong>do daño a ti mismo,<br />

como si dieras coces contra el aguijón.' Entonces dije: ¿Quién eres, Señor? El Señor me contestó:<br />

'Yo soy Jesús, el mismo a qui<strong>en</strong> estás persigui<strong>en</strong>do. Pero levántate, ponte <strong>en</strong> pie, porque me he<br />

aparecido a ti para que me sirvas y para que seas testigo de lo que ahora has visto y de lo que todavía<br />

has de ver de mí. Te voy a librar de los judíos y también de los no judíos, a los cuales ahora te<br />

<strong>en</strong>vío. Te mando a ellos para que les abras los ojos y no camin<strong>en</strong> más <strong>en</strong> la oscuridad, sino <strong>en</strong><br />

la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que crean <strong>en</strong> mí y<br />

reciban así el perdón de los pecados y una her<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el pueblo santo de Dios.<br />

"Así que, oh rey Agripa, no desobedecí a la visión del cielo, sino que primero anuncié el<br />

m<strong>en</strong>saje a los que estaban <strong>en</strong> Damasco, luego a los de Jerusalén y de toda la región de Judea, y<br />

también a los no judíos, invitándolos a convertirse, y a volverse a Dios, y a hacer obras que<br />

demuestr<strong>en</strong> esa conversión. Por este motivo, los judíos me arrestaron <strong>en</strong> el templo y quisieron<br />

matarme.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 67 (Página 571 L.O.C.)<br />

l. Dios t<strong>en</strong>ga misericordia de nosotros, y nos b<strong>en</strong>diga,*<br />

haga resplandecer su rostro y v<strong>en</strong>ga a nosotros.<br />

2. Sean conocidos <strong>en</strong> la tierra tus caminos,*<br />

<strong>en</strong> todas las naciones tu salvación.<br />

3. Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios;*<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

15


Conversión de San Pablo Enero 25<br />

4. Alégr<strong>en</strong>se las naciones y aclam<strong>en</strong> con júbilo,*<br />

porque juzgas los pueblos con equidad,<br />

y diriges todas las naciones de la tierra.<br />

5. Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios;*<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

6. La tierra ha dado su fruto;*<br />

nos b<strong>en</strong>diga Dios, el Dios nuestro.<br />

7. Dios nos b<strong>en</strong>diga;*<br />

témanlo todos los confines de la tierra.<br />

EPÍSTOLA Gálatas 1:11-24<br />

Sepan ustedes esto, hermanos: el m<strong>en</strong>saje de salvación que yo anuncio no es una idea humana.<br />

Ni lo recibí ni lo apr<strong>en</strong>dí de hombre alguno, sino que Jesucristo mismo me lo hizo conocer. Ustedes<br />

habrán oído decir que <strong>en</strong> otros tiempos, cuando yo pert<strong>en</strong>ecía al judaísmo, perseguí con viol<strong>en</strong>cia a la<br />

iglesia de Dios y procuré destruirla. En el judaísmo, yo estaba más adelantado que muchos de mis<br />

paisanos de mi misma edad, porque era mucho más estricto <strong>en</strong> conservar las tradiciones de mis<br />

antepasados. Pero Dios me escogió antes que yo naciera, y por su mucho amor me llamó. Cuando él<br />

quiso, me hizo conocer a su Hijo, para que yo anunciara su m<strong>en</strong>saje de salvación <strong>en</strong>tre los no judíos.<br />

Y no fui <strong>en</strong>tonces a consultar con nadie; ni fui tampoco a Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes<br />

que yo. Por el contrario, me dirigí sin tardar a la región de Arabia, y luego volví a Damasco.<br />

Tres años después fui a Jerusalén para conocer a Pedro, con qui<strong>en</strong> estuve quince días. Pero<br />

no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago el hermano del Señor. Les aseguro delante de<br />

Dios que lo que les estoy escribi<strong>en</strong>do es la verdad. Después me dirigí a las regiones de Siria y Cilicia.<br />

En cambio, los hermanos de las iglesias de Cristo que están <strong>en</strong> Judea no me conocían<br />

personalm<strong>en</strong>te. Solam<strong>en</strong>te oían decir: "El que antes nos perseguía, anda ahora predicando el m<strong>en</strong>saje<br />

de fe que <strong>en</strong> otro tiempo quería destruir." Y alababan a Dios por causa mía.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:16-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

"¡Mir<strong>en</strong>! Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean, pues, astutos como<br />

serpi<strong>en</strong>tes, aunque también ing<strong>en</strong>uos como palomas. T<strong>en</strong>gan cuidado, porque los <strong>en</strong>tregarán <strong>en</strong> las<br />

sinagogas y hasta los pres<strong>en</strong>tarán ante gobernadores y reyes por causa mía; así podrán dar testimonio<br />

de mí delante de ellos y de los paganos. Pero cuando los <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a las autoridades, no se<br />

preocup<strong>en</strong> ustedes por lo que han de decir o como han de decirlo, porque cuando les llegue el<br />

mom<strong>en</strong>to de hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes qui<strong>en</strong>es habl<strong>en</strong>, sino que el<br />

Espíritu de su Padre hablará por ustedes.<br />

"Los hermanos <strong>en</strong>tregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se<br />

volverán contra sus padres y los matarán. Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el<br />

que se mant<strong>en</strong>ga firme hasta el fin, será salvo."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

16


La Pres<strong>en</strong>tación Febrero 2<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, humildem<strong>en</strong>te te rogamos que, así como tu Hijo unigénito fue<br />

pres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el templo <strong>en</strong> este día, así seamos pres<strong>en</strong>tados ante ti con corazones puros y limpios, por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Malaquías 3:1-4<br />

El Señor todopoderoso dice: "Voy a <strong>en</strong>viar mi m<strong>en</strong>sajero para que me prepare el camino. El<br />

Señor a qui<strong>en</strong> ustedes están buscando, va a <strong>en</strong>trar de pronto <strong>en</strong> su templo. ¡Ya llega el m<strong>en</strong>sajero<br />

del pacto que ustedes desean!"<br />

Pero ¿quién podrá resistir el día de su v<strong>en</strong>ida? ¿Quién podrá <strong>en</strong>tonces permanecer <strong>en</strong> pie?<br />

Pues llegará como un fuego, para purificarnos; será como un jabón que quitará nuestras manchas.<br />

El Señor se s<strong>en</strong>tará a purificar a los sacerdotes, los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Levi, como qui<strong>en</strong> purifica<br />

la plata y el oro <strong>en</strong> el fuego. Después ellos podrán pres<strong>en</strong>tar su ofr<strong>en</strong>da al Señor, tal como deb<strong>en</strong><br />

hacerlo. El Señor se alegrará <strong>en</strong>tonces de la ofr<strong>en</strong>da de Judá y Jerusalén, igual que se alegraba de<br />

ella <strong>en</strong> otros tiempos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-6 (Página 602 L.O.C.)<br />

l. ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos!*<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2. El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos:*<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3. ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa!*<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4. ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza*<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5. Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes,*<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6. Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte,*<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

17


La Pres<strong>en</strong>tación Febrero 2<br />

EPÍSTOLA Hebreos 2:14-18<br />

Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de<br />

carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que t<strong>en</strong>ía poder para matar, es decir, al diablo.<br />

De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viv<strong>en</strong> como esclavos durante<br />

toda la vida. Pues ciertam<strong>en</strong>te no vino para ayudar a los ángeles, sino a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de<br />

Abraham. Y para eso t<strong>en</strong>ía que ser hecho igual <strong>en</strong> todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de<br />

Dios un sumo sacerdote fiel y compasivo, y para obt<strong>en</strong>er el perdón de los pecados de los hombres por<br />

medio del sacrificio. Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que<br />

también son puestos a prueba.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:22-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando se cumplieron los días <strong>en</strong> que ellos debían purificarse según las ceremonias de la ley<br />

de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para pres<strong>en</strong>társelo al Señor. Lo hicieron así porque <strong>en</strong> la<br />

ley del Señor está escrito: "Todo primer hijo varón será consagrado al Señor." Fueron, pues, a ofrecer<br />

<strong>en</strong> sacrificio lo que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones de paloma.<br />

En aquel tiempo vivía <strong>en</strong> Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Era un hombre justo, que<br />

adoraba a Dios y esperaba la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con Simeón, y le había hecho<br />

saber que no moriría sin ver antes al Mesías, a qui<strong>en</strong> el Señor <strong>en</strong>viaría. Guiado por el Espíritu Santo,<br />

Simeón fue al templo; y cuando los padres del niño Jesús lo llevaron también a él, para cumplir con lo<br />

que la ley ord<strong>en</strong>aba, Simeón lo tomó <strong>en</strong> brazos y alabó a Dios, dici<strong>en</strong>do: "Ahora, Señor, tu promesa<br />

está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera <strong>en</strong> paz. Porque ya he visto la salvación que has<br />

com<strong>en</strong>zado a realizar a la vista de todos los pueblos, la luz que alumbrará a las naciones y que será la<br />

honra de tu pueblo Israel."<br />

El padre y la madre de Jesús se quedaron admirados al oír lo que Simeón decía del niño.<br />

Entonces Simeón les dio su b<strong>en</strong>dición, y dijo a María, la madre de Jesús: -Mira, este niño está<br />

destinado a hacer que muchos <strong>en</strong> Israel caigan o se levant<strong>en</strong>. Él será una señal que muchos<br />

rechazarán, a fin de que las int<strong>en</strong>ciones de muchos corazones qued<strong>en</strong> al descubierto. Pero todo esto<br />

va a ser para ti como una espada que atraviese tu propia alma. También estaba allí una mujer llamada<br />

Ana, que hablaba <strong>en</strong> nombre de Dios y que era hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era ya muy<br />

anciana. Se casó si<strong>en</strong>do muy jov<strong>en</strong> y había vivido con su marido siete años; hacía ya och<strong>en</strong>ta y cuatro<br />

años que se había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con<br />

ayunos y oraciones. Ana se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> aquel mismo mom<strong>en</strong>to, y com<strong>en</strong>zó a dar gracias a Dios y a<br />

hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.<br />

Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a<br />

su propio pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía más fuerte y más sabio, y gozaba del favor de<br />

Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

18


San Matías Febrero 24<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, que <strong>en</strong> lugar de Judas escogiste a tu fiel siervo Matías para ser contado <strong>en</strong>tre<br />

el número de los Doce: Concede que tu <strong>Iglesia</strong>, librada de falsos apóstoles, sea guiada y gobernada<br />

siempre por pastores fieles y verdaderos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo,<br />

<strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 1:15-26<br />

Por aquellos días se reunieron los crey<strong>en</strong>tes, que eran unas ci<strong>en</strong>to veinte personas y Pedro tomó<br />

la palabra y les dijo: "Hermanos, t<strong>en</strong>ía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por medio de David,<br />

ya había dicho <strong>en</strong> la Escritura acerca de Judas, el que sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús. Pues<br />

Judas era uno de los nuestros, y t<strong>en</strong>ía parte <strong>en</strong> nuestro trabajo. Pero fue y compró un terr<strong>en</strong>o con el<br />

dinero que le pagaron por su maldad; luego cayó de cabeza y se rev<strong>en</strong>tó, y se le salieron todos los<br />

intestinos. Cuando los que vivían <strong>en</strong> Jerusalén lo supieron, llamaron a aquel terr<strong>en</strong>o Aceldama, que<br />

<strong>en</strong> su l<strong>en</strong>gua quiere decir: 'Campo de Sangre'. Porque <strong>en</strong> el libro de los Salmos dice:<br />

'Que su casa se vuelva un desierto, y que nadie viva <strong>en</strong> ella. Y dice también: 'Que otro ocupe<br />

su cargo.' "T<strong>en</strong>emos aquí hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo<br />

<strong>en</strong>tre nosotros, desde que fue bautizado por Juan hasta que subió al cielo. Es necesario, pues, que<br />

uno de ellos sea agregado a nosotros, para que junto con nosotros dé testimonio de que Jesús<br />

resucitó." Entonces propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, y llamado también Justo, y a<br />

Matías. Y oraron así: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos cuál de estos dos<br />

has escogido para que tome a su cargo el servicio de apóstol que Judas perdió por su pecado,<br />

cuando se fue al lugar que le correspondía." Las suertes fueron echadas, y cayeron sobre Matías,<br />

qui<strong>en</strong> desde aquel mom<strong>en</strong>to quedó agregado a los once apóstoles.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 15 (Página 498 L.O.C.)<br />

l. Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo?*<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2. El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia,*<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3. El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua,<br />

ni hace mal a su prójimo,*<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

4. Aquel a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado,*<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5. El que jurando <strong>en</strong> daño suyo,*<br />

no por eso cambia.<br />

6. El que presta, no esperando de ello nada,*<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7. El que hace estas cosas,*<br />

no resbalará para siempre.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

19


San Matías Febrero 24<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 3:13-21<br />

Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que si hago es olvidarme de lo que<br />

queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio que<br />

Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús. Todos los que ya poseemos una fe madura,<br />

debemos p<strong>en</strong>sar de esta manera. Si <strong>en</strong> alguna cosa ustedes pi<strong>en</strong>san de otro modo, Dios les hará ver<br />

esto también. Pero, eso sí, debemos vivir de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.<br />

Hermanos, sigan mi ejemplo y fíj<strong>en</strong>se también <strong>en</strong> los que viv<strong>en</strong> según el ejemplo que nosotros<br />

les hemos dado a ustedes. Ya les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas, que hay<br />

muchos que están vivi<strong>en</strong>do como <strong>en</strong>emigos de la cruz de Cristo y que acabarán por ser destruidos.<br />

Su dios son sus propios apetitos, y si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> orgullo de lo que debería darles vergü<strong>en</strong>za. Solo pi<strong>en</strong>san<br />

<strong>en</strong> las cosas de este mundo. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando<br />

que del cielo v<strong>en</strong>ga el salvador, el Señor Jesucristo, que cambiará nuestro cuerpo miserable para<br />

que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que ti<strong>en</strong>e para dominar<br />

todas las cosas<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:L,6-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús continuó: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. El que no<br />

permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recog<strong>en</strong> y se queman <strong>en</strong> el<br />

fuego. "Si ustedes permanec<strong>en</strong> unidos a mí, y si permanec<strong>en</strong> fieles a mis <strong>en</strong>señanzas, pidan lo que<br />

quieran y se les dará. Mi Padre recibe honor cuando ustedes dan mucho fruto y llegan así a ser<br />

verdaderos discípulos míos. Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues,<br />

<strong>en</strong> el amor que les t<strong>en</strong>go. Si obedec<strong>en</strong> mis mandami<strong>en</strong>tos, permanecerán <strong>en</strong> mi amor, así como yo<br />

obedezco los mandami<strong>en</strong>tos de mi Padre y permanezco <strong>en</strong> su amor.<br />

"Les hablo así para que se alegr<strong>en</strong> conmigo y su alegría sea completa. Mi mandami<strong>en</strong>to es<br />

este: Que se am<strong>en</strong> unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede<br />

t<strong>en</strong>er es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hac<strong>en</strong> lo que yo les mando. Ya no los<br />

llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he<br />

dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he<br />

escogido a ustedes y les he <strong>en</strong>cargado que vayan y d<strong>en</strong> mucho fruto, y que ese fruto permanezca.<br />

Así el Padre les dará todo lo que le pidan <strong>en</strong> mi nombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

20


San José Marzo 19<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que de la familia de tu siervo David levantaste a José para ser el guardián de tu<br />

Hijo <strong>en</strong>carnado, y esposo de su virg<strong>en</strong> madre: Danos gracia para imitar su rectitud de vida y su<br />

obedi<strong>en</strong>cia a tus mandatos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA 2 Samuel 7:4,8-l6<br />

Pero aquella misma noche, el Señor se dirigió a Natán y le dijo: "Ve y habla con mi siervo<br />

David, y comunícale que yo, el Señor, he dicho: 'No serás tú qui<strong>en</strong> me construya un templo para que<br />

habite <strong>en</strong> él. Desde el día <strong>en</strong> que saqué de Egipto a los israelitas, hasta el pres<strong>en</strong>te, nunca he habitado<br />

<strong>en</strong> templos, sino que he andado <strong>en</strong> simples ti<strong>en</strong>das de campaña.<br />

Por lo tanto, dile a mi siervo David que yo, el Señor todopoderoso, le digo: 'Yo te saqué del<br />

redil, y te quité de andar tras el rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel; te he acompañado<br />

por donde quiera que has ido, he acabado con todos los <strong>en</strong>emigos que se te <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taron, y te he dado<br />

gran fama, como la que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los hombres importantes de este mundo. Además he preparado un<br />

lugar para mi pueblo Israel, y allí los he instalado para que vivan <strong>en</strong> un sitio propio, donde nadie los<br />

moleste ni los malhechores los opriman como al principio, cuando puse caudillos que gobernaran a mi<br />

pueblo Israel. Yo haré que te veas libre de todos tus <strong>en</strong>emigos. Y te hago saber que te daré<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, y que cuando tu vida llegue a su fin y mueras, yo estableceré a uno de tus<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes y lo confirmaré <strong>en</strong> el reino. Él me construirá un templo, y yo afirmaré su reino para<br />

siempre. Yo le seré un padre, y él me será un hijo. Y cuando cometa una falta, yo lo castigaré y lo<br />

azotaré como todo padre lo hace con su hijo, pero no le retiraré mi bondad como se la retiré a Saúl, al<br />

cual quité para ponerte a ti <strong>en</strong> su lugar. Tu dinastía y tu reino estarán para siempre seguros bajo<br />

mi protección, y también tu trono quedará establecido para siempre.'<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 89:1-4,26-29 (Página 607 L.O.C.)<br />

l. Tu amor, oh Señor, cantaré perpetuam<strong>en</strong>te;*<br />

de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración<br />

anunciaré mi boca tu fidelidad;<br />

2. Porque seguro estoy que tu amor es para siempre;*<br />

<strong>en</strong> los cielos has afirmado tu fidelidad.<br />

3. "Hice pacto con mi escogido;*<br />

juré a David mi siervo, dici<strong>en</strong>do:<br />

4. 'Para siempre confirmaré tu linaje,*<br />

y edificaré tu trono por todas las g<strong>en</strong>eraciones'"<br />

26. Él me invocará: 'Tú eres mi Padre,*<br />

mi Dios, y la roca de mi salvación'.<br />

27. Yo le pondré por primogénito,*<br />

el más excelso de los reyes de la tierra.<br />

28. Sost<strong>en</strong>dré mi amor por él para siempre,*<br />

y mi pacto continuará firme con él.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

21


San José Marzo 19<br />

29. Afirmaré su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia para siempre,*<br />

y su trono como los días de los cielos".<br />

EPÍSTOLA Romanos 4:l3-18<br />

Pues Dios prometió a Abraham y a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes que recibirían el mundo como<br />

her<strong>en</strong>cia, pero esta promesa no les fue hecha porque Abraham hubiera obedecido la ley, sino porque<br />

tuvo fe <strong>en</strong> Dios; y por eso, Dios lo aceptó como justo. Pues si los que han de recibir la her<strong>en</strong>cia son<br />

los que obedec<strong>en</strong> la ley, <strong>en</strong>tonces la fe resultaría cosa inútil y la promesa de Dios perdería su<br />

valor. Porque la ley trae castigo pero donde no hay ley tampoco hay faltas contra la ley.<br />

Por eso, para que la promesa hecha a Abraham fuera firme para todos sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, t<strong>en</strong>ía<br />

que ser un don basado <strong>en</strong> la fe. Es decir, la promesa no es solam<strong>en</strong>te para los que obedec<strong>en</strong> la ley,<br />

sino también para todos los que cre<strong>en</strong> como creyó Abraham. De esa manera, él vi<strong>en</strong>e a ser padre de<br />

todos nosotros, como dice la Escritura: "Te he hecho padre de muchas naciones. Este es el Dios <strong>en</strong><br />

qui<strong>en</strong> Abraham creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no exist<strong>en</strong>. Cuando<br />

ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser "padre de muchas naciones",<br />

conforme a lo que Dios le había dicho: "Así será el número de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 2:41-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando<br />

Jesús cumplió doce años, fueron allá todos ellos, como era costumbre <strong>en</strong> esa fiesta. Pero pasados<br />

aquellos días, cuando volvían a casa, el niño Jesús se quedó <strong>en</strong> Jerusalén, sin que sus padres se<br />

dieran cu<strong>en</strong>ta. P<strong>en</strong>sando que Jesús iba <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te, hicieron un día de camino; pero luego, al<br />

buscarlo <strong>en</strong>tre los pari<strong>en</strong>tes y conocidos, no lo <strong>en</strong>contraron. Así que regresaron a Jerusalén para<br />

buscarlo allí.<br />

Al cabo de tres días lo <strong>en</strong>contraron <strong>en</strong> el templo, s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong>tre los maestros de la ley,<br />

escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que le oían se admiraban de su intelig<strong>en</strong>cia y de<br />

sus respuestas. Cuando sus padres le vieron se sorpr<strong>en</strong>dieron; y su madre le dijo: -Hijo mío, ¿por qué<br />

nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando ll<strong>en</strong>os de angustia. Jesús les contestó:<br />

-¿Por qué me buscaban? ¿No sab<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go que estar <strong>en</strong> la casa de mi Padre? Pero ellos no<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron lo que les decía. Entonces volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndoles<br />

<strong>en</strong> todo. Su madre guardaba todo esto <strong>en</strong> su corazón. Y Jesús seguía creci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cuerpo y m<strong>en</strong>te,<br />

y gozaba del favor de Dios y de los hombres.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

22


La Anunciación Marzo 25<br />

COLECTA<br />

Derrama tu gracia <strong>en</strong> nuestros corazones, oh Señor, para que los que hemos conocido la<br />

<strong>en</strong>carnación de tu Hijo Jesucristo, anunciada por un ángel a María la Virg<strong>en</strong>, seamos llevados por la<br />

cruz y pasión de Cristo a la gloria de su resurrección; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 7:10-14<br />

El Señor dijo también a Acaz: "Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal,<br />

ya sea abajo <strong>en</strong> lo más profundo o arriba <strong>en</strong> lo más alto." Acaz contestó: "No, yo no voy a poner a<br />

prueba al Señor pidiéndole una señal."<br />

Entonces Isaías dijo: "Escuch<strong>en</strong> ustedes, los de la casa real de David. ¿Les parece poco<br />

molestar a los hombres, que quier<strong>en</strong> también molestar a mi Dios? Pues el Señor mismo les va a dar<br />

una señal: La jov<strong>en</strong> está <strong>en</strong>cinta y va a t<strong>en</strong>er un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 40:5-10 (Página 537 L.O.C.)<br />

5. ¡Cuántas maravillas has hecho, oh Señor Dios mío,<br />

cuántos planes <strong>en</strong> favor nuestro!*<br />

Nadie se te puede comparar.<br />

6. Si yo pudiera anunciarlos y hablar de ellos,*<br />

pero no pued<strong>en</strong> ser contados.<br />

7. Sacrificio y ofr<strong>en</strong>da no te agradan;*<br />

(tú me has dado oídos para escucharte);<br />

8. Holocausto y sacrificio para expiación no has demandado,*<br />

y <strong>en</strong>tonces dije: "He aquí, yo v<strong>en</strong>go.<br />

9. En el rollo está escrito de mí:*<br />

'El hacer tu voluntad, Dios mío, me has agradado;<br />

tu ley está <strong>en</strong> lo profundo de mi corazón'".<br />

l0. He anunciado justicia <strong>en</strong> la gran asamblea;*<br />

he aquí, no refr<strong>en</strong>e mis labios,<br />

y esto, oh Señor, tú lo sabes.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:5-10<br />

Por eso Cristo, al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el mundo, dijo a Dios: "No quieres sacrificio ni ofr<strong>en</strong>das, sino<br />

que me has dado un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las ofr<strong>en</strong>das para quitar el pecado.<br />

Entonces dije: 'Aquí estoy, tal como está escrito de mí <strong>en</strong> el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios.'"<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

23


La Anunciación Marzo 25<br />

En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofr<strong>en</strong>das de animales,<br />

ni holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después<br />

añade: "Aquí v<strong>en</strong>go para hacer tu voluntad." Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone <strong>en</strong><br />

su lugar uno nuevo. Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su<br />

propio cuerpo <strong>en</strong> sacrificio una sola vez y para siempre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:26-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a<br />

visitar a una mujer virg<strong>en</strong> llamada María, que estaba comprometida para casarse con un hombre<br />

llamado José, desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David. El ángel <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el lugar donde ella estaba, y le dijo: --<br />

¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo. Cuando vio al ángel, se sorpr<strong>en</strong>dió de sus<br />

palabras, y se preguntaba qué significaba aquel saludo. El ángel le dijo: -María, no t<strong>en</strong>gas miedo,<br />

pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar <strong>en</strong>cinta: t<strong>en</strong>drás un hijo, y le pondrás por nombre<br />

Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará rey, como<br />

a su antepasado David, para que reine por siempre <strong>en</strong> la nación de Israel. Su reinado no t<strong>en</strong>drá fin.<br />

María preguntó al ángel: --¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre? El ángel<br />

le contestó:<br />

El Espíritu Santo v<strong>en</strong>drá sobre ti, y el poder del Dios altísimo descansará sobre ti como una<br />

nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu pari<strong>en</strong>ta<br />

Isabel va a t<strong>en</strong>er un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía t<strong>en</strong>er hijos, está <strong>en</strong>cinta<br />

desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible. Entonces María dijo: -Yo soy esclava del<br />

Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel se fue.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

24


San Marcos Abril 25<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, que por la mano del evangelista Marcos has <strong>en</strong>tregado a tu <strong>Iglesia</strong> el<br />

Evangelio de Jesucristo el Hijo de Dios. Te damos gracias por este testimonio, y te rogamos nos<br />

mant<strong>en</strong>gas firmes <strong>en</strong> su verdad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:7-10<br />

¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae bu<strong>en</strong>as noticias, al que trae noticias de<br />

paz, al que anuncia la liberación y dice a Sión: "Tu Dios es rey"! ¡Escucha! Tus c<strong>en</strong>tinelas<br />

levantan la voz y a una dan gritos de triunfo, porque v<strong>en</strong> con sus propios ojos cómo vuelve el Señor a<br />

Sión. ¡Estall<strong>en</strong> <strong>en</strong> gritos de triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha t<strong>en</strong>ido compasión de su<br />

pueblo, ha liberado a Jerusalén! El Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por<br />

toda la tierra se sabrá que nuestro Dios nos ha salvado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 2:7-10 (Página 486 L.O.C.)<br />

7. Yo publicaré el decreto:*<br />

El Señor me ha dicho: "Mi hijo eres tú;<br />

yo te <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dré hoy.<br />

8. Pídeme, y te daré por her<strong>en</strong>cia las naciones,*<br />

y como posesión tuya los confines de la tierra.<br />

9. Los quebrantarás con vara de hierro,*<br />

como vasija de alfarero los desm<strong>en</strong>uzarás".<br />

l0. Ahora, pues, oh reyes, sean prud<strong>en</strong>tes;*<br />

admitan amonestación, jueces de la tierra.<br />

EPÍSTOLA Efesios 4:7-8,11-16<br />

Pero cada uno de nosotros ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar. Por eso, la<br />

Escritura dice: "Subió al cielo llevando consigo a los cautivos, y dio dones a los hombres." Y él<br />

mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el m<strong>en</strong>saje de salvación y a<br />

otros ser pastores y maestros. Así preparó a los suyos para un trabajo de servicio, para hacer crecer el<br />

cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos <strong>en</strong> la fe y <strong>en</strong> el conocimi<strong>en</strong>to del Hijo de<br />

Dios. De ese modo alcanzaremos la madurez y el desarrollo que correspond<strong>en</strong> a la estatura perfecta de<br />

Cristo. Ya no seremos como niños, que cambian fácilm<strong>en</strong>te de parecer y que son arrastrados por el<br />

vi<strong>en</strong>to de cualquier nueva <strong>en</strong>señanza hasta dejarse <strong>en</strong>gañar por g<strong>en</strong>te astuta que anda por caminos<br />

equivocados. Más bi<strong>en</strong>, hablando la verdad <strong>en</strong> un espíritu de amor, debemos crecer <strong>en</strong> todo hacia<br />

Cristo, que es la cabeza del cuerpo.<br />

Y por Cristo el cuerpo <strong>en</strong>tero se ajusta y se liga bi<strong>en</strong> mediante la unión <strong>en</strong>tre sí de todas sus<br />

partes; y cuando cada parte funciona bi<strong>en</strong>, todo va creci<strong>en</strong>do y desarrollándose <strong>en</strong> amor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

25


San Marcos Abril 25<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 1:1-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Principio de la bu<strong>en</strong>a noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. El profeta Isaías había escrito: “Envío<br />

mi m<strong>en</strong>sajero delante de ti, para que te prepare el camino. Una voz grita <strong>en</strong> el desierto”: Prepar<strong>en</strong> el<br />

camino del Señor; ábranle un camino recto.’”<br />

Sucedió que Juan se pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> el desierto bautizando a la g<strong>en</strong>te; les decía que debían volverse a<br />

Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados. Todos los de la región de Judea y de la<br />

ciudad de Jerusalén salían a oírlo. Confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba <strong>en</strong> el río Jordán. La<br />

ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y<br />

comía langostas y miel del monte. En su proclamación decía: “Después de mí vi<strong>en</strong>e uno más poderoso<br />

que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he<br />

bautizado a ustedes con agua; pero él los bautizará con el Espíritu Santo.”<br />

Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, que está <strong>en</strong> la región de Galilea, y Juan lo bautizó <strong>en</strong> el<br />

Jordán. En el mom<strong>en</strong>to de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él<br />

como una paloma. Y se oyó una voz del cielo, que decía : “Tú eres mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido.”<br />

Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí estuvo cuar<strong>en</strong>ta días, vivi<strong>en</strong>do <strong>en</strong>tre las fieras<br />

y si<strong>en</strong>do puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían. Después que metieron a Juan <strong>en</strong> la<br />

cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las bu<strong>en</strong>as noticias de parte de Dios. Decía: “Ha llegado el<br />

tiempo, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acept<strong>en</strong> con fe sus bu<strong>en</strong>as noticias.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

o SAN MARCOS 16:15-20<br />

Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a todos este m<strong>en</strong>saje de salvación. El que<br />

crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será cond<strong>en</strong>ado. Y estas señales acompañarán a<br />

los que cre<strong>en</strong>: <strong>en</strong> mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas l<strong>en</strong>guas; tomarán <strong>en</strong> las manos<br />

serpi<strong>en</strong>tes; y si beb<strong>en</strong> algo v<strong>en</strong><strong>en</strong>oso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los<br />

<strong>en</strong>fermos, y estos sanarán." Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se s<strong>en</strong>tó a la<br />

derecha de Dios. Ellos salieron a anunciar el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y<br />

confirmaba el m<strong>en</strong>saje acompañándolo con señales milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

26


San Felipe y Santiago Mayo 1<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que diste gracia y fortaleza a tus apóstoles Felipe y Santiago para dar<br />

testimonio de la verdad: Concede que, recordando su victoria de fe, glorifiquemos, tanto <strong>en</strong> la vida<br />

como <strong>en</strong> la muerte, el Nombre de nuestro Señor Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 30:18-21<br />

Pero el Señor los espera, para t<strong>en</strong>er compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su<br />

amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que esperan <strong>en</strong> él!<br />

Pueblo de Sión, que vives es Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor t<strong>en</strong>drá compasión de ti al oír<br />

que gritas pidi<strong>en</strong>do ayuda, y ap<strong>en</strong>as te oiga, te responderá. Y aunque el Señor te dé el pan del<br />

sufrimi<strong>en</strong>to y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más; con tus propios ojos<br />

lo verás. Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: "Por<br />

aquí es el camino, vayan por aquí."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:33-40 (Página 657 L.O.C.)<br />

33. Enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutos,*<br />

y lo guardaré hasta el fin.<br />

34. Dame <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y guardaré tu ley;*<br />

la cumpliré de todo corazón.<br />

35. Guíame por la s<strong>en</strong>da de tus mandami<strong>en</strong>tos,*<br />

porque ése es mi deseo.<br />

36. Inclina mi corazón a tus decretos,*<br />

y no a las ganancias injustas.<br />

37. Aparta mis ojos, que no mir<strong>en</strong> lo que es inútil;*<br />

vivifícame <strong>en</strong> tus caminos.<br />

38. Cumple tu promesa a tu siervo,*<br />

la que haces a los que te tem<strong>en</strong>.<br />

39. Quita de mí el oprobio que temo,*<br />

porque bu<strong>en</strong>os son tus juicios.<br />

40. He aquí, anhelo tus mandami<strong>en</strong>tos;*<br />

<strong>en</strong> tu justicia, preserva mi vida.<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 4:1-6<br />

Por eso no nos desanimamos, porque Dios, <strong>en</strong> su misericordia, nos ha <strong>en</strong>cargado este trabajo.<br />

Hemos rechazado las cosas vergonzosas que se hac<strong>en</strong> a escondidas; y no actuamos con astucia ni<br />

falseamos el m<strong>en</strong>saje de Dios. Al contrario, decimos solam<strong>en</strong>te la verdad, y de esta manera nos<br />

recom<strong>en</strong>damos a la conci<strong>en</strong>cia de todos delante de Dios. Y si el m<strong>en</strong>saje de salvación que<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

27


San Felipe y Santiago Mayo 1<br />

predicamos es oscuro, lo es solam<strong>en</strong>te para los que se pierd<strong>en</strong>. Pues como ellos no cre<strong>en</strong>, el dios de<br />

este mundo los ha hecho ciegos de <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, para que no vean la brillante luz del evangelio<br />

del Cristo glorioso, imag<strong>en</strong> viva de Dios. No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo<br />

como Señor; nosotros nos declaramos simplem<strong>en</strong>te servidores de ustedes por amor a Jesús. Porque<br />

el mismo Dios que mandó que la luz brotara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz <strong>en</strong><br />

nuestro corazón, para que por medio de ella podamos conocer la gloria de Dios que brilla <strong>en</strong> la cara de<br />

Jesucristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:6-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús le contestó: -Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solam<strong>en</strong>te por mí se puede llegar al<br />

Padre. Si ustedes me conoc<strong>en</strong> a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conoc<strong>en</strong> desde ahora, pues<br />

lo han estado vi<strong>en</strong>do. Felipe le dijo <strong>en</strong>tonces: -Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta.<br />

Jesús le contestó:<br />

--Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ve a<br />

mí, ve al Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el<br />

Padre está <strong>en</strong> mí? Las cosas que les digo, no las digo por mi propia cu<strong>en</strong>ta. El Padre, que vive <strong>en</strong><br />

mí, es el que hace su propio trabajo. Créanme que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí; si no,<br />

crean al m<strong>en</strong>os por lo que hago. Les aseguro que el que cree <strong>en</strong> mí hará también las obras que yo hago;<br />

y hará también otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre. Y todo lo que<br />

ustedes pidan <strong>en</strong> mi nombre, yo lo haré, para que por el Hijo se muestre la gloria del padre. Yo haré<br />

cualquier cosa que <strong>en</strong> mi nombre ustedes me pidan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

28


La Visitación Mayo 31<br />

COLECTA<br />

Padre celestial, por tu gracia la virg<strong>en</strong> madre de tu Hijo <strong>en</strong>carnado fue b<strong>en</strong>dita al llevarlo <strong>en</strong><br />

su s<strong>en</strong>o, y aún más b<strong>en</strong>dita al guardar tu palabra: Concede a los que honramos la exaltación de su<br />

humildad que sigamos el ejemplo de su devoción a tu voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Sofonías 3:14-18a<br />

¡Canta, ciudad de Sión! ¡Da voces de alegría, pueblo de Israel! ¡Alégrate, Jerusalén,<br />

alégrate de todo corazón! El Señor ha retirado la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra ti y ha rechazado a tus <strong>en</strong>emigos.<br />

El Señor, el Rey de Israel, está <strong>en</strong> medio de ti, ya no t<strong>en</strong>drás que temer mal alguno. En aquel<br />

tiempo se dirá a Jerusalén: "¡No t<strong>en</strong>gas miedo, Sión, ni dejes que tus manos qued<strong>en</strong> sin fuerzas!"<br />

El Señor tu Dios está <strong>en</strong> medio de ti; ¡él es poderoso, y te salvará! El Señor estará cont<strong>en</strong>to de ti.<br />

Con su amor te dará nueva vida <strong>en</strong> su alegría cantará como <strong>en</strong> día de fiesta.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 113 (Página 647 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Alab<strong>en</strong> las obras del Señor;*<br />

alab<strong>en</strong> el Nombre del Señor.<br />

2. Sea b<strong>en</strong>dito el Nombre del Señor,*<br />

desde ahora y para siempre.<br />

3. Desde el nacimi<strong>en</strong>to del sol hasta donde se pone,*<br />

sea alabado el Nombre del Señor.<br />

4. Excelso sobre todas las naciones es el Señor,*<br />

sobre los cielos su gloria.<br />

5. ¿Quién como el Señor nuestro Dios,<br />

que se si<strong>en</strong>ta <strong>en</strong>tronizado <strong>en</strong> las alturas,*<br />

mas se humilla a mirar a los cielos y a la tierra?<br />

6. Él levanta del polvo al desvalido,*<br />

y al m<strong>en</strong>esteroso alza del muladar,<br />

7. Para s<strong>en</strong>tarlos con los príncipes,*<br />

con los príncipes de su pueblo.<br />

8. Él hace que la mujer estéril*<br />

sea madre gozosa de hijos.<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:12-17<br />

Dios los ama a ustedes y los ha escogido para que pert<strong>en</strong>ezcan a su pueblo. Vivan, pues,<br />

revestidos de verdadera compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paci<strong>en</strong>cia. T<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia<br />

unos con otros, y perdón<strong>en</strong>se si alguno ti<strong>en</strong>e una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó,<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

29


La Visitación Mayo 31<br />

perdon<strong>en</strong> también ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que es el perfecto lazo de unión. Y que la<br />

paz de Cristo dirija sus corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo.<br />

Y sean agradecidos.<br />

Que el m<strong>en</strong>saje de Cristo esté siempre pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus corazones. Instrúyanse y<br />

aním<strong>en</strong>se unos a otros con toda sabiduría. Con profunda gratitud cant<strong>en</strong> a Dios salmos, himnos y<br />

canciones espirituales. Y todo lo que hagan o digan, háganlo <strong>en</strong> el nombre del Señor Jesús, dando<br />

gracias a Dios el Padre por medio de él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:39-49<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura<br />

se le movió <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>tre, y ella quedó ll<strong>en</strong>a del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo:<br />

--¡Dios te ha b<strong>en</strong>decido más que a todas las mujeres, y ha b<strong>en</strong>decido a tu hijo! ¿Quién soy<br />

yo, para que v<strong>en</strong>ga a visitarme la madre de mi Señor? Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se<br />

movió de alegría <strong>en</strong> mi vi<strong>en</strong>tre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el<br />

Señor te ha dicho! María dijo: "Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra <strong>en</strong><br />

Dios mi Salvador. Porque Dios ha puesto sus ojos <strong>en</strong> mí, su humilde esclava, y desde ahora<br />

siempre me llamarán dichosa; porque el todopoderoso ha hecho <strong>en</strong> mí grandes cosas. ¡Santo es su<br />

nombre!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

30


San Bernabé Junio 11<br />

COLECTA<br />

Concéd<strong>en</strong>os, oh Dios, que sigamos el ejemplo de tu fiel siervo Bernabé, que no buscaba su<br />

propio provecho sino el bi<strong>en</strong>estar de tu <strong>Iglesia</strong>, y ofrecía g<strong>en</strong>erosam<strong>en</strong>te sus bi<strong>en</strong>es y su vida para el<br />

socorro de los pobres y la propagación del Evangelio; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:5-12<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que<br />

da vida y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé<br />

por la mano, para que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi<br />

pacto con el pueblo, luz de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la<br />

cárcel, del calabozo donde viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré<br />

que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo<br />

lo que antes anuncié, y ahora voy a anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que<br />

aparezcan."<br />

Cant<strong>en</strong> al Señor un canto nuevo; desde lo más lejano de la tierra aláb<strong>en</strong>le qui<strong>en</strong>es navegan por<br />

el mar y los animales que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, los países del mar y sus habitantes. Que se alegr<strong>en</strong> el<br />

desierto y sus ciudades y los campam<strong>en</strong>tos de la tribu de Cedar. Que cant<strong>en</strong> de gozo los habitantes de<br />

Sela; que alc<strong>en</strong> la voz desde las cumbres de los montes. Que d<strong>en</strong> gloria al Señor y proclam<strong>en</strong> su<br />

alabanza <strong>en</strong> los países del mar.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 112 (Página 647 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano,*<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos!<br />

2. Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;*<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3. Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa,*<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4. La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos;*<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5. Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan,*<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6. Por eso jamás tropezarán;*<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7. No temerán las malas noticias;*<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8. Firme está su corazón, y no temerá,*<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

31


San Bernabé Junio 11<br />

9. Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre;*<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

l0. Los malvados, al verlo, se <strong>en</strong>furecerán;<br />

crujirán los di<strong>en</strong>tes, y se consumirán;*<br />

el deseo de los malvados fracasará.<br />

EPÍSTOLA Hechos 11:19-30, 13:1-3<br />

Después de la muerte de Esteban, com<strong>en</strong>zaron a perseguir a los crey<strong>en</strong>tes, por lo que algunos<br />

tuvieron que huir a F<strong>en</strong>icia, Chipre y Antioquía. Allí anunciaron a los judíos el m<strong>en</strong>saje del<br />

evangelio, pero no a los demás. Sin embargo, algunos crey<strong>en</strong>tes de Chipre y de Cir<strong>en</strong>e llegaron a la<br />

ciudad de Antioquía y hablaron también a los no judíos, anunciándoles las bu<strong>en</strong>as noticias acerca de<br />

Jesús, el Señor. El poder del Señor estaba con ellos, y así fueron muchos los que dejaron sus antiguas<br />

cre<strong>en</strong>cias y creyeron <strong>en</strong> el Señor.<br />

Los de la iglesia de Jerusalén, al conocer esta noticia, mandaron a Bernabé a Antioquía. Al<br />

llegar, Bernabé vio como Dios los había b<strong>en</strong>decido, y se alegró mucho. Les aconsejó a todos que con<br />

corazón firme siguieran fieles al Señor. Porque Bernabé era un hombre bu<strong>en</strong>o, ll<strong>en</strong>o del Espíritu<br />

Santo y de fe. Y así mucha g<strong>en</strong>te se unió al Señor. Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a<br />

Saulo, y cuando lo <strong>en</strong>contró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año <strong>en</strong>tero,<br />

<strong>en</strong>señando a mucha g<strong>en</strong>te. Fue <strong>en</strong> Antioquía donde por primera vez se les dio a los discípulos el<br />

nombre de cristianos.<br />

Por aquel tiempo, unos profetas fueron de Jerusalén a Antioquía. Y uno de ellos, llamado<br />

Agabo, puesto de pie y por inspiración del Espíritu, anunció que iba a haber una gran hambre <strong>en</strong> todo el<br />

país, lo cual sucedió, <strong>en</strong> efecto, <strong>en</strong> tiempos del emperador Claudio, Entonces los crey<strong>en</strong>tes de<br />

Antioquía decidieron <strong>en</strong>viar ayuda a los hermanos que vivían <strong>en</strong> Judea, según lo que cada uno pudiera<br />

dar. Así lo hicieron, y por medio de Bernabé y Saulo mandaron una ofr<strong>en</strong>da a los ancianos de Judea.<br />

En la iglesia que estaba <strong>en</strong> Antioquía había profetas y maestros. Eran Bernabé, Simón (al que<br />

también llamaban el Negro), Lucio de Cir<strong>en</strong>e, Mana<strong>en</strong> (que se había criado junto con Herodes, el que<br />

gobernó <strong>en</strong> Galilea) y Saulo. Un día, mi<strong>en</strong>tras estaban celebrando el culto al Señor y ayunando, el<br />

Espíritu Santo dijo: "Sepár<strong>en</strong>me a Bernabé y a Saulo para el trabajo al cual los he llamado."<br />

Entonces, después de orar y ayunar, les impusieron las manos y los despidieron.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:7-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Vayan y anunci<strong>en</strong> que el reino de Dios se ha acercado. San<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos, resucit<strong>en</strong> a los<br />

muertos, limpi<strong>en</strong> de su <strong>en</strong>fermedad a los leprosos y expuls<strong>en</strong> a los demonios. Ustedes, recibieron<br />

gratis este poder; no cobr<strong>en</strong> tampoco por emplearlo. "No llev<strong>en</strong> oro ni plata ni cobre ni bolsa para el<br />

camino. No llev<strong>en</strong> ropa de repuesto ni sandalias ni bastón, pues el trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su<br />

alim<strong>en</strong>to.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

32


San Bernabé Junio 11<br />

Cuando llegu<strong>en</strong> ustedes a un pueblo o aldea, busqu<strong>en</strong> alguna persona de confianza y<br />

quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> su casa hasta que se vayan de allí. Al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la casa, salud<strong>en</strong> a los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> ella.<br />

Si la g<strong>en</strong>te de la casa lo merece, su deseo de paz se cumplirá; pero si no lo merece, no se cumplirá. Y<br />

si no los recib<strong>en</strong> ni los quier<strong>en</strong> oír, salgan de la casa o del pueblo y sacúdanse el polvo de los pies.<br />

Les aseguro que <strong>en</strong> el día del juicio el castigo para ese pueblo será peor que para la g<strong>en</strong>te de la región<br />

de Sodoma y Gomorra. "¡Mir<strong>en</strong>! Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean,<br />

pues, astutos como serpi<strong>en</strong>tes aunque también ing<strong>en</strong>uos como palomas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

33


Natividad de San Juan Bautista Junio 24<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, por cuya provid<strong>en</strong>cia nació maravillosam<strong>en</strong>te tu siervo Juan el Bautista, y<br />

fue <strong>en</strong>viado a preparar el camino de tu Hijo nuestro Salvador, predicando el arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to: Haz que<br />

sigamos de tal manera su <strong>en</strong>señanza y santa vida que verdaderam<strong>en</strong>te nos arrepintamos según su<br />

predicación, y que, a ejemplo suyo, constantem<strong>en</strong>te hablemos la verdad, audazm<strong>en</strong>te reprochemos el<br />

vicio y paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te suframos por causa de la verdad; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive<br />

y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 40:1-11<br />

El Dios de ustedes dice: "Consuel<strong>en</strong>, consuel<strong>en</strong> a mi pueblo; habl<strong>en</strong> con cariño a Jerusalén y<br />

díganle que su esclavitud ha terminado, que ya ha pagado por sus faltas, que ya ha recibido de mi<br />

mano el doble del castigo por todos sus pecados." Una voz grita: "Prepar<strong>en</strong> al Señor un camino <strong>en</strong><br />

el desierto, trac<strong>en</strong> para nuestro Dios una calzada recta <strong>en</strong> la región estéril. Rell<strong>en</strong><strong>en</strong> todas las<br />

cañadas, allan<strong>en</strong> los cerros y las colinas, conviertan la región quebrada y montañosa <strong>en</strong> llanura<br />

completam<strong>en</strong>te lisa. Entonces mostrará el Señor su gloria, y todos los hombres juntos la verán. El<br />

Señor mismo lo ha dicho."<br />

Una voz dice: "Grita", y yo pregunto: "¿Qué debo gritar? "Que todo hombre es como hierba,<br />

¡tan firme como una flor del campo! La hierba se seca y la flor se marchita cuando el soplo del Señor<br />

pasa sobre ellas. Ciertam<strong>en</strong>te la g<strong>en</strong>te es como hierba. La hierba se seca y la flor se marchita, pero<br />

la palabra de nuestro Dios permanece firme para siempre." Súbete, Sión, a la cumbre de un monte,<br />

levanta con fuerza tu voz para anunciar una bu<strong>en</strong>a noticia. Levanta sin miedo la voz, Jerusalén,<br />

anuncia a las ciudades de Judá: "¡Aquí está el Dios de ustedes!" Llega ya el Señor con poder,<br />

sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo. Trae a su pueblo después de haberlo rescatado. Vi<strong>en</strong>e<br />

como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos <strong>en</strong> sus brazos, los lleva junto al pecho y<br />

ati<strong>en</strong>de con cuidado a las recién paridas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 85:7-13 (Página 603 L.O.C.)<br />

7. Señor, muéstranos tu misericordia,*<br />

y concéd<strong>en</strong>os tu salvación.<br />

8. Escucharé lo que dice el Señor Dios;*<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9. Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

l0. La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron;*<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

ll. La verdad brotará de la tierra,*<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

l2. En verdad el Señor dará la lluvia,*<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

34


Natividad de San Juan Bautista Junio 24<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

l3. La justicia irá delante de él,*<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

EPÍSTOLA Hechos 13:14b-26<br />

Allí, el día de reposo, <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la sinagoga y se s<strong>en</strong>taron. Después de leer <strong>en</strong> los libros de la<br />

ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga los invitaron: -- Hermanos, si ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algo que decir<br />

para dar ánimo a la g<strong>en</strong>te, díganlo ahora. Entonces Pablo se levantó y, pidiéndoles con la mano que<br />

guardaran sil<strong>en</strong>cio, dijo: - Escuch<strong>en</strong> ustedes, israelitas, y también ustedes, los extranjeros que ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

temor de Dios. El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros antepasados; hizo de ellos una nación<br />

grande cuando todavía estaban vivi<strong>en</strong>do como extranjeros <strong>en</strong> Egipto, y después, con su poder, los<br />

sacó de aquella tierra. Dios soportó su conducta <strong>en</strong> el desierto unos cuar<strong>en</strong>ta años, y destruyó siete<br />

naciones <strong>en</strong> el país de Canaán, para dar sus tierras a nuestros antepasados. Todo esto duró unos<br />

cuatroci<strong>en</strong>tos cincu<strong>en</strong>ta años.<br />

"Después les dio caudillos, hasta los días del profeta Samuel. Entonces ellos pidieron un rey<br />

que los gobernara, y Dios, durante cuar<strong>en</strong>ta años, les dio como rey a Saúl, hijo de Cis, que era de la<br />

tribu de B<strong>en</strong>jamín. Más tarde, Dios quitó de su puesto a Saúl, y les dio por rey a David, de qui<strong>en</strong><br />

dijo: 'He <strong>en</strong>contrado que David, hijo de Isaí, es un hombre que me agrada y que está dispuesto a hacer<br />

todo lo que yo quiero. Uno de los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de este mismo David fue Jesús, a qui<strong>en</strong> Dios <strong>en</strong>vió<br />

para salvar a Israel, como había prometido. Antes que Jesús viniera, Juan anunciaba el m<strong>en</strong>saje a todo<br />

el pueblo de Israel, diciéndoles que debían volverse a Dios y ser bautizados. Y cuando Juan se iba<br />

acercando al fin de su vida, dijo: 'Yo no soy lo que ustedes pi<strong>en</strong>san; pero después de mí vi<strong>en</strong>e uno a<br />

qui<strong>en</strong> yo ni siquiera merezco desatarle las sandalias de los pies.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:57-80<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al cumplirse el tiempo <strong>en</strong> que Isabel debía dar a luz, tuvo un hijo. Sus vecinos y pari<strong>en</strong>tes<br />

fueron a felicitarla cuando supieron que el Señor había sido tan bu<strong>en</strong>o con ella. A los ocho días,<br />

llevaron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. Pero su madre dijo:<br />

--No. Ti<strong>en</strong>e que llamarse Juan. Le contestaron: --No hay nadie <strong>en</strong> tu familia con ese nombre.<br />

Entonces preguntaron por señas al padre del niño, para saber que nombre quería ponerle. El padre<br />

pidió una tabla para escribir, y escribió: 'Su nombre es Juan.' Y todos se quedaron admirados.<br />

En aquel mismo mom<strong>en</strong>to Zacarías volvió a hablar, y com<strong>en</strong>zó a alabar a Dios. Todos los vecinos<br />

estaban asombrados, y <strong>en</strong> toda la región montañosa de Judea se contaba lo sucedido. Todos los que<br />

lo oían se preguntaban a sí mismos: " ¿Qué llegará a ser este niño?" Porque ciertam<strong>en</strong>te el Señor<br />

mostraba su poder <strong>en</strong> favor de él.<br />

Zacarías, el padre del niño, ll<strong>en</strong>o del Espíritu Santo y hablando <strong>en</strong> nombre de Dios, dijo:<br />

"¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha v<strong>en</strong>ido a salvar a su pueblo! Nos ha <strong>en</strong>viado un<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

35


Natividad de San Juan Bautista Junio 24<br />

poderoso salvador, un desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te de David, su siervo. Esto es lo que había prometido <strong>en</strong> el pasado<br />

por medio de sus santos profetas: que nos salvaría de nuestros <strong>en</strong>emigos y de todos los que nos odian,<br />

que t<strong>en</strong>dría compasión de nuestros antepasados y que no se olvidaría de su santo pacto. Y este es el<br />

juram<strong>en</strong>to que había hecho a nuestro padre Abraham: que nos libraría de nuestros <strong>en</strong>emigos, para<br />

servirle a él sin temor alguno y estar <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, con rectitud y santidad, todos los días de<br />

nuestra vida. En cuanto a ti, hijito mío, serás llamado profeta del Dios altísimo, porque irás delante<br />

del Señor preparando sus caminos, para hacer saber a su pueblo que Dios les perdona sus pecados y les<br />

da la salvación. Porque nuestro Dios, <strong>en</strong> su gran misericordia, nos trae de lo alto el sol de un nuevo<br />

día, para dar luz a los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la más profunda oscuridad, para dirigir nuestros pasos por el<br />

camino de la paz."<br />

El niño crecía y se hacía fuerte espiritualm<strong>en</strong>te, y vivió <strong>en</strong> los desiertos hasta el día <strong>en</strong> que se dio a<br />

conocer a los israelitas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

36


San Pedro y San Pablo Junio 29<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, cuyos b<strong>en</strong>ditos apóstoles Pedro y Pablo te glorificaron con su martirio:<br />

Concede que tu <strong>Iglesia</strong>, instruida por su <strong>en</strong>señanza y ejemplo, y <strong>en</strong>trelazada <strong>en</strong> unidad por tu<br />

Espíritu, permanezca siempre firme sobre el único cimi<strong>en</strong>to, que es Jesucristo nuestro Señor; que<br />

vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Ezequiel 34:11-16<br />

"Yo, el Señor, digo: Yo mismo voy a <strong>en</strong>cargarme del cuidado de mi rebaño. Como el pastor<br />

que se preocupa por sus ovejas cuando están dispersas, así me preocuparé yo de mis ovejas; las<br />

rescataré de los lugares por donde se dispersaron <strong>en</strong> un día oscuro y de torm<strong>en</strong>ta. Las sacaré de los<br />

países extranjeros, las reuniré y las llevaré a su propia tierra. Las llevaré a comer a los montes de<br />

Israel, y por los arroyos, y por todos los lugares habitados del país. Las llevaré a comer los mejores<br />

pastos, <strong>en</strong> los pastizales de las altas montañas de Israel. Allí podrán descansar y comer los pastos<br />

más ricos. Yo mismo seré el pastor de mis ovejas, yo mismo las llevaré a descansar. Yo, el Señor, lo<br />

afirmo. Buscaré a las ovejas perdidas, traeré a las extraviadas, v<strong>en</strong>daré a las que t<strong>en</strong>gan alguna<br />

pata rota, ayudaré a las gordas y fuertes. Yo las cuidaré como es debido.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 87 (Página 605 L.O.C.)<br />

l. En el monte santo está la ciudad que él fundó;*<br />

ama el Señor las puertas de Sión<br />

más que todas las moradas de Jacob.<br />

2. De ti se dic<strong>en</strong> cosas gloriosas,*<br />

oh ciudad de nuestro Dios.<br />

3. Cu<strong>en</strong>to a Egipto y a Babilonia <strong>en</strong>tre los que me conoc<strong>en</strong>;*<br />

he aquí, Filistea, Tiro y Etiopía:<br />

<strong>en</strong> Sión fueron nacidos.<br />

4. De Sión se dirá: "Todos han nacido <strong>en</strong> ella,*<br />

y el Altísimo mismo la sost<strong>en</strong>drá".<br />

5. El Señor escribirá <strong>en</strong> el registro de los pueblos:*<br />

"Estos también nacieron allí".<br />

6. Los cantores y los que danzan dirán:*<br />

"Todas mis fu<strong>en</strong>tes están <strong>en</strong> ti".<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

37


San Pedro y San Pablo Junio 29<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 4:1-8<br />

Delante de Dios y de Cristo Jesús, que v<strong>en</strong>drá como rey a juzgar a los vivos y a los<br />

muertos, te <strong>en</strong>cargo mucho que prediques el m<strong>en</strong>saje, y que insistas cuando sea oportuno y aun<br />

cuando no lo sea. Conv<strong>en</strong>ce, repr<strong>en</strong>de y anima, <strong>en</strong>señando con toda paci<strong>en</strong>cia. Porque va a llegar el<br />

tiempo <strong>en</strong> que la g<strong>en</strong>te no soportará la sana <strong>en</strong>señanza; más bi<strong>en</strong>, según sus propios caprichos,<br />

se buscarán un montón de maestros que sólo les <strong>en</strong>señ<strong>en</strong> lo que ellos quieran oír. Darán la espalda a la<br />

verdad y harán caso a toda clase de cu<strong>en</strong>tos. Pero tú conserva siempre el bu<strong>en</strong> juicio, soporta los<br />

sufrimi<strong>en</strong>tos, dedícate a predicar el m<strong>en</strong>saje de salvación, cumple bi<strong>en</strong> con tu trabajo.]<br />

Yo ya estoy para ser ofrecido <strong>en</strong> sacrificio; ya se acerca la hora de mi muerte. He peleado la<br />

bu<strong>en</strong>a batalla, he llegado al término de la carrera, me he mant<strong>en</strong>ido fiel. Ahora me espera la corona<br />

merecida que el Señor, el Juez justo, me dará <strong>en</strong> aquel día. Y no me la dará solam<strong>en</strong>te a mí, sino<br />

también a todos los que con amor esperan que él vuelva.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21:15-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Terminado el desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: -- Simón, hijo de Juan, ¿me amas<br />

más que éstos? Pedro le contestó: --Si Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: --Cuida de mis<br />

corderos. Volvió a preguntarle: --Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le contestó: --Si, Señor, tú<br />

sabes que te quiero. Jesús le dijo: --Cuida de mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: --Simón,<br />

hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le<br />

contestó:<br />

Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: --Cuida de mis ovejas. Te<br />

aseguro que cuando eras más jov<strong>en</strong>, te vestías para ir a donde querías; pero cuando ya seas viejo,<br />

ext<strong>en</strong>derás los brazos y otro te vestirá, y te llevará a donde no quieras ir. Al decir esto, Jesús<br />

estaba dando a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der de qué manera Pedro iba a morir y a glorificar con su muerte a Dios.<br />

Después le dijo: --¡Sígueme!<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

38


Santa María Magdal<strong>en</strong>a Julio 22<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo restauró a María Magdal<strong>en</strong>a a la salud de cuerpo y m<strong>en</strong>te,<br />

y la llamó a ser testigo de su resurrección: Concede, <strong>en</strong> tu misericordia, que por tu gracia seamos<br />

sanados de todas nuestras <strong>en</strong>fermedades y te conozcamos <strong>en</strong> el poder de la vida perdurable de Cristo;<br />

que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Judit 9:1,11-14<br />

Judit se inclinó hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, se cubrió la cabeza con c<strong>en</strong>iza, y dejó al<br />

descubierto las ropas ásperas que llevaba puestas; y <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que <strong>en</strong> el templo de Jerusalén se<br />

ofrecía el inci<strong>en</strong>so de la tarde, Judit clamó <strong>en</strong> voz alta al Señor, y dijo: "Porque tu poder no dep<strong>en</strong>de<br />

del número, ni del valor de los hombres tu fuerza. Tú eres el Dios de los oprimidos, el protector de<br />

los humillados, el def<strong>en</strong>sor de los débiles, el apoyo de los abandonados, el salvador de los que no<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esperanza. Sí, oh Dios de mi padre, Dios del pueblo de Israel, Señor del cielo y de la tierra,<br />

creador de los mares, rey de todo lo que has creado, escucha mi oración: dame palabras para poder<br />

<strong>en</strong>gañarlos y causarles el desastre y la muerte, pues ti<strong>en</strong><strong>en</strong> planes perversos contra tu pacto, contra<br />

el templo consagrado a ti, contra el monte Sión y contra la ciudad que es hogar y propiedad de tus<br />

hijos. Haz que todo tu pueblo y todas las naciones, reconozcan que sólo tú eres Dios, Dios de todo<br />

poder y fuerza, y que fuera de ti no hay otro que proteja a Israel.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 42:1-7 (Página 540 L.O.C.)<br />

l. Como anhela el ciervo las corri<strong>en</strong>tes de aguas,*<br />

así te anhela, oh Dios, el alma mía.<br />

2. Mi alma ti<strong>en</strong>e sed de Dios, del Dios vivo;*<br />

¿cuándo v<strong>en</strong>dré, y me pres<strong>en</strong>taré delante de Dios?<br />

3. Fueron mis lágrimas mi alim<strong>en</strong>to de día y de noche,*<br />

mi<strong>en</strong>tras me dic<strong>en</strong> todos los días;<br />

"¿Dónde está tu Dios?"<br />

4. Doy ri<strong>en</strong>da suelta a mi dolor, cuando pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong> estas cosas:*<br />

de como fui con la multitud,<br />

y la conduje hasta la casa de Dios,<br />

5. Con voz de alegría y de alabanza,*<br />

haci<strong>en</strong>do fiesta la multitud.<br />

6. ¿Por qué te abates, oh alma mía,*<br />

y te turbas d<strong>en</strong>tro de mí?<br />

7. Pon tu confianza <strong>en</strong> Dios,*<br />

porque aún he de alabarle,<br />

Salvador, Pres<strong>en</strong>cia y Dios mío.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

39


Santa María Magdal<strong>en</strong>a Julio 22<br />

EPÍSTOLA 2 Corintios 5:14-18<br />

El amor de Cristo gobierna nuestras vidas, desde que sabemos que uno murió por todos y que<br />

por consigui<strong>en</strong>te, todos han muerto. Y Cristo murió por todos, para que los que viv<strong>en</strong> ya no vivan para<br />

sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos. Por eso, nosotros ya no p<strong>en</strong>samos de nadie<br />

según los criterios de este mundo; y aunque antes p<strong>en</strong>sábamos cierto según tales criterios, ahora ya<br />

no p<strong>en</strong>samos así de él. Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas<br />

pasaron; lo que ahora hay, es nuevo.<br />

Todo esto es la obra de Dios, qui<strong>en</strong> por medio de Cristo nos puso <strong>en</strong> paz consigo mismo y nos<br />

dio el <strong>en</strong>cargo de poner a todos <strong>en</strong> paz con él.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:11-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para<br />

mirar d<strong>en</strong>tro, y vio dos ángeles vestidos de blanco; s<strong>en</strong>tados donde había estado el cuerpo de<br />

Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: --Mujer, ¿por qué lloras?<br />

Ella les dijo: --Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Ap<strong>en</strong>as dijo esto,<br />

volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. Jesús le preguntó --Mujer, ¿por qué lloras?<br />

¿A quién buscas? Ella, p<strong>en</strong>sando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: --Señor, si usted se lo ha<br />

llevado, dígame donde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo. Jesús <strong>en</strong>tonces le dijo: --¡María!<br />

Ella se volvió y le dijo <strong>en</strong> hebreo: --¡Rabuni! (que quiere decir: "Maestro") Jesús le dijo:<br />

Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que<br />

voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces<br />

María Magdal<strong>en</strong>a fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le<br />

había dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

40


Santiago Apóstol Julio 25<br />

COLECTA<br />

Dios bondadoso, recordamos hoy <strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia a tu siervo y apóstol Santiago, el primero <strong>en</strong>tre<br />

los Doce <strong>en</strong> padecer martirio por el Nombre de Jesucristo; y te suplicamos que derrames sobre los<br />

dirig<strong>en</strong>tes de tu <strong>Iglesia</strong> ese espíritu de servicio abnegado por el cual solo pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er verdadera<br />

autoridad <strong>en</strong>tre tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Jeremías 45:l-5<br />

El año cuarto del gobierno de Joacím, hijo de Josías, rey de Judá, mi<strong>en</strong>tras Baruc, hijo de Nerías,<br />

escribía lo que el profeta Jeremías le dictaba, dijo Jeremías a Baruc: "Tú, Baruc, dices: ¡Ay de mí!<br />

¡El Señor no me da sino p<strong>en</strong>as y dolores! Ya estoy cansado de llorar y no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún alivio.'<br />

Pues el Señor dice respecto de ti, y me manda que te diga: 'Yo destruyo lo que construí, y arranco lo<br />

que planté. Y lo mismo haré con toda la tierra. ¿Quieres pedir para ti algo extraordinario? Pues no lo<br />

pidas, porque yo voy a <strong>en</strong>viar calamidades sobre toda la humanidad. Pero al m<strong>en</strong>os permitiré<br />

que conserves tu vida por dondequiera que vayas. Yo, el Señor, lo afirmo.'"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 7:1-10 (Página 490 L.O.C.)<br />

1. Oh Señor Dios mío, a ti me acojo;*<br />

sálvame de todos los que me persigu<strong>en</strong>, y líbrame;*<br />

2. No sea que me desgarr<strong>en</strong> cual león,*<br />

y me destroc<strong>en</strong> sin que haya qui<strong>en</strong> me libre.<br />

3. Oh Señor Dios mío, si yo he hecho esto;*<br />

si hay <strong>en</strong> mis manos iniquidad;<br />

4. Si he dado mal pago a mi amigo,*<br />

o despojado al que sin causa era mi <strong>en</strong>emigo;<br />

5. Que el <strong>en</strong>emigo me persiga y me alcance,*<br />

huelle <strong>en</strong> tierra mi vida, y mi honra ponga <strong>en</strong> el polvo.<br />

6. Levántate, oh Señor, con tu ira;*<br />

álzate <strong>en</strong> contra de la furia de mis adversarios.<br />

7. Despierta <strong>en</strong> favor mío el juicio que mandaste;*<br />

que te rodee la congregación de los pueblos.<br />

8. Vuélvete a s<strong>en</strong>tar <strong>en</strong> tu trono sobre lo alto;*<br />

oh Señor, juzga a los pueblos.<br />

9. Júzgame conforme a mi justicia, oh Señor,*<br />

y conforme a mi integridad, oh Altísimo.<br />

l0. Perezca ahora la maldad de los inicuos,<br />

mas establece tú al justo;*<br />

porque tú pruebas la m<strong>en</strong>te y el corazón, oh Dios justo<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

41


Santiago Apóstol Julio 25<br />

EPÍSTOLA Hechos 11:27--12:3<br />

Por aquel tiempo, unos profetas fueron de Jerusalén a Antioquía. Y uno de ellos, llamado<br />

Agabo, puesto de pie y por inspiración del Espíritu, anunció que iba a haber una gran hambre <strong>en</strong> todo<br />

el país, lo cual sucedió, <strong>en</strong> efecto <strong>en</strong> tiempos del emperador Claudio. Entonces los crey<strong>en</strong>tes de<br />

Antioquía decidieron <strong>en</strong>viar ayuda a los hermanos que vivían <strong>en</strong> Judea, según lo que cada uno pudiera<br />

dar. Así lo hicieron, y por medio de Bernabé y Saulo mandaron una ofr<strong>en</strong>da a los ancianos de Judea.<br />

Por aquel tiempo, el rey Herodes com<strong>en</strong>zó a perseguir a algunos de la iglesia. Ord<strong>en</strong>ó matar a<br />

filo de espada a Santiago, el hermano de Juan; y como vio que esto había agradado a los judíos,<br />

hizo arrestar también a Pedro. Esto sucedió <strong>en</strong> los días de la fiesta <strong>en</strong> que se come el pan sin levadura.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 20:20-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante<br />

de él para pedirle un favor. Jesús le preguntó: -¿Qué quieres? Ella le dijo: -- Manda que <strong>en</strong> tu<br />

reino uno de mis hijos se si<strong>en</strong>te a tu derecha y el otro a tu izquierda. Jesús contesto: --Ustedes no<br />

sab<strong>en</strong> lo que pid<strong>en</strong>. ¿Acaso pued<strong>en</strong> beber el trago amargo que voy a beber yo? Ellos dijeron: --<br />

Podemos. Jesús les respondió: --Ustedes beberán este trago amargo, pero el s<strong>en</strong>tarse a mi derecha o a<br />

mi izquierda no me corresponde a mi darlo, sino que se les dará a aquellos para qui<strong>en</strong>es mi Padre lo<br />

ha preparado.<br />

Cuando los otro diez discípulos oyeron esto, se <strong>en</strong>ojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los<br />

llamó, y les dijo: --Como ustedes sab<strong>en</strong>, <strong>en</strong>tre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus<br />

súbditos, y los grandes hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir su autoridad sobre ellos. Pero <strong>en</strong>tre ustedes no debe ser así. Al<br />

contrario, el que <strong>en</strong>tre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que <strong>en</strong>tre ustedes<br />

quiera ser el primero, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino<br />

para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida como precio por la libertad de muchos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

42


La Transfiguración Agosto 6<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que <strong>en</strong> el santo monte revelaste ante testigos escogidos a tu muy amado Hijo,<br />

maravillosam<strong>en</strong>te transfigurado, con vestiduras blancas y resplandeci<strong>en</strong>tes: Concede, <strong>en</strong> tu<br />

misericordia, que, librados de la inquietud de este mundo, contemplemos por fe al Rey <strong>en</strong> toda su<br />

hermosura; qui<strong>en</strong> contigo, oh Padre, y contigo, oh Espíritu Santo, vive y reina, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 34:29-35<br />

Después bajó Moisés del monte Sinaí llevando las dos tablas de la ley; pero al bajar del monte<br />

no se dio cu<strong>en</strong>ta de que su cara resplandecía por haber hablado con el Señor. Cuando Aarón y todos<br />

los israelitas vieron que la cara de Moisés resplandecía, sintieron miedo y no se acercaron a él, pero<br />

Moisés los llamó, y cuando Aarón y todos los jefes de la comunidad volvieron a donde estaba<br />

Moisés, él habló con ellos. Poco después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les dio todas las<br />

órd<strong>en</strong>es que el Señor le había dado <strong>en</strong> el monte Sinaí. Luego que terminó de hablar con ellos, se<br />

puso un velo sobre la cara.<br />

Cuando Moisés <strong>en</strong>traba a la pres<strong>en</strong>cia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo y se<br />

quedaba así hasta que salía. Entonces comunicaba a los israelitas las órd<strong>en</strong>es que había recibido<br />

del Señor. Al ver los israelitas que la cara de Moisés resplandecía, él volvía a ponerse el velo sobre la<br />

cara, y se lo dejaba puesto hasta que <strong>en</strong>traba a hablar de nuevo con el Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 99:5-9 (Página 622 L.O.C.)<br />

5. Proclam<strong>en</strong> la grandeza del Señor nuestro Dios,<br />

y póstr<strong>en</strong>se ante el estrado de sus pies;*<br />

el es el Santo.<br />

6. Moisés y Aarón <strong>en</strong>tre sus sacerdotes,<br />

y Samuel <strong>en</strong>tre los que invocan su Nombre,*<br />

invocaban al Señor, y él les respondía.<br />

7. Desde la columna de nube les hablaba;*<br />

guardaban sus testimonios, y el decreto que les dio.<br />

8. "Oh Señor Dios nuestro, <strong>en</strong> verdad les respondías;*<br />

tú eras para ellos Dios de perdón;<br />

con todo, les castigabas por sus malas obras".<br />

9. Proclam<strong>en</strong> la grandeza del Señor nuestro Dios,<br />

y adór<strong>en</strong>le sobre su santo monte,*<br />

porque el Señor nuestro Dios es el Santo.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

43


La Transfiguración Agosto 6<br />

EPÍSTOLA 2 San Pedro 1:13-21<br />

Mi<strong>en</strong>tras yo viva, creo que estoy <strong>en</strong> el deber de llamarles la at<strong>en</strong>ción con estos consejos.<br />

Nuestro Señor Jesucristo me ha hecho saber que pronto habré de dejar esta vida; pero haré todo lo<br />

posible para que también después de mi muerte se acuerd<strong>en</strong> ustedes de estas cosas.<br />

La <strong>en</strong>señanza que les dimos sobre el poder y el regreso de nuestro Señor Jesucristo, no consistía<br />

<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>tos inv<strong>en</strong>tados con maña, pues con nuestros propios ojos vimos al Señor <strong>en</strong> su grandeza.<br />

Lo vimos cuando Dios el Padre le dio honor y gloria, cuando la voz de Dios le habló de aquella<br />

gloriosa manera: "Este es mi Hijo amado, a qui<strong>en</strong> he elegido." Nosotros mismos oímos aquella voz<br />

que v<strong>en</strong>ía del cielo, pues estábamos con el Señor <strong>en</strong> el monte sagrado. Esto hace más seguro el<br />

m<strong>en</strong>saje de los profetas, el cual con toda razón toman ustedes <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta. Pues ese m<strong>en</strong>saje es como<br />

una lámpara que brilla <strong>en</strong> un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y la estrella de la mañana salga<br />

para alumbrarles el corazón. Pero ante todo t<strong>en</strong>gan esto pres<strong>en</strong>te: que ninguna profecía de la Escritura<br />

es algo que puede interpretarse según el personal parecer de nadie, porque los profetas nunca<br />

hablaron por su propia voluntad; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos<br />

por el Espíritu Santo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 9:28-36<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Unos ocho días después de esta conversación, Jesús subió a un cerro a orar, acompañado de<br />

Pedro, Santiago y Juan. Mi<strong>en</strong>tras oraba, el aspecto de su cara cambió, y su ropa se volvió muy<br />

blanca y brillante; y aparecieron dos hombres conversando con él. Eran Moisés y Elías, que estaban<br />

rodeados de un resplandor glorioso y hablaban de la muerte que Jesús iba a sufrir <strong>en</strong> Jerusalén.<br />

Aunque Pedro y sus compañeros t<strong>en</strong>ían mucho sueño, permanecieron despiertos, y vieron la gloria de<br />

Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando aquellos hombres se separaban ya de Jesús,<br />

Pedro le dijo:<br />

--Maestro, ¡qué bi<strong>en</strong> que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para<br />

Moisés y otra para Elías. Pero Pedro no sabía lo que decía. Mi<strong>en</strong>tras hablaba, una nube los<br />

<strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> su sombra, y al verse d<strong>en</strong>tro de la nube tuvieron miedo. Entonces de la nube salió una<br />

voz, que dijo: "Este es mi Hijo, mi elegido: escúch<strong>en</strong>lo." En el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que la voz se escuchó,<br />

Jesús estaba solo. Pero ellos mantuvieron esto <strong>en</strong> secreto y <strong>en</strong> aquel tiempo a nadie dijeron nada de<br />

lo que habían visto.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

44


Santa María Virg<strong>en</strong> Agosto 15<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que tomaste para ti a la bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Virg<strong>en</strong> María, madre de tu Hijo <strong>en</strong>carnado:<br />

Concede que, redimidos por la sangre de Cristo, compartamos con ella la gloria de tu reino eterno;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 61:10-11<br />

¡Cómo me alegro <strong>en</strong> el Señor! Me ll<strong>en</strong>o de gozo <strong>en</strong> mi Dios, porque me ha brindado su<br />

salvación, ¡me ha cubierto de victoria! Soy como un novio que se pone su corona o una novia que se<br />

adorna con sus joyas. Porque así como nac<strong>en</strong> las plantas de la tierra y brotan los retoños <strong>en</strong> un jardín,<br />

así hará el Señor que brote su victoria y que todas las naciones <strong>en</strong>ton<strong>en</strong> cantos de alabanza.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:1-9 (Página 526 L.O.C.)<br />

l. B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo;*<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2. En el Señor me gloriaré;*<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3. Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor;*<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4. Busqué al Señor y él me respondió,*<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5. A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados,*<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6. Este pobre clamó, y el Señor le oyó,*<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7. El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8. Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor;*<br />

dichosos los que <strong>en</strong> él confían.<br />

9. Teman al Señor, ustedes sus santos,*<br />

pues nada falta a los que le tem<strong>en</strong>.<br />

EPÍSTOLA Gálatas 4:4-7<br />

Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios <strong>en</strong>vió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la<br />

ley de Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo esa ley, para que Dios nos recibiera<br />

como a hijos. Y para mostrar que ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros<br />

corazones; y el Espíritu clama: "¡Padre mío!" Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y<br />

por ser hijo suyo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

45


Santa María Virg<strong>en</strong> Agosto 15<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:46-55<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

María dijo: "Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra <strong>en</strong> Dios mi Salvador.<br />

Porque Dios ha puesto sus ojos <strong>en</strong> mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamaran<br />

dichosa; porque el Todopoderoso ha hecho <strong>en</strong> mí grandes cosas. ¡Santo es su nombre! Dios ti<strong>en</strong>e<br />

siempre misericordia de qui<strong>en</strong>es lo rever<strong>en</strong>cian. Actuó con todo su poder: deshizo los planes de los<br />

orgullosos, derribó a los reyes de sus tronos y puso <strong>en</strong> alto a los humildes.<br />

Ll<strong>en</strong>ó de bi<strong>en</strong>es a los hambri<strong>en</strong>tos y despidió a los ricos con las manos vacías. Ayudó al pueblo<br />

de Israel, su siervo, y no se olvidó de tratarlo con misericordia. Así lo había prometido a nuestros<br />

antepasados, a Abraham y a sus futuros desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

46


San Bartolomé Agosto 24<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que diste gracia a tu apóstol Bartolomé para creer<br />

verdaderam<strong>en</strong>te y predicar tu Palabra: Concede que tu <strong>Iglesia</strong> ame lo que él creyó y predique lo que<br />

él <strong>en</strong>señó; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 18:15-18<br />

"El Señor su Dios hará que salga de <strong>en</strong>tre ustedes un profeta como yo, y deberán obedecerlo.<br />

Esto es <strong>en</strong> realidad lo que ustedes pidieron al Señor su Dios <strong>en</strong> el monte Horeb, el día <strong>en</strong> que todos<br />

se reunieron allí y dijeron: "No queremos oír otra vez la voz del Señor nuestro Dios, ni ver este gran<br />

fuego, para no morir.' Entonces el Señor me dijo: 'Está bi<strong>en</strong> lo que han dicho. Yo haré que salga de<br />

<strong>en</strong>tre ellos un profeta como tú, uno que sea compatriota de ellos y que les diga lo que yo le ord<strong>en</strong>e<br />

decir, y les repita lo que yo le mande.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 91:1-4 (Página 613 L.O.C.)<br />

l. El que habita al abrigo del Altísimo,*<br />

mora bajo la sombra del Omnipot<strong>en</strong>te.<br />

2. Dirá al Señor: "Refugio mío y castillo mío,*<br />

mi Dios, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> confío".<br />

3. Él te librará del lazo del cazador,*<br />

de la peste destructora.<br />

4. Con sus plumas te cubrirá,<br />

y debajo de sus alas estarás seguro;*<br />

escudo y adarga será su fidelidad.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 4:9-15<br />

Pues me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha puesto <strong>en</strong> el último lugar, como si<br />

fuéramos cond<strong>en</strong>ados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los<br />

ángeles y para los hombres. Nosotros, por causa de Cristo, pasamos por tontos; mi<strong>en</strong>tras que<br />

ustedes, gracias a Cristo, pasan por intelig<strong>en</strong>tes. Nosotros somos débiles, mi<strong>en</strong>tras que ustedes, son<br />

fuertes. A nosotros se nos desprecia, y a ustedes se les respeta.<br />

Hasta hoy mismo no hemos dejado de sufrir hambre, sed y falta de ropa; la g<strong>en</strong>te nos maltrata,<br />

no t<strong>en</strong>emos hogar propio y nos cansamos trabajando con nuestras propias manos. A las<br />

maldiciones respondemos con b<strong>en</strong>diciones; somos perseguidos, y lo soportamos. Se habla mal de<br />

nosotros, y contestamos con bondad. Nos tratan como a basura del mundo, como a desperdicio de la<br />

humanidad. Y así hasta el día de hoy. No les escribo esto para avergonzarlos, sino para darles un<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

47


San Bartolomé Agosto 24<br />

consejo, como a mis propios hijos, pues los amo. Pues aunque ustedes t<strong>en</strong>gan diez mil maestros<br />

que les habl<strong>en</strong> de Cristo, padres no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> muchos. Padre de ustedes <strong>en</strong> cuanto a su fe <strong>en</strong> Cristo<br />

Jesús, lo soy yo por haberles dado las bu<strong>en</strong>as noticias de la salvación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 22:24-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los discípulos tuvieron una discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el mas importante.<br />

Jesús les dijo: “Entre los paganos, los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y de los jefes se dice<br />

que son hombres que hac<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong>. Pero ustedes no deb<strong>en</strong> ser así. A contrario, el más importante <strong>en</strong>tre<br />

ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que hacerse como el más jov<strong>en</strong>, y el que manda ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que hacerse como el que sirve.<br />

Pues ¿quién es más importante, el que se si<strong>en</strong>ta a la mesa a comer o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que<br />

se si<strong>en</strong>ta a la mesa? En cambio yo estoy <strong>en</strong>tre ustedes como el que sirve.<br />

“Ustedes han estado siempre conmigo <strong>en</strong> mis pruebas. Por eso, yo les doy un reino, como mi<br />

Padre me lo dio a mí, y ustedes comerán y beberán a mi mesa <strong>en</strong> mi reino, y se s<strong>en</strong>tarán <strong>en</strong> tronos para<br />

juzgar a las doce tribus de Israel.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

48


Día de la Santa Cruz Septiembre 14<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, cuyo Hijo nuestro Salvador fue levantado <strong>en</strong> lo alto de la cruz, a fin de atraer<br />

hacia él a todo el mundo: Concede, <strong>en</strong> tu misericordia, a qui<strong>en</strong>es nos gloriamos <strong>en</strong> el misterio de<br />

nuestra red<strong>en</strong>ción, que recibamos tu gracia para tomar nuestra cruz y seguirle; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria sempiterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 45:21-25<br />

Habl<strong>en</strong> y pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sus pruebas, consúlt<strong>en</strong>se, si quier<strong>en</strong>, unos con otros: ¿Quién predijo estas<br />

cosas desde el principio? ¿Quién las anunció desde hace tiempo? ¿No fui acaso yo, el Señor? Y<br />

no hay Dios fuera de mí. Fuera de mí no hay Dios victorioso y salvador. "V<strong>en</strong>gan a mí, que yo los<br />

salvaré, pueblos del extremo de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro.<br />

Yo lo juré por mí mismo, hice una promesa de triunfo, y esa promesa se cumplirá: que ante mí<br />

todos doblarán la rodilla, y por mí jurarán todos y dirán: 'Solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Señor están la victoria y<br />

el poder.' Todos los que me odian quedarán <strong>en</strong> ridículo. Gracias a mí, todo el pueblo de Israel<br />

saldrá triunfante y estará orgulloso de mí."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98:1-4 (Página 621 L.O.C.)<br />

l. Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2. Con su diestra, y con su santo brazo,*<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3. El Señor ha dado a conocer su victoria;*<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia<br />

4. Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel;*<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 2:5-11<br />

T<strong>en</strong>gan ustedes la misma manera de p<strong>en</strong>sar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de<br />

naturaleza divina, no insistió <strong>en</strong> ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando<br />

naturaleza de siervo nació como hombre. Y al pres<strong>en</strong>tarse como hombre se humilló a si mismo, y por<br />

obedi<strong>en</strong>cia fue a la muerte, a la vergonzosa muerte <strong>en</strong> la cruz. Por eso, Dios le dio el más alto honor, y<br />

el más excel<strong>en</strong>te de todos los nombres, para que, al nombre de Jesús, dobl<strong>en</strong> la rodilla todos los que<br />

están <strong>en</strong> los cielos, y <strong>en</strong> la tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor,<br />

para honra de Dios Padre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

49


Día de la Santa Cruz Septiembre 14<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

Gálatas 6:14-18<br />

En cuanto a mí, de nada quiero presumir sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por<br />

medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo. De nada vale<br />

estar o no estar circuncidados; lo que si vale es el haber sido creados de nuevo. Reciban paz y<br />

misericordia todos los que viv<strong>en</strong> según esta regla, y todos los del verdadero pueblo de Dios.<br />

De ahora <strong>en</strong> adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues las cicatrices que<br />

t<strong>en</strong>go <strong>en</strong> mi cuerpo muestran que soy un siervo de Jesús. Hermanos, que nuestro Señor Jesucristo<br />

derrame su gracia sobre todos ustedes. Así sea.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:31-36a<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Este es el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda <strong>en</strong><br />

este mundo. Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba<br />

a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der de qué forma había de morir. La g<strong>en</strong>te le contestó: --Por la ley sabemos que el<br />

Mesías vivirá para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo del hombre ti<strong>en</strong>e que ser levantado?<br />

¿Quién es ese Hijo del hombre?<br />

Jesús les dijo: --Todavía estará <strong>en</strong>tre ustedes la luz, pero solam<strong>en</strong>te por un poco de tiempo.<br />

And<strong>en</strong>, pues, mi<strong>en</strong>tras ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esta luz, para que no les sorpr<strong>en</strong>da la oscuridad; porque el que anda <strong>en</strong><br />

oscuridad, no sabe por dónde va. Crean <strong>en</strong> la luz mi<strong>en</strong>tras todavía la ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, para que pert<strong>en</strong>ezcan a<br />

la luz.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

50


San Mateo Septiembre 21<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, Padre celestial, por el testimonio que tu apóstol y evangelista Mateo dio a las<br />

Bu<strong>en</strong>as Nuevas de tu Hijo nuestro Salvador; y rogamos que, sigui<strong>en</strong>do su ejemplo,<br />

obedezcamos con voluntades y corazones dispuestos el llamado de nuestro Señor a seguirle; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Proverbios 3:1-6<br />

No olvides mis <strong>en</strong>señanzas, hijo mío; guarda <strong>en</strong> tu memoria mis mandami<strong>en</strong>tos, y t<strong>en</strong>drás una<br />

vida larga y ll<strong>en</strong>a de felicidad. No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un<br />

collar. Grábatelos <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te, y t<strong>en</strong>drás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres. Confía de<br />

todo corazón <strong>en</strong> el Señor y no <strong>en</strong> tu propia intelig<strong>en</strong>cia. T<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>te al Señor <strong>en</strong> todo lo que hagas,<br />

y él te llevará por el camino recto.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:33-40 (Página 657 L.O.C.)<br />

33. Enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutos,*<br />

y lo guardaré hasta el fin.<br />

34. Dame <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y guardaré tu ley;*<br />

la cumpliré de todo corazón.<br />

35. Guíame por la s<strong>en</strong>da de tus mandami<strong>en</strong>tos,*<br />

porque ése es mi deseo.<br />

36. Inclina mi corazón a tus decretos,*<br />

y no a las ganancias injustas.<br />

37. Aparta mis ojos, que no mir<strong>en</strong> lo que es inútil;*<br />

vivifícame <strong>en</strong> tus caminos.<br />

38. Cumple tu promesa a tu siervo,*<br />

la que haces a los que te tem<strong>en</strong>.<br />

39. Quita de mí el oprobio que temo,*<br />

porque bu<strong>en</strong>os son tus juicios.<br />

40. He aquí, anhelo tus mandami<strong>en</strong>tos;*<br />

<strong>en</strong> tu justicia, preserva mi vida.<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 3:14-17<br />

Tú, sigue firme <strong>en</strong> todo aquello que apr<strong>en</strong>diste, de lo cual estás conv<strong>en</strong>cido. Ya sabes quiénes<br />

te lo <strong>en</strong>señaron. Recuerda que desde niño conoces las Sagradas Escrituras , que pued<strong>en</strong> instruirte<br />

y llevarte a la salvación por medio de la fe <strong>en</strong> Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios<br />

y es útil para <strong>en</strong>señar y repr<strong>en</strong>der, para corregir y educar <strong>en</strong> una vida de rectitud, para que el<br />

hombre de Dios esté capacitado y completam<strong>en</strong>te preparado para hacer toda clase de bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

51


San Mateo Septiembre 21<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 9:9-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el lugar donde<br />

cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: --Sígueme. Entonces Mateo se levantó y lo<br />

siguió. Sucedió que Jesús estaba comi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para<br />

Roma, y otra g<strong>en</strong>te de mala fama, llegaron y se s<strong>en</strong>taron también a la mesa junto con Jesús y sus<br />

discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: -¿Cómo es que su maestro come<br />

con cobradores de impuestos y pecadores? Jesús lo oyó y les dijo:<br />

--Los que están bu<strong>en</strong>os y sanos no necesitan médico, sino los <strong>en</strong>fermos. Vayan y apr<strong>en</strong>dan el<br />

significado de esta Escritura: 'Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan<br />

sacrificios. Pues yo no he v<strong>en</strong>ido a llamar a los bu<strong>en</strong>os, sino a los pecadores.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

52


San Miguel y Todos los Santos Septiembre 29<br />

COLECTA<br />

Oh Dios eterno, que has establecido y constituido <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> maravilloso los ministerios de los<br />

ángeles y los mortales: Concede, <strong>en</strong> tu misericordia, que así como tus santos ángeles<br />

continuam<strong>en</strong>te te sirv<strong>en</strong> y adoran <strong>en</strong> el cielo, asimismo, por tu mandato, nos socorran y defi<strong>en</strong>dan <strong>en</strong><br />

la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Génesis 28:10-17<br />

Jacob salió de Beerseba y tomó el camino de Harán. Llegó a cierto lugar y allí se quedó a pasar<br />

la noche, porque el sol ya se había puesto. Tomó como almohada una de las piedras que había <strong>en</strong> el<br />

lugar, y se acostó a dormir. Allí tuvo un sueño, <strong>en</strong> el que veía una escalera que estaba apoyada <strong>en</strong> la<br />

tierra y llegaba hasta el cielo, y por la cual los ángeles de Dios subían y bajaban. También veía que<br />

el Señor estaba de pie junto a él, y que le decía: "Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y<br />

de tu padre Isaac. A ti y a tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes les daré la tierra <strong>en</strong> donde estás acostado. Ellos llegarán<br />

a ser tantos como el polvo de la tierra, y se ext<strong>en</strong>derán al norte y al sur, al este y al oeste, y todas las<br />

familias del mundo serán b<strong>en</strong>decidas por medio de ti y de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Yo estoy contigo; voy a<br />

cuidarte por dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin cumplir<br />

lo que te he prometido."<br />

Cuando Jacob despertó de su sueño, p<strong>en</strong>só: "En verdad el Señor está <strong>en</strong> este lugar, y yo no lo<br />

sabía." Tuvo mucho miedo y p<strong>en</strong>só: "Este lugar es muy sagrado. Aquí esta la casa de Dios; ¡es la<br />

puerta del cielo!"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:19-22 (Página 627 L.O.C.)<br />

19. El Señor estableció <strong>en</strong> los cielos su trono,*<br />

y su soberanía domina sobre todos.<br />

20. B<strong>en</strong>digan al Señor, ustedes sus ángeles,<br />

potestades que ejecutan sus órd<strong>en</strong>es,*<br />

obedeci<strong>en</strong>do a la voz de su palabra.<br />

21. B<strong>en</strong>digan al Señor, ustedes sus huestes,*<br />

ministros suyos que hac<strong>en</strong> su voluntad.<br />

22. B<strong>en</strong>digan al Señor, ustedes sus obras,<br />

<strong>en</strong> todos los lugares de su dominio.*<br />

B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor.<br />

EPÍSTOLA Apocalipsis 12:7-12<br />

Después hubo una batalla <strong>en</strong> el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. El<br />

dragón y sus ángeles pelearon, pero no pudieron v<strong>en</strong>cer, y ya no hubo lugar para ellos <strong>en</strong> el cielo.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

53


San Miguel y Todos los Santos Septiembre 29<br />

Así que fue expulsado el gran dragón, aquella serpi<strong>en</strong>te antigua que se llama Diablo y Satanás, y que<br />

<strong>en</strong>gaña a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra. Entonces oí una fuerte voz <strong>en</strong><br />

el cielo, que decía:<br />

"Ya llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Mesías; porque ha<br />

sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro<br />

Dios. Nuestros hermanos lo han v<strong>en</strong>cido con la sangre derramada del Cordero y con el m<strong>en</strong>saje que<br />

ellos proclamaron; no tuvieron miedo de perder la vida, sino que estuvieron dispuestos a morir.<br />

¡Alégr<strong>en</strong>se, pues, cielos, y ustedes que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> ellos! ¡Pero ay de los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la tierra y <strong>en</strong> el<br />

mar, porque el diablo, sabi<strong>en</strong>do que le queda poco tiempo, ha bajado contra ustedes ll<strong>en</strong>o de<br />

furor!"<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 1:47-51<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo: --Aquí vi<strong>en</strong>e un verdadero israelita, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no<br />

hay <strong>en</strong>gaño. Natanael le preguntó: --¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió: -Te vi antes<br />

que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera. Natanael le dijo: -Maestro, ¡tú eres el Hijo de<br />

Dios, tú eres el Rey de Israel! Jesús le contestó: --¿Me crees solam<strong>en</strong>te porque te he dicho que te vi<br />

bajo la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que éstas. También dijo Jesús: --Les aseguro<br />

que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

54


San Lucas Octubre 18<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, que inspiraste a tu siervo Lucas el médico a manifestar <strong>en</strong> el Evangelio el amor<br />

y poder sanativo de tu Hijo: Continúa <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>, por tu gracia, el mismo amor y poder de sanidad,<br />

para alabanza y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 38:1-4,6-10,12-14<br />

Respeta al médico por sus servicios, pues también a él lo instituyó Dios. El médico recibe de<br />

Dios su ci<strong>en</strong>cia, y del rey recibe su sust<strong>en</strong>to. Gracias a sus conocimi<strong>en</strong>tos, el médico goza de<br />

prestigio y puede pres<strong>en</strong>tarse ante los nobles. Dios hace que la tierra produzca sustancias<br />

medicinales, y el hombre intelig<strong>en</strong>te no debe despreciarlas.<br />

Él dio la intelig<strong>en</strong>cia a los hombres, para que lo alab<strong>en</strong> por sus obras poderosas. Con esas<br />

sustancias, el médico calma los dolores y el boticario prepara sus remedios. Así no desaparec<strong>en</strong> los<br />

seres creados por Dios, ni falta a los hombres la salud. Hijo mío, cuando estés <strong>en</strong>fermo no seas<br />

impaci<strong>en</strong>te; pídele a Dios, y él te dará la salud. Huye del mal y de la injusticia, y purifica tu corazón<br />

de todo pecado.<br />

Pero llama también al médico; no lo rechaces, pues también a él lo necesitas. Hay mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong><br />

que el éxito dep<strong>en</strong>de de él, y él también se <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>da a Dios, para poder acertar <strong>en</strong> el<br />

diagnóstico y aplicar los remedios eficaces.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 147:1-7 (Página 694 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

¡Cuán bu<strong>en</strong>o es cantar alabanzas a nuestro Dios!*<br />

¡Cuán agradable es honrarle con loores!<br />

2. El Señor reconstruye Jerusalén;*<br />

a los desterrados de Israel recoge.<br />

3. Él sana a los quebrantados de corazón,*<br />

y v<strong>en</strong>da sus heridas.<br />

4. Cu<strong>en</strong>ta el número de las estrellas;*<br />

a todas ellas llama por su nombre.<br />

5. Grande es el Señor nuestro, incomparable su poder,*<br />

infinita su sabiduría.<br />

6. El Señor levanta a los humildes,*<br />

mas humilla hasta el polvo a los malvados.<br />

7. Cant<strong>en</strong> al Señor con acción de gracias;*<br />

toqu<strong>en</strong> el arpa al nuestro Dios.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

55


San Lucas Octubre 18<br />

EPÍSTOLA 2 Timoteo 4:5-13<br />

Pero tú conserva siempre el bu<strong>en</strong> juicio, soporta los sufrimi<strong>en</strong>tos, dedícate a predicar el m<strong>en</strong>saje de<br />

salvación, cumple bi<strong>en</strong> con tu trabajo. Yo ya estoy para ser ofrecido <strong>en</strong> sacrificio; ya se acerca la hora<br />

de mi muerte. He peleado la bu<strong>en</strong>a batalla, he llegado al término de la carrera, me he mant<strong>en</strong>ido fiel.<br />

Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el Juez justo me dará <strong>en</strong> aquel día. Y no me la dará<br />

solam<strong>en</strong>te a mí, sino también a todos los que con amor esperan que él vuelva.<br />

Haz lo posible por v<strong>en</strong>ir pronto a verme; pues Demas, que amaba más las cosas de este mundo, se<br />

ha ido a la región de Galacia, y Tito a la de Dalmacia. Solam<strong>en</strong>te Lucas está conmigo. Busca a Marcos<br />

y tráelo contigo, porque puede ser una ayuda para mí <strong>en</strong> el trabajo. A Tíquico lo mandé a Efeso.<br />

Cuando v<strong>en</strong>gas, tráeme la capa que dejé <strong>en</strong> Troas, <strong>en</strong> casa de Carpo; también los libros y especialm<strong>en</strong>te<br />

los pergaminos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 4:14-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús volvió a Galilea ll<strong>en</strong>o del poder del Espíritu Santo, y se hablaba de él por toda la tierra de<br />

alrededor. Enseñaba <strong>en</strong> la sinagoga de cada lugar, y todos le alababan. Jesús fue a Nazaret, el pueblo<br />

donde se había criado. En el día de reposo <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie<br />

para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo <strong>en</strong>contró el lugar donde<br />

está escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la bu<strong>en</strong>a noticia<br />

a los pobres; me ha <strong>en</strong>viado a anunciar libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor.”<br />

Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se s<strong>en</strong>tó. Todos los que estaban allí<br />

seguían mirándole. Él com<strong>en</strong>zó a hablar, dici<strong>en</strong>do: -Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante<br />

de ustedes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

56


Santiago de Jerusalén Octubre 23<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Dios, que tu <strong>Iglesia</strong>, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu siervo Santiago el Justo, hermano<br />

de nuestro Señor, se dedique continuam<strong>en</strong>te a la oración y la reconciliación de todos los que están <strong>en</strong><br />

desacuerdo y <strong>en</strong>emistad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 15:12-22a<br />

Todos se callaron y escucharon mi<strong>en</strong>tras Bernabé y Pablo hablaban de las señales y milagros<br />

que Dios había hecho por medio de ellos <strong>en</strong>tre los no judíos. Cuando terminaron de hablar,<br />

Santiago dijo: -Hermanos, óiganme: Simón nos ha contado como Dios favoreció por primera vez a<br />

los no judíos, escogi<strong>en</strong>do también de <strong>en</strong>tre ellos un pueblo para sí mismo. Esto está de acuerdo<br />

con lo que escribieron los profetas, como dice <strong>en</strong> la Escritura: 'Después de esto volveré y<br />

reconstruiré la caída choza de David; reconstruiré sus ruinas y la volveré a levantar, para que los<br />

demás busqu<strong>en</strong> al Señor junto con todas las naciones que han sido consagradas a mi nombre. El<br />

Señor, que dio a conocer estas cosas desde tiempos antiguos, ha dado su palabra.<br />

"Considero, por lo tanto, que no se les debe imponer cargas innecesarias a aquellos que, no<br />

si<strong>en</strong>do judíos, dejan sus antiguas cre<strong>en</strong>cias para seguir a Dios. Basta con escribirles que se apart<strong>en</strong><br />

de todo lo que haya sido contaminado por los ídolos, que evit<strong>en</strong> la inmoralidad sexual y que no coman<br />

carne de animales estrangulados o ahogados, ni tampoco sangre. Porque desde los tiempos<br />

antiguos hay <strong>en</strong> cada pueblo qui<strong>en</strong>es predican la ley de Moisés, la cual se lee <strong>en</strong> las sinagogas cada día<br />

de reposo. Los apóstoles y los ancianos, con toda la iglesia, decidieron escoger algunos de <strong>en</strong>tre ellos y<br />

<strong>en</strong>viarlos a Antioquía junto con Pablo y Bernabé.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 1 (Página 485 L.O.C.)<br />

l. Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos,*<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2. Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia,*<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3. Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae,*<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4. No así los malos, no así,*<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5. Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio,*<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6. Porque el Señor conoce el camino de los justos,*<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

57


Santiago de Jerusalén Octubre 23<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios l5:1-11<br />

Ahora, hermanos, quiero que se acuerd<strong>en</strong> del m<strong>en</strong>saje de salvación que les he predicado.<br />

Este es el m<strong>en</strong>saje que ustedes aceptaron, y <strong>en</strong> el cual están firmes. También por medio de este<br />

m<strong>en</strong>saje son ustedes salvos, si es que se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> firmes <strong>en</strong> él; de lo contrario, habrán creído <strong>en</strong> vano.<br />

En primer lugar les he dado a conocer la <strong>en</strong>señanza que yo recibí. Les he <strong>en</strong>señado que Cristo murió<br />

por nuestros pecados, como dic<strong>en</strong> las Escrituras; que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, como<br />

también dic<strong>en</strong> las Escrituras; y que se apareció a Pedro, y luego a los doce. Después se apareció a<br />

más de quini<strong>en</strong>tos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han<br />

muerto. Después se apareció Santiago, y luego a todos los apóstoles.<br />

Por último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido anormalm<strong>en</strong>te. Pues yo<br />

soy el m<strong>en</strong>os importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol, porque<br />

perseguí a la iglesia de Dios. Pero soy lo que soy porque Dios fue bu<strong>en</strong>o conmigo; y su bondad para<br />

conmigo no ha resultado <strong>en</strong> vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido<br />

yo, sino Dios, que <strong>en</strong> su bondad me ha ayudado.<br />

Lo que importa no es si he sido yo o si han sido ellos, sino que éste es nuestro m<strong>en</strong>saje y que<br />

esto es lo que ustedes han creído.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:54-58<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Llegó a su propia tierra, donde com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señar <strong>en</strong> la sinagoga del lugar. La g<strong>en</strong>te,<br />

admirada, decía: -¿Dónde apr<strong>en</strong>dió éste todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer esos milagros? ¿No es<br />

éste el hijo del carpintero, y su madre es María? ¿No es el hermano de Santiago, José, Simón y<br />

Judas, y no viv<strong>en</strong> sus hermanas también aquí <strong>en</strong>tre nosotros? ¿De dónde le vi<strong>en</strong>e todo esto? Por eso<br />

no quisieron hacerle caso. Pero Jesús les dijo:<br />

--En todas partes se honra a un profeta, m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> su propia tierra y <strong>en</strong> su propia casa. Y no<br />

hizo allí muchos milagros porque aquella g<strong>en</strong>te no creía <strong>en</strong> él.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

58


San Simón y San Judas Octubre 28<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, oh Señor, por la gloriosa compañía de los apóstoles, y especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este<br />

día por Simón y Judas; y te rogamos que, así como ellos fueron fieles y celosos <strong>en</strong> su misión,<br />

asimismo, con ardi<strong>en</strong>te devoción, demos a conocer el amor y la misericordia de nuestro Señor y<br />

Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Deuteronomio 32:1-4<br />

"Escucha, cielo, que voy a hablar; ati<strong>en</strong>de, tierra, a mis palabras. "Mi <strong>en</strong>señanza caerá como<br />

la lluvia mi discurso será como el rocío, como llovizna sobre la hierba, como gotas de agua sobre el<br />

pasto. "Proclamaré el nombre del Señor: ¡reconozcan la grandeza del Dios nuestro! Él es nuestro<br />

protector; sus obras son perfectas, sus acciones son justas. Es el Dios de la verdad, <strong>en</strong> él no hay<br />

injusticia; ¡él es justo y verdadero!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:89-96 (Página 662 L.O.C.)<br />

89. Tu palabra, oh Señor, es eterna,*<br />

establecida es <strong>en</strong> los cielos.<br />

90. Tu fidelidad perdura de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración;*<br />

tú afirmaste la tierra, y permanece.<br />

9l. Por tu decreto permanec<strong>en</strong> hasta hoy,*<br />

porque todo está a tu servicio.<br />

92. Si tu ley no hubiese sido mi delicia,*<br />

<strong>en</strong> mi aflicción hubiera perecido.<br />

93. Jamás me olvidaré de tus mandami<strong>en</strong>tos,*<br />

pues por ellos me das vida.<br />

94. Tuyo soy; ¡ojalá me salvaras!*<br />

porque estudio tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

95. Aunque los malvados me asech<strong>en</strong> para destruirme,*<br />

yo consideraré tus decretos.<br />

96. He visto que todas las cosas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fin,*<br />

pero tus mandami<strong>en</strong>tos son infinitos.<br />

EPÍSTOLA Efesios 2:13-22<br />

Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó, ustedes que antes estaban<br />

lejos han sido acercados. Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, al<br />

destruir el muro de <strong>en</strong>emistad que los separaba. En su propio cuerpo, Cristo puso fin a la ley que<br />

consistía <strong>en</strong> mandatos y reglam<strong>en</strong>tos, y formó de los dos pueblos un solo pueblo nuevo, unido a él.<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

59


San Simón y San Judas Octubre 28<br />

Así hizo la paz. Por su muerte <strong>en</strong> la cruz, Cristo dio fin a las luchas <strong>en</strong>tre los dos pueblos, y los puso <strong>en</strong><br />

paz con Dios, haci<strong>en</strong>do de ellos un solo cuerpo.<br />

Cristo vino a traer bu<strong>en</strong>as noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios<br />

como a los que estaban cerca. Pues por medio de Cristo, los unos y los otros podemos acercarnos al<br />

Padre por un mismo Espíritu. Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra,<br />

sino que ahora compart<strong>en</strong> con el pueblo de Dios los mismos derechos, y son miembros de la<br />

familia de Dios. Ustedes son como un edificio levantado sobre los fundam<strong>en</strong>tos que son los<br />

apóstoles y los profetas, y Jesucristo mismo es la piedra que corona el edificio. Unido a Cristo, todo<br />

el edificio va levantándose, hasta llegar a ser un templo consagrado y unido al Señor. Así también<br />

ustedes, unidos a Cristo, se un<strong>en</strong> todos <strong>en</strong>tre sí para llegar a ser un templo <strong>en</strong> el cual Dios vive por<br />

medio de su Espíritu.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:17-27<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Esto, pues, es lo que les mando: Que se am<strong>en</strong> unos a otros. "Si el mundo los odia a ustedes,<br />

sepan que a mí me odió primero. Si ustedes fueran del mundo, la g<strong>en</strong>te del mundo los amaría, como<br />

ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes <strong>en</strong>tre los que son del mundo, y por eso el mundo los<br />

odia, porque ya no son del mundo. Acuérd<strong>en</strong>se de esto que les dije: 'Ningún criado es más que su<br />

amo. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; y si han hecho caso de mi<br />

palabra, también harán caso de la de ustedes. Todo esto van a hacerles por mi causa, porque no<br />

conoc<strong>en</strong> al que me <strong>en</strong>vió.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

60


Día de Todos los Santos Noviembre 1<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has <strong>en</strong>trelazado a tus elegidos <strong>en</strong> una sola comunión y hermandad <strong>en</strong> el<br />

cuerpo místico de tu Hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo sigamos a tus<br />

b<strong>en</strong>ditos santos <strong>en</strong> toda virtuosa y santa vida que alcancemos los gozos inefables que tú has preparado<br />

para los que te aman sinceram<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive<br />

y reina, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria sempiterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 2:[1-6]7-11<br />

[Hijo mío, si tratas de servir al Señor, prepárate para la prueba. Fortalece tu voluntad y sé<br />

vali<strong>en</strong>te, para no acobardarte cuando llegue la calamidad. Aférrate al Señor, y no te apartes de él;<br />

así, al final t<strong>en</strong>drás prosperidad. Acepta todo lo que te v<strong>en</strong>ga, y sé paci<strong>en</strong>te si la vida te trae<br />

sufrimi<strong>en</strong>tos. Porque el valor del oro se prueba <strong>en</strong> el fuego, y el valor de los hombres <strong>en</strong> el horno del<br />

sufrimi<strong>en</strong>to. Confía <strong>en</strong> Dios, y él te ayudará; procede rectam<strong>en</strong>te y espera <strong>en</strong> él.]<br />

Ustedes, los que honran al Señor, confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> su misericordia; no se desví<strong>en</strong> del camino recto,<br />

para no caer. Los que honran al Señor, confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, y no quedarán sin recomp<strong>en</strong>sa. Los que honran<br />

al Señor, esper<strong>en</strong> la prosperidad, la felicidad eterna y el amor de Dios. Fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> lo que sucedió <strong>en</strong><br />

otros tiempos: nadie que confiara <strong>en</strong> el Señor se vio decepcionado; nadie que lo honrara fielm<strong>en</strong>te<br />

se vio abandonado; a todos los que lo invocaron, él los escuchó. Porque el Señor es tierno y<br />

compasivo, perdona los pecados y salva <strong>en</strong> tiempo de aflicción.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 149 (Página 697 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

su alabanza <strong>en</strong> la congregación de los fieles.<br />

2. Alégrese Israel <strong>en</strong> su Hacedor;*<br />

góc<strong>en</strong>se los hijos de Sión <strong>en</strong> su Rey.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su Nombre con danzas,*<br />

con tambor y arpa cánt<strong>en</strong>le alabanza;<br />

4. Porque el Señor se complace <strong>en</strong> su pueblo,*<br />

y adorna con victoria a los humildes.<br />

5. Regocíj<strong>en</strong>se los fieles <strong>en</strong> su triunfo,*<br />

y alégr<strong>en</strong>se sobre sus camas.<br />

6. Estén las alabanzas de Dios <strong>en</strong> sus labios,*<br />

y la espada de dos filos <strong>en</strong> su mano;<br />

7. Para tomar v<strong>en</strong>ganza de las naciones*<br />

y castigar a los pueblos;<br />

8. Para atar a sus reyes con grillos,*<br />

y sus nobles con eslabones de hierro;<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

61


Día de Todos los Santos Noviembre 1<br />

9. Para ejecutar <strong>en</strong> ellos la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia decretada;*<br />

esto es gloria para todos tus fieles.<br />

¡Aleluya!<br />

EPÍSTOLA Efesios 1:[11-14]15-23<br />

[Dios nos había escogido de antemano para que, por nuestra unión con Cristo, recibiéramos<br />

nuestra parte <strong>en</strong> la her<strong>en</strong>cia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según lo que<br />

bi<strong>en</strong> le parece. Y lo ha hecho así a fin de que nosotros, que fuimos los primeros <strong>en</strong> confiar <strong>en</strong> Cristo,<br />

vivamos para que Dios sea alabado por su grandeza. Y también ustedes, cuando oyeron el m<strong>en</strong>saje<br />

de la verdad, el anuncio de su salvación, y creyeron <strong>en</strong> Cristo, fueron unidos a él y sellados como<br />

propiedad de Dios por medio del Espíritu Santo que él había prometido. El Espíritu Santo es la<br />

garantía de que recibiremos la her<strong>en</strong>cia que Dios nos ha de dar cuando haya completado la liberación de<br />

los suyos, para que él sea alabado por su grandeza.]<br />

Por esto, como sé que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe <strong>en</strong> el Señor Jesús y amor para con todos los que<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al pueblo de Dios, no dejo de darle gracias por ustedes, recordándolos <strong>en</strong> mis<br />

oraciones. Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les dé sabiduría<br />

espiritual para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su revelación y conocerlo mejor. Pido que Dios les ilumine la m<strong>en</strong>te, para<br />

que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la her<strong>en</strong>cia que<br />

Dios da a los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a su pueblo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa <strong>en</strong><br />

nosotros los crey<strong>en</strong>tes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y pot<strong>en</strong>cia cuando<br />

resucitó a Cristo y lo hizo s<strong>en</strong>tar a su derecha <strong>en</strong> el cielo, poniéndolo por <strong>en</strong>cima de todo poder,<br />

autoridad, dominio y señorío, y por <strong>en</strong>cima de todo lo que existe, tanto <strong>en</strong> este mundo como <strong>en</strong> el<br />

v<strong>en</strong>idero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como<br />

cabeza de todo. Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, la pl<strong>en</strong>itud misma de Cristo; y Cristo es la<br />

pl<strong>en</strong>itud de todas las cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:20-26[27-36]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús miró a sus discípulos, y les dijo: "Dichosos ustedes los pobres, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. "Dichosos ustedes los que ahora ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, pues quedarán satisfechos. "Dichosos<br />

ustedes los que ahora lloran, pues después reirán. "Dichosos ustedes cuando la g<strong>en</strong>te los odie,<br />

cuando los expuls<strong>en</strong>, cuando los insult<strong>en</strong> y cuando despreci<strong>en</strong> su nombre como cosa mala, por causa<br />

del Hijo del hombre. Alégr<strong>en</strong>se mucho, llén<strong>en</strong>se de gozo <strong>en</strong> ese día, porque ustedes recibirán un gran<br />

premio <strong>en</strong> el cielo pues también así maltrataron los antepasados de esa g<strong>en</strong>te a los profetas. "Pero ¡ay<br />

de ustedes los ricos, pues ya han t<strong>en</strong>ido su alegría! "¡Ay de ustedes los que ahora están satisfechos,<br />

pues t<strong>en</strong>drán hambre! "¡Ay de ustedes los que ahora rí<strong>en</strong>, pues van a llorar de tristeza! "¡Ay de<br />

ustedes cuando todo el mundo los alabe, pues así hacían los antepasados de esa g<strong>en</strong>te con los falsos<br />

profetas!”<br />

["Pero a ustedes que me escuchan les digo: Am<strong>en</strong> a sus <strong>en</strong>emigos, hagan bi<strong>en</strong> a qui<strong>en</strong>es los<br />

odian, b<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los maldic<strong>en</strong>, or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los insultan. Si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

62


Día de Todos los Santos Noviembre 1<br />

mejilla, ofrécele también la otra; y si algui<strong>en</strong> te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa.<br />

A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Hagan<br />

ustedes con los demás como quier<strong>en</strong> que los demás hagan con ustedes.<br />

"Si ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman a ustedes, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario?<br />

Hasta los pecadores se portan así. Y si hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es les hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> a ustedes, ¿qué<br />

ti<strong>en</strong>e eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. Y si dan prestado sólo a aquellos de<br />

qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>san recibir algo, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a<br />

otros, esperando recibir unos de otros. Ustedes deb<strong>en</strong> amar a sus <strong>en</strong>emigos, y hacer bi<strong>en</strong>, y dar<br />

prestado sin esperar recibir nada a cambio. Así será grande su recomp<strong>en</strong>sa, y ustedes serán hijos del<br />

Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos. Sean ustedes<br />

compasivos, como también su Padre es compasivo.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

63


Día de Todos los Santos Noviembre 1<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú has <strong>en</strong>trelazado a tus elegidos <strong>en</strong> una sola comunión y hermandad <strong>en</strong> el<br />

cuerpo místico de tu Hijo Cristo nuestro Señor: Danos gracia para que de tal modo sigamos a tus<br />

b<strong>en</strong>ditos santos <strong>en</strong> toda virtuosa y santa vida que alcancemos los gozos inefables que tú has preparado<br />

para los que te aman sinceram<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y<br />

reina, un solo Dios, <strong>en</strong> gloria sempiterna. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Eclesiástico 44:1-10,13-14<br />

Voy a hacer el elogio de los hombres bu<strong>en</strong>os, nuestros antepasados de épocas diversas. El<br />

altísimo les concedió muchos honores y los <strong>en</strong>grandeció desde hace mucho tiempo. Reyes que<br />

dominaron la tierra, hombres famosos pos su grandes acciones, consejeros ll<strong>en</strong>os de sabiduría, profetas<br />

que podían verlo todo, jefes de naciones ll<strong>en</strong>os de prud<strong>en</strong>cia, gobernantes de visión profunda, sabios<br />

p<strong>en</strong>sadores que escribieron libros, poetas que dedicaban sus noches al estudio, compositores de<br />

canciones, según las normas del arte, autores que pusieron por escrito sus proverbios, hombres ricos y de<br />

mucha fuerza, que vivieron tranquilam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus hogares. Todos ellos recibieron honores de sus<br />

contemporáneos y fueron la gloria de su tiempo. Algunos dejaron un nombre famoso que será<br />

conservado por sus herederos. Y hay otros a los que ya nadie recuerda, que terminaron cuando terminó<br />

su vida, que existieron como si no hubieran existido, y después pasó lo mismo con sus hijos. Aquellos,<br />

al contrario, fueron hombre de bi<strong>en</strong>, y sus esperanza no terminará. Su recuerdo permanecerá siempre, y<br />

sus bu<strong>en</strong>as acciones no se olvidarán. Sus cuerpos fueron <strong>en</strong>terrados <strong>en</strong> paz, y su fama durará por todas<br />

las edades.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 149 (Página 697 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo,*<br />

su alabanza <strong>en</strong> la congregación de los fieles.<br />

2. Alégrese Israel <strong>en</strong> su Hacedor;*<br />

góc<strong>en</strong>se los hijos de Sión <strong>en</strong> su Rey.<br />

3. Alab<strong>en</strong> su Nombre con danzas,*<br />

con tambor y arpa cánt<strong>en</strong>le alabanza;<br />

4. Porque el Señor se complace <strong>en</strong> su pueblo,*<br />

y adorna con victoria a los humildes.<br />

5. Regocíj<strong>en</strong>se los fieles <strong>en</strong> su triunfo,*<br />

y alégr<strong>en</strong>se sobre sus camas.<br />

6. Estén las alabanzas de Dios <strong>en</strong> sus labios,*<br />

y la espada de dos filos <strong>en</strong> su mano;<br />

7. Para tomar v<strong>en</strong>ganza de las naciones*<br />

y castigar a los pueblos;<br />

8. Para atar a sus reyes con grillos,*<br />

y sus nobles con eslabones de hierro;<br />

9. Para ejecutar <strong>en</strong> ellos la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia decretada;*<br />

esto es gloria para todos tus fieles.<br />

¡Aleluya!<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

64


Día de Todos los Santos Noviembre 1<br />

EPÍSTOLA Apocalipsis 7:2-4,9-17<br />

También vi otro ángel que v<strong>en</strong>ía del ori<strong>en</strong>te, y que t<strong>en</strong>ía el sello del Dios vivi<strong>en</strong>te. Este ángel gritó<br />

con fuerte con fuerte voz a los otros cuatro que habían recibido poder para hacer daño a la tierra y al<br />

mar. “¡No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, mi<strong>en</strong>tras no hayamos puesto un sello <strong>en</strong> la<br />

fr<strong>en</strong>te a los siervos de nuestro Dios!” Y oí el número de los que así fueron señalados: ci<strong>en</strong>to cuar<strong>en</strong>ta y<br />

cuatro mil de <strong>en</strong>tre todas las tribus israelitas.<br />

Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, l<strong>en</strong>guas y pueblos.<br />

Estaban <strong>en</strong> pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban<br />

vestidos de blanco y llevaban hojas de palma <strong>en</strong> las manos. Todos gritan con fuerte voz: “¡La victoria<br />

es de nuestro Dios, que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono, y del Cordero!”<br />

Y todos los ángeles estaban <strong>en</strong> pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres<br />

vivi<strong>en</strong>tes y se inclinaron delante del trono hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, y adoraron a Dios dici<strong>en</strong>do:<br />

“¡Así sea! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, el honor, el poder y la fuerza sean dados a<br />

nuestro Dios por todos los siglos. ¡Así sea!”<br />

Entonces uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son éstos que están vestidos de blanco, y<br />

de dónde han v<strong>en</strong>ido?” “Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado<br />

por la gran aflicción, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero.<br />

“Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado<br />

<strong>en</strong> el trono los protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el<br />

calor los molestará; porque el cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, los cuidará como a ovejas y los<br />

guiara a manantiales de aguas de vida, y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se s<strong>en</strong>tó. Sus discípulos se le acercaron, y él com<strong>en</strong>zó a<br />

<strong>en</strong>señarles, dici<strong>en</strong>do. “Dichosos los que reconoc<strong>en</strong> su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les<br />

pert<strong>en</strong>ece. “Dichosos los que están tristes, pues Dios les dará consuelo. “Dichosos los de corazón<br />

humilde, pues recibirán la tierra que Dios les ha prometido. “Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, y sed de<br />

hacer lo que Dios exige, pues él hará que se cumplan sus deseos. “Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> compasión<br />

de otros, pues Dios t<strong>en</strong>drá compasión de ellos. “Dichosos los de corazón limpio, pues ellos verán a<br />

Dios. “Dichosos los que procuran la paz, pues Dios los llamará hijos suyo. “Dichosos los que sufr<strong>en</strong><br />

persecución por hacer lo que Dios exige, pues el reino de Dios les pert<strong>en</strong>ece.<br />

“Dichosos ustedes, cuando la g<strong>en</strong>te los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataqu<strong>en</strong><br />

con toda clase de m<strong>en</strong>tiras. Alégr<strong>en</strong>se, estén cont<strong>en</strong>tos, porque van a recibir un gran premio <strong>en</strong> el cielo;<br />

pues así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Leccionario Propio de los Santos<br />

65


Fiestas<br />

M<strong>en</strong>ores


FIESTAS MENORES<br />

ENERO<br />

Julia Chéster Emery Enero 9 1<br />

Guillermo Laud Enero 10 3<br />

Aelred Abad de Rievaulx Enero 12 5<br />

Hilario Obispo de Poitiers Enero 13 7<br />

Antonio Abad <strong>en</strong> Egipto Enero 17 9<br />

Wulfstán Obispo de Worcester Enero 19 11<br />

Fabian Obispo y Mártir de Roma Enero 20 13<br />

Inés Mártir <strong>en</strong> Roma Enero 21 15<br />

Vic<strong>en</strong>te Diácono de Zaragoza y Mártir Enero 22 17<br />

Phillips Brooks Obispo de Massachussets Enero 23 19<br />

Timoteo y Tito Compañeros de San Pablo Enero 26 21<br />

Juan Crisóstomo Obispo de Constantinopla Enero 27 24<br />

Tomás de Aquino Presbítero y Fraile Enero 28 26<br />

FEBRERO<br />

Brígida (Brida) Febrero 1 28<br />

Anscario Arzobispo de Hamburgo Febrero 1 30<br />

Cornelio el C<strong>en</strong>turión Febrero 4 32<br />

Los Mártires del Japón Febrero 5 34<br />

Absalón Jones Presbítero Febrero 13 36<br />

Cirilo y Metodio Monje y Obispos, Misioneros Febrero 14 38<br />

Tomás Bray Febrero 15 40<br />

Policarpo Obispo y Mártir de Esmirna Febrero 23 42<br />

Jorge Herbert Presbítero Febrero 27 45<br />

MARZO<br />

David Obispo de M<strong>en</strong>evia, Gales Marzo 1 47<br />

Chad Obispo de Lichfield Marzo 2 49<br />

Juan y Carlos Wesley Presbíteros Marzo 3 51<br />

Perpetua y sus compañeros Mártires <strong>en</strong> Cartago Marzo 7 53<br />

Gregorio Obispo de Nisa Marzo 9 55<br />

Gregorio Magno Obispo de Roma Marzo 12 58<br />

Patricio Obispo y Misionero de Irlanda Marzo 17 60<br />

Cirilo Obispo de Jerusalén Marzo 18 62<br />

Cutberto Obispo de Lindisfarne Marzo 20 64<br />

Tomás K<strong>en</strong> Obispo de Bath y Wells Marzo 21 66<br />

Jaime de Kov<strong>en</strong> Presbítero Marzo 22 68<br />

Gregorio el Iluminador Obispo y Misionero Marzo 23 70<br />

Carlos Enrique Br<strong>en</strong>t Obispo de las Filipinas Marzo 27 72<br />

Juan Keble Presbítero Marzo 29 74<br />

Juan Donne Presbítero Marzo 31 76<br />

Fiestas M<strong>en</strong>ores Índice


ABRIL<br />

Federico D<strong>en</strong>ison Maurice Presbítero Abril 1 78<br />

Jaime Lloyd Breck Presbítero Abril 2 80<br />

Ricardo Obispo de Chichester Abril 3 82<br />

Martín Luther King, Lider de los Derechos Civiles Abril 4 ó Enero 15 84<br />

Guillermo Augusto Muhl<strong>en</strong>berg Presbítero Abril 8 86<br />

Guillermo Law Presbítero Abril 9 88<br />

Jorge Augusto Selwyn Obispo de Nueva Zelandia Abril 11 90<br />

Alfeo Azobispo de Cantórbery y Mártir Abril 19 92<br />

Anselmo Arzobispo de Cantórbery Abril 21 94<br />

Catalina de Si<strong>en</strong>a Abril 29 96<br />

MAYO<br />

Atanasio Obispo de Alejandría Mayo 2 98<br />

Mónica Mayo 4 100<br />

La Dama Juliana de Norwick Mayo 8 102<br />

Gregorio Nazianc<strong>en</strong>o Obispo de Constantinopla Mayo 9 104<br />

Flor<strong>en</strong>cia Nightingale Mayo 18 106<br />

Dustan Arzobispo de Cantórbery Mayo 19 108<br />

Alcuino Diácono y Abad de Tours Mayo 20 110<br />

Jackson Kemper Primer obispo Misionero <strong>en</strong> USA Mayo 24 114<br />

Beda el V<strong>en</strong>erable Presbítero y Monje de Jarrow Mayo 25 116<br />

Agustín Primer Arzobispo de Cantórbery Mayo 26 118<br />

JUNIO<br />

Justino Mártir de Roma Junio 1 120<br />

Los Mártires de Lion Junio 2 122<br />

Los Mártires de Uganda Junio 3 124<br />

Bonifacio Arzobispo de Maguncia Junio 5 126<br />

Columba Abad de Iona Junio 9 128<br />

Efrén de Edesa Diácono Junio 10 130<br />

Basilio Magno Obispo de Cesarea Junio 14 132<br />

Evelyn Underhill Junio 15 134<br />

José Butler Obispo de Burham Junio 16 136<br />

Bernardo Mizeki Catequista y Mártir <strong>en</strong> Rodesia Junio 18 138<br />

Albán Primer Mártir <strong>en</strong> Bretaña Junio 22 140<br />

Ir<strong>en</strong>eo Obispo de Lion Junio 28 142<br />

JULIO<br />

B<strong>en</strong>ito de Nursia Abad de Monte Casino Julio 11 144<br />

Guillermo White Obispo de P<strong>en</strong>silvania Julio 17 146<br />

Tomás de Kempis Presbítero Julio 24 148<br />

Los Padres de la Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Virg<strong>en</strong> Maria Julio 25 150<br />

Guillermo Reed Huntington Presbítero Julio 27 152<br />

Fiestas M<strong>en</strong>ores Índice


María y Marta de Betania Julio 29 154<br />

Guillermo Wilberforce Julio 30 156<br />

José de Arimatea Julio 31 158<br />

AGOSTO<br />

Juan Mason Neale Presbítero Agosto 7 160<br />

Domingo Presbítero y Fraile Agosto 8 162<br />

Lor<strong>en</strong>zo Diácono y Mártir <strong>en</strong> Roma Agosto 10 164<br />

Clara Abadesa <strong>en</strong> Asís Agosto 11 166<br />

Jeremias Taylor Obispo de Down, Connor y Dromore Agosto 13 168<br />

Jonatán Myrich Daniels Agosto 14 170<br />

Guillermo Porcher Du Bose Presbítero Agosto 18 172<br />

Bernardo Abad de Claraval Agosto 20 174<br />

Luis Rey de Francia Agosto 25 176<br />

Tomas Gallaudet y Enrique Winter Syle Agosto 27 178<br />

Agustín Obispo de Hipona Agosto 28 180<br />

Aidán Obispo de Lindisfarne Agosto 31 182<br />

SEPTIEMBRE<br />

David P<strong>en</strong>dleton Oakerhater Díacono y Misionero Septiembre 1 184<br />

Los Mártires de Nueva Guinea Septiembre 2 186<br />

Constancia Monja y sus compañeros Septiembre 9 188<br />

Juan Enrique Hobart Obispo de Nueva York Septiembre 12 190<br />

Cipriano Obispo y Mártir de Cartago Septiembre 13 192<br />

Ninian Obispo de Galloway Septiembre 16 194<br />

Eduardo Bouvery Pusey Presbítero Septiembre 18 196<br />

Teodoro de Tarso Arzobispo de Cantórbery Septiembre 19 198<br />

Juan Coleridge Patteson Obispo de Melanesia Septiembre 20 200<br />

Sergio Abad de la Santísima Trinidad Moscú Septiembre 25 202<br />

Lancelote Andrewes Obispo de Winchester Septiembre 26 204<br />

Jerónimo Presbítero y Monje <strong>en</strong> Belén Septiembre 30 206<br />

OCTUBRE<br />

Remigio Obispo de Reims Octubre 1 208<br />

Francisco de Asís Fraile Octubre 4 210<br />

Guillermo Tyndale Presbitero Octubre 6 212<br />

Roberto Grosseteste Obispo de Lincoln Octubre 9 214<br />

Samuel Isaac José Schereschewsky Obispo de Shangai Octubre 9 216<br />

Teresa de Avila Monja Octubre 15 218<br />

Hugo Latimer y Nicolás Ridley Obispos Octubre 16 220<br />

Tomás Cranmer Arzobispo de Cantórbery Octubre 16 220<br />

Ignacio Obispo de Antioquia y Mártir Octubre 17 222<br />

Enrique Martyn Presbítero y Misionero <strong>en</strong> India y Persia Octubre 19 224<br />

Alfredo el Grande Rey de los Sajones Occid<strong>en</strong>tales Octubre 26 226<br />

Jaime Hannington Obispo de Africa Octubre 29 228<br />

Fiestas M<strong>en</strong>ores Índice


NOVIEMBRE<br />

Los Fieles Difuntos Noviembre 1 230<br />

Ricardo Hooker Presbítero Noviembre 3 233<br />

León Magno Obispo de Roma Noviembre 10 235<br />

Martín Obispo de Tours Noviembre 11 237<br />

Carlos Simeón Presbítero Noviembre 12 239<br />

Consagración de Samuel Seabury Primer Obispo <strong>en</strong> USA Noviembre 14 241<br />

Margarita Reina de Escocia Noviembre 16 243<br />

Hugo Obispo de Lincoln Noviembre 17 245<br />

Hilda Abadesa de Whitby Noviembre 18 247<br />

Isabel Princesa de Hungría Noviembre 19 249<br />

Edmundo Rey de Anglia Ori<strong>en</strong>tal Mártir Noviembre 20 252<br />

Clem<strong>en</strong>te Obispo de Roma Noviembre 23 254<br />

Jaime Otis Sarg<strong>en</strong> Huntington Presbítero y Monje Noviembre 25 256<br />

Kamehameha y Emma Rey y Reina de Hawai Noviembre 28 258<br />

DICIEMBRE<br />

Nicolás Ferrar Diácono Diciembre 1 261<br />

Channing Moore Williams Obispo Misionero <strong>en</strong> China Diciembre 2 263<br />

Juan Damasc<strong>en</strong>o Presbítero Diciembre 4 265<br />

Clem<strong>en</strong>te de Alejandría Presbitero Diciembre 5 267<br />

Nicolás Obispo de Mira Diciembre 6 269<br />

Ambrosio Obispo de Milán Diciembre 7 271<br />

Lucia Mártir Diciembre 13 273<br />

Fiestas M<strong>en</strong>ores Índice


Julia Chester Emery Enero 9<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyos propósitos nunca fallan, constantem<strong>en</strong>te edificas tu <strong>Iglesia</strong> sobre el amor y la<br />

devoción de tus santos: Te damos gracias por tu sierva Julia Emery, a qui<strong>en</strong> conmemoramos hoy.<br />

Inspíranos para seguir su ejemplo de una vida de servicio <strong>en</strong> la misión mundial de la <strong>Iglesia</strong>, y concede<br />

que, <strong>en</strong> nuestro día merezcamos tu elogio: “Bi<strong>en</strong> hecho, siervo bu<strong>en</strong>o y fiel”; por Jesucristo nuestro<br />

Salvador, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

SALMO 97<br />

1. El Señor es Rey; regocíjese la tierra; *<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2 Nubes y oscuridad alrededor de él; *<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

3 Fuego va delante de él, *<br />

y abrasa a sus <strong>en</strong>emigos alrededor.<br />

4 Sus relámpagos alumbran el mundo; *<br />

viéndolo, la tierra se estremece.<br />

5 Los montes se derrit<strong>en</strong> como cera a la vista del Señor, *<br />

a la vista del Soberano de toda la tierra.<br />

6 Los cielos anuncian su justicia, *<br />

y todos los pueblos contemplan su gloria.<br />

7 Avergüénc<strong>en</strong>se todos los que adoran imág<strong>en</strong>es de talla, *<br />

los que se glorían <strong>en</strong> dioses falsos;<br />

póstr<strong>en</strong>se ante él, dioses todos.<br />

8 Sión oye, y se alegra,<br />

y las ciudades de Judá se gozan, *<br />

a causa de tus juicios, oh Señor;<br />

9 Porque tú eres el Señor, altísimo sobre toda la tierra; *<br />

eres muy excelso sobre todos los dioses.<br />

10 El Señor ama a los que aborrec<strong>en</strong> el mal; *<br />

él preserva la vida de sus santos,<br />

y de mano de los malvados los libra.<br />

11 Brota la luz para el justo, *<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor, *<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

o<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

1


Julia Chester Emery Enero 9<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

EPISTOLA Romanos 12:6-13<br />

Dios nos ha dado difer<strong>en</strong>tes dones, según lo que él quiso dar a cada uno. Por lo tanto, si Dios nos ha<br />

dado el don de profecía, hablemos según la fe que t<strong>en</strong>emos; si nos ha dado el don de servir a otros,<br />

sirvámoslos bi<strong>en</strong>. El que haya recibido el don de <strong>en</strong>señar, que se dedique a la <strong>en</strong>señanza; el que haya<br />

recibido el don de animar a otros, que se dedique a animarlos. El que da, hágalo con s<strong>en</strong>cillez; el que ocupa<br />

un puesto de responsabilidad, desempeñe su cargo con todo cuidado; el que ayuda a los necesitados,<br />

hágalo con alegría.<br />

Ám<strong>en</strong>se sinceram<strong>en</strong>te unos a otros. Aborrezcan lo malo y apégu<strong>en</strong>se a lo bu<strong>en</strong>o. Ám<strong>en</strong>se como<br />

hermanos los unos a los otros, dándose prefer<strong>en</strong>cia y respetándose mutuam<strong>en</strong>te. Esfuérc<strong>en</strong>se, no sean<br />

perezosos y sirvan al Señor con corazón fervi<strong>en</strong>te. Vivan alegres por la esperanza que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>; soport<strong>en</strong> con<br />

valor los sufrimi<strong>en</strong>tos; no dej<strong>en</strong> nunca de orar. Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bi<strong>en</strong><br />

a qui<strong>en</strong>es los visitan.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:42-45<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pero Jesús los llamó, y les dijo: —Como ustedes sab<strong>en</strong>, <strong>en</strong>tre los paganos hay jefes que se cre<strong>en</strong> con<br />

derecho a gobernar con tiranía a sus súbditos, y los grandes hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir su autoridad sobre ellos. Pero<br />

<strong>en</strong>tre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande <strong>en</strong>tre ustedes, deberá servir a los<br />

demás, y el que <strong>en</strong>tre ustedes quiera ser el primero, deberá ser el esclavo de los demás. Porque ni aun el<br />

Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida <strong>en</strong> rescate por una multitud.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

2


Guillemo Laud Enero 10<br />

Arzobispo de Cantórbery, 1645<br />

COLECTA<br />

Consérvanos, oh Señor, constantes <strong>en</strong> la fe y celosos <strong>en</strong> el testimonio, a fin de que, como tu siervo<br />

Guillermo Laud, vivamos <strong>en</strong> tu temor, muramos <strong>en</strong> tu favor, y descansemos <strong>en</strong> tu paz; por Jesucristo tu<br />

Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

SALMO 73:24-29<br />

24 Me guiarás según tu consejo, *<br />

y después me recibirás <strong>en</strong> gloria.<br />

25 ¿A quién t<strong>en</strong>go yo <strong>en</strong> los cielos sino a ti? *<br />

Y fuera de ti nada deseo <strong>en</strong> la tierra.<br />

26 Aunque mi carne y mi corazón desfallecier<strong>en</strong>, *<br />

Dios es la fuerza de mi corazón y mi porción eterna.<br />

27 Ciertam<strong>en</strong>te perecerán los que te abandonan; *<br />

tú destruyes a todos los que son infieles.<br />

28 Pero es bu<strong>en</strong>o para mí estar junto a Dios; *<br />

he puesto mi esperanza <strong>en</strong> el Señor Dios.<br />

29 Hablaré de todas tus obras, *<br />

<strong>en</strong> las puertas de la ciudad de Sión.<br />

o<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

EPISTOLA Hebreos 12:5-7, 11-14<br />

Y han olvidado ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice <strong>en</strong> la Escritura: “No desprecies,<br />

hijo mío, la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te repr<strong>en</strong>da. Porque el Señor corrige a qui<strong>en</strong> él<br />

3


Guillemo Laud Enero 10<br />

Arzobispo de Cantórbery, 1645<br />

ama, y castiga a aquel a qui<strong>en</strong> recibe como hijo.” Ustedes están sufri<strong>en</strong>do para su corrección: Dios los<br />

trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a qui<strong>en</strong> su padre no corrija? Ciertam<strong>en</strong>te, ningún castigo es<br />

agradable <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de recibirlo, sino que duele; pero si uno apr<strong>en</strong>de la lección, el resultado es una<br />

vida de paz y rectitud. Así pues, r<strong>en</strong>uev<strong>en</strong> las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas,<br />

y busqu<strong>en</strong> el camino derecho, para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más. Procur<strong>en</strong> estar <strong>en</strong> paz<br />

con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:32-39<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“Si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él<br />

delante de mi Padre que está <strong>en</strong> el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo<br />

negaré delante de mi Padre que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

“No crean que yo he v<strong>en</strong>ido a traer paz al mundo; no he v<strong>en</strong>ido a traer paz, sino guerra. He v<strong>en</strong>ido a<br />

poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra; de modo que los<br />

<strong>en</strong>emigos de cada cual serán sus propios pari<strong>en</strong>tes. “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí,<br />

no merece ser mío; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no merece ser mío; y el que no toma su<br />

cruz y me sigue, no merece ser mío. El que trate de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida<br />

por causa mía, la salvará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

4


Aelred Enero 12<br />

Abad de Rievaulx, 1167<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, derrama sobre nuestros corazones el don del amor que vi<strong>en</strong>e del Espíritu Santo, a fin de<br />

que, tomando unos la mano de los otros, compartamos el gozo de la amistad, humana y divina, y con tu<br />

siervo Aelred traigamos a muchos a tu comunidad de amor; por Jesucristo el Justo, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

SALMO 36:5-10<br />

5 Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor; *<br />

tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6 Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande; *<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7 ¡Cuán precioso es tu amor! *<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong><br />

bajo la sombra de tus alas.<br />

8 Festejan la abundancia de tu casa; *<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9 Porque contigo está el manantial de la vida, *<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

10 Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>, *<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

o<br />

SALMO145:8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

EPISTOLA Filip<strong>en</strong>ses 2:1-4<br />

Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos<br />

participan del mismo Espíritu, si ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un corazón compasivo, llén<strong>en</strong>me de alegría vivi<strong>en</strong>do todos <strong>en</strong><br />

armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito. No hagan nada por<br />

5


Aelred Enero 12<br />

Abad de Rievaulx, 1167<br />

rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él<br />

mismo. Ninguno busque únicam<strong>en</strong>te su propio bi<strong>en</strong>, sino también el bi<strong>en</strong> de los otros.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:9-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, <strong>en</strong> el amor que les t<strong>en</strong>go. Si<br />

obedec<strong>en</strong> mis mandami<strong>en</strong>tos, permanecerán <strong>en</strong> mi amor, así como yo obedezco los mandami<strong>en</strong>tos de mi<br />

Padre y permanezco <strong>en</strong> su amor.<br />

“Les hablo así para que se alegr<strong>en</strong> conmigo y su alegría sea completa. Mi mandami<strong>en</strong>to es este: Que<br />

se am<strong>en</strong> unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más grande que uno puede t<strong>en</strong>er es dar su<br />

vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hac<strong>en</strong> lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos,<br />

porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo<br />

que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he<br />

<strong>en</strong>cargado que vayan y d<strong>en</strong> mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le<br />

pidan <strong>en</strong> mi nombre. Esto, pues, es lo que les mando: Que se am<strong>en</strong> unos a otros.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

o<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 12:28-34ª<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Porque si yo expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de los<br />

cielos ya ha llegado a ustedes.<br />

“¿Cómo podrá <strong>en</strong>trar algui<strong>en</strong> <strong>en</strong> la casa de un hombre fuerte y robarle sus cosas, si primero no lo<br />

ata? Solam<strong>en</strong>te así podrá robárselas. “El que no está a mi favor, está <strong>en</strong> contra mía; y el que conmigo no<br />

recoge, desparrama. “Por eso les digo que Dios perdonará a los hombres todos los pecados y todo lo malo<br />

que digan, pero no les perdonará que con sus palabras of<strong>en</strong>dan al Espíritu Santo. Dios perdonará incluso a<br />

aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no lo perdonará<br />

ni <strong>en</strong> el mundo pres<strong>en</strong>te ni <strong>en</strong> el v<strong>en</strong>idero.<br />

“Si el árbol es bu<strong>en</strong>o, dará bu<strong>en</strong> fruto; si el árbol es malo, dará mal fruto; pues el árbol se conoce por<br />

su fruto. ¡Raza de víboras! ¿Cómo pued<strong>en</strong> decir cosas bu<strong>en</strong>as, si ustedes mismos son malos?.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

6


Hilario Enero 13<br />

Obispo de Poitiers, 367<br />

COLECTA<br />

Oh Señor Dios nuestro, tú levantaste a tu siervo Hilario para que fuera un campeón de la fe católica:<br />

Consérvanos <strong>en</strong> esa fe verdadera que profesamos <strong>en</strong> nuestro bautismo, a fin de que nos regocijemos <strong>en</strong><br />

t<strong>en</strong>erte como Padre, y permanezcamos <strong>en</strong> tu Hijo, <strong>en</strong> la comunión del Espíritu Santo; que vives y reinas<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Juan 2:18-25<br />

Hijitos, esta es la hora última. Ustedes han oído que vi<strong>en</strong>e el Anticristo; pues bi<strong>en</strong>, ahora han<br />

aparecido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la hora última. Ellos salieron de <strong>en</strong>tre nosotros; pero<br />

<strong>en</strong> realidad no eran de los nuestros, porque si lo hubieran sido se habrían quedado con nosotros. Pero<br />

sucedió así para que se viera claram<strong>en</strong>te que no todos son de los nuestros.<br />

Cristo, el Santo, los ha consagrado a ustedes con el Espíritu, y todos ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> conocimi<strong>en</strong>to.<br />

Les escribo, pues, no porque no conozcan la verdad, sino porque la conoc<strong>en</strong>; y ustedes sab<strong>en</strong> que ninguna<br />

m<strong>en</strong>tira puede v<strong>en</strong>ir de la verdad. ¿Quién es el m<strong>en</strong>tiroso? Precisam<strong>en</strong>te el que dice que Jesús no es el<br />

Mesías. Ese es el Anticristo, pues niega tanto al Padre como al Hijo. Cualquiera que niega al Hijo,<br />

tampoco ti<strong>en</strong>e al Padre; pero el que se declara a favor del Hijo, ti<strong>en</strong>e también al Padre.<br />

Por eso, guard<strong>en</strong> ustedes <strong>en</strong> su corazón el m<strong>en</strong>saje que oyeron desde el principio; y si lo que oyeron<br />

desde el principio queda <strong>en</strong> su corazón, también ustedes permanecerán unidos con el Hijo y con el Padre.<br />

Esto es precisam<strong>en</strong>te lo que nos ha prometido Jesucristo: la vida eterna.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 37:3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

o<br />

7


Hilario Enero 13<br />

Obispo de Poitiers, 367<br />

SALMO 119:97-104<br />

97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! *<br />

Todo el día la estoy meditando.<br />

98 Tus mandami<strong>en</strong>tos me han hecho más sabio que<br />

mis <strong>en</strong>emigos, *<br />

siempre están conmigo.<br />

99 Soy más docto que todos mis maestros, *<br />

porque estudio tus decretos.<br />

100 Soy más sabio que los ancianos, *<br />

porque observo tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

101 De todo mal camino cont<strong>en</strong>go mis pies, *<br />

para guardar tu palabra.<br />

102 No me aparto de tus juicios, *<br />

porque tú mismo me has <strong>en</strong>señado.<br />

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, *<br />

más que la miel a mi boca!<br />

104 De tus mandami<strong>en</strong>tos adquiero compr<strong>en</strong>sión; *<br />

por tanto, aborrezco el camino de la m<strong>en</strong>tira.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:8-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“Les digo que si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se<br />

declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será<br />

negado delante de los ángeles de Dios.<br />

“Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel<br />

que con sus palabras of<strong>en</strong>da al Espíritu Santo.<br />

“Cuando los llev<strong>en</strong> a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocup<strong>en</strong><br />

por cómo van a def<strong>en</strong>derse o qué van a decir, porque cuando les llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, el Espíritu<br />

Santo les <strong>en</strong>señará lo que deb<strong>en</strong> decir.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para el Domingo de Trinidad.<br />

8


Antonio Enero 17<br />

Abad <strong>en</strong> Egipto, 356<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por tu Espíritu Santo capacitaste a tu siervo Antonio para resistir las t<strong>en</strong>taciones del mundo,<br />

la carne y el diablo: Danos la gracia, con m<strong>en</strong>te y corazón puros, de seguirte a ti, el único Dios; que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 5:6-10<br />

Humíll<strong>en</strong>se, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los <strong>en</strong>altezca a su debido tiempo.<br />

Dej<strong>en</strong> todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes.<br />

Sean prud<strong>en</strong>tes y manténganse despiertos, porque su <strong>en</strong>emigo el diablo, como un león rugi<strong>en</strong>te, anda<br />

buscando a qui<strong>en</strong> devorar. Resístanle, firmes <strong>en</strong> la fe, sabi<strong>en</strong>do que <strong>en</strong> todas partes del mundo los<br />

hermanos de ustedes están sufri<strong>en</strong>do las mismas cosas. Pero después que ustedes hayan sufrido por un<br />

poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Es el mismo Dios que <strong>en</strong> su gran amor<br />

nos ha llamado a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> su gloria eterna <strong>en</strong> unión con Jesucristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 91:9-13<br />

9 Porque hiciste del Señor tu refugio, *<br />

del Altísimo, tu habitación,<br />

10 No te sobrev<strong>en</strong>drá mal alguno, *<br />

ni plaga tocará tu morada.<br />

11 Pues a sus ángeles mandará cerca de ti, *<br />

que te guard<strong>en</strong> <strong>en</strong> todos tus caminos.<br />

12 En las manos te llevarán, *<br />

para que tu pie no tropiece <strong>en</strong> piedra.<br />

13 Sobre el león y el áspid pisarás; *<br />

hollarás al cachorro del león y a la serpi<strong>en</strong>te.<br />

o<br />

SALMO 1<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

9


Antonio Enero 17<br />

Abad <strong>en</strong> Egipto, 356<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:17-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corri<strong>en</strong>do, se puso de rodillas delante de él y le<br />

preguntó: —Maestro bu<strong>en</strong>o, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: —¿Por qué<br />

me llamas bu<strong>en</strong>o? Bu<strong>en</strong>o solam<strong>en</strong>te hay uno: Dios. Ya sabes los mandami<strong>en</strong>tos: ‘No mates, no cometas<br />

adulterio, no robes, no digas m<strong>en</strong>tiras <strong>en</strong> perjuicio de nadie ni <strong>en</strong>gañes; honra a tu padre y a tu madre.’ El<br />

hombre le dijo: —Maestro, todo eso lo he cumplido desde jov<strong>en</strong>. Jesús lo miró con cariño, y le contestó:<br />

—Una cosa te falta: anda, v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>es y dáselo a los pobres. Así t<strong>en</strong>drás riqueza <strong>en</strong> el cielo.<br />

Luego v<strong>en</strong> y sígueme.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

10


Wulfstán Enero 19<br />

Obispo de Worcester, 1095<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tu hijo unigénito llevó cautiva la cautividad y dio dones a tu pueblo: Multiplica<br />

<strong>en</strong>tre nosotros a los pastores fieles, que, con tu santo obispo Wulfstán, d<strong>en</strong> valor a los que están oprimidos<br />

y sujetos a cautiverio; y llévanos a todos, te rogamos, a la verdadera libertad de tu reino; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA Éxodo 3:1-12<br />

Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián, y un día las llevó a través<br />

del desierto y llegó hasta el monte de Dios, que se llama Horeb. Allí el ángel del Señor se le apareció <strong>en</strong><br />

una llama de fuego, <strong>en</strong> medio de una zarza. Moisés se fijó bi<strong>en</strong> y se dio cu<strong>en</strong>ta de que la zarza ardía con el<br />

fuego, pero no se consumía. Entonces p<strong>en</strong>só: “¡Qué cosa tan extraña! Voy a ver por qué no se consume la<br />

zarza.” Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés! ¡Moisés!<br />

—Aquí estoy —contestó Moisés. Entonces Dios le dijo: —No te acerques. Y descálzate, porque el lugar<br />

donde estás es sagrado. Y añadió: —Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac<br />

y de Jacob. Moisés se cubrió la cara, pues tuvo miedo de mirar a Dios, pero el Señor siguió dici<strong>en</strong>do: —<br />

Claram<strong>en</strong>te he visto cómo sufre mi pueblo que está <strong>en</strong> Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus<br />

capataces, y sé muy bi<strong>en</strong> lo que sufr<strong>en</strong>. Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a<br />

sacarlos de ese país y a llevarlos a una tierra grande y bu<strong>en</strong>a, donde la leche y la miel corr<strong>en</strong> como el agua.<br />

Es el país donde viv<strong>en</strong> los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. Mira,<br />

he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho. Por lo<br />

tanto, ponte <strong>en</strong> camino, que te voy a <strong>en</strong>viar ante el faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los<br />

israelitas. Entonces Moisés le dijo a Dios: —¿Y quién soy yo para pres<strong>en</strong>tarme ante el faraón y sacar de<br />

Egipto a los israelitas? Y Dios le contestó: —Yo estaré contigo, y esta es la señal de que yo mismo te<br />

<strong>en</strong>vío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me adorarán <strong>en</strong> este monte.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 146:4-9<br />

4 ¡Dichosos aquéllos cuya ayuda es el Dios de Jacob, *<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5 El cual hizo los cielos y la tierra,<br />

el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay, *<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6 Que hace justicia a los oprimidos, *<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7 El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos; *<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8 El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros; *<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

11


Wulfstán Enero 19<br />

Obispo de Worcester, 1095<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9 Reinará el Señor para siempre, *<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

¡Aleluya!<br />

o<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:5-8, 14-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho<br />

fruto; pues sin mí no pued<strong>en</strong> ustedes hacer nada. El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se<br />

secará como las ramas que se recog<strong>en</strong> y se queman <strong>en</strong> el fuego.<br />

“Si ustedes permanec<strong>en</strong> unidos a mí, y si permanec<strong>en</strong> fieles a mis <strong>en</strong>señanzas, pidan lo que quieran y<br />

se les dará. En esto se muestra la gloria de mi Padre, <strong>en</strong> que d<strong>en</strong> mucho fruto y llegu<strong>en</strong> así a ser verdaderos<br />

discípulos míos.<br />

Ustedes son mis amigos, si hac<strong>en</strong> lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no<br />

sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha<br />

dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he <strong>en</strong>cargado que vayan<br />

y d<strong>en</strong> mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les dará todo lo que le pidan <strong>en</strong> mi nombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Bautismo<br />

12


Fabian Enero 20<br />

Obispo y Mártir de Roma, 250<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, <strong>en</strong> tu provid<strong>en</strong>cia señalaste a tu santo mártir Fabián como digno de ser pastor principal de<br />

tu pueblo, y le guiaste para fortalecer a tu <strong>Iglesia</strong> de tal modo que ésta se mantuvo firme <strong>en</strong> el día de la<br />

persecución: Concede a cuantos llamas a cualquier ministerio <strong>en</strong> tu iglesia que sean obedi<strong>en</strong>tes a tu<br />

llamado con toda humildad, y puedan realizar sus tareas con dilig<strong>en</strong>cia y fidelidad; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Esdras 2:42-48<br />

Los porteros eran los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Salum, los de Ater, los de Talmón, los de Acub, los de Hatitá y<br />

los de Sobai. En total, ci<strong>en</strong>to treinta y nueve.<br />

Los sirvi<strong>en</strong>tes del templo eran los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Sihá, los de Hasufá, los de Tabaot, los de Querós,<br />

los de Siahá, los de Padón, los de Lebaná, los de Hagabá, los de Acub, los de Hagab, los de Salmai, los de<br />

Hanán, los de Guidel, los de Gáhar, los de Reaías, los de Resín, los de Necodá, los de Gazam,<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 110:1-4<br />

1 El Señor dijo a mi soberano: "Siéntate a mi diestra, *<br />

hasta que ponga a tus <strong>en</strong>emigos por estrado de tus pies".<br />

2 El Señor <strong>en</strong>viará desde Sión el cetro de tu poder, *<br />

dici<strong>en</strong>do: "Domina <strong>en</strong> medio de tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3 Dignidad principesca ha sido tuya<br />

desde el día de tu nacimi<strong>en</strong>to; *<br />

<strong>en</strong> la hermosura de la santidad te <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dré,<br />

como rocío del s<strong>en</strong>o de la aurora".<br />

4 Juró el Señor, y no se retractará: *<br />

"Tú eres sacerdote para siempre,<br />

según el ord<strong>en</strong> de Melquisedec".<br />

o<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

13


Fabian Enero 20<br />

Obispo y Mártir de Roma, 250<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:16-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“¡Mir<strong>en</strong>! Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean, pues, astutos como<br />

serpi<strong>en</strong>tes, aunque también s<strong>en</strong>cillos como palomas. T<strong>en</strong>gan cuidado, porque los <strong>en</strong>tregarán a las<br />

autoridades, los golpearán <strong>en</strong> las sinagogas y hasta los pres<strong>en</strong>tarán ante gobernadores y reyes por causa<br />

mía; así podrán dar testimonio de mí delante de ellos y de los paganos. Pero cuando los <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a las<br />

autoridades, no se preocup<strong>en</strong> ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les<br />

llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes qui<strong>en</strong>es habl<strong>en</strong>, sino que el<br />

Espíritu de su Padre hablará por ustedes.<br />

“Los hermanos <strong>en</strong>tregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se<br />

volverán contra sus padres y los matarán. Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se<br />

mant<strong>en</strong>ga firme hasta el fin, se salvará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

14


Inés Enero 21<br />

Mártir <strong>en</strong> Roma, 304<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, tú escoges a los que el mundo considera impot<strong>en</strong>tes para avergonzar a<br />

los poderosos: Concéd<strong>en</strong>os apreciar de tal modo la memoria de tu jov<strong>en</strong> mártir Inés, que compartamos su<br />

fe pura y firme <strong>en</strong> ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Cantares 2:10-13<br />

Mi amado me dijo: “Levántate, amor mío; anda, cariño, vamos. ¡Mira! El invierno ha pasado y con<br />

él se han ido las lluvias. Ya han brotado flores <strong>en</strong> el campo, ya ha llegado el tiempo de cantar, ya se<br />

escucha <strong>en</strong> nuestra tierra el arrullo de las tórtolas. Ya ti<strong>en</strong>e higos la higuera, y los viñedos esparc<strong>en</strong> su<br />

aroma. “Levántate, amor mío; anda, cariño, vamos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 45:11-16<br />

11 Oye, hija, considera e inclina tu oído: *<br />

Olvida tu pueblo y la casa de tu padre;<br />

12 Porque el rey se deleitará <strong>en</strong> tu hermosura; *<br />

él es tu señor, ríndele hom<strong>en</strong>aje.<br />

13 El pueblo de Tiro vi<strong>en</strong>e con regalos; *<br />

los ricos del pueblo imploran tu favor".<br />

14 Toda gloriosa es la princesa al <strong>en</strong>trar; *<br />

de brocado de oro es su vestido.<br />

15 Con vestidos bordados es llevada al rey; *<br />

<strong>en</strong> cortejo le sigu<strong>en</strong> sus damas.<br />

16 Con alegría y gozo son traídas, *<br />

y <strong>en</strong>tran al palacio del rey.<br />

o<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

15


Inés Enero 21<br />

Mártir <strong>en</strong> Roma, 304<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 18:1-6<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En aquella misma ocasión los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el más<br />

importante <strong>en</strong> el reino de los cielos? Jesús llamó <strong>en</strong>tonces a un niño, lo puso <strong>en</strong> medio de ellos y dijo: —<br />

Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelv<strong>en</strong> como niños, no <strong>en</strong>trarán <strong>en</strong> el reino de los cielos. El<br />

más importante <strong>en</strong> el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño. Y el que recibe <strong>en</strong><br />

mi nombre a un niño como este, me recibe a mí.<br />

A cualquiera que haga caer <strong>en</strong> pecado a uno de estos pequeños que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí, más le valdría que lo<br />

hundieran <strong>en</strong> lo profundo del mar con una gran piedra de molino atada al cuello.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

16


Vic<strong>en</strong>te Enero 22<br />

Diácono de Zaragoza y Mártir, 304<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tu diácono Vic<strong>en</strong>te, sost<strong>en</strong>ido por ti, no se amilanó ante las am<strong>en</strong>azas ni se dejó<br />

v<strong>en</strong>cer por los torm<strong>en</strong>tos: Fortaléc<strong>en</strong>os para soportar todas las adversidades con fe inv<strong>en</strong>cible y constante;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

Apocalipsis 7:13-17<br />

Entonces uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de<br />

dónde han v<strong>en</strong>ido?” “Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por la<br />

gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero. “Por eso<br />

están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono los<br />

protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los molestará;<br />

porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de aguas de vida,<br />

y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 31: 1-5<br />

1 En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás; *<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2 Inclina a mí tu oído; *<br />

apresúrate a librarme.<br />

3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo; *<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5 En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu; *<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

o<br />

SALMO116:10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

17


Vic<strong>en</strong>te Enero 22<br />

Diácono de Zaragoza y Mártir, 304<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

¡Aleluya!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:4-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A ustedes, amigos míos, les digo que no deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er miedo de los que matan el cuerpo, pero después<br />

no pued<strong>en</strong> hacer más. Yo les voy a decir a quién deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>erle miedo: ténganle miedo al que, después de<br />

quitar la vida, ti<strong>en</strong>e autoridad para echar <strong>en</strong> el infierno. Sí, ténganle miedo a él.<br />

¿No se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de<br />

ellos. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los ti<strong>en</strong>e contados uno por uno. Así<br />

que no t<strong>en</strong>gan miedo: ustedes val<strong>en</strong> más que muchos pajarillos.<br />

Les digo que si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se<br />

declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será<br />

negado delante de los ángeles de Dios.<br />

Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel<br />

que con sus palabras of<strong>en</strong>da al Espíritu Santo.<br />

Cuando los llev<strong>en</strong> a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocup<strong>en</strong> por<br />

cómo van a def<strong>en</strong>derse o qué van a decir, porque cuando les llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, el Espíritu<br />

Santo les <strong>en</strong>señará lo que deb<strong>en</strong> decir.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

18


Phillips Brooks Enero 23<br />

Obispo de Massachussets, 1893<br />

COLECTA<br />

Oh Dios eterno, tú revelaste verdad a tu siervo Phillips Brooks, y formaste y modelaste su m<strong>en</strong>te y<br />

corazón de tal manera que fue capaza de mediar esa verdad con gracia y poder: Concede, te suplicamos,<br />

que todos aquellos a qui<strong>en</strong>es llamas a predicar el Evangelio se empap<strong>en</strong> de tu Palabra, y conform<strong>en</strong> su vida<br />

a tu voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 3:14-21<br />

Por esta razón me pongo de rodillas delante del Padre, de qui<strong>en</strong> recibe su nombre toda familia, tanto<br />

<strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra. Pido al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiorm<strong>en</strong>te, poder<br />

y fuerza por medio del Espíritu de Dios, que Cristo viva <strong>en</strong> sus corazones por la fe, y que el amor sea la<br />

raíz y el fundam<strong>en</strong>to de sus vidas. Y que así puedan compr<strong>en</strong>der con todo el pueblo santo cuán ancho,<br />

largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande<br />

que todo cuanto podemos conocer, para que llegu<strong>en</strong> a colmarse de la pl<strong>en</strong>itud total de Dios.<br />

Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o p<strong>en</strong>samos,<br />

gracias a su poder que actúa <strong>en</strong> nosotros. ¡Gloria a Dios <strong>en</strong> la iglesia y <strong>en</strong> Cristo Jesús, por todos los siglos<br />

y para siempre! Amén.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

o<br />

SALMO 33: 1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

19


Phillips Brooks Enero 23<br />

Obispo de Massachussets, 1893<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24:24-27<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Porque v<strong>en</strong>drán falsos Mesías y falsos profetas; y harán grandes señales y milagros, para <strong>en</strong>gañar, a<br />

ser posible, hasta a los que Dios mismo ha escogido. Ya se lo he advertido a ustedes de antemano. Por eso,<br />

si les dic<strong>en</strong>: ‘Mir<strong>en</strong>, allí está, <strong>en</strong> el desierto’, no vayan; o si les dic<strong>en</strong>: ‘Mir<strong>en</strong>, aquí está escondido’, no lo<br />

crean. Porque como un relámpago que se ve brillar de ori<strong>en</strong>te a occid<strong>en</strong>te, así será cuando regrese el Hijo<br />

del hombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

20


Timoteo y Tito Enero 26<br />

Compañeros de San Pablo<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú llamaste a Timoteo y Tito a ser evangelizadores y maestros y les hiciste fuertes<br />

para resistir las p<strong>en</strong>alidades: Fortaléc<strong>en</strong>os para permanecer firmes <strong>en</strong> la adversidad, y vivir una vida<br />

piadosa y justa <strong>en</strong> nuestro día a fin de que con segura confianza busquemos nuestra esperanza b<strong>en</strong>dita, la<br />

gloriosa v<strong>en</strong>ida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 1:1-8<br />

Pablo, apóstol de Cristo Jesús, <strong>en</strong>viado por voluntad de Dios de acuerdo con la promesa de vida que<br />

se obti<strong>en</strong>e por medio de Cristo Jesús, saluda al querido hijo Timoteo. Que Dios Padre y Cristo Jesús<br />

nuestro Señor derram<strong>en</strong> su gracia, su misericordia y su paz sobre ti.<br />

Al recordarte siempre <strong>en</strong> mis oraciones de día y de noche, doy gracias a Dios, a qui<strong>en</strong> sirvo con una<br />

conci<strong>en</strong>cia limpia, como sirvieron también mis antepasados. Me acuerdo siempre de tus lágrimas, y<br />

quisiera verte para ll<strong>en</strong>arme de alegría. Porque me acuerdo de la fe sincera que ti<strong>en</strong>es. Primero la tuvieron<br />

tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro de que también tú la ti<strong>en</strong>es.<br />

Por eso te recomi<strong>en</strong>do que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos. Pues<br />

Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de bu<strong>en</strong> juicio. No te<br />

avergü<strong>en</strong>ces, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor; ni tampoco te avergü<strong>en</strong>ces de mí, preso por<br />

causa suya. Antes bi<strong>en</strong>, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> por<br />

causa del evangelio.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

o<br />

Tito 1:1-5<br />

Carta de Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, <strong>en</strong>viado por él para que los elegidos de Dios<br />

llegu<strong>en</strong> a la fe y al conocimi<strong>en</strong>to de la verdad que se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> nuestra religión, sost<strong>en</strong>idos por la<br />

esperanza de la vida eterna. Dios, que no mi<strong>en</strong>te, prometió esta vida desde la eternidad, y ahora, a su<br />

debido tiempo, ha dado a conocer su m<strong>en</strong>saje por medio de la predicación que me ha sido confiada por<br />

mandato de Dios nuestro Salvador. A Tito, verdadero hijo <strong>en</strong> la fe común a los dos. Que Dios nuestro<br />

Padre y Jesucristo nuestro Salvador derram<strong>en</strong> su gracia y su paz sobre ti.<br />

Cuando te dejé <strong>en</strong> la isla de Creta, lo hice para que arreglaras lo que quedaba por arreglar y para<br />

que, <strong>en</strong> cada pueblo, nombraras ancianos de la iglesia, de acuerdo con lo que yo te <strong>en</strong>cargué.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

21


Timoteo y Tito Enero 26<br />

Compañeros de San Pablo<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

o<br />

SALMO 23<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

22


Timoteo y Tito Enero 26<br />

Compañeros de San Pablo<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 10:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces Jesús dijo: “Les aseguro que el que no <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el redil de las ovejas por la puerta es un<br />

ladrón y un bandido. Pero el que <strong>en</strong>tra por la puerta es el pastor que cuida las ovejas. El portero le abre la<br />

puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre, y las ovejas reconoc<strong>en</strong> su voz; las saca del redil, y<br />

cuando ya han salido todas, camina delante de ellas, y las ovejas lo sigu<strong>en</strong> porque reconoc<strong>en</strong> su voz. En<br />

cambio, a un desconocido no lo sigu<strong>en</strong>, sino que huy<strong>en</strong> de él, porque desconoc<strong>en</strong> su voz.”<br />

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron lo que les quería decir.<br />

Jesús volvió a decirles: “Esto les aseguro: Yo soy la puerta por donde pasan las ovejas. Todos los<br />

que vinieron antes de mí, fueron unos ladrones y unos bandidos; pero las ovejas no les hicieron caso. Yo<br />

soy la puerta: el que por mí <strong>en</strong>tre, se salvará. Será como una oveja que <strong>en</strong>tra y sale y <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra pastos.<br />

El ladrón vi<strong>en</strong>e solam<strong>en</strong>te para robar, matar y destruir; pero yo he v<strong>en</strong>ido para que t<strong>en</strong>gan vida, y<br />

para que la t<strong>en</strong>gan <strong>en</strong> abundancia.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

23


Juan Crisóstomo Enero 27<br />

Obispo de Constantinopla, 407<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tú diste a tu siervo Juan Crisóstomo la gracia de proclamar elocu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te tu justicia <strong>en</strong> la<br />

gran congregación, y resistir intrépidam<strong>en</strong>te el reproche por el honor de tu Nombre: Concede<br />

Misericordiosam<strong>en</strong>te a todos los obispos y pastores tal excel<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la predicación, y fidelidad <strong>en</strong> la<br />

administración de tu Palabra, que tu pueblo sea partícipe junto con ellos de la gloria que será revelada; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos: Amén.<br />

Jeremías 1:4-10<br />

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: “Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que<br />

nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones.” Yo contesté: “¡Ay,<br />

Señor! ¡Yo soy muy jov<strong>en</strong> y no sé hablar!” Pero el Señor me dijo: “No digas que eres muy jov<strong>en</strong>. Tú irás<br />

a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ord<strong>en</strong>e. No t<strong>en</strong>gas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para<br />

protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra.” Entonces el Señor ext<strong>en</strong>dió la mano, me tocó los labios y me<br />

dijo: “Yo pongo mis palabras <strong>en</strong> tus labios. Hoy te doy pl<strong>en</strong>a autoridad sobre reinos y naciones, para<br />

arrancar y derribar, para destruir y demoler, y también para construir y plantar.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 49:1-8<br />

1 Oigan esto, pueblos todos;<br />

escuch<strong>en</strong>, habitantes todos del mundo, *<br />

así los plebeyos como los nobles,<br />

el rico y el pobre juntam<strong>en</strong>te.<br />

2 Mi boca hablará sabiduría, *<br />

y el p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to de mi corazón, intelig<strong>en</strong>cia.<br />

3 Inclinaré mi oído al proverbio; *<br />

manifestaré mi secreto al son del arpa.<br />

4 ¿Por qué he de temer <strong>en</strong> los días de adversidad, *<br />

cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare,<br />

5 La iniquidad de los que confían <strong>en</strong> sus bi<strong>en</strong>es, *<br />

y se jactan de sus muchas riquezas?<br />

6 Nadie puede redimirse a sí mismo, *<br />

ni pagar a Dios su propio rescate;<br />

7 Porque el precio de nuestra red<strong>en</strong>ción es tan grande, *<br />

que nunca t<strong>en</strong>dríamos sufici<strong>en</strong>te para pagarlo,<br />

8 A fin de vivir para siempre, *<br />

y nunca ver la sepultura.<br />

o<br />

24


Juan Crisóstomo Enero 27<br />

Obispo de Constantinopla, 407<br />

SALMO 34:15-22<br />

15 Los ojos del Señor están sobre los justos, *<br />

y at<strong>en</strong>tos sus oídos a su clamor.<br />

16 La ira del Señor contra los que mal hac<strong>en</strong>, *<br />

para borrar de la tierra su memoria.<br />

17 Claman los justos, y el Señor escucha, *<br />

y los libra de todas sus angustias.<br />

18 Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, *<br />

y salvará a los humildes de espíritu.<br />

19 Muchos son las aflicciones de los justos, *<br />

pero de todas ellas les librará el Señor.<br />

20 El guarda todos sus huesos; *<br />

ni uno de ellos será quebrantado.<br />

21 Matará al malo la maldad, *<br />

y los que aborrec<strong>en</strong> al justo serán cond<strong>en</strong>ados.<br />

22 El Señor redime la vida de sus siervos, *<br />

y no serán cond<strong>en</strong>ados los que <strong>en</strong> él confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 21:12-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pero antes de esto, a ustedes les echarán mano y los perseguirán. Los llevarán a juzgar <strong>en</strong> las<br />

sinagogas, los meterán <strong>en</strong> la cárcel y los pres<strong>en</strong>tarán ante reyes y gobernadores por causa mía. Así<br />

t<strong>en</strong>drán oportunidad de dar testimonio de mí. Háganse el propósito de no preparar de antemano su def<strong>en</strong>sa,<br />

porque yo les daré palabras tan ll<strong>en</strong>as de sabiduría que ninguno de sus <strong>en</strong>emigos podrá resistirlos ni<br />

contradecirlos <strong>en</strong> nada.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

25


Tomás de Aquino Enero 28<br />

Presbítero y Fraile, 1274<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has <strong>en</strong>riquecido a tu <strong>Iglesia</strong> con la singular sabiduría y santidad de tu siervo<br />

Tomás de Aquino: Ilumínanos más y más, te suplicamos, por medio del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to disciplinado y la<br />

<strong>en</strong>señanza de eruditos cristianos, y profundiza nuestra devoción por medio del ejemplo de vidas santas; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

Sabiduría 7:7-14<br />

En efecto, el espíritu del Señor ll<strong>en</strong>a la tierra, da consist<strong>en</strong>cia al universo y conoce lo que dice el<br />

hombre. Por eso, qui<strong>en</strong> dice cosas malas no puede esconderse, ni podrá escapar del juicio y de la acusación<br />

de Dios. Los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos del malo serán investigados, y, como prueba de sus malas acciones, llegará<br />

hasta el Señor el informe de lo que haya dicho. Dios lo escucha todo con oído at<strong>en</strong>to; ni aun lo dicho <strong>en</strong><br />

voz baja por el hombre se le escapa. Evit<strong>en</strong>, por tanto, las murmuraciones inútiles y no digan nada malo,<br />

porque aun lo dicho <strong>en</strong> secreto trae sus consecu<strong>en</strong>cias, y una boca m<strong>en</strong>tirosa lleva al hombre a la muerte.<br />

No busqu<strong>en</strong> la muerte con una vida extraviada, ni, por sus acciones, atraigan sobre ustedes la perdición.<br />

Pues Dios no hizo la muerte ni se alegra destruy<strong>en</strong>do a los seres vivi<strong>en</strong>tes. Todo lo creó para que existiera;<br />

lo que el mundo produce es saludable, y <strong>en</strong> ello no hay v<strong>en</strong><strong>en</strong>o mortal; la muerte no reina <strong>en</strong> la tierra.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 37:3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

o<br />

SALMO 119:97-104<br />

97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! *<br />

Todo el día la estoy meditando.<br />

26


Tomás de Aquino Enero 28<br />

Presbítero y Fraile, 1274<br />

98 Tus mandami<strong>en</strong>tos me han hecho más sabio que<br />

mis <strong>en</strong>emigos, *<br />

y siempre están conmigo.<br />

99 Soy más docto que todos mis maestros, *<br />

porque estudio tus decretos.<br />

100 Soy más sabio que los ancianos, *<br />

porque observo tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

101 De todo mal camino cont<strong>en</strong>go mis pies, *<br />

para guardar tu palabra.<br />

102No me aparto de tus juicios, *<br />

porque tú mismo me has <strong>en</strong>señado.<br />

103¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, *<br />

más que la miel a mi boca!<br />

104De tus mandami<strong>en</strong>tos adquiero compr<strong>en</strong>sión; *<br />

por tanto, aborrezco el camino de la m<strong>en</strong>tira.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos.<br />

Entonces Jesús les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se<br />

parece al dueño de una casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para el Domingo de Trinidad<br />

27


Brígida (Brida) Febrero 1<br />

COLECTA<br />

Eterno Dios, hoy nos regocijamos <strong>en</strong> el compañerismo de tu b<strong>en</strong>dita sierva Brígida, y te damos<br />

gracias por su vida de consagrado servicio. Inspíranos con vida y luz, y danos perseverancia para servirte<br />

todos nuestros días; por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 1:26-31<br />

Hermanos, deb<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de que Dios los ha llamado a pesar de que pocos de ustedes son<br />

sabios según los criterios humanos, y pocos de ustedes son g<strong>en</strong>te con autoridad o pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a familias<br />

importantes. Y es que, para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por tontos;<br />

y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por débiles. Dios ha escogido a la<br />

g<strong>en</strong>te despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que<br />

son algo. Así nadie podrá presumir delante de Dios. Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo<br />

Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra<br />

liberación. De esta manera, como dice la Escritura: “Si alguno quiere <strong>en</strong>orgullecerse, que se <strong>en</strong>orgullezca<br />

del Señor.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 138<br />

1 Te daré gracias, oh Señor, de todo corazón; *<br />

delante de los dioses cantaré tus alabanzas.<br />

2 Me postraré hacia tu santo templo,<br />

y alabaré tu Nombre, *<br />

por tu amor y tu fidelidad;<br />

3 Porque has glorificado tu Nombre, *<br />

y tu palabra por <strong>en</strong>cima de todo.<br />

4 Cuando te invoqué, me respondiste, *<br />

fortaleciste mi alma con vigor.<br />

5 Te alabarán, oh Señor, todos los reyes de la tierra, *<br />

al escuchar las palabras de tu boca.<br />

6 Cantarán de los caminos del Señor: *<br />

"¡Cuán grande la gloria del Señor!"<br />

7 Aunque excelso es el Señor, cuida del humilde, *<br />

y al altivo percibe de lejos.<br />

8 Aunque camine <strong>en</strong>tre peligros, tú me guardas seguro; *<br />

contra la ira de mis <strong>en</strong>emigos exti<strong>en</strong>des tu mano,<br />

y tu diestra me salvará.<br />

9 El Señor cumplirá <strong>en</strong> mí su propósito; *<br />

tu misericordia, oh Señor, es para siempre;<br />

no desampares la obra de tus manos.<br />

28


Brígida (Brida) Febrero 1<br />

o<br />

SALMO 1<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:25-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Por lo tanto, yo les digo: No se preocup<strong>en</strong> por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa<br />

que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Mir<strong>en</strong> las<br />

aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha <strong>en</strong> graneros; sin embargo, el<br />

Padre de ustedes que está <strong>en</strong> el cielo les da de comer. ¡Y ustedes val<strong>en</strong> más que las aves! En todo caso, por<br />

mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?<br />

¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíj<strong>en</strong>se cómo crec<strong>en</strong> los lirios del campo: no trabajan<br />

ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de<br />

ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está <strong>en</strong> el campo y mañana se quema <strong>en</strong> el horno, ¡con<br />

mayor razón los vestirá a ustedes, g<strong>en</strong>te falta de fe! Así que no se preocup<strong>en</strong>, preguntándose: ‘¿Qué vamos<br />

a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué vamos a vestirnos?’ Todas estas cosas son las que<br />

preocupan a los paganos, pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto,<br />

pongan toda su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el reino de los cielos y <strong>en</strong> hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también<br />

todas estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

29


Anscario Febrero 1<br />

Arzobispo de Hamburgo, Misionero a Dinamarca y Suecia, 865<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, tú <strong>en</strong>viaste a tu siervo Anscario como apóstol al pueblo de Escandinavia,<br />

y le permitiste poner un cimi<strong>en</strong>to firme para su conversión, aún cuando no pudo ver el resultado de sus<br />

trabajos: Guarda a tu <strong>Iglesia</strong> del desánimo <strong>en</strong> el día de las cosas pequeñas, sabi<strong>en</strong>do que cuando has<br />

com<strong>en</strong>zado una bu<strong>en</strong>a obra la llevarás a una conclusión fructífera; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Hechos 1:1-9<br />

En mi primer libro, excel<strong>en</strong>tísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y<br />

<strong>en</strong>señado desde el principio y hasta el día <strong>en</strong> que subió al cielo. Antes de irse, por medio del Espíritu Santo<br />

dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían hacer. Y después de muerto<br />

se les pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuar<strong>en</strong>ta días se dejó<br />

ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios.<br />

Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo:<br />

—Esper<strong>en</strong> a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que Juan<br />

bautizó con agua, pero d<strong>en</strong>tro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Los que<br />

estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: —Señor, ¿vas a restablecer <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to el reino de Israel?<br />

Jesús les contestó: —No les corresponde a ustedes conocer el día o el mom<strong>en</strong>to que el Padre ha fijado con<br />

su propia autoridad; pero cuando el Espíritu Santo v<strong>en</strong>ga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar<br />

testimonio de mí, <strong>en</strong> Jerusalén, <strong>en</strong> toda la región de Judea y de Samaria, y hasta <strong>en</strong> las partes más lejanas<br />

de la tierra.<br />

Dicho esto, mi<strong>en</strong>tras ellos lo estaban mirando, Jesús fue levantado, y una nube lo <strong>en</strong>volvió y no lo<br />

volvieron a ver.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

30


Anscario Febrero 1<br />

Arzobispo de Hamburgo, Misionero a Dinamarca y Suecia, 865<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 6:7-13<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Llamó a los doce discípulos, y com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>viarlos de dos <strong>en</strong> dos, dándoles autoridad sobre los<br />

espíritus impuros. Les ord<strong>en</strong>ó que no llevaran nada para el camino, sino solam<strong>en</strong>te un bastón. No debían<br />

llevar pan ni provisiones ni dinero. Podían ponerse sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. Les dijo: —<br />

Cuando <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> ustedes <strong>en</strong> una casa, quéd<strong>en</strong>se allí hasta que se vayan del lugar. Y si <strong>en</strong> algún lugar no los<br />

recib<strong>en</strong> ni los quier<strong>en</strong> oír, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, para que les sirva a ellos de<br />

advert<strong>en</strong>cia.<br />

Entonces salieron los discípulos a decirle a la g<strong>en</strong>te que se volviera a Dios. También expulsaron<br />

muchos demonios, y curaron a muchos <strong>en</strong>fermos ungiéndolos con aceite.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles<br />

31


Cornelio el C<strong>en</strong>turión Febrero 4<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por tu Espíritu Santo llamaste a Cornelio el C<strong>en</strong>turión a ser el primer cristiano <strong>en</strong>tre los<br />

g<strong>en</strong>tiles: Concede a tu <strong>Iglesia</strong> una voluntad presta para ir a donde tú la <strong>en</strong>víes y hacer lo que tú le mandes,<br />

a fin de que bajo tu guía acoja a los que se vuelv<strong>en</strong> a ti <strong>en</strong> amor y fe, y proclame el Evangelio a todas las<br />

naciones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Hechos 11:1-18<br />

Los apóstoles y los hermanos que estaban <strong>en</strong> Judea recibieron noticias de que también los no judíos<br />

habían aceptado el m<strong>en</strong>saje de Dios. Pero cuando Pedro volvió a Jerusalén, lo criticaron algunos de los<br />

crey<strong>en</strong>tes proced<strong>en</strong>tes del judaísmo. Le preguntaron: —¿Por qué fuiste a visitar a los que no son judíos, y<br />

comiste con ellos? Pedro les contó desde el principio todo lo que había pasado. Les dijo: —Yo estaba <strong>en</strong> la<br />

ciudad de Jope, y mi<strong>en</strong>tras oraba tuve una visión: Vi algo parecido a una gran sábana que, atada por las<br />

cuatro puntas, bajaba del cielo hasta donde yo estaba. Me fijé bi<strong>en</strong> para ver lo que había d<strong>en</strong>tro, y vi<br />

cuadrúpedos y fieras, reptiles y aves. Y oí una voz, que me dijo: ‘Levántate, Pedro; mata y come.’ Yo<br />

contesté: ‘No, Señor, porque nunca ha <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> mi boca nada profano ni impuro.’ Entonces la voz del<br />

cielo me habló de nuevo, diciéndome: ‘Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú profano.’ Esto sucedió<br />

tres veces, y luego todo volvió a subir al cielo. En aquel mom<strong>en</strong>to, tres hombres <strong>en</strong>viados desde Cesarea a<br />

buscarme llegaron a la casa donde estábamos. El Espíritu me mandó que, sin dudarlo, fuera con ellos. Y<br />

también fueron conmigo estos seis hermanos. Todos <strong>en</strong>tramos <strong>en</strong> casa de cierto hombre, que nos contó<br />

cómo <strong>en</strong> su casa había visto a un ángel, que puesto de pie le había dicho: ‘Manda a algui<strong>en</strong> a la ciudad de<br />

Jope para que haga v<strong>en</strong>ir a Simón, que también es conocido como Pedro; él te dirá cómo puedes salvarte,<br />

tú y toda tu familia.’ Cuando com<strong>en</strong>cé a hablarles, el Espíritu Santo vino sobre ellos de igual manera que al<br />

principio vino sobre nosotros. Entonces me acordé de lo que había dicho el Señor: ‘Es cierto que Juan<br />

bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.’ Pues bi<strong>en</strong>, si Dios les da también a<br />

ellos lo mismo que nos ha dado a nosotros que hemos creído <strong>en</strong> el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para<br />

oponerme a Dios?<br />

Cuando los hermanos de Jerusalén oyeron estas cosas, se callaron y alabaron a Dios, dici<strong>en</strong>do: —¡De<br />

manera que también a los que no son judíos les ha dado Dios la oportunidad de volverse a él y alcanzar la<br />

vida eterna!<br />

SALMO 67<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Dios t<strong>en</strong>ga misericordia de nosotros, y nos b<strong>en</strong>diga, *<br />

haga resplandecer su rostro y v<strong>en</strong>ga a nosotros.<br />

2 Sean conocidos <strong>en</strong> la tierra tus caminos, *<br />

<strong>en</strong> todas las naciones tu salvación.<br />

3 Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios; *<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

32


Cornelio el C<strong>en</strong>turión Febrero 4<br />

4 Alégr<strong>en</strong>se las naciones y aclam<strong>en</strong> con júbilo, *<br />

porque juzgas los pueblos con equidad,<br />

y diriges todas las naciones de la tierra.<br />

5 Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios; *<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

6 La tierra ha dado su fruto; *<br />

nos b<strong>en</strong>diga Dios, el Dios nuestro.<br />

7 Dios nos b<strong>en</strong>diga; *<br />

témanlo todos los confines de la tierra.<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 13:22-29<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En su camino a Jerusalén, Jesús <strong>en</strong>señaba <strong>en</strong> los pueblos y aldeas por donde pasaba. Uno le<br />

preguntó: —Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él contestó: —Procur<strong>en</strong> <strong>en</strong>trar por la puerta angosta;<br />

porque les digo que muchos querrán <strong>en</strong>trar, y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y<br />

cierre la puerta, ustedes, los que están afuera, llamarán y dirán: ‘Señor, ábr<strong>en</strong>os.’ Pero él les contestará:<br />

‘No sé de dónde son ustedes.’ Entonces com<strong>en</strong>zarán ustedes a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y<br />

tú <strong>en</strong>señaste <strong>en</strong> nuestras calles.’ Pero él les contestará: ‘No sé de dónde son ustedes. ¡Apárt<strong>en</strong>se de mí,<br />

malhechores!’ Entonces v<strong>en</strong>drán el llanto y la desesperación, al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los<br />

profetas están <strong>en</strong> el reino de Dios, y que ustedes son echados fuera. Porque va a v<strong>en</strong>ir g<strong>en</strong>te del norte y del<br />

sur, del este y del oeste, para s<strong>en</strong>tarse a comer <strong>en</strong> el reino de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

33


Los Mártires del Japón Febrero 5<br />

1597<br />

COLECTA<br />

Oh Dios nuestro Padre, fu<strong>en</strong>te de fortaleza para todos tus santos, tú llevaste a los santos mártires del<br />

Japón a través del sufrimi<strong>en</strong>to de la cruz a los gozos de la vida eterna: Concede que nosotros, al<strong>en</strong>tados<br />

por su ejemplo, nos aferremos a la fe que profesamos, aún hasta la muerte; por Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Gálatas 2:19-20<br />

Porque por medio de la ley yo he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido<br />

crucificado, y ya no soy yo qui<strong>en</strong> vive, sino que es Cristo qui<strong>en</strong> vive <strong>en</strong> mí. Y la vida que ahora vivo <strong>en</strong> el<br />

cuerpo, la vivo por mi fe <strong>en</strong> el Hijo de Dios, que me amó y se <strong>en</strong>tregó a la muerte por mí.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

o<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

34


Los Mártires del Japón Febrero 5<br />

1597<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 8:34-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la g<strong>en</strong>te, y dijo: —Si alguno quiere ser discípulo mío,<br />

olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el<br />

que pierda la vida por causa mía y por aceptar el evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el<br />

mundo <strong>en</strong>tero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se<br />

avergü<strong>en</strong>za de mí y de mi m<strong>en</strong>saje delante de esta g<strong>en</strong>te infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se<br />

avergonzará de él cuando v<strong>en</strong>ga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Semana Santa<br />

35


Absalón Jones Febrero 13<br />

Presbítero, 1818<br />

COLECTA<br />

Libéranos, Padre celestial, de todas las cad<strong>en</strong>as de prejuicio y temor; para que al honrar la resuelta<br />

val<strong>en</strong>tía de tu siervo Absalón Jones, mostremos <strong>en</strong> nuestra vida el amor reconciliador y la verdadera<br />

libertad de los hijos de Dios, que nos has concedido <strong>en</strong> tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo; que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

Isaías 61:1-4 (*)<br />

El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha <strong>en</strong>viado a dar bu<strong>en</strong>as<br />

noticias a los pobres, a aliviar a los afligidos, a anunciar libertad a los presos, libertad a los que están <strong>en</strong> la<br />

cárcel; a anunciar el año favorable del Señor, el día <strong>en</strong> que nuestro Dios nos v<strong>en</strong>gará de nuestros <strong>en</strong>emigos.<br />

Me ha <strong>en</strong>viado a consolar a todos los tristes, a dar a los afligidos de Sión una corona <strong>en</strong> vez de c<strong>en</strong>iza,<br />

perfume de alegría <strong>en</strong> vez de llanto, cantos de alabanza <strong>en</strong> vez de desesperación. Los llamarán “robles<br />

victoriosos”, plantados por el Señor para mostrar su gloria. Se reconstruirán las viejas ruinas, se levantarán<br />

los edificios destruidos hace mucho, y se repararán las ciudades <strong>en</strong> ruinas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

o<br />

Isaías 42:5-9<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: “Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi alianza con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni<br />

que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> cómo se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 137:1-6<br />

1 Junto a los ríos de Babilonia,<br />

allí nos s<strong>en</strong>tamos a llorar, *<br />

al acordarnos de ti, oh Sión.<br />

2 Sobre los álamos, <strong>en</strong> medio de ella, *<br />

colgamos nuestras arpas;<br />

3 Porque los que nos llevaron cautivos pedían una canción;<br />

nuestros opresores pedían alegría: *<br />

"Cánt<strong>en</strong>nos un cántico de Sión".<br />

4 ¿Cómo cantaremos cántico del Señor *<br />

<strong>en</strong> tierra extranjera?<br />

36


Absalón Jones Febrero 13<br />

Presbítero, 1818<br />

5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, *<br />

pierda mi diestra su destreza.<br />

6 Que se me pegue la l<strong>en</strong>gua al paladar,<br />

Si no me acordare de ti, *<br />

Si no pusiere a Jerusalén<br />

por <strong>en</strong>cima de mi suma alegría.<br />

o<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:12-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Mi mandami<strong>en</strong>to es este: Que se am<strong>en</strong> unos a otros como yo los he amado a ustedes. El amor más<br />

grande que uno puede t<strong>en</strong>er es dar su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hac<strong>en</strong> lo que yo les<br />

mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos,<br />

porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (1)<br />

(*) <strong>en</strong> algunos años este pasaje ocurrirá <strong>en</strong> el Oficio Diario de este día.<br />

37


Cirilo y Metodio Febrero 14<br />

Monje y Obispos, Misioneros a los Eslavos, 869, 885<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, por el poder del Espíritu Santo moviste a tu siervo Cirilo y a su hermano<br />

Metodio a llevar la luz del Evangelio a un pueblo hostil y dividido: v<strong>en</strong>ce toda amargura y disputa <strong>en</strong>tre<br />

nosotros por medio del amor de Cristo, y haznos una sola familia unida bajo el estandarte del Príncipe de<br />

Pas; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 3:1-7<br />

Por esta razón yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bi<strong>en</strong> de ustedes, los que no son<br />

judíos. Pues ya sin duda sabrán que Dios me ha <strong>en</strong>cargado anunciar a ustedes lo que él, <strong>en</strong> su bondad, ha<br />

dispuesto. Por revelación he conocido el designio secreto de Dios, como ya les escribí brevem<strong>en</strong>te. Al<br />

leerlo, pued<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de que conozco este designio secreto realizado <strong>en</strong> Cristo, que no se dio a<br />

conocer a nadie <strong>en</strong> otros tiempos, pero que ahora Dios ha revelado a sus santos apóstoles y profetas por<br />

medio de su Espíritu. El designio secreto es este: que por el evangelio Dios llama a todas las naciones a<br />

participar, <strong>en</strong> Cristo Jesús, de la misma her<strong>en</strong>cia, del mismo cuerpo y de la misma promesa que el pueblo<br />

de Israel. Y yo he sido puesto al servicio de este m<strong>en</strong>saje por la bondad y la misericordia que Dios ha<br />

t<strong>en</strong>ido conmigo, qui<strong>en</strong> ha mostrado así su gran poder.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

38


Cirilo y Metodio Febrero 14<br />

Monje y Obispos, Misioneros a los Eslavos, 869, 885<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:15-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a todos la bu<strong>en</strong>a noticia. El que crea y sea<br />

bautizado, obt<strong>en</strong>drá la salvación; pero el que no crea, será cond<strong>en</strong>ado. Y estas señales acompañarán a los<br />

que cre<strong>en</strong>: <strong>en</strong> mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas l<strong>en</strong>guas; tomarán <strong>en</strong> las manos serpi<strong>en</strong>tes;<br />

y si beb<strong>en</strong> algo v<strong>en</strong><strong>en</strong>oso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los <strong>en</strong>fermos, y estos<br />

sanarán.”<br />

Después de hablarles, el Señor Jesús fue levantado al cielo y se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Ellos<br />

salieron a anunciar el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje<br />

acompañándolo con señales milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles<br />

39


Tomás Bray Febrero 15<br />

Presbítero y Misionero, 1730<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de toda compasión, tú abriste los ojos de tu siervo Tomás Bray para que viera las<br />

necesidades de la <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> el nuevo mundo, y le llevaste a fundar sociedades para responder a ellas: Has<br />

dilig<strong>en</strong>te a la <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> esta tierra para que <strong>en</strong> toda ocasión propague el Evangelio <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es no lo han<br />

recibido, y promueva la difusión del conocimi<strong>en</strong>to cristiano; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Isaías 52:7-10<br />

¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae bu<strong>en</strong>as noticias, al que trae noticias de paz, al<br />

que anuncia la liberación y dice a Sión: “Tu Dios es rey”! ¡Escucha! Tus c<strong>en</strong>tinelas levantan la voz y a una<br />

dan gritos de triunfo, porque v<strong>en</strong> con sus propios ojos cómo vuelve el Señor a Sión. ¡Estall<strong>en</strong> <strong>en</strong> gritos de<br />

triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha t<strong>en</strong>ido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén! El<br />

Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios nos<br />

ha salvado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 102:15-22<br />

15 Las naciones temerán tu Nombre, oh Señor, *<br />

y todos los reyes del mundo, tu gloria;<br />

16 Porque a Sión reconstruirá el Señor, *<br />

y su gloria aparecerá.<br />

17 Mirará con favor a la oración de los desamparados; *<br />

sus ruegos no despreciará.<br />

18 Quede esto escrito para la g<strong>en</strong>eración v<strong>en</strong>idera, *<br />

para que el pueblo aún por nacer alabe al Señor;<br />

19 Porque el Señor miró desde su excelso santuario; *<br />

desde los cielos se ha fijado <strong>en</strong> la tierra;<br />

20 A fin de oír el gemido de los cautivos, *<br />

y librar a los cond<strong>en</strong>ados a muerte;<br />

21 Para que declar<strong>en</strong> <strong>en</strong> Sión el Nombre del Señor, *<br />

y su alabanza <strong>en</strong> Jerusalén;<br />

22 Cuando se congregu<strong>en</strong> los pueblos, *<br />

y también los reinos, para servir al Señor.<br />

o<br />

SALMO 85:8-13<br />

8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

40


Tomás Bray Febrero 15<br />

Presbítero y Misionero, 1730<br />

9 Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10 La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron; *<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11 La verdad brotará de la tierra, *<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12 En verdad el Señor dará la lluvia, *<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13 La justicia irá delante de él, *<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:1-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, el Señor escogió también a otros set<strong>en</strong>ta y dos, y los mandó de dos <strong>en</strong> dos delante<br />

de él, a todos los pueblos y lugares a donde t<strong>en</strong>ía que ir.<br />

Les dijo: “Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan ustedes<br />

al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla. Vayan ustedes; mir<strong>en</strong> que los <strong>en</strong>vío como<br />

corderos <strong>en</strong> medio de lobos. No llev<strong>en</strong> dinero ni provisiones ni sandalias; y no se det<strong>en</strong>gan a saludar a<br />

nadie <strong>en</strong> el camino. Cuando <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> una casa, salud<strong>en</strong> primero, dici<strong>en</strong>do: ‘Paz a esta casa.’ Y si allí hay<br />

g<strong>en</strong>te de paz, su deseo de paz se cumplirá; pero si no, ustedes nada perderán. Quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> la misma casa, y<br />

coman y beban de lo que ellos t<strong>en</strong>gan, pues el trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su paga. No and<strong>en</strong> de casa <strong>en</strong><br />

casa. Al llegar a un pueblo donde los reciban, coman lo que les sirvan; san<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos que haya allí,<br />

y díganles: ‘El reino de Dios ya está cerca de ustedes.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

41


Policarpo Febrero 23<br />

Obispo y Mártir de Esmirna, 156<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, hacedor de cielos y tierra, tú diste a tu v<strong>en</strong>erable siervo, el santo y dulce Policarpo, ánimo<br />

resuelto para confesar a Jesucristo como Rey y Salvador, y firmeza para morir por su fe: Concéd<strong>en</strong>os<br />

gracia, para que sigui<strong>en</strong>do su ejemplo, compartamos la copa de Cristo y resucitemos a la vida eterna; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

Apocalipsis 2:8-11<br />

“Escribe también al ángel de la iglesia de Esmirna: ‘Esto dice el primero y el último, el que murió y<br />

ha vuelto a vivir: Yo conozco tus sufrimi<strong>en</strong>tos y tu pobreza, aunque <strong>en</strong> realidad eres rico. Y sé lo mal que<br />

hablan de ti los que se dic<strong>en</strong> judíos pero no son otra cosa que una congregación de Satanás. No t<strong>en</strong>gas<br />

miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo meterá <strong>en</strong> la cárcel a algunos de ustedes, para que todos ustedes<br />

sean puestos a prueba; y t<strong>en</strong>drán que sufrir durante diez días. Manténte fiel hasta la muerte, y yo te daré la<br />

vida como premio. ¡El que ti<strong>en</strong>e oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias! Los que salgan<br />

v<strong>en</strong>cedores no sufrirán ningún daño de la segunda muerte.’<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:10-17 (*)<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

o<br />

42


Policarpo Febrero 23<br />

Obispo y Mártir de Esmirna, 156<br />

SALMO 34:1-8 (+)<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

o<br />

SALMO 121<br />

1 Levanto mis ojos a los montes; *<br />

¿de dónde v<strong>en</strong>drá mi socorro?<br />

2 Mi socorro vi<strong>en</strong>e del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

3 No permitirá que resbale tu pie, *<br />

ni se dormirá el que te guarda.<br />

4 He aquí, el que guarda a Israel *<br />

no se adormecerá ni dormirá.<br />

5 El Señor es tu guardián, *<br />

el Señor es tu sombra a tu diestra.<br />

6 El sol no te hará daño de día, *<br />

ni la luna de noche.<br />

7 El Señor te guardará de todo mal; *<br />

él guardará tu vida.<br />

8 El Señor guardará tu salida y tu <strong>en</strong>trada, *<br />

desde ahora y para siempre.<br />

43


Policarpo Febrero 23<br />

Obispo y Mártir de Esmirna, 156<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 20:20-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él<br />

para pedirle un favor. Jesús le preguntó: —¿Qué quieres? Ella le dijo: —Manda que <strong>en</strong> tu reino uno de mis<br />

hijos se si<strong>en</strong>te a tu derecha y el otro a tu izquierda. Jesús contestó: —Ustedes no sab<strong>en</strong> lo que pid<strong>en</strong>.<br />

¿Pued<strong>en</strong> beber el trago amargo que voy a beber yo? Ellos dijeron: —Podemos. Jesús les respondió: —<br />

Ustedes beberán este trago amargo, pero el s<strong>en</strong>tarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí<br />

darlo, sino que se les dará a aquellos para qui<strong>en</strong>es mi Padre lo ha preparado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

* Cuando la fiesta ocurre antes del Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

+ Cuando la fiesta ocurre después del Miércoles de C<strong>en</strong>iza<br />

44


Jorge Herbert Febrero 27<br />

Presbítero, 1633<br />

COLECTA<br />

Dios y Rey nuestro, tú llamaste a tu siervo Jorge Herbert a abandonar la búsqueda de honores<br />

mundanos para ser pastor de almas, poeta, y sacerdote <strong>en</strong> tu templo: Danos gracia, te suplicamos, para<br />

realizar gozosam<strong>en</strong>te las tareas que nos <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>das, sabi<strong>en</strong>do que nada de lo que se hacer por tu amor es<br />

bajo o común; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 5:1-4<br />

Quiero aconsejar ahora a los ancianos de las congregaciones de ustedes, yo que soy anciano como<br />

ellos y testigo de los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo, y que también voy a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> la gloria que ha de<br />

manifestarse. Cuid<strong>en</strong> de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de bu<strong>en</strong>a voluntad,<br />

como Dios quiere, y no forzadam<strong>en</strong>te ni por ambición de dinero, sino de bu<strong>en</strong>a gana. Compórt<strong>en</strong>se no<br />

como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para<br />

ellos. Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de la gloria, una corona que<br />

jamás se marchitará.<br />

SALMO 23<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

o<br />

SALMO 1<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

45


Jorge Herbert Febrero 27<br />

Presbítero, 1633<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se s<strong>en</strong>tó. Sus discípulos se le acercaron, y él tomó la<br />

palabra y com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señarles, dici<strong>en</strong>do: “Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> espíritu de pobres, porque de ellos es<br />

el reino de los cielos. “Dichosos los que sufr<strong>en</strong>, porque serán consolados. “Dichosos los humildes, porque<br />

heredarán la tierra prometida. “Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre y sed de la justicia, porque serán<br />

satisfechos. “Dichosos los compasivos, porque Dios t<strong>en</strong>drá compasión de ellos. “Dichosos los de corazón<br />

limpio, porque verán a Dios. “Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos.<br />

“Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

46


David Marzo 1<br />

Obispo de M<strong>en</strong>evia, Gales, c. 544<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú llamaste a tu siervo David a ser un fiel y sabio mayordomo de tus misterios par<br />

el pueblo de Gales: Concede misericordioso que, al seguir su pureza de vida y su celo por el Evangelio de<br />

Cristo, recibamos con él nuestra recomp<strong>en</strong>sa celestial; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>se 2:2b-12<br />

Más bi<strong>en</strong>, aunque, como ya sab<strong>en</strong>, antes habíamos sido insultados y maltratados <strong>en</strong> Filipos, Dios nos<br />

ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y <strong>en</strong> medio de una fuerte lucha. Porque no<br />

estábamos equivocados <strong>en</strong> lo que predicábamos, ni tampoco hablábamos con malas int<strong>en</strong>ciones ni con el<br />

propósito de <strong>en</strong>gañar a nadie. Al contrario, Dios nos aprobó y nos <strong>en</strong>cargó el evangelio, y así es como<br />

hablamos. No tratamos de agradar a la g<strong>en</strong>te, sino a Dios, que examina nuestros corazones. Como ustedes<br />

sab<strong>en</strong>, nunca los hemos halagado con palabras bonitas, ni hemos usado pretextos para ganar dinero. Dios<br />

es testigo de esto. Nunca hemos buscado honores de nadie: ni de ustedes ni de otros. Aunque muy bi<strong>en</strong><br />

hubiéramos podido hacerles s<strong>en</strong>tir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos<br />

como niños <strong>en</strong>tre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos, así también les t<strong>en</strong>emos a<br />

ustedes tanto cariño que hubiéramos deseado darles, no solo el evangelio de Dios, sino hasta nuestras<br />

propias vidas. ¡Tanto hemos llegado a quererlos! Hermanos, ustedes se acuerdan de cómo trabajábamos y<br />

luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de<br />

ustedes mi<strong>en</strong>tras les anunciábamos el evangelio de Dios.<br />

Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e<br />

irreprochable con ustedes los crey<strong>en</strong>tes. También sab<strong>en</strong> que los hemos animado y consolado a cada uno de<br />

ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos <strong>en</strong>cargado que se port<strong>en</strong> como deb<strong>en</strong> hacerlo los<br />

que son de Dios, que los llama a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> su propio reino y gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

47


David Marzo 1<br />

Obispo de M<strong>en</strong>evia, Gales, c. 544<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

o<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 4:26-29<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús dijo también: “Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra semilla <strong>en</strong> la<br />

tierra: que lo mismo da que esté dormido o despierto, que sea de noche o de día, la semilla nace y crece,<br />

sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero el tallo, luego la espiga y más tarde<br />

los granos que ll<strong>en</strong>an la espiga. Y cuando ya el grano está maduro, lo recoge, porque ha llegado el tiempo<br />

de la cosecha.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles.<br />

48


Chad Marzo 2<br />

Obispo de Lichfield, 672<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, por la paz de la <strong>Iglesia</strong> tu siervo Chad r<strong>en</strong>unció alegrem<strong>en</strong>te a los honores que le<br />

habían sido otorgados, sólo para ser recomp<strong>en</strong>sado con una responsabilidad igual: Guárdanos, te<br />

suplicamos, de t<strong>en</strong>er de nosotros mismo un concepto más alto del que debemos t<strong>en</strong>er, y concede que<br />

estemos listos <strong>en</strong> todo mom<strong>en</strong>to para hacernos a un lado por los demás, a fin de que la causa de Cristo siga<br />

adelante; por el mismo Jesucristo que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos<br />

de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Filip<strong>en</strong>ses 4:10-13<br />

Me alegro mucho <strong>en</strong> el Señor de que ustedes hayan vuelto a p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> mí. No quiero decir que me<br />

hubieran olvidado, sino que no t<strong>en</strong>ían la oportunidad de ayudarme. No lo digo porque yo esté necesitado,<br />

pues he apr<strong>en</strong>dido a cont<strong>en</strong>tarme con lo que t<strong>en</strong>go. Sé lo que es vivir <strong>en</strong> la pobreza, y también lo que es<br />

vivir <strong>en</strong> la abundancia. He apr<strong>en</strong>dido a hacer fr<strong>en</strong>te a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a<br />

t<strong>en</strong>er hambre, a t<strong>en</strong>er de sobra que a no t<strong>en</strong>er nada. A todo puedo hacerle fr<strong>en</strong>te, gracias a Cristo que me<br />

fortalece.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

o<br />

SALMO 23<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

49


Chad Marzo 2<br />

Obispo de Lichfield, 672<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 14:1,7-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucedió que un sábado Jesús fue a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos lo estaban<br />

espiando. Al ver Jesús cómo los invitados escogían los asi<strong>en</strong>tos de honor <strong>en</strong> la mesa, les dio este consejo:<br />

—Cuando algui<strong>en</strong> te invite a un banquete de bodas, no te si<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el lugar principal, pues puede llegar<br />

otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos puede v<strong>en</strong>ir a decirte: ‘Dale tu lugar a este<br />

otro.’ Entonces t<strong>en</strong>drás que ir con vergü<strong>en</strong>za a ocupar el último asi<strong>en</strong>to. Al contrario, cuando te invit<strong>en</strong>,<br />

siéntate <strong>en</strong> el último lugar, para que cuando v<strong>en</strong>ga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, pásate a un lugar de<br />

más honor.’ Así recibirás honores delante de los que están s<strong>en</strong>tados contigo a la mesa. Porque el que a sí<br />

mismo se <strong>en</strong>grandece, será humillado; y el que se humilla, será <strong>en</strong>grandecido.<br />

Dijo también al hombre que lo había invitado: —Cuando des una comida o una c<strong>en</strong>a, no invites a tus<br />

amigos, ni a tus hermanos, ni a tus pari<strong>en</strong>tes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y<br />

así quedarás ya recomp<strong>en</strong>sado. Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos,<br />

los cojos y los ciegos; y serás feliz. Pues ellos no te pued<strong>en</strong> pagar, pero tú t<strong>en</strong>drás tu recomp<strong>en</strong>sa el día <strong>en</strong><br />

que los justos resucit<strong>en</strong>.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

50


Juan y Carlos Wesley Marzo 3<br />

Presbíteros, 1791, 1788<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, tú inspiraste a tus siervos Juan y Carlos Wesley con un celo ardi<strong>en</strong>te por la santificación<br />

de las almas, y les dotaste con elocu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la palabra y el canto: Enci<strong>en</strong>de <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>, te rogamos, tal<br />

fervor, que aquellos cuya fe se ha <strong>en</strong>friado se avive, y que aquellos que no han conocido a Cristo se<br />

vuelvan a él y sean salvos; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

Isaías 49:5-6<br />

He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y<br />

se una a él, dice así: “No basta que seas mi siervo solo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a<br />

los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las<br />

partes más lejanas de la tierra.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98:1-4(5-10)<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

5 Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos; *<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6 Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa, *<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

7 Con trompetas y al son de clarines, *<br />

aclam<strong>en</strong> con júbilo ante el Rey, el Señor.<br />

8 Ruja el mar y cuanto conti<strong>en</strong>e, *<br />

el mundo y los que <strong>en</strong> él habitan.<br />

9 D<strong>en</strong> palmadas los ríos, aclam<strong>en</strong> los montes al Señor, *<br />

cuando llegue para juzgar la tierra.<br />

10 Juzgará al mundo con justicia, *<br />

y a los pueblos con equidad.<br />

o<br />

51


Juan y Carlos Wesley Marzo 3<br />

Presbíteros, 1791, 1788<br />

SALMO 103:1-4, 13-18<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4 El rescata del sepulcro tu vida, *<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 9:2-6<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los <strong>en</strong>vió a anunciar el reino de Dios y a sanar a los <strong>en</strong>fermos. Les dijo: —No llev<strong>en</strong> nada para el<br />

camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni ropa de repuesto. En cualquier casa donde llegu<strong>en</strong>,<br />

quéd<strong>en</strong>se hasta que se vayan del lugar. Y si <strong>en</strong> algún pueblo no los quier<strong>en</strong> recibir, salgan de él y<br />

sacúdanse el polvo de los pies, para que les sirva a ellos de advert<strong>en</strong>cia.<br />

Salieron ellos, pues, y fueron por todas las aldeas, anunciando la bu<strong>en</strong>a noticia y sanando <strong>en</strong>fermos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

52


Perpetua y sus Compañeros Marzo 7<br />

Mártires <strong>en</strong> Cartago, 202<br />

COLECTA<br />

Oh Dios Rey de los santos, tú fortaleciste a tus siervas Perpetua y Felicitas y a sus compañeros para<br />

hacer una bu<strong>en</strong>a confesión, resisti<strong>en</strong>do con firmeza, por la causa de Cristo, los reclamos del afecto<br />

humano, y al<strong>en</strong>tándose unos a otros <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de su aflicción: Concede a los que estimamos su<br />

b<strong>en</strong>dita memoria que compartamos su fe pura y resuelta, y obt<strong>en</strong>gamos con ellos la palma de la victoria;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Hebreos 10:32-39<br />

Pero recuerd<strong>en</strong> ustedes los tiempos pasados, cuando acababan ustedes de recibir la luz y soportaron<br />

con fortaleza los sufrimi<strong>en</strong>tos de una gran lucha. Algunos de ustedes fueron insultados y maltratados<br />

públicam<strong>en</strong>te, y otros se unieron <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to con los que fueron tratados así. Ustedes tuvieron<br />

compasión de los que estaban <strong>en</strong> la cárcel, y hasta con alegría se dejaron quitar lo que poseían, sabi<strong>en</strong>do<br />

que <strong>en</strong> el cielo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algo que es mucho mejor y que permanece para siempre. No pierdan, pues, su<br />

confianza, porque ella les traerá una gran recomp<strong>en</strong>sa. Ustedes necesitan t<strong>en</strong>er fortaleza <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to,<br />

para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha prometido. Pues la Escritura dice: “Pronto, muy<br />

pronto, v<strong>en</strong>drá el que ti<strong>en</strong>e que v<strong>en</strong>ir. No tardará. Mi justo por la fe vivirá; pero si se vuelve atrás, no<br />

estaré cont<strong>en</strong>to de él.” Y nosotros no somos de los que se vuelv<strong>en</strong> atrás y van a su cond<strong>en</strong>ación, sino de<br />

los que alcanzan la salvación porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

o<br />

53


Perpetua y sus Compañeros Marzo 7<br />

Mártires <strong>en</strong> Cartago, 202<br />

SALMO 124<br />

1 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

diga ahora Israel;<br />

2 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

cuando los <strong>en</strong>emigos se levantaron contra nosotros;<br />

3 Entonces nos habrían tragado vivos, *<br />

cuando se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió su furor contra nosotros;<br />

4 Entonces nos habrían sumergido las aguas, *<br />

hasta el cuello habría subido el torr<strong>en</strong>te;<br />

5 Entonces hasta el cuello habrían subido *<br />

las aguas furiosas.<br />

6 ¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor! *<br />

No nos ha dado por presa a sus di<strong>en</strong>tes.<br />

7 Hemos escapado cual ave de la trampa del cazador; *<br />

se rompió la trampa, y hemos escapado.<br />

8 Nuestro auxilio está <strong>en</strong> el Nombre del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24:9-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces los <strong>en</strong>tregarán a ustedes para que los maltrat<strong>en</strong>; y los matarán, y todo el mundo los odiará<br />

por causa mía. En aquel tiempo muchos r<strong>en</strong>egarán de su fe, y se odiarán y se traicionarán unos a otros.<br />

Aparecerán muchos falsos profetas, y <strong>en</strong>gañarán a mucha g<strong>en</strong>te. Habrá tanta maldad, que la mayoría dejará<br />

de t<strong>en</strong>er amor hacia los demás. Pero el que siga firme hasta el fin, se salvará. Y esta bu<strong>en</strong>a noticia del reino<br />

será anunciada <strong>en</strong> todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan; <strong>en</strong>tonces v<strong>en</strong>drá el fin.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

54


Gregorio Marzo 9<br />

Obispo de Nisa, c. 394<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú has revelado a tu <strong>Iglesia</strong> tu Ser eterno de gloriosa majestad y amor perfecto<br />

como un solo Dios <strong>en</strong> Trinidad de Personas: Danos gracia a fin de que, como tu obispo Gregorio de Nisa,<br />

continuemos firmes <strong>en</strong> la confesión de esa fe, y constantes <strong>en</strong> tu adoración, Padre, Hijo, y Espíritu Santo;<br />

porque vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 7:24-28<br />

La sabiduría se mueve mejor que el mismo movimi<strong>en</strong>to, y, a causa de su pureza, todo lo atraviesa y<br />

lo p<strong>en</strong>etra, porque es como el ali<strong>en</strong>to del poder de Dios y una irradiación pura de la gloria del<br />

Todopoderoso; por eso, nada impuro puede <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> ella. Es reflejo de la luz eterna, espejo sin mancha de<br />

la actividad de Dios e imag<strong>en</strong> de su bondad. Es única y, sin embargo, lo puede todo; sin cambiar ella<br />

misma, todo lo r<strong>en</strong>ueva, y al p<strong>en</strong>etrar a lo largo de la historia <strong>en</strong> las almas santas, las hace amigas de Dios,<br />

para que habl<strong>en</strong> <strong>en</strong> nombre de él, pues nada es tan agradable a Dios como el hombre que vive con la<br />

sabiduría.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19:7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

55


Gregorio Marzo 9<br />

Obispo de Nisa, c. 394<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

o<br />

SALMO 119:97-104<br />

97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! *<br />

Todo el día la estoy meditando.<br />

98 Tus mandami<strong>en</strong>tos me han hecho más sabio que<br />

mis <strong>en</strong>emigos, *<br />

y siempre están conmigo.<br />

99 Soy más docto que todos mis maestros, *<br />

porque estudio tus decretos.<br />

100 Soy más sabio que los ancianos, *<br />

porque observo tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

101 De todo mal camino cont<strong>en</strong>go mis pies, *<br />

para guardar tu palabra.<br />

102 No me aparto de tus juicios, *<br />

porque tú mismo me has <strong>en</strong>señado.<br />

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, *<br />

más que la miel a mi boca!<br />

104 De tus mandami<strong>en</strong>tos adquiero compr<strong>en</strong>sión; *<br />

por tanto, aborrezco el camino de la m<strong>en</strong>tira.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 5:19-24 (*)<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les dijo: “Les aseguro que el Hijo de Dios no puede hacer nada por su propia cu<strong>en</strong>ta; solam<strong>en</strong>te<br />

hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo. Pues el Padre ama al<br />

Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los dejarán a ustedes<br />

asombrados. Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a<br />

qui<strong>en</strong>es quiere dársela. Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo el poder de juzgar,<br />

para que todos d<strong>en</strong> al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al<br />

Padre, que lo ha <strong>en</strong>viado.<br />

Les aseguro que qui<strong>en</strong> presta at<strong>en</strong>ción a lo que yo digo y cree <strong>en</strong> el que me <strong>en</strong>vió, ti<strong>en</strong>e vida eterna; y<br />

no será cond<strong>en</strong>ado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

o<br />

56


Gregorio Marzo 9<br />

Obispo de Nisa, c. 394<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:23-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús le contestó: —El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo<br />

v<strong>en</strong>dremos a vivir con él. El que no me ama, no hace caso de mis palabras. Las palabras que ustedes están<br />

escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha <strong>en</strong>viado.<br />

Les estoy dici<strong>en</strong>do todo esto mi<strong>en</strong>tras estoy con ustedes; pero el Def<strong>en</strong>sor, el Espíritu Santo que el<br />

Padre va a <strong>en</strong>viar <strong>en</strong> mi nombre, les <strong>en</strong>señará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para el Domingo de Trinidad<br />

* En algunos años este pasaje ocurrirá <strong>en</strong> el Oficio Diario de hoy.<br />

57


Gregorio Magno Marzo 12<br />

Obispo de Roma, 604<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y misericordioso, tú levantaste a tu siervo Gregorio de Roma para ser siervo de los<br />

siervos de Dios, y le inspiraste para <strong>en</strong>viar misioneros a predicar el Evangelio al pueblo Inglés: Preserva <strong>en</strong><br />

tu <strong>Iglesia</strong> la fe católica y apostólica que <strong>en</strong>señaron, a fin de que tu pueblo, fructífero <strong>en</strong> toda bu<strong>en</strong>a obra,<br />

reciba la corona de gloria que jamás se marchita; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

1 Crónicas 25:1ª, 6-8<br />

Luego David y los jefes de los servicios religiosos asignaron oficios especiales a los hijos de Asaf,<br />

Hemán y Jedutún, qui<strong>en</strong>es comunicaban m<strong>en</strong>sajes proféticos acompañados de arpas, salterios y platillos.<br />

Esta es la lista de los que estaban ocupados <strong>en</strong> esa labor.<br />

A todos ellos los dirigía su padre cuando cantaban <strong>en</strong> los servicios religiosos del templo<br />

acompañados de platillos, salterios y cítaras.<br />

Asaf, Jedutún y Hemán estaban bajo las órd<strong>en</strong>es del rey. El número total de músicos expertos,<br />

incluy<strong>en</strong>do a sus otros compañeros instruidos para cantar al Señor, era de dosci<strong>en</strong>tos och<strong>en</strong>ta y ocho.<br />

Entonces se repartieron por suerte los turnos del servicio <strong>en</strong>tre todos, fueran mayores o m<strong>en</strong>ores,<br />

maestros o apr<strong>en</strong>dices.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 57:6-11<br />

6 Exáltate sobre los cielos, oh Dios, *<br />

y tu gloria sobre toda la tierra.<br />

7 Mi corazón está firme, oh Dios, mi corazón está firme; *<br />

tocaré y cantaré salmos.<br />

8 Despierta, oh alma mía; despiert<strong>en</strong>, lira y arpa; *<br />

yo mismo despertaré al alba.<br />

9 Te confesaré <strong>en</strong>tre los pueblos, oh Señor; *<br />

cantaré tus alabanzas <strong>en</strong>tre las naciones;<br />

10 Porque tu gracia es más grande que los cielos, *<br />

y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

11 Exáltate sobre los cielos, oh Dios, *<br />

y tu gloria sobre toda la tierra.<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

58


Gregorio Magno Marzo 12<br />

Obispo de Roma, 604<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:42-45<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pero Jesús los llamó, y les dijo: —Como ustedes sab<strong>en</strong>, <strong>en</strong>tre los paganos hay jefes que se cre<strong>en</strong> con<br />

derecho a gobernar con tiranía a sus súbditos, y los grandes hac<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tir su autoridad sobre ellos. Pero<br />

<strong>en</strong>tre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser grande <strong>en</strong>tre ustedes, deberá servir a los<br />

demás, y el que <strong>en</strong>tre ustedes quiera ser el primero, deberá ser el esclavo de los demás. Porque ni aun el<br />

Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida <strong>en</strong> rescate por una multitud.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles<br />

59


Patricio Marzo 17<br />

Obispo y Misionero de Irlanda, 461<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, <strong>en</strong> tu provid<strong>en</strong>cia escogiste a tu siervo Patricio para ser el apóstol del pueblo<br />

irlandés, a fin de llevar a los que vagaban <strong>en</strong> sombras y <strong>en</strong> error a la verdadera luz y conocimi<strong>en</strong>to de ti:<br />

Concede que de tal modo caminemos <strong>en</strong> esa luz que finalm<strong>en</strong>te lleguemos a la luz de la vida eterna: por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 2:2b-12<br />

Más bi<strong>en</strong>, aunque, como ya sab<strong>en</strong>, antes habíamos sido insultados y maltratados <strong>en</strong> Filipos, Dios nos<br />

ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y <strong>en</strong> medio de una fuerte lucha. Porque no<br />

estábamos equivocados <strong>en</strong> lo que predicábamos, ni tampoco hablábamos con malas int<strong>en</strong>ciones ni con el<br />

propósito de <strong>en</strong>gañar a nadie. Al contrario, Dios nos aprobó y nos <strong>en</strong>cargó el evangelio, y así es como<br />

hablamos. No tratamos de agradar a la g<strong>en</strong>te, sino a Dios, que examina nuestros corazones. Como ustedes<br />

sab<strong>en</strong>, nunca los hemos halagado con palabras bonitas, ni hemos usado pretextos para ganar dinero. Dios<br />

es testigo de esto. Nunca hemos buscado honores de nadie: ni de ustedes ni de otros. Aunque muy bi<strong>en</strong><br />

hubiéramos podido hacerles s<strong>en</strong>tir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos<br />

como niños <strong>en</strong>tre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos, así también les t<strong>en</strong>emos a<br />

ustedes tanto cariño que hubiéramos deseado darles, no solo el evangelio de Dios, sino hasta nuestras<br />

propias vidas. ¡Tanto hemos llegado a quererlos! Hermanos, ustedes se acuerdan de cómo trabajábamos y<br />

luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de<br />

ustedes mi<strong>en</strong>tras les anunciábamos el evangelio de Dios.<br />

Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e<br />

irreprochable con ustedes los crey<strong>en</strong>tes. También sab<strong>en</strong> que los hemos animado y consolado a cada uno de<br />

ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos <strong>en</strong>cargado que se port<strong>en</strong> como deb<strong>en</strong> hacerlo los<br />

que son de Dios, que los llama a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> su propio reino y gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 97:1-2, 7-12<br />

1 El Señor es Rey; regocíjese la tierra; *<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2 Nubes y oscuridad alrededor de él; *<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

7 Avergüénc<strong>en</strong>se todos los que adoran imág<strong>en</strong>es de talla, *<br />

los que se glorían <strong>en</strong> dioses falsos;<br />

póstr<strong>en</strong>se ante él, dioses todos.<br />

8 Sión oye, y se alegra,<br />

y las ciudades de Judá se gozan, *<br />

a causa de tus juicios, oh Señor;<br />

9 Porque tú eres el Señor, altísimo sobre toda la tierra; *<br />

eres muy excelso sobre todos los dioses.<br />

60


Patricio Marzo 17<br />

Obispo y Misionero de Irlanda, 461<br />

10 El Señor ama a los que aborrec<strong>en</strong> el mal; *<br />

él preserva la vida de sus santos,<br />

y de mano de los malvados los libra.<br />

11 Brota la luz para el justo, *<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor, *<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

o<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28:16-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando<br />

vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo: —Dios me ha dado<br />

toda autoridad <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra. Vayan, pues, a las g<strong>en</strong>tes de todas las naciones, y háganlas mis<br />

discípulos; bautíc<strong>en</strong>las <strong>en</strong> el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y <strong>en</strong>séñ<strong>en</strong>les a obedecer todo<br />

lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles<br />

61


Cirilo Marzo 18<br />

Obispo de Jerusalén, 386<br />

COLECTA<br />

Fortalece, Oh Señor, a los obispos de tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> su llamado especial a ser maestros y ministros de<br />

los Sacram<strong>en</strong>tos, a fin de que, a semejanza de tu siervo Cirilo de Jerusalén, instruyan efici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te a tu<br />

pueblo <strong>en</strong> la fe y práctica cristianas; para que, <strong>en</strong>señados por ellos, <strong>en</strong>tremos más pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la<br />

celebración del misterio Pascual; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,<br />

un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Eclesiástico 47:8-10<br />

En todo lo que hacía daba gracias y honor al Dios altísimo. Amó de todo corazón a su Creador, y<br />

diariam<strong>en</strong>te le cantaba salmos. Introdujo instrum<strong>en</strong>tos de cuerda para cantar ante el altar, y estableció el<br />

canto de salmos con acompañami<strong>en</strong>to de arpas. Dio espl<strong>en</strong>dor a las fiestas y ord<strong>en</strong>ó las solemnidades del<br />

año, cuando se alababa el santo nombre de Dios con cantos <strong>en</strong> el templo, desde el alba.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 122<br />

1 Me alegré cuando me dijeron: *<br />

"Vamos a la casa del Señor".<br />

2 Ya están pisando nuestros pies *<br />

tus umbrales, oh Jerusalén.<br />

3 Jerusalén está edificada *<br />

como ciudad bi<strong>en</strong> unida <strong>en</strong>tre sí.<br />

4 Allá sub<strong>en</strong> las tribus, las tribus del Señor,<br />

la asamblea de Israel, *<br />

para alabar el Nombre del Señor;<br />

5 Porque allá están los tronos del juicio, *<br />

los tronos de la casa de David.<br />

6 Or<strong>en</strong> por la paz de Jerusalén: *<br />

"Que prosper<strong>en</strong> los que te aman.<br />

7 Haya paz d<strong>en</strong>tro de tus muros, *<br />

sosiego d<strong>en</strong>tro de tus ciudadelas.<br />

8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros, *<br />

digo de corazón: 'La paz contigo'.<br />

9 Por amor de la casa del Señor nuestro Dios, *<br />

buscaré hacerte el bi<strong>en</strong>".<br />

o<br />

SALMO 34,1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

62


Cirilo Marzo 18<br />

Obispo de Jerusalén, 386<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:44-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego les dijo: —Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con<br />

ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los<br />

profetas y <strong>en</strong> los salmos. Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las Escrituras, y les dijo:—Está escrito que el<br />

Mesías t<strong>en</strong>ía que morir, y resucitar al tercer día, y que <strong>en</strong> su nombre se anunciará a todas las naciones que<br />

se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Com<strong>en</strong>zando desde Jerusalén, ustedes deb<strong>en</strong> dar<br />

testimonio de estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Dedicación de una <strong>Iglesia</strong><br />

63


Cutberto Marzo 20<br />

Obispo de Lindisfarne, 687<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú llamaste a Cutberto de ir tras el rebaño a convertirse <strong>en</strong> pastor de tu pueblo:<br />

Concede misericordiosam<strong>en</strong>te que, así como él buscó <strong>en</strong> lugares peligrosos y remotos a los que habían<br />

errado y se habían extraviado de tus caminos, también nosotros busquemos a los indifer<strong>en</strong>tes y a los<br />

perdido, y los llevemos de regreso a ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Corintios 6:1-10<br />

Ahora pues, como colaboradores <strong>en</strong> la obra de Dios, les rogamos a ustedes que no desaprovech<strong>en</strong> la<br />

bondad que Dios les ha mostrado. Porque él dice <strong>en</strong> las Escrituras: “En el mom<strong>en</strong>to oportuno te escuché;<br />

<strong>en</strong> el día de la salvación te ayudé.” Y ahora es el mom<strong>en</strong>to oportuno. ¡Ahora es el día de la salvación! En<br />

nada damos mal ejemplo a nadie, para que nuestro trabajo no caiga <strong>en</strong> descrédito. Al contrario, <strong>en</strong> todo<br />

damos muestras de que somos siervos de Dios, soportando con mucha paci<strong>en</strong>cia los sufrimi<strong>en</strong>tos, las<br />

necesidades, las dificultades, los azotes, las prisiones, los alborotos, el trabajo duro, los desvelos y el<br />

hambre. También lo demostramos por nuestra pureza de vida, por nuestro conocimi<strong>en</strong>to de la verdad, por<br />

nuestra tolerancia y bondad, por la pres<strong>en</strong>cia del Espíritu Santo <strong>en</strong> nosotros, por nuestro amor sincero, por<br />

nuestro m<strong>en</strong>saje de verdad y por el poder de Dios <strong>en</strong> nosotros. Usamos las armas de la rectitud, tanto para<br />

el ataque como para la def<strong>en</strong>sa. Unas veces se nos honra, y otras veces se nos of<strong>en</strong>de; unas veces se habla<br />

bi<strong>en</strong> de nosotros, y otras veces se habla mal. Nos tratan como a m<strong>en</strong>tirosos, a pesar de que decimos la<br />

verdad. Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que somos bi<strong>en</strong> conocidos. Estamos medio muertos,<br />

pero seguimos vivi<strong>en</strong>do; nos castigan, pero no nos matan. Parecemos tristes, pero siempre estamos<br />

cont<strong>en</strong>tos; parecemos pobres, pero <strong>en</strong>riquecemos a muchos; parece que no t<strong>en</strong>emos nada, pero lo t<strong>en</strong>emos<br />

todo.<br />

SALMO 23<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

64


Cutberto Marzo 20<br />

Obispo de Lindisfarne, 687<br />

o<br />

SALMO 1<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:24-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al<br />

otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.<br />

Por lo tanto, yo les digo: No se preocup<strong>en</strong> por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa<br />

que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Mir<strong>en</strong> las<br />

aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha <strong>en</strong> graneros; sin embargo, el<br />

Padre de ustedes que está <strong>en</strong> el cielo les da de comer. ¡Y ustedes val<strong>en</strong> más que las aves! En todo caso, por<br />

mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?<br />

¿Y por qué se preocupan ustedes por la ropa? Fíj<strong>en</strong>se cómo crec<strong>en</strong> los lirios del campo: no trabajan<br />

ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de<br />

ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está <strong>en</strong> el campo y mañana se quema <strong>en</strong> el horno, ¡con<br />

mayor razón los vestirá a ustedes, g<strong>en</strong>te falta de fe! Así que no se preocup<strong>en</strong>, preguntándose: ‘¿Qué vamos<br />

a comer?’ o ‘¿Qué vamos a beber?’ o ‘¿Con qué vamos a vestirnos?’ Todas estas cosas son las que<br />

preocupan a los paganos, pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Por lo tanto,<br />

pongan toda su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el reino de los cielos y <strong>en</strong> hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también<br />

todas estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

65


Tomás K<strong>en</strong> Marzo 21<br />

Obispo de Bath y Wells, 1711<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú diste a tu siervo Tomás K<strong>en</strong> gracia y val<strong>en</strong>tía para dar testimonio de la verdad<br />

ante reyes y gobernantes: Concéd<strong>en</strong>os también fortaleza a fin de que, sigui<strong>en</strong>do su ejemplo, def<strong>en</strong>damos<br />

constantem<strong>en</strong>te lo que es correcto, reprobemos audazm<strong>en</strong>te lo que es malo, y suframos paci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te por<br />

amor a la verdad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Filip<strong>en</strong>ses 4:4-9<br />

Alégr<strong>en</strong>se siempre <strong>en</strong> el Señor. Repito: ¡Alégr<strong>en</strong>se! Que todos los conozcan a ustedes como personas<br />

bondadosas. El Señor está cerca.<br />

No se aflijan por nada, sino presént<strong>en</strong>selo todo a Dios <strong>en</strong> oración; pídanle, y d<strong>en</strong>le gracias también.<br />

Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der; y esta paz cuidará sus<br />

corazones y sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos por medio de Cristo Jesús.<br />

Por último, hermanos, pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo lo verdadero, <strong>en</strong> todo lo que es digno de respeto, <strong>en</strong> todo lo<br />

recto, <strong>en</strong> todo lo puro, <strong>en</strong> todo lo agradable, <strong>en</strong> todo lo que ti<strong>en</strong>e bu<strong>en</strong>a fama. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> toda clase de<br />

virtudes, <strong>en</strong> todo lo que merece alabanza.<br />

Sigan practicando lo que les <strong>en</strong>señé y las instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo que<br />

me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 35:1-8<br />

1 Conti<strong>en</strong>de, oh Señor, con los que contra mí conti<strong>en</strong>d<strong>en</strong>; *<br />

combate a los que me combat<strong>en</strong>.<br />

2 Echa mano al escudo y a la armadura, *<br />

y levántate <strong>en</strong> mi ayuda.<br />

3 Saca la lanza, y cierra el paso a los que me persigu<strong>en</strong>; *<br />

di a mi alma: "Yo soy tu salvación".<br />

4 Sean avergonzados y humillados los que buscan mi vida; *<br />

sean vueltos atrás y abochornados los que mi mal int<strong>en</strong>tan.<br />

5 Sean como la paja delante del vi<strong>en</strong>to, *<br />

y el ángel del Señor los eche fuera.<br />

6 Sea su camino t<strong>en</strong>ebroso y resbaladizo, *<br />

y el ángel del Señor los persiga;<br />

7 Porque sin causa me t<strong>en</strong>dieron su red; *<br />

sin causa cavaron hoyo para <strong>en</strong>redarme vivo.<br />

8 Sorpréndales la ruina sin que lo sepan; *<br />

y su red que escondieron los pr<strong>en</strong>da;<br />

caigan <strong>en</strong> el hoyo que cavaron.<br />

66


Tomás K<strong>en</strong> Marzo 21<br />

Obispo de Bath y Wells, 1711<br />

o<br />

SALMO 145:8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:17-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús bajó del cerro con ellos y se detuvo <strong>en</strong> un llano. Se habían juntado allí muchos de sus<br />

seguidores y mucha g<strong>en</strong>te de toda la región de Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Habían<br />

llegado para oir a Jesús y para que los curara de sus <strong>en</strong>fermedades. Los que sufrían a causa de espíritus<br />

impuros, también quedaban sanos. Así que toda la g<strong>en</strong>te quería tocar a Jesús, porque los sanaba a todos<br />

con el poder que de él salía.<br />

Jesús miró a sus discípulos, y les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, pues de ustedes es el reino de<br />

Dios. “Dichosos ustedes los que ahora ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, pues quedarán satisfechos. “Dichosos ustedes los<br />

que ahora lloran, pues después reirán. “Dichosos ustedes cuando la g<strong>en</strong>te los odie, cuando los expuls<strong>en</strong>,<br />

cuando los insult<strong>en</strong> y cuando despreci<strong>en</strong> su nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre.<br />

Alégr<strong>en</strong>se mucho, llén<strong>en</strong>se de gozo <strong>en</strong> ese día, porque ustedes recibirán un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues<br />

también así maltrataron los antepasados de esa g<strong>en</strong>te a los profetas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

67


Jaime de Kov<strong>en</strong> Marzo 22<br />

Presbítero, 1879<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, fu<strong>en</strong>te y perfección de todas las virtudes, tú inspiraste a tu siervo Jaime<br />

de Kov<strong>en</strong> a hacer lo que es correcto y a predicar lo que es verdadero: Concede que todos los ministros y<br />

mayordomos de tus misterios impartan a tu pueblo fiel, por medio de la palabra y el ejemplo, el<br />

conocimi<strong>en</strong>to de tu gracia; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 2:10-15, 19<br />

Por eso lo soporto todo <strong>en</strong> bi<strong>en</strong> de los que Dios ha escogido, para que también ellos alcanc<strong>en</strong> la<br />

salvación y la gloria eterna <strong>en</strong> Cristo Jesús. Esto es muy cierto: Si hemos muerto con él, también viviremos<br />

con él; si sufrimos con valor, t<strong>en</strong>dremos parte <strong>en</strong> su reino; si le negamos, también él nos negará; si no<br />

somos fieles, él sigue si<strong>en</strong>do fiel, porque no puede negarse a sí mismo. Recuerda a los otros y<br />

recomiéndales delante de Dios que hay que evitar las discusiones. No sirv<strong>en</strong> para nada. Lo que hac<strong>en</strong> es<br />

perjudicar a qui<strong>en</strong>es las escuchan. Haz todo lo posible por pres<strong>en</strong>tarte delante de Dios como un hombre de<br />

valor comprobado, como un trabajador que no ti<strong>en</strong>e de qué avergonzarse, que <strong>en</strong>seña debidam<strong>en</strong>te el<br />

m<strong>en</strong>saje de la verdad.<br />

Pero Dios ha puesto una base que permanece firme, <strong>en</strong> la cual está escrito: “El Señor conoce a los<br />

que le pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong>”, y “Todos los que invocan el nombre del Señor han de apartarse de la maldad.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 103:1-4, 13-18<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4 El rescata del sepulcro tu vida, *<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

68


Jaime de Kov<strong>en</strong> Marzo 22<br />

Presbítero, 1879<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

o<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos.<br />

Entonces Jesús les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se<br />

parece al dueño de una casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

69


Gregorio el Iluminador Marzo 23<br />

Obispo y Misionero de Arm<strong>en</strong>ia, c. 332<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuya voluntad es ser glorificado <strong>en</strong> tus santos, y que levantaste a tu siervo<br />

Gregorio el Iluminador para ser una luz <strong>en</strong> el mundo, y predicar el Evangelio al pueblo de Arm<strong>en</strong>ia: Brilla,<br />

te suplicamos, <strong>en</strong> nuestro corazón, para que también nosotros <strong>en</strong> nuestra g<strong>en</strong>eración mostremos tu<br />

alabanza, tú que nos llamaste de las tinieblas a tu luz maravillosa; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Hechos 17:22-31<br />

Pablo se levantó <strong>en</strong> medio de ellos <strong>en</strong> el Areópago, y dijo: “At<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ses, por todo lo que veo, ustedes<br />

son g<strong>en</strong>te muy religiosa. Pues al mirar los lugares donde ustedes celebran sus cultos, he <strong>en</strong>contrado un altar<br />

que ti<strong>en</strong>e escritas estas palabras: ‘A un Dios no conocido’. Pues bi<strong>en</strong>, lo que ustedes adoran sin conocer, es<br />

lo que yo v<strong>en</strong>go a anunciarles.<br />

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay <strong>en</strong> él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive<br />

<strong>en</strong> templos hechos por los hombres, ni necesita que nadie haga nada por él, pues él es qui<strong>en</strong> nos da a todos<br />

la vida, el aire y las demás cosas.<br />

De un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan <strong>en</strong> toda la tierra; y les ha señalado el<br />

tiempo y el lugar <strong>en</strong> que deb<strong>en</strong> vivir, para que busqu<strong>en</strong> a Dios, y quizá, como a ti<strong>en</strong>tas, puedan <strong>en</strong>contrarlo,<br />

aunque <strong>en</strong> verdad Dios no está lejos de cada uno de nosotros. Porque <strong>en</strong> Dios vivimos, nos movemos y<br />

existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: ‘Somos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Dios.’ Si<strong>en</strong>do,<br />

pues, desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Dios, no debemos p<strong>en</strong>sar que Dios sea como las imág<strong>en</strong>es de oro, plata o piedra<br />

que los hombres hac<strong>en</strong> según su propia imaginación. Dios pasó por alto <strong>en</strong> otros tiempos la ignorancia de<br />

la g<strong>en</strong>te, pero ahora ord<strong>en</strong>a a todos, <strong>en</strong> todas partes, que se vuelvan a él. Porque Dios ha fijado un día <strong>en</strong> el<br />

cual juzgará al mundo con justicia, por medio de un hombre que él ha escogido; y de ello dio pruebas a<br />

todos cuando lo resucitó.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 33:6-11<br />

6 Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, *<br />

y el ejército de los cielos por el ali<strong>en</strong>to de su boca.<br />

7 El junta como <strong>en</strong> un odre las aguas de la mar; *<br />

él pone <strong>en</strong> depósitos los abismos.<br />

8 Tema al Señor toda la tierra; *<br />

teman delante de él todos los habitantes del mundo<br />

9 Porque él dijo, y fue hecho; *<br />

él mandó, y existió.<br />

10 El Señor hace nula la voluntad de las g<strong>en</strong>tes, *<br />

y frustra las maquinaciones de los pueblos.<br />

11 Pero la voluntad del Señor permanece para siempre, *<br />

los designios de su corazón por todas las g<strong>en</strong>eraciones.<br />

70


Gregorio el Iluminador Marzo 23<br />

Obispo y Misionero de Arm<strong>en</strong>ia, c. 332<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:11-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Dichosos ustedes, cuando la g<strong>en</strong>te los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataqu<strong>en</strong> con<br />

toda clase de m<strong>en</strong>tiras. Alégr<strong>en</strong>se, estén cont<strong>en</strong>tos, porque van a recibir un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues<br />

así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.<br />

Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor?<br />

Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la g<strong>en</strong>te la pisotea. Ustedes son la luz de este mundo.<br />

Una ciudad <strong>en</strong> lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se <strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de una lámpara para ponerla bajo un<br />

cajón; antes bi<strong>en</strong>, se la pone <strong>en</strong> alto para que alumbre a todos los que están <strong>en</strong> la casa. Del mismo modo,<br />

procur<strong>en</strong> ustedes que su luz brille delante de la g<strong>en</strong>te, para que, vi<strong>en</strong>do el bi<strong>en</strong> que ustedes hac<strong>en</strong>, todos<br />

alab<strong>en</strong> a su Padre que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles<br />

71


Carlos Enrique Br<strong>en</strong>t Marzo 27<br />

Obispo de las Filipinas, y de Nueva York Occid<strong>en</strong>tal, 1929<br />

COLECTA<br />

Padre celestial, cuyo Hijo oró para que todos fuéramos uno: Líbranos de arrogancia y prejuicio, y<br />

danos sabiduría y paci<strong>en</strong>cia, para que, sigui<strong>en</strong>do a tu siervo Carlos Enrique Br<strong>en</strong>t, estemos unidos <strong>en</strong> una<br />

sola familia con todos aquellos que confiesan el Nombre de tu Hijo Jesucristo; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 4:1-7, 11-13<br />

Por esto yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que se port<strong>en</strong> como deb<strong>en</strong> hacerlo los<br />

que han sido llamados por Dios, como lo fueron ustedes. Sean humildes y amables; t<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia y<br />

sopórt<strong>en</strong>se unos a otros con amor; procur<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>er la unidad que provi<strong>en</strong>e del Espíritu Santo, por medio<br />

de la paz que une a todos. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha llamado a una sola<br />

esperanza. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; hay un solo Dios y Padre de todos, que está<br />

sobre todos, actúa por medio de todos y está <strong>en</strong> todos.<br />

Pero cada uno de nosotros ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar.<br />

Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros<br />

ser pastores y maestros. Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación<br />

del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimi<strong>en</strong>to del Hijo de Dios,<br />

y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la pl<strong>en</strong>a madurez de Cristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 122<br />

1 Me alegré cuando me dijeron: *<br />

"Vamos a la casa del Señor".<br />

2 Ya están pisando nuestros pies *<br />

tus umbrales, oh Jerusalén.<br />

3 Jerusalén está edificada *<br />

como ciudad bi<strong>en</strong> unida <strong>en</strong>tre sí.<br />

4 Allá sub<strong>en</strong> las tribus, las tribus del Señor,<br />

la asamblea de Israel, *<br />

para alabar el Nombre del Señor;<br />

5 Porque allá están los tronos del juicio, *<br />

los tronos de la casa de David.<br />

6 Or<strong>en</strong> por la paz de Jerusalén: *<br />

"Que prosper<strong>en</strong> los que te aman.<br />

7 Haya paz d<strong>en</strong>tro de tus muros, *<br />

sosiego d<strong>en</strong>tro de tus ciudadelas.<br />

8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros, *<br />

digo de corazón: 'La paz contigo'.<br />

9 Por amor de la casa del Señor nuestro Dios, *<br />

buscaré hacerte el bi<strong>en</strong>".<br />

72


Carlos Enrique Br<strong>en</strong>t Marzo 27<br />

Obispo de las Filipinas, y de Nueva York Occid<strong>en</strong>tal, 1929<br />

o<br />

SALMO 133<br />

1 ¡Oh cuán bu<strong>en</strong>o y agradable es *<br />

convivir los hermanos <strong>en</strong> unidad!<br />

2 Es como el bu<strong>en</strong> óleo sobre la cabeza, *<br />

el cual desci<strong>en</strong>de sobre la barba,<br />

3 Sobre la barba de Aarón, *<br />

y baja hasta el collar de sus vestiduras.<br />

4 Es como el rocío del Hermón, *<br />

que desci<strong>en</strong>de sobre los montes de Sión;<br />

5 Porque allí manda el Señor la b<strong>en</strong>dición: *<br />

la vida por siempre jamás.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 9:35-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la<br />

bu<strong>en</strong>a noticia del reino, y curaba toda clase de <strong>en</strong>fermedades y dol<strong>en</strong>cias. Al ver a la g<strong>en</strong>te, sintió<br />

compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos, como ovejas que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pastor. Dijo <strong>en</strong>tonces a<br />

sus discípulos: —Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan<br />

ustedes al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

73


Juan Keble Marzo 29<br />

Presbítero, 1866<br />

COLECTA<br />

Concede, Oh Dios, que <strong>en</strong> los mom<strong>en</strong>tos de nuestra prueba conozcamos tu pres<strong>en</strong>cia y obedezcamos<br />

tu voluntad; para que, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu siervo Juan Keble, realicemos con integridad y val<strong>en</strong>tía lo<br />

que nos das a hacer, y resistamos lo que nos das a soportar; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 12:9-21<br />

Ám<strong>en</strong>se sinceram<strong>en</strong>te unos a otros. Aborrezcan lo malo y apégu<strong>en</strong>se a lo bu<strong>en</strong>o. Ám<strong>en</strong>se como<br />

hermanos los unos a los otros, dándose prefer<strong>en</strong>cia y respetándose mutuam<strong>en</strong>te. Esfuérc<strong>en</strong>se, no sean<br />

perezosos y sirvan al Señor con corazón fervi<strong>en</strong>te. Vivan alegres por la esperanza que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>; soport<strong>en</strong> con<br />

valor los sufrimi<strong>en</strong>tos; no dej<strong>en</strong> nunca de orar. Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bi<strong>en</strong><br />

a qui<strong>en</strong>es los visitan. B<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los persigu<strong>en</strong>. B<strong>en</strong>díganlos y no los maldigan. Alégr<strong>en</strong>se con los<br />

que están alegres y llor<strong>en</strong> con los que lloran. Vivan <strong>en</strong> armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino<br />

pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios.<br />

No pagu<strong>en</strong> a nadie mal por mal. Procur<strong>en</strong> hacer lo bu<strong>en</strong>o delante de todos. Hasta donde dep<strong>en</strong>da de<br />

ustedes, hagan cuanto puedan por vivir <strong>en</strong> paz con todos. Queridos hermanos, no tom<strong>en</strong> v<strong>en</strong>ganza ustedes<br />

mismos, sino dej<strong>en</strong> que Dios sea qui<strong>en</strong> castigue; porque la Escritura dice: “A mí me corresponde hacer<br />

justicia; yo pagaré, dice el Señor.” Y también: “Si tu <strong>en</strong>emigo ti<strong>en</strong>e hambre, dale de comer; y si ti<strong>en</strong>e sed,<br />

dale de beber; así harás que le arda la cara de vergü<strong>en</strong>za.” No te dejes v<strong>en</strong>cer por el mal. Al contrario,<br />

v<strong>en</strong>ce con el bi<strong>en</strong> el mal.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 26:1-8<br />

1 Júzgame, oh Señor,<br />

porque <strong>en</strong> integridad he andado; *<br />

he confiado asimismo <strong>en</strong> el Señor sin titubear.<br />

2 Escudríñame, oh Señor, y pruébame; *<br />

examina mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos y mi corazón;<br />

3 Porque tu amor está delante de mis ojos; *<br />

he andado fielm<strong>en</strong>te contigo.<br />

4 No he frecu<strong>en</strong>tado personas inútiles, *<br />

ni me he asociado con los <strong>en</strong>gañadores.<br />

5 Aborrecí la reunión de los malhechores, *<br />

y con los impíos nunca me s<strong>en</strong>taré.<br />

6 Lavaré <strong>en</strong> inoc<strong>en</strong>cia mis manos, *<br />

y así andaré alrededor de tu altar, oh Señor,<br />

7 Cantando himnos de alabanza, *<br />

y contando todas tus obras maravillosas.<br />

8 Señor, la habitación de tu casa yo amo, *<br />

y el lugar de la morada de tu gloria.<br />

74


Juan Keble Marzo 29<br />

Presbítero, 1866<br />

o<br />

SALMO 15<br />

1 Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo? *<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2 El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia, *<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3 El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua,<br />

ni hace mal a su prójimo, *<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

4 Aquél a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado, *<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5 El que jurando <strong>en</strong> daño suyo, *<br />

no por eso cambia.<br />

6 El que presta, no esperando de ello nada, *<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7 El que hace estas cosas, *<br />

no resbalará para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:1-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se s<strong>en</strong>tó. Sus discípulos se le acercaron, y él tomó la<br />

palabra y com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señarles, dici<strong>en</strong>do:<br />

“Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos. “Dichosos los<br />

que sufr<strong>en</strong>, porque serán consolados. “Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra prometida.<br />

“Dichosos los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre y sed de la justicia, porque serán satisfechos. “Dichosos los compasivos,<br />

porque Dios t<strong>en</strong>drá compasión de ellos. “Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios. “Dichosos<br />

los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos. “Dichosos los perseguidos por hacer lo<br />

que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos. “Dichosos ustedes, cuando la g<strong>en</strong>te los insulte y los<br />

maltrate, y cuando por causa mía los ataqu<strong>en</strong> con toda clase de m<strong>en</strong>tiras. Alégr<strong>en</strong>se, estén cont<strong>en</strong>tos,<br />

porque van a recibir un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que vivieron<br />

antes que ustedes.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

75


Juan Donne Marzo 31<br />

Presbítero, 1631<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, raíz y fu<strong>en</strong>te de todo ser: Abre nuestros ojos para ver, con tu siervo Juan Donne,<br />

que todo lo que ti<strong>en</strong>e cualquier ser es un espejo <strong>en</strong> el cual podemos contemplarte; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 7:24—8:1<br />

La sabiduría se mueve mejor que el mismo movimi<strong>en</strong>to, y, a causa de su pureza, todo lo atraviesa y<br />

lo p<strong>en</strong>etra, porque es como el ali<strong>en</strong>to del poder de Dios y una irradiación pura de la gloria del<br />

Todopoderoso; por eso, nada impuro puede <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> ella. Es reflejo de la luz eterna, espejo sin mancha de<br />

la actividad de Dios e imag<strong>en</strong> de su bondad. Es única y, sin embargo, lo puede todo; sin cambiar ella<br />

misma, todo lo r<strong>en</strong>ueva, y al p<strong>en</strong>etrar a lo largo de la historia <strong>en</strong> las almas santas, las hace amigas de Dios,<br />

para que habl<strong>en</strong> <strong>en</strong> nombre de él, pues nada es tan agradable a Dios como el hombre que vive con la<br />

sabiduría.<br />

Ella es más brillante que el sol y supera a todas las estrellas; comparada con la luz del día, es<br />

superior, pues a la luz sigue la noche, pero a la sabiduría no la puede dominar el mal. Ella se exti<strong>en</strong>de con<br />

fuerza de un extremo a otro de la tierra, y gobierna bi<strong>en</strong> todas las cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 27:5-11<br />

5 Una cosa he demandado del Señor; ésta buscaré: *<br />

que esté yo <strong>en</strong> la casa del Señor,<br />

todos los días de mi vida;<br />

6 Para contemplar la hermosura del Señor, *<br />

y despertarme cada día <strong>en</strong> su templo;<br />

7 Porque él me esconderá <strong>en</strong> su tabernáculo<br />

<strong>en</strong> el día del mal; *<br />

me ocultará <strong>en</strong> lo reservado de su morada,<br />

y sobre una roca me pondrá <strong>en</strong> alto.<br />

8 Aún ahora él levanta mi cabeza *<br />

sobre mis <strong>en</strong>emigos <strong>en</strong> derredor de mí.<br />

9 Por tanto ofreceré <strong>en</strong> su morada<br />

sacrificios de júbilo; *<br />

cantaré y tañeré al Señor.<br />

10 Escucha, oh Señor, mi voz cuando a ti clamo; *<br />

t<strong>en</strong> misericordia de mí y respóndeme.<br />

11 Tú hablas <strong>en</strong> mi corazón y dices: "Busca mi rostro". *<br />

Tu rostro buscaré, oh Señor.<br />

76


Juan Donne Marzo 31<br />

Presbítero, 1631<br />

o<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 5: 19-24<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les dijo: “Les aseguro que el Hijo de Dios no puede hacer nada por su propia cu<strong>en</strong>ta; solam<strong>en</strong>te<br />

hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo. Pues el Padre ama al<br />

Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los dejarán a ustedes<br />

asombrados. Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a<br />

qui<strong>en</strong>es quiere dársela. Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo el poder de juzgar,<br />

para que todos d<strong>en</strong> al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al<br />

Padre, que lo ha <strong>en</strong>viado.<br />

Les aseguro que qui<strong>en</strong> presta at<strong>en</strong>ción a lo que yo digo y cree <strong>en</strong> el que me <strong>en</strong>vió, ti<strong>en</strong>e vida eterna; y<br />

no será cond<strong>en</strong>ado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Epifanía<br />

77


Federico D<strong>en</strong>ison Maurice Abril 1<br />

Presbítero, 1872<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú restauraste nuestra naturaleza humana a la gloria celestial a través de la<br />

perfecta obedi<strong>en</strong>cia de nuestro Salvador Jesucristo: Mantén viva <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>, te rogamos, una pasión tal<br />

por la justicia y la verdad; que a semejanza de tu siervo Federico D<strong>en</strong>ison Maurice, trabajemos y oremos<br />

por el triunfo del reino de tu Cristo; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y<br />

por siempre. Am<strong>en</strong>.<br />

EPISTOLA Efesios 3:14-19<br />

Por esta razón me pongo de rodillas delante del Padre, de qui<strong>en</strong> recibe su nombre toda familia, tanto<br />

<strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra. Pido al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiorm<strong>en</strong>te, poder<br />

y fuerza por medio del Espíritu de Dios, que Cristo viva <strong>en</strong> sus corazones por la fe, y que el amor sea la<br />

raíz y el fundam<strong>en</strong>to de sus vidas. Y que así puedan compr<strong>en</strong>der con todo el pueblo santo cuán ancho,<br />

largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande<br />

que todo cuanto podemos conocer, para que llegu<strong>en</strong> a colmarse de la pl<strong>en</strong>itud total de Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 72:11-17<br />

11 Todos los reyes se postrarán delante de él, *<br />

y todas las naciones le servirán;<br />

12 Porque él librará al pobre que clamare, *<br />

y al oprimido que no tuviere qui<strong>en</strong> le socorra.<br />

13 T<strong>en</strong>drá compasión de los humildes y de los m<strong>en</strong>esterosos; *<br />

salvará la vida de los necesitados.<br />

14 De opresión y viol<strong>en</strong>cia redimirá sus vidas, *<br />

y la sangre de ellos será preciosa a sus ojos.<br />

15 Viva el Rey! Que le traigan el oro de Sabá; *<br />

que se ore por él continuam<strong>en</strong>te,<br />

y lo b<strong>en</strong>digan todo el día.<br />

16 Que haya abundancia de grano <strong>en</strong> la tierra,<br />

y sobrepase las cumbres de los montes; *<br />

florezca su fruto como el Líbano,<br />

y su grano como la hierba de la tierra.<br />

17 Permanezca su Nombre para siempre,<br />

y sea perpetuado mi<strong>en</strong>tras dure el sol; *<br />

<strong>en</strong> él sean b<strong>en</strong>ditas todas las naciones,<br />

y lo proclam<strong>en</strong> bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado.<br />

78


Federico D<strong>en</strong>ison Maurice Abril 1<br />

Presbítero, 1872<br />

o<br />

SALMO 145:8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 18:33-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pilato volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: —¿Eres tú el Rey de los judíos?<br />

Jesús le dijo: —¿Eso lo preguntas tú por tu cu<strong>en</strong>ta, o porque otros te lo han dicho de mí? Le contestó<br />

Pilato: —¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han <strong>en</strong>tregado a<br />

mí. ¿Qué has hecho? Jesús le contestó: —Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, t<strong>en</strong>dría g<strong>en</strong>te a mi<br />

servicio que pelearía para que yo no fuera <strong>en</strong>tregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Le preguntó<br />

<strong>en</strong>tonces Pilato: —¿Así que tú eres rey? Jesús le contestó: —Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al<br />

mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la verdad, me escuchan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

79


Jaime Lloyd Breck Abril 2<br />

Presbítero, 1876<br />

COLECTA<br />

Enseña a tu <strong>Iglesia</strong>, Oh Señor, te rogamos, a valorar y sost<strong>en</strong>er a los misioneros vali<strong>en</strong>tes y<br />

empr<strong>en</strong>dedores, que tú llamas, como llamaste a tu siervo Jaime Lloyd Breck, a predicar, a <strong>en</strong>señar y a<br />

plantar tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> nuevas fronteras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 3:4-11<br />

Porque cuando uno afirma: “Yo soy de Pablo”, y otro: “Yo soy de Apolo”, están mant<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do<br />

criterios puram<strong>en</strong>te humanos.<br />

A fin de cu<strong>en</strong>tas, ¿qué es Apolo?, ¿qué es Pablo? Simplem<strong>en</strong>te servidores, por medio de los cuales<br />

ustedes han llegado a la fe. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor le señaló: yo sembré y Apolo<br />

regó, pero Dios es qui<strong>en</strong> hizo crecer lo sembrado. De manera que ni el que siembra ni el que riega son<br />

nada, sino que Dios lo es todo, pues él es qui<strong>en</strong> hace crecer lo sembrado. Los que siembran y los que<br />

riegan son iguales, aunque Dios pagará a cada uno según su trabajo. Somos compañeros de trabajo al<br />

servicio de Dios, y ustedes son un sembrado y una construcción que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios. Yo fui el maestro<br />

albañil al cual Dios <strong>en</strong> su bondad <strong>en</strong>cargó poner los fundam<strong>en</strong>tos, y otro está construy<strong>en</strong>do sobre ellos.<br />

Pero cada uno debe t<strong>en</strong>er cuidado de cómo construye, pues nadie puede poner otro fundam<strong>en</strong>to que el que<br />

ya está puesto, que es Jesucristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 145:1-7<br />

1 Te exaltaré, oh Dios, mi Rey, *<br />

y b<strong>en</strong>deciré tu Nombre por siempre jamás.<br />

2 Día tras día te b<strong>en</strong>deciré, *<br />

y alabaré tu Nombre por siempre jamás.<br />

3 Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; *<br />

ilimitable es su grandeza.<br />

4 G<strong>en</strong>eración a g<strong>en</strong>eración loará tus obras, *<br />

y proclamará tus hazañas.<br />

5 Meditaré <strong>en</strong> la gloria y el espl<strong>en</strong>dor de tu majestad, *<br />

y <strong>en</strong> todas tus acciones maravillosas.<br />

6 Se anunciará el poder de tus hechos temibles, *<br />

y yo cantaré tus grandes proezas.<br />

7 Se publicará la memoria de tu inm<strong>en</strong>sa bondad; *<br />

se cantará tu justicia.<br />

80


Jaime Lloyd Breck Abril 2<br />

Presbítero, 1876<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 4:26-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús dijo también: “Con el reino de Dios sucede como con el hombre que siembra semilla <strong>en</strong> la<br />

tierra: que lo mismo da que esté dormido o despierto, que sea de noche o de día, la semilla nace y crece,<br />

sin que él sepa cómo. Y es que la tierra produce por sí misma: primero el tallo, luego la espiga y más tarde<br />

los granos que ll<strong>en</strong>an la espiga. Y cuando ya el grano está maduro, lo recoge, porque ha llegado el tiempo<br />

de la cosecha.”<br />

También dijo Jesús: “¿A qué se parece el reino de Dios, o con qué podremos compararlo? Es como<br />

una semilla de mostaza que se siembra <strong>en</strong> la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo,<br />

pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las otras plantas del huerto, con ramas tan grandes<br />

que hasta las aves pued<strong>en</strong> posarse bajo su sombra.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

81


Ricardo Abril 3<br />

Obispo de Chichester, 1253<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, Señor Dios, por todos los b<strong>en</strong>eficios que nos has dado <strong>en</strong> tu Hijo Jesucristo, nuestro<br />

muy misericordioso Red<strong>en</strong>tor, Amigo, y Hermano, y por todos los dolores e insultos que sufrió por<br />

nosotros; y te rogamos que, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu santo obispo Ricardo de Chichester, veamos a<br />

Cristo más claram<strong>en</strong>te, le amemos más amorosam<strong>en</strong>te y le sigamos más estrecham<strong>en</strong>te; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Filip<strong>en</strong>ses 4:10-13<br />

Me alegro mucho <strong>en</strong> el Señor de que ustedes hayan vuelto a p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> mí. No quiero decir que me<br />

hubieran olvidado, sino que no t<strong>en</strong>ían la oportunidad de ayudarme. No lo digo porque yo esté necesitado,<br />

pues he apr<strong>en</strong>dido a cont<strong>en</strong>tarme con lo que t<strong>en</strong>go. Sé lo que es vivir <strong>en</strong> la pobreza, y también lo que es<br />

vivir <strong>en</strong> la abundancia. He apr<strong>en</strong>dido a hacer fr<strong>en</strong>te a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a<br />

t<strong>en</strong>er hambre, a t<strong>en</strong>er de sobra que a no t<strong>en</strong>er nada. A todo puedo hacerle fr<strong>en</strong>te, gracias a Cristo que me<br />

fortalece.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

o<br />

SALMO 23<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

82


Ricardo Abril 3<br />

Obispo de Chichester, 1253<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:31-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, rodeado de espl<strong>en</strong>dor y de todos sus ángeles, se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> su<br />

trono glorioso. La g<strong>en</strong>te de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el<br />

pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el<br />

Rey a los que estén a su derecha: ‘V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi Padre; reciban el<br />

reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me<br />

dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojami<strong>en</strong>to. Estuve<br />

sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y vinieron a verme.’<br />

Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te<br />

vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojami<strong>en</strong>to, o sin<br />

ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará:<br />

‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo<br />

hicieron.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

83


Martin Luther King, Jr Abril 4<br />

Líder de los Derechos Civiles, 1968 (o Enero 15)<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, por mano de Moisés tu siervo sacaste a tu pueblo de la esclavitud, y al fin le<br />

hiciste libre: Concede que tu <strong>Iglesia</strong>, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu profeta Martín Luther King, resista la<br />

opresión <strong>en</strong> nombre de tu amor, y asegure para todos tus hijos la b<strong>en</strong>dita libertad del Evangelio de<br />

Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Éxodo 3:7-12<br />

Pero el Señor siguió dici<strong>en</strong>do: —Claram<strong>en</strong>te he visto cómo sufre mi pueblo que está <strong>en</strong> Egipto. Los<br />

he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bi<strong>en</strong> lo que sufr<strong>en</strong>. Por eso he bajado, para salvarlos<br />

del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y a llevarlos a una tierra grande y bu<strong>en</strong>a, donde la<br />

leche y la miel corr<strong>en</strong> como el agua. Es el país donde viv<strong>en</strong> los cananeos, los hititas, los amorreos, los<br />

ferezeos, los heveos y los jebuseos. Mira, he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que<br />

los egipcios los maltratan mucho. Por lo tanto, ponte <strong>en</strong> camino, que te voy a <strong>en</strong>viar ante el faraón para que<br />

saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas. Entonces Moisés le dijo a Dios: —¿Y quién soy yo para<br />

pres<strong>en</strong>tarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas? Y Dios le contestó: —Yo estaré contigo, y<br />

esta es la señal de que yo mismo te <strong>en</strong>vío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me<br />

adorarán <strong>en</strong> este monte.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 77:11-20<br />

11 Me acordaré de las obras del Señor; *<br />

haré memoria de tus maravillas antiguas.<br />

12 Meditaré <strong>en</strong> todas tus obras, *<br />

y consideraré tus hazañas.<br />

13 Oh Dios, santo es tu camino. *<br />

¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios?<br />

14 Tú eres el Dios que hace maravillas; *<br />

hiciste conocer a los pueblos tu poder.<br />

15 Con tu brazo redimiste a tu pueblo, *<br />

a los hijos de Jacob y de José.<br />

16 Te vieron las aguas, oh Dios;<br />

las aguas te vieron, y temblaron; *<br />

aun los abismos se estremecieron.<br />

17 Las nubes derramaron sus aguas;<br />

tronaron los cielos; *<br />

tus saetas destellaron de un lado a otro.<br />

18 El sonido de tu tru<strong>en</strong>o estaba <strong>en</strong> el torbellino;<br />

tus relámpagos alumbraron el mundo; *<br />

se estremeció y tembló la tierra.<br />

19 En el mar fue tu camino,<br />

y tus s<strong>en</strong>das <strong>en</strong> las aguas profundas, *<br />

pero tus pisadas no fueron vistas.<br />

84


Martin Luther King, Jr Abril 4<br />

Líder de los Derechos Civiles, 1968 (o Enero 15)<br />

20 Condujiste a tu pueblo como a un rebaño, *<br />

por mano de Moisés y Aarón.<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:27-36<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pero a ustedes que me escuchan les digo: Am<strong>en</strong> a sus <strong>en</strong>emigos, hagan bi<strong>en</strong> a qui<strong>en</strong>es los odian,<br />

b<strong>en</strong>digan a qui<strong>en</strong>es los maldic<strong>en</strong>, or<strong>en</strong> por qui<strong>en</strong>es los insultan. Si algui<strong>en</strong> te pega <strong>en</strong> una mejilla, ofrécele<br />

también la otra; y si algui<strong>en</strong> te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A cualquiera que te<br />

pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Hagan ustedes con los demás como<br />

quier<strong>en</strong> que los demás hagan con ustedes.<br />

Si ustedes aman solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es los aman a ustedes, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? Hasta los<br />

pecadores se portan así. Y si hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> solam<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong>es les hac<strong>en</strong> bi<strong>en</strong> a ustedes, ¿qué ti<strong>en</strong>e eso de<br />

extraordinario? También los pecadores se portan así. Y si dan prestado solo a aquellos de qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>san<br />

recibir algo, ¿qué hac<strong>en</strong> de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando<br />

recibir unos de otros. Ustedes deb<strong>en</strong> amar a sus <strong>en</strong>emigos, y hacer bi<strong>en</strong>, y dar prestado sin esperar nada a<br />

cambio. Así será grande su recomp<strong>en</strong>sa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también<br />

bondadoso con los desagradecidos y los malos. Sean ustedes compasivos, como también su Padre es<br />

compasivo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

85


Guillermo Augusto Muhl<strong>en</strong>berg Abril 8<br />

Presbítero, 1877<br />

COLECTA<br />

No permitas que tu <strong>Iglesia</strong> cierre los ojos, Oh Señor, al dolo de los pobres y los olvidados, de los que<br />

no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hogar y los destituidos, de los ancianos y los <strong>en</strong>fermos, de los solitarios y de los que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

qui<strong>en</strong> cuide de ellos. Danos la visión y el corazón compasivo con que tan ricam<strong>en</strong>te dotaste a tu siervo<br />

Guillermo Augusto Muhl<strong>en</strong>berg, a fin de que trabajemos incansablem<strong>en</strong>te para sanar a los quebrantados de<br />

cuerpo o espíritu, y convertir su dolor <strong>en</strong> gozo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 4:11-16<br />

Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros<br />

ser pastores y maestros. Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación<br />

del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimi<strong>en</strong>to del Hijo de Dios,<br />

y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la pl<strong>en</strong>a madurez de Cristo. Ya no seremos como niños,<br />

que cambian fácilm<strong>en</strong>te de parecer y que son arrastrados por el vi<strong>en</strong>to de cualquier nueva <strong>en</strong>señanza hasta<br />

dejarse <strong>en</strong>gañar por g<strong>en</strong>te astuta que anda por caminos equivocados. Más bi<strong>en</strong>, profesando la verdad <strong>en</strong> el<br />

amor, debemos crecer <strong>en</strong> todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo <strong>en</strong>tero se<br />

ajusta y se liga bi<strong>en</strong> mediante la unión <strong>en</strong>tre sí de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bi<strong>en</strong>, todo<br />

va creci<strong>en</strong>do y edificándose <strong>en</strong> amor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-6<br />

1 ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos! *<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2 El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos: *<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3 ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa! *<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4 ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza, *<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5 Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes, *<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6 Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte, *<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

86


Guillermo Augusto Muhl<strong>en</strong>berg Abril 8<br />

Presbítero, 1877<br />

o<br />

SALMO 133<br />

1 ¡Oh cuán bu<strong>en</strong>o y agradable es *<br />

convivir los hermanos <strong>en</strong> unidad!<br />

2 Es como el bu<strong>en</strong> óleo sobre la cabeza, *<br />

el cual desci<strong>en</strong>de sobre la barba,<br />

3 Sobre la barba de Aarón, *<br />

y baja hasta el collar de sus vestiduras.<br />

4 Es como el rocío del Hermón, *<br />

que desci<strong>en</strong>de sobre los montes de Sión;<br />

5 Porque allí manda el Señor la b<strong>en</strong>dición: *<br />

la vida por siempre jamás.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 21:12-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el templo y echó de allí a todos los que estaban v<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do y comprando. Volcó las<br />

mesas de los que cambiaban dinero a la g<strong>en</strong>te, y los puestos de los que v<strong>en</strong>dían palomas; y les dijo: —En<br />

las escrituras se dice: ‘Mi casa será declarada casa de oración’, pero ustedes están haci<strong>en</strong>do de ella una<br />

cueva de ladrones.<br />

Se acercaron a Jesús <strong>en</strong> el templo los ciegos y los cojos, y él los sanó. Pero cuando los jefes de los<br />

sacerdotes y los maestros de la ley vieron los milagros que hacía, y oyeron que los niños gritaban <strong>en</strong> el<br />

templo: “¡Hosana al Hijo del rey David!”, se <strong>en</strong>ojaron y dijeron a Jesús: —¿Oyes lo que esos están<br />

dici<strong>en</strong>do? Jesús les contestó: —Sí, lo oigo. Pero ¿no han leído ustedes la Escritura que habla de esto? Dice:<br />

‘Con los cantos de los pequeños, de los niñitos de pecho, has dispuesto tu alabanza.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

87


Guillermo Law Abril 9<br />

Presbítero, 1761<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por cuya gracia tu siervo Guillermo Law, inflamado con la llama de tu amor, se convirtió<br />

<strong>en</strong> una luz ardi<strong>en</strong>te y brillante <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>: Concede que también nosotros seamos <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didos con el<br />

espíritu de amor y disciplina, y caminemos delante de ti como hijos de la luz; por Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Filip<strong>en</strong>ses 3:7-14<br />

Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo t<strong>en</strong>go por algo sin valor.<br />

Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bi<strong>en</strong> supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor.<br />

Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él y <strong>en</strong>contrarme<br />

unido a él; no con una justicia propia, adquirida por medio de la ley, sino con la justicia que se adquiere<br />

por la fe <strong>en</strong> Cristo, la que da Dios con base <strong>en</strong> la fe. Lo que quiero es conocer a Cristo, s<strong>en</strong>tir <strong>en</strong> mí el<br />

poder de su resurrección y la solidaridad <strong>en</strong> sus sufrimi<strong>en</strong>tos; haciéndome semejante a él <strong>en</strong> su muerte,<br />

espero llegar a la resurrección de los muertos.<br />

No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la<br />

esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero. Hermanos, no digo que yo mismo ya<br />

lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está<br />

delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo<br />

Jesús.<br />

SALMO 1<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

o<br />

SALMO 103:1-3, 13-18<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

88


Guillermo Law Abril 9<br />

Presbítero, 1761<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 6:1-6, 16-21<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

No hagan sus bu<strong>en</strong>as obras delante de la g<strong>en</strong>te solo para que los demás los vean. Si lo hac<strong>en</strong> así, su<br />

Padre que está <strong>en</strong> el cielo no les dará ningún premio.<br />

Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vi<strong>en</strong>tos, como hac<strong>en</strong> los<br />

hipócritas <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> las calles para que la g<strong>en</strong>te hable bi<strong>en</strong> de ellos. Les aseguro que con eso ya<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cu<strong>en</strong>tes ni siquiera a tu amigo más íntimo;<br />

hazlo <strong>en</strong> secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces <strong>en</strong> secreto, te dará tu premio.<br />

Cuando ustedes or<strong>en</strong>, no sean como los hipócritas, a qui<strong>en</strong>es les gusta orar de pie <strong>en</strong> las sinagogas y<br />

<strong>en</strong> las esquinas de las plazas para que la g<strong>en</strong>te los vea. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Pero<br />

tú, cuando ores, <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre <strong>en</strong> secreto. Y tu Padre, que ve lo que<br />

haces <strong>en</strong> secreto, te dará tu premio.<br />

Cuando ustedes ayun<strong>en</strong>, no pongan cara triste, como los hipócritas, que apar<strong>en</strong>tan tristeza para que la<br />

g<strong>en</strong>te vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su premio. Tú, cuando ayunes, lávate la<br />

cara y arréglate bi<strong>en</strong>, para que la g<strong>en</strong>te no note que estás ayunando. Solam<strong>en</strong>te lo notará tu Padre, que está<br />

<strong>en</strong> lo oculto, y tu Padre que ve <strong>en</strong> lo oculto te dará tu recomp<strong>en</strong>sa.<br />

No amonton<strong>en</strong> riquezas aquí <strong>en</strong> la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y<br />

donde los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Más bi<strong>en</strong> amonton<strong>en</strong> riquezas <strong>en</strong> el cielo, donde la polilla no destruye ni<br />

las cosas se echan a perder ni los ladrones <strong>en</strong>tran a robar. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu<br />

corazón.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

89


Jorge Augusto Selwyn Abril 11<br />

Obispo de Nueva Zelandia, y de Lichfield, 1878<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, te damos gracias por tu siervo Jorge Augusto Selwyn, a qui<strong>en</strong> llamaste a<br />

predicar el Evangelio los pueblos de Nueva Zelandia y Melanesia, y a poner un cimi<strong>en</strong>to firma para el<br />

crecimi<strong>en</strong>to de tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> muchas naciones. Levanta <strong>en</strong> ésta y <strong>en</strong> todas las tierra evangelistas y heraldo<br />

de tu reino, para que tu <strong>Iglesia</strong> proclame las inescrutables riquezas de nuestro Salvador Jesucristo; que vive<br />

y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 2:11-18<br />

Así pues, ustedes, que no son judíos, y a qui<strong>en</strong>es llaman “no circuncidados” los judíos (que<br />

circuncidan al hombre <strong>en</strong> el cuerpo, y a sí mismos se llaman “circuncidados”), recuerd<strong>en</strong> que <strong>en</strong> otro<br />

tiempo estaban sin Cristo, separados de la nación de Israel, y no t<strong>en</strong>ían parte <strong>en</strong> las alianzas ni <strong>en</strong> la<br />

promesa de Dios. Vivían <strong>en</strong> este mundo, sin Dios y sin esperanza. Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la<br />

sangre que él derramó, ustedes que antes estaban lejos están cerca.<br />

Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, destruyó el muro que los<br />

separaba y anuló <strong>en</strong> su propio cuerpo la <strong>en</strong>emistad que existía. Puso fin a la ley que consistía <strong>en</strong> mandatos<br />

y reglam<strong>en</strong>tos, y <strong>en</strong> sí mismo creó de las dos partes un solo hombre nuevo. Así hizo la paz. Él puso fin, <strong>en</strong><br />

sí mismo, a la <strong>en</strong>emistad que existía <strong>en</strong>tre los dos pueblos, y con su muerte <strong>en</strong> la cruz los reconcilió con<br />

Dios, haci<strong>en</strong>do de ellos un solo cuerpo.<br />

Cristo vino a traer bu<strong>en</strong>as noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a<br />

los que estaban cerca. Pues por medio de Cristo, los unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un<br />

mismo Espíritu.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

90


Jorge Augusto Selwyn Abril 11<br />

Obispo de Nueva Zelandia, y de Lichfield, 1878<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:7-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Vayan y anunci<strong>en</strong> que el reino de los cielos se ha acercado. San<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos, resucit<strong>en</strong> a los<br />

muertos, limpi<strong>en</strong> de su <strong>en</strong>fermedad a los leprosos y expuls<strong>en</strong> a los demonios. Ustedes recibieron gratis este<br />

poder; no cobr<strong>en</strong> tampoco por emplearlo.<br />

No llev<strong>en</strong> oro ni plata ni cobre ni provisiones para el camino. No llev<strong>en</strong> ropa de repuesto ni sandalias<br />

ni bastón, pues el trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su alim<strong>en</strong>to.<br />

Cuando llegu<strong>en</strong> ustedes a un pueblo o aldea, busqu<strong>en</strong> alguna persona de confianza y quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> su<br />

casa hasta que se vayan de allí. Al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> la casa, salud<strong>en</strong> a los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> ella. Si la g<strong>en</strong>te de la casa<br />

lo merece, su deseo de paz se cumplirá; pero si no lo merece, ustedes nada perderán. Y si no los recib<strong>en</strong> ni<br />

los quier<strong>en</strong> oir, salgan de la casa o del pueblo y sacúdanse el polvo de los pies. Les aseguro que <strong>en</strong> el día<br />

del juicio el castigo para ese pueblo será peor que para la g<strong>en</strong>te de la región de Sodoma y Gomorra.<br />

¡Mir<strong>en</strong>! Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpi<strong>en</strong>tes,<br />

aunque también s<strong>en</strong>cillos como palomas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles<br />

91


Alfeo Abril 19<br />

Arzobispo de Cantórbery, y Mártir, 1012<br />

COLECTA<br />

Oh Dios amante, tu obispo mártir Alfeo de Cantórbery sufrió una muerte viol<strong>en</strong>ta cuando rehusó<br />

permitir que se extorsionara a su pueblo para rescatarle: Concede que todos los pastores de tu rebaño sigan<br />

el ejemplo del Bu<strong>en</strong> Pastor que dio su vida por las ovejas; y que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un<br />

solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Apocalipsis 7:13-17<br />

Entonces uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de<br />

dónde han v<strong>en</strong>ido?” “Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por la<br />

gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero. “Por eso<br />

están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono los<br />

protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los molestará;<br />

porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de aguas de vida,<br />

y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

o<br />

SALMO 31:1-5<br />

1 En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás; *<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

92


Alfeo Abril 19<br />

Arzobispo de Cantórbery, y Mártir, 1012<br />

2 Inclina a mí tu oído; *<br />

apresúrate a librarme.<br />

3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo; *<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5 En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu; *<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:4-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A ustedes, amigos míos, les digo que no deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er miedo de los que matan el cuerpo, pero después<br />

no pued<strong>en</strong> hacer más. Yo les voy a decir a quién deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>erle miedo: ténganle miedo al que, después de<br />

quitar la vida, ti<strong>en</strong>e autoridad para echar <strong>en</strong> el infierno. Sí, ténganle miedo a él.<br />

¿No se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de<br />

ellos. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los ti<strong>en</strong>e contados uno por uno. Así<br />

que no t<strong>en</strong>gan miedo: ustedes val<strong>en</strong> más que muchos pajarillos.<br />

Les digo que si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se<br />

declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será<br />

negado delante de los ángeles de Dios.<br />

Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel<br />

que con sus palabras of<strong>en</strong>da al Espíritu Santo.<br />

Cuando los llev<strong>en</strong> a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocup<strong>en</strong> por<br />

cómo van a def<strong>en</strong>derse o qué van a decir, porque cuando les llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, el Espíritu<br />

Santo les <strong>en</strong>señará lo que deb<strong>en</strong> decir.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

93


Anselmo Abril 21<br />

Arzobispo de Cantórbery, 1109<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú levantaste a tu siervo Anselmo para que <strong>en</strong>señase a la <strong>Iglesia</strong> de sus días a<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der su fe <strong>en</strong> tu eterno Ser, perfecta justicia y misericordia salvadora: provee a tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> todas la<br />

épocas de piadosos y doctos eruditos y maestros, a fin de que podamos dar razón de la esperanza que hay<br />

<strong>en</strong> nosotros; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 5:1-11<br />

Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, t<strong>en</strong>emos paz con Dios por medio de nuestro<br />

Señor Jesucristo. Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su<br />

favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> la gloria de Dios. Y no solo<br />

esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimi<strong>en</strong>tos; porque sabemos que el sufrimi<strong>en</strong>to nos da<br />

firmeza para soportar, y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos ll<strong>en</strong>a de<br />

esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha ll<strong>en</strong>ado con su amor nuestro corazón por<br />

medio del Espíritu Santo que nos ha dado.<br />

Pues cuando nosotros éramos incapaces de salvarnos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los<br />

pecadores. No es fácil que algui<strong>en</strong> se deje matar <strong>en</strong> lugar de otra persona. Ni siquiera <strong>en</strong> lugar de una<br />

persona justa; aunque quizás algui<strong>en</strong> estaría dispuesto a morir por la persona que le haya hecho un gran<br />

bi<strong>en</strong>. Pero Dios prueba que nos ama, <strong>en</strong> que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.<br />

Y ahora, después que Dios nos ha hecho justos mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos<br />

salvados del castigo final por medio de él. Porque si Dios, cuando todavía éramos sus <strong>en</strong>emigos, nos<br />

reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida,<br />

ahora que ya estamos reconciliados con él. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos <strong>en</strong> Dios<br />

mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo hemos recibido ahora la reconciliación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 139:1-9<br />

1 Oh Señor, tú me has probado y conocido; *<br />

conoces mi s<strong>en</strong>tarme y mi levantarme;<br />

percibes de lejos mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.<br />

2 Observas mis viajes y mis lugares de reposo, *<br />

y todos mis caminos te son conocidos.<br />

3 Aún no está la palabra <strong>en</strong> mis labios, *<br />

y he aquí, oh Señor, tú la conoces.<br />

4 Me rodeas delante y detrás, *<br />

y sobre mí pones tu mano.<br />

5 Tal conocimi<strong>en</strong>to es demasiado maravilloso para mí; *<br />

sublime es, y no lo puedo alcanzar.<br />

6 ¿A dónde huiré de tu Espíritu? *<br />

¿A dónde huiré de tu pres<strong>en</strong>cia?<br />

94


Anselmo Abril 21<br />

Arzobispo de Cantórbery, 1109<br />

7 Si subiere a los cielos, allí estás tú; *<br />

si <strong>en</strong> el abismo hiciere mi lecho, allí estás también.<br />

8 Si tomare las alas del alba, *<br />

y habitare <strong>en</strong> el extremo del mar,<br />

9 Aun allí me guiará tu mano, *<br />

y me asirá tu diestra.<br />

o<br />

SALMO 37;3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 11:25-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a<br />

los s<strong>en</strong>cillos las cosas que escondiste de los sabios y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos. Sí, Padre, porque así lo has querido.”<br />

Mi Padre me ha <strong>en</strong>tregado todas las cosas. Nadie conoce realm<strong>en</strong>te al Hijo, sino el Padre; y nadie<br />

conoce realm<strong>en</strong>te al Padre, sino el Hijo y aquellos a qui<strong>en</strong>es el Hijo quiera darlo a conocer. V<strong>en</strong>gan a mí<br />

todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acept<strong>en</strong> el yugo que les<br />

pongo, y apr<strong>en</strong>dan de mí, que soy paci<strong>en</strong>te y de corazón humilde; así <strong>en</strong>contrarán descanso. Porque el<br />

yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Epifanía<br />

95


Catalina de Si<strong>en</strong>a Abril 29<br />

1380<br />

COLECTA<br />

Dios eterno, <strong>en</strong>c<strong>en</strong>diste de tal manera la llama del amor santo <strong>en</strong> el corazón de la b<strong>en</strong>dita Catalina de<br />

Si<strong>en</strong>a, a medida que meditaba <strong>en</strong> la pasión de tu Hijo nuestro Salvador, que dedicó su vida a los pobres y<br />

<strong>en</strong>fermos, y a la paz y unidad de la <strong>Iglesia</strong>: Concede que también nosotros participemos <strong>en</strong> el misterio de la<br />

muerto de Cristo, y nos regocijemos <strong>en</strong> la revelación de su gloria; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Juan 1:5--2:2<br />

Este es el m<strong>en</strong>saje que Jesucristo nos <strong>en</strong>señó y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que<br />

<strong>en</strong> él no hay ninguna oscuridad. Si decimos que estamos unidos a él, y al mismo tiempo vivimos <strong>en</strong> la<br />

oscuridad, m<strong>en</strong>timos y no practicamos la verdad. Pero si vivimos <strong>en</strong> la luz, así como Dios está <strong>en</strong> la luz,<br />

<strong>en</strong>tonces hay unión <strong>en</strong>tre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.<br />

Si decimos que no t<strong>en</strong>emos pecado, nos <strong>en</strong>gañamos a nosotros mismos y no hay verdad <strong>en</strong> nosotros;<br />

pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar <strong>en</strong> que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros<br />

pecados y nos limpiará de toda maldad. Si decimos que no hemos cometido pecado, hacemos que Dios<br />

parezca m<strong>en</strong>tiroso y no hemos aceptado verdaderam<strong>en</strong>te su palabra.<br />

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado,<br />

t<strong>en</strong>emos ante el Padre un def<strong>en</strong>sor, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció <strong>en</strong> sacrificio para<br />

que nuestros pecados sean perdonados; y no solo los nuestros, sino los de todo el mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 36:5-10<br />

5 Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor; *<br />

tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6 Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande; *<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7 ¡Cuán precioso es tu amor! *<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong><br />

bajo la sombra de tus alas.<br />

8 Festejan la abundancia de tu casa; *<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9 Porque contigo está el manantial de la vida, *<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

10 Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>, *<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

o<br />

96


Catalina de Si<strong>en</strong>a Abril 29<br />

1380<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:22-24,29-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después dijo Jesús a sus discípulos: “Esto les digo: No se preocup<strong>en</strong> por lo que han de comer para<br />

vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. La vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la<br />

ropa. Fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> los cuervos: no siembran ni cosechan, ni ti<strong>en</strong><strong>en</strong> granero ni troje; sin embargo, Dios les da<br />

de comer. ¡Cuánto más val<strong>en</strong> ustedes que las aves!<br />

Por tanto, no and<strong>en</strong> afligidos, buscando qué comer y qué beber. Porque todas estas cosas son las que<br />

preocupan a la g<strong>en</strong>te del mundo, pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un Padre que ya sabe que las necesitan. Ustedes<br />

pongan su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el reino de Dios, y recibirán también estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (2)<br />

97


Atanasio Mayo 2<br />

Obispo de Alejandría, 373<br />

COLECTA<br />

Sostén a tu <strong>Iglesia</strong>, Oh Dios de la verdad, como sostuviste a tus siervo Atanasio, para mant<strong>en</strong>er y<br />

proclamar con determinación la fe católica <strong>en</strong> contra de toda oposición, confiando solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la gracia<br />

de tu Verbo eterno, que tomó sobre sí nuestra naturaleza humana a fin de que pudiéramos compartir su<br />

divinidad: qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Juan 5:1-5<br />

Todo el que ti<strong>en</strong>e fe <strong>en</strong> que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el que ama a un padre, ama también<br />

a los hijos de ese padre. Cuando amamos a Dios y hacemos lo que él manda, sabemos que amamos<br />

también a los hijos de Dios. El amar a Dios consiste <strong>en</strong> obedecer sus mandami<strong>en</strong>tos; y sus mandami<strong>en</strong>tos<br />

no son una carga, porque todo el que es hijo de Dios v<strong>en</strong>ce al mundo. Y nuestra fe nos ha dado la victoria<br />

sobre el mundo. El que cree que Jesús es el Hijo de Dios, v<strong>en</strong>ce al mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 71:1-8<br />

1 En ti, oh Señor, me he refugiado; *<br />

no sea yo avergonzado lamas.<br />

2 En tu justicia, líbrame y rescátame; *<br />

inclina a mí tu oído, y sálvame.<br />

3 Sé tú mi roca de refugio,<br />

el alcázar donde me salve; *<br />

tú eres mi risco y mi fortaleza.<br />

4 Dios mío, líbrame de la mano del malvado, *<br />

de las garras del malhechor y opresor;<br />

5 Porque tú, Señor Dios, eres mi esperanza, *<br />

mi confianza desde mi juv<strong>en</strong>tud.<br />

6 En ti he sido sust<strong>en</strong>tado desde el vi<strong>en</strong>tre;<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre has sido mi vigor; *<br />

de ti será siempre mi alabanza.<br />

7 Port<strong>en</strong>to he sido a muchos, *<br />

mas tú eres mi refugio y fortaleza.<br />

8 Sea ll<strong>en</strong>a mi boca de tu alabanza, *<br />

y de tu gloria todo el día.<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

98


Atanasio Mayo 2<br />

Obispo de Alejandría, 373<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:22-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se mant<strong>en</strong>ga firme hasta el fin, se<br />

salvará. Cuando los persigan <strong>en</strong> una ciudad, huyan a otra; pues les aseguro que el Hijo del hombre v<strong>en</strong>drá<br />

antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel.<br />

Ningún discípulo es más que su maestro, y ningún criado es más que su amo. El discípulo debe<br />

conformarse con llegar a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si al jefe de la casa lo llaman<br />

Beelzebú, ¿qué dirán de los de su familia?<br />

No t<strong>en</strong>gan, pues, miedo de la g<strong>en</strong>te. Porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada<br />

escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo <strong>en</strong> la oscuridad, díganlo ustedes a la luz del día; y lo<br />

que les digo <strong>en</strong> secreto, grít<strong>en</strong>lo desde las azoteas de las casas. No t<strong>en</strong>gan miedo de los que matan el<br />

cuerpo pero no pued<strong>en</strong> matar el alma; teman más bi<strong>en</strong> al que puede hacer perecer alma y cuerpo <strong>en</strong> el<br />

infierno.<br />

¿No se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> dos pajarillos por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que el<br />

Padre de ustedes lo permita. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los ti<strong>en</strong>e<br />

contados uno por uno. Así que no t<strong>en</strong>gan miedo: ustedes val<strong>en</strong> más que muchos pajarillos.<br />

Si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él<br />

delante de mi Padre que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Epifanía<br />

99


Mónica Mayo 4<br />

Madre de Agustín de Hipona, 387<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, a través de la disciplina espiritual fortaleciste a tu sierva Mónica a perseverar <strong>en</strong> la ofr<strong>en</strong>da<br />

de su amor, sus oraciones y sus lágrimas por la conversión de su marido y de Agustín su hijo: Profundiza<br />

nuestra devoción, te suplicamos, y úsanos de acuerdo a tu voluntad para llevar a otros, incluy<strong>en</strong>do a<br />

nuestros pari<strong>en</strong>tes, a reconocer a Jesucristo como Salvador y Señor; que contigo y el Espíritu Santo vive y<br />

reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

1 Samuel 1:10-11, 20<br />

Y Ana, llorando y con el alma ll<strong>en</strong>a de amargura, se puso a orar al Señor y le hizo esta promesa:<br />

“Señor todopoderoso: Si te dignas contemplar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas de mí y me<br />

concedes un hijo, yo lo dedicaré toda su vida a tu servicio, y <strong>en</strong> señal de esa dedicación no se le cortará el<br />

pelo.” Así Ana quedó embarazada, y cuando se cumplió el tiempo dio a luz un hijo y le puso por nombre<br />

Samuel, porque se lo había pedido al Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 115:12-18<br />

12 El Señor se acordó de nosotros, y nos b<strong>en</strong>decirá; *<br />

b<strong>en</strong>decirá a la casa de Israel;<br />

b<strong>en</strong>decirá a la casa de Aarón.<br />

13 B<strong>en</strong>decirá a los que tem<strong>en</strong> al Señor, *<br />

tanto a pequeños como a grandes.<br />

14 Que el Señor les aum<strong>en</strong>te más y más, *<br />

a ustedes y a su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia.<br />

15 Sean b<strong>en</strong>decidos por el Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

16 Los cielos de los cielos son del Señor, *<br />

mas la tierra se la ha dado a sus pueblos.<br />

17 No alaban los muertos al Señor, *<br />

ni cuantos desci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> al sil<strong>en</strong>cio;<br />

18 Pero nosotros b<strong>en</strong>deciremos al Señor, *<br />

desde ahora y para siempre.<br />

¡Aleluya!<br />

o<br />

SALMO 116:10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

100


Mónica Mayo 4<br />

Madre de Agustín de Hipona, 387<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

¡Aleluya!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 7:11-17(*)<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús se dirigió a un pueblo llamado Naín. Iba acompañado de sus discípulos y de<br />

mucha g<strong>en</strong>te. Al llegar cerca del pueblo, vio que llevaban a <strong>en</strong>terrar a un muerto, hijo único de su madre,<br />

que era viuda. Mucha g<strong>en</strong>te del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo:<br />

—No llores. En seguida se acercó y tocó la camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús le dijo al<br />

muerto: —Jov<strong>en</strong>, a ti te digo: ¡Levántate! Entonces el que había estado muerto se s<strong>en</strong>tó y com<strong>en</strong>zó a<br />

hablar, y Jesús se lo <strong>en</strong>tregó a la madre. Al ver esto, todos tuvieron miedo y com<strong>en</strong>zaron a alabar a Dios,<br />

dici<strong>en</strong>do: —Un gran profeta ha aparecido <strong>en</strong>tre nosotros. También decían: —Dios ha v<strong>en</strong>ido a ayudar a su<br />

pueblo. Y por toda Judea y sus alrededores se supo lo que había hecho Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 16:20-24 (*)<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Les aseguro que ustedes llorarán y estarán tristes, mi<strong>en</strong>tras que la g<strong>en</strong>te del mundo se alegrará. Sin<br />

embargo, aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá <strong>en</strong> alegría. Cuando una mujer va a dar a luz,<br />

se aflige porque le ha llegado la hora; pero después que nace la criatura, se olvida del dolor a causa de la<br />

alegría de que haya nacido un hombre <strong>en</strong> el mundo. Así también, ustedes se aflig<strong>en</strong> ahora; pero yo volveré<br />

a verlos, y <strong>en</strong>tonces su corazón se ll<strong>en</strong>ará de alegría, una alegría que nadie les podrá quitar.<br />

En aquel día ya no me preguntarán nada. Les aseguro que el Padre les dará todo lo que le pidan <strong>en</strong> mi<br />

nombre. Hasta ahora, ustedes no han pedido nada <strong>en</strong> mi nombre; pidan y recibirán, para que su alegría sea<br />

completa.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

* En algunos años este pasaje ocurrirá <strong>en</strong> el Oficio Diario de este día<br />

101


La Dama Juliana de Norwick Mayo 8<br />

c. 1417<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, <strong>en</strong> tu compasión concediste a la Dama Juliana muchas revelaciones de tu amor que<br />

nutre y sust<strong>en</strong>ta: Mueve nuestros corazones, como moviste el de ella, para buscarte sobre todas las cosas,<br />

porque al darte tú a nosotros nos das todo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Hebreos 10: 19-24<br />

Hermanos, ahora podemos <strong>en</strong>trar con toda libertad <strong>en</strong> el santuario gracias a la sangre de Jesús,<br />

sigui<strong>en</strong>do el nuevo camino de vida que él nos abrió a través del velo, es decir, a través de su propio cuerpo.<br />

T<strong>en</strong>emos un gran sacerdote al fr<strong>en</strong>te de la casa de Dios. Por eso, acerquémonos a Dios con corazón sincero<br />

y con una fe completam<strong>en</strong>te segura, limpios nuestros corazones de mala conci<strong>en</strong>cia y lavados nuestros<br />

cuerpos con agua pura. Mant<strong>en</strong>gámonos firmes, sin dudar, <strong>en</strong> la esperanza de la fe que profesamos, porque<br />

Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a t<strong>en</strong>er más<br />

amor y a hacer el bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 27: 5-11<br />

5 Una cosa he demandado del Señor; ésta buscaré: *<br />

que esté yo <strong>en</strong> la casa del Señor,<br />

todos los días de mi vida;<br />

6 Para contemplar la hermosura del Señor, *<br />

y despertarme cada día <strong>en</strong> su templo;<br />

7 Porque él me esconderá <strong>en</strong> su tabernáculo<br />

<strong>en</strong> el día del mal; *<br />

me ocultará <strong>en</strong> lo reservado de su morada,<br />

y sobre una roca me pondrá <strong>en</strong> alto.<br />

8 Aún ahora él levanta mi cabeza *<br />

sobre mis <strong>en</strong>emigos <strong>en</strong> derredor de mí.<br />

9 Por tanto ofreceré <strong>en</strong> su morada<br />

sacrificios de júbilo; *<br />

cantaré y tañeré al Señor.<br />

10 Escucha, oh Señor, mi voz cuando a ti clamo; *<br />

t<strong>en</strong> misericordia de mí y respóndeme.<br />

11 Tú hablas <strong>en</strong> mi corazón y dices: "Busca mi rostro". *<br />

Tu rostro buscaré, oh Señor.<br />

o<br />

SALMO 103: 1-4,13-18<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

102


La Dama Juliana de Norwick Mayo 8<br />

c. 1417<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4 El rescata del sepulcro tu vida, *<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 4: 23-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo<br />

verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran. Dios es<br />

Espíritu, y los que lo adoran deb<strong>en</strong> hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios.<br />

La mujer le dijo: —Yo sé que va a v<strong>en</strong>ir el Mesías (es decir, el Cristo); y cuando él v<strong>en</strong>ga, nos lo<br />

explicará todo. Jesús le dijo: —Ese soy yo, el mismo que habla contigo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio de Epifanía<br />

103


Gregorio Nazianc<strong>en</strong>o Mayo 9<br />

Obispo de Constantinopla, 389<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que has revelado a tu <strong>Iglesia</strong> tu Ser eterno de gloriosa majestad y amor perfecto<br />

como un solo Dios <strong>en</strong> Trinidad de Personas: Danos gracia para que, como tu Obispo Gregorio Nazianc<strong>en</strong>o,<br />

continuemos firmes <strong>en</strong> la confesión de esta fe, y constantes <strong>en</strong> nuestra adoración a ti, Padre, Hijo y Espíritu<br />

Santo; que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 7:7-14<br />

Por eso supliqué a Dios, y me concedió prud<strong>en</strong>cia; le pedí espíritu de sabiduría, y me lo dio. La<br />

preferí a los cetros y los tronos; <strong>en</strong> comparación con ella, tuve <strong>en</strong> nada la riqueza. Ninguna piedra preciosa<br />

me pareció igual a ella, pues fr<strong>en</strong>te a ella todo el oro es como un puñado de ar<strong>en</strong>a, y la plata vale tanto<br />

como el barro. La amé más que a la salud y a la belleza; la preferí a la luz del día, porque su brillo no se<br />

apaga.<br />

Con ella me vinieron a la vez todos los bi<strong>en</strong>es, pues me trajo incalculables riquezas; gocé de todos<br />

esos bi<strong>en</strong>es, porque la sabiduría los gobierna, aunque no sabía que es la madre de todos ellos. La alcancé<br />

sin malicia, y la comparto sin <strong>en</strong>vidia; no escondo para mí su riqueza. La sabiduría es para los hombres un<br />

tesoro inagotable: qui<strong>en</strong> sabe usar de ella, logra la amistad de Dios, porque ella, con sus <strong>en</strong>señanzas, le<br />

sirve de recom<strong>en</strong>dación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19: 7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

104


Gregorio Nazianc<strong>en</strong>o Mayo 9<br />

Obispo de Constantinopla, 389<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

o<br />

SALMO 37: 3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 8: 25-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces le preguntaron: —¿Quién eres tú? Jesús les respondió: —En primer lugar, ¿por qué he de<br />

hablar con ustedes? T<strong>en</strong>go mucho que decir y que juzgar de ustedes, pero el que me ha <strong>en</strong>viado dice la<br />

verdad, y lo que yo le digo al mundo es lo mismo que le he oído decir a él.<br />

Pero ellos no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron que les hablaba del Padre. Por eso les dijo: —Cuando ustedes levant<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

alto al Hijo del hombre, reconocerán que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cu<strong>en</strong>ta; solam<strong>en</strong>te<br />

digo lo que el Padre me ha <strong>en</strong>señado. Porque el que me ha <strong>en</strong>viado está conmigo; mi Padre no me ha<br />

dejado solo, porque yo siempre hago lo que a él le agrada. Cuando Jesús dijo esto, muchos creyeron <strong>en</strong> él.<br />

Jesús les dijo a los judíos que habían creído <strong>en</strong> él: —Si ustedes se manti<strong>en</strong><strong>en</strong> fieles a mi palabra, serán de<br />

veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Domingo de Trinidad<br />

105


Flor<strong>en</strong>cia Nightingale Mayo 18<br />

COLECTA<br />

Dios dador de la vida, sólo tú ti<strong>en</strong>es poder sobre la vida y la muerte, sobre la salud y la <strong>en</strong>fermedad:<br />

Otorga fortaleza, sabiduría y dulzura a todos aquellos que sigu<strong>en</strong> el ejemplo de tu sierva Flor<strong>en</strong>cia<br />

Nightingale, a fin de que, llevando con ellos tu Pres<strong>en</strong>cia, no sólo san<strong>en</strong> sino b<strong>en</strong>digan, y brill<strong>en</strong> como<br />

lámparas de esperanza <strong>en</strong> las horas más obscuras del dolor y el miedo, por Jesucristo el sanador de cuerpos<br />

y almas, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Ezequiel 34: 11-16<br />

Yo, el Señor, digo: Yo mismo voy a <strong>en</strong>cargarme del cuidado de mi rebaño. Como el pastor que se<br />

preocupa por sus ovejas cuando están dispersas, así me preocuparé yo de mis ovejas; las rescataré de los<br />

lugares por donde se dispersaron <strong>en</strong> un día oscuro y de torm<strong>en</strong>ta. Las sacaré de los países extranjeros, las<br />

reuniré y las llevaré a su propia tierra. Las llevaré a comer a los montes de Israel, y por los arroyos, y por<br />

todos los lugares habitados del país. Las llevaré a comer los mejores pastos, <strong>en</strong> los pastizales de las altas<br />

montañas de Israel. Allí podrán descansar y comer los pastos más ricos. Yo mismo seré el pastor de mis<br />

ovejas, yo mismo las llevaré a descansar. Yo, el Señor, lo afirmo. Buscaré a las ovejas perdidas, traeré a las<br />

extraviadas, v<strong>en</strong>daré a las que t<strong>en</strong>gan alguna pata rota, ayudaré a las débiles, y cuidaré a las gordas y<br />

fuertes. Yo las cuidaré como es debido.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34: 15-22<br />

15 Los ojos del Señor están sobre los justos, *<br />

y at<strong>en</strong>tos sus oídos a su clamor.<br />

16 La ira del Señor contra los que mal hac<strong>en</strong>, *<br />

para borrar de la tierra su memoria.<br />

17 Claman los justos, y el Señor escucha, *<br />

y los libra de todas sus angustias.<br />

18 Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, *<br />

y salvará a los humildes de espíritu.<br />

19 Muchos son las aflicciones de los justos, *<br />

pero de todas ellas les librará el Señor.<br />

20 El guarda todos sus huesos; *<br />

ni uno de ellos será quebrantado.<br />

21 Matará al malo la maldad, *<br />

y los que aborrec<strong>en</strong> al justo serán cond<strong>en</strong>ados.<br />

22 El Señor redime la vida de sus siervos, *<br />

y no serán cond<strong>en</strong>ados los que <strong>en</strong><br />

o<br />

SALMO 23<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

106


Flor<strong>en</strong>cia Nightingale Mayo 18<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25: 31-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, rodeado de espl<strong>en</strong>dor y de todos sus ángeles, se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> su<br />

trono glorioso. La g<strong>en</strong>te de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el<br />

pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el<br />

Rey a los que estén a su derecha: ‘V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi Padre; reciban el<br />

reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me<br />

dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojami<strong>en</strong>to. Estuve<br />

sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y vinieron a verme.’<br />

Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te<br />

vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojami<strong>en</strong>to, o sin<br />

ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará:<br />

‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo<br />

hicieron.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (2)<br />

107


Dustan Mayo 19<br />

Arzobispo de Cantorbery, 988<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de la verdad y la belleza, que dotaste ricam<strong>en</strong>te a tu Obispo Dustán con destreza para la<br />

música y la metalistería, con dones de administración y celo reformador: Enséñanos, te suplicamos, a ver<br />

<strong>en</strong> ti la fu<strong>en</strong>te de todos nuestros tal<strong>en</strong>tos, y muév<strong>en</strong>os a ofrecerlos para el adorno del culto y el avance de la<br />

verdadera religión; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Eclesiástico 44: 1-7<br />

Voy a hacer el elogio de los hombres bu<strong>en</strong>os, nuestros antepasados de épocas diversas. El Altísimo<br />

les concedió muchos honores y los <strong>en</strong>grandeció desde hace mucho tiempo. Reyes que dominaron la tierra,<br />

hombres famosos por sus grandes acciones, consejeros ll<strong>en</strong>os de sabiduría, profetas que podían verlo todo,<br />

jefes de naciones ll<strong>en</strong>os de prud<strong>en</strong>cia, gobernantes de visión profunda, sabios p<strong>en</strong>sadores que escribieron<br />

libros, poetas que dedicaban sus noches al estudio, compositores de canciones, según las normas del arte,<br />

autores que pusieron por escrito sus proverbios, hombres ricos y de mucha fuerza, que vivieron<br />

tranquilam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus hogares. Todos ellos recibieron honores de sus contemporáneos y fueron la gloria de<br />

su tiempo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 57: 6-11<br />

6 Exáltate sobre los cielos, oh Dios, *<br />

y tu gloria sobre toda la tierra.<br />

7 Mi corazón está firme, oh Dios, mi corazón está firme; *<br />

tocaré y cantaré salmos.<br />

8 Despierta, oh alma mía; despiert<strong>en</strong>, lira y arpa; *<br />

yo mismo despertaré al alba.<br />

9 Te confesaré <strong>en</strong>tre los pueblos, oh Señor; *<br />

cantaré tus alabanzas <strong>en</strong>tre las naciones;<br />

10 Porque tu gracia es más grande que los cielos, *<br />

y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

11 Exáltate sobre los cielos, oh Dios, *<br />

y tu gloria sobre toda la tierra.<br />

o<br />

SALMO 33: 1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

108


Dustan Mayo 19<br />

Arzobispo de Cantorbery, 988<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24: 42-47<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Manténganse ustedes despiertos, porque no sab<strong>en</strong> qué día va a v<strong>en</strong>ir su Señor. Pero sepan esto, que<br />

si el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mant<strong>en</strong>dría despierto y no<br />

dejaría que nadie se metiera <strong>en</strong> su casa a robar. Por eso, ustedes también estén preparados; porque el Hijo<br />

del hombre v<strong>en</strong>drá cuando m<strong>en</strong>os lo esper<strong>en</strong>.<br />

¿Quién es el criado fiel y at<strong>en</strong>to, a qui<strong>en</strong> su amo deja <strong>en</strong>cargado de los de su casa, para darles de<br />

comer a su debido tiempo? Dichoso el criado a qui<strong>en</strong> su amo, cuando llega, lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra cumpli<strong>en</strong>do con<br />

su deber. Les aseguro que el amo lo pondrá como <strong>en</strong>cargado de todos sus bi<strong>en</strong>es.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Dedicación de una <strong>Iglesia</strong><br />

109


Alcuino Mayo 20<br />

Diácono y Abad de Tours, 804<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, <strong>en</strong> una época brutal y bárbara levantaste a tu diácono Alcuino a fin de que<br />

nuevam<strong>en</strong>te <strong>en</strong>c<strong>en</strong>diera la luz del conocimi<strong>en</strong>to: Ilumina nuestra m<strong>en</strong>te, te suplicamos, para que <strong>en</strong> medio<br />

de la incertidumbre y confusión de nuestro tiempo mostremos tu verdad eterna; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Eclesiástico 39: 1-9<br />

¡Qué distinto es el que se dedica por completo a estudiar la ley del Altísimo, a investigar la sabiduría<br />

de todos los antiguos y a ocuparse <strong>en</strong> las profecías! Estudia lo que han dicho los hombres famosos e<br />

investiga los dichos más complicados; busca el s<strong>en</strong>tido oculto de los proverbios y la solución a las<br />

preguntas más difíciles. Presta servicios a los hombres importantes y se le ve <strong>en</strong> compañía de los<br />

gobernantes. Viaja por países extranjeros y experim<strong>en</strong>ta lo bu<strong>en</strong>o y lo malo de los hombres. Se empeña<br />

desde temprano por la mañana <strong>en</strong> buscar al Altísimo, al Señor que lo creó; hace oración delante de él y le<br />

pide perdón por sus pecados. Si el Señor poderoso lo quiere, se ll<strong>en</strong>ará de intelig<strong>en</strong>cia, las palabras sabias<br />

caerán como lluvia de su boca y alabará al Señor <strong>en</strong> la oración. Dará consejos acertados y prud<strong>en</strong>tes, y se<br />

ocupará <strong>en</strong> investigar los misterios de Dios. Iluminará a otros con su doctrina y <strong>en</strong>señanza, y se s<strong>en</strong>tirá<br />

orgulloso de la ley de la alianza del Señor. Muchos alabarán su intelig<strong>en</strong>cia y no la olvidarán jamás. Su<br />

recuerdo no se borrará, y su nombre vivirá por todas las edades.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 37: 3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

o<br />

SALMO 112: 1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

110


Alcuino Mayo 20<br />

Diácono y Abad de Tours, 804<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13: 47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.”<br />

Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos. Entonces Jesús les dijo:<br />

—Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa,<br />

que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (1)<br />

111


Primer Libro de Oración Común, 1549<br />

Se conmemora aproximadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un día de <strong>en</strong>tre semana posterior al día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, cuyo siervo Tomás Cranmer, junto con otros, restauró el l<strong>en</strong>guaje del<br />

pueblo <strong>en</strong> las oraciones de tu <strong>Iglesia</strong>: haz que siempre sintamos gratitud por esta her<strong>en</strong>cia; y ayúdanos para<br />

que de tal modo oremos <strong>en</strong> el Espíritu y con el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, que dignam<strong>en</strong>te proclamemos la grandeza<br />

de tu santo Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Hechos 2: 38-42<br />

Pedro les contestó: —Vuélvanse a Dios y bautícese cada uno <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo, para que<br />

Dios les perdone sus pecados, y así él les dará el Espíritu Santo. Porque esta promesa es para ustedes y<br />

para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para todos aquellos a qui<strong>en</strong>es el Señor<br />

nuestro Dios quiera llamar. Con estas y otras palabras, Pedro les habló y les aconsejó, diciéndoles: —<br />

¡Apárt<strong>en</strong>se de esta g<strong>en</strong>te perversa! Así pues, los que hicieron caso de su m<strong>en</strong>saje fueron bautizados; y<br />

aquel día se agregaron a los crey<strong>en</strong>tes unas tres mil personas. Y eran fieles <strong>en</strong> conservar la <strong>en</strong>señanza de<br />

los apóstoles, <strong>en</strong> compartir lo que t<strong>en</strong>ían, <strong>en</strong> reunirse para partir el pan y <strong>en</strong> la oración.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96: 1-9<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

8 Rindan al Señor la gloria debida a su Nombre; *<br />

traigan ofr<strong>en</strong>das, y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus atrios.<br />

9 Ador<strong>en</strong> al Señor <strong>en</strong> la hermosura de la santidad; *<br />

tiemble delante de él toda la tierra.<br />

o<br />

112


Primer Libro de Oración Común, 1549<br />

Se conmemora aproximadam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un día de <strong>en</strong>tre semana posterior al día de P<strong>en</strong>tecostés<br />

SALMO 33: 1-5,20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 4: 21-24<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús le contestó: —Créeme, mujer, que llega la hora <strong>en</strong> que ustedes adorarán al Padre sin t<strong>en</strong>er que<br />

v<strong>en</strong>ir a este monte ni ir a Jerusalén. Ustedes no sab<strong>en</strong> a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién<br />

adoramos, pues la salvación vi<strong>en</strong>e de los judíos. Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de<br />

veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere<br />

que así lo hagan los que lo adoran. Dios es Espíritu, y los que lo adoran deb<strong>en</strong> hacerlo de un modo<br />

verdadero, conforme al Espíritu de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

113


Jackson Kemper Mayo 24<br />

Primer Obispo Misionero <strong>en</strong> los Estados Unidos, 1870<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, <strong>en</strong> tu provid<strong>en</strong>cia Jackson Kemper fue escogido primer obispo misionero de Estados<br />

Unidos, y por medio de sus viajes y ardua labor se establecieron varias congregaciones <strong>en</strong> los pueblos del<br />

lejano oeste: concede que la <strong>Iglesia</strong> sea siempre fiel a su misión y t<strong>en</strong>ga la visión, el coraje y la<br />

perseverancia de dar a conocer a todas las g<strong>en</strong>tes las Bu<strong>en</strong>as Nuevas de Jesucristo; qui<strong>en</strong> cont igo y el<br />

Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 3: 8-11<br />

Los que siembran y los que riegan son iguales, aunque Dios pagará a cada uno según su trabajo.<br />

Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son un sembrado y una construcción que<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios. Yo fui el maestro albañil al cual Dios <strong>en</strong> su bondad <strong>en</strong>cargó poner los fundam<strong>en</strong>tos, y<br />

otro está construy<strong>en</strong>do sobre ellos. Pero cada uno debe t<strong>en</strong>er cuidado de cómo construye, pues nadie puede<br />

poner otro fundam<strong>en</strong>to que el que ya está puesto, que es Jesucristo.<br />

SALMO 67<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Dios t<strong>en</strong>ga misericordia de nosotros, y nos b<strong>en</strong>diga, *<br />

haga resplandecer su rostro y v<strong>en</strong>ga a nosotros.<br />

2 Sean conocidos <strong>en</strong> la tierra tus caminos, *<br />

<strong>en</strong> todas las naciones tu salvación.<br />

3 Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios; *<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

4 Alégr<strong>en</strong>se las naciones y aclam<strong>en</strong> con júbilo, *<br />

porque juzgas los pueblos con equidad,<br />

y diriges todas las naciones de la tierra.<br />

5 Te alab<strong>en</strong> los pueblos, oh Dios; *<br />

todos los pueblos te alab<strong>en</strong>.<br />

6 La tierra ha dado su fruto; *<br />

nos b<strong>en</strong>diga Dios, el Dios nuestro.<br />

7 Dios nos b<strong>en</strong>diga; *<br />

témanlo todos los confines de la tierra.<br />

o<br />

SALMO 96: 1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

114


Jackson Kemper Mayo 24<br />

Primer Obispo Misionero <strong>en</strong> los Estados Unidos, 1870<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28: 16-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando<br />

vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo: —Dios me ha dado<br />

toda autoridad <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra. Vayan, pues, a las g<strong>en</strong>tes de todas las naciones, y háganlas mis<br />

discípulos; bautíc<strong>en</strong>las <strong>en</strong> el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y <strong>en</strong>séñ<strong>en</strong>les a obedecer todo<br />

lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

115


Beda el V<strong>en</strong>erable Mayo 25<br />

Presbítero y Monje de Jarrow, 735<br />

COLECTA<br />

Padre celestial, que llamaste a tu siervo Beda, cuando todavía era niño, a dedicar su vida a tu servicio<br />

<strong>en</strong> las disciplinas de la religión y el estudio: Concede que así como él trabajó <strong>en</strong> el Espíritu para llevar las<br />

riquezas de tu verdad a sus contemporáneos, también nosotros, <strong>en</strong> nuestras difer<strong>en</strong>tes vocaciones, nos<br />

esforcemos para darte a conocer <strong>en</strong> todo el mundo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 7:15-22<br />

Que Dios me conceda hablar con s<strong>en</strong>satez y que mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos sean dignos de sus dones, pues él<br />

es qui<strong>en</strong> guía la sabiduría y dirige a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestros p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, y<br />

toda prud<strong>en</strong>cia y habilidad práctica. Él me dio el verdadero conocimi<strong>en</strong>to de las cosas, para conocer cómo<br />

está hecho el mundo y cómo actúan los elem<strong>en</strong>tos; para conocer el comi<strong>en</strong>zo, el fin y el medio de los<br />

tiempos, las diversas posiciones del sol y los cambios de estaciones; los periodos del año y la posición de<br />

los astros; la naturaleza de los seres vivos y el comportami<strong>en</strong>to de las fieras, el poder de los espíritus y los<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos de los hombres; cómo se distingu<strong>en</strong> las plantas y para qué sirv<strong>en</strong> las raíces.<br />

Todo lo apr<strong>en</strong>dí, lo mismo lo oculto que lo visible, porque la sabiduría, que todo lo hizo, me lo<br />

<strong>en</strong>señó. Hay <strong>en</strong> la sabiduría un espíritu intelig<strong>en</strong>te, santo, único, multiforme, sutil, móvil, lúcido, puro,<br />

claro, inof<strong>en</strong>sivo, amante del bi<strong>en</strong>, p<strong>en</strong>etrante,<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78: 1-4<br />

1 Ati<strong>en</strong>de, pueblo mío, mi <strong>en</strong>señanza; *<br />

inclina el oído a las palabras de mi boca.<br />

2 Abriré mi boca <strong>en</strong> parábolas; *<br />

declararé los <strong>en</strong>igmas de tiempos antiguos.<br />

3 Lo que hemos oído y conocido,<br />

lo que nuestros antepasados nos contaron, *<br />

no lo <strong>en</strong>cubriremos de sus hijos.<br />

4 Contaremos a las g<strong>en</strong>eraciones v<strong>en</strong>ideras<br />

las hazañas loables del Señor, y su poder, *<br />

y las maravillas que ha hecho.<br />

o<br />

SALMO 19: 7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

116


Beda el V<strong>en</strong>erable Mayo 25<br />

Presbítero y Monje de Jarrow, 735<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13: 47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos.<br />

Entonces Jesús les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se<br />

parece al dueño de una casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (1)<br />

117


Agustín Mayo 26<br />

Primer Arzobispo de Cantórbery, 605<br />

COLECTA<br />

Oh Señor Dios nuestro, por tu Hijo Jesucristo llamaste a tus apóstoles y les <strong>en</strong>viaste a predicar el<br />

Evangelio a las naciones: B<strong>en</strong>decimos tu Santo Nombre por tu siervo Agustín, primer arzobispo de<br />

Cantórbery, cuya labor es la propagación de tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong>tre el pueblo inglés conmemoramos hoy; y te<br />

rogamos que todos aquellos a qui<strong>en</strong>es llamas y <strong>en</strong>vías hagan tu voluntad, guard<strong>en</strong> tu manifestación, y vean<br />

tu gloria; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Corintios 5: 17-20<br />

Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se<br />

convirtieron <strong>en</strong> algo nuevo. Todo esto es la obra de Dios, qui<strong>en</strong> por medio de Cristo nos reconcilió consigo<br />

mismo y nos dio el <strong>en</strong>cargo de anunciar la reconciliación. Es decir que, <strong>en</strong> Cristo, Dios estaba<br />

reconciliando consigo mismo al mundo, sin tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta los pecados de los hombres; y a nosotros nos<br />

<strong>en</strong>cargó que diéramos a conocer este m<strong>en</strong>saje. Así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si<br />

Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues, <strong>en</strong> el nombre de Cristo les rogamos que<br />

acept<strong>en</strong> el reconciliarse con Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 66: 1-8<br />

1 Aclam<strong>en</strong> a Dios, toda la tierra; *<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su Nombre;<br />

cant<strong>en</strong> la gloria de su alabanza.<br />

2 Digan a Dios: "¡Cuán asombrosas tus obras! *<br />

Por la grandeza de tu poder se somet<strong>en</strong> a ti<br />

tus <strong>en</strong>emigos.<br />

3 Toda la tierra te adora; *<br />

te canta, canta tu Nombre".<br />

4 V<strong>en</strong>gan, y vean las obras de Dios, *<br />

¡cuán temibles sus proezas para el género humano!<br />

5 Convirtió el mar <strong>en</strong> tierra seca,<br />

para que atravesaran el agua a pie; *<br />

y allí nos alegramos <strong>en</strong> él.<br />

6 En su poder él se <strong>en</strong>señorea eternam<strong>en</strong>te;<br />

sus ojos atalayan sobre las naciones; *<br />

que no se sublev<strong>en</strong> los rebeldes.<br />

7 B<strong>en</strong>digan, pueblos, a nuestro Dios; *<br />

hagan oír la voz de su alabanza.<br />

8 El es qui<strong>en</strong> preserva a nuestra alma <strong>en</strong> vida; *<br />

y no permite que nuestros pies resbal<strong>en</strong>;<br />

o<br />

SALMO 103: 1-4, 13-18<br />

118


Agustín Mayo 26<br />

Primer Arzobispo de Cantórbery, 605<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4 El rescata del sepulcro tu vida, *<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 5: 1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En una ocasión, estando Jesús a orillas del Lago de G<strong>en</strong>esaret, se s<strong>en</strong>tía apretujado por la multitud<br />

que quería oir el m<strong>en</strong>saje de Dios. Jesús vio dos barcas <strong>en</strong> la playa. Los pescadores habían bajado de ellas<br />

a lavar sus redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la<br />

orilla. Luego se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> la barca, y desde allí com<strong>en</strong>zó a <strong>en</strong>señar a la g<strong>en</strong>te. Cuando terminó de hablar, le<br />

dijo a Simón: —Lleva la barca a la parte honda del lago, y ech<strong>en</strong> allí sus redes, para pescar.Simón le<br />

contestó: —Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, ya que tú lo mandas,<br />

voy a echar las redes.<br />

Cuando lo hicieron, recogieron tanto pescado que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus<br />

compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y ll<strong>en</strong>aron tanto las dos barcas que<br />

les faltaba poco para hundirse. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo: —<br />

¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador! Es que Simón y todos los demás estaban asustados por<br />

aquella gran pesca que habían hecho. También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran<br />

compañeros de Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: —No t<strong>en</strong>gas miedo; desde ahora vas a pescar hombres.<br />

Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para los Apóstoles.<br />

119


Justino Junio 1<br />

Martir de Roma, c. 167<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, tú <strong>en</strong>contraste a tu siervo Justino recurri<strong>en</strong>do de un maestro a otro <strong>en</strong><br />

busca del Dios Verdadero, y le revelaste la sublime sabiduría de tu Verbo eterno: Concede a todos los que<br />

te buscan, o buscan un conocimi<strong>en</strong>to más profundo de ti, que te <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong> y les <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tres; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 1: 18-25<br />

El m<strong>en</strong>saje de la muerte de Cristo <strong>en</strong> la cruz parece una tontería a los que van a la perdición; pero<br />

este m<strong>en</strong>saje es poder de Dios para los que vamos a la salvación. Como dice la Escritura: “Haré que los<br />

sabios pierdan su sabiduría y que desaparezca la intelig<strong>en</strong>cia de los intelig<strong>en</strong>tes.”<br />

¿En qué pararon el sabio, y el maestro, y el que sabe discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha<br />

convertido <strong>en</strong> tontería la sabiduría de este mundo! Puesto que el mundo no usó su sabiduría para reconocer<br />

a Dios donde él ha mostrado su sabiduría, dispuso Dios <strong>en</strong> su bondad salvar por medio de su m<strong>en</strong>saje a los<br />

que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe, aunque este m<strong>en</strong>saje parezca una tontería.<br />

Los judíos quier<strong>en</strong> ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros anunciamos<br />

a un Mesías crucificado. Esto les resulta of<strong>en</strong>sivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería;<br />

pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios.<br />

Pues lo que <strong>en</strong> Dios puede parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que<br />

<strong>en</strong> Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 16: 5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

120


Justino Junio 1<br />

Martir de Roma, c. 167<br />

o<br />

SALMO 116: 1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12: 44-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús dijo con voz fuerte: “El que cree <strong>en</strong> mí, no cree solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> mí, sino también <strong>en</strong> el Padre, que<br />

me ha <strong>en</strong>viado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha <strong>en</strong>viado. Yo, que soy la luz, he v<strong>en</strong>ido al<br />

mundo para que los que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí no se qued<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Pero a aque l que oye mis palabras y no<br />

las obedece, no soy yo qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>a; porque yo no vine para cond<strong>en</strong>ar al mundo, sino para salvarlo. El<br />

que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>e: las palabras que yo he dicho<br />

lo cond<strong>en</strong>arán <strong>en</strong> el día último. Porque yo no hablo por mi cu<strong>en</strong>ta; el Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, me ha<br />

ord<strong>en</strong>ado lo que debo decir y <strong>en</strong>señar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo<br />

que yo digo, lo digo como el Padre me ha ord<strong>en</strong>ado.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para aun santo (3)<br />

121


Los Mártires de Lion. Junio 2<br />

177<br />

COLECTA<br />

Concede, Oh Señor, que qui<strong>en</strong>es celebramos la fiesta de los santos mártires Blandina y sus<br />

compañeros estemos afianzados y firmes <strong>en</strong> nuestro amor a ti, y soportemos los sufrimi<strong>en</strong>tos de esta vida<br />

por la gloria que será revelada <strong>en</strong> nosotros; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 1:3-9<br />

Alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos ha hecho<br />

nacer de nuevo por la resurrección de Jesucristo. Esto nos da una esperanza viva, y hará que ustedes<br />

reciban la her<strong>en</strong>cia que Dios les ti<strong>en</strong>e guardada <strong>en</strong> el cielo, la cual no puede destruirse, ni mancharse, ni<br />

marchitarse. Por la fe que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> Dios, él los protege con su poder para que alcanc<strong>en</strong> la<br />

salvación que ti<strong>en</strong>e preparada, la cual dará a conocer <strong>en</strong> los tiempos últimos.<br />

Por esta razón están ustedes ll<strong>en</strong>os de alegría, aun cuando sea necesario que durante un poco de<br />

tiempo pas<strong>en</strong> por muchas pruebas. Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por<br />

medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De<br />

manera que la fe de ustedes, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo<br />

aparezca.<br />

Ustedes aman a Jesucristo, aunque no lo han visto; y ahora, crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él sin haberlo visto, se<br />

alegran con una alegría tan grande y gloriosa que no pued<strong>en</strong> expresarla con palabras, porque están<br />

alcanzando la meta de su fe, que es la salvación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

o<br />

122


Los Mártires de Lion. Junio 2<br />

177<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 8:34-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la g<strong>en</strong>te, y dijo: —Si alguno quiere ser discípulo mío,<br />

olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el<br />

que pierda la vida por causa mía y por aceptar el evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el<br />

mundo <strong>en</strong>tero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se<br />

avergü<strong>en</strong>za de mí y de mi m<strong>en</strong>saje delante de esta g<strong>en</strong>te infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se<br />

avergonzará de él cuando v<strong>en</strong>ga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (3)<br />

123


Los Mártires de Uganda Junio 3<br />

1886<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por tu provid<strong>en</strong>cia la sangre de los mártires es la semilla de la <strong>Iglesia</strong>: Concede que<br />

nosotros los que recordamos delante de ti a los b<strong>en</strong>ditos mártires de Uganda, permanezcamos <strong>en</strong> la fe <strong>en</strong><br />

Jesucristo, a qui<strong>en</strong> ellos obedecieron, aún hasta la muerte, y por medio de su sacrificio produjeron una<br />

cosecha abundante; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Hebreos 10:32-39<br />

Pero recuerd<strong>en</strong> ustedes los tiempos pasados, cuando acababan ustedes de recibir la luz y soportaron<br />

con fortaleza los sufrimi<strong>en</strong>tos de una gran lucha. Algunos de ustedes fueron insultados y maltratados<br />

públicam<strong>en</strong>te, y otros se unieron <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to con los que fueron tratados así. Ustedes tuvieron<br />

compasión de los que estaban <strong>en</strong> la cárcel, y hasta con alegría se dejaron quitar lo que poseían, sabi<strong>en</strong>do<br />

que <strong>en</strong> el cielo ti<strong>en</strong><strong>en</strong> algo que es mucho mejor y que permanece para siempre. No pierdan, pues, su<br />

confianza, porque ella les traerá una gran recomp<strong>en</strong>sa. Ustedes necesitan t<strong>en</strong>er fortaleza <strong>en</strong> el sufrimi<strong>en</strong>to,<br />

para hacer la voluntad de Dios y recibir así lo que él ha prometido. Pues la Escritura dice: “Pronto, muy<br />

pronto, v<strong>en</strong>drá el que ti<strong>en</strong>e que v<strong>en</strong>ir. No tardará. Mi justo por la fe vivirá; pero si se vuelve atrás, no estaré<br />

cont<strong>en</strong>to de él.” Y nosotros no somos de los que se vuelv<strong>en</strong> atrás y van a su cond<strong>en</strong>ación, sino de los que<br />

alcanzan la salvación porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fe.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 138<br />

1 Te daré gracias, oh Señor, de todo corazón; *<br />

delante de los dioses cantaré tus alabanzas.<br />

2 Me postraré hacia tu santo templo,<br />

y alabaré tu Nombre, *<br />

por tu amor y tu fidelidad;<br />

3 Porque has glorificado tu Nombre, *<br />

y tu palabra por <strong>en</strong>cima de todo.<br />

4 Cuando te invoqué, me respondiste, *<br />

fortaleciste mi alma con vigor.<br />

5 Te alabarán, oh Señor, todos los reyes de la tierra, *<br />

al escuchar las palabras de tu boca.<br />

6 Cantarán de los caminos del Señor: *<br />

"¡Cuán grande la gloria del Señor!"<br />

7 Aunque excelso es el Señor, cuida del humilde, *<br />

y al altivo percibe de lejos.<br />

8 Aunque camine <strong>en</strong>tre peligros, tú me guardas seguro; *<br />

contra la ira de mis <strong>en</strong>emigos exti<strong>en</strong>des tu mano,<br />

y tu diestra me salvará.<br />

9 El Señor cumplirá <strong>en</strong> mí su propósito; *<br />

tu misericordia, oh Señor, es para siempre;<br />

no desampares la obra de tus manos.<br />

124


Los Mártires de Uganda Junio 3<br />

1886<br />

o<br />

SALMO 116,10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24:9-14<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces los <strong>en</strong>tregarán a ustedes para que los maltrat<strong>en</strong>; y los matarán, y todo el mundo los odiará<br />

por causa mía. En aquel tiempo muchos r<strong>en</strong>egarán de su fe, y se odiarán y se traicionarán unos a otros.<br />

Aparecerán muchos falsos profetas, y <strong>en</strong>gañarán a mucha g<strong>en</strong>te. Habrá tanta maldad, que la mayoría dejará<br />

de t<strong>en</strong>er amor hacia los demás. Pero el que siga firme hasta el fin, se salvará. Y esta bu<strong>en</strong>a noticia del reino<br />

será anunciada <strong>en</strong> todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan; <strong>en</strong>tonces v<strong>en</strong>drá el fin.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Semana Santa<br />

125


Bonifacio Junio 5<br />

Arzobispo de Maguncia, Misionero <strong>en</strong> Alemania y Mártir, 754<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, que llamaste a tu fiel siervo Bonifacio a ser testigo y mártir <strong>en</strong> Alemania, y por<br />

medio de su labor y sufrimi<strong>en</strong>to constituiste un pueblo para tu posesión: Derrama tu Espíritu Santo sobre tu<br />

<strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> cada país, a fin de que por el servicio y sacrificio de muchos tu santo Nombre sea glorificado y<br />

de reino <strong>en</strong>grandecido; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Hechos 20:17-28<br />

Estando <strong>en</strong> Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso. Cuando llegaron les<br />

dijo: “Ustedes sab<strong>en</strong> cómo me he portado desde el primer día que vine a la provincia de Asia. Todo el<br />

tiempo he estado <strong>en</strong>tre ustedes sirvi<strong>en</strong>do al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas y <strong>en</strong> medio de<br />

muchas pruebas que me vinieron por lo que me querían hacer los judíos. Pero no dejé de anunciarles a<br />

ustedes nada de lo que era para su bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong>señándoles públicam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> sus casas. A judíos y a no judíos<br />

les he dicho que se vuelvan a Dios y crean <strong>en</strong> nuestro Señor Jesús. Y ahora voy a Jerusalén, obligado por el<br />

Espíritu, sin saber lo que allí me espera. Lo único que sé es que, <strong>en</strong> todas las ciudades a donde voy, el<br />

Espíritu Santo me dice que me esperan la cárcel y muchos sufrimi<strong>en</strong>tos. Para mí, sin embargo, mi propia<br />

vida no cu<strong>en</strong>ta, con tal de que yo pueda correr con gozo hasta el fin de la carrera y cumplir el <strong>en</strong>cargo que<br />

el Señor Jesús me dio de anunciar la bu<strong>en</strong>a noticia del amor de Dios.<br />

Y ahora estoy seguro de que ninguno de ustedes, <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es he anunciado el reino de Dios, me<br />

volverá a ver. Por esto quiero decirles hoy que no me si<strong>en</strong>to culpable respecto de ninguno, porque les he<br />

anunciado todo el plan de Dios, sin ocultarles nada. Por lo tanto, estén at<strong>en</strong>tos y cuid<strong>en</strong> de toda la<br />

congregación, <strong>en</strong> la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores para que cuid<strong>en</strong> de la iglesia de<br />

Dios, que él compró con su propia sangre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 115, 1-8<br />

1 No a nosotros, oh Señor, no a nosotros,<br />

sino a tu Nombre da gloria, *<br />

a causa de tu bondad, de tu fidelidad.<br />

2 ¿Por qué han de decir los paganos: *<br />

"Dónde está ahora su Dios?"<br />

3 Nuestro Dios está <strong>en</strong> los cielos; *<br />

lo que quiere, lo hace.<br />

4 Los ídolos de ellos son plata y oro, *<br />

hechura de manos humanas.<br />

5 Boca ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, mas no hablan; *<br />

ojos ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, mas no v<strong>en</strong>;<br />

6 Orejas ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, mas no oy<strong>en</strong>; *<br />

narices ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, mas no huel<strong>en</strong>;<br />

126


Bonifacio Junio 5<br />

Arzobispo de Maguncia, Misionero <strong>en</strong> Alemania y Mártir, 754<br />

7 Manos ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, mas no palpan;<br />

pies ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, mas no andan; *<br />

no ti<strong>en</strong>e voz su garganta.<br />

8 Semejantes a ellos son los que los hac<strong>en</strong>, *<br />

y cualquiera que confía <strong>en</strong> ellos.<br />

o<br />

SALMO 31:1-5<br />

1 En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás; *<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2 Inclina a mí tu oído; *<br />

apresúrate a librarme.<br />

3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo; *<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5 En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu; *<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:44-53<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego les dijo:—Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con<br />

ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los<br />

profetas y <strong>en</strong> los salmos.<br />

Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las Escrituras, y les dijo: —Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que<br />

morir, y resucitar al tercer día, y que <strong>en</strong> su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a<br />

Dios, para que él les perdone sus pecados. Com<strong>en</strong>zando desde Jerusalén, ustedes deb<strong>en</strong> dar testimonio de<br />

estas cosas. Y yo <strong>en</strong>viaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quéd<strong>en</strong>se aquí, <strong>en</strong> la<br />

ciudad de Jerusalén, hasta que reciban el poder que vi<strong>en</strong>e del cielo.<br />

Luego Jesús los llevó fuera de la ciudad, hasta Betania, y alzando las manos los b<strong>en</strong>dijo. Y mi<strong>en</strong>tras<br />

los b<strong>en</strong>decía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de adorarlo, volvieron a Jerusalén<br />

muy cont<strong>en</strong>tos. Y estaban siempre <strong>en</strong> el templo, alabando a Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Apóstoles<br />

127


Columba Junio 9<br />

Abad de Iona, 597<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por medio de la predicación de tu b<strong>en</strong>dito siervo Columba hiciste que la luz del Evangelio<br />

brillara <strong>en</strong> Escocia: Concede, te suplicamos, que al recordar su vida y trabajo, mostremos nuestra gratitud a<br />

ti sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de su celo y paci<strong>en</strong>cia; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 3:11-23<br />

Pues nadie puede poner otro fundam<strong>en</strong>to que el que ya está puesto, que es Jesucristo. Sobre este<br />

fundam<strong>en</strong>to, uno puede construir con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, paja y cañas; pero el<br />

trabajo de cada cual se verá claram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el día del juicio; porque ese día v<strong>en</strong>drá con fuego, y el fuego<br />

probará la clase de trabajo que cada uno haya hecho. Si lo que uno construyó es resist<strong>en</strong>te, recibirá su<br />

pago; pero si lo que construyó llega a quemarse, perderá su trabajo, aunque él mismo logrará salvarse<br />

como qui<strong>en</strong> escapa del fuego.<br />

¿Acaso no sab<strong>en</strong> ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive <strong>en</strong> ustedes? Si<br />

alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo<br />

son ustedes mismos.<br />

Que nadie se <strong>en</strong>gañe: si alguno de ustedes se cree sabio según la sabiduría de este mundo, vuélvase<br />

como un ignorante, para así llegar a ser verdaderam<strong>en</strong>te sabio. Pues la sabiduría de este mundo es pura<br />

tontería para Dios. En efecto, la Escritura dice: “Dios atrapa a los sabios <strong>en</strong> la propia astucia de ellos.” Y<br />

dice también: “El Señor sabe que los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos de los sabios son tonterías.” Por eso, nadie debe<br />

s<strong>en</strong>tirse orgulloso de lo que es propio de los hombres; pues todas las cosas son de ustedes: Pablo, Apolo,<br />

Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el pres<strong>en</strong>te y el futuro; todo es de ustedes, y ustedes son de Cristo, y<br />

Cristo es de Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 97:1-2, 7-12<br />

1 El Señor es Rey; regocíjese la tierra; *<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2 Nubes y oscuridad alrededor de él; *<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

7 Avergüénc<strong>en</strong>se todos los que adoran imág<strong>en</strong>es de talla, *<br />

los que se glorían <strong>en</strong> dioses falsos;<br />

póstr<strong>en</strong>se ante él, dioses todos.<br />

8 Sión oye, y se alegra,<br />

y las ciudades de Judá se gozan, *<br />

a causa de tus juicios, oh Señor;<br />

9 Porque tú eres el Señor, altísimo sobre toda la tierra; *<br />

eres muy excelso sobre todos los dioses.<br />

128


Columba Junio 9<br />

Abad de Iona, 597<br />

10 El Señor ama a los que aborrec<strong>en</strong> el mal; *<br />

él preserva la vida de sus santos,<br />

y de mano de los malvados los libra.<br />

11 Brota la luz para el justo, *<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor, *<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:17-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Los set<strong>en</strong>ta y dos regresaron muy cont<strong>en</strong>tos, dici<strong>en</strong>do: —¡Señor, hasta los demonios nos obedec<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

tu nombre! Jesús les dijo: —Sí, pues yo vi que Satanás caía del cielo como un rayo. Yo les he dado poder a<br />

ustedes para caminar sobre serpi<strong>en</strong>tes y alacranes, y para v<strong>en</strong>cer toda la fuerza del <strong>en</strong>emigo, sin sufrir<br />

ningún daño. Pero no se alegr<strong>en</strong> de que los espíritus los obedezcan, sino de que sus nombres ya están<br />

escritos <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Apóstoles<br />

129


Efr<strong>en</strong> de Edesa Junio 10<br />

Diácono, 373<br />

COLECTA<br />

Derrama sobre nosotros, oh Señor, ese mismo Espíritu por el cual tu Diácono Efrén se regocijó al<br />

proclamar <strong>en</strong> cántico sagrado los misterios de la fe; y alegra de tal manera nuestro corazón a fin de que,<br />

como él, nos dediquemos a ti solam<strong>en</strong>te; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Proverbios 3:1-7<br />

No olvides mis <strong>en</strong>señanzas, hijo mío; guarda <strong>en</strong> tu memoria mis mandami<strong>en</strong>tos, y t<strong>en</strong>drás una vida<br />

larga y ll<strong>en</strong>a de felicidad. No abandones nunca el amor y la verdad; llévalos contigo como un collar.<br />

Grábatelos <strong>en</strong> la m<strong>en</strong>te, y t<strong>en</strong>drás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres. Confía de todo corazón<br />

<strong>en</strong> el Señor y no <strong>en</strong> tu propia intelig<strong>en</strong>cia. T<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>te al Señor <strong>en</strong> todo lo que hagas, y él te llevará por el<br />

camino recto. No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal:<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98: 5-10<br />

5 Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos; *<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6 Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa, *<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

7 Con trompetas y al son de clarines, *<br />

aclam<strong>en</strong> con júbilo ante el Rey, el Señor.<br />

8 Ruja el mar y cuanto conti<strong>en</strong>e, *<br />

el mundo y los que <strong>en</strong> él habitan.<br />

9 D<strong>en</strong> palmadas los ríos, aclam<strong>en</strong> los montes al Señor, *<br />

cuando llegue para juzgar la tierra.<br />

10 Juzgará al mundo con justicia, *<br />

y a los pueblos con equidad.<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

130


Efr<strong>en</strong> de Edesa Junio 10<br />

Diácono, 373<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos.<br />

Entonces Jesús les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se<br />

parece al dueño de una casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

131


Basilio Mago Junio 14<br />

Obispo de Cesarea, 379<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, que revelaste a tu <strong>Iglesia</strong> tu Ser eterno de gloriosa majestad y amor perfecto<br />

como un solo Dios <strong>en</strong> Trinidad de Personas: Danos gracia a fin de que, a semejanza de tu obispo Basilio de<br />

Cesarea, permanezcamos firmes <strong>en</strong> la confesión de ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo; que vives y reinas por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 2:6-13<br />

Sin embargo, <strong>en</strong>tre los que ya han alcanzado la madurez <strong>en</strong> su fe sí usamos palabras de sabiduría.<br />

Pero no se trata de una sabiduría propia de este mundo ni de qui<strong>en</strong>es lo gobiernan, los cuales ya están<br />

perdi<strong>en</strong>do su poder. Se trata más bi<strong>en</strong> de la sabiduría oculta de Dios, del designio secreto que él, desde la<br />

eternidad, ha t<strong>en</strong>ido para nuestra gloria. Esto es algo que no han <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido los gobernantes del mundo<br />

pres<strong>en</strong>te, pues si lo hubieran <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero, como se dice <strong>en</strong><br />

la Escritura: “Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera<br />

p<strong>en</strong>sado.” Estas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo<br />

examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios. ¿Quién <strong>en</strong>tre los hombres puede saber lo que hay <strong>en</strong><br />

el corazón del hombre, sino solo el espíritu que está d<strong>en</strong>tro del hombre? De la misma manera, solam<strong>en</strong>te el<br />

Espíritu de Dios sabe lo que hay <strong>en</strong> Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el<br />

Espíritu que vi<strong>en</strong>e de Dios, para que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>damos las cosas que Dios <strong>en</strong> su bondad nos ha dado. Hablamos<br />

de estas cosas con palabras que el Espíritu de Dios nos ha <strong>en</strong>señado, y no con palabras que hayamos<br />

apr<strong>en</strong>dido por nuestra propia sabiduría. Así explicamos las cosas espirituales con términos espirituales.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 139:1-9<br />

1 Oh Señor, tú me has probado y conocido; *<br />

conoces mi s<strong>en</strong>tarme y mi levantarme;<br />

percibes de lejos mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.<br />

2 Observas mis viajes y mis lugares de reposo, *<br />

y todos mis caminos te son conocidos.<br />

3 Aún no está la palabra <strong>en</strong> mis labios, *<br />

y he aquí, oh Señor, tú la conoces.<br />

4 Me rodeas delante y detrás, *<br />

y sobre mí pones tu mano.<br />

5 Tal conocimi<strong>en</strong>to es demasiado maravilloso para mí; *<br />

sublime es, y no lo puedo alcanzar.<br />

6 ¿A dónde huiré de tu Espíritu? *<br />

¿A dónde huiré de tu pres<strong>en</strong>cia?<br />

7 Si subiere a los cielos, allí estás tú; *<br />

si <strong>en</strong> el abismo hiciere mi lecho, allí estás también.<br />

8 Si tomare las alas del alba, *<br />

y habitare <strong>en</strong> el extremo del mar,<br />

9 Aun allí me guiará tu mano, *<br />

y me asirá tu diestra.<br />

132


Basilio Mago Junio 14<br />

Obispo de Cesarea, 379<br />

o<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:21-24<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to, Jesús, ll<strong>en</strong>o de alegría por el Espíritu Santo, dijo: “Te alabo, Padre, Señor del<br />

cielo y de la tierra, porque has mostrado a los s<strong>en</strong>cillos las cosas que escondiste de los sabios y<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos. Sí, Padre, porque así lo has querido.<br />

Mi Padre me ha <strong>en</strong>tregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe<br />

quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a qui<strong>en</strong>es el Hijo quiera darlo a conocer.”<br />

Volviéndose a los discípulos, les dijo a ellos solos: “Dichosos qui<strong>en</strong>es vean lo que ustedes están<br />

vi<strong>en</strong>do; porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver esto que ustedes v<strong>en</strong>, y no lo vieron;<br />

quisieron oír esto que ustedes oy<strong>en</strong>, y no lo oyeron.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Domingo de Trinidad<br />

133


Evelyn Underhill Junio 15<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Orig<strong>en</strong>, Sostén y Fin de todas tus criaturas: Concede que tu <strong>Iglesia</strong>, instruida por tu sierva<br />

Evelyn Underhill, resguardada por tu poder, y guiada por tu Espíritu hacia la luz de la verdad, te ofrezca<br />

continuam<strong>en</strong>te toda la gloria y acción de gracias, y alcance con todos tus santos la b<strong>en</strong>dita esperanza de la<br />

vida eterna que tú has prometido por medio de nuestro Salvador Jesucristo; que contigo y el Espíritu Santo<br />

vive y reina, un solo Dios, ahora y para siempre. Amén.<br />

Sabiduría 7:24—8:1<br />

La sabiduría se mueve mejor que el mismo movimi<strong>en</strong>to, y, a causa de su pureza, todo lo atraviesa y<br />

lo p<strong>en</strong>etra, porque es como el ali<strong>en</strong>to del poder de Dios y una irradiación pura de la gloria del<br />

Todopoderoso; por eso, nada impuro puede <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> ella. Es reflejo de la luz eterna, espejo sin mancha de<br />

la actividad de Dios e imag<strong>en</strong> de su bondad. Es única y, sin embargo, lo puede todo; sin cambiar ella<br />

misma, todo lo r<strong>en</strong>ueva, y al p<strong>en</strong>etrar a lo largo de la historia <strong>en</strong> las almas santas, las hace amigas de Dios,<br />

para que habl<strong>en</strong> <strong>en</strong> nombre de él, pues nada es tan agradable a Dios como el hombre que vive con la<br />

sabiduría. Ella es más brillante que el sol y supera a todas las estrellas; comparada con la luz del día, es<br />

superior, pues a la luz sigue la noche, pero a la sabiduría no la puede dominar el mal. Ella se exti<strong>en</strong>de con<br />

fuerza de un extremo a otro de la tierra, y gobierna bi<strong>en</strong> todas las cosas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:7-13<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

8 Rindan al Señor la gloria debida a su Nombre; *<br />

traigan ofr<strong>en</strong>das, y <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus atrios.<br />

9 Ador<strong>en</strong> al Señor <strong>en</strong> la hermosura de la santidad; *<br />

tiemble delante de él toda la tierra.<br />

10 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones: "El Señor es Rey; *<br />

de tal manera ha afirmado el orbe que no<br />

será conmovido;<br />

juzgará a los pueblos con equidad".<br />

11 Alégr<strong>en</strong>se los cielos, y gócese la tierra;<br />

tru<strong>en</strong>e la mar y su pl<strong>en</strong>itud; *<br />

regocíjese el campo, y todo lo que <strong>en</strong> él está.<br />

12 Entonces aclamarán con júbilo todos los árboles<br />

del bosque,<br />

delante del Señor cuando llegue, *<br />

cuando llegue a juzgar la tierra.<br />

13 Juzgará al mundo con justicia, *<br />

y a los pueblos con su verdad.<br />

134


Evelyn Underhill Junio 15<br />

o<br />

SALMO 37:3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 4: 19-24<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Al oír esto, la mujer le dijo: —Señor, ya veo que eres un profeta. Nuestros antepasados, los<br />

samaritanos, adoraron a Dios aquí, <strong>en</strong> este monte; pero ustedes los judíos dic<strong>en</strong> que Jerusalén es el lugar<br />

donde debemos adorarlo.<br />

Jesús le contestó: —Créeme, mujer, que llega la hora <strong>en</strong> que ustedes adorarán al Padre sin t<strong>en</strong>er que<br />

v<strong>en</strong>ir a este monte ni ir a Jerusalén. Ustedes no sab<strong>en</strong> a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién<br />

adoramos, pues la salvación vi<strong>en</strong>e de los judíos. Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de<br />

veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere<br />

que así lo hagan los que lo adoran. Dios es Espíritu, y los que lo adoran deb<strong>en</strong> hacerlo de un modo<br />

verdadero, conforme al Espíritu de Dios.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Dedicación de una <strong>Iglesia</strong><br />

135


José Butler Junio 16<br />

Obispo de Burham, 1752<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por tu Espíritu Santo das a unos palabra de sabiduría, a otros palabra de conocimi<strong>en</strong>to y a<br />

otros palabra de fe: Alabamos tu Nombre por los dones de gracia manifiestos <strong>en</strong> tu siervo José Butler, y te<br />

rogamos que tu <strong>Iglesia</strong> jamás se vea privada de tales dones; por Jesucristo nuestro Señor, qui<strong>en</strong> contigo y<br />

el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 7:7-14<br />

Por eso supliqué a Dios, y me concedió prud<strong>en</strong>cia; le pedí espíritu de sabiduría, y me lo dio. La<br />

preferí a los cetros y los tronos; <strong>en</strong> comparación con ella, tuve <strong>en</strong> nada la riqueza. Ninguna piedra preciosa<br />

me pareció igual a ella, pues fr<strong>en</strong>te a ella todo el oro es como un puñado de ar<strong>en</strong>a, y la plata vale tanto<br />

como el barro. La amé más que a la salud y a la belleza; la preferí a la luz del día, porque su brillo no se<br />

apaga. Con ella me vinieron a la vez todos los bi<strong>en</strong>es, pues me trajo incalculables riquezas; gocé de todos<br />

esos bi<strong>en</strong>es, porque la sabiduría los gobierna, aunque no sabía que es la madre de todos ellos. La alcancé<br />

sin malicia, y la comparto sin <strong>en</strong>vidia; no escondo para mí su riqueza. La sabiduría es para los hombres un<br />

tesoro inagotable: qui<strong>en</strong> sabe usar de ella, logra la amistad de Dios, porque ella, con sus <strong>en</strong>señanzas, le<br />

sirve de recom<strong>en</strong>dación.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:89-96<br />

89 Tu palabra, oh Señor, es eterna, *<br />

establecida es <strong>en</strong> los cielos.<br />

90 Tu fidelidad perdura de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración; *<br />

tú afirmaste la tierra, y permanece.<br />

91 Por tu decreto permanec<strong>en</strong> hasta hoy, *<br />

porque todo está a tu servicio.<br />

92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia, *<br />

<strong>en</strong> mi aflicción hubiera perecido.<br />

93 Jamás me olvidaré de tus mandami<strong>en</strong>tos, *<br />

pues por ellos me das vida.<br />

94 Tuyo soy; ¡ojalá me salvaras! *<br />

porque estudio tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

95 Aunque los malvados me asech<strong>en</strong> para destruirme, *<br />

yo consideraré tus decretos.<br />

96 He visto que todas las cosas ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fin, *<br />

pero tus mandami<strong>en</strong>tos son infinitos.<br />

o<br />

SALMO 1<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

136


José Butler Junio 16<br />

Obispo de Burham, 1752<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:25-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: —Maestro, ¿qué<br />

debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le contestó: —¿Qué está escrito <strong>en</strong> la ley? ¿Qué es lo que<br />

lees? El maestro de la ley contestó: —‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con<br />

todas tus fuerzas y, con toda tu m<strong>en</strong>te’; y ‘ama a tu prójimo como a ti mismo.’ Jesús le dijo: —Has<br />

contestado bi<strong>en</strong>. Si haces eso, t<strong>en</strong>drás la vida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

137


Bernardo Mizeki Junio 18<br />

Catequista y Mártir <strong>en</strong> Rodesia, 1986<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong>c<strong>en</strong>diste la llama de tu amor <strong>en</strong> el corazón de tu santo mártir<br />

Bernardo Mizeki: Concéd<strong>en</strong>os, tus humildes siervos, una igual fe y poder de amor, a fin de que los que nos<br />

regocijamos <strong>en</strong> su triunfo nos b<strong>en</strong>eficiemos con su ejemplo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Apocalipsis 7:13-17<br />

Entonces uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de<br />

dónde han v<strong>en</strong>ido?” “Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por la<br />

gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero.<br />

Por eso están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong><br />

el trono los protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los<br />

molestará; porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de<br />

aguas de vida, y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

o<br />

SALMO 124<br />

1 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

diga ahora Israel;<br />

138


Bernardo Mizeki Junio 18<br />

Catequista y Mártir <strong>en</strong> Rodesia, 1986<br />

2 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

cuando los <strong>en</strong>emigos se levantaron contra nosotros;<br />

3 Entonces nos habrían tragado vivos, *<br />

cuando se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió su furor contra nosotros;<br />

4 Entonces nos habrían sumergido las aguas, *<br />

hasta el cuello habría subido el torr<strong>en</strong>te;<br />

5 Entonces hasta el cuello habrían subido *<br />

las aguas furiosas.<br />

6 ¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor! *<br />

No nos ha dado por presa a sus di<strong>en</strong>tes.<br />

7 Hemos escapado cual ave de la trampa del cazador; *<br />

se rompió la trampa, y hemos escapado.<br />

8 Nuestro auxilio está <strong>en</strong> el Nombre del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:2-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.<br />

Por tanto, todo lo que ustedes han dicho <strong>en</strong> la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho <strong>en</strong><br />

secreto y a puerta cerrada, será gritado desde las azoteas de las casas.<br />

A ustedes, amigos míos, les digo que no deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er miedo de los que matan el cuerpo, pero después<br />

no pued<strong>en</strong> hacer más. Yo les voy a decir a quién deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>erle miedo: ténganle miedo al que, después de<br />

quitar la vida, ti<strong>en</strong>e autoridad para echar <strong>en</strong> el infierno. Sí, ténganle miedo a él.<br />

¿No se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de<br />

ellos. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los ti<strong>en</strong>e contados uno por uno. Así<br />

que no t<strong>en</strong>gan miedo: ustedes val<strong>en</strong> más que muchos pajarillos.<br />

Les digo que si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se<br />

declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será<br />

negado delante de los ángeles de Dios.<br />

Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel<br />

que con sus palabras of<strong>en</strong>da al Espíritu Santo.<br />

Cuando los llev<strong>en</strong> a ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocup<strong>en</strong> por<br />

cómo van a def<strong>en</strong>derse o qué van a decir,12 porque cuando les llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, el Espíritu<br />

Santo les <strong>en</strong>señará lo que deb<strong>en</strong> decir.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Semana Santa<br />

139


Albán Junio 22<br />

Primer Mártir <strong>en</strong> Bretaña, c. 304<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, por cuya gracia y poder tu santo mártir Albán triunfó sobre el sufrimi<strong>en</strong>to y fue<br />

fiel hasta la muerte: Concede a los que ahora le recordamos con gratitud, que seamos fieles <strong>en</strong> nuestro<br />

testimonio a ti <strong>en</strong> este mundo, para que recibamos con él la corona de la vida; por Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Juan 3:13-16<br />

Hermanos míos, no se extrañ<strong>en</strong> si los que son del mundo los odian. Nosotros hemos pasado de la<br />

muerte a la vida, y lo sabemos porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama, aún está muerto. Todo<br />

el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes sab<strong>en</strong> que ningún asesino puede t<strong>en</strong>er vida eterna <strong>en</strong> sí<br />

mismo. Conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros; así también, nosotros<br />

debemos dar la vida por nuestros hermanos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

o<br />

SALMO 31:1-15<br />

1 En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás; *<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2 Inclina a mí tu oído; *<br />

apresúrate a librarme.<br />

140


Albán Junio 22<br />

Primer Mártir <strong>en</strong> Bretaña, c. 304<br />

3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo; *<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5 En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu; *<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:34-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

No crean que yo he v<strong>en</strong>ido a traer paz al mundo; no he v<strong>en</strong>ido a traer paz, sino guerra. He v<strong>en</strong>ido a<br />

poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra; de modo que los<br />

<strong>en</strong>emigos de cada cual serán sus propios pari<strong>en</strong>tes.<br />

El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no merece ser mío; el que quiere a su hijo o a su<br />

hija más que a mí, no merece ser mío; y el que no toma su cruz y me sigue, no merece ser mío. El que trate<br />

de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará.”<br />

El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me <strong>en</strong>vió. El que<br />

recibe a un profeta por ser profeta, recibirá igual premio que el profeta; y el que recibe a un justo por ser<br />

justo, recibirá el mismo premio que el justo. Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno<br />

de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que t<strong>en</strong>drá su premio.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (3)<br />

141


Ir<strong>en</strong>eo Junio 28<br />

Obispo de Lión, c. 202<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, que sostuviste a tu siervo Ir<strong>en</strong>eo con fortaleza para mant<strong>en</strong>er la verdad <strong>en</strong> contra<br />

de todo vi<strong>en</strong>to de vana doctrina: Consérvanos, te suplicamos, firmes <strong>en</strong> tu verdadera religión, para que <strong>en</strong><br />

constancia y paz caminemos <strong>en</strong> la s<strong>en</strong>da que conduce a la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 2:22b-26<br />

Huye de las pasiones de la juv<strong>en</strong>tud, y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los<br />

que con un corazón limpio invocan al Señor. No hagas caso de discusiones que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ton ni son; ya<br />

sabes que terminan <strong>en</strong> peleas. Y un siervo del Señor no debe andar <strong>en</strong> peleas; al contrario, debe ser bu<strong>en</strong>o<br />

con todos. Debe ser apto para <strong>en</strong>señar; debe t<strong>en</strong>er paci<strong>en</strong>cia y corregir con corazón humilde a los rebeldes,<br />

esperando que Dios haga que se vuelvan a él y conozcan la verdad, a fin de que se despiert<strong>en</strong> y escap<strong>en</strong> de<br />

la trampa <strong>en</strong> que el diablo los ti<strong>en</strong>e presos para hacer de ellos lo que quiera.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 85:8-13<br />

8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9 Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10 La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron; *<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11 La verdad brotará de la tierra, *<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12 En verdad el Señor dará la lluvia, *<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13 La justicia irá delante de él, *<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

o<br />

SALMO 145: 8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

142


Ir<strong>en</strong>eo Junio 28<br />

Obispo de Lión, c. 202<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 11:33-36<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Nadie <strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de una lámpara y la pone <strong>en</strong> un lugar escondido, ni bajo un cajón, sino <strong>en</strong> alto, para que<br />

los que <strong>en</strong>tran t<strong>en</strong>gan luz. Tus ojos son la lámpara del cuerpo; si tus ojos son bu<strong>en</strong>os, todo tu cuerpo<br />

t<strong>en</strong>drá luz; pero si son malos, tu cuerpo estará <strong>en</strong> la oscuridad. T<strong>en</strong> cuidado de que la luz que hay <strong>en</strong> ti no<br />

resulte oscuridad. Pues si todo tu cuerpo ti<strong>en</strong>e luz y no hay <strong>en</strong> él ninguna oscuridad, lo verás todo<br />

claram<strong>en</strong>te, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Epifanía<br />

143


B<strong>en</strong>ito de Nursia Julio 11<br />

Abad de Monte Cassino, c. 540<br />

COLECTA<br />

Todopoderoso y eterno Dios, tus preceptos son la sabiduría de un Padre amoroso: Danos gracia para<br />

conducirnos con un corazón amante y dócil <strong>en</strong> la escuela del servicio de nuestro Señor, sigui<strong>en</strong>do la<br />

<strong>en</strong>señanza y el ejemplo de tu siervo B<strong>en</strong>ito; que tus oídos estén abiertos a nuestros ruegos, y que con tu<br />

b<strong>en</strong>dición prospere el trabajo de nuestras manos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Proverbios 2:1-9<br />

Haz tuyas mis palabras, hijo mío; guarda <strong>en</strong> tu m<strong>en</strong>te mis mandami<strong>en</strong>tos. Presta oído a la sabiduría;<br />

<strong>en</strong>trega tu m<strong>en</strong>te a la intelig<strong>en</strong>cia. Pide con todas tus fuerzas intelig<strong>en</strong>cia y bu<strong>en</strong> juicio; <strong>en</strong>trégate por<br />

completo a buscarlos, cual si buscaras plata o un tesoro escondido. Entonces sabrás lo que es honrar al<br />

Señor; ¡descubrirás lo que es conocer a Dios! Pues el Señor es qui<strong>en</strong> da la sabiduría; la ci<strong>en</strong>cia y el<br />

conocimi<strong>en</strong>to brotan de sus labios. El Señor da su ayuda y protección a los que viv<strong>en</strong> rectam<strong>en</strong>te y sin<br />

tacha; cuida de los que se conduc<strong>en</strong> con justicia, y protege a los que le son fieles. Sabrás también lo que es<br />

recto y justo, y estarás at<strong>en</strong>to a todo lo bu<strong>en</strong>o,<br />

SALMO 1<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

o<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

144


B<strong>en</strong>ito de Nursia Julio 11<br />

Abad de Monte Cassino, c. 540<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 14:27-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de ustedes quiere<br />

construir una torre, ¿acaso no se si<strong>en</strong>ta primero a calcular los gastos, para ver si ti<strong>en</strong>e con qué terminarla?<br />

De otra manera, si pone los cimi<strong>en</strong>tos y después no puede terminarla, todos los que lo vean com<strong>en</strong>zarán a<br />

burlarse de él, dici<strong>en</strong>do: ‘Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.’ O si algún rey ti<strong>en</strong>e que<br />

ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se si<strong>en</strong>ta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer<br />

fr<strong>en</strong>te a qui<strong>en</strong> va a atacarlo con veinte mil? Y si no puede hacerle fr<strong>en</strong>te, cuando el otro rey esté todavía<br />

lejos, le mandará m<strong>en</strong>sajeros a pedir la paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que ti<strong>en</strong>e,<br />

no puede ser mi discípulo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

145


Guillermo White Julio 17<br />

Obispo de P<strong>en</strong>silvania, 1836<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, que <strong>en</strong> una época de disturbio y confusión levantaste a tu siervo Guillermo White, y le<br />

dotaste de sabiduría, paci<strong>en</strong>cia y carácter reconciliador, a fin de que pudiera guiar a tu <strong>Iglesia</strong> por la s<strong>en</strong>da<br />

de la estabilidad y la paz: Escucha nuestra plegaria y danos dirig<strong>en</strong>tes sabios y fieles, para que a través de<br />

su ministerio tu pueblo sea b<strong>en</strong>decido y se haga tu voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Jeremías 1:4-10<br />

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: “Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que<br />

nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones.” Yo contesté: “¡Ay,<br />

Señor! ¡Yo soy muy jov<strong>en</strong> y no sé hablar!” Pero el Señor me dijo: “No digas que eres muy jov<strong>en</strong>. Tú irás a<br />

donde yo te mande, y dirás lo que yo te ord<strong>en</strong>e. No t<strong>en</strong>gas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para<br />

protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra.” Entonces el Señor ext<strong>en</strong>dió la mano, me tocó los labios y me<br />

dijo: “Yo pongo mis palabras <strong>en</strong> tus labios. Hoy te doy pl<strong>en</strong>a autoridad sobre reinos y naciones, para<br />

arrancar y derribar, para destruir y demoler, y también para construir y plantar.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 92:1-4, 11-14<br />

1 Bu<strong>en</strong>o es darte gracias, oh Señor, *<br />

y cantar alabanzas a tu Nombre, oh Altísimo;<br />

2 Anunciar por la mañana tu misericordia, *<br />

y tu fidelidad por la noche;<br />

3 En la cítara y <strong>en</strong> la lira, *<br />

y con la melodía del arpa;<br />

4 Por cuanto me has alegrado, oh Señor, con tus hazañas; *<br />

las obras de tus manos aclamo con júbilo.<br />

11 Los justos florecerán como palmera; *<br />

se alzarán como cedros del Líbano;<br />

12 Los plantados <strong>en</strong> la casa del Señor *<br />

florecerán <strong>en</strong> los atrios de nuestro Dios.<br />

13 En la vejez seguirán dando fruto, *<br />

y estarán lozanos y frondosos,<br />

14 Para proclamar la rectitud del Señor, *<br />

mi Roca, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> no existe falta.<br />

o<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

146


Guillermo White Julio 17<br />

Obispo de P<strong>en</strong>silvania, 1836<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21:15-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Terminado el desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que<br />

estos? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis corderos.<br />

Volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te<br />

quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me<br />

quieres? Pedro, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le contestó: —Señor, tú lo<br />

sabes todo: tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

147


Tomás de Kempis Julio 24<br />

Presbítero, 1471<br />

COLECTA<br />

Padre santo, que has nutrido y fortificado a tu <strong>Iglesia</strong> a través de los escritos inspirados de tu siervo<br />

Tomás de Kempis: Concede que apr<strong>en</strong>damos de él a conocer lo que debe ser conocido, a amar lo que debe<br />

ser amado, a <strong>en</strong>salzar lo que deleite <strong>en</strong> grado sumo, y siempre buscar el conocer y seguir tu voluntad; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Filip<strong>en</strong>ses 4:4-9<br />

Alégr<strong>en</strong>se siempre <strong>en</strong> el Señor. Repito: ¡Alégr<strong>en</strong>se!5 Que todos los conozcan a ustedes como<br />

personas bondadosas. El Señor está cerca.<br />

No se aflijan por nada, sino presént<strong>en</strong>selo todo a Dios <strong>en</strong> oración; pídanle, y d<strong>en</strong>le gracias también.<br />

Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der; y esta paz cuidará sus<br />

corazones y sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos por medio de Cristo Jesús.<br />

Por último, hermanos, pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> todo lo verdadero, <strong>en</strong> todo lo que es digno de respeto, <strong>en</strong> todo lo<br />

recto, <strong>en</strong> todo lo puro, <strong>en</strong> todo lo agradable, <strong>en</strong> todo lo que ti<strong>en</strong>e bu<strong>en</strong>a fama. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> toda clase de<br />

virtudes, <strong>en</strong> todo lo que merece alabanza.<br />

Sigan practicando lo que les <strong>en</strong>señé y las instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo que me<br />

vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

148


Tomás de Kempis Julio 24<br />

Presbítero, 1471<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:17-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús bajó del cerro con ellos y se detuvo <strong>en</strong> un llano. Se habían juntado allí muchos de sus<br />

seguidores y mucha g<strong>en</strong>te de toda la región de Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Habían<br />

llegado para oir a Jesús y para que los curara de sus <strong>en</strong>fermedades. Los que sufrían a causa de espíritus<br />

impuros, también quedaban sanos. Así que toda la g<strong>en</strong>te quería tocar a Jesús, porque los sanaba a todos<br />

con el poder que de él salía.<br />

Jesús miró a sus discípulos, y les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, pues de ustedes es el reino de<br />

Dios. “Dichosos ustedes los que ahora ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, pues quedarán satisfechos. “Dichosos ustedes los<br />

que ahora lloran, pues después reirán. “Dichosos ustedes cuando la g<strong>en</strong>te los odie, cuando los expuls<strong>en</strong>,<br />

cuando los insult<strong>en</strong> y cuando despreci<strong>en</strong> su nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre.<br />

Alégr<strong>en</strong>se mucho, llén<strong>en</strong>se de gozo <strong>en</strong> ese día, porque ustedes recibirán un gran premio <strong>en</strong> el cielo; pues<br />

también así maltrataron los antepasados de esa g<strong>en</strong>te a los profetas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

149


Los Padres de la Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Virg<strong>en</strong> María Julio 25<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, Padre celestial, recordamos hoy con agradecimi<strong>en</strong>to a los padres de la B<strong>en</strong>dita<br />

Virg<strong>en</strong> María, y te suplicamos que todos podamos ser uno <strong>en</strong> la familia celestial de tu Hijo Jesucristo<br />

nuestro Señor; qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

Génesis 17:1-8<br />

Cuando Abram t<strong>en</strong>ía nov<strong>en</strong>ta y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: —Yo soy el Dios<br />

todopoderoso; vive una vida sin tacha delante de mí, y yo haré una alianza contigo: haré que t<strong>en</strong>gas<br />

muchísimos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.<br />

Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, mi<strong>en</strong>tras Dios seguía diciéndole: —Esta<br />

es la alianza que hago contigo: Tú serás el padre de muchas naciones, y ya no vas a llamarte Abram. Desde<br />

ahora te llamarás Abraham, porque te voy a hacer padre de muchas naciones. Haré que tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes<br />

sean muy numerosos; de ti saldrán reyes y naciones. La alianza que hago contigo, y que haré con todos tus<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el futuro, es que yo seré siempre tu Dios y el Dios de ellos. A ti y a ellos les daré toda la<br />

tierra de Canaán, donde ahora vives, como su her<strong>en</strong>cia para siempre; y yo seré su Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 132:11-19<br />

11 El Señor ha jurado a David un juram<strong>en</strong>to, *<br />

y seguram<strong>en</strong>te no se retractará:<br />

12 "A uno de los hijos de tu cuerpo *<br />

pondré sobre tu trono.<br />

13 Si tus hijos guardar<strong>en</strong> mi pacto,<br />

y mis testimonios que yo les <strong>en</strong>señaré, *<br />

sus hijos también se s<strong>en</strong>tarán sobre tu trono<br />

para siempre";<br />

14 Porque el Señor ha elegido a Sión; *<br />

la ha deseado para su habitación.<br />

15 "Esta es para siempre mi lugar de reposo; *<br />

aquí habitaré, porque <strong>en</strong> ella está mi deleite.<br />

16 B<strong>en</strong>deciré abundantem<strong>en</strong>te sus provisiones; *<br />

a sus pobres los saciaré de pan.<br />

17 Vestiré de salvación a sus sacerdotes, *<br />

y sus fieles cantarán con júbilo.<br />

18 Allí haré florecer el poder de David; *<br />

he dispuesto una lámpara para mi Ungido.<br />

19 En cuanto a sus <strong>en</strong>emigos, los vestiré de vergü<strong>en</strong>za,* mas<br />

sobre él brillará su corona".<br />

150


Los Padres de la Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada Virg<strong>en</strong> María Julio 25<br />

o<br />

SALMO 85:8-13<br />

8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9 Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10 La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron; *<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11 La verdad brotará de la tierra, *<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12 En verdad el Señor dará la lluvia, *<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13 La justicia irá delante de él, *<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:26-33<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía<br />

una jov<strong>en</strong> llamada María; era virg<strong>en</strong>, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José,<br />

desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del rey David. El ángel <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el lugar donde ella estaba, y le dijo: —¡Salve, ll<strong>en</strong>a de<br />

gracia! El Señor está contigo.<br />

María se sorpr<strong>en</strong>dió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:<br />

—María, no t<strong>en</strong>gas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar <strong>en</strong>cinta: t<strong>en</strong>drás un hijo, y<br />

le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el<br />

Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su<br />

reinado no t<strong>en</strong>drá fin.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Encarnación<br />

151


Guillermo Reed Huntington Julio 27<br />

Presbítero, 1909<br />

COLECTA<br />

Oh Señor Dios nuestro, te damos gracias por infundir <strong>en</strong> el corazón de tu siervo Guillermo Reed<br />

Huntingon un fervi<strong>en</strong>te amor por tu <strong>Iglesia</strong> y su misión <strong>en</strong> el mundo; y te rogamos que, con fe persist<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> tus promesas, demos a conocer a todas las g<strong>en</strong>tes el don b<strong>en</strong>dito de la vida eterna; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 4:11-16 (*)<br />

Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros<br />

ser pastores y maestros. Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación<br />

del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimi<strong>en</strong>to del Hijo de Dios,<br />

y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la pl<strong>en</strong>a madurez de Cristo. Ya no seremos como niños,<br />

que cambian fácilm<strong>en</strong>te de parecer y que son arrastrados por el vi<strong>en</strong>to de cualquier nueva <strong>en</strong>señanza hasta<br />

dejarse <strong>en</strong>gañar por g<strong>en</strong>te astuta que anda por caminos equivocados. Más bi<strong>en</strong>, profesando la verdad <strong>en</strong> el<br />

amor, debemos crecer <strong>en</strong> todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo <strong>en</strong>tero se<br />

ajusta y se liga bi<strong>en</strong> mediante la unión <strong>en</strong>tre sí de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bi<strong>en</strong>, todo<br />

va creci<strong>en</strong>do y edificándose <strong>en</strong> amor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

EPISTOLA Efesios 1:3-10<br />

o<br />

Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues <strong>en</strong> Cristo nos ha b<strong>en</strong>decido <strong>en</strong> los<br />

cielos con toda clase de b<strong>en</strong>diciones espirituales. Dios nos escogió <strong>en</strong> Cristo desde antes de la creación del<br />

mundo, para que fuéramos santos y sin defecto <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia. Por su amor, nos había destinado a ser<br />

adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ord<strong>en</strong>ó, según la determinación<br />

bondadosa de su voluntad. Esto lo hizo para que alabemos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la<br />

cual nos b<strong>en</strong>dijo mediante su amado Hijo. En Cristo, gracias a la sangre que derramó, t<strong>en</strong>emos la<br />

liberación y el perdón de los pecados. Pues Dios ha hecho desbordar sobre nosotros las riquezas de su<br />

g<strong>en</strong>erosidad, dándonos toda sabiduría y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y nos ha hecho conocer el designio secreto de su<br />

voluntad. Él <strong>en</strong> su bondad se había propuesto realizar <strong>en</strong> Cristo este designio, e hizo que se cumpliera el<br />

término que había señalado. Y este designio consiste <strong>en</strong> que Dios ha querido unir bajo el mando de Cristo<br />

todas las cosas, tanto <strong>en</strong> el cielo como <strong>en</strong> la tierra.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 133<br />

1 ¡Oh cuán bu<strong>en</strong>o y agradable es *<br />

convivir los hermanos <strong>en</strong> unidad!<br />

2 Es como el bu<strong>en</strong> óleo sobre la cabeza, *<br />

el cual desci<strong>en</strong>de sobre la barba,<br />

152


Guillermo Reed Huntington Julio 27<br />

Presbítero, 1909<br />

3 Sobre la barba de Aarón, *<br />

y baja hasta el collar de sus vestiduras.<br />

4 Es como el rocío del Hermón, *<br />

que desci<strong>en</strong>de sobre los montes de Sión;<br />

5 Porque allí manda el Señor la b<strong>en</strong>dición: *<br />

la vida por siempre jamás.<br />

o<br />

SALMO 145:8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 17:20-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

No te ruego solam<strong>en</strong>te por estos, sino también por los que han de creer <strong>en</strong> mí al oir el m<strong>en</strong>saje de<br />

ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás <strong>en</strong> mí y yo <strong>en</strong> ti, también ellos estén<br />

<strong>en</strong> nosotros, para que el mundo crea que tú me <strong>en</strong>viaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para<br />

que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: yo <strong>en</strong> ellos y tú <strong>en</strong> mí, para que llegu<strong>en</strong> a ser<br />

perfectam<strong>en</strong>te uno, y que así el mundo pueda darse cu<strong>en</strong>ta de que tú me <strong>en</strong>viaste, y que los amas como me<br />

amas a mí.<br />

Padre, tú me los diste, y quiero que estén conmigo donde yo voy a estar, para que vean mi gloria, la<br />

gloria que me has dado; porque me has amado desde antes que el mundo fuera hecho. Oh Padre justo, los<br />

que son del mundo no te conoc<strong>en</strong>; pero yo te conozco, y estos también sab<strong>en</strong> que tú me <strong>en</strong>viaste. Les he<br />

dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me ti<strong>en</strong>es esté <strong>en</strong> ellos, y para<br />

que yo mismo esté <strong>en</strong> ellos.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

* Este pasaje también está señalado para el Domingo más cercano a esta fecha <strong>en</strong> el año B<br />

153


María y Marta de Betania Julio 29<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Padre celestial, tu Hijo Jesucristo disfrutó el descanso y refrigerio <strong>en</strong> el hogar de María y<br />

Marta de Betania: Danos el deseo de amarte, abre nuestro corazón para escucharte, y fortalece nuestras<br />

manos para servirte <strong>en</strong> los demás por amor a él; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 12:9-13<br />

Ám<strong>en</strong>se sinceram<strong>en</strong>te unos a otros. Aborrezcan lo malo y apégu<strong>en</strong>se a lo bu<strong>en</strong>o. Ám<strong>en</strong>se como<br />

hermanos los unos a los otros, dándose prefer<strong>en</strong>cia y respetándose mutuam<strong>en</strong>te. Esfuérc<strong>en</strong>se, no sean<br />

perezosos y sirvan al Señor con corazón fervi<strong>en</strong>te. Vivan alegres por la esperanza que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>; soport<strong>en</strong> con<br />

valor los sufrimi<strong>en</strong>tos; no dej<strong>en</strong> nunca de orar. Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bi<strong>en</strong><br />

a qui<strong>en</strong>es los visitan.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 36:5-10<br />

5 Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor; *<br />

tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6 Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande; *<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7 ¡Cuán precioso es tu amor! *<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong><br />

bajo la sombra de tus alas.<br />

8 Festejan la abundancia de tu casa; *<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9 Porque contigo está el manantial de la vida, *<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

10 Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>, *<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

154


María y Marta de Betania Julio 29<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:38-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. Marta t<strong>en</strong>ía<br />

una hermana llamada María, la cual se s<strong>en</strong>tó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. Pero Marta,<br />

que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo: —Señor, ¿no te preocupa nada<br />

que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude. Pero Jesús le contestó: —Marta,<br />

Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero solo una cosa es necesaria. María ha<br />

escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Epifanía<br />

155


Guillermo Wilberforce Julio 30<br />

1833<br />

COLECTA<br />

Que tu continua misericordia, oh Señor, <strong>en</strong>ci<strong>en</strong>da <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong> el inagotable don del amor, a fin de<br />

que sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu siervo Guillermo de Wilberforce, t<strong>en</strong>gamos la gracia para def<strong>en</strong>der a los<br />

pobres, y sost<strong>en</strong>er la causa de los que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> qui<strong>en</strong> los auxilie; por amor de aquél que dio su vida por<br />

nosotros, tu Hijo nuestro Salvador por Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Gálatas 3:23-29<br />

Antes de v<strong>en</strong>ir la fe, la ley nos t<strong>en</strong>ía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley era<br />

para nosotros como el esclavo que vigila a los niños, hasta que viniera Cristo, para que por la fe<br />

obtuviéramos la justicia. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la<br />

ley, pues por la fe <strong>en</strong> Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios, ya que al unirse a Cristo <strong>en</strong> el bautismo,<br />

han quedado revestidos de Cristo. Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer;<br />

porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo. Y si son de Cristo, <strong>en</strong>tonces son desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de<br />

Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 146:4-9<br />

4 ¡Dichosos aquéllos cuya ayuda es el Dios de Jacob, *<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5 El cual hizo los cielos y la tierra,<br />

el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay, *<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6 Que hace justicia a los oprimidos, *<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7 El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos; *<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8 El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros; *<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9 Reinará el Señor para siempre, *<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

¡Aleluya!<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

156


Guillermo Wilberforce Julio 30<br />

1833<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:31-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, rodeado de espl<strong>en</strong>dor y de todos sus ángeles, se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> su<br />

trono glorioso. La g<strong>en</strong>te de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el<br />

pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el<br />

Rey a los que estén a su derecha: ‘V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi Padre; reciban el<br />

reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me<br />

dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojami<strong>en</strong>to. Estuve<br />

sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y vinieron a verme.’<br />

Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te<br />

vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojami<strong>en</strong>to, o sin<br />

ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará:<br />

‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo<br />

hicieron.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

157


José de Arimatea Julio 31<br />

COLECTA<br />

Dios misericordioso, cuyo siervo José de Arimatea con rever<strong>en</strong>cia y temor piadoso preparó el cuerpo<br />

de nuestro Señor y Salvador para la sepultura, y lo puso <strong>en</strong> su propia tumba: Concéd<strong>en</strong>os, a tu pueblo fiel,<br />

la gracia y el coraje de amar y servir a Jesús con sincera devoción todos los días de nuestra vida; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

Proverbios 4:10-18<br />

Ati<strong>en</strong>de a mis palabras, hijo mío, hazlas tuyas y aum<strong>en</strong>tarán los años de tu vida. Yo te llevaré por el<br />

camino de la sabiduría: te haré andar por el bu<strong>en</strong> camino, <strong>en</strong> el que no habrá estorbos a tu paso, <strong>en</strong> el que<br />

no tropezarás aun cuando corras. Aférrate a la instrucción y no la descuides; ponla <strong>en</strong> práctica, pues es vida<br />

para ti. No vayas tras los pasos de los malvados, no sigas su mala conducta. Evita el pasar por su camino;<br />

apártate de ellos y sigue adelante, pues no están <strong>en</strong> paz si no hac<strong>en</strong> lo malo; pierd<strong>en</strong> el sueño, si no hac<strong>en</strong><br />

caer a alguno. ¡Su comida y su bebida son la maldad y la viol<strong>en</strong>cia! El camino de los justos es como la luz<br />

de un nuevo día: va <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>to hasta brillar <strong>en</strong> todo su espl<strong>en</strong>dor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

158


José de Arimatea Julio 31<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 23:50-56<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Había un hombre bu<strong>en</strong>o y justo llamado José, natural de Arimatea, un pueblo de Judea. Pert<strong>en</strong>ecía a<br />

la Junta Suprema de los judíos. Este José, que esperaba el reino de Dios y que no estuvo de acuerdo con<br />

lo que la Junta había hecho, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz,<br />

lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro excavado <strong>en</strong> una peña, donde todavía no<br />

habían sepultado a nadie. Era el día de la preparación para el sábado, que ya estaba a punto de com<strong>en</strong>zar.<br />

Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea, fueron y vieron el sepulcro, y se fijaron<br />

<strong>en</strong> cómo habían puesto el cuerpo. Cuando volvieron a casa, prepararon perfumes y ungü<strong>en</strong>tos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Conmemoración de los Fieles Difuntos<br />

159


Juan Mason Neale Agosto 7<br />

Presbítero, 1866<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Dios, que <strong>en</strong> todos los mom<strong>en</strong>tos de prueba podamos conocer tu pres<strong>en</strong>cia y obedecer<br />

tu voluntad; a fin de que, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu siervo Juan Mason Neale, llevemos a cabo con<br />

integridad y val<strong>en</strong>tía lo que nos das a hacer, y resistir lo que pones sobre nuestros hombros; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

2 Crónicas 20:20-21<br />

A la mañana sigui<strong>en</strong>te se levantaron temprano para ponerse <strong>en</strong> camino hacia el desierto de Tecoa. Y <strong>en</strong><br />

el mom<strong>en</strong>to de salir, Josafat se puso de pie para decirles: “Escúch<strong>en</strong>me, habitantes de Jerusalén y de Judá:<br />

confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> el Señor, su Dios, y se s<strong>en</strong>tirán seguros; confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus profetas, y todo les saldrá bi<strong>en</strong>.”<br />

Y después de consultar con el pueblo, nombró algunos cantores para que, vestidos con ropas sagradas y<br />

marchando al fr<strong>en</strong>te de las tropas, alabaran al Señor con el himno: “D<strong>en</strong> gracias al Señor, porque su amor<br />

es eterno.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 106:1-5<br />

1 ¡Aleluya!<br />

D<strong>en</strong> gracias al Señor, porque es bu<strong>en</strong>o, *<br />

porque para siempre es su misericordia.<br />

2 ¿Quién puede declarar las poderosas obras del Señor? *<br />

¿Quién puede contar sus alabanzas?<br />

3 Dichosos los que respetan el derecho, *<br />

y actúan siempre con justicia.<br />

4 Acuérdate de mí, oh Señor,<br />

con el favor que muestras para tu pueblo; *<br />

visítame con tu salvación;<br />

5 Para que yo vea la prosperidad de tus escogidos,<br />

y me alegre con la alegría de tu pueblo, *<br />

y me gloríe con tu heredad.<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

160


Juan Mason Neale Agosto 7<br />

Presbítero, 1866<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:44-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“El reino de los cielos es como un tesoro escondido <strong>en</strong> un terr<strong>en</strong>o. Un hombre <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el tesoro, y lo<br />

vuelve a esconder allí mismo; ll<strong>en</strong>o de alegría, va y v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>e, y compra ese terr<strong>en</strong>o. “Sucede<br />

también con el reino de los cielos como con un comerciante que andaba buscando perlas finas; cuando<br />

<strong>en</strong>contró una de mucho valor, fue y v<strong>en</strong>dió todo lo que t<strong>en</strong>ía, y compró esa perla. “Sucede también con el<br />

reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de pescado. Cuando la red se<br />

ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado; guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong><br />

canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles para separar a los<br />

malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el llanto y la<br />

desesperación.”<br />

Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos. Entonces Jesús les dijo: —<br />

Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa, que<br />

de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Dedicación de una <strong>Iglesia</strong><br />

161


Domingo Agosto 8<br />

Presbítero y Fraile, 1221<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de los profetas, que abriste los ojos de tu siervo Domingo para que percibiera el hambre de<br />

escuchar la palabra del Señor, y, junto con los que atrajo a su lado, le moviste a satisfacer esa hambre por<br />

medio de la predicación recta y la devoción fervi<strong>en</strong>te: Haz at<strong>en</strong>ta a tu <strong>Iglesia</strong>, Señor amado, <strong>en</strong> esta y <strong>en</strong><br />

todas las épocas, a las hambres del mundo, y hazla presta a responder <strong>en</strong> amor a aquellos que están a punto<br />

de perecer; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 10:13-17<br />

Porque esto es lo que dice: “Todos los que invoqu<strong>en</strong> el nombre del Señor, alcanzarán la salvación.”<br />

Pero ¿cómo van a invocarlo, si no han creído <strong>en</strong> él? ¿Y cómo van a creer <strong>en</strong> él, si no han oído hablar de él?<br />

¿Y cómo van a oir, si no hay qui<strong>en</strong> les anuncie el m<strong>en</strong>saje? ¿Y cómo van a anunciar el m<strong>en</strong>saje, si no son<br />

<strong>en</strong>viados? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que tra<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as noticias!”<br />

Pero no todos han aceptado el evangelio. Es como dice Isaías: “Señor, ¿quién ha creído al oir nuestro<br />

m<strong>en</strong>saje?” Así pues, la fe nace al oir el m<strong>en</strong>saje, y el m<strong>en</strong>saje vi<strong>en</strong>e de la palabra de Cristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

162


Domingo Agosto 8<br />

Presbítero y Fraile, 1221<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 7:16-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les contestó: —Mi <strong>en</strong>señanza no es mía, sino de aquel que me <strong>en</strong>vió. Si algui<strong>en</strong> está dispuesto<br />

a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi <strong>en</strong>señanza vi<strong>en</strong>e de Dios o si hablo por mi propia<br />

cu<strong>en</strong>ta. El que habla por su cu<strong>en</strong>ta, busca su propia gloria; pero qui<strong>en</strong> busca la gloria del que lo <strong>en</strong>vió, ese<br />

dice la verdad y <strong>en</strong> él no hay nada reprochable.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

163


Lor<strong>en</strong>zo Agosto 10<br />

Diácono y Mártir <strong>en</strong> Roma, 258<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, que llamaste a tu diácono Lor<strong>en</strong>zo a servirte con hechos de amor, y le diste la<br />

corona del martirio: Concede que nosotros, sigui<strong>en</strong>do su ejemplo, cumplamos tus mandami<strong>en</strong>tos al<br />

def<strong>en</strong>der y sost<strong>en</strong>er a los pobres, y al amarte con todo el corazón; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Corintios 9:6-10<br />

Acuérd<strong>en</strong>se de esto: El que siembra poco, poco cosecha; el que siembra mucho, mucho cosecha.<br />

Cada uno debe dar según lo que haya decidido <strong>en</strong> su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios<br />

ama al que da con alegría. Dios puede darles a ustedes con abundancia toda clase de b<strong>en</strong>diciones, para que<br />

t<strong>en</strong>gan siempre todo lo necesario y además les sobre para ayudar <strong>en</strong> toda clase de bu<strong>en</strong>as obras. La<br />

Escritura dice: “Ha dado abundantem<strong>en</strong>te a los pobres, y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre.” Dios,<br />

que da la semilla que se siembra y el alim<strong>en</strong>to que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su<br />

siembra, y la hará crecer, y hará que la g<strong>en</strong>erosidad de ustedes produzca una gran cosecha.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

o<br />

164


Lor<strong>en</strong>zo Agosto 10<br />

Diácono y Mártir <strong>en</strong> Roma, 258<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:24-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Les aseguro que si el grano de trigo al caer <strong>en</strong> tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da<br />

abundante cosecha. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida <strong>en</strong> este mundo, la<br />

conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también<br />

el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

165


Clara Agosto 11<br />

Abadesa <strong>en</strong> Asís, 1253<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se hizo pobre para que por su pobreza seamos <strong>en</strong>riquecidos: Líbranos del<br />

amor inapropiado a este mundo, a fin de que inspirados por la devoción de tu sierva Clara, te sirvamos con<br />

s<strong>en</strong>cillez de corazón, y alcancemos las riquezas de los siglos v<strong>en</strong>ideros; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Cantar de los Cantares 2:10-13<br />

Mi amado me dijo: “Levántate, amor mío; anda, cariño, vamos. ¡Mira! El invierno ha pasado y con<br />

él se han ido las lluvias. Ya han brotado flores <strong>en</strong> el campo, ya ha llegado el tiempo de cantar, ya se<br />

escucha <strong>en</strong> nuestra tierra el arrullo de las tórtolas. Ya ti<strong>en</strong>e higos la higuera, y los viñedos esparc<strong>en</strong> su<br />

aroma. “Levántate, amor mío; anda, cariño, vamos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 63:1-8<br />

1 Oh Dios, tú eres mi Dios; ardi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te te busco; *<br />

mi alma ti<strong>en</strong>e sed de ti, mi carne te anhela,<br />

como tierra seca y árida donde no hay agua.<br />

2 ¡Oh, que pudiera yo contemplarte <strong>en</strong> tu santuario! *<br />

¡Que pudiera ver tu poder y tu gloria!<br />

3 Porque mejor es tu gracia que la vida; *<br />

te alabarán mis labios.<br />

4 Te b<strong>en</strong>deciré mi<strong>en</strong>tras viva; *<br />

<strong>en</strong> tu Nombre alzaré mis manos.<br />

5 Mi alma será saciada como de meollo y grosura, *<br />

y con labios de júbilo te alabará mi boca,<br />

6 Cuando me acuerde de ti <strong>en</strong> mi lecho, *<br />

cuando medite <strong>en</strong> ti <strong>en</strong> las vigilias de la noche;<br />

7 Porque tú has sido mi socorro; *<br />

y a la sombra de tus alas me regocijaré.<br />

8 Mi alma está apegada a ti; *<br />

tu diestra me sosti<strong>en</strong>e.<br />

o<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

166


Clara Agosto 11<br />

Abadesa <strong>en</strong> Asís, 1253<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:32-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

No t<strong>en</strong>gan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, <strong>en</strong> su bondad, ha decidido darles el<br />

reino. V<strong>en</strong>dan lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, y d<strong>en</strong> a los necesitados; procúr<strong>en</strong>se bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin<br />

fin <strong>en</strong> el cielo, donde el ladrón no puede <strong>en</strong>trar ni la polilla destruir. Pues donde esté la riqueza de ustedes,<br />

allí estará también su corazón.<br />

Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y<br />

con las lámparas <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. Dichosos los<br />

criados a qui<strong>en</strong>es su amo, al llegar, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará s<strong>en</strong>tarse<br />

a la mesa y se dispondrá a servirles la comida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

167


Jeremias Taylor Agosto 13<br />

Obispo de Down, Connor, y Dromore, 1667<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyos días no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> fin, y cuyas misericordias no pued<strong>en</strong> ser <strong>en</strong>umeradas: Haznos, como a<br />

tu siervo Jeremías Taylor, profundam<strong>en</strong>te conci<strong>en</strong>tes de la brevedad e incertidumbre de la vida humana; y<br />

que tu Espíritu Santo nos conduzca <strong>en</strong> santidad y rectitud todos nuestros días; por Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 14:7-9, 10b-12<br />

Ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos;<br />

y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, tanto <strong>en</strong> la vida como <strong>en</strong> la muerte, del Señor<br />

somos. Para eso murió Cristo y volvió a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.<br />

¿Por qué, <strong>en</strong>tonces, criticas a tu hermano? ¿O tú, por qué lo desprecias? Todos t<strong>en</strong>dremos que<br />

pres<strong>en</strong>tarnos delante de Dios, para que él nos juzgue. Porque la Escritura dice: “Juro por mi vida, dice el<br />

Señor, que ante mí todos doblarán la rodilla y todos alabarán a Dios.” Así pues, cada uno de nosotros<br />

t<strong>en</strong>drá que dar cu<strong>en</strong>ta de sí mismo a Dios.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 139:1-9<br />

1 Oh Señor, tú me has probado y conocido; *<br />

conoces mi s<strong>en</strong>tarme y mi levantarme;<br />

percibes de lejos mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.<br />

2 Observas mis viajes y mis lugares de reposo, *<br />

y todos mis caminos te son conocidos.<br />

3 Aún no está la palabra <strong>en</strong> mis labios, *<br />

y he aquí, oh Señor, tú la conoces.<br />

4 Me rodeas delante y detrás, *<br />

y sobre mí pones tu mano.<br />

5 Tal conocimi<strong>en</strong>to es demasiado maravilloso para mí; *<br />

sublime es, y no lo puedo alcanzar.<br />

6 ¿A dónde huiré de tu Espíritu? *<br />

¿A dónde huiré de tu pres<strong>en</strong>cia?<br />

7 Si subiere a los cielos, allí estás tú; *<br />

si <strong>en</strong> el abismo hiciere mi lecho, allí estás también.<br />

8 Si tomare las alas del alba, *<br />

y habitare <strong>en</strong> el extremo del mar,<br />

9 Aun allí me guiará tu mano, *<br />

y me asirá tu diestra.<br />

o<br />

168


Jeremias Taylor Agosto 13<br />

Obispo de Down, Connor, y Dromore, 1667<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24:42-47<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Manténganse ustedes despiertos, porque no sab<strong>en</strong> qué día va a v<strong>en</strong>ir su Señor. Pero sepan esto, que si<br />

el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mant<strong>en</strong>dría despierto y no<br />

dejaría que nadie se metiera <strong>en</strong> su casa a robar. Por eso, ustedes también estén preparados; porque el Hijo<br />

del hombre v<strong>en</strong>drá cuando m<strong>en</strong>os lo esper<strong>en</strong>.<br />

¿Quién es el criado fiel y at<strong>en</strong>to, a qui<strong>en</strong> su amo deja <strong>en</strong>cargado de los de su casa, para darles de<br />

comer a su debido tiempo? Dichoso el criado a qui<strong>en</strong> su amo, cuando llega, lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra cumpli<strong>en</strong>do con<br />

su deber. Les aseguro que el amo lo pondrá como <strong>en</strong>cargado de todos sus bi<strong>en</strong>es.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

169


Jonatán Myrich Daniels Agosto 14<br />

Seminarista y Testigo por los Derechos Civiles, 1965<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de justicia y compasión, tú derribas del trono a los soberbios y poderosos, y <strong>en</strong>alteces a los<br />

humildes y a los oprimidos: Te damos gracias por tu fiel testigo Jonatán Myrick Daniels, qui<strong>en</strong>, <strong>en</strong> medio<br />

de la injusticia y la viol<strong>en</strong>cia, arriesgó y dio su vida por otros; y te suplicamos que, sigui<strong>en</strong>do su ejemplo,<br />

no hagamos paz con la opresión; por Jesucristo el justo: que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Gálatas 3:22-28<br />

Pero, según lo que dice la Escritura, todos son prisioneros del pecado, para que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong><br />

Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha prometido.<br />

Antes de v<strong>en</strong>ir la fe, la ley nos t<strong>en</strong>ía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley era<br />

para nosotros como el esclavo que vigila a los niños, hasta que viniera Cristo, para que por la fe<br />

obtuviéramos la justicia. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la<br />

ley, pues por la fe <strong>en</strong> Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios, ya que al unirse a Cristo <strong>en</strong> el bautismo,<br />

han quedado revestidos de Cristo. Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer;<br />

porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 85:7-13<br />

7 Señor, muéstranos tu misericordia, *<br />

y concéd<strong>en</strong>os tu salvación.<br />

8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9 Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10 La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron; *<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11 La verdad brotará de la tierra, *<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12 En verdad el Señor dará la lluvia, *<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13 La justicia irá delante de él, *<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

170


Jonatán Myrich Daniels Agosto 14<br />

Seminarista y Testigo por los Derechos Civiles, 1965<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 1:46-55<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

María dijo: “Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra <strong>en</strong> Dios mi Salvador. Porque<br />

Dios ha puesto sus ojos <strong>en</strong> mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa; porque el<br />

Todopoderoso ha hecho <strong>en</strong> mí grandes cosas. ¡Santo es su nombre! Dios ti<strong>en</strong>e siempre misericordia de<br />

qui<strong>en</strong>es lo rever<strong>en</strong>cian. Actuó con todo su poder: deshizo los planes de los orgullosos, derribó a los reyes<br />

de sus tronos y puso <strong>en</strong> alto a los humildes. Ll<strong>en</strong>ó de bi<strong>en</strong>es a los hambri<strong>en</strong>tos y despidió a los ricos con las<br />

manos vacías. Ayudó al pueblo de Israel, su siervo, y no se olvidó de tratarlo con misericordia. Así lo<br />

había prometido a nuestros antepasados, a Abraham y a sus futuros desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

171


Guillermo Porcher DuBose Agosto 18<br />

Presbítero, 1918<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú diste a tu siervo Guillermo Porcher DuBose dones especiales de gracia para<br />

compr<strong>en</strong>der las Escrituras y para <strong>en</strong>señar la verdad como está <strong>en</strong> Jesucristo: Concede que por medio de<br />

esta <strong>en</strong>señanza te conozcamos a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>viaste; qui<strong>en</strong> vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 1:11-14<br />

Dios me ha <strong>en</strong>cargado de anunciar este m<strong>en</strong>saje, y me ha <strong>en</strong>viado como apóstol y maestro.<br />

Precisam<strong>en</strong>te por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergü<strong>en</strong>zo de ello, porque yo sé <strong>en</strong> quién he<br />

puesto mi confianza; y estoy seguro de que él ti<strong>en</strong>e poder para guardar hasta aquel día lo que me ha<br />

<strong>en</strong>com<strong>en</strong>dado.<br />

Sigue el modelo de la sana <strong>en</strong>señanza que de mí has recibido, y vive <strong>en</strong> la fe y el amor que t<strong>en</strong>emos<br />

gracias a Cristo Jesús. Con la ayuda del Espíritu Santo que vive <strong>en</strong> nosotros, cuida de la bu<strong>en</strong>a doctrina que<br />

se te ha <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19:7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

172


Guillermo Porcher DuBose Agosto 18<br />

Presbítero, 1918<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

o<br />

SALMO 37:3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:25-32<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Entonces Jesús les dijo: —¡Qué faltos de compr<strong>en</strong>sión son ustedes y qué l<strong>en</strong>tos para creer todo lo<br />

que dijeron los profetas! ¿Acaso no t<strong>en</strong>ía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? Luego<br />

se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, com<strong>en</strong>zando por los libros de<br />

Moisés y sigui<strong>en</strong>do por todos los libros de los profetas.<br />

Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba a seguir adelante. Pero ellos lo<br />

obligaron a quedarse, dici<strong>en</strong>do: —Quédate con nosotros, porque ya es tarde. Se está haci<strong>en</strong>do de noche.<br />

Jesús <strong>en</strong>tró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa, tomó <strong>en</strong> sus manos el<br />

pan, y habi<strong>en</strong>do dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese mom<strong>en</strong>to se les abrieron los ojos y<br />

reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Y se dijeron el uno al otro: —¿No es verdad que el corazón nos<br />

ardía <strong>en</strong> el pecho cuando nos v<strong>en</strong>ía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Epifanía<br />

173


Bernardo Agosto 20<br />

Abad de Claraval, 1153<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por cuya gracia tu siervo Bernardo de Claraval, <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido con la llama de tu amor, llegó a<br />

ser una luz ardi<strong>en</strong>te y brillante <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>: Concede que también nosotros seamos <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didos con el<br />

espíritu de amor y disciplina, y andemos siempre ante ti como hijos de la luz; por Jesucristo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

Eclesiástico 39:1-10<br />

¡Qué distinto es el que se dedica por completo a estudiar la ley del Altísimo, a investigar la sabiduría<br />

de todos los antiguos y a ocuparse <strong>en</strong> las profecías! Estudia lo que han dicho los hombres famosos e<br />

investiga los dichos más complicados; busca el s<strong>en</strong>tido oculto de los proverbios y la solución a las<br />

preguntas más difíciles. Presta servicios a los hombres importantes y se le ve <strong>en</strong> compañía de los<br />

gobernantes. Viaja por países extranjeros y experim<strong>en</strong>ta lo bu<strong>en</strong>o y lo malo de los hombres. Se empeña<br />

desde temprano por la mañana <strong>en</strong> buscar al Altísimo, al Señor que lo creó; hace oración delante de él y le<br />

pide perdón por sus pecados. Si el Señor poderoso lo quiere, se ll<strong>en</strong>ará de intelig<strong>en</strong>cia, las palabras sabias<br />

caerán como lluvia de su boca y alabará al Señor <strong>en</strong> la oración. Dará consejos acertados y prud<strong>en</strong>tes, y se<br />

ocupará <strong>en</strong> investigar los misterios de Dios. Iluminará a otros con su doctrina y <strong>en</strong>señanza, y se s<strong>en</strong>tirá<br />

orgulloso de la ley de la alianza del Señor. Muchos alabarán su intelig<strong>en</strong>cia y no la olvidarán jamás. Su<br />

recuerdo no se borrará, y su nombre vivirá por todas las edades. Las naciones hablarán de su sabiduría, y la<br />

comunidad cantará sus alabanzas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 139:1-9<br />

1 Oh Señor, tú me has probado y conocido; *<br />

conoces mi s<strong>en</strong>tarme y mi levantarme;<br />

percibes de lejos mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.<br />

2 Observas mis viajes y mis lugares de reposo, *<br />

y todos mis caminos te son conocidos.<br />

3 Aún no está la palabra <strong>en</strong> mis labios, *<br />

y he aquí, oh Señor, tú la conoces.<br />

4 Me rodeas delante y detrás, *<br />

y sobre mí pones tu mano.<br />

5 Tal conocimi<strong>en</strong>to es demasiado maravilloso para mí; *<br />

sublime es, y no lo puedo alcanzar.<br />

6 ¿A dónde huiré de tu Espíritu? *<br />

¿A dónde huiré de tu pres<strong>en</strong>cia?<br />

7 Si subiere a los cielos, allí estás tú; *<br />

si <strong>en</strong> el abismo hiciere mi lecho, allí estás también.<br />

8 Si tomare las alas del alba, *<br />

y habitare <strong>en</strong> el extremo del mar,<br />

9 Aun allí me guiará tu mano, *<br />

y me asirá tu diestra.<br />

174


Bernardo Agosto 20<br />

Abad de Claraval, 1153<br />

o<br />

SALMO 19:7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:7-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Si ustedes permanec<strong>en</strong> unidos a mí, y si permanec<strong>en</strong> fieles a mis <strong>en</strong>señanzas, pidan lo que quieran y<br />

se les dará. En esto se muestra la gloria de mi Padre, <strong>en</strong> que d<strong>en</strong> mucho fruto y llegu<strong>en</strong> así a ser verdaderos<br />

discípulos míos. Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, <strong>en</strong> el amor que les<br />

t<strong>en</strong>go. Si obedec<strong>en</strong> mis mandami<strong>en</strong>tos, permanecerán <strong>en</strong> mi amor, así como yo obedezco los<br />

mandami<strong>en</strong>tos de mi Padre y permanezco <strong>en</strong> su amor. “Les hablo así para que se alegr<strong>en</strong> conmigo y su<br />

alegría sea completa.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

175


Luis Agosto 25<br />

Rey de Francia, 1270<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tu llamaste a tu siervo Luis de Francia a un trono terr<strong>en</strong>al para que pudiera promover tu<br />

reino celestial, y le diste celo por tu <strong>Iglesia</strong> y amor por tu g<strong>en</strong>te: Concede misericordiosam<strong>en</strong>te que<br />

nosotros, lo que le conmemoramos este día, seamos fructíferos <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as obras, y alcancemos la corona<br />

gloriosa de tus santos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 3:1-9<br />

Las almas de los bu<strong>en</strong>os están <strong>en</strong> las manos de Dios, y el torm<strong>en</strong>to no las alcanzará. Los ins<strong>en</strong>satos<br />

cre<strong>en</strong> que los bu<strong>en</strong>os están muertos; consideran su muerte como una desgracia, y como una calamidad el<br />

haberse alejado de nosotros. Pero los bu<strong>en</strong>os están <strong>en</strong> paz: aunque a los ojos de los hombres parecían<br />

castigados, abrigaban la esperanza de no t<strong>en</strong>er que morir. Después de sufrir pequeños castigos, recibirán<br />

grandes b<strong>en</strong>eficios, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de él. Los probó como al oro <strong>en</strong> el<br />

crisol, y los aceptó como un sacrificio ofrecido <strong>en</strong> el altar. El día <strong>en</strong> que el Señor v<strong>en</strong>ga a juzgarlos,<br />

resplandecerán como antorchas, como chispas que pr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre el rastrojo. Juzgarán a las naciones y<br />

gobernarán a los pueblos, y el Señor reinará sobre ellos para siempre. Los que confían <strong>en</strong> el Señor<br />

compr<strong>en</strong>derán la verdad, y los fieles permanecerán a su lado con amor, pues Dios es bu<strong>en</strong>o y favorece a<br />

sus elegidos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 21:1-7<br />

1 El rey se alegra <strong>en</strong> tu poder, oh Señor; *<br />

<strong>en</strong> tu victoria, ¡cómo se goza!<br />

2 Le has concedido el deseo de su corazón, *<br />

y no le negaste la petición de sus labios.<br />

3 Pues le has salido al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

con b<strong>en</strong>diciones de prosperidad; *<br />

corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.<br />

4 Vida te demandó, y se la diste: *<br />

largura de días, por los siglos de los siglos.<br />

5 Grande es su gloria por tu victoria, *<br />

honra y majestad has puesto sobre él;<br />

6 Porque lo b<strong>en</strong>decirás para siempre; *<br />

lo ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia.<br />

7 Por cuanto el rey confía <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y <strong>en</strong> la misericordia del Altísimo no será conmovido.<br />

o<br />

176


Luis Agosto 25<br />

Rey de Francia, 1270<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:22-31<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después dijo Jesús a sus discípulos: “Esto les digo: No se preocup<strong>en</strong> por lo que han de comer para<br />

vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. La vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la<br />

ropa. Fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> los cuervos: no siembran ni cosechan, ni ti<strong>en</strong><strong>en</strong> granero ni troje; sin embargo, Dios les da<br />

de comer. ¡Cuánto más val<strong>en</strong> ustedes que las aves! Y <strong>en</strong> todo caso, por mucho que uno se preocupe,<br />

¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora? Pues si no pued<strong>en</strong> hacer ni aun lo más pequeño, ¿por<br />

qué se preocupan por las demás cosas?<br />

Fíj<strong>en</strong>se cómo crec<strong>en</strong> los lirios: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey<br />

Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba, que hoy está <strong>en</strong><br />

el campo y mañana se quema <strong>en</strong> el horno, ¡cuánto más habrá de vestirlos a ustedes, g<strong>en</strong>te falta de fe! Por<br />

tanto, no and<strong>en</strong> afligidos, buscando qué comer y qué beber. Porque todas estas cosas son las que<br />

preocupan a la g<strong>en</strong>te del mundo, pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un Padre que ya sabe que las necesitan. Ustedes<br />

pongan su at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el reino de Dios, y recibirán también estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

177


Tomas Gallaudet y Enrique Winter Syle Agosto 27<br />

COLECTA<br />

Oh Dios amoroso, cuya voluntad es que todos v<strong>en</strong>gan a ti y sean salvos: B<strong>en</strong>decimos tu santo<br />

Nombre por tus siervos Tomás Gallaudet y Enrique Winter Syle cuya obra con los sordos y a favor de los<br />

sordos conmemoramos hoy, y te rogamos que muevas continuam<strong>en</strong>te a tu <strong>Iglesia</strong> para que responda <strong>en</strong><br />

amor a las necesidades de toda la g<strong>en</strong>te; por Jesucristo que abrió los oídos de los sordos, y que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Isaías 35:3-6ª<br />

Fortalezcan a los débiles, d<strong>en</strong> valor a los cansados, digan a los tímidos: “¡Ánimo, no t<strong>en</strong>gan miedo!<br />

¡Aquí está su Dios para salvarlos, y a sus <strong>en</strong>emigos los castigará como merec<strong>en</strong>!” Entonces los ciegos<br />

verán y los sordos oirán; los lisiados saltarán como v<strong>en</strong>ados y los mudos gritarán. En el desierto, tierra<br />

seca, brotará el agua a torr<strong>en</strong>tes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19:1-6<br />

1 Los cielos proclaman la gloria de Dios, *<br />

y la bóveda celeste pregona las obras de sus manos.<br />

2 Un día emite palabra al otro día, *<br />

y una noche a la otra noche imparte sabiduría.<br />

3 Aunque no hay palabras, ni l<strong>en</strong>guaje, *<br />

ni son oídas sus voces,<br />

4 Por toda la tierra salió su sonido, *<br />

y hasta el extremo del mundo su m<strong>en</strong>saje.<br />

5 En el mar puso tabernáculo para el sol, *<br />

y éste, como esposo que sale de su alcoba,<br />

se alegra cual paladín para correr su camino.<br />

6 De un extremo de los cielos es su salida,<br />

y su curso hasta el término de ellos; *<br />

nada hay que se esconda de su calor.<br />

o<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

178


Tomas Gallaudet y Enrique Winter Syle Agosto 27<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 7:32-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Allí le llevaron un sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él. Jesús se lo llevó a<br />

un lado, aparte de la g<strong>en</strong>te, le metió los dedos <strong>en</strong> los oídos y con saliva le tocó la l<strong>en</strong>gua. Luego, mirando<br />

al cielo, suspiró y dijo al hombre: “¡Efatá!” (es decir: “¡Ábrete!”)<br />

Al mom<strong>en</strong>to, los oídos del sordo se abrieron, y se le desató la l<strong>en</strong>gua y pudo hablar bi<strong>en</strong>. Jesús les<br />

mandó que no se lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo contaban. Ll<strong>en</strong>os de<br />

admiración, decían: “Todo lo hace bi<strong>en</strong>. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos habl<strong>en</strong>!”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

179


Agustín Agosto 28<br />

Obispo de Hipona, 430<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, que eres la luz de las m<strong>en</strong>tes que te conoc<strong>en</strong>, la vida de las almas que te aman, y la<br />

fortaleza de los corazones que te sirv<strong>en</strong>: Ayúdanos, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu siervo Agustín de Hipona, a<br />

conocer de tal manera que te amemos verdaderam<strong>en</strong>te, y de tal manera amarte, que te sirvamos<br />

pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te, a qui<strong>en</strong> servir es perfecta libertad: por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Hebreos 12:22-24, 28-29<br />

Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios vivi<strong>en</strong>te, la Jerusalén<br />

celestial, y a muchos miles de ángeles reunidos para alabar a Dios, y a la comunidad de los primeros hijos<br />

de Dios inscritos <strong>en</strong> el cielo. Se han acercado a Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los hombres<br />

bu<strong>en</strong>os que Dios ha hecho perfectos, a Jesús, mediador de una nueva alianza, y a la sangre con que hemos<br />

sido purificados, la cual nos habla mejor que la sangre de Abel.<br />

El reino que Dios nos da, no puede ser movido. Demos gracias por esto, y adoremos a Dios con la<br />

devoción y rever<strong>en</strong>cia que le agradan. Porque nuestro Dios es como un fuego que todo lo consume.<br />

SALMO 87<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 En el monte santo está la ciudad que él fundó; *<br />

ama el Señor las puertas de Sión<br />

más que todas las moradas de Jacob.<br />

2 De ti se dic<strong>en</strong> cosas gloriosas, *<br />

oh ciudad de nuestro Dios.<br />

3 Cu<strong>en</strong>to a Egipto y a Babilonia <strong>en</strong>tre los que me conoc<strong>en</strong>; *<br />

he aquí, Filistea, Tiro y Etiopía:<br />

<strong>en</strong> Sión fueron nacidos.<br />

4 De Sión se dirá: "Todos han nacido <strong>en</strong> ella, *<br />

y el Altísimo mismo la sost<strong>en</strong>drá".<br />

5 El Señor escribirá <strong>en</strong> el registro de los pueblos: *<br />

"Estos también nacieron allí".<br />

6 Los cantores y los que danzan dirán: *<br />

"Todas mis fu<strong>en</strong>tes están <strong>en</strong> ti".<br />

o<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

180


Agustín Agosto 28<br />

Obispo de Hipona, 430<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:6-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús le contestó: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solam<strong>en</strong>te por mí se puede llegar al<br />

Padre. Si ustedes me conoc<strong>en</strong> a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conoc<strong>en</strong> desde ahora, pues lo<br />

han estado vi<strong>en</strong>do. Felipe le dijo <strong>en</strong>tonces: —Señor, déjanos ver al Padre, y con eso nos basta. Jesús le<br />

contestó: —Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto<br />

a mí, ha visto al Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y<br />

el Padre está <strong>en</strong> mí? Las cosas que les digo, no las digo por mi propia cu<strong>en</strong>ta. El Padre, que vive <strong>en</strong> mí, es<br />

el que hace sus propias obras. Créanme que yo estoy <strong>en</strong> el Padre y el Padre está <strong>en</strong> mí; si no, crean al<br />

m<strong>en</strong>os por las obras mismas.<br />

Les aseguro que el que cree <strong>en</strong> mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más<br />

grandes, porque yo voy a donde está el Padre. Y todo lo que ustedes pidan <strong>en</strong> mi nombre, yo lo haré, para<br />

que por el Hijo se muestre la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que <strong>en</strong> mi nombre ustedes me pidan.<br />

“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandami<strong>en</strong>tos.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

181


Aidán Agosto 31<br />

Obispo de Lindisfarne, 651<br />

COLECTA<br />

Oh Dios amante, tú llamaste a tu siervo Aidán de la quietud del claustro a restablecer la misión<br />

cristiana <strong>en</strong> el norte de Inglaterra, y le dotaste de mansedumbre, s<strong>en</strong>cillez y vigor: Concede que nosotros,<br />

sigui<strong>en</strong>do su ejemplo, usemos lo que nos has dado para el alivio de la necesidad humana, y perseveremos<br />

<strong>en</strong> recom<strong>en</strong>dar el Evangelio salvador de nuestro Red<strong>en</strong>tor Jesucristo; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo ya el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 9:16-23<br />

Para mí no es motivo de orgullo anunciar el evangelio, porque lo considero una obligación<br />

ineludible. ¡Y ay de mí si no lo anuncio! Por eso, si lo hiciera por propia iniciativa, t<strong>en</strong>dría derecho a una<br />

recomp<strong>en</strong>sa; pero si lo hago por obligación, es porque estoy cumpli<strong>en</strong>do un <strong>en</strong>cargo que Dios me ha dado.<br />

En este caso, mi recomp<strong>en</strong>sa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer<br />

valer mi derecho a vivir del anuncio del evangelio.<br />

Aunque no soy esclavo de nadie, me he hecho esclavo de todos, a fin de ganar para Cristo el mayor<br />

número posible de personas. Cuando he estado <strong>en</strong>tre los judíos me he vuelto como un judío, para ganarlos<br />

a ellos; es decir, que para ganar a los que viv<strong>en</strong> bajo la ley de Moisés, yo mismo me he puesto bajo esa ley,<br />

aunque <strong>en</strong> realidad no estoy sujeto a ella. Por otra parte, para ganar a los que no viv<strong>en</strong> bajo la ley de<br />

Moisés, me he vuelto como uno de ellos, aunque realm<strong>en</strong>te estoy sujeto a la ley de Dios, ya que estoy bajo<br />

la ley de Cristo. Cuando he estado con los que son débiles <strong>en</strong> la fe, me he vuelto débil como uno de ellos,<br />

para ganarlos también. Es decir, me he hecho igual a todos, para de alguna manera poder salvar a algunos.<br />

Todo lo hago por el evangelio, para t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el mismo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 97:1-2, 7-12<br />

1 El Señor es Rey; regocíjese la tierra; *<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2 Nubes y oscuridad alrededor de él; *<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

7 Avergüénc<strong>en</strong>se todos los que adoran imág<strong>en</strong>es de talla, *<br />

los que se glorían <strong>en</strong> dioses falsos;<br />

póstr<strong>en</strong>se ante él, dioses todos.<br />

8 Sión oye, y se alegra,<br />

y las ciudades de Judá se gozan, *<br />

a causa de tus juicios, oh Señor;<br />

9 Porque tú eres el Señor, altísimo sobre toda la tierra; *<br />

eres muy excelso sobre todos los dioses.<br />

10 El Señor ama a los que aborrec<strong>en</strong> el mal; *<br />

él preserva la vida de sus santos,<br />

y de mano de los malvados los libra.<br />

11 Brota la luz para el justo, *<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

182


Aidán Agosto 31<br />

Obispo de Lindisfarne, 651<br />

12 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor, *<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

o<br />

SALMO 85:8-13<br />

8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

9 Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10 La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron; *<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11 La verdad brotará de la tierra, *<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12 En verdad el Señor dará la lluvia, *<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13 La justicia irá delante de él, *<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 19:27-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pedro le dijo <strong>en</strong>tonces: —Nosotros hemos dejado todo lo que t<strong>en</strong>íamos y te hemos seguido. ¿Qué<br />

vamos a recibir? Jesús les respondió: —Les aseguro que cuando llegue el tiempo <strong>en</strong> que todo sea<br />

r<strong>en</strong>ovado, cuando el Hijo del hombre se si<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su trono glorioso, ustedes que me han seguido se<br />

s<strong>en</strong>tarán también <strong>en</strong> doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía<br />

hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terr<strong>en</strong>os, recibirán ci<strong>en</strong> veces más,<br />

y también recibirán la vida eterna. Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos<br />

que ahora son los últimos, serán los primeros.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Apóstoles<br />

183


David P<strong>en</strong>dleton Oakerhater Septiembre 1<br />

Diácono y Misionero a los Chey<strong>en</strong>es, 1931<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de sabiduría inescrutable y misericordia infinita, tú escogiste a un guerrero cautivo, David<br />

Oakerhater, para ser tu siervo, y le <strong>en</strong>viaste como misionero a su propia g<strong>en</strong>te a ejercer el oficio de diácono<br />

<strong>en</strong>tre ellos: Libéranos, a qui<strong>en</strong>es le conmemoramos hoy, de la cautividad de nosotros mismos, y habilítanos<br />

para el servicio a ti y al prójimo que nos diste; por Jesucristo, el capitán de nuestra salvación; que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Isaías 52:7-10<br />

¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que trae bu<strong>en</strong>as noticias, al que trae noticias de paz, al<br />

que anuncia la liberación y dice a Sión: “Tu Dios es rey”! ¡Escucha! Tus c<strong>en</strong>tinelas levantan la voz y a una<br />

dan gritos de triunfo, porque v<strong>en</strong> con sus propios ojos cómo vuelve el Señor a Sión. ¡Estall<strong>en</strong> <strong>en</strong> gritos de<br />

triunfo, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha t<strong>en</strong>ido compasión de su pueblo, ha liberado a Jerusalén! El<br />

Señor ha mostrado su poder a la vista de todas las naciones. Por toda la tierra se sabrá que nuestro Dios nos<br />

ha salvado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

184


David P<strong>en</strong>dleton Oakerhater Septiembre 1<br />

Diácono y Misionero a los Chey<strong>en</strong>es, 1931<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:1-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, el Señor escogió también a otros set<strong>en</strong>ta y dos, y los mandó de dos <strong>en</strong> dos delante<br />

de él, a todos los pueblos y lugares a donde t<strong>en</strong>ía que ir.<br />

Les dijo: “Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan ustedes<br />

al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla. Vayan ustedes; mir<strong>en</strong> que los <strong>en</strong>vío como<br />

corderos <strong>en</strong> medio de lobos. No llev<strong>en</strong> dinero ni provisiones ni sandalias; y no se det<strong>en</strong>gan a saludar a<br />

nadie <strong>en</strong> el camino. Cuando <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> una casa, salud<strong>en</strong> primero, dici<strong>en</strong>do: ‘Paz a esta casa.’ Y si allí hay<br />

g<strong>en</strong>te de paz, su deseo de paz se cumplirá; pero si no, ustedes nada perderán. Quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> la misma casa, y<br />

coman y beban de lo que ellos t<strong>en</strong>gan, pues el trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su paga. No and<strong>en</strong> de casa <strong>en</strong><br />

casa. Al llegar a un pueblo donde los reciban, coman lo que les sirvan; san<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos que haya allí,<br />

y díganles: ‘El reino de Dios ya está cerca de ustedes.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Apóstoles.<br />

185


Los Mártires de Nueva Guinea Septiembre 2<br />

1942<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, recordamos hoy <strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia a los b<strong>en</strong>ditos mártires de Nueva Guinea, qui<strong>en</strong>es<br />

sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de su Salvador, <strong>en</strong>tregaron su vida por sus amigos; y te rogamos que qui<strong>en</strong>es<br />

honramos su memoria podamos imitar su lealtad y fe; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Apocalipsis 7:13-17<br />

Entonces uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de<br />

dónde han v<strong>en</strong>ido?” “Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por la<br />

gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero. “Por eso<br />

están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono los<br />

protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los molestará;<br />

porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de aguas de vida,<br />

y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

o<br />

186


Los Mártires de Nueva Guinea Septiembre 2<br />

1942<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:4-12<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A ustedes, amigos míos, les digo que no deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er miedo de los que matan el cuerpo, pero después<br />

no pued<strong>en</strong> hacer más. Yo les voy a decir a quién deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>erle miedo: ténganle miedo al que, después de<br />

quitar la vida, ti<strong>en</strong>e autoridad para echar <strong>en</strong> el infierno. Sí, ténganle miedo a él. “¿No se v<strong>en</strong>d<strong>en</strong> cinco<br />

pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. En cuanto a ustedes<br />

mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los ti<strong>en</strong>e contados uno por uno. Así que no t<strong>en</strong>gan miedo:<br />

ustedes val<strong>en</strong> más que muchos pajarillos.<br />

Les digo que si algui<strong>en</strong> se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se<br />

declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será<br />

negado delante de los ángeles de Dios. “Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del<br />

hombre; pero no perdonará a aquel que con sus palabras of<strong>en</strong>da al Espíritu Santo. “Cuando los llev<strong>en</strong> a<br />

ustedes a las sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, no se preocup<strong>en</strong> por cómo van a def<strong>en</strong>derse o<br />

qué van a decir, porque cuando les llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, el Espíritu Santo les <strong>en</strong>señará lo que<br />

deb<strong>en</strong> decir.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Semana Santa<br />

187


Constancia, Monja y sus compañeros Septiembre 9<br />

Comúnm<strong>en</strong>te llamados “Los Mártires de Memfis”, 1878<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias y alabanza, Oh Dios de compasión, por el testimonio heroico de Constancia y sus<br />

compañeros, qui<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> una época de plaga y pestil<strong>en</strong>cia, permanecieron firmes <strong>en</strong> el cuidado de los<br />

<strong>en</strong>fermos y moribundos, y arriesgaron su propia vida, aún hasta la muerte: Inspira <strong>en</strong> nosotros un amor y<br />

<strong>en</strong>trega semejantes a los que están <strong>en</strong> necesidad, sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de nuestro Salvador Jesucristo; que<br />

contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Corintios 1:3-5<br />

Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que nos ti<strong>en</strong>e compasión y<br />

el Dios que siempre nos consuela. Él nos consuela <strong>en</strong> todos nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, para que nosotros<br />

podamos consolar también a los que sufr<strong>en</strong>, dándoles el mismo consuelo que él nos ha dado a nosotros.<br />

Porque así como los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo se desbordan sobre nosotros y nosotros sufrimos con él, así<br />

también por medio de Cristo se desborda nuestro consuelo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

o<br />

SALMO 116:10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

188


Constancia, Monja y sus compañeros Septiembre 9<br />

Comúnm<strong>en</strong>te llamados “Los Mártires de Memfis”, 1878<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:24-28<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Les aseguro que si el grano de trigo al caer <strong>en</strong> tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da<br />

abundante cosecha. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida <strong>en</strong> este mundo, la<br />

conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también<br />

el que me sirva. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará. “¡Si<strong>en</strong>to <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to una angustia terrible!<br />

¿Y qué voy a decir? ¿Diré: ‘Padre, líbrame de esta angustia’? ¡Pero precisam<strong>en</strong>te para esto he v<strong>en</strong>ido!<br />

Padre, glorifica tu nombre.” Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: “Ya lo he glorificado, y lo voy a<br />

glorificar otra vez.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

189


Juan Enrique Hobart Septiembre 12<br />

Obispo de Nueva York, 1830<br />

COLECTA<br />

Reaviva a tu <strong>Iglesia</strong>, Señor Dios de las huestes, cuando quiera que caiga <strong>en</strong> la complac<strong>en</strong>cia y la<br />

pereza, haci<strong>en</strong>do que surjan líderes consagrados, a semejanza de tu siervo Juan Enrique Hobart a qui<strong>en</strong><br />

recordamos hoy; y concede que su fe y vigor de m<strong>en</strong>te despierte a tu pueblo a tu m<strong>en</strong>saje y su misión; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Judas 20-21, 24-25<br />

Pero ustedes, queridos hermanos, manténganse firmes <strong>en</strong> su santísima fe. Or<strong>en</strong> guiados por el<br />

Espíritu Santo. Consérv<strong>en</strong>se <strong>en</strong> el amor de Dios y esper<strong>en</strong> el día <strong>en</strong> que nuestro Señor Jesucristo, <strong>en</strong> su<br />

misericordia, nos dará la vida eterna.<br />

El Dios único, Salvador nuestro, ti<strong>en</strong>e poder para cuidar de que ustedes no caigan, y para<br />

pres<strong>en</strong>tarlos sin mancha y ll<strong>en</strong>os de alegría ante su gloriosa pres<strong>en</strong>cia. A él sea la gloria, la grandeza, el<br />

poder y la autoridad, por nuestro Señor Jesucristo, antes, ahora y siempre. Amén.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78:3-7<br />

3 Lo que hemos oído y conocido,<br />

lo que nuestros antepasados nos contaron, *<br />

no lo <strong>en</strong>cubriremos de sus hijos.<br />

4 Contaremos a las g<strong>en</strong>eraciones v<strong>en</strong>ideras<br />

las hazañas loables del Señor, y su poder, *<br />

y las maravillas que ha hecho.<br />

5 Entregó sus decretos a Jacob;<br />

estableció su ley <strong>en</strong> Israel, *<br />

y mandó que la <strong>en</strong>señas<strong>en</strong> a sus hijos;<br />

6 Para que lo supieran las g<strong>en</strong>eraciones sigui<strong>en</strong>tes<br />

y los hijos aún por nacer, *<br />

y para que a su vez lo contaran a sus hijos;<br />

7 A fin de que pusieran <strong>en</strong> Dios su confianza,<br />

y no se olvidaran de las obras de Dios, *<br />

sino que guardaran sus mandami<strong>en</strong>tos;<br />

o<br />

SALMO 133<br />

1 ¡Oh cuán bu<strong>en</strong>o y agradable es *<br />

convivir los hermanos <strong>en</strong> unidad!<br />

2 Es como el bu<strong>en</strong> óleo sobre la cabeza, *<br />

el cual desci<strong>en</strong>de sobre la barba,<br />

190


Juan Enrique Hobart Septiembre 12<br />

Obispo de Nueva York, 1830<br />

3 Sobre la barba de Aarón, *<br />

y baja hasta el collar de sus vestiduras.<br />

4 Es como el rocío del Hermón, *<br />

que desci<strong>en</strong>de sobre los montes de Sión;<br />

5 Porque allí manda el Señor la b<strong>en</strong>dición: *<br />

la vida por siempre jamás.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 17:11b-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Yo no voy a seguir <strong>en</strong> el mundo, pero ellos sí van a seguir <strong>en</strong> el mundo, mi<strong>en</strong>tras que yo me voy para<br />

estar contigo. Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado, para que estén<br />

completam<strong>en</strong>te unidos, como tú y yo. Cuando yo estaba con ellos <strong>en</strong> este mundo, los cuidaba y los protegía<br />

con el poder de tu nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya<br />

estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura.<br />

Ahora voy a donde tú estás; pero digo estas cosas mi<strong>en</strong>tras estoy <strong>en</strong> el mundo, para que ellos se<br />

ll<strong>en</strong><strong>en</strong> de la misma perfecta alegría que yo t<strong>en</strong>go. Yo les he comunicado tu palabra, pero el mundo los odia<br />

porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo,<br />

sino que los protejas del mal. Así como yo no soy del mundo, ellos tampoco son del mundo. Conságralos a<br />

ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad. Como me <strong>en</strong>viaste a mí <strong>en</strong>tre los que son del<br />

mundo, también yo los <strong>en</strong>vío a ellos <strong>en</strong>tre los que son del mundo. Y por causa de ellos me consagro a mí<br />

mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un santo (1)<br />

191


Cipriano Septiembre 13<br />

Obispo y Mártir de Cartago, 258<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que diste firmeza a tu siervo Cipriano para confesar ante los gobernantes de este<br />

mundo el Nombre de nuestro Salvador Jesucristo, y valor para morir por esta fe: Concede que siempre<br />

estemos prestos a dar razón de la esperanza que hay <strong>en</strong> nosotros, y dispuestos a sufrir por causa de nuestro<br />

Señor Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 5:1-4,10-11<br />

Quiero aconsejar ahora a los ancianos de las congregaciones de ustedes, yo que soy anciano como<br />

ellos y testigo de los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo, y que también voy a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> la gloria que ha de<br />

manifestarse. Cuid<strong>en</strong> de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de bu<strong>en</strong>a voluntad,<br />

como Dios quiere, y no forzadam<strong>en</strong>te ni por ambición de dinero, sino de bu<strong>en</strong>a gana. Compórt<strong>en</strong>se no<br />

como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para<br />

ellos. Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de la gloria, una corona que<br />

jamás se marchitará.<br />

Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes,<br />

fuertes y seguros. Es el mismo Dios que <strong>en</strong> su gran amor nos ha llamado a t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> su gloria eterna<br />

<strong>en</strong> unión con Jesucristo. A él sea el poder para siempre. Amén.<br />

SALMO 23<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

o<br />

192


Cipriano Septiembre 13<br />

Obispo y Mártir de Cartago, 258<br />

SALMO 116:10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 10:11-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Yo soy el bu<strong>en</strong> pastor. El bu<strong>en</strong> pastor da su vida por las ovejas; pero el que trabaja solam<strong>en</strong>te por la<br />

paga, cuando ve v<strong>en</strong>ir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor y porque las ovejas no son<br />

suyas. Y el lobo ataca a las ovejas y las dispersa <strong>en</strong> todas direcciones. Ese hombre huye porque lo único<br />

que le importa es la paga, y no las ovejas.<br />

Yo soy el bu<strong>en</strong> pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo<br />

conozco a mis ovejas y ellas me conoc<strong>en</strong> a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También t<strong>en</strong>go otras ovejas<br />

que no son de este redil; y también a ellas debo traerlas. Ellas me obedecerán, y formarán un solo rebaño,<br />

con un solo pastor”.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

193


Ninián Septiembre 16<br />

Obispo de Galloway, C. 430<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, a través de la predicación de tu b<strong>en</strong>dito siervo y obispo Ninián hiciste que la luz del<br />

Evangelio brillara <strong>en</strong> la tierra de Bretaña: Concede, te rogamos, que al recordar su vida y su obra<br />

mostremos nuestra gratitud sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de su celo y paci<strong>en</strong>cia; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Isaías 49:1-6<br />

Óiganme, países del mar, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de que<br />

yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de mi madre. Convirtió mi l<strong>en</strong>gua <strong>en</strong><br />

espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió <strong>en</strong> una flecha aguda y me guardó <strong>en</strong><br />

su aljaba. Me dijo: “Israel, tú eres mi siervo, <strong>en</strong> ti me mostraré glorioso.” Y yo que había p<strong>en</strong>sado: “He<br />

pasado trabajos <strong>en</strong> vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada.” En realidad mi causa está <strong>en</strong> manos<br />

del Señor, mi recomp<strong>en</strong>sa está <strong>en</strong> poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él<br />

ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer<br />

que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: “No basta que seas mi siervo solo para<br />

restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las<br />

naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 97:1-2, 7-12<br />

1 El Señor es Rey; regocíjese la tierra; *<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2 Nubes y oscuridad alrededor de él; *<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

7 Avergüénc<strong>en</strong>se todos los que adoran imág<strong>en</strong>es de talla, *<br />

los que se glorían <strong>en</strong> dioses falsos;<br />

póstr<strong>en</strong>se ante él, dioses todos.<br />

8 Sión oye, y se alegra,<br />

y las ciudades de Judá se gozan, *<br />

a causa de tus juicios, oh Señor;<br />

9 Porque tú eres el Señor, altísimo sobre toda la tierra; *<br />

eres muy excelso sobre todos los dioses.<br />

10 El Señor ama a los que aborrec<strong>en</strong> el mal; *<br />

él preserva la vida de sus santos,<br />

y de mano de los malvados los libra.<br />

11 Brota la luz para el justo, *<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor, *<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

o<br />

194


Ninián Septiembre 16<br />

Obispo de Galloway, C. 430<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28:16-20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Así pues, los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Y cuando<br />

vieron a Jesús, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acercó a ellos y les dijo: —Dios me ha dado<br />

toda autoridad <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra. Vayan, pues, a las g<strong>en</strong>tes de todas las naciones, y háganlas mis<br />

discípulos; bautíc<strong>en</strong>las <strong>en</strong> el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y <strong>en</strong>séñ<strong>en</strong>les a obedecer todo<br />

lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

195


Eduardo Bouvery Pusey Septiembre 18<br />

Presbítero, 1882<br />

COLECTA<br />

Concede, oh Señor, que <strong>en</strong> todos nuestros mom<strong>en</strong>tos de prueba conozcamos tu pres<strong>en</strong>cia y<br />

obedezcamos tu voluntad; para que sigui<strong>en</strong>do el ejemplo de tu siervo Eduardo Bouvery Pusey, podamos<br />

con integridad y val<strong>en</strong>tía realizar lo que tú nos has <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dado y soportar la carga que nos has impuesto;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 2:19-23<br />

Porque es cosa agradable a Dios que uno soporte sufrimi<strong>en</strong>tos injustam<strong>en</strong>te, por s<strong>en</strong>tido de<br />

responsabilidad delante de él. Pues si a ustedes los castigan por haber hecho algo malo, ¿qué mérito t<strong>en</strong>drá<br />

que lo soport<strong>en</strong> con paci<strong>en</strong>cia? Pero si sufr<strong>en</strong> por haber hecho el bi<strong>en</strong>, y soportan con paci<strong>en</strong>cia el<br />

sufrimi<strong>en</strong>to, eso es agradable a Dios. Pues para esto los llamó Dios, ya que Cristo sufrió por ustedes,<br />

dándoles un ejemplo para que sigan sus pasos. Cristo no cometió ningún pecado ni <strong>en</strong>gañó jamás a nadie.<br />

Cuando lo insultaban, no contestaba con insultos; cuando lo hacían sufrir, no am<strong>en</strong>azaba, sino que se<br />

<strong>en</strong>com<strong>en</strong>daba a Dios, que juzga con rectitud.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 106:1-5<br />

1 ¡Aleluya!<br />

D<strong>en</strong> gracias al Señor, porque es bu<strong>en</strong>o, *<br />

porque para siempre es su misericordia.<br />

2 ¿Quién puede declarar las poderosas obras del Señor? *<br />

¿Quién puede contar sus alabanzas?<br />

3 Dichosos los que respetan el derecho, *<br />

y actúan siempre con justicia.<br />

4 Acuérdate de mí, oh Señor,<br />

con el favor que muestras para tu pueblo; *<br />

visítame con tu salvación;<br />

5 Para que yo vea la prosperidad de tus escogidos,<br />

y me alegre con la alegría de tu pueblo, *<br />

y me gloríe con tu heredad.<br />

o<br />

SALMO 84:7-12<br />

7 Señor Dios de los Ejércitos, escucha mi oración; *<br />

atiéndeme, oh Dios de Jacob.<br />

8 Mira, oh Dios, a nuestro Escudo; *<br />

pon los ojos <strong>en</strong> el rostro de tu Ungido.<br />

196


Eduardo Bouvery Pusey Septiembre 18<br />

Presbítero, 1882<br />

9 Mejor es pasar un día <strong>en</strong> tus atrios que<br />

mil <strong>en</strong> mi propia casa; *<br />

vale más estar <strong>en</strong> el umbral de la casa de mi Dios,<br />

que vivir <strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los malvados;<br />

10 Porque sol y escudo es el Señor Dios; *<br />

él dará la gracia y la gloria.<br />

11 No quitará el Señor ningún bi<strong>en</strong> *<br />

a los que andan <strong>en</strong> integridad.<br />

12 ¡Oh Señor de los Ejércitos, *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> ti confían!<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:44-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El reino de los cielos es como un tesoro escondido <strong>en</strong> un terr<strong>en</strong>o. Un hombre <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el tesoro, y lo<br />

vuelve a esconder allí mismo; ll<strong>en</strong>o de alegría, va y v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>e, y compra ese terr<strong>en</strong>o. “Sucede<br />

también con el reino de los cielos como con un comerciante que andaba buscando perlas finas; cuando<br />

<strong>en</strong>contró una de mucho valor, fue y v<strong>en</strong>dió todo lo que t<strong>en</strong>ía, y compró esa perla. “Sucede también con el<br />

reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de pescado. Cuando la red se<br />

ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado; guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong><br />

canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles para separar a los<br />

malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el llanto y la<br />

desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos. Entonces Jesús<br />

les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una<br />

casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

197


Teodoro de Tarso Septiembre 19<br />

Arzobispo de Cantórbey, 690<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú llamaste a tu siervo Teodoro de Tarso de Roma a la sede de Cantórbery, y le<br />

dotaste con dones de gracia y sabiduría para establecer la unidad donde había división, y ord<strong>en</strong> donde<br />

había caos: Crea <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>, por la operación del Espíritu Santo, tal piadosa unión y concordia que<br />

proclame, por medio de la palabra y el ejemplo, el Evangelio del Príncipe de Paz; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 2:1-5, 10<br />

Y tú, hijo mío, saca fuerzas de la bondad que Dios te ha mostrado por medio de Cristo Jesús. Lo que<br />

me has oído decir delante de muchos testigos, <strong>en</strong>cárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de<br />

<strong>en</strong>señárselo a otros.<br />

Toma tu parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos como un bu<strong>en</strong> soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado <strong>en</strong> servicio<br />

activo se <strong>en</strong>reda <strong>en</strong> los asuntos de la vida civil, porque ti<strong>en</strong>e que agradar a su superior. De la misma<br />

manera, el deportista no puede recibir el premio, si no lucha de acuerdo con las reglas.<br />

Por eso lo soporto todo <strong>en</strong> bi<strong>en</strong> de los que Dios ha escogido, para que también ellos alcanc<strong>en</strong> la<br />

salvación y la gloria eterna <strong>en</strong> Cristo Jesús.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:9-14<br />

9 Teman al Señor, ustedes sus santos, *<br />

pues nada falta a los que le tem<strong>en</strong>.<br />

10 Los leoncillos necesitan, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, *<br />

pero los que buscan al Señor no t<strong>en</strong>drán falta<br />

de ningún bi<strong>en</strong>.<br />

11 V<strong>en</strong>gan, hijos, y escúch<strong>en</strong>me; *<br />

el temor del Señor les <strong>en</strong>señaré.<br />

12 ¿Hay algui<strong>en</strong> que ame la vida, *<br />

y desee muchos días para ver el bi<strong>en</strong> ?<br />

13 Guarda tu l<strong>en</strong>gua del mal, *<br />

y tus labios de hablar <strong>en</strong>gaño.<br />

14 Apártate del mal, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

busca la paz, y síguela.<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

198


Teodoro de Tarso Septiembre 19<br />

Arzobispo de Cantórbey, 690<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24:42-47<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Manténganse ustedes despiertos, porque no sab<strong>en</strong> qué día va a v<strong>en</strong>ir su Señor. Pero sepan esto, que si<br />

el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mant<strong>en</strong>dría despierto y no<br />

dejaría que nadie se metiera <strong>en</strong> su casa a robar. Por eso, ustedes también estén preparados; porque el Hijo<br />

del hombre v<strong>en</strong>drá cuando m<strong>en</strong>os lo esper<strong>en</strong>.<br />

¿Quién es el criado fiel y at<strong>en</strong>to, a qui<strong>en</strong> su amo deja <strong>en</strong>cargado de los de su casa, para darles de<br />

comer a su debido tiempo? Dichoso el criado a qui<strong>en</strong> su amo, cuando llega, lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra cumpli<strong>en</strong>do con<br />

su deber. Les aseguro que el amo lo pondrá como <strong>en</strong>cargado de todos sus bi<strong>en</strong>es.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

199


Juan Coleridge Patteson Septiembre 20<br />

Obispo de Melanesia y sus Compañeros Mártires, 1871<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, tú llamaste a tu siervo fiel, Juan Coleridge Patteson, y a sus compañeros, a ser<br />

testigos y mártires <strong>en</strong> las islas de Melanesia, y por sus fatigas y sufrimi<strong>en</strong>tos creaste un pueblo propio;<br />

Derrama tu Espíritu Santo sobre tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> toda la tierra, para que por medio del servicio y sacrificio de<br />

muchos, tu santo Nombre sea glorificado y tu reino se exti<strong>en</strong>da: por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 4:12-19<br />

Queridos hermanos, no se extrañ<strong>en</strong> de verse sometidos al fuego de la prueba, como si fuera algo<br />

extraordinario. Al contrario, alégr<strong>en</strong>se de t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos de Cristo, para que también se<br />

ll<strong>en</strong><strong>en</strong> de alegría cuando su gloria se manifieste. Dichosos ustedes, si algui<strong>en</strong> los insulta por causa de<br />

Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios está continuam<strong>en</strong>te sobre ustedes. Si alguno de ustedes sufre,<br />

que no sea por asesino, ladrón o criminal, ni por meterse <strong>en</strong> asuntos aj<strong>en</strong>os. Pero si sufre por ser cristiano,<br />

no debe avergonzarse, sino alabar a Dios por llevar ese nombre.<br />

Ya ha llegado el tiempo <strong>en</strong> que el juicio comi<strong>en</strong>ce por la propia familia de Dios. Y si el juicio está<br />

com<strong>en</strong>zando así por nosotros, ¿cómo será el fin de los que no obedec<strong>en</strong> al evangelio de Dios? Y si el justo<br />

con dificultad se salva, ¿qué pasará con el malvado y el pecador? De manera que los que sufr<strong>en</strong> según la<br />

voluntad de Dios, deb<strong>en</strong> seguir haci<strong>en</strong>do el bi<strong>en</strong> y poner sus almas <strong>en</strong> manos del Dios que los creó, pues él<br />

es fiel.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 121<br />

1 Levanto mis ojos a los montes; *<br />

¿de dónde v<strong>en</strong>drá mi socorro?<br />

2 Mi socorro vi<strong>en</strong>e del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

3 No permitirá que resbale tu pie, *<br />

ni se dormirá el que te guarda.<br />

4 He aquí, el que guarda a Israel *<br />

no se adormecerá ni dormirá.<br />

5 El Señor es tu guardián, *<br />

el Señor es tu sombra a tu diestra.<br />

6 El sol no te hará daño de día, *<br />

ni la luna de noche.<br />

7 El Señor te guardará de todo mal; *<br />

él guardará tu vida.<br />

8 El Señor guardará tu salida y tu <strong>en</strong>trada, *<br />

desde ahora y para siempre.<br />

o<br />

200


Juan Coleridge Patteson Septiembre 20<br />

Obispo de Melanesia y sus Compañeros Mártires, 1871<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 8:34-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la g<strong>en</strong>te, y dijo: —Si alguno quiere ser discípulo mío,<br />

olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el<br />

que pierda la vida por causa mía y por aceptar el evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el<br />

mundo <strong>en</strong>tero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se<br />

avergü<strong>en</strong>za de mí y de mi m<strong>en</strong>saje delante de esta g<strong>en</strong>te infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se<br />

avergonzará de él cuando v<strong>en</strong>ga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Semana Santa<br />

201


Sergio Septiembre 25<br />

Abad de la Santísima Trinidad, Moscú, 1392<br />

COLECTA<br />

Oh Dios cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se hizo pobre, para que por su pobreza seamos <strong>en</strong>riquecidos: Líbranos del<br />

amor inapropiado a este mundo, para que, inspirados por la devoción de tu siervo Sergio de Moscú, te<br />

sirvamos con s<strong>en</strong>cillez de corazón, y alcancemos las riquezas de los siglos v<strong>en</strong>ideros; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

Eclesiástico 39:1-9<br />

¡Qué distinto es el que se dedica por completo a estudiar la ley del Altísimo, a investigar la sabiduría<br />

de todos los antiguos y a ocuparse <strong>en</strong> las profecías! Estudia lo que han dicho los hombres famosos e<br />

investiga los dichos más complicados; busca el s<strong>en</strong>tido oculto de los proverbios y la solución a las<br />

preguntas más difíciles. Presta servicios a los hombres importantes y se le ve <strong>en</strong> compañía de los<br />

gobernantes. Viaja por países extranjeros y experim<strong>en</strong>ta lo bu<strong>en</strong>o y lo malo de los hombres. Se empeña<br />

desde temprano por la mañana <strong>en</strong> buscar al Altísimo, al Señor que lo creó; hace oración delante de él y le<br />

pide perdón por sus pecados. Si el Señor poderoso lo quiere, se ll<strong>en</strong>ará de intelig<strong>en</strong>cia, las palabras sabias<br />

caerán como lluvia de su boca y alabará al Señor <strong>en</strong> la oración. Dará consejos acertados y prud<strong>en</strong>tes, y se<br />

ocupará <strong>en</strong> investigar los misterios de Dios. Iluminará a otros con su doctrina y <strong>en</strong>señanza, y se s<strong>en</strong>tirá<br />

orgulloso de la ley de la alianza del Señor. Muchos alabarán su intelig<strong>en</strong>cia y no la olvidarán jamás. Su<br />

recuerdo no se borrará, y su nombre vivirá por todas las edades.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34: 1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

o<br />

202


Sergio Septiembre 25<br />

Abad de la Santísima Trinidad, Moscú, 1392<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos.<br />

Entonces Jesús les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se<br />

parece al dueño de una casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

203


Lancelote Andrewes Septiembre 26<br />

Obispo de Winchester, 1626<br />

COLECTA<br />

Oh Señor y Padre, Rey y Dios nuestro, por tu gracia la <strong>Iglesia</strong> fue <strong>en</strong>riquecida por la gran sabiduría y<br />

elocu<strong>en</strong>te predicación de tu siervo Lancelote Andrewes, pero mas aún por su ejemplo de oración bíblica y<br />

litúrgica: Haz semejante nuestra vida, como la suya, a la imag<strong>en</strong> de Cristo, para que nuestro corazón te<br />

ame, nuestra m<strong>en</strong>te te sirva, y nuestros labios proclam<strong>en</strong> la grandeza de tu misericordia; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA 1 Timoteo 2:1-7ª<br />

Ante todo recomi<strong>en</strong>do que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por<br />

toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos<br />

gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Esto es bu<strong>en</strong>o y agrada a Dios nuestro<br />

Salvador, pues él quiere que todos se salv<strong>en</strong> y llegu<strong>en</strong> a conocer la verdad. Porque no hay más que un<br />

Dios, y un solo hombre que sea el mediador <strong>en</strong>tre Dios y los hombres: Cristo Jesús. Porque él se <strong>en</strong>tregó a<br />

la muerte como rescate por la salvación de todos y como testimonio dado por él a su debido tiempo. Para<br />

anunciar esto, yo he sido nombrado m<strong>en</strong>sajero y apóstol, y se me ha <strong>en</strong>cargado que <strong>en</strong>señe acerca de la fe<br />

y de la verdad a los que no son judíos. Lo que digo es cierto; no mi<strong>en</strong>to.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 63:1-8<br />

1 Oh Dios, tú eres mi Dios; ardi<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te te busco; *<br />

mi alma ti<strong>en</strong>e sed de ti, mi carne te anhela,<br />

como tierra seca y árida donde no hay agua.<br />

2 ¡Oh, que pudiera yo contemplarte <strong>en</strong> tu santuario! *<br />

¡Que pudiera ver tu poder y tu gloria!<br />

3 Porque mejor es tu gracia que la vida; *<br />

te alabarán mis labios.<br />

4 Te b<strong>en</strong>deciré mi<strong>en</strong>tras viva; *<br />

<strong>en</strong> tu Nombre alzaré mis manos.<br />

5 Mi alma será saciada como de meollo y grosura, *<br />

y con labios de júbilo te alabará mi boca,<br />

6 Cuando me acuerde de ti <strong>en</strong> mi lecho, *<br />

cuando medite <strong>en</strong> ti <strong>en</strong> las vigilias de la noche;<br />

7 Porque tú has sido mi socorro; *<br />

y a la sombra de tus alas me regocijaré.<br />

8 Mi alma está apegada a ti; *<br />

tu diestra me sosti<strong>en</strong>e.<br />

o<br />

204


Lancelote Andrewes Septiembre 26<br />

Obispo de Winchester, 1626<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 11:1-4<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Una vez, Jesús estaba orando <strong>en</strong> un lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: —Señor,<br />

<strong>en</strong>séñanos a orar, lo mismo que Juan <strong>en</strong>señó a sus discípulos. Jesús les dijo: —Cuando or<strong>en</strong>, digan: ‘Padre,<br />

santificado sea tu nombre. V<strong>en</strong>ga tu reino. Danos cada día el pan que necesitamos. Perdónanos nuestros<br />

pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos han hecho mal. No nos expongas a la<br />

t<strong>en</strong>tación.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

205


Jerónimo Septiembre 30<br />

Presbítero y Monje <strong>en</strong> Belén, 420<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, Dios de verdad, tu Palabra es lámpara a nuestros pies y lumbrera <strong>en</strong> nuestro camino: Te<br />

damos gracias por tu siervo Jerónimo, y por aquellos que, sigui<strong>en</strong>do sus huellas, han trabajado para poner<br />

las Sagradas Escrituras <strong>en</strong> el l<strong>en</strong>guaje del pueblo; y te pedimos que tu Santo Espíritu nos cubra cuando<br />

leamos la Palabra escrita, y que Cristo, la Palabra viva, nos trasforme de acuerdo a tu recta voluntad; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 3:14-17<br />

Tú, sigue firme <strong>en</strong> todo aquello que apr<strong>en</strong>diste, de lo cual estás conv<strong>en</strong>cido. Ya sabes quiénes te lo<br />

<strong>en</strong>señaron. Recuerda que desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pued<strong>en</strong> instruirte y llevarte a la<br />

salvación por medio de la fe <strong>en</strong> Cristo Jesús. Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para <strong>en</strong>señar y<br />

repr<strong>en</strong>der, para corregir y educar <strong>en</strong> una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y<br />

completam<strong>en</strong>te preparado para hacer toda clase de bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 19:7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

206


Jerónimo Septiembre 30<br />

Presbítero y Monje <strong>en</strong> Belén, 420<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

o<br />

SALMO 119:97-104<br />

97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! *<br />

Todo el día la estoy meditando.<br />

98 Tus mandami<strong>en</strong>tos me han hecho más sabio que<br />

mis <strong>en</strong>emigos, *<br />

y siempre están conmigo.<br />

99 Soy más docto que todos mis maestros, *<br />

porque estudio tus decretos.<br />

100 Soy más sabio que los ancianos, *<br />

porque observo tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

101 De todo mal camino cont<strong>en</strong>go mis pies, *<br />

para guardar tu palabra.<br />

102 No me aparto de tus juicios, *<br />

porque tú mismo me has <strong>en</strong>señado.<br />

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras, *<br />

más que la miel a mi boca!<br />

104 De tus mandami<strong>en</strong>tos adquiero compr<strong>en</strong>sión; *<br />

por tanto, aborrezco el camino de la m<strong>en</strong>tira.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:44-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego les dijo: —Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con<br />

ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los<br />

profetas y <strong>en</strong> los salmos.<br />

Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las Escrituras, y les dijo: —Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que morir,<br />

y resucitar al tercer día, y que <strong>en</strong> su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para<br />

que él les perdone sus pecados. Com<strong>en</strong>zando desde Jerusalén, ustedes deb<strong>en</strong> dar testimonio de estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

207


Remigio Octubre 1<br />

Obispo de Reíms, c. 530<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por la <strong>en</strong>señanza de tu fiel siervo y obispo Remigio llevaste a la nación de los francos de la<br />

vana idolatría a la adoración de ti, el Dios vivo y verdadero, <strong>en</strong> la pl<strong>en</strong>itud de la fe católica: Concede que<br />

los que nos gloriamos <strong>en</strong> llamarnos cristianos mostremos nuestra fe <strong>en</strong> hechos dignos; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA 1 Juan 4:1-6<br />

Queridos hermanos, no crean ustedes a todos los que dic<strong>en</strong> estar inspirados por Dios, sino pónganlos<br />

a prueba, a ver si el espíritu que hay <strong>en</strong> ellos es de Dios o no. Porque el mundo está ll<strong>en</strong>o de falsos<br />

profetas. De esta manera pued<strong>en</strong> ustedes saber quién ti<strong>en</strong>e el Espíritu de Dios: todo el que reconoce que<br />

Jesucristo vino como hombre verdadero, ti<strong>en</strong>e el Espíritu de Dios. El que no reconoce así a Jesús, no ti<strong>en</strong>e<br />

el Espíritu de Dios; al contrario, ti<strong>en</strong>e el espíritu del Anticristo. Ustedes han oído que ese espíritu ha de<br />

v<strong>en</strong>ir; pues bi<strong>en</strong>, ya está <strong>en</strong> el mundo.<br />

Hijitos, ustedes son de Dios y han v<strong>en</strong>cido a esos m<strong>en</strong>tirosos, porque el que está <strong>en</strong> ustedes es más<br />

poderoso que el que está <strong>en</strong> el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, y los<br />

que son del mundo los escuchan. En cambio, nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha,<br />

pero el que no es de Dios no nos escucha. En esto, pues, podemos conocer quién ti<strong>en</strong>e el espíritu de la<br />

verdad y quién ti<strong>en</strong>e el espíritu del <strong>en</strong>gaño.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 35:13-21<br />

13 Mas yo, cuando ellos <strong>en</strong>fermaron, me vestí de luto, *<br />

me afligí con ayuno.<br />

14 Oré con todo mi corazón,<br />

como se ora por un compañero o por un hermano; *<br />

como el que lleva luto por su madre,<br />

<strong>en</strong>lutado me humillaba.<br />

15 Pero ellos se alegraron cuando yo tropecé, y se juntaron;<br />

se juntaron contra mí desconocidos; *<br />

los que yo no conocía me despedazaban sin cesar.<br />

16 Me pusieron a prueba, y se burlaron, *<br />

cruji<strong>en</strong>do sobre mí sus di<strong>en</strong>tes.<br />

17 Oh Soberano mió, ¿hasta cuándo verás esto? *<br />

Rescátame de las bestias rugi<strong>en</strong>tes,<br />

mi vida de los leoncillos.<br />

18 Te daré gracias <strong>en</strong> la gran asamblea; *<br />

te alabaré <strong>en</strong>tre la multitud del pueblo.<br />

19 No se alegr<strong>en</strong> de mí, mis <strong>en</strong>emigos traidores, *<br />

ni los que me aborrec<strong>en</strong> sin causa guiñ<strong>en</strong> el ojo.<br />

208


Remigio Octubre 1<br />

Obispo de Reíms, c. 530<br />

20 Porque no hablan paz, *<br />

mas contra los mansos de la tierra traman <strong>en</strong>gaños.<br />

21 Abrieron su boca, y me dijeron: *<br />

"¡Ajá! nuestros ojos lo han visto".<br />

o<br />

SALMO 103:1-4, 13-18<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4 El rescata del sepulcro tu vida, *<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 14:3-7<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y después de irme y de prepararles un lugar, v<strong>en</strong>dré otra vez para llevarlos conmigo, para que<br />

ustedes estén <strong>en</strong> el mismo lugar <strong>en</strong> donde yo voy a estar. Ustedes sab<strong>en</strong> el camino que lleva a donde yo<br />

voy.” Tomás le dijo a Jesús: —Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le<br />

contestó: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solam<strong>en</strong>te por mí se puede llegar al Padre. Si ustedes<br />

me conoc<strong>en</strong> a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conoc<strong>en</strong> desde ahora, pues lo han estado vi<strong>en</strong>do.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

209


Francisco de Asís Octubre 4<br />

Fraile, 1226<br />

COLECTA<br />

Altísimo, omnipot<strong>en</strong>te, bu<strong>en</strong> Señor, concede a tu pueblo la gracia de r<strong>en</strong>unciar alegrem<strong>en</strong>te a las<br />

vanidades de este mundo; para que, sigui<strong>en</strong>do la s<strong>en</strong>da del b<strong>en</strong>dito Francisco, por amor a ti nos deleitemos<br />

<strong>en</strong> toda tu creación con gozo perfecto; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Gálatas 6:14-18<br />

En cuanto a mí, de nada quiero gloriarme sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por<br />

medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo. De nada vale estar<br />

o no estar circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo. Reciban paz y misericordia<br />

todos los que viv<strong>en</strong> según esta regla, y todos los del Israel de Dios.<br />

De ahora <strong>en</strong> adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues llevo marcadas <strong>en</strong> mi<br />

cuerpo las señales de lo que he sufrido <strong>en</strong> unión con Jesús. Hermanos, que nuestro Señor Jesucristo<br />

derrame su gracia sobre todos ustedes. Amén.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 148:7-14<br />

7 Alab<strong>en</strong> al Señor desde la tierra, *<br />

monstruos marinos y todos los abismos;<br />

8 Fuego y granizo, nieve y bruma, *<br />

vi<strong>en</strong>to tempestuoso que ejecuta su voluntad;<br />

9 Montes y todas las colinas, *<br />

árboles frutales y todos los cedros;<br />

10 Bestias silvestres y todo ganado, *<br />

reptiles y aves aladas;<br />

11 Reyes de la tierra y todos los pueblos, *<br />

príncipes y jefes del mundo;<br />

12 Mozos y doncellas, *<br />

viejos y jóv<strong>en</strong>es juntos.<br />

13 Alab<strong>en</strong> el Nombre del Señor, *<br />

porque sólo su Nombre es excelso,<br />

su gloria sobre la tierra y los cielos.<br />

14 Ha alzado el cuerno de su pueblo,<br />

y alabanza para todos sus fieles, *<br />

los hijos de Israel, el pueblo cercano a él.<br />

¡Aleluya!<br />

o<br />

210


Francisco de Asís Octubre 4<br />

Fraile, 1226<br />

SALMO 121<br />

1 Levanto mis ojos a los montes; *<br />

¿de dónde v<strong>en</strong>drá mi socorro?<br />

2 Mi socorro vi<strong>en</strong>e del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

3 No permitirá que resbale tu pie, *<br />

ni se dormirá el que te guarda.<br />

4 He aquí, el que guarda a Israel *<br />

no se adormecerá ni dormirá.<br />

5 El Señor es tu guardián, *<br />

el Señor es tu sombra a tu diestra.<br />

6 El sol no te hará daño de día, *<br />

ni la luna de noche.<br />

7 El Señor te guardará de todo mal; *<br />

él guardará tu vida.<br />

8 El Señor guardará tu salida y tu <strong>en</strong>trada, *<br />

desde ahora y para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 11:25-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

En aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a<br />

los s<strong>en</strong>cillos las cosas que escondiste de los sabios y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos. Sí, Padre, porque así lo has querido.” “Mi<br />

Padre me ha <strong>en</strong>tregado todas las cosas. Nadie conoce realm<strong>en</strong>te al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce<br />

realm<strong>en</strong>te al Padre, sino el Hijo y aquellos a qui<strong>en</strong>es el Hijo quiera darlo a conocer. V<strong>en</strong>gan a mí todos<br />

ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acept<strong>en</strong> el yugo que les<br />

pongo, y apr<strong>en</strong>dan de mí, que soy paci<strong>en</strong>te y de corazón humilde; así <strong>en</strong>contrarán descanso. Porque el<br />

yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

211


Guillermo Tyndale Octubre 6<br />

Presbítero, 1536<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, tú plantaste <strong>en</strong> el corazón de tu siervo Guillermo Tyndale la pasión ardi<strong>en</strong>te de<br />

<strong>en</strong>tregar las escrituras al pueblo <strong>en</strong> su propio idioma, y le dotaste con el don de expresarse poderosa y<br />

agraciadam<strong>en</strong>te, y con la fortaleza para perseverar <strong>en</strong> contra de todos los obstáculos: Revélanos tu Palabra<br />

salvador, cuando leemos y estudiamos las Escrituras, y las escuchamos llamándonos al arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to y<br />

la vida; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Santiago 1:21-25<br />

Así pues, despój<strong>en</strong>se ustedes de toda impureza y de la maldad que tanto abunda, y acept<strong>en</strong><br />

humildem<strong>en</strong>te el m<strong>en</strong>saje que ha sido sembrado; pues ese m<strong>en</strong>saje ti<strong>en</strong>e poder para salvarlos.<br />

Pero no basta con oir el m<strong>en</strong>saje; hay que ponerlo <strong>en</strong> práctica, pues de lo contrario se estarían<br />

<strong>en</strong>gañando ustedes mismos. El que solam<strong>en</strong>te oye el m<strong>en</strong>saje, y no lo practica, es como el hombre que se<br />

mira la cara <strong>en</strong> un espejo: se ve a sí mismo, pero <strong>en</strong> cuanto da la vuelta se olvida de cómo es. Pero el que<br />

no olvida lo que oye, sino que se fija at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la ley perfecta de la libertad, y permanece firme<br />

cumpli<strong>en</strong>do lo que ella manda, será feliz <strong>en</strong> lo que hace.<br />

SALMO 1<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el que no anduvo <strong>en</strong> consejo de malos, *<br />

ni estuvo <strong>en</strong> camino de Pecadores,<br />

ni <strong>en</strong> silla de escarnecedores se ha s<strong>en</strong>tado;<br />

2 Sino que <strong>en</strong> la ley del Señor está su delicia, *<br />

y <strong>en</strong> su ley medita de día y de noche.<br />

3 Será como el árbol plantado junto a corri<strong>en</strong>tes de aguas,<br />

que da su fruto <strong>en</strong> su tiempo, y su hoja no cae, *<br />

y todo lo que hace prosperará.<br />

4 No así los malos, no así, *<br />

que son como el tamo que arrebata el vi<strong>en</strong>to.<br />

5 Por tanto, no se levantarán los malos <strong>en</strong> el juicio, *<br />

ni los pecadores <strong>en</strong> la congregación de los justos;<br />

6 Porque el Señor conoce el camino de los justos, *<br />

mas la s<strong>en</strong>da de los malos perecerá.<br />

o<br />

SALMO 15<br />

1 Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo? *<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

212


Guillermo Tyndale Octubre 6<br />

Presbítero, 1536<br />

2 El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia, *<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3 El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua,<br />

ni hace mal a su prójimo, *<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

4 Aquél a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado, *<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5 El que jurando <strong>en</strong> daño suyo, *<br />

no por eso cambia.<br />

6 El que presta, no esperando de ello nada, *<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7 El que hace estas cosas, *<br />

no resbalará para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:44-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús dijo con voz fuerte: “El que cree <strong>en</strong> mí, no cree solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> mí, sino también <strong>en</strong> el Padre, que<br />

me ha <strong>en</strong>viado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha <strong>en</strong>viado. Yo, que soy la luz, he v<strong>en</strong>ido al<br />

mundo para que los que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí no se qued<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no<br />

las obedece, no soy yo qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>a; porque yo no vine para cond<strong>en</strong>ar al mundo, sino para salvarlo. El<br />

que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>e: las palabras que yo he dicho<br />

lo cond<strong>en</strong>arán <strong>en</strong> el día último. Porque yo no hablo por mi cu<strong>en</strong>ta; el Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, me ha<br />

ord<strong>en</strong>ado lo que debo decir y <strong>en</strong>señar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo<br />

que yo digo, lo digo como el Padre me ha ord<strong>en</strong>ado.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Epifanía<br />

213


Roberto Grosseteste Octubre 9<br />

Obispo de Lincoln, 1253<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, nuestro Padre celestial, que levantaste a tu siervo fiel Roberto Grosseteste para ser obispo y<br />

pastor <strong>en</strong> tu <strong>Iglesia</strong>, y para alim<strong>en</strong>tar a tu rebaño: Otorga <strong>en</strong> abundancia los dones de tu Espíritu Santo a<br />

todos los pastores, a fin de que ministr<strong>en</strong> a tu familia como verdaderos siervos de Cristo y mayordomos de<br />

tus divinos misterios; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Hechos 20: 28-32<br />

Por lo tanto, estén at<strong>en</strong>tos y cuid<strong>en</strong> de toda la congregación, <strong>en</strong> la cual el Espíritu Santo los ha puesto<br />

como pastores para que cuid<strong>en</strong> de la iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre. Sé que cuando<br />

yo me vaya v<strong>en</strong>drán otros que, como lobos feroces, querrán acabar con la iglesia. Aun <strong>en</strong>tre ustedes<br />

mismos se levantarán algunos que <strong>en</strong>señarán m<strong>en</strong>tiras para que los crey<strong>en</strong>tes los sigan. Estén alerta;<br />

acuérd<strong>en</strong>se de que durante tres años, de día y de noche, no dejé de aconsejar con lágrimas a cada uno de<br />

ustedes. “Ahora, hermanos, los <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do a Dios y al m<strong>en</strong>saje de su amor. Él ti<strong>en</strong>e poder para hacerlos<br />

crecer espiritualm<strong>en</strong>te y darles todo lo que ha prometido a su pueblo santo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

o<br />

214


Roberto Grosseteste Octubre 9<br />

Obispo de Lincoln, 1253<br />

SALMO 23<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 16:10-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El que se porta honradam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo poco, también se porta honradam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo mucho; y el que no<br />

ti<strong>en</strong>e honradez <strong>en</strong> lo poco, tampoco la ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este<br />

mundo ustedes no se portan honradam<strong>en</strong>te, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas? Y si no se portan<br />

honradam<strong>en</strong>te con lo aj<strong>en</strong>o, ¿quién les dará lo que les pert<strong>en</strong>ece? “Ningún sirvi<strong>en</strong>te puede servir a dos<br />

amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a<br />

Dios y a las riquezas.”<br />

Los fariseos, que eran amigos del dinero, oyeron todo esto y se burlaron de Jesús. Jesús les dijo:<br />

“Ustedes son los que se hac<strong>en</strong> pasar por justos delante de la g<strong>en</strong>te, pero Dios conoce sus corazones; pues lo<br />

que los hombres ti<strong>en</strong><strong>en</strong> por más elevado, Dios lo aborrece.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

215


Samuel Isaac José Schereschewsky Octubre 9<br />

Obispo de Shangai, 1906<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, <strong>en</strong> tu provid<strong>en</strong>cia llamaste a José Schereschewsky de su hogar <strong>en</strong> Europa ori<strong>en</strong>tal al<br />

ministerio de esta <strong>Iglesia</strong>, y le <strong>en</strong>viaste como misionero a China, sost<strong>en</strong>iéndole <strong>en</strong> su <strong>en</strong>fermedad, a fin de<br />

que pudiera traducir las Sagradas Escrituras a las l<strong>en</strong>guas de esa tierra: Condúc<strong>en</strong>os, te rogamos, a<br />

<strong>en</strong>tregarte nuestra vida y tal<strong>en</strong>tos, <strong>en</strong> la confianza de que cuando <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>das alguna obra a tus siervos,<br />

también les dotas con la fortaleza para hacerla; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Corintios 4:11-18<br />

Pues nosotros, mi<strong>en</strong>tras vivimos, nos vemos expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que<br />

también su vida se muestre <strong>en</strong> nuestro cuerpo mortal. De ese modo, la muerte actúa <strong>en</strong> nosotros, y <strong>en</strong><br />

ustedes actúa la vida.<br />

La Escritura dice: “Tuve fe, y por eso hablé.” De igual manera, nosotros, con esa misma actitud de<br />

fe, creemos y también hablamos. Porque sabemos que Dios, que resucitó de la muerte al Señor Jesús,<br />

también nos resucitará a nosotros con él, y junto con ustedes nos llevará a su pres<strong>en</strong>cia. Todo esto ha<br />

sucedido para bi<strong>en</strong> de ustedes, para que, recibi<strong>en</strong>do muchos la gracia de Dios, muchos sean también los<br />

que le d<strong>en</strong> gracias, para la gloria de Dios.<br />

Por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos deteriorando, por d<strong>en</strong>tro nos<br />

r<strong>en</strong>ovamos día a día. Lo que sufrimos <strong>en</strong> esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como<br />

resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante. Porque no nos fijamos <strong>en</strong> lo que se ve, sino <strong>en</strong><br />

lo que no se ve, ya que las cosas que se v<strong>en</strong> son pasajeras, pero las que no se v<strong>en</strong> son eternas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 84:1-6<br />

1 ¡Cuán amable tu morada, Señor de los Ejércitos! *<br />

Anhela mi alma y con ardor desea los atrios del Señor;<br />

mi corazón y mi carne se regocijan <strong>en</strong> el Dios vivo.<br />

2 El gorrión ha <strong>en</strong>contrado casa,<br />

y la golondrina nido donde poner sus polluelos: *<br />

<strong>en</strong> tus altares, oh Señor de los Ejércitos,<br />

Rey mío y Dios mío.<br />

3 ¡Dichosos los que habitan <strong>en</strong> tu casa! *<br />

Perpetuam<strong>en</strong>te te alabarán.<br />

4 ¡Dichosos los que <strong>en</strong> ti <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran su fuerza, *<br />

cuyos corazones están resueltos a peregrinar!<br />

5 Los que atraviesan el valle desolado<br />

lo hallan un lugar de fu<strong>en</strong>tes, *<br />

porque la lluvia temprana lo ha cubierto de charcos.<br />

6 Treparán de baluarte <strong>en</strong> baluarte, *<br />

y se revelará el Dios de los dioses <strong>en</strong> Sión.<br />

216


Samuel Isaac José Schereschewsky Octubre 9<br />

Obispo de Shangai, 1906<br />

o<br />

SALMO 116:10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:44-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Luego les dijo: —Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con<br />

ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los<br />

profetas y <strong>en</strong> los salmos.<br />

Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las Escrituras, y les dijo: —Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que<br />

morir, y resucitar al tercer día, y que <strong>en</strong> su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a<br />

Dios, para que él les perdone sus pecados. Com<strong>en</strong>zando desde Jerusalén, ustedes deb<strong>en</strong> dar testimonio de<br />

estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio de P<strong>en</strong>tecostés<br />

217


Teresa de Avila Octubre 15<br />

Monja, 1582<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, por medio de tu Espíritu Santo impulsaste a Teresa de Avila a manifestar a tu <strong>Iglesia</strong> el<br />

camino de perfección: Concéd<strong>en</strong>os, te rogamos, el ser nutridos por su <strong>en</strong>señanza preemin<strong>en</strong>te, y <strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de<br />

<strong>en</strong> nosotros el deseo vivo e inextingible de la verdadera santidad: por Jesucristo gozo de los corazones<br />

amantes, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 8:22-27<br />

Sabemos que hasta ahora la creación <strong>en</strong>tera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. Y<br />

no solo ella sufre, sino también nosotros, que ya t<strong>en</strong>emos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a<br />

recibir. Sufrimos profundam<strong>en</strong>te, esperando el mom<strong>en</strong>to de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual<br />

serán liberados nuestros cuerpos. Con esa esperanza hemos sido salvados. Solo que esperar lo que ya se<br />

está vi<strong>en</strong>do no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está vi<strong>en</strong>do? Pero si lo que esperamos es algo<br />

que todavía no vemos, t<strong>en</strong>emos que esperarlo sufri<strong>en</strong>do con firmeza.<br />

De igual manera, el Espíritu nos ayuda <strong>en</strong> nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es<br />

debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pued<strong>en</strong> expresarse con<br />

palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu<br />

ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los del pueblo santo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 42:1-7<br />

1 Como anhela el ciervo las corri<strong>en</strong>tes de aguas, *<br />

así te anhela, oh Dios, el alma mía.<br />

2 Mi alma ti<strong>en</strong>e sed de Dios, del Dios vivo; *<br />

¿cuándo v<strong>en</strong>dré, y me pres<strong>en</strong>taré delante de Dios?<br />

3 Fueron mis lágrimas mi alim<strong>en</strong>to de día y de noche, *<br />

mi<strong>en</strong>tras me dic<strong>en</strong> todos los días:<br />

"¿Dónde está tu Dios?"<br />

4 Doy ri<strong>en</strong>da suelta a mi dolor, cuando pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong> estas cosas: *<br />

de cómo fui con la multitud,<br />

y la conduje hasta la casa de Dios,<br />

5 Con voz de alegría y de alabanza, *<br />

haci<strong>en</strong>do fiesta la multitud.<br />

6 ¿Por qué te abates, oh alma mía, *<br />

y te turbas d<strong>en</strong>tro de mí?<br />

7 Pon tu confianza <strong>en</strong> Dios, *<br />

porque aún he de alabarle,<br />

Salvador, Pres<strong>en</strong>cia y Dios mío.<br />

o<br />

218


Teresa de Avila Octubre 15<br />

Monja, 1582<br />

SALMO 139:1-9<br />

1 Oh Señor, tú me has probado y conocido; *<br />

conoces mi s<strong>en</strong>tarme y mi levantarme;<br />

percibes de lejos mis p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos.<br />

2 Observas mis viajes y mis lugares de reposo, *<br />

y todos mis caminos te son conocidos.<br />

3 Aún no está la palabra <strong>en</strong> mis labios, *<br />

y he aquí, oh Señor, tú la conoces.<br />

4 Me rodeas delante y detrás, *<br />

y sobre mí pones tu mano.<br />

5 Tal conocimi<strong>en</strong>to es demasiado maravilloso para mí; *<br />

sublime es, y no lo puedo alcanzar.<br />

6 ¿A dónde huiré de tu Espíritu? *<br />

¿A dónde huiré de tu pres<strong>en</strong>cia?<br />

7 Si subiere a los cielos, allí estás tú; *<br />

si <strong>en</strong> el abismo hiciere mi lecho, allí estás también.<br />

8 Si tomare las alas del alba, *<br />

y habitare <strong>en</strong> el extremo del mar,<br />

9 Aun allí me guiará tu mano, *<br />

y me asirá tu diestra.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:13-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor?<br />

Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la g<strong>en</strong>te la pisotea.<br />

Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad <strong>en</strong> lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se<br />

<strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bi<strong>en</strong>, se la pone <strong>en</strong> alto para que alumbre a todos<br />

los que están <strong>en</strong> la casa. Del mismo modo, procur<strong>en</strong> ustedes que su luz brille delante de la g<strong>en</strong>te, para que,<br />

vi<strong>en</strong>do el bi<strong>en</strong> que ustedes hac<strong>en</strong>, todos alab<strong>en</strong> a su Padre que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

219


Hugo Latimer y Nicolás Ridley Obispos, 1555 Octubre 16<br />

Tomas Cranmer Arzobispo de Cantórbery, 1556<br />

COLECTA<br />

Consérvanos, oh Señor, constantes <strong>en</strong> la fe y celosos <strong>en</strong> el testimonio, para que como tus siervos<br />

Hugo Latimer, Nicolás Ridley y Tomás Cranmer, vivamos <strong>en</strong> tu temor, muramos <strong>en</strong> tu favor, descansemos<br />

<strong>en</strong> tu paz; por amor de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un<br />

solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 3:9-14<br />

Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son un sembrado y una construcción que<br />

pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a Dios. Yo fui el maestro albañil al cual Dios <strong>en</strong> su bondad <strong>en</strong>cargó poner los fundam<strong>en</strong>tos, y<br />

otro está construy<strong>en</strong>do sobre ellos. Pero cada uno debe t<strong>en</strong>er cuidado de cómo construye, pues nadie puede<br />

poner otro fundam<strong>en</strong>to que el que ya está puesto, que es Jesucristo. Sobre este fundam<strong>en</strong>to, uno puede<br />

construir con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, paja y cañas; pero el trabajo de cada cual se verá<br />

claram<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el día del juicio; porque ese día v<strong>en</strong>drá con fuego, y el fuego probará la clase de trabajo que<br />

cada uno haya hecho. Si lo que uno construyó es resist<strong>en</strong>te, recibirá su pago;<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 142<br />

1 En voz alta clamo al Señor; *<br />

<strong>en</strong> voz alta suplico al Señor.<br />

2 Delante de él expongo mi queja, *<br />

y desahogo ante él mis afanes.<br />

3 Cuando decae mi espíritu d<strong>en</strong>tro de mí,<br />

tú conoces mi s<strong>en</strong>da; *<br />

<strong>en</strong> el camino <strong>en</strong> que ando, me escondieron lazo.<br />

4 Miro a mi derecha,<br />

y no hallo a nadie que quiera conocerme; *<br />

no t<strong>en</strong>go a donde huir, y no hay qui<strong>en</strong> me cuide.<br />

5 A ti clamo, oh Señor; *<br />

digo: "Tú eres mi refugio,<br />

mi porción <strong>en</strong> la tierra de los vivi<strong>en</strong>tes".<br />

6 Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido; *<br />

líbrame de los que me persigu<strong>en</strong>,<br />

porque son mas fuertes que yo.<br />

7 Sácame de la prisión, para que alabe tu Nombre; *<br />

cuando me hayas tratado bi<strong>en</strong>, me rodearán los justos.<br />

o<br />

SALMO 124<br />

1 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

diga ahora Israel;<br />

220


Hugo Latimer y Nicolás Ridley Obispos, 1555 Octubre 16<br />

Tomas Cranmer Arzobispo de Cantórbery, 1556<br />

2 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

cuando los <strong>en</strong>emigos se levantaron contra nosotros;<br />

3 Entonces nos habrían tragado vivos, *<br />

cuando se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió su furor contra nosotros;<br />

4 Entonces nos habrían sumergido las aguas, *<br />

hasta el cuello habría subido el torr<strong>en</strong>te;<br />

5 Entonces hasta el cuello habrían subido *<br />

las aguas furiosas.<br />

6 ¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor! *<br />

No nos ha dado por presa a sus di<strong>en</strong>tes.<br />

7 Hemos escapado cual ave de la trampa del cazador; *<br />

se rompió la trampa, y hemos escapado.<br />

8 Nuestro auxilio está <strong>en</strong> el Nombre del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 15:20—16:1<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Acuérd<strong>en</strong>se de esto que les dije: ‘Ningún servidor es más que su señor.’ Si a mí me han perseguido,<br />

también a ustedes los perseguirán; y si han hecho caso de mi palabra, también harán caso de la de ustedes.<br />

Todo esto van a hacerles por mi causa, porque no conoc<strong>en</strong> al que me <strong>en</strong>vió.<br />

Ellos no t<strong>en</strong>drían ninguna culpa, si yo no hubiera v<strong>en</strong>ido a hablarles. Pero ahora no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> disculpa<br />

por su pecado; pues los que me odian a mí, odian también a mi Padre. No t<strong>en</strong>drían ninguna culpa, si yo no<br />

hubiera hecho <strong>en</strong>tre ellos cosas que ningún otro ha hecho; pero ya han visto estas cosas y, a pesar de ello,<br />

me odian a mí y odian también a mi Padre. Pero esto sucede porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que cumplirse las palabras que<br />

están escritas <strong>en</strong> la ley de ellos: ‘Me odiaron sin motivo.’<br />

Pero cuando v<strong>en</strong>ga el Def<strong>en</strong>sor que yo voy a <strong>en</strong>viar de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que<br />

procede del Padre, él será mi testigo. Y ustedes también serán mis testigos, porque han estado conmigo<br />

desde el principio.<br />

Les digo estas cosas para que no pierdan su fe <strong>en</strong> mí.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

221


Ignacio Octubre 17<br />

Obispo de Antioquia y Mártir, c. 115<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, alabamos tu Nombre por tu obispo y mártir Ignacio de Antioquia, que se ofreció<br />

como grano para ser molido por los di<strong>en</strong>tes de fieras salvajes, a fin de pres<strong>en</strong>tarte el pan puro del<br />

sacrificio: Acepta, te rogamos, el tributo voluntario de nuestra vida y danos parte <strong>en</strong> la ofr<strong>en</strong>da pura e<br />

inmaculada de tu hijo Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos<br />

de los siglos, Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 8:35-39<br />

¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimi<strong>en</strong>to, o las dificultades, o la persecución, o<br />

el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte viol<strong>en</strong>ta? Como dice la Escritura: “Por causa tuya<br />

estamos siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas al matadero.”<br />

Pero <strong>en</strong> todo esto salimos más que v<strong>en</strong>cedores por medio de aquel que nos amó. Estoy conv<strong>en</strong>cido de<br />

que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y<br />

fuerzas espirituales, ni lo pres<strong>en</strong>te, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las<br />

cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado <strong>en</strong> Cristo Jesús<br />

nuestro Señor!<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

222


Ignacio Octubre 17<br />

Obispo de Antioquia y Mártir, c. 115<br />

o<br />

SALMO 31:1-5<br />

1 En ti, oh Señor, he esperado;<br />

no sea yo avergonzado jamás; *<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2 Inclina a mí tu oído; *<br />

apresúrate a librarme.<br />

3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo; *<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5 En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu; *<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:23-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús les dijo <strong>en</strong>tonces: —Ha llegado la hora <strong>en</strong> que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les<br />

aseguro que si el grano de trigo al caer <strong>en</strong> tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante<br />

cosecha. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida <strong>en</strong> este mundo, la conservará para la<br />

vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva. Si<br />

alguno me sirve, mi Padre lo honrará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

223


Enrique Martyn Octubre 19<br />

Presbítero y Misionero a la India y Persia, 1812<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de las naciones, tú diste a tu fiel siervo Enrique Martyn una m<strong>en</strong>te brillante, un corazón<br />

amoroso, y la facilidad para los idiomas, a fin de que tradujera las Escrituras y otros escritos santos para<br />

los pueblos de la India y Persia: Inspira <strong>en</strong> nosotros un amor como el suyo, deseoso de <strong>en</strong>tregarte la vida y<br />

el tal<strong>en</strong>to que tú le diste; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Isaías 49:1-6<br />

Óiganme, países del mar, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de<br />

que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de mi madre. Convirtió mi l<strong>en</strong>gua<br />

<strong>en</strong> espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió <strong>en</strong> una flecha aguda y me guardó<br />

<strong>en</strong> su aljaba. Me dijo: “Israel, tú eres mi siervo, <strong>en</strong> ti me mostraré glorioso.” Y yo que había p<strong>en</strong>sado: “He<br />

pasado trabajos <strong>en</strong> vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada.” En realidad mi causa está <strong>en</strong> manos<br />

del Señor, mi recomp<strong>en</strong>sa está <strong>en</strong> poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él<br />

ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer<br />

que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: “No basta que seas mi siervo solo para<br />

restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las<br />

naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

o<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

224


Enrique Martyn Octubre 19<br />

Presbítero y Misionero a la India y Persia, 1812<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 4:22-26<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Ustedes no sab<strong>en</strong> a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién adoramos, pues la salvación vi<strong>en</strong>e<br />

de los judíos. Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un<br />

modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran.<br />

Dios es Espíritu, y los que lo adoran deb<strong>en</strong> hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios.<br />

La mujer le dijo: —Yo sé que va a v<strong>en</strong>ir el Mesías (es decir, el Cristo); y cuando él v<strong>en</strong>ga, nos lo<br />

explicará todo. Jesús le dijo: —Ese soy yo, el mismo que habla contigo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

225


Alfredo el Grande Octubre 26<br />

Rey de los Sajones Occid<strong>en</strong>tales, 899<br />

COLECTA<br />

Oh Soberano Señor, tú llevaste a tu siervo Alfredo a un trono calamitoso para que estableciera la paz<br />

<strong>en</strong> tierra devastada, y reviviera el conocimi<strong>en</strong>to y las artes <strong>en</strong>tre el pueblo: Despierta también <strong>en</strong> nosotros<br />

el vivo deseo de aum<strong>en</strong>tar nuestro conocimi<strong>en</strong>to mi<strong>en</strong>tras estamos <strong>en</strong> este mundo, y el anhelo fervi<strong>en</strong>te de<br />

alcanzar esa vida eterna donde todo se hará claro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y<br />

el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Sabiduría 6:1-3, 9-12,24-25<br />

Escuch<strong>en</strong>, reyes, y <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>dan; apr<strong>en</strong>dan, gobernantes de todo el mundo; pongan at<strong>en</strong>ción, ustedes que<br />

dominan multitudes y presum<strong>en</strong> de gobernar a muchos pueblos. El Señor, Dios altísimo, les ha dado poder<br />

y autoridad; él examinará las obras de ustedes e investigará sus int<strong>en</strong>ciones,<br />

Esto se lo digo a ustedes, gobernantes, para que adquieran sabiduría y no pierdan el camino. Los que<br />

cumpl<strong>en</strong> santam<strong>en</strong>te las santas leyes, serán contados <strong>en</strong>tre el pueblo santo; los que se dejaron instruir por<br />

ellas, t<strong>en</strong>drán cómo def<strong>en</strong>derse. T<strong>en</strong>gan, pues, vivos deseos de mis palabras; búsqu<strong>en</strong>las con avidez y<br />

recibirán instrucción. La sabiduría resplandece con brillo que no se empaña; los que la aman, la descubr<strong>en</strong><br />

fácilm<strong>en</strong>te, y los que la buscan, la <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran;<br />

En que haya muchos sabios está la salvación del mundo, y un rey prud<strong>en</strong>te trae bi<strong>en</strong>estar a su pueblo.<br />

Por tanto, déj<strong>en</strong>se instruir por mis palabras y sacarán provecho.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 21:1-7<br />

1 El rey se alegra <strong>en</strong> tu poder, oh Señor; *<br />

<strong>en</strong> tu victoria, ¡cómo se goza!<br />

2 Le has concedido el deseo de su corazón, *<br />

y no le negaste la petición de sus labios.<br />

3 Pues le has salido al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

con b<strong>en</strong>diciones de prosperidad; *<br />

corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.<br />

4 Vida te demandó, y se la diste: *<br />

largura de días, por los siglos de los siglos.<br />

5 Grande es su gloria por tu victoria, *<br />

honra y majestad has puesto sobre él;<br />

6 Porque lo b<strong>en</strong>decirás para siempre; *<br />

lo ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia.<br />

7 Por cuanto el rey confía <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y <strong>en</strong> la misericordia del Altísimo no será conmovido.<br />

o<br />

226


Alfredo el Grande Octubre 26<br />

Rey de los Sajones Occid<strong>en</strong>tales, 899<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:43-49<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

No hay árbol bu<strong>en</strong>o que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bu<strong>en</strong>o. Cada árbol<br />

se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recog<strong>en</strong> uvas de las zarzas. El hombre<br />

bu<strong>en</strong>o dice cosas bu<strong>en</strong>as porque el bi<strong>en</strong> está <strong>en</strong> su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el<br />

mal está <strong>en</strong> su corazón. Pues de lo que abunda <strong>en</strong> su corazón habla su boca.<br />

¿Por qué me llaman ustedes, ‘Señor, Señor’, y no hac<strong>en</strong> lo que les digo? Voy a decirles a quién se<br />

parece el que vi<strong>en</strong>e a mí y me oye y hace lo que digo: se parece a un hombre que para construir una casa<br />

cavó primero bi<strong>en</strong> hondo, y puso la base sobre la roca. Cuando creció el río, el agua dio con fuerza contra<br />

la casa, pero ni moverla pudo, porque estaba bi<strong>en</strong> construida. Pero el que me oye y no hace lo que digo, se<br />

parece a un hombre que construyó su casa sobre la tierra y sin cimi<strong>en</strong>tos; y cuando el río creció y dio con<br />

fuerza contra ella, se derrumbó y quedó completam<strong>en</strong>te destruida.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

227


Jaime Hannington Octubre 29<br />

Obispo de Africa del Este Ecuatorial, y sus Compañeros Mártires, 1885<br />

COLECTA<br />

Preciosa a tus ojos, Oh Señor, es la muerte de tus santos, cuyo testimonio fiel, por tu provid<strong>en</strong>cia,<br />

ti<strong>en</strong>e un gran premio; Te damos gracias por tus mártires Jaime Hannington y sus compañeros, que<br />

adquirieron con su sangre una vía Uganda para la proclamación del Evangelio; y te rogamos que junto con<br />

ellos obt<strong>en</strong>gamos la corona de justicia preparada para todos los que aman la aparición de nuestro Salvador<br />

Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 3:14-18, 22<br />

Pero aun si por actuar con rectitud han de sufrir, ¡dichosos ustedes! No t<strong>en</strong>gan miedo a nadie, ni se<br />

asust<strong>en</strong>, sino honr<strong>en</strong> a Cristo como Señor <strong>en</strong> sus corazones. Estén siempre preparados a responder a todo<br />

el que les pida razón de la esperanza que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, pero háganlo con humildad y respeto. Pórt<strong>en</strong>se de<br />

tal modo que t<strong>en</strong>gan tranquila su conci<strong>en</strong>cia, para que los que hablan mal de su bu<strong>en</strong>a conducta como<br />

crey<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> Cristo, se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong> de sus propias palabras.<br />

Es mejor sufrir por hacer el bi<strong>en</strong>, si así lo quiere Dios, que por hacer el mal. Porque Cristo mismo<br />

sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inoc<strong>en</strong>te, pero sufrió por los malos,<br />

para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual, que<br />

subió al cielo y está a la derecha de Dios, y al que han quedado sujetos los ángeles y demás seres<br />

espirituales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> autoridad y poder.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 124<br />

1 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

diga ahora Israel;<br />

2 Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, *<br />

cuando los <strong>en</strong>emigos se levantaron contra nosotros;<br />

3 Entonces nos habrían tragado vivos, *<br />

cuando se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió su furor contra nosotros;<br />

4 Entonces nos habrían sumergido las aguas, *<br />

hasta el cuello habría subido el torr<strong>en</strong>te;<br />

5 Entonces hasta el cuello habrían subido *<br />

las aguas furiosas.<br />

6 ¡B<strong>en</strong>dito sea el Señor! *<br />

No nos ha dado por presa a sus di<strong>en</strong>tes.<br />

7 Hemos escapado cual ave de la trampa del cazador; *<br />

se rompió la trampa, y hemos escapado.<br />

8 Nuestro auxilio está <strong>en</strong> el Nombre del Señor, *<br />

que hizo los cielos y la tierra.<br />

o<br />

228


Jaime Hannington Octubre 29<br />

Obispo de Africa del Este Ecuatorial, y sus Compañeros Mártires, 1885<br />

SALMO 16:1-8<br />

1 Guárdame, oh Dios, porque a ti me acojo; *<br />

dije al Señor: "Tú eres mi Soberano;<br />

no hay para mí bi<strong>en</strong> fuera de ti".<br />

2 Para los santos que están <strong>en</strong> la tierra, *<br />

y para los íntegros, es toda mi complac<strong>en</strong>cia.<br />

3 Se multiplicarán los dolores, *<br />

de aquéllos que sirv<strong>en</strong> dilig<strong>en</strong>tes a otros dioses.<br />

4 No ofreceré yo sus libaciones de sangre, *<br />

ni <strong>en</strong> mis labios tomaré los nombres de sus dioses<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:16-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

¡Mir<strong>en</strong>! Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpi<strong>en</strong>tes,<br />

aunque también s<strong>en</strong>cillos como palomas. T<strong>en</strong>gan cuidado, porque los <strong>en</strong>tregarán a las autoridades, los<br />

golpearán <strong>en</strong> las sinagogas y hasta los pres<strong>en</strong>tarán ante gobernadores y reyes por causa mía; así podrán dar<br />

testimonio de mí delante de ellos y de los paganos. Pero cuando los <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a las autoridades, no se<br />

preocup<strong>en</strong> ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les llegue el mom<strong>en</strong>to de<br />

hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes qui<strong>en</strong>es habl<strong>en</strong>, sino que el Espíritu de su Padre<br />

hablará por ustedes.<br />

Los hermanos <strong>en</strong>tregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se volverán<br />

contra sus padres y los matarán. Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se<br />

mant<strong>en</strong>ga firme hasta el fin, se salvará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Semana Santa<br />

229


Los Fieles Difuntos Noviembre 2<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Creador y Red<strong>en</strong>tor de todos los crey<strong>en</strong>tes: Concede a todos los fieles difuntos los<br />

inescrutables b<strong>en</strong>eficios de la pasión de tu Hijo, para que <strong>en</strong> el día de su v<strong>en</strong>ida ellos sean manifestados<br />

como tus hijos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por<br />

los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Sabiduría 3:1-9<br />

Las almas de los bu<strong>en</strong>os están <strong>en</strong> las manos de Dios, y el torm<strong>en</strong>to no las alcanzará. Los ins<strong>en</strong>satos<br />

cre<strong>en</strong> que los bu<strong>en</strong>os están muertos; consideran su muerte como una desgracia, y como una calamidad el<br />

haberse alejado de nosotros. Pero los bu<strong>en</strong>os están <strong>en</strong> paz: aunque a los ojos de los hombres parecían<br />

castigados, abrigaban la esperanza de no t<strong>en</strong>er que morir. Después de sufrir pequeños castigos, recibirán<br />

grandes b<strong>en</strong>eficios, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de él. Los probó como al oro <strong>en</strong> el<br />

crisol, y los aceptó como un sacrificio ofrecido <strong>en</strong> el altar. El día <strong>en</strong> que el Señor v<strong>en</strong>ga a juzgarlos,<br />

resplandecerán como antorchas, como chispas que pr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre el rastrojo. Juzgarán a las naciones y<br />

gobernarán a los pueblos, y el Señor reinará sobre ellos para siempre. Los que confían <strong>en</strong> el Señor<br />

compr<strong>en</strong>derán la verdad, y los fieles permanecerán a su lado con amor, pues Dios es bu<strong>en</strong>o y favorece a<br />

sus elegidos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

o<br />

Isaías 25: 6-9<br />

En el monte Sión, el Señor todopoderoso preparará para todas las naciones un banquete con ricos<br />

manjares y vinos añejos, con deliciosas comidas y los más puros vinos. En este monte destruirá el Señor el<br />

velo que cubría a todos los pueblos, el manto que <strong>en</strong>volvía a todas las naciones. El Señor destruirá para<br />

siempre la muerte, secará las lágrimas de los ojos de todos y hará desaparecer <strong>en</strong> toda la tierra la deshonra<br />

de su pueblo. El Señor lo ha dicho. En ese día se dirá: “Este es nuestro Dios, <strong>en</strong> él confiamos y él nos<br />

salvó. Alegrémonos, gocémonos, él nos ha salvado.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 130<br />

1 De lo profundo, oh Señor, a ti clamo;<br />

Señor, escucha mi voz; *<br />

estén at<strong>en</strong>tos tus oídos a la voz de mi súplica.<br />

2 Si tú, oh Señor, notares los delitos, *<br />

¿quién, oh Señor, podrá mant<strong>en</strong>erse?<br />

3 Mas <strong>en</strong> ti hay perdón, *<br />

por tanto serás v<strong>en</strong>erado.<br />

4 Aguardo al Señor; le aguarda mi alma; *<br />

230


Los Fieles Difuntos Noviembre 2<br />

<strong>en</strong> su palabra está mi esperanza.<br />

5 Mi alma aguarda al Señor,<br />

más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora, *<br />

más que los c<strong>en</strong>tinelas a la aurora.<br />

6 Oh Israel, aguarda al Señor, *<br />

porque <strong>en</strong> el Señor hay misericordia;<br />

7 Con él hay abundante red<strong>en</strong>ción, *<br />

y él redimirá a Israel de todos sus pecados.<br />

o<br />

SALMO 116:10-17<br />

10 ¿Cómo pagaré al Señor *<br />

por todos sus b<strong>en</strong>eficios para conmigo?<br />

11 Alzaré la copa de la salvación, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

12 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo.<br />

13 Preciosa a los ojos del Señor, *<br />

es la muerte de sus siervos.<br />

14 Oh Señor, yo soy tu siervo;<br />

siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *<br />

me has librado de mis prisiones.<br />

15 Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *<br />

e invocaré el Nombre del Señor.<br />

16 Pagaré mis votos al Señor *<br />

delante de todo su pueblo,<br />

17 En los atrios de la casa del Señor, *<br />

<strong>en</strong> medio de ti, oh Jerusalén.<br />

EPISTOLA 1 Tesalonic<strong>en</strong>ses 4:13-18<br />

Hermanos, no queremos que se qued<strong>en</strong> sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se<br />

<strong>en</strong>tristezcan como los otros, los que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así<br />

también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> él.<br />

Por esto les decimos a ustedes, como <strong>en</strong>señanza del Señor, que nosotros, los que quedemos vivos hasta la<br />

v<strong>en</strong>ida del Señor, no nos adelantaremos a los que murieron. Porque se oirá una voz de mando, la voz de un<br />

arcángel y el sonido de la trompeta de Dios, y el Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron<br />

crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> Cristo, resucitarán primero; después, los que hayamos quedado vivos seremos llevados,<br />

juntam<strong>en</strong>te con ellos, <strong>en</strong> las nubes, para <strong>en</strong>contrarnos con el Señor <strong>en</strong> el aire; y así estaremos con el Señor<br />

para siempre. Aním<strong>en</strong>se, pues, unos a otros con estas palabras.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

o<br />

231


Los Fieles Difuntos Noviembre 2<br />

EPISTOLA 1 Corintios 15:50-58<br />

Quiero decirles, hermanos, que lo puram<strong>en</strong>te material no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> el reino de Dios, y que lo<br />

corruptible no puede t<strong>en</strong>er parte <strong>en</strong> lo incorruptible.<br />

Pero quiero que conozcan el designio secreto de Dios: No todos moriremos, pero todos seremos<br />

transformados <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> un abrir y cerrar de ojos, cuando su<strong>en</strong>e el último toque de trompeta.<br />

Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no volver a morir. Y nosotros seremos<br />

transformados. Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de lo incorruptible, y nuestro cuerpo mortal<br />

se revestirá de inmortalidad. Y cuando nuestra naturaleza corruptible se haya revestido de lo incorruptible,<br />

y cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura:<br />

“La muerte ha sido devorada por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte,<br />

tu aguijón?” El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ejerce su poder por la ley. ¡Pero gracias a<br />

Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!<br />

Por lo tanto, mis queridos hermanos, sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más <strong>en</strong> la<br />

obra del Señor; porque ustedes sab<strong>en</strong> que no es <strong>en</strong> vano el trabajo que hac<strong>en</strong> <strong>en</strong> unión con el Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 5:24-27<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Les aseguro que qui<strong>en</strong> presta at<strong>en</strong>ción a lo que yo digo y cree <strong>en</strong> el que me <strong>en</strong>vió, ti<strong>en</strong>e vida eterna; y<br />

no será cond<strong>en</strong>ado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que vi<strong>en</strong>e la hora, y es ahora<br />

mismo, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán. Porque así como el<br />

Padre ti<strong>en</strong>e vida <strong>en</strong> sí mismo, así también ha hecho que el Hijo t<strong>en</strong>ga vida <strong>en</strong> sí mismo, y le ha dado<br />

autoridad para juzgar, por cuanto que es el Hijo del hombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Conmemoración de los Files Difuntos<br />

232


Ricardo Hooker Noviembre 3<br />

Presbítero, 1600<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de verdad y de paz, tú levantaste a tu siervo Ricardo Hooker <strong>en</strong> días de amarga controversia<br />

para def<strong>en</strong>der con sanas razones y gran caridad la religión católica y reformada: Concede que podamos<br />

mant<strong>en</strong>er esa vía media, no como un compromiso <strong>en</strong> obsequio de la paz, sino como una actitud de<br />

inclusión amplia por amor a la verdad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 2:6-10, 13-16<br />

Sin embargo, <strong>en</strong>tre los que ya han alcanzado la madurez <strong>en</strong> su fe sí usamos palabras de sabiduría.<br />

Pero no se trata de una sabiduría propia de este mundo ni de qui<strong>en</strong>es lo gobiernan, los cuales ya están<br />

perdi<strong>en</strong>do su poder. Se trata más bi<strong>en</strong> de la sabiduría oculta de Dios, del designio secreto que él, desde la<br />

eternidad, ha t<strong>en</strong>ido para nuestra gloria. Esto es algo que no han <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido los gobernantes del mundo<br />

pres<strong>en</strong>te, pues si lo hubieran <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero, como se dice <strong>en</strong><br />

la Escritura: “Dios ha preparado para los que lo aman cosas que nadie ha visto ni oído, y ni siquiera<br />

p<strong>en</strong>sado.” Estas son las cosas que Dios nos ha hecho conocer por medio del Espíritu, pues el Espíritu lo<br />

examina todo, hasta las cosas más profundas de Dios.<br />

Hablamos de estas cosas con palabras que el Espíritu de Dios nos ha <strong>en</strong>señado, y no con palabras que<br />

hayamos apr<strong>en</strong>dido por nuestra propia sabiduría. Así explicamos las cosas espirituales con términos<br />

espirituales.<br />

El que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son tonterías.<br />

Y tampoco las puede <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der, porque son cosas que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que juzgarse espiritualm<strong>en</strong>te. Pero aquel que<br />

ti<strong>en</strong>e el Espíritu puede juzgar todas las cosas, y nadie lo puede juzgar a él. Pues la Escritura dice: “¿Quién<br />

conoce la m<strong>en</strong>te del Señor? ¿Quién podrá instruirle?” Sin embargo, nosotros t<strong>en</strong>emos la m<strong>en</strong>te de Cristo.<br />

SALMO 37:3-6, 32-33<br />

3 Confía <strong>en</strong> el Señor, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

habita <strong>en</strong> la tierra, y aliméntate de sus caudales.<br />

4 Deléitate <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y él te dará las peticiones de tu corazón.<br />

5 Encomi<strong>en</strong>da al Señor tu camino; *<br />

confía <strong>en</strong> él, y él actuará.<br />

6 Exhibirá tu justicia como la luz, *<br />

y tu rectitud como el mediodía.<br />

32 La boca del justo profiere sabiduría, *<br />

y su l<strong>en</strong>gua habla lo que es recto.<br />

33 La ley de su Dios está <strong>en</strong> su corazón; *<br />

por tanto, sus pies no resbalarán.<br />

o<br />

SALMO 19:7-11 (12-14)<br />

7 La ley del Señor es perfecta,<br />

233


Ricardo Hooker Noviembre 3<br />

Presbítero, 1600<br />

que aviva el alma; *<br />

el testimonio del Señor es fiel,<br />

que hace sabio al s<strong>en</strong>cillo.<br />

8 Los mandami<strong>en</strong>tos del Señor son rectos,<br />

que alegran el corazón; *<br />

el precepto del Señor es claro,<br />

que alumbra los ojos.<br />

9 El temor del Señor es limpio,<br />

que permanece para siempre; *<br />

los juicios del Señor son verdad,<br />

completam<strong>en</strong>te justos.<br />

10 Deseables son, más que el oro,<br />

más que oro fino; *<br />

dulce más que miel,<br />

que la que destila del panal.<br />

11 Tu siervo es además por ellos alumbrado, *<br />

y al guardarlos hay grande galardón.<br />

12 ¿Quién podrá <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der sus propios errores? *<br />

Líbrame de los que me son ocultos.<br />

13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,<br />

que no se <strong>en</strong>señore<strong>en</strong> de mí; *<br />

<strong>en</strong>tonces seré íntegro,<br />

y estaré limpio del gran pecado.<br />

14 Sean gratos los dichos de mi boca<br />

y la meditación de mi corazón delante de ti, *<br />

oh Señor, Roca mía y Red<strong>en</strong>tor mío.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 17:18-23<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Como me <strong>en</strong>viaste a mí <strong>en</strong>tre los que son del mundo, también yo los <strong>en</strong>vío a ellos <strong>en</strong>tre los que son<br />

del mundo. Y por causa de ellos me consagro a mí mismo, para que también ellos sean consagrados por<br />

medio de la verdad.<br />

No te ruego solam<strong>en</strong>te por estos, sino también por los que han de creer <strong>en</strong> mí al oir el m<strong>en</strong>saje de<br />

ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás <strong>en</strong> mí y yo <strong>en</strong> ti, también ellos estén<br />

<strong>en</strong> nosotros, para que el mundo crea que tú me <strong>en</strong>viaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para<br />

que sean una sola cosa, así como tú y yo somos una sola cosa: yo <strong>en</strong> ellos y tú <strong>en</strong> mí, para que llegu<strong>en</strong> a ser<br />

perfectam<strong>en</strong>te uno, y que así el mundo pueda darse cu<strong>en</strong>ta de que tú me <strong>en</strong>viaste, y que los amas como me<br />

amas a mí.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

234


León Magno Noviembre 10<br />

Obispo de Roma, 461<br />

COLECTA<br />

Oh Señor nuestro Dios, concede que tu <strong>Iglesia</strong>, sigui<strong>en</strong>do la <strong>en</strong>señanza de tu siervo León de Roma,<br />

mant<strong>en</strong>ga firmem<strong>en</strong>te el gran misterio de nuestra red<strong>en</strong>ción y adore al único Cristo, verdadero Dios y<br />

verdadero Hombre, indivisible de nuestra naturaleza humana e inseparable de tu Ser divino; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 1:6-14<br />

Por eso te recomi<strong>en</strong>do que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos. Pues<br />

Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de bu<strong>en</strong> juicio. No te<br />

avergü<strong>en</strong>ces, pues, de dar testimonio a favor de nuestro Señor; ni tampoco te avergü<strong>en</strong>ces de mí, preso por<br />

causa suya. Antes bi<strong>en</strong>, con las fuerzas que Dios te da, acepta tu parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> por<br />

causa del evangelio. Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros<br />

hayamos hecho, sino porque ese fue su propósito y por la bondad que ha t<strong>en</strong>ido con nosotros desde la<br />

eternidad, por Cristo Jesús. Esa bondad se ha mostrado gloriosam<strong>en</strong>te ahora <strong>en</strong> Cristo Jesús nuestro<br />

Salvador, que destruyó el poder de la muerte y que, por el evangelio, sacó a la luz la vida inmortal.<br />

Dios me ha <strong>en</strong>cargado de anunciar este m<strong>en</strong>saje, y me ha <strong>en</strong>viado como apóstol y maestro.<br />

Precisam<strong>en</strong>te por eso sufro todas estas cosas. Pero no me avergü<strong>en</strong>zo de ello, porque yo sé <strong>en</strong> quién he<br />

puesto mi confianza; y estoy seguro de que él ti<strong>en</strong>e poder para guardar hasta aquel día lo que me ha<br />

<strong>en</strong>com<strong>en</strong>dado.<br />

Sigue el modelo de la sana <strong>en</strong>señanza que de mí has recibido, y vive <strong>en</strong> la fe y el amor que t<strong>en</strong>emos<br />

gracias a Cristo Jesús. Con la ayuda del Espíritu Santo que vive <strong>en</strong> nosotros, cuida de la bu<strong>en</strong>a doctrina que<br />

se te ha <strong>en</strong>com<strong>en</strong>dado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 77:11-15<br />

11 Me acordaré de las obras del Señor; *<br />

haré memoria de tus maravillas antiguas.<br />

12 Meditaré <strong>en</strong> todas tus obras, *<br />

y consideraré tus hazañas.<br />

13 Oh Dios, santo es tu camino. *<br />

¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios?<br />

14 Tú eres el Dios que hace maravillas; *<br />

hiciste conocer a los pueblos tu poder.<br />

15 Con tu brazo redimiste a tu pueblo, *<br />

a los hijos de Jacob y de José.<br />

o<br />

235


León Magno Noviembre 10<br />

Obispo de Roma, 461<br />

SALMO 23<br />

1 El Señor es mi pastor; *<br />

nada me faltará.<br />

2 En verdes pastos me hace yacer; *<br />

me conduce hacia aguas tranquilas.<br />

3 Aviva mi alma *<br />

y me guía por s<strong>en</strong>das seguras por amor de su Nombre.<br />

4 Aunque ande <strong>en</strong> valle de sombra de muerte,<br />

no temeré mal alguno; *<br />

porque tú estás conmigo;<br />

tu vara y tu cayado me infund<strong>en</strong> ali<strong>en</strong>to.<br />

5 Aderezarás mesa delante de mi<br />

<strong>en</strong> pres<strong>en</strong>cia de mis angustiadores; *<br />

unges mi cabeza con óleo;<br />

mi copa está rebosando.<br />

6 Ciertam<strong>en</strong>te el bi<strong>en</strong> y la misericordia me seguirán<br />

todos los días de mi vida, *<br />

y <strong>en</strong> la casa del Señor moraré por largos días.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 5:13-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor?<br />

Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la g<strong>en</strong>te la pisotea.<br />

Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad <strong>en</strong> lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se<br />

<strong>en</strong>ci<strong>en</strong>de una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bi<strong>en</strong>, se la pone <strong>en</strong> alto para que alumbre a todos<br />

los que están <strong>en</strong> la casa. Del mismo modo, procur<strong>en</strong> ustedes que su luz brille delante de la g<strong>en</strong>te, para que,<br />

vi<strong>en</strong>do el bi<strong>en</strong> que ustedes hac<strong>en</strong>, todos alab<strong>en</strong> a su Padre que está <strong>en</strong> el cielo.<br />

No crean ustedes que yo he v<strong>en</strong>ido a suprimir la ley o los profetas; no he v<strong>en</strong>ido a ponerles fin, sino a<br />

darles su pl<strong>en</strong>o valor. Pues les aseguro que mi<strong>en</strong>tras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni<br />

un punto ni una letra, hasta que todo llegue a su cumplimi<strong>en</strong>to. Por eso, el que no obedece uno de los<br />

mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni <strong>en</strong>seña a la g<strong>en</strong>te a obedecerlo, será considerado el más<br />

pequeño <strong>en</strong> el reino de los cielos. Pero el que los obedece y <strong>en</strong>seña a otros a hacer lo mismo, será<br />

considerado grande <strong>en</strong> el reino de los cielos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para la Epifanía<br />

236


Martín Noviembre 11<br />

Obispo de Tours, 397<br />

COLECTA<br />

Señor Dios de las huestes, tú revestiste a tu siervo Martín el soldado con el espíritu de sacrificio, y le<br />

pusiste como obispo de tu <strong>Iglesia</strong> a fin de que fuera def<strong>en</strong>sor de la fe católica: Danos gracia para seguir su<br />

santa huella, para que al final nos hallemos revestidos con rectitud <strong>en</strong> las moradas de paz; por Jesucristo<br />

nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

Isaías 58:6-12<br />

Pues no lo es. El ayuno que a mí me agrada consiste <strong>en</strong> esto: <strong>en</strong> que rompas las cad<strong>en</strong>as de la<br />

injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; <strong>en</strong> que dejes libres a los oprimidos y acabes, <strong>en</strong> fin, con<br />

toda tiranía; <strong>en</strong> que compartas tu pan con el hambri<strong>en</strong>to y recibas <strong>en</strong> tu casa al pobre sin techo; <strong>en</strong> que<br />

vistas al que no ti<strong>en</strong>e ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes. Entonces brillará tu luz como el<br />

amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá. Entonces, si<br />

me llamas, yo te responderé; si gritas pidi<strong>en</strong>do ayuda, yo te diré: ‘Aquí estoy.’ Si haces desaparecer toda<br />

opresión, si no insultas a otros ni les levantas calumnias, si te das a ti mismo <strong>en</strong> servicio del hambri<strong>en</strong>to, si<br />

ayudas al afligido <strong>en</strong> su necesidad, tu luz brillará <strong>en</strong> la oscuridad, tus sombras se convertirán <strong>en</strong> luz de<br />

mediodía.<br />

Yo te guiaré continuam<strong>en</strong>te, te daré comida abundante <strong>en</strong> el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás<br />

como un jardín bi<strong>en</strong> regado, como un manantial al que no le falta el agua. Tu pueblo reconstruirá las viejas<br />

ruinas y afianzará los cimi<strong>en</strong>tos puestos hace siglos. Llamarán a tu pueblo ‘reparador de muros caídos’,<br />

‘reconstructor de casa <strong>en</strong> ruinas’.<br />

SALMO 15<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo? *<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2 El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia, *<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3 El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua,<br />

ni hace mal a su prójimo, *<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

4 Aquél a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado, *<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5 El que jurando <strong>en</strong> daño suyo, *<br />

no por eso cambia.<br />

6 El que presta, no esperando de ello nada, *<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7 El que hace estas cosas, *<br />

no resbalará para siempre.<br />

237


Martín Noviembre 11<br />

Obispo de Tours, 397<br />

o<br />

SALMO 34:15-22<br />

15 Los ojos del Señor están sobre los justos, *<br />

y at<strong>en</strong>tos sus oídos a su clamor.<br />

16 La ira del Señor contra los que mal hac<strong>en</strong>, *<br />

para borrar de la tierra su memoria.<br />

17 Claman los justos, y el Señor escucha, *<br />

y los libra de todas sus angustias.<br />

18 Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, *<br />

y salvará a los humildes de espíritu.<br />

19 Muchos son las aflicciones de los justos, *<br />

pero de todas ellas les librará el Señor.<br />

20 El guarda todos sus huesos; *<br />

ni uno de ellos será quebrantado.<br />

21 Matará al malo la maldad, *<br />

y los que aborrec<strong>en</strong> al justo serán cond<strong>en</strong>ados.<br />

22 El Señor redime la vida de sus siervos, *<br />

y no serán cond<strong>en</strong>ados los que <strong>en</strong><br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:34-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: ‘V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi<br />

Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y<br />

ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron<br />

alojami<strong>en</strong>to. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y<br />

vinieron a verme.’ Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de<br />

comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos<br />

alojami<strong>en</strong>to, o sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?’ El<br />

Rey les contestará: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes,<br />

por mí mismo lo hicieron.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

238


Carlos Simeón Noviembre 12<br />

Presbítero, 1836<br />

COLECTA<br />

Oh Dios amante, sabemos que todo está ord<strong>en</strong>ado por tu infalible sabiduría e ilimitado amor:<br />

Concéd<strong>en</strong>os ver tu mano <strong>en</strong> todas las cosas, para que sigui<strong>en</strong>do el ejemplo y <strong>en</strong>señanzas de tu siervo<br />

Carlos Simeón, caminemos con Cristo <strong>en</strong> toda s<strong>en</strong>cillez y te sirvamos con una m<strong>en</strong>te sosegada y cont<strong>en</strong>ta;<br />

por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de<br />

los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Romanos 10:8b-17<br />

¿Qué es, pues, lo que dice?: “La palabra está cerca de ti, <strong>en</strong> tu boca y <strong>en</strong> tu corazón.” Esta palabra es<br />

el m<strong>en</strong>saje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que<br />

Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca<br />

se reconoce a Jesucristo para alcanzar la salvación.<br />

La Escritura dice: “El que confíe <strong>en</strong> él, no quedará defraudado.” No hay difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre los judíos y<br />

los no judíos; pues el mismo Señor es Señor de todos, y da con abundancia a todos los que lo invocan.<br />

Porque esto es lo que dice: “Todos los que invoqu<strong>en</strong> el nombre del Señor, alcanzarán la salvación.” Pero<br />

¿cómo van a invocarlo, si no han creído <strong>en</strong> él? ¿Y cómo van a creer <strong>en</strong> él, si no han oído hablar de él? ¿Y<br />

cómo van a oir, si no hay qui<strong>en</strong> les anuncie el m<strong>en</strong>saje? ¿Y cómo van a anunciar el m<strong>en</strong>saje, si no son<br />

<strong>en</strong>viados? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que tra<strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as noticias!”<br />

Pero no todos han aceptado el evangelio. Es como dice Isaías: “Señor, ¿quién ha creído al oir nuestro<br />

m<strong>en</strong>saje?” Así pues, la fe nace al oir el m<strong>en</strong>saje, y el m<strong>en</strong>saje vi<strong>en</strong>e de la palabra de Cristo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 145:8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

o<br />

239


Carlos Simeón Noviembre 12<br />

Presbítero, 1836<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21:15-17<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Terminado el desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que<br />

estos? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis corderos.<br />

Volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le contestó: —Sí, Señor, tú sabes<br />

que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: —Simón, hijo de Juan,<br />

¿me quieres? Pedro, triste porque le había preguntado por tercera vez si lo quería, le contestó: —Señor, tú<br />

lo sabes todo: tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: —Cuida de mis ovejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

240


Consagración de Samuel Seabury Noviembre 14<br />

Primer Obispo de los Estados Unidos, 1784<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, Oh Señor Dios nuestro, por tu bondad al conferir a esta <strong>Iglesia</strong> el don del<br />

episcopado, que celebramos <strong>en</strong> esta conmemoración de la consagración de Samuel Seabury; y te rogamos<br />

que, juntos, <strong>en</strong> unidad con nuestros obispos, y nutridos con tus santos Sacram<strong>en</strong>tos, proclamemos el<br />

Evangelio de la red<strong>en</strong>ción con celo apostólico; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

Hechos 20:18-32<br />

Cuando llegaron les dijo: “Ustedes sab<strong>en</strong> cómo me he portado desde el primer día que vine a la<br />

provincia de Asia. Todo el tiempo he estado <strong>en</strong>tre ustedes sirvi<strong>en</strong>do al Señor con toda humildad, con<br />

muchas lágrimas y <strong>en</strong> medio de muchas pruebas que me vinieron por lo que me querían hacer los judíos.<br />

Pero no dejé de anunciarles a ustedes nada de lo que era para su bi<strong>en</strong>, <strong>en</strong>señándoles públicam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> sus<br />

casas. A judíos y a no judíos les he dicho que se vuelvan a Dios y crean <strong>en</strong> nuestro Señor Jesús. Y ahora<br />

voy a Jerusalén, obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera. Lo único que sé es que, <strong>en</strong> todas<br />

las ciudades a donde voy, el Espíritu Santo me dice que me esperan la cárcel y muchos sufrimi<strong>en</strong>tos. Para<br />

mí, sin embargo, mi propia vida no cu<strong>en</strong>ta, con tal de que yo pueda correr con gozo hasta el fin de la<br />

carrera y cumplir el <strong>en</strong>cargo que el Señor Jesús me dio de anunciar la bu<strong>en</strong>a noticia del amor de Dios.<br />

Y ahora estoy seguro de que ninguno de ustedes, <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es he anunciado el reino de Dios, me<br />

volverá a ver. Por esto quiero decirles hoy que no me si<strong>en</strong>to culpable respecto de ninguno, porque les he<br />

anunciado todo el plan de Dios, sin ocultarles nada. Por lo tanto, estén at<strong>en</strong>tos y cuid<strong>en</strong> de toda la<br />

congregación, <strong>en</strong> la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores para que cuid<strong>en</strong> de la iglesia de<br />

Dios, que él compró con su propia sangre. Sé que cuando yo me vaya v<strong>en</strong>drán otros que, como lobos<br />

feroces, querrán acabar con la iglesia. Aun <strong>en</strong>tre ustedes mismos se levantarán algunos que <strong>en</strong>señarán<br />

m<strong>en</strong>tiras para que los crey<strong>en</strong>tes los sigan. Estén alerta; acuérd<strong>en</strong>se de que durante tres años, de día y de<br />

noche, no dejé de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes.<br />

Ahora, hermanos, los <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do a Dios y al m<strong>en</strong>saje de su amor. Él ti<strong>en</strong>e poder para hacerlos<br />

crecer espiritualm<strong>en</strong>te y darles todo lo que ha prometido a su pueblo santo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 133<br />

1 ¡Oh cuán bu<strong>en</strong>o y agradable es *<br />

convivir los hermanos <strong>en</strong> unidad!<br />

2 Es como el bu<strong>en</strong> óleo sobre la cabeza, *<br />

el cual desci<strong>en</strong>de sobre la barba,<br />

3 Sobre la barba de Aarón, *<br />

y baja hasta el collar de sus vestiduras.<br />

4 Es como el rocío del Hermón, *<br />

que desci<strong>en</strong>de sobre los montes de Sión;<br />

5 Porque allí manda el Señor la b<strong>en</strong>dición: *<br />

la vida por siempre jamás.<br />

241


Consagración de Samuel Seabury Noviembre 14<br />

Primer Obispo de los Estados Unidos, 1784<br />

o<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 9:35-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la<br />

bu<strong>en</strong>a noticia del reino, y curaba toda clase de <strong>en</strong>fermedades y dol<strong>en</strong>cias. Al ver a la g<strong>en</strong>te, sintió<br />

compasión de ellos, porque estaban cansados y abatidos, como ovejas que no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> pastor. Dijo <strong>en</strong>tonces a<br />

sus discípulos: —Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan ustedes<br />

al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Apóstoles<br />

242


Margarita Noviembre 16<br />

Reina de Escocia, 1093<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tú llamaste a tu sierva Margarita a un trono terr<strong>en</strong>al para que pudiera promover tu reino<br />

celestial, y le diste celo por tu <strong>Iglesia</strong> y amor por tu g<strong>en</strong>te: Concede misericordiosam<strong>en</strong>te que nosotros, lo<br />

que la conmemoramos este día, seamos fructíferos <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as obras, y alcancemos la corona gloriosa de tus<br />

santos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los<br />

siglos de los siglos. Amén.<br />

Proverbios 31:10-11, 20, 26, 28.<br />

Mujer ejemplar no es fácil hallarla; ¡vale más que las piedras preciosas! Su esposo confía pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> ella, y nunca le faltan ganancias. Siempre les ti<strong>en</strong>de la mano a los pobres y necesitados. Habla siempre<br />

con sabiduría, y da con amor sus <strong>en</strong>señanzas. Sus hijos y su esposo la alaban y le dic<strong>en</strong>:<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 146:4-9<br />

4 ¡Dichosos aquéllos cuya ayuda es el Dios de Jacob, *<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5 El cual hizo los cielos y la tierra,<br />

el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay, *<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6 Que hace justicia a los oprimidos, *<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7 El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos; *<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8 El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros; *<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9 Reinará el Señor para siempre, *<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

¡Aleluya!<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

243


Margarita Noviembre 16<br />

Reina de Escocia, 1093<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:44-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El reino de los cielos es como un tesoro escondido <strong>en</strong> un terr<strong>en</strong>o. Un hombre <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el tesoro, y lo<br />

vuelve a esconder allí mismo; ll<strong>en</strong>o de alegría, va y v<strong>en</strong>de todo lo que ti<strong>en</strong>e, y compra ese terr<strong>en</strong>o.<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con un comerciante que andaba buscando perlas<br />

finas; cuando <strong>en</strong>contró una de mucho valor, fue y v<strong>en</strong>dió todo lo que t<strong>en</strong>ía, y compró esa perla.<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.”<br />

Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos. Entonces Jesús les dijo:<br />

— Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa,<br />

que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

244


Hugo Noviembre 17<br />

Obispo de Lincoln, 1200<br />

COLECTA<br />

Oh santo Dios, tú dotaste a tu siervo y obispo Hugo de Lincoln con una sabia y jovial osadía, y le<br />

<strong>en</strong>señaste a recom<strong>en</strong>dar la disciplina de una vida santa a reyes y príncipes: Concede que también nosotros,<br />

regocijándonos <strong>en</strong> las Bu<strong>en</strong>as Nuevas de tu misericordia, y no temi<strong>en</strong>do otra cosa que perderte a ti, seamos<br />

osados para expresar la verdad <strong>en</strong> amor, <strong>en</strong> nombre de Jesucristo nuestro Red<strong>en</strong>tor; qui<strong>en</strong> vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Tito 2:7-8, 11-14<br />

En todo, y dales tú mismo ejemplo de cómo hacer el bi<strong>en</strong>. Al <strong>en</strong>señarles, hazlo con toda pureza y<br />

dignidad, hablando de una manera sana, que nadie pueda cond<strong>en</strong>ar. Así s<strong>en</strong>tirá vergü<strong>en</strong>za cualquiera que<br />

se ponga <strong>en</strong> contra, pues no podrá decir nada malo de nosotros.<br />

Pues Dios ha mostrado su bondad, al ofrecer la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de Dios<br />

nos <strong>en</strong>seña a r<strong>en</strong>unciar a la maldad y a los deseos mundanos, y a llevar <strong>en</strong> el tiempo pres<strong>en</strong>te una vida de<br />

bu<strong>en</strong> juicio, rectitud y piedad, mi<strong>en</strong>tras llega el feliz cumplimi<strong>en</strong>to de nuestra esperanza: el regreso<br />

glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se <strong>en</strong>tregó a la muerte por nosotros, para<br />

rescatarnos de toda maldad y limpiarnos completam<strong>en</strong>te, haci<strong>en</strong>do de nosotros el pueblo de su propiedad,<br />

empeñados <strong>en</strong> hacer el bi<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

245


Hugo Noviembre 17<br />

Obispo de Lincoln, 1200<br />

o<br />

SALMO 15<br />

1 Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo? *<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2 El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia, *<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3 El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua,<br />

ni hace mal a su prójimo, *<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

4 Aquél a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado, *<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5 El que jurando <strong>en</strong> daño suyo, *<br />

no por eso cambia.<br />

6 El que presta, no esperando de ello nada, *<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7 El que hace estas cosas, *<br />

no resbalará para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 24:42-47<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Manténganse ustedes despiertos, porque no sab<strong>en</strong> qué día va a v<strong>en</strong>ir su Señor. Pero sepan esto, que si<br />

el dueño de una casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mant<strong>en</strong>dría despierto y no<br />

dejaría que nadie se metiera <strong>en</strong> su casa a robar. Por eso, ustedes también estén preparados; porque el Hijo<br />

del hombre v<strong>en</strong>drá cuando m<strong>en</strong>os lo esper<strong>en</strong>.<br />

¿Quién es el criado fiel y at<strong>en</strong>to, a qui<strong>en</strong> su amo deja <strong>en</strong>cargado de los de su casa, para darles de<br />

comer a su debido tiempo? Dichoso el criado a qui<strong>en</strong> su amo, cuando llega, lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra cumpli<strong>en</strong>do con<br />

su deber. Les aseguro que el amo lo pondrá como <strong>en</strong>cargado de todos sus bi<strong>en</strong>es.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

246


Hilda Noviembre 18<br />

Abadesa de Whitby, 680<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de paz, por cuya gracia la abadesa Hilda fue dotada con los dones de justicia, prud<strong>en</strong>cia y<br />

fortaleza para regir como madre sabia a las monjas y monjes de su casa, y llegó a ser una amiga confiable<br />

y reconciliadora de los líderes de la <strong>Iglesia</strong>: Danos gracia para reconocer y aceptar los variados dones que<br />

otorgas a hombres y mujeres, a fin de que nuestra vida común se <strong>en</strong>riquezca y tu bondadosa voluntad se<br />

haga; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

EPISTOLA Efesios 4:1-6<br />

Por esto yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que se port<strong>en</strong> como deb<strong>en</strong> hacerlo los<br />

que han sido llamados por Dios, como lo fueron ustedes. Sean humildes y amables; t<strong>en</strong>gan paci<strong>en</strong>cia y<br />

sopórt<strong>en</strong>se unos a otros con amor; procur<strong>en</strong> mant<strong>en</strong>er la unidad que provi<strong>en</strong>e del Espíritu Santo, por medio<br />

de la paz que une a todos. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha llamado a una sola<br />

esperanza. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; hay un solo Dios y Padre de todos, que está<br />

sobre todos, actúa por medio de todos y está <strong>en</strong> todos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 122<br />

1 Me alegré cuando me dijeron: *<br />

"Vamos a la casa del Señor".<br />

2 Ya están pisando nuestros pies *<br />

tus umbrales, oh Jerusalén.<br />

3 Jerusalén está edificada *<br />

como ciudad bi<strong>en</strong> unida <strong>en</strong>tre sí.<br />

4 Allá sub<strong>en</strong> las tribus, las tribus del Señor,<br />

la asamblea de Israel, *<br />

para alabar el Nombre del Señor;<br />

5 Porque allá están los tronos del juicio, *<br />

los tronos de la casa de David.<br />

6 Or<strong>en</strong> por la paz de Jerusalén: *<br />

"Que prosper<strong>en</strong> los que te aman.<br />

7 Haya paz d<strong>en</strong>tro de tus muros, *<br />

sosiego d<strong>en</strong>tro de tus ciudadelas.<br />

8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros, *<br />

digo de corazón: 'La paz contigo'.<br />

9 Por amor de la casa del Señor nuestro Dios, *<br />

buscaré hacerte el bi<strong>en</strong>".<br />

o<br />

247


Hilda Noviembre 18<br />

Abadesa de Whitby, 680<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 19:27-29<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pedro le dijo <strong>en</strong>tonces: —Nosotros hemos dejado todo lo que t<strong>en</strong>íamos y te hemos seguido. ¿Qué<br />

vamos a recibir? Jesús les respondió: —Les aseguro que cuando llegue el tiempo <strong>en</strong> que todo sea<br />

r<strong>en</strong>ovado, cuando el Hijo del hombre se si<strong>en</strong>te <strong>en</strong> su trono glorioso, ustedes que me han seguido se<br />

s<strong>en</strong>tarán también <strong>en</strong> doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todos los que por causa mía<br />

hayan dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terr<strong>en</strong>os, recibirán ci<strong>en</strong> veces más,<br />

y también recibirán la vida eterna.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

248


Isabel Noviembre 19<br />

Princesa de Hungría, 1231<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, por tu gracia tu sierva Isabel de Hungría reconoció y honró a Jesús <strong>en</strong> los pobres<br />

de este mundo: Concede que nosotros, sigui<strong>en</strong>do su ejemplo, sirvamos con amor y alegría a aquellos que<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> alguna necesidad o problema, <strong>en</strong> nombre y por amor de Jesucristo; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Am<strong>en</strong>.<br />

Tobías 12:6b-9<br />

Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: —Alab<strong>en</strong> a Dios, y habl<strong>en</strong> de sus b<strong>en</strong>eficios<br />

delante de todos los hombres. Aláb<strong>en</strong>lo y cant<strong>en</strong> salmos a su nombre. Honr<strong>en</strong> a Dios dando a conocer a<br />

todo hombre lo que él ha hecho. No se cans<strong>en</strong> de darle gracias. Cuando el rey le confía a uno un secreto, es<br />

bu<strong>en</strong>o quedarse callado; pero hay que honrar a Dios contando a todos y publicando lo que él ha hecho.<br />

Hagan el bi<strong>en</strong>, y ningún mal v<strong>en</strong>drá sobre ustedes. Mucho mejor es la oración acompañada de ayuno, y dar<br />

limosna vivi<strong>en</strong>do honradam<strong>en</strong>te, que t<strong>en</strong>er riquezas y ser un malvado. Mucho mejor es dar limosna que<br />

conseguir montones de oro. Dar limosna salva de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna<br />

gozarán de larga vida.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 146:4-9<br />

4 ¡Dichosos aquéllos cuya ayuda es el Dios de Jacob, *<br />

cuya esperanza está <strong>en</strong> el Señor su Dios!<br />

5 El cual hizo los cielos y la tierra,<br />

el mar, y cuanto <strong>en</strong> ellos hay, *<br />

que guarda su promesa para siempre;<br />

6 Que hace justicia a los oprimidos, *<br />

y da pan a los hambri<strong>en</strong>tos.<br />

7 El Señor liberta a los cautivos;<br />

el Señor abre los ojos a los ciegos; *<br />

el Señor levanta a los caídos;<br />

8 El Señor ama a los justos;<br />

el Señor protege a los forasteros; *<br />

sosti<strong>en</strong>e al huérfano y a la viuda,<br />

pero trastorna el camino de los malvados.<br />

9 Reinará el Señor para siempre, *<br />

tu Dios, oh Sión, de g<strong>en</strong>eración <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eración.<br />

¡Aleluya!<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

249


Isabel Noviembre 19<br />

Princesa de Hungría, 1231<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:31-40 (*)<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, rodeado de espl<strong>en</strong>dor y de todos sus ángeles, se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> su<br />

trono glorioso. La g<strong>en</strong>te de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el<br />

pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el<br />

Rey a los que estén a su derecha: ‘V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi Padre; reciban el<br />

reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me<br />

dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojami<strong>en</strong>to. Estuve<br />

sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y vinieron a verme.’<br />

Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te<br />

vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojami<strong>en</strong>to, o sin<br />

ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará:<br />

‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo<br />

hicieron.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:32-34<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

No t<strong>en</strong>gan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, <strong>en</strong> su bondad, ha decidido darles el<br />

reino. V<strong>en</strong>dan lo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, y d<strong>en</strong> a los necesitados; procúr<strong>en</strong>se bolsas que no se hagan viejas, riqueza sin<br />

fin <strong>en</strong> el cielo, donde el ladrón no puede <strong>en</strong>trar ni la polilla destruir. Pues donde esté la riqueza de ustedes,<br />

250


Isabel Noviembre 19<br />

Princesa de Hungría, 1231<br />

allí estará también su corazón.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

* Este pasaje también está señalado para el sigui<strong>en</strong>te domingo <strong>en</strong> el Leccionario A<br />

251


Edmundo Noviembre 20<br />

Rey de Anglia Ori<strong>en</strong>tal, Mártir, 870<br />

COLECTA<br />

Oh Dios de inefable misericordia, tu diste gracia y fortaleza de ánimo al b<strong>en</strong>dito rey Edmundo para<br />

triunfar sobre el <strong>en</strong>emigo de su pueblo al morir noblem<strong>en</strong>te por tu Nombre: Concede a todos tus siervos el<br />

escudo de la fe con el que podamos resistir los asaltos de nuestro antiguo <strong>en</strong>emigo; por Jesucristo nuestro<br />

Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Pedro 3:14-18<br />

Pero aun si por actuar con rectitud han de sufrir, ¡dichosos ustedes! No t<strong>en</strong>gan miedo a nadie, ni se<br />

asust<strong>en</strong>, sino honr<strong>en</strong> a Cristo como Señor <strong>en</strong> sus corazones. Estén siempre preparados a responder a todo<br />

el que les pida razón de la esperanza que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong>, pero háganlo con humildad y respeto. Pórt<strong>en</strong>se de<br />

tal modo que t<strong>en</strong>gan tranquila su conci<strong>en</strong>cia, para que los que hablan mal de su bu<strong>en</strong>a conducta como<br />

crey<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> Cristo, se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong> de sus propias palabras.<br />

Es mejor sufrir por hacer el bi<strong>en</strong>, si así lo quiere Dios, que por hacer el mal. Porque Cristo mismo<br />

sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inoc<strong>en</strong>te, pero sufrió por los malos,<br />

para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual,<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 21:1-7<br />

1 El rey se alegra <strong>en</strong> tu poder, oh Señor; *<br />

<strong>en</strong> tu victoria, ¡cómo se goza!<br />

2 Le has concedido el deseo de su corazón, *<br />

y no le negaste la petición de sus labios.<br />

3 Pues le has salido al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro<br />

con b<strong>en</strong>diciones de prosperidad; *<br />

corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.<br />

4 Vida te demandó, y se la diste: *<br />

largura de días, por los siglos de los siglos.<br />

5 Grande es su gloria por tu victoria, *<br />

honra y majestad has puesto sobre él;<br />

6 Porque lo b<strong>en</strong>decirás para siempre; *<br />

lo ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia.<br />

7 Por cuanto el rey confía <strong>en</strong> el Señor, *<br />

y <strong>en</strong> la misericordia del Altísimo no será conmovido.<br />

o<br />

SALMO 126<br />

1 Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, *<br />

éramos como los que sueñan.<br />

252


Edmundo Noviembre 20<br />

Rey de Anglia Ori<strong>en</strong>tal, Mártir, 870<br />

2 Entonces nuestra boca se ll<strong>en</strong>ó de risa, *<br />

y nuestra l<strong>en</strong>gua de gritos de alegría.<br />

3 Y decían <strong>en</strong>tre las naciones: *<br />

"Ha hecho el Señor proezas con ellos".<br />

4 Proezas ha hecho el Señor con nosotros, *<br />

y estamos sumam<strong>en</strong>te alegres.<br />

5 Tú, oh Señor, has cambiado nuestra suerte, *<br />

como los torr<strong>en</strong>tes del Neguev.<br />

6 Los que sembraron con lágrimas, *<br />

con gritos de alegría segarán.<br />

7 Los que van llorando, llevando la semilla, *<br />

volverán <strong>en</strong>tre cantares, tray<strong>en</strong>do sus gavillas.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 10:16-22<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

“¡Mir<strong>en</strong>! Yo los <strong>en</strong>vío a ustedes como ovejas <strong>en</strong> medio de lobos. Sean, pues, astutos como<br />

serpi<strong>en</strong>tes, aunque también s<strong>en</strong>cillos como palomas. T<strong>en</strong>gan cuidado, porque los <strong>en</strong>tregarán a las<br />

autoridades, los golpearán <strong>en</strong> las sinagogas y hasta los pres<strong>en</strong>tarán ante gobernadores y reyes por causa<br />

mía; así podrán dar testimonio de mí delante de ellos y de los paganos. Pero cuando los <strong>en</strong>tregu<strong>en</strong> a las<br />

autoridades, no se preocup<strong>en</strong> ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les<br />

llegue el mom<strong>en</strong>to de hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes qui<strong>en</strong>es habl<strong>en</strong>, sino que el<br />

Espíritu de su Padre hablará por ustedes.<br />

Los hermanos <strong>en</strong>tregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se volverán<br />

contra sus padres y los matarán. Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se<br />

mant<strong>en</strong>ga firme hasta el fin, se salvará.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

253


Clem<strong>en</strong>te Noviembre 23<br />

Obispo de Roma, c. 100<br />

COLECTA<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te, tú escogiste a tu siervo Clem<strong>en</strong>te de Roma para llamar a tu <strong>Iglesia</strong> <strong>en</strong> Corinto a la<br />

obedi<strong>en</strong>cia y la estabilidad: Concede que tu <strong>Iglesia</strong> se mant<strong>en</strong>ga firme y estable <strong>en</strong> tu verdad por la<br />

pres<strong>en</strong>cia del Espíritu Santo; revélale lo que todavía no conoce; llénala de lo que carece; confirma lo que<br />

ya ha sido revelado; y guárdala sin mancha <strong>en</strong> tu servicio; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos Amén.<br />

EPISTOLA 2 Timoteo 2:1-7<br />

Y tú, hijo mío, saca fuerzas de la bondad que Dios te ha mostrado por medio de Cristo Jesús. Lo que<br />

me has oído decir delante de muchos testigos, <strong>en</strong>cárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de<br />

<strong>en</strong>señárselo a otros.<br />

Toma tu parte <strong>en</strong> los sufrimi<strong>en</strong>tos como un bu<strong>en</strong> soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado <strong>en</strong> servicio<br />

activo se <strong>en</strong>reda <strong>en</strong> los asuntos de la vida civil, porque ti<strong>en</strong>e que agradar a su superior. De la misma<br />

manera, el deportista no puede recibir el premio, si no lucha de acuerdo con las reglas. El que trabaja <strong>en</strong> el<br />

campo ti<strong>en</strong>e derecho a ser el primero <strong>en</strong> recibir su parte de la cosecha. Pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> esto que digo, porque el<br />

Señor te lo hará compr<strong>en</strong>der todo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78:3-7<br />

3 Lo que hemos oído y conocido,<br />

lo que nuestros antepasados nos contaron, *<br />

no lo <strong>en</strong>cubriremos de sus hijos.<br />

4 Contaremos a las g<strong>en</strong>eraciones v<strong>en</strong>ideras<br />

las hazañas loables del Señor, y su poder, *<br />

y las maravillas que ha hecho.<br />

5 Entregó sus decretos a Jacob;<br />

estableció su ley <strong>en</strong> Israel, *<br />

y mandó que la <strong>en</strong>señas<strong>en</strong> a sus hijos;<br />

6 Para que lo supieran las g<strong>en</strong>eraciones sigui<strong>en</strong>tes<br />

y los hijos aún por nacer, *<br />

y para que a su vez lo contaran a sus hijos;<br />

7 A fin de que pusieran <strong>en</strong> Dios su confianza,<br />

y no se olvidaran de las obras de Dios, *<br />

sino que guardaran sus mandami<strong>en</strong>tos;<br />

o<br />

SALMO 85:8-13<br />

8 Escucharé lo que dice el Señor Dios; *<br />

porque anuncia paz a su pueblo fiel,<br />

a los que se conviert<strong>en</strong> de corazón.<br />

254


Clem<strong>en</strong>te Noviembre 23<br />

Obispo de Roma, c. 100<br />

9 Ciertam<strong>en</strong>te cercana está su salvación a cuantos le tem<strong>en</strong>,*<br />

para que habite su gloria <strong>en</strong> nuestra tierra.<br />

10 La misericordia y la verdad se <strong>en</strong>contraron; *<br />

la justicia y la paz se besaron.<br />

11 La verdad brotará de la tierra, *<br />

y la justicia mirará desde los cielos.<br />

12 En verdad el Señor dará la lluvia, *<br />

y nuestra tierra dará su fruto.<br />

13 La justicia irá delante de él, *<br />

y la paz será s<strong>en</strong>da para sus pasos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 6:37-45<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

No juzgu<strong>en</strong> a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No cond<strong>en</strong><strong>en</strong> a otros, y Dios no los cond<strong>en</strong>ará a<br />

ustedes. Perdon<strong>en</strong>, y Dios los perdonará. D<strong>en</strong> a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará <strong>en</strong> su bolsa una<br />

medida bu<strong>en</strong>a, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes d<strong>en</strong> a otros, Dios les<br />

devolverá a ustedes.”<br />

Jesús les puso esta comparación: “¿Acaso puede un ciego servir de guía a otro ciego? ¿No caerán los<br />

dos <strong>en</strong> algún hoyo? Ningún discípulo es más que su maestro: cuando termine sus estudios llegará a ser<br />

como su maestro.<br />

¿Por qué te pones a mirar la astilla que ti<strong>en</strong>e tu hermano <strong>en</strong> el ojo, y no te fijas <strong>en</strong> el tronco que ti<strong>en</strong>es<br />

<strong>en</strong> el tuyo? Y si no te das cu<strong>en</strong>ta del tronco que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> tu propio ojo, ¿cómo te atreves a decir a tu<br />

hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la astilla que ti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> el ojo’? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de<br />

tu propio ojo, y así podrás ver bi<strong>en</strong> para sacar la astilla que ti<strong>en</strong>e tu hermano <strong>en</strong> el suyo.<br />

No hay árbol bu<strong>en</strong>o que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bu<strong>en</strong>o. Cada árbol<br />

se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recog<strong>en</strong> uvas de las zarzas. El hombre<br />

bu<strong>en</strong>o dice cosas bu<strong>en</strong>as porque el bi<strong>en</strong> está <strong>en</strong> su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el<br />

mal está <strong>en</strong> su corazón. Pues de lo que abunda <strong>en</strong> su corazón habla su boca.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

255


Jaime Otis Sarg<strong>en</strong> Huntington Noviembre 25<br />

Presbítero y Monje, 1935<br />

COLECTA<br />

Oh Dios amante, por medio de tu gracia tu siervo Jaime Huntington reunió una comunidad dedicada<br />

al amor, la disciplina, y la devoción a la santa Cruz de nuestro Salvador Jesucristo: Envía tu b<strong>en</strong>dición<br />

sobre todos aquellos que proclaman a Cristo crucificado, y mueve el corazón de muchos para que lo vean y<br />

sean salvos; qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Gálatas 6:14-18<br />

En cuanto a mí, de nada quiero gloriarme sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por medio<br />

de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo. De nada vale estar o no<br />

estar circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo. Reciban paz y misericordia todos los<br />

que viv<strong>en</strong> según esta regla, y todos los del Israel de Dios.<br />

De ahora <strong>en</strong> adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues llevo marcadas <strong>en</strong> mi<br />

cuerpo las señales de lo que he sufrido <strong>en</strong> unión con Jesús.<br />

Hermanos, que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes. Amén.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 119:161-168<br />

161 Príncipes me han perseguido sin causa, *<br />

pero mi corazón teme tu palabra.<br />

162 Me regocijo tanto <strong>en</strong> tu promesa *<br />

como el que halla muchos despojos.<br />

163 La m<strong>en</strong>tira aborrezco y abomino, *<br />

pero tu ley yo amo.<br />

164 Siete veces al día te alabo, *<br />

a causa de tus justos juicios.<br />

165 Mucha paz ti<strong>en</strong><strong>en</strong> los que aman tu ley, *<br />

y no hay para ellos tropiezo.<br />

166 Tu salvación he esperado, oh Señor, *<br />

y he cumplido tus mandami<strong>en</strong>tos.<br />

167 He guardado tus decretos, *<br />

y los he amado <strong>en</strong> gran manera.<br />

168 He guardado tus mandami<strong>en</strong>tos y tus decretos, *<br />

porque todos mis caminos están delante de ti.<br />

o<br />

SALMO 34:1-8<br />

1 B<strong>en</strong>deciré al Señor <strong>en</strong> todo tiempo; *<br />

su alabanza estará siempre <strong>en</strong> mi boca.<br />

256


Jaime Otis Sarg<strong>en</strong> Huntington Noviembre 25<br />

Presbítero y Monje, 1935<br />

2 En el Señor me gloriaré; *<br />

lo oigan los mansos y se regocij<strong>en</strong>.<br />

3 Proclam<strong>en</strong> conmigo la grandeza del Señor; *<br />

<strong>en</strong>salcemos a una su Nombre.<br />

4 Busqué al Señor y él me respondió, *<br />

y me libró de todos mis temores.<br />

5 A él mir<strong>en</strong> y sean alumbrados, *<br />

y sus rostros no se avergü<strong>en</strong>c<strong>en</strong>.<br />

6 Este pobre clamó, y el Señor le oyó, *<br />

y lo libró de todas sus angustias.<br />

7 El ángel del Señor acampa <strong>en</strong> derredor de los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

y los libertará.<br />

8 Gust<strong>en</strong>, y vean que es bu<strong>en</strong>o el Señor; *<br />

dichosos los que <strong>en</strong> el confían.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:34-38<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Ellos le pidieron: —Señor, danos siempre ese pan. Y Jesús les dijo: —Yo soy el pan que da vida. El<br />

que vi<strong>en</strong>e a mí, nunca t<strong>en</strong>drá hambre; y el que cree <strong>en</strong> mí, nunca t<strong>en</strong>drá sed. Pero como ya les dije, ustedes<br />

no cre<strong>en</strong> aunque me han visto. Todos los que el Padre me da, vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a mí; y a los que vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a mí, no los<br />

echaré fuera. Porque yo no he bajado del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad<br />

de mi Padre, que me ha <strong>en</strong>viado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (2)<br />

257


Kamehameha y Emma Noviembre 28<br />

Rey y Reina de Hawai, 1864, 1885<br />

COLECTA<br />

Oh Dios Soberano, que levantaste a (el Rey) Kamehameha (IV) y a (la Reina) Emma para ser<br />

gobernantes de Hawai, y les inspiraste y capacitaste para ser dilig<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>as obras para el bi<strong>en</strong>estar de<br />

su pueblo y el bi<strong>en</strong> de tu <strong>Iglesia</strong>: Recibe nuestro agradecimi<strong>en</strong>to por su testimonio del Evangelio; y<br />

concede que, junto con ellos, alcancemos la corona de gloria que no se marchita; por Jesucristo nuestro<br />

Salvador y Red<strong>en</strong>tor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

Hechos 17:22-31<br />

Pablo se levantó <strong>en</strong> medio de ellos <strong>en</strong> el Areópago, y dijo: “At<strong>en</strong>i<strong>en</strong>ses, por todo lo que veo, ustedes<br />

son g<strong>en</strong>te muy religiosa. Pues al mirar los lugares donde ustedes celebran sus cultos, he <strong>en</strong>contrado un altar<br />

que ti<strong>en</strong>e escritas estas palabras: ‘A un Dios no conocido’. Pues bi<strong>en</strong>, lo que ustedes adoran sin conocer, es<br />

lo que yo v<strong>en</strong>go a anunciarles.<br />

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay <strong>en</strong> él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive<br />

<strong>en</strong> templos hechos por los hombres, ni necesita que nadie haga nada por él, pues él es qui<strong>en</strong> nos da a todos<br />

la vida, el aire y las demás cosas.<br />

De un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan <strong>en</strong> toda la tierra; y les ha señalado el<br />

tiempo y el lugar <strong>en</strong> que deb<strong>en</strong> vivir, para que busqu<strong>en</strong> a Dios, y quizá, como a ti<strong>en</strong>tas, puedan <strong>en</strong>contrarlo,<br />

aunque <strong>en</strong> verdad Dios no está lejos de cada uno de nosotros. Porque <strong>en</strong> Dios vivimos, nos movemos y<br />

existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: ‘Somos desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Dios.’ Si<strong>en</strong>do,<br />

pues, desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Dios, no debemos p<strong>en</strong>sar que Dios sea como las imág<strong>en</strong>es de oro, plata o piedra<br />

que los hombres hac<strong>en</strong> según su propia imaginación. Dios pasó por alto <strong>en</strong> otros tiempos la ignorancia de<br />

la g<strong>en</strong>te, pero ahora ord<strong>en</strong>a a todos, <strong>en</strong> todas partes, que se vuelvan a él. Porque Dios ha fijado un día <strong>en</strong> el<br />

cual juzgará al mundo con justicia, por medio de un hombre que él ha escogido; y de ello dio pruebas a<br />

todos cuando lo resucitó.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 33:12-22<br />

12 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada la nación cuyo Dios es el Señor; *<br />

bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el pueblo que él escogió para sí.<br />

13 Desde el cielo mira el Señor, *<br />

y ve a todos los seres humanos.<br />

14 Desde el lugar de su morada observa *<br />

a todos los moradores de la tierra.<br />

15 El formó el corazón de todos ellos; *<br />

at<strong>en</strong>to está a todas sus obras.<br />

16 El rey no se salva por la multitud del ejército, *<br />

ni escapa el vali<strong>en</strong>te por la mucha fuerza.<br />

17 Vano para salvar es el caballo; *<br />

la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.<br />

258


Kamehameha y Emma Noviembre 28<br />

Rey y Reina de Hawai, 1864, 1885<br />

18 He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>, *<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

19 Para arrancar sus vidas de la muerte, *<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22 Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros, *<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

o<br />

SALMO 97:1-2, 7-12<br />

1 El Señor es Rey; regocíjese la tierra; *<br />

alégr<strong>en</strong>se la multitud de las islas.<br />

2 Nubes y oscuridad alrededor de él; *<br />

rectitud y justicia el cimi<strong>en</strong>to de tu trono.<br />

7 Avergüénc<strong>en</strong>se todos los que adoran imág<strong>en</strong>es de talla, *<br />

los que se glorían <strong>en</strong> dioses falsos;<br />

póstr<strong>en</strong>se ante él, dioses todos.<br />

8 Sión oye, y se alegra,<br />

y las ciudades de Judá se gozan, *<br />

a causa de tus juicios, oh Señor;<br />

9 Porque tú eres el Señor, altísimo sobre toda la tierra; *<br />

eres muy excelso sobre todos los dioses.<br />

10 El Señor ama a los que aborrec<strong>en</strong> el mal; *<br />

él preserva la vida de sus santos,<br />

y de mano de los malvados los libra.<br />

11 Brota la luz para el justo, *<br />

y alegría para los rectos de corazón.<br />

12 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor, *<br />

dando gracias a su santo Nombre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 25:31-40<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando el Hijo del hombre v<strong>en</strong>ga, rodeado de espl<strong>en</strong>dor y de todos sus ángeles, se s<strong>en</strong>tará <strong>en</strong> su<br />

trono glorioso. La g<strong>en</strong>te de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el<br />

pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el<br />

Rey a los que estén a su derecha: ‘V<strong>en</strong>gan ustedes, los que han sido b<strong>en</strong>decidos por mi Padre; reciban el<br />

reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me<br />

dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojami<strong>en</strong>to. Estuve<br />

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Kamehameha y Emma Noviembre 28<br />

Rey y Reina de Hawai, 1864, 1885<br />

sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve <strong>en</strong>fermo, y me visitaron; estuve <strong>en</strong> la cárcel, y vinieron a verme.’<br />

Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te<br />

vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojami<strong>en</strong>to, o sin<br />

ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos <strong>en</strong>fermo o <strong>en</strong> la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará:<br />

‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo<br />

hicieron.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

260


Nicolás Ferrar Diciembre 1<br />

Diácono, 1637<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, haznos dignos de tu perfecto amor: a fin de que, con tu diácono Nicolás Ferrar y su<br />

familia espiritual, nos gobernemos de acuerdo a tu Palabra y te sirvamos con todo el corazón; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los<br />

siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Gálatas 6:7-10<br />

No se <strong>en</strong>gañ<strong>en</strong> ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. El que siembra<br />

<strong>en</strong> los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra <strong>en</strong> el Espíritu,<br />

del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. Así que no debemos cansarnos de hacer el bi<strong>en</strong>; porque si<br />

no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bi<strong>en</strong> a<br />

todos, y especialm<strong>en</strong>te a nuestros hermanos <strong>en</strong> la fe.<br />

SALMO 15<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

1 Señor, ¿quién habitará <strong>en</strong> tu tabernáculo? *<br />

¿Quién morará <strong>en</strong> tu santo monte?<br />

2 El que anda <strong>en</strong> integridad y hace justicia, *<br />

y habla verdad <strong>en</strong> su corazón.<br />

3 El que no detrae con su l<strong>en</strong>gua,<br />

ni hace mal a su prójimo, *<br />

ni contra su vecino acoge oprobio alguno.<br />

4 Aquél a cuyos ojos el vil es m<strong>en</strong>ospreciado, *<br />

pero honra a los que tem<strong>en</strong> al Señor.<br />

5 El que jurando <strong>en</strong> daño suyo, *<br />

no por eso cambia.<br />

6 El que presta, no esperando de ello nada, *<br />

ni contra el inoc<strong>en</strong>te admite cohecho.<br />

7 El que hace estas cosas, *<br />

no resbalará para siempre.<br />

o<br />

SALMO 112:1-9<br />

1 ¡Aleluya!<br />

¡Dichosos los que tem<strong>en</strong> a mi Soberano, *<br />

y de corazón se deleitan <strong>en</strong> sus mandami<strong>en</strong>tos !<br />

2 Su desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia será poderosa <strong>en</strong> la tierra;<br />

la g<strong>en</strong>eración de los rectos será b<strong>en</strong>dita.<br />

3 Bi<strong>en</strong>es y riquezas habrá <strong>en</strong> su casa, *<br />

y su b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia permanecerá para siempre.<br />

261


Nicolás Ferrar Diciembre 1<br />

Diácono, 1637<br />

4 La luz resplandece <strong>en</strong> las tinieblas para los rectos; *<br />

los justos son clem<strong>en</strong>tes y compasivos.<br />

5 Bu<strong>en</strong>os los que son g<strong>en</strong>erosos y prestan, *<br />

y administran sus asuntos con juicio.<br />

6 Por eso jamás tropezarán; *<br />

<strong>en</strong> memoria eterna se t<strong>en</strong>drá a los justos.<br />

7 No temerán las malas noticias; *<br />

su corazón está firme, confiado <strong>en</strong> mi Soberano.<br />

8 Firme está su corazón, y no temerá, *<br />

hasta ver cumplido <strong>en</strong> sus <strong>en</strong>emigos su deseo.<br />

9 Han repartido liberalm<strong>en</strong>te al pobre,<br />

y su g<strong>en</strong>erosidad permanece para siempre; *<br />

alzarán la fr<strong>en</strong>te con dignidad.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 13:47-52<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de<br />

pescado. Cuando la red se ll<strong>en</strong>a, los pescadores la sacan a la playa, donde se si<strong>en</strong>tan a escoger el pescado;<br />

guardan el bu<strong>en</strong>o <strong>en</strong> canastas y tiran el malo. Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles<br />

para separar a los malos de los bu<strong>en</strong>os, y echarán a los malos <strong>en</strong> el horno de fuego. Entonces v<strong>en</strong>drán el<br />

llanto y la desesperación.” Jesús preguntó: —¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes todo esto? —Sí —contestaron ellos.<br />

Entonces Jesús les dijo: —Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se<br />

parece al dueño de una casa, que de lo que ti<strong>en</strong>e guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

262


Channing Moore Williams Diciembre 2<br />

Obispo Misionero <strong>en</strong> China y Japón. 1910<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, te damos gracias por tu siervo Channing Moore Williams, a qui<strong>en</strong><br />

llamaste para predicar el Evangelio a los pueblos de China y Japón. Levanta <strong>en</strong> este y <strong>en</strong> todos los países<br />

evangelistas y heraldos de tu reino, para que tu <strong>Iglesia</strong> proclame las inescrutables riquezas de nuestro<br />

Salvador Jesucristo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.<br />

Amén.<br />

EPISTOLA Hechos 1:1-9<br />

En mi primer libro, excel<strong>en</strong>tísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y<br />

<strong>en</strong>señado desde el principio y hasta el día <strong>en</strong> que subió al cielo. Antes de irse, por medio del Espíritu Santo<br />

dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían hacer. Y después de muerto<br />

se les pres<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuar<strong>en</strong>ta días se dejó<br />

ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios.<br />

Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo:<br />

—Esper<strong>en</strong> a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que Juan<br />

bautizó con agua, pero d<strong>en</strong>tro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.<br />

Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: —Señor, ¿vas a restablecer <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to el<br />

reino de Israel? Jesús les contestó: —No les corresponde a ustedes conocer el día o el mom<strong>en</strong>to que el<br />

Padre ha fijado con su propia autoridad; pero cuando el Espíritu Santo v<strong>en</strong>ga sobre ustedes, recibirán poder<br />

y saldrán a dar testimonio de mí, <strong>en</strong> Jerusalén, <strong>en</strong> toda la región de Judea y de Samaria, y hasta <strong>en</strong> las<br />

partes más lejanas de la tierra.<br />

Dicho esto, mi<strong>en</strong>tras ellos lo estaban mirando, Jesús fue levantado, y una nube lo <strong>en</strong>volvió y no lo<br />

volvieron a ver.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 96:1-7<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo;*<br />

cant<strong>en</strong> al Señor, toda la tierra.<br />

2 Cant<strong>en</strong> al Señor, b<strong>en</strong>digan su Nombre; *<br />

proclam<strong>en</strong> de día <strong>en</strong> día su victoria.<br />

3 Pregon<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre las naciones su gloria, *<br />

<strong>en</strong> todos los pueblos sus maravillas;<br />

4 Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *<br />

más temible es que todos los dioses;<br />

5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *<br />

pero es el Señor que ha hecho los cielos.<br />

6 ¡Oh, la majestad y la magnific<strong>en</strong>cia de su pres<strong>en</strong>cia! *<br />

¡Oh, la fuerza y el espl<strong>en</strong>dor de su santuario!<br />

263


Channing Moore Williams Diciembre 2<br />

Obispo Misionero <strong>en</strong> China y Japón. 1910<br />

7 Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *<br />

rindan al Señor la honra y el poder.<br />

o<br />

SALMO 98:1-4<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 10:1-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, el Señor escogió también a otros set<strong>en</strong>ta y dos, y los mandó de dos <strong>en</strong> dos delante<br />

de él, a todos los pueblos y lugares a donde t<strong>en</strong>ía que ir.<br />

Les dijo: “Ciertam<strong>en</strong>te la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan ustedes<br />

al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla. Vayan ustedes; mir<strong>en</strong> que los <strong>en</strong>vío como<br />

corderos <strong>en</strong> medio de lobos. No llev<strong>en</strong> dinero ni provisiones ni sandalias; y no se det<strong>en</strong>gan a saludar a<br />

nadie <strong>en</strong> el camino. Cuando <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> <strong>en</strong> una casa, salud<strong>en</strong> primero, dici<strong>en</strong>do: ‘Paz a esta casa.’ Y si allí hay<br />

g<strong>en</strong>te de paz, su deseo de paz se cumplirá; pero si no, ustedes nada perderán. Quéd<strong>en</strong>se <strong>en</strong> la misma casa, y<br />

coman y beban de lo que ellos t<strong>en</strong>gan, pues el trabajador ti<strong>en</strong>e derecho a su paga. No and<strong>en</strong> de casa <strong>en</strong><br />

casa. Al llegar a un pueblo donde los reciban, coman lo que les sirvan; san<strong>en</strong> a los <strong>en</strong>fermos que haya allí,<br />

y díganles: ‘El reino de Dios ya está cerca de ustedes.’<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para P<strong>en</strong>tecostés<br />

264


Juan Damasc<strong>en</strong>o Diciembre 4<br />

Presbítero, c. 760<br />

COLECTA<br />

Confirma nuestra m<strong>en</strong>te, Oh Señor, <strong>en</strong> los misterios de la verdadera fe, proclamada con poder por tu<br />

siervo Juan Damasc<strong>en</strong>o; para que, junto con él, al confesar a Jesús como verdadero Dios y verdadero<br />

Hombre, y cantar las alabanzas del Señor resucitado, alcancemos, por el poder de la resurrección, el gozo<br />

eterno; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por<br />

siempre. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Corintios 15:12-20<br />

Pero si nuestro m<strong>en</strong>saje es que Cristo resucitó, ¿por qué dic<strong>en</strong> algunos de ustedes que los muertos no<br />

resucitan? Porque si los muertos no resucitan, <strong>en</strong>tonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, el<br />

m<strong>en</strong>saje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong>. Si esto<br />

fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios, puesto que estaríamos afirmando <strong>en</strong> contra de<br />

Dios que él resucitó a Cristo, cuando <strong>en</strong> realidad no lo habría resucitado si fuera verdad que los muertos no<br />

resucitan. Porque si los muertos no resucitan, <strong>en</strong>tonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, la<br />

fe de ustedes no vale para nada: todavía sigu<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus pecados. En este caso, también están perdidos los<br />

que murieron crey<strong>en</strong>do <strong>en</strong> Cristo. Si nuestra esperanza <strong>en</strong> Cristo solam<strong>en</strong>te vale para esta vida, somos los<br />

más desdichados de todos.<br />

Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero <strong>en</strong><br />

resucitar.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 118:14-21<br />

14 Mi fuerza y mi refugio es el Señor, *<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

15 Hay voz de júbilo y victoria *<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

16 "¡La diestra del Señor ha triunfado! *<br />

¡La diestra del Señor es excelsa!<br />

¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

17 No he de morir, sino que viviré. *<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

18 Me castigó gravem<strong>en</strong>te el Señor, *<br />

mas no me <strong>en</strong>tregó a la muerte.<br />

19 Abranme las puertas de justicia; *<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20 "Esta es la puerta del Señor; *<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

21 Daré gracias porque me respondiste, *<br />

y me has sido de salvación.<br />

265


Juan Damasc<strong>en</strong>o Diciembre 4<br />

Presbítero, c. 760<br />

o<br />

SALMO 16:5-11<br />

5 Tú, oh Señor, eres la porción de mi her<strong>en</strong>cia y de mi copa; *<br />

tú sust<strong>en</strong>tarás mi suerte.<br />

6 Me toca una parcela hermosa; *<br />

<strong>en</strong> verdad, una heredad magnífica.<br />

7 B<strong>en</strong>deciré al Señor que me aconseja; *<br />

aun <strong>en</strong> las noches me <strong>en</strong>seña mi corazón.<br />

8 Al Señor he puesto siempre delante de mí; *<br />

porque está a mi diestra no seré conmovido.<br />

9 Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *<br />

también mi carne reposará segura;<br />

10 Porque no me dejarás al sepulcro; *<br />

ni permitirás que tu santo vea la fosa.<br />

11 Me mostrarás la s<strong>en</strong>da de la vida; *<br />

<strong>en</strong> tu pres<strong>en</strong>cia hay pl<strong>en</strong>itud de gozo,<br />

deleites a tu diestra para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 5:24-27<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Les aseguro que qui<strong>en</strong> presta at<strong>en</strong>ción a lo que yo digo y cree <strong>en</strong> el que me <strong>en</strong>vió, ti<strong>en</strong>e vida eterna; y<br />

no será cond<strong>en</strong>ado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida. Les aseguro que vi<strong>en</strong>e la hora, y es ahora<br />

mismo, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán. Porque así como el<br />

Padre ti<strong>en</strong>e vida <strong>en</strong> sí mismo, así también ha hecho que el Hijo t<strong>en</strong>ga vida <strong>en</strong> sí mismo, y le ha dado<br />

autoridad para juzgar, por cuanto que es el Hijo del hombre.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Pascua<br />

266


Clem<strong>en</strong>te de Alejandría Diciembre 5<br />

Presbítero, c. 210<br />

COLECTA<br />

Oh Señor, tú llamaste a tu siervo Clem<strong>en</strong>te de Alejandría de los errores de la filosofía antigua a fin<br />

de que apr<strong>en</strong>diera y <strong>en</strong>señara el salvador Evangelio de Cristo: Aparta a tu <strong>Iglesia</strong> de la arrogancia de la<br />

sabiduría mundana y, por el Espíritu de verdad, guíala a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor, que<br />

vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA Colos<strong>en</strong>ses 1:11-20<br />

Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con<br />

mucha fortaleza y paci<strong>en</strong>cia, y con alegría darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para<br />

recibir <strong>en</strong> la luz la parte de la her<strong>en</strong>cia que él dará al pueblo santo. Dios nos libró del poder de las tinieblas<br />

y nos llevó al reino de su amado Hijo, por qui<strong>en</strong> t<strong>en</strong>emos la liberación y el perdón de los pecados.<br />

Cristo es la imag<strong>en</strong> visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo<br />

creado. En él Dios creó todo lo que hay <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así<br />

como los seres espirituales que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para<br />

él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se manti<strong>en</strong>e todo <strong>en</strong> ord<strong>en</strong>. Además, Cristo es la cabeza<br />

de la iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue el primero <strong>en</strong> resucitar, para t<strong>en</strong>er así el primer<br />

puesto <strong>en</strong> todo. Pues <strong>en</strong> Cristo quiso residir todo el poder divino, y por medio de él Dios reconcilió a todo<br />

el universo ord<strong>en</strong>ándolo hacia él, tanto lo que está <strong>en</strong> la tierra como lo que está <strong>en</strong> el cielo, haci<strong>en</strong>do la paz<br />

mediante la sangre que Cristo derramó <strong>en</strong> la cruz.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 34:9-14<br />

9 Teman al Señor, ustedes sus santos, *<br />

pues nada falta a los que le tem<strong>en</strong>.<br />

10 Los leoncillos necesitan, y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> hambre, *<br />

pero los que buscan al Señor no t<strong>en</strong>drán falta<br />

de ningún bi<strong>en</strong>.<br />

11 V<strong>en</strong>gan, hijos, y escúch<strong>en</strong>me; *<br />

el temor del Señor les <strong>en</strong>señaré.<br />

12 ¿Hay algui<strong>en</strong> que ame la vida, *<br />

y desee muchos días para ver el bi<strong>en</strong> ?<br />

13 Guarda tu l<strong>en</strong>gua del mal, *<br />

y tus labios de hablar <strong>en</strong>gaño.<br />

14 Apártate del mal, y haz el bi<strong>en</strong>; *<br />

busca la paz, y síguela.<br />

o<br />

267


Clem<strong>en</strong>te de Alejandría Diciembre 5<br />

Presbítero, c. 210<br />

SALMO 103:1-4, 13-18<br />

1 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y todo mi ser b<strong>en</strong>diga su santo Nombre.<br />

2 B<strong>en</strong>dice, alma mía, al Señor, *<br />

y no olvides ninguno de sus b<strong>en</strong>eficios.<br />

3 El perdona todas tus iniquidades, *<br />

y sana todas tus dol<strong>en</strong>cias.<br />

4 El rescata del sepulcro tu vida, *<br />

y te corona de favor y misericordia.<br />

13 Como un padre cuida de sus hijos, *<br />

así cuida el Señor a los que le v<strong>en</strong>eran;<br />

14 Porque él sabe de qué estamos hechos; *<br />

se acuerda de que no somos más que barro.<br />

15 Como la hierba son nuestros días; *<br />

florecemos como la flor del campo,<br />

16 Que pasa el vi<strong>en</strong>to por ella, y ya no existe, *<br />

y su lugar no la conocerá más;<br />

17 Empero la misericordia del Señor perdura para siempre<br />

sobre los que le v<strong>en</strong>eran, *<br />

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;<br />

18 Sobre los que guardan su pacto, *<br />

y se acuerdan de sus mandatos y los cumpl<strong>en</strong>.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 6:57-63<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, ti<strong>en</strong>e vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alim<strong>en</strong>ta de<br />

mí, vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los<br />

antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan, vivirá para<br />

siempre.<br />

Jesús <strong>en</strong>señó estas cosas <strong>en</strong> la sinagoga <strong>en</strong> Cafarnaúm. Al oír estas <strong>en</strong>señanzas, muchos de los que<br />

seguían a Jesús dijeron: —Esto que dice es muy difícil de aceptar; ¿quién puede hacerle caso? Jesús,<br />

dándose cu<strong>en</strong>ta de lo que estaban murmurando, les preguntó: —¿Esto les of<strong>en</strong>de? ¿Qué pasaría <strong>en</strong>tonces,<br />

si vieran al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; lo carnal no sirve<br />

para nada. Y las cosas que yo les he dicho son espíritu y vida.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para Bautismo<br />

268


Nicolás Diciembre 6<br />

Obispo de Mira, c. 342<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te Dios, <strong>en</strong> tu amor diste a tu siervo Nicolás de Mira un nombre perpetuo por actos de<br />

bondad <strong>en</strong> tierra y mar: Concede, te suplicamos, que tu <strong>Iglesia</strong> no cese jamás de trabajar por la felicidad de<br />

los niños, la seguridad de los marineros, el alivio de los pobres, y el auxilio de los atorm<strong>en</strong>tados por las<br />

tempestades de la duda o de la congoja; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPISTOLA 1 Juan 4:7-14<br />

Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor vi<strong>en</strong>e de Dios. Todo el que ama<br />

es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró<br />

su amor hacia nosotros al <strong>en</strong>viar a su Hijo único al mundo para que t<strong>en</strong>gamos vida por él. El amor consiste<br />

<strong>en</strong> esto: no <strong>en</strong> que nosotros hayamos amado a Dios, sino <strong>en</strong> que él nos amó a nosotros y <strong>en</strong>vió a su Hijo,<br />

para que, ofreciéndose <strong>en</strong> sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.<br />

Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. A<br />

Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive <strong>en</strong> nosotros y su amor se hace<br />

realidad <strong>en</strong> nosotros. La prueba de que nosotros vivimos <strong>en</strong> Dios y de que él vive <strong>en</strong> nosotros, es que nos<br />

ha dado su Espíritu. Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre <strong>en</strong>vió a su Hijo para salvar<br />

al mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78:3-7<br />

3 Lo que hemos oído y conocido,<br />

lo que nuestros antepasados nos contaron, *<br />

no lo <strong>en</strong>cubriremos de sus hijos.<br />

4 Contaremos a las g<strong>en</strong>eraciones v<strong>en</strong>ideras<br />

las hazañas loables del Señor, y su poder, *<br />

y las maravillas que ha hecho.<br />

5 Entregó sus decretos a Jacob;<br />

estableció su ley <strong>en</strong> Israel, *<br />

y mandó que la <strong>en</strong>señas<strong>en</strong> a sus hijos;<br />

6 Para que lo supieran las g<strong>en</strong>eraciones sigui<strong>en</strong>tes<br />

y los hijos aún por nacer, *<br />

y para que a su vez lo contaran a sus hijos;<br />

7 A fin de que pusieran <strong>en</strong> Dios su confianza,<br />

y no se olvidaran de las obras de Dios, *<br />

sino que guardaran sus mandami<strong>en</strong>tos;<br />

o<br />

269


Nicolás Diciembre 6<br />

Obispo de Mira, c. 342<br />

SALMO 145:8-13<br />

8 Clem<strong>en</strong>te y compasivo es el Señor, *<br />

l<strong>en</strong>to para la ira y grande <strong>en</strong> misericordia.<br />

9 Amante es el Señor para con todos; *<br />

su compasión está sobre todas sus obras.<br />

10 Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *<br />

y tus fieles siervos te b<strong>en</strong>dic<strong>en</strong>.<br />

11 La gloria de tu reino declaran, *<br />

y hablan de tu poder;<br />

12 Para que sepan los pueblos de tus proezas, *<br />

y de la gloria y magnific<strong>en</strong>cia de tu reino.<br />

13 Tu reino es reino eterno, *<br />

y tu dominio perdura para siempre.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 10:13-16<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos com<strong>en</strong>zaron a repr<strong>en</strong>der a<br />

qui<strong>en</strong>es los llevaban. Jesús, vi<strong>en</strong>do esto, se <strong>en</strong>ojó y les dijo: —Dej<strong>en</strong> que los niños v<strong>en</strong>gan a mí, y no se lo<br />

impidan, porque el reino de Dios es de qui<strong>en</strong>es son como ellos. Les aseguro que el que no acepta el reino<br />

de Dios como un niño, no <strong>en</strong>trará <strong>en</strong> él.<br />

Y tomó <strong>en</strong> sus brazos a los niños, y los b<strong>en</strong>dijo poni<strong>en</strong>do las manos sobre ellos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

270


Ambrosio Diciembre 7<br />

Obispo de Milán, c. 397<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, tu dotaste a tu siervo Ambrosio con la gracia de proclamar elocu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te tu justicia <strong>en</strong> la<br />

gran congregación, y soportar valerosam<strong>en</strong>te el reproche por el honor de tu Nombre: Concede<br />

misericordiosam<strong>en</strong>te a todos los obispos y pastores tal excel<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la predicación y fidelidad <strong>en</strong> la<br />

administración de tu Palabra, que tu pueblo sea partícipe con ellos de la gloria que será revelada; por<br />

Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.<br />

Amén.<br />

Eclesiástico 2:7-11, 16-18<br />

Ustedes, los que honran al Señor, confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> su misericordia; no se desví<strong>en</strong> del camino recto, para no<br />

caer. Los que honran al Señor, confí<strong>en</strong> <strong>en</strong> él, y no quedarán sin recomp<strong>en</strong>sa. Los que honran al Señor,<br />

esper<strong>en</strong> la prosperidad, la felicidad eterna y el amor de Dios. Fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> lo que sucedió <strong>en</strong> otros tiempos:<br />

nadie que confiara <strong>en</strong> el Señor se vio decepcionado; nadie que lo honrara fielm<strong>en</strong>te se vio abandonado; a<br />

todos los que lo invocaron, él los escuchó. Porque el Señor es tierno y compasivo, perdona los pecados y<br />

salva <strong>en</strong> tiempo de aflicción.<br />

Los que honran al Señor tratan de hacer lo que a él le agrada; aquellos que le aman cumpl<strong>en</strong> con<br />

gusto su ley. Los que honran al Señor están siempre dispuestos a humillarse delante de él. Pongámonos <strong>en</strong><br />

las manos del Señor, y no <strong>en</strong> las manos de los hombres; porque el amor de Dios es igual a su grandeza.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 27:5-11<br />

5 Una cosa he demandado del Señor; ésta buscaré: *<br />

que esté yo <strong>en</strong> la casa del Señor,<br />

todos los días de mi vida;<br />

6 Para contemplar la hermosura del Señor, *<br />

y despertarme cada día <strong>en</strong> su templo;<br />

7 Porque él me esconderá <strong>en</strong> su tabernáculo<br />

<strong>en</strong> el día del mal; *<br />

me ocultará <strong>en</strong> lo reservado de su morada,<br />

y sobre una roca me pondrá <strong>en</strong> alto.<br />

8 Aún ahora él levanta mi cabeza *<br />

sobre mis <strong>en</strong>emigos <strong>en</strong> derredor de mí.<br />

9 Por tanto ofreceré <strong>en</strong> su morada<br />

sacrificios de júbilo; *<br />

cantaré y tañeré al Señor.<br />

10 Escucha, oh Señor, mi voz cuando a ti clamo; *<br />

t<strong>en</strong> misericordia de mí y respóndeme.<br />

11 Tú hablas <strong>en</strong> mi corazón y dices: "Busca mi rostro". *<br />

Tu rostro buscaré, oh Señor.<br />

o<br />

271


Ambrosio Diciembre 7<br />

Obispo de Milán, c. 397<br />

SALMO 33:1-5, 20-21<br />

1 Alégr<strong>en</strong>se, justos, <strong>en</strong> el Señor; *<br />

a los rectos es conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te la alabanza,<br />

2 Celebr<strong>en</strong> al Señor con arpa; *<br />

táñanle con salterio y decacordio.<br />

3 Cánt<strong>en</strong>le canción nueva; *<br />

toqu<strong>en</strong> la trompeta con destreza;<br />

4 Porque recta es la palabra del Señor, *<br />

y toda su obra es hecha con fidelidad.<br />

5 El ama justicia y juicio; *<br />

de la misericordia del Señor está ll<strong>en</strong>a la tierra<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 12:35-37, 42-44<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y<br />

con las lámparas <strong>en</strong>c<strong>en</strong>didas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. Dichosos los<br />

criados a qui<strong>en</strong>es su amo, al llegar, <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará s<strong>en</strong>tarse<br />

a la mesa y se dispondrá a servirles la comida.<br />

Dijo el Señor: “¿Quién es el mayordomo fiel y at<strong>en</strong>to, a qui<strong>en</strong> su amo deja <strong>en</strong>cargado de los de su<br />

casa, para darles de comer a su debido tiempo? Dichoso el criado a qui<strong>en</strong> su amo, cuando llega, lo<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra cumpli<strong>en</strong>do con su deber. De veras les digo que el amo lo pondrá como <strong>en</strong>cargado de todos sus<br />

bi<strong>en</strong>es.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (1)<br />

272


Lucia Diciembre 13<br />

Mártir, 303<br />

COLECTA<br />

Omnipot<strong>en</strong>te y eterno Dios, que <strong>en</strong>c<strong>en</strong>diste la llama de tu amor <strong>en</strong> el corazón de tu santa mártir<br />

Lucía: Concéd<strong>en</strong>os, a tus humildes siervos, una fe y poder de amor semejantes, a fin de que los que nos<br />

regocijamos con su triunfo nos b<strong>en</strong>eficiemos con su ejemplo; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Apocalipsis 7:13-17<br />

Entonces uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de<br />

dónde han v<strong>en</strong>ido?” “Tú lo sabes, señor”, le contesté. Y él me dijo: “Estos son los que han pasado por la<br />

gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado <strong>en</strong> la sangre del Cordero. “Por eso<br />

están delante del trono de Dios, y día y noche le sirv<strong>en</strong> <strong>en</strong> su templo. El que está s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el trono los<br />

protegerá con su pres<strong>en</strong>cia. Ya no sufrirán hambre ni sed, ni los quemará el sol, ni el calor los molestará;<br />

porque el Cordero, que está <strong>en</strong> medio del trono, será su pastor y los guiará a manantiales de aguas de vida,<br />

y Dios secará toda lágrima de sus ojos.”<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 18:21-29<br />

21 El Señor me ha premiado conforme a mi justicia; *<br />

conforme a la limpieza de mis manos me ha<br />

recomp<strong>en</strong>sado;<br />

22 Porque yo he guardado los caminos del Señor, *<br />

y no me aparté impíam<strong>en</strong>te de mi Dios.<br />

23 Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, *<br />

y no me he apartado de sus estatutos.<br />

24 Fui íntegro para con él, *<br />

y me he apartado de iniquidad;<br />

25 Por lo cual me ha recomp<strong>en</strong>sado el Señor<br />

conforme a mi justicia, *<br />

conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.<br />

26 Con el fiel te mostrarás fiel, *<br />

con el íntegro tú eres íntegro.<br />

27 Con el sincero tú eres sincero; *<br />

pero con el astuto tú eres sagaz.<br />

28 Tú salvarás al pueblo humilde, *<br />

y humillarás los ojos altivos.<br />

29 Oh Señor, tú eres mi lámpara; *<br />

Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.<br />

o<br />

273


Lucia Diciembre 13<br />

Mártir, 303<br />

SALMO 116:1-8<br />

1 Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *<br />

porque ha inclinado a mí su oído,<br />

siempre que le invoco.<br />

2 Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron;<br />

me alcanzaron las garras de la tumba; *<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3 Entonces invoqué el Nombre del Señor: *<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4 Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo; *<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5 El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes; *<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

7 Pues tú has librado mi vida de la muerte, *<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8 Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor, *<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 9:43-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Si tu mano te hace caer <strong>en</strong> pecado, córtatela; es mejor que <strong>en</strong>tres manco <strong>en</strong> la vida, y no que con las<br />

dos manos vayas a parar al infierno, donde el fuego no se puede apagar. Y si tu pie te hace caer <strong>en</strong> pecado,<br />

córtatelo; es mejor que <strong>en</strong>tres cojo <strong>en</strong> la vida, y no que con los dos pies seas arrojado al infierno. Y si tu<br />

ojo te hace caer <strong>en</strong> pecado, sácatelo; es mejor que <strong>en</strong>tres con un solo ojo <strong>en</strong> el reino de Dios, y no que con<br />

los dos ojos seas arrojado al infierno, donde los gusanos no muer<strong>en</strong> y el fuego no se apaga.<br />

Porque todos serán salados con fuego. La sal es bu<strong>en</strong>a; pero si deja de estar salada, ¿cómo podrán<br />

ustedes hacerla útil otra vez? T<strong>en</strong>gan sal <strong>en</strong> ustedes y vivan <strong>en</strong> paz unos con otros.”<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te alabamos, Cristo Señor.<br />

Prefacio para un Santo (3)<br />

274


Semana Santa<br />

y<br />

Semana de<br />

Pascua


Ciclo A<br />

Domingo de Pasión, Domingo de Ramos 1<br />

Lunes Santo 16<br />

Martes Santo 18<br />

Miércoles Santo 21<br />

Jueves Santo 24<br />

Viernes Santo 27<br />

Sábado Santo 33<br />

Día de pascua 36<br />

Lunes de Pascua 38<br />

Martes de Pascua 40<br />

Miércoles de Pascua 42<br />

Jueves de Pascua 44<br />

Viernes de Pascua 46<br />

Sábado de Pascua 48<br />

Ciclo B<br />

Domingo de Pasión, Domingo de Ramos 50<br />

Lunes Santo 62<br />

Martes Santo 64<br />

Miércoles Santo 67<br />

Jueves Santo 70<br />

Viernes Santo 73<br />

Sábado Santo 79<br />

Día de pascua 82<br />

Lunes de Pascua 84<br />

Martes de Pascua 86<br />

Miércoles de Pascua 88<br />

Jueves de Pascua 90<br />

Viernes de Pascua 92<br />

Sábado de Pascua 94<br />

Ciclo C<br />

Domingo de Pasión, Domingo de Ramos 96<br />

Lunes Santo 108<br />

Martes Santo 110<br />

Miércoles Santo 113<br />

Jueves Santo 116<br />

Viernes Santo 119<br />

Sábado Santo 125<br />

Día de pascua 128<br />

Lunes de Pascua 130<br />

Martes de Pascua 132<br />

Miércoles de Pascua 134<br />

Jueves de Pascua 136<br />

Semana Santa y Semana de Pascua Ciclos A, B, C Índice


Viernes de Pascua 138<br />

Sábado de Pascua 140<br />

Semana Santa y Semana de Pascua Ciclos A, B, C Índice


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

LITURGIA DE LAS PALMAS<br />

[El pueblo, de pie, canta o dice la sigui<strong>en</strong>te antífona]<br />

Celebrante: B<strong>en</strong>dito el Rey que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor.<br />

Pueblo: Paz <strong>en</strong> el cielo y gloria <strong>en</strong> las alturas.<br />

Celebrante: Oremos.<br />

Asíst<strong>en</strong>os misericordiosam<strong>en</strong>te con tu ayuda, Señor Dios de nuestra salvación, para que <strong>en</strong>tremos<br />

con júbilo a la contemplación de aquellos hechos poderosos, por medio de los cuales nos has concedido<br />

vida e inmortalidad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA SAN MATEO 21: 1-11<br />

Cuando ya estaban cerca de Jerusalén y habían llegado a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús <strong>en</strong>vió<br />

a dos de sus discípulos, diciéndoles: - Vayan a la aldea que está <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te. Allí <strong>en</strong>contrarán una burra atada,<br />

y un burrito con ella. Desát<strong>en</strong>la y tráiganmelos. Y si algui<strong>en</strong> les dice algo, díganles que el Señor los<br />

necesita y que <strong>en</strong>seguida los devolverá. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el profeta, cuando<br />

escribió: “Digan a la ciudad de Sión: ‘Mira tu Rey vi<strong>en</strong>e a ti, humilde, montado <strong>en</strong> un burro, <strong>en</strong> un burrito,<br />

cría de una bestia de carga.” Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado. Llevaron la<br />

burra y su cría, les pusieron rapas <strong>en</strong>cima y Jesús monto. Había mucha g<strong>en</strong>te. Unos t<strong>en</strong>dían sus propias<br />

ropas por el camino y otros t<strong>en</strong>dían ramas que cortaban de los arboles. Y tanto los que iban delante como<br />

los que iban detrás, gritaban: ¡Gloria al Hijo del rey David! ¡B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor!<br />

¡Gloria <strong>en</strong> las alturas! Cuando Jesús <strong>en</strong>tro <strong>en</strong> Jerusalén, toda la ciudad se alboroto, y muchos se<br />

preguntaban: ¿Quién es este? Y la g<strong>en</strong>te contestaba: “Es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea”.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Celebrante: El Señor sea con ustedes.<br />

Pueblo: Y con tu espíritu<br />

Celebrante: Demos gracias a Dios nuestro Señor.<br />

Pueblo: Es justo darle gracias y alabanza.<br />

Es justo alabarte, Dios omnipot<strong>en</strong>te, por los hechos de amor, mediante los cuales nos has redimido<br />

por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. En este día <strong>en</strong>tró triunfalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la santa ciudad de Jerusalén, y fue<br />

proclamado Rey de reyes por los que ext<strong>en</strong>dieron sus mantos y t<strong>en</strong>dieron ramas de palmera por el camino.<br />

Haz que estos ramos sean para nosotros signo de su victoria, y concede que qui<strong>en</strong>es los llevamos <strong>en</strong> su<br />

nombre le aclamemos siempre como nuestro Rey y le sigamos por el camino que conduce a la vida eterna;<br />

qui<strong>en</strong> vive y reina <strong>en</strong> gloria contigo y el Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.<br />

Celebrante: B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> nombre del Señor.<br />

Pueblo: Hosanna <strong>en</strong> las alturas.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 1


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

LA PROCESIÓN<br />

Celebrante: Salgamos <strong>en</strong> paz.<br />

Pueblo: En nombre de Cristo. Amén.<br />

[Durante la procesión, todos llevan ramos <strong>en</strong> las manos, y se cantan himnos, salmos o antífonas<br />

apropiados, tales como:]<br />

Himno: "Honor, Loor y Gloria"<br />

l Honor, loor y gloria 3 El coro de los cielos 5 Te dieron alabanzas,<br />

Al Rey y Red<strong>en</strong>tor Te alaba, con fervor Poco antes de morir,<br />

A qui<strong>en</strong> los niños daban Y el hombre y lo creado, Nosotros te cantamos,<br />

Hosannas, con fervor. También te dan loor Reinante, ya, sin fin.<br />

(Se repite como Coro Coro Coro<br />

después de cada estrofa.)<br />

2 Tú eres rey de Israel 4 Te recibió con palmas, 6 Si ellos te agradaron<br />

Y prole de David, El pueblo hebreo fiel, Agrádete también,<br />

que <strong>en</strong> nombre de Dios vi<strong>en</strong>es, Nosotros hoy lo hacemos Nuestra fe muy sincera,<br />

al mundo a redimir. Con cánticos también. Oh, tú, clem<strong>en</strong>te Rey!<br />

Coro Coro Coro<br />

SALMO 118:19-29 (Página 653 L.O.C.)<br />

19. Ábranme las puertas de justicia;*<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

21. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

25. ¡Hosanna, oh Señor, hosanna!*<br />

Señor, danos ahora la prosperidad.<br />

26. B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> nombre del Señor;*<br />

desde la casa del señor le b<strong>en</strong>decimos.<br />

27. Dios es el Señor; nos ha iluminado;*<br />

form<strong>en</strong> una procesión con ramos hasta los cuernos del altar.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 2


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

28. "Tú eres mi Dios, te daré gracias;*<br />

tú eres mi Dios; te <strong>en</strong>salzaré".<br />

29. D<strong>en</strong> gracias al Señor porque es bu<strong>en</strong>o;*<br />

para siempre es su misericordia.<br />

[En un lugar apropiado, puede det<strong>en</strong>erse la procesión para decir la sigui<strong>en</strong>te colecta.]<br />

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no asc<strong>en</strong>dió al gozo de tu pres<strong>en</strong>cia sin antes padecer, ni<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> gloria sin antes ser crucificado: Concéd<strong>en</strong>os, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la<br />

vía de la cruz, <strong>en</strong>contremos que esta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

COLECTA<br />

Liturgia de la Palabra<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, <strong>en</strong> tu tierno amor hacia el género humano, <strong>en</strong>viaste a tu Hijo nuestro<br />

Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte <strong>en</strong> la cruz, mostrándonos ejemplo de<br />

su gran humildad: Concéd<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> tu misericordia, que caminemos por el s<strong>en</strong>dero de su padecimi<strong>en</strong>to y<br />

participemos también <strong>en</strong> su resurrección por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:13-53:12<br />

Mi siervo t<strong>en</strong>drá éxito será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al<br />

ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apari<strong>en</strong>cia humana, así también muchas naciones<br />

se quedarán admiradas; los reyes, al verlo, no podrán decir palabra, porque verán y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán algo que<br />

nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El<br />

Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces <strong>en</strong> la tierra seca. No t<strong>en</strong>ía<br />

belleza ni espl<strong>en</strong>dor, su aspecto no t<strong>en</strong>ía nada atray<strong>en</strong>te; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era<br />

un hombre ll<strong>en</strong>o de dolor, acostumbrado al sufrimi<strong>en</strong>to. Como a algui<strong>en</strong> que no merece ser visto, lo<br />

despreciamos, no lo tuvimos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta. Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba<br />

soportando nuestros propios dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado<br />

y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras<br />

maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.<br />

Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do cada uno su propio camino, pero el Señor<br />

cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera<br />

abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una<br />

oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó<br />

de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo.<br />

Lo <strong>en</strong>terraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió<br />

ningún crim<strong>en</strong> ni hubo <strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se<br />

<strong>en</strong>tregó <strong>en</strong> sacrificio por el pecado, t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 3


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

t<strong>en</strong>drán éxito los planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo;<br />

el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un<br />

lugar <strong>en</strong>tre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue<br />

contado <strong>en</strong>tre los malvados, cuando <strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos intercedió por los<br />

pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

o<br />

Isaías 45:21-25<br />

Habl<strong>en</strong> y pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sus pruebas, consúlt<strong>en</strong>se, si quier<strong>en</strong> unos con otros: ¿Quién predijo estas cosas<br />

desde el principio? ¿Quién las anunció desde hace tiempo? ¿No fui acaso yo, el Señor? Y no hay Dios<br />

fuera de mí. Fuera de mí no hay Dios victorioso y salvador. “V<strong>en</strong>gan a mí, que yo los salvaré, pueblos del<br />

extremo de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo lo juré por mí mismo, hice una promesa de<br />

triunfo, y esa promesa se cumplirá que ante mí todos doblarán la rodilla, y por mí jurarán todos y dirán:<br />

“Solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Señor están la victoria y el poder.’ Todos los que me odian quedarán <strong>en</strong> ridículo. Gracia<br />

a mí, todo el pueblo de Israel saldrá triunfante y estará orgulloso de mí.<br />

SALMO 22:1-11 (Página 509 L.O.C.)<br />

1. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?*<br />

¿Por qué estás lejos de mi súplica, y de las palabras de mi clamor?<br />

2. Dios mío, clamo de día, y no respondes;*<br />

de noche también, y no hay para mí reposo.<br />

3. Pero tú eres el Santo, *<br />

<strong>en</strong>tronizado sobre las alabanzas de Israel.<br />

4. En ti esperaron nuestros antepasados;*<br />

esperaron, y tú los libraste.<br />

5. Clamaron a ti, y fueron librados;*<br />

confiaron <strong>en</strong> ti, y no fueron avergonzados.<br />

6. Mas yo soy gusano, y no hombre,*<br />

oprobio de todos y desprecio del pueblo.<br />

7. Todos los que me v<strong>en</strong>, escarnec<strong>en</strong> de mí;*<br />

estiran los labios y m<strong>en</strong>ean la cabeza, dici<strong>en</strong>do:<br />

8. "Acudió al Señor, líbrele él;*<br />

sálvele, si tanto lo quiere".<br />

9. Pero tú eres el que me sacó del vi<strong>en</strong>tre,*<br />

y me t<strong>en</strong>ías confiado <strong>en</strong> los pechos de mi madre.<br />

10. A ti fui <strong>en</strong>tregado antes de nacer,*<br />

desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre, tú eres mi Dios.<br />

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca,*<br />

porque no hay qui<strong>en</strong> ayude.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 4


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 2: 5-11<br />

T<strong>en</strong>gan ustedes la misma manera de p<strong>en</strong>sar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de naturaleza<br />

divina, no insistió <strong>en</strong> ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de<br />

siervo nació como hombre. Y al pres<strong>en</strong>tarse como hombre se humilló a su mismo, y por obedi<strong>en</strong>cia fue a la<br />

muerte, a la vergonzosa muerte <strong>en</strong> la cruz. Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excel<strong>en</strong>te de<br />

todos los nombre, para que, al nombre de Jesús, dobl<strong>en</strong> la rodilla todos los que están <strong>en</strong> los cielos , y <strong>en</strong> la<br />

tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para la hora de Dios Padre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO [26:36-75] 27:1-54[55-66]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: Siént<strong>en</strong>se aquí,<br />

mi<strong>en</strong>tras yo voy allí a orar. Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y com<strong>en</strong>zó a s<strong>en</strong>tirse muy<br />

triste y angustiado. Les dijo: - Si<strong>en</strong>to <strong>en</strong> mi alma una tristeza de muerte. Quéd<strong>en</strong>se ustedes aquí, y<br />

permanezcan despiertos conmigo. Enseguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el<br />

suelo con la fr<strong>en</strong>te, y oró dici<strong>en</strong>do: "Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se<br />

haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú." Luego volvió a donde estaban los discípulos, y los <strong>en</strong>contró<br />

dormidos. Le dijo a Pedro: ¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mant<strong>en</strong>erse despiertos conmigo?<br />

Manténganse despiertos y or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tación. Ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a voluntad, pero su<br />

cuerpo es débil. Por segunda vez se fue, y oró así: "Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra ésta<br />

prueba, hágase tu voluntad."<br />

Cuando volvió, <strong>en</strong>contró otra vez dormidos a los discípulos, porque sus ojos se les cerraban de<br />

sueño. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repiti<strong>en</strong>do las mismas palabras. Entonces regresó a donde<br />

estaban los discípulos, y les dijo: -¿Sigu<strong>en</strong> ustedes durmi<strong>en</strong>do y descansando? Ha llegado la hora <strong>en</strong> que el<br />

Hijo del hombre va a ser <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de los pecadores. Levánt<strong>en</strong>se, vámonos; ya se acerca el que<br />

me traiciona.<br />

Todavía estaba hablando Jesús, cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó acompañado de<br />

mucha g<strong>en</strong>te armada con espadas y con palos. Iban de parte de los jefes de los sacerdotes y de los ancianos<br />

de los judíos. Judas, el traidor, les había dado una contraseña, diciéndoles: "Al que yo bese, ese es;<br />

arrést<strong>en</strong>lo." Así que, acercándose a Jesús, dijo: ¡Bu<strong>en</strong>as noches, Maestro! Y lo besó. Jesús le contestó: -<br />

Amigo, lo que has v<strong>en</strong>ido a hacer, hazlo. Entonces los otros se acercaron, echaron mano a Jesús y lo<br />

arrestaron. En eso, uno de los que estaban con Jesús sacó su espada y le cortó una oreja al criado del sumo<br />

sacerdote. Jesús le dijo: - Guarda tu espada <strong>en</strong> su lugar. Porque todos los que pelean con la espada,<br />

también a espada morirán. ¿Ya sabes que yo podría rogarle a mi Padre, y él me mandaría ahora mismo más<br />

de doce ejércitos de ángeles? Pero <strong>en</strong> ese caso, ¿cómo se cumplirán las Escrituras, que dic<strong>en</strong> que debe<br />

suceder así? Enseguida Jesús preguntó a la g<strong>en</strong>te: ¿Por qué han v<strong>en</strong>ido ustedes con espadas y con palos a<br />

arrestarme, como si yo fuera un bandido? Todos los días he estado <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> el templo, y nunca me<br />

arrestaron. Pero todo esto sucede para que se cumpla lo que dijeron los profetas <strong>en</strong> las Escrituras. En aquel<br />

mom<strong>en</strong>to, todos los discípulos dejaron solo a Jesús y huyeron.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 5


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron a la casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los<br />

maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos. Pedro lo siguió de lejos hasta el patio de la casa del<br />

sumo sacerdote. Entró, y se quedó s<strong>en</strong>tado con los guardianes del templo, para ver <strong>en</strong> que terminaría todo<br />

aquello. Los jefes de los sacerdotes y toda la Junta Suprema buscaban alguna prueba falsa para cond<strong>en</strong>ar a<br />

muerte a Jesús, pero no lo <strong>en</strong>contraron, a pesar de que muchas personas se pres<strong>en</strong>taron y lo acusaron<br />

falsam<strong>en</strong>te. Por fin se pres<strong>en</strong>taron dos más, que afirmaron: - Este hombre dijo: 'Yo puedo destruir el<br />

templo de Dios y volver a levantarlo <strong>en</strong> tres días.' Entonces el sumo sacerdote se levantó y preguntó a<br />

Jesús: ¿No contestas nada? ¿Qué es esto que están dici<strong>en</strong>do contra ti? Pero Jesús se quedó callado. El<br />

sumo sacerdote le dijo: - En el nombre del Dios vivi<strong>en</strong>te te ord<strong>en</strong>o que digas la verdad. Dinos si tú eres el<br />

Mesías, el Hijo de Dios. Jesús le contestó: - Tú lo has dicho. Y yo les digo también que ustedes van a ver<br />

al Hijo del hombre s<strong>en</strong>tado a la derecha del Todopoderoso, y v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> las nubes del cielo. Entonces el<br />

sumo sacerdote se rasgó las ropas <strong>en</strong> señal de indignación, y dijo: ¡Las palabras de este hombre son una<br />

of<strong>en</strong>sa contra Dios!<br />

¿Qué necesidad t<strong>en</strong>emos de más testigos? Ustedes han oído sus palabras of<strong>en</strong>sivas; ¿qué les parece?<br />

Ellos contestaron: - Es culpable y debe morir. Entonces le escupieron <strong>en</strong> la cara, y lo golpearon. Otros le<br />

pegaron <strong>en</strong> la cara, diciéndole: - Tú que eres el Mesías, ¡adivina quién te pegó!<br />

Pedro, <strong>en</strong>tre tanto, estaba s<strong>en</strong>tado afuera, <strong>en</strong> el patio. En esto, una sirvi<strong>en</strong>ta se le acercó y le dijo: -<br />

Tú también andabas con Jesús, el de Galilea. Pero Pedro lo negó delante de todos, dici<strong>en</strong>do: - No sé de<br />

que estás hablando. Luego se fue a la puerta, donde otra lo vio y dijo a los demás: - Ése andaba con Jesús,<br />

el de Nazaret. De nuevo Pedro lo negó, jurando: ¡No conozco a ese hombre! Poco después, los que<br />

estaban allí se acercaron a Pedro y le dijeron: - Seguro que tú también eres uno de ellos. Hasta <strong>en</strong> tu<br />

manera de hablar se te nota. Entonces él com<strong>en</strong>zó a jurar y perjurar, dici<strong>en</strong>do: -¡No conozco a ese hombre!<br />

En aquel mismo mom<strong>en</strong>to cantó un gallo, y Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: "Antes de que<br />

cante el gallo, me negarás tres veces." Y salió Pedro de allí, y lloró amargam<strong>en</strong>te.]<br />

Cuando amaneció, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se pusieron de<br />

acuerdo <strong>en</strong> un plan para matar a Jesús. Lo llevaron atado y se lo <strong>en</strong>tregaron a Pilato, al gobernador romano.<br />

Judas, el que había traicionado a Jesús, al ver que lo habían cond<strong>en</strong>ado, tuvo remordimi<strong>en</strong>tos y<br />

devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos, diciéndoles: - He<br />

pecado <strong>en</strong>tregando a la muerte a un hombre inoc<strong>en</strong>te. Pero ellos le contestaron: -¿Y eso qué nos importa a<br />

nosotros? ¡Eso es cosa tuya! Entonces Judas arrojó las monedas <strong>en</strong> el templo, y fue y se ahorcó. Los jefes<br />

de los sacerdotes, recogieron aquel dinero, y dijeron: Este dinero está manchado de sangre, no podemos<br />

ponerlo <strong>en</strong> el cofre de las ofr<strong>en</strong>das. Así que tomaron el acuerdo de comprar con él un terr<strong>en</strong>o llamado el<br />

campo del Alfarero, para t<strong>en</strong>er un lugar donde <strong>en</strong>terrar a los extranjeros. Por eso, aquel terr<strong>en</strong>o se llama<br />

hasta el día de hoy Campo de Sangre. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: "Tomaron las<br />

treinta monedas de plata, el precio que los israelitas le habían puesto, ycon ellas compraron el campo del<br />

alfarero, tal como me lo ord<strong>en</strong>ó el Señor."<br />

Jesús fue llevado ante el gobernador, que le preguntó: -¿Eres tú el Rey de los judíos? -<br />

Tú lo has dicho - contestó Jesús. Mi<strong>en</strong>tras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban.<br />

Jesús no respondía nada. Por eso Pilato le preguntó: ¿No oyes todo lo que están dici<strong>en</strong>do contra ti? Pero<br />

Jesús no le contestó ni una sola palabra; de manera que el gobernador se quedó muy extrañado.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 6


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

Durante la fiesta, el gobernador acostumbraba dejar libre un preso, el que la g<strong>en</strong>te escogiera. Había<br />

<strong>en</strong>tonces un preso famoso llamado Jesús Barrabás; y estando ellos reunidos, Pilato les preguntó: -¿A quién<br />

quier<strong>en</strong> ustedes que les ponga <strong>en</strong> libertad: a Jesús Barrabás, o a Jesús, el que llaman el Mesías? Porque se<br />

había dado cu<strong>en</strong>ta de que lo habían <strong>en</strong>tregado por <strong>en</strong>vidia. Mi<strong>en</strong>tras Pilato estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el tribunal, su<br />

esposa mandó a decirle: "No te metas con ese hombre justo, porque anoche tuve un sueño horrible por<br />

causa suya." Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos conv<strong>en</strong>cieron a la multitud de que pidiera la<br />

libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador les preguntó otra vez: -¿A cuál de los dos quier<strong>en</strong><br />

ustedes que les ponga <strong>en</strong> libertad? Ellos dijeron: -¡A Barrabás! Pilato les preguntó: -¿Y qué voy a hacer<br />

con Jesús, el que llaman el Mesías? Todos contestaron. -¡Crucifícalo! Pilato les dijo: - Pues, ¿qué mal ha<br />

hecho? Pero ellos volvieron a gritar: ¡Crucifícalo!<br />

Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que el alboroto era cada vez mayor, mandó traer agua<br />

y se lavó las manos delante de todos, dici<strong>en</strong>do: - Yo no soy responsable de la muerte de este hombre; es<br />

cosa de ustedes. Toda la g<strong>en</strong>te contestó: -¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su<br />

muerte! Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús y lo <strong>en</strong>tregó para que lo<br />

crucificaran.. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron toda la tropa alrededor<br />

de él. Le quitaron la ropa y le pusieron <strong>en</strong> la cabeza una corona tejida de espinas y una vara <strong>en</strong> la mano<br />

derecha. Luego se arrodillaron delante de él, y burlándose le decían: -¡Viva el Rey de los judíos! También<br />

le escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza. Después de burlarse así de él, le quitaron la capa<br />

roja, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo.<br />

Al salir de allí, <strong>en</strong>contraron a un hombre llamado Simón, natural de Cir<strong>en</strong>e, a qui<strong>en</strong> obligaron a<br />

cargar con la cruz de Jesús. Cuando llegaron a un sitio llamado Gólgota, (es decir, "Lugar de la Calavera"),<br />

le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero Jesús, después de probarlo, no lo quiso beber. Cuando ya lo<br />

habían crucificado los soldados echaron suertes para repartirse <strong>en</strong>tre sí la ropa de Jesús. Luego se s<strong>en</strong>taron<br />

allí para vigilarlo. Y por <strong>en</strong>cima de su cabeza pusieron un letrero, donde estaba escrita la causa de su<br />

cond<strong>en</strong>a. El letrero decía: "Este es Jesús, el Rey de los judíos." También fueron crucificados con él dos<br />

bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban lo insultaban, m<strong>en</strong>eando la cabeza y<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Tú, que derribas el templo y <strong>en</strong> tres días lo vuelves a levantar, sálvate a ti mismo! ¡Si eres<br />

Hijo de Dios, bájate de la cruz! De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los<br />

maestros de la ley, junto con los ancianos. Decían: Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Es el<br />

Rey de Israel: pues que baje de la cruz, y creeremos <strong>en</strong> él! Ha puesto su confianza <strong>en</strong> Dios: ¡pues que<br />

Dios lo salve ahora, si de veras le quiere! ¿No nos ha dicho que es Hijo de Dios? Y hasta los bandidos<br />

que estaban crucificados con él, lo insultaban.<br />

Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó <strong>en</strong> oscuridad.<br />

A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza: "Elí, Elí, ¿lema sabactani?" (es decir: "Dios mío, Dios<br />

mío, ¿por qué me has abandonado?'") Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron: - Este está<br />

llamando al profeta Elías. Al mom<strong>en</strong>to, uno de ellos fue corri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> busca de una esponja, la empapó <strong>en</strong><br />

vino agrio, la ató a una caña y se la acercó para que bebiera. Pero los otros dijeron: Déjalo, a ver si Elías<br />

vi<strong>en</strong>e a salvarlo. Jesús dio otra vez un fuerte grito, y murió. En aquel mom<strong>en</strong>to el velo del templo se rasgó<br />

<strong>en</strong> dos, de arriba abajo La tierra tembló, las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron; y hasta muchos<br />

hombres de Dios, que habían muerto, volvieron a la vida. Entonces salieron de sus tumbas, después de la<br />

resurrección de Jesús, y <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la santa ciudad de Jerusalén, donde mucha g<strong>en</strong>te los vio. Cuando el<br />

capitán y los que estaban con él vigilando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que estaba pasando, se<br />

ll<strong>en</strong>aron de miedo y dijeron: ¡De veras este hombre era Hijo de Dios!<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 7


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

[Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea y que lo<br />

habían ayudado. Entre ellas se <strong>en</strong>contraba María Magdal<strong>en</strong>a, María la madre de Santiago y de José, y la<br />

madre de los hijos de Zebedeo.<br />

Cuando ya anochecía, llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también se había<br />

hecho seguidor de Jesús, José fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ord<strong>en</strong>ó que se lo<br />

dieran, y José tomó el cuerpo, lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino limpia, y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro nuevo, de<br />

su propiedad, que había hecho cavar <strong>en</strong> la roca.<br />

Después de tapar la <strong>en</strong>trada del sepulcro con una gran piedra, se fue. Pero María Magdal<strong>en</strong>a y la otra<br />

María se quedaron s<strong>en</strong>tadas fr<strong>en</strong>te al sepulcro. Al día sigui<strong>en</strong>te, es decir el día de reposo, los jefes de los<br />

sacerdotes y los fariseos fueron juntos a ver a Pilato, y le dijeron: - Señor, recordamos que aquel<br />

m<strong>en</strong>tiroso, cuando aún vivía, dijo que después de tres días iba a resucitar. Por eso, mande usted asegurar el<br />

sepulcro hasta el tercer día, no sea que v<strong>en</strong>gan de noche sus discípulos y rob<strong>en</strong> el cuerpo, y después digan<br />

a la g<strong>en</strong>te que ha resucitado. En tal caso, la última m<strong>en</strong>tira sería peor que la primera. Pilato les dijo: - Ahí<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ustedes soldados de guardia. Vayan y asegur<strong>en</strong> el sepulcro lo mejor que puedan. Fueron, pues y<br />

aseguraron el sepulcro poni<strong>en</strong>do un sello sobre la piedra que lo tapaba; y dejaron allí los soldados de<br />

guardia.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 8


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SAN MATEO 26:36 al 27:66<br />

NARRADOR: Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo:<br />

JESÚS: Siént<strong>en</strong>se aquí, mi<strong>en</strong>tras yo voy allí a orar.<br />

NARRADOR: Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y com<strong>en</strong>zó a s<strong>en</strong>tirse muy triste y<br />

angustiado. Les dijo:<br />

JESÚS: Si<strong>en</strong>to <strong>en</strong> mi alma una tristeza de muerte. Quéd<strong>en</strong>se ustedes aquí, y permanezcan<br />

despiertos conmigo.<br />

NARRADOR: Enseguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la<br />

fr<strong>en</strong>te, y oró dici<strong>en</strong>do:<br />

JESÚS: "Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que<br />

yo quiero, sino lo que quieres tú."<br />

NARRADOR: Luego volvió a donde estaban los discípulos, y los <strong>en</strong>contró dormidos. Le dijo a<br />

Pedro:<br />

JESÚS: ¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mant<strong>en</strong>erse despiertos conmigo?<br />

Manténganse despiertos y or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tación Ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

bu<strong>en</strong>a voluntad, pero su cuerpo es débil.<br />

NARRADOR: Por segunda vez se fue, y oró así:<br />

JESÚS: "Padre mío, si no es posible evitar que yo sufra ésta prueba, hágase tu voluntad."<br />

NARRADOR: Cuando volvió, <strong>en</strong>contró otra vez dormidos a los discípulos, porque sus ojos se les<br />

cerraban de sueño. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repiti<strong>en</strong>do las mismas<br />

palabras. Entonces regresó a donde estaban los discípulos, y les dijo:<br />

JESÚS: ¿Sigu<strong>en</strong> ustedes durmi<strong>en</strong>do y descansando? Ha llegado la hora <strong>en</strong> que el Hijo del<br />

hombre va a ser <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de los pecadores. Levánt<strong>en</strong>se, vámonos; ya se<br />

acerca el que me traiciona.<br />

NARRADOR: Todavía estaba hablando Jesús, cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó<br />

acompañado de mucha g<strong>en</strong>te armada con espadas y con palos. Iban de parte de los<br />

jefes de los sacerdotes y de los ancianos de los judíos. Judas, el traidor, les había<br />

dado una contraseña, diciéndoles:<br />

JUDAS: "Al que yo bese, ése es; arrést<strong>en</strong>lo."<br />

NARRADOR: Así, que acercándose a Jesús, dijo:<br />

JUDAS: ¡Bu<strong>en</strong>as noches, Maestro!<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 9


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

NARRADOR: Y lo besó. Jesús le contestó:<br />

JESÚS: Amigo, lo que has v<strong>en</strong>ido a hacer, hazlo.<br />

NARRADOR: Entonces los otros se acercaron, echaron mano a Jesús y lo arrestaron. En eso, uno<br />

de los que estaban con Jesús sacó su espada y le cortó una oreja al criado del sumo<br />

sacerdote. Jesús le dijo:<br />

JESÚS: Guarda tu espada <strong>en</strong> su lugar. Porque todos los que pelean con la espada, también<br />

a espada morirán. ¿No sabes que yo podría rogarle a mi Padre, y él me mandaría<br />

ahora mismo más de doce ejércitos de ángeles? Pero <strong>en</strong> ese caso, ¿cómo se<br />

cumplirían las Escrituras, que dic<strong>en</strong> que debe suceder así?<br />

NARRADOR: Enseguida Jesús preguntó a la g<strong>en</strong>te:<br />

JESÚS: ¿Por qué han v<strong>en</strong>ido ustedes con espadas y con palos a arrestarme, como si yo<br />

fuera un bandido? Todos los días he estado <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> el templo, y nunca me<br />

arrestaron. Pero todo esto sucede para que se cumpla lo que dijeron los profetas <strong>en</strong><br />

las Escrituras.<br />

NARRADOR: En aquel mom<strong>en</strong>to, todos los discípulos dejaron sólo a Jesús y huyeron. Los que<br />

habían arrestado a Jesús lo llevaron a la casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde<br />

los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos. Pedro lo siguió de lejos<br />

hasta el patio de la casa del sumo sacerdote. Entró, y se quedó s<strong>en</strong>tado con los<br />

guardianes del templo, para ver <strong>en</strong> que terminaría todo aquello.<br />

Los jefes de los sacerdotes y toda la Junta Suprema buscaban alguna prueba falsa<br />

para cond<strong>en</strong>ar a muerte a Jesús, pero no la <strong>en</strong>contraron, a pesar de que muchas<br />

personas se pres<strong>en</strong>taron y lo acusaron falsam<strong>en</strong>te. Por fin se pres<strong>en</strong>taron dos más,<br />

que afirmaron:<br />

TESTIGOS: Este hombre dijo: 'Yo puedo destruir el templo de Dios y volver a levantarlo <strong>en</strong><br />

tres días.'<br />

NARRADOR: Entonces el sumo sacerdote se levantó y preguntó a Jesús:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE: ¿No contestas nada? ¿Qué es esto que están dici<strong>en</strong>do contra ti?<br />

NARRADOR: Pero Jesús se quedó callado. El sumo sacerdote le dijo:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE: En el nombre del vivi<strong>en</strong>te te ord<strong>en</strong>o que digas la verdad. Dinos si tú eres el<br />

Mesías, el Hijo de Dios.<br />

NARRADOR: Jesús le contestó:<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 10


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

JESÚS: Tú lo has dicho. Y yo les digo también que ustedes van a ver al Hijo del hombre<br />

s<strong>en</strong>tado a la derecha del Todopoderoso, y v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> las nubes del cielo.<br />

NARRADOR: Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas <strong>en</strong> señal de indignación, y dijo:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE: !Las palabras de este hombre son una of<strong>en</strong>sa contra Dios! ¿Qué necesidad t<strong>en</strong>emos<br />

de más testigos? Ustedes han oído sus palabras of<strong>en</strong>sivas; ¿qué les parece?<br />

NARRADOR: Ellos contestaron:<br />

SACERDOTES: Es culpable, y debe morir.<br />

NARRADOR: Entonces le escupieron <strong>en</strong> la cara y lo golpearon. Otros le pegaron <strong>en</strong> la cara,<br />

diciéndole:<br />

SACERDOTES: Tú que eres el Mesías, ¡adivina quién te pegó!<br />

NARRADOR: Pedro, <strong>en</strong>tre tanto, estaba s<strong>en</strong>tado afuera, <strong>en</strong> el patio. En esto, una sirvi<strong>en</strong>ta se le<br />

acercó y le dijo:<br />

SIRVIENTA: Tú también andabas con Jesús, el de Galilea.<br />

NARRADOR: Pero Pedro lo negó delante de todos, dici<strong>en</strong>do:<br />

PEDRO: No sé de que estás hablando.<br />

NARRADOR: Luego se fue a la puerta, donde otra lo vio y dijo a los demás:<br />

SIRVIENTA: Ése andaba con Jesús, el de Nazaret.<br />

NARRADOR: De nuevo Pedro lo negó, jurando:<br />

PEDRO: ¡No conozco a ese hombre!<br />

NARRADOR: Poco después, los que estaban allí se acercaron a Pedro y le dijeron:<br />

SIRVIENTES: Seguro que tú también eres uno de ellos. Hasta <strong>en</strong> tu manera de hablar se te nota.<br />

NARRADOR: Entonces él com<strong>en</strong>zó a jurar y perjurar, dici<strong>en</strong>do:<br />

PEDRO: ¡No conozco a ese hombre!<br />

NARRADOR: En aquel mismo mom<strong>en</strong>to cantó un gallo, y Pedro se acordó de que Jesús le había<br />

dicho: 'Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.' Y salió Pedro de allí, y<br />

lloró amargam<strong>en</strong>te. Cuando amaneció, todos los jefes de los sacerdotes y los<br />

ancianos de los judíos se pusieron de acuerdo <strong>en</strong> un plan para matar a Jesús. Lo<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 11


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

llevaron atado y se lo <strong>en</strong>tregaron a Pilato, el gobernador romano. Judas, el que<br />

había traicionado a Jesús, al ver que lo habían cond<strong>en</strong>ado, tuvo remordimi<strong>en</strong>tos y<br />

devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos,<br />

diciéndoles:<br />

JUDAS: He pecado <strong>en</strong>tregando a la muerte a un hombre inoc<strong>en</strong>te.<br />

NARRADOR: Pero ellos le contestaron:<br />

SACERDOTES: ¿Y eso qué nos importa a nosotros? ¡Eso es cosa tuya!<br />

NARRADOR: Entonces Judas arrojó las monedas <strong>en</strong> el templo, y fue y se ahorcó. Los jefes de los<br />

sacerdotes recogieron aquel dinero, y dijeron:<br />

SACERDOTES: Este dinero está manchado de sangre; no podemos ponerlo <strong>en</strong> el cofre de las<br />

ofr<strong>en</strong>das.<br />

NARRADOR: Así que tomaron el acuerdo de comprar con él un terr<strong>en</strong>o llamado el Campo del<br />

Alfarero, para t<strong>en</strong>er un lugar donde <strong>en</strong>terrar a los extranjeros. Por eso, aquel<br />

terr<strong>en</strong>o se llama hasta el día de hoy Campo de Sangre. Así se cumplió lo que había<br />

dicho el profeta Jeremías: "Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que los<br />

israelitas le habían puesto, y con ellas compraron el campo del alfarero, tal como<br />

me lo ord<strong>en</strong>ó el Señor." Jesús fue llevado ante el gobernador, que le preguntó:<br />

PILATO: ¿Eres tú el Rey de los judíos?<br />

JESÚS: Tú lo has dicho.<br />

NARRADOR: Mi<strong>en</strong>tras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban, Jesús no respondía<br />

nada. Por eso Pilato le preguntó:<br />

PILATO: ¿No oyes todo lo que están dici<strong>en</strong>do contra ti?<br />

NARRADOR: Pero Jesús no le contestó ni una sola palabra; de manera que el gobernador se<br />

quedó muy extrañado. Durante la fiesta, el ] gobernador acostumbraba dejar libre<br />

un preso, el que la g<strong>en</strong>te escogiera. Había <strong>en</strong>tonces un preso famoso llamado Jesús<br />

Barrabás; y estando ellos reunidos, Pilato les preguntó:<br />

PILATO: ¿A quién quier<strong>en</strong> ustedes que les ponga <strong>en</strong> libertad: a Jesús Barrabas, o a Jesús, el<br />

que llaman el Mesías?<br />

NARRADOR: Porque se había dado cu<strong>en</strong>ta de que lo habían <strong>en</strong>tregado por <strong>en</strong>vidia. Mi<strong>en</strong>tras<br />

Pilato estaba s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el tribunal, su esposa mandó a decirle:<br />

ESPOSA: "No te metas con ese hombre justo, porque anoche tuve un sueño horrible por<br />

causa suya."<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 12


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

NARRADOR: Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos conv<strong>en</strong>cieron a la multitud de que<br />

pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador les preguntó<br />

otra vez:<br />

PILATO: ¿A cuál de los dos quier<strong>en</strong> ustedes que les ponga <strong>en</strong> libertad?<br />

NARRADOR: Ellos dijeron:<br />

TODOS: ¡A Barrabás!<br />

NARRADOR: Pilato les preguntó:<br />

PILATO: ¿Y qué voy a hacer con Jesús, el que llaman el Mesías?<br />

NARRADOR: Todos contestaron:<br />

TODOS: ¡Crucifícalo!<br />

NARRADOR: Pilato les dijo:<br />

TODOS: Pues ¿qué mal ha hecho?<br />

NARRADOR: Pero ellos volvieron a gritar:<br />

TODOS: ¡Crucifícalo!<br />

NARRADOR: Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que el alboroto era cada vez mayor,<br />

mandó traer agua y se lavó las manos delante de todos, dici<strong>en</strong>do:<br />

PILATO: Yo no soy responsable de la muerte de este hombre; es cosa de ustedes.<br />

NARRADOR: Toda la g<strong>en</strong>te contestó:<br />

TODOS: ¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte!<br />

NARRADOR: Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús y lo <strong>en</strong>tregó para<br />

que lo crucificaran. Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio y<br />

reunieron toda la tropa alrededor de él. Le quitaron su ropa, lo vistieron con una<br />

capa roja y le pusieron <strong>en</strong> La cabeza una corona tejida de espinas y una vara <strong>en</strong> la<br />

mano derecha. Luego se arrodillaron delante de él, y burlándose le decían:<br />

SOLDADOS: ¡Viva el Rey de los judíos!<br />

NARRADOR: También le escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza. Después de<br />

burlarse así de él, le quitaron la capa roja, le pusieron su propia ropa y se lo<br />

llevaron para crucificarlo. Al salir de allí, <strong>en</strong>contraron a un hombre llamado Simón,<br />

natural de Cir<strong>en</strong>e, a qui<strong>en</strong> obligaron a cargar con la cruz de Jesús.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 13


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

Todos se pon<strong>en</strong> de pie<br />

Cuando llegaron a un sitio llamado Gólgota, (es decir, “Lugar de la Calavera"), le<br />

dieron a beber vino mezclado con hiel; pero Jesús, después de probarlo, no lo quiso<br />

beber. Cuando ya lo habían crucificado, los soldados echaron suertes para<br />

repartirse <strong>en</strong>tre sí la ropa de Jesús. Luego se s<strong>en</strong>taron allí para vigilarlo. Y por<br />

<strong>en</strong>cima de su cabeza pusieron un letrero, donde estaba escrito la causa de su<br />

cond<strong>en</strong>a. El letrero decía: "Este es Jesús, el Rey de los judíos." También fueron<br />

crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que<br />

pasaban lo insultaban, m<strong>en</strong>eando la cabeza y dici<strong>en</strong>do:<br />

TODOS: ¡Tú, que derribas el templo y <strong>en</strong> tres días lo vuelves a levantar, sálvate a ti mismo!<br />

¡Si eres Hijo de Dios, bájate de la cruz!<br />

NARRADOR: De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de<br />

la ley, junto con los ancianos. Decían:<br />

SACERDOTES: Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. Es el Rey de Israel: ¡pues que<br />

baje de la cruz, y creeremos <strong>en</strong> él! Ha puesto su confianza <strong>en</strong> Dios: ¡pues que<br />

Dios lo salve ahora, si de veras le quiere!" ¿No nos ha dicho que es Hijo de Dios?<br />

NARRADOR: Y hasta los bandidos que están crucificados con él, lo insultaban. Desde el<br />

mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó <strong>en</strong> oscuridad. A esa<br />

misma hora, Jesús gritó con fuerza:<br />

JESÚS: "Elí, Elí, ¿lema sabactani?"<br />

NARRADOR: (es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?")<br />

Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron:<br />

TODOS: Este está llamando al profeta Elías.<br />

NARRADOR: Al mom<strong>en</strong>to, uno de ellos fue corri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> busca de una esponja, la empapó <strong>en</strong><br />

vino agrio, la ató a una caña y se la acercó para que bebiera. Pero los otros dijeron:<br />

TODOS: Déjalo, a ver si Elías vi<strong>en</strong>e a salvarlo.<br />

NARRADOR: Jesús dio otra vez un fuerte grito, y murió.<br />

Todos guardan sil<strong>en</strong>cio<br />

En aquel mom<strong>en</strong>to el velo del templo se rasgó <strong>en</strong> dos, de arriba abajo. La tierra<br />

tembló, las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron; y hasta muchos hombres<br />

de Dios, que habían muerto, volvieron a la vida. Entonces salieron de sus tumbas,<br />

después de la resurrección de Jesús, y <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> la santa ciudad de Jerusalén,<br />

donde mucha g<strong>en</strong>te los vio. Cuando el capitán y los que estaban con él vigilando a<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 14


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

Jesús vieron el terremoto y todo lo que estaba pasando, se ll<strong>en</strong>aron de miedo y<br />

dijeron:<br />

SOLDADOS: ¡De veras este hombre era Hijo de Dios!<br />

NARRADOR: Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde<br />

Galilea y que lo habían ayudado. Entre ellas se <strong>en</strong>contraban María Magdal<strong>en</strong>a,<br />

María la madre de Santiago y de José, y la madre de Zebedeo. Cuando ya<br />

anochecía, llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también se<br />

había hecho seguidor de Jesús. José, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de<br />

Jesús. Pilato ord<strong>en</strong>ó que se lo dieran, y José tomó el cuerpo, lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una<br />

sábana de lino limpia y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro nuevo, de su propiedad, que había<br />

hecho cavar <strong>en</strong> la roca. Después de tapar la <strong>en</strong>trada del sepulcro con una gran<br />

piedra, se fue. Pero María Magdal<strong>en</strong>a y la otra María se quedaron s<strong>en</strong>tadas fr<strong>en</strong>te<br />

al sepulcro. Al día sigui<strong>en</strong>te, es decir, el día de reposo, los jefes de los sacerdotes y<br />

los fariseos fueron juntos a ver a Pilato, y le dijeron:<br />

SACERDOTES: Señor, recordamos que aquel m<strong>en</strong>tiroso, cuando aún vivía, dijo que después de tres<br />

días iba a resucitar. Por eso, mande usted asegurar el sepulcro hasta el tercer día,<br />

no sea que v<strong>en</strong>gan de noche sus discípulos y rob<strong>en</strong> el cuerpo, y después digan a la<br />

g<strong>en</strong>te que ha resucitado. En tal caso, la última m<strong>en</strong>tira sería peor que la primera.<br />

NARRADOR: Pilato les dijo:<br />

PILATO: Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ustedes soldados de guardia. Vayan y asegur<strong>en</strong> el sepulcro lo mejor que<br />

puedan.<br />

NARRADOR: Fueron, pues, y aseguraron el sepulcro poni<strong>en</strong>do un sello sobre la piedra que lo<br />

tapaba; y dejaron allí los soldados de guardia.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 15


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Lunes Santo<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no asc<strong>en</strong>dió al gozo de tu pres<strong>en</strong>cia sin antes padecer, ni<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> gloria sin antes ser crucificado: Concéd<strong>en</strong>os, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la<br />

vía de la cruz, <strong>en</strong>contremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:1-9<br />

"Aquí está mi siervo, a qui<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>go, mi elegido, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> me deleito. He puesto <strong>en</strong> él mi espíritu<br />

para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz <strong>en</strong> las<br />

calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilm<strong>en</strong>te. Verdaderam<strong>en</strong>te<br />

traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia <strong>en</strong> la tierra. Los<br />

países del mar estarán at<strong>en</strong>tos a sus <strong>en</strong>señanzas."<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ése es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni<br />

que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 36:5-l0 (Página 530 L.O.C.)<br />

5. Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor;*<br />

tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6. Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande;*<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7. ¡Cuán precioso es tu amor!*<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong> bajo la sombra de tus alas.<br />

8. Festejan la abundancia de tu casa;*<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9. Porque contigo está el manantial de la vida,*<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

l0. Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>,*<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 11:39--12:3<br />

Sin embargo ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la<br />

fe que t<strong>en</strong>ían; porque Dios, t<strong>en</strong>iéndonos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que<br />

solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 16


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Lunes Santo<br />

Por eso, nosotros, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a<br />

un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos <strong>en</strong>reda, y corramos con fortaleza la carrera que<br />

t<strong>en</strong>emos por delante. Fijemos nuestra mirada <strong>en</strong> Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es qui<strong>en</strong> la<br />

perfecciona. Jesús sufrió <strong>en</strong> la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que<br />

después del sufrimi<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>dría gozo y alegría; y se s<strong>en</strong>tó a la derecha del trono de Dios. Por lo tanto,<br />

medit<strong>en</strong> <strong>en</strong> el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se<br />

cans<strong>en</strong> ni se desanim<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betanía, donde vivía Lázaro, a qui<strong>en</strong> él había resucitado. Allí<br />

hicieron una c<strong>en</strong>a <strong>en</strong> honor de Jesús; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comi<strong>en</strong>do<br />

con él. María trajo unos tresci<strong>en</strong>tos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de<br />

Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa se ll<strong>en</strong>ó del aroma del perfume.<br />

Entonces Judas Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Jesús, dijo: -¿Por qué<br />

no se ha v<strong>en</strong>dido este perfume <strong>en</strong> tresci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios, para ayudar a los pobres? Pero Judas no dijo esto<br />

porque le importarán los pobres, sino porque era ladrón, y como t<strong>en</strong>ía a su cargo la bolsa del dinero,<br />

robaba de lo que echaban <strong>en</strong> ella. Jesús le dijo: - Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi<br />

<strong>en</strong>tierro. A los pobres siempre los t<strong>en</strong>drán <strong>en</strong>tre ustedes, pero a mí no siempre me t<strong>en</strong>drán. Muchos de los<br />

judíos se <strong>en</strong>teraron de que Jesús estaba <strong>en</strong> Betanía, y fueron allá, no sólo para ver a Jesús sino también a<br />

Lázaro, a qui<strong>en</strong> Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a<br />

Lázaro, porque por causa suya muchos judíos se estaban separando de ellos para creer <strong>en</strong> Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14:3-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Jesús había ido a Betania, a casa de Simón, al que llamaban el leproso; mi<strong>en</strong>tras estaba s<strong>en</strong>tado a la<br />

mesa, llegó una mujer que llevaba un frsco de alabastro ll<strong>en</strong>o de perfume de nardo puro, de mucho valor.<br />

Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los pres<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>ojaron, y<br />

se dijeron unos a otros:<br />

¿Por qué se ha desperdiciado este perfume? Podía haberse v<strong>en</strong>dido por más de tresci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios,<br />

para ayudar a los pobres. Y criticaban a aquella mujer. Pero Jesús dijo: -Déj<strong>en</strong>la; ¿por qué la molestan?<br />

Esto que me ha hecho es bu<strong>en</strong>o. Pues a los pobres siempre los t<strong>en</strong>drán <strong>en</strong>tre ustedes, y pued<strong>en</strong> hacerles<br />

bi<strong>en</strong> cuando quiera; pero a mi no siempre me van a t<strong>en</strong>er. Esta mujer ha hecho lo que ha podido: Ha<br />

perfumado mi cuerpo de antemano para mi <strong>en</strong>tierro. Les aseguro que <strong>en</strong> cualquier lugar del mundo donde<br />

se predique el m<strong>en</strong>saje de salvación, se hablará también de lo que hizo esta mujer, y así será recoredada.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 17


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la pasión de tu b<strong>en</strong>dito Hijo convertiste a un instrum<strong>en</strong>to de muerte vergonzosa <strong>en</strong><br />

un medio de vida para nosotros: Concede que de tal modo nos gloriemos <strong>en</strong> la cruz de Cristo que suframos<br />

con alegría la vergü<strong>en</strong>za y privación por causa de tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 49:1-6<br />

Óiganme, países del mar, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de<br />

que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de mi madre. Convirtió mi l<strong>en</strong>gua<br />

<strong>en</strong> espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió <strong>en</strong> una flecha aguda y me guardó<br />

<strong>en</strong> su aljaba. Me dijo: "Israel, tú eres mi siervo, <strong>en</strong> ti me mostraré glorioso," Y yo que había p<strong>en</strong>sado: "He<br />

pasado trabajos <strong>en</strong> vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada." En realidad mi causa está <strong>en</strong> manos<br />

del Señor, mi recomp<strong>en</strong>sa está <strong>en</strong> poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él<br />

ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer<br />

que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: "No basta que seas mi siervo sólo para<br />

restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las<br />

naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 7l:l-l2 (Página 578 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, me he refugiado;*<br />

no sea yo avergonzado jamás.<br />

2. En tu justicia, líbrame y rescátame;*<br />

inclina a mí tu oído, y sálvame.<br />

3. Sé tú mi roca de refugio,<br />

el alcázar donde me salve;*<br />

tú eres mi risco y mi fortaleza.<br />

4. Dios mío, líbrame de la mano del malvado,*<br />

de las garras del malhechor y opresor;<br />

5. Porque tú, Señor Dios, eres mi esperanza,*<br />

mi confianza desde mi juv<strong>en</strong>tud.<br />

6. En ti he sido sust<strong>en</strong>tado desde el vi<strong>en</strong>tre;<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre has sido mi vigor;*<br />

de ti será siempre mi alabanza.<br />

7. Port<strong>en</strong>to he sido a muchos,*<br />

más tú eres mi refugio y fortaleza.<br />

8. Sea ll<strong>en</strong>a mi boca de tu alabanza,*<br />

y de tu gloria todo el día.<br />

9. No me deseches <strong>en</strong> la vejez;*<br />

cuando mi fuerza se acabare, no me desampares;<br />

l0. Porque mis <strong>en</strong>emigos hablan contra mí,*<br />

y los que acechan mi vida conspiran.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 18


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

ll. Dic<strong>en</strong>: "Dios lo ha desamparado;*<br />

persíganlo y agárr<strong>en</strong>lo, porque no hay qui<strong>en</strong> lo defi<strong>en</strong>da".<br />

l2. Oh Dios, no te alejes de mí:*<br />

Dios mío, apresúrate a socorrerme.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:18-31<br />

El m<strong>en</strong>saje de la muerte de Cristo <strong>en</strong> la cruz parece una tontería a los que van a la destrucción; pero<br />

este m<strong>en</strong>saje es poder de Dios para los que vamos a la salvación. Como dice la Escritura: "Destruiré la<br />

sabiduría de los sabios y rechazaré el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de los <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos." ¿En qué pararon el sabio, y el<br />

maestro, y el que sabe discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha convertido <strong>en</strong> tontería la sabiduría de<br />

este mundo! Dios, <strong>en</strong> su sabiduría, dispuso que los que son del mundo no le conocieran por medio de la<br />

sabiduría humana; antes bi<strong>en</strong>, prefirió salvar por medio de su m<strong>en</strong>saje a los que confían <strong>en</strong> él, aunque este<br />

m<strong>en</strong>saje parezca una tontería.<br />

Los judíos quier<strong>en</strong> ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros anunciamos<br />

a un Mesías crucificado. Esto les resulta of<strong>en</strong>sivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería;<br />

pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios.<br />

Pues lo que <strong>en</strong> Dios puede parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que<br />

<strong>en</strong> Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana. Hermanos, deb<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de<br />

que Dios los ha llamado a pesar de que pocos de ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos<br />

de ustedes son g<strong>en</strong>te con autoridad o pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a familias importantes. Y es que, para avergonzar a los<br />

sabios, Dios ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a<br />

los que el mundo ti<strong>en</strong>e por débiles. Dios ha escogido a la g<strong>en</strong>te despreciada y sin importancia de este<br />

mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así nadie podrá presumir delante<br />

de Dios. Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea<br />

nuestra sabiduría y que por medio de Cristo seamos librados de culpa, consagrados a Dios y salvados. De<br />

esta manera, como dic<strong>en</strong> las Escrituras: "Si alguno quiere <strong>en</strong>orgullecerse, que se <strong>en</strong>orgullezca del Señor."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:37-38,42-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían <strong>en</strong> él;<br />

pues t<strong>en</strong>ía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías: "Señor, ¿quién ha creído nuestro m<strong>en</strong>saje? ¿A<br />

quién ha revelado el Señor su poder?" Sin embargo, muchos de los judíos creyeron <strong>en</strong> Jesús; incluso<br />

algunos de los más importantes. Pero no lo decían <strong>en</strong> público por miedo a los fariseos, para que no los<br />

expulsaran de las sinagogas. Preferían recibir la honra que dan los hombres a recibir la honra que da Dios.<br />

Jesús dijo con voz fuerte: "El que cree <strong>en</strong> mí, no cree solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> mí, sino también <strong>en</strong> el Padre, que me<br />

ha <strong>en</strong>viado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha <strong>en</strong>viado. Yo, que soy la luz, he v<strong>en</strong>ido al mundo<br />

para que los que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí no se qued<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no las<br />

obedece, no soy yo qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>a; porque yo no vine para cond<strong>en</strong>ar al mundo, sino para salvarlo. El<br />

que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>e; las palabras que yo he dicho<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 19


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

lo cond<strong>en</strong>arán <strong>en</strong> el día último. Porque yo no hablo por mi cu<strong>en</strong>ta; el Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, me ha<br />

ord<strong>en</strong>ando lo que debo decir y <strong>en</strong>señar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo<br />

que yo digo, lo digo como el Padre me ha ord<strong>en</strong>ado.<br />

El Evangelio de Nuestro Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 11:15-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después que llegaron a Jerusalén, Jesús <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el templo y com<strong>en</strong>zó a echar de allí a los que<br />

estaban v<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do y comprando. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero a la g<strong>en</strong>te, y los puestos de<br />

los que v<strong>en</strong>dían palomas; y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas. Y se puso a<br />

<strong>en</strong>señar, dici<strong>en</strong>do: - En las escrituras dice: 'Mi casa será declarada casa de oración para todas las naciones',<br />

pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes y los<br />

maestros de la ley com<strong>en</strong>zaron a buscar la manera de matar a Jesús, porque le t<strong>en</strong>ían miedo, pues toda la<br />

g<strong>en</strong>te estaba admirada de su <strong>en</strong>señanza. Pero al llegar la noche, Jesús y sus discípulos salieron de la<br />

ciudad.<br />

El Evangelio de Nuestro Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 20


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo nuestro Salvador <strong>en</strong>tregó su cuerpo a los azotes y su rostro al esputo:<br />

Otórganos tu gracia para soportar gozosam<strong>en</strong>te los sufrimi<strong>en</strong>tos de esta vida temporal, confiados <strong>en</strong> la<br />

gloria que ha de ser revelada; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías: 50:4-9a<br />

El Señor me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de ali<strong>en</strong>to. Todas las<br />

mañanas me hace estar at<strong>en</strong>to para que escuche dócilm<strong>en</strong>te. El Señor me ha dado <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y yo no<br />

me he resistido ni le he vuelto las espaldas. Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me<br />

arrancaran la barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían. El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda: por<br />

eso no me hier<strong>en</strong> los insultos; por eso me mant<strong>en</strong>go firme como una roca, pues sé que no quedaré <strong>en</strong><br />

ridículo.<br />

A mi lado está mi def<strong>en</strong>sor: ¿Algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e algo <strong>en</strong> mi contra? ¡Vayamos juntos ante el juez!<br />

¿Algui<strong>en</strong> se cree con derecho a acusarme? ¡Que v<strong>en</strong>ga y me lo diga! El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda; ¿quién<br />

podrá cond<strong>en</strong>arme? Todos mis <strong>en</strong>emigos desaparecerán como vestido comido por la polilla.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 69:7-15,22-23 ( Página 576 L.O.C.)<br />

7. No sean avergonzados por causa mía los que <strong>en</strong> ti confían,<br />

Señor Dios de los ejércitos:*<br />

no sean deshonrados por mí los que te buscan,<br />

oh Dios de Israel.<br />

8. Ciertam<strong>en</strong>te por amor a ti he sufrido afr<strong>en</strong>ta;*<br />

la vergü<strong>en</strong>za ha cubierto mi rostro.<br />

9. Extranjero he llegado a ser para mis propios hermanos,*<br />

forastero para los hijos de mi madre.<br />

l0. Me consumió el celo de tu casa;*<br />

las of<strong>en</strong>sas de los que te insultaban cayeron sobre mí.<br />

ll. Me humillé con ayunos,*<br />

mas esto me ha sido por afr<strong>en</strong>ta.<br />

l2. Me vestí además de luto,*<br />

y vine a serles como proverbio.<br />

l3. Murmuran contra mí los que se si<strong>en</strong>tan a la puerta,*<br />

y me zahier<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus canciones los borrachos.<br />

l4. Pero yo oró a ti, oh Señor,*<br />

<strong>en</strong> el tiempo que has fijado:<br />

l5. "Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,*<br />

respóndeme con tu inagotable socorro."<br />

22. La afr<strong>en</strong>ta me destroza el corazón, y no puede ser sanado;*<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 21


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

busqué compasión, y no la <strong>en</strong>contré, consoladores, y ninguno hallé.<br />

23. Me pusieron hiel por comida,*<br />

y <strong>en</strong> mi sed me dieron a beber vinagre.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 9:11-15,24-28<br />

Pero Cristo ya vino, y ahora él es el sumo sacerdote de los bi<strong>en</strong>es definitivos. El santuario donde él<br />

actúa como sacerdote es mejor y más perfecto, y no ha sido hecho por los hombres; es decir, no es de esta<br />

creación. Cristo ha <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y becerros, sino su<br />

propia sangre; ha <strong>en</strong>trado una sola vez y para siempre, y ha obt<strong>en</strong>ido para nosotros la salvación eterna. Es<br />

verdad que la sangre de los toros y chivos, y las c<strong>en</strong>izas de la becerra que se quema <strong>en</strong> el altar, las cuales<br />

son rociadas sobre los que están impuros, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> poder para consagrarlos y purificarlos por fuera. Pero si<br />

esto es así, ¿cuánto más poder t<strong>en</strong>drá la sangre de Cristo! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se<br />

ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha, y su sangre limpia nuestra conci<strong>en</strong>cia de las obras<br />

que llevan a la muerte, para que podamos servir al Dios vivi<strong>en</strong>te.<br />

Por eso, Jesucristo intervino con su muerte, a fin de unir a Dios y los hombres mediante un nuevo<br />

pacto y testam<strong>en</strong>to, para que sean perdonados los pecados cometidos bajo el primer pacto, y para que los<br />

que Dios ha llamado puedan recibir la her<strong>en</strong>cia eterna que él les ha prometido.<br />

Porque Cristo no <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> aquel santuario hecho por los hombres, que era solam<strong>en</strong>te una figura del<br />

santuario verdadero, sino que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el cielo mismo, donde ahora se pres<strong>en</strong>ta delante de Dios para rogar<br />

<strong>en</strong> nuestro favor. Y no <strong>en</strong>tró para ofrecerse <strong>en</strong> sacrificio muchas veces, como hace cada año todo sumo<br />

sacerdote, que <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el santuario para ofrecer sangre aj<strong>en</strong>a. Si ése fuera el caso, Cristo habría t<strong>en</strong>ido que<br />

morir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es que ahora, <strong>en</strong> el final de los tiempos,<br />

Cristo ha aparecido una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo <strong>en</strong> sacrificio para quitar el<br />

pecado. Y así como todos han de morir una sola vez y después v<strong>en</strong>drá el juicio, así también Cristo ha sido<br />

ofrecido <strong>en</strong> sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Después aparecerá por segunda vez,<br />

ya no <strong>en</strong> relación con el pecado, sino para salvar a los que le esperan.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:21-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de decir esto, Jesús se sintió profundam<strong>en</strong>te conmovido, y añadió con toda claridad: - Les<br />

aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Los discípulos com<strong>en</strong>zaron <strong>en</strong>tonces a mirarse unos a otros,<br />

sin saber de quién estaba hablando. Uno de ellos, a qui<strong>en</strong> Jesús quería mucho, estaba a su lado, de forma<br />

que podían conversar mi<strong>en</strong>tras c<strong>en</strong>aban, y Simón Pedro le dijo por señas que le preguntara de quién estaba<br />

hablando.<br />

Él, acercándose más a Jesús, le preguntó: - Señor, ¿quién es? Jesús le contestó: - Voy a mojar un<br />

pedazo de pan, y a qui<strong>en</strong> se lo dé, ése es. Enseguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas, hijo de<br />

Simón Iscariote. Y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> su corazón. Jesús le dijo: - Lo<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 22


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que estaban c<strong>en</strong>ando a la mesa <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió por que le decía<br />

eso. Como Judas era el <strong>en</strong>cargado de la bolsa del dinero, algunos p<strong>en</strong>saron que Jesús le quería decir que<br />

comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Una vez que Judas hubo recibido el pan, salió.<br />

Ya era de noche.<br />

Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: - Ahora se muestra la gloria del Hijo del hombre, y la<br />

gloria de Dios se muestra <strong>en</strong> él. Y si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también Dios mostrará<br />

la gloria de él y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me buscarán,<br />

pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy. Les doy este<br />

mandami<strong>en</strong>to nuevo: Que se am<strong>en</strong> los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deb<strong>en</strong> amarse<br />

ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cu<strong>en</strong>ta de que son<br />

discípulos míos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO26:1-5,14-25<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después de haber dicho todo esto, Jesús dijo a sus discípulos: - Como ustedes sab<strong>en</strong>, d<strong>en</strong>tro de dos<br />

días es la fiesta de la Pascua, y el Hijo del hombre será <strong>en</strong>tregado para que lo crucifiqu<strong>en</strong>. Por aquel<br />

tiempo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se reunieron <strong>en</strong> el palacio de Caifás, el sumo<br />

sacerdote, e hicieron planes para arrestar a Jesús mediante algún <strong>en</strong>gaño, y matarlo. Pero decían: - No<br />

durante la fiesta, para que no se alborote la g<strong>en</strong>te.<br />

Uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y<br />

les dijo: -¿Cuánto me quier<strong>en</strong> dar, y yo les <strong>en</strong>trego a Jesús? Ellos señalaron el precio: treinta monedas de<br />

plata. Y desde <strong>en</strong>tonces Judas anduvo buscando el mom<strong>en</strong>to más oportuno para <strong>en</strong>tregarles a Jesús. El<br />

primer día de la fiesta <strong>en</strong> que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le<br />

preguntaron: -¿Dónde quieres que te preparemos la c<strong>en</strong>a de Pascua? Él les contestó: - Vayan a la ciudad, a<br />

casa de Fulano, y díganle: 'El Maestro dice: Mi hora está cerca, y voy a tu casa a celebrar la pascua con<br />

mis discípulos.<br />

Los discípulos hicieron como Jesús se lo había mandado, y prepararon la c<strong>en</strong>a de Pascua. Cuando<br />

llegó la noche, Jesús estaba a la mesa con los doce discípulos; y mi<strong>en</strong>tras comían, les dijo: - Les aseguro<br />

que uno de ustedes me va a traicionar. Ellos se pusieron muy tristes, y com<strong>en</strong>zaron a preguntarle uno tras<br />

otro: - Señor, ¿acaso seré yo? Jesús les contestó: - Uno que moja el pan <strong>en</strong> el mismo plato que yo, va a<br />

traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dic<strong>en</strong> las Escrituras; pero ¡ay de aquel que<br />

le traiciona! Hubiera sido mejor para él no haber nacido. Entonces Judas, el que le estaba traicionando, le<br />

preguntó: - Maestro, ¿acaso seré yo? - Tú lo has dicho - contestó Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 23


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, cuyo amado Hijo, <strong>en</strong> la víspera de su padecimi<strong>en</strong>to, instituyó el Sacram<strong>en</strong>to de<br />

su cuerpo y Sangre: Concéd<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> tu misericordia, que lo recibamos con gratitud como memorial de<br />

Jesucristo nuestro Señor, que <strong>en</strong> estos santos misterios nos da una pr<strong>en</strong>da de la vida eterna; qui<strong>en</strong> vive<br />

ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 12:1-14a<br />

El Señor habló <strong>en</strong> Egipto con Moisés y Aarón, y les dijo: "Este mes será para ustedes el principal, el<br />

primer mes del año. Díganle a toda la comunidad israelita lo sigui<strong>en</strong>te: El día diez de este mes, cada uno<br />

de ustedes tomará un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa. Y si la familia es demasiado<br />

pequeña para comerse todo el animal, <strong>en</strong>tonces el dueño de la casa y su vecino más cercano lo comerán<br />

juntos, repartiéndoselo según el número de personas que haya y la cantidad que cada uno pueda comer. El<br />

animal deberá ser de un año, macho y sin defecto, y podrá ser un cordero o un cabrito. Lo guardarán hasta<br />

el catorce de este mes, y ese día todos y cada uno <strong>en</strong> Israel lo matarán al atardecer. Tomarán luego la<br />

sangre del animal y la untarán por todo el marco de la puerta de la casa donde coman el animal. Esa noche<br />

comerán la carne asada al fuego, con hierbas amargas y pan sin levadura. No coman ni un solo pedazo<br />

crudo o hervido. Todo el animal, lo mismo la cabeza que las patas y las <strong>en</strong>trañas, ti<strong>en</strong>e que ser asado al<br />

fuego, y no deb<strong>en</strong> dejar nada para el día sigui<strong>en</strong>te. Si algo se queda, deberán quemarlo. Ya vestidos y<br />

calzados, y con el bastón <strong>en</strong> la mano, coman deprisa el animal, porque es la Pascua del Señor. Esa noche<br />

yo pasaré por todo Egipto, y heriré de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y a las primeras crías<br />

de sus animales, y dictaré s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra todos los dioses de Egipto, Yo, el Señor, lo he dicho.<br />

La sangre les servirá para que ustedes señal<strong>en</strong> las casas donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>. Y así, cuando yo hiera<br />

de muerte a los egipcios, ninguno de ustedes morirá, pues veré la sangre y pasaré de largo. Este es un día<br />

que ustedes deberán recordar y celebrar con una gran fiesta <strong>en</strong> honor del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78:14-20,23-25 (Página 591 L.O.C.)<br />

14. Les guió de día con nube,*<br />

y toda la noche con resplandor de fuego.<br />

15. H<strong>en</strong>dió las peñas <strong>en</strong> el desierto,*<br />

y les dio a beber como si fuera de<br />

grandes abismos.<br />

16. Sacó de la peña, corri<strong>en</strong>tes,*<br />

y brotaron las aguas como ríos.<br />

17. Pero siguieron pecando contra él,*<br />

rebelándose contra el Altísimo <strong>en</strong> el<br />

desierto.<br />

18. T<strong>en</strong>taron a Dios <strong>en</strong> sus corazones,*<br />

exigi<strong>en</strong>do comida a su antojo.<br />

19. Vituperaron a Dios y dijeron:*<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 24


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

¿Podrá Dios preparar mesa <strong>en</strong> el<br />

desierto?<br />

20. En verdad, h<strong>en</strong>dió la peña, brotaron aguas<br />

y los arroyos rebosaron,*<br />

pero, ¿podrá darnos pan, proveer de<br />

carne a su pueblo?"<br />

23. Por tanto, dio ord<strong>en</strong> a las altas nubes,*<br />

abrió las compuertas de los cielos.<br />

24. Hizo llover sobre ellos maná para que comies<strong>en</strong>,*<br />

y les dio trigo de los cielos.<br />

25. Así, los mortales comieron pan de ángeles;*<br />

les mandó comida hasta saciarles.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 11:23-26(27-32)<br />

Porque yo recibí del Señor esta <strong>en</strong>señanza que les di: Que la misma noche que el Señor Jesús fue<br />

traicionado, tomó <strong>en</strong> sus manos pan y, después de dar gracias a Dios, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo,<br />

<strong>en</strong>tregado a muerte para bi<strong>en</strong> de ustedes. Hagan esto <strong>en</strong> memoria de mí." Así también, después de la c<strong>en</strong>a,<br />

tomó <strong>en</strong> sus manos la copa y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que<br />

beban, háganlo <strong>en</strong> memoria de mí." De manera que, hasta que v<strong>en</strong>ga el Señor, ustedes proclaman su<br />

muerte cada vez que com<strong>en</strong> de este pan y beb<strong>en</strong> de esta copa.<br />

Así pues, cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, comete un<br />

pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, cada uno debe examinar su propia conci<strong>en</strong>cia<br />

antes de comer del pan y beber de la copa. Porque si come y bebe sin fijarse <strong>en</strong> que se trata del cuerpo del<br />

Señor, para su propio castigo come y bebe. Por eso, muchos de ustedes están <strong>en</strong>fermos y débiles, y<br />

también algunos han muerto. Si nos examináramos bi<strong>en</strong> a nosotros mismos, el Señor no t<strong>en</strong>dría que<br />

castigarnos, aunque si el Señor nos castigó es para que apr<strong>en</strong>damos y no seamos cond<strong>en</strong>ados con los que<br />

son del mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 22:14-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando llegó la hora, Jesús y los apóstoles se s<strong>en</strong>taron a la mesa. Jesús les dijo: -¡Cuánto he querido<br />

celebrar con ustedes esta c<strong>en</strong>a de Pascua antes de mi muerte! Porque les digo que no volveré a celebrarla<br />

hasta que se cumpla <strong>en</strong> el reino de Dios. Entonces tomó <strong>en</strong> sus manos una copa y, habi<strong>en</strong>do dado gracias a<br />

Dios, dijo: - Tom<strong>en</strong> esto y repártanlo <strong>en</strong>tre ustedes; porque les digo que no volveré a beber del producto de<br />

la vid, hasta que v<strong>en</strong>ga el reino de Dios. Después tomó el pan <strong>en</strong> sus manos y, habi<strong>en</strong>do dado gracias a<br />

Dios, lo partió y se lo dio a ellos dici<strong>en</strong>do: - Esto es mi cuerpo, <strong>en</strong>tregado a muerte <strong>en</strong> favor de ustedes.<br />

Hagan esto <strong>en</strong> memoria de mí. Lo mismo hizo con la copa después de la c<strong>en</strong>a, dici<strong>en</strong>do: - Esta copa es el<br />

nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramada <strong>en</strong> favor de ustedes. Pero ahora la mano del<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 25


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

que me va a traicionar está aquí, con la mía, sobre la mesa. Pues el Hijo del hombre ha de recorrer el<br />

camino que se le ha señalado, pero ¡ay de aquel que le traiciona!<br />

Entonces com<strong>en</strong>zaron a preguntarse unos a otros quién sería el traidor. Los discípulos tuvieron una<br />

discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el más importante. Jesús les dijo: "Entre los paganos,<br />

los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y de los jefes se dice que son hombres que hac<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong>.<br />

Pero ustedes no deb<strong>en</strong> ser así. Al contrario, el más importante <strong>en</strong>tre ustedes ti<strong>en</strong>e que hacerse como el más<br />

jov<strong>en</strong>, y el que manda ti<strong>en</strong>e que hacerse como el que sirve. Pues ¿quién es más importante, el que se si<strong>en</strong>ta<br />

a la mesa a comer o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que se si<strong>en</strong>ta a la mesa? En cambio yo estoy <strong>en</strong>tre<br />

ustedes como el que sirve. Ustedes han estado siempre conmigo <strong>en</strong> mis pruebas. Por eso, yo les doy un<br />

reino, como mi Padre me lo dio a mí, y ustedes comerán y beberán a mi mesa <strong>en</strong> mi reino, y se s<strong>en</strong>tarán <strong>en</strong><br />

tronos para juzgar a las doce tribus de Israel."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:1-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Era el día anterior a la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que había llegado la hora de que él dejara este<br />

mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban <strong>en</strong> el mundo, y así<br />

los amó hasta el fin. El diablo ya había metido <strong>en</strong> el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la idea de<br />

traicionar a Jesús. Jesús sabía que había v<strong>en</strong>ido de Dios, que iba a volver a Dios y que el Padre le había<br />

dado toda autoridad; así que, mi<strong>en</strong>tras estaban c<strong>en</strong>ando, se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se<br />

ató una toalla a la cintura. Luego echó agua <strong>en</strong> una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y<br />

a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.<br />

Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pedro éste le dijo: Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?<br />

Jesús le contestó: Ahora no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>des lo que estoy haci<strong>en</strong>do, pero después lo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derás. Pedro le dijo: -<br />

¡Jamás permitiré que me laves los pies! Respondió Jesús: - Si no te los lavo, no podrás ser de los míos.<br />

Simón Pedro le dijo: -¡Entonces, Señor, no me laves solam<strong>en</strong>te los pies, sino también las manos y la<br />

cabeza! Pero Jesús le contestó: - El que esta recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque<br />

está todo limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos. Dijo: "No están limpios todos", porque sabía<br />

quién lo iba a traicionar. Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se s<strong>en</strong>tó otra<br />

vez a la mesa y les dijo: -¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes lo que les he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> razón, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también<br />

ustedes deb<strong>en</strong> lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo<br />

que yo les he hecho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 26


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

COLECTA<br />

Mira con bondad, te suplicamos, Dios omnipot<strong>en</strong>te, a esta tu familia, por la cual nuestro Señor<br />

Jesucristo aceptó ser traicionado y <strong>en</strong>tregado a hombres crueles, y sufrir muerte <strong>en</strong> la cruz; qui<strong>en</strong> vive<br />

ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:13-53:12<br />

Mi siervo t<strong>en</strong>drá éxito, será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al<br />

ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apari<strong>en</strong>cia humana, así también muchas naciones<br />

se quedarán admiradas; los reyes, al verlo, no podrán decir palabra porque verán y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán algo que<br />

nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El<br />

Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces <strong>en</strong> la tierra seca. No t<strong>en</strong>ía<br />

belleza ni espl<strong>en</strong>dor, su aspecto no t<strong>en</strong>ía nada atray<strong>en</strong>te; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era<br />

un hombre ll<strong>en</strong>o de dolor, acostumbrado al sufrimi<strong>en</strong>to. Como a algui<strong>en</strong> que no merece ser visto, lo<br />

despreciamos, no lo tuvimos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta.<br />

Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba soportando nuestros propios<br />

dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue<br />

traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió<br />

nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do<br />

cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero<br />

se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó<br />

callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan.<br />

Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó de su destino. Lo<br />

arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo <strong>en</strong>terraron al lado de hombres<br />

malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió ningún crim<strong>en</strong> ni hubo <strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su<br />

boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se <strong>en</strong>trego <strong>en</strong> sacrificio por el pecado,<br />

t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él t<strong>en</strong>drán éxito los planes del Señor.<br />

Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a<br />

muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar <strong>en</strong>tre los grandes, y con los<br />

poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue contado <strong>en</strong>tre los malvados, cuando<br />

<strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 22:1-21 (Página 509 L.O.C.)<br />

1. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?*<br />

¿Por qué estás lejos de mi súplica,<br />

y de las palabras de mi clamor?<br />

2. Dios mío, clamo de día, y no respondes;*<br />

de noche también, y no hay para mí reposo.<br />

3. Pero tú eres el Santo,*<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 27


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

<strong>en</strong>tronizado sobre las alabanzas de Israel.<br />

4. En ti esperaron nuestros antepasados;*<br />

esperaron, y tú los libraste.<br />

5. Clamaron a ti, y fueron librados;*<br />

confiaron <strong>en</strong> ti, y no fueron avergonzados.<br />

6. Mas yo soy gusano, y no hombre,*<br />

oprobio de todos y desprecio del pueblo.<br />

7. Todos los que me v<strong>en</strong>, escarnec<strong>en</strong> de mí;*<br />

estiran los labios y m<strong>en</strong>ean la cabeza, dici<strong>en</strong>do:<br />

8. "Acudió al Señor, líbrele él;*<br />

sálvele, si tanto lo quiere".<br />

9. Pero tú eres el que me sacó del vi<strong>en</strong>tre,*<br />

y me t<strong>en</strong>ías confiado <strong>en</strong> los pechos de mi madre.<br />

10. A ti fui <strong>en</strong>tregado antes de nacer,*<br />

desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre, tú eres mi Dios.<br />

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca,*<br />

porque no hay qui<strong>en</strong> ayude.<br />

12. Me rodean muchos novillos;*<br />

fuertes toros de Basán me circundan.<br />

13. Abr<strong>en</strong> sobre mí las bocas,*<br />

como león rapante y rugi<strong>en</strong>te.<br />

14. Soy derramado como aguas;<br />

todos mis huesos se descoyuntan;*<br />

mi corazón, como cera, se derrite <strong>en</strong> mis <strong>en</strong>trañas.<br />

15. Como un tiesto está seca mi boca;<br />

mi l<strong>en</strong>gua se pega al paladar;*<br />

y me has puesto <strong>en</strong> el polvo de la muerte;<br />

16. Porque jaurías de perros me rodean,<br />

y pandillas de malignos me cercan;*<br />

horadan mis manos y mis pies;<br />

contar puedo todos mis huesos.<br />

17. Me miran de hito <strong>en</strong> hito, y con satisfacción maligna;*<br />

repart<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre sí mis vestidos;<br />

sobre mi ropa echan suertes.<br />

18. Mas tú, oh Señor, no te alejes;*<br />

fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.<br />

19. Salva de la espada mi garganta,*<br />

mi faz del filo del hacha.<br />

20. Sálvame de la boca del león,*<br />

a este pobre, de los cuernos del búfalo.<br />

21. Proclamaré tu Nombre a mis hermanos;*<br />

<strong>en</strong> medio de la congregación te alabaré.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 28


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:1-25<br />

Porque la ley de Moisés era solam<strong>en</strong>te una sombra de los bi<strong>en</strong>es que habían de v<strong>en</strong>ir, y no su<br />

pres<strong>en</strong>cia verdadera. Por eso la ley nunca puede hacer perfectos a qui<strong>en</strong>es cada año se acercan a Dios para<br />

ofrecerle los mismos sacrificios. Pues si la ley realm<strong>en</strong>te pudiera purificarlos del pecado, ya no se<br />

s<strong>en</strong>tirían culpables, y dejarían de ofrecer sacrificios. Pero estos sacrificios sirv<strong>en</strong> más bi<strong>en</strong> para hacerles<br />

recordar sus pecados cada año, ya que la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.<br />

Por eso Cristo, al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el mundo, dijo a Dios: "No quieres sacrificio ni ofr<strong>en</strong>das, sino que me has dado<br />

un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las ofr<strong>en</strong>das para quitar el pecado. Entonces dije: 'Aquí estoy,<br />

tal como está escrito de mí <strong>en</strong> el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios.'"<br />

En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofr<strong>en</strong>das de animales, ni<br />

holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade:<br />

"Aquí v<strong>en</strong>go para hacer tu voluntad." Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone <strong>en</strong> su lugar<br />

uno nuevo. Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo<br />

<strong>en</strong> sacrificio una sola vez y para siempre. Todo sacerdote judío oficia cada día y sigue ofreci<strong>en</strong>do muchas<br />

veces los mismos sacrificios, aunque estos nunca pued<strong>en</strong> quitar los pecados. Pero Jesucristo ofreció por los<br />

pecados un solo sacrificio para siempre, y luego se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Allí está esperando hasta<br />

que Dios haga de sus <strong>en</strong>emigos el estrado de sus pies, porque por medio de una sola ofr<strong>en</strong>da hizo perfectos<br />

para siempre a los que han sido consagrados a Dios. Y el Espíritu Santo nos lo confirma, al<br />

decir:<br />

"El pacto que haré con ellos después de aquellos días, será éste, dice el Señor: Pondré mis leyes <strong>en</strong><br />

su corazón y las escribiré <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te. Y no me acordaré más de sus pecados y maldades." Así pues,<br />

cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de más ofr<strong>en</strong>das por el pecado. Por tanto,<br />

hermanos, ahora podemos <strong>en</strong>trar sin ningún temor <strong>en</strong> el santuario por medio de la sangre de Jesucristo,<br />

sigui<strong>en</strong>do el camino nuevo, el camino de vida que él nos abrió a través del velo, es decir, a través de su<br />

propio cuerpo. Jesús es nuestro gran sacerdote que está al fr<strong>en</strong>te de la casa de Dios; por eso debemos<br />

acercarnos a Dios con corazón sincero y con una fe completam<strong>en</strong>te segura, limpios nuestros corazones de<br />

mala conci<strong>en</strong>cia y lavados nuestros cuerpos con agua pura. Mant<strong>en</strong>gámonos firmes, sin dudar, <strong>en</strong> la<br />

esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la<br />

manera de ayudarnos unos a otros a t<strong>en</strong>er más amor y hacer el bi<strong>en</strong>. No dejemos de asistir a nuestras<br />

reuniones, como hac<strong>en</strong> algunos, sino démonos ánimo unos a otros; y tanto más cuanto vemos que el día del<br />

Señor se acerca.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN [18:1-40]19:1-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Después de decir esto, Jesús salió con sus discípulos para ir al otro lado del arroyo de Cedrón. Allí<br />

había un huerto, donde Jesús <strong>en</strong>tró con sus discípulos. También Judas, el que lo estaba traicionando,<br />

conocía el lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Así que Judas llegó<br />

con una tropa de soldados y con algunos guardianes del templo <strong>en</strong>viados por los jefes de los sacerdotes y<br />

por los fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas. Pero como Jesús ya sabía todo lo que<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 29


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

le iba a pasar, salió y les preguntó: -¿A quién buscan? Ellos le contestaron: -A Jesús de Nazaret. Jesús<br />

dijo: - Yo soy. Judas, el que lo estaba traicionando, se <strong>en</strong>contraba allí con ellos. Cuando Jesús les dijo: "Yo<br />

soy", se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. Jesús volvió a preguntarles: -¿A quién buscan? Y ellos<br />

repitieron: -A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo otra vez: - Ya les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí,<br />

dej<strong>en</strong> que estos otros se vayan.<br />

Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús mismo había dicho: "Padre, de los que me diste, no<br />

se perdió ninguno." Entonces Simón Pedro, que t<strong>en</strong>ía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno<br />

llamado Malco, que era criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo a Pedro: - Vuelve a poner la espada <strong>en</strong> su<br />

lugar. ¿Si el Padre me da a beber este trago amargo, acaso no habré de beberlo? Los soldados de la tropa,<br />

con su comandante y los guardianes judíos del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero a<br />

la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año.<br />

Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor para ellos que un solo hombre<br />

muriera por el pueblo.<br />

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. El otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, de<br />

modo que <strong>en</strong>tró con Jesús <strong>en</strong> la casa; pero Pedro se quedó afuera, a la puerta. Por esto, el discípulo<br />

conocido del sumo sacerdote salió y habló con la portera, e hizo <strong>en</strong>trar a Pedro. La portera le preguntó a<br />

Pedro: - No eres tú uno de los discípulos de ese hombre: Pedro contestó: - No, no lo soy. Como hacía frío,<br />

los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y estaban allí cal<strong>en</strong>tándose. Pedro también<br />

estaba con ellos, cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. El sumo sacerdote com<strong>en</strong>zó a preguntarle a Jesús acerca de<br />

sus discípulos y de lo que él <strong>en</strong>señaba. Jesús le dijo: - Yo he hablado públicam<strong>en</strong>te delante de todo el<br />

mundo; siempre he <strong>en</strong>señado <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> el templo, donde se reún<strong>en</strong> todos los judíos; así que no<br />

he dicho nada <strong>en</strong> secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que<br />

ellos digan de qué les he hablado. Ellos sab<strong>en</strong> lo que he dicho. Cuando Jesús dijo esto, uno de los<br />

guardianes del templo le dio una bofetada, diciéndole: -¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le<br />

respondió: - “Si he dicho algo malo, dime <strong>en</strong> que ha consistido; y si lo que he dicho está bi<strong>en</strong>, ¿por qué me<br />

pegas?” Entonces Anás lo <strong>en</strong>vió, atado, a Caifás, el sumo sacerdote. Entre tanto, Pedro seguía allí,<br />

cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. Le preguntaron: -¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pedro lo<br />

negó, dici<strong>en</strong>do: - No, no lo soy. Luego le preguntó uno de los criados del sumo sacerdote, pari<strong>en</strong>te del<br />

hombre a qui<strong>en</strong> Pedro le había cortado la oreja: -¿No te vi con él <strong>en</strong> el huerto? Pedro lo negó otra vez, y <strong>en</strong><br />

ese mismo instante cantó el gallo.<br />

Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya com<strong>en</strong>zaba a<br />

amanecer, los judíos no <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza<br />

ritual y <strong>en</strong>tonces no podrían comer la c<strong>en</strong>a de Pascua. Por eso Pilato salió a hablarles; les dijo: -¿De qué<br />

acusan a este hombre? - Si no fuera un criminal - le contestaron -, no te lo habríamos <strong>en</strong>tregado. Pilato les<br />

dijo: - Llév<strong>en</strong>selo ustedes, y júzgu<strong>en</strong>lo conforme a su propia ley. Los judíos contestaron: Pero los judíos<br />

no t<strong>en</strong>emos el derecho de dar muerte a nadie. Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera <strong>en</strong><br />

que t<strong>en</strong>dría que morir. Pilato volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: -¿Eres tú el Rey de<br />

los judíos? Jesús le dijo: -¿Eso lo preguntas tú por tu cu<strong>en</strong>ta, o porque otros te lo han dicho de mí? Le<br />

contestó Pilato: -¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han<br />

<strong>en</strong>tregado a mí. ¿Qué has hecho?<br />

Jesús le contestó: - Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, t<strong>en</strong>dría g<strong>en</strong>te a mi servicio que pelearía<br />

para que yo no fuera <strong>en</strong>tregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Le preguntó <strong>en</strong>tonces Pilato: -<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 30


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

¿Así que tú eres rey? Jesús le contestó: - Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo<br />

que es la verdad. Y todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la verdad, me escuchan. Pilato le dijo: -¿Y qué es la<br />

verdad? Después de hacer esta pregunta. Pilato salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo. - Yo no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún delito <strong>en</strong> este hombre. Pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la costumbre de que yo les suelte un preso<br />

durante la fiesta de la Pascua: ¿quier<strong>en</strong> que les deje libre al Rey de los judíos? Todos volvieron a gritar: -<br />

¡A ése no! Suelta a Barrabás! Y Barrabás era un bandido.<br />

Pilato tomó <strong>en</strong>tonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados tr<strong>en</strong>zaron una corona de espinas, la<br />

pusieron <strong>en</strong> la cabeza de Jesús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él,<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Viva el Rey de los judíos! Y le pegaban <strong>en</strong> la cara. Pilato volvió a salir, y les dijo: - Mir<strong>en</strong>, lo<br />

he sacado para que se d<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta de que no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> él ningún delito. Salió, pues, Jesús, con la corona<br />

de espinas <strong>en</strong> la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo: - ¡Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a este<br />

hombre! Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes del templo, com<strong>en</strong>zaron a gritar: -<br />

¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: - Pues llév<strong>en</strong>selo y crucifíqu<strong>en</strong>lo ustedes, porque yo no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún delito <strong>en</strong> él.<br />

Los judíos le contestaron: - Nosotros t<strong>en</strong>emos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha<br />

hecho pasar por Hijo de Dios. Al oír esto, Pilato tuvo más miedo todavía. Entró de nuevo <strong>en</strong> el palacio y le<br />

preguntó a Jesús: -¡De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó nada. Pilato le dijo: -¿Es que no me vas a<br />

contestar? No sabes que t<strong>en</strong>go autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte <strong>en</strong> libertad?<br />

Entonces Jesús le contestó: - No t<strong>en</strong>drías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te la hubiera dado; por<br />

eso, el que me <strong>en</strong>tregó a ti es más culpable de pecado que tú. Desde aquel mom<strong>en</strong>to, Pilato buscaba la<br />

manera de dejar libre a Jesús; pero los judíos le gritaron: -¡Si lo dejas libre, no eres amigo del emperador!<br />

¡Cualquiera que se hace rey, es <strong>en</strong>emigo del emperador! Pilato, al oír esto, ord<strong>en</strong>ó que sacaran a Jesús, y<br />

luego se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> el tribunal, <strong>en</strong> el lugar que <strong>en</strong> hebreo se llamaba Gabata, que quiere decir el Empedrado.<br />

Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los judíos: -¡Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a su rey! Pero ellos<br />

gritaron: -¡Muera! ¡Muera! ¡Crucifícalo! Pilato les preguntó: -¿Acaso voy a crucificar a su rey? Y los<br />

jefes de los sacerdotes le contestaron: -¡Nosotros no t<strong>en</strong>emos más rey que el emperador!<br />

Entonces Pilato les <strong>en</strong>tregó a Jesús para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron. Jesús salió<br />

llevando su cruz, para ir al llamado "Lugar de la Calavera" (o que <strong>en</strong> hebreo se llama Gólgota). Allí lo<br />

crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero, que decía:<br />

"Jesús de Nazaret, Rey de los judíos." Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde<br />

crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito <strong>en</strong> hebreo, latín y griego. Por eso,<br />

los jefes de los sacerdotes judíos dijeron a Pilato: - No escribas: 'Rey de los judíos', sino escribe:’ El que<br />

dice ser Rey de los judíos'. Pero Pilato les contestó: - Lo que he escrito, escrito queda.<br />

Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la repartieron <strong>en</strong> cuatro partes,<br />

una para cada soldado. Tomaron también la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una<br />

sola pieza, los soldados se dijeron unos a otros: - No la rompamos, sino echémosla a suertes a ver a qui<strong>en</strong><br />

le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: "Se repartieron <strong>en</strong>tre sí mi ropa, y echaron a suertes mi<br />

túnica." Esto fue lo que hicieron los soldados.<br />

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y<br />

María Magdal<strong>en</strong>a. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a qui<strong>en</strong> él quería mucho, dijo a<br />

su madre: - Mujer, ahí ti<strong>en</strong>es a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: - Ahí ti<strong>en</strong>es a tu madre. Desde <strong>en</strong>tonces<br />

ese discípulo la recibió <strong>en</strong> su casa. Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido y<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 31


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

para que se cumpliera la Escritura, dijo: - T<strong>en</strong>go sed. Había allí un jarro ll<strong>en</strong>o de vino agrio. Empaparon<br />

una esponja <strong>en</strong> el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús bebió el vino<br />

agrio, y dijo: - Todo está cumplido. Luego inclinó la cabeza y murió.<br />

Era el día antes de la Pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran <strong>en</strong> las cruces durante<br />

el día de reposo, pues precisam<strong>en</strong>te aquel día de reposo era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que<br />

ord<strong>en</strong>ara quebrar las piernas a los crucificados y que quitaran de allí los cuerpos. Los soldados fueron<br />

<strong>en</strong>tonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba crucificado junto a Jesús. Pero<br />

al acercarse a Jesús vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de<br />

los soldados le abrió el costado con una lanza, y al mom<strong>en</strong>to salió sangre y agua. El que cu<strong>en</strong>ta esto es uno<br />

que lo vio, y dice la verdad; él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. Porque estas cosas<br />

sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: "No le quebrarán ningún hueso." Y <strong>en</strong> otra parte, la<br />

Escritura dice: "Mirarán al que traspasaron."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 32


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Creador de cielo y tierra: Concede que, así como el cuerpo crucificado de tu amado Hijo<br />

fue puesto <strong>en</strong> el sepulcro y descansó <strong>en</strong> este Sábado Santo, de la misma manera aguardemos con él la<br />

v<strong>en</strong>ida del tercer día, y resucitemos con él a la vida nueva; qui<strong>en</strong> vive ahora y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Job 14:1-14<br />

El hombre nacido de mujer, ti<strong>en</strong>e una vida corta y ll<strong>en</strong>a de zozobras. Es como una flor que se abre y<br />

luego se marchita; pasa y desaparece como una sombra. ¿Y <strong>en</strong> este hombre has puesto los ojos, y contra él<br />

quieres <strong>en</strong>tablar un juicio? No hay nadie que pueda sacar pureza de la impureza. Si tú eres qui<strong>en</strong><br />

determina cuanto ha de vivir el hombre, y le pones un límite que no puede pasar, aparta de él tus ojos y<br />

déjalo <strong>en</strong> paz; ¡déjalo disfrutar de su vida de asalariado!<br />

Cuando se corta un árbol, queda aún la esperanza de que retoñe y de que jamás le falt<strong>en</strong> r<strong>en</strong>uevos.<br />

Aunque ya esté vieja la raíz y el tronco se esté pudri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el suelo, al s<strong>en</strong>tir la frescura del agua,<br />

reverdecerá; echará ramas como una planta tierna. En cambio, el hombre muere sin remedio; y al morir, ¿a<br />

dónde va? El agua del mar podrá evaporarse, y los ríos quedarse secos; pero mi<strong>en</strong>tras el cielo exista, el<br />

hombre no se levantará de su tumba, no despertará de su sueño.<br />

¡Ojalá me escondieras <strong>en</strong> el reino de la muerte mi<strong>en</strong>tras pasa tu ira, y fijaras un plazo para acordarte<br />

de mí! Si un hombre muere, ¿volverá a vivir? Yo esperaría todo el tiempo que durara mi servicio hasta<br />

que viniera el alivio de mis p<strong>en</strong>as.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 3l:l-5 (Página 521 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, he esperado; no sea yo avergonzado jamás;*<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2. Inclina a mí tu oído;*<br />

apresúrate a librarme.<br />

3. Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo;*<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4. Me sacarás de la red que han escondido para mí,*<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5. En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu;*<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de la verdad.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 33


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro: 4:1-8<br />

Por eso, así como Cristo sufrió <strong>en</strong> su cuerpo, ustedes también deb<strong>en</strong> estar dispuestos a sufrir. Pues el<br />

que ha sufrido <strong>en</strong> el cuerpo ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida conforme a la voluntad de<br />

Dios y no conforme a los deseos humanos. Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que<br />

hac<strong>en</strong> los paganos, pues vivían <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> vicios, malos deseos, borracheras y banquetes ruidosos,<br />

bebi<strong>en</strong>do con exceso y adorando ídolos abominables.<br />

Ahora, como ustedes ya no los acompañan <strong>en</strong> los excesos de su mala vida, ellos se extrañan y hablan<br />

mal de ustedes. Pero ellos t<strong>en</strong>drán que r<strong>en</strong>dir cu<strong>en</strong>tas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos<br />

y a los muertos. Pues a los que están muertos se les predicó el m<strong>en</strong>saje, para que pudieran vivir <strong>en</strong> el<br />

espíritu, según Dios, aunque <strong>en</strong> este mundo hubieran sido juzgados <strong>en</strong> el cuerpo, según los hombres.<br />

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Por eso, sean ustedes juiciosos y dedíqu<strong>en</strong>se seriam<strong>en</strong>te a la<br />

oración. Haya sobre todo mucho amor <strong>en</strong>tre ustedes, porque el amor perdona muchos pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 27:57-66<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ya anochecía, llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también se había<br />

hecho seguidor de Jesús. José fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ord<strong>en</strong>ó que se lo<br />

dieran, y José tomó el cuerpo, lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino limpia y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro nuevo, de<br />

su propiedad, que había hecho cavar <strong>en</strong> la roca. Después de tapar la <strong>en</strong>trada del sepulcro con una gran<br />

piedra, se fue. Pero María Magdal<strong>en</strong>a y la otra María se quedaron s<strong>en</strong>tadas fr<strong>en</strong>te al sepulcro.<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, es decir, el día de reposo, los jefes de los sacerdotes y los fariseos fueron juntos a<br />

ver a Pilato, y le dijeron: - Señor, recordamos que aquel m<strong>en</strong>tiroso, cuando aún vivía, dijo que después de<br />

tres días iba a resucitar. Por eso, mande usted asegurar el sepulcro hasta el tercer día, no sea que v<strong>en</strong>gan<br />

de noche sus discípulos y rob<strong>en</strong> el cuerpo, y después digan a la g<strong>en</strong>te que ha resucitado. En tal caso, la<br />

última m<strong>en</strong>tira sería peor que la primera. Pilato les dijo: - Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ustedes soldados de guardia. Vayan y<br />

asegur<strong>en</strong> el sepulcro lo mejor que puedan. Fueron, pues, y aseguraron el sepulcro poni<strong>en</strong>do un sello sobre<br />

la piedra que lo tapaba; y dejaron allí los soldados de guardia.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo, Señor<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 19:38-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José<br />

era un seguidor de Jesús, aunque <strong>en</strong> secreto por miedo a los judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 34


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos<br />

de un perfume, mezcla de mirra y áloe. Así pues, José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo<br />

<strong>en</strong>volvieron con v<strong>en</strong>das empapadas <strong>en</strong> aquel perfume, según la costumbre que sigu<strong>en</strong> los judíos para<br />

<strong>en</strong>terrar a los muertos. En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y <strong>en</strong> el huerto un sepulcro<br />

nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba<br />

cerca y porque ya iba a empezar el día de reposo de los judíos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo, Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 35


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que por nuestra red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>tregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz, y por<br />

su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro <strong>en</strong>emigo: Concéd<strong>en</strong>os morir diariam<strong>en</strong>te al<br />

pecado, de tal manera que, <strong>en</strong> el gozo de su resurrección, vivamos siempre con Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 10:34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: - Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes, bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo<br />

Jesús <strong>en</strong> la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo<br />

resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a<br />

nosotros, a qui<strong>en</strong>es Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él<br />

después que resucitó. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y<br />

de los muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él<br />

recib<strong>en</strong> por medio de él el perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO ll8:14-17,22-24 (Página 652 L.O.C.)<br />

14. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

15. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

16. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa! ¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijemos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 36


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:1-4<br />

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busqu<strong>en</strong> las cosas del cielo, donde<br />

Cristo está s<strong>en</strong>tado a la derecha de Dios. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> las cosas del cielo, no <strong>en</strong> las de la tierra. Pues ustedes<br />

murieron, y ahora su vida está escondida con Cristo <strong>en</strong> Dios. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando<br />

él aparezca ustedes también aparecerán con él y t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:1-10 [11-18]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

El primer día de la semana, María Magdal<strong>en</strong>a fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba<br />

oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la <strong>en</strong>trada. Entonces se fue corri<strong>en</strong>do a donde estaban Simón<br />

Pedro y el otro discípulo, aquel a qui<strong>en</strong> Jesús quería mucho, y les dijo: -¡Se han llevado del sepulcro al<br />

Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos<br />

iban corri<strong>en</strong>do juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y<br />

vio allí las v<strong>en</strong>das, pero no <strong>en</strong>tró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el sepulcro. Él también vio<br />

allí las v<strong>en</strong>das; y además vio que la tela que había servido para <strong>en</strong>volver la cabeza de Jesús, no estaba junto<br />

a las v<strong>en</strong>das, sino <strong>en</strong>rollada y puesta aparte. Entonces <strong>en</strong>tró también el otro discípulo, el que había llegado<br />

primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido lo que dice la<br />

Escritura, que él t<strong>en</strong>ía que resucitar. Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa.<br />

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar<br />

d<strong>en</strong>tro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, s<strong>en</strong>tados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la<br />

cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: - Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo; - Porque se<br />

han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Ap<strong>en</strong>as dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús,<br />

pero no sabía que era él. Jesús le preguntó: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, p<strong>en</strong>sando que era el<br />

que cuidaba el huerto, le dijo: - Señor, si usted se lo ha llevado, dígame donde lo ha puesto, para que yo<br />

vaya a buscarlo. Jesús <strong>en</strong>tonces le dijo: -¡María! Ella se volvió y le dijo <strong>en</strong> hebreo:<br />

-¡ Rabuni ! (que quiere decir: "Maestro"). Jesús le dijo: - Suéltame, porque todavía no he ido a<br />

reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de<br />

ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María Magdal<strong>en</strong>a fue y contó a los discípulos que había visto<br />

al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 37


LA ESTACIÓN DE PASCUA Lunes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Concéd<strong>en</strong>os, te suplicamos, Dios omnipot<strong>en</strong>te, que qui<strong>en</strong>es celebramos con rever<strong>en</strong>cia la fiesta<br />

Pascual, seamos hallados dignos de alcanzar los goces eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 2:14,22-32<br />

Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Judíos y<br />

todos los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bi<strong>en</strong> lo que les voy a decir.<br />

"Escuch<strong>en</strong>, pues, israelitas, lo que voy a decir: Como ustedes sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong>, Jesús de Nazaret fue<br />

un hombre a qui<strong>en</strong> Dios aprobó ante ustedes, haci<strong>en</strong>do por medio de él grandes maravillas, milagros y<br />

señales. Sin embargo, cuando él fue <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de ustedes, conforme a los planes y propósitos<br />

que Dios t<strong>en</strong>ía hechos de antemano, ustedes lo arrestaron y lo mataron, crucificándolo por medio de<br />

hombres malvados. Pero Dios lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no<br />

podía t<strong>en</strong>erlo dominado.<br />

El rey David, refiriéndose a Jesús, dijo: 'Yo veía siempre al Señor delante de mí; con él a mi<br />

derecha, nada me hará caer. Por eso se alegra mi corazón, y mi l<strong>en</strong>gua canta ll<strong>en</strong>a de gozo. Todo mi ser<br />

vivirá confiadam<strong>en</strong>te, porque no me dejarás <strong>en</strong> el sepulcro ni permitirás que se descomponga el cuerpo de<br />

tu santo siervo. Me mostraste el camino de la vida, y me ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia.<br />

"Hermanos, permítanme decirles con franqueza que nuestro antepasado David murió y fue <strong>en</strong>terrado,<br />

y que su sepulcro está todavía <strong>en</strong>tre nosotros. Pero David era profeta, y sabía que Dios le había prometido<br />

con juram<strong>en</strong>to que pondría por rey a uno de sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Así que, como si ya lo estuviera vi<strong>en</strong>do,<br />

David habló de la resurrección del Mesías, y dijo que éste no se quedaría <strong>en</strong> el sepulcro ni su cuerpo se<br />

descompondría. Pues bi<strong>en</strong>, Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello todos nosotros somos testigos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:19-24 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l9. Ábranme las puertas de justicia;*<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

2l. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 38


LA ESTACIÓN DE PASCUA Lunes de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28:9-l5<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor<br />

En eso, Jesús se pres<strong>en</strong>tó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron,<br />

abrazándole los pies, y él les dijo: - No t<strong>en</strong>gan miedo. Vallan a decir a mis hermanos que se dirijan a<br />

Galilea, y que allá me verán.<br />

Mi<strong>en</strong>tras iban las mujeres, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes<br />

de los sacerdotes todo lo que había pasado. Estos jefes fueron a hablar con los ancianos, para ponerse de<br />

acuerdo con ellos. Y dieron mucho dinero a los soldados, a qui<strong>en</strong>es advirtieron: -<br />

- Ustedes digan que durante la noche, mi<strong>en</strong>tras ustedes dormían, los discípulos de Jesús vinieron y<br />

robaron el cuerpo. Y si el gobernador se <strong>en</strong>tera de esto, nosotros lo conv<strong>en</strong>ceremos, y a ustedes les<br />

evitaremos dificultades.<br />

Los soldados recibieron el dinero e hicieron lo que se les había dicho. Y ésta es la explicación que<br />

hasta el día de hoy circula <strong>en</strong>tre los judíos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 39


LA ESTACIÓN DE PASCUA Martes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo destruiste la muerte y nos alumbraste<br />

con vida e inmortalidad: Concede a los que hemos resucitado con él, que habitemos <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, y nos<br />

gocemos <strong>en</strong> la esperanza de la gloria eterna; por Jesucristo nuestro Señor, a qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu<br />

Santo, sea el dominio y la alabanza, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPÍSTOLA Los Hechos 2:36-4l<br />

"Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a qui<strong>en</strong> ustedes<br />

crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías." Cuando los allí reunidos oyeron esto, se afligieron<br />

profundam<strong>en</strong>te, y preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: - Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les<br />

contestó: - Vuélvanse a Dios y bautícese cada uno <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo, para que Dios les perdone<br />

sus pecados, y así él les dará el Espíritu Santo.<br />

Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para<br />

todos aquellos a qui<strong>en</strong>es el Señor nuestro Dios quiera llamar. Con estas y otras palabras, Pedro les habló y<br />

les aconsejó, diciéndoles:<br />

-¡Apárt<strong>en</strong>se de esta g<strong>en</strong>te perversa! Así pues, los que hicieron caso de su m<strong>en</strong>saje fueron bautizados;<br />

y aquel día se agregaron a los crey<strong>en</strong>tes unas tres mil personas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 33:18-22 (PÁGINA 525 L.O.C.)<br />

l8. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

l9. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

2l. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:11-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar<br />

d<strong>en</strong>tro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, s<strong>en</strong>tados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la<br />

cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: - Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: - Porque se<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 40


LA ESTACIÓN DE PASCUA Martes de Pascua<br />

han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Ap<strong>en</strong>as dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús,<br />

pero no sabía que era él.<br />

Jesús le preguntó: - Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, p<strong>en</strong>sando que era el que cuidaba<br />

el huerto, le dijo: - Señor, si usted se lo ha llevado, dígame donde lo ha puesto, para que yo vaya a<br />

buscarlo. Jesús <strong>en</strong>tonces le dijo:<br />

-¡María! Ella se volvió y le dijo <strong>en</strong> hebreo -¡Rabuni! (que quiere decir: "Maestro"). Jesús le dijo: -<br />

Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a<br />

reunirme con él que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María<br />

Magdal<strong>en</strong>a fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había<br />

dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 41


LA ESTACIÓN DE PASCUA Miércoles de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se dio a conocer a sus discípulos <strong>en</strong> la fracción del pan: Abre los ojos de<br />

nuestra fe, para que podamos contemplarle <strong>en</strong> toda su obra red<strong>en</strong>tora; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 3:1-10<br />

Un día, Pedro y Juan fueron al templo a las tres de la tarde, que era la hora de la oración. Allí, <strong>en</strong> el<br />

templo, estaba un hombre cojo de nacimi<strong>en</strong>to, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta<br />

llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que <strong>en</strong>traban. Cuando el cojo vio a Pedro y a Juan, que<br />

estaban a punto de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el templo, les pidió una limosna.<br />

Ellos lo vieron, y Pedro le dijo: - Míranos. El hombre puso at<strong>en</strong>ción, crey<strong>en</strong>do que le iban a dar<br />

algo. Pero Pedro le dijo: - No t<strong>en</strong>go plata ni oro, pero lo que t<strong>en</strong>go te doy: <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo de<br />

Nazaret, levántate y anda. Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, y <strong>en</strong> el acto<br />

cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos. El cojo se puso <strong>en</strong> pie de un salto y com<strong>en</strong>zó a andar; luego <strong>en</strong>tró<br />

con ellos <strong>en</strong> el templo, por su propio pie, brincando y alabando a Dios. Todos los que lo vieron andar y<br />

alabar a Dios, se ll<strong>en</strong>aron de asombro y de temor por lo que le había pasado, ya que conocían al hombre y<br />

sabían que era el mismo que se s<strong>en</strong>taba a pedir limosna <strong>en</strong> el templo, <strong>en</strong> la puerta llamada la Hermosa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 105:1-8 (PÁGINA 631 L.O.C.)<br />

l. D<strong>en</strong> gracias al Señor, invoqu<strong>en</strong> su Nombre;*<br />

d<strong>en</strong> a conocer sus hazañas <strong>en</strong>tre los pueblos.<br />

2. Cánt<strong>en</strong>le, cánt<strong>en</strong>le alabanzas;*<br />

habl<strong>en</strong> de todas sus obras maravillosas.<br />

3. Glorí<strong>en</strong>se <strong>en</strong> su santo Nombre;*<br />

alégrese el corazón de los que buscan al Señor.<br />

4. Busqu<strong>en</strong> al Señor y su poder;*<br />

busqu<strong>en</strong> continuam<strong>en</strong>te su rostro.<br />

5. Acuérd<strong>en</strong>se de las maravillas que él ha hecho,*<br />

de los prodigios y de los juicios de su boca,<br />

6. Oh vástago del Abrahan, su siervo,*<br />

oh hijos de Jacob, su escogido.<br />

7. Él es el Señor nuestro Dios;*<br />

por todo el mundo prevalec<strong>en</strong> sus juicios.<br />

8. Se acuerda eternam<strong>en</strong>te de su pacto,*<br />

la promesa que hizo para mil g<strong>en</strong>eraciones.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 42


LA ESTACIÓN DE PASCUA Miércoles de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:l3-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once<br />

kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mi<strong>en</strong>tras conversaban y discutían,<br />

Jesús mismo se acercó y com<strong>en</strong>zó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cu<strong>en</strong>ta<br />

de quién era. Jesús les preguntó: -¿De qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes y<br />

uno de ellos, que se llamaba Cleofas, contestó: -¿Eres tú el único que ha estado alojado <strong>en</strong> Jerusalén y que<br />

no sabe lo que ha pasado allí <strong>en</strong> estos días? Él les preguntó: -¿Qué ha pasado? Le dijeron: - Lo de Jesús<br />

de Nazaret, que era un profeta poderoso <strong>en</strong> hechos y <strong>en</strong> palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y<br />

cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo <strong>en</strong>tregaron para que lo cond<strong>en</strong>aran a muerte y lo<br />

crucificaran. Nosotros t<strong>en</strong>íamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel.<br />

Pero ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque algunas de las mujeres que están con nosotros nos han<br />

asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y como no <strong>en</strong>contraron el cuerpo, volvieron a casa. Y<br />

cu<strong>en</strong>tan que unos ángeles se les han aparecido y les han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros<br />

compañeros fueron después al sepulcro y lo <strong>en</strong>contraron tal como las mujeres habían dicho, pero a Jesús<br />

no lo vieron.<br />

Entonces Jesús les dijo: -¡Qué faltos de compr<strong>en</strong>sión son ustedes y qué l<strong>en</strong>tos para creer todo lo que<br />

dijeron los profetas! ¿Acaso no t<strong>en</strong>ía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? Luego se<br />

puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, com<strong>en</strong>zando por los libros de<br />

Moisés y sigui<strong>en</strong>do por todos los libros de los profetas. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo<br />

como que iba a seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse, dici<strong>en</strong>do:- Quédate con nosotros,<br />

porque ya es tarde. Se está haci<strong>en</strong>do de noche. Jesús <strong>en</strong>tró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya<br />

estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan, y habi<strong>en</strong>do dado gracias a Dios, lo partió y se lo<br />

dio. En ese mom<strong>en</strong>to se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Y se dijeron el<br />

uno al otro: -¿No es verdad que el corazón nos ardía <strong>en</strong> el pecho cuando nos v<strong>en</strong>ía hablando por el camino<br />

y nos explicaba las Escrituras? Sin esperar más, se pusieron <strong>en</strong> camino y volvieron a Jerusalén, donde<br />

<strong>en</strong>contraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros, que les dijeron:<br />

- De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón. Entonces ellos dos les contaron lo<br />

que les había pasado <strong>en</strong> el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 43


LA ESTACIÓN DE PASCUA Jueves de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la<br />

reconciliación: Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que<br />

manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPÍSTOLA Los Hechos 3:11-26<br />

El cojo que había sido sanado no soltaba a Pedro y a Juan. Toda la g<strong>en</strong>te, admirada, corrió a la parte<br />

del templo que se llama Pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver esto, les dijo "¿Por qué se<br />

asombran ustedes, israelitas? ¿Por qué nos miran como si nosotros mismos hubiéramos sanado a este<br />

hombre y lo hubiéramos hecho andar por medio de algún poder nuestro o por nuestra devoción a Dios? El<br />

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios nuestros antepasados, ha dado el más alto honor a su siervo<br />

Jesús, a qui<strong>en</strong> ustedes <strong>en</strong>tregaron a las autoridades y a qui<strong>en</strong>, cuando Pilato quiso soltarlo, ustedes no lo<br />

permitieron. En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron que se soltara a un<br />

criminal. Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida. Pero Dios lo resucitó, y de esto nosotros somos<br />

testigos. Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes v<strong>en</strong> y conoc<strong>en</strong>, es la fe <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesús. Esa fe <strong>en</strong> Jesús es la que le ha hecho sanar complem<strong>en</strong>te, como todos ustedes pued<strong>en</strong> ver.<br />

"Ya sé, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a Jesús, lo hicieron sin saber <strong>en</strong> realidad lo<br />

que estaban haci<strong>en</strong>do. Pero Dios cumplió de este modo lo que antes había anunciado por medio de todos<br />

sus profetas que su Mesías t<strong>en</strong>ía que morir. Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él<br />

les borre sus pecados. Quizás <strong>en</strong>tonces el Señor les mande tiempos de alivio, <strong>en</strong>viándoles a Jesús, a qui<strong>en</strong><br />

desde el principio había escogido como Mesías para ustedes. Aunque por ahora Jesucristo debe<br />

permanecer <strong>en</strong> el cielo hasta que Dios ponga <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> todas las cosas, como dijo por medio de sus santos<br />

profetas que vivieron <strong>en</strong> los tiempos antiguos. Moisés anunció a nuestros antepasados: 'El Señor su Dios<br />

hará que salga de <strong>en</strong>tre ustedes un profeta como yo. Obedézcanlo <strong>en</strong> todo lo que les diga, porque todo<br />

aquel que no haga caso a ese profeta, será eliminado del pueblo.' Y todos los profetas, desde Samuel <strong>en</strong><br />

adelante, hablaron también de estos días. Ustedes son herederos de las promesas que Dios hizo por medio<br />

de los profetas, y son también herederos del pacto hecho por Dios con nuestros antepasados. Pues Dios le<br />

dijo a Abraham: 'Todas las naciones del mundo serán b<strong>en</strong>decidas por medio de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.' Cuando<br />

Dios resucitó a su Hijo, lo <strong>en</strong>vió primero a ustedes, para b<strong>en</strong>decirlos, para que cada uno de ustedes se<br />

convierta de su maldad."<br />

Palabra del Señor Pueblo; Demos gracias a Dios<br />

SALMO 114 (PÁGINA 648 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cuando salió Israel de Egipto,*<br />

la casa de Jacob de <strong>en</strong>tre un pueblo de idioma aj<strong>en</strong>o,<br />

2. Judá vino a ser el santuario de Dios,*<br />

e Israel su dominio.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 44


LA ESTACIÓN DE PASCUA Jueves de Pascua<br />

3. El mar lo vio, y huyó:*<br />

el Jordán se volvió atrás.<br />

4. Los montes saltaron como carneros,*<br />

y como corderos las colinas.<br />

5. ¿Qué te afligió, oh mar, que huiste,*<br />

y a ti, oh Jordán, que te volviste atrás?<br />

6. Oh montes, ¿por qué saltaron como carneros,*<br />

y como corderos, oh colinas?<br />

7. Tiembla, oh tierra, a la pres<strong>en</strong>cia de mi Soberano,*<br />

a la pres<strong>en</strong>cia del Dios de Jacob,<br />

8. Qui<strong>en</strong> cambió la peña <strong>en</strong> estanque de aguas,*<br />

y el pedernal <strong>en</strong> manantiales.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:36b-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó<br />

dici<strong>en</strong>do: - Paz a ustedes. Ellos se asustaron mucho, p<strong>en</strong>sando que estaban vi<strong>en</strong>do un espíritu. Pero Jesús<br />

les dijo: -¿Por qué están asustados? ¿Por qué ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esas dudas <strong>en</strong> su corazón? Mir<strong>en</strong> mis manos y mis<br />

pies. Soy yo mismo. Tóqu<strong>en</strong>me y vean: un espíritu no ti<strong>en</strong>e carne ni huesos, como ustedes v<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go<br />

yo. Al decirles esto, les <strong>en</strong>señó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la<br />

alegría y el asombro que s<strong>en</strong>tían. Jesús les preguntó: -¿Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> aquí algo que comer? Le dieron un pedazo<br />

de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia. Luego les dijo: - Lo que me ha pasado es<br />

aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito<br />

de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los profetas y <strong>en</strong> los salmos. Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las<br />

Escrituras, y les dijo:<br />

- Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que morir, y resucitar al tercer día. En su nombre, y com<strong>en</strong>zando<br />

desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que sus pecados les<br />

sean perdonados. Ustedes son testigos de estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 45


LA ESTACIÓN DE PASCUA Viernes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, que <strong>en</strong>tregaste a tu único Hijo para morir por nuestros pecados y resucitar para<br />

nuestra justificación: Danos gracia para desechar la levadura de malicia e iniquidad, de tal modo que te<br />

sirvamos siempre con pureza de vida y verdad; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 4:l-12<br />

Todavía Pedro y Juan estaban hablándole a la g<strong>en</strong>te, cuando llegaron los sacerdotes, con el jefe de la<br />

guardia del templo y con los saduceos. Estaban <strong>en</strong>ojados porque Pedro y Juan <strong>en</strong>señaban a la g<strong>en</strong>te y<br />

decían que la resurrección de los muertos había quedado demostrada <strong>en</strong> el caso de Jesús. Los arrestaron y,<br />

como ya era tarde, los metieron <strong>en</strong> la cárcel hasta el día sigui<strong>en</strong>te. Pero muchos de los que habían<br />

escuchado el m<strong>en</strong>saje, creyeron; y el número de crey<strong>en</strong>tes, contando solam<strong>en</strong>te los hombres, llegó a cerca<br />

de cinco mil. Al día sigui<strong>en</strong>te se reunieron <strong>en</strong> Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los maestros<br />

de la ley. Allí estaban también Anás, que era el sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los que<br />

pert<strong>en</strong>ecían a la familia de los sumos sacerdotes. Ord<strong>en</strong>aron que les llevaran a Pedro y a Juan, y<br />

poniéndolos <strong>en</strong> medio de ellos les preguntaron:<br />

-¿Con qué autoridad, o <strong>en</strong> nombre de quién hac<strong>en</strong> ustedes estas cosas? Pedro, ll<strong>en</strong>o del Espíritu<br />

Santo, les contestó: - Jefes del pueblo y ancianos: ustedes nos preguntan acerca del bi<strong>en</strong> hecho a un<br />

<strong>en</strong>fermo, para saber de qué manera ha sido sanado. Pues bi<strong>en</strong>, declaramos ante ustedes, para que lo sepa<br />

todo el pueblo de Israel, que este hombre que está aquí, delante de todos, ha sido sanado <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesucristo de Nazaret, el mismo a qui<strong>en</strong> ustedes crucificaron y a qui<strong>en</strong> Dios resucitó. Este Jesús es la<br />

piedra que ustedes los constructores despreciaron, pero que se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal. En<br />

ningún otro hay salvación, porque <strong>en</strong> todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos<br />

ser salvos<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 116:1-8 (PÁGINA 650 L.O.C.)<br />

l. Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica;*<br />

porque ha inclinado a mí su oído, siempre que le invoco.<br />

2. Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron; me alcanzaron las garras de la tumba;*<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3. Entonces invoqué el Nombre del Señor:*<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4. Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo;*<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5. El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes;*<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo;*<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 46


LA ESTACIÓN DE PASCUA Viernes de Pascua<br />

7. Pues tú has librado mi vida de la muerte,*<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8. Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor,*<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21:1-14<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de<br />

esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná<br />

de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: - Voy a pescar.<br />

Ellos contestaron: - Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero<br />

aquella noche no pescaron nada. Cuando com<strong>en</strong>zaba a amanecer, Jesús se apareció <strong>en</strong> la orilla, pero los<br />

discípulos no sabían que era él. Jesús les preguntó: - Muchachos, ¿no han pescado nada? Ellos le<br />

contestaron: - Nada. Jesús les dijo: - Ech<strong>en</strong> la red a la derecha de la barca, y pescarán. Así lo hicieron, y<br />

después no podían sacar la red por los muchos pescados que t<strong>en</strong>ía. Entonces el discípulo a qui<strong>en</strong> Jesús<br />

quería mucho, le dijo a Pedro: -¡Es el Señor!<br />

Ap<strong>en</strong>as oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua. Los<br />

otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red ll<strong>en</strong>a de pescados, pues estaban a ci<strong>en</strong><br />

metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra, <strong>en</strong>contraron un fuego <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, con un pescado <strong>en</strong>cima, y<br />

pan. Jesús les dijo: - Traigan algunos pescados de los que acaban de sacar. Simón Pedro subió a la barca y<br />

arrastró hasta la playa la red ll<strong>en</strong>a de grandes pescados, ci<strong>en</strong>to cincu<strong>en</strong>ta y tres; y aunque eran tantos, la red<br />

no se rompió. Jesús les dijo: - V<strong>en</strong>gan a desayunarse. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle<br />

quién era, porque sabían que era el Señor. Luego Jesús se acercó, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan y se lo dio a<br />

ellos; y lo mismo hizo con el pescado.<br />

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 47


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sábado de Pascua<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, Padre celestial, porque nos has librado del poder del pecado y de la muerte, y nos<br />

has traído al reino de tu Hijo; y te suplicamos que, así como por su muerte nos has devuelto a la vida,<br />

igualm<strong>en</strong>te por su amor nos resucite a los goces eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 4:13-21<br />

Cuando las autoridades vieron la val<strong>en</strong>tía con que hablaban Pedro y Juan, y se dieron cu<strong>en</strong>ta de que<br />

eran hombres sin estudios ni cultura, se quedaron sorpr<strong>en</strong>didos, y reconocieron que eran discípulos de<br />

Jesús. Además, el que había sido sanado estaba allí con ellos, y por eso no podían decir nada <strong>en</strong> contra.<br />

Entonces los mandaron salir de la reunión, y se quedaron discuti<strong>en</strong>do unos con otros. decían: -¿Qué vamos<br />

a hacer con estos hombres? Todos los habitantes de Jerusalén sab<strong>en</strong> que han hecho esta señal milagrosa, y<br />

no lo podemos negar. Pero a fin de que este asunto no siga corri<strong>en</strong>do de boca <strong>en</strong> boca, vamos a<br />

am<strong>en</strong>azarlos, para que de aquí <strong>en</strong> adelante no habl<strong>en</strong> del nombre de Jesús a nadie.<br />

Así que los llamaron y les ord<strong>en</strong>aron que no hablaran ni <strong>en</strong>señaran nada acerca del nombre de Jesús.<br />

Pero Pedro y Juan les contestaron: - Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a<br />

ustedes <strong>en</strong> lugar de obedecerle a él. Nosotros podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Las<br />

autoridades los am<strong>en</strong>azaron, pero los dejaron libres. No <strong>en</strong>contraron como castigarlos, porque toda la<br />

g<strong>en</strong>te alababa a Dios por lo que había pasado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:14-18 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l4. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

l5. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

l6. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa!<br />

¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré,*<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

l8. Me castigó gravem<strong>en</strong>te el Señor,*<br />

mas no me <strong>en</strong>tregó a la muerte.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 48


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sábado de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:9-l5,20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a<br />

María Magdal<strong>en</strong>a, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue y avisó a los que habían andado con<br />

Jesús, que estaban tristes y llorando. Estos, al oír que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.<br />

Después de esto, Jesús se apareció <strong>en</strong> otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo.<br />

Estos fueron y avisaron a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Más tarde, Jesús se apareció a los<br />

once discípulos, mi<strong>en</strong>tras ellos estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa. Los repr<strong>en</strong>dió por su falta de fe y su terquedad,<br />

ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:<br />

"Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a todos este m<strong>en</strong>saje de salvación. Ellos salieron a anunciar<br />

el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje acompañándolo con señales<br />

milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo A 49


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

LITURGIA DE LAS PALMAS<br />

[El pueblo, de pie, canta o dice la sigui<strong>en</strong>te antífona]<br />

Celebrante: B<strong>en</strong>dito el Rey que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor.<br />

Pueblo: Paz <strong>en</strong> el cielo y gloria <strong>en</strong> las alturas.<br />

Celebrante: Oremos.<br />

Asíst<strong>en</strong>os misericordiosam<strong>en</strong>te con tu ayuda, Señor Dios de nuestra salvación, para que <strong>en</strong>tremos<br />

con júbilo a la contemplación de aquellos hechos poderosos, por medio de los cuales nos has concedido<br />

vida e inmortalidad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA SAN MARCOS 11:1-11a<br />

Cuando ya estaban cerda ce Jerusalén, <strong>en</strong> los pueblos de Betfagé y Betania, junto al monte de los<br />

Olivos, Jesús <strong>en</strong>vió a dos de sus discípulos, diciéndoles: -Vayan a la aldea que está <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, y al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong><br />

ella <strong>en</strong>contrarán un burro atado, que nadie ha montado todavía, Desát<strong>en</strong>lo y tráiganlo. Y si algui<strong>en</strong> les<br />

pregunta por qué lo hac<strong>en</strong>, díganle que el Señor lo necesita y que <strong>en</strong>seguida lo devolverá. Fueron, pues, y<br />

<strong>en</strong>contraron el burro atado <strong>en</strong> la calle, junto a una puerta, y lo desataron. Algunos que estaban allí les<br />

preguntaron: ¿Qué hac<strong>en</strong> ustedes? ¿Por qué desatan el burro?<br />

Ellos contestaron lo que Jesús les había dicho; y los dejaron ir. Pusieron <strong>en</strong>tonces sus ropas sobre el<br />

burro, y se lo llevaron a Jesús. Y Jesús montó. Muchos t<strong>en</strong>dían sus propias ropas por el camino, y otros<br />

t<strong>en</strong>dían ramas que habían cortado <strong>en</strong> el campo. Y tanto los que iban delante como los que iban detrás,<br />

gritaban:<br />

-¡Gloria! ¡B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor! ¡B<strong>en</strong>dito el reino que vi<strong>en</strong>e, el reino de<br />

nuestro padre David! ¡Gloria <strong>en</strong> las alturas!<br />

Entró Jesús <strong>en</strong> Jerusalén y se dirigió al templo. Miró por todas partes y luego se fue a Betania con los<br />

doce discípulos, porque ya era tarde.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Celebrante: El Señor sea con ustedes.<br />

Pueblo: Y con tu espíritu<br />

Celebrante: Demos gracias a Dios nuestro Señor.<br />

Pueblo: Es justo darle gracias y alabanza.<br />

Es justo alabarte, Dios omnipot<strong>en</strong>te, por los hechos de amor, mediante los cuales nos has redimido<br />

por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. En este día <strong>en</strong>tró triunfalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la santa ciudad de Jerusalén, y fue<br />

proclamado Rey de reyes por los que ext<strong>en</strong>dieron sus mantos y t<strong>en</strong>dieron ramas de palmera por el camino.<br />

Haz que estos ramos sean para nosotros signo de su victoria, y concede que qui<strong>en</strong>es los llevamos <strong>en</strong> su<br />

nombre le aclamemos siempre como nuestro Rey y le sigamos por el camino que conduce a la vida eterna;<br />

qui<strong>en</strong> vive y reina <strong>en</strong> gloria contigo y el Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.<br />

Celebrante: B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> nombre del Señor.<br />

Pueblo: Hosanna <strong>en</strong> las alturas.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 50


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

LA PROCESIÓN<br />

Celebrante: Salgamos <strong>en</strong> paz.<br />

Pueblo: En nombre de Cristo. Amén.<br />

[Durante la procesión, todos llevan ramos <strong>en</strong> las manos, y se cantan himnos, salmos o antífonas<br />

apropiados, tales como:]<br />

Himno: "Honor, Loor y Gloria"<br />

l Honor, loor y gloria 3 El coro de los cielos 5 Te dieron alabanzas,<br />

Al Rey y Red<strong>en</strong>tor Te alaba, con fervor Poco antes de morir,<br />

A qui<strong>en</strong> los niños daban Y el hombre y lo creado, Nosotros te cantamos,<br />

Hosannas, con fervor. También te dan loor Reinante, ya, sin fin.<br />

(Se repite como Coro Coro Coro<br />

después de cada estrofa.)<br />

2 Tú eres rey de Israel 4 Te recibió con palmas, 6 Si ellos te agradaron<br />

Y prole de David, El pueblo hebreo fiel, Agrádete también,<br />

que <strong>en</strong> nombre de Dios vi<strong>en</strong>es, Nosotros hoy lo hacemos Nuestra fe muy sincera,<br />

al mundo a redimir. Con cánticos también. Oh, tú, clem<strong>en</strong>te Rey!<br />

Coro Coro Coro<br />

SALMO 118:19-29 (Página 653 L.O.C.)<br />

19. Ábranme las puertas de justicia;*<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

21. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

25. ¡Hosanna, oh Señor, hosanna!*<br />

Señor, danos ahora la prosperidad.<br />

26. B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> nombre del Señor;*<br />

desde la casa del señor le b<strong>en</strong>decimos.<br />

27. Dios es el Señor; nos ha iluminado;*<br />

form<strong>en</strong> una procesión con ramos hasta los cuernos del altar.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 51


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

28. "Tú eres mi Dios, te daré gracias;*<br />

tú eres mi Dios; te <strong>en</strong>salzaré".<br />

29. D<strong>en</strong> gracias al Señor porque es bu<strong>en</strong>o;*<br />

para siempre es su misericordia.<br />

[En un lugar apropiado, puede det<strong>en</strong>erse la procesión para decir la sigui<strong>en</strong>te colecta.]<br />

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no asc<strong>en</strong>dió al gozo de tu pres<strong>en</strong>cia sin antes padecer, ni<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> gloria sin antes ser crucificado: Concéd<strong>en</strong>os, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la<br />

vía de la cruz, <strong>en</strong>contremos que esta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

COLECTA<br />

Liturgia de la Palabra<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, <strong>en</strong> tu tierno amor hacia el género humano, <strong>en</strong>viaste a tu Hijo nuestro<br />

Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte <strong>en</strong> la cruz, mostrándonos ejemplo de<br />

su gran humildad: Concéd<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> tu misericordia, que caminemos por el s<strong>en</strong>dero de su padecimi<strong>en</strong>to y<br />

participemos también <strong>en</strong> su resurrección por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:13-53:12<br />

Mi siervo t<strong>en</strong>drá éxito será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al<br />

ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apari<strong>en</strong>cia humana, así también muchas naciones<br />

se quedarán admiradas; los reyes, al verlo, no podrán decir palabra, porque verán y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán algo que<br />

nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El<br />

Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces <strong>en</strong> la tierra seca. No t<strong>en</strong>ía<br />

belleza ni espl<strong>en</strong>dor, su aspecto no t<strong>en</strong>ía nada atray<strong>en</strong>te; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era<br />

un hombre ll<strong>en</strong>o de dolor, acostumbrado al sufrimi<strong>en</strong>to. Como a algui<strong>en</strong> que no merece ser visto, lo<br />

despreciamos, no lo tuvimos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta. Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba<br />

soportando nuestros propios dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado<br />

y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras<br />

maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.<br />

Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do cada uno su propio camino, pero el Señor<br />

cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera<br />

abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una<br />

oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó<br />

de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo.<br />

Lo <strong>en</strong>terraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió<br />

ningún crim<strong>en</strong> ni hubo <strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se<br />

<strong>en</strong>tregó <strong>en</strong> sacrificio por el pecado, t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 52


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

t<strong>en</strong>drán éxito los planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo;<br />

el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un<br />

lugar <strong>en</strong>tre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue<br />

contado <strong>en</strong>tre los malvados, cuando <strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos intercedió por los<br />

pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

o<br />

Isaías 45:21-25<br />

Habl<strong>en</strong> y pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sus pruebas, consúlt<strong>en</strong>se, si quier<strong>en</strong> unos con otros: ¿Quién predijo estas cosas<br />

desde el principio? ¿Quién las anunció desde hace tiempo? ¿No fui acaso yo, el Señor? Y no hay Dios<br />

fuera de mí. Fuera de mí no hay Dios victorioso y salvador. “V<strong>en</strong>gan a mí, que yo los salvaré, pueblos del<br />

extremo de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo lo juré por mí mismo, hice una promesa de<br />

triunfo, y esa promesa se cumplirá que ante mí todos doblarán la rodilla, y por mí jurarán todos y dirán:<br />

“Solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Señor están la victoria y el poder.’ Todos los que me odian quedarán <strong>en</strong> ridículo. Gracia<br />

a mí, todo el pueblo de Israel saldrá triunfante y estará orgulloso de mí.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 22:1-11 (Página 509 L.O.C.)<br />

1. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?*<br />

¿Por qué estás lejos de mi súplica, y de las palabras de mi clamor?<br />

2. Dios mío, clamo de día, y no respondes;*<br />

de noche también, y no hay para mí reposo.<br />

3. Pero tú eres el Santo, *<br />

<strong>en</strong>tronizado sobre las alabanzas de Israel.<br />

4. En ti esperaron nuestros antepasados;*<br />

esperaron, y tú los libraste.<br />

5. Clamaron a ti, y fueron librados;*<br />

confiaron <strong>en</strong> ti, y no fueron avergonzados.<br />

6. Mas yo soy gusano, y no hombre,*<br />

oprobio de todos y desprecio del pueblo.<br />

7. Todos los que me v<strong>en</strong>, escarnec<strong>en</strong> de mí;*<br />

estiran los labios y m<strong>en</strong>ean la cabeza, dici<strong>en</strong>do:<br />

8. "Acudió al Señor, líbrele él;*<br />

sálvele, si tanto lo quiere".<br />

9. Pero tú eres el que me sacó del vi<strong>en</strong>tre,*<br />

y me t<strong>en</strong>ías confiado <strong>en</strong> los pechos de mi madre.<br />

10. A ti fui <strong>en</strong>tregado antes de nacer,*<br />

desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre, tú eres mi Dios.<br />

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca,*<br />

porque no hay qui<strong>en</strong> ayude.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 53


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 2: 5-11<br />

T<strong>en</strong>gan ustedes la misma manera de p<strong>en</strong>sar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de naturaleza<br />

divina, no insistió <strong>en</strong> ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de<br />

siervo nació como hombre. Y al pres<strong>en</strong>tarse como hombre se humilló a su mismo, y por obedi<strong>en</strong>cia fue a la<br />

muerte, a la vergonzosa muerte <strong>en</strong> la cruz. Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excel<strong>en</strong>te de<br />

todos los nombre, para que, al nombre de Jesús, dobl<strong>en</strong> la rodilla todos los que están <strong>en</strong> los cielos , y <strong>en</strong> la<br />

tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para la hora de Dios Padre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS: [14:32-72],15:1-39[40-47]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Luego fueron a un lugar llamado Getsemaní. Jesús dijo a sus discípulos: -Siént<strong>en</strong>se aquí, mi<strong>en</strong>tras<br />

yo voy a orar. Y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y com<strong>en</strong>zó a s<strong>en</strong>tirse muy afligido y angustiado. Les<br />

dijo: -Si<strong>en</strong>to <strong>en</strong> mi alma una tristeza de muerte. Quéd<strong>en</strong>se ustedes aquí, y permanezcan despiertos.<br />

En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la fr<strong>en</strong>te, y pidió a<br />

Dios que, a ser posible, no le llegara ese mom<strong>en</strong>to de dolor. En su oración decía: "Padre mío, para ti todo<br />

es posible: líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú."<br />

Luego volvió a donde ellos estaban, y los <strong>en</strong>contró dormidos. Le dijo a Pedro: -Simón, ¿estás durmi<strong>en</strong>do?<br />

¿Ni siquiera una hora pudiste mant<strong>en</strong>erte despierto? Manténganse despiertos y or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong><br />

t<strong>en</strong>tación. Ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a voluntad, pero su cuerpo es débil.<br />

Se fue otra vez, y oró repiti<strong>en</strong>do las mismas palabras. Cuando volvió, <strong>en</strong>contró otra vez dormidos a<br />

los discípulos, porque sus ojos se les cerraban de sueño. Y no sabían que contestarle. Volvió por tercera<br />

vez, y les dijo: -¿Sigu<strong>en</strong> ustedes durmi<strong>en</strong>do y descansando? Ya basta, ha llegado la hora <strong>en</strong> que el Hijo del<br />

hombre va a ser <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de los pecadores. Levánt<strong>en</strong>se, vámonos; ya se acerca el que me<br />

traiciona.<br />

Todavía estaba hablando Jesús cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó acompañado de<br />

mucha g<strong>en</strong>te armada con espadas y con palos. Iban de parte de los jefes de los sacerdotes, de los maestros<br />

de la ley y de los ancianos. Judas, el traidor, les había dado una contraseña, diciéndoles: "Al que yo bese,<br />

ése es; arrést<strong>en</strong>lo y llév<strong>en</strong>selo bi<strong>en</strong> sujeto." Así que se acercó a Jesús y le dijo: -<br />

¡Maestro! Y lo besó. Entonces le echaron mano a Jesús y lo arrestaron. Pero uno de los que estaban<br />

allí sacó su espada y le cortó una oreja al criado del sumo sacerdote. Y Jesús preguntó a la g<strong>en</strong>te: -¿Por qué<br />

han v<strong>en</strong>ido ustedes con espadas y con palos a arrestarme, como si yo fuera un bandido? Todos los días he<br />

estado <strong>en</strong>tre ustedes <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> el templo, y nunca me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan<br />

las Escrituras. Todos los discípulos dejaron solo a Jesús, y huyeron. Pero un jov<strong>en</strong> lo seguía, cubierto sólo<br />

con una sábana. A éste lo agarraron, pero él soltó la sábana y escapó desnudo.<br />

Llevaron <strong>en</strong>tonces a Jesús ante el sumo sacerdote, y se juntaron todos los jefes de los sacerdotes, los<br />

ancianos y los maestros de la ley. Pedro lo siguió de lejos hasta d<strong>en</strong>tro del patio de la casa del sumo<br />

sacerdote, y se quedó s<strong>en</strong>tado con los guardianes del templo, cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. Los jefes de los<br />

sacerdotes y toda la Junta Suprema buscaban alguna prueba para cond<strong>en</strong>ar a muerte a Jesús; pero no la<br />

<strong>en</strong>contraban. Porque aunque muchos pres<strong>en</strong>taban falsos testimonios contra él, se contradecían unos a<br />

otros. Algunos se levantaron y lo acusaron falsam<strong>en</strong>te, dici<strong>en</strong>do: -Nosotros le hemos oído decir: Yo voy a<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 54


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

destruir este templo que hicieron los hombres, y <strong>en</strong> tres días levantaré otro no hecho por los hombres. Pero<br />

ni aun así estaban de acuerdo <strong>en</strong> lo que decían.<br />

Entonces el sumo sacerdote se levantó <strong>en</strong> medio de todos, y preguntó a Jesús: -¿No contestas nada?<br />

¿Qué es esto que están dici<strong>en</strong>do contra ti? Pero Jesús se quedó callado, sin contestar nada. El sumo<br />

sacerdote volvió a preguntarle: -¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios b<strong>en</strong>dito? Jesús le dijo: -Sí, yo soy. Y<br />

ustedes verán al Hijo del hombre s<strong>en</strong>tado a la derecha del Todopoderoso y v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> las nubes del cielo.<br />

Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas <strong>en</strong> señal de indignación, y dijo: -¿Qué necesidad t<strong>en</strong>emos de<br />

más testigos? Ustedes le han oído decir palabras of<strong>en</strong>sivas contra Dios. ¿Qué les parece? Todos estuvieron<br />

de acuerdo <strong>en</strong> que era culpable y debía morir. Algunos com<strong>en</strong>zaron a escupirle, y a taparle los ojos y<br />

golpearlo, diciéndole: -¡Adivina quién te pegó! Y los guardianes del templo le pegaron <strong>en</strong> la cara. Pedro<br />

estaba abajo, <strong>en</strong> el patio. En esto llegó una de las sirvi<strong>en</strong>tas del sumo sacerdote; y al ver a Pedro, que se<br />

estaba cal<strong>en</strong>tando junto al fuego, se quedó mirándolo y le dijo: -Tú también andabas con Jesús, el de<br />

Nazaret. Pedro lo negó, dici<strong>en</strong>do: -No lo conozco, ni sé de qué estás hablando. Y salió afuera, a la <strong>en</strong>trada.<br />

Entonces cantó un gallo. La sirvi<strong>en</strong>ta vio otra vez a Pedro y com<strong>en</strong>zó a decir a los demás: -Este es uno de<br />

ellos. Pero él volvió a negarlo. Poco después, los que estaban allí dijeron de nuevo a Pedro: -Seguro que tú<br />

eres uno de ellos. Además eres de Galilea. Entonces Pedro com<strong>en</strong>zó a jurar y perjurar, dici<strong>en</strong>do:<br />

-¡No conozco a ese hombre de qui<strong>en</strong> ustedes están hablando! En aquel mismo mom<strong>en</strong>to cantó el<br />

gallo por segunda vez, y Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: Antes que cante el gallo por segunda<br />

vez, me negarás tres veces. Y se echó a llorar.<br />

Al amanecer, se reunieron los jefes de los sacerdotes con los ancianos, los maestros de la ley y toda<br />

la Junta Suprema. Y llevaron a Jesús atado, y se lo <strong>en</strong>tregaron a Pilato. Pilato le preguntó: -¿Eres tú el<br />

Rey de los judíos? -Tú lo has dicho -contestó Jesús. Como los jefes de los sacerdotes lo acusaban de<br />

muchas cosas, Pilato volvió a preguntarle: -¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te están acusando.<br />

Pero Jesús no le contestó; de manera que Pilato se quedó muy extrañado. Durante la fiesta, Pilato dejaba<br />

libre un preso, el que la g<strong>en</strong>te pidiera. Un hombre llamado Barrabás estaba <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> la cárcel, junto con<br />

otros que habían cometido un asesinato <strong>en</strong> una rebelión. La g<strong>en</strong>te llegó, pues, y empezó a pedirle a Pilato<br />

que hiciera como t<strong>en</strong>ía por costumbre. Pilato les contestó:<br />

-¿Quier<strong>en</strong> ustedes que les ponga <strong>en</strong> libertad al Rey de los judíos? Porque se daba cu<strong>en</strong>ta de que los<br />

jefes de los sacerdotes lo habían <strong>en</strong>tregado por <strong>en</strong>vidia. Pero los jefes de los sacerdotes alborotaron a la<br />

g<strong>en</strong>te, para que pidieran que les dejara libre a Barrabás. Pilato les preguntó: -¿Y qué quier<strong>en</strong> que haga con<br />

el que ustedes llaman el Rey de los judíos? Ellos contestaron a gritos: -¡Crucifícalo! Pilato les dijo: -<br />

¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos volvieron a gritar: -¡Crucifícalo! Entonces Pilato, como quería quedar<br />

bi<strong>en</strong> con la g<strong>en</strong>te, dejó libre a Barrabás; y después de mandar que azotaran a Jesús, lo <strong>en</strong>tregó para que lo<br />

crucificaran. Los soldados llevaron a Jesús al patio del palacio, y reunieron a toda la tropa. Le pusieron una<br />

capa de color rojo oscuro, y <strong>en</strong> la cabeza una corona hecha de espinas. Luego com<strong>en</strong>zaron a gritar:<br />

-¡Viva el Rey de los judíos! Y le golpeaban la cabeza con una vara, le escupían y, doblando la<br />

rodilla, le hacían rever<strong>en</strong>cias. Después de burlarse así de él, le quitaron la capa de color rojo oscuro, le<br />

pusieron su propia ropa y lo sacaron para crucificarlo. Un hombre de Cir<strong>en</strong>e, lamado Simón, padre de<br />

Alejandro y de Rufo, llegaba <strong>en</strong>tonces del campo. Al pasar por allí, le obligaron a cargar con la cruz de<br />

Jesús.<br />

Llevaron a Jesús a un sitio llamado Gólgota (que significa: "Lugar de la Calavera"); y le dieron vino<br />

mezclado con mirra, pero Jesús no lo aceptó. Entonces lo crucificaron. Y los soldados echaron suertes<br />

para repartirse <strong>en</strong>tre sí la ropa de Jesús y ver qué se llevaría cada uno.<br />

Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. Y pusieron un letrero <strong>en</strong> el que estaba escrita la<br />

causa de su cond<strong>en</strong>a: "El Rey de los judíos." Con él crucificaron también a dos bandidos, uno a su derecha<br />

y otro a su izquierda.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 55


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

Los que pasaban lo insultaban, m<strong>en</strong>eando la cabeza y dici<strong>en</strong>do: -¡Eh, tú, que derribas el templo y <strong>en</strong><br />

tres días lo vuelves a levantar, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz! De la misma manera se burlaban de él<br />

los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Decían: -Salvó a otros, pero a sí mismo no puede<br />

salvarse. ¡Que baje de la cruz ese Mesías, Rey de Israel, para que veamos y creamos!<br />

Y hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la tierra quedó<br />

<strong>en</strong> oscuridad hasta las tres de la tarde. A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza: "Eloi, Eloi, ¿lema<br />

sabactani?" (que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?") Algunos de los que<br />

estaban allí, lo oyeron y dijeron: -Oigan, está llamando al profeta Elías. Entonces uno de ellos corrió,<br />

empapó una esponja <strong>en</strong> vino agrio, la ató a una caña y se la acercó a Jesús para que bebiera, dici<strong>en</strong>do: -<br />

Déj<strong>en</strong>lo, a ver si Elías vi<strong>en</strong>e a bajarlo de la cruz. Pero Jesús dio un fuerte grito, y murió. Y el velo del<br />

templo se rasgó <strong>en</strong> dos, de arriba abajo. El capitán romano, que estaba fr<strong>en</strong>te a Jesús, al ver que éste había<br />

muerto, dijo:<br />

-Verdaderam<strong>en</strong>te este hombre era Hijo de Dios. También había algunas mujeres mirando de lejos;<br />

<strong>en</strong>tre ellas estaban María Magdal<strong>en</strong>a, María la madre de Santiago el m<strong>en</strong>or y de José, y Salomé. Estas<br />

mujeres habían seguido a Jesús y lo habían ayudado cuando él estaba <strong>en</strong> Galilea. Además había allí<br />

muchas otras que habían ido con él a Jerusalén. Cuando anochecía el día de la preparación, es decir, la<br />

víspera del día de reposo, José, natural de Arimatea y miembro importante de la Junta Suprema, el cual<br />

también esperaba el reino de Dios, se dirigió con decisión a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato,<br />

sorpr<strong>en</strong>dido de que ya hubiera muerto, llamó al capitán para preguntarle cuanto tiempo hacía de ello.<br />

Cuando el capitán le hubo informado, Pilato <strong>en</strong>tregó el cuerpo a José. Entonces José compró una sábana de<br />

lino, bajó el cuerpo y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> ella. Luego lo puso <strong>en</strong> un sepulcro abierto <strong>en</strong> la roca, y tapó la<br />

<strong>en</strong>trada del sepulcro con una piedra. María Magdal<strong>en</strong>a y María la madre de José, miraban donde le ponían.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 56


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SAN MARCOS 14:32 AL 15:47<br />

NARRADOR: Luego fueron a un lugar llamado Getsemaní. Jesús dijo a sus discípulos:<br />

JESÚS: Siént<strong>en</strong>se aquí, mi<strong>en</strong>tras yo voy a orar.<br />

NARRADOR: Y se llevó a Pedro, a Santiago, y a Juan, y com<strong>en</strong>zó a s<strong>en</strong>tirse muy afligido y<br />

angustiado. Les dijo:<br />

JESÚS: Si<strong>en</strong>to <strong>en</strong> mi alma una tristeza de muerte. Quéd<strong>en</strong>se ustedes aquí, y permanezcan<br />

despiertos.<br />

NARRADOR: En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinó hasta tocar el suelo con la<br />

fr<strong>en</strong>te, y pidió a Dios que, a ser posible, no le llegara ese mom<strong>en</strong>to de dolor. En su<br />

oración decía:<br />

JESÚS: Padre mío, para ti todo es posible: Líbrame de este trago amargo; pero que no se<br />

haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.<br />

NARRADOR: Luego volvió a donde ellos estaban, y los <strong>en</strong>contró dormidos. Le dijo a Pedro:<br />

JESÚS: Simón, ¿estabas durmi<strong>en</strong>do? ¿Ni siquiera una hora pudiste mant<strong>en</strong>erte despierto?<br />

Manténganse despiertos y or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tación. Ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

una bu<strong>en</strong>a voluntad, pero su cuerpo es débil.<br />

NARRADOR: Se fue otra vez, y oró repiti<strong>en</strong>do las mismas palabras. Cuando volvió, <strong>en</strong>contró<br />

otra vez dormidos a los discípulos, porque sus ojos se les cerraban de sueño. Y no<br />

sabían que contestarle. Volvió por tercera vez, y les dijo:<br />

JESÚS: ¿Sigu<strong>en</strong> ustedes durmi<strong>en</strong>do y descansando? Ya basta, ha llegado la hora <strong>en</strong> que el<br />

hijo del hombre va a ser <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de los pecadores. Levánt<strong>en</strong>se,<br />

vámonos: ya se acerca el que me traiciona.<br />

NARRADOR: Todavía estaba hablando Jesús cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó<br />

acompañado de mucha g<strong>en</strong>te armada con espadas y con palos. Iban de parte de los<br />

jefes de los sacerdotes, de lo maestros de la ley y de los ancianos. Judas, el traidor,<br />

les había dado una contraseña, diciéndoles:<br />

JUDAS: Al que yo bese, ése es; arrést<strong>en</strong>lo y llév<strong>en</strong>selo bi<strong>en</strong> sujeto.<br />

NARRADOR: Así que se acercó a Jesús y le dijo:<br />

JUDAS: ¡Maestro!<br />

NARRADOR: Y lo besó. Entonces le echaron mano a Jesús y lo arrestaron. Pero uno de los que<br />

estaban allí sacó una espada y le cortó una oreja al criado del sumo sacerdote. Y<br />

Jesús preguntó a la g<strong>en</strong>te:<br />

JESÚS: ¿Por qué han v<strong>en</strong>ido ustedes con espadas y con palos a arrestarme, como si yo<br />

fuera un bandido? Todos los días he estado <strong>en</strong>tre ustedes <strong>en</strong>señando <strong>en</strong> el templo,<br />

y nunca me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las escrituras.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 57


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

NARRADOR: Todos los discípulos dejaron solo a Jesús, y huyeron. Pero un jov<strong>en</strong> lo seguía,<br />

cubierto sólo con una sábana. A éste lo agarraron, pero él soltó la sábana, y escapó<br />

desnudo. Llevaron <strong>en</strong>tonces a Jesús ante el sumo sacerdote, y se juntaron todos los<br />

jefes de los sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley. Pedro lo siguió de<br />

lejos hasta d<strong>en</strong>tro del patio de la casa del sumo sacerdote, y se quedó s<strong>en</strong>tado con<br />

los guardianes del templo, cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. Los jefes de los sacerdotes<br />

y toda la junta suprema buscaban alguna prueba para cond<strong>en</strong>ar a muerte a Jesús;<br />

pero no la <strong>en</strong>contraban. Porque aunque muchos pres<strong>en</strong>taban falsos testimonios<br />

contra él, se contradecían unos a otros. Algunos se levantaron y lo acusaron<br />

falsam<strong>en</strong>te, dici<strong>en</strong>do:<br />

TESTIGO: Nosotros le hemos oído decir: "Yo voy a destruir este templo que hicieron los<br />

hombres, y <strong>en</strong> tres días levantaré otro no hecho por los hombres".<br />

NARRADOR: Pero ni aun así estaban de acuerdo <strong>en</strong> lo que decían. Entonces el sumo sacerdote se<br />

levantó <strong>en</strong> medio de todos, y preguntó a Jesús:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE ¿No contestas nada? ¿Qué es esto que están dici<strong>en</strong>do contra ti?<br />

NARRADOR: Pero Jesús se quedó callado, sin contestar nada. El sumo sacerdote volvió a<br />

preguntarle:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios B<strong>en</strong>dito?<br />

NARRADOR: Pero Jesús se quedó callado, sin contestar nada, el sumo sacerdote volvió a<br />

preguntarle:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Dios B<strong>en</strong>dito?<br />

NARRADOR: Jesús le dijo:<br />

JESÚS: Sí, lo soy. Y ustedes verán al hijo del hombre s<strong>en</strong>tado a la derecha del<br />

todopoderoso y v<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> las nubes del cielo.<br />

NARRADOR: Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas <strong>en</strong> señal de indignación, y dijo:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE: ¿Qué necesidad t<strong>en</strong>emos de más testigos? Ustedes le han oído decir palabras<br />

of<strong>en</strong>sivas contra Dios. ¿Qué les parece?<br />

NARRADOR: Todos estuvieron de acuerdo <strong>en</strong> que era culpable y debía morir. algunos<br />

com<strong>en</strong>zaron a escupirle, y a taparle los ojos y golpearlo, diciéndole:<br />

TESTIGO(S): ¡Adivina quién te pegó!<br />

NARRADOR: Y los guardianes del templo le pegaron <strong>en</strong> la cara. Pedro estaba abajo, <strong>en</strong> el patio.<br />

En esto llegó una de las sirvi<strong>en</strong>tas del sumo sacerdote, y al ver a Pedro, que se<br />

estaba cal<strong>en</strong>tando junto al fuego, se quedó mirándolo y le dijo:<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 58


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

SIRVIENTA: Tú también andabas con Jesús, el de Nazaret.<br />

NARRADOR: Pedro lo negó, dici<strong>en</strong>do:<br />

PEDRO: No lo conozco, ni sé de qué estás hablando.<br />

NARRADOR: Y salió afuera, a la <strong>en</strong>trada. Entonces cantó un gallo. La sirvi<strong>en</strong>ta vio otra vez a<br />

Pedro y com<strong>en</strong>zó a decir a los demás:<br />

SIRVIENTA: Este es uno de ellos.<br />

NARRADOR: Pero él volvió a negarlo. Poco después, los que estaban allí dijeron de nuevo a<br />

Pedro:<br />

SIRVIENTA: Seguro que tú eres uno de ellos. Además eres de Galilea.<br />

NARRADOR: Entonces Pedro com<strong>en</strong>zó a jurar y perjurar, dici<strong>en</strong>do:<br />

PEDRO: ¡No conozco a ese hombre de qui<strong>en</strong> ustedes están hablando!<br />

NARRADOR: En aquel mismo mom<strong>en</strong>to cantó el gallo por segunda vez, y Pedro se acordó de<br />

que Jesús le había dicho: "Antes que cante el gallo por segunda vez, me negarás<br />

tres veces. " Y se echó a llorar.<br />

NARRADOR: Al amanecer se reunieron los jefes de los sacerdotes con los ancianos, los maestros<br />

de la ley y toda la junta suprema. Y llevaron a Jesús atado, y se lo <strong>en</strong>tregaron a<br />

Pilato.le preguntó:<br />

PILATO: ¿Eres tú el Rey de los judíos?<br />

JESÚS: Tú lo has dicho.<br />

NARRADOR: Como los jefes de los sacerdotes los acusaban de muchas cosas, Pilato volvió a<br />

preguntarle:<br />

PILATO: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te están acusando.<br />

NARRADOR: Pero Jesús no le contestó; de manera que Pilato se quedó muy extrañado. Durante<br />

la fiesta, Pilato dejaba libre un preso, el que la g<strong>en</strong>te pidiera. Un hombre llamado<br />

Barrabás estaba <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> la cárcel, junto con otros que habían cometido un<br />

asesinato <strong>en</strong> una rebelión. La g<strong>en</strong>te llegó, pues, y empezó a pedirle a Pilato que<br />

hiciera como t<strong>en</strong>ía por costumbre. Pilato les contestó:<br />

PILATO: ¿Quier<strong>en</strong> ustedes que les ponga <strong>en</strong> libertad al rey de los judíos?<br />

NARRADOR: Porque se daba cu<strong>en</strong>ta de que los jefes de los sacerdotes lo habían <strong>en</strong>tregado por<br />

<strong>en</strong>vidia. Pero los jefes de los sacerdotes alborotaron a la g<strong>en</strong>te, para que pidieran<br />

que les dejara libre a Barrabás. Pilato les preguntó:<br />

PILATO: ¿Y qué quier<strong>en</strong> que haga con el que ustedes llaman el rey de los judíos?<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 59


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

NARRADOR: Ellos contestaron a gritos:<br />

TODOS: ¡Crucifícalo!<br />

NARRADOR: Pilato les dijo:<br />

PILATO: Pues ¿qué mal ha hecho?<br />

NARRADOR: Pero ellos volvieron a gritar:<br />

TODOS: ¡Crucifícalo!<br />

NARRADOR: Entonces Pilato, como quería quedar bi<strong>en</strong> con la g<strong>en</strong>te, dejó libre a Barrabás; y<br />

después de mandar que azotaran a Jesús, lo <strong>en</strong>tregó para que lo crucificaran. Los<br />

soldados llevaron a Jesús al patio del palacio, y reunieron a toda la tropa. Le<br />

pusieron una capa de color rojo oscuro, y <strong>en</strong> la cabeza una corona hecha de espinas.<br />

Luego com<strong>en</strong>zaron a gritar:<br />

SOLDADO(S): ¡Viva el Rey de los judíos!<br />

NARRADOR: Y le golpeaban la cabeza con una vara, le escupían y, doblando la rodilla, le hacían<br />

rever<strong>en</strong>cias. Después de burlarse así de él, le quitaron la capa de color rojo oscuro,<br />

le pusieron su propia ropa y lo sacaron para crucificarlo. Un hombre de Cir<strong>en</strong>e,<br />

llamado Simón, padre de Alejandro y de Rufo, llegaba <strong>en</strong>tonces del campo. Al<br />

pasar por allí, le obligaron a cargar con la cruz de Jesús.<br />

: Llevaron a Jesús a un sitio llamado Gólgota (que significa: "Lugar de la<br />

Calavera"); y le dieron vino mezclado con mirra, pero Jesús no lo aceptó. Entonces<br />

lo crucificaron. Y los soldados echaron suertes para repartirse <strong>en</strong>tre sí la ropa de<br />

Jesús y ver que se llevaría cada uno. Eran las nueve de la mañana cuando lo<br />

crucificaron. Y pusieron un letrero <strong>en</strong> el que estaba escrita la causa de su cond<strong>en</strong>a:<br />

"El Rey de los judíos." Con él crucificaron también a dos bandidos, uno a su<br />

derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban lo insultaban, m<strong>en</strong>eando la cabeza<br />

y dici<strong>en</strong>do:<br />

TESTIGO(S) ¡Eh, tú que derribas el templo y <strong>en</strong> tres días lo vuelves a levantar, sálvate a ti<br />

mismo y bájate de la cruz!<br />

NARRADOR: De la misma manera se burlaron de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de<br />

la ley. Decían:<br />

SUMO<br />

SACERDOTE Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. ¡Que baje de la cruz ese Mesías,<br />

Rey de Israel, para que veamos y creamos!<br />

NARRADOR: Y hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía,<br />

toda la tierra quedó <strong>en</strong> oscuridad hasta las tres de la tarde. A esa misma hora,<br />

Jesús gritó con fuerza:<br />

JESÚS: "Eloi, Eloi, ¿Lema sabactani?"<br />

NARRADOR: Que significa:<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 60


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

JESÚS: "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?"<br />

NARRADOR: Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron:<br />

TESTIGO(S): Oigan, está llamando al profeta Elías.<br />

NARRADOR: Entonces, uno de ellos corrió, empapó una esponja <strong>en</strong> vino agrio, la ató a una caña<br />

y se la acercó a Jesús para que bebiera, dici<strong>en</strong>do:<br />

TESTIGO(S): -Déj<strong>en</strong>lo, a ver si Elías vi<strong>en</strong>e a bajarlo de la cruz.<br />

NARRADOR: Pero Jesús dio un fuerte grito, y murió. Y el velo del templo se rasgó <strong>en</strong> dos, de<br />

arriba abajo. El capitán romano, que estaba fr<strong>en</strong>te a Jesús, al ver que éste había<br />

muerto, dijo:<br />

TESTIGO(S): -Verdaderam<strong>en</strong>te este hombre era Hijo de Dios.<br />

NARRADOR: También había algunas mujeres mirando de lejos; <strong>en</strong>tre ellas estaban María<br />

Magdal<strong>en</strong>a, María la madre de Santiago el m<strong>en</strong>or y de José, Y Salomé. Estas<br />

mujeres habían seguido a Jesús y lo habían ayudado cuando él estaba <strong>en</strong> Galilea.<br />

Además había allí muchas otras que habían ido con él a Jerusalén. Cuando<br />

anochecía el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, José,<br />

natural de Arimatea y miembro importante de la Junta Suprema, el cual también<br />

esperaba el reino de Dios, se dirigió con decisión a Pilato y le pidió el cuerpo de<br />

Jesús. Pilato, sorpr<strong>en</strong>dido de que ya hubiera muerto, llamó al capitán para<br />

preguntarle cuánto tiempo hacía de ello. Cuando el capitán le hubo informado,<br />

Pilato <strong>en</strong>tregó el cuerpo a José. Entonces José compró una sábana de lino, bajó el<br />

cuerpo y lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> ella. Luego lo puso <strong>en</strong> un sepulcro abierto <strong>en</strong> la roca, y<br />

tapó la <strong>en</strong>trada del sepulcro con una piedra. María Magdal<strong>en</strong>a y María la madre de<br />

José, miraban dónde le ponían.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 61


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Lunes Santo<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no asc<strong>en</strong>dió al gozo de tu pres<strong>en</strong>cia sin antes padecer, ni<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> gloria sin antes ser crucificado: Concéd<strong>en</strong>os, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la<br />

vía de la cruz, <strong>en</strong>contremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:1-9<br />

"Aquí está mi siervo, a qui<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>go, mi elegido, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> me deleito. He puesto <strong>en</strong> él mi espíritu<br />

para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz <strong>en</strong> las<br />

calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilm<strong>en</strong>te. Verdaderam<strong>en</strong>te<br />

traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia <strong>en</strong> la tierra. Los<br />

países del mar estarán at<strong>en</strong>tos a sus <strong>en</strong>señanzas."<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ése es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni<br />

que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 36:5-l0 (Página 530 L.O.C.)<br />

5. Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor;*<br />

tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6. Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande;*<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7. ¡Cuán precioso es tu amor!*<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong> bajo la sombra de tus alas.<br />

8. Festejan la abundancia de tu casa;*<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9. Porque contigo está el manantial de la vida,*<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

l0. Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>,*<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 11:39--12:3<br />

Sin embargo ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la<br />

fe que t<strong>en</strong>ían; porque Dios, t<strong>en</strong>iéndonos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que<br />

solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 62


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Lunes Santo<br />

Por eso, nosotros, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a<br />

un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos <strong>en</strong>reda, y corramos con fortaleza la carrera que<br />

t<strong>en</strong>emos por delante. Fijemos nuestra mirada <strong>en</strong> Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es qui<strong>en</strong> la<br />

perfecciona. Jesús sufrió <strong>en</strong> la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que<br />

después del sufrimi<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>dría gozo y alegría; y se s<strong>en</strong>tó a la derecha del trono de Dios. Por lo tanto,<br />

medit<strong>en</strong> <strong>en</strong> el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se<br />

cans<strong>en</strong> ni se desanim<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betanía, donde vivía Lázaro, a qui<strong>en</strong> él había resucitado. Allí<br />

hicieron una c<strong>en</strong>a <strong>en</strong> honor de Jesús; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comi<strong>en</strong>do<br />

con él. María trajo unos tresci<strong>en</strong>tos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de<br />

Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa se ll<strong>en</strong>ó del aroma del perfume. Entonces Judas<br />

Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Jesús, dijo:<br />

-¿Por qué no se ha v<strong>en</strong>dido este perfume <strong>en</strong> tresci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios, para ayudar a los pobres? Pero Judas no<br />

dijo esto porque le importarán los pobres, sino porque era ladrón, y como t<strong>en</strong>ía a su cargo la bolsa del<br />

dinero, robaba de lo que echaban <strong>en</strong> ella. Jesús le dijo:<br />

- Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi <strong>en</strong>tierro. A los pobres siempre los t<strong>en</strong>drán <strong>en</strong>tre<br />

ustedes, pero a mí no siempre me t<strong>en</strong>drán. Muchos de los judíos se <strong>en</strong>teraron de que Jesús estaba <strong>en</strong><br />

Betanía, y fueron allá, no sólo para ver a Jesús sino también a Lázaro, a qui<strong>en</strong> Jesús había resucitado.<br />

Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos<br />

judíos se estaban separando de ellos para creer <strong>en</strong> Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14:3-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Jesús había ido a Betania, a casa de Simón, al que llamaban el leproso; mi<strong>en</strong>tras estaba s<strong>en</strong>tado a la<br />

mesa, llegó una mujer que llevaba un frasco de alabastro ll<strong>en</strong>o de perfume de nardo puro, de mucho valor.<br />

Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los pres<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>ojaron, y<br />

se dijeron unos a otros:<br />

¿Por qué se ha desperdiciado este perfume? Podía haberse v<strong>en</strong>dido por más de tresci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios,<br />

para ayudar a los pobres. Y criticaban a aquella mujer. Pero Jesús dijo: -Déj<strong>en</strong>la; ¿por qué la molestan?<br />

Esto que me ha hecho es bu<strong>en</strong>o. Pues a los pobres siempre los t<strong>en</strong>drán <strong>en</strong>tre ustedes, y pued<strong>en</strong> hacerles<br />

bi<strong>en</strong> cuando quiera; pero a mi no siempre me van a t<strong>en</strong>er. Esta mujer ha hecho lo que ha podido: Ha<br />

perfumado mi cuerpo de antemano para mi <strong>en</strong>tierro. Les aseguro que <strong>en</strong> cualquier lugar del mundo donde<br />

se predique el m<strong>en</strong>saje de salvación, se hablará también de lo que hizo esta mujer, y así será recoredada.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 63


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la pasión de tu b<strong>en</strong>dito Hijo convertiste a un instrum<strong>en</strong>to de muerte vergonzosa <strong>en</strong><br />

un medio de vida para nosotros: Concede que de tal modo nos gloriemos <strong>en</strong> la cruz de Cristo que suframos<br />

con alegría la vergü<strong>en</strong>za y privación por causa de tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 49:1-6<br />

Óiganme, países del mar, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de<br />

que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de mi madre. Convirtió mi l<strong>en</strong>gua<br />

<strong>en</strong> espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió <strong>en</strong> una flecha aguda y me guardó<br />

<strong>en</strong> su aljaba. Me dijo: "Israel, tú eres mi siervo, <strong>en</strong> ti me mostraré glorioso," Y yo que había p<strong>en</strong>sado: "He<br />

pasado trabajos <strong>en</strong> vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada." En realidad mi causa está <strong>en</strong> manos<br />

del Señor, mi recomp<strong>en</strong>sa está <strong>en</strong> poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él<br />

ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer<br />

que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: "No basta que seas mi siervo sólo para<br />

restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las<br />

naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 7l:l-l2 (Página 578 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, me he refugiado;*<br />

no sea yo avergonzado jamás.<br />

2. En tu justicia, líbrame y rescátame;*<br />

inclina a mí tu oído, y sálvame.<br />

3. Sé tú mi roca de refugio,<br />

el alcázar donde me salve;*<br />

tú eres mi risco y mi fortaleza.<br />

4. Dios mío, líbrame de la mano del malvado,*<br />

de las garras del malhechor y opresor;<br />

5. Porque tú, Señor Dios, eres mi esperanza,*<br />

mi confianza desde mi juv<strong>en</strong>tud.<br />

6. En ti he sido sust<strong>en</strong>tado desde el vi<strong>en</strong>tre;<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre has sido mi vigor;*<br />

de ti será siempre mi alabanza.<br />

7. Port<strong>en</strong>to he sido a muchos,*<br />

más tú eres mi refugio y fortaleza.<br />

8. Sea ll<strong>en</strong>a mi boca de tu alabanza,*<br />

y de tu gloria todo el día.<br />

9. No me deseches <strong>en</strong> la vejez;*<br />

cuando mi fuerza se acabare, no me desampares;<br />

l0. Porque mis <strong>en</strong>emigos hablan contra mí,*<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 64


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

y los que acechan mi vida conspiran.<br />

ll. Dic<strong>en</strong>: "Dios lo ha desamparado;*<br />

persíganlo y agárr<strong>en</strong>lo, porque no hay qui<strong>en</strong> lo defi<strong>en</strong>da".<br />

l2. Oh Dios, no te alejes de mí:*<br />

Dios mío, apresúrate a socorrerme.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:18-31<br />

El m<strong>en</strong>saje de la muerte de Cristo <strong>en</strong> la cruz parece una tontería a los que van a la destrucción; pero<br />

este m<strong>en</strong>saje es poder de Dios para los que vamos a la salvación. Como dice la Escritura: "Destruiré la<br />

sabiduría de los sabios y rechazaré el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de los <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos." ¿En qué pararon el sabio, y el<br />

maestro, y el que sabe discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha convertido <strong>en</strong> tontería la sabiduría de<br />

este mundo! Dios, <strong>en</strong> su sabiduría, dispuso que los que son del mundo no le conocieran por medio de la<br />

sabiduría humana; antes bi<strong>en</strong>, prefirió salvar por medio de su m<strong>en</strong>saje a los que confían <strong>en</strong> él, aunque este<br />

m<strong>en</strong>saje parezca una tontería.<br />

Los judíos quier<strong>en</strong> ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros anunciamos<br />

a un Mesías crucificado. Esto les resulta of<strong>en</strong>sivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería;<br />

pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios.<br />

Pues lo que <strong>en</strong> Dios puede parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que<br />

<strong>en</strong> Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana. Hermanos, deb<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de<br />

que Dios los ha llamado a pesar de que pocos de ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos<br />

de ustedes son g<strong>en</strong>te con autoridad o pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a familias importantes. Y es que, para avergonzar a los<br />

sabios, Dios ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a<br />

los que el mundo ti<strong>en</strong>e por débiles. Dios ha escogido a la g<strong>en</strong>te despreciada y sin importancia de este<br />

mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así nadie podrá presumir delante<br />

de Dios. Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea<br />

nuestra sabiduría y que por medio de Cristo seamos librados de culpa, consagrados a Dios y salvados. De<br />

esta manera, como dic<strong>en</strong> las Escrituras: "Si alguno quiere <strong>en</strong>orgullecerse, que se <strong>en</strong>orgullezca del Señor."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:37-38,42-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían <strong>en</strong> él;<br />

pues t<strong>en</strong>ía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías: "Señor, ¿quién ha creído nuestro m<strong>en</strong>saje? ¿A<br />

quién ha revelado el Señor su poder?" Sin embargo, muchos de los judíos creyeron <strong>en</strong> Jesús; incluso<br />

algunos de los más importantes. Pero no lo decían <strong>en</strong> público por miedo a los fariseos, para que no los<br />

expulsaran de las sinagogas. Preferían recibir la honra que dan los hombres a recibir la honra que da Dios.<br />

Jesús dijo con voz fuerte: "El que cree <strong>en</strong> mí, no cree solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> mí, sino también <strong>en</strong> el Padre, que me<br />

ha <strong>en</strong>viado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha <strong>en</strong>viado. Yo, que soy la luz, he v<strong>en</strong>ido al mundo<br />

para que los que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí no se qued<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no las<br />

obedece, no soy yo qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>a; porque yo no vine para cond<strong>en</strong>ar al mundo, sino para salvarlo. El<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 65


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>e; las palabras que yo he dicho<br />

lo cond<strong>en</strong>arán <strong>en</strong> el día último. Porque yo no hablo por mi cu<strong>en</strong>ta; el Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, me ha<br />

ord<strong>en</strong>ando lo que debo decir y <strong>en</strong>señar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo<br />

que yo digo, lo digo como el Padre me ha ord<strong>en</strong>ado.<br />

El Evangelio de Nuestro Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 11:15-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después que llegaron a Jerusalén, Jesús <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el templo y com<strong>en</strong>zó a echar de allí a los que<br />

estaban v<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do y comprando. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero a la g<strong>en</strong>te, y los puestos de<br />

los que v<strong>en</strong>dían palomas; y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas. Y se puso a<br />

<strong>en</strong>señar, dici<strong>en</strong>do: - En las escrituras dice: 'Mi casa será declarada casa de oración para todas las naciones',<br />

pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes y los<br />

maestros de la ley com<strong>en</strong>zaron a buscar la manera de matar a Jesús, porque le t<strong>en</strong>ían miedo, pues toda la<br />

g<strong>en</strong>te estaba admirada de su <strong>en</strong>señanza. Pero al llegar la noche, Jesús y sus discípulos salieron de la<br />

ciudad.<br />

El Evangelio de Nuestro Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 66


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo nuestro Salvador <strong>en</strong>tregó su cuerpo a los azotes y su rostro al esputo:<br />

Otórganos tu gracia para soportar gozosam<strong>en</strong>te los sufrimi<strong>en</strong>tos de esta vida temporal, confiados <strong>en</strong> la<br />

gloria que ha de ser revelada; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías: 50:4-9a<br />

El Señor me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de ali<strong>en</strong>to. Todas las mañanas<br />

me hace estar at<strong>en</strong>to para que escuche dócilm<strong>en</strong>te. El Señor me ha dado <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y yo no me he<br />

resistido ni le he vuelto las espaldas. Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me arrancaran la<br />

barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían. El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda: por eso no me<br />

hier<strong>en</strong> los insultos; por eso me mant<strong>en</strong>go firme como una roca, pues sé que no quedaré <strong>en</strong> ridículo.<br />

A mi lado está mi def<strong>en</strong>sor: ¿Algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e algo <strong>en</strong> mi contra? ¡Vayamos juntos ante el juez! ¿Algui<strong>en</strong> se<br />

cree con derecho a acusarme? ¡Que v<strong>en</strong>ga y me lo diga! El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda; ¿quién podrá<br />

cond<strong>en</strong>arme? Todos mis <strong>en</strong>emigos desaparecerán como vestido comido por la polilla.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 69:7-15,22-23 ( Página 576 L.O.C.)<br />

7. No sean avergonzados por causa mía los que <strong>en</strong> ti confían,<br />

Señor Dios de los ejércitos:*<br />

no sean deshonrados por mí los que te buscan,<br />

oh Dios de Israel.<br />

8. Ciertam<strong>en</strong>te por amor a ti he sufrido afr<strong>en</strong>ta;*<br />

la vergü<strong>en</strong>za ha cubierto mi rostro.<br />

9. Extranjero he llegado a ser para mis propios hermanos,*<br />

forastero para los hijos de mi madre.<br />

l0. Me consumió el celo de tu casa;*<br />

las of<strong>en</strong>sas de los que te insultaban cayeron sobre mí.<br />

ll. Me humillé con ayunos,*<br />

mas esto me ha sido por afr<strong>en</strong>ta.<br />

l2. Me vestí además de luto,*<br />

y vine a serles como proverbio.<br />

l3. Murmuran contra mí los que se si<strong>en</strong>tan a la puerta,*<br />

y me zahier<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus canciones los borrachos.<br />

l4. Pero yo oró a ti, oh Señor,*<br />

<strong>en</strong> el tiempo que has fijado:<br />

l5. "Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,*<br />

respóndeme con tu inagotable socorro."<br />

22. La afr<strong>en</strong>ta me destroza el corazón, y no puede ser sanado;*<br />

busqué compasión, y no la <strong>en</strong>contré, consoladores, y ninguno hallé.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 67


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

23. Me pusieron hiel por comida,*<br />

y <strong>en</strong> mi sed me dieron a beber vinagre.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 9:11-15,24-28<br />

Pero Cristo ya vino, y ahora él es el sumo sacerdote de los bi<strong>en</strong>es definitivos. El santuario donde él<br />

actúa como sacerdote es mejor y más perfecto, y no ha sido hecho por los hombres; es decir, no es de esta<br />

creación. Cristo ha <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y becerros, sino su<br />

propia sangre; ha <strong>en</strong>trado una sola vez y para siempre, y ha obt<strong>en</strong>ido para nosotros la salvación eterna. Es<br />

verdad que la sangre de los toros y chivos, y las c<strong>en</strong>izas de la becerra que se quema <strong>en</strong> el altar, las cuales<br />

son rociadas sobre los que están impuros, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> poder para consagrarlos y purificarlos por fuera. Pero si<br />

esto es así, ¿cuánto más poder t<strong>en</strong>drá la sangre de Cristo! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se<br />

ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha, y su sangre limpia nuestra conci<strong>en</strong>cia de las obras<br />

que llevan a la muerte, para que podamos servir al Dios vivi<strong>en</strong>te.<br />

Por eso, Jesucristo intervino con su muerte, a fin de unir a Dios y los hombres mediante un nuevo<br />

pacto y testam<strong>en</strong>to, para que sean perdonados los pecados cometidos bajo el primer pacto, y para que los<br />

que Dios ha llamado puedan recibir la her<strong>en</strong>cia eterna que él les ha prometido.<br />

Porque Cristo no <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> aquel santuario hecho por los hombres, que era solam<strong>en</strong>te una figura del<br />

santuario verdadero, sino que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el cielo mismo, donde ahora se pres<strong>en</strong>ta delante de Dios para rogar<br />

<strong>en</strong> nuestro favor. Y no <strong>en</strong>tró para ofrecerse <strong>en</strong> sacrificio muchas veces, como hace cada año todo sumo<br />

sacerdote, que <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el santuario para ofrecer sangre aj<strong>en</strong>a. Si ése fuera el caso, Cristo habría t<strong>en</strong>ido que<br />

morir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es que ahora, <strong>en</strong> el final de los tiempos,<br />

Cristo ha aparecido una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo <strong>en</strong> sacrificio para quitar el<br />

pecado. Y así como todos han de morir una sola vez y después v<strong>en</strong>drá el juicio, así también Cristo ha sido<br />

ofrecido <strong>en</strong> sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Después aparecerá por segunda vez,<br />

ya no <strong>en</strong> relación con el pecado, sino para salvar a los que le esperan.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:21-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de decir esto, Jesús se sintió profundam<strong>en</strong>te conmovido, y añadió con toda claridad: - Les<br />

aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Los discípulos com<strong>en</strong>zaron <strong>en</strong>tonces a mirarse unos a otros,<br />

sin saber de quién estaba hablando. Uno de ellos, a qui<strong>en</strong> Jesús quería mucho, estaba a su lado, de forma<br />

que podían conversar mi<strong>en</strong>tras c<strong>en</strong>aban, y Simón Pedro le dijo por señas que le preguntara de quién estaba<br />

hablando.<br />

Él, acercándose más a Jesús, le preguntó: - Señor, ¿quién es? Jesús le contestó: - Voy a mojar un<br />

pedazo de pan, y a qui<strong>en</strong> se lo dé, ése es. Enseguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas, hijo de<br />

Simón Iscariote. Y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> su corazón. Jesús le dijo: - Lo<br />

que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que estaban c<strong>en</strong>ando a la mesa <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió por que le decía<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 68


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

eso. Como Judas era el <strong>en</strong>cargado de la bolsa del dinero, algunos p<strong>en</strong>saron que Jesús le quería decir que<br />

comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Una vez que Judas hubo recibido el pan, salió.<br />

Ya era de noche.<br />

Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: - Ahora se muestra la gloria del Hijo del hombre, y la<br />

gloria de Dios se muestra <strong>en</strong> él. Y si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también Dios mostrará<br />

la gloria de él y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me buscarán,<br />

pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy. Les doy este<br />

mandami<strong>en</strong>to nuevo: Que se am<strong>en</strong> los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deb<strong>en</strong> amarse<br />

ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cu<strong>en</strong>ta de que son<br />

discípulos míos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 26:1-5,14-25<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después de haber dicho todo esto, Jesús dijo a sus discípulos: - Como ustedes sab<strong>en</strong>, d<strong>en</strong>tro de dos<br />

días es la fiesta de la Pascua, y el Hijo del hombre será <strong>en</strong>tregado para que lo crucifiqu<strong>en</strong>. Por aquel<br />

tiempo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se reunieron <strong>en</strong> el palacio de Caifás, el sumo<br />

sacerdote, e hicieron planes para arrestar a Jesús mediante algún <strong>en</strong>gaño, y matarlo. Pero decían: - No<br />

durante la fiesta, para que no se alborote la g<strong>en</strong>te.<br />

Uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y<br />

les dijo: -¿Cuánto me quier<strong>en</strong> dar, y yo les <strong>en</strong>trego a Jesús? Ellos señalaron el precio: treinta monedas de<br />

plata. Y desde <strong>en</strong>tonces Judas anduvo buscando el mom<strong>en</strong>to más oportuno para <strong>en</strong>tregarles a Jesús. El<br />

primer día de la fiesta <strong>en</strong> que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le<br />

preguntaron: -¿Dónde quieres que te preparemos la c<strong>en</strong>a de Pascua? Él les contestó: - Vayan a la ciudad, a<br />

casa de Fulano, y díganle: 'El Maestro dice: Mi hora está cerca, y voy a tu casa a celebrar la pascua con<br />

mis discípulos.<br />

Los discípulos hicieron como Jesús se lo había mandado, y prepararon la c<strong>en</strong>a de Pascua. Cuando<br />

llegó la noche, Jesús estaba a la mesa con los doce discípulos; y mi<strong>en</strong>tras comían, les dijo: - Les aseguro<br />

que uno de ustedes me va a traicionar. Ellos se pusieron muy tristes, y com<strong>en</strong>zaron a preguntarle uno tras<br />

otro: - Señor, ¿acaso seré yo? Jesús les contestó: - Uno que moja el pan <strong>en</strong> el mismo plato que yo, va a<br />

traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dic<strong>en</strong> las Escrituras; pero ¡ay de aquel que<br />

le traiciona! Hubiera sido mejor para él no haber nacido. Entonces Judas, el que le estaba traicionando, le<br />

preguntó: - Maestro, ¿acaso seré yo? - Tú lo has dicho - contestó Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 69


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, cuyo amado Hijo, <strong>en</strong> la víspera de su padecimi<strong>en</strong>to, instituyó el Sacram<strong>en</strong>to de<br />

su cuerpo y Sangre: Concéd<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> tu misericordia, que lo recibamos con gratitud como memorial de<br />

Jesucristo nuestro Señor, que <strong>en</strong> estos santos misterios nos da una pr<strong>en</strong>da de la vida eterna; qui<strong>en</strong> vive<br />

ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 12:1-14a<br />

El Señor habló <strong>en</strong> Egipto con Moisés y Aarón, y les dijo: "Este mes será para ustedes el principal, el<br />

primer mes del año. Díganle a toda la comunidad israelita lo sigui<strong>en</strong>te: El día diez de este mes, cada uno<br />

de ustedes tomará un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa. Y si la familia es demasiado<br />

pequeña para comerse todo el animal, <strong>en</strong>tonces el dueño de la casa y su vecino más cercano lo comerán<br />

juntos, repartiéndoselo según el número de personas que haya y la cantidad que cada uno pueda comer. El<br />

animal deberá ser de un año, macho y sin defecto, y podrá ser un cordero o un cabrito. Lo guardarán hasta<br />

el catorce de este mes, y ese día todos y cada uno <strong>en</strong> Israel lo matarán al atardecer. Tomarán luego la<br />

sangre del animal y la untarán por todo el marco de la puerta de la casa donde coman el animal. Esa noche<br />

comerán la carne asada al fuego, con hierbas amargas y pan sin levadura. No coman ni un solo pedazo<br />

crudo o hervido. Todo el animal, lo mismo la cabeza que las patas y las <strong>en</strong>trañas, ti<strong>en</strong>e que ser asado al<br />

fuego, y no deb<strong>en</strong> dejar nada para el día sigui<strong>en</strong>te. Si algo se queda, deberán quemarlo. Ya vestidos y<br />

calzados, y con el bastón <strong>en</strong> la mano, coman deprisa el animal, porque es la Pascua del Señor. Esa noche<br />

yo pasaré por todo Egipto, y heriré de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y a las primeras crías<br />

de sus animales, y dictaré s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra todos los dioses de Egipto, Yo, el Señor, lo he dicho.<br />

La sangre les servirá para que ustedes señal<strong>en</strong> las casas donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>. Y así, cuando yo hiera<br />

de muerte a los egipcios, ninguno de ustedes morirá, pues veré la sangre y pasaré de largo. Este es un día<br />

que ustedes deberán recordar y celebrar con una gran fiesta <strong>en</strong> honor del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78:14-20,23-25 (Página 591 L.O.C.)<br />

14. Les guió de día con nube,*<br />

y toda la noche con resplandor de fuego.<br />

15. H<strong>en</strong>dió las peñas <strong>en</strong> el desierto,*<br />

y les dio a beber como si fuera de<br />

grandes abismos.<br />

16. Sacó de la peña, corri<strong>en</strong>tes,*<br />

y brotaron las aguas como ríos.<br />

17. Pero siguieron pecando contra él,*<br />

rebelándose contra el Altísimo <strong>en</strong> el<br />

desierto.<br />

18. T<strong>en</strong>taron a Dios <strong>en</strong> sus corazones,*<br />

exigi<strong>en</strong>do comida a su antojo.<br />

19. Vituperaron a Dios y dijeron:*<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 70


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

¿Podrá Dios preparar mesa <strong>en</strong> el<br />

desierto?<br />

20. En verdad, h<strong>en</strong>dió la peña, brotaron aguas<br />

y los arroyos rebosaron,*<br />

pero, ¿podrá darnos pan, proveer de<br />

carne a su pueblo?"<br />

23. Por tanto, dio ord<strong>en</strong> a las altas nubes,*<br />

abrió las compuertas de los cielos.<br />

24. Hizo llover sobre ellos maná para que comies<strong>en</strong>,*<br />

y les dio trigo de los cielos.<br />

25. Así, los mortales comieron pan de ángeles;*<br />

les mandó comida hasta saciarles.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 11:23-26(27-32)<br />

Porque yo recibí del Señor esta <strong>en</strong>señanza que les di: Que la misma noche que el Señor Jesús fue<br />

traicionado, tomó <strong>en</strong> sus manos pan y, después de dar gracias a Dios, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo,<br />

<strong>en</strong>tregado a muerte para bi<strong>en</strong> de ustedes. Hagan esto <strong>en</strong> memoria de mí." Así también, después de la c<strong>en</strong>a,<br />

tomó <strong>en</strong> sus manos la copa y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que<br />

beban, háganlo <strong>en</strong> memoria de mí." De manera que, hasta que v<strong>en</strong>ga el Señor, ustedes proclaman su<br />

muerte cada vez que com<strong>en</strong> de este pan y beb<strong>en</strong> de esta copa.<br />

Así pues, cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, comete un<br />

pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, cada uno debe examinar su propia conci<strong>en</strong>cia<br />

antes de comer del pan y beber de la copa. Porque si come y bebe sin fijarse <strong>en</strong> que se trata del cuerpo del<br />

Señor, para su propio castigo come y bebe. Por eso, muchos de ustedes están <strong>en</strong>fermos y débiles, y<br />

también algunos han muerto. Si nos examináramos bi<strong>en</strong> a nosotros mismos, el Señor no t<strong>en</strong>dría que<br />

castigarnos, aunque si el Señor nos castigó es para que apr<strong>en</strong>damos y no seamos cond<strong>en</strong>ados con los que<br />

son del mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 22:14-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando llegó la hora, Jesús y los apóstoles se s<strong>en</strong>taron a la mesa. Jesús les dijo: -¡Cuánto he querido<br />

celebrar con ustedes esta c<strong>en</strong>a de Pascua antes de mi muerte! Porque les digo que no volveré a celebrarla<br />

hasta que se cumpla <strong>en</strong> el reino de Dios. Entonces tomó <strong>en</strong> sus manos una copa y, habi<strong>en</strong>do dado gracias a<br />

Dios, dijo: - Tom<strong>en</strong> esto y repártanlo <strong>en</strong>tre ustedes; porque les digo que no volveré a beber del producto de<br />

la vid, hasta que v<strong>en</strong>ga el reino de Dios. Después tomó el pan <strong>en</strong> sus manos y, habi<strong>en</strong>do dado gracias a<br />

Dios, lo partió y se lo dio a ellos dici<strong>en</strong>do: - Esto es mi cuerpo, <strong>en</strong>tregado a muerte <strong>en</strong> favor de ustedes.<br />

Hagan esto <strong>en</strong> memoria de mí. Lo mismo hizo con la copa después de la c<strong>en</strong>a, dici<strong>en</strong>do: - Esta copa es el<br />

nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramada <strong>en</strong> favor de ustedes. Pero ahora la mano del<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 71


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

que me va a traicionar está aquí, con la mía, sobre la mesa. Pues el Hijo del hombre ha de recorrer el<br />

camino que se le ha señalado, pero ¡ay de aquel que le traiciona!<br />

Entonces com<strong>en</strong>zaron a preguntarse unos a otros quién sería el traidor. Los discípulos tuvieron una<br />

discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el más importante. Jesús les dijo: "Entre los paganos,<br />

los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y de los jefes se dice que son hombres que hac<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong>.<br />

Pero ustedes no deb<strong>en</strong> ser así. Al contrario, el más importante <strong>en</strong>tre ustedes ti<strong>en</strong>e que hacerse como el más<br />

jov<strong>en</strong>, y el que manda ti<strong>en</strong>e que hacerse como el que sirve. Pues ¿quién es más importante, el que se si<strong>en</strong>ta<br />

a la mesa a comer o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que se si<strong>en</strong>ta a la mesa? En cambio yo estoy <strong>en</strong>tre<br />

ustedes como el que sirve. Ustedes han estado siempre conmigo <strong>en</strong> mis pruebas. Por eso, yo les doy un<br />

reino, como mi Padre me lo dio a mí, y ustedes comerán y beberán a mi mesa <strong>en</strong> mi reino, y se s<strong>en</strong>tarán <strong>en</strong><br />

tronos para juzgar a las doce tribus de Israel."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:1-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Era el día anterior a la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que había llegado la hora de que él dejara este<br />

mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban <strong>en</strong> el mundo, y así<br />

los amó hasta el fin. El diablo ya había metido <strong>en</strong> el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la idea de<br />

traicionar a Jesús. Jesús sabía que había v<strong>en</strong>ido de Dios, que iba a volver a Dios y que el Padre le había<br />

dado toda autoridad; así que, mi<strong>en</strong>tras estaban c<strong>en</strong>ando, se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se<br />

ató una toalla a la cintura. Luego echó agua <strong>en</strong> una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y<br />

a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.<br />

Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pedro éste le dijo: Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?<br />

Jesús le contestó: Ahora no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>des lo que estoy haci<strong>en</strong>do, pero después lo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derás. Pedro le dijo: -<br />

¡Jamás permitiré que me laves los pies! Respondió Jesús: - Si no te los lavo, no podrás ser de los míos.<br />

Simón Pedro le dijo: -¡Entonces, Señor, no me laves solam<strong>en</strong>te los pies, sino también las manos y la<br />

cabeza! Pero Jesús le contestó: - El que esta recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque<br />

está todo limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos. Dijo: "No están limpios todos", porque sabía<br />

quién lo iba a traicionar. Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se s<strong>en</strong>tó otra<br />

vez a la mesa y les dijo: -¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes lo que les he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> razón, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también<br />

ustedes deb<strong>en</strong> lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo<br />

que yo les he hecho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 72


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

COLECTA<br />

Mira con bondad, te suplicamos, Dios omnipot<strong>en</strong>te, a esta tu familia, por la cual nuestro Señor<br />

Jesucristo aceptó ser traicionado y <strong>en</strong>tregado a hombres crueles, y sufrir muerte <strong>en</strong> la cruz; qui<strong>en</strong> vive<br />

ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:13-53:12<br />

Mi siervo t<strong>en</strong>drá éxito, será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al<br />

ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apari<strong>en</strong>cia humana, así también muchas naciones<br />

se quedarán admiradas; los reyes, al verlo, no podrán decir palabra porque verán y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán algo que<br />

nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El<br />

Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces <strong>en</strong> la tierra seca. No t<strong>en</strong>ía<br />

belleza ni espl<strong>en</strong>dor, su aspecto no t<strong>en</strong>ía nada atray<strong>en</strong>te; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era<br />

un hombre ll<strong>en</strong>o de dolor, acostumbrado al sufrimi<strong>en</strong>to. Como a algui<strong>en</strong> que no merece ser visto, lo<br />

despreciamos, no lo tuvimos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta.<br />

Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba soportando nuestros propios<br />

dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue<br />

traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió<br />

nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do<br />

cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero<br />

se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó<br />

callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan.<br />

Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó de su destino. Lo<br />

arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo <strong>en</strong>terraron al lado de hombres<br />

malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió ningún crim<strong>en</strong> ni hubo <strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su<br />

boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se <strong>en</strong>trego <strong>en</strong> sacrificio por el pecado,<br />

t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él t<strong>en</strong>drán éxito los planes del Señor.<br />

Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a<br />

muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar <strong>en</strong>tre los grandes, y con los<br />

poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue contado <strong>en</strong>tre los malvados, cuando<br />

<strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 22:1-21 (Página 509 L.O.C.)<br />

1. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?*<br />

¿Por qué estás lejos de mi súplica,<br />

y de las palabras de mi clamor?<br />

2. Dios mío, clamo de día, y no respondes;*<br />

de noche también, y no hay para mí reposo.<br />

3. Pero tú eres el Santo,*<br />

<strong>en</strong>tronizado sobre las alabanzas de Israel.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 73


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

4. En ti esperaron nuestros antepasados;*<br />

esperaron, y tú los libraste.<br />

5. Clamaron a ti, y fueron librados;*<br />

confiaron <strong>en</strong> ti, y no fueron avergonzados.<br />

6. Mas yo soy gusano, y no hombre,*<br />

oprobio de todos y desprecio del pueblo.<br />

7. Todos los que me v<strong>en</strong>, escarnec<strong>en</strong> de mí;*<br />

estiran los labios y m<strong>en</strong>ean la cabeza, dici<strong>en</strong>do:<br />

8. "Acudió al Señor, líbrele él;*<br />

sálvele, si tanto lo quiere".<br />

9. Pero tú eres el que me sacó del vi<strong>en</strong>tre,*<br />

y me t<strong>en</strong>ías confiado <strong>en</strong> los pechos de mi madre.<br />

10. A ti fui <strong>en</strong>tregado antes de nacer,*<br />

desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre, tú eres mi Dios.<br />

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca,*<br />

porque no hay qui<strong>en</strong> ayude.<br />

12. Me rodean muchos novillos;*<br />

fuertes toros de Basán me circundan.<br />

13. Abr<strong>en</strong> sobre mí las bocas,*<br />

como león rapante y rugi<strong>en</strong>te.<br />

14. Soy derramado como aguas;<br />

todos mis huesos se descoyuntan;*<br />

mi corazón, como cera, se derrite <strong>en</strong> mis <strong>en</strong>trañas.<br />

15. Como un tiesto está seca mi boca;<br />

mi l<strong>en</strong>gua se pega al paladar;*<br />

y me has puesto <strong>en</strong> el polvo de la muerte;<br />

16. Porque jaurías de perros me rodean,<br />

y pandillas de malignos me cercan;*<br />

horadan mis manos y mis pies;<br />

contar puedo todos mis huesos.<br />

17. Me miran de hito <strong>en</strong> hito, y con satisfacción maligna;*<br />

repart<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre sí mis vestidos;<br />

sobre mi ropa echan suertes.<br />

18. Mas tú, oh Señor, no te alejes;*<br />

fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.<br />

19. Salva de la espada mi garganta,*<br />

mi faz del filo del hacha.<br />

20. Sálvame de la boca del león,*<br />

a este pobre, de los cuernos del búfalo.<br />

21. Proclamaré tu Nombre a mis hermanos;*<br />

<strong>en</strong> medio de la congregación te alabaré.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 74


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:1-25<br />

Porque la ley de Moisés era solam<strong>en</strong>te una sombra de los bi<strong>en</strong>es que habían de v<strong>en</strong>ir, y no su<br />

pres<strong>en</strong>cia verdadera. Por eso la ley nunca puede hacer perfectos a qui<strong>en</strong>es cada año se acercan a Dios para<br />

ofrecerle los mismos sacrificios. Pues si la ley realm<strong>en</strong>te pudiera purificarlos del pecado, ya no se<br />

s<strong>en</strong>tirían culpables, y dejarían de ofrecer sacrificios. Pero estos sacrificios sirv<strong>en</strong> más bi<strong>en</strong> para hacerles<br />

recordar sus pecados cada año, ya que la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.<br />

Por eso Cristo, al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el mundo, dijo a Dios: "No quieres sacrificio ni ofr<strong>en</strong>das, sino que me has dado<br />

un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las ofr<strong>en</strong>das para quitar el pecado. Entonces dije: 'Aquí estoy,<br />

tal como está escrito de mí <strong>en</strong> el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios.'"<br />

En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofr<strong>en</strong>das de animales, ni<br />

holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade:<br />

"Aquí v<strong>en</strong>go para hacer tu voluntad." Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone <strong>en</strong> su lugar<br />

uno nuevo. Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo<br />

<strong>en</strong> sacrificio una sola vez y para siempre. Todo sacerdote judío oficia cada día y sigue ofreci<strong>en</strong>do muchas<br />

veces los mismos sacrificios, aunque estos nunca pued<strong>en</strong> quitar los pecados. Pero Jesucristo ofreció por los<br />

pecados un solo sacrificio para siempre, y luego se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Allí está esperando hasta<br />

que Dios haga de sus <strong>en</strong>emigos el estrado de sus pies, porque por medio de una sola ofr<strong>en</strong>da hizo perfectos<br />

para siempre a los que han sido consagrados a Dios. Y el Espíritu Santo nos lo confirma, al<br />

decir:<br />

"El pacto que haré con ellos después de aquellos días, será éste, dice el Señor: Pondré mis leyes <strong>en</strong><br />

su corazón y las escribiré <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te. Y no me acordaré más de sus pecados y maldades." Así pues,<br />

cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de más ofr<strong>en</strong>das por el pecado. Por tanto,<br />

hermanos, ahora podemos <strong>en</strong>trar sin ningún temor <strong>en</strong> el santuario por medio de la sangre de Jesucristo,<br />

sigui<strong>en</strong>do el camino nuevo, el camino de vida que él nos abrió a través del velo, es decir, a través de su<br />

propio cuerpo. Jesús es nuestro gran sacerdote que está al fr<strong>en</strong>te de la casa de Dios; por eso debemos<br />

acercarnos a Dios con corazón sincero y con una fe completam<strong>en</strong>te segura, limpios nuestros corazones de<br />

mala conci<strong>en</strong>cia y lavados nuestros cuerpos con agua pura. Mant<strong>en</strong>gámonos firmes, sin dudar, <strong>en</strong> la<br />

esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la<br />

manera de ayudarnos unos a otros a t<strong>en</strong>er más amor y hacer el bi<strong>en</strong>. No dejemos de asistir a nuestras<br />

reuniones, como hac<strong>en</strong> algunos, sino démonos ánimo unos a otros; y tanto más cuanto vemos que el día del<br />

Señor se acerca.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN [18:1-40]19:1-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Después de decir esto, Jesús salió con sus discípulos para ir al otro lado del arroyo de Cedrón. Allí<br />

había un huerto, donde Jesús <strong>en</strong>tró con sus discípulos. También Judas, el que lo estaba traicionando,<br />

conocía el lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Así que Judas llegó<br />

con una tropa de soldados y con algunos guardianes del templo <strong>en</strong>viados por los jefes de los sacerdotes y<br />

por los fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas. Pero como Jesús ya sabía todo lo que<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 75


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

le iba a pasar, salió y les preguntó: -¿A quién buscan? Ellos le contestaron: -A Jesús de Nazaret. Jesús<br />

dijo: - Yo soy. Judas, el que lo estaba traicionando, se <strong>en</strong>contraba allí con ellos. Cuando Jesús les dijo: "Yo<br />

soy", se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. Jesús volvió a preguntarles: -¿A quién buscan? Y ellos<br />

repitieron: -A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo otra vez: - Ya les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí,<br />

dej<strong>en</strong> que estos otros se vayan.<br />

Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús mismo había dicho: "Padre, de los que me diste, no<br />

se perdió ninguno." Entonces Simón Pedro, que t<strong>en</strong>ía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno<br />

llamado Malco, que era criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo a Pedro: - Vuelve a poner la espada <strong>en</strong> su<br />

lugar. ¿Si el Padre me da a beber este trago amargo, acaso no habré de beberlo? Los soldados de la tropa,<br />

con su comandante y los guardianes judíos del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero a<br />

la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año.<br />

Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor para ellos que un solo hombre<br />

muriera por el pueblo.<br />

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. El otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, de<br />

modo que <strong>en</strong>tró con Jesús <strong>en</strong> la casa; pero Pedro se quedó afuera, a la puerta. Por esto, el discípulo<br />

conocido del sumo sacerdote salió y habló con la portera, e hizo <strong>en</strong>trar a Pedro. La portera le preguntó a<br />

Pedro: - No eres tú uno de los discípulos de ese hombre: Pedro contestó: - No, no lo soy. Como hacía frío,<br />

los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y estaban allí cal<strong>en</strong>tándose. Pedro también<br />

estaba con ellos, cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. El sumo sacerdote com<strong>en</strong>zó a preguntarle a Jesús acerca de<br />

sus discípulos y de lo que él <strong>en</strong>señaba. Jesús le dijo: - Yo he hablado públicam<strong>en</strong>te delante de todo el<br />

mundo; siempre he <strong>en</strong>señado <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> el templo, donde se reún<strong>en</strong> todos los judíos; así que no<br />

he dicho nada <strong>en</strong> secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que<br />

ellos digan de qué les he hablado. Ellos sab<strong>en</strong> lo que he dicho. Cuando Jesús dijo esto, uno de los<br />

guardianes del templo le dio una bofetada, diciéndole: -¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le<br />

respondió: - “Si he dicho algo malo, dime <strong>en</strong> que ha consistido; y si lo que he dicho está bi<strong>en</strong>, ¿por qué me<br />

pegas?” Entonces Anás lo <strong>en</strong>vió, atado, a Caifás, el sumo sacerdote. Entre tanto, Pedro seguía allí,<br />

cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. Le preguntaron: -¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pedro lo<br />

negó, dici<strong>en</strong>do: - No, no lo soy. Luego le preguntó uno de los criados del sumo sacerdote, pari<strong>en</strong>te del<br />

hombre a qui<strong>en</strong> Pedro le había cortado la oreja: -¿No te vi con él <strong>en</strong> el huerto? Pedro lo negó otra vez, y <strong>en</strong><br />

ese mismo instante cantó el gallo.<br />

Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya com<strong>en</strong>zaba a<br />

amanecer, los judíos no <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza<br />

ritual y <strong>en</strong>tonces no podrían comer la c<strong>en</strong>a de Pascua. Por eso Pilato salió a hablarles; les dijo: -¿De qué<br />

acusan a este hombre? - Si no fuera un criminal - le contestaron -, no te lo habríamos <strong>en</strong>tregado. Pilato les<br />

dijo: - Llév<strong>en</strong>selo ustedes, y júzgu<strong>en</strong>lo conforme a su propia ley. Los judíos contestaron: Pero los judíos<br />

no t<strong>en</strong>emos el derecho de dar muerte a nadie. Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera <strong>en</strong><br />

que t<strong>en</strong>dría que morir. Pilato volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: -¿Eres tú el Rey de<br />

los judíos? Jesús le dijo: -¿Eso lo preguntas tú por tu cu<strong>en</strong>ta, o porque otros te lo han dicho de mí? Le<br />

contestó Pilato: -¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han<br />

<strong>en</strong>tregado a mí. ¿Qué has hecho?<br />

Jesús le contestó: - Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, t<strong>en</strong>dría g<strong>en</strong>te a mi servicio que pelearía<br />

para que yo no fuera <strong>en</strong>tregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Le preguntó <strong>en</strong>tonces Pilato: -<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 76


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

¿Así que tú eres rey? Jesús le contestó: - Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo<br />

que es la verdad. Y todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la verdad, me escuchan. Pilato le dijo: -¿Y qué es la<br />

verdad? Después de hacer esta pregunta. Pilato salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo. - Yo no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún delito <strong>en</strong> este hombre. Pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la costumbre de que yo les suelte un preso<br />

durante la fiesta de la Pascua: ¿quier<strong>en</strong> que les deje libre al Rey de los judíos? Todos volvieron a gritar: -<br />

¡A ése no! Suelta a Barrabás! Y Barrabás era un bandido.<br />

Pilato tomó <strong>en</strong>tonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados tr<strong>en</strong>zaron una corona de espinas, la<br />

pusieron <strong>en</strong> la cabeza de Jesús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él,<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Viva el Rey de los judíos! Y le pegaban <strong>en</strong> la cara. Pilato volvió a salir, y les dijo: - Mir<strong>en</strong>, lo<br />

he sacado para que se d<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta de que no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> él ningún delito. Salió, pues, Jesús, con la corona<br />

de espinas <strong>en</strong> la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo: - ¡Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a este<br />

hombre! Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes del templo, com<strong>en</strong>zaron a gritar: -<br />

¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: - Pues llév<strong>en</strong>selo y crucifíqu<strong>en</strong>lo ustedes, porque yo no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún delito <strong>en</strong> él.<br />

Los judíos le contestaron: - Nosotros t<strong>en</strong>emos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha<br />

hecho pasar por Hijo de Dios. Al oír esto, Pilato tuvo más miedo todavía. Entró de nuevo <strong>en</strong> el palacio y le<br />

preguntó a Jesús: -¡De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó nada. Pilato le dijo: -¿Es que no me vas a<br />

contestar? No sabes que t<strong>en</strong>go autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte <strong>en</strong> libertad?<br />

Entonces Jesús le contestó: - No t<strong>en</strong>drías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te la hubiera dado; por<br />

eso, el que me <strong>en</strong>tregó a ti es más culpable de pecado que tú. Desde aquel mom<strong>en</strong>to, Pilato buscaba la<br />

manera de dejar libre a Jesús; pero los judíos le gritaron: -¡Si lo dejas libre, no eres amigo del emperador!<br />

¡Cualquiera que se hace rey, es <strong>en</strong>emigo del emperador! Pilato, al oír esto, ord<strong>en</strong>ó que sacaran a Jesús, y<br />

luego se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> el tribunal, <strong>en</strong> el lugar que <strong>en</strong> hebreo se llamaba Gabata, que quiere decir el Empedrado.<br />

Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los judíos: -¡Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a su rey! Pero ellos<br />

gritaron: -¡Muera! ¡Muera! ¡Crucifícalo! Pilato les preguntó: -¿Acaso voy a crucificar a su rey? Y los<br />

jefes de los sacerdotes le contestaron: -¡Nosotros no t<strong>en</strong>emos más rey que el emperador!<br />

Entonces Pilato les <strong>en</strong>tregó a Jesús para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron. Jesús salió<br />

llevando su cruz, para ir al llamado "Lugar de la Calavera" (o que <strong>en</strong> hebreo se llama Gólgota). Allí lo<br />

crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero, que decía:<br />

"Jesús de Nazaret, Rey de los judíos." Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde<br />

crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito <strong>en</strong> hebreo, latín y griego. Por eso,<br />

los jefes de los sacerdotes judíos dijeron a Pilato: - No escribas: 'Rey de los judíos', sino escribe:’ El que<br />

dice ser Rey de los judíos'. Pero Pilato les contestó: - Lo que he escrito, escrito queda.<br />

Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la repartieron <strong>en</strong> cuatro partes,<br />

una para cada soldado. Tomaron también la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una<br />

sola pieza, los soldados se dijeron unos a otros: - No la rompamos, sino echémosla a suertes a ver a qui<strong>en</strong><br />

le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: "Se repartieron <strong>en</strong>tre sí mi ropa, y echaron a suertes mi<br />

túnica." Esto fue lo que hicieron los soldados.<br />

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y<br />

María Magdal<strong>en</strong>a. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a qui<strong>en</strong> él quería mucho, dijo a<br />

su madre: - Mujer, ahí ti<strong>en</strong>es a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: - Ahí ti<strong>en</strong>es a tu madre. Desde <strong>en</strong>tonces<br />

ese discípulo la recibió <strong>en</strong> su casa. Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido y<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 77


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

para que se cumpliera la Escritura, dijo: - T<strong>en</strong>go sed. Había allí un jarro ll<strong>en</strong>o de vino agrio. Empaparon<br />

una esponja <strong>en</strong> el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús bebió el vino<br />

agrio, y dijo: - Todo está cumplido. Luego inclinó la cabeza y murió.<br />

Era el día antes de la Pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran <strong>en</strong> las cruces durante<br />

el día de reposo, pues precisam<strong>en</strong>te aquel día de reposo era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que<br />

ord<strong>en</strong>ara quebrar las piernas a los crucificados y que quitaran de allí los cuerpos. Los soldados fueron<br />

<strong>en</strong>tonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba crucificado junto a Jesús. Pero<br />

al acercarse a Jesús vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de<br />

los soldados le abrió el costado con una lanza, y al mom<strong>en</strong>to salió sangre y agua. El que cu<strong>en</strong>ta esto es uno<br />

que lo vio, y dice la verdad; él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. Porque estas cosas<br />

sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: "No le quebrarán ningún hueso." Y <strong>en</strong> otra parte, la<br />

Escritura dice: "Mirarán al que traspasaron."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 78


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Creador de cielo y tierra: Concede que, así como el cuerpo crucificado de tu amado Hijo<br />

fue puesto <strong>en</strong> el sepulcro y descansó <strong>en</strong> este Sábado Santo, de la misma manera aguardemos con él la<br />

v<strong>en</strong>ida del tercer día, y resucitemos con él a la vida nueva; qui<strong>en</strong> vive ahora y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Job 14:1-14<br />

El hombre nacido de mujer, ti<strong>en</strong>e una vida corta y ll<strong>en</strong>a de zozobras. Es como una flor que se abre y<br />

luego se marchita; pasa y desaparece como una sombra. ¿Y <strong>en</strong> este hombre has puesto los ojos, y contra él<br />

quieres <strong>en</strong>tablar un juicio? No hay nadie que pueda sacar pureza de la impureza. Si tú eres qui<strong>en</strong><br />

determina cuanto ha de vivir el hombre, y le pones un límite que no puede pasar, aparta de él tus ojos y<br />

déjalo <strong>en</strong> paz; ¡déjalo disfrutar de su vida de asalariado!<br />

Cuando se corta un árbol, queda aún la esperanza de que retoñe y de que jamás le falt<strong>en</strong> r<strong>en</strong>uevos.<br />

Aunque ya esté vieja la raíz y el tronco se esté pudri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el suelo, al s<strong>en</strong>tir la frescura del agua,<br />

reverdecerá; echará ramas como una planta tierna. En cambio, el hombre muere sin remedio; y al morir, ¿a<br />

dónde va? El agua del mar podrá evaporarse, y los ríos quedarse secos; pero mi<strong>en</strong>tras el cielo exista, el<br />

hombre no se levantará de su tumba, no despertará de su sueño.<br />

¡Ojalá me escondieras <strong>en</strong> el reino de la muerte mi<strong>en</strong>tras pasa tu ira, y fijaras un plazo para acordarte<br />

de mí! Si un hombre muere, ¿volverá a vivir? Yo esperaría todo el tiempo que durara mi servicio hasta<br />

que viniera el alivio de mis p<strong>en</strong>as.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 3l:l-5 (Página 521 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, he esperado; no sea yo avergonzado jamás;*<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2. Inclina a mí tu oído;*<br />

apresúrate a librarme.<br />

3. Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo;*<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4. Me sacarás de la red que han escondido para mí,*<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5. En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu;*<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de la verdad.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 79


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro: 4:1-8<br />

Por eso, así como Cristo sufrió <strong>en</strong> su cuerpo, ustedes también deb<strong>en</strong> estar dispuestos a sufrir. Pues el<br />

que ha sufrido <strong>en</strong> el cuerpo ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida conforme a la voluntad de<br />

Dios y no conforme a los deseos humanos. Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que<br />

hac<strong>en</strong> los paganos, pues vivían <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> vicios, malos deseos, borracheras y banquetes ruidosos,<br />

bebi<strong>en</strong>do con exceso y adorando ídolos abominables.<br />

Ahora, como ustedes ya no los acompañan <strong>en</strong> los excesos de su mala vida, ellos se extrañan y hablan<br />

mal de ustedes. Pero ellos t<strong>en</strong>drán que r<strong>en</strong>dir cu<strong>en</strong>tas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos<br />

y a los muertos. Pues a los que están muertos se les predicó el m<strong>en</strong>saje, para que pudieran vivir <strong>en</strong> el<br />

espíritu, según Dios, aunque <strong>en</strong> este mundo hubieran sido juzgados <strong>en</strong> el cuerpo, según los hombres.<br />

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Por eso, sean ustedes juiciosos y dedíqu<strong>en</strong>se seriam<strong>en</strong>te a la<br />

oración. Haya sobre todo mucho amor <strong>en</strong>tre ustedes, porque el amor perdona muchos pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 27:57-66<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ya anochecía, llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también se había<br />

hecho seguidor de Jesús. José fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ord<strong>en</strong>ó que se lo<br />

dieran, y José tomó el cuerpo, lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino limpia y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro nuevo, de<br />

su propiedad, que había hecho cavar <strong>en</strong> la roca. Después de tapar la <strong>en</strong>trada del sepulcro con una gran<br />

piedra, se fue. Pero María Magdal<strong>en</strong>a y la otra María se quedaron s<strong>en</strong>tadas fr<strong>en</strong>te al sepulcro.<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, es decir, el día de reposo, los jefes de los sacerdotes y los fariseos fueron juntos a<br />

ver a Pilato, y le dijeron: - Señor, recordamos que aquel m<strong>en</strong>tiroso, cuando aún vivía, dijo que después de<br />

tres días iba a resucitar. Por eso, mande usted asegurar el sepulcro hasta el tercer día, no sea que v<strong>en</strong>gan<br />

de noche sus discípulos y rob<strong>en</strong> el cuerpo, y después digan a la g<strong>en</strong>te que ha resucitado. En tal caso, la<br />

última m<strong>en</strong>tira sería peor que la primera. Pilato les dijo: - Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ustedes soldados de guardia. Vayan y<br />

asegur<strong>en</strong> el sepulcro lo mejor que puedan. Fueron, pues, y aseguraron el sepulcro poni<strong>en</strong>do un sello sobre<br />

la piedra que lo tapaba; y dejaron allí los soldados de guardia.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo, Señor<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 19:38-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José<br />

era un seguidor de Jesús, aunque <strong>en</strong> secreto por miedo a los judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 80


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos<br />

de un perfume, mezcla de mirra y áloe. Así pues, José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo<br />

<strong>en</strong>volvieron con v<strong>en</strong>das empapadas <strong>en</strong> aquel perfume, según la costumbre que sigu<strong>en</strong> los judíos para<br />

<strong>en</strong>terrar a los muertos. En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y <strong>en</strong> el huerto un sepulcro<br />

nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba<br />

cerca y porque ya iba a empezar el día de reposo de los judíos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo, Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 81


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que por nuestra red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>tregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz, y por<br />

su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro <strong>en</strong>emigo: Concéd<strong>en</strong>os morir diariam<strong>en</strong>te al<br />

pecado, de tal manera que, <strong>en</strong> el gozo de su resurrección, vivamos siempre con Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Los Hechos 10:34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: - Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes, bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo<br />

Jesús <strong>en</strong> la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo<br />

resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a<br />

nosotros, a qui<strong>en</strong>es Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él<br />

después que resucitó. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y<br />

de los muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él<br />

recib<strong>en</strong> por medio de él el perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO ll8:14-17,22-24 (Página 652 L.O.C.)<br />

14. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

15. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

16. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa! ¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijemos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 82


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:1-4<br />

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busqu<strong>en</strong> las cosas del cielo, donde<br />

Cristo está s<strong>en</strong>tado a la derecha de Dios. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> las cosas del cielo, no <strong>en</strong> las de la tierra. Pues ustedes<br />

murieron, y ahora su vida está escondida con Cristo <strong>en</strong> Dios. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando<br />

él aparezca ustedes también aparecerán con él y t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:1-8<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pasado el día de reposo, María Magdal<strong>en</strong>a la madre de Santiago, y Salomé, compraron perfumes<br />

para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, ap<strong>en</strong>as<br />

salido el sol, diciéndose unas a otras:<br />

-¿Qui<strong>en</strong> nos quitara la piedra de la <strong>en</strong>trada del sepulcro? Pero al mirar, vieron que la gran piedra que<br />

tapaba el sepulcro y ya no estaba <strong>en</strong> su lugar. Cuando <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el sepulcro vieron, vieron s<strong>en</strong>tado al lado<br />

derecho, a un jov<strong>en</strong> vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se asustaron, pero él les dijo:<br />

-No se asust<strong>en</strong>. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no esta<br />

aquí. Mir<strong>en</strong> el lugar donde lo pusieron. Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: ‘Él va a ir a Galilea<br />

antes que ustedes; allí lo verán, tal como les dijo.’<br />

Entonces las mujeres salieron huy<strong>en</strong>do del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. y no dijeron<br />

nada nadie, porque t<strong>en</strong>ían miedo.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 83


LA ESTACIÓN DE PASCUA Lunes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Concéd<strong>en</strong>os, te suplicamos, Dios omnipot<strong>en</strong>te, que qui<strong>en</strong>es celebramos con rever<strong>en</strong>cia la fiesta<br />

Pascual, seamos hallados dignos de alcanzar los goces eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 2:14,22-32<br />

Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Judíos y<br />

todos los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bi<strong>en</strong> lo que les voy a decir.<br />

"Escuch<strong>en</strong>, pues, israelitas, lo que voy a decir: Como ustedes sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong>, Jesús de Nazaret fue<br />

un hombre a qui<strong>en</strong> Dios aprobó ante ustedes, haci<strong>en</strong>do por medio de él grandes maravillas, milagros y<br />

señales. Sin embargo, cuando él fue <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de ustedes, conforme a los planes y propósitos<br />

que Dios t<strong>en</strong>ía hechos de antemano, ustedes lo arrestaron y lo mataron, crucificándolo por medio de<br />

hombres malvados. Pero Dios lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no<br />

podía t<strong>en</strong>erlo dominado.<br />

El rey David, refiriéndose a Jesús, dijo: 'Yo veía siempre al Señor delante de mí; con él a mi<br />

derecha, nada me hará caer. Por eso se alegra mi corazón, y mi l<strong>en</strong>gua canta ll<strong>en</strong>a de gozo. Todo mi ser<br />

vivirá confiadam<strong>en</strong>te, porque no me dejarás <strong>en</strong> el sepulcro ni permitirás que se descomponga el cuerpo de<br />

tu santo siervo. Me mostraste el camino de la vida, y me ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia.<br />

"Hermanos, permítanme decirles con franqueza que nuestro antepasado David murió y fue <strong>en</strong>terrado,<br />

y que su sepulcro está todavía <strong>en</strong>tre nosotros. Pero David era profeta, y sabía que Dios le había prometido<br />

con juram<strong>en</strong>to que pondría por rey a uno de sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Así que, como si ya lo estuviera vi<strong>en</strong>do,<br />

David habló de la resurrección del Mesías, y dijo que éste no se quedaría <strong>en</strong> el sepulcro ni su cuerpo se<br />

descompondría. Pues bi<strong>en</strong>, Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello todos nosotros somos testigos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:19-24 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l9. Ábranme las puertas de justicia;*<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

2l. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 84


LA ESTACIÓN DE PASCUA Lunes de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28:9-l5<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor<br />

En eso, Jesús se pres<strong>en</strong>tó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron,<br />

abrazándole los pies, y él les dijo: - No t<strong>en</strong>gan miedo. Vallan a decir a mis hermanos que se dirijan a<br />

Galilea, y que allá me verán.<br />

Mi<strong>en</strong>tras iban las mujeres, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes<br />

de los sacerdotes todo lo que había pasado. Estos jefes fueron a hablar con los ancianos, para ponerse de<br />

acuerdo con ellos. Y dieron mucho dinero a los soldados, a qui<strong>en</strong>es advirtieron: -<br />

- Ustedes digan que durante la noche, mi<strong>en</strong>tras ustedes dormían, los discípulos de Jesús vinieron y<br />

robaron el cuerpo. Y si el gobernador se <strong>en</strong>tera de esto, nosotros lo conv<strong>en</strong>ceremos, y a ustedes les<br />

evitaremos dificultades.<br />

Los soldados recibieron el dinero e hicieron lo que se les había dicho. Y ésta es la explicación que<br />

hasta el día de hoy circula <strong>en</strong>tre los judíos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 85


LA ESTACIÓN DE PASCUA Martes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo destruiste la muerte y nos alumbraste<br />

con vida e inmortalidad: Concede a los que hemos resucitado con él, que habitemos <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, y nos<br />

gocemos <strong>en</strong> la esperanza de la gloria eterna; por Jesucristo nuestro Señor, a qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu<br />

Santo, sea el dominio y la alabanza, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 2:36-4l<br />

"Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a qui<strong>en</strong> ustedes<br />

crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías." Cuando los allí reunidos oyeron esto, se afligieron<br />

profundam<strong>en</strong>te, y preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: - Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les<br />

contestó: - Vuélvanse a Dios y bautícese cada uno <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo, para que Dios les perdone<br />

sus pecados, y así él les dará el Espíritu Santo.<br />

Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para<br />

todos aquellos a qui<strong>en</strong>es el Señor nuestro Dios quiera llamar. Con estas y otras palabras, Pedro les habló y<br />

les aconsejó, diciéndoles:<br />

-¡Apárt<strong>en</strong>se de esta g<strong>en</strong>te perversa! Así pues, los que hicieron caso de su m<strong>en</strong>saje fueron bautizados;<br />

y aquel día se agregaron a los crey<strong>en</strong>tes unas tres mil personas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 33:18-22 (PÁGINA 525 L.O.C.)<br />

l8. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

l9. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

2l. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:11-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar<br />

d<strong>en</strong>tro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, s<strong>en</strong>tados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la<br />

cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: - Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: - Porque se<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 86


LA ESTACIÓN DE PASCUA Martes de Pascua<br />

han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Ap<strong>en</strong>as dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús,<br />

pero no sabía que era él.<br />

Jesús le preguntó: - Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, p<strong>en</strong>sando que era el que cuidaba<br />

el huerto, le dijo: - Señor, si usted se lo ha llevado, dígame donde lo ha puesto, para que yo vaya a<br />

buscarlo. Jesús <strong>en</strong>tonces le dijo:<br />

-¡María! Ella se volvió y le dijo <strong>en</strong> hebreo -¡Rabuni! (que quiere decir: "Maestro"). Jesús le dijo: -<br />

Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a<br />

reunirme con él que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María<br />

Magdal<strong>en</strong>a fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había<br />

dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 87


LA ESTACIÓN DE PASCUA Miércoles de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se dio a conocer a sus discípulos <strong>en</strong> la fracción del pan: Abre los ojos de<br />

nuestra fe, para que podamos contemplarle <strong>en</strong> toda su obra red<strong>en</strong>tora; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 3:1-10<br />

Un día, Pedro y Juan fueron al templo a las tres de la tarde, que era la hora de la oración. Allí, <strong>en</strong> el<br />

templo, estaba un hombre cojo de nacimi<strong>en</strong>to, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta<br />

llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que <strong>en</strong>traban. Cuando el cojo vio a Pedro y a Juan, que<br />

estaban a punto de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el templo, les pidió una limosna.<br />

Ellos lo vieron, y Pedro le dijo: - Míranos. El hombre puso at<strong>en</strong>ción, crey<strong>en</strong>do que le iban a dar<br />

algo. Pero Pedro le dijo: - No t<strong>en</strong>go plata ni oro, pero lo que t<strong>en</strong>go te doy: <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo de<br />

Nazaret, levántate y anda. Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, y <strong>en</strong> el acto<br />

cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos. El cojo se puso <strong>en</strong> pie de un salto y com<strong>en</strong>zó a andar; luego <strong>en</strong>tró<br />

con ellos <strong>en</strong> el templo, por su propio pie, brincando y alabando a Dios. Todos los que lo vieron andar y<br />

alabar a Dios, se ll<strong>en</strong>aron de asombro y de temor por lo que le había pasado, ya que conocían al hombre y<br />

sabían que era el mismo que se s<strong>en</strong>taba a pedir limosna <strong>en</strong> el templo, <strong>en</strong> la puerta llamada la Hermosa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 105:1-8 (PÁGINA 631 L.O.C.)<br />

l. D<strong>en</strong> gracias al Señor, invoqu<strong>en</strong> su Nombre;*<br />

d<strong>en</strong> a conocer sus hazañas <strong>en</strong>tre los pueblos.<br />

2. Cánt<strong>en</strong>le, cánt<strong>en</strong>le alabanzas;*<br />

habl<strong>en</strong> de todas sus obras maravillosas.<br />

3. Glorí<strong>en</strong>se <strong>en</strong> su santo Nombre;*<br />

alégrese el corazón de los que buscan al Señor.<br />

4. Busqu<strong>en</strong> al Señor y su poder;*<br />

busqu<strong>en</strong> continuam<strong>en</strong>te su rostro.<br />

5. Acuérd<strong>en</strong>se de las maravillas que él ha hecho,*<br />

de los prodigios y de los juicios de su boca,<br />

6. Oh vástago del Abrahan, su siervo,*<br />

oh hijos de Jacob, su escogido.<br />

7. Él es el Señor nuestro Dios;*<br />

por todo el mundo prevalec<strong>en</strong> sus juicios.<br />

8. Se acuerda eternam<strong>en</strong>te de su pacto,*<br />

la promesa que hizo para mil g<strong>en</strong>eraciones.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 88


LA ESTACIÓN DE PASCUA Miércoles de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:l3-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once<br />

kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mi<strong>en</strong>tras conversaban y discutían,<br />

Jesús mismo se acercó y com<strong>en</strong>zó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cu<strong>en</strong>ta<br />

de quién era. Jesús les preguntó: -¿De qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes y<br />

uno de ellos, que se llamaba Cleofas, contestó: -¿Eres tú el único que ha estado alojado <strong>en</strong> Jerusalén y que<br />

no sabe lo que ha pasado allí <strong>en</strong> estos días? Él les preguntó: -¿Qué ha pasado? Le dijeron: - Lo de Jesús<br />

de Nazaret, que era un profeta poderoso <strong>en</strong> hechos y <strong>en</strong> palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y<br />

cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo <strong>en</strong>tregaron para que lo cond<strong>en</strong>aran a muerte y lo<br />

crucificaran. Nosotros t<strong>en</strong>íamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel.<br />

Pero ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque algunas de las mujeres que están con nosotros nos han<br />

asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y como no <strong>en</strong>contraron el cuerpo, volvieron a casa. Y<br />

cu<strong>en</strong>tan que unos ángeles se les han aparecido y les han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros<br />

compañeros fueron después al sepulcro y lo <strong>en</strong>contraron tal como las mujeres habían dicho, pero a Jesús<br />

no lo vieron.<br />

Entonces Jesús les dijo: -¡Qué faltos de compr<strong>en</strong>sión son ustedes y qué l<strong>en</strong>tos para creer todo lo que<br />

dijeron los profetas! ¿Acaso no t<strong>en</strong>ía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? Luego se<br />

puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, com<strong>en</strong>zando por los libros de<br />

Moisés y sigui<strong>en</strong>do por todos los libros de los profetas. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo<br />

como que iba a seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse, dici<strong>en</strong>do:- Quédate con nosotros,<br />

porque ya es tarde. Se está haci<strong>en</strong>do de noche. Jesús <strong>en</strong>tró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya<br />

estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan, y habi<strong>en</strong>do dado gracias a Dios, lo partió y se lo<br />

dio. En ese mom<strong>en</strong>to se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Y se dijeron el<br />

uno al otro: -¿No es verdad que el corazón nos ardía <strong>en</strong> el pecho cuando nos v<strong>en</strong>ía hablando por el camino<br />

y nos explicaba las Escrituras? Sin esperar más, se pusieron <strong>en</strong> camino y volvieron a Jerusalén, donde<br />

<strong>en</strong>contraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros, que les dijeron:<br />

- De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón. Entonces ellos dos les contaron lo<br />

que les había pasado <strong>en</strong> el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 89


LA ESTACIÓN DE PASCUA Jueves de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la reconciliación:<br />

Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas<br />

lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 3:11-26<br />

El cojo que había sido sanado no soltaba a Pedro y a Juan. Toda la g<strong>en</strong>te, admirada, corrió a la parte<br />

del templo que se llama Pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver esto, les dijo "¿Por qué se<br />

asombran ustedes, israelitas? ¿Por qué nos miran como si nosotros mismos hubiéramos sanado a este<br />

hombre y lo hubiéramos hecho andar por medio de algún poder nuestro o por nuestra devoción a Dios? El<br />

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios nuestros antepasados, ha dado el más alto honor a su siervo<br />

Jesús, a qui<strong>en</strong> ustedes <strong>en</strong>tregaron a las autoridades y a qui<strong>en</strong>, cuando Pilato quiso soltarlo, ustedes no lo<br />

permitieron. En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron que se soltara a un<br />

criminal. Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida. Pero Dios lo resucitó, y de esto nosotros somos<br />

testigos. Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes v<strong>en</strong> y conoc<strong>en</strong>, es la fe <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesús. Esa fe <strong>en</strong> Jesús es la que le ha hecho sanar complem<strong>en</strong>te, como todos ustedes pued<strong>en</strong> ver.<br />

"Ya sé, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a Jesús, lo hicieron sin saber <strong>en</strong> realidad lo<br />

que estaban haci<strong>en</strong>do. Pero Dios cumplió de este modo lo que antes había anunciado por medio de todos<br />

sus profetas que su Mesías t<strong>en</strong>ía que morir. Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él<br />

les borre sus pecados. Quizás <strong>en</strong>tonces el Señor les mande tiempos de alivio, <strong>en</strong>viándoles a Jesús, a qui<strong>en</strong><br />

desde el principio había escogido como Mesías para ustedes. Aunque por ahora Jesucristo debe<br />

permanecer <strong>en</strong> el cielo hasta que Dios ponga <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> todas las cosas, como dijo por medio de sus santos<br />

profetas que vivieron <strong>en</strong> los tiempos antiguos. Moisés anunció a nuestros antepasados: 'El Señor su Dios<br />

hará que salga de <strong>en</strong>tre ustedes un profeta como yo. Obedézcanlo <strong>en</strong> todo lo que les diga, porque todo<br />

aquel que no haga caso a ese profeta, será eliminado del pueblo.' Y todos los profetas, desde Samuel <strong>en</strong><br />

adelante, hablaron también de estos días. Ustedes son herederos de las promesas que Dios hizo por medio<br />

de los profetas, y son también herederos del pacto hecho por Dios con nuestros antepasados. Pues Dios le<br />

dijo a Abraham: 'Todas las naciones del mundo serán b<strong>en</strong>decidas por medio de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.' Cuando<br />

Dios resucitó a su Hijo, lo <strong>en</strong>vió primero a ustedes, para b<strong>en</strong>decirlos, para que cada uno de ustedes se<br />

convierta de su maldad."<br />

Palabra del Señor Pueblo; Demos gracias a Dios<br />

SALMO 114 (PÁGINA 648 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cuando salió Israel de Egipto,*<br />

la casa de Jacob de <strong>en</strong>tre un pueblo de idioma aj<strong>en</strong>o,<br />

2. Judá vino a ser el santuario de Dios,*<br />

e Israel su dominio.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 90


LA ESTACIÓN DE PASCUA Jueves de Pascua<br />

3. El mar lo vio, y huyó:*<br />

el Jordán se volvió atrás.<br />

4. Los montes saltaron como carneros,*<br />

y como corderos las colinas.<br />

5. ¿Qué te afligió, oh mar, que huiste,*<br />

y a ti, oh Jordán, que te volviste atrás?<br />

6. Oh montes, ¿por qué saltaron como carneros,*<br />

y como corderos, oh colinas?<br />

7. Tiembla, oh tierra, a la pres<strong>en</strong>cia de mi Soberano,*<br />

a la pres<strong>en</strong>cia del Dios de Jacob,<br />

8. Qui<strong>en</strong> cambió la peña <strong>en</strong> estanque de aguas,*<br />

y el pedernal <strong>en</strong> manantiales.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:36b-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó<br />

dici<strong>en</strong>do: - Paz a ustedes. Ellos se asustaron mucho, p<strong>en</strong>sando que estaban vi<strong>en</strong>do un espíritu. Pero Jesús<br />

les dijo: -¿Por qué están asustados? ¿Por qué ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esas dudas <strong>en</strong> su corazón? Mir<strong>en</strong> mis manos y mis<br />

pies. Soy yo mismo. Tóqu<strong>en</strong>me y vean: un espíritu no ti<strong>en</strong>e carne ni huesos, como ustedes v<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go<br />

yo. Al decirles esto, les <strong>en</strong>señó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la<br />

alegría y el asombro que s<strong>en</strong>tían. Jesús les preguntó: -¿Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> aquí algo que comer? Le dieron un pedazo<br />

de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia. Luego les dijo: - Lo que me ha pasado es<br />

aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito<br />

de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los profetas y <strong>en</strong> los salmos. Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las<br />

Escrituras, y les dijo:<br />

- Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que morir, y resucitar al tercer día. En su nombre, y com<strong>en</strong>zando<br />

desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que sus pecados les<br />

sean perdonados. Ustedes son testigos de estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 91


LA ESTACIÓN DE PASCUA Viernes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, que <strong>en</strong>tregaste a tu único Hijo para morir por nuestros pecados y resucitar para<br />

nuestra justificación: Danos gracia para desechar la levadura de malicia e iniquidad, de tal modo que te<br />

sirvamos siempre con pureza de vida y verdad; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 4:l-12<br />

Todavía Pedro y Juan estaban hablándole a la g<strong>en</strong>te, cuando llegaron los sacerdotes, con el jefe de la<br />

guardia del templo y con los saduceos. Estaban <strong>en</strong>ojados porque Pedro y Juan <strong>en</strong>señaban a la g<strong>en</strong>te y<br />

decían que la resurrección de los muertos había quedado demostrada <strong>en</strong> el caso de Jesús. Los arrestaron y,<br />

como ya era tarde, los metieron <strong>en</strong> la cárcel hasta el día sigui<strong>en</strong>te. Pero muchos de los que habían<br />

escuchado el m<strong>en</strong>saje, creyeron; y el número de crey<strong>en</strong>tes, contando solam<strong>en</strong>te los hombres, llegó a cerca<br />

de cinco mil. Al día sigui<strong>en</strong>te se reunieron <strong>en</strong> Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los maestros<br />

de la ley. Allí estaban también Anás, que era el sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los que<br />

pert<strong>en</strong>ecían a la familia de los sumos sacerdotes. Ord<strong>en</strong>aron que les llevaran a Pedro y a Juan, y<br />

poniéndolos <strong>en</strong> medio de ellos les preguntaron:<br />

-¿Con qué autoridad, o <strong>en</strong> nombre de quién hac<strong>en</strong> ustedes estas cosas? Pedro, ll<strong>en</strong>o del Espíritu<br />

Santo, les contestó: - Jefes del pueblo y ancianos: ustedes nos preguntan acerca del bi<strong>en</strong> hecho a un<br />

<strong>en</strong>fermo, para saber de qué manera ha sido sanado. Pues bi<strong>en</strong>, declaramos ante ustedes, para que lo sepa<br />

todo el pueblo de Israel, que este hombre que está aquí, delante de todos, ha sido sanado <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesucristo de Nazaret, el mismo a qui<strong>en</strong> ustedes crucificaron y a qui<strong>en</strong> Dios resucitó. Este Jesús es la<br />

piedra que ustedes los constructores despreciaron, pero que se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal. En<br />

ningún otro hay salvación, porque <strong>en</strong> todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos<br />

ser salvos<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 116:1-8 (PÁGINA 650 L.O.C.)<br />

l. Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica;*<br />

porque ha inclinado a mí su oído, siempre que le invoco.<br />

2. Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron; me alcanzaron las garras de la tumba;*<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3. Entonces invoqué el Nombre del Señor:*<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4. Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo;*<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5. El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes;*<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo;*<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 92


LA ESTACIÓN DE PASCUA Viernes de Pascua<br />

7. Pues tú has librado mi vida de la muerte,*<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8. Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor,*<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21:1-14<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de<br />

esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná<br />

de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: - Voy a pescar.<br />

Ellos contestaron: - Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero<br />

aquella noche no pescaron nada. Cuando com<strong>en</strong>zaba a amanecer, Jesús se apareció <strong>en</strong> la orilla, pero los<br />

discípulos no sabían que era él. Jesús les preguntó: - Muchachos, ¿no han pescado nada? Ellos le<br />

contestaron: - Nada. Jesús les dijo: - Ech<strong>en</strong> la red a la derecha de la barca, y pescarán. Así lo hicieron, y<br />

después no podían sacar la red por los muchos pescados que t<strong>en</strong>ía. Entonces el discípulo a qui<strong>en</strong> Jesús<br />

quería mucho, le dijo a Pedro: -¡Es el Señor!<br />

Ap<strong>en</strong>as oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua. Los<br />

otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red ll<strong>en</strong>a de pescados, pues estaban a ci<strong>en</strong><br />

metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra, <strong>en</strong>contraron un fuego <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, con un pescado <strong>en</strong>cima, y<br />

pan. Jesús les dijo: - Traigan algunos pescados de los que acaban de sacar. Simón Pedro subió a la barca y<br />

arrastró hasta la playa la red ll<strong>en</strong>a de grandes pescados, ci<strong>en</strong>to cincu<strong>en</strong>ta y tres; y aunque eran tantos, la red<br />

no se rompió. Jesús les dijo: - V<strong>en</strong>gan a desayunarse. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle<br />

quién era, porque sabían que era el Señor. Luego Jesús se acercó, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan y se lo dio a<br />

ellos; y lo mismo hizo con el pescado.<br />

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 93


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sábado de Pascua<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, Padre celestial, porque nos has librado del poder del pecado y de la muerte, y nos<br />

has traído al reino de tu Hijo; y te suplicamos que, así como por su muerte nos has devuelto a la vida,<br />

igualm<strong>en</strong>te por su amor nos resucite a los goces eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 4:13-21<br />

Cuando las autoridades vieron la val<strong>en</strong>tía con que hablaban Pedro y Juan, y se dieron cu<strong>en</strong>ta de que<br />

eran hombres sin estudios ni cultura, se quedaron sorpr<strong>en</strong>didos, y reconocieron que eran discípulos de<br />

Jesús. Además, el que había sido sanado estaba allí con ellos, y por eso no podían decir nada <strong>en</strong> contra.<br />

Entonces los mandaron salir de la reunión, y se quedaron discuti<strong>en</strong>do unos con otros. decían: -¿Qué vamos<br />

a hacer con estos hombres? Todos los habitantes de Jerusalén sab<strong>en</strong> que han hecho esta señal milagrosa, y<br />

no lo podemos negar. Pero a fin de que este asunto no siga corri<strong>en</strong>do de boca <strong>en</strong> boca, vamos a<br />

am<strong>en</strong>azarlos, para que de aquí <strong>en</strong> adelante no habl<strong>en</strong> del nombre de Jesús a nadie.<br />

Así que los llamaron y les ord<strong>en</strong>aron que no hablaran ni <strong>en</strong>señaran nada acerca del nombre de Jesús.<br />

Pero Pedro y Juan les contestaron: - Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a<br />

ustedes <strong>en</strong> lugar de obedecerle a él. Nosotros podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Las<br />

autoridades los am<strong>en</strong>azaron, pero los dejaron libres. No <strong>en</strong>contraron como castigarlos, porque toda la<br />

g<strong>en</strong>te alababa a Dios por lo que había pasado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:14-18 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l4. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

l5. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

l6. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa!<br />

¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré,*<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

l8. Me castigó gravem<strong>en</strong>te el Señor,*<br />

mas no me <strong>en</strong>tregó a la muerte.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 94


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sábado de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:9-l5,20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a<br />

María Magdal<strong>en</strong>a, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue y avisó a los que habían andado con<br />

Jesús, que estaban tristes y llorando. Estos, al oír que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.<br />

Después de esto, Jesús se apareció <strong>en</strong> otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo.<br />

Estos fueron y avisaron a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Más tarde, Jesús se apareció a los<br />

once discípulos, mi<strong>en</strong>tras ellos estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa. Los repr<strong>en</strong>dió por su falta de fe y su terquedad,<br />

ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:<br />

"Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a todos este m<strong>en</strong>saje de salvación. Ellos salieron a anunciar<br />

el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje acompañándolo con señales<br />

milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo B 95


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

LITURGIA DE LAS PALMAS<br />

[El pueblo, de pie, canta o dice la sigui<strong>en</strong>te antífona]<br />

Celebrante: B<strong>en</strong>dito el Rey que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor.<br />

Pueblo: Paz <strong>en</strong> el cielo y gloria <strong>en</strong> las alturas.<br />

Celebrante: Oremos.<br />

Asíst<strong>en</strong>os misericordiosam<strong>en</strong>te con tu ayuda, Señor Dios de nuestra salvación, para que <strong>en</strong>tremos<br />

con júbilo a la contemplación de aquellos hechos poderosos, por medio de los cuales nos has concedido<br />

vida e inmortalidad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA SAN LUCAS 19:29-40<br />

Cuando ya había llegado cerca de Betfagé y Betania, junto al monte que se llama de los Olivos,<br />

<strong>en</strong>vió a dos de sus discípulos, diciéndoles: -Vayan a la aldea que está <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te, y al llegar <strong>en</strong>contrarán un<br />

burro atado, que nadie ha montado todavía. Desát<strong>en</strong>lo y tráiganlo. Y si algui<strong>en</strong> les pregunta por qué lo<br />

desatan, díganle que el Señor lo necesita.<br />

Los discípulos fueron y lo <strong>en</strong>contraron todo como Jesús se lo había dicho. Mi<strong>en</strong>tras estaban<br />

desatando el burro, los dueños les preguntaron: -¿Por qué lo desatan? Ellos contestaron: -Porque el Señor<br />

lo necesita. Y poni<strong>en</strong>do sus ropas sobre el burro, se lo llevaron a Jesús y le hicieron montar. Conforme<br />

Jesús avanzaba, la g<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>día sus propias ropas por el camino. Y al acercarse a la bajada del monte de<br />

los Olivos, todos sus seguidores com<strong>en</strong>zaron a gritar de alegría y a alabar a Dios por todos los milagros<br />

que habían visto. Decían: -¡B<strong>en</strong>dito el Rey que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el nombre del Señor! Paz <strong>en</strong> el cielo y gloria <strong>en</strong><br />

las alturas.<br />

Entonces algunos fariseos que había <strong>en</strong>tre la g<strong>en</strong>te le dijeron: -Maestro, repr<strong>en</strong>de a tus seguidores.<br />

Pero Jesús les contestó: -Les digo que si estos se callan, las piedras gritarán.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Celebrante: El Señor sea con ustedes.<br />

Pueblo: Y con tu espíritu<br />

Celebrante: Demos gracias a Dios nuestro Señor.<br />

Pueblo: Es justo darle gracias y alabanza.<br />

Es justo alabarte, Dios omnipot<strong>en</strong>te, por los hechos de amor, mediante los cuales nos has redimido<br />

por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. En este día <strong>en</strong>tró triunfalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la santa ciudad de Jerusalén, y fue<br />

proclamado Rey de reyes por los que ext<strong>en</strong>dieron sus mantos y t<strong>en</strong>dieron ramas de palmera por el camino.<br />

Haz que estos ramos sean para nosotros signo de su victoria, y concede que qui<strong>en</strong>es los llevamos <strong>en</strong> su<br />

nombre le aclamemos siempre como nuestro Rey y le sigamos por el camino que conduce a la vida eterna;<br />

qui<strong>en</strong> vive y reina <strong>en</strong> gloria contigo y el Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.<br />

Celebrante: B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> nombre del Señor.<br />

Pueblo: Hosanna <strong>en</strong> las alturas.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 96


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

LA PROCESIÓN<br />

Celebrante: Salgamos <strong>en</strong> paz.<br />

Pueblo: En nombre de Cristo. Amén.<br />

[Durante la procesión, todos llevan ramos <strong>en</strong> las manos, y se cantan himnos, salmos o antífonas<br />

apropiados, tales como:]<br />

Himno: "Honor, Loor y Gloria"<br />

l Honor, loor y gloria 3 El coro de los cielos 5 Te dieron alabanzas,<br />

Al Rey y Red<strong>en</strong>tor Te alaba, con fervor Poco antes de morir,<br />

A qui<strong>en</strong> los niños daban Y el hombre y lo creado, Nosotros te cantamos,<br />

Hosannas, con fervor. También te dan loor Reinante, ya, sin fin.<br />

(Se repite como Coro Coro Coro<br />

después de cada estrofa.)<br />

2 Tú eres rey de Israel 4 Te recibió con palmas, 6 Si ellos te agradaron<br />

Y prole de David, El pueblo hebreo fiel, Agrádete también,<br />

que <strong>en</strong> nombre de Dios vi<strong>en</strong>es, Nosotros hoy lo hacemos Nuestra fe muy sincera,<br />

al mundo a redimir. Con cánticos también. Oh, tú, clem<strong>en</strong>te Rey!<br />

Coro Coro Coro<br />

SALMO 118:19-29 (Página 653 L.O.C.)<br />

19. Ábranme las puertas de justicia;*<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

21. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

25. ¡Hosanna, oh Señor, hosanna!*<br />

Señor, danos ahora la prosperidad.<br />

26. B<strong>en</strong>dito el que vi<strong>en</strong>e <strong>en</strong> nombre del Señor;*<br />

desde la casa del señor le b<strong>en</strong>decimos.<br />

27. Dios es el Señor; nos ha iluminado;*<br />

form<strong>en</strong> una procesión con ramos hasta los cuernos del altar.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 97


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

28. "Tú eres mi Dios, te daré gracias;*<br />

tú eres mi Dios; te <strong>en</strong>salzaré".<br />

29. D<strong>en</strong> gracias al Señor porque es bu<strong>en</strong>o;*<br />

para siempre es su misericordia.<br />

[En un lugar apropiado, puede det<strong>en</strong>erse la procesión para decir la sigui<strong>en</strong>te colecta.]<br />

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no asc<strong>en</strong>dió al gozo de tu pres<strong>en</strong>cia sin antes padecer, ni<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> gloria sin antes ser crucificado: Concéd<strong>en</strong>os, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la<br />

vía de la cruz, <strong>en</strong>contremos que esta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

COLECTA<br />

Liturgia de la Palabra<br />

Dios omnipot<strong>en</strong>te y eterno, <strong>en</strong> tu tierno amor hacia el género humano, <strong>en</strong>viaste a tu Hijo nuestro<br />

Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte <strong>en</strong> la cruz, mostrándonos ejemplo de<br />

su gran humildad: Concéd<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> tu misericordia, que caminemos por el s<strong>en</strong>dero de su padecimi<strong>en</strong>to y<br />

participemos también <strong>en</strong> su resurrección por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el<br />

Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:13-53:12<br />

Mi siervo t<strong>en</strong>drá éxito será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al<br />

ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apari<strong>en</strong>cia humana, así también muchas naciones<br />

se quedarán admiradas; los reyes, al verlo, no podrán decir palabra, porque verán y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán algo que<br />

nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El<br />

Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces <strong>en</strong> la tierra seca. No t<strong>en</strong>ía<br />

belleza ni espl<strong>en</strong>dor, su aspecto no t<strong>en</strong>ía nada atray<strong>en</strong>te; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era<br />

un hombre ll<strong>en</strong>o de dolor, acostumbrado al sufrimi<strong>en</strong>to. Como a algui<strong>en</strong> que no merece ser visto, lo<br />

despreciamos, no lo tuvimos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta. Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba<br />

soportando nuestros propios dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado<br />

y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras<br />

maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.<br />

Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do cada uno su propio camino, pero el Señor<br />

cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera<br />

abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una<br />

oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó<br />

de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo.<br />

Lo <strong>en</strong>terraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió<br />

ningún crim<strong>en</strong> ni hubo <strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se<br />

<strong>en</strong>tregó <strong>en</strong> sacrificio por el pecado, t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él<br />

t<strong>en</strong>drán éxito los planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo;<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 98


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un<br />

lugar <strong>en</strong>tre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue<br />

contado <strong>en</strong>tre los malvados, cuando <strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos intercedió por los<br />

pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

o<br />

Isaías 45:21-25<br />

Habl<strong>en</strong> y pres<strong>en</strong>t<strong>en</strong> sus pruebas, consúlt<strong>en</strong>se, si quier<strong>en</strong> unos con otros: ¿Quién predijo estas cosas<br />

desde el principio? ¿Quién las anunció desde hace tiempo? ¿No fui acaso yo, el Señor? Y no hay Dios<br />

fuera de mí. Fuera de mí no hay Dios victorioso y salvador. “V<strong>en</strong>gan a mí, que yo los salvaré, pueblos del<br />

extremo de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo lo juré por mí mismo, hice una promesa de<br />

triunfo, y esa promesa se cumplirá que ante mí todos doblarán la rodilla, y por mí jurarán todos y dirán:<br />

“Solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el Señor están la victoria y el poder.’ Todos los que me odian quedarán <strong>en</strong> ridículo. Gracia<br />

a mí, todo el pueblo de Israel saldrá triunfante y estará orgulloso de mí.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 22:1-11 (Página 509 L.O.C.)<br />

1. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?*<br />

¿Por qué estás lejos de mi súplica, y de las palabras de mi clamor?<br />

2. Dios mío, clamo de día, y no respondes;*<br />

de noche también, y no hay para mí reposo.<br />

3. Pero tú eres el Santo, *<br />

<strong>en</strong>tronizado sobre las alabanzas de Israel.<br />

4. En ti esperaron nuestros antepasados;*<br />

esperaron, y tú los libraste.<br />

5. Clamaron a ti, y fueron librados;*<br />

confiaron <strong>en</strong> ti, y no fueron avergonzados.<br />

6. Mas yo soy gusano, y no hombre,*<br />

oprobio de todos y desprecio del pueblo.<br />

7. Todos los que me v<strong>en</strong>, escarnec<strong>en</strong> de mí;*<br />

estiran los labios y m<strong>en</strong>ean la cabeza, dici<strong>en</strong>do:<br />

8. "Acudió al Señor, líbrele él;*<br />

sálvele, si tanto lo quiere".<br />

9. Pero tú eres el que me sacó del vi<strong>en</strong>tre,*<br />

y me t<strong>en</strong>ías confiado <strong>en</strong> los pechos de mi madre.<br />

10. A ti fui <strong>en</strong>tregado antes de nacer,*<br />

desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre, tú eres mi Dios.<br />

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca,*<br />

porque no hay qui<strong>en</strong> ayude.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 99


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

EPÍSTOLA Filip<strong>en</strong>ses 2: 5-11<br />

T<strong>en</strong>gan ustedes la misma manera de p<strong>en</strong>sar que tuvo Cristo Jesús, el cual: Aunque era de naturaleza<br />

divina, no insistió <strong>en</strong> ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de<br />

siervo nació como hombre. Y al pres<strong>en</strong>tarse como hombre se humilló a su mismo, y por obedi<strong>en</strong>cia fue a la<br />

muerte, a la vergonzosa muerte <strong>en</strong> la cruz. Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excel<strong>en</strong>te de<br />

todos los nombre, para que, al nombre de Jesús, dobl<strong>en</strong> la rodilla todos los que están <strong>en</strong> los cielos , y <strong>en</strong> la<br />

tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para la hora de Dios Padre.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS [22:39-71] 23:1-49 [50-56]<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Luego Jesús salió y, según su costumbre, se fue al monte de los Olivos; y los discípulos lo<br />

siguieron. Al llegar al lugar, les dijo: -Or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tación. Se alejó de ellos como a la<br />

distancia de un tiro de piedra, y se puso de rodillas para orar. Dijo: “Padre, si quieres, líbrame de este<br />

trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.” En esto se le apareció un ángel del cielo,<br />

para darle fuerzas. En medio de su gran sufrimi<strong>en</strong>to, Jesús oraba aún más int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te, y el sudor le caía a<br />

tierra como grandes gotas de sangre.<br />

Cuando se levantó de la oración, fue a donde estaban los discípulos, y los <strong>en</strong>contró dormidos,<br />

v<strong>en</strong>cidos por la tristeza. Les dijo: -¿Por qué están durmi<strong>en</strong>do? Levánt<strong>en</strong>se y or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong><br />

t<strong>en</strong>tación. Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó mucha g<strong>en</strong>te. El que se llamaba Judas, que era uno<br />

de los doce discípulos, iba a la cabeza. Este se acercó a besar a Jesús, pero Jesús le dijo: -Judas, ¿con un<br />

beso traicionas al Hijo del hombre? Los que estaban con Jesús, al ver lo que pasaba, le preguntaron: -<br />

Señor, ¿atacamos con espada? Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja<br />

derecha. Jesús dijo: -Déj<strong>en</strong>los; ya basta. Y le tocó la oreja al criado, y lo sanó. Luego dijo a los jefes de<br />

los sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos, que habían v<strong>en</strong>ido a llevárselo: -¿Por qué han<br />

v<strong>en</strong>ido ustedes con espadas y con palos, como si yo fuera un bandido? Todos los días he estado con<br />

ustedes <strong>en</strong> el templo, y ni siquiera me tocaron. Pero ésta es la hora de ustedes, cuando domina la oscuridad.<br />

Arrestaron <strong>en</strong>tonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.<br />

Allí, <strong>en</strong> medio del patio, habían hecho fuego, y se s<strong>en</strong>taron alrededor; y Pedro se s<strong>en</strong>tó también <strong>en</strong>tre ellos.<br />

En esto, una sirvi<strong>en</strong>ta, al verlo s<strong>en</strong>tado junto al fuego, se quedó mirándolo y dijo: -También éste estaba<br />

con él. Pero Pedro lo negó, dici<strong>en</strong>do: -Mujer, yo no lo conozco. Poco después, otro lo vio y dijo: -Tú<br />

también eres de ellos. Pedro contestó: -No, hombre, no lo soy. como una hora después, otro insistió: -<br />

Seguro que éste estaba con él. Además es de Galilea. Pedro dijo: -Hombre, no sé de qué hablas.<br />

En ese mismo mom<strong>en</strong>to, mi<strong>en</strong>tras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo. Entonces el Señor se<br />

volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: “Hoy, antes que el gallo cante, me<br />

negarás tres veces. “ Y salió Pedro de allí y lloró amargam<strong>en</strong>te. Los hombres que estaban vigilando a<br />

Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. Le taparon los ojos, y le preguntaban:<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 100


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

-¡Adivina quién te pegó! Y lo insultaban diciéndole otras muchas cosas. Cuando se hizo de día, se<br />

reunieron los ancianos de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, y llevaron a Jesús<br />

ante la Junta Suprema. Allí le preguntaron: -Dinos, ¿eres tú el Mesías? Él les contestó: -Si les digo que<br />

sí, no me van a creer. Y si les hago preguntas, no me van a contestar. Pero desde ahora el Hijo del<br />

hombre estará s<strong>en</strong>tado a la derecha del Dios todopoderoso.<br />

Luego todos le preguntaron: -¿Así que tú eres el Hijo de Dios? Jesús les contestó: -Ustedes<br />

mismos han dicho que lo soy. Entonces ellos dijeron: -¿Qué necesidad t<strong>en</strong>emos de más testigos?<br />

Nosotros mismos lo hemos oído de sus propios labios.]<br />

Todos se levantaron, y llevaron a Jesús ante Pilato. En su pres<strong>en</strong>cia com<strong>en</strong>zaron a acusarlo,<br />

dici<strong>en</strong>do: -Hemos <strong>en</strong>contrado a este hombre alborotando a nuestra nación. Dice que no debemos pagar<br />

impuestos al emperador, y además afirma que él es el Mesías, el Rey. Pilato le preguntó: -¿Eres tú el Rey<br />

de los judíos? -Tú lo has dicho -contestó Jesús. Entonces Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y a la<br />

g<strong>en</strong>te: -No <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ninguna falta <strong>en</strong> ese hombre. Pero ellos insistieron con más fuerza: -Con sus<br />

<strong>en</strong>señanzas está alborotando a todo el pueblo. Com<strong>en</strong>zó <strong>en</strong> Galilea, y ahora sigue haciéndolo aquí, <strong>en</strong><br />

Judea.<br />

Al oír esto, Pilato preguntó si el hombre era de Galilea. Y cuando le dijeron que sí, lo <strong>en</strong>vió a<br />

Herodes, que era gobernador de Galilea y que también se <strong>en</strong>contraba aquellos días <strong>en</strong> Jerusalén. Al ver a<br />

Jesús, Herodes se puso muy cont<strong>en</strong>to, porque durante mucho tiempo había querido verlo, pues había oído<br />

hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas; pero Jesús no le contestó<br />

nada. También estaban allí los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que lo acusaban con gran<br />

insist<strong>en</strong>cia. Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con desprecio, y para burlarse de él lo vistieron<br />

con ropas lujosas, como de rey. Luego Herodes lo <strong>en</strong>vió nuevam<strong>en</strong>te a Pilato. Aquel día se hicieron<br />

amigos Pilato y Herodes, que antes eran <strong>en</strong>emigos. Pilato reunió a los jefes de los sacerdotes, a las<br />

autoridades y al pueblo, y les dijo:<br />

-Ustedes me trajeron a ese hombre, dici<strong>en</strong>do que alborota al pueblo; pero yo lo he interrogado<br />

delante de ustedes y no lo he <strong>en</strong>contrado culpable de ninguna de las faltas de que lo acusan. Ni tampoco<br />

Herodes, puesto que nos lo ha devuelto. Ya v<strong>en</strong>, no ha hecho nada que merezca la p<strong>en</strong>a de muerte. Lo voy<br />

a castigar y después lo dejaré libre. Pero todos juntos com<strong>en</strong>zaron a gritar: -¡Fuera con ése! ¡Deja libre a<br />

Barrabás! A este Barrabás lo habían metido <strong>en</strong> la cárcel por una rebelión ocurrida <strong>en</strong> la ciudad, y por un<br />

asesinato. Pilato, que quería dejar libre a Jesús, les habló otra vez; pero ellos gritaron más alto: -<br />

¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Por tercera vez Pilato les dijo: -Pues ¿qué mal ha hecho? Yo no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>en</strong><br />

él nada que merezca la p<strong>en</strong>a de muerte. Lo voy a castigar y después lo dejaré libre. Pero ellos insistían a<br />

gritos, pidi<strong>en</strong>do que lo crucificara; y tanto gritaron que consiguieron lo que querían. Pilato decidió hacer<br />

lo que le estaban pidi<strong>en</strong>do; así que dejó libre al hombre que habían escogido, el que estaba <strong>en</strong> la cárcel por<br />

rebelión y asesinato, y <strong>en</strong>tregó a Jesús a la voluntad de ellos.<br />

Cuando llevaron a Jesús a crucificarlo, echaron mano de un hombre de Cir<strong>en</strong>e llamado Simón, que<br />

v<strong>en</strong>ía del campo, y le hicieron cargar con la cruz y llevarla detrás de Jesús. Mucha g<strong>en</strong>te y muchas<br />

mujeres que lloraban y gritaban de tristeza por él, lo seguían. Pero Jesús las miró y les dijo: -Mujeres de<br />

Jerusalén, no llor<strong>en</strong> por mí, sino por ustedes mismas y por sus hijos. Porque v<strong>en</strong>drán días <strong>en</strong> que se dirá:<br />

‘Dichosas las que no pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er hijos, los vi<strong>en</strong>tres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de<br />

mamar.” Entonces com<strong>en</strong>zará la g<strong>en</strong>te a decir a los montes: ‘¡Caigan sobre nosotros!” y a las colinas:<br />

‘¡Escóndannos!” Porque si con el árbol verde hac<strong>en</strong> todo esto, ¿qué no harán con el seco?<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 101


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

También llevaban a dos criminales para crucificarlo junto con Jesús. Cuando llegaron al sitio<br />

llamado la Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda.<br />

Jesús dijo:<br />

-Padre, perdónalos, porque no sab<strong>en</strong> lo que hac<strong>en</strong>. Y los soldados echaron suertes para repartirse<br />

<strong>en</strong>tre sí la ropa de Jesús. La g<strong>en</strong>te estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él, dici<strong>en</strong>do: -<br />

Salvó a otros; que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido. Los soldados<br />

también se burlaban de Jesús. Se acercaban y le daban a beber vino agrio, diciéndole: -¡Si tú eres el Rey<br />

de los judíos, sálvate a ti mismo! Y había un letrero sobre su cabeza, que decía: “Este es el Rey de los<br />

judíos.” Y uno de los criminales que estaban colgados, le insultaba: -¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti<br />

mismo y sálvanos también a nosotros! Pero el otro repr<strong>en</strong>dió a su compañero, diciéndole:<br />

¿No ti<strong>en</strong>es temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros estamos sufri<strong>en</strong>do con<br />

toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo<br />

nada malo. Luego añadió: -Jesús, acuérdate de mí, cuando comi<strong>en</strong>ces a reinar. Jesús le contestó: -Te<br />

aseguro que hoy estarás conmigo <strong>en</strong> el paraíso.<br />

Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó <strong>en</strong> oscuridad. El sol dejó de<br />

brillar, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Jesús gritó con fuerza y dijo: ¡Padre, <strong>en</strong> tus manos<br />

<strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu! Y al decir esto, murió.<br />

Cuando el capitán romano vio lo que había pasado, alabó a Dios, dici<strong>en</strong>do: -De veras, este hombre<br />

era inoc<strong>en</strong>te. Toda la multitud que estaba pres<strong>en</strong>te y que vio lo que había pasado, se fue de allí<br />

golpeándose el pecho. Pero todos los conocidos de Jesús, y también las mujeres que lo habían seguido<br />

desde Galilea, se quedaron allí, mirando de lejos aquellas cosas.<br />

[Había un hombre bu<strong>en</strong>o y justo llamado José, natural de Arimatea, un pueblo de Judea. Pert<strong>en</strong>ecía a<br />

la Junta Suprema de los judíos. Este José, que esperaba el reino de Dios y que no estuvo de acuerdo con lo<br />

que la Junta había hecho, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la cruz, lo<br />

<strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro abierto <strong>en</strong> una peña, donde todavía no habían<br />

sepultado a nadie. Era el día de la preparación para el día de reposo, que ya estaba a punto de com<strong>en</strong>zar.<br />

Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea, fueron y vieron el sepulcro y se fijaron <strong>en</strong><br />

cómo habían puesto el cuerpo. Cuando volvieron a casa, prepararon perfumes y ungü<strong>en</strong>tos.]<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 102


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SAN LUCAS [22:39-71] 23:1-49[50-56]<br />

NARRADOR: Luego Jesús salió y, según su costumbre, se fue al monte de los Olivos; y los<br />

discípulos los siguieron. Al llegar al lugar, les dijo:<br />

JESÚS: Or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tación.<br />

NARRADOR: Se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y se puso de rodillas para<br />

orar. Dijo:<br />

JESÚS: “Padre, si quieres, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad,<br />

sino la tuya.”<br />

NARRADOR: En esto se le apareció un ángel del cielo, para darle fuerzas. En medio de su gran<br />

sufrimi<strong>en</strong>to, Jesús oraba aún más int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te, y el sudor le caía a tierra como<br />

grandes gotas de sangre. Cuando se levantó de la oración, fue a donde estaban los<br />

discípulos, y los <strong>en</strong>contró dormidos, v<strong>en</strong>cidos por la tristeza. Les dijo:<br />

JESÚS: ¿Por qué están durmi<strong>en</strong>do? Levánt<strong>en</strong>se y or<strong>en</strong>, para que no caigan <strong>en</strong> t<strong>en</strong>tación.<br />

NARRADOR: Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegó mucha g<strong>en</strong>te. El que se llamaba<br />

Judas, que era uno de los doce discípulos, iba a la cabeza. Este se acercó a besar a<br />

Jesús, pero Jesús le dijo:<br />

JESÚS: Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?<br />

NARRADOR: Los que estaban con Jesús, al ver lo que pasaba, le preguntaron:<br />

DISCÍPULOS: Señor, ¿atacamos con espada?<br />

NARRADOR: Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha, Jesús<br />

dijo:<br />

JESÚS: Déj<strong>en</strong>los; ya basta.<br />

NARRADOR: Y le tocó la oreja al criado, y lo sanó. Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los<br />

oficiales del templo y a los ancianos, que habían v<strong>en</strong>ido a llevárselo:<br />

JESÚS: ¿Por qué han v<strong>en</strong>ido ustedes con espadas y con palos, como si yo fuera un<br />

bandido? Todos los días he estado con ustedes <strong>en</strong> el templo, y ni siquiera me<br />

tocaron. Pero ésta es la hora de ustedes; cuando domina la oscuridad.<br />

NARRADOR: Arrestaron <strong>en</strong>tonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo<br />

seguía de lejos. Allí, <strong>en</strong> medio del patio, habían hecho fuego, y se s<strong>en</strong>taron<br />

alrededor; y Pedro se s<strong>en</strong>tó también <strong>en</strong>tre ellos. En esto una sirvi<strong>en</strong>ta, al verlo<br />

s<strong>en</strong>tado junto al fuego, se quedó mirándolo y dijo:<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 103


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

SIRVIENTA: También éste estaba con él.<br />

NARRADOR: Pero Pedro lo negó, dici<strong>en</strong>do:<br />

PEDRO: Mujer, yo no lo conozco.<br />

NARRADOR: Poco después, otro lo vio y dijo:<br />

TESTIGO: Tú también eres de ellos.<br />

NARRADOR: Pedro contestó:<br />

PEDRO: No, hombre, no lo soy.<br />

NARRADOR: Como una hora después, otro insistió:<br />

TESTIGO: Seguro que éste estaba con él. Además es de Galilea.<br />

NARRADOR: Pedro dijo:<br />

PEDRO: Hombre, no sé de que hablas.<br />

NARRADOR: En ese mismo mom<strong>en</strong>to, mi<strong>en</strong>tras Pedro aún estaba hablando, cantó un gallo.<br />

Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de que el Señor le<br />

había dicho:<br />

JESÚS: “Hoy antes que el gallo cante, me negarás tres veces”.<br />

NARRADOR: Y salió Pedro de allí y lloró amargam<strong>en</strong>te. Los hombres que estaban vigilando a<br />

Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. Le taparon los ojos, y le preguntaban.<br />

¡Adivina quién te pegó! Y lo insultaban diciéndole otras muchas cosas. Cuando se<br />

hizo de día, se reunieron los ancianos de los judíos, los jefes de los sacerdotes y los<br />

maestros de la ley, y llevaron a Jesús ante la Junta Suprema. Allí le preguntaron:<br />

TODOS: Dinos, ¿eres tú el Mesías?<br />

NARRADOR: Él les contestó:<br />

JESÚS: Si les digo que sí, no me van a creer. Y si les hago preguntas, no me van a<br />

contestar. Pero desde ahora el Hijo del hombre estará s<strong>en</strong>tado a la derecha del Dios<br />

todopoderoso.<br />

NARRADOR: Luego todos le preguntaron:<br />

TODOS: ¿Así que tú eres el Hijo de Dios?<br />

NARRADOR: Jesús les contestó<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 104


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

JESÚS: Ustedes mismos han dicho que lo soy.<br />

NARRADOR: Entonces ellos dijeron:<br />

TODOS: ¿Qué necesidad t<strong>en</strong>emos de más testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de sus<br />

propios labios.<br />

NARRADOR: Todos se levantaron, y llevaron a Jesús ante Pilato. En su pres<strong>en</strong>cia com<strong>en</strong>zaron a<br />

acusarlo, dici<strong>en</strong>do:<br />

TODOS Hemos <strong>en</strong>contrado a este hombre alborotando a nuestra nación. Dice que no<br />

debemos pagar impuestos al emperador, y además afirma que él es el Mesías, el<br />

Rey<br />

NARRADOR: Pilato le preguntó:<br />

PILATO: ¿Eres tú el Rey de los judíos?<br />

JESÚS: Tú lo has dicho<br />

NARRADOR: Entonces Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y a la g<strong>en</strong>te:<br />

PILATO: No <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ninguna falta <strong>en</strong> este hombre.<br />

NARRADOR: Pero ellos insistieron con más fuerza:<br />

TODOS: Con sus <strong>en</strong>señanzas está alborotando a todo el pueblo. Com<strong>en</strong>zó <strong>en</strong> Galilea, y<br />

ahora sigue haciéndolo aquí, <strong>en</strong> Judea.<br />

NARRADOR: Al oír esto, Pilato preguntó si el hombre era de Galilea. Y cuando le dijeron que sí,<br />

lo <strong>en</strong>vió a Herodes que era gobernante de Galilea y que también se <strong>en</strong>contraba<br />

aquellos días <strong>en</strong> Jerusalén. Al ver a Jesús. Herodes se puso muy cont<strong>en</strong>to, porque<br />

durante mucho tiempo había querido verlo, pues había oído hablar de él esperaba<br />

verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le contestó<br />

nada. También estaban allí los jefes de los sacerdote y los maestros de la ley, que<br />

lo acusaban con gran insist<strong>en</strong>cia. Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con<br />

desprecio, y para burlarse de él lo vistieron con ropas lujosas, como de rey. Luego<br />

Herodes lo <strong>en</strong>vió nuevam<strong>en</strong>te a Pilato. Aquel día se hicieron amigos Pilato y<br />

Herodes, que antes eran <strong>en</strong>emigos. Pilato reunió a los jefes de los sacerdotes, a<br />

las autoridades y al pueblo, y les dijo:<br />

PILATO: Ustedes me trajeron a este hombre, dici<strong>en</strong>do que alborota al pueblo; pero yo lo he<br />

interrogado delante de ustedes y no lo he <strong>en</strong>contrando culpable de ninguna de las<br />

faltas de que lo acusan. Ni tampoco Herodes, puesto que nos lo ha devuelto. Ya<br />

v<strong>en</strong>, no ha hecho nada que merezca la p<strong>en</strong>a de muerte. Lo voy a castigar y después<br />

lo dejare libre.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 105


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

NARRADOR: Pero todos juntos com<strong>en</strong>zaron a gritar:<br />

TODOS: ¡Fuera con ése! ¡Deja libre a Barrabás!<br />

NARRADOR: A este Barrabás lo habían metido <strong>en</strong> la cárcel por una rebelión ocurrida <strong>en</strong> la<br />

ciudad, y por un asesinato. Pilato, que quería dejar libre a Jesús, les habló otra vez,<br />

pero ellos gritaron más alto:<br />

TODOS: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!<br />

NARRADOR: Por tercera vez Pilato les dijo:<br />

PILATO: Pues ¿qué mal ha hecho? Yo no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> él nada que merezca la p<strong>en</strong>a de<br />

muerte. Lo voy a castigar y después lo dejaré libre.<br />

NARRADOR: Pero ellos insistían a gritos, pidi<strong>en</strong>do que lo crucificara; y tanto gritaron que<br />

consiguieron lo que querían. Pilato decidió hacer lo que le estaban pidi<strong>en</strong>do; así<br />

que dejó libre al hombre que habían escogido, el que estaba <strong>en</strong> la cárcel por<br />

rebelión y asesinato, y <strong>en</strong>tregó a Jesús a la voluntad de ellos. Cuando llevaron a<br />

Jesús a crucificarlo, echaron mano de un hombre de Cir<strong>en</strong>e llamado Simón, que<br />

v<strong>en</strong>ía del campo, y le hicieron cargar con la cruz y llevarla detrás de Jesús. Mucha<br />

g<strong>en</strong>te y muchas mujeres que lloraban y gritaban de tristeza por él, lo seguían. Pero<br />

Jesús las miró y les dijo:<br />

JESÚS: Mujeres de Jerusalén, no llor<strong>en</strong> por mí, sino por ustedes mismas y pos sus hijos.<br />

Porque v<strong>en</strong>drán días <strong>en</strong> que se dirá: ‘Dichosas las que no pued<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er hijos, los<br />

vi<strong>en</strong>tres que nunca concibieron y los pechos que no dieron de mamar. Entonces<br />

com<strong>en</strong>zará la g<strong>en</strong>te a decir a los montes: ‘¡Caigan sobre nosotros!’, y a las colinas:<br />

‘¡Escóndannos!’ Porque si con el árbol verde hac<strong>en</strong> todo esto, ¿qué no harán con<br />

el seco?<br />

NARRADOR: También llevaban a dos criminales, para crucificarlos junto con Jesús. Cuando<br />

llegaron al sitio llamado La Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos criminales,<br />

uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús dijo:<br />

JESÚS: Padre, perdónalos, porque no sab<strong>en</strong> lo que hac<strong>en</strong>.<br />

NARRADOR: Y los soldados echaron suertes para repartirse <strong>en</strong>tre sí la ropa de Jesús. La g<strong>en</strong>te<br />

estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él, dici<strong>en</strong>do:<br />

TESTIGOS: Salvó a otros; que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su<br />

escogido.<br />

NARRADOR: Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban y le daban a beber vino<br />

agrio, diciéndole:<br />

SOLDADOS: ¡Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 106


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Domingo de Pasión: Domingo de Ramos<br />

NARRADOR: Y había un letrero sobre su cabeza, que decía. “Este es el Rey de los judíos.” Y<br />

uno de los criminales que estaban colgados, le insultaba:<br />

CRIMINAL: ¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros!<br />

NARRADOR: Pero el otro repr<strong>en</strong>dió a su compañero, diciéndole:<br />

CRIMINAL: ¿No ti<strong>en</strong>es temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros estamos<br />

sufri<strong>en</strong>do con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos<br />

hecho; pero este hombre no hizo nada malo.<br />

NARRADOR: Luego añadió:<br />

CRIMINAL: Jesús, acuérdate de mí cuando comi<strong>en</strong>ces a reinar.<br />

NARRADOR: Jesús le contestó:<br />

JESÚS: Te aseguro que desde hoy estarás conmigo <strong>en</strong> el paraíso.<br />

NARRADOR: Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda la tierra quedó <strong>en</strong> oscuridad. El<br />

sol dejó de brillar, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Jesús gritó con fuerza<br />

y dijo:<br />

JESÚS: ¡Padre, <strong>en</strong> tus manos <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu!<br />

NARRADOR: Y al decir esto, murió. Cuando el capitán romano vio lo que había pasado, alabó a<br />

Dios dici<strong>en</strong>do:<br />

CAPITÁN De veras, este hombre era inoc<strong>en</strong>te.<br />

NARRADOR: Toda la multitud que estaba pres<strong>en</strong>te y que vio lo que había pasado, se fue de allí<br />

golpeándose el pecho. Pero todos los conocidos de Jesús, y también las mujeres<br />

que lo habían seguido desde Galilea, y se quedaron allí, mirando de lejos aquellas<br />

cosas. Había un hombre bu<strong>en</strong>o y justo llamado José, natural de Arimatea, un<br />

pueblo de Judea. Pert<strong>en</strong>ecía a la Junta Suprema de los judíos. Este José, que<br />

esperaba el reino de Dios y que no estuvo de acuerdo con lo que la Junta había<br />

hecho, fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de bajarlo de la<br />

cruz, lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro abierto <strong>en</strong> una<br />

peña, donde todavía no habían sepultado a nadie. Era el día de la preparación para<br />

el día de reposo, que ya estaba a punto de com<strong>en</strong>zar. Las mujeres que habían<br />

acompañado a Jesús desde Galilea, fueron y vieron el sepulcro y se fijaron <strong>en</strong> cómo<br />

habían puesto el cuerpo. Cuando volvieron a casa, prepararon perfumes y<br />

ungü<strong>en</strong>tos.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 107


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Lunes Santo<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no asc<strong>en</strong>dió al gozo de tu pres<strong>en</strong>cia sin antes padecer, ni<br />

<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> gloria sin antes ser crucificado: Concéd<strong>en</strong>os, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la<br />

vía de la cruz, <strong>en</strong>contremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor,<br />

que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 42:1-9<br />

"Aquí está mi siervo, a qui<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>go, mi elegido, <strong>en</strong> qui<strong>en</strong> me deleito. He puesto <strong>en</strong> él mi espíritu<br />

para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz <strong>en</strong> las<br />

calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilm<strong>en</strong>te. Verdaderam<strong>en</strong>te<br />

traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia <strong>en</strong> la tierra. Los<br />

países del mar estarán at<strong>en</strong>tos a sus <strong>en</strong>señanzas."<br />

Dios, el Señor, que creó el cielo y lo ext<strong>en</strong>dió, que formó la tierra y lo que crece <strong>en</strong> ella, que da vida<br />

y ali<strong>en</strong>to a los hombres que la habitan, dice a su siervo: "Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para<br />

que seas instrum<strong>en</strong>to de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz<br />

de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde<br />

viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Yo soy el Señor, ése es mi nombre, y no permitiré que d<strong>en</strong> mi gloria a ningún otro ni<br />

que honr<strong>en</strong> a los ídolos <strong>en</strong> vez de a mí. Mir<strong>en</strong> como se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a<br />

anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes que aparezcan."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 36:5-l0 (Página 530 L.O.C.)<br />

5. Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor;*<br />

tu fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6. Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande;*<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7. ¡Cuán precioso es tu amor!*<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong> bajo la sombra de tus alas.<br />

8. Festejan la abundancia de tu casa;*<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9. Porque contigo está el manantial de la vida,*<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

l0. Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>,*<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 11:39--12:3<br />

Sin embargo ninguno de ellos recibió lo que Dios había prometido, aunque fueron aprobados por la<br />

fe que t<strong>en</strong>ían; porque Dios, t<strong>en</strong>iéndonos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta a nosotros, había dispuesto algo mejor, para que<br />

solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> unión con nosotros fueran ellos hechos perfectos.<br />

Por eso, nosotros, t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a<br />

un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos <strong>en</strong>reda, y corramos con fortaleza la carrera que<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 108


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Lunes Santo<br />

t<strong>en</strong>emos por delante. Fijemos nuestra mirada <strong>en</strong> Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es qui<strong>en</strong> la<br />

perfecciona. Jesús sufrió <strong>en</strong> la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que<br />

después del sufrimi<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>dría gozo y alegría; y se s<strong>en</strong>tó a la derecha del trono de Dios. Por lo tanto,<br />

medit<strong>en</strong> <strong>en</strong> el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no se<br />

cans<strong>en</strong> ni se desanim<strong>en</strong>.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:1-11<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betanía, donde vivía Lázaro, a qui<strong>en</strong> él había resucitado. Allí<br />

hicieron una c<strong>en</strong>a <strong>en</strong> honor de Jesús; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comi<strong>en</strong>do<br />

con él. María trajo unos tresci<strong>en</strong>tos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de<br />

Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa se ll<strong>en</strong>ó del aroma del perfume. Entonces Judas<br />

Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Jesús, dijo:<br />

-¿Por qué no se ha v<strong>en</strong>dido este perfume <strong>en</strong> tresci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios, para ayudar a los pobres? Pero Judas no<br />

dijo esto porque le importarán los pobres, sino porque era ladrón, y como t<strong>en</strong>ía a su cargo la bolsa del<br />

dinero, robaba de lo que echaban <strong>en</strong> ella. Jesús le dijo:<br />

- Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi <strong>en</strong>tierro. A los pobres siempre los t<strong>en</strong>drán <strong>en</strong>tre<br />

ustedes, pero a mí no siempre me t<strong>en</strong>drán. Muchos de los judíos se <strong>en</strong>teraron de que Jesús estaba <strong>en</strong><br />

Betanía, y fueron allá, no sólo para ver a Jesús sino también a Lázaro, a qui<strong>en</strong> Jesús había resucitado.<br />

Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos<br />

judíos se estaban separando de ellos para creer <strong>en</strong> Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14:3-9<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Jesús había ido a Betania, a casa de Simón, al que llamaban el leproso; mi<strong>en</strong>tras estaba s<strong>en</strong>tado a la<br />

mesa, llegó una mujer que llevaba un frsco de alabastro ll<strong>en</strong>o de perfume de nardo puro, de mucho valor.<br />

Rompió el frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los pres<strong>en</strong>tes se <strong>en</strong>ojaron, y<br />

se dijeron unos a otros:<br />

¿Por qué se ha desperdiciado este perfume? Podía haberse v<strong>en</strong>dido por más de tresci<strong>en</strong>tos d<strong>en</strong>arios,<br />

para ayudar a los pobres. Y criticaban a aquella mujer. Pero Jesús dijo: -Déj<strong>en</strong>la; ¿por qué la molestan?<br />

Esto que me ha hecho es bu<strong>en</strong>o. Pues a los pobres siempre los t<strong>en</strong>drán <strong>en</strong>tre ustedes, y pued<strong>en</strong> hacerles<br />

bi<strong>en</strong> cuando quiera; pero a mi no siempre me van a t<strong>en</strong>er. Esta mujer ha hecho lo que ha podido: Ha<br />

perfumado mi cuerpo de antemano para mi <strong>en</strong>tierro. Les aseguro que <strong>en</strong> cualquier lugar del mundo donde<br />

se predique el m<strong>en</strong>saje de salvación, se hablará también de lo que hizo esta mujer, y así será recoredada.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 109


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la pasión de tu b<strong>en</strong>dito Hijo convertiste a un instrum<strong>en</strong>to de muerte vergonzosa <strong>en</strong><br />

un medio de vida para nosotros: Concede que de tal modo nos gloriemos <strong>en</strong> la cruz de Cristo que suframos<br />

con alegría la vergü<strong>en</strong>za y privación por causa de tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo; que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 49:1-6<br />

Óiganme, países del mar, prést<strong>en</strong>me at<strong>en</strong>ción, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de<br />

que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de mi madre. Convirtió mi l<strong>en</strong>gua<br />

<strong>en</strong> espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió <strong>en</strong> una flecha aguda y me guardó<br />

<strong>en</strong> su aljaba. Me dijo: "Israel, tú eres mi siervo, <strong>en</strong> ti me mostraré glorioso," Y yo que había p<strong>en</strong>sado: "He<br />

pasado trabajos <strong>en</strong> vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada." En realidad mi causa está <strong>en</strong> manos<br />

del Señor, mi recomp<strong>en</strong>sa está <strong>en</strong> poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él<br />

ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el s<strong>en</strong>o de mi madre para que fuera su siervo, para hacer<br />

que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él, dice así: "No basta que seas mi siervo sólo para<br />

restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivi<strong>en</strong>tes de Israel; yo haré que seas la luz de las<br />

naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 7l:l-l2 (Página 578 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, me he refugiado;*<br />

no sea yo avergonzado jamás.<br />

2. En tu justicia, líbrame y rescátame;*<br />

inclina a mí tu oído, y sálvame.<br />

3. Sé tú mi roca de refugio,<br />

el alcázar donde me salve;*<br />

tú eres mi risco y mi fortaleza.<br />

4. Dios mío, líbrame de la mano del malvado,*<br />

de las garras del malhechor y opresor;<br />

5. Porque tú, Señor Dios, eres mi esperanza,*<br />

mi confianza desde mi juv<strong>en</strong>tud.<br />

6. En ti he sido sust<strong>en</strong>tado desde el vi<strong>en</strong>tre;<br />

desde el s<strong>en</strong>o de mi madre has sido mi vigor;*<br />

de ti será siempre mi alabanza.<br />

7. Port<strong>en</strong>to he sido a muchos,*<br />

más tú eres mi refugio y fortaleza.<br />

8. Sea ll<strong>en</strong>a mi boca de tu alabanza,*<br />

y de tu gloria todo el día.<br />

9. No me deseches <strong>en</strong> la vejez;*<br />

cuando mi fuerza se acabare, no me desampares;<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 110


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

l0. Porque mis <strong>en</strong>emigos hablan contra mí,*<br />

y los que acechan mi vida conspiran.<br />

ll. Dic<strong>en</strong>: "Dios lo ha desamparado;*<br />

persíganlo y agárr<strong>en</strong>lo, porque no hay qui<strong>en</strong> lo defi<strong>en</strong>da".<br />

l2. Oh Dios, no te alejes de mí:*<br />

Dios mío, apresúrate a socorrerme.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 1:18-31<br />

El m<strong>en</strong>saje de la muerte de Cristo <strong>en</strong> la cruz parece una tontería a los que van a la destrucción; pero<br />

este m<strong>en</strong>saje es poder de Dios para los que vamos a la salvación. Como dice la Escritura: "Destruiré la<br />

sabiduría de los sabios y rechazaré el <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de los <strong>en</strong>t<strong>en</strong>didos." ¿En qué pararon el sabio, y el<br />

maestro, y el que sabe discutir sobre cosas de este mundo? ¡Dios ha convertido <strong>en</strong> tontería la sabiduría de<br />

este mundo! Dios, <strong>en</strong> su sabiduría, dispuso que los que son del mundo no le conocieran por medio de la<br />

sabiduría humana; antes bi<strong>en</strong>, prefirió salvar por medio de su m<strong>en</strong>saje a los que confían <strong>en</strong> él, aunque este<br />

m<strong>en</strong>saje parezca una tontería.<br />

Los judíos quier<strong>en</strong> ver señales milagrosas, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros anunciamos<br />

a un Mesías crucificado. Esto les resulta of<strong>en</strong>sivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería;<br />

pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o griegos, este Mesías es el poder y la sabiduría de Dios.<br />

Pues lo que <strong>en</strong> Dios puede parecer una tontería, es mucho más sabio que toda sabiduría humana; y lo que<br />

<strong>en</strong> Dios puede parecer debilidad, es más fuerte que toda fuerza humana. Hermanos, deb<strong>en</strong> darse cu<strong>en</strong>ta de<br />

que Dios los ha llamado a pesar de que pocos de ustedes son sabios según los criterios humanos, y pocos<br />

de ustedes son g<strong>en</strong>te con autoridad o pert<strong>en</strong>eci<strong>en</strong>tes a familias importantes. Y es que, para avergonzar a los<br />

sabios, Dios ha escogido a los que el mundo ti<strong>en</strong>e por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a<br />

los que el mundo ti<strong>en</strong>e por débiles. Dios ha escogido a la g<strong>en</strong>te despreciada y sin importancia de este<br />

mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así nadie podrá presumir delante<br />

de Dios. Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea<br />

nuestra sabiduría y que por medio de Cristo seamos librados de culpa, consagrados a Dios y salvados. De<br />

esta manera, como dic<strong>en</strong> las Escrituras: "Si alguno quiere <strong>en</strong>orgullecerse, que se <strong>en</strong>orgullezca del Señor."<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 12:37-38,42-50<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían <strong>en</strong> él;<br />

pues t<strong>en</strong>ía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías: "Señor, ¿quién ha creído nuestro m<strong>en</strong>saje? ¿A<br />

quién ha revelado el Señor su poder?" Sin embargo, muchos de los judíos creyeron <strong>en</strong> Jesús; incluso<br />

algunos de los más importantes. Pero no lo decían <strong>en</strong> público por miedo a los fariseos, para que no los<br />

expulsaran de las sinagogas. Preferían recibir la honra que dan los hombres a recibir la honra que da Dios.<br />

Jesús dijo con voz fuerte: "El que cree <strong>en</strong> mí, no cree solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> mí, sino también <strong>en</strong> el Padre, que me<br />

ha <strong>en</strong>viado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha <strong>en</strong>viado. Yo, que soy la luz, he v<strong>en</strong>ido al mundo<br />

para que los que cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> mí no se qued<strong>en</strong> <strong>en</strong> la oscuridad. Pero a aquel que oye mis palabras y no las<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 111


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Martes Santo<br />

obedece, no soy yo qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>a; porque yo no vine para cond<strong>en</strong>ar al mundo, sino para salvarlo. El<br />

que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya ti<strong>en</strong>e qui<strong>en</strong> lo cond<strong>en</strong>e; las palabras que yo he dicho<br />

lo cond<strong>en</strong>arán <strong>en</strong> el día último. Porque yo no hablo por mi cu<strong>en</strong>ta; el Padre, que me ha <strong>en</strong>viado, me ha<br />

ord<strong>en</strong>ando lo que debo decir y <strong>en</strong>señar. Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo<br />

que yo digo, lo digo como el Padre me ha ord<strong>en</strong>ado.<br />

El Evangelio de Nuestro Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 11:15-19<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después que llegaron a Jerusalén, Jesús <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el templo y com<strong>en</strong>zó a echar de allí a los que<br />

estaban v<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do y comprando. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero a la g<strong>en</strong>te, y los puestos de<br />

los que v<strong>en</strong>dían palomas; y no permitía que nadie pasara por el templo llevando cosas. Y se puso a<br />

<strong>en</strong>señar, dici<strong>en</strong>do: - En las escrituras dice: 'Mi casa será declarada casa de oración para todas las naciones',<br />

pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes y los<br />

maestros de la ley com<strong>en</strong>zaron a buscar la manera de matar a Jesús, porque le t<strong>en</strong>ían miedo, pues toda la<br />

g<strong>en</strong>te estaba admirada de su <strong>en</strong>señanza. Pero al llegar la noche, Jesús y sus discípulos salieron de la<br />

ciudad.<br />

El Evangelio de Nuestro Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 112


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

COLECTA<br />

Señor Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo nuestro Salvador <strong>en</strong>tregó su cuerpo a los azotes y su rostro al esputo:<br />

Otórganos tu gracia para soportar gozosam<strong>en</strong>te los sufrimi<strong>en</strong>tos de esta vida temporal, confiados <strong>en</strong> la<br />

gloria que ha de ser revelada; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías: 50:4-9a<br />

El Señor me ha instruido para que yo consuele a los cansados con palabras de ali<strong>en</strong>to. Todas las mañanas<br />

me hace estar at<strong>en</strong>to para que escuche dócilm<strong>en</strong>te. El Señor me ha dado <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to, y yo no me he<br />

resistido ni le he vuelto las espaldas. Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me arrancaran la<br />

barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían. El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda: por eso no me<br />

hier<strong>en</strong> los insultos; por eso me mant<strong>en</strong>go firme como una roca, pues sé que no quedaré <strong>en</strong> ridículo.<br />

A mi lado está mi def<strong>en</strong>sor: ¿Algui<strong>en</strong> ti<strong>en</strong>e algo <strong>en</strong> mi contra? ¡Vayamos juntos ante el juez! ¿Algui<strong>en</strong> se<br />

cree con derecho a acusarme? ¡Que v<strong>en</strong>ga y me lo diga! El Señor es qui<strong>en</strong> me ayuda; ¿quién podrá<br />

cond<strong>en</strong>arme? Todos mis <strong>en</strong>emigos desaparecerán como vestido comido por la polilla.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 69:7-15,22-23 ( Página 576 L.O.C.)<br />

7. No sean avergonzados por causa mía los que <strong>en</strong> ti confían,<br />

Señor Dios de los ejércitos:*<br />

no sean deshonrados por mí los que te buscan,<br />

oh Dios de Israel.<br />

8. Ciertam<strong>en</strong>te por amor a ti he sufrido afr<strong>en</strong>ta;*<br />

la vergü<strong>en</strong>za ha cubierto mi rostro.<br />

9. Extranjero he llegado a ser para mis propios hermanos,*<br />

forastero para los hijos de mi madre.<br />

l0. Me consumió el celo de tu casa;*<br />

las of<strong>en</strong>sas de los que te insultaban cayeron sobre mí.<br />

ll. Me humillé con ayunos,*<br />

mas esto me ha sido por afr<strong>en</strong>ta.<br />

l2. Me vestí además de luto,*<br />

y vine a serles como proverbio.<br />

l3. Murmuran contra mí los que se si<strong>en</strong>tan a la puerta,*<br />

y me zahier<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus canciones los borrachos.<br />

l4. Pero yo oró a ti, oh Señor,*<br />

<strong>en</strong> el tiempo que has fijado:<br />

l5. "Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia,*<br />

respóndeme con tu inagotable socorro."<br />

22. La afr<strong>en</strong>ta me destroza el corazón, y no puede ser sanado;*<br />

busqué compasión, y no la <strong>en</strong>contré, consoladores, y ninguno hallé.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 113


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

23. Me pusieron hiel por comida,*<br />

y <strong>en</strong> mi sed me dieron a beber vinagre.<br />

EPÍSTOLA Hebreos 9:11-15,24-28<br />

Pero Cristo ya vino, y ahora él es el sumo sacerdote de los bi<strong>en</strong>es definitivos. El santuario donde él<br />

actúa como sacerdote es mejor y más perfecto, y no ha sido hecho por los hombres; es decir, no es de esta<br />

creación. Cristo ha <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> el santuario, ya no para ofrecer la sangre de chivos y becerros, sino su<br />

propia sangre; ha <strong>en</strong>trado una sola vez y para siempre, y ha obt<strong>en</strong>ido para nosotros la salvación eterna. Es<br />

verdad que la sangre de los toros y chivos, y las c<strong>en</strong>izas de la becerra que se quema <strong>en</strong> el altar, las cuales<br />

son rociadas sobre los que están impuros, ti<strong>en</strong><strong>en</strong> poder para consagrarlos y purificarlos por fuera. Pero si<br />

esto es así, ¿cuánto más poder t<strong>en</strong>drá la sangre de Cristo! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se<br />

ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha, y su sangre limpia nuestra conci<strong>en</strong>cia de las obras<br />

que llevan a la muerte, para que podamos servir al Dios vivi<strong>en</strong>te.<br />

Por eso, Jesucristo intervino con su muerte, a fin de unir a Dios y los hombres mediante un nuevo<br />

pacto y testam<strong>en</strong>to, para que sean perdonados los pecados cometidos bajo el primer pacto, y para que los<br />

que Dios ha llamado puedan recibir la her<strong>en</strong>cia eterna que él les ha prometido.<br />

Porque Cristo no <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> aquel santuario hecho por los hombres, que era solam<strong>en</strong>te una figura del<br />

santuario verdadero, sino que <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el cielo mismo, donde ahora se pres<strong>en</strong>ta delante de Dios para rogar<br />

<strong>en</strong> nuestro favor. Y no <strong>en</strong>tró para ofrecerse <strong>en</strong> sacrificio muchas veces, como hace cada año todo sumo<br />

sacerdote, que <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el santuario para ofrecer sangre aj<strong>en</strong>a. Si ése fuera el caso, Cristo habría t<strong>en</strong>ido que<br />

morir muchas veces desde la creación del mundo. Pero el hecho es que ahora, <strong>en</strong> el final de los tiempos,<br />

Cristo ha aparecido una sola vez y para siempre, ofreciéndose a sí mismo <strong>en</strong> sacrificio para quitar el<br />

pecado. Y así como todos han de morir una sola vez y después v<strong>en</strong>drá el juicio, así también Cristo ha sido<br />

ofrecido <strong>en</strong> sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Después aparecerá por segunda vez,<br />

ya no <strong>en</strong> relación con el pecado, sino para salvar a los que le esperan.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:21-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de decir esto, Jesús se sintió profundam<strong>en</strong>te conmovido, y añadió con toda claridad: - Les<br />

aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Los discípulos com<strong>en</strong>zaron <strong>en</strong>tonces a mirarse unos a otros,<br />

sin saber de quién estaba hablando. Uno de ellos, a qui<strong>en</strong> Jesús quería mucho, estaba a su lado, de forma<br />

que podían conversar mi<strong>en</strong>tras c<strong>en</strong>aban, y Simón Pedro le dijo por señas que le preguntara de quién estaba<br />

hablando.<br />

Él, acercándose más a Jesús, le preguntó: - Señor, ¿quién es? Jesús le contestó: - Voy a mojar un<br />

pedazo de pan, y a qui<strong>en</strong> se lo dé, ése es. Enseguida mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas, hijo de<br />

Simón Iscariote. Y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> su corazón. Jesús le dijo: - Lo<br />

que vas a hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que estaban c<strong>en</strong>ando a la mesa <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió por que le decía<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 114


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Miércoles Santo<br />

eso. Como Judas era el <strong>en</strong>cargado de la bolsa del dinero, algunos p<strong>en</strong>saron que Jesús le quería decir que<br />

comprara algo para la fiesta, o que diera algo a los pobres. Una vez que Judas hubo recibido el pan, salió.<br />

Ya era de noche.<br />

Después que Judas hubo salido, Jesús dijo: - Ahora se muestra la gloria del Hijo del hombre, y la<br />

gloria de Dios se muestra <strong>en</strong> él. Y si el Hijo del hombre muestra la gloria de Dios, también Dios mostrará<br />

la gloria de él y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré con ustedes mucho tiempo. Ustedes me buscarán,<br />

pero lo mismo que les dije a los judíos les digo ahora a ustedes: No podrán ir a donde yo voy. Les doy este<br />

mandami<strong>en</strong>to nuevo: Que se am<strong>en</strong> los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deb<strong>en</strong> amarse<br />

ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cu<strong>en</strong>ta de que son<br />

discípulos míos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 26:1-5,14-25<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después de haber dicho todo esto, Jesús dijo a sus discípulos: - Como ustedes sab<strong>en</strong>, d<strong>en</strong>tro de dos<br />

días es la fiesta de la Pascua, y el Hijo del hombre será <strong>en</strong>tregado para que lo crucifiqu<strong>en</strong>. Por aquel<br />

tiempo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos se reunieron <strong>en</strong> el palacio de Caifás, el sumo<br />

sacerdote, e hicieron planes para arrestar a Jesús mediante algún <strong>en</strong>gaño, y matarlo. Pero decían: - No<br />

durante la fiesta, para que no se alborote la g<strong>en</strong>te.<br />

Uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y<br />

les dijo: -¿Cuánto me quier<strong>en</strong> dar, y yo les <strong>en</strong>trego a Jesús? Ellos señalaron el precio: treinta monedas de<br />

plata. Y desde <strong>en</strong>tonces Judas anduvo buscando el mom<strong>en</strong>to más oportuno para <strong>en</strong>tregarles a Jesús. El<br />

primer día de la fiesta <strong>en</strong> que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le<br />

preguntaron: -¿Dónde quieres que te preparemos la c<strong>en</strong>a de Pascua? Él les contestó: - Vayan a la ciudad, a<br />

casa de Fulano, y díganle: 'El Maestro dice: Mi hora está cerca, y voy a tu casa a celebrar la pascua con<br />

mis discípulos.<br />

Los discípulos hicieron como Jesús se lo había mandado, y prepararon la c<strong>en</strong>a de Pascua. Cuando<br />

llegó la noche, Jesús estaba a la mesa con los doce discípulos; y mi<strong>en</strong>tras comían, les dijo: - Les aseguro<br />

que uno de ustedes me va a traicionar. Ellos se pusieron muy tristes, y com<strong>en</strong>zaron a preguntarle uno tras<br />

otro: - Señor, ¿acaso seré yo? Jesús les contestó: - Uno que moja el pan <strong>en</strong> el mismo plato que yo, va a<br />

traicionarme. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dic<strong>en</strong> las Escrituras; pero ¡ay de aquel que<br />

le traiciona! Hubiera sido mejor para él no haber nacido. Entonces Judas, el que le estaba traicionando, le<br />

preguntó: - Maestro, ¿acaso seré yo? - Tú lo has dicho - contestó Jesús.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 115


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, cuyo amado Hijo, <strong>en</strong> la víspera de su padecimi<strong>en</strong>to, instituyó el Sacram<strong>en</strong>to de<br />

su cuerpo y Sangre: Concéd<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> tu misericordia, que lo recibamos con gratitud como memorial de<br />

Jesucristo nuestro Señor, que <strong>en</strong> estos santos misterios nos da una pr<strong>en</strong>da de la vida eterna; qui<strong>en</strong> vive<br />

ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Éxodo 12:1-14a<br />

El Señor habló <strong>en</strong> Egipto con Moisés y Aarón, y les dijo: "Este mes será para ustedes el principal, el<br />

primer mes del año. Díganle a toda la comunidad israelita lo sigui<strong>en</strong>te: El día diez de este mes, cada uno<br />

de ustedes tomará un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa. Y si la familia es demasiado<br />

pequeña para comerse todo el animal, <strong>en</strong>tonces el dueño de la casa y su vecino más cercano lo comerán<br />

juntos, repartiéndoselo según el número de personas que haya y la cantidad que cada uno pueda comer. El<br />

animal deberá ser de un año, macho y sin defecto, y podrá ser un cordero o un cabrito. Lo guardarán hasta<br />

el catorce de este mes, y ese día todos y cada uno <strong>en</strong> Israel lo matarán al atardecer. Tomarán luego la<br />

sangre del animal y la untarán por todo el marco de la puerta de la casa donde coman el animal. Esa noche<br />

comerán la carne asada al fuego, con hierbas amargas y pan sin levadura. No coman ni un solo pedazo<br />

crudo o hervido. Todo el animal, lo mismo la cabeza que las patas y las <strong>en</strong>trañas, ti<strong>en</strong>e que ser asado al<br />

fuego, y no deb<strong>en</strong> dejar nada para el día sigui<strong>en</strong>te. Si algo se queda, deberán quemarlo. Ya vestidos y<br />

calzados, y con el bastón <strong>en</strong> la mano, coman deprisa el animal, porque es la Pascua del Señor. Esa noche<br />

yo pasaré por todo Egipto, y heriré de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y a las primeras crías<br />

de sus animales, y dictaré s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra todos los dioses de Egipto, Yo, el Señor, lo he dicho.<br />

La sangre les servirá para que ustedes señal<strong>en</strong> las casas donde se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tr<strong>en</strong>. Y así, cuando yo hiera<br />

de muerte a los egipcios, ninguno de ustedes morirá, pues veré la sangre y pasaré de largo. Este es un día<br />

que ustedes deberán recordar y celebrar con una gran fiesta <strong>en</strong> honor del Señor.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 78:14-20,23-25 (Página 591 L.O.C.)<br />

14. Les guió de día con nube,*<br />

y toda la noche con resplandor de fuego.<br />

15. H<strong>en</strong>dió las peñas <strong>en</strong> el desierto,*<br />

y les dio a beber como si fuera de<br />

grandes abismos.<br />

16. Sacó de la peña, corri<strong>en</strong>tes,*<br />

y brotaron las aguas como ríos.<br />

17. Pero siguieron pecando contra él,*<br />

rebelándose contra el Altísimo <strong>en</strong> el<br />

desierto.<br />

18. T<strong>en</strong>taron a Dios <strong>en</strong> sus corazones,*<br />

exigi<strong>en</strong>do comida a su antojo.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 116


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

19. Vituperaron a Dios y dijeron:*<br />

¿Podrá Dios preparar mesa <strong>en</strong> el<br />

desierto?<br />

20. En verdad, h<strong>en</strong>dió la peña, brotaron aguas<br />

y los arroyos rebosaron,*<br />

pero, ¿podrá darnos pan, proveer de<br />

carne a su pueblo?"<br />

23. Por tanto, dio ord<strong>en</strong> a las altas nubes,*<br />

abrió las compuertas de los cielos.<br />

24. Hizo llover sobre ellos maná para que comies<strong>en</strong>,*<br />

y les dio trigo de los cielos.<br />

25. Así, los mortales comieron pan de ángeles;*<br />

les mandó comida hasta saciarles.<br />

EPÍSTOLA 1 Corintios 11:23-26(27-32)<br />

Porque yo recibí del Señor esta <strong>en</strong>señanza que les di: Que la misma noche que el Señor Jesús fue<br />

traicionado, tomó <strong>en</strong> sus manos pan y, después de dar gracias a Dios, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo,<br />

<strong>en</strong>tregado a muerte para bi<strong>en</strong> de ustedes. Hagan esto <strong>en</strong> memoria de mí." Así también, después de la c<strong>en</strong>a,<br />

tomó <strong>en</strong> sus manos la copa y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que<br />

beban, háganlo <strong>en</strong> memoria de mí." De manera que, hasta que v<strong>en</strong>ga el Señor, ustedes proclaman su<br />

muerte cada vez que com<strong>en</strong> de este pan y beb<strong>en</strong> de esta copa.<br />

Así pues, cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera indigna, comete un<br />

pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, cada uno debe examinar su propia conci<strong>en</strong>cia<br />

antes de comer del pan y beber de la copa. Porque si come y bebe sin fijarse <strong>en</strong> que se trata del cuerpo del<br />

Señor, para su propio castigo come y bebe. Por eso, muchos de ustedes están <strong>en</strong>fermos y débiles, y<br />

también algunos han muerto. Si nos examináramos bi<strong>en</strong> a nosotros mismos, el Señor no t<strong>en</strong>dría que<br />

castigarnos, aunque si el Señor nos castigó es para que apr<strong>en</strong>damos y no seamos cond<strong>en</strong>ados con los que<br />

son del mundo.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 22:14-30<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando llegó la hora, Jesús y los apóstoles se s<strong>en</strong>taron a la mesa. Jesús les dijo: -¡Cuánto he querido<br />

celebrar con ustedes esta c<strong>en</strong>a de Pascua antes de mi muerte! Porque les digo que no volveré a celebrarla<br />

hasta que se cumpla <strong>en</strong> el reino de Dios. Entonces tomó <strong>en</strong> sus manos una copa y, habi<strong>en</strong>do dado gracias a<br />

Dios, dijo: - Tom<strong>en</strong> esto y repártanlo <strong>en</strong>tre ustedes; porque les digo que no volveré a beber del producto de<br />

la vid, hasta que v<strong>en</strong>ga el reino de Dios. Después tomó el pan <strong>en</strong> sus manos y, habi<strong>en</strong>do dado gracias a<br />

Dios, lo partió y se lo dio a ellos dici<strong>en</strong>do: - Esto es mi cuerpo, <strong>en</strong>tregado a muerte <strong>en</strong> favor de ustedes.<br />

Hagan esto <strong>en</strong> memoria de mí. Lo mismo hizo con la copa después de la c<strong>en</strong>a, dici<strong>en</strong>do: - Esta copa es el<br />

nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramada <strong>en</strong> favor de ustedes. Pero ahora la mano del<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 117


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Jueves Santo<br />

que me va a traicionar está aquí, con la mía, sobre la mesa. Pues el Hijo del hombre ha de recorrer el<br />

camino que se le ha señalado, pero ¡ay de aquel que le traiciona!<br />

Entonces com<strong>en</strong>zaron a preguntarse unos a otros quién sería el traidor. Los discípulos tuvieron una<br />

discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado el más importante. Jesús les dijo: "Entre los paganos,<br />

los reyes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y de los jefes se dice que son hombres que hac<strong>en</strong> el bi<strong>en</strong>.<br />

Pero ustedes no deb<strong>en</strong> ser así. Al contrario, el más importante <strong>en</strong>tre ustedes ti<strong>en</strong>e que hacerse como el más<br />

jov<strong>en</strong>, y el que manda ti<strong>en</strong>e que hacerse como el que sirve. Pues ¿quién es más importante, el que se si<strong>en</strong>ta<br />

a la mesa a comer o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que se si<strong>en</strong>ta a la mesa? En cambio yo estoy <strong>en</strong>tre<br />

ustedes como el que sirve. Ustedes han estado siempre conmigo <strong>en</strong> mis pruebas. Por eso, yo les doy un<br />

reino, como mi Padre me lo dio a mí, y ustedes comerán y beberán a mi mesa <strong>en</strong> mi reino, y se s<strong>en</strong>tarán <strong>en</strong><br />

tronos para juzgar a las doce tribus de Israel."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 13:1-15<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Era el día anterior a la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que había llegado la hora de que él dejara este<br />

mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban <strong>en</strong> el mundo, y así<br />

los amó hasta el fin. El diablo ya había metido <strong>en</strong> el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la idea de<br />

traicionar a Jesús. Jesús sabía que había v<strong>en</strong>ido de Dios, que iba a volver a Dios y que el Padre le había<br />

dado toda autoridad; así que, mi<strong>en</strong>tras estaban c<strong>en</strong>ando, se levantó de la mesa, se quitó la ropa exterior y se<br />

ató una toalla a la cintura. Luego echó agua <strong>en</strong> una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y<br />

a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.<br />

Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pedro éste le dijo: Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?<br />

Jesús le contestó: Ahora no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>des lo que estoy haci<strong>en</strong>do, pero después lo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derás. Pedro le dijo: -<br />

¡Jamás permitiré que me laves los pies! Respondió Jesús: - Si no te los lavo, no podrás ser de los míos.<br />

Simón Pedro le dijo: -¡Entonces, Señor, no me laves solam<strong>en</strong>te los pies, sino también las manos y la<br />

cabeza! Pero Jesús le contestó: - El que esta recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque<br />

está todo limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos. Dijo: "No están limpios todos", porque sabía<br />

quién lo iba a traicionar. Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la ropa exterior, se s<strong>en</strong>tó otra<br />

vez a la mesa y les dijo: -¿Enti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> ustedes lo que les he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> razón, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también<br />

ustedes deb<strong>en</strong> lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo<br />

que yo les he hecho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 118


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

COLECTA<br />

Mira con bondad, te suplicamos, Dios omnipot<strong>en</strong>te, a esta tu familia, por la cual nuestro Señor<br />

Jesucristo aceptó ser traicionado y <strong>en</strong>tregado a hombres crueles, y sufrir muerte <strong>en</strong> la cruz; qui<strong>en</strong> vive<br />

ahora y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Isaías 52:13-53:12<br />

Mi siervo t<strong>en</strong>drá éxito, será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al<br />

ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apari<strong>en</strong>cia humana, así también muchas naciones<br />

se quedarán admiradas; los reyes, al verlo, no podrán decir palabra porque verán y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán algo que<br />

nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El<br />

Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces <strong>en</strong> la tierra seca. No t<strong>en</strong>ía<br />

belleza ni espl<strong>en</strong>dor, su aspecto no t<strong>en</strong>ía nada atray<strong>en</strong>te; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era<br />

un hombre ll<strong>en</strong>o de dolor, acostumbrado al sufrimi<strong>en</strong>to. Como a algui<strong>en</strong> que no merece ser visto, lo<br />

despreciamos, no lo tuvimos <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta.<br />

Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimi<strong>en</strong>tos, estaba soportando nuestros propios<br />

dolores. Nosotros p<strong>en</strong>samos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue<br />

traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atorm<strong>en</strong>tado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió<br />

nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, sigui<strong>en</strong>do<br />

cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero<br />

se sometió humildem<strong>en</strong>te, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó<br />

callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan.<br />

Se lo llevaron injustam<strong>en</strong>te, y no hubo qui<strong>en</strong> lo def<strong>en</strong>diera; nadie se preocupó de su destino. Lo<br />

arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo <strong>en</strong>terraron al lado de hombres<br />

malvados, lo sepultaron con g<strong>en</strong>te perversa, aunque nunca cometió ningún crim<strong>en</strong> ni hubo <strong>en</strong>gaño <strong>en</strong> su<br />

boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimi<strong>en</strong>to. Y puesto que él se <strong>en</strong>trego <strong>en</strong> sacrificio por el pecado,<br />

t<strong>en</strong>drá larga vida y llegará a ver a sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes; por medio de él t<strong>en</strong>drán éxito los planes del Señor.<br />

Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a<br />

muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar <strong>en</strong>tre los grandes, y con los<br />

poderosos participará del triunfo, porque se <strong>en</strong>tregó a la muerte y fue contado <strong>en</strong>tre los malvados, cuando<br />

<strong>en</strong> realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 22:1-21 (Página 509 L.O.C.)<br />

1. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?*<br />

¿Por qué estás lejos de mi súplica,<br />

y de las palabras de mi clamor?<br />

2. Dios mío, clamo de día, y no respondes;*<br />

de noche también, y no hay para mí reposo.<br />

3. Pero tú eres el Santo,*<br />

<strong>en</strong>tronizado sobre las alabanzas de Israel.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 119


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

4. En ti esperaron nuestros antepasados;*<br />

esperaron, y tú los libraste.<br />

5. Clamaron a ti, y fueron librados;*<br />

confiaron <strong>en</strong> ti, y no fueron avergonzados.<br />

6. Mas yo soy gusano, y no hombre,*<br />

oprobio de todos y desprecio del pueblo.<br />

7. Todos los que me v<strong>en</strong>, escarnec<strong>en</strong> de mí;*<br />

estiran los labios y m<strong>en</strong>ean la cabeza, dici<strong>en</strong>do:<br />

8. "Acudió al Señor, líbrele él;*<br />

sálvele, si tanto lo quiere".<br />

9. Pero tú eres el que me sacó del vi<strong>en</strong>tre,*<br />

y me t<strong>en</strong>ías confiado <strong>en</strong> los pechos de mi madre.<br />

10. A ti fui <strong>en</strong>tregado antes de nacer,*<br />

desde el vi<strong>en</strong>tre de mi madre, tú eres mi Dios.<br />

11. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca,*<br />

porque no hay qui<strong>en</strong> ayude.<br />

12. Me rodean muchos novillos;*<br />

fuertes toros de Basán me circundan.<br />

13. Abr<strong>en</strong> sobre mí las bocas,*<br />

como león rapante y rugi<strong>en</strong>te.<br />

14. Soy derramado como aguas;<br />

todos mis huesos se descoyuntan;*<br />

mi corazón, como cera, se derrite <strong>en</strong> mis <strong>en</strong>trañas.<br />

15. Como un tiesto está seca mi boca;<br />

mi l<strong>en</strong>gua se pega al paladar;*<br />

y me has puesto <strong>en</strong> el polvo de la muerte;<br />

16. Porque jaurías de perros me rodean,<br />

y pandillas de malignos me cercan;*<br />

horadan mis manos y mis pies;<br />

contar puedo todos mis huesos.<br />

17. Me miran de hito <strong>en</strong> hito, y con satisfacción maligna;*<br />

repart<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre sí mis vestidos;<br />

sobre mi ropa echan suertes.<br />

18. Mas tú, oh Señor, no te alejes;*<br />

fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.<br />

19. Salva de la espada mi garganta,*<br />

mi faz del filo del hacha.<br />

20. Sálvame de la boca del león,*<br />

a este pobre, de los cuernos del búfalo.<br />

21. Proclamaré tu Nombre a mis hermanos;*<br />

<strong>en</strong> medio de la congregación te alabaré.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 120


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

EPÍSTOLA Hebreos 10:1-25<br />

Porque la ley de Moisés era solam<strong>en</strong>te una sombra de los bi<strong>en</strong>es que habían de v<strong>en</strong>ir, y no su<br />

pres<strong>en</strong>cia verdadera. Por eso la ley nunca puede hacer perfectos a qui<strong>en</strong>es cada año se acercan a Dios para<br />

ofrecerle los mismos sacrificios. Pues si la ley realm<strong>en</strong>te pudiera purificarlos del pecado, ya no se<br />

s<strong>en</strong>tirían culpables, y dejarían de ofrecer sacrificios. Pero estos sacrificios sirv<strong>en</strong> más bi<strong>en</strong> para hacerles<br />

recordar sus pecados cada año, ya que la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.<br />

Por eso Cristo, al <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el mundo, dijo a Dios: "No quieres sacrificio ni ofr<strong>en</strong>das, sino que me has dado<br />

un cuerpo. No te agradan los holocaustos ni las ofr<strong>en</strong>das para quitar el pecado. Entonces dije: 'Aquí estoy,<br />

tal como está escrito de mí <strong>en</strong> el libro, para hacer tu voluntad, oh Dios.'"<br />

En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofr<strong>en</strong>das de animales, ni<br />

holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. Y después añade:<br />

"Aquí v<strong>en</strong>go para hacer tu voluntad." Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone <strong>en</strong> su lugar<br />

uno nuevo. Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo<br />

<strong>en</strong> sacrificio una sola vez y para siempre. Todo sacerdote judío oficia cada día y sigue ofreci<strong>en</strong>do muchas<br />

veces los mismos sacrificios, aunque estos nunca pued<strong>en</strong> quitar los pecados. Pero Jesucristo ofreció por los<br />

pecados un solo sacrificio para siempre, y luego se s<strong>en</strong>tó a la derecha de Dios. Allí está esperando hasta<br />

que Dios haga de sus <strong>en</strong>emigos el estrado de sus pies, porque por medio de una sola ofr<strong>en</strong>da hizo perfectos<br />

para siempre a los que han sido consagrados a Dios. Y el Espíritu Santo nos lo confirma, al<br />

decir:<br />

"El pacto que haré con ellos después de aquellos días, será éste, dice el Señor: Pondré mis leyes <strong>en</strong><br />

su corazón y las escribiré <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te. Y no me acordaré más de sus pecados y maldades." Así pues,<br />

cuando los pecados han sido perdonados, ya no hay necesidad de más ofr<strong>en</strong>das por el pecado. Por tanto,<br />

hermanos, ahora podemos <strong>en</strong>trar sin ningún temor <strong>en</strong> el santuario por medio de la sangre de Jesucristo,<br />

sigui<strong>en</strong>do el camino nuevo, el camino de vida que él nos abrió a través del velo, es decir, a través de su<br />

propio cuerpo. Jesús es nuestro gran sacerdote que está al fr<strong>en</strong>te de la casa de Dios; por eso debemos<br />

acercarnos a Dios con corazón sincero y con una fe completam<strong>en</strong>te segura, limpios nuestros corazones de<br />

mala conci<strong>en</strong>cia y lavados nuestros cuerpos con agua pura. Mant<strong>en</strong>gámonos firmes, sin dudar, <strong>en</strong> la<br />

esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la<br />

manera de ayudarnos unos a otros a t<strong>en</strong>er más amor y hacer el bi<strong>en</strong>. No dejemos de asistir a nuestras<br />

reuniones, como hac<strong>en</strong> algunos, sino démonos ánimo unos a otros; y tanto más cuanto vemos que el día del<br />

Señor se acerca.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN [18:1-40]19:1-37<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

[Después de decir esto, Jesús salió con sus discípulos para ir al otro lado del arroyo de Cedrón. Allí<br />

había un huerto, donde Jesús <strong>en</strong>tró con sus discípulos. También Judas, el que lo estaba traicionando,<br />

conocía el lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Así que Judas llegó<br />

con una tropa de soldados y con algunos guardianes del templo <strong>en</strong>viados por los jefes de los sacerdotes y<br />

por los fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas. Pero como Jesús ya sabía todo lo que<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 121


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

le iba a pasar, salió y les preguntó: -¿A quién buscan? Ellos le contestaron: -A Jesús de Nazaret. Jesús<br />

dijo: - Yo soy. Judas, el que lo estaba traicionando, se <strong>en</strong>contraba allí con ellos. Cuando Jesús les dijo: "Yo<br />

soy", se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. Jesús volvió a preguntarles: -¿A quién buscan? Y ellos<br />

repitieron: -A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo otra vez: - Ya les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí,<br />

dej<strong>en</strong> que estos otros se vayan.<br />

Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús mismo había dicho: "Padre, de los que me diste, no<br />

se perdió ninguno." Entonces Simón Pedro, que t<strong>en</strong>ía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno<br />

llamado Malco, que era criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo a Pedro: - Vuelve a poner la espada <strong>en</strong> su<br />

lugar. ¿Si el Padre me da a beber este trago amargo, acaso no habré de beberlo? Los soldados de la tropa,<br />

con su comandante y los guardianes judíos del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero a<br />

la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año.<br />

Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor para ellos que un solo hombre<br />

muriera por el pueblo.<br />

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. El otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, de<br />

modo que <strong>en</strong>tró con Jesús <strong>en</strong> la casa; pero Pedro se quedó afuera, a la puerta. Por esto, el discípulo<br />

conocido del sumo sacerdote salió y habló con la portera, e hizo <strong>en</strong>trar a Pedro. La portera le preguntó a<br />

Pedro: - No eres tú uno de los discípulos de ese hombre: Pedro contestó: - No, no lo soy. Como hacía frío,<br />

los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y estaban allí cal<strong>en</strong>tándose. Pedro también<br />

estaba con ellos, cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. El sumo sacerdote com<strong>en</strong>zó a preguntarle a Jesús acerca de<br />

sus discípulos y de lo que él <strong>en</strong>señaba. Jesús le dijo: - Yo he hablado públicam<strong>en</strong>te delante de todo el<br />

mundo; siempre he <strong>en</strong>señado <strong>en</strong> las sinagogas y <strong>en</strong> el templo, donde se reún<strong>en</strong> todos los judíos; así que no<br />

he dicho nada <strong>en</strong> secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que<br />

ellos digan de qué les he hablado. Ellos sab<strong>en</strong> lo que he dicho. Cuando Jesús dijo esto, uno de los<br />

guardianes del templo le dio una bofetada, diciéndole: -¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le<br />

respondió: - “Si he dicho algo malo, dime <strong>en</strong> que ha consistido; y si lo que he dicho está bi<strong>en</strong>, ¿por qué me<br />

pegas?” Entonces Anás lo <strong>en</strong>vió, atado, a Caifás, el sumo sacerdote. Entre tanto, Pedro seguía allí,<br />

cal<strong>en</strong>tándose junto al fuego. Le preguntaron: -¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Pedro lo<br />

negó, dici<strong>en</strong>do: - No, no lo soy. Luego le preguntó uno de los criados del sumo sacerdote, pari<strong>en</strong>te del<br />

hombre a qui<strong>en</strong> Pedro le había cortado la oreja: -¿No te vi con él <strong>en</strong> el huerto? Pedro lo negó otra vez, y <strong>en</strong><br />

ese mismo instante cantó el gallo.<br />

Llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya com<strong>en</strong>zaba a<br />

amanecer, los judíos no <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> el palacio, pues de lo contrario faltarían a las leyes sobre la pureza<br />

ritual y <strong>en</strong>tonces no podrían comer la c<strong>en</strong>a de Pascua. Por eso Pilato salió a hablarles; les dijo: -¿De qué<br />

acusan a este hombre? - Si no fuera un criminal - le contestaron -, no te lo habríamos <strong>en</strong>tregado. Pilato les<br />

dijo: - Llév<strong>en</strong>selo ustedes, y júzgu<strong>en</strong>lo conforme a su propia ley. Los judíos contestaron: Pero los judíos<br />

no t<strong>en</strong>emos el derecho de dar muerte a nadie. Así se cumplió lo que Jesús había dicho sobre la manera <strong>en</strong><br />

que t<strong>en</strong>dría que morir. Pilato volvió a <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el palacio, llamó a Jesús y le preguntó: -¿Eres tú el Rey de<br />

los judíos? Jesús le dijo: -¿Eso lo preguntas tú por tu cu<strong>en</strong>ta, o porque otros te lo han dicho de mí? Le<br />

contestó Pilato: -¿Acaso yo soy judío? Los de tu nación y los jefes de los sacerdotes son los que te han<br />

<strong>en</strong>tregado a mí. ¿Qué has hecho?<br />

Jesús le contestó: - Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, t<strong>en</strong>dría g<strong>en</strong>te a mi servicio que pelearía<br />

para que yo no fuera <strong>en</strong>tregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí. Le preguntó <strong>en</strong>tonces Pilato: -<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 122


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

¿Así que tú eres rey? Jesús le contestó: - Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo<br />

que es la verdad. Y todos los que pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> a la verdad, me escuchan. Pilato le dijo: -¿Y qué es la<br />

verdad? Después de hacer esta pregunta. Pilato salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo. - Yo no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún delito <strong>en</strong> este hombre. Pero ustedes ti<strong>en</strong><strong>en</strong> la costumbre de que yo les suelte un preso<br />

durante la fiesta de la Pascua: ¿quier<strong>en</strong> que les deje libre al Rey de los judíos? Todos volvieron a gritar: -<br />

¡A ése no! Suelta a Barrabás! Y Barrabás era un bandido.<br />

Pilato tomó <strong>en</strong>tonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados tr<strong>en</strong>zaron una corona de espinas, la<br />

pusieron <strong>en</strong> la cabeza de Jesús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él,<br />

dici<strong>en</strong>do: -¡Viva el Rey de los judíos! Y le pegaban <strong>en</strong> la cara. Pilato volvió a salir, y les dijo: - Mir<strong>en</strong>, lo<br />

he sacado para que se d<strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta de que no <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>en</strong> él ningún delito. Salió, pues, Jesús, con la corona<br />

de espinas <strong>en</strong> la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo: - ¡Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a este<br />

hombre! Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes del templo, com<strong>en</strong>zaron a gritar: -<br />

¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Pilato les dijo: - Pues llév<strong>en</strong>selo y crucifíqu<strong>en</strong>lo ustedes, porque yo no<br />

<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro ningún delito <strong>en</strong> él.<br />

Los judíos le contestaron: - Nosotros t<strong>en</strong>emos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha<br />

hecho pasar por Hijo de Dios. Al oír esto, Pilato tuvo más miedo todavía. Entró de nuevo <strong>en</strong> el palacio y le<br />

preguntó a Jesús: -¡De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó nada. Pilato le dijo: -¿Es que no me vas a<br />

contestar? No sabes que t<strong>en</strong>go autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte <strong>en</strong> libertad?<br />

Entonces Jesús le contestó: - No t<strong>en</strong>drías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te la hubiera dado; por<br />

eso, el que me <strong>en</strong>tregó a ti es más culpable de pecado que tú. Desde aquel mom<strong>en</strong>to, Pilato buscaba la<br />

manera de dejar libre a Jesús; pero los judíos le gritaron: -¡Si lo dejas libre, no eres amigo del emperador!<br />

¡Cualquiera que se hace rey, es <strong>en</strong>emigo del emperador! Pilato, al oír esto, ord<strong>en</strong>ó que sacaran a Jesús, y<br />

luego se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> el tribunal, <strong>en</strong> el lugar que <strong>en</strong> hebreo se llamaba Gabata, que quiere decir el Empedrado.<br />

Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los judíos: -¡Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> a su rey! Pero ellos<br />

gritaron: -¡Muera! ¡Muera! ¡Crucifícalo! Pilato les preguntó: -¿Acaso voy a crucificar a su rey? Y los<br />

jefes de los sacerdotes le contestaron: -¡Nosotros no t<strong>en</strong>emos más rey que el emperador!<br />

Entonces Pilato les <strong>en</strong>tregó a Jesús para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron. Jesús salió<br />

llevando su cruz, para ir al llamado "Lugar de la Calavera" (o que <strong>en</strong> hebreo se llama Gólgota). Allí lo<br />

crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero, que decía:<br />

"Jesús de Nazaret, Rey de los judíos." Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde<br />

crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito <strong>en</strong> hebreo, latín y griego. Por eso,<br />

los jefes de los sacerdotes judíos dijeron a Pilato: - No escribas: 'Rey de los judíos', sino escribe:’ El que<br />

dice ser Rey de los judíos'. Pero Pilato les contestó: - Lo que he escrito, escrito queda.<br />

Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la repartieron <strong>en</strong> cuatro partes,<br />

una para cada soldado. Tomaron también la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una<br />

sola pieza, los soldados se dijeron unos a otros: - No la rompamos, sino echémosla a suertes a ver a qui<strong>en</strong><br />

le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: "Se repartieron <strong>en</strong>tre sí mi ropa, y echaron a suertes mi<br />

túnica." Esto fue lo que hicieron los soldados.<br />

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y<br />

María Magdal<strong>en</strong>a. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a qui<strong>en</strong> él quería mucho, dijo a<br />

su madre: - Mujer, ahí ti<strong>en</strong>es a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: - Ahí ti<strong>en</strong>es a tu madre. Desde <strong>en</strong>tonces<br />

ese discípulo la recibió <strong>en</strong> su casa. Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido y<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 123


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Viernes Santo<br />

para que se cumpliera la Escritura, dijo: - T<strong>en</strong>go sed. Había allí un jarro ll<strong>en</strong>o de vino agrio. Empaparon<br />

una esponja <strong>en</strong> el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús bebió el vino<br />

agrio, y dijo: - Todo está cumplido. Luego inclinó la cabeza y murió.<br />

Era el día antes de la Pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran <strong>en</strong> las cruces durante<br />

el día de reposo, pues precisam<strong>en</strong>te aquel día de reposo era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que<br />

ord<strong>en</strong>ara quebrar las piernas a los crucificados y que quitaran de allí los cuerpos. Los soldados fueron<br />

<strong>en</strong>tonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba crucificado junto a Jesús. Pero<br />

al acercarse a Jesús vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de<br />

los soldados le abrió el costado con una lanza, y al mom<strong>en</strong>to salió sangre y agua. El que cu<strong>en</strong>ta esto es uno<br />

que lo vio, y dice la verdad; él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. Porque estas cosas<br />

sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: "No le quebrarán ningún hueso." Y <strong>en</strong> otra parte, la<br />

Escritura dice: "Mirarán al que traspasaron."<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 124


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, Creador de cielo y tierra: Concede que, así como el cuerpo crucificado de tu amado Hijo<br />

fue puesto <strong>en</strong> el sepulcro y descansó <strong>en</strong> este Sábado Santo, de la misma manera aguardemos con él la<br />

v<strong>en</strong>ida del tercer día, y resucitemos con él a la vida nueva; qui<strong>en</strong> vive ahora y reina contigo y el Espíritu<br />

Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Job 14:1-14<br />

El hombre nacido de mujer, ti<strong>en</strong>e una vida corta y ll<strong>en</strong>a de zozobras. Es como una flor que se abre y<br />

luego se marchita; pasa y desaparece como una sombra. ¿Y <strong>en</strong> este hombre has puesto los ojos, y contra él<br />

quieres <strong>en</strong>tablar un juicio? No hay nadie que pueda sacar pureza de la impureza. Si tú eres qui<strong>en</strong><br />

determina cuanto ha de vivir el hombre, y le pones un límite que no puede pasar, aparta de él tus ojos y<br />

déjalo <strong>en</strong> paz; ¡déjalo disfrutar de su vida de asalariado!<br />

Cuando se corta un árbol, queda aún la esperanza de que retoñe y de que jamás le falt<strong>en</strong> r<strong>en</strong>uevos.<br />

Aunque ya esté vieja la raíz y el tronco se esté pudri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el suelo, al s<strong>en</strong>tir la frescura del agua,<br />

reverdecerá; echará ramas como una planta tierna. En cambio, el hombre muere sin remedio; y al morir, ¿a<br />

dónde va? El agua del mar podrá evaporarse, y los ríos quedarse secos; pero mi<strong>en</strong>tras el cielo exista, el<br />

hombre no se levantará de su tumba, no despertará de su sueño.<br />

¡Ojalá me escondieras <strong>en</strong> el reino de la muerte mi<strong>en</strong>tras pasa tu ira, y fijaras un plazo para acordarte<br />

de mí! Si un hombre muere, ¿volverá a vivir? Yo esperaría todo el tiempo que durara mi servicio hasta<br />

que viniera el alivio de mis p<strong>en</strong>as.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO 3l:l-5 (Página 521 L.O.C.)<br />

l. En ti, oh Señor, he esperado; no sea yo avergonzado jamás;*<br />

líbrame <strong>en</strong> tu justicia.<br />

2. Inclina a mí tu oído;*<br />

apresúrate a librarme.<br />

3. Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;<br />

porque tú eres mi risco y mi castillo;*<br />

por tu Nombre me guiarás y me <strong>en</strong>caminarás.<br />

4. Me sacarás de la red que han escondido para mí,*<br />

pues tú eres mi refugio.<br />

5. En tu mano <strong>en</strong>comi<strong>en</strong>do mi espíritu;*<br />

tú me has redimido, oh Señor, Dios de la verdad.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 125


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

EPÍSTOLA 1 San Pedro: 4:1-8<br />

Por eso, así como Cristo sufrió <strong>en</strong> su cuerpo, ustedes también deb<strong>en</strong> estar dispuestos a sufrir. Pues el<br />

que ha sufrido <strong>en</strong> el cuerpo ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida conforme a la voluntad de<br />

Dios y no conforme a los deseos humanos. Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que<br />

hac<strong>en</strong> los paganos, pues vivían <strong>en</strong>tonces <strong>en</strong> vicios, malos deseos, borracheras y banquetes ruidosos,<br />

bebi<strong>en</strong>do con exceso y adorando ídolos abominables.<br />

Ahora, como ustedes ya no los acompañan <strong>en</strong> los excesos de su mala vida, ellos se extrañan y hablan<br />

mal de ustedes. Pero ellos t<strong>en</strong>drán que r<strong>en</strong>dir cu<strong>en</strong>tas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos<br />

y a los muertos. Pues a los que están muertos se les predicó el m<strong>en</strong>saje, para que pudieran vivir <strong>en</strong> el<br />

espíritu, según Dios, aunque <strong>en</strong> este mundo hubieran sido juzgados <strong>en</strong> el cuerpo, según los hombres.<br />

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Por eso, sean ustedes juiciosos y dedíqu<strong>en</strong>se seriam<strong>en</strong>te a la<br />

oración. Haya sobre todo mucho amor <strong>en</strong>tre ustedes, porque el amor perdona muchos pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 27:57-66<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Cuando ya anochecía, llegó un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también se había<br />

hecho seguidor de Jesús. José fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ord<strong>en</strong>ó que se lo<br />

dieran, y José tomó el cuerpo, lo <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> una sábana de lino limpia y lo puso <strong>en</strong> un sepulcro nuevo, de<br />

su propiedad, que había hecho cavar <strong>en</strong> la roca. Después de tapar la <strong>en</strong>trada del sepulcro con una gran<br />

piedra, se fue. Pero María Magdal<strong>en</strong>a y la otra María se quedaron s<strong>en</strong>tadas fr<strong>en</strong>te al sepulcro.<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, es decir, el día de reposo, los jefes de los sacerdotes y los fariseos fueron juntos a<br />

ver a Pilato, y le dijeron: - Señor, recordamos que aquel m<strong>en</strong>tiroso, cuando aún vivía, dijo que después de<br />

tres días iba a resucitar. Por eso, mande usted asegurar el sepulcro hasta el tercer día, no sea que v<strong>en</strong>gan<br />

de noche sus discípulos y rob<strong>en</strong> el cuerpo, y después digan a la g<strong>en</strong>te que ha resucitado. En tal caso, la<br />

última m<strong>en</strong>tira sería peor que la primera. Pilato les dijo: - Ahí ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ustedes soldados de guardia. Vayan y<br />

asegur<strong>en</strong> el sepulcro lo mejor que puedan. Fueron, pues, y aseguraron el sepulcro poni<strong>en</strong>do un sello sobre<br />

la piedra que lo tapaba; y dejaron allí los soldados de guardia.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo, Señor<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 19:38-42<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

o<br />

Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José<br />

era un seguidor de Jesús, aunque <strong>en</strong> secreto por miedo a los judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 126


LA ESTACIÓN DE CUARESMA Sábado Santo<br />

llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos<br />

de un perfume, mezcla de mirra y áloe. Así pues, José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo<br />

<strong>en</strong>volvieron con v<strong>en</strong>das empapadas <strong>en</strong> aquel perfume, según la costumbre que sigu<strong>en</strong> los judíos para<br />

<strong>en</strong>terrar a los muertos. En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y <strong>en</strong> el huerto un sepulcro<br />

nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba<br />

cerca y porque ya iba a empezar el día de reposo de los judíos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo, Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 127


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso, que por nuestra red<strong>en</strong>ción <strong>en</strong>tregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz, y por<br />

su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro <strong>en</strong>emigo: Concéd<strong>en</strong>os morir diariam<strong>en</strong>te al<br />

pecado, de tal manera que, <strong>en</strong> el gozo de su resurrección, vivamos siempre con Jesucristo tu Hijo nuestro<br />

Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

PRIMERA LECTURA Hechos 10:34-43<br />

Pedro <strong>en</strong>tonces com<strong>en</strong>zó a hablar, y dijo: - Ahora <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que de veras Dios no hace difer<strong>en</strong>cia<br />

<strong>en</strong>tre una persona y otra, sino que <strong>en</strong> cualquier nación acepta a los que lo rever<strong>en</strong>cian y hac<strong>en</strong> lo bu<strong>en</strong>o.<br />

Dios habló a los desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de Israel, anunciando el m<strong>en</strong>saje de paz por medio de Jesucristo, que es el<br />

Señor de todos. Ustedes, bi<strong>en</strong> sab<strong>en</strong> lo que pasó <strong>en</strong> toda la tierra de los judíos, com<strong>en</strong>zando <strong>en</strong> Galilea,<br />

después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. Sab<strong>en</strong> que Dios ll<strong>en</strong>ó de poder y del Espíritu<br />

Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong> y sanando a todos los que sufrían bajo el poder<br />

del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, y nosotros somos testigos de todo lo que hizo<br />

Jesús <strong>en</strong> la región de Judea y <strong>en</strong> Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo <strong>en</strong> una cruz. Pero Dios lo<br />

resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. No se apareció a todo el pueblo, sino a<br />

nosotros, a qui<strong>en</strong>es Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él<br />

después que resucitó. Y él nos <strong>en</strong>vió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y<br />

de los muertos. Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que qui<strong>en</strong>es cre<strong>en</strong> <strong>en</strong> él<br />

recib<strong>en</strong> por medio de él el perdón de los pecados.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SALMO ll8:14-17,22-24 (Página 652 L.O.C.)<br />

14. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

15. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

16. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa! ¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijemos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 128


LA ESTACIÓN DE PASCUA Día de Pascua<br />

EPÍSTOLA Colos<strong>en</strong>ses 3:1-4<br />

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busqu<strong>en</strong> las cosas del cielo, donde<br />

Cristo está s<strong>en</strong>tado a la derecha de Dios. Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> <strong>en</strong> las cosas del cielo, no <strong>en</strong> las de la tierra. Pues ustedes<br />

murieron, y ahora su vida está escondida con Cristo <strong>en</strong> Dios. Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando<br />

él aparezca ustedes también aparecerán con él y t<strong>en</strong>drán parte <strong>en</strong> su gloria.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:1-l0<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti , Cristo Señor!<br />

Las mujeres descansaron <strong>en</strong> el día de reposo, conforme al mandami<strong>en</strong>to, pero el primer día de la<br />

semana regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado. Al llegar, se<br />

<strong>en</strong>contraron con que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba <strong>en</strong> su lugar, y <strong>en</strong>traron, pero no <strong>en</strong>contraron<br />

el cuerpo del Señor Jesús. Estaban asustadas, sin saber que hacer, cuando de pronto vieron a dos hombres<br />

de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes. Ll<strong>en</strong>as de miedo, se inclinaron hasta el suelo; pero<br />

aquellos hombres les dijeron:<br />

-¿Por qué buscan ustedes <strong>en</strong>tre los muertos al que está vivo? No esta aquí, sino que ha resucitado.<br />

Acuérd<strong>en</strong>se de lo que les dijo cuando todavía estaba <strong>en</strong> Galilea: que el Hijo del hombre t<strong>en</strong>ía que ser<br />

<strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría. Entonces ellas se<br />

acordaron de las palabras de Jesús, y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a<br />

todos los demás. Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdal<strong>en</strong>a, Juana, María madre<br />

de Santiago, y las otras mujeres.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 129


LA ESTACIÓN DE PASCUA Lunes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Concéd<strong>en</strong>os, te suplicamos, Dios omnipot<strong>en</strong>te, que qui<strong>en</strong>es celebramos con rever<strong>en</strong>cia la fiesta<br />

Pascual, seamos hallados dignos de alcanzar los goces eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y<br />

reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 2:14,22-32<br />

Entonces Pedro se puso de pie junto con los otros once apóstoles, y con voz fuerte dijo: "Judíos y<br />

todos los que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> Jerusalén, sepan ustedes esto y oigan bi<strong>en</strong> lo que les voy a decir.<br />

"Escuch<strong>en</strong>, pues, israelitas, lo que voy a decir: Como ustedes sab<strong>en</strong> muy bi<strong>en</strong>, Jesús de Nazaret fue<br />

un hombre a qui<strong>en</strong> Dios aprobó ante ustedes, haci<strong>en</strong>do por medio de él grandes maravillas, milagros y<br />

señales. Sin embargo, cuando él fue <strong>en</strong>tregado <strong>en</strong> manos de ustedes, conforme a los planes y propósitos<br />

que Dios t<strong>en</strong>ía hechos de antemano, ustedes lo arrestaron y lo mataron, crucificándolo por medio de<br />

hombres malvados. Pero Dios lo resucitó, liberándolo de los dolores de la muerte, porque la muerte no<br />

podía t<strong>en</strong>erlo dominado.<br />

El rey David, refiriéndose a Jesús, dijo: 'Yo veía siempre al Señor delante de mí; con él a mi<br />

derecha, nada me hará caer. Por eso se alegra mi corazón, y mi l<strong>en</strong>gua canta ll<strong>en</strong>a de gozo. Todo mi ser<br />

vivirá confiadam<strong>en</strong>te, porque no me dejarás <strong>en</strong> el sepulcro ni permitirás que se descomponga el cuerpo de<br />

tu santo siervo. Me mostraste el camino de la vida, y me ll<strong>en</strong>arás de alegría con tu pres<strong>en</strong>cia.<br />

"Hermanos, permítanme decirles con franqueza que nuestro antepasado David murió y fue <strong>en</strong>terrado,<br />

y que su sepulcro está todavía <strong>en</strong>tre nosotros. Pero David era profeta, y sabía que Dios le había prometido<br />

con juram<strong>en</strong>to que pondría por rey a uno de sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes. Así que, como si ya lo estuviera vi<strong>en</strong>do,<br />

David habló de la resurrección del Mesías, y dijo que éste no se quedaría <strong>en</strong> el sepulcro ni su cuerpo se<br />

descompondría. Pues bi<strong>en</strong>, Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello todos nosotros somos testigos.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:19-24 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l9. Ábranme las puertas de justicia;*<br />

<strong>en</strong>traré por ellas, y daré gracias al Señor.<br />

20. "Esta es la puerta del Señor;*<br />

por ella <strong>en</strong>trarán los justos".<br />

2l. Daré gracias porque me respondiste,*<br />

y me has sido de salvación.<br />

22. La misma piedra que desecharon los edificadores,*<br />

ha v<strong>en</strong>ido a ser la cabeza del ángulo.<br />

23. Esto es lo que ha hecho el Señor,*<br />

y es maravilloso a nuestros ojos.<br />

24. Este es el día <strong>en</strong> que actuó el Señor;*<br />

regocijémonos y alegrémonos <strong>en</strong> él.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 130


LA ESTACIÓN DE PASCUA Lunes de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28:9-l5<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor<br />

En eso, Jesús se pres<strong>en</strong>tó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús y lo adoraron,<br />

abrazándole los pies, y él les dijo: - No t<strong>en</strong>gan miedo. Vallan a decir a mis hermanos que se dirijan a<br />

Galilea, y que allá me verán.<br />

Mi<strong>en</strong>tras iban las mujeres, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes<br />

de los sacerdotes todo lo que había pasado. Estos jefes fueron a hablar con los ancianos, para ponerse de<br />

acuerdo con ellos. Y dieron mucho dinero a los soldados, a qui<strong>en</strong>es advirtieron: -<br />

- Ustedes digan que durante la noche, mi<strong>en</strong>tras ustedes dormían, los discípulos de Jesús vinieron y<br />

robaron el cuerpo. Y si el gobernador se <strong>en</strong>tera de esto, nosotros lo conv<strong>en</strong>ceremos, y a ustedes les<br />

evitaremos dificultades.<br />

Los soldados recibieron el dinero e hicieron lo que se les había dicho. Y ésta es la explicación que<br />

hasta el día de hoy circula <strong>en</strong>tre los judíos.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 131


LA ESTACIÓN DE PASCUA Martes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, que por la gloriosa resurrección de tu Hijo Jesucristo destruiste la muerte y nos alumbraste<br />

con vida e inmortalidad: Concede a los que hemos resucitado con él, que habitemos <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia, y nos<br />

gocemos <strong>en</strong> la esperanza de la gloria eterna; por Jesucristo nuestro Señor, a qui<strong>en</strong> contigo y el Espíritu<br />

Santo, sea el dominio y la alabanza, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 2:36-4l<br />

"Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a qui<strong>en</strong> ustedes<br />

crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías." Cuando los allí reunidos oyeron esto, se afligieron<br />

profundam<strong>en</strong>te, y preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: - Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les<br />

contestó: - Vuélvanse a Dios y bautícese cada uno <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo, para que Dios les perdone<br />

sus pecados, y así él les dará el Espíritu Santo.<br />

Esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para<br />

todos aquellos a qui<strong>en</strong>es el Señor nuestro Dios quiera llamar. Con estas y otras palabras, Pedro les habló y<br />

les aconsejó, diciéndoles:<br />

-¡Apárt<strong>en</strong>se de esta g<strong>en</strong>te perversa! Así pues, los que hicieron caso de su m<strong>en</strong>saje fueron bautizados;<br />

y aquel día se agregaron a los crey<strong>en</strong>tes unas tres mil personas.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 33:18-22 (PÁGINA 525 L.O.C.)<br />

l8. He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>,*<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

l9. Para arrancar sus vidas de la muerte,*<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20. Nuestra alma espera al Señor;*<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

2l. Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón,*<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22. Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros,*<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 20:11-18<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar<br />

d<strong>en</strong>tro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, s<strong>en</strong>tados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la<br />

cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: - Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: - Porque se<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 132


LA ESTACIÓN DE PASCUA Martes de Pascua<br />

han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Ap<strong>en</strong>as dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús,<br />

pero no sabía que era él.<br />

Jesús le preguntó: - Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, p<strong>en</strong>sando que era el que cuidaba<br />

el huerto, le dijo: - Señor, si usted se lo ha llevado, dígame donde lo ha puesto, para que yo vaya a<br />

buscarlo. Jesús <strong>en</strong>tonces le dijo:<br />

-¡María! Ella se volvió y le dijo <strong>en</strong> hebreo -¡Rabuni! (que quiere decir: "Maestro"). Jesús le dijo: -<br />

Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a<br />

reunirme con él que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María<br />

Magdal<strong>en</strong>a fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había<br />

dicho.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 133


LA ESTACIÓN DE PASCUA Miércoles de Pascua<br />

COLECTA<br />

Oh Dios, cuyo b<strong>en</strong>dito Hijo se dio a conocer a sus discípulos <strong>en</strong> la fracción del pan: Abre los ojos de<br />

nuestra fe, para que podamos contemplarle <strong>en</strong> toda su obra red<strong>en</strong>tora; qui<strong>en</strong> vive y reina contigo, <strong>en</strong> la<br />

unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 3:1-10<br />

Un día, Pedro y Juan fueron al templo a las tres de la tarde, que era la hora de la oración. Allí, <strong>en</strong> el<br />

templo, estaba un hombre cojo de nacimi<strong>en</strong>to, al cual llevaban todos los días y lo ponían junto a la puerta<br />

llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que <strong>en</strong>traban. Cuando el cojo vio a Pedro y a Juan, que<br />

estaban a punto de <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el templo, les pidió una limosna.<br />

Ellos lo vieron, y Pedro le dijo: - Míranos. El hombre puso at<strong>en</strong>ción, crey<strong>en</strong>do que le iban a dar<br />

algo. Pero Pedro le dijo: - No t<strong>en</strong>go plata ni oro, pero lo que t<strong>en</strong>go te doy: <strong>en</strong> el nombre de Jesucristo de<br />

Nazaret, levántate y anda. Dicho esto, Pedro lo tomó por la mano derecha y lo levantó, y <strong>en</strong> el acto<br />

cobraron fuerzas sus pies y sus tobillos. El cojo se puso <strong>en</strong> pie de un salto y com<strong>en</strong>zó a andar; luego <strong>en</strong>tró<br />

con ellos <strong>en</strong> el templo, por su propio pie, brincando y alabando a Dios. Todos los que lo vieron andar y<br />

alabar a Dios, se ll<strong>en</strong>aron de asombro y de temor por lo que le había pasado, ya que conocían al hombre y<br />

sabían que era el mismo que se s<strong>en</strong>taba a pedir limosna <strong>en</strong> el templo, <strong>en</strong> la puerta llamada la Hermosa.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 105:1-8 (PÁGINA 631 L.O.C.)<br />

l. D<strong>en</strong> gracias al Señor, invoqu<strong>en</strong> su Nombre;*<br />

d<strong>en</strong> a conocer sus hazañas <strong>en</strong>tre los pueblos.<br />

2. Cánt<strong>en</strong>le, cánt<strong>en</strong>le alabanzas;*<br />

habl<strong>en</strong> de todas sus obras maravillosas.<br />

3. Glorí<strong>en</strong>se <strong>en</strong> su santo Nombre;*<br />

alégrese el corazón de los que buscan al Señor.<br />

4. Busqu<strong>en</strong> al Señor y su poder;*<br />

busqu<strong>en</strong> continuam<strong>en</strong>te su rostro.<br />

5. Acuérd<strong>en</strong>se de las maravillas que él ha hecho,*<br />

de los prodigios y de los juicios de su boca,<br />

6. Oh vástago del Abrahan, su siervo,*<br />

oh hijos de Jacob, su escogido.<br />

7. Él es el Señor nuestro Dios;*<br />

por todo el mundo prevalec<strong>en</strong> sus juicios.<br />

8. Se acuerda eternam<strong>en</strong>te de su pacto,*<br />

la promesa que hizo para mil g<strong>en</strong>eraciones.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 134


LA ESTACIÓN DE PASCUA Miércoles de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:l3-35<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once<br />

kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mi<strong>en</strong>tras conversaban y discutían,<br />

Jesús mismo se acercó y com<strong>en</strong>zó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cu<strong>en</strong>ta<br />

de quién era. Jesús les preguntó: -¿De qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes y<br />

uno de ellos, que se llamaba Cleofas, contestó: -¿Eres tú el único que ha estado alojado <strong>en</strong> Jerusalén y que<br />

no sabe lo que ha pasado allí <strong>en</strong> estos días? Él les preguntó: -¿Qué ha pasado? Le dijeron: - Lo de Jesús<br />

de Nazaret, que era un profeta poderoso <strong>en</strong> hechos y <strong>en</strong> palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y<br />

cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo <strong>en</strong>tregaron para que lo cond<strong>en</strong>aran a muerte y lo<br />

crucificaran. Nosotros t<strong>en</strong>íamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel.<br />

Pero ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque algunas de las mujeres que están con nosotros nos han<br />

asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y como no <strong>en</strong>contraron el cuerpo, volvieron a casa. Y<br />

cu<strong>en</strong>tan que unos ángeles se les han aparecido y les han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros<br />

compañeros fueron después al sepulcro y lo <strong>en</strong>contraron tal como las mujeres habían dicho, pero a Jesús<br />

no lo vieron.<br />

Entonces Jesús les dijo: -¡Qué faltos de compr<strong>en</strong>sión son ustedes y qué l<strong>en</strong>tos para creer todo lo que<br />

dijeron los profetas! ¿Acaso no t<strong>en</strong>ía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? Luego se<br />

puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, com<strong>en</strong>zando por los libros de<br />

Moisés y sigui<strong>en</strong>do por todos los libros de los profetas. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo<br />

como que iba a seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse, dici<strong>en</strong>do:- Quédate con nosotros,<br />

porque ya es tarde. Se está haci<strong>en</strong>do de noche. Jesús <strong>en</strong>tró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya<br />

estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan, y habi<strong>en</strong>do dado gracias a Dios, lo partió y se lo<br />

dio. En ese mom<strong>en</strong>to se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Y se dijeron el<br />

uno al otro: -¿No es verdad que el corazón nos ardía <strong>en</strong> el pecho cuando nos v<strong>en</strong>ía hablando por el camino<br />

y nos explicaba las Escrituras? Sin esperar más, se pusieron <strong>en</strong> camino y volvieron a Jerusalén, donde<br />

<strong>en</strong>contraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros, que les dijeron:<br />

- De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón. Entonces ellos dos les contaron lo<br />

que les había pasado <strong>en</strong> el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 135


LA ESTACIÓN DE PASCUA Jueves de Pascua<br />

COLECTA<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la reconciliación:<br />

Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas<br />

lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo<br />

Dios, por los siglos de los siglos. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 3:11-26<br />

El cojo que había sido sanado no soltaba a Pedro y a Juan. Toda la g<strong>en</strong>te, admirada, corrió a la parte<br />

del templo que se llama Pórtico de Salomón, donde ellos estaban. Pedro, al ver esto, les dijo "¿Por qué se<br />

asombran ustedes, israelitas? ¿Por qué nos miran como si nosotros mismos hubiéramos sanado a este<br />

hombre y lo hubiéramos hecho andar por medio de algún poder nuestro o por nuestra devoción a Dios? El<br />

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios nuestros antepasados, ha dado el más alto honor a su siervo<br />

Jesús, a qui<strong>en</strong> ustedes <strong>en</strong>tregaron a las autoridades y a qui<strong>en</strong>, cuando Pilato quiso soltarlo, ustedes no lo<br />

permitieron. En vez de pedir la libertad de aquel que era santo y justo, ustedes pidieron que se soltara a un<br />

criminal. Y así mataron ustedes al que nos lleva a la vida. Pero Dios lo resucitó, y de esto nosotros somos<br />

testigos. Lo que ha hecho cobrar fuerzas a este hombre que ustedes v<strong>en</strong> y conoc<strong>en</strong>, es la fe <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesús. Esa fe <strong>en</strong> Jesús es la que le ha hecho sanar complem<strong>en</strong>te, como todos ustedes pued<strong>en</strong> ver.<br />

"Ya sé, hermanos, que cuando ustedes y sus jefes mataron a Jesús, lo hicieron sin saber <strong>en</strong> realidad lo<br />

que estaban haci<strong>en</strong>do. Pero Dios cumplió de este modo lo que antes había anunciado por medio de todos<br />

sus profetas que su Mesías t<strong>en</strong>ía que morir. Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él<br />

les borre sus pecados. Quizás <strong>en</strong>tonces el Señor les mande tiempos de alivio, <strong>en</strong>viándoles a Jesús, a qui<strong>en</strong><br />

desde el principio había escogido como Mesías para ustedes. Aunque por ahora Jesucristo debe<br />

permanecer <strong>en</strong> el cielo hasta que Dios ponga <strong>en</strong> ord<strong>en</strong> todas las cosas, como dijo por medio de sus santos<br />

profetas que vivieron <strong>en</strong> los tiempos antiguos. Moisés anunció a nuestros antepasados: 'El Señor su Dios<br />

hará que salga de <strong>en</strong>tre ustedes un profeta como yo. Obedézcanlo <strong>en</strong> todo lo que les diga, porque todo<br />

aquel que no haga caso a ese profeta, será eliminado del pueblo.' Y todos los profetas, desde Samuel <strong>en</strong><br />

adelante, hablaron también de estos días. Ustedes son herederos de las promesas que Dios hizo por medio<br />

de los profetas, y son también herederos del pacto hecho por Dios con nuestros antepasados. Pues Dios le<br />

dijo a Abraham: 'Todas las naciones del mundo serán b<strong>en</strong>decidas por medio de tus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.' Cuando<br />

Dios resucitó a su Hijo, lo <strong>en</strong>vió primero a ustedes, para b<strong>en</strong>decirlos, para que cada uno de ustedes se<br />

convierta de su maldad."<br />

Palabra del Señor Pueblo; Demos gracias a Dios<br />

SALMO 114 (PÁGINA 648 L.O.C.)<br />

l. ¡Aleluya!<br />

Cuando salió Israel de Egipto,*<br />

la casa de Jacob de <strong>en</strong>tre un pueblo de idioma aj<strong>en</strong>o,<br />

2. Judá vino a ser el santuario de Dios,*<br />

e Israel su dominio.<br />

3. El mar lo vio, y huyó:*<br />

el Jordán se volvió atrás.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 136


LA ESTACIÓN DE PASCUA Jueves de Pascua<br />

4. Los montes saltaron como carneros,*<br />

y como corderos las colinas.<br />

5. ¿Qué te afligió, oh mar, que huiste,*<br />

y a ti, oh Jordán, que te volviste atrás?<br />

6. Oh montes, ¿por qué saltaron como carneros,*<br />

y como corderos, oh colinas?<br />

7. Tiembla, oh tierra, a la pres<strong>en</strong>cia de mi Soberano,*<br />

a la pres<strong>en</strong>cia del Dios de Jacob,<br />

8. Qui<strong>en</strong> cambió la peña <strong>en</strong> estanque de aguas,*<br />

y el pedernal <strong>en</strong> manantiales.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS 24:36b-48<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso <strong>en</strong> medio de ellos y los saludó<br />

dici<strong>en</strong>do: - Paz a ustedes. Ellos se asustaron mucho, p<strong>en</strong>sando que estaban vi<strong>en</strong>do un espíritu. Pero Jesús<br />

les dijo: -¿Por qué están asustados? ¿Por qué ti<strong>en</strong><strong>en</strong> esas dudas <strong>en</strong> su corazón? Mir<strong>en</strong> mis manos y mis<br />

pies. Soy yo mismo. Tóqu<strong>en</strong>me y vean: un espíritu no ti<strong>en</strong>e carne ni huesos, como ustedes v<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>go<br />

yo. Al decirles esto, les <strong>en</strong>señó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la<br />

alegría y el asombro que s<strong>en</strong>tían. Jesús les preguntó: -¿Ti<strong>en</strong><strong>en</strong> aquí algo que comer? Le dieron un pedazo<br />

de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió <strong>en</strong> su pres<strong>en</strong>cia. Luego les dijo: - Lo que me ha pasado es<br />

aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito<br />

de mí <strong>en</strong> la ley de Moisés, <strong>en</strong> los libros de los profetas y <strong>en</strong> los salmos. Entonces hizo que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieran las<br />

Escrituras, y les dijo:<br />

- Está escrito que el Mesías t<strong>en</strong>ía que morir, y resucitar al tercer día. En su nombre, y com<strong>en</strong>zando<br />

desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que sus pecados les<br />

sean perdonados. Ustedes son testigos de estas cosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 137


LA ESTACIÓN DE PASCUA Viernes de Pascua<br />

COLECTA<br />

Padre todopoderoso, que <strong>en</strong>tregaste a tu único Hijo para morir por nuestros pecados y resucitar para<br />

nuestra justificación: Danos gracia para desechar la levadura de malicia e iniquidad, de tal modo que te<br />

sirvamos siempre con pureza de vida y verdad; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 4:l-12<br />

Todavía Pedro y Juan estaban hablándole a la g<strong>en</strong>te, cuando llegaron los sacerdotes, con el jefe de la<br />

guardia del templo y con los saduceos. Estaban <strong>en</strong>ojados porque Pedro y Juan <strong>en</strong>señaban a la g<strong>en</strong>te y<br />

decían que la resurrección de los muertos había quedado demostrada <strong>en</strong> el caso de Jesús. Los arrestaron y,<br />

como ya era tarde, los metieron <strong>en</strong> la cárcel hasta el día sigui<strong>en</strong>te. Pero muchos de los que habían<br />

escuchado el m<strong>en</strong>saje, creyeron; y el número de crey<strong>en</strong>tes, contando solam<strong>en</strong>te los hombres, llegó a cerca<br />

de cinco mil. Al día sigui<strong>en</strong>te se reunieron <strong>en</strong> Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los maestros<br />

de la ley. Allí estaban también Anás, que era el sumo sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los que<br />

pert<strong>en</strong>ecían a la familia de los sumos sacerdotes. Ord<strong>en</strong>aron que les llevaran a Pedro y a Juan, y<br />

poniéndolos <strong>en</strong> medio de ellos les preguntaron:<br />

-¿Con qué autoridad, o <strong>en</strong> nombre de quién hac<strong>en</strong> ustedes estas cosas? Pedro, ll<strong>en</strong>o del Espíritu<br />

Santo, les contestó: - Jefes del pueblo y ancianos: ustedes nos preguntan acerca del bi<strong>en</strong> hecho a un<br />

<strong>en</strong>fermo, para saber de qué manera ha sido sanado. Pues bi<strong>en</strong>, declaramos ante ustedes, para que lo sepa<br />

todo el pueblo de Israel, que este hombre que está aquí, delante de todos, ha sido sanado <strong>en</strong> el nombre de<br />

Jesucristo de Nazaret, el mismo a qui<strong>en</strong> ustedes crucificaron y a qui<strong>en</strong> Dios resucitó. Este Jesús es la<br />

piedra que ustedes los constructores despreciaron, pero que se ha convertido <strong>en</strong> la piedra principal. En<br />

ningún otro hay salvación, porque <strong>en</strong> todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos<br />

ser salvos<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 116:1-8 (PÁGINA 650 L.O.C.)<br />

l. Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica;*<br />

porque ha inclinado a mí su oído, siempre que le invoco.<br />

2. Ligaduras de muerte me <strong>en</strong>redaron; me alcanzaron las garras de la tumba;*<br />

hallé angustia y dolor.<br />

3. Entonces invoqué el Nombre del Señor:*<br />

"Oh Señor, dígnate salvar mi vida".<br />

4. Clem<strong>en</strong>te es el Señor y justo;*<br />

sí, misericordioso es nuestro Dios.<br />

5. El Señor guarda a los inoc<strong>en</strong>tes;*<br />

estaba yo postrado, y me salvó.<br />

6. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo;*<br />

porque el Señor te ha hecho bi<strong>en</strong>;<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 138


LA ESTACIÓN DE PASCUA Viernes de Pascua<br />

7. Pues tú has librado mi vida de la muerte,*<br />

mis ojos de lágrimas<br />

y mis pies de la caída.<br />

8. Caminaré <strong>en</strong> la pres<strong>en</strong>cia del Señor,*<br />

<strong>en</strong> el país de los vivi<strong>en</strong>tes.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN 21:1-14<br />

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de<br />

esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná<br />

de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: - Voy a pescar.<br />

Ellos contestaron: - Nosotros también vamos contigo. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero<br />

aquella noche no pescaron nada. Cuando com<strong>en</strong>zaba a amanecer, Jesús se apareció <strong>en</strong> la orilla, pero los<br />

discípulos no sabían que era él. Jesús les preguntó: - Muchachos, ¿no han pescado nada? Ellos le<br />

contestaron: - Nada. Jesús les dijo: - Ech<strong>en</strong> la red a la derecha de la barca, y pescarán. Así lo hicieron, y<br />

después no podían sacar la red por los muchos pescados que t<strong>en</strong>ía. Entonces el discípulo a qui<strong>en</strong> Jesús<br />

quería mucho, le dijo a Pedro: -¡Es el Señor!<br />

Ap<strong>en</strong>as oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se tiró al agua. Los<br />

otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red ll<strong>en</strong>a de pescados, pues estaban a ci<strong>en</strong><br />

metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra, <strong>en</strong>contraron un fuego <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido, con un pescado <strong>en</strong>cima, y<br />

pan. Jesús les dijo: - Traigan algunos pescados de los que acaban de sacar. Simón Pedro subió a la barca y<br />

arrastró hasta la playa la red ll<strong>en</strong>a de grandes pescados, ci<strong>en</strong>to cincu<strong>en</strong>ta y tres; y aunque eran tantos, la red<br />

no se rompió. Jesús les dijo: - V<strong>en</strong>gan a desayunarse. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle<br />

quién era, porque sabían que era el Señor. Luego Jesús se acercó, tomó <strong>en</strong> sus manos el pan y se lo dio a<br />

ellos; y lo mismo hizo con el pescado.<br />

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 139


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sábado de Pascua<br />

COLECTA<br />

Te damos gracias, Padre celestial, porque nos has librado del poder del pecado y de la muerte, y nos<br />

has traído al reino de tu Hijo; y te suplicamos que, así como por su muerte nos has devuelto a la vida,<br />

igualm<strong>en</strong>te por su amor nos resucite a los goces eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina<br />

contigo, <strong>en</strong> la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.<br />

EPÍSTOLA Hechos 4:13-21<br />

Cuando las autoridades vieron la val<strong>en</strong>tía con que hablaban Pedro y Juan, y se dieron cu<strong>en</strong>ta de que<br />

eran hombres sin estudios ni cultura, se quedaron sorpr<strong>en</strong>didos, y reconocieron que eran discípulos de<br />

Jesús. Además, el que había sido sanado estaba allí con ellos, y por eso no podían decir nada <strong>en</strong> contra.<br />

Entonces los mandaron salir de la reunión, y se quedaron discuti<strong>en</strong>do unos con otros. decían: -¿Qué vamos<br />

a hacer con estos hombres? Todos los habitantes de Jerusalén sab<strong>en</strong> que han hecho esta señal milagrosa, y<br />

no lo podemos negar. Pero a fin de que este asunto no siga corri<strong>en</strong>do de boca <strong>en</strong> boca, vamos a<br />

am<strong>en</strong>azarlos, para que de aquí <strong>en</strong> adelante no habl<strong>en</strong> del nombre de Jesús a nadie.<br />

Así que los llamaron y les ord<strong>en</strong>aron que no hablaran ni <strong>en</strong>señaran nada acerca del nombre de Jesús.<br />

Pero Pedro y Juan les contestaron: - Pi<strong>en</strong>s<strong>en</strong> ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a<br />

ustedes <strong>en</strong> lugar de obedecerle a él. Nosotros podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Las<br />

autoridades los am<strong>en</strong>azaron, pero los dejaron libres. No <strong>en</strong>contraron como castigarlos, porque toda la<br />

g<strong>en</strong>te alababa a Dios por lo que había pasado.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 118:14-18 (PÁGINA 653 L.O.C.)<br />

l4. Mi fuerza y mi refugio es el Señor,*<br />

y él me ha sido por salvación.<br />

l5. Hay voz de júbilo y victoria*<br />

<strong>en</strong> las ti<strong>en</strong>das de los justos:<br />

l6. "¡La diestra del Señor ha triunfado!*<br />

¡La diestra del Señor es excelsa!<br />

¡La diestra del Señor ha triunfado!"<br />

l7. No he de morir, sino que viviré,*<br />

y contaré las hazañas del Señor.<br />

l8. Me castigó gravem<strong>en</strong>te el Señor,*<br />

mas no me <strong>en</strong>tregó a la muerte.<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 140


LA ESTACIÓN DE PASCUA Sábado de Pascua<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 16:9-l5,20<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Después que Jesús hubo resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a<br />

María Magdal<strong>en</strong>a, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue y avisó a los que habían andado con<br />

Jesús, que estaban tristes y llorando. Estos, al oír que Jesús vivía y que ella lo había visto, no lo creyeron.<br />

Después de esto, Jesús se apareció <strong>en</strong> otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo.<br />

Estos fueron y avisaron a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron. Más tarde, Jesús se apareció a los<br />

once discípulos, mi<strong>en</strong>tras ellos estaban s<strong>en</strong>tados a la mesa. Los repr<strong>en</strong>dió por su falta de fe y su terquedad,<br />

ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo:<br />

"Vayan por todo el mundo y anunci<strong>en</strong> a todos este m<strong>en</strong>saje de salvación. Ellos salieron a anunciar<br />

el m<strong>en</strong>saje por todas partes; y el Señor los ayudaba, y confirmaba el m<strong>en</strong>saje acompañándolo con señales<br />

milagrosas.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor<br />

Semana Santa y Semana de Pascua, Ciclo C 141


Vigilia<br />

Pascual


La Historia de la Creación Génesis 1:1-2:2<br />

En el comi<strong>en</strong>zo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong>tonces ninguna forma; todo<br />

era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua. Entonces Dios<br />

dijo: “¡Que haya luz!” Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era bu<strong>en</strong>a, la separó de la oscuridad y la llamó<br />

“día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. De este modo se completó el primer día.<br />

Después Dios dijo: “Que haya una bóveda que separe las aguas, para que estas qued<strong>en</strong> separadas.” Y<br />

así fue. Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra<br />

parte quedó arriba. A la bóveda la llamó “cielo”. De este modo se completó el segundo día.<br />

Entonces Dios dijo: “Que el agua que está debajo del cielo se junte <strong>en</strong> un solo lugar, para que<br />

aparezca lo seco.” Y así fue. A la parte seca Dios la llamó “tierra”, y al agua que se había juntado la llamó<br />

“mar”. Al ver Dios que todo estaba bi<strong>en</strong>, dijo: “Que produzca la tierra toda clase de plantas: hierbas que<br />

d<strong>en</strong> semilla y árboles que d<strong>en</strong> fruto.” Y así fue. La tierra produjo toda clase de plantas: hierbas que dan<br />

semilla y árboles que dan fruto. Y Dios vio que todo estaba bi<strong>en</strong>. De este modo se completó el tercer día.<br />

Entonces Dios dijo: “Que haya luces <strong>en</strong> la bóveda celeste, que alumbr<strong>en</strong> la tierra y separ<strong>en</strong> el día de<br />

la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.” Y así fue. Dios hizo<br />

las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche. También hizo las<br />

estrellas. Dios puso las luces <strong>en</strong> la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y de noche, y para separar<br />

la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bi<strong>en</strong>. De este modo se completó el cuarto día.<br />

Luego Dios dijo: “Que produzca el agua toda clase de animales, y que haya también aves que vuel<strong>en</strong><br />

sobre la tierra.” Y así fue. Dios creó los grandes monstruos del mar, y todos los animales que el agua<br />

produce y que viv<strong>en</strong> <strong>en</strong> ella, y todas las aves. Al ver Dios que así estaba bi<strong>en</strong>, b<strong>en</strong>dijo con estas palabras a<br />

los animales que había hecho: “Que t<strong>en</strong>gan muchas crías y ll<strong>en</strong><strong>en</strong> los mares, y que haya muchas aves <strong>en</strong> el<br />

mundo.” De este modo se completó el quinto día.<br />

Entonces Dios dijo: “Que produzca la tierra toda clase de animales: domésticos y salvajes, y los que<br />

se arrastran por el suelo.” Y así fue. Dios hizo estos animales y vio que todo estaba bi<strong>en</strong>. Entonces dijo:<br />

“Ahora hagamos al hombre a nuestra imag<strong>en</strong>. Él t<strong>en</strong>drá poder sobre los peces, las aves, los animales<br />

domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo.” Cuando Dios creó al hombre, lo creó a<br />

su imag<strong>en</strong>; varón y mujer los creó, y les dio su b<strong>en</strong>dición: “T<strong>en</strong>gan muchos, muchos hijos; ll<strong>en</strong><strong>en</strong> el mundo<br />

y gobiérn<strong>en</strong>lo; domin<strong>en</strong> a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran.”<br />

Después les dijo: “Mir<strong>en</strong>, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que produc<strong>en</strong> semilla, y<br />

todos los árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alim<strong>en</strong>to. Pero a los animales salvajes, a los que se<br />

arrastran por el suelo y a las aves, les doy la hierba como alim<strong>en</strong>to.” Así fue, y Dios vio que todo lo que<br />

había hecho estaba muy bi<strong>en</strong>. De este modo se completó el sexto día.<br />

El cielo y la tierra, y todo lo que hay <strong>en</strong> ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo<br />

que había hecho, y descansó.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Vigilia Pascual<br />

1


SALMO 11:1-8<br />

1 En el Señor he confiado; *<br />

¿cómo dic<strong>en</strong> ustedes a mi alma:<br />

"Escapa al monte cual ave?<br />

2 Porque he aquí, los malos ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> el arco,<br />

y dispon<strong>en</strong> sus saetas sobre la cuerda, *<br />

para asaetar <strong>en</strong> oculto a los rectos de corazón;<br />

3 Si fuer<strong>en</strong> destruidos los fundam<strong>en</strong>tos, *<br />

¿qué ha de hacer el justo?"<br />

4 El Señor está <strong>en</strong> su santo templo; *<br />

el Señor ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> el cielo su trono.<br />

5 Sus ojos observan, sus párpados examinan *<br />

a los habitantes de la tierra.<br />

6 El Señor examina al justo y al malo; *<br />

pero al que ama la viol<strong>en</strong>cia lo aborrece.<br />

7 Sobre los malos hará llover brasas, fuego y azufre; *<br />

vi<strong>en</strong>to abrasador será la porción de su cáliz;<br />

8 Porque el Señor es justo, y ama la justicia; *<br />

qui<strong>en</strong> es recto mirará su rostro.<br />

ó<br />

SALMO 36:5-10<br />

5 Oh Señor, hasta los cielos llega tu amor; *<br />

u fidelidad alcanza hasta las nubes.<br />

6 Tu b<strong>en</strong>evol<strong>en</strong>cia es como las montañas más altas,<br />

tu provid<strong>en</strong>cia, como el abismo grande; *<br />

tú salvas, oh Señor, tanto a los humanos como a las bestias.<br />

7 ¡Cuán precioso es tu amor! *<br />

Mortales e inmortales se acog<strong>en</strong><br />

bajo la sombra de tus alas. 8 Festejan la abundancia de tu casa; *<br />

los abrevarás del torr<strong>en</strong>te de tus delicias;<br />

9 Porque contigo está el manantial de la vida, *<br />

y <strong>en</strong> tu luz vemos la luz.<br />

10 Exti<strong>en</strong>de tu bondad a los que te conoc<strong>en</strong>, *<br />

y tu favor a los rectos de corazón.<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Oh Dios, que maravillosam<strong>en</strong>te creaste y aún más maravillosam<strong>en</strong>te restauraste la dignidad de la<br />

naturaleza humana: Concede que compartamos la vida divina de qui<strong>en</strong> se humilló para compartir nuestra<br />

humanidad, tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

Vigilia Pascual<br />

2


El Diluvio Génesis 7:1-5, 11-18; 8:6-18; 9:8-13<br />

Después el Señor le dijo a Noé: “Entre toda la g<strong>en</strong>te de este tiempo, solo tú vives de acuerdo con mi<br />

voluntad. Por lo tanto, <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> el arca junto con tu familia. Toma siete machos y siete hembras de todo<br />

animal puro, pero solo un macho y una hembra de los impuros. Toma también siete parejas de cada clase<br />

de aves, para que se conserve su especie <strong>en</strong> el mundo, porque d<strong>en</strong>tro de siete días haré que llueva durante<br />

cuar<strong>en</strong>ta días y cuar<strong>en</strong>ta noches. ¡Voy a borrar de la tierra todo lo que vive, y que yo he creado!” Y Noé<br />

hizo todo tal como el Señor se lo había ord<strong>en</strong>ado.<br />

Era el día diecisiete del mes segundo. Noé t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong>tonces seisci<strong>en</strong>tos años. Precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ese día,<br />

se rev<strong>en</strong>taron las fu<strong>en</strong>tes del gran mar abajo, y se abrieron las compuertas del cielo arriba. Cuar<strong>en</strong>ta días y<br />

cuar<strong>en</strong>ta noches estuvo llovi<strong>en</strong>do sobre la tierra. En aquel mismo día <strong>en</strong>tró Noé <strong>en</strong> el arca con sus hijos<br />

Sem, Cam y Jafet, y con su esposa y sus tres nueras. Con ellos <strong>en</strong>traron toda clase de animales salvajes y<br />

domésticos, y toda clase de animales que se arrastran y de aves. Todos los animales <strong>en</strong>traron con Noé <strong>en</strong> el<br />

arca, de dos <strong>en</strong> dos. Entraron un macho y una hembra de cada clase, tal como Dios se lo había ord<strong>en</strong>ado a<br />

Noé, y después el Señor cerró la puerta del arca.<br />

El diluvio duró cuar<strong>en</strong>ta días. Al subir el agua, el arca se levantó del suelo y com<strong>en</strong>zó a flotar. El<br />

agua seguía subi<strong>en</strong>do más y más, pero el arca seguía flotando.<br />

Después de cuar<strong>en</strong>ta días, Noé abrió la v<strong>en</strong>tana del arca que había hecho y soltó un cuervo; pero el<br />

cuervo volaba de un lado para otro, esperando que la tierra se secara. Después del cuervo, Noé soltó una<br />

paloma para ver si la tierra ya estaba seca; pero la paloma regresó al arca porque no <strong>en</strong>contró ningún lugar<br />

donde descansar, pues la tierra todavía estaba cubierta de agua. Así que Noé sacó la mano, tomó la paloma<br />

y la hizo <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> el arca.<br />

Noé esperó otros siete días, y volvió a soltar la paloma. Ya empezaba a anochecer cuando la paloma<br />

regresó, tray<strong>en</strong>do una ramita de olivo <strong>en</strong> el pico. Así Noé se dio cu<strong>en</strong>ta de que la tierra se iba secando.<br />

Esperó siete días más, y volvió a <strong>en</strong>viar la paloma; pero la paloma ya no regresó.<br />

Cuando Noé t<strong>en</strong>ía seisci<strong>en</strong>tos un años, la tierra quedó seca. El primer día del mes primero, Noé quitó<br />

el techo del arca y vio que la tierra estaba seca. Para el día veintisiete del mes segundo, la tierra estaba ya<br />

bi<strong>en</strong> seca. Entonces Dios le dijo a Noé: “Sal del arca, junto con tu esposa, tus hijos y tus nueras. Saca<br />

también a todos los animales que están contigo: las aves, los animales domésticos y los que se arrastran por<br />

el suelo, para que se vayan por toda la tierra y t<strong>en</strong>gan muchas crías y ll<strong>en</strong><strong>en</strong> el mundo.”<br />

Entonces Noé y su esposa, y sus hijos y nueras, salieron del arca.<br />

Dios también les dijo a Noé y a sus hijos: “Mir<strong>en</strong>, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con<br />

sus desc<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes, y con todos los animales que están con ustedes y que salieron del arca: aves y animales<br />

domésticos y salvajes, y con todos los animales del mundo. Mi alianza con ustedes no cambiará: no<br />

volveré a destruir a los hombres y animales con un diluvio. Ya no volverá a haber otro diluvio que<br />

destruya la tierra. Esta es la señal de la alianza que para siempre hago con ustedes y con todos los<br />

animales: he puesto mi arco iris <strong>en</strong> las nubes, y servirá como señal de la alianza que hago con la tierra.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Vigilia Pascual<br />

3


Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Dios todopoderoso, tú has establecido <strong>en</strong> los cielos la señal de tu pacto con todo ser vivi<strong>en</strong>te:<br />

Concede que nosotros, salvados por medio del agua y del Espíritu, seamos dignos de ofrecerte nuestro<br />

sacrificio de acción de gracias; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

El Sacrificio de Isaac por Abrahán Génesis 22:1-18<br />

Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él<br />

contestó: —Aquí estoy. Y Dios le dijo: —Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra<br />

de Moria. Una vez allá, ofrécelo <strong>en</strong> holocausto sobre el cerro que yo te señalaré.<br />

Al día sigui<strong>en</strong>te, muy temprano, Abraham se levantó y <strong>en</strong>silló su asno; cortó leña para el holocausto<br />

y se fue al lugar que Dios le había dicho, junto con su hijo Isaac y dos de sus siervos. Al tercer día,<br />

Abraham alcanzó a ver el lugar desde lejos. Entonces les dijo a sus siervos: —Quéd<strong>en</strong>se aquí con el asno.<br />

El muchacho y yo seguiremos adelante, adoraremos a Dios, y luego regresaremos.<br />

Abraham tomó la leña para el holocausto y la puso sobre los hombros de Isaac; luego tomó el<br />

cuchillo y el fuego, y se fueron los dos juntos. Poco después Isaac le dijo a Abraham: —¡Padre! —¿Qué<br />

quieres, hijo? —le contestó Abraham. —Mira —dijo Isaac—, t<strong>en</strong>emos la leña y el fuego, pero ¿dónde está<br />

el cordero para el holocausto? —Dios se <strong>en</strong>cargará de que haya un cordero para el holocausto, hijito —<br />

respondió su padre.<br />

Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abraham construyó<br />

un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso <strong>en</strong> el altar, sobre la leña; pero <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to<br />

de tomar el cuchillo para sacrificar a su hijo, el ángel del Señor lo llamó desde el cielo: —¡Abraham!<br />

¡Abraham! —Aquí estoy —contestó él. El ángel le dijo: —No le hagas ningún daño al muchacho, porque<br />

ya sé que ti<strong>en</strong>es temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo.<br />

Abraham se fijó, y vio un carnero que estaba <strong>en</strong>redado por los cuernos <strong>en</strong>tre las ramas de un arbusto;<br />

<strong>en</strong>tonces fue, tomó el carnero y lo ofreció <strong>en</strong> holocausto, <strong>en</strong> lugar de su hijo. Después Abraham le puso<br />

este nombre a aquel lugar: “El Señor da lo necesario.” Por eso todavía se dice: “En el cerro, el Señor da lo<br />

necesario.”<br />

El ángel del Señor llamó a Abraham desde el cielo por segunda vez, y le dijo: —El Señor ha dicho:<br />

‘Puesto que has hecho esto y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo que te b<strong>en</strong>deciré mucho.<br />

Haré que tu desc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia sea tan numerosa como las estrellas del cielo y como la ar<strong>en</strong>a que hay a la orilla<br />

del mar. Además, ellos siempre v<strong>en</strong>cerán a sus <strong>en</strong>emigos, y todas las naciones del mundo serán b<strong>en</strong>decidas<br />

por medio de ellos, porque me has obedecido.’<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 33:12-22<br />

12 Bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turada la nación cuyo Dios es el Señor; *<br />

bi<strong>en</strong>av<strong>en</strong>turado el pueblo que él escogió para sí.<br />

Vigilia Pascual<br />

4


13 Desde el cielo mira el Señor, *<br />

y ve a todos los seres humanos.<br />

14 Desde el lugar de su morada observa *<br />

a todos los moradores de la tierra.<br />

15 El formó el corazón de todos ellos; *<br />

at<strong>en</strong>to está a todas sus obras.<br />

16 El rey no se salva por la multitud del ejército, *<br />

ni escapa el vali<strong>en</strong>te por la mucha fuerza.<br />

17 Vano para salvar es el caballo; *<br />

la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.<br />

18 He aquí el ojo del Señor sobre los que le tem<strong>en</strong>, *<br />

sobre los que esperan <strong>en</strong> su misericordia;<br />

19 Para arrancar sus vidas de la muerte, *<br />

y para sust<strong>en</strong>tarles <strong>en</strong> tiempo de hambre.<br />

20 Nuestra alma espera al Señor; *<br />

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.<br />

21 Por tanto <strong>en</strong> él se alegra nuestro corazón, *<br />

porque <strong>en</strong> su santo Nombre confiamos.<br />

22 Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros, *<br />

según ponemos nuestra confianza <strong>en</strong> ti.<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Dios y Padre de todos los crey<strong>en</strong>tes, por la gloria de tu Nombre y por medio de la gracia del<br />

sacram<strong>en</strong>to Pascual, multiplica el número de tus hijos, para que tu <strong>Iglesia</strong> se regocije al ver cumplida tu<br />

promesa a nuestro padre Abrahán; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

La Liberación de Israel <strong>en</strong> el Mar Rojo Exodo 14:10-15:1<br />

Cuando los israelitas se dieron cu<strong>en</strong>ta de que el faraón y los egipcios se acercaban, tuvieron mucho<br />

miedo y pidieron ayuda al Señor. Y a Moisés le dijeron: —¿Acaso no había sepulcros <strong>en</strong> Egipto, que nos<br />

sacaste de allá para hacernos morir <strong>en</strong> el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos sacaste de<br />

Egipto? Esto es precisam<strong>en</strong>te lo que te decíamos <strong>en</strong> Egipto: ‘Déjanos trabajar para los egipcios. ¡Más nos<br />

vale ser esclavos de ellos que morir <strong>en</strong> el desierto!’<br />

Pero Moisés les contestó: —No t<strong>en</strong>gan miedo. Manténganse firmes y fíj<strong>en</strong>se <strong>en</strong> lo que el Señor va a<br />

hacer hoy para salvarlos, porque nunca más volverán a ver a los egipcios que hoy v<strong>en</strong>. Ustedes no se<br />

preocup<strong>en</strong>, que el Señor va a pelear por ustedes.<br />

Entonces el Señor le dijo a Moisés: —¿Por qué me pides ayuda? ¡Ord<strong>en</strong>a a los israelitas que sigan<br />

adelante! Y tú, levanta tu bastón, exti<strong>en</strong>de tu brazo y parte el mar <strong>en</strong> dos, para que los israelitas lo cruc<strong>en</strong><br />

<strong>en</strong> seco. Yo voy a hacer que los egipcios se pongan tercos y los persigan; <strong>en</strong>tonces mostraré mi poder <strong>en</strong> el<br />

faraón y <strong>en</strong> todo su ejército, y <strong>en</strong> sus carros y caballería. Cuando haya mostrado mi poder <strong>en</strong> el faraón, y <strong>en</strong><br />

sus carros y caballería, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.<br />

Vigilia Pascual<br />

5


En ese mom<strong>en</strong>to el ángel de Dios y la columna de nube, que marchaban al fr<strong>en</strong>te de los israelitas,<br />

cambiaron de lugar y se pusieron detrás de ellos. Así la columna de nube quedó <strong>en</strong>tre el ejército egipcio y<br />

los israelitas; para los egipcios era una nube oscura, pero a los israelitas los alumbraba. Por eso los<br />

egipcios no pudieron alcanzar a los israelitas <strong>en</strong> toda la noche.<br />

Moisés ext<strong>en</strong>dió su brazo sobre el mar, y el Señor <strong>en</strong>vió un fuerte vi<strong>en</strong>to del este que sopló durante<br />

toda la noche y partió el mar <strong>en</strong> dos. Así el Señor convirtió el mar <strong>en</strong> tierra seca, y por tierra seca lo<br />

cruzaron los israelitas, <strong>en</strong>tre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.<br />

Toda la caballería y los carros del faraón <strong>en</strong>traron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad<br />

del mar; pero a la madrugada el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de<br />

fuego y de nube, que provocó un gran desord<strong>en</strong> <strong>en</strong>tre ellos; descompuso además las ruedas de sus carros,<br />

de modo que ap<strong>en</strong>as podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron: —Huyamos de los israelitas, pues el<br />

Señor pelea a favor de ellos y contra nosotros.<br />

Pero el Señor le dijo a Moisés: —Exti<strong>en</strong>de tu brazo sobre el mar, para que el agua regrese y caiga<br />

sobre los egipcios, y sobre sus carros y caballería.<br />

Moisés ext<strong>en</strong>dió su brazo sobre el mar y, al amanecer, el agua volvió a su cauce normal. Cuando los<br />

egipcios trataron de huir, se toparon con el mar, y así el Señor los hundió <strong>en</strong> él. Al volver el agua a su<br />

cauce normal, cubrió los carros y la caballería, y todo el ejército que había <strong>en</strong>trado <strong>en</strong> el mar para perseguir<br />

a los israelitas. Ni un solo soldado del faraón quedó vivo. Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar por<br />

tierra seca, <strong>en</strong>tre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.<br />

En aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, y los israelitas vieron los<br />

cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. Al ver los israelitas el gran poder que el Señor había<br />

desplegado contra Egipto, mostraron rever<strong>en</strong>cia ante el Señor y tuvieron confianza <strong>en</strong> él y <strong>en</strong> su siervo<br />

Moisés.<br />

Entonces Moisés y los israelitas <strong>en</strong>tonaron este canto <strong>en</strong> honor del Señor: “Cantaré <strong>en</strong> honor del<br />

Señor, que tuvo un triunfo maravilloso al hundir <strong>en</strong> el mar caballos y jinetes.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

CÁNTICO 1, Cántico de Moisés<br />

Cantaré al Señor, porque es excelso y sublime; *<br />

caballos y jinetes ha arrojado <strong>en</strong> el mar.<br />

Mi fuerza y mi refugio es el Señor; *<br />

él se hizo mi Salvador.<br />

El es mi Dios; yo lo alabaré; *<br />

el Dios de mis padres; yo lo <strong>en</strong>salzaré.<br />

El Señor es vali<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la batalla: *<br />

su Nombre es YAHVÉ.<br />

Los carros de Faraón y su ejército precipitó <strong>en</strong> el mar; *<br />

lo mejor de los escuderos se lo tragó el Mar Rojo.<br />

Los cubrió el abismo; *<br />

Vigilia Pascual<br />

6


hasta el fondo cayeron como piedra.<br />

Tu diestra, Señor, es gloriosa <strong>en</strong> su fuerza; *<br />

tu diestra, Señor, aplasta al <strong>en</strong>emigo.<br />

¿Quién como tú, Señor, <strong>en</strong>tre los dioses?<br />

¿Quién como tú, glorioso <strong>en</strong> santidad, *<br />

v<strong>en</strong>erado por sus hazañas loables, hacedor de maravillas?<br />

T<strong>en</strong>diste tu diestra; *<br />

se los tragó la tierra.<br />

Guiaste con tu misericordia al pueblo rescatado: *<br />

lo llevaste con tu poder hasta tu santa morada.<br />

Lo introduces y lo plantas *<br />

<strong>en</strong> el monte de tu heredad,<br />

El lugar de descanso que te has preparado, *<br />

el santuario, Señor, que tus manos fundaron.<br />

El Señor reinará *<br />

ahora y por siempre.<br />

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *<br />

como era <strong>en</strong> el principio, ahora y siempre,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Oh Dios, cuyas obras admirables de antaño aún resplandec<strong>en</strong> hasta este día, con la fuerza de tu brazo<br />

poderoso, <strong>en</strong> un tiempo tú libraste a tu pueblo escogido, de la esclavitud de Faraón, a fin de que fuese para<br />

nosotros una señal de salvación de todas las naciones por medio del agua del Bautismo: Concede que todos<br />

los pueblos de la tierra sean contados como vástagos de Abrahán, y se regocij<strong>en</strong> <strong>en</strong> la her<strong>en</strong>cia de Israel;<br />

por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

La Pres<strong>en</strong>cia de Dios <strong>en</strong> el Nuevo Israel Isaías 4:2-6<br />

En aquel día, el retoño que el Señor hará brotar será el adorno y la gloria de los que qued<strong>en</strong> con vida<br />

<strong>en</strong> Israel; las cosechas que produzca la tierra serán su orgullo y su honor. A los que qued<strong>en</strong> con vida <strong>en</strong><br />

Sión, a los que sobrevivan <strong>en</strong> Jerusalén y reciban el privilegio de vivir allí, se les llamará “consagrados al<br />

Señor”.<br />

Cuando el Señor dicte su s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia y ejecute su castigo, limpiará a Jerusalén de la sangre de sus<br />

crím<strong>en</strong>es y lavará las manchas de los habitantes de Sión. Sobre toda la ext<strong>en</strong>sión del monte Sión<br />

y sobre el pueblo reunido allí, el Señor creará una nube oscura <strong>en</strong> el día, y <strong>en</strong> la noche resplandor y llamas<br />

de fuego.<br />

Por <strong>en</strong>cima de todos estará la gloria del Señor, para protegerlos y def<strong>en</strong>derlos; les servirá de sombra<br />

contra el calor del día y de protección contra la lluvia y la tempestad.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Vigilia Pascual<br />

7


SALMO 122<br />

1 Me alegré cuando me dijeron: *<br />

"Vamos a la casa del Señor".<br />

2 Ya están pisando nuestros pies *<br />

tus umbrales, oh Jerusalén.<br />

3 Jerusalén está edificada *<br />

como ciudad bi<strong>en</strong> unida <strong>en</strong>tre sí.<br />

4 Allá sub<strong>en</strong> las tribus, las tribus del Señor,<br />

la asamblea de Israel, *<br />

para alabar el Nombre del Señor;<br />

5 Porque allá están los tronos del juicio, *<br />

los tronos de la casa de David.<br />

6 Or<strong>en</strong> por la paz de Jerusalén: *<br />

"Que prosper<strong>en</strong> los que te aman.<br />

7 Haya paz d<strong>en</strong>tro de tus muros, *<br />

sosiego d<strong>en</strong>tro de tus ciudadelas.<br />

8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros, *<br />

digo de corazón: 'La paz contigo'.<br />

9 Por amor de la casa del Señor nuestro Dios, *<br />

buscaré hacerte el bi<strong>en</strong>".<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Oh Dios, que de día guiaste con una columna de nube a tu antiguo pueblo y de noche con una<br />

columna de fuego: Concede que nosotros, que te servimos ahora <strong>en</strong> la tierra, lleguemos al gozo de aquella<br />

Jerusalén celestial, donde se <strong>en</strong>juga toda lágrima, y donde tus santos siempre cantan tu alabanza; por<br />

Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

La Salvación Ofrecida Librem<strong>en</strong>te a Todos Isaías 55:1-11<br />

“Todos los que t<strong>en</strong>gan sed, v<strong>en</strong>gan a beber agua; los que no t<strong>en</strong>gan dinero, v<strong>en</strong>gan, consigan trigo de<br />

balde y coman; consigan vino y leche sin pagar nada.<br />

¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan? ¿Por qué dar su salario por algo que no deja<br />

satisfecho? Óiganme bi<strong>en</strong> y comerán bu<strong>en</strong>os alim<strong>en</strong>tos, comerán cosas deliciosas. V<strong>en</strong>gan a mí y pongan<br />

at<strong>en</strong>ción, escúch<strong>en</strong>me y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna, cumpli<strong>en</strong>do así las promesas que<br />

por amor hice a David.<br />

Yo lo puse a él como testigo para las naciones, como jefe e instructor de los pueblos. Tú llamarás a<br />

pueblos desconocidos; pueblos que no te conocían irán corri<strong>en</strong>do a ti, porque yo, tu Señor, el Dios Santo<br />

de Israel, te he honrado.<br />

“Busqu<strong>en</strong> al Señor mi<strong>en</strong>tras puedan <strong>en</strong>contrarlo, llám<strong>en</strong>lo mi<strong>en</strong>tras está cerca. Que el malvado deje<br />

su camino, que el perverso deje sus ideas; vuélvanse al Señor, y él t<strong>en</strong>drá compasión de ustedes; vuélvanse<br />

a nuestro Dios, que es g<strong>en</strong>eroso para perdonar. Porque mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera<br />

Vigilia Pascual<br />

8


de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por <strong>en</strong>cima de la tierra, así también mis ideas y mi<br />

manera de actuar están por <strong>en</strong>cima de las de ustedes.”<br />

El Señor lo afirma. “Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, y no vuelv<strong>en</strong> allá, sino que<br />

empapan la tierra, la fecundan y la hac<strong>en</strong> germinar, y produc<strong>en</strong> la semilla para sembrar y el pan para<br />

comer, así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo<br />

que yo quiero y cumple la ord<strong>en</strong> que le doy.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

CÁNTICO 2, Primer Cántico de Isaías<br />

He aquí es Dios qui<strong>en</strong> me salva; *<br />

confiaré <strong>en</strong> él y no temeré.<br />

Mi fortaleza y mi refugio es el Señor; *<br />

él se hizo mi Salvador.<br />

Sacarán ustedes aguas con júbilo *<br />

de las fu<strong>en</strong>tes de salvación.<br />

Aquel día dirán: *<br />

D<strong>en</strong> gracias al Señor e invoqu<strong>en</strong> su Nombre.<br />

Cu<strong>en</strong>t<strong>en</strong> a los pueblos sus hazañas; *<br />

pregon<strong>en</strong> que su Nombre es excelso.<br />

Cant<strong>en</strong> alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas sublimes, *<br />

y esto es conocido por toda la tierra.<br />

Vitore<strong>en</strong>, habitantes de Sión, con gritos de júbilo, *<br />

porque grande es <strong>en</strong> medio de ti el Santo de Israel.<br />

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *<br />

como era <strong>en</strong> el principio, ahora y siempre,<br />

por los siglos de los siglos. Amén.<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Oh Dios, por el poder de tu Verbo, tú has creado todas las cosas, y r<strong>en</strong>uevas la tierra por tu Espíritu:<br />

Dales ahora el agua de vida a los que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> sed de ti, para que produzcan fruto abundante <strong>en</strong> tu reino<br />

glorioso; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

Un Corazón Nuevo y un Espíritu Nuevo Ezequiel 36:24-28<br />

Yo los sacaré a ustedes de todas esas naciones y países; los reuniré y los haré volver a su tierra. Los<br />

lavaré con agua pura, los limpiaré de todas sus impurezas, los purificaré del contacto con sus ídolos;<br />

pondré <strong>en</strong> ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la<br />

piedra y les pondré un corazón dócil. Pondré <strong>en</strong> ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y<br />

decretos; vivirán <strong>en</strong> el país que di a sus padres, y serán mi pueblo y yo seré su Dios.<br />

Vigilia Pascual<br />

9


Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

SALMO 42:1-7,<br />

1 Como anhela el ciervo las corri<strong>en</strong>tes de aguas, *<br />

así te anhela, oh Dios, el alma mía.<br />

2 Mi alma ti<strong>en</strong>e sed de Dios, del Dios vivo; *<br />

¿cuándo v<strong>en</strong>dré, y me pres<strong>en</strong>taré delante de Dios?<br />

3 Fueron mis lágrimas mi alim<strong>en</strong>to de día y de noche, *<br />

mi<strong>en</strong>tras me dic<strong>en</strong> todos los días:<br />

"¿Dónde está tu Dios?"<br />

4 Doy ri<strong>en</strong>da suelta a mi dolor, cuando pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong> estas cosas: *<br />

de cómo fui con la multitud,<br />

y la conduje hasta la casa de Dios,<br />

5 Con voz de alegría y de alabanza, *<br />

haci<strong>en</strong>do fiesta la multitud.<br />

6 ¿Por qué te abates, oh alma mía, *<br />

y te turbas d<strong>en</strong>tro de mí?<br />

7 Pon tu confianza <strong>en</strong> Dios, *<br />

porque aún he de alabarle,<br />

Salvador, Pres<strong>en</strong>cia y Dios mío.<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Dios todopoderoso y eterno, que <strong>en</strong> el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la<br />

reconciliación: Concede a todos los que nac<strong>en</strong> de nuevo <strong>en</strong> la comunión del Cuerpo de Cristo que<br />

manifiest<strong>en</strong> <strong>en</strong> sus vidas lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

El Valle de los Huesos Secos Ezequiel 37:1-14<br />

El Señor puso su mano sobre mí, y me hizo salir ll<strong>en</strong>o de su poder, y me colocó <strong>en</strong> un valle que<br />

estaba ll<strong>en</strong>o de huesos. El Señor me hizo recorrerlo <strong>en</strong> todas direcciones; los huesos cubrían el valle, eran<br />

muchísimos y estaban completam<strong>en</strong>te secos. Entonces me dijo: “¿Crees tú que estos huesos pued<strong>en</strong> volver<br />

a t<strong>en</strong>er vida?” Yo le respondí: “Señor, solo tú lo sabes.”<br />

Entonces el Señor me dijo: “Habla <strong>en</strong> mi nombre a estos huesos. Diles: ‘Huesos secos, escuch<strong>en</strong> este<br />

m<strong>en</strong>saje del Señor. El Señor les dice: Voy a hacer <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> ustedes ali<strong>en</strong>to de vida, para que revivan. Les<br />

pondré t<strong>en</strong>dones, los rell<strong>en</strong>aré de carne, los cubriré de piel y les daré ali<strong>en</strong>to de vida para que revivan.<br />

Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor.’ ” Yo les hablé como él me lo había ord<strong>en</strong>ado. Y<br />

mi<strong>en</strong>tras les hablaba, oí un ruido: era un terremoto, y los huesos com<strong>en</strong>zaron a juntarse unos con otros. Y<br />

vi que sobre ellos aparecían t<strong>en</strong>dones y carne, y que se cubrían de piel. Pero no t<strong>en</strong>ían ali<strong>en</strong>to de vida.<br />

Entonces el Señor me dijo: “Habla <strong>en</strong> mi nombre al ali<strong>en</strong>to de vida, y dile: ‘Así dice el Señor:<br />

Ali<strong>en</strong>to de vida, v<strong>en</strong> de los cuatro puntos cardinales y da vida a estos cuerpos muertos.’ ” Yo hablé <strong>en</strong><br />

nombre del Señor, como él me lo ord<strong>en</strong>ó, y el ali<strong>en</strong>to de vida vino y <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> ellos, y ellos revivieron y se<br />

pusieron de pie. Eran tantos que formaban un ejército inm<strong>en</strong>so.<br />

Vigilia Pascual<br />

10


Entonces el Señor me dijo: “El pueblo de Israel es como estos huesos. Andan dici<strong>en</strong>do: ‘Nuestros<br />

huesos están secos; no t<strong>en</strong>emos ninguna esperanza, estamos perdidos.’ Pues bi<strong>en</strong>, háblales <strong>en</strong> mi nombre, y<br />

diles: ‘Esto dice el Señor: Pueblo mío, voy a abrir las tumbas de ustedes; voy a sacarlos de ellas y a<br />

hacerlos volver a la tierra de Israel. Y cuando yo abra sus tumbas y los saque de ellas, reconocerán ustedes,<br />

pueblo mío, que yo soy el Señor. Yo pondré <strong>en</strong> ustedes mi ali<strong>en</strong>to de vida, y ustedes revivirán; y los<br />

instalaré <strong>en</strong> su propia tierra. Entonces sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo he hecho. Yo, el Señor, lo<br />

afirmo.’<br />

SALMO 30<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

1 Te <strong>en</strong>salzaré, oh Señor,<br />

porque me has alzado, *<br />

y no permitiste que mis <strong>en</strong>emigos triunfaran sobre mí.<br />

2 Oh Señor Dios mío, a ti clamé, *<br />

y tú me sanaste.<br />

3 Oh Señor, me sacaste del abismo; *<br />

me hiciste revivir, para que no desc<strong>en</strong>diese a la<br />

sepultura.<br />

4 Cant<strong>en</strong> al Señor, ustedes sus fieles, *<br />

y celebr<strong>en</strong> su santo Nombre;<br />

5 Porque sólo un mom<strong>en</strong>to dura su ira, *<br />

pero su favor toda la vida.<br />

6 Aunque al anochecer nos visite el llanto, *<br />

<strong>en</strong> la mañana v<strong>en</strong>drá la alegría.<br />

7 Dije yo <strong>en</strong> mi comodidad,<br />

"No seré jamás conmovido; *<br />

tú, oh Señor, con tu favor<br />

me afirmaste como monte fuerte".<br />

8 Luego escondiste tu rostro, *<br />

y fui muy turbado.<br />

9 A ti, oh Señor, clamé, *<br />

y a mi Soberano supliqué, dici<strong>en</strong>do:<br />

10 "¿Qué provecho hay <strong>en</strong> mi muerte,<br />

cuando yo desci<strong>en</strong>da a la fosa? *<br />

¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?<br />

11 Escucha, oh Señor, y t<strong>en</strong> misericordia de mí;<br />

oh Señor sé tú mi ayudador."<br />

12 Has cambiado mi lam<strong>en</strong>to <strong>en</strong> danzas; *<br />

me has quitado el luto, y me has vestido de fiesta.<br />

13 Por tanto a ti canta mi corazón, y no llora más; *<br />

oh Señor Dios mío, te daré gracias para siempre.<br />

Vigilia Pascual<br />

11


Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Dios todopoderoso, por medio de la Pascua de tu Hijo nos has sacado del pecado a la rectitud, y de la<br />

muerte a la vida: Concede a los que son sellados por tu Espíritu Santo la voluntad y valor para proclamarte<br />

por todo el mundo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

Reunión del Pueblo de Dios Sofonías 3:12-20<br />

Yo dejaré <strong>en</strong> ti g<strong>en</strong>te humilde y s<strong>en</strong>cilla, que pondrá su confianza <strong>en</strong> mi nombre. Los sobrevivi<strong>en</strong>tes<br />

del pueblo de Israel no cometerán injusticias, ni dirán m<strong>en</strong>tiras, ni ll<strong>en</strong>arán de embustes su boca.<br />

Podrán alim<strong>en</strong>tarse y descansar sin miedo alguno.” ¡Canta, ciudad de Sión! ¡Da voces de alegría,<br />

pueblo de Israel! ¡Alégrate, Jerusalén, alégrate de todo corazón! El Señor ha retirado la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia contra ti<br />

y ha rechazado a tus <strong>en</strong>emigos.<br />

El Señor, el Rey de Israel, está <strong>en</strong> medio de ti: ya no t<strong>en</strong>drás que temer mal alguno. En aquel tiempo<br />

se dirá a Jerusalén: “¡No t<strong>en</strong>gas miedo, Sión, ni dejes que tus manos qued<strong>en</strong> sin fuerzas!” El Señor tu Dios<br />

está <strong>en</strong> medio de ti; ¡él es poderoso, y te salvará! El Señor estará cont<strong>en</strong>to de ti. Con su amor te dará nueva<br />

vida; <strong>en</strong> su alegría cantará como <strong>en</strong> día de fiesta.<br />

Dice el Señor: “Yo te libraré <strong>en</strong>tonces del mal que te am<strong>en</strong>ace, de la vergü<strong>en</strong>za que pese sobre ti. En<br />

aquel tiempo actuaré <strong>en</strong> contra de todos los que te oprim<strong>en</strong>. Ayudaré a la oveja que cojea y recogeré a la<br />

extraviada; convertiré <strong>en</strong> honor y fama, <strong>en</strong> toda la tierra, los desprecios que les hicieron.<br />

En aquel tiempo los traeré a ustedes, los reuniré; haré que cambie su suerte, y les daré fama y honor<br />

<strong>en</strong>tre todos los pueblos de la tierra. Yo, el Señor, lo he dicho.”<br />

SALMO 98<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

1 Cant<strong>en</strong> al Señor cántico nuevo, *<br />

porque ha hecho maravillas.<br />

2 Con su diestra, y con su santo brazo, *<br />

ha alcanzado la victoria.<br />

3 El Señor ha dado a conocer su victoria; *<br />

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.<br />

4 Se acuerda de su misericordia y su fidelidad<br />

para con la casa de Israel; *<br />

los confines de la tierra<br />

han visto la victoria de nuestro Dios.<br />

5 Aclam<strong>en</strong> con júbilo al Señor, pueblos todos; *<br />

levant<strong>en</strong> la voz, góc<strong>en</strong>se y cant<strong>en</strong>.<br />

6 Cant<strong>en</strong> al Señor con el arpa, *<br />

con el arpa y la voz de cántico.<br />

7 Con trompetas y al son de clarines, *<br />

Vigilia Pascual<br />

12


aclam<strong>en</strong> con júbilo ante el Rey, el Señor.<br />

8 Ruja el mar y cuanto conti<strong>en</strong>e, *<br />

el mundo y los que <strong>en</strong> él habitan.<br />

9 D<strong>en</strong> palmadas los ríos, aclam<strong>en</strong> los montes al Señor, *<br />

cuando llegue para juzgar la tierra.<br />

10 Juzgará al mundo con justicia, *<br />

y a los pueblos con equidad.<br />

Oremos. (Sil<strong>en</strong>cio)<br />

Dios de poder inmutable y luz eterna: Mira con favor a toda tu <strong>Iglesia</strong>, ese maravilloso y sagrado<br />

misterio; por la operación eficaz de tu provid<strong>en</strong>cia lleva a cabo <strong>en</strong> tranquilidad el plan de salvación; haz<br />

que todo el mundo vea y sepa que las cosas que han sido derribadas son levantadas, las cosas que han<br />

<strong>en</strong>vejecido son r<strong>en</strong>ovadas, y que todas las cosas están si<strong>en</strong>do llevadas a su perfección, mediante aquél por<br />

qui<strong>en</strong> fueron hechas, tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.<br />

EPÍSTOLA Romanos 6:3-11<br />

¿No sab<strong>en</strong> ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús <strong>en</strong> el bautismo, quedamos unidos a su<br />

muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una<br />

vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre.<br />

Si nos hemos unido a Cristo <strong>en</strong> una muerte como la suya, también nos uniremos a él <strong>en</strong> su<br />

resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra<br />

naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos si<strong>en</strong>do esclavos del pecado. Porque, cuando<br />

uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos <strong>en</strong> que también<br />

viviremos con él. Sabemos que Cristo, habi<strong>en</strong>do resucitado, no volverá a morir.<br />

La muerte ya no ti<strong>en</strong>e poder sobre él. Pues Cristo, al morir, murió de una vez para siempre respecto<br />

al pecado; pero al vivir, vive para Dios. Así también, ustedes considér<strong>en</strong>se muertos respecto al pecado,<br />

pero vivos para Dios <strong>en</strong> unión con Cristo Jesús.<br />

Palabra del Señor Pueblo: Demos gracias a Dios<br />

Puede cantarse y repetirse el "Aleluya"<br />

Puede cantarse el Salmo 114 u otro salmo o himno adecuado.<br />

SALMO 114<br />

1 ¡Aleluya!<br />

Cuando salió Israel de Egipto, *<br />

la casa de Jacob de <strong>en</strong>tre un pueblo de idioma aj<strong>en</strong>o,<br />

2 Judá vino a ser el santuario de Dios, *<br />

e Israel su dominio.<br />

Vigilia Pascual<br />

13


3 El mar lo vio, y huyó: *<br />

el Jordán se volvió atrás.<br />

4 Los montes saltaron como carneros, *<br />

y como corderos las colinas.<br />

5 ¿Qué te afligió, oh mar, que huiste, *<br />

y a ti, oh Jordán, que te volviste atrás?<br />

6 Oh montes, ¿por qué saltaron como carneros, *<br />

y como corderos, oh colinas?<br />

7 Tiembla, oh tierra, a la pres<strong>en</strong>cia de mi Soberano, *<br />

a la pres<strong>en</strong>cia del Dios de Jacob,<br />

8 Qui<strong>en</strong> cambió la peña <strong>en</strong> estanque de aguas, *<br />

y el pedernal <strong>en</strong> manantiales.<br />

SANTO EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO 28:1-10<br />

Pueblo: ¡Gloria a ti, Cristo Señor!<br />

Pasado el sábado, cuando al anochecer com<strong>en</strong>zaba el primer día de la semana, María Magdal<strong>en</strong>a y la<br />

otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto hubo un fuerte temblor de tierra, porque un ángel del Señor<br />

bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra que lo tapaba y se s<strong>en</strong>tó sobre ella. El ángel<br />

brillaba como un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. Al verlo, los soldados temblaron de<br />

miedo y quedaron como muertos.<br />

El ángel dijo a las mujeres: —No t<strong>en</strong>gan miedo. Yo sé que están buscando a Jesús, el que fue<br />

crucificado. No está aquí, sino que ha resucitado, como dijo. V<strong>en</strong>gan a ver el lugar donde lo pusieron.<br />

Vayan pronto y digan a los discípulos: ‘Ha resucitado, y va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo<br />

verán.’ Esto es lo que yo t<strong>en</strong>ía que decirles.<br />

Las mujeres se fueron rápidam<strong>en</strong>te del sepulcro, con miedo y mucha alegría a la vez, y corrieron a<br />

llevar la noticia a los discípulos. En eso, Jesús se pres<strong>en</strong>tó ante ellas y las saludó. Ellas se acercaron a Jesús<br />

y lo adoraron, abrazándole los pies, y él les dijo: —No t<strong>en</strong>gan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se<br />

dirijan a Galilea, y que allá me verán.<br />

El Evangelio del Señor Pueblo: Te Alabamos, Cristo Señor.<br />

Si antes no se predicó sermón u homilía, sigue aquí.<br />

El Credo Nic<strong>en</strong>o no se usa <strong>en</strong> este rito.<br />

El Santo Bautismo, la Confirmación o la R<strong>en</strong>ovación de Votos<br />

Bautismales se puede efectuar aquí.<br />

La Liturgia continúa con la Oración de los Fieles.<br />

Prefacio de Pascua<br />

Vigilia Pascual<br />

14

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