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Josu-entrevista - Misiones Diocesanas Vascas

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"El Nobel a Obama es de vergüenza"<br />

"Acudes con el entusiasmo de dar y retornas con la maravillosa sensación de haber recibido relaciones,<br />

creatividad, experiencias, otra cultura, otras formas de vida", relata <strong>Josu</strong> López Villalba, misionero vasco a<br />

su vuelta de Ecuador.<br />

Nekane Lauzirika<br />

- Domingo, 18 de Octubre de 2009 - Actualizado a las 08:16h.<br />

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QUIEN crea que el cielo se puede encontrar en la tierra es porque se durmió en la<br />

clase de geografía. <strong>Josu</strong> López Villalba jamás se durmió en las clases donde<br />

estudiaba la realidad. Y ahora que vive casi toda su vida en Ecuador, entre los pobres<br />

de Ecuador, sabe mucho más que antes de las durezas de la vida. Aún así, cree que,<br />

desde que gobernantes populares han accedido al poder en Suramérica, aunque la<br />

tierra sigue siendo un no paraíso, sí constata que al pueblo se le puede escuchar<br />

porque se le ha dado la palabra. Para <strong>Josu</strong> es un primer paso si las gentes de las<br />

clases más humildes tienen la palabra, ahora sí es posible que algunas gotas del<br />

paraíso terminan cayendo sobre los pueblos pobres.


Después de hablar con <strong>Josu</strong> me imagino que si para tomar sus decisiones solamente<br />

sopesase su propia felicidad posiblemente se aposentase en algún rincón de su<br />

querido Enkarterri, el lugar más adorable que existe para él en el mundo. Pero este<br />

misionero diocesano, como otros cientos de sacerdotes y cooperantes vascos, ha<br />

tomado la decisión de posponer su personal satisfacción y ponerse al servicio de los<br />

que más lo necesitan.<br />

Él, como otros muchos, se han acercado estos días por Euskadi con motivo de<br />

conmemorarse hoy el día de las <strong>Misiones</strong> <strong>Diocesanas</strong> para hacernos ver que siguen<br />

existiendo muchas personas que viven en condiciones indignas y que precisan de<br />

nuestra ayuda. Ellos ya dieron el sí y vienen a pedirnos que, en la medida de nuestras<br />

posibilidades, demos también un paso en el camino de la ayuda.<br />

Recuerda su llegada a Ecuador en el 82, "una época ilusionante, en la que<br />

pensábamos que todo era posible en América Latina, que había llegado su momento.<br />

Eran los tiempos de la teología de la liberación, de las comunidades de base. Había<br />

esperanza en la sociedad, en el pueblo, en la Iglesia. Yo fui allí porque tenía varios<br />

amigos que me animaron a participar de la experiencia de la iglesia que era muy<br />

esperanzadora. La idea era estar por aquellas tierras cinco años y al final acabé<br />

quedándome 15", apunta sonriente.<br />

De la teología de la liberación de los 80-90, América Latina pasó casi a la teología de<br />

la cruz, del sufrimiento. "La situación no avanzó como pensábamos que iba a ocurrir;<br />

atrás quedaron la música, los cantos, la literatura, la política. Pero ahora, mira por<br />

donde, vuelve a haber esperanza", dice con conocimiento de causa.<br />

Convencido de que el bloque, sobre todo político y social, que se está configurando en<br />

torno a la figura de Lula, en Brasil, está devolviendo la dignidad a América Latina.<br />

"Bolivia, Ecuador, Venezuela, Honduras, Cuba... intentan tener la palabra y creo que<br />

están superando una etapa que ha sido muy negativa para las gentes de estos países.<br />

Un golpe descarado como el de Honduras, hace tres años hubiera sido un golpe de<br />

Estado más a los que nos tienen acostumbrados los poderosos que ocupan el poder.<br />

Sin embargo, algo ha cambiado", reflexiona en voz alta.<br />

Este misionero tiene claro que hay que entender América Latina desde la situación<br />

que viven estos países, "donde los yankees, los gringos hacen y deshacen con total<br />

impunidad. Es muy fácil hablar desde la pura libertad angelical y no ver que si no hay


libertad económica, de igualdad de oportunidades, la otra libertad teórica no existe.<br />

Las descalificaciones sobre el populismo vienen de los que han detentado el poder y<br />

se han enriquecido dejando a su población en la más absoluta de la pobreza", explica.<br />

Reconoce que hay que hablar de libertad, pero desde la economía, desde la libertad<br />

de oportunidades, pero que todos en la práctica puedan comer. ¿Lo que propugnaba<br />

el jesuita vasco asesinado Ignacio Ellacuria? "Hablaba de la justicia para todos. La<br />

teología de la liberación se puede discutir, pero mientras haya pobres habrá gente que<br />

se sitúe a favor y en contra. La gente que se posicione a favor de los pobres y que<br />

tenga unas ideas, una ideología, esa es la teología", añade.<br />

Para este misionero, lo importante no es la teología ni los teólogos, "habrá 10 ó 12 en<br />

toda latinoamérica, pero pobres un montón. Por desgracia, cada vez es menos la<br />

gente comprometida que intenta sacar adelante la teología de los pobres. En este<br />

sentido, la iglesia está cada día más despistada en cosas de culto y de religión",<br />

subraya.<br />

El misionero que va a tierras de indígenas con la sotana y la cruz a rescatar infieles<br />

para el reino de Dios, ya pasó a la historia, "porque no se corresponde para nada con<br />

la realidad en las misiones católicas".<br />

"Vamos allí, a la misión que nos encarguen, a compartir la vida, su vida y la nuestra<br />

para juntos tratar de hacer un camino; juntos porque nosotros les damos a ellos, pero<br />

con harta frecuencia es más lo que ellos nos dan a nosotros", relata <strong>Josu</strong>.<br />

La fuerza de la misiones está en que los misioneros y la Iglesia de base está mucho<br />

más cerca de las necesidades diarias de las personas que esa jerarquía que vive en<br />

sus palacios y en sus elucubraciones. "La mejor forma de entender la palabra de Dios<br />

es ser útil a los demás. En Latinoamérica ha habido una gran generación de obispos-<br />

pastores, hermanos, amigos cercanos que han estado en las casas con los que sufren<br />

y han caminado con ellos. Algunos ya han muerto y a otros los han matado. Es cierto<br />

que actualmente están llegando una generación de obispos más clericales", se<br />

lamenta con visible preocupación.<br />

Porque ese clericalismo a ultranza puede ser que la gente se desencante. "¿Cómo<br />

afecta eso? ¿Cómo lo ve Dios ante ese empeño de que vivamos con dignidad y sin<br />

enfermedad? ¿Para qué queremos tanto culto y tanto celebrar si no se solucionan los<br />

problemas", se pregunta en voz alta <strong>Josu</strong>é López Villalba. "Porque para que la palabra


de Dios sea vida, debemos ayudar a estas gentes a que crezcan como personas, a<br />

que tengan oportunidades de vivir dignamente".<br />

Desde la misión de Ecuador, a media hora del mar de Perú, este misionero sigue la<br />

actualidad mundial, y aunque le pilla lejos, también la de Euskadi. "Tengo dos amigos<br />

que me mandan una selección de las noticias; gracias a ellos sigo las informaciones a<br />

nivel mundial. Ahora llevo ya dos meses aquí y me cuesta entender todo lo que veo.<br />

Toda la situación de Europa y de Euskadi me parece muy serio".<br />

Se refiere a la política vasca y a las últimas detenciones de los dirigentes del sindicato<br />

AB y Batasuna. "Me he quedado escandalizado viendo la televisión. ¿A dónde vamos?<br />

¿Dónde está la libertad de expresión, de decisión. Esto es un poco tercermundista. Si<br />

se silencias las voces, seguro que vuelven a salir por otro lado", apostilla, al tiempo<br />

que muestra su indignación por las actuaciones de la proponente Europa, sin visión de<br />

futuro.<br />

"Cómo han sido capaces de traer a dos somalíes aquí; con la prepotencia europea<br />

puede ocurrir una hecatombe. Nos creemos la mamá de Tarzán, que nos podemos<br />

coger a unos u traerlos aquí y que no pase nada", critica con vehemencia.<br />

Del mismo modo que muestra su malestar por la concesión del premio Nobel de la paz<br />

a Obama. "Es de vergüenza", sentencia. "No entro en cuestiones de si Obama sí o no.<br />

Es una vergüenza humana, porque viene a ratificar que el primer mundo hace lo que le<br />

da la gana. A los somalíes se los traen para aquí y le dan el Nobel al presidente de<br />

EE.UU.".<br />

Observa que vivimos en un mundo lleno de individualistas, donde trabajar en<br />

comunidad, consumir menos y ser menos codiciosos y no movernos sólo por la<br />

ambición personal, es muy difícil. "La gente joven que viene a misiones durante uno o<br />

dos meses regresa cambiada. Muchos de los que están comprometidos aquí con otras<br />

ONGs o movimientos de base han pasado por allí. A mi me complacería mucho que<br />

algún curita joven me reemplazara. Me parece bien que vaya gente joven, porque hay<br />

que renovarse. No sé si alguien querrá, porque aquí se vive muy bien", sentencia.

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