1 RUBEN DARIO EN AGUSTIN LARA Hace como ... - Roger Araica
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<strong>RUB<strong>EN</strong></strong> <strong>DARIO</strong> <strong>EN</strong> <strong>AGUSTIN</strong> <strong>LARA</strong><br />
<strong>Hace</strong> <strong>como</strong> tres años participé <strong>como</strong> jurado en la feria anual que la UAM (Universidad<br />
Americana) realiza entre todos sus estudiantes para inducirlos en la línea de la creatividad y de la<br />
gestión microempresarial. Por haber participado en ese evento, el Rector de dicha universidad<br />
me obsequió el interesante libro editado por esa casa de estudios: Jorge Green Huie. “El lenguaje<br />
poético de Rubén Darío” 1 . Aprendí (o creí aprender) en el citado libro el andamiaje simbólico y<br />
las imágenes centrales utilizadas más frecuentemente por el universal bardo nicaragüense.<br />
Por otra parte, escuchando el CD “Por amor” con las interpretaciones que el extraordinario tenor<br />
español Plácido Domingo ejecuta sobre las canciones de Agustín Lara (01/10/1900 –<br />
06/11/1970), me pareció percibir una gran afinidad entre la poética del famoso canta-autor<br />
mexicano y el más ilustre de los nicaragüenses.<br />
Los recursos estilísticos de la poesía dariana, según el estudio de Green Huie, se despliegan en<br />
un amplio abanico bajo los conceptos principales de “cantar y volar”, a los que se agregan: (1)<br />
los colores simbólicos, (2) el sol y los astros, (3) las metáforas de aristocracia, (4) las imágenes<br />
basadas en el oro, la plata, las perlas y las piedras preciosas y (5) las flores.<br />
Tratando de encontrar una vinculación entre la poética de Agustín Lara y la de Rubén Darío,<br />
elaboré el siguiente cuadro comparativo:<br />
Cantar<br />
RUBÉN DARÍO AGUSTÍN <strong>LARA</strong><br />
Cantar<br />
Y el dios de piedra se despierte y cante<br />
La gloria de los tirsos florecientes<br />
Volar<br />
Y de la flor<br />
Que el ruiseñor<br />
Canta en su griego antiguo, de la rosa,<br />
Vuelas, ¡Oh mariposa!<br />
A posarte en un clavo de nuestro Señor.<br />
Colores simbólicos<br />
Un gran vuelo de cuerpos mancha el azul<br />
celeste<br />
El sol y los astros<br />
Y hacer brillar al sol tus divinas banderas<br />
Mi cantar se vuelve gitano<br />
Cuando es para ti<br />
Volar<br />
Colores simbólicos<br />
Una vez robé un lucero<br />
De lo alto de un monte blanco<br />
El sol y los astros<br />
Y en tus ojeras<br />
1<br />
Jorge Green Huie. “El lenguaje poético de Rubén Darío”. Universidad Americana, UAM. Managua, Diciembre,<br />
1999<br />
1
Metáforas de aristocracia<br />
En vano busqué a la princesa<br />
Que estaba triste de esperar.<br />
La vida es dura. Amarga y pesa.<br />
¡Ya no hay princesa que cantar!<br />
Imágenes basadas en el oro, plata, perlas y<br />
piedras preciosas<br />
Y, no obstante la vida es bella,<br />
Por poseer<br />
La perla, la rosa, la estrella<br />
Y la mujer<br />
Las flores<br />
Cojamos la flor del instante;<br />
¡La melodía<br />
De la mágica alondra cante<br />
La miel del día!<br />
Se ven las palmeras<br />
Borrachas de sol<br />
Metáforas de aristocracia<br />
Tienes el perfume<br />
De un naranjo en flor<br />
El altivo porte<br />
De una majestad<br />
Imágenes basadas en el oro, plata, perlas y<br />
piedras preciosas<br />
Y tengo celos de tus espumas y tus<br />
Cristales<br />
Arroyito de plata, mi rival eres tú.<br />
Las flores<br />
Rosa la más hermosa<br />
La primorosa flor<br />
Que mi ser perfumó<br />
No pude encontrar, por lo menos en el CD de Agustín Lara que me sirve de referencia, ninguna<br />
figura relacionada con “volar”. Y, aunque localicé una metáfora de aristocracia en el poeta<br />
veracruzano: “El altivo porte de una majestad”, no parece que sea su tendencia. Contrario a<br />
Darío, cuya poesía está llena de reyes y princesas: “Princesa de mis locuras, / que tus cabellos<br />
desatas” (Tornada Libre). Que escribe: “Ahí va ese poeta por su camino / con su soberbio rostro<br />
de emperador”, refiriéndose a Walt Whitman, y que se llama así mismo: “A despecho de mis<br />
manos de marqués”; la versificación de Lara es triste y melancólica: “Una vez nada más en mi<br />
huerto / brilló la esperanza / la esperanza que alumbra el camino de mi soledad” (Solamente<br />
una vez); “Noche de ronda / <strong>como</strong> me hiere / <strong>como</strong> lastima mi corazón” (Noche de ronda), “Mi<br />
vida, / triste jardín / tuvo el encanto / de tus perfumes / y tu carmín” (Rosa); “Rival de mi<br />
tristeza / mi propia soledad” (Mi Rival); “En esta noche de frío / de duro cierzo invernal”<br />
(Arráncame la Vida); “Cuantas noches / me viste llorando / llamar a su puerta” (Farolito).<br />
Una figura literaria que en Lara se vuelve repetitiva, es el adjetivo “divina”: “Mujer, mujer<br />
divina” (Mujer); “La divina magia de un atardecer” (Mujer); “En la cadencia / de tu voz<br />
divina”; (Palmera); “Divina Rosa / que encendió mi amor” (Rosa), “Ya ves que venero tu<br />
imagen divina” (Piensa en mi); que también Darío usa con alguna frecuencia: “Y cuando Venus<br />
brilla, / dulce, imperial amor de la divina tarde, / creo que en la onda suena / o son de lira o<br />
canto de sirena. / Y en mi alma otro lucero <strong>como</strong> el de Venus arde” (Vesperal); “La dulzura del<br />
ángelus matinal y divino / que diluyen ingenuas campanas provinciales” (La Dulzura del<br />
2
Ángelus…); “y hacer brillar al sol tus divinas banderas” (Canto de Esperanza), “Alma mía,<br />
perdura en tu idea divina” (Alma mía); “Escucha la retórica divina / del pájaro del aire y la<br />
nocturna / irradiación geométrica adivina” (Ama tu ritmo); “Lirio divino, lirio de las<br />
Anunciaciones” (El poeta pregunta por Stella).<br />
A contrapunto con la cualidad “divina”, usa Lara los términos “filtros”, “hechizo”, “magia”,<br />
“milagro”, “idolatría”, “embrujo” para caracterizar a la mujer, o las mujeres, que lo tienen<br />
“hechizado” o “embrujado”; es decir, que juega un poco a la magia blanca con vocabulario de<br />
magia negra: “Sabes de los filtros / que hay en el amor / tienes el hechizo de la liviandad”<br />
(Mujer); “Y cuando ese milagro realiza el prodigio de amarse” (Solamente una vez); “Y júrame<br />
que no mientes / porque te sientes idolatrada” (María Bonita); “Mujer que conserva el embrujo<br />
de los ojos moros” (Granada); “Rosa palpitante / que un instante mi alma cautivó” (Rosa);<br />
“Canta guitarra hechicera” (Guitarra Guajira).<br />
Es sabido que Rubén Darío era mujeriego, pero no parece que se haya dejado atrapar por<br />
ninguna de ellas, a nivel de “embrujo”. Más bien advierte que ese es un estado transitorio:<br />
“Gozad de la carne, ese bien / que hoy nos hechiza, / y después se tornará en polvo y ceniza”<br />
(Poema del Otoño). Lara, por el contrario, aún diciendo que “Solamente una vez se entrega el<br />
alma” (Solamente una vez), parece que con cada uno de sus amores y desamores, se acerca a las<br />
fronteras de la muerte: “Dile que la quiero / dile que me muero / de tanto esperar” (Noche de<br />
ronda). Reconoce Lara que las razones de su inconstancia están dentro de él mismo. “Mi rival es<br />
mi propio corazón por traicionero” (Mi Rival).<br />
Una característica dariana que se repite en Lara, es su vocación por el concepto del ritmo y su<br />
variante, la vibración. Dice Darío. “Ama tu ritmo y ritma tus acciones / bajo su ley, así <strong>como</strong> tus<br />
versos / eres un universo de universos / y tu alma una fuente de canciones” (Ama tu ritmo); “Y<br />
sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del sol” (A Roosevelt); “La agitación combativa de nuestro<br />
globo vibrante” (Salutación al águila). Y Lara: “Eres vibración de sonatina / pasional” (Mujer);<br />
“Tienes en el ritmo de tu ser / todo el palpitar de una canción” (Mujer); “En la cadencia / de tu<br />
voz divina / la rima de amor” (Palmera); “Vibración de cocuyos que con su luz / bordan de<br />
lentejuelas la oscuridad” (Noche criolla), “Veracruz /vibra en mi ser” (Veracruz).<br />
Guardando las debidas proporciones entre Darío y Lara, y sabiendo que cada uno de ellos escribe<br />
para públicos diferentes, encuentro en el canta-autor veracruzano 2 , algunos versos de muy<br />
delicada inspiración poética: “Noche que se desmaya sobre la arena / mientras canta la playa su<br />
inútil pena” (Noche criolla); “Tus ojos / se duermen en mi alma” (Te quiero); “Rival de mi<br />
cariño / el viento que te besa / rival de mi tristeza / mi propia soledad” (Mi Rival); “Cuna de<br />
plata de la mañana / que en la montaña se hace canción” (Arroyito).<br />
La producción, arreglos y dirección musical del CD que les platico, están a cargo de Bebu<br />
Silvetti. ¿Y que podría yo añadir a la interpretación de Plácido Domingo? Nada. No tengo<br />
capacidad de comentarla. Sólo de disfrutarla. Una verdadera obra maestra.<br />
R@S 14 de Julio de 2006<br />
2 Algunos biógrafos señalan que A. Lara nació en la ciudad de México, pero él afirmaba que había nacido en el<br />
pueblo de Tlacopalpán, Estado de Veracruz.<br />
3