Hipona, San Agustin de - Principios de dialectica - No-IP.com
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LOS PRINC<strong>IP</strong>IA DIALECTICAE Y EL PROBLEMA DE CÓMO HACERSE Y MANTENERSE CREYENTE<br />
rebasa los conocimientos <strong>de</strong> la razón, <strong>de</strong> alguna manera tendrá que<br />
po<strong>de</strong>r integrarlos. Visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otro lado, el credo no podrá oponerse,<br />
sin más, a las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la razón.<br />
Y esto explica, en alguna medida, el sentido <strong>de</strong> la segunda parte <strong>de</strong><br />
la afirmación: «mas no todo lo que creemos lo sabemos». Efectivamente<br />
hay un problema: una cosa es creer y otra saber. Y así <strong>com</strong>o<br />
la creencia parece acoplarse naturalmente a lo que se sabe, lo contrario,<br />
no. Y <strong>com</strong>o no necesariamente se tiene que saber lo que se cree,<br />
la parte racional <strong>de</strong>l hombre no participaría integralmente en los asuntos<br />
<strong>de</strong> la fe. El asunto <strong>de</strong>viene paradójico: por un lado, el hombre<br />
tiene que creer, pero, por el otro, no lo podría hacer <strong>com</strong>o tal.<br />
Se pue<strong>de</strong> sugerir que la interrelación entre un credo bastante poco<br />
<strong>com</strong>patible con las capacida<strong>de</strong>s y criterios aceptados <strong>de</strong> <strong>com</strong>prensión<br />
y la necesidad <strong>de</strong> integrar la razón en las conductas y fines <strong>de</strong>seables,<br />
es uno <strong>de</strong> los motivos principales que animan los Soliloquios:<br />
un diálogo entre un Agustín, fervoroso pero confundido creyente, y<br />
su razón, que parece que no se <strong>de</strong>ja excluir <strong>de</strong> la nueva situación.<br />
Un diálogo interno, <strong>de</strong> preguntas y respuestas, una nueva forma <strong>de</strong><br />
asumir la dialéctica. Ya no precisamente <strong>com</strong>o la que <strong>de</strong>be hacer el<br />
aseo en el portal <strong>de</strong> la fe, sino <strong>com</strong>o la que <strong>de</strong>be sentar las bases <strong>de</strong>l<br />
injerto <strong>de</strong> la razón en la fe misma.<br />
La tarea <strong>de</strong> Agustín cubre, por lo menos, dos caras <strong>de</strong> una misma<br />
moneda:<br />
Primero, <strong>de</strong>be lograr mostrar que por medio <strong>de</strong> la razón se pue<strong>de</strong><br />
llegar al conocimiento <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s sostenidas por la fe.<br />
Para lo anterior, y en segundo lugar, <strong>de</strong>be plantear una concepción<br />
tal <strong>de</strong>l conocimiento racional que, en principio, se fundamente y sea<br />
plenamente armónico con el <strong>de</strong> la fe. Esta es una condición necesaria,<br />
no sólo para po<strong>de</strong>r suponer que nunca la razón llevará a la<br />
postulación <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s in<strong>com</strong>patibles con el credo, sino también,<br />
para garantizar que el a<strong>de</strong>cuado ejercicio <strong>de</strong> la razón sea siempre<br />
algo or<strong>de</strong>nado a la fe. 38<br />
38 «La razón es la mirada <strong>de</strong>l alma; pero <strong>com</strong>o no todo el que mira ve, la mirada buena y perfecta,<br />
seguida <strong>de</strong> la visión, se llama virtud, que es la recta y perfecta razón. Con todo, la misma mirada<br />
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