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Aunque el tercer verso está mal medido -—y es versificación silábica sin<br />
(luda— la estrofa es curiosa por el aU;> adoctrinam iento que se propone por<br />
el gallo. El m ism o Padre Benedictino cita textos de la litu rgia y de la literatura<br />
eclesiástica en que se explica y ju stifica tal costumbre. Añadirem os a lgunos<br />
más. San Am brosio, en el Exam eron. Lib. 5. cap. 24, versifica;<br />
Praeco diei iam sonat<br />
noctus profundae pervigil<br />
Gallus iacentes excitat<br />
et somnolentos increpat.<br />
Gallus negantes arguit.<br />
Gallo canente spes redit.<br />
Aegris salus refunditur.<br />
Muero latronis conditur.<br />
Lapsis fides revertitur.<br />
(lom o se ve, el gallo es considerado com o nuncio del día que anim a a los perezosos,<br />
arguye a los descreídos, devuelve la fe perdida, cura a los enferm os y<br />
ahuyenta a los ladrones. Esto papel del gallo procede sin duda de una fusión<br />
de ideas antiquísim as con la mentalidad cristiana que en la época medieval<br />
veía en toda la naturaleza un repertorio de símbolos que hablaban de <strong>Di</strong>os.<br />
Los vocabularios de latín m edieval traen también testimonios de esta fu n <br />
ción del ave sim bólica. A si Du Cange en su conocido Glossarium . en el artículo<br />
cam pana riu m , dice: “ En lo m £ alto de la cruz, vulgarm ente cam panario,<br />
suele efigiarse un galio que amonesta a los Rectores de las iglesias. Pues como<br />
dice H onorio Augusto, lib. 1, cap. 144: P o r el gallo se advierte al presbítero,<br />
gallo de <strong>Di</strong>os, para que llame con la cam pana” . Y también sim boliza en el<br />
ijallo al Doctor y dice que muchas veces se doraba su efigie.<br />
Entre los rasgos atribuidos al gallo y a en la antigüedad pagana y que<br />
fueron adaptados por la tradición cristiana a sus fines docentes, recordaremos<br />
que P lin io en su tantas veces utilizada H istoria N atural, fuente de saber<br />
inagotable, dice que al anunciar el día con su canto, bale al m ism o tiem po sus<br />
alas {Véase la estrofa sexta de nuestro poem a) y que “ causan terror con su canto<br />
a los leones” , com o se lee en las estrofas V II y IX . Lo considera digno de la<br />
púrpura rom ana y en la estrofa V II se le parangona con un rey. Forcellini en<br />
su Lexicon cita textos de Cicerón y Plutarco en que se alaban cualidades<br />
del gallo.<br />
La literatura m edieval española nos trae el recuerdo de los gallos en Ber-<br />
ceo o en el Poem a de M io Cid, que anuncian la llegada del día:<br />
“ apriessa cantan los gallos e quieren quebrar albores” .<br />
Y nuestro venerable Fuero General establece el canto del ave com o p rin <br />
cip io del día legal: “ Vedado de buyes deve ser del prim er día de Sancta M aría<br />
Gandelor entroa la Sant M artin ala que los gayllos canten, et deque gayllos<br />
cantaren el día de Sant Martin, entroa el día de sancta M aría Gandelor, puede<br />
pazer lodo el ganado.” (V I, 1.% 4.")<br />
Se distinguían tres cantos: los prim eros gallos, a m edianoche; mediados<br />
gallos, hacia las tres de la m añana; y los del amanecer. Probablem ente nunca<br />
lian cantado los simpáticos anim alilos c o n tanta regularidad cronom étrica;<br />
pero el hom bre m edieval era tan rico de su tiem po que no necesitaba de más<br />
precisiones- afortunadam ente para él.<br />
En el poema que damos a continuación se desarrolla con p rolijo alegoris-<br />
mo el sign ificado de la figu ra que corona las torres, buscando el paralelo, fo r<br />
zado a ratos, con la m isión que compete al párroco. Está compuesto en la pesada<br />
y encantadora estrofa que nuestros poetas del mester de clerecía adaptaron<br />
al romance. La ingenuidad y el sentido docente de esta com posición nos<br />
han parecido dignas de que fueran conocidas, especialmente de los cofrades<br />
que tienen por enseña el gallico de la pam plonesa parroquia de San Cernin.