UPI Ertzainas de Elite - Andreu Soler i Associats

TACTICAL invierno 2008
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la unidad de
protección e
intervención
ERTZAINAS DE ÉLITE
LLUEVE, AUNQUE DE FORMA INTERMITENTE Y NO ESPECIALMENTE INTENSA. HACE UNOS VEINTE
MINUTOS QUE HEMOS CIRCUNVALADO LA CIUDAD DE VITORIA Y NOS ENCONTRAMOS EN UNA ZONA
RURAL. POR UNA CARRETERA DE TRÁFICO RESTRINGIDO LLEGAMOS A UN PUESTO DE CONTROL.
TRAS IDENTIFICARNOS, SE NOS AUTORIZA EL PASO Y ACCEDEMOS A UN ESPECTACULAR VALLE EN
EL QUE DESTACAN ALGUNAS MONTAÑAS, UNA FRONDOSA VEGETACIÓN Y HASTA CABALLOS
MOVIÉNDOSE CON TOTAL LIBERTAD. OCTAVIO DÍEZ CÁMARA

Aunque la estampa pueda parecer bucólica, lo
que nos ha llevado allí no ha sido el pasar unas
jornadas de descanso sino completar el acercamiento
a una serie de unidades policiales poco conocidas
para la mayoría, pero de merecida reputación en diversos
ámbitos profesionales. Para el que aún no lo
haya adivinado, nos encontramos en Berrozi.
Allí, se ubicó el Centro del mismo nombre, el que
aglutina capacidades formativas y operativas adscritas
a la División de Recursos Operativos (DRO), una
de las más significativas dentro de la Ertzaintza, la
Policía Autónoma del País Vasco. Quienes desarrollan
su labor profesional en ese espacio lo hacen de forma
callada, buscando pasar desapercibidos para la
mayoría. Buena parte de ellos están adscritos a sendas
especialidades que, por su peculiaridad y tipología
de servicios, quedan un poco al margen de lo que
es visible dentro de la actividad policial normal, aunque
no por ello su día a día sea menos intenso que el
que llevan a cabo otros uniformados trabajando
dentro de su espacio competencial.
Misiones especiales
Los “Berrozis”, nombre al que popularmente se conoce
a los policías que allí están destinados, trabajan
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en entorno único. Se trata de un amplio espacio de la
provincia de Álava –algo más de ochocientas hectáreas–
que fue adquirido a principios de la década de
los ochenta, en el siglo pasado, por el Gobierno Vasco.
Era propiedad de un particular y se decidió que
sería un buen lugar para realizar, de forma tranquila
y al abrigo de “ojos indiscretos”, actividades que, por
su peculiaridad y tácticas, deben
ser conocidas sólo por
unos pocos.
Algunas de las edificaciones
se aprovecharon y transformaron,
aunque se tuvieron que
construir otras de mayores dimensiones
y especialmente
acondicionadas para albergar
oficinas, salas de reuniones, espacios
de trabajo, lugares de
formación física y técnica, cocheras,
talleres y hasta diversos
almacenes. También se edificaron
y prepararon zonas específicas
para entrenamientos en
progresión vertical, prácticas
de conducción dinámica, intervenciones
en áreas urbanizadas
y otras, habilitándose
varios campos de tiro que permiten emplear armas
personales o que los agentes se ejerciten en la práctica
del tiro con fusiles y rifles de precisión.
La actividad inicial que propugnó el desarrollo de
unas instalaciones que, a día de hoy, pueden considerarse
únicas y especialmente aptas para el cometido
asignado, fue la labor de protección de personas. Como
punto de partida, se decidió aprovechar la experiencia
formativa de la empresa británica Argen, la
que envió, en 1980, especialistas de Seguridad para
impartir los primeros cursos a un pequeño grupo de
personas seleccionadas para trabajar en labores de
protección personal.
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Aquel primer grupo pasó, pocos años después, a
integrarse en la Ertzaintza, como el resto de agentes
invierno
que comenzaron a formar ese cuerpo policial a partir
del año 1982. El cambio de adscripción orgánica
no impidió evolucionar al Grupo de Intervención de TACTICAL
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Berrozi (BBT, Berrozi Berezi Taldea) –una designación
que aún algunos siguen usando– y su plantilla y cometidos
se vieron, respectivamente, potenciados y
ampliados. Siguiendo un lógico proceso de transformación
operativa, propiciado por la implantación de
un –entonces– ambicioso proyecto que buscaba obtener
una Policía integral propia para Euskadi, se decidió
avanzar aún más y añadir a las capacidades de
escolta las de intervención en situaciones de especial
riesgo.
Fue en 1986 cuando se convocó el primer Curso
para formar al Grupo de Intervención en una especialidad
bien distinta de la que, hasta aquel momento,
habían desarrollado. Otra vez, se decantaron
por la especialización británica, esta vez de manos
de ex militares que habían formado parte de una
Unidad de élite internacionalmente conocida, los
SAS (Special Air Service). Tras aquel entrenamiento
inicial, que se prolongó entre el 7 de enero y el 20 de
octubre, se comenzó a trabajar en la obtención de la
capacidad buscada, lo que se consiguió en 1987,
ahora hace algo más de dos décadas. Aquellos especialistas
siguieron cooperando junto a sus compañeros
especializados en la protección de personas,
consolidando, poco a poco pero sin perder el ritmo,
una mayor capacidad para llevar a cabo distintos
servicios.
Aquel proceso desembocó, como parecía lo más lógico,
en una reorganización de la estructura que tuvo
lugar en 1993. Así, surgieron dos grupos con una
especialización diferente. El Grupo Operacional de
Escoltas (GOE) se dedicaba a lo que son las labores de
protección y vigilancia, mientras que el Grupo Operacional
de Intervención (GOI) se especializaba en lo
que son las acciones dinámicas que se enmarcan en
los cometidos característicos de las unidades de
asalto policial.
Coincidiendo con la llegada del nuevo siglo, vuelve
a modificarse la estructura y se reunifican los dos anteriores
bajo un mismo ámbito. Nace la Unidad de
Protección e Intervención (UPI) que aglutina ambos
servicios, el Grupo de Subsuelo y el Grupo de Instrucción,
este último un equipo formativo con especialistas
que cooperan en la realización de la
formación que requieren los tres primeros. El personal
adscrito al GOI quedó centralizado para poder
responder a aquellos operativos, ya fuesen planificados
o como necesidad de una alerta inmediata, en el
Centro Policial de Berrozi.
Como fruto de la transformación de las estructuras
de la Ertzaintza aprobadas en 2005, se ha acometido
un reciente cambio que afecta a la UPI. Lo que
son los elementos formativos se han separado y
agrupado por su especialización, pues la amplia experiencia
de ese pequeño colectivo les permite ser
instructores de sus compañeros, participar en cometidos
operativos e involucrarse en la planificación de
las prácticas, ejercicios periódicos y hasta en la
preparación del nuevo personal que busque especializarse
en uno de los dos ámbitos que les es característico.
Ellos, han participado recientemente en el desarrollo
de los protocolos relativos a los procesos de
estandarización de la calidad del servicio que llevan
a cabo los escoltas en relación con los VIP’s (Very Im-

portant Person) que protegen. A través de una serie
de fichas se validan distintos procesos, de forma que
desde la selección del personal a lo que son las misiones
y organización quedan perfectamente estructuradas
y definidas para poder valorar el ratio
de eficacia que se obtiene en cada una de las actuaciones.
Se ha producido también un cambio de denominación.
A lo que era el GOE se le denomina ahora
Área de Escoltas y al GOI se le conoce como Área de
Intervención, pues se pretende conseguir una estructura
más eficiente y mejor acomodada a la realidad
actual a la que se tiene que atender. Los coordina un
intendente y un comisario actúa como subjefe.
Los Bereziak
Serigrafiado en las puertas de acceso a una de las
edificaciones que visitamos podemos leer Berrozi Bereziak
Euskadirentzat tres términos que, respectivamente,
identifican a una localidad, a aquellos que
son especiales y a los que trabajan para Euskadi. Los
que allí tienen su sede conforman el Área de Intervención.
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Los efectivos que constituyen este elemento operativo
quedan englobados en una estructura de la
que un subcomisario es el máximo responsable. Junto
a él trabaja un Jefe de Operaciones, una pequeña
célula administrativa y de mantenimiento, y el personal
operativo que se reparte entre cuatro Grupos
de Intervención. La estructura de estos últimos es
idéntica e incluyen a suboficial, que actúa como Comandante,
y siete u ocho agentes. De ellos, dos están
especializados en lo que son las aperturas, empleando
todo tipo de medios técnicos o cargas explosivas
adaptadas a la peculiaridad de sus servicios, y tres
han recibido formación para extraer el máximo rendimiento
de distintos modelos de fusiles y rifles de
precisión; en cada Grupo hay un binomio que goza
de una mayor especialización en distintas áreas, para
coordinar y desarrollar, en beneficio del área en la
que trabajan, aquellas tareas formativas propias de
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sus cometidos.
Estos últimos, incluyen actuar cuando se haya de-
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tectado la presencia de un comando terrorista o de
delincuentes organizados especialmente peligrosos,
intervenir en situaciones en las que se hayan toma- TACTICAL
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