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Estelle Irizarry - La broma literaria en nuestros días - El Ortiba

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Los críticos quedaron sorpr<strong>en</strong>didos al conocer finalm<strong>en</strong>te la id<strong>en</strong>tidad del autor, pero Zum<br />

Felde, «siempre ecuánime», aplaudió la <strong>broma</strong> pirandeliana, así también el poeta peruano<br />

Alberto Guillén y el costarric<strong>en</strong>se García Monge. <strong>La</strong> <strong>broma</strong> dio lugar a la creación de una farsa<br />

dramática titulada «Clara Beter vive».<br />

César Tiempo pondera el milagro que se produjo al apoyar su «heroína de papel impreso»<br />

<strong>en</strong> una de carne y hueso, Tatiana Pavlova, puesto que «todos creían <strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia de Clara<br />

Beter» y «nadie creía <strong>en</strong> la exist<strong>en</strong>cia de Tatiana Pavlova.» Explica que la actriz nació <strong>en</strong> Ekaterinoslaw,<br />

<strong>en</strong> la misma casa <strong>en</strong> que su alter ego nació, de donde había salido por propia voluntad,<br />

mi<strong>en</strong>tras que éste abandonó su pueblo a la edad de nueve meses. Cuar<strong>en</strong>ta años después<br />

de la separación, Tiempo se <strong>en</strong>contró con la actriz <strong>en</strong> Italia, donde Tatiana celebró mucho la<br />

impostura, afirmando que «todos los novelistas, todos los poetas, todos los dramaturgos son<br />

impostores.» Sigue Tiempo explicando que:<br />

Antes que ella el card<strong>en</strong>al Carlo Caraffa, había dicho: Mundus vult decipit ergo decipiatur!<br />

(<strong>El</strong> mundo quiere su <strong>en</strong>gañado; ¡<strong>en</strong>gañémoslo, pues!). <strong>La</strong> vida misma es una fatamorgana,<br />

un gran <strong>en</strong>gaño, un fraude.<br />

Pero <strong>El</strong>ías Castelnuovo, el prologuista del libro, no p<strong>en</strong>saba lo mismo. Cuando se <strong>en</strong>teró del<br />

<strong>en</strong>gaño, publicó un artículo señalando que todos habían sido defraudados. Pues la tal prostituta<br />

había resultado un prostituto. (12)<br />

«<strong>El</strong> prostituto era yo,» aclara Tiempo, sin duda riéndose. [20]<br />

CLARA BETER EN EL OLVIDO<br />

<strong>La</strong> lograda ejecución de una <strong>broma</strong> <strong>literaria</strong> trae consigo una am<strong>en</strong>aza de autodestrucción,<br />

puesto que su es<strong>en</strong>cia de <strong>en</strong>igma está expuesta a convertirse <strong>en</strong> un «caso cerrado» archivado<br />

como <strong>broma</strong> <strong>en</strong> la historia de las letras, una vez que se haya descubierto la superchería. <strong>La</strong><br />

obra, tan celebrada primero por los que la le<strong>en</strong> <strong>en</strong> serio y luego por los que descubr<strong>en</strong> la <strong>broma</strong>,<br />

es fácilm<strong>en</strong>te relegada a la categoría de un «<strong>broma</strong>zo» sin que una nueva lectura compruebe<br />

su valor propio. Tal vez qued<strong>en</strong> los residuos de cierto res<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to por parte de los<br />

que se consideran víctimas, como los críticos y lectores <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, con el ego herido por el<br />

<strong>en</strong>gaño.<br />

En todo caso, resulta curioso y notable que el libro Versos de una... no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tre ya <strong>en</strong><br />

los lugares donde uno espera hallarlo. No está ni <strong>en</strong> la Biblioteca Nacional <strong>en</strong> Bu<strong>en</strong>os Aires, ni<br />

tampoco <strong>en</strong> las bibliotecas de Córdoba, «<strong>La</strong> Pr<strong>en</strong>sa», «<strong>La</strong> Nación», o del Consejo Nacional de<br />

Educación. No figura <strong>en</strong>tre otros libros de César Tiempo <strong>en</strong> la formidable Biblioteca del Congreso<br />

<strong>en</strong> Washington, D. C., tan parecida a la de Babel que describe Borges <strong>en</strong> un conocido<br />

cu<strong>en</strong>to. Debemos nuestro ejemplar del libro, <strong>en</strong> la edición publicada por Claridad, a los infatigables<br />

esfuerzos del Sr. Antonio Carbonell, primo de Celmina y Federico van der W<strong>en</strong>s, profesores<br />

del «College of Notre Dame» <strong>en</strong> Baltimore que escribían su disertación doctoral <strong>en</strong> Georgetown<br />

bajo nuestra dirección. Los Van der W<strong>en</strong>s g<strong>en</strong>erosam<strong>en</strong>te ofrecieron su ayuda a<br />

través de su primo, qui<strong>en</strong> recorrió las principales bibliotecas de Bu<strong>en</strong>os Aires, tropezando con

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