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Cuadernillo Expedición Padilla No. 1

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<strong>Padilla</strong><br />

LIBERTADOR DEL CARIBE<br />

GRANCOLOMBIANO<br />

CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA


Los Cuadernos de la <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong> son una serie de publicaciones que recoge los materiales<br />

de esta iniciativa organizada en conmemoración del Bicentenario de la Independencia de<br />

Cartagena de Indias.<br />

<strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong><br />

COMISIÓN DE COORDINACIÓN INTERINSTITUCIONAL<br />

Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias/Judith Pinedo Flórez, Alcaldesa<br />

Universidad Tecnológica de Bolívar/Patricia Martínez Barrios, Rectora<br />

Armada Nacional de Colombia/César Narváez Arciniégas, Contralmirante Fuerza Naval del Caribe<br />

Escuela Naval Almirante <strong>Padilla</strong>/Pablo Romero Rojas, Almirante<br />

Centro de Formación de la Cooperación Española/Lidia Blanco, Directora<br />

Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias/Rafael Vergara, Asesor Bicentenario<br />

Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena/Irina Junieles, Directora<br />

COMISIÓN ACADÉMICA<br />

Alberto Abello Vives/Universidad Tecnológica de Bolívar<br />

Adelaida Sourdis/Academia Colombiana de Historia<br />

Adolfo Meisel/Banco de la República<br />

Aline Helg/Universidad de Ginebra<br />

Antonio Hernández Gamarra/Observatorio del Caribe Colombiano<br />

Ariel Castillo Mier/Universidad del Atlántico<br />

Armando Martínez/Universidad Industrial de Santander<br />

Capitán Fabián Ramírez/Escuela Naval Almirante <strong>Padilla</strong><br />

Haroldo Calvo Stevenson/Universidad Tecnológica de Bolívar<br />

Joaquín Viloria de la Hoz/Banco de la República<br />

Jorge Conde Calderón/Universidad del Atlántico<br />

José Polo/Universidad de Cartagena<br />

Capitán Juan Carlos Acosta/ Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrológicas<br />

Luis Alarcón Meneses/Universidad del Atlántico<br />

Maria Trillos Amaya/Universidad del Atlántico<br />

Sergio Paolo Solano/Universidad de Cartagena<br />

Weildler Guerra Curvelo/Banco de la República


PADILLA<br />

LIBERTADOR DEL CARIBE<br />

GRANCOLOMBIANO<br />

Autores<br />

Jorge Conde Calderón<br />

Aline Helg


<strong>Padilla</strong> Libertador del Caribe Grancolombiano. Cartagena de Indias:<br />

Ediciones Unitecnológica, 2011.<br />

p. 60 ; c. 21.5 x 28 cm. – (Cuadernos de la <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong>)<br />

Incluye bibliografía e índice.<br />

ISSN: 2248 - 5708<br />

1. <strong>Padilla</strong> José (Prudencio), 1784-1828. 2. CARTAGENA DE INDIAS<br />

(COLOMBIA) - HISTORIA SIGLO XIX. 3. CARIBE (REGION, COLOMBIA) - HISTORIA,<br />

1810-1819 4. COLOMBIA - HISTORIA - GUERRA DE INDEPENDENCIA, 1810-1819.<br />

5. VENEZUELA - HISTORIA -GUERRA DE INDEPENDENCIA, 1810-1823. 6. MARINA<br />

DE GUERRA - HISTORIA - COLOMBIA. 7. LIBERTADORES - AMERICA DEL SUR. 8.<br />

MILITARES– BIOGRAFIAS. I. Tít. II. Serie.<br />

923.5861 cd 22 ed.<br />

CEP-Universidad Tecnológica de Bolívar. Sistema de Bibliotecas<br />

©Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias<br />

©Universidad Tecnológica de Bolívar<br />

©Armada Nacional de Colombia<br />

©Escuela Naval Almirante <strong>Padilla</strong><br />

©Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo<br />

©Centro de Formación de la Cooperación Española<br />

©Sociedad Suiza de Americanistas<br />

©de su artículo Jorge Conde Calderón<br />

©de su artículo Aline Helg<br />

Ediciones Unitecnológica<br />

Campus Casa Lemaitre<br />

Calle del Bouquet Cra. 21 <strong>No</strong>. 25-92<br />

PBX (5) 6606041 FAX (5) 6604317<br />

Cartagena, Colombia, Sur América<br />

ISSN 2248 - 5708<br />

Editor:<br />

Alberto Abello Vives<br />

Profesor titular Universidad Tecnológica de Bolívar<br />

Diseño de carátula: Rubén Egea Amador<br />

Imagen de portada<br />

Acción del Castillo de Maracaibo<br />

Cortesía del Museo Nacional de Colombia<br />

Autor: José María Espinosa Prieto<br />

Pintura (Óleo/Tela)<br />

Correo Electrónico: contacto@expedicionpadilla.com<br />

www.expedicionpadilla.com<br />

Impreso en Colombia, 2011<br />

Impreso por: Afán Gráfico Ltda.<br />

Este cuaderno no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente,<br />

sin previo permiso escrito. Todos los derechos reservados.<br />

La responsabilidad por el contenido de los ensayos recae exclusivamente en los<br />

autores y no compromete a las instituciones que participan de la presente publicación.


TABLA DE CONTENIDO<br />

Pag.<br />

1. PRESENTACIONES<br />

<strong>Padilla</strong>, el libertador de Cartagena de Indias<br />

Judith Pinedo Flórez<br />

Una expedición llamada <strong>Padilla</strong><br />

13<br />

Patricia Martínez Barrios 15<br />

Un cuaderno para reconocer a los otros<br />

Lidia Blanco 17<br />

2. ENSAYOS<br />

El general José <strong>Padilla</strong>: entre el heroísmo naval y la acción política<br />

Jorge Conde Calderón 21<br />

El general José <strong>Padilla</strong>, en busca de la igualdad en la guerra y en la paz<br />

Aline Helg 29<br />

3. FECHAS IMPORTANTES<br />

Independencia en el Caribe Colombiano 51<br />

La vida de <strong>Padilla</strong> en fechas 53<br />

4. AUTORES<br />

Jorge Conde Calderón 55<br />

Aline Helg 55<br />

5. EXPEDICIÓN PADILLA 57


AGRADECIMIENTOS<br />

Esta publicación fue posible gracias a la generosa colaboración de sus autores Jorge Conde Calderón y Aline<br />

Helg, y del Museo Nacional de Colombia. Agradecemos también a Adelaida Sourdis Nájera, Irina Junieles<br />

Acosta, Lidia Blanco, Capitán César Martínez (ARC Cartagena de Indias), Aarón Espinosa Espinosa, Armando<br />

Alfaro Patrón y Catherine González Castillo quienes hicieron parte del entusiasta equipo de colaboradores<br />

que aportó tiempo, ideas y recursos para dar inicio a esta Serie de Cuadernos de la <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong>.


PRESENTACIONES


PADILLA, EL LIBERTADOR DE CARTAGENA DE INDIAS<br />

El diciembre de 1819 luego de la<br />

batalla de Boyacá, desde Angosturas (Venezuela)<br />

Simón Bolívar decidió organizar una expedición,<br />

que bajo las órdenes de Mariano Montilla y el<br />

Almirante curazaleño Luis Brión, operaría sobre<br />

las costas granadinas de Riohacha, Santa Marta<br />

y Cartagena. Esta campaña sirvió para que José<br />

Prudencio <strong>Padilla</strong> demostrara sus habilidades<br />

como militar y se ganara el respeto de los<br />

principales protagonistas de la independencia.<br />

Al mando de un grupo de hombres reclutados<br />

en Riohacha, <strong>Padilla</strong> apoyó por agua (en el<br />

río Magdalena y el complejo de ciénagas de<br />

la zona) las acciones que por tierra venía<br />

realizando Montilla. Después de esto <strong>Padilla</strong> con<br />

su tripulación decidió avanzar hacia Cartagena<br />

de Indias, último bastión de los realistas en<br />

el territorio nacional. Estableció su cuartel<br />

general en Cospique y desde allí lanzó ataques<br />

a las tropas realistas apostadas en la bahía de<br />

Cartagena. Su objetivo era aislar a Cartagena de<br />

Indias de la isla de Tierra Bomba, para facilitar la<br />

toma de los fuertes de Bocachica.<br />

El 18 de mayo de 1821 escribió a Francisco de<br />

Paula Santander: “Ya he hecho tres visitas a<br />

la plaza con todas las fuerzas; le he enviado<br />

algunas granadas y balas consiguiendo<br />

hacerles algún daño tanto en su buques (que<br />

cobardemente se han acoderado, siempre que<br />

me han visto, contra las murallas, poniéndose<br />

bajo sus fuegos) como los edificios de aquellas,<br />

habiéndoles tomado una falúa armada con<br />

un cañón de a cuatro y sus correspondientes<br />

pertrechos, y un bote pequeño con cuatro<br />

soldados que servía para conducir víveres a los<br />

castillos”.<br />

El golpe definitivo a las tropas realistas lo<br />

acertó <strong>Padilla</strong> la noche del 24 de junio de 1821,<br />

Judith Pinedo Flórez, Alcaldesa de Cartagena de Indias, Colombia<br />

conocida en la historiografía de la independencia<br />

como noche de San Juan. “El encarnizamiento<br />

del ataque fue tanto que me horrorizo al<br />

acordarme de él”, escribió <strong>Padilla</strong> posteriormente<br />

a Santander. En la batalla se hundió el bergantín<br />

Andaluz y un bongo tripulado por realista.<br />

Después de esta importante batalla, y al ver<br />

que la ayuda prometida de Cuba no llegaba, el<br />

gobernador Gabriel Torres y Velasco no tuvo más<br />

opción que rendirse ante las tropas patriotas.<br />

Antes de emprender esta exitosa batalla para<br />

la causa independentista de Cartagena y de la<br />

nación, <strong>Padilla</strong> dio muestras de su capacidad<br />

militar durante el Sitio de Cartagena. El 6 de<br />

diciembre de 1815, el Almirante logró abrirse<br />

paso entre la flota española apostada frente<br />

a la ciudad. Esta maniobra le permitió llegar a<br />

Jamaica, donde se reunió con Simón Bolívar y<br />

desde allí se organizaron las campañas para la<br />

independencia de los territorios americanos.<br />

<strong>Padilla</strong> además fue el héroe de la Batalla de<br />

Maracaibo, llevada a cabo el 24 de julio de<br />

1823, con la que se selló de manera definitiva la<br />

libertad absoluta de lo que hoy son los territorios<br />

de Colombia y Venezuela.<br />

Debido a la importancia política que <strong>Padilla</strong> había<br />

alcanzado gracias a sus logros militares, fue<br />

producto de las intrigas del momento. Intrigas que<br />

llevarían a su encarcelamiento y a su ejecución<br />

el 2 de octubre de 1828, acusado de participar en<br />

una conspiración contra Simón Bolívar. Después<br />

de su muerte, se confiscaron todos su bienes, se<br />

suspendió la pensión vitalicia que por su heroica<br />

acción en la batalla de Maracaibo debía entregarse<br />

luego de fallecido a los familiares, y se ordenó en<br />

nombre del gobierno “que el nombre del general<br />

de división José <strong>Padilla</strong>, sea borrado de todos<br />

los registros, listas, archivos y cualesquiera otro<br />

donde se halle escrito”.


14 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

Sin embargo, los arrepentimientos vendrían<br />

muy temprano, Simón Bolívar se lamentaría<br />

amargamente de su muerte y en 1831 la<br />

Convención Granadina, confirmada por el Consejo<br />

de Estado en 1833 decretó la rehabilitación oficial<br />

del héroe. Finalmente la Ley 69 del 30 de junio<br />

de 1881, aprobó su rehabilitación permanente<br />

y decretó el levantamiento de una estatua de<br />

bronce en la ciudad de Riohacha.<br />

Más de 100 años después de esta ley, ningún<br />

acto es más placentero para la Alcaldía de<br />

Cartagena de Indias que apoyar la publicación<br />

de los ensayos de dos importantes historiadores<br />

en el marco del proyecto <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong>.<br />

El presente cuaderno se suma a los merecidos<br />

homenajes a la memoria histórica de <strong>Padilla</strong><br />

en el año del Bicentenario de la Independencia<br />

de Cartagena de Indias, sin duda la figura<br />

más destacada de la Independencia del Caribe<br />

colombiano.


Al percatarnos de la feliz<br />

coincidencia de la conmemoración del<br />

bicentenario de la Independencia Absoluta<br />

de Cartagena de Indias y los 40 años de vida<br />

académica de la Universidad Tecnológica de<br />

Bolívar fue necesario convocar a los distintos<br />

estamentos universitarios para diseñar juntos<br />

este 2011 tan especial. Cuando estábamos<br />

en esas, recibimos la honrosa Acreditación<br />

Institucional de Alta Calidad por parte del<br />

Ministerio de Educación Nacional. ¡Qué mejor<br />

regalo nuestro para la ciudad y el Caribe en este<br />

bicentenario! Qué mejor que darle a la ciudad,<br />

cuando se reflexiona sobre los 200 años de vida<br />

republicana, una universidad de excelencia como<br />

apuesta a la prosperidad y la democracia.<br />

Así, bajo el lema: 2011, Año por el Conocimiento<br />

y las Libertades se organiza una extensa<br />

programación académica y cultural entre la que<br />

se encuentran coloquios, seminarios, tertulias,<br />

publicaciones, conjuntos musicales y comparsas.<br />

Como parte de esta suma de acontecimientos,<br />

surge la idea de la <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong> desde el<br />

Instituto de Estudios para el Desarrollo –IDe y<br />

su Laboratorio Iberoamericano de Investigación<br />

e Innovación en Cultura y Desarrollo –L+iD,<br />

que muy rápidamente ganó la simpatía de<br />

instituciones y personas que la hacen posible.<br />

Alrededor de la figura de José <strong>Padilla</strong>, la<br />

expedición recorrerá su geografía y rendirá<br />

tributo a este libertador caribeño que entregó<br />

su vida defendiendo las ideas de la República.<br />

La vida de este navegante y guerrero guajiro<br />

servirá de faro a los expedicionarios y a las<br />

nuevas generaciones de colombianos que sabrán<br />

de los aportes y sacrificios de las regiones<br />

colombianas, especialmente de nuestro Caribe, a<br />

la Independencia nacional.<br />

UNA EXPEDICIÓN LLAMADA PADILLA<br />

Patricia Martínez Barrios, Rectora Universidad Tecnológica de Bolívar<br />

Nuestra particular conmemoración del<br />

Bicentenario de la Independencia Nacional, que<br />

exalta los sucesos cartageneros, le recuerda al<br />

país la existencia de una renovada historiografía<br />

que hace visible lo oculto en muchas de<br />

las versiones de la Historia Nacional. Pero<br />

conmemoramos pensando no sólo en el pasado<br />

sino también en esta Colombia que aún está<br />

pendiente en el Caribe colombiano, así como en<br />

el futuro que no podría excluir nuestra riqueza<br />

cultural. La expedición incorpora entonces la<br />

expresión “Armados de conocimiento para la<br />

libertad”. Además, congrega a grandes maestros<br />

y a jóvenes en aprendizaje buscando un sano<br />

intercambio; el encuentro entre el conocimiento<br />

y las nuevas tecnologías; esa es nuestra apuesta<br />

al futuro.<br />

Cartagena de Indias, la ciudad que inspira<br />

nuestra vida universitaria, se vinculó desde<br />

muy temprano al proceso de Independencia<br />

Nacional. Desde 1810, días antes de los<br />

acontecimientos del 20 de julio en Bogotá, la<br />

expulsión del gobernador español dio inicio<br />

al vigor con que la ciudad entra a asumir su<br />

responsabilidad histórica. La temprana firma<br />

del Acta de Independencia y la constitución<br />

del Estado Soberano en 1811, la expedición<br />

de la Constitución republicana de 1812, la<br />

resistencia a la feroz Reconquista española y<br />

la definitiva derrota del reducto hispano en<br />

la bahía de las Ánimas, hacen parte de esa<br />

historia que enriquece la mirada histórica<br />

nacional. <strong>No</strong>s encontramos en una ciudad<br />

heroica y en una región que aportó su<br />

inteligencia y sacrificio a la causa libertaria.<br />

La <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong> “armada” desde la<br />

universidad para este bicentenario es el<br />

suceso formidable para esa tan necesaria<br />

reflexión contemporánea sobre los 200 años


16 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

de vida independiente, sobre el presente y los<br />

grandes retos del futuro.<br />

Me complace, en nombre de las directivas de<br />

la UTB anunciar en este libro la alianza con la<br />

Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, la Armada<br />

Nacional de Colombia y la Escuela Naval Almirante<br />

<strong>Padilla</strong> para concebir y adelantar la <strong>Expedición</strong><br />

<strong>Padilla</strong>. Agradezco a la Agencia Española de<br />

Cooperación Internacional para el Desarrollo –AE-<br />

CID-, a la Sociedad Suiza de Americanistas –SSA- y<br />

al Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena<br />

–IPCC- el apoyo brindado para la publicación de<br />

estos dos magníficos artículos de los profesores<br />

Jorge Conde (vinculado a la Universidad del<br />

Atlántico) y Aline Helg (vinculada a la Universidad<br />

de Ginebra), a quienes por supuesto agradezco<br />

su especial interés y generosa colaboración con<br />

este proyecto. A la gran cantidad de entidades y<br />

personas que se han vinculado, nuestro más caro<br />

agradecimiento igualmente. Sin todas ellas, la<br />

<strong>Expedición</strong> no sería una realidad.


UN CUADERNO PARA RECONOCER A LOS OTROS<br />

Celebrar la Independencia,<br />

celebrar la lucha por la Libertad, siempre<br />

es un aprendizaje, y más cuando se tiene<br />

el privilegio de hacerlo desde la misma<br />

fuente, observando la historia desde sus<br />

propias huellas. Estar en Cartagena de Indias<br />

trabajando para la Cooperación Española en<br />

este año de conmemoración del Bicentenario<br />

de la Independencia colombiana, está siendo<br />

una gran lección que me confirma, una vez<br />

más, que la historia es múltiple, que hay<br />

tantas historias como enfoques o puntos<br />

de vista, y que la oportunidad de revisitarla<br />

nos da la posibilidad siempre de develar<br />

acontecimientos y personajes que pasaron<br />

desapercibidos o fueron ocultados por otros<br />

sucesos o intereses.<br />

La Historia de Colombia se enriquece y<br />

toma cuerpo con el peso que Cartagena de<br />

Indias tuvo tanto en la Colonia como en la<br />

Independencia. Recordar y subrayar que<br />

los acontecimientos que dieron lugar a la<br />

Independencia empezaron a orillas del mar<br />

Caribe antes del 20 de julio de 1810 y que<br />

terminaron aquí mismo, dos años después<br />

de la Batalla de Boyacá de 1819, cuando<br />

el 10 de octubre de 1821 los peninsulares<br />

derrotados salieron definitivamente por la<br />

bahía de Cartagena hacia La Habana, en<br />

una embarcación colombiana y entre salvas<br />

de honor de la milicia republicana, da una<br />

dimensión nueva a esa lucha por la libertad<br />

que también era la de muchos ciudadanos<br />

peninsulares. Si nuestra Constitución de 1812<br />

debe mucho a los impulsos de libertad de<br />

esta América, ¿cómo no pensar que con las<br />

Independencias se comenzaron a construir,<br />

entre las ciudadanías de uno y otro lado, los<br />

lazos de solidaridad y apoyo que a lo largo de<br />

estos 200 años se han seguido dando en ambas<br />

direcciones?<br />

Lidia Blanco, Directora Centro de Formación de la Cooperación Española<br />

Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo<br />

La participación activa de hombres y mujeres<br />

de distintos estamentos sociales y orígenes y<br />

la confluencia de intereses de las ya distintas<br />

Cartagenas que existían en la época, permite<br />

tomar la historia de Cartagena de Indias<br />

como un caso especialmente interesante<br />

de la Historia de las Independencias de<br />

Latinoamérica, e invocarla, incluso, como<br />

espacio privilegiado para seguir ahondando en<br />

su estudio.<br />

Resaltar en este momento la figura del general<br />

José <strong>Padilla</strong>, nacido de madre wayuu y de<br />

padre residente en un sitio de libres, que se<br />

hizo marino y guerrero enrolándose joven en<br />

la Armada Española, y que no tuvo orígenes<br />

aristocráticos, es reconocer una independencia<br />

impulsada desde todos los segmentos<br />

culturales y sociales de la población, una<br />

independencia también plural y compleja. Un<br />

símbolo más de este Caribe donde se dieron<br />

cita las más diversas realidades y donde se<br />

aunaron toda la riqueza y la potencia de las<br />

distintas culturas que surcaron y surcan su<br />

geografía. <strong>Padilla</strong> es una figura histórica,<br />

estuvo en Cartagena en los tiempos de la firma<br />

del Acta de Independencia Absoluta, estuvo<br />

durante el sitio de la Reconquista y finalmente<br />

derrotó en la bahía de las Ánimas, a los<br />

españoles que habían venido a refugiarse entre<br />

murallas cuando ocurrió la derrota bolivariana<br />

del 7 de agosto en Boyacá (1819), pero también<br />

hoy se convierte en un símbolo de la lucha por<br />

la libertad, del reconocimiento de la diversidad<br />

caribeña y, ojalá también, del constante<br />

esfuerzo por intentar llegar a sociedades cada<br />

vez más justas y equitativas, ahora ya desde la<br />

reivindicación pacífica y desde el diálogo.<br />

Recuperar la vida y la obra de <strong>Padilla</strong> no es,<br />

pues, exaltar a un héroe más, sino volver a leer


18 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

la historia para aprender de nosotros mismos<br />

y develar aspectos que no sólo nos enriquecen<br />

sino que nos ayudan a reconocer otras<br />

realidades, otras historias que pueden llevarnos<br />

a profundizar en nuestro pasado pero también<br />

a imaginar un futuro donde todos tengamos ese<br />

espacio digno y libre que, todos y cada uno de<br />

nosotros, nos merecemos.


ENSAYOS


EL GENERAL JOSÉ PADILLA: ENTRE EL HEROÍSMO<br />

NAVAL Y LA ACCIÓN POLÍTICA<br />

Los cuarenta y cuatro años<br />

que vivió José <strong>Padilla</strong> (1784-1828) describen<br />

las acciones militares, públicas y políticas<br />

de un personaje propio de una época (1789-<br />

1835) tensionada por revoluciones políticas<br />

transatlánticas, guerras entre naciones,<br />

protagonismo de ejércitos y marinas, creación<br />

de milicias, montoneras y guerrillas, batallas en<br />

campos y mares, la fragmentación de imperios y<br />

el surgimiento de nuevas naciones.<br />

En medio de ese torbellino social, político y<br />

militar emergió el héroe moderno. Su aparición<br />

no fue casual, constituye una ruptura entre<br />

el «hombre ilustre» de los tiempos clásicos<br />

y el «gran hombre» que no solo actúa en las<br />

circunstancias de su presente vital sino que<br />

prefigura también un futuro promisor y se<br />

convierte en el vínculo efectivo entre pasado,<br />

presente y futuro. También no es casual que la<br />

ruptura entre esos dos arquetipos de hombre<br />

haya surgido precisamente entre finales del<br />

siglo XVIII y comienzos del XIX, cuando las<br />

ideas de modernidad política empezaron a ser<br />

aplicadas en la práctica. La vitalidad del héroe<br />

moderno le confirió longevidad y lo ubicó en<br />

el centro de de los mitos fundadores de los<br />

pueblos. Estos por los efectos devastadores de<br />

la Guerra de Independencia y la voluntad por<br />

parte de las nuevas élites gobernantes buscaron<br />

desvincularse totalmente del pasado colonial<br />

hispánico dejando poco espacio para la invención<br />

de mitos fundadores que fueran, a la vez,<br />

constructivos y consensuales. Bolívar como figura<br />

histórica encabezó el panteón de los héroes,<br />

logrando llenar convenientemente ese espacio. El<br />

toque definitivo a la obra maestra lo dio en los<br />

últimos decenios del siglo XIX y los dos primeros<br />

Jorge Conde Calderón, Universidad del Atlántico<br />

del XX la historia oficial. Así, el héroe moderno<br />

terminó asimilado e interpretado en su versión<br />

cotidiana por la tradición popular, la cual lo<br />

primero que hizo fue negar los orígenes patricios<br />

del héroe. 1<br />

El hecho era que el héroe, junto a otros actores<br />

como el patriota y luego el caudillo militar,<br />

fueron convertidos en las figuras protagónicas<br />

de las historias épicas que tuvieron en la guerra<br />

de emancipación el terreno fértil para fraguar<br />

la idea moral y homogeneizadora de la nación.<br />

En resumen, el héroe fue una invención, una<br />

ficción, y como tal “debía compendiar los rasgos<br />

más esenciales, así fueran contradictorios, con<br />

los cuales cada pueblo prefería identificarse. Por<br />

eso la objetividad del retrato era indiferente. La<br />

imagen del héroe se componía y se recomponía<br />

en el espejo hecho añicos por sus actos”. 2<br />

El caso del General José <strong>Padilla</strong> constituye un<br />

caso peculiar. Fue luego de su fusilamiento,<br />

ordenado por algunos próceres, que ingresó a la<br />

galería de los héroes, los cuales convertidos en<br />

los padres de la patria parecen haber construido<br />

su propio mito.<br />

En 1831, el gobierno de la República de la Nueva<br />

Granada restableció los honores al general <strong>Padilla</strong><br />

y le reconoció una pensión a la viuda Pabla<br />

Pérez. La prensa reprodujo el decreto del poder<br />

ejecutivo de 1823 firmado por el vicepresidente<br />

Santander y el secretario de Estado, el general<br />

venezolano Pedro Briceño Méndez. En Cartagena,<br />

la Sociedad de Veteranos defensores de la<br />

Libertad le brindó un homenaje religioso que<br />

terminó con la inscripción de un epitafio en su<br />

tumba, el cual reconocía sus servicios como<br />

1 Simón Bolívar: Estado ilustrado, Nación inconclusa. Estudio de Nikita Harwich Valenilla. Madrid, Fundación Mapfre Tavera-Ediciones Doce Calles, 2004, p. 14.<br />

2 Germán Colmenares, Las convenciones contra la cultura. Bogotá, Tercer Mundo editores, 1989, p. 144.


22 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

ciudadano soldado en la construcción de la<br />

República y reafirmaba su condición de héroe de<br />

la patria. 3<br />

El decreto retomado por el gobierno<br />

neogranadino “para honrar la memoria del<br />

general <strong>Padilla</strong>”, había sido expedido por el<br />

gobierno de la República de Colombia, luego<br />

de la batalla del lago de Maracaibo, el 24 de<br />

julio de 1823. Esa acción bélica dio inicio a la<br />

recuperación definitiva de Maracaibo, la cual<br />

resultó posible cuando José <strong>Padilla</strong> se abrió<br />

audazmente paso a través de las aguas del lago<br />

con una flota colombiana y obtuvo una resonante<br />

victoria sobre los barcos de guerra estacionados<br />

en el lugar.<br />

Aunque un historiador le atribuyó a <strong>Padilla</strong><br />

“escasos conocimientos técnicos de marinería”,<br />

la batalla naval de Maracaibo sintetizó de la<br />

mejor manera la carrera militar y naval de este<br />

oficial pardo que comenzó con “un corto servicio<br />

como contramaestre en la marina real”. 4<br />

La incorporación de <strong>Padilla</strong> a la Armada Real<br />

pudo haber sido en el año 1800, teniendo<br />

en cuenta que fue hecho prisionero el 21 de<br />

octubre de 1805 en la batalla naval de Trafalgar.<br />

En ese momento debía tener o haber adquirido<br />

los conocimientos básicos de marina con los<br />

cuales ser embarcado en una fragata. La carrera<br />

naval en la real armada española comenzaba,<br />

en calidad de guardiamarinas, a los 16 años<br />

como edad mínima y 18 la máxima, según<br />

la Real Orden de 1783. Los guardiamarinas<br />

estudiaban en las Academias de Guardamarinas<br />

y posteriormente ponían en práctica sus<br />

conocimientos cuando embarcaban y aprendían<br />

de sus superiores, quienes hacían la labor de<br />

tutores. Tenían que pasar una prueba para<br />

poder ascender a oficial o en caso de suspender<br />

repetidamente, eran expulsados de la Armada. 5<br />

Es posible que <strong>Padilla</strong> ingresara a la armada<br />

española como ayudante de camarote o mozo de<br />

cámara, para no reñir con la tradición construida<br />

por sus biógrafos. Sin embargo, un hecho es<br />

insoslayable: la Armada Real española, aliada<br />

con la francesa, no podía ser tan irresponsable<br />

de embarcar en una de sus 33 naves a cualquier<br />

ignorante de los principios básicos navales para<br />

enfrentar las 27 embarcaciones de la armada<br />

inglesa al mando del almirante Horacio Nelson. 6<br />

Luego de firmado el tratado de paz de 1808,<br />

<strong>Padilla</strong> y otros prisioneros de guerra fueron<br />

liberados y trasladados a Cádiz. Entonces el<br />

gobierno español decidió encargarlo como jefe<br />

del Arsenal ubicado en el arrabal de Getsemaní<br />

en la ciudad de Cartagena de Indias. En ese<br />

empleo <strong>Padilla</strong> estuvo bajo las órdenes del<br />

capitán de navío, el español Juan Nepomuceno<br />

Eslava. El 12 de septiembre de 1810 la Junta<br />

Suprema de Gobierno de Cartagena de Indias<br />

presidida por José María García de Toledo<br />

suprimió el apostadero, creó la Comandancia<br />

General de Marina y nombró a Eslava como su<br />

primer comandante. En el mismo decretó se<br />

nombró como ayudante de la comandancia al<br />

también español alférez de fragata Rafael Tono<br />

Llopis. 7<br />

El decreto de la Junta tuvo como objeto<br />

primordial la protección del comercio del Atrato<br />

y el Sinú, la extinción de la matrícula, los<br />

privilegios y fueros anexos al concepto del puerto<br />

como apostadero. Además, la comandancia<br />

marina quedó con el poder de expedir las<br />

patentes y cuidar de la economía del servicio.<br />

Menos de un año después el servicio de la<br />

3 Registro Oficial del Magdalena, Cartagena, 13 de Octubre de 1831, <strong>No</strong>. 229. La leyenda del epitafio era la siguiente: “Aquí yacen del Nelson colombiano/ los restos de<br />

su patria venerados; /Fue víctima inocente de un tirano/por sostener los fueros más sagrados;/ y si murió el guerrero Ciudadano, hoy sus lauros revivan afamados/Y<br />

Colombia recuerda sin muralla/La gloria inmarcesible de <strong>Padilla</strong>”. El acto fue precedido por el director de la sociedad, Juan Madiedo; su subdirector Pedro Laza el secretario<br />

Juan José Nieto; la hermana del prócer Magdalena <strong>Padilla</strong> y su hermano, quien pronunció el discurso principal. Todo el número del periódico estuvo dedicado<br />

al general <strong>Padilla</strong>.<br />

4 David Bushnell, El régimen de Santander en la Gran Colombia. Bogotá, Coedición Tercer Mundo-Universidad Nacional, 1966, p. 293.<br />

5 Por lo general los guardiamarinas provenían de familias aristocráticas o hidalgas y estudiaban para llegar a ser oficiales de guerra. Véase, Miguel Alía Plana, Historia<br />

del cuerpo jurídico de La Armada. Madrid, Ministerio de Defensa, 2011.<br />

6 Las embarcaciones españolas y francesas estuvieron al mando del almirante francés de ascendencia aristocrática Pierre Charles Silvestre de Villeneuve (1763-1805).<br />

7 “Orden de la Junta Suprema”, El Argos Americano. Papel periódico, económico y literario de Cartagena de Indias, 17 de septiembre de 1810, <strong>No</strong>. 1.


marina era incluida en un proceso de economía<br />

de guerra, ya que empezó a sofocar los primeros<br />

focos de resistencia al gobierno de Cartagena<br />

localizados en los pueblos ribereños del<br />

Magdalena como Guáimaro. 8<br />

De manera simultánea comenzó a enfrentarse<br />

un doble problema: la inexistencia de marineros<br />

aptos para los avatares de la guerra declarada<br />

y la calidad de las embarcaciones. En esas<br />

circunstancias se llevó a cabo la Campaña del<br />

Bajo Magdalena entre finales de 1812 e inicio<br />

de 1813. Aunque dirigida por Simón Bolívar al<br />

mando de un grupo de militares venezolanos<br />

que venían derrotados por las fuerzas realistas,<br />

el comandante Eslava encargó a José <strong>Padilla</strong>,<br />

todavía jefe del Arsenal de Cartagena, la<br />

construcción de buques y la preparación de<br />

hombres para tripularlos. Entonces <strong>Padilla</strong> reclutó<br />

personal de pescadores entre sus amigos del<br />

arrabal, los adiestró en las labores marineras,<br />

armó una goleta y un pailebote que bautizó<br />

Ejecutivo. También construyó otros barcos en<br />

improvisados astilleros de ribera y organizó<br />

las fuerzas sutiles que operaron en el bajo<br />

Magdalena contra las fuerzas de Santa Marta.<br />

Entre las embarcaciones construidas ante las<br />

inminentes batallas, sobresalieron las goletas<br />

Constitución y Valerosa, el falucho Fogoso, la<br />

lancha Nicomicona y la bombardera Concepción.<br />

En medio del fragor de la guerra y de las<br />

batallas, <strong>Padilla</strong> alcanzó el grado de alférez de<br />

fragata, pero, además, el bautismo político en<br />

un ambiente caldeado por la lucha faccional<br />

entre los grupos que querían hacerse al control y<br />

poder del Estado de Cartagena de Indias.<br />

Así, durante las sesiones del Colegio Electoral<br />

a finales de 1814, <strong>Padilla</strong> se alineó en las filas<br />

del denominado partido faccioso, como fue<br />

llamada la facción identificada con los hermanos<br />

Piñeres, Gabriel y Germán. A ella pertenecían<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 23<br />

también, Ignacio Muñoz, apodado “el tuerto”, el<br />

presbítero José de los Santos Gordon, el alcalde<br />

ordinario Manuel Castillo Ponce, el impresor<br />

Antonio Angulo y Pedro Medrano; los milicianos,<br />

Cecilio de Roxas, Jefe de Batallón, quien días<br />

previos a los acontecimientos electorales fue<br />

nombrado Comandante del segundo batallón<br />

de Guardia Nacional local, y Manuel José Caxar<br />

(Cajar), Teniente, igualmente nombrado Capitán<br />

Primero Ayudante Mayor de dicho cuerpo “a<br />

consecuencia de la extinción de los cuerpos de<br />

Patriotas”. 9<br />

El conflicto interfaccional terminó con el triunfo<br />

del bando acaudillado por Manuel del Castillo<br />

y Rada, José María García de Toledo y Pedro<br />

Gual, la prisión de algunos “descontentos”<br />

y el destierro de 70 personas señaladas de<br />

pertenecer al partido de los facciosos. 10 Por su<br />

parte <strong>Padilla</strong> siguió con sus actividades navales y<br />

en la preparación de la defensa de la ciudad de<br />

Cartagena amenazada por la expedición militar<br />

del español Pablo Morillo. De tal manera que su<br />

nombre fue inscrito “en la lista nominal de los<br />

individuos que defendieron la plaza de Cartagena<br />

durante el sitio de 1815” sencillamente como:<br />

“José <strong>Padilla</strong>, oficial de marina, riohachero”. 11<br />

A bordo de la goleta Presidente y con el grado<br />

de alférez de fragata llegó a los Cayos de San<br />

Luis en Haití, luego de ser uno de los primeros<br />

en romper la línea española y atravesar el canal<br />

de Bocachica. En Haití se unió con Bolívar y<br />

otros emigrados de tierra firme. Con el apoyo<br />

del gobierno de Alexander Petión, el comerciante<br />

inglés radicado en la isla Robert Sutherland y<br />

del también comerciante y armador Luis Brion,<br />

se organizó una empresa de guerra, en la cual<br />

colaboró también el alemán Juan Bernardo Elbers,<br />

consistente en 3.500 fusiles, 132.000 piedras<br />

de chispa, buques habilitados y otros artículos,<br />

calculado todo en un valor de cien mil pesos de<br />

la época.<br />

8 “Correspondencia oficial de los comandantes de las fuerzas marítimas empleadas en el río Magdalena. Oficio del alférez de fragata D. Rafael Tono”, El Argos Americano,<br />

26 de agosto de 1811, <strong>No</strong>. 49.<br />

9 “Empleos”, Decada Miscelanea de Cartagena, Cartagena, (2), 19 de octubre 1814.<br />

10 Para un mayor desarrollo del conflicto, Jorge Conde Calderón, “La República ante la amenaza de los pardos”. En: Alberto Abello Vives (Compilador), El Caribe en la<br />

nación colombiana. Memorias. Bogotá, Museo Nacional de Colombia, 2006, pp. 189 – 213.<br />

11 Manuel Ezequiel Corrales, Documentos para la historia de la provincia de Cartagena. Bogotá, Imprenta de Medardo Rivas, 1883, tomo II, p. 260.


24 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

Superadas las discrepancias entre Bolívar,<br />

el corsario Luis Aury y Brion, la fuerza naval<br />

republicana quedó al mando de este último con<br />

el grado de capitán de navío y comandante de<br />

la naciente armada. Con las primeras batallas<br />

navales, marzo de 1816, se rompió el bloqueo<br />

impuesto por los españoles en las aguas de la<br />

isla Juan Griego (Margarita) y comenzó el lento<br />

proceso de captura de la tierra firme. Por tales<br />

acciones, Bolívar confirió ascensos a todos<br />

los oficiales. Brión a almirante y José <strong>Padilla</strong> a<br />

teniente de navío.<br />

Sin embargo, 1820 fue el año clave en las<br />

acciones navales y heroicas de <strong>Padilla</strong>. La<br />

escuadra, que zarpó el 7 de marzo de la isla<br />

Juan Griego (Margarita) intentó incursionar en<br />

Maracaibo, pero lo impidieron las fuerzas del<br />

brigadier Sánchez Lima. Entonces la escuadra<br />

siguió rumbo a la península de la Guajira y el día<br />

12 fondeó frente a Riohacha, a tiro de cañón de<br />

las dos baterías de 44 piezas; inmediatamente<br />

Brion y Montilla, a bordo de bergantín Urdaneta,<br />

enviaron una intimación al gobernador de la<br />

plaza, coronel José Solís, manifestándole que<br />

iban a liberar las costas de Nueva Granada para<br />

unirla a la patria de la República de Colombia.<br />

Por tal razón le solicitaron al gobernador la<br />

rendición y entrega de la plaza. Como Solís<br />

no aceptó la rendición, fueron impartidas<br />

instrucciones para efectuar el desembarco<br />

de la infantería de marina al día siguiente. El<br />

gobernador Solís con pleno conocimiento de<br />

la derrota y dando por seguro los desmanes y<br />

saqueos de la temida Legión Irlandesa, tal como<br />

ocurrió durante el ataque de Mac Gregor, dio<br />

órdenes de abandonar la ciudad cuando cayera<br />

la noche, pero antes de salir ordenó incendiarla. 12<br />

Los republicanos ocuparon una ciudad devastada<br />

y luego de una proclama de Montilla y Brion,<br />

muchos habitantes regresaron para unirse a<br />

los patriotas. <strong>Padilla</strong> tuvo así, la satisfacción<br />

de haber contribuido al rescate de su pueblo<br />

natal, en cuya plaza ondeó por primera vez el<br />

tricolor de la Gran Colombia como denominan los<br />

historiadores la República de Colombia creada en<br />

1819. Sin embargo, la expulsión de los españoles<br />

del resto del territorio guajiro ocurrió más tarde.<br />

Las diezmadas tropas españolas que salieron<br />

de Riohacha se replegaron hacia el interior del<br />

territorio de la península donde comenzaron<br />

a reagruparse y tomar fuerzas. Esto planteó<br />

a los patriotas cambios tácticos y empleo de<br />

labores de espionaje para estar al tanto de sus<br />

movimientos. La información proporcionada<br />

por los espías logró poner al tanto sobre los<br />

movimientos de tropas españolas que se<br />

acercaban desde el sur y que estaban acampadas<br />

en una ceja de monte que bordeaba por el sur la<br />

Laguna Salada. Al amanecer del 25 de mayo de<br />

1820 comenzaron las hostilidades. Los patriotas<br />

abrieron fuego por el lado occidental al mando<br />

del Coronel Montilla y otro tanto hizo el Capitán<br />

José <strong>Padilla</strong> en compañía de su hermano José<br />

Antonio, quien había hecho un rodeo por las<br />

Sabanas del Patrón desde donde atacó por la<br />

retaguardia, logrando sacar al ejército realista del<br />

entorno de la Laguna Salada. En plena sabana<br />

los españoles fueron derrotados, después de<br />

dos enfrentamientos que significaron la derrota<br />

definitiva de las tropas realistas, que al final<br />

huyeron en desorden. La acción quedó registrada<br />

como la batalla de Laguna Salada.<br />

Lograda esta victoria, ante un consejo de<br />

oficiales presidido por Mariano Montilla y<br />

Brion, que proponía regresar a isla Margarita,<br />

<strong>Padilla</strong> argumentó en su contra, señalando la<br />

favorabilidad de las corrientes y vientos para<br />

navegar hacia las costas de Barlovento. En<br />

efecto, el 11 de junio de 1820, la expedición<br />

desembarcó en Sabanilla, situada al oeste de<br />

Barranquilla, sometieron la guarnición de veinte<br />

hombres que operaban los cuatro cañones del<br />

fuerte. 13 Las operaciones militares continuaron<br />

por los pueblos al Este y al Oeste de Barranquilla:<br />

12 Matthew Brown, “Rebellion at Riohacha, 1820: Local and International Networks of Revolutión, Cowardice and Masculinity”. Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas,<br />

42, Böhlau Verlag Köln/Weimar/Wien 2005.<br />

13 Enrique Román Bazurto, El Caribe, mar de la libertad. Origen, Estructura y Operaciones de la Marina Patriota en la Independencia 1810-1830. Barranquilla, Sáenz<br />

Impresores del Caribe, 1996, p. 168-169.


Soledad, Santo Tomás, Sabanagrande, Sitionuevo<br />

y Guáimaro.<br />

Teniendo en cuenta la situación deplorable de<br />

la fuerza naval patriota y el rechazo realizado a<br />

la propuesta del corsario francés Luis Aury de<br />

colocar sus buques a disposición de la causa<br />

republicana, en el puerto de Barranquilla se<br />

adelantó desde finales de 1820 una incesante<br />

actividad dirigida por el recién ascendido capitán<br />

de navío José <strong>Padilla</strong>, Comandante General de<br />

las fuerzas sutiles contra Cartagena, con el fin<br />

de carenar, reparar y construir, especialmente<br />

embarcaciones de río, en los astilleros donde<br />

trabajaban como hormigas los carpinteros de<br />

ribera con sus tradicionales métodos artesanales<br />

para producir así los buques necesarios con el<br />

fin de acometer las próximas campañas fluviales.<br />

<strong>Padilla</strong> como jefe, en esta ocasión no solo mostró<br />

su capacidad administrativa en el planteamiento<br />

y organización de su fuerza, sino también la<br />

de líder y especialista en proclamas de prosa<br />

épica y frases que insinuaban sus ansias de<br />

libertad, como la que dirigió a finales del año 20<br />

a los habitantes de la provincia de Cartagena,<br />

convidándolos a: “exterminar y desalojar de<br />

nuestra capital el corto número de tiranos;<br />

desempeñaos y aprended a ser libertadores de<br />

vuestra patria; la puerta del honor y la gloria<br />

está abierta: corred y uníos en el servicio de las<br />

fuerzas a mi mando. El premio os espera por<br />

vuestros heroicos esfuerzos, valor y constancia<br />

en vuestra libertad. A vuestro lado derramaré<br />

gustoso mi sangre, porque viva Colombia y<br />

mueran sus verdugos. A bordo del Colombiano,<br />

al ancla en Barranquilla, diciembre 8 de 1820”. 14<br />

La proclama constituyó una forma de propaganda<br />

política para insuflar de heroísmo el espíritu<br />

patriótico de los combatientes, a los cuales se<br />

acostumbraba leerles de primeros las proclamas,<br />

y preparar luego el pueblo cartagenero para<br />

la acción heroica, como era señalada en la<br />

época, de las fuerzas navales o los ejércitos<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 25<br />

libertadores. Con ello se preparó el campo de<br />

los sentimientos y de las lealtades patrias en<br />

aras de asegurar el éxito de la recuperación de<br />

Cartagena, en la <strong>No</strong>che de San Juan (24 de junio<br />

de 1821). Una acción atribuida a la estrategia y<br />

audacia del coronel José <strong>Padilla</strong>, grado militar<br />

alcanzado luego de esa batalla.<br />

<strong>Padilla</strong> leyó un texto similar antes de la batalla<br />

del Lago de Maracaibo. En esa ocasión, pasó de<br />

buque en buque haciendo inspección y leyendo<br />

la siguiente proclama: “Compañeros, la puerta<br />

del honor está abierta; el enemigo nos ataca<br />

y nosotros lo esperamos; ¿Qué mayor gloria<br />

podríamos esperar? Superior en su fuerza, de<br />

nosotros el valor y su decisión. ¿Le tememos?<br />

¡<strong>No</strong>! Ni el general <strong>Padilla</strong> ni los bravos que tiene<br />

él la honra de mandar, vacilarán jamás al ver al<br />

enemigo a su frente; sino por el contrario ansían<br />

porque llegue ese momento. Colombianos: Morir<br />

o ser Libres. A bordo del bergantín de guerra<br />

Independiente, al ancla en Punta de Palmas, julio<br />

21 de 1823. 13°. José <strong>Padilla</strong>”<br />

Luego de la batalla y adelantándose a muchos<br />

eventos, el vicepresidente Santander expidió el<br />

decreto de honores a <strong>Padilla</strong> atribuyéndole todos<br />

los méritos por el triunfo del Lago de Maracaibo<br />

el 24 de julio de 1823. El hecho originó ciertas<br />

incomodidades entre algunos oficiales del<br />

ejército terrestre, las cuales adquirieron mayores<br />

dimensiones por tratarse <strong>Padilla</strong> de un oficial<br />

pardo. Algunos también atribuyeron al hecho el<br />

inicio de una aparente cercanía política entre<br />

los dos generales, o para ser más exactos, la<br />

adhesión temprana de <strong>Padilla</strong> al liberalismo de<br />

Santander. Lo cierto fue que en las elecciones<br />

de 1825 <strong>Padilla</strong> fue uno de los nueve electores,<br />

de un total de treinta y dos por el cantón<br />

de Cartagena, que votó por la reelección del<br />

vicepresidente. 15<br />

Tampoco podía ocultarse el hecho de que entre<br />

Santander y <strong>Padilla</strong> existió un nutrido intercambio<br />

14 Archivo General de la Nación (AGN), Fondo Ortega Ricaurte, Caja 193, fo. 768-769. Enrique Román Bazurto, Op.cit. p. 177 y ss.<br />

15 “Asamblea Electoral”, Gaceta de Cartagena de Colombia, 8 de octubre de 1825, <strong>No</strong>. 216. Los electores eran escogidos mediante el voto popular e integraban la<br />

Asamblea o Colegio Electoral, en la cual se sufragaba por los diferentes candidatos a la presidencia, vicepresidencia, senado y cámara de representantes. En ese año<br />

<strong>Padilla</strong> fue el elector con la mayor votación popular. “Elecciones”, Gaceta de Cartagena de Colombia, 27 de agosto de 1825, <strong>No</strong>. 210


26 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

de oficios, órdenes, cartas reservadas desde<br />

que el primero asumió como vicepresidente de<br />

la República de Colombia. El propio <strong>Padilla</strong> lo<br />

reconoció en los escritos que elaboró a finales<br />

de 1824 e inicios de 1825 para contestar los<br />

señalamientos tendenciosos del capitán de navío<br />

Renato Beluche sobre su actuación en Maracaibo.<br />

Aun más, por orden del vicepresidente, el general<br />

<strong>Padilla</strong> regresó a Cartagena -en lugar de seguir<br />

a romper el bloqueo de Puerto Cabello, misión<br />

encomendada a Páez- con el único motivo de<br />

seguir sosteniendo el cuerpo de marina según<br />

el proyecto elaborado y presentado a la Cámara<br />

de Representantes por el mismo <strong>Padilla</strong> el 30 de<br />

diciembre de 1823. En su momento, Santander<br />

consideró el proyecto como el más preciso manual<br />

sobre temas de marina y guerra e indispensable<br />

para la formación de verdaderos marineros. 16<br />

Lo notable de estos episodios es que todos<br />

confluyen en 1825 y parecen signar el regreso<br />

de <strong>Padilla</strong> al negocio de la política. 17 Un visitante<br />

extranjero, quien trató con él en 1825 durante<br />

su viaje hasta Bogotá, señalaba: “<strong>Padilla</strong> era<br />

un mulato grueso que se ganó la gratitud de<br />

sus compatriotas por sus triunfos sobre la<br />

flota española, bajo el mando de Morales, en<br />

el lago interior de Maracaibo… Él logró sus<br />

conocimientos como oficial de mar a bordo<br />

de una fragata inglesa y alcanzó prestigio<br />

en Colombia por su forma y valentía para<br />

enfrentarse a barcos menores de la escuadra<br />

española… Era muy popular entre las clases<br />

bajas, lo que le valió ser elegido senador por<br />

Cartagena”. 18<br />

Ahora bien, esa conjugación de hombre de<br />

color, marino y político muy popular prometía<br />

ser rica en matices y en sus escritos, en los<br />

cuales siempre terminaba reconociendo ante<br />

“los enemigos de mi clase [de los pardos], que<br />

han tratado de desconceptuarme delante del<br />

gobierno, delante de mis conciudadanos, delante<br />

del mundo entero; ya se ve, yo no pertenezco<br />

a las antiguas familias, ni traigo mi origen de<br />

los Corteses, de los Pizarros, ni de los feroces<br />

españoles que por sus atrocidades contra los<br />

desgraciados indios, por su rapiña, su usura y<br />

su monopolio amontonaron riquezas con que<br />

compraron nuevos abuelos o dieron a estos un<br />

lustre desconocido de sus progenitores. 19<br />

Esa combinación que había sido exitosa en las<br />

acciones navales, políticas y sociales de José<br />

<strong>Padilla</strong> fue detenida abrupta y prematuramente<br />

con su fusilamiento el 2 de octubre de 1828. Al<br />

igual que Piar, para el juicio del general <strong>Padilla</strong> y<br />

el coronel Ramón Guerra se instituyó un tribunal<br />

”puramente” militar presidido por el general<br />

Rafael Urdaneta, ya que en él tenía “el gobierno<br />

entera confianza”, según señalaba el decreto<br />

expedido por Bolívar el 29 de septiembre de<br />

1828. Con celeridad inusitada, el general <strong>Padilla</strong> y<br />

el coronel Guerra fueron sentenciados a muerte<br />

por fusilamiento. 20<br />

El citado Cordovez Moure señala que el 2 de<br />

octubre, día del fusilamiento, <strong>Padilla</strong> marchó altivo<br />

vistiendo uniforme de general de división y sólo<br />

atendía las exhortaciones del religioso que lo<br />

acompañaba llevando el crucifijo. Recuerda que<br />

por “las venas del héroe del Lago de Maracaibo<br />

circulaba sangre de aquellos indomables guerreros<br />

africanos que no doblegan la cerviz ante ningún<br />

infortunio, y que desafían a sus enemigos<br />

mientras les aliente un soplo de vida, aunque se<br />

les tenga atados de pies y manos”. También lo<br />

describe como “un mulato esbelto, de constitución<br />

de atleta, usaba patillas, el pelo corto al rape,<br />

bizco de mirada inteligente, de andar cadencioso,<br />

como es costumbre en los hombres de mar, sin<br />

otra instrucción que la necesaria para gobernar,<br />

y valiente hasta la temeridad”. Valora que ese<br />

carácter lo mantuvo hasta en el cadalso. 21<br />

16 AGN. Fondo Ortega Ricaurte, Caja 22, fos. 173-194.<br />

17 Jorge Conde Calderón, “El negocio de la política: Nación, ciudadanía y raza en el Caribe colombiano, 1820-1830”. El Taller de la Historia, 1, 2001, p. 197-212.<br />

18 Carl August Gosselman, Viaje por Colombia, 1825 y 1826, Bogotá, Banco de la República, 1981, p. 89-90.<br />

19 “Al respetable público por el General José <strong>Padilla</strong>, 15 de noviembre de 1824”, en la Imprenta de Juan Antonio Calvo, Cartagena, 1824-14, Archivo Restrepo, vol. 170,<br />

fo. 125.<br />

20 Aquí seguimos el recuento documental y anecdótico de José María Cordovez Moure, Reminiscencias Santa Fe y Bogotá. Bogotá, Editorial Kelly, 1945, vol. IX, p. 166-<br />

207. La expresión “puramente” pertenece al viajero Jean Baptiste Boussingault, Memoria. Bogotá, Banco de la República-Biblioteca V Centenario, 1994, tomo 2, p. 52-53<br />

21 Ibíd., p. 199.


Cierra Cordovez Moure con varias anécdotas<br />

que al parecer sucedieron durante el acto de<br />

ejecución. Una de ellas fue que cuando el<br />

sargento le quitó al general <strong>Padilla</strong> las charreteras,<br />

este exclamó con acento de sarcasmo: “Esas no<br />

me las dio Bolívar sino la República”. Otra fue que<br />

a la primera descarga exclamó con voz de trueno:<br />

“¡Viva la República! ¡Viva la Libertad!”.<br />

Luego de transcurridos tantos años nada indica<br />

que los sucesos narrados ocurrieron y fueran<br />

verídicos; el caso es que existieron (y existen),<br />

real o inventados, y evidenciaban todo un<br />

imaginario sobre la construcción e incorporación<br />

de los individuos a la nación de ciudadanos.<br />

Ese hecho permitía a los ciudadanos hablar, opinar,<br />

comentar y actuar sobre los temas considerados<br />

públicos en el nuevo escenario instaurado por los<br />

principios liberales y republicanos. Por tal razón,<br />

quizás las acciones contra <strong>Padilla</strong> pudieron estar<br />

estrechamente relacionadas con sus opiniones sobre<br />

la dictadura de Bolívar. Otro pardo, Mauricio Romero,<br />

hijo del artesano Pedro Romero recordado por los<br />

acontecimientos de 1810-11, tuvo que renunciar a<br />

su empleo oficial, en 1828, porque no quiso firmar<br />

las actas de adhesión a la dictadura del Libertador<br />

presidente, resultando perseguido por el general<br />

Valdés. 22<br />

Asimismo, la relación oficial y de amistad entre<br />

<strong>Padilla</strong> y Santander, quien era el más firme<br />

opositor a las pretensiones de Bolívar, pudo<br />

haber influido en la patibularia decisión del<br />

tribunal militar presidido por Urdaneta. Aunque<br />

era de conocimiento público que muchas de las<br />

actuaciones de funcionarios y militares del poder<br />

central estaban mediadas por la aprobación o<br />

reprobación del Libertador.<br />

Las comunicaciones remitidas por Bolívar a<br />

Briceño y Páez, cuarenta y cincos días después<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 27<br />

del fusilamiento de <strong>Padilla</strong>, parecen no admitir<br />

dudas en la responsabilidad directa del<br />

Libertador en el trágico suceso: “La gaceta de<br />

hoy que le incluyo, le impondrá del resultado<br />

y condena de los conspiradores y asesinos.<br />

Mi existencia ha quedado en el aire con este<br />

indulto, y la de Colombia se ha perdido para<br />

siempre. Yo no he podido desoír el dictamen del<br />

consejo con respecto a un enemigo público, cuyo<br />

castigo se habría reputado por venganza cruel.<br />

Ya estoy arrepentido de la muerte de Piar, de<br />

<strong>Padilla</strong> y de los demás que han perecido por la<br />

misma causa: en adelante no habrá justicia para<br />

castigar al más atroz asesino, porque la vida de<br />

Santander es el pendón de las impunidades más<br />

escandalosas. Lo peor es que mañana le darán<br />

un indulto y volverá a hacer la guerra a todos<br />

mis amigos y a favorecer a todos mis enemigos.<br />

Su crimen se purificará en el crisol de la<br />

anarquía, pero lo que más me atormenta todavía<br />

es el justo clamor con que se quejarán los de<br />

la clase de Piar y de <strong>Padilla</strong>. Dirán con sobrada<br />

justicia que yo no he sido débil sino a favor de<br />

ese infame blanco que no tenía los servicios de<br />

aquellos famosos servidores de la patria”. 23<br />

Como en el caso de Piar, el juicio sumario a<br />

<strong>Padilla</strong> fue rápido y la sentencia ejecutada de<br />

inmediato tuvo un carácter ejemplarizante, como<br />

todas las aplicadas entre el 25 de septiembre y<br />

el 2 de octubre de 1828. Ello se puede inferir de<br />

la declaración de <strong>Padilla</strong>, la cual no fue tenida en<br />

cuenta al momento de pronunciar la sentencia<br />

a muerte. El texto de la declaración de <strong>Padilla</strong><br />

hoy puede parecernos ingenuo, sin embargo, ella<br />

estaba respaldada en el honor, en su caso militar,<br />

y de clase, y en la lealtad que le profesaba al<br />

orden republicano. Algo común en aquellos<br />

pardos cuyas rápidas y exitosas incorporaciones<br />

a los empleos públicos de la república no<br />

fueron excepcionales como tampoco sus “vidas<br />

ejemplares”.<br />

22 Armando Martínez Garnica, “Prejuicio moral e instrucción: dos obstáculos para la incorporación de los pardos a la nación”. Revista Colombiana de Educación,<br />

Bogotá, no. 59 (segundo semestre de 2010), p. 14-32.<br />

23 “Bolívar al señor general Pedro Briceño Méndez, Bogotá, 16 de noviembre de 1828”; “Bolívar al señor general José Antonio Páez, Bogotá, 16 de noviembre de 1828”.<br />

Ambas cartas contienen un texto igual. Jorge Conde Calderón, Buscando la nación. Ciudadanía, clase y tensión racial en el Caribe colombiano, 1821-1855. Medellín, La<br />

Carreta, 2009, p. 221.


EL GENERAL JOSÉ PADILLA, EN BUSCA DE LA<br />

IGUALDAD EN LA GUERRA Y EN LA PAZ<br />

Pocos hombres contribuyeron tanto<br />

a la independencia de Colombia como José <strong>Padilla</strong>,<br />

y después pocos fueron olvidados como él. Por fin,<br />

gracias a la iniciativa de la Universidad Tecnológica<br />

de Bolívar, de la Alcaldía Mayor de Cartagena de<br />

Indias y de la Armada Nacional de Colombia, en<br />

2011 la <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong> celebra su memoria por<br />

tierra y mar, recorriendo parte del itinerario que le<br />

condujo de Riohacha, su lugar de nacimiento en<br />

1778 o 1784 24 , a Cartagena, donde se radicó después<br />

de la independencia, antes de ser ejecutado en<br />

Bogotá en 1828.<br />

Otra razón de celebrar a José <strong>Padilla</strong> en 2011<br />

es que este año fue declarado Año de la<br />

Afrocolombianidad. Efectivamente, <strong>Padilla</strong> era un<br />

pardo, hijo de madre wayuu y de padre negro,<br />

y al contrario de otros afrodescendientes como<br />

Juan José Nieto (1805-1866), no hizo silencio<br />

sobre su “clase”, como la llamaba, sino que la<br />

glorificó. Esto generó la inquietud del Libertador<br />

Simón Bolívar, quién desde comienzos de la<br />

guerra contra España, temía que la pardocracia<br />

(literalmente, el gobierno de los pardos) pudiera<br />

transformar a Venezuela y a la Nueva Granada<br />

caribeña en otro Haití. A pesar (o tal vez en<br />

razón) del peso que tuvo la raza en la sociedad<br />

colombiana después de la independencia, la<br />

historiografía tendió, como Nieto, a silenciar la<br />

cuestión racial para prevenir manifestaciones de<br />

los afrodescendientes contra la discriminación<br />

racial. Aún las contadas instituciones que hoy<br />

llevan el nombre de José (Prudencio) <strong>Padilla</strong><br />

Aline Helg, Universidad de Ginebra<br />

no dicen que era pardo 25 , lo cual contribuye<br />

a dejar en la sombra la participación masiva<br />

de los afrodescendientes en el proceso de<br />

independencia de Colombia.<br />

Este ensayo examina la trayectoria de José <strong>Padilla</strong><br />

desde la Primera Independencia del Estado de<br />

Cartagena hasta su fusilamiento a orden de<br />

Bolívar el 2 de octubre de 1828, pasando por su<br />

ascensión militar que culminó con su promoción<br />

a general en 1823 y siguiendo con su declinante<br />

papel en la política cartagenera después de la<br />

independencia. Utiliza la correspondencia entre<br />

los actores, documentos legales, la prensa de la<br />

época y los informes de los cónsules, y se apoya<br />

en dos publicaciones de la autora 26 . Focaliza en<br />

la difícil transición que <strong>Padilla</strong> tuvo que hacer<br />

cuando pasó de ser un líder militar en una<br />

guerra prolongada, que exigía coraje, abnegación,<br />

fuerza y audacia, a ser un actor de la política<br />

de la incipiente República, que valoraba la<br />

integración en círculos de la élite, la cultura<br />

europea y una educación superior de la cual los<br />

afrodescendientes habían sido excluidos por las<br />

leyes coloniales.<br />

De hecho, aunque la Constitución de 1821 declaró<br />

la igualdad de los hombres libres nacidos en el<br />

país, sin diferencia socio-racial, los legisladores<br />

y los gobernantes de la Gran Colombia se<br />

negaron a promulgar e implementar medidas<br />

para atenuar las desigualdades oriundas en el<br />

colonialismo español. Entre éstas, la exigencia<br />

24 Los biógrafos de <strong>Padilla</strong> no concuerdan sobre el año de su nacimiento. Como su partida de bautismo fue quemada con los archivos de Riohacha de su época,<br />

Enrique Uribe White, seguido por Jesús Torres Almeyda, se basó en la declaración indagatoria tomada a <strong>Padilla</strong> el 28 de septiembre de 1828, en la cual manifestó<br />

tener 44 años de edad para establecer su nacimiento en 1784. Otros autores se fundamentan en la primera biografía de <strong>Padilla</strong> publicada por Gregorio Cerra en 1871,<br />

que da la fecha de 1778. Ver: Jesús C. Torres Almeyda, El Almirante José <strong>Padilla</strong> (epopeya y martirio) (1981; reimpresión: Bogotá: Imprenta y Litografía de las Fuerzas<br />

Militares, 1990), n. 2, p. 275.<br />

25 Ver, por ejemplo, la “Biografía del Almirante José Prudencio <strong>Padilla</strong>” en la página web de la Armada nacional de Colombia dedicada a la Escuela Naval de Cadetes<br />

Almirante <strong>Padilla</strong> de Cartagena, http://www.armada.mil.co/index.php?idcategoria=80163 (consultado 23.06.2011).<br />

26 Aline Helg, Libertad e igualdad en el Caribe Colombiano 1770-1835 (Bogotá/Medellín, Banco de la República/Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2011); Aline Helg, “El<br />

general José <strong>Padilla</strong> en su laberinto: Cartagena en el decenio de 1820”, en Haroldo Calvo Stevenson y Adolfo Meisel Roca, eds., Cartagena de Indias en el siglo XIX,<br />

(Cartagena: Universidad Jorge Tadeo Lozano/Banco de la República, 2002), pp. 3-29.


30 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

de la limpieza de sangre —que excluía a los<br />

individuos de “la mala raza de negros, moros,<br />

judíos, recién convertidos” 27 — y el estigma racial<br />

de la “mancha de la esclavitud”—que marcaba<br />

hereditariamente a los descendientes libres<br />

de esclavos, mestizos o no— habían prohibido<br />

a generaciones de negros, pardos, mulatos,<br />

zambos, cuarterones y quinterones de América<br />

acceder al colegio y la universidad, a funciones<br />

reales y eclesiásticas, así como a honores<br />

y profesiones superiores. Por consiguiente,<br />

después de 1821, en el momento de constituir<br />

los gobiernos y administraciones republicanas,<br />

la antigua jerarquía socio-racial de la Colonia<br />

se reprodujo, porque los únicos con formación<br />

superior eran los blancos acomodados.<br />

Para justificar el resurgimiento de la<br />

preponderancia de los blancos, las nuevas élites<br />

promovieron el concepto de la igualdad basada<br />

en los méritos, sin reconocer que los ciudadanos,<br />

por razones históricas ligadas a su raza (la<br />

limpieza de sangre y la mancha de la esclavitud),<br />

provenían de condiciones desiguales.<br />

Así, los requisitos republicanos permitieron<br />

a miembros de la élite criolla blanca que no<br />

lucharon en las guerras de independencia<br />

conservar su predominio. Simultáneamente, los<br />

héroes militares que se habían distinguido en<br />

los campos de batallas patriotas, en su gran<br />

mayoría pardos, mestizos, negros e indios de<br />

las clases populares, fueron marginados por<br />

la misma república que habían contribuido a<br />

establecer. En Colombia, nadie simboliza mejor<br />

que José <strong>Padilla</strong> este proceso de ascensión en la<br />

guerra y frustración en la paz, cuya trayectoria<br />

se inscribe en el proceso secular de las luchas de<br />

los afrodescendientes por la plena igualdad sin<br />

tener que silenciar su identidad.<br />

PADILLA EN LA REVOLUACIÓN DE CARTAGENA (1808-1814)<br />

Según sus biógrafos, el todavía adolescente<br />

<strong>Padilla</strong> se alistó como muchacho de cámara<br />

para huir de su padre, un irascible constructor<br />

de canoas. 28 Las duras condiciones de vida y la<br />

disciplina castrense a las cuales fue sometido<br />

en la marina le hicieron regresar a Riohacha en<br />

1803. Pero poco después se enroló en la Real<br />

Armada Española, iniciando su carrera militar a<br />

bordo del navío de guerra Juan Nepomuceno. Allí<br />

le cogió un primer evento de alcance mundial, la<br />

Batalla de Trafalgar en octubre de 1805. <strong>Padilla</strong><br />

fue hecho prisionero, confinado a un pontón y<br />

obligado a trabajar en la construcción de naves<br />

y fabricación y reparación de armas durante<br />

casi tres años, una experiencia que amplió su<br />

visión del mundo colonial. Cuando en 1808<br />

<strong>Padilla</strong> fue liberado y nombrado contramaestre<br />

del apostadero de Cartagena, se estableció en<br />

el arrabal de afrodescendientes de Getsemaní y<br />

contrajo matrimonio con una cartagenera. Por<br />

segunda vez, un acontecimiento transatlántico<br />

cambió su trayectoria: la invasión napoleónica<br />

de España, que desencadenó el proceso<br />

independentista de la provincia de Cartagena.<br />

En 1808, Cartagena era la ciudad más importante<br />

en la Nueva Granada caribeña, con unos 17.600<br />

habitantes, en su gran mayoría pardos y negros.<br />

Sin embargo, era la ciudad de la región con<br />

la proporción más alta de blancos (alrededor<br />

del 20%), debido a la alta concentración<br />

de funcionarios reales y personal militar y<br />

religioso, y por consiguiente, con la mayor<br />

proporción de esclavos (aproximadamente el<br />

10%). La ciudad fortificada la conformaban<br />

cuatro barrios, entre los cuales se encontraba<br />

La Catedral, sitio preferido de residencia de los<br />

blancos acomodados, y Santo Toribio, lugar de<br />

27 Ver, por ejemplo, “Pablo García sobre su noble ascendencia gallega” (1799 – 1805), en: Colombia, Archivo Histórico Nacional de Colombia, Bogotá (AHNC), Sección<br />

Colombia (CO), Fondo Guerra y Marina (GM), rollo 3, fols. 1-41 verso.<br />

28 Ver: Enrique Otero D’Costa, Vida del Almirante José <strong>Padilla</strong> (1778-1828) (1921; reimpresión, Bogotá: Imprenta y Litografía de las Fuerzas Militares, 1973); Enrique<br />

Uribe White, <strong>Padilla</strong>: Homenaje de la armada colombiana al héroe de la batalla del lago de Maracaibo (Bogotá: Imprenta y Litografía de las Fuerzas Militares, 1973);<br />

Torres, op. cit.; Juan Zapata Olivella, Piar, Petión y <strong>Padilla</strong>. Tres mulatos de la revolución (Barranquilla: Ediciones Universidad Simón Bolívar, 1986);


trabajo y residencia de casi todos los artesanos<br />

y esclavos. La isla amurallada de Getsemaní<br />

albergaba principalmente a afrodescendientes<br />

libres, ya trabajadores, ya artesanos. 29 La defensa<br />

de Cartagena dependía del Regimiento Fijo,<br />

integrado por españoles y criollos, y de la milicia,<br />

dividida en tres batallones: uno de blancos, otro<br />

de pardos, y un tercero de artillería. La mayoría<br />

de los milicianos eran negros, mulatos y zambos<br />

(aún en el batallón de blancos) que tenían<br />

trabajos independientes y vivían en Cartagena<br />

o Getsemaní. Si los blancos se resistían al<br />

reclutamiento, para los afrodescendientes,<br />

pertenecer a la milicia significaba un mejor<br />

estatus y permitió a unos pocos ascender<br />

socialmente y percibir su importancia. 30<br />

Poco después de la llegada de <strong>Padilla</strong> a<br />

Cartagena en 1808, la detención del rey Fernando<br />

VII por parte de Napoleón introdujo el principio<br />

de soberanía popular. En algunas colonias,<br />

tales como Venezuela y la Nueva Granada,<br />

criollos prominentes comenzaron a pensar en<br />

su región como una provincia autónoma dentro<br />

del reino español. Así, en 1810, el cabildo<br />

de Cartagena, constituido por comerciantes,<br />

hacendados y abogados españoles y criollos,<br />

rehusó la autoridad del Consejo de la Regencia<br />

establecido en Cádiz para gobernar por el rey. Sin<br />

entrar en los detalles del proceso que llevó a la<br />

independencia de la provincia de Cartagena en<br />

noviembre de 1811, es necesario detenerse en<br />

algunos episodios cruciales para <strong>Padilla</strong>.<br />

Cuando en 1810 la regencia mandó un nuevo<br />

gobernador a Cartagena, el aristócrata criollo José<br />

María García de Toledo, miembro del cabildo,<br />

capitalizó el descontento popular y organizó dos<br />

unidades de afrodescendientes para neutralizar,<br />

si fuera necesario, al Fijo pro-español. Confió la<br />

organización de la primera, denominada Lanceros<br />

Patriotas de Getsemaní, a Pedro Romero, un<br />

poderoso armero pardo. La segunda reunió<br />

principalmente a hombres del barrio de Santo<br />

Toribio. Estas unidades, armadas con machetes y<br />

respaldadas por una multitud, se congregaron el<br />

14 de junio de 1810 frente al palacio de gobierno,<br />

para que el cabildo votara la destitución del<br />

gobernador, que fue deportado a La Habana. Para<br />

evitar choques entre blancos españoles y criollos,<br />

el cabildo reunió ambos grupos en un batallón<br />

blanco de “voluntarios patriotas, conservadores<br />

de los augustos derechos de Fernando VII”.<br />

Confirmando la segregación militar colonial,<br />

organizó un batallón separado de Pardos<br />

Patriotas, en adición a los Lanceros Patriotas<br />

de Getsemaní. 31 Poco después, el cabildo de<br />

Cartagena se transformó en la Junta Suprema de<br />

la ciudad y provincia de Cartagena, presidida por<br />

García de Toledo y compuesta por los miembros<br />

del cabildo de Cartagena, un vicepresidente, seis<br />

diputados elegidos por el pueblo cartagenero<br />

y cinco delegados del resto de la provincia. La<br />

nueva junta dio un paso fundamental hacia el<br />

republicanismo, seguramente celebrado por José<br />

<strong>Padilla</strong>: llamó a los hombres adultos libres de<br />

Cartagena, sin importar su color, a elegir a los<br />

seis diputados de su ciudad. La modalidad de<br />

esta elección, verdadera ruptura sociopolítica,<br />

destruyó el principio racial de la limpieza de<br />

sangre en Cartagena. Por supuesto, esta ruptura,<br />

confirmada por la ley electoral de diciembre de<br />

1810, nació de la necesidad para la pequeña<br />

élite criolla de asegurarse el apoyo incondicional<br />

de la mayoría afrodescendiente frente al Fijo y<br />

los residentes españoles. Y produjo más que el<br />

efecto esperado en febrero de 1811, cuando los<br />

Pardos Patriotas y los Lanceros de Getsemaní, sin<br />

esperar la orden de sus dirigentes, descubrieron<br />

y suprimieron una conspiración del Fijo para<br />

derrocar la Junta. Aún más, una muchedumbre<br />

de afrodescendientes arrestó a los hombres<br />

españoles y los recluyó en las barracas de los<br />

Patriotas Pardos. Poco después, varias familias<br />

de la élite afectas a España huyeron para Santa<br />

Marta, donde se concentraban los realistas,<br />

29 Adolfo Meisel y María Aguilera, “Cartagena de Indias en 1777: Un análisis demográfico”, Boletín Cultural y Bibliográfico (Bogotá: Biblioteca Luis Ángel Arango/Banco<br />

de la República, 1997), vol. 34, núm. 45, pp. 21-57; y Adelaida Sourdís de De la Vega, Cartagena de Indias durante la primera república, 1810-1815 (Bogotá: Banco de<br />

la República, 1988), pp.15-16.<br />

30 Allan J. Kuethe, Military Reform and Society in New Granada, 1773-1808 (Gainesville: University Presses of Florida, 1978), pp. 23-30.<br />

31 Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 219-222.


32 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

y las islas del Caribe. Las clases populares<br />

cartageneras mostraron así su capacidad para<br />

actuar solas y hasta contra la voluntad de sus<br />

líderes de la élite, en una evolución que sin<br />

duda afectó positivamente a <strong>Padilla</strong>, ya activo en<br />

la guerra naval contra la realista Santa Marta a<br />

fines de 1810. 32<br />

<strong>Padilla</strong> y muchos otros afrodescendientes<br />

tuvieron también un papel clave en la<br />

declaración de independencia de Cartagena<br />

del 11 de noviembre de 1811. Nutridos por<br />

su sentimiento anti-español, apoyaron a la<br />

fracción más radical de la élite (en particular los<br />

hermanos Gabriel y Germán Gutiérrez de Piñeres,<br />

de Mompox) y a Pedro Romero. Los Lanceros<br />

Patriotas de Getsemaní y los Pardos Patriotas<br />

tomaron posiciones en las murallas de la ciudad<br />

y volvieron su artillería contra las barracas<br />

del Fijo y los Patriotas Blancos para impedir<br />

su intervención. Una multitud de labradores y<br />

artesanos afrodescendientes encabezada por<br />

Gabriel Gutiérrez de Piñeres y Romero, forzó las<br />

puertas del arsenal para apoderarse de armas,<br />

y marchó sobre el palacio del gobierno. Los<br />

insurrectos enviaron a la Junta a dos delegados,<br />

entre ellos el abogado Ignacio Muñoz, yerno de<br />

Romero, para exigir la independencia absoluta<br />

de España, “la igualdad de derechos de todas<br />

clases de ciudadanos”, un gobierno dividido<br />

en tres ramas, la subordinación del ejército al<br />

ejecutivo, la apertura al público de las sesiones<br />

legislativas, el nombramiento de comandantes<br />

pardos y negros en el batallón de pardos y en<br />

la artillería, la abolición de la Inquisición y la<br />

exclusión de “europeos antipatrióticos” de los<br />

cargos públicos. Luego, la turba armada invadió<br />

el palacio, agredió a García de Toledo y obligó a<br />

la junta a firmar el Acta de Independencia de la<br />

provincia. 33<br />

Otra etapa fundamental para un pardo como<br />

<strong>Padilla</strong> fue cuando, a comienzos de 1812, los<br />

hombres cabezas de familia de la provincia<br />

de Cartagena, sin distinción de raza, fueron<br />

llamados a designar a los electores que<br />

escogerían a los diputados a una asamblea<br />

constituyente. Los radicales (o piñeristas),<br />

liderados por los hermanos Gutiérrez de Piñeres,<br />

obtuvieron la mayoría entre los treinta y seis<br />

diputados electos. Por primera vez, al menos uno<br />

de ellos, Pedro Romero, era afrodescendiente,<br />

lo cual mostró que ahora el poder político<br />

no era exclusivamente una cosa de blancos.<br />

La Constitución del Estado de Cartagena de<br />

Indias de 1812, aprobada por los diputados,<br />

desarrollaba los principios propuestos en el Acta<br />

de Independencia de 1811. Era representativa,<br />

republicana y liberal, y hacía énfasis en los<br />

derechos fundamentales de los individuos<br />

libres. Reorganizaba el Fijo y las milicias en un<br />

ejército estatal incluyente en términos raciales,<br />

compuesto por batallones de veteranos y<br />

milicianos, lo cual significó la integración militar<br />

para los afrodescendientes como <strong>Padilla</strong>, pero<br />

también el fin de la autonomía de sus unidades,<br />

los Lanceros Patriotas de Getsemaní y los<br />

Patriotas Pardos. 34<br />

En este periodo conflictivo <strong>Padilla</strong>, como la<br />

mayoría de los afrodescendientes, apoyó a los<br />

piñeristas, más radicales que los partidarios<br />

de García de Toledo, o toledistas. Pero en<br />

realidad, los dos bandos trataban de atraer<br />

a los afrodescendientes a sus filas con un<br />

discurso que hablaba de igualdad sin abordar<br />

directamente temas de raza y a través de<br />

redes de clientelismo. Aunque los piñeristas,<br />

por haber exigido la independencia, captaron<br />

mayor respaldo popular que los toledistas,<br />

también estaban ansiosos por mantener bajo<br />

32 Ibid., pp. 226-228, 230-231. Torres, op. cit., pp. 27-28.<br />

33 “Proposiciones presentadas por los diputados del pueblo y aprobadas y sancionadas el 11 de <strong>No</strong>viembre de 1811”, en: “Carta del comandante general de Panamá<br />

a ministro de justicia”, 30 de noviembre de 1811, en: España, Archivo General de Indias, Sevilla (AGI), Santa Fe 745; Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 231-234;<br />

Torres, op. cit., pp. 28-29..<br />

34 Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 235-236. Par el texto completo de la constitución, ver: “Constitución política del Estado de Cartagena de Indias, expedida el 14<br />

de Junio de 1812”, en: Manuel Ezequiel Corrales, ed., Documentos para la historia de la provincia de Cartagena de Indias, hoy estado soberano de Bolívar en la Unión<br />

colombiana, 2 vols. (Bogotá: Medardo Rivas, 1883), vol. 1, pp. 485-546.


control a los afrodescendientes que los habían<br />

llevado al poder con el fin de neutralizar su<br />

desafío socio-racial autónomo. En particular,<br />

durante los debates de la convención para<br />

redactar la Constitución en febrero de 1812,<br />

levantaron cadalsos a la entrada de la ciudad y<br />

arrestaron a algunos oficiales para impedir que<br />

los Lanceros Patriotas de Getsemaní y grupos del<br />

pueblo hicieran manifestaciones armadas para<br />

influenciar las decisiones de los diputados. 35<br />

Desde el principio de la guerra de Cartagena<br />

contra las provincias realistas de Santa Marta<br />

y Riohacha, <strong>Padilla</strong> ofreció su experiencia<br />

en la marina española a la flotilla patriota.<br />

Rápidamente se distinguió en varios combates<br />

navales. En 1814 se acercó a Bolívar cuando<br />

éste se refugió, con parte del Ejército patriota<br />

venezolano, en Cartagena, con gran perjuicio<br />

de los toledistas. En diciembre de 1814, los<br />

toledistas ganaron las elecciones del Estado<br />

de Cartagena, pero los piñeristas se rebelaron<br />

y, volviendo a las prácticas políticas de 1810-<br />

11, dieron un golpe de Estado en el cual<br />

afrodescendientes armados, encabezados<br />

por el diputado Muñoz, trataron de imponer<br />

a Gabriel Gutiérrez como gobernador. En la<br />

anarquía que siguió, los toledistas solicitaron<br />

el auxilio de Manuel Del Castillo, en ese<br />

momento comandante del ejército de la Línea del<br />

Magdalena. En cuanto a los piñeristas, pidieron<br />

a Bolívar, que estaba en Honda, que mandara<br />

tropas para ayudarlos. Antes de que Bolívar<br />

respondiera, Del Castillo retiró sus fuerzas de<br />

la guerra contra los realistas, sitió y se tomó<br />

Cartagena, e impuso un drástico castigo a los<br />

piñeristas, en particular, el destierro de los<br />

hermanos Gutiérrez de Piñeres y de Muñoz. 36<br />

DE LA RECONQUISTA AL TRIUNFO DE PADILLA EN LA BATALLA<br />

DE MARACAIBO<br />

José <strong>Padilla</strong>, afiliado a los piñeristas, seguía<br />

de cerca estos acontecimientos. Poco después<br />

35 Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 247-250.<br />

36 Ibid., pp. 260-262.<br />

37 Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 262, 277-281; Torres, op. cit., pp. 30-32.<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 33<br />

Del Castillo rechazó una orden de Bolívar de<br />

participar con sus soldados en una operación<br />

militar contra Santa Marta. Cuando Bolívar,<br />

enfurecido por la insubordinación de Del Castillo,<br />

retiró sus tropas del Magdalena para poner sitio<br />

a Cartagena, y <strong>Padilla</strong> quiso unírsele, el teniente<br />

coronel venezolano Mariano Montilla, en aquel<br />

tiempo toledista enemigo de Bolívar, ordenó su<br />

encarcelamiento por traición. De allí nació un<br />

odio visceral entre Montilla y <strong>Padilla</strong>. Además,<br />

estos conflictos internos permitieron a los<br />

realistas ocupar gran parte del Magdalena. Más<br />

aún, en España Fernando VII reasumió el poder<br />

y ordenó reconquistar las colonias americanas<br />

rebeldes. A fines de abril 1815, el general<br />

Pablo Morillo llegaba a Santa Marta con 8.000<br />

veteranos, para empezar la reconquista de la<br />

región caribeña.<br />

Por fin, los toledistas y los piñeristas<br />

consideraron los daños que su rivalidad hacía<br />

a la causa de la independencia. Los toledistas<br />

liberaron a los presos políticos, entre ellos a<br />

<strong>Padilla</strong>, llamaron a los piñeristas desterrados<br />

para que se juntaran a la defensa de Cartagena,<br />

y reorganizaron el gobierno. Si Montilla<br />

permaneció en el ejecutivo como Segundo Jefe<br />

de la Plaza, el Alférez de Fragata <strong>Padilla</strong> fue<br />

nombrado segundo jefe de una flotilla contando<br />

con 400 marineros. El primero de septiembre de<br />

1815, Morillo empezó el sitio de Cartagena, que<br />

iba a durar ciento seis días y cobrar la vida de<br />

casi una tercera parte de los habitantes de la<br />

ciudad, muertos por hambre y enfermedad. 37<br />

Durante los tres meses del sitio, los piñeristas,<br />

entre los cuales se encontraba el muy<br />

emprendedor <strong>Padilla</strong>, retomaron la iniciativa<br />

contra los toledistas. El 5 de diciembre decidieron<br />

abandonar la ciudad al ejército invasor de<br />

Morillo y huir por mar. Unos 2.000 cartageneros,<br />

en su mayoría piñeristas, se embarcaron en un<br />

bergantín, siete goletas y varios barcos de fortuna


34 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

a veces pilotados por corsarios, dejando la suerte<br />

de seis miles de cartageneros en las manos de los<br />

españoles, quienes procesaron por alta traición<br />

y fusilaron a varios toledistas, entre ellos García<br />

de Toledo y Del Castillo. <strong>Padilla</strong> fue de los que<br />

pudieron escapar, y en comanda de la goleta<br />

“Presidente”, logró romper la línea española,<br />

controlar el canal de Bocachica y abrir paso a otros<br />

buques patriotas para refugiarse en Los Cayos, en<br />

Haití. Simultáneamente, Bolívar dejó su exilio en<br />

Jamaica y se asiló también en Haití. 38<br />

<strong>Padilla</strong>, al igual que Bolívar y otros patriotas,<br />

vivió más de dos meses en Los Cayos,<br />

beneficiado por la hospitalidad del presidente<br />

mulato, Alejandro Petión. Allí, seguramente,<br />

<strong>Padilla</strong> admiró a Petión y su gobierno compuesto<br />

de negros y mulatos en una nación cuyos<br />

ciudadanos eran casi todos afrodescendientes,<br />

y soñó con la posibilidad de formar un gobierno<br />

incluyendo hombres de color después de la<br />

liberación de la Nueva Granada caribeña. Otra vez<br />

aportó su respaldo a Bolívar en la competición<br />

por la dirección de los exiliados y tomó un papel<br />

muy activo en la preparación de la primera<br />

expedición libertadora equipada por el gobierno<br />

haitiano. Cuando salió ésta, <strong>Padilla</strong> viajó a bordo<br />

de una de las goletas que desembarcaron en<br />

Ocumare, al oeste de Caracas, donde se quedó<br />

con otros, mientras que Bolívar regresó a Haití<br />

ante las amenazas españolas.<br />

<strong>Padilla</strong> hizo parte de las tropas dirigidas<br />

por Manuel Piar, el único general<br />

afrodescendiente en la época, originario<br />

de Curazao y excelente estratega que<br />

logró controlar la Guayana y establecer<br />

allí el núcleo del ejército de liberación de<br />

Venezuela. A mediados de 1817, <strong>Padilla</strong><br />

participó en la toma de Angostura contra<br />

los realistas, como segundo jefe de una<br />

flotilla sobre el Orinoco. Se sabe que <strong>Padilla</strong><br />

presenció el fusilamiento de Piar que Bolívar<br />

ordenó en octubre de 1817, oficialmente por<br />

38 Torres, op. cit., pp. 40-44.<br />

39 Jaime E. Rodríguez O., The Independence of Spanish America (Cambridge: Cambridge University Press, 1998), pp. 187-88; Torres, op. cit., pp. 44-50.<br />

40 Torres, op. cit., pp. 50-79.<br />

conspiración racista pero sobre todo porque<br />

Bolívar quería eliminarle para asumir el poder<br />

absoluto. Como las tropas, en su inmensa<br />

mayoría afrodescendientes, empezaron a<br />

calificar la ejecución de Piar de acta racista,<br />

Bolívar trató de calmarlas encargando el<br />

mantenimiento de la disciplina a otro pardo:<br />

<strong>Padilla</strong>. Aunque las fuentes no informan sobre<br />

la reacción de <strong>Padilla</strong> al fusilamiento de Piar,<br />

sí parece que él contribuyó a prevenir una<br />

insurrección de las tropas, lo que le valió una<br />

promoción a capitán de navío (o coronel). 39<br />

A lo largo de los tres años siguientes, <strong>Padilla</strong><br />

actuó de manera decisiva como capitán de<br />

buques de guerra, tanto en el Orinoco, el Apure<br />

y el Magdalena, como en la costa caribeña. Junto<br />

con Montilla, contribuyó a liberar Riohacha, Santa<br />

Marta y Cartagena, sometiendo esta última a<br />

un sitio de cinco meses en 1821. Encargado de<br />

la flotilla naval, <strong>Padilla</strong> logró destruir la Armada<br />

española en la <strong>No</strong>che de San Juan (el 24 de<br />

junio) y diseñar una hábil estrategia, gracias a<br />

la cual los patriotas entraron en Cartagena en<br />

octubre. El mes siguiente el gobierno de la Gran<br />

Colombia nombró <strong>Padilla</strong> comandante general<br />

del Tercer Departamento de Marina, que se<br />

extendía de Riohacha al Golfo de Mosquitos en<br />

Panamá, y lo ascendió a general de brigada o<br />

contraalmirante. 40<br />

LA RIVALIDAD ENTRE PADILLA Y MONTILLA<br />

Aunque <strong>Padilla</strong> y Montilla colaboraron en la<br />

liberación de litoral caribeño, varios incidentes<br />

indicaban que su enemistad, nacida con<br />

encarcelamiento del primero por Montilla en<br />

1815, se atenuó sólo porque la guerra contra<br />

los realistas lo exigía. Cuando ambos hombres<br />

se establecieron en Cartagena, Montilla como<br />

intendente del Magdalena, una posición superior<br />

a la de <strong>Padilla</strong>, la hostilidad resurgió por las<br />

diferencias socio-raciales. Desde su nuevo cargo,<br />

Montilla sospechaba sin cesar que los pardos<br />

y los patriotas radicales agitaban el asunto


de la raza. En 1822 pidió repetidamente al<br />

vicepresidente Francisco de Paula Santander que<br />

retirara a <strong>Padilla</strong> de Cartagena, acusándolo de<br />

respaldar a “la maldita gente de Santo Domingo”,<br />

es decir, a los piñeristas que se habían exiliado<br />

en Haití después de la reconquista de España en<br />

1815 y que habían regresado con amplias ideas<br />

de igualdad. Montilla sospechaba particularmente<br />

de Mauricio Romero (hijo de Pedro) y de<br />

Calixto <strong>No</strong>guera, a quien quiso “juzgar […] como<br />

sedicioso enemigo de los blancos”. Además,<br />

Montilla se quejaba de que “algunos zambos<br />

de Getsemaní” habían comenzado a decir que<br />

los soldados pedían “por jefe al coronel [sic]<br />

<strong>Padilla</strong>”. 41<br />

Aunque Montilla puso a todos los sospechosos<br />

bajo la vigilancia de la policía secreta con el fin<br />

de encontrar medidas jurídicas para expulsarlos,<br />

sólo logró abrir una encuesta contra <strong>Padilla</strong>,<br />

que tuvo que viajar a Bogotá para desmentir<br />

las calumnias. Allí Santander no se convenció<br />

de “los poderosos motivos que hay para que<br />

aquel señor [<strong>Padilla</strong>] sea perjudicial en aquella<br />

plaza”, como lo denunciaba Montilla. Una vez<br />

absuelto y restablecido en la comandancia<br />

del Tercer Departamento de la Marina, <strong>Padilla</strong><br />

regresó rápidamente a Cartagena para celebrar<br />

su victoria contra Montilla, encendiendo<br />

fuegos artificiales y organizando un baile en su<br />

casa “sin convidar una sola blanca”, informó<br />

Montilla a Santander, sin duda para ilustrar la<br />

exclusividad racial de <strong>Padilla</strong>. En febrero de<br />

1823, Montilla alegaba de nuevo que había un<br />

resurgimiento de “los bochinches de colores.<br />

<strong>Padilla</strong> que se empeñó en ir allí a ver la moza<br />

por ocho días, decretó en ‘La Popa’ muerte<br />

a los nobles, etc., no sé por qué desaire que<br />

quisieron hacerle a su moza que es una pardita<br />

hermana de [Mauricio] Romero y que vive con él<br />

públicamente”. Además, se lamentaba Montilla,<br />

algunos criollos prominentes se habían casado<br />

con mujeres pardas, entre ellos el hombre de<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 35<br />

41 “Montilla a Santander”, 10 y 30 de abril de 1822, en: Mariano Montilla, General de División, Homenaje en el bicentenario de su nacimiento, 1782-1982, 2 vols. (Caracas:<br />

Presidencia de la República, 1982), vol. 2, pp. 922-23 y 927.<br />

42 “Montilla a Santander”, 10 de agosto de 1822, 20 de agosto de 1822 y 20 de febrero de 1823, en: Montilla, op. cit., vol, 2, pp. 941, 943 y 969.<br />

43 Torres, op. cit., pp. 83-136.<br />

letras Antonio del Real, con “una mulatica de la<br />

pandilla”; el alcalde blanco Manuel Marcelino<br />

Núñez estaba “muy impregnado de los Cayos,<br />

donde ha vivido largos años, y la mitad del<br />

cabildo [era] de la misma clase”. Montilla<br />

alertaba a Santander de “abrir bien los ojos<br />

sobre aquella ciudad”. 42<br />

Sin embargo, la continuación de la guerra ofreció<br />

una ocasión adicional a <strong>Padilla</strong> para demostrar<br />

su sentido estratégico poco común: la campaña<br />

de Maracaibo, ciudad portuaria que volvió a<br />

caer al poder de España en septiembre de 1822,<br />

amenazando la independencia de Venezuela. A<br />

finales del año <strong>Padilla</strong> inició la lucha naval allí,<br />

a pesar de los obstáculos puestos por Montilla,<br />

quién le rehusó fondos para la Marina y tramó<br />

sin éxito su destitución y reemplazo por un<br />

venezolano, el capitán Renato Beluche, lo cual<br />

resultó en la suspensión provisional de Montilla<br />

de su puesto de comandante del Ejército del<br />

Magdalena. En Maracaibo, <strong>Padilla</strong> llegó a la<br />

cumbre de su carrera militar, primero cuando<br />

forzó con su flotilla la barra de defensa española<br />

que bloqueaba la entrada al Lago de Maracaibo<br />

por el Mar Caribe, y segundo cuando aseguró<br />

la victoria de los patriotas—y la independencia<br />

de Venezuela—en la batalla naval de Maracaibo<br />

del 24 de julio de 1823. A raíz de esta acción,<br />

Bolívar le calificó “del Nelson” colombiano. Y<br />

<strong>Padilla</strong> esperaba una consagración política como<br />

intendente del Magdalena. 43 Sin embargo, el<br />

gobierno colombiano restableció a Montilla en<br />

su puesto y a <strong>Padilla</strong> en la comandancia de la<br />

empobrecida Marina del litoral, subordinada<br />

al primero. Por su triunfo en Maracaibo, sólo<br />

se otorgó a <strong>Padilla</strong> un ascenso a general o<br />

almirante, el uso de una medalla de oro y<br />

una pensión anual de 3.000 pesos. Sin dejarse<br />

embaucar, <strong>Padilla</strong> comparaba amargamente<br />

los altos cargos que “otros militares” habían<br />

obtenido como “premio” por sus servicios con<br />

su propia compensación, que describía como “la


36 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

paga de un mercenario”. En su calidad de oficial,<br />

quería “concluir su carrera con honor”, y no con<br />

una pensión. 44<br />

PADILLA FRENTE A LA DISCRIMINACIÓN SOCIO-RACIAL DE<br />

LA POSGUERRA<br />

Desafortunadamente, con el fin de la guerra las<br />

virtudes del coraje y las hazañas militares que<br />

habían reducido el estigma socio-racial en la carrera<br />

militar de <strong>Padilla</strong> ya no contaban. El legajo de la<br />

discriminación racial colonial mostró todo su peso,<br />

ya que legalmente <strong>Padilla</strong> no había podido seguir<br />

estudios superiores.<br />

A partir de 1824, empezó a reclamar derechos y<br />

honores como pardo, más que como ciudadano<br />

colombiano, como lo indica su refutación, a finales<br />

del año, de calumnias lanzadas por Beluche, un<br />

protegido de Montilla:<br />

Yo conozco al señor Beluche y por su<br />

color creo que no pertenece a la clase<br />

que se llamaba de pardos en tiempos<br />

de la tiranía y a la que correspondí,<br />

a esta clase se le llamaba ruin, baja,<br />

oscura y la que se apellidaba con<br />

todos los dicterios ignominiosos y de<br />

la que desertaron algunos necios a<br />

costa de oro, de bajezas y mentiras<br />

protegidas por las revoluciones del<br />

tiempo. 45<br />

Estas líneas permiten entender cuánto <strong>Padilla</strong><br />

sufrió bajo las discriminaciones raciales<br />

coloniales, cuánto menospreciaba a los<br />

afrodescendientes acomodados que trataban<br />

de comprar gracias para pasar por blancos, y<br />

tácitamente, cuánto esperaba de la igualdad<br />

lograda en las batallas contra España. De allí en<br />

adelante, asemejando su frustración a las de<br />

los pardos en general, luchó por la concreción<br />

de la igualdad republicana y se movilizó contra<br />

cada manifestación de desprecio de su persona<br />

44 “<strong>Padilla</strong> a Santander”, 30 de agosto de 1824, en: E. Uribe, op. cit., pp. 301-303.<br />

45 Respuesta del almirante <strong>Padilla</strong> a un panfleto publicado en Caracas por el capitán Renato Beluche, 24 de diciembre de 1824, en: Torres, op. cit., p. 323.<br />

46 José <strong>Padilla</strong>, Al respetable público de Cartagena, 15 de noviembre de 1824, en: Colombia, AHNC, Sección República (RE), Archivo Restrepo (AR), fondo XI, caja 88, vol.<br />

170, fols. 125-126 (énfasis en el original).<br />

que interpretó como un regreso al sistema de<br />

castas de la colonia. Consiguientemente, a fines<br />

del 1824, <strong>Padilla</strong> publicó un incendiario panfleto<br />

dirigido Al respetable público de Cartagena, en<br />

el cual advertía: “la espada que empuñé contra<br />

el rey de España, esa espada con que he dado<br />

a la patria días de gloria, esa misma espada me<br />

sostendrá contra cualquiera que intente abatir<br />

a mi clase [parda], y degradar a mi persona”.<br />

<strong>Padilla</strong> comenzaba así:<br />

<strong>No</strong> es ésta la primera tentativa con<br />

que mis enemigos, los enemigos de mi<br />

clase, han tratado de desconceptuarme<br />

delante del gobierno, delante de mis<br />

conciudadanos, delante del mundo<br />

entero; ya se ve, yo no pertenezco<br />

a las antiguas familias, ni traigo mi<br />

origen de los Corteses, los Pizarros, ni<br />

de los feroces españoles que por sus<br />

atrocidades contra los desgraciados<br />

indios, su rapiña, su usura y su<br />

monopolio amontonaron riquezas con<br />

que compraron nuevos abuelos […]<br />

Ciudadanos, que sensible es en mi<br />

corazón contemplar que los sacrificios<br />

que he hecho por mi Patria, y que<br />

me han adquirido el alto rango que<br />

obtengo, sean el motivo del celo,<br />

de la rabia y del negro odio con que<br />

me miran esos hombres a quienes<br />

Colombia no debe sino traiciones e<br />

indiferencia, esos hombres que cada<br />

día y desvergonzadamente redoblan<br />

sus ataques y minan el santo edificio<br />

de la libertad y de la igualdad del<br />

pueblo, para levantar sobre sus ruinas<br />

el tablado de la ambición, y sustituir<br />

a las formas republicanas las de sus<br />

antiguos privilegios y la dominación<br />

exclusiva de una pequeña y miserable<br />

porción de familias sobre la gran<br />

mayoría de los pueblos. 46


El pasquín de <strong>Padilla</strong> no sólo alarmó a la élite<br />

de Cartagena, sino que también repercutió en<br />

el vicepresidente Santander, en Bogotá, y en el<br />

presidente Bolívar, aún en campaña en Perú, y<br />

provocó un intercambio de cartas entre los dos<br />

generales sobre la amenaza de la pardocracia.<br />

Bolívar veía la protesta de <strong>Padilla</strong> como<br />

representativa de:<br />

El espíritu que [<strong>Padilla</strong>] tiene con<br />

respecto al gobierno y al sistema<br />

[…] Yo creo que este negocio merece<br />

muy bien la atención del gobierno,<br />

no para dar palos, sino para tomar<br />

medidas que eviten en lo futuro los<br />

desastres horrorosos que el mismo<br />

<strong>Padilla</strong> prevé. La igualdad legal no es<br />

bastante para el espíritu que tiene el<br />

pueblo, que quiere que haya igualdad<br />

absoluta, tanto en lo público como<br />

en lo doméstico; y después querrá<br />

la pardocracia, que es la inclinación<br />

natural y única, para exterminio<br />

después de la clase privilegiada. Esto<br />

requiere, digo, grandes medidas, que<br />

no me cansaré de recomendar. 47<br />

Bolívar no definió las medidas que consideraba<br />

necesarias, pero expresó su convicción<br />

inquebrantable de que la igualdad –y, por extensión,<br />

el poder de los pardos prominentes– debería tener<br />

límites; de otra manera, los afrodescendientes<br />

dominarían y masacrarían a los blancos. Además,<br />

menos de dos meses después, expresó su<br />

oposición a una expedición colombo-mexicana<br />

para liberar a Cuba de España, en la cual <strong>Padilla</strong><br />

habría jugado un papel protagónico como jefe de<br />

la Armada en Cartagena, arguyendo que conduciría<br />

al “establecimiento de una nueva república de<br />

Haití” en Cuba. 48 Mucho menos crítico de <strong>Padilla</strong>,<br />

Santander respondió a Bolívar: “Yo no sé cómo<br />

pueda destruirse el germen de pardocracia; nada<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 37<br />

les gusta y todo les incomoda. Ellos lo quieren todo<br />

exclusivamente; y debo ser justo con <strong>Padilla</strong>, que<br />

hasta ahora es de los menos chisperos”. 49<br />

El pasquín de <strong>Padilla</strong> de noviembre de 1824<br />

respondía a una carta anónima publicada por un<br />

“padre de familia” que vilipendiaba al general<br />

pardo por haberse separado de su esposa<br />

adúltera y cohabitar de manera “inmoral” con<br />

Anita Romero, hija del fallecido Pedro Romero.<br />

Con astucia, sin necesidad de mencionar la raza,<br />

el autor de la carta se centraba en la unión<br />

ilegítima de <strong>Padilla</strong> (que, además, no tenía<br />

hijos conocidos), lo cual le permitía excluirle<br />

del grupo de padres de familia respetables que<br />

personificaban a los verdaderos ciudadanos con<br />

derechos cabales. <strong>Padilla</strong> estaba particularmente<br />

ofendido por el hecho de que los aristócratas<br />

cartageneros no habían invitado a su “virtuosa<br />

compañera” a un baile privado en la residencia<br />

del acaudalado comerciante español Juan De<br />

Francisco, con el argumento de que su unión no<br />

había sido santificada por la Iglesia Católica.<br />

<strong>Padilla</strong> no dudó en denunciar la hipocresía de los<br />

hombres de la élite blanca que tenían amantes<br />

y cuyas “fecundas esposas no han esperado<br />

para ser madres, sino la bendición de su vientre,<br />

concibiendo y pariendo prodigiosamente en un<br />

momento mismo”. En realidad, afirmaba <strong>Padilla</strong>,<br />

De Francisco había excluido a Anita Romero del<br />

baile no a causa de la ilegitimidad de su unión<br />

sino por ser mulata: “Todo el mundo sabe la<br />

clase a que ella pertenece, y el deseo de vejar<br />

y degradar a esta clase han sido las únicas<br />

intenciones del padre de familia”. 50 Al juicio<br />

de <strong>Padilla</strong>, tal conducta era particularmente<br />

condenable para un aristócrata español como De<br />

Francisco, deportado en 1811 por su apoyo a la<br />

conspiración realista del Fijo, y que había podido<br />

regresar en la Cartagena independiente para<br />

restaurar las jerarquías coloniales. 51<br />

Al respetable público de Cartagena ofrece una<br />

47 “Bolívar a Santander”, 7 de abril de 1825, en: Simón Bolívar, Obras completas, Vicente Lecuna, ed., 2 vols. (La Habana: Lex, 1947), vol. 1, p. 1076.<br />

48 “Bolívar a Santander”, 20 de mayo de 1825, en: Ibid., vol. 1, p. 1097. El proyecto colombo-mexicano para liberar a Cuba fue abandonado definitivamente luego de<br />

que Estados Unidos y Gran Bretaña se opusieran por temor a provocar un levantamiento de esclavos y reducir el comercio entre Estados Unidos y Cuba.<br />

49 “Santander a Bolívar”, 21 de julio de 1825, en: Francisco de Paula Santander, Cartas Santander-Bolívar, 5 vols. (Bogotá: Fundación para la Conmemoración del Bicentenario<br />

del Natalicio y el Sesquicentenario de la Muerte del General Francisco de Paula Santander/Biblioteca de la Presidencia de la República, 1988-90), vol. 5, p. 16.<br />

50 <strong>Padilla</strong>, Al respetable público de Cartagena, op. cit.<br />

51 Ver: “Extracto de las causas seguidas a don Tomás Torres y a don Juan de Francisco”, [s. f.], en: Corrales, ed., Documentos para la historia de la provincia, op. cit.,<br />

vol. 1, p. 399.


38 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

comprensión poco frecuente de la visión que<br />

tenía <strong>Padilla</strong> de la igualdad. Como Bolívar lo<br />

señaló correctamente, <strong>Padilla</strong> deseaba la igualdad<br />

absoluta en las esferas pública y privada,<br />

entre las cuales no hacía diferencia. Según él,<br />

si la República había abolido los privilegios<br />

de clase y raza, sólo el servicio a la patria<br />

debería importar en la nueva jerarquía social,<br />

y a causa de sus notables logros militares, él<br />

merecía un rango superior y el correspondiente<br />

respeto, independientemente de que fuera<br />

un pardo de origen humilde. Aun cuando se<br />

consideraba superior a sus conciudadanos,<br />

él era, a su parecer, no sólo un individuo de<br />

méritos republicanos, sino también parte de una<br />

categoría socio-racial colonial: la clase parda.<br />

Cualquier afrenta hecha a él constituía una<br />

afrenta a todos los pardos y, por extensión, a<br />

la república en cuya construcción ellos habían<br />

participado más que los blancos de la élite. La<br />

noción de igualdad que tenía <strong>Padilla</strong> iba más allá<br />

que la de otros funcionarios afrodescendientes<br />

que vislumbraban que la República extendería<br />

la igualdad de derechos y deberes a todos los<br />

ciudadanos sin consideración de raza y clase. 52<br />

A diferencia de ellos, <strong>Padilla</strong> desafiaba<br />

abiertamente la jerarquía socio-racial heredada<br />

del colonialismo español y amenazaba con<br />

movilizar a los pardos para conseguir la igualdad<br />

concreta. Aunque en todos los casos, un<br />

pequeño grupo de blancos poderosos, reacio a<br />

renunciar a su pretendida superioridad racial en<br />

una postguerra con escasos recursos y pocas<br />

posibilidades de empleo, esgrimía el fantasma de<br />

la pardocracia para silenciar a afrodescendientes<br />

prominentes, sólo en el caso de <strong>Padilla</strong> su<br />

discurso les permitió deshacerse de él. Además,<br />

la visión de igualdad de <strong>Padilla</strong> reñía con aquélla<br />

de los aristócratas cartageneros que rodeaban<br />

a Montilla, que percibían las exigencias de<br />

algunos pardos —promociones equivalentes a<br />

las de los blancos e igualdad en las relaciones<br />

privadas— como manifestaciones de arrogancia<br />

y violaciones a la esfera privada. También, al<br />

anunciar que usaría su espada para defender la<br />

igualdad de derechos y la completa integración<br />

de la clase parda en todos los niveles, <strong>Padilla</strong><br />

planteaba justo el escenario que, desde finales<br />

de la década de 1790, las autoridades coloniales<br />

y de la Primera Independencia habían predicho<br />

que convertirían a la Nueva Granada caribeña<br />

en otra Haití. En otras palabras, cuando <strong>Padilla</strong><br />

comenzó a utilizar la raza para movilizar a la<br />

gente, sus detractores pudieron fácilmente<br />

enarbolar el espectro de la Revolución haitiana y<br />

acusarlo de preparar una guerra racial.<br />

A pesar de las preocupaciones de Bolívar, el<br />

panfleto de <strong>Padilla</strong> no movilizó a los pardos y<br />

negros libres de Cartagena. Pero la carta anónima<br />

del padre de familia que denunciaba la supuesta<br />

inmoralidad de <strong>Padilla</strong> tampoco convenció a otros<br />

que a sus enemigos en Cartagena, una ciudad<br />

donde muchos vivían en unión libre. El cariño de<br />

<strong>Padilla</strong> por Anita Romero era visto con buenos<br />

ojos, y las muestras de intolerancia de la nueva<br />

élite –entre la que algunos de sus miembros,<br />

incluyendo a Montilla, se complacían en el<br />

juego, las fiestas y el sexo extramarital– tenían<br />

poco impacto. 53 En realidad, hasta 1826, <strong>Padilla</strong><br />

era muy popular entre los hombres que tenían<br />

los requisitos para votar (saber leer y escribir,<br />

pagar impuestos, o ejercer una ocupación<br />

independiente, o hasta 1827, ser veterano del<br />

Ejército patriota), tanto en Cartagena como en<br />

toda la región del río Magdalena, como lo atesta<br />

su elección en 1822 y 1825 como Senador de la<br />

República por el departamento de Magdalena.<br />

<strong>Padilla</strong> conformó un grupo amplio de seguidores<br />

entre los que se contaban no sólo miembros de<br />

las clases populares, sino también pequeños<br />

contratistas, comerciantes, empleados y<br />

funcionarios, entre otros.<br />

52 Para ejemplos, ver Helg, Libertad e Igualdad, op. cit., pp. 320-325.<br />

53 “Edward Watts a Joseph Planta”, 30 de noviembre de 1824, en: Gran Bretaña, Public Record Office, Londres (PRO), Foreign Office Papers (FO) 18/7, no. 231.


En contraste, el círculo de Montilla incluía<br />

oficiales, mercaderes y abogados criollos,<br />

venezolanos, y extranjeros, así como los<br />

cónsules, quienes apreciaban su aristocracia y<br />

su autoritarismo. Aunque estos partidarios eran<br />

acomodados, eran pocos. Como ilustración de<br />

la popularidad de <strong>Padilla</strong>, en 1825, él celebró<br />

su victoria en las elecciones senatoriales con<br />

las élites y autoridades locales de camino a<br />

Bogotá. A lo largo del río Magdalena, la gente<br />

se reunía para ver al general de ascendencia<br />

africana e indígena, como la mayoría de ellos<br />

mismos. Según el viajero sueco Carl August<br />

Gosselman, que fue invitado en dos ocasiones<br />

a almorzar con <strong>Padilla</strong> durante su navegación<br />

río arriba, los invitados bebían copiosamente,<br />

primero “por el Gran Bolívar” y “por la República<br />

de Colombia”, y luego, con más fervor, por<br />

“el General <strong>Padilla</strong>”. De puertas abiertas, “la<br />

comida era verdaderamente pública y negros<br />

e indígenas observaban la escena con la boca<br />

abierta, gozando verdaderamente del espectáculo<br />

y pugnando por ingresar al recinto”. 54<br />

En agosto de 1825, como miembro del consejo<br />

electoral de Cartagena, <strong>Padilla</strong> participó en las<br />

elecciones presidenciales de la Gran Colombia,<br />

y al igual que casi todos los electores de ésta,<br />

votó por la reelección de Bolívar a la presidencia.<br />

Pero a diferencia de Montilla y de la mayoría de<br />

los electores de Magdalena, que respaldaban a<br />

un antiguo toledista nativo de Cartagena como<br />

vicepresidente, <strong>Padilla</strong> dio su voto a Santander,<br />

ayudando a asegurar su reelección. Como<br />

consecuencia, Santander y Bolívar expresaron su<br />

renovada confianza en el líder pardo. Santander<br />

escribió a Bolívar que <strong>Padilla</strong> era “uno de los<br />

más entusiastas amigos del gobierno, mío y<br />

más que todo idólatra de usted”. 55 Bolívar no<br />

dudó en calificar a <strong>Padilla</strong> como “el hombre<br />

más importante de Colombia”, agregando que<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 39<br />

“lo quiero mucho por sus servicios y por la<br />

adhesión que me tiene. Dios le conserve en<br />

este sentimiento”. 56 Con estas palabras, Bolívar<br />

probablemente se refería a la incomparable<br />

posición de <strong>Padilla</strong> como el único general pardo<br />

de la Gran Colombia y uno de sus líderes más<br />

populares, cuyo antagonismo, sentía él, podría<br />

tener enormes consecuencias.<br />

La popularidad de <strong>Padilla</strong> se explica también por<br />

su estilo de vida menos ostentador que el de<br />

la élite blanca en una Cartagena donde la gran<br />

mayoría vivía en la pobreza. En palabras de sus<br />

defensores, <strong>Padilla</strong> era distinto a Montilla y a<br />

varios otros que, después de 1821, se habían<br />

beneficiado de “gracias y favores” para poder<br />

adquirir “muchas propiedades”, vivir en “la<br />

opulencia, el fausto i la suntuosidad […] [que]<br />

insultan a la miseria pública”. 57 En contraste con<br />

Montilla, que vivía en la mansión del antiguo<br />

marqués de Valde-Hoyos, <strong>Padilla</strong> había contraído<br />

un crédito con Santander para comprar una casa<br />

de dos pisos en la entrada de Getsemaní; cerca<br />

de allí abrió una taberna adonde la gente iba a<br />

beber, jugar dados y discutir sobre política, para<br />

gran disgusto de la élite. Además, a Montilla<br />

le habían sido adjudicadas una plantación<br />

enorme cerca de Sabanalarga y la Hacienda<br />

Aguas Vivas, en Turbaco, donde pasaba gran<br />

parte de su tiempo; en cuanto a <strong>Padilla</strong>, no tenía<br />

propiedades rurales, lo que le distinguía de las<br />

élites republicanas pero también le privaba de<br />

importantes redes políticas rurales. Así, <strong>Padilla</strong><br />

y Montilla encarnaban las profundas divisiones<br />

socio-raciales de Cartagena después de 1821. 58<br />

Sin embargo, el hecho de que la rivalidad entre<br />

<strong>Padilla</strong> y Montilla hubiera podido dominar la<br />

política de Cartagena se explica en parte por la<br />

ausencia de poderosos líderes nativos: los que<br />

se distinguieron en la Primera Independencia—<br />

54 Carl August Gosselman, Viaje por Colombia, 1825 y 1826, trad. del sueco: Ann Christien Pereira (Bogotá: Banco de la República, 1987), pp. 98-100; Uribe, op. cit., p. 306.<br />

55 “Santander a Bolívar”, 6 de octubre y 6 de noviembre de 1825, en: Santander, op. cit., vol. 5, pp. 60 y 101-102. Ver también: Torres, op. cit., p. 155; y David Bushnell,<br />

The Santander Regime in Gran Colombia (Newark: University of Delaware Press, 1954), pp. 319-321.<br />

56 “Bolívar a Santander”, 27 de octubre de 1825, en: Bolívar, op. cit., vol. 1, p. 1222.<br />

57 “Apelación a la razón”, Bogotá, 1828, citado en: Torres, op. cit., p. 351.<br />

58 Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 311, 352; y Torres, op. cit., pp. 147-48.


40 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

José María de Toledo, los hermanos Gutiérrez<br />

de Piñeres, Pedro Romero, para solo mencionar<br />

algunos—habían muerto. Ahora los miembros<br />

más destacados de la élite regional continuaban<br />

su carrera en Bogotá. Los puestos más altos<br />

en la economía y la política seguían en manos<br />

de blancos, pero los españoles habían sido<br />

reemplazados por británicos, norteamericanos,<br />

franceses y otros extranjeros en el comercio, y<br />

por venezolanos en la administración. A pesar de<br />

que todavía algunos líderes menos importantes<br />

de la Primera Independencia vivían en Cartagena,<br />

entre ellos José <strong>Padilla</strong>, Ignacio Muñoz y Manuel<br />

Marcelino Núñez, no lograban unirse contra<br />

los oficiales venezolanos y los extranjeros<br />

influyentes para presentar un proyecto válido<br />

para su ciudad. 59 Sus divisiones internas y su<br />

dependencia de la política nacional se apreciaron<br />

claramente en 1826, cuando Bolívar lanzó su<br />

campaña para una constitución autocrática.<br />

PADILLA Y EL PROYECTO DE CONSTITUCIÓN AUTOCRÁTICA<br />

DE BOLÍVAR<br />

El proyecto constitucional de Bolívar consistía en<br />

crear una federación de repúblicas autoritarias<br />

colocadas bajo la autoridad suprema de un<br />

presidente vitalicio (Bolívar), quien escogía a su<br />

sucesor, sobre el modelo de la Constitución de<br />

Haití. Bolívar había elaborado su constitución<br />

primero para Bolivia cuando estaba en el Perú,<br />

donde dirigía la guerra contra los realistas<br />

desde 1821. Pero allí se había vuelto más y<br />

más pesimista en cuanto a la viabilidad de<br />

un gobierno republicano en la Gran Colombia.<br />

Estaba descontento con la administración civil<br />

de Santander, y obsesionado por la posibilidad<br />

de la pardocracia en Venezuela y la Nueva<br />

Granada caribeña. Estaba convencido de que su<br />

constitución iba a resolver todos los problemas<br />

de las jóvenes naciones hispanoamericanas<br />

caracterizadas por la mezcla racial y el<br />

analfabetismo. En agosto de 1826, todavía desde<br />

Lima, Bolívar encomendó al caraqueño Antonio<br />

59 Helg, “El general José <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 18-19.<br />

60 Ibid., pp. 19-20.<br />

61 Bolívar a Santander, 7 de mayo de 1826, en Bolívar, op. cit., vol. 1, p. 1322.<br />

Leocadio Guzmán —bien conocido por su apoyo<br />

a la incipiente rebelión de Venezuela contra el<br />

gobierno de Santander en Bogotá encabezada<br />

por el general José Antonio Páez— la misión<br />

de movilizar a los líderes militares y cívicos de<br />

varias ciudades para que apoyaran su proyecto<br />

constitucional. 60<br />

Guzmán llegó a Cartagena con dos cartas de<br />

presentación de Bolívar: una para Montilla, la<br />

otra para <strong>Padilla</strong>. Según Bolívar, “Ambos parecen<br />

muy adictos a mí: el primero no puede nada; el<br />

segundo lo puede todo”. 61 Bolívar consideraba que<br />

<strong>Padilla</strong> era un actor clave porque, como pardo y<br />

héroe militar, disfrutaba de mayor popularidad en<br />

el Caribe neogranadino que Montilla. Al mismo<br />

tiempo, Bolívar no tenía mucha confianza en<br />

<strong>Padilla</strong> porque pensaba que éste, por su raza,<br />

quería la pardocracia. Por eso, Bolívar seguía<br />

convencido de que Montilla era su mejor apoyo en<br />

la región. Para complicar más las cosas, como ya<br />

mencionado, <strong>Padilla</strong> y Montilla se odiaban desde<br />

1815. Montilla envidiaba la popularidad de <strong>Padilla</strong><br />

y nunca perdía la oportunidad para acusarle<br />

de querer la pardocracia y de humillarle por su<br />

color y su clase. A su vez, <strong>Padilla</strong> era celoso del<br />

poder político y militar de Montilla, y a menudo<br />

recordaba que Montilla había apoyado a Manuel<br />

Del Castillo contra Bolívar en 1815.<br />

A pesar de su profunda enemistad, tanto Montilla<br />

como <strong>Padilla</strong> ayudaron a Guzmán cuando llegó a<br />

Cartagena en septiembre de 1826. Como Montilla<br />

estaba en su hacienda de Turbaco, Guzmán<br />

acudió a la casa de <strong>Padilla</strong> con las dos cartas<br />

de Bolívar. Montilla regresó inmediatamente<br />

para encargarse de la seguridad de la ciudad.<br />

<strong>Padilla</strong> invitó a “las personas de más influjo y<br />

representación” a su casa, y Guzmán les explicó<br />

que era urgente apoyar la constitución autoritaria<br />

de Bolívar y pedir facultades extraordinarias<br />

para él. Decidieron convocar “una reunión de los<br />

padres de familia, corporaciones y jefes” para


evitar “la guerra civil que nos amenazaba”. 62<br />

Sin embargo, algunos miembros de la elite<br />

de Cartagena se mostraron confundidos y<br />

escépticos, sobre todo el antiguo piñerista<br />

Manuel Marcelino Núñez, quien defendió<br />

fuertemente las leyes y el gobierno de Santander.<br />

El 25 de septiembre escribió una carta angustiosa<br />

a Santander, pidiendo consejo y cuestionando los<br />

motivos de Bolívar y la legitimad de su emisario,<br />

Guzmán, muy involucrado en la rebelión<br />

de Páez. 63 Por supuesto, el correo por el río<br />

Magdalena era tan lento que la carta demoró casi<br />

un mes en llegar a Bogotá, y cuando Santander<br />

respondió hacía tiempo que los cartageneros<br />

habían aprobado las exigencias de Bolívar. El 29<br />

de septiembre de 1826 la asamblea convocada<br />

por Montilla y <strong>Padilla</strong> votó a favor de una toma<br />

de poder absoluto por Bolívar, una decisión<br />

aprobada por los cónsules y los extranjeros.<br />

La correspondencia de algunos cartageneros<br />

con Santander inmediatamente después de este<br />

voto mostraba las divisiones que existían entre<br />

ellos. Pero mostraba también que la popularidad<br />

de <strong>Padilla</strong> tenía límites y que el temor a ser<br />

acusado de fomentar la pardocracia restringía<br />

su margen de acción. Según <strong>Padilla</strong>, la carta que<br />

Bolívar le había dirigido le dejaba sin otra opción<br />

que “oír” las ideas y confiar en el “Libertador”.<br />

Decía a Santander: “Si yo no hubiese dado<br />

este paso, Montilla quizás habría sido causa<br />

de que hubiesen derramado muchos torrentes<br />

de sangre, pues en el caso de que hubiese<br />

pretendido hacer [una rebelión] como Páez en<br />

Caracas, no habiéndolo permitido yo, vea usted<br />

cómo sería la función”. Según otro corresponsal,<br />

<strong>Padilla</strong> era “a quien más se ha empeñado en<br />

este acontecimiento”, sin dejarle alternativa. 64<br />

Con <strong>Padilla</strong> apoyando a Guzmán, los escépticos<br />

no tenían oportunidad de ser oídos. Sólo Núñez<br />

tuvo el coraje de negarse a firmar cualquier<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 41<br />

resolución contra el gobierno de Santander. Los<br />

otros terminaron por firmar el acta preparada<br />

por Guzmán u optaron por declararse enfermos.<br />

Montilla amenazó al concejo municipal hasta<br />

que este aprobó el acta. Al día siguiente, 30<br />

de septiembre de 1826, los jefes de hogar de<br />

Cartagena fueron convocados para aprobar el<br />

acta en una reunión general, pero como no<br />

cabían todos en la sala, sólo uno de cada veinte<br />

fue autorizado para participar en una votación<br />

por medio de manos levantadas.<br />

La parodia de democracia de septiembre de 1826<br />

mostraba cuánto había cambiado la dinámica<br />

de la ciudad desde la Primera Independencia.<br />

Primero, las clases populares, los pardos, zambos<br />

y negros que se habían manifestado en masa<br />

en favor de la igualdad y la independencia en<br />

1810-11, en 1826 no ofrecieron mayor resistencia<br />

a las autoridades civiles y militares y a la élite.<br />

Montilla tomó medidas militares para prevenir<br />

desórdenes y <strong>Padilla</strong> ayudó personalmente<br />

a “tranquilizar los ánimos, desterrar las<br />

animosidades y dulcificar, en fin, la opinión”. 65<br />

Eso permitió una votación de acuerdo con<br />

las expectativas de Bolívar. También había<br />

profundas diferencias entre las ideas contenidas<br />

en la Constitución de Cartagena de 1812 y las<br />

expresadas en el acto público de 1826. Todas<br />

las referencias a la igualdad y a la democracia<br />

habían sido reemplazadas por un discurso<br />

centrado en Bolívar como el padre de la Patria. Al<br />

igual que el Rey de España anteriormente, Bolívar<br />

era el centro común que unía todos los intereses,<br />

neutralizaba las oposiciones e irradiaba todas las<br />

virtudes. Ser patriota era seguir a Bolívar.<br />

La vuelta a cierto orden colonial en la Cartagena<br />

de mediados de los años 1820 se notaba también<br />

en sus ceremonias públicas, bailes y juegos<br />

que integraban a todas las clases y razas sin<br />

alterar su jerarquía socio-racial. Menos de tres<br />

62 <strong>Padilla</strong> a Bolívar, 6 de octubre de 1826, citado en: Uribe, op. cit., pp. 307-308.<br />

63 Manuel Marcelino Núñez a Santander, 25 de septiembre de 1826, en: Archivo Santander, ed. Ernesto Restrepo Tirado, 24 vols. (Bogotá: Águila Negra Editorial, 1913-<br />

32), vol. 15, pp. 216-217.<br />

64 <strong>Padilla</strong> a Santander, 18 de enero de 1827, citado en: Torres, op. cit., p. 189; y Calixto <strong>No</strong>guera a Santander, 2 de octubre de 1826, en: Archivo Santander, op. cit., vol.<br />

15, p. 238. Sobre este episodio, ver también: Helg, “El general José <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 21-24.<br />

65 Antonio L. Guzmán a José Gabriel Pérez, 1 de octubre de 1826, en Daniel Florencio O’Leary, Memorias del General O’Leary publicadas por su hijo, Simón B. O’Leary,<br />

32 vols. (Caracas: Imprenta de la Gaceta Oficial, 1874–1914), vol. 2, pp. 357-359.


42 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

meses después del acto de la ciudad en favor<br />

de los poderes dictatoriales de Bolívar, el 25<br />

de diciembre de 1826, Cartagena empezó a<br />

celebrar las fiestas de Navidad que mezclaban<br />

la conmemoración de la Independencia y la<br />

manumisión pública de esclavos. Siguiendo<br />

una procesión y una misa en la Catedral, la<br />

ceremonia tenía lugar en la Plaza Central, donde<br />

la junta local de manumisión emancipaba a todos<br />

los esclavos cuya libertad había sido comprada<br />

durante el año: un total de seis hombres y cuatro<br />

mujeres en 1826.<br />

El discurso del presidente de la junta insistía<br />

en la deuda que los manumitidos, ahora<br />

ciudadanos, tenían con la República y el Padre<br />

de Colombia, el presidente Libertador Simón<br />

Bolívar, quién había iniciado el proceso de<br />

emancipación. Las dimensiones teatrales de<br />

la ceremonia servían para ocultar el hecho de<br />

que la Ley de Manumisión de 1821 no había<br />

cambiado prácticamente nada para los esclavos<br />

y permitían inflar artificialmente los pocos logros<br />

de la junta de manumisión. Además, la junta<br />

enseñaba a los centenares de cartageneros<br />

todavía esclavos que, si eran leales y pacientes,<br />

podrían recibir su libertad, y que la protesta<br />

y la rebelión no cabían en esta sociedad. Las<br />

ceremonias de manumisión también subrayaban<br />

las distinciones fundamentales entre esclavos y<br />

afrodescendientes libres y demostraban que su<br />

desafío común era imposible. De todos modos,<br />

parece que ni <strong>Padilla</strong>, ni otros pardos vincularon<br />

su lucha por la igualdad a la de los esclavos por<br />

la libertad. 66<br />

La unión de los cartageneros alrededor del<br />

Libertador duró hasta fines de 1827. Cuando,<br />

en julio de ese año, Bolívar pasó por Cartagena,<br />

el ejército y la población se congregaron en las<br />

murallas, las calles y los balcones para recibirle<br />

con entusiasmo. Bolívar escribió a Páez: “He<br />

encontrado un pueblo muy entusiasta, dos<br />

amigos excelentes en los generales Montilla y<br />

66 Helg, Libertad e igualdad, op. cit., pp. 379-381.<br />

67 Bolívar a José Antonio Páez, 11 de julio de 1827, en Bolívar, op. cit., vol. 2, p. 141.<br />

68 <strong>Padilla</strong> a Santander, 9 de febrero de 1828, en Archivo Santander, op. cit., vol. 17, pp. 245-246.<br />

<strong>Padilla</strong>”. La Marina, a pesar de los esfuerzos<br />

de Montilla y Bolívar para reducirla, le ofreció<br />

un suntuoso banquete en la casa estrecha de<br />

<strong>Padilla</strong>. Muy satisfecho, Bolívar declaró que para<br />

él Cartagena era “una segunda Venezuela” y<br />

pronunció su famosa frase: “Si Caracas me dio<br />

vida, vosotros me distéis gloria; con vosotros<br />

empecé la libertad de Colombia”. 67<br />

LA BREVE TOMA DE PODER DE PADILLA EN 1828<br />

A principios de 1828 la Gran Colombia empezó<br />

a desintegrarse a raíz de la rebelión de Páez en<br />

Venezuela. Las tensiones entre los bolivaristas<br />

que apoyaban el proyecto de constitución<br />

autócrata del Libertador, y los santanderistas,<br />

defensores de la Constitución de 1821 (la cual<br />

debía estar vigente hasta 1831), se agudizaron.<br />

Como la situación empeoraba, los dos grupos<br />

aceptaron convocar una convención para<br />

revisar la constitución, para la cual se eligieron<br />

delegados. Dicha convención debía empezar a<br />

sesionar en Ocaña a principios de 1828. Pero el<br />

23 de febrero Bolívar declaró el orden público<br />

alterado y asumió facultades extraordinarias,<br />

lo cual hizo temer que pensaba anular la<br />

convención.<br />

Aún en Cartagena, que se había movilizado a<br />

favor de la dictadura de Bolívar desde 1826,<br />

el apoyo a las instituciones democráticas iba<br />

creciendo. Los bolivaristas estaban cada día más<br />

nerviosos, particularmente después de que su<br />

candidato a la convención, Mariano Montilla, no<br />

logró ser elegido. En 1828, para hombres como<br />

el general José <strong>Padilla</strong> la “salvación de la Patria”<br />

ya no dependía de Bolívar y de su constitución<br />

autócrata. Ahora <strong>Padilla</strong> apoyaba a los delegados<br />

santanderistas quienes, decía, defendían “una<br />

libertad garantizada por un sistema popular<br />

representativo”. 68 En respuesta, los sectores<br />

bolivaristas dirigidos por Montilla exigieron<br />

que los oficiales y jefes militares firmaran una<br />

“exposición” a la convención que atribuía la


miseria del ejército al gobierno civil de Santander<br />

y exigía amplios poderes para Bolívar. Algunos<br />

oficiales que rehusaron firmar la exposición<br />

fueron amenazados. <strong>Padilla</strong> los defendió, y<br />

como comandante de la Marina prohibió que<br />

los oficiales bajo su mando la firmaran. El 29 de<br />

febrero de 1828 los dos grupos se enfrentaron<br />

en una taberna. <strong>Padilla</strong> ofreció defender con su<br />

espada a los que no querían firmar la exposición.<br />

El comandante militar interino encontró la<br />

situación tan explosiva que le pidió a Montilla,<br />

otra vez en su hacienda de Turbaco, que<br />

interviniera. En vez, Montilla decidió dejar crecer<br />

el conflicto.<br />

Según testigos, el 2 de marzo <strong>Padilla</strong> reunió a<br />

algunos oficiales pardos y les dijo que “estaba a<br />

la cabeza del pueblo” para proteger su libertad<br />

y la convención, porque si “la corona” [es decir,<br />

la constitución de Bolívar] iba a “verificarse”,<br />

“nos darían una patada” por ser pardos. 69<br />

El 5 de marzo un nuevo incidente agravó la<br />

situación. Algunos oficiales bolivaristas gritaban,<br />

“¡Muerte al general Santander!”. Desde Turbaco<br />

Montilla asumió facultades extraordinarias para<br />

restaurar el orden público amenazado, decía él,<br />

por el espíritu de facción de los santanderistas.<br />

Curiosamente, ordenó a todas las unidades<br />

militares abandonar Cartagena a las dos de la<br />

mañana del 6 de marzo y las pasó a Turbaco.<br />

Según varias fuentes, el paso dado por Montilla<br />

era una trampa para provocar la caída de <strong>Padilla</strong>.<br />

Cuando retiró las fuerzas armadas de Cartagena,<br />

tentó a <strong>Padilla</strong> para que tomara las riendas y<br />

poder así acusarle de dar un golpe e iniciar una<br />

guerra de razas. 70 Trampa de Montilla o no, la<br />

evacuación de las tropas provocó la acción de<br />

<strong>Padilla</strong>: el 6 de marzo <strong>Padilla</strong> movilizó a la Marina<br />

y a los soldados que permanecían en la ciudad y<br />

los asignó a puestos de guardia. Supuestamente<br />

a solicitud del pueblo, asumió la intendencia y<br />

el mando militar del departamento, un acto que<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 43<br />

él sabía que era ilegal pero que juzgó necesario<br />

para asegurar la tranquilidad de la ciudad y<br />

hacer “entrar en razón al general sitiador”, como<br />

calificaba a Montilla. 71<br />

El mismo 6 de marzo, todos los seguidores<br />

de <strong>Padilla</strong> fueron llamados a un mitin en el<br />

cual se habló mucho de libertad e igualdad.<br />

<strong>Padilla</strong> dijo que si la Constitución Bolivariana se<br />

volviera ley y Montilla el gobernador absoluto<br />

del departamento de Magdalena, la libertad<br />

por la cual la gente había luchado se vería<br />

comprometida. Sin embargo, según todos los<br />

testigos que posteriormente declararon en<br />

la investigación abierta por Montilla, el más<br />

exaltado fue el abogado Ignacio Muñoz, enemigo<br />

de <strong>Padilla</strong> desde varios años. Muñoz dijo a los<br />

hombres reunidos que quería la muerte de<br />

Montilla porque éste quería “subyugar al resto<br />

de la población colombiana a la tiranía”, y que la<br />

constitución de Bolívar “no sería ninguna ventaja<br />

a la segunda clase [los pardos], pues ésta era la<br />

que había peleado en los campos de batalla para<br />

ahogar la tiranía; que arengaba Muñoz al General<br />

<strong>Padilla</strong> que de ningún modo cediese y llevase la<br />

contienda hasta el ultimátum”. Un testigo declaró<br />

que Muñoz había dicho a los soldados “que<br />

si no lo reconocían [a <strong>Padilla</strong>] por comandante<br />

general e intendente, que si querían ser esclavos<br />

o libres”. 72<br />

El 7 de marzo, la municipalidad de Cartagena<br />

rehusó reconocer a <strong>Padilla</strong> como nuevo<br />

intendente y decidió enviar a dos emisarios<br />

para negociar un acuerdo con Montilla: Muñoz<br />

y Juan De Francisco, el antiguo realista del<br />

círculo de Montilla que había excluido Anita<br />

Romero del baile en 1824. Ambos, pues, eran<br />

hostiles a <strong>Padilla</strong>, y su misión no tuvo éxito.<br />

Montilla confirmó que había asumido facultades<br />

extraordinarias pero, según un general que<br />

presenció el encuentro, aceptó hacer “una<br />

69 “Proceso por los tumultos de Cartagena levantado por el general Mariano Montilla . . . contra el general <strong>Padilla</strong> y los oficiales que se negaron a firmar la representación<br />

militar contra la convención de Ocaña”, 12 de marzo de 1828, citado en: Torres, op. cit.,p. 331.<br />

70 “Apelación a la razón”, op. cit., pp. 345-351; Helg, “El general <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 6-7.<br />

71 <strong>Padilla</strong> al Director de la Comisión de la Gran Convención, 12 de marzo de 1828, en: Manuel Ezequiel Corrales [ed.], Efemérides y anales del estado de Bolívar, 2 vols<br />

(Bogotá: Casa Editorial de J. J. Pérez, 1889), vol. 2, pp. 371-372.<br />

72 “Proceso por los tumultos de Cartagena”, op. cit., pp. 329, 333, 334, 337, 338.


44 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

amnistía respecto de los comprometidos”.<br />

Luego Montilla empezó a devolver las tropas a<br />

Cartagena. 73<br />

El 8 de marzo se escuchó hablar a algunos<br />

negros y mulatos de matar a los blancos.<br />

<strong>Padilla</strong> comprendió que se encontraba en una<br />

situación peligrosa en la cual podría ser acusado<br />

de fomentar una guerra de razas. Renunció<br />

al mando militar de Cartagena y abandonó<br />

la ciudad en compañía de Muñoz a bordo de<br />

una goleta de la Marina rumbo a Tolú. De allí<br />

siguieron a caballo hasta Mompox. En una carta<br />

al cónsul de los Estados Unidos, <strong>Padilla</strong> declaró<br />

que se había ido de Cartagena para evitar el<br />

derramamiento de sangre que Montilla hubiera<br />

generado si lo hubiera atacado. Cuando las<br />

tropas bajo Montilla regresaron a Cartagena, los<br />

partidarios de <strong>Padilla</strong> no se resistieron. Varios<br />

huyeron; otros fueron detenidos y enviados<br />

presos a Bogotá, a pesar de que los tres días<br />

de poder de <strong>Padilla</strong> no dejaron ni muertos ni<br />

destrucción. 74<br />

Sin embargo, desde el principio de la crisis,<br />

Montilla había decidido demostrar que el plan<br />

de <strong>Padilla</strong> era establecer la pardocracia. El 7<br />

de marzo, escribió a Bolívar que <strong>Padilla</strong> era un<br />

traidor que había “incitado a una rebelión a<br />

todo el pueblo” y había empezado “la guerra<br />

civil” armando a las clases bajas y oscuras de<br />

Cartagena. Y añadía: “un caballero inglés... me<br />

ha asegurado que… se ha dicho públicamente<br />

que el señor general <strong>Padilla</strong> ha estado<br />

repartiendo armas a la gente de ‘Jetsemaní’ y a<br />

los esclavos”. 75 Montilla sabía que si invocaba<br />

al fantasma de una revolución a la haitiana<br />

en Cartagena, iba a despertar los temores<br />

más profundos de Bolívar y asegurar así la<br />

eliminación de <strong>Padilla</strong>. Por su parte, Bolívar optó<br />

por creer lo que Montilla le escribía cuando otros<br />

de sus seguidores le daban una versión mucho<br />

menos dramática de los hechos.<br />

Mientras tanto, <strong>Padilla</strong> había llegado a Mompox<br />

y el 12 de marzo escribió a Bolívar culpando<br />

a Montilla por los eventos de Cartagena. Sin<br />

embargo, también se dirigió al presidente de<br />

la Convención de Ocaña, ofreciéndose para<br />

defender la Convención, lo cual significaba<br />

que no se sometía a Bolívar. Además, <strong>Padilla</strong><br />

envió a Montilla una carta insultante, en la cual<br />

anunciaba que iba a Ocaña a denunciar sus<br />

amenazas contra la Convención, y le ordenaba<br />

dejar a Cartagena en paz y regresar a Venezuela.<br />

Sin embargo, una vez en Ocaña, <strong>Padilla</strong> no<br />

logró obtener el apoyo de los delegados<br />

santanderistas. Tampoco encontró buenos<br />

consejos entre los bolivaristas. Bastante<br />

desanimado, quiso regresar a Mompox, pero<br />

Montilla había puesto a la ciudad en estado<br />

de alarma para detenerle. Siguió a Cartagena,<br />

adonde llegó el 1 o de abril de 1828. Fue detenido<br />

inmediatamente, acusado de instigar una guerra<br />

racial en la ciudad, y llevado preso a Bogotá.<br />

Seis meses después, el 25 de septiembre, la<br />

noche del atentado contra Bolívar en Bogotá,<br />

varios conspiradores entraron en la celda de<br />

<strong>Padilla</strong>, mataron a su guardia, le entregaron<br />

su espada, y huyeron con él. Al fracasar el<br />

atentado, <strong>Padilla</strong> se entregó a la justicia, pero fue<br />

juzgado rápidamente y sentenciado a muerte,<br />

con otros trece acusados, por un asesinato<br />

que no cometió y una conspiración que no<br />

planeó. Al día siguiente, el 2 de octubre, <strong>Padilla</strong><br />

fue públicamente despojado de sus insignias<br />

militares y fusilado. Su cadáver fue colgado de<br />

una horca. Al supuesto jefe de la conspiración,<br />

Santander, le fue conmutada la pena de muerte<br />

por el exilio. 76<br />

La participación involuntaria de <strong>Padilla</strong> en la<br />

conspiración contra Bolívar ha desdibujado<br />

la verdadera razón de su ejecución: su toma<br />

del poder durante tres días en Cartagena a<br />

principios de marzo de 1828. Tan pronto Bolívar<br />

se enteró del hecho, decidió que <strong>Padilla</strong> debía<br />

73 Vicente Ucrós al Secretario de Estado del Despacho del Interior, 9 de marzo de 1828, en Efemérides, op. cit., vol. 2, pp. 355-357.<br />

74 Helg, “El general <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 8-9.<br />

75 Montilla al Secretario de Estado del Despacho del Interior, 7 de marzo de 1828, en Efemérides, op. cit., vol. 2, pp. 359-363.<br />

76 Documentos sobre el proceso de la conspiración del 25 de Septiembre de 1828, Originales del Fondo Pineda y del Archivo Histórico que reposan en la Biblioteca<br />

Nacional, ed. Enrique Ortega Ricaurte (Bogotá: Prensa de la Biblioteca Nacional, 1942), pp. 13-15, 249. Ver también: Helg, “El general <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 9-11.


ser ejecutado. Así eliminó al único general pardo<br />

de la Nueva Granada, dio una lección a los<br />

pardos en general y a los del litoral caribeño en<br />

particular, y destruyó definitivamente el espectro<br />

de la pardocracia en la Gran Colombia. 77<br />

El trágico fin de <strong>Padilla</strong> genera preguntas<br />

importantes. La más obvia se refiere al papel<br />

de Ignacio Muñoz en la radicalización del<br />

breve golpe de <strong>Padilla</strong> y en la caída de éste,<br />

un asunto que ha dejado perplejos tanto a los<br />

testigos y contemporáneos de los hechos como<br />

a los historiadores. <strong>No</strong> fue en 1828 cuando<br />

por vez primera Muñoz se destacó como<br />

líder popular y experto en la manipulación de<br />

muchedumbres. Después de 1810, Muñoz había<br />

movilizado en varias ocasiones a una multitud<br />

de cartageneros afrodescendientes en favor de<br />

la independencia y en contra de las autoridades<br />

constituidas. <strong>No</strong> sorprende, pues, que haya<br />

tomado la oportunidad de actuar de nuevo en<br />

1828, detrás o tal vez en contra de <strong>Padilla</strong>. Es<br />

más difícil entender por qué <strong>Padilla</strong> aceptó el<br />

apoyo de Muñoz, dado que los dos se odiaban<br />

y <strong>Padilla</strong> había pedido varias veces a Santander<br />

que removiera a este “hombre muy malo” de<br />

Cartagena. 78 Todavía en febrero de 1827, <strong>Padilla</strong><br />

informaba a Santander que Muñoz estaba en la<br />

cárcel por haber tratado de incitar a las tropas<br />

de Cartagena a rebelarse contra él y Montilla.<br />

En marzo de 1828, Muñoz no sólo radicalizó el<br />

movimiento de <strong>Padilla</strong> en Cartagena y le dio una<br />

dimensión racial, sino que acompañó a <strong>Padilla</strong><br />

en su huida, contribuyó a la redacción de las<br />

cartas que <strong>Padilla</strong> envió desde Mompox e influyó<br />

en sus acciones en Ocaña. Más aún, en julio de<br />

1828 Muñoz hizo una declaración en Cartagena<br />

que sirvió de pieza de acusación principal contra<br />

<strong>Padilla</strong>, hasta que éste fue involucrado en la<br />

conspiración contra Bolívar. 79<br />

Pero la pregunta más fundamental es ¿por qué<br />

en marzo de 1828 <strong>Padilla</strong> no logró encontrar<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 45<br />

apoyo entre la población de Cartagena? Según<br />

el cónsul británico, <strong>Padilla</strong> tenía el propósito<br />

de sustituir a todos los partidarios de Bolívar<br />

en el departamento, “confiando en la fuerza<br />

de su propio partido entre el pueblo de color,<br />

‘los pardos’ como los llama”. Pero estos lo<br />

abandonaron. Y añadía el cónsul, “Se dice que<br />

en el paroxismo de su rabia, <strong>Padilla</strong> botó su<br />

sombrero en el piso, lo pisoteó y pronunció la<br />

más amarga imprecación contra el pueblo desleal<br />

de Cartagena”. 80 Otras fuentes confirman que<br />

ya el 7 de marzo <strong>Padilla</strong> acusaba “de apatía<br />

al pueblo, que no le fue posible mover, y de<br />

traidores a los oficiales que le habían ofrecido<br />

cooperación de los cuerpos sin poder contar con<br />

ellos”. 81 Al día siguiente, las tropas bajo Montilla<br />

no encontraron resistencia cuando regresaron a<br />

Cartagena y los hombres más adeptos a <strong>Padilla</strong><br />

no pelearon sino que huyeron. Escribía Daniel<br />

O’Leary a Bolívar, “Con respecto a Cartagena,<br />

diré que vuecencia ha formado una idea muy<br />

exagerada del suceso. Los pasos dados por<br />

<strong>Padilla</strong> en esta ciudad, y la conducta que observó<br />

conmigo, manifiestan, sin dejar duda, que no<br />

tiene partido alguno”. 82<br />

El fracaso de <strong>Padilla</strong> en 1828 debe entenderse<br />

en el contexto económico y socio-político de<br />

la Cartagena de los años 1820. Para entonces,<br />

Cartagena seguía sufriendo los efectos de la<br />

guerra de independencia y de dos largos sitios,<br />

en 1815 y 1821. Ya no tenía una posición clave<br />

en la defensa de la Nueva Granada y, como<br />

resultado, dejó de recibir el presupuesto y las<br />

tropas especiales que habían contribuido a su<br />

importancia y a sus finanzas durante la Colonia.<br />

Además había perdido el monopolio del comercio<br />

exterior del país y, por falta de buenas vías<br />

de comunicación, permanecía aislada tanto<br />

del amplio territorio de su departamento<br />

como de Bogotá. Según el censo de 1835,<br />

la población total de Cartagena era de sólo<br />

11.900, en contraste con los 17.600 estimados<br />

77 Bolívar a Páez, 1 de abril de 1828, en Bolívar, op. cit., vol. 2, p. 296.<br />

78 <strong>Padilla</strong> a Santander, 10 de mayo de 1825, en Archivo Santander, op. cit., vol. 11, pp. 355-356.<br />

79 Helg, “El general <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 11-12.<br />

80 Watt80s a Earl of Dudley, 8 de marzo de 1828, en: PRO, FO 18/57, no. 118-119.<br />

81 El Amanuense o Rejistro político y militar (Cartagena), 16 de marzo de 1828.<br />

82 Daniel O’Leary a Bolívar, 5 de abril de 1828, en José María Cordovez Moure, Reminiscencias de Santafé de Bogotá, ed. Elisa Mújica (Madrid: Aguilar, 1957), p. 693.


46 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

en 1808. Si <strong>Padilla</strong> vivía entre una población<br />

predominantemente afrodescendiente, entre ésta<br />

las mujeres eran dos veces más numerosas que<br />

los hombres. La proporción de esclavos, en su<br />

grande mayoría mujeres, había bajado al 5 por<br />

ciento del total, pero en La Catedral todavía un<br />

habitante de cada diez era esclavo. 83 Ninguna<br />

fuente menciona la presencia de mujeres en<br />

los eventos de febrero y marzo de 1828, muy<br />

probablemente porque las cuestiones que<br />

movilizaron a los partidos rivales no eran vitales<br />

para ellas.<br />

Eso no significa que las mujeres no estuvieran<br />

activas en Cartagena: trabajaban en el servicio<br />

doméstico, vendían en las calles y los mercados,<br />

lavaban ropa, tenían pensiones, tabernas, y<br />

pequeñas tiendas, y transportaban productos<br />

entre la ciudad y sus cercanías. Muchas<br />

eran jefes de hogar. De manera que muy<br />

probablemente ellas habrían participado en un<br />

movimiento más amplio, como una protesta<br />

contra el restablecimiento de la alcabala y<br />

de las contribuciones personales por Bolívar,<br />

que las afectaban directamente. Sin duda,<br />

un movimiento de ese tipo hubiera también<br />

movilizado un mayor número de hombres entre<br />

los joyeros, sastres, zapateros, y aquellos que<br />

trabajaban en la construcción y en las pequeñas<br />

industrias, así como los marineros, pescadores,<br />

estibadores, porteros, muleteros y labradores de<br />

la ciudad.<br />

Pero la orientación del conflicto hacia cuestiones<br />

militares y políticas explica que su impacto fuera<br />

principalmente entre los soldados y oficiales,<br />

cuyo número disminuyó cuando Montilla los<br />

desplazó a Turbaco. Además, a partir de 1821,<br />

el servicio militar, lejos de ofrecer como antes<br />

posibilidades de ascensión social, se convirtió<br />

en símbolo de la opresión estatal. Ahora los<br />

soldados y marinos estacionados en Cartagena<br />

eran principalmente campesinos y labradores<br />

83 Censo de 1835, Colombia, AHNC, RE, Censos.<br />

84 Helg, “El general <strong>Padilla</strong>”, op. cit., pp. 14-16.<br />

85 Joaquín Posada Gutiérrez, Memorias histórico-políticas, 4 vols. (Bogotá: Imprenta Nacional, 1929), vol. 1, p. 127.<br />

afrodescendientes, mestizos e indios reclutados<br />

a la fuerza, o vagos y criminales menores<br />

condenados a prestar servicio. Ellos añoraban<br />

regresar a sus familias y tenían poco interés en<br />

las querellas de los dirigentes de la ciudad —todo<br />

lo contrario de los Pardos Patriotas y los Lanceros<br />

de Getsemaní que habían hecho la Primera<br />

Independencia. Por eso no sorprende que en<br />

marzo de 1828 las tropas no se resistieran<br />

cuando Montilla las retiró de la ciudad en plena<br />

noche para devolverlas dos días después.<br />

Similarmente, no siendo sino reclutas forzados,<br />

la mayoría de los integrantes de la Marina no<br />

estaban dispuestos a movilizarse y arriesgar sus<br />

vidas para defender a su jefe, el general <strong>Padilla</strong>,<br />

quién en 1826 había apoyado con Montilla la<br />

constitución autócrata de Bolívar, y ahora tomaba<br />

la defensa de Santander. 84<br />

CONCLUSIÓN<br />

En sus memorias, el general Joaquín Posada<br />

Gutiérrez, un blanco conservador, escribió que<br />

en 1828 “el general <strong>Padilla</strong>, por su color”, había<br />

esperado que “el pueblo” lo apoyara. Pero<br />

señalaba que la mayor parte de la población<br />

permaneció indiferente porque en Cartagena y<br />

su región, los pardos “gozan de una completa<br />

igualdad de derechos políticos y civiles y<br />

saben que solo la ciencia y el mérito son<br />

títulos legítimos de superioridad” accesibles<br />

a todos. 85 Esta explicación permitía a Posada<br />

no mencionar las limitaciones que la igualdad<br />

legal garantizada por la Constitución de 1821<br />

fijaba para las clases populares y para los<br />

afrodescendientes, ni señalar el racismo de gran<br />

parte de la élite cartagenera, que <strong>Padilla</strong> había<br />

sufrido en varias ocasiones. En realidad, <strong>Padilla</strong><br />

no había entendido que las condiciones que<br />

habían permitido los movimientos populares de<br />

1810-1811 y su proprio ascenso en la Armada no<br />

se podían reproducir en la posguerra. Ahora los<br />

nuevos gobernantes ya no necesitaban movilizar


a los de abajo con la ilusión de la igualdad, sino<br />

que buscaban restablecer el orden público y<br />

silenciar a los que, como <strong>Padilla</strong>, lo amenazaban<br />

—o parecían amenazarlo— porque venían de las<br />

capas populares y afrodescendientes.<br />

Tal vez fue lo que entendió Bolívar cuando<br />

escribió, sólo un mes después de la ejecución de<br />

<strong>Padilla</strong>:<br />

Las cosas han llegado a un punto que<br />

me tiene en lucha conmigo mismo,<br />

con mis opiniones y con mi gloria […]<br />

Ya estoy arrepentido de la muerte de<br />

Piar, de <strong>Padilla</strong> y de los demás que<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 47<br />

han perecido por la misma causa;<br />

en adelante no habrá justicia para<br />

castigar el más atroz asesino, porque<br />

la vida de Santander es el perdón de<br />

las impunidades más escandalosas […]<br />

Lo que más me atormenta todavía es<br />

el justo clamor con que se quejarán<br />

los de la clase de Piar y <strong>Padilla</strong>.<br />

Dirán con sobrada justicia que yo<br />

no he sido débil sino en favor de<br />

ese infame blanco [Santander], que<br />

no tenía los servicios de aquellos<br />

famosos servidores de la patria. Esto<br />

me desespera, de modo que no se<br />

qué hacerme. 86<br />

86 “Bolívar a Pedro Briceño Méndez”, 16 de noviembre de 1828; y “Bolívar a José Antonio Páez”, 16 de noviembre de 1828; ambos en: Bolívar, op. cit., vol. 2, pp. 505-508.


FECHAS IMPORTANTES


PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 51


52 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

1 Elaboración de Adelaida Sourdis Nájera


PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 53


54 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA


JORGE CONDE CALDERÓN<br />

Historiador, Doctor en Historia de América Latina<br />

de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla,<br />

España). Profesor del programa de Historia de la<br />

Universidad del Atlántico. Director de la Revista<br />

Historia Caribe. Es autor entre otras publicaciones<br />

de Soberanía de los pueblos o el difícil arte<br />

de la gobernabilidad política en el Caribe<br />

colombiano (2007); La república ante la amenaza<br />

de los pardos (2006), Representación política y<br />

prácticas electorales en el Caribe colombiano,<br />

1820-1836 (2004), Espacio, sociedad y conflictos<br />

ALINE HELG<br />

Profesora de historia en la Universidad de<br />

Ginebra, Suiza. Hizo sus estudios de posgrado<br />

en University College London y en la Universidad<br />

de Ginebra, donde obtuvo el doctorado en Letras<br />

(historia contemporánea) en 1984. Enseñó en<br />

la Universidad de Los Andes en 1979-81 y en el<br />

Instituto de Estudios Universitarios del Desarrollo<br />

en Ginebra en 1983-86, antes de beneficiar de<br />

una beca de tres años como investigadora.<br />

De 1989 a 2003 fue profesora de historia<br />

latinoamericana en la Universidad de Texas<br />

AUTORES<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 55<br />

en la provincia de Cartagena 1740-1815 (Fondo<br />

de publicaciones de la Universidad del Atlántico,<br />

1999); Coautor de Juras constitucionales y fiestas<br />

cívicas o el tránsito del poder en la Nueva<br />

Granada (Colombia, 1808-1832) (2009), Educación<br />

y cultura en el Estado Soberano del Magdalena<br />

(2002) y Elite empresarial y desarrollo industrial<br />

en Barranquilla, 1875-1930 (1993). Buscando la<br />

Nación. Ciudadanía, clase y tensión racial en el<br />

Caribe colombiano, 1821-1855 (2009, La Carreta<br />

Histórica).<br />

(Austin). Sus temas de investigación histórica<br />

incluyen la diáspora africana en las Américas,<br />

el racismo, la esclavitud, y la construcción<br />

nacional en América latina. Es autora de varios<br />

libros: La educación en Colombia, 1918-1957: Una<br />

historia social, económica y política; Lo que nos<br />

corresponde: La lucha de los negros y mulatos<br />

por la igualidad en Cuba, 1886-1912; y Libertad<br />

e Igualdad en el Caribe colombiano, 1770-1835,<br />

entre otros.


BICENTENARIO<br />

El 11 de noviembre de 2011 se cumplen 200 años de<br />

la independencia de Cartagena de Indias, primera<br />

ciudad de la hoy Colombia en lograr la independencia<br />

de España. Gracias a la participación activa de la<br />

población proveniente de distintos sectores sociales<br />

se firmó el Acta de Independencia absoluta el 11 de<br />

noviembre de 1811. Los sucesos habían comenzado<br />

en junio de 1810, días antes del insigne 20 de julio,<br />

cuando se expulsó al gobernador español.<br />

Luego de las conmemoraciones nacionales del<br />

bicentenario en 2010 se hace necesario volver<br />

la mirada a la participación de las regiones<br />

colombianas en el logro de esta independencia;<br />

en particular al llamado hoy Caribe colombiano<br />

que jugó un papel singular en la transición de la<br />

colonia a la república.<br />

Los 200 años de la independencia de Cartagena son<br />

el tiempo adecuado para, además de profundizar<br />

en el conocimiento de los procesos históricos,<br />

preguntarnos a partir del conocimiento sobre el<br />

Caribe por la sociedad pendiente.<br />

LA EXPEDICIÓN<br />

Se trata de actividades conmemorativas, científicas,<br />

culturales y comunicacionales que se realizarán<br />

entre el mes de mayo y el mes de noviembre de<br />

2011 en el Caribe colombiano. Tendrá como su<br />

principal actividad una travesía marítima en el<br />

buque multipropósito ARC Cartagena de Indias de<br />

la Armada Nacional, que recorrerá el litoral Caribe<br />

colombiano y realizará actividades en aquellos<br />

puertos importantes a la hora de recordar al héroe<br />

guajiro. El buque será todo un espacio para la<br />

juventud con el objeto de aprender, usar y llenar de<br />

contenido las nuevas tecnologías de la información<br />

y las comunicaciones.<br />

EXPEDICIÓN PADILLA<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 57<br />

Estará integrada por científicos, artistas, técnicos,<br />

comunicadores y gestores culturales que ofrecerán<br />

al país reflexiones, análisis y crónicas sobre<br />

la calidad de vida y la riqueza cultural de los<br />

caribeños.<br />

En cada puerto, además del acto simbólico, se<br />

realizarán actividades académicas y culturales para<br />

la apropiación social y la incorporación al sistema<br />

educativo del conocimiento producido sobre el<br />

Caribe colombiano durante las últimas décadas, así<br />

de los aportes de Cartagena de Indias y el Caribe a<br />

la Independencia de Colombia.<br />

PROPÓSITOS<br />

Hacer un balance histórico sobre la participación<br />

de Cartagena de Indias y del Caribe colombiano en<br />

la Independencia de Colombia.<br />

Exaltar la vida y obra del almirante <strong>Padilla</strong> por sus<br />

aportes a la república y aprender de sus lecciones.<br />

Impulsar la apropiación social del nuevo<br />

conocimiento sobre el Caribe colombiano producido<br />

durante las últimas décadas desde las ciencias y<br />

los saberes como arma para la libertad.<br />

Estudiar en el año de la Afrocolombianidad la<br />

multiculturalidad y las relaciones interculturales en<br />

la construcción de la sociedad colombiana.<br />

Entrar en contacto con la realidad social, ambiental<br />

y cultural de los principales puertos del Caribe<br />

colombiano.<br />

Promover el uso de nuevas tecnologías, como<br />

herramienta del futuro para la circulación del<br />

conocimiento.


58 CUADERNOS DE LA EXPEDICIÓN PADILLA<br />

TRAVESÍA MARÍTIMA<br />

Las actividades preparatorias se llevan a cabo<br />

entre mayo y septiembre de 2011, entre ellas la<br />

conmemoración del 24 de junio <strong>No</strong>che de San Juan<br />

en la Bahía de Cartagena y el 22 de julio cuando<br />

se hace su presentación nacional en el marco de<br />

la celebración del día de la Armada Nacional y el<br />

bautizo del buque 11 de noviembre.<br />

La travesía marítima se iniciará el 19 de septiembre,<br />

partirá de Cartagena el 21 del mismo mes y llegará<br />

a Barranquilla, Santa Marta y Riohacha entre el 21<br />

de septiembre y el 3 de octubre. Posteriormente<br />

arribará a Coveñas.<br />

Durante los meses de octubre y noviembre, mes<br />

central de las conmemoraciones del Bicentenario<br />

de la Independencia de Cartagena de Indias, se<br />

realizarán actividades académicas en esta ciudad.<br />

Las siguientes son las principales fechas de la<br />

travesía:<br />

19 de septiembre: Apertura al público Buque ARC<br />

Cartagena de Indias.<br />

21 de septiembre: zarpe de Cartagena.<br />

21/22/23 de Septiembre: Barranquilla.<br />

24 de septiembre: Travesía Barranquilla/Santa<br />

Marta.<br />

25/26/27/28 de septiembre: Santa Marta, con<br />

extensión a Aracataca.<br />

29 de septiembre: Travesía Santa Marta/Riohacha.<br />

29/30 de septiembre y 1°/2 de octubre: Riohacha.<br />

2 de octubre: Zarpe hacia Cartagena.<br />

3 de Octubre: Llegada a Cartagena y posterior viaje<br />

a Coveñas.<br />

<strong>No</strong>ta: se realizarán también actividades en Montería<br />

y San Andrés.


INFORMACIÓN PERMANENTE<br />

La expedición transmitirá en tiempo real su<br />

avance y logros a través de nuevas tecnologías<br />

de la información y las comunicaciones.<br />

Igualmente contará con el apoyo de los<br />

principales medios de comunicación de la región<br />

y el país.<br />

PADILLA LIBERTADOR DEL CARIBE GRANCOLOMBIANO 59<br />

Todo en su sitio web: www.expedicionpadilla.com<br />

Facebook: buscar <strong>Expedición</strong> <strong>Padilla</strong><br />

Twitter: @exp_padilla<br />

Mayores informes:<br />

contacto@expedicionpadilla.com


Una Iniciativa de:<br />

Universidad Tecnológica de Bolívar<br />

Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias<br />

Armada Nacional de Colombia<br />

Escuela Naval Almirante <strong>Padilla</strong><br />

Con el apoyo de:<br />

Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo<br />

Centro de Formación de la Cooperación Española<br />

En sinergia con*:<br />

Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones<br />

Ministerio de Cultura<br />

Banco de la República<br />

Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena<br />

Observatorio del Caribe Colombiano<br />

Parque Cultural del Caribe<br />

Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrológicas<br />

Secretaría de Educación de Cartagena<br />

Secretaría de Educación de Santa Marta<br />

Gobernación del Atlántico<br />

Gobernación de la Guajira<br />

Universidad del Atlántico<br />

Universidad del Magdalena<br />

Universidad de la Guajira<br />

Universidad Nacional de Colombia Sede Caribe<br />

Universidad Javeriana<br />

Universidad Externado de Colombia<br />

Uninorte FM Estéreo<br />

Museo Nacional de Colombia<br />

Museo del Caribe<br />

Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo<br />

Museo Zenú de Arte Contemporáneo<br />

Museo de Artes de la Universidad del Magdalena<br />

Museo Etnográfico de la Universidad del Magdalena<br />

Casa Museo Gabriel Garcia Marquez<br />

Sociedad Suiza de Americanistas<br />

Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano<br />

Fundación Cerrejón<br />

Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta<br />

Terraza Samaria Arte y Cultura<br />

Colectivo de Jóvenes Barrio Vista Hermosa<br />

Fundación Biosocial<br />

Capitanías de Puerto de Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Riohacha y Coveñas<br />

DIMAR<br />

Sociedades Portuarias del Caribe Colombiano<br />

Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena<br />

Telecaribe<br />

El Heraldo<br />

El Universal<br />

*Actualización 11 de julio de 2011

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