'Almirante Padilla' en Corea: Una crónica del legendario buque de ...

Corea, que había sido históricamente un Estado tributario del imperioChino, fue invadida por Japón y convertida primero en un protectorado y mástarde en colonia japonesa, en el marco de dos guerras regionales que sellaronsu suerte bajo el dominio japonés: la guerra chino-japonesa (1894-5) y la guerraruso-japonesa (1904-5). Ahora, al ser parte del imperio japonés, la península ibaentrar al teatro de una nueva confrontación. Hacia el final de la segunda guerramundial, la Unión Soviética se unió a los Aliados para enfrentar la expansión deAlemania en Europa y del Imperio Japonés en el Pacífico. En agosto de 1945,en vísperas la caída de los japoneses, el ejercito soviético prácticamente sehabía tomado la península de Corea. En ese momento, decidieron aceptar lapropuesta de Estados Unidos de partir Corea en dos zonas divididas por elparalelo 38 en aras de facilitar la rendición militar: es decir, de asegurar que losjaponeses situados al norte del paralelo se rindieran ante los soviéticos y los queestaban al sur se rindieran ante los Norteamericanos. Esta división a lo largo delparalelo —que no respondía a criterios topográficos, geográficos, económicos,ni sociales, pues partía en dos, sin miramientos, la península escindiendopueblos, corredores económicos, grupos sociales y zonas de producción(incluso en un caso partió en dos una fábrica)— pasó a convertirse en una rígidafrontera durante los años de la guerra fría.El paralelo 38 se irguió como un muro infranqueable y para 1948 ladivisión entre las dos Coreas parecía irreversible. En el norte se estableció ungobierno comunista apoyado por los soviéticos y más tarde por la RepúblicaPopular China y en el sur uno capitalista, apoyado por los EEUU. La tensiónentre los dos gobiernos era creciente, y los choques fronterizos cada vez másfrecuentes hasta que la situación degeneró en una guerra abierta cuando lastropas norcoreanas invadieron Corea del Sur el 25 de junio de 1950. EstadosUnidos convocó a los países miembros del Consejo de seguridad de lasNaciones Unidas, quienes aprobaron una resolución que autorizaba laintervención militar en Corea y solicitaba apoyo a la misma por parte de lospaíses miembros. Los Estados Unidos lideraron la iniciativa y enviaron más del80% de los cerca de 350.000 hombres que conformaron la Fuerza Internacional4

de las Naciones Unidas que se unió el ejército surcoreano para repeler lainvasión.fuente: http://www.maps.com/ref_map.aspx?pid=11335Corea del norte se había tomado casi la totalidad de la península conexcepción de una zona en el extremo sur —conocida después como elPerímetro de Pusán, alrededor del puerto del mismo nombre— donde losdefensores se habían visto obligados a replegarse. Las fuerzas aliadas desde elmar mantuvieron a raya las fuerzas invasoras en ese pequeño territorio. Estasituación cambió cuando el comandante de las Fuerzas de la ONU, el generalDouglas MacArthur ideó como contraofensiva un ataque sorpresa: undesembarco anfibio como el de Normandía en el área de Inchon, cerca de lalínea divisoria entre las dos Coreas y desde allí lanzó una ofensiva hacia el esteque estranguló a la fuerza invasora, al cercarla y cortarle la retirada. Esto5

permitió a la Fuerza Internacional retomar Seoul, y avanzar hacia el norte de lapenínsula, tomándosela enteramente hasta el río Yalu, en la frontera con China.En ese momento, el gobierno de la Republica Popular China entró a apoyar aCorea del Norte y las fuerzas aliadas se vieron obligadas a retrocedernuevamente al sur del paralelo 38. Las fuerzas internacionales recuperandespués el territorio de Corea del Sur, estableciendo una nueva frontera que nosigue literalmente el paralelo 38 sino que responde a la geografía real delconflicto. Esta fase bélica de la confrontación terminó el 27 de julio de 1953cuando se firmó el armisticio de Panmunjon. Se oficializó entonces la nuevalínea fronteriza, marcándola con una “zona desmilitarizada”: un área fortificadade amortiguación de cerca de 4 Km. de ancho a lado y lado de la frontera.A pesar de los llamados que se hicieron en ese momento en AmericaLatina para responder al llamado de los Estados Unidos a través de la ONU 4 , yde expresiones como las de la revista Semana que afirmaba entonces que“Latinoamérica tiene la obligación geográfica de cooperar con Norteamérica enla defensa del continente” 5 , Colombia fue el único país latinoamericano que hizoparte de la fuerza internacional que se desplegó en Corea. El gobierno deLaureano Gómez tomó la polémica decisión de enviar apoyo militar colombiano,en momentos en que la situación interna del país era explosiva. La medida seinterpretó como expresión del afán del gobierno conservador por alinearse conla política anticomunista de los Estados Unidos y de la “solidaridad plena, enteray total de la República de Colombia con los Estados Unidos de América [como]una de las bases esenciales de nuestra política internacional” 6 .La Armada Colombiana tenía para ese momento solo tres barcos deguerra, dos destroyers: el Caldas y el Antioquia, que para entonces ya no dabanla talla y la fragata Almirante Padilla, que para Noviembre de 1950 estaba ya deregreso en Cartagena. Ese mismo mes fueron notificados los oficiales que ibana tripularla para ir a Corea. La fragata estaría comandada por el Capitán de4 En particular a través de la OEA —presidida entonces por un colombiano: Alberto LlerasCamargo— que comprometió a los países miembros a estudiar la posibilidad de apoyo,llegándose incluso a hablar de una “Fuerza Interamericana” (Sladwoska 2007: 26).5 Revista Semana, abril de 1951, p.21 (citado por Sladwoska 2007: 26).6 en palabras del canciller (e) Vásquez Carrizosa en 1952 (citado por Skladowska 2007: 40).6

Corbeta Julio César Reyes Canal. El segundo oficial de a bordo, el Teniente denavío Jaime Parra, se iba a convertir en un personaje en la Armada pues añosdespués de la guerra, mientras estaba asignado a la base naval de PuertoLeguízamo sobre el río Putumayo, construyó un velero de madera en el que hizola travesía de regreso bajando por el Putumayo y el Amazonas hasta el Atlánticopara llegar a Cartagena. Fue Parra quien llegaría a convertirse en el primerAlmirante de la Armada después de José Prudencio Padilla, cuando elpresidente Pastrana creó ese grado en la década de 1970. A su muerte pidióque su cuerpo fuera devuelto al mar en unas coordenadas que él mismoespecificó.Otro de los tripulantes fue Julio C. Serje, entonces Teniente de Fragata,quien antes de recibir la notificación oficial de que hacía parte del grupo quedebía embarcarse para Corea, ya la tenía cantada: habían estado circuladoextraoficialmente tres listas de posibles tripulantes y él figuraba en todas pues—además de que hacia parte de un grupo de oficiales destacados en la BaseNaval de Buenaventura que había enviado al comando de la Armada unacomunicación informal por Telecom (pues “un oficial ni se niega, ni se ofrece”:su deber es estar al servicio de la institución) presentándose como voluntariospara ir a la guerra en Corea— hacía poco había regresado de un cursoavanzado de comunicaciones en New London, Connecticut. El entrenamientoque había recibido lo convertía en el único oficial de la armada colombiana conlos conocimientos requeridos para manejar las comunicaciones del barcodurante la campaña que se venía. Las comunicaciones se hacían en esemomento por frecuencias de radio, con código Morse y con equipos de foníaque tenían entre 15 y 20 km. de alcance. Todos los mensajes debían ircodificados y solo se transmitían en frecuencias especiales. El oficial decomunicaciones tenia la labor de codificar y decodificar todos los mensajes,traducirlos de ingles y pasárselos al oficial de radio. Tenia también bajo suresponsabilidad la seguridad de las comunicaciones y del equipo, por lo que lasclaves criptográficas se guardaban, por las dudas, en una caja fuerte concerradura de clave y con candado.7

Entre los oficiales se contaban también Oscar Herrera, Teniente de navíoy Alfonso Díaz, Teniente de fragata. Todos ellos eran oficiales del cuerpogeneral, entrenados para operar y comandar buques, a excepción del capitánReyes Canal quien, curiosamente, era un oficial de ingeniería que al igual quelos oficiales de administración y contabilidad, se entrenan para dar apoyo enesas áreas al comando de los buques.Zarparon el primero de diciembre de Cartagena y, después de cruzar elcanal de Panamá, prosiguieron a su primera escala, el Astillero Naval de SanDiego, California. Para desempeñarse en la guerra y poder volver a escoltarconvoyes, patrullar y bombardear las costas enemigas, la Padilla debía serreconvertida a su diseño original. En San Diego no tenían en ese momento lacapacidad de hacerle las modificaciones requeridas por lo que debieronentonces dirigirse al Astillero de Long Beach, CA. Allí, se restituyó la Padilla a sudiseño original como buque de guerra, eliminando las aulas de clases y demásáreas destinadas a las instrucción de cadetes, modernizando su artillería ytodos sus equipos. Los trabajos tomaron casi dos meses, durante los cuales latripulación, al tiempo en que hacía seguimiento a las modificaciones que se leiban haciendo al buque, estuvo entrenándose de manera intensiva en algunasde las maniobras que iban a necesitar. Una de las más importantes era la de tiroantiaéreo, para el que afinaban puntería disparando a “blancos” que eranlanzados desde aviones navales y helicópteros que hacían el “spotting” paraafinar y dirigir la puntería.fuente: www.caballerosandantes.net/public_images/Colombia/8

De allí zarparon con dirección a la base de Pearl Harbour en Hawaii. Sinembargo, nunca llegaron a desembarcar en el archipiélago. Se incorporaron demanera inmediata a los entrenamientos en el mar: combate antiaéreo, y sobretodo, caza de submarinos, que son las funciones principales para las que estánconstruidas las fragatas. La Armada de los EEUU coordinaba las prácticas conaviones y submarinos en simulacros de ataque en vivo y en directo. Debíanbuscar submarinos cuya presencia se señalaba mediante burbujas. Paraderribar un submarino no es necesario impactarlo directamente, solo serequiere una explosión cercana que le dañe los aparatos de control, de esaforma se hunde hasta que la presión lo destruye a más de 400 mts deprofundidad. En los entrenamientos se les disparaba con un gas especial.Durante los primeros días del entrenamiento, los submarinos salían “ilesos”,pero poco a poco la puntería de la Padilla se fue volviendo cada vez mejor.Después de 21 días de entrenamiento en las aguas de Hawaii, salierondirecto hacia Japón, donde estaba la base de las Fuerza aliadas. Se reportaroncon el comando general de las fuerzas de la ONU en Tokio, donde, después dela rendición de Japón, los aliados había establecido su base. Allí, los oficiales dela Padilla fueron a hacerle una visita protocolaria al comandante de las FuerzasNavales internacionales. En Tokio se respiraba todavía la presencia del famosogeneral Douglas MacArthur, quien había sido hasta hace poco Comandante delas fuerzas de ocupación aliadas en el Japón y quien fue una verdadera leyenda.Acababa de ser destituido por el presidente Truman, medida que fue muy pocopopular no solo entre las fuerzas armadas, sino entre el pueblo norteamericanoquien lo recibió a su regreso con manifestaciones masivas. MacArthur eraconocido en Japón porque mantenía una apariencia impecable no solo de símismo y de su uniforme sino de la base misma y de la guardia de marines quela custodiaban, quines debían tener una estatura mínima y un uniforme especialcon lo que proyectaba una imagen imponente ante el Japón que se habíarendido incondicionalmente.Estuvieron seis días en Tokio en asuntos protocolarios, recibiendocódigos y cartografía recientes y de allí fueron enviados enseguida a la basenaval de Sasebo, a la cual estaba asignada la Padilla. Esta enorme base naval9

situada en la isla de Kyûshû en el SW del archipiélago, había sido quizás la másgrande e importante de la Armada Imperial japonesa y se había convertidoahora en la base de operaciones aliadas coordinadas por los Estados Unidos.Para comienzos de 1951, cuando la Padilla llegó a Corea, los aliados —después de haber sido replegados al sur por el ejército norcoreano con elapoyo de la República Popular China— estaban luchando por retomar ymantener territorio alrededor del paralelo 38. La misión de la fuerza navalconsistía en mantener una presión constante sobre las costa con el fin dedebilitar la capacidad combativa de Corea del Norte al bloquear las operacionesde su ejército con aviación naval y cañoneando desde el mar la infraestructuraque pudieran servirles de apoyo (carreteras, túneles, ferrocarriles, puentes).El comando de Sasebo asignó a la Padilla al servicio antisubmarino,protegiendo los convoyes y buques de aprovisionamiento que llevabansuministros a la escuadra. En ocasiones debían también patrullar de cerca lacosta, en especial la de Corea del Norte, para destruir blancos en tierra. Era unacosta escarpada, con cuevas y arrecifes donde se camuflaban las fuerzas detierra para disparar cañones hacia el mar. Durante su primera actuación en elTeatro de operaciones, en mayo de 1951, la Padilla obtuvo una inesperadacelebridad gracias a un afortunado incidente. En una campaña barreminas —la“operación Ashcan”—se les ordenó destruir una mina situada frente a una playacoreana: una esfera de 1,20 mts de diámetro situada a más de un kilómetro dedistancia. En su primer intento, la Padilla acertó el improbable tiro. Gracias a unerror del Marinero primero Pedro Tenjo que cargó su cañón con un “proyectiltrazador” que hizo visible la trayectoria, toda la flota desplegada en el área pudover la inesperada puntería de la Padilla en su primera misión. La noticia circulóen la prensa internacional y así llegó hasta el Comando de la Armada enColombia. Este evento significó para la Padilla un reconocimiento inmediatodentro del escuadrón de fragatas, que la acompañó durante toda suparticipación en la guerra.Cada periodo de misión, ya fuera de patrullaje o de escolta de convoyes,duraba entre 35 y 40 días, tras los cuales pasaban entre cinco o seis días enSasebo de R&R (“rest and rehabilitation”: descanso y rehabilitación), durante el10

cual se la tripulación tenía un respiro y se hacía mantenimiento y reparación albuque. Sin embargo, el comando en Sasebo se fue dando cuenta de quesiempre podía contar con la Padilla, muchas veces les cortaba el tiempo dedescanso y los enviaba en misiones especiales. Para la tripulación esto significóun gran reconocimiento a su capacidad.La armada colombiana había sido estructurada siguiendo el modelo de laArmada Real británica. Su historia comienza durante la guerra con el Perú(1932), cuando Colombia le pide a sus ciudadanos que donen lo que puedanpara poder avituallarse para defender el país. Mis abuelos como muchos otroscolombianos, donaron sus anillos de matrimonio. Colombia quiso entoncesorganizar una fuerza naval que pudiera entrar por el Amazonas y hacerpresencia militar en los ríos de la región en disputa con Perú. Se propuso paraeso comprar dos destroyers y el embajador en Londres quedó encargado debuscarlos en los astilleros de Gran Bretaña. Pronto se dieron cuenta quetenerlos en el corto plazo no iba a ser posible. El embajador ubicó un astillero enEscocia que estaba terminando de construir para la Armada de Portugal dosbarcos como los que necesitaba Colombia. Después de una intensa labordiplomática, el gobierno portugués accedió a ceder la compra de los dosdestroyers a Colombia. Bautizados como el Antioquia y el Caldas enreconocimiento a los aportes que los habitantes de esos dos departamentoshabían hecho para el conflicto con el Perú, fueron los dos primeros buques quetuvo la Armada colombiana, con todos sus letreros e instrucciones enportugués.Los mandaron con tripulación inglesa, pues aquí en el país no habíanadie capacitado para maniobrarlos. Con ellos vino un grupo de oficiales de laArmada Real Británica encargados de establecer una institución de formaciónnaval en el país. Se creo así la Escuela Naval en Cartagena, bajo la dirección deun capitán de navío británico. Los oficiales ingleses le imprimieron su estilo yorganización a la naciente armada: su uniforme, insignias, protocolos y usos ycostumbres, incluso la del té a las cinco de la tarde. Ellos formaron las primeraspromociones de oficiales. Estuvieron aquí en Colombia hasta el año 39, cuando11

estalló la guerra en Europa y fueron llamados a reintegrarse al servicio activo desu país.Una de las costumbres de la marina inglesa, en particular, le ganó a latripulación de la Padilla más de un amigo durante la guerra coreana. En unaocasión, durante uno de los ataques aéreos de los aliados, uno de sus avionesfue derribado. El escuadrón realizó entonces la maniobra usual en un casocomo ese: un grupo de aviones rodearon al caído para proteger al piloto que selanzaba en paracaídas al agua, mientras que otro de los aviones tomaba alturapara tener perspectiva y establecer comunicación solicitando el rescate delpiloto caído. No lejos de la zona de combate se estacionaba siempre unabarcaza con helicópteros listos para dirigirse al sitio del piloto caído y llevarlo albuque mas cercano. En esta oportunidad, el piloto apenas fue rescatado delagua fue llevado a la Padilla, donde debía permanecer varias horas mientras secoordinaba el regreso a su portaviones. Cuando llegó a bordo, le dieron ropaseca y lo invitaron a almorzar. Durante el almuerzo, sabiendo que en los buquesla marina colombiana, de acuerdo con la costumbre de la marina británica, sepodía tomar un trago, pidió autorización para tomarse una cerveza. La disfrutóespecialmente, y después pidió otra agradeciendo ese gusto, que no se habríapodido dar en su propio portaaviones, pues la única marina abstemia en delmundo en ese momento era la norteamericana. Efectivamente, años atrás elsenador Josephus Daniels, mejor conocido desde entonces como “sonofabitchDaniels” (el “tal por cual” Daniels), había prohibido el consumo de licor en lamarina de su país. En la tradición de la marina inglesa, en cambio, a cadamiembro de la tripulación se le daba diariamente un trago de ron diluido enagua: un “grog”, bautizado así en honor de Old Grog, el apodo con el que sushombres conocían al almirante Edward Vernon, el mismo que sitió a Cartagenaen 1741.Después de disfrutar las cervecitas, el piloto se embarcó en un destroyerque lo llevó de nuevo a su portaviones. Durante su próximo vuelo, realizóalrededor de la Padilla una maniobra de vuelo en señal de agradecimiento a suhospitalidad e hizo con varias pasadas de saludo alrededor de la fragata. Enotra ocasión, estando en receso en la base de Sasebo, vino a bordo el12

Segundo comandante de la fragata Bisbee, también de la Marinanorteamericana con la que patrullaban frecuentemente. Pidió ver al comandantede la Padilla, para hacerle una solicitud. Se habían enterado de que sucomandante iba a ser relevado y los oficiales le querían hacer una despedida yal mismo tiempo, darle la bienvenida al nuevo comandante que llegaba. Querían“tirar la casa por la ventana”, y como la Armada de los EEUU es “seca”, veníana pedir permiso para hacer el festejo a bordo de la Padilla de manera que sepudieran servir licores. Los oficiales colombianos estaban, lógicamente,invitados al agasajo. Arreglaron una pasarela que facilitaba el paso de un buquea otro y trajeron comida y licores para festejar como solo hace en medio de unaguerra. La consigna que tenían —y que cumplieron con éxito—era beber hastaque tuvieran que regresar a los dos comandantes a su barco en camilla.No fueron, sin embargo, muchos los momentos de distensión en mediode los intensos patrullajes y de los bombardeos. La Padilla tuvo la suerte de nohaber sufrido golpes ni perdidas importantes aunque estuvieron cerca muchasveces, como la vez en que una fragata de la marina norteamericana fuerabombardeada momentos después de que tomara su lugar para relevarla en unpatrullaje.El 15 de junio de 1951, unos meses después de que la Almirante Padillallegara a Corea, el Batallón Colombia con 1061 hombres del Ejército nacional,había desembarcado en Pusán, a ordenes del Comando superior de lasNaciones Unidas. “A partir de entonces y por tres años, entre muertos yheridos, entre prisioneros y desaparecidos, entre consejos de guerra, premios ycastigos, entre aguantar un inusual frío [...] entre el miedo a las minas propias yenemigas, el batallón Colombia sobrevivió con un esfuerzo que rayaba enheroísmo” (Skladowska 2007:57). El balance final fue de 428 heridos, 69desaparecidos y nunca encontrados, 28 prisioneros canjeados posteriormente y139 muertos traídos en urnas de regreso al país 7 .La tripulación de la fragata tuvo un memorable encuentro con el BatallónColombia cuando en un gesto de camaradería, sus combatientes le hicieronentrega de un Pabellón de Guerra. La ceremonia, realizada el 27 de octubre de7 De acuerdo con las cifras de las Fuerzas Armadas de Colombia (cit. por Skladowska 2007:58).13

ese año, tuvo lugar en la base naval de Yokosuka, donde estaba fondeada lafragata. Fue una ceremonia que quedó marcada en la memoria de susasistentes por las conmovedoras palabras del entonces Capitán de Infanteríadel Ejército, Álvaro Valencia Tovar, quien los emocionó a todos profundamenteevocando a Colombia, sus gentes, sus campos y sus familias. La tripulación dela Padilla retribuyó el gesto de compañerismo cuando después de cumplir consus últimas misiones en el área Wonsan, se dirigieron al puerto de Pusándonde, en el cementerio de las Naciones Unidas, entregaron una placaconmemorativa en honor de los soldados colombianos caídos en la guerra. Esedía, el 21 de enero de 1952, fue la única vez que los tripulantes de la Padilladesembarcaron en tierra coreana. Después de la ceremonia tuvieron laoportunidad de recorrer la ciudad pero la devastación y la tristeza de la guerralos hizo apresurar su regreso a buque: una hora después de que los dejaron enla ciudad con tarde libre, estaban todos a bordo.Al finalizar la estadía de la fragata en Corea, en Febrero de 1952, elgobierno de EEUU en reconocimiento por su participación, le transfirió aColombia la fragata Bisbee, la misma con la que había participado en variasoperaciones y cuya tripulación había despedido su comandante a bordo de laPadilla. Al ser recibida por la Armada colombiana se la bautizó como ARCCapitán Tono, en memoria del marino cartagenero, otro héroe de las guerras deindependencia. Una parte de la tripulación de la Padilla, permaneció en Corea abordo de esta fragata que fue su relevo. 8 A su regreso, la Padilla se dirigió denuevo a la base de Pearl Harbour para dar por terminada su vinculación a lasFuerzas de la ONU y para devolver a la marina norteamericana códigos yequipos de criptografía. Esta vez si tuvieron la oportunidad de desembarcar enel archipiélago de Hawaii, donde permanecieron varios días antes de cruzar elPacifico de regreso al canal de Panamá y finalmente Cartagena. Allí los8 El siguiente turno en Corea lo realizó una tercera fragata, cedida dos años después por lamarina norteamericana y que fue bautizada Almirante Brion, también en honor a un marino, eneste caso curazaleño, que participó en las guerras de independencia. La Almirante Brion nollegó sin embargo a participar en las operaciones de combate, pues el armisticio se firmócuando ésta apenas se integraba a las operaciones. Prestó un turno, ya no de guerra sino deseguridad y presencia para garantizar los términos del armisticio. La Tono y la Padilla,regresaron después a prestar dos turnos más de seguridad (cf. Valencia Tovar y SandovalFranky, 2001).14

esperaban ansiosamente sus familias aliviadas de poder contar con que latripulación de la Padilla regresaba sana y salva de Corea.Allá en la Guajira arriba…Después de la guerra, la Armada Colombiana contaba pues con tresfragatas en Cartagena: la Brion, la Tono y la Padilla, que salían en ocasiones ahacer operaciones en conjunto. Una de las misiones que tuvieron que enfrentarcon frecuencia era el control del contrabando en la Costa del Caribe, que serealizaba sobre todo entre Aruba y Curazao y las costas de la Guajira. Allíhabían hecho fama y fortuna contrabandistas como Prudencio Aguilar, “quiense enfrentaba a la Aduana con dinero en la mano izquierda y un revólver en laderecha” (González Zubiría 2011:19). Quizá las más célebre de estasoperaciones la protagonizó, de nuevo, la Padilla, un año después de surenombrado regreso a Colombia.Fue una operación organizada por la Dirección General de Aduanas parael decomiso de mercancía en Puerto López, en la Alta Guajira. Esa poblaciónhabía sido declarada Puerto Libre por el gobierno de Alfonso López Pumarejo yse había convertido desde entonces en un bullicioso centro de comercio. Elgobierno de Laureano Gómez (1950-1953) había adoptado, en cambio, unapolítica de control comercial orientada a erradicar el tráfico de mercancías sinimpuestos y Puerto López era, para ese momento, el centro de la entrada decontrabando desde las Antillas. La mercancía venia en goletas. Estasembarcaciones veleras de dos o tres palos, muy livianas y rápidas, eran elprincipal medio transporte de carga en el Caribe y fueron durante muchos añosla única forma de comunicación entre el continente y el archipiélago de SanAndrés y Providencia.Las autoridades tenían información de un considerable cargamento demercadería que venía desde Aruba y Curazao: las rancherías de Puerto Lópezestaban llenas de mercadería. El director de aduanas le pidió a la Armada y alEjercito nacional que los apoyaran para el decomiso. De esta forma, se ordenóa la Padilla que llegara a media noche a Puerto López y pusiera dos o tres de15

sus botes salvavidas en el agua asignándoles tripulantes armados con fusilespor si acaso se detectaban movimientos raros. Al buque lo mandaron, pordecirlo así, a que cuidara el lado marítimo, para que los dueños del contrabandono lo metieran en barcas y se escaparan con él. Esa madrugada, llegarontambién al área de Puerto López los funcionarios de la aduana, que iban arodear el pueblo por tierra de manera que el cargamento no pudiera escaparse.Así, la aduana hizo una gran barrida de mercancía que fue incautada y despuésllevada a bordo de la Padilla. Allí cayó la inversión que había hecho un grupo deamigos vallenatos: Miguel Celedón, Enrique Orozco y Francisco “el Tite”Socarrás quienes habían enviado 1000 quintales de café a Aruba que habíancanjeado por whisky, brandy, cigarrillos, perfumes, telas y perfumes 9 . RafaelEscalona, amigo del Tite, lo convenció de que “ante semejante pérdida, la mejormanera de pasar ese trago amargo era bebiéndose un par de botellas [...] entrecopa y copa le echaron maldiciones a la Fragata Almirante Padilla, alcomandante de la Armada, al presidente y a las leyes de la república” (GonzálezZubiría 2011:19). Y de esa juerga salio el canto vallenato que Escalonacompuso para consolar a su amigo:Allá en la Guajira arribadonde nace el contrabandoel Almirante Padilla barrió a Puerto Lópezy lo dejó arruinao (bis).Pobre Tite, pobre Tite...Pobre Tite Socarrás...ahora se encuentra muy tristeLo ha perdido todo por contrabandeá. (bis)Barco, pirata, bandido,que Santo Tomás me crea.Una fiesta le he ofrecidoCuando un submarino lo voltee en Corea (bis)Pobre Tite, pobre Tite...La Armada le salió listaHombe! que ahora esta muy tristeLo ha perdido todo por contrabandista (bis) 109 Fredy González Zubiría hace en sus “Crónicas del cancionero vallenato” (2011) un expresivorecuento de las aventuras como contrabandista del Tite Socarrás.10 “El Almirante padilla”, Rafael Escalona16

Laureano Gómez, quien aparentemente había ordenado personalmenteel operativo de Puerto López estaba lejos, sin embargo, de erradicar elcontrabando. Años más tarde, Julio C. Serje, ahora Capitán de Corbeta ycomandante de la Padilla (entre 1957 y 1958), recibió la orden del Comando dela fuerza naval de ir bien provisto de combustible y de víveres con la misión defondear en el Cabo de la Vela y estar allí a la espera de una señal de alarmapara interceptar las goletas contrabandistas que venían desde las Antillasholandesas a dejar los cargamentos. La costa de la Guajira, de la que no sepuede decir que sea tempestuosa, es sin embargo agitada para la navegaciónpues allá el mar todo el tiempo tiene un oleaje muy fuerte: no deja ni dormir enpaz de Dios, ni comer, ni nada. El Cabo de la Vela permite refugiarse del oleajey tener aguas calmadas. Allí debían esperar un aviso del comando enCartagena, para salir a interceptar el contrabando.La alarma se originaba con el cable de un observador del consulado deColombia en Curazao. Este observador iba a al puerto y cuando teníainformación de la salida de las goletas que se presumía venían a traercontrabando, se dirigía rápidamente al consulado donde redactaba un mensajeen el que se informaba la hora de zarpe de la goleta con destino a la Guajira. Lapersona encargada debía entonces usar el código de claves del Ministerio derelaciones y cifrar el mensaje que se trasmitía entonces a Bogotá. Este serecibía en el ministerio donde se decodificaba y se pasaba al comando de laArmada. De allí se transmitía por cable al Comando naval en Cartagena, desdedonde se localizaba por radio al buque y se transmitía por clave Morse lainformación. Total, en el momento en que la fragata salía del Cabo de la Vela(casi 12 horas después) la goleta ya había llegado a la Guajira, descargado e ibade regreso, pues esas embarcaciones navegan a buena velocidad con una solavela ya que vienen con el viento, además llegan a la Guajira donde la costa esarenosa y no hay rocas que impida que encallen para descargar. Tan pronto laaligeran del cargamento, la goleta flota nuevamente y como no necesitaembarcar combustible, salen de regreso rápidamente. Era como perseguirmolinos de viento… Cuando se informó la situación ante el comando de17

Cartagena, fue claro que no tenia sentido pretender controlar de esta forma elcontrabando.Aunque su lucha contra las goletas del contrabando hubiera estadodestinada a ser infructuosa, la Padilla siguió siendo un buque legendario que dioun lugar a la Armada en la memoria de los colombianos.EpílogoAl sureste de la isla de San Andrés, se encuentra el Cayo Bolívar, uncayo rocoso peligroso para los navegantes. Cuando se traza un recorrido poresa zona en las cartas náuticas, siempre se le deja una muy buena zona libre alos cayos, pues allí a veces se ven en el mar lugares donde se formanrompientes que se producen porque las olas llegan sitios donde el fondodecrece. Las olas pasan a un fondo de menor profundidad y comienzan aromper: no es porque lo que hay en el fondo llegue a la superficie, sino porquese presenta un cambio sustancial de nivel. La Padilla se topó una mañana en1964 con uno de los rompientes del cayo Bolívar, producidos por un arrecifecoralino que no estaba a más de dos metros debajo del nivel del agua. El buqueque cala en la proa tres y medio o cuatro metros y que seguro iba a velocidadde crucero, se encaramó en el arrecife, no se sabe si por error humano, o porproblemas de visibilidad o por deficiencia de las cartas náuticas pues paraentonces no se tenía bien sondeada el área de los cayos. Y ahí quedo el buque.El oleaje comenzó a molerlo, a molerlo, y a perforarlo. En San Andrés no habíaen ese entonces ninguna embarcación lo suficientemente grande, ni personalcon capacidad de evaluar si era posible salvar la fragata ni de prestarleasistencia, hasta que el Comando naval decidió sacarle el equipo crítico y se lotrajeron para Cartagena. A lo mejor hubo viento y el oleaje la empujo más y lafragata quedo ahí, en medio de los corales del Caribe disfrutando del buenviento y la buena mar de un merecido descanso.18

REFERENCIASGonzález Zubiría, Freddy 2011 Crónicas del cancionero vallenato. Riohacha:Dirección de Cultura, Gobernación de la Guajira.Gupta, Karunar 1972 “How Did the Korean War Begin?” The China Quarterly,No. 52: 699-716Millet, Allan R. 2001, “Introduction to the Korean War” The Journal of MilitaryHistory, Vol. 65, No. 4: 921-935.Skladowska, Bárbara 2007 Los nombres de la patria en la guerra de Corea,1951-1953. Bogotá: Ediciones Uniandes-CESOValencia Tovar, Alvaro y Sandoval Franky, Jairo 2001 Colombia en la guerra deCorea: La historia secreta. Bogotá: Planeta.Warner, Geoffrey 1980, “The Korean War”, International Affairs (Royal Institute ofInternational Affairs 1944-), Vol. 56, No. 1: 98-107.19