Cuentos que piensan - Sane Society

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Sinestesia
Carlos tenía un problema de nacimiento; una extraña
enfermedad… única realmente. Fue su madre quien la
descubrió, siendo él un niño de escuela. Así comenzó a
transitar de medico en medico y de especialista en
especialista; pero ninguno daba en la tecla; es más, sólo
después de examinarlo es que se lo creían. Esa fue la
primera barrera que su madre tubo que superar; cuando lo
contaba, pensaban que la enferma era ella, mentalmente
trastornada aquello no podía ser cierto; según decía: su
hijo había nacido con los cinco sentidos unificados. No le
faltaba ninguno, y tampoco tenia un sentido especial, eran
los mismos cinco que todos tenemos pero en él, se habían
mezclado funcionando como si fueran uno sólo, de forma que
Carlos, podía saborear la música al tiempo de escucharla, y
ver la tristeza al momento de sentirla, oler el perfume de
la alegría, escuchar el ruido de la traición, ver el
viento, saborear el sol; podía sentir todo cuanto hubiera,
desde el sabor de un color, hasta el sonido de un ladrillo.
Finalmente, los médicos decidieron sentar un precedente
dándole nombre a la enfermedad… que ahora se conoce como:
“Síndrome de Carlos”.
De niño tubo que superar grandes dificultades, pero luego
el tiempo, gran limador de asperezas, fue poniendo las
cosas en su lugar y pasando los veinte años, Carlos estaba
completamente acostumbrado: había aprendido a vivir con
ello; por eso no se sorprendió al escuchar, al tiempo que
parado en una esquina observaba, a dos robustos árboles,
plantados en la acera conversando entre si:
—Che… ¿en que estación andamos, en invierno?
—No… ya entró la primavera, no ves que hace calorcito
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