A la edad de cuarenta y siete años, técnicamente ... - sgfm.elcorteing...
A la edad de cuarenta y siete años, técnicamente ... - sgfm.elcorteing...
A la edad de cuarenta y siete años, técnicamente ... - sgfm.elcorteing...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que a Seamus. Greg toleraba que el gato durmiera a los pies <strong>de</strong> su cama<br />
cuando me lo llevaba a su casa los fines <strong>de</strong> semana, pero jamás habría<br />
quebrantado el entrenamiento <strong>de</strong> Wainwright.<br />
Seamus, por otro <strong>la</strong>do, estaba muy mimado y tenía el exigente<br />
temperamento que acompaña a <strong>la</strong> indulgencia. Furiosa por mi propia<br />
estupi<strong>de</strong>z al haber <strong>de</strong>jado a los animales solos con <strong>la</strong> comida, agarré a<br />
Seamus, me lo metí <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un brazo y cargué con él protestando<br />
hasta <strong>la</strong> cocina, antes <strong>de</strong> que pudiera seguir embadurnando <strong>de</strong> choco<strong>la</strong>te<br />
todos los muebles. Lo puse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> pi<strong>la</strong> y, sujetándolo por el<br />
cogote con una mano, le limpié <strong>la</strong> cara con <strong>la</strong> otra, acompañada en todo<br />
momento por los maullidos y los contoneos <strong>de</strong>l gatito. No importa qué<br />
ultrajes le imponga, por suerte, Seamus nunca utiliza <strong>la</strong>s uñas o los<br />
dientes contra mí; parece sentir que todo lo que le hago es por su bien.<br />
Cuando estaba terminando con <strong>la</strong> limpieza, el teléfono volvió a sonar.<br />
Cogí el auricu<strong>la</strong>r, solté el cuello <strong>de</strong>l gato y él aprovechó <strong>la</strong> oportunidad<br />
para saltar y alejarse <strong>de</strong> mí. Bueno, ahora ya solo estaba mojado, y el<br />
agua era inofensiva.<br />
—¿Diga? —dije bruscamente por teléfono.<br />
—Había pensado que, por lo menos, en casa tendrías mejor humor<br />
—comentó <strong>la</strong> persona al otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong> línea.<br />
¡Mierda! Era Mike Steele, uno <strong>de</strong> los abogados <strong>de</strong> <strong>la</strong> oficina. Corrección:<br />
el abogado al que odiaba <strong>de</strong> <strong>la</strong> oficina. Don Michael R. Steele era<br />
<strong>la</strong> arrogancia personificada.<br />
Soy asistente jurídica en un bufete l<strong>la</strong>mado Wal<strong>la</strong>ce, Boer, Brown y<br />
Yates, apodado «Woobie». Había trabajado para Wen<strong>de</strong>ll Wal<strong>la</strong>ce durante<br />
casi dos décadas, haciendo ma<strong>la</strong>barismos para compaginar mis quehaceres<br />
como secretaria legal con el trabajo como asistente jurídica corporativa<br />
<strong>de</strong>l bufete. En los últimos <strong>años</strong> he hecho menos para el señor Wal<strong>la</strong>ce<br />
y más trabajo <strong>de</strong> pasante. Cuando el señor Wal<strong>la</strong>ce se jubiló, el paso a<br />
asistente jurídica a tiempo completo habría sido prácticamente perfecto<br />
si no fuera porque ahora estoy asignada a Michael Steele, que acaba <strong>de</strong><br />
hacerse socio <strong>de</strong>l bufete. Como si no hubiera sido lo suficientemente<br />
egotista antes, cuando era asociado. Otro inconveniente es que, aunque<br />
ahora tengo mi propio <strong>de</strong>spacho privado, si bien es cierto que diminuto,<br />
está a solo dos puertas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> él.<br />
Michael Steele es el hijo problemático <strong>de</strong>l bufete, un auténtico grano<br />
en el culo <strong>de</strong> todos, <strong>de</strong>masiado exigente y maleducado. Lo único que lo<br />
19