xv EL CONDE DEL VENADITO

I i6 Episodios Hisfórjcos Jfexicanos
Pero lejos de estar tan próxima, corno la susodicha carta prometIa,
la vuelta de D. Carlos a Mé,cico se fud prolongando de tal modo,
que el infeliz marido dc la hermosa D.' Manuela llego a perder
la paciencia.
Por más que la desaparición de su mujer debiera haberle devuelto
la tranquilidad, y asI se creyó durante los prirneros meses
de salvada aquella espantosa crisis, durante la cual estuvo casi loco,
segun dejo escrito, conforme el tiempofué pasando, D. Pascual
volvió a empeorarse y sus amigos y criados comenzaron a dare
por perdido.
Sin ser un loco tenIa manias de tal, ocurriansele estrambóticas
ideas yen tal cual ocasión, alguno de sus sirvientessalió mal parado
de sus manos.
Referird una de sus estran-ibótjcas ocurrencjas y uno de sus atropellos
a sus criados:
Una vez vaciada la gran paila, denominada (cla Elefanta,, y convertido
en jabán SU pestilerite contenido, D. Pascual mandá cerrar
la puerta y asegrai-1a con luertes candados.
En algunos meses no volvió a ocuparse de ula Elefanta;n pero
aquclios pasados, dió en decir quc trtaban de robarle el jabón depositado
en ella, y en reñir bärbaramente a cuantos operarios se
detenlan por casualidad frente a la sellada puerta.
Persistiendo en esta idea, dispuso un dia que los grandes panes
del jahón de ((Ia Elefanta fuesen trasladados a una habitación inmediata
a su recámara, operación que por si mist-no vigilo, siempre
con la idea de que alguno de los panes le fuese robado.
Mucho dió que decir a los operarios aquella estrambótica determinación
y no faltó uno, que por maldad ó por lo que se quiera
que fuese, cayera en Iatentación derobar uno delos citados panes.
Q uiso su desgracia que cuando con ëJ salla de la pieza en que
todos estaban guardados, acertase a descubrirle D. Pascual.
Lanzóse sobre el ladrón v hubirale matado, si al ruido de ]as
disputas no hubiesen acudido el resto de la servidumbre.
Separados amo y criado, aquel tomó el voluminoso pan de jabón
y al guardarle de nuevo, le decia a gritos como si huhiera hablado
con un sér racional y capaz de oirle:
—jQuieto, quieto ahi, maldito: auri no ha sonado la hora deque
puedas vengarte de ml!