aut. julio

El parquímetro como hoy
lo conocemos ha cambiado
drásticamente de aquel
primer concepto que se
instaló en Oklahoma, Estados
Unidos en el verano de 1935,
sin embargo su función sigue
siendo la misma.
Muchos los defienden y
otros tantos los maldicen, pero
la realidad es que su primera
aparición en la década de
los 30´s tuvo sus orígenes en
un bienintencionado intento
de un hombre llamado Carl.
C. Magee de proponer una
solución a los problemas de
estacionamiento que ya se
presentaban en las grandes
ciudades norteamericanas de
la época.
El primer registro de un
parquímetro es de 1932,
sin embargo ésta no fue
aceptada sino hasta cuatro
años después. Su forma
inicial era similar a la de
un buzón de correos, sin
embargo para cuando entró
en funcionamiento Magee
había perfeccionado el diseño
haciéndolo más adecuado a
la función para la que había
sido creado.
Su uso era muy sencillo,
solo bastaba meter las
monedas en el parquímetro
y a partir de ahí se mostraba
el tiempo ‘comprado’ al
ayuntamiento para tener
derecho a estacionar el
vehículo. El tiempo máximo
era de una hora.
Tal fue el éxito que
tuvo el invento de Magee
en Oklahoma, que varios
estados de la unión
norteamericana decidieron
copiarla, convirtiendo a los
parquímetros en un elemento
característico del mobiliario
urbano.
Para la década de los 80´s,
el parquímetro se digitalizó
dejando los aparatos
mecánicos prácticamente
en el olvido. Hoy en día, la
tecnología ha ayudado a
que este invento de los años
treinta se modernice al grado
que cualquier usuario puede
realizar la recarga de tiempo
por medio de su celular.
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