Especial ESADE hoy y mañana
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En defensa propia<br />
Me han llegado quejas de algunos lectores sobre el contenido y el tono de mis<br />
columnas en esta revista. Estas quejas vienen a decir que siempre trato o bien<br />
“temas de la izquierda” o bien temas normales pero “desde la izquierda”, y no doy<br />
cabida a otros enfoques. Mi primera respuesta es que se trata de una columna de opinión y<br />
no del resumen de un debate. Pero además creo que hago un servicio a los antiguos alumnos<br />
de <strong>ESADE</strong> al presentar los temas polémicos y desde una perspectiva crítica.<br />
Algunas personas están acostumbradas a leer los análisis y opiniones de quienes no critican<br />
al sistema, sino más bien lo justifican y alaban en su conjunto y tratan de salvarlo siempre en<br />
los detalles. Sin embargo, las cosas en el mundo de los negocios, y en el mundo en general,<br />
no siempre salen como anuncian los panegiristas del sistema, que adulan los oídos de los<br />
empresarios y directivos, aunque en definitiva les engañan, porque les venden en exclusiva<br />
las opiniones que éstos quieren oír, que no siempre son ni las más verdaderas en sí, ni las<br />
que más les convienen a ellos. Los directivos de empresas debieran conocer otras opiniones<br />
y tomar en serio lo que escriben los críticos del sistema. De esa manera tendrán criterios<br />
para superar el rechazo que les puede provocar las formulaciones de los críticos, ensanchar<br />
sus miras y aprender más. Todo ello redundaría en una mejor relación de sus empresas con<br />
el entorno, próximo y remoto, en que se inscriben, y en una adaptación a un mundo que<br />
cambia a gran velocidad.<br />
Los críticos (como prefiero considerarme, en vez de aceptar esa vaga y vacía denominación<br />
“de izquierdas”) pueden aportar análisis fundados en una sensibilidad –o una predisposición,<br />
si se prefiere– para observar y valorar aspectos de la realidad que otros eligen ignorar, o<br />
porque no los entienden, o no les dan importancia o simplemente porque no les convienen.<br />
Hablamos, desde luego, de puntos de vista diversos, pero siempre sostenibles lógicamente,<br />
fundados en los hechos y tan dignos de ser tenidos en cuenta por personas inteligentes<br />
como los de los defensores del sistema. Y no se trata únicamente de “ver cómo piensa el<br />
enemigo”, sino ver si el “enemigo” dice cosas razonables y ajustadas a los datos de la realidad.<br />
Las empresas necesitan esta diversidad de puntos de vista para situarse rectamente en<br />
la sociedad, sobre todo en sociedades, como las nuestras, que están cruzadas por todo tipo<br />
de conflictos de intereses.<br />
Por eso creo sinceramente que, al escribir sobre temas económicos críticamente, cumplo<br />
con mi deber de profesor de hacer pensar a quienes me leen, dar materia para la crítica y<br />
ayudarles a configurar opiniones y juicios sobre la realidad en que se desenvuelven los negocios.<br />
Escribiendo cosas críticas –o “de izquierda”– les hago un favor a los antiguos alumnos<br />
de <strong>ESADE</strong> –y se lo hacen los editores de la revista que me permiten publicarlo. Así contribuimos<br />
muy modestamente a que los antiguos alumnos rompan el encantamiento de los<br />
gurús al servicio de sus prejuicios y puedan leer juicios y opiniones que no encontrarían en<br />
otras publicaciones, ni en los círculos intelectuales más de moda. E<br />
Luis de Sebastián<br />
Catedrático de Economía de <strong>ESADE</strong><br />
Universidad Ramon Llull<br />
Sebastian@esade.edu<br />
MI OPINIÓN 7