Desde el Balcón 109

deportes
/ José Luis Chávez
Caminos de tierra o
lodo, hoyos o pendientes peligrosas,
son sólo algunos terrenos donde los
Dirt Riders MTB Mérida disfrutan en dos ruedas la práctica
del ciclismo extremo.
Con poco más de cinco años de practicar el ciclismo, un grupo
de personas comenzó a explorar los caminos de Mérida
y Yucatán en dos ruedas. Su afición pronto se convirtió en
una nueva práctica de deporte extremo, el ciclismo extremo.
Así nació Dirt Riders en Mérida, con el entusiasmo de
Eduardo Manuel Paredes Martínez, quién con un grupo de
amigos iniciaron la aventura que hoy en día ya tiene a una
treintena de locos adeptos a la adrenalina en dos ruedas.
Locos en dos ruedas
“Somos un grupo de locos a la adrenalina en dos ruedas.
Nos encanta estar llenos de tierra o lodo por todos lados con
nuestra bicicleta, que es nuestra fiel compañera”, revela.
Desde niños se
despierta la pasión por
las dos ruedas, como
Carlitos Reyes, que
ya participó en sus
primeras travesías.
Su filosofía es simple, vencer lo imposible. Rodar donde no
se puede o crear nuevos caminos.
“No tenemos imposibles. Hacemos de lo imposible algo
posible. Nuestro cuerpo se fusiona con la bicicleta y somos
uno solo. Ese es el espíritu de este deporte. Confiar en
tu fiel amiga para vencer cualquier reto”.
A la práctica de este ciclismo ya se han unido otras modalidades
extremas, como los ciclistas BMX extremos, que son otro
grupo de “locos riders”, como ellos se denominan, para vencer
cualquier obstáculo urbano, ya sean banquetas, escaleras
o cualquier obstáculo.
Los "riders" previo
a internarse entre
henequenales de
Motul.
La práctica de este deporte
ha llevado a los Dirt Riders a encontrarse
con caminos del mayab, de sascab o entre
henequenales. La aventura vivida más reciente
fue precisamente en Motul, tierra del “oro verde” que
sirvió de escenario para hacer un recorrido de poco
más de dos horas.
“Es un estilo de vida. Vencer los retos que se nos presentan
es lo único que existe. No tenemos otro objetivo
que llegar a la meta como sea”.
Precisa que al menos cada mes el grupo busca aventurarse
en nuevos caminos, ya sea en zonas arqueológicas,
caminos y pendientes o incluso de noche.
“No repetimos caminos. Tenemos que experimentar
nuevas experiencias cada vez que estamos montados
en nuestras “bikes”.
A la adrenalina y aventura que se necesita se suma el
equipo deportivo, la bicicleta o “bike”” que llega a costar
hasta 35 mil pesos, así como el equipo de seguridad
compuesto de casco, rodilleras, guantes
y ropa con protección en codos
y rodillas.
Un descanso en los
recorridos son buenos
para disfrutar de la
naturaleza.
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