Descargar - Iglesia Cristiana Gnóstica Litelantes y Samael Aun Weor
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También decía: Pídanle a su Madre Divina que los ilumine para comprender...<br />
Pídanle a su Padre, porque sin la ayuda del Padre [o sin la ayuda de la Divina Madre<br />
incluida, como parte derivada del Ser] no se puede lograr nada.<br />
En realidad esta clase de dudas producen desmoralización en el trabajo sobre sí<br />
mismo, pues si es el ego el que medita, ¿qué caso trae meditar?, si es el ego el que ora,<br />
¿qué caso trae orar? Existe en esta duda un sutil mensaje de que en realidad nunca<br />
lograremos nada en este camino, pues es el yo el que medita, el que ora, y por tanto, el que<br />
hace las prácticas alquímicas, el que se sacrifica por la humanidad doliente y participa en<br />
las prácticas de Segunda Cámara.<br />
El Maestro fue muy enfático: somos 97% ego y 3% conciencia, “somos todo ego,<br />
todo yo... somos demonios terriblemente perversos”. Así que cuando meditamos somos<br />
nosotros mismos, nuestras personas quienes lo hacemos, motivados o movidos por nuestro<br />
Real Ser y la escasa conciencia libre que tenemos. Para que funcione debidamente ese 3%<br />
de conciencia libre y electrice a la conciencia embotellada en el ego y motive su ánimo de<br />
liberación, el camino es muy claro: Oración sistemática a la Divina Madre, para que nos<br />
ayude a comprender, enjuiciar y quemar al ego animal, pues sólo con ese poder superior<br />
podrá funcionar el procedimiento de meditación en la muerte mística, la que se dará como<br />
un funcionalismo natural de la conciencia, gracias a la intervención de la Divina Madre.<br />
¿Qué otra cosa separa la conciencia libre de la conciencia embotellada sino la<br />
botella? Sólo con la ayuda de la Divina Madre podemos romper, quemar esa botella egóica,<br />
mezcla de materia-energía psicológica.<br />
Mediante la meditación-oración, la conciencia libre se va aproximando a la<br />
conciencia embotellada, va generando una especie de comunicación, de manera que poco a<br />
poco —como un funcionalismo natural de la conciencia— los átomos concientivos van<br />
concertando la manera de librarse de esa barrera, de esa botella, del enemigo que los<br />
separa, estrategia y combate que dirige personalmente nuestra Divina Madre.<br />
No importa que seamos unos diablos meditando en cómo quitarnos nuestra<br />
naturaleza demoníaca... Ese es precisamente el misterio, ese es el enigma, por eso<br />
Belcebú oró, suplicó, lloró y encontró su redención (Véase “La Revolución de Bel”).<br />
Vale más un pedazo de oración dicha por un diablo que las oraciones de cien justos.<br />
He ahí el misterio, que somos todo ego, como dijera el Maestro, y sin embargo le<br />
cooperamos al Padre-Madre sentándonos a meditar para dejar de ser egos, y la clave está<br />
en combinar la meditación con la oración, aún cuando seamos puros demonios<br />
encarnados, pues de eso se trata precisamente la enseñanza de los Maestros, que no vienen<br />
a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento...<br />
www.litelantes.com * www.iglisaw.com * www.icglisaw.com Pág. 111