Descargar - Iglesia Cristiana Gnóstica Litelantes y Samael Aun Weor
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¿No cree Usted, Jefita, que a fin de cuentas Dios sabe lo que hace? Si Usted no<br />
hubiera tenido esa enfermedad, seguramente fuera abogada y soltera. En ese caso, no se<br />
hubiera casado con el Maestro <strong>Samael</strong> y nosotros no estuviéramos aquí, pues el Abuelo no<br />
se hubiera levantado, ni encarnado su Real Ser, ni escrito los libros; por tanto, no sabríamos<br />
nada de Gnosis...<br />
Al oír mis palabras, ella me miró con mucha seriedad y después tuvo una de esas<br />
miradas enigmáticas, con aquel brillo particular, entre sonrisa y conocimiento previo de los<br />
acontecimientos.<br />
La amazona jinas<br />
Quien tuvo la suerte de tratar aquella Dama-Adepto, con su trato exquisito, tan<br />
suave y cortés, no podría imaginarse que en su infancia y adolescencia hubiese sido una<br />
verdadera amazona, una extraordinaria jinete, que incluso domaba potros.<br />
Ya que su enfermedad le impidió continuar sus estudios, el carácter inquieto de<br />
Dondita la llevó a realizar las labores del campo, de cuya explotación vivía su familia,<br />
aprendiendo cabalmente todas las labores, convirtiéndose así en una verdadera amazona y<br />
buena agricultora, con obligaciones de administración en la finca de sus padres.<br />
En efecto, Don Antonio, su padre, le dio ciertas responsabilidades en la<br />
administración de la milpa, vista su capacidad, y llegó a manejar con el mayor orden al<br />
personal siendo tan sólo una jovencita.<br />
Quien alguna vez haya mandado peones en las labores agrícolas, sabe lo que digo:<br />
se requiere poner la muestra para que hagan bien el trabajo, costumbre que llevó hasta el<br />
final de sus días, pues siempre puso la muestra en la forma de hacer el trabajo común y el<br />
psicológico.<br />
Aquellos eran tiempos difíciles y Dondita tenía todas las ocupaciones de un hijo<br />
varón, las que desempeñaba impecablemente.<br />
Llegó incluso a criar cerdos para ayudarse y así poder comprarse su ropa y sus<br />
cosas, porque no gustaba pedirle dinero a su padre, según me dijo. También hacía adobes<br />
para vender, y mezclaba tan bien la paja con el lodo que llegó a tener bastante clientela,<br />
pues como ella decía si uno hace algo para vender hay que hacerlo bien hecho.<br />
En realidad la joven Maestra Jinas era algo más que una excelente amazona...<br />
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