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Con sus preciosos dones la fortuna,<br />
Tú á quien el mundo seductor embriaga<br />
Sus flores ofreciendo una por una;<br />
Tú á quien la juventud, hermosa maga,<br />
Dulcemente convida<br />
A disfrutar la dicha tentadora<br />
Que en sus ardientes frutos atesora<br />
El árbol misterioso de la vida!<br />
Tú no debes llorar; deja que el llanto<br />
Del débil viejo la mejilla abrase<br />
Y que la espina del tenaz quebranto<br />
Su congojado corazón traspase.<br />
Tú, joven, ¡á gozar! la sangre hirviente<br />
Sientes bullir aún; la vida es bella,<br />
Y en sus campos el sol resplandeciente<br />
A tus ojos destella.<br />
¿Por qué te afliges, di, ¿por qué inclinabas<br />
Callando tristemente<br />
La dolorida frente?<br />
¿A la pérfida acaso recordabas?<br />
Inexperto doncel ¿de qué te quejas?<br />
¿Por qué llorando de la vil te alejas?<br />
¿Qué ventura has perdido?<br />
¿Qué tesoro escondido<br />
En ese corazón perjuro dejas?<br />
¿Por qué cuando en un día<br />
Primera vez miraste<br />
De esa traidora la belleza impía,<br />
El terrible fulgor no vislumbraste<br />
De la maldad que en su mirada ardía?<br />
Ni amor, ni virtud santa<br />
Abriga esa mujer; vicio temprano,<br />
Como á las gentes que en la corte habitan,<br />
Ya corrompió su corazón liviano.<br />
Si amor á buscar fuiste<br />
Entre el pérfido mundo cortesano,<br />
Por eso ahora ¡ay triste!<br />
Lloras el tiempo que perdiste en vano.<br />
¡Amor allí no existe!<br />
Allí cual frescas, perfumadas rosas,<br />
Al corazón se ofrecen las hermosas.<br />
¡Ay de quien su perfume<br />
Aspira incauto, y de confianza lleno!<br />
Pronto en la duda y tedio se consume<br />
Al negro influjo del mortal veneno.<br />
¡Amor no existe allí La dulce niña<br />
Cuando asoma el pudor por vez primera<br />
En su frente de ángel, y su pecho<br />
Sincero amando, palpitar debiera,<br />
De infame corrupción con el ejemplo<br />
No al sentimiento puro lo consagra,<br />
Porque del oro lo convierte en templo.<br />
¿Qué dicha, qué placeres,<br />
Esperas tú encontrar de esas mujeres<br />
En el vendido seno<br />
A los ardores del cariño ajeno.<br />
Cuando su impura llama,<br />
Si nace, solamente<br />
Al soplo vil del interés se inflama?<br />
Huye la corte, amigo, y la ventura<br />
Ven á buscar aquí, do la inocencia<br />
Te ofrecerá en la flor de la hermosura<br />
Un tierno cáliz de sabrosa esencia.<br />
Libando su dulzura,<br />
Cambiará tu existencia;<br />
Del tedio sanarás que te aniquila,