CirugÃa Casos ClÃnicos. Volumen 2. Número 3
CirugÃa Casos ClÃnicos. Volumen 2. Número 3
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<strong>Volumen</strong>.2 Número.3<br />
Septiembre-Diciembre 2007<br />
Actividad acreditada, en base a la encomienda de<br />
gestión concedida por los Ministerios de Educación<br />
Cultura y Deporte, y de Sanidad y Consumo al<br />
Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos,<br />
con 0,8 créditos, equivalentes a 4 horas lectivas<br />
CRÉDITOS RECONOCIDOS POR<br />
EL «EUROPEAN ACCREDITATION<br />
COUNCIL FOR CME (EACCME) DE<br />
LA UEMS»<br />
Sepsis abdominal<br />
por pancreatitis aguda<br />
F. Zubia Olaskoaga<br />
y M. Echenique Elizondo<br />
Absceso del psoas<br />
por Corynebacterium<br />
striatum secundario<br />
a pancreatitis aguda<br />
severa<br />
G. Carranque Chaves, L. Ocaña<br />
Wilhelmi, M. Marques Solero<br />
y C. Tejido Sánchez<br />
Absceso retroperitoneal:<br />
primera manifestación<br />
de un ulcus péptico<br />
complicado<br />
I.M. Iturburu Belmonte,<br />
A. Expósito Rodríguez,<br />
T. Gutiérrez Rodríguez<br />
y J. Gómez Zabala<br />
Dolor abdominal<br />
y anemia ferropénica<br />
de origen poco<br />
frecuente<br />
L. Comín Novella<br />
y J.M. del Val Gil<br />
2 8<br />
13 17<br />
Director:<br />
Mariano Moreno Azcoita<br />
Redactor Jefe:<br />
Francisco Angulo Morales<br />
Junta directiva de la AEC<br />
Presidente:<br />
Héctor Ortiz Hurtado<br />
Vicepresidente 1º:<br />
José Ignacio Landa García<br />
Vicepresidente 2º:<br />
Horacio Oliva Muñoz<br />
Secretario General:<br />
José Luis Ramos Rodríguez<br />
Vicesecretaria:<br />
Elena Martín Pérez<br />
Tesorero:<br />
Juan M. Bellón Caneiro<br />
Comité científico de la AEC<br />
Presidente:<br />
Salvador Lledó Matoses<br />
Vocales:<br />
Arturo Soriano Benítez de Lugo<br />
Eduardo M. Targarona Soler<br />
María Luisa Martínez de Haro<br />
Daniel Casanova Rituerto<br />
Juan C. García Valdecasas<br />
Avalado por<br />
Elsevier Doyma, S.L.,<br />
una compañía del grupo Elsevier.<br />
Travesera de Gracia, 17-21.<br />
08021 Barcelona.<br />
Tel.: 932 000 711.<br />
Fax: 932 091 136.<br />
www.doyma.es<br />
© 2007 Elsevier Doyma S.L.<br />
Reservados todos los derechos.<br />
Ninguna parte de esta publicación<br />
puede ser reproducida o transmitida<br />
de ninguna forma sin el permiso<br />
escrito del titular del copyright.<br />
Depósito legal: B - 11.715 - 2006<br />
■ Editorial<br />
Completamos con este número de CIRUGÍA. CASOS CLÍNICOS, los 2 años en los que<br />
esta revista ha sido distribuida, gracias a la colaboración de Astra-Zeneca, entre todos los<br />
cirujanos miembros de nuestra Asociación Española de Cirujanos (AEC) con la finalidad<br />
de mejorar en lo posible su formación continuada. No obstante, debemos agradecer que el estar online<br />
en la página web de la AEC ha contribuido de forma muy notable a su difusión en otros países<br />
de habla hispana, e incluso a miembros de otras asociaciones relacionadas con la cirugía general.<br />
Asimismo, también es indudable que el número de tests de autoevaluación que se han ido recibiendo<br />
durante el año se ha incrementado progresivamente, lo que es un aspecto muy grato, de la<br />
misma manera que también vamos recibiendo más tests de autoevaluación de países de habla hispana<br />
e incluso de otras especialidades quirúrgicas aparte de la especialidad de cirugía general y del<br />
aparato digestivo. Todo ello facilita nuestra satisfacción por la acogida de la revista y, además, incrementa<br />
nuestro empeño en procurar esforzarnos más en mejorar progresivamente la calidad de<br />
esta publicación de la AEC. Sin embargo, para conseguir por completo este fin es totalmente imprescindible<br />
la colaboración de los todos los asociados de la AEC a la hora de remitirnos todos los<br />
casos considerados de interés por las enseñanzas que puedan tener para otros asociados.<br />
Como en la mayoría de los números, son cuatro los casos que presentamos a vuestra consideración.<br />
Dos de ellos corresponden a pancreatitis agudas graves, con una evolución diferente en cada<br />
uno de ellos.<br />
Como sabéis, la mayoría de la pancreatitis agudas tienen una buena evolución y curan con restitución<br />
ad integrum en la mayoría de los casos, pero hay un porcentaje, afortunadamente pequeño,<br />
que desde el inicio no podemos determinar claramente cómo será su evolución.<br />
El primer caso evolucionó de una forma típica, a pesar de que la primera punción-aspiración con<br />
aguja fina fue negativa, pero el progresivo incremento de la presión intraabdominal hizo necesaria<br />
la laparotomía, en la que pudo confirmarse la infección.<br />
Por el contrario, el otro caso, tras una evolución anodina de 2 semanas, se inició con un cuadro de<br />
sepsis y un absceso en el psoas para, posteriormente, evolucionar como una pancreatitis aguda grave.<br />
El tercer caso corresponde a una forma de perforación ulcerosa muy poco frecuente, pues se manifestó<br />
como un absceso retroperitoneal que pudo ser tratado y controlado de una forma sencilla<br />
con drenaje percutáneo del absceso. Posteriormente se manifestó la etiología, que fue la perforación<br />
al retroperitoneo de una úlcera duodenal.<br />
El último de los casos de este número se corresponde con una tumoración intestinal –que todos<br />
hemos visto u oído en alguna ocasión–, que consiste en la aparición de metástasis de un melanoma<br />
en el intestino, manifestada en este caso como anemia.<br />
Queremos continuar animándoos a que escribáis a la Dirección de la revista y que comuniquéis<br />
vuestro acuerdo o desacuerdo por lo manifestado por los autores del caso objeto del comentario,<br />
tanto en el diagnóstico como en la terapéutica utilizada. Estoy absolutamente seguro de que vuestros<br />
comentarios contribuirán a mejorar la calidad de la revista y, aunque a distancia, sería una forma<br />
de diálogo con vuestros compañeros.<br />
M. Moreno-Azcoita<br />
Director de CIRUGÍA. CASOS CLÍNICOS.<br />
ISSN: 1886–0923
Sepsis abdominal por pancreatitis aguda<br />
Félix Zubia Olaskoaga a y Miguel Echenique Elizondo b<br />
a<br />
Servicio de Cuidados Intensivos. Hospital Donostia. Donostia. España.<br />
b<br />
Departamento de Cirugía. Universidad del País Vasco. Donostia. España.<br />
■ INTRODUCCIÓN<br />
A pesar de los progresos terapéuticos en el tratamiento de la<br />
infección abdominal, las tasas de morbilidad y mortalidad siguen<br />
siendo elevadas. Terminológicamente, se entiende por sepsis<br />
una activación generalizada del sistema inmunológico en presencia<br />
de infección clínicamente activa. La sepsis severa se refiere<br />
a la presencia de una disfunción orgánica asociada. Shock séptico<br />
es cuando la sepsis se acompaña con hipotensión (presión<br />
arterial sistólica < 90 mmHg) sin otra causa determinante 1 .<br />
La incidencia global de sepsis severa se estima en 3 casos por<br />
100.000 habitantes/año. Más de la mitad de los casos se produce<br />
en pacientes mayores de 65 años. Es similar en varones y mujeres,<br />
pero la incidencia edad-ajustada es menor en el sexo femenino.<br />
La mortalidad general de la sepsis severa es del 28,6%, con<br />
menor mortalidad (10,0%) en niños y más elevada (38,4%) en<br />
adultos mayores de 85 años. Las causas quirúrgicas comprenden<br />
el 28,6% de los pacientes con sepsis severa y tienen una mortalidad<br />
semejante a la de los pacientes médicos. En casos de infección<br />
intraabdominal que requieren cirugía, un 11% presenta<br />
sepsis severa desarrollada. La disfunción orgánica se limita habitualmente<br />
a los sistemas respiratorio y cardiovascular. La mortalidad<br />
se estima en un 34% en casos de sepsis severa, comparada<br />
con un 6% general. La sepsis severa puede complicar una pancreatitis.<br />
■ PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO<br />
Anamnesis<br />
Paciente de 50 años, que ingresa por dolor abdominal y afectación<br />
del estado general.<br />
Sin alergias conocidas. Síndrome depresivo en tratamiento<br />
con lorazepam, zoplicona y mirtazapina (antidepresivo tetracíclico).<br />
Sin hábitos tóxicos. No se conoce hipertensión arterial, diabetes<br />
mellitus, ni dislipemias.<br />
El paciente presenta, de forma brusca, dolor en epigastrio con<br />
náuseas y vómitos, e intolerancia oral a la dieta. Acude inicialmente<br />
a un hospital primario, donde se detecta ictericia, hiperbilirrubinemia<br />
(bilirrubina total de 3,4 mg/dl), amilasemia de<br />
3.841 U/l, y afectación de la función renal (creatinina de<br />
2,5 mg/dl y urea de 64 mg/dl). Se realiza ecografía abdominal<br />
que muestra colelitiasis múltiple sin dilatación de la vía biliar, y<br />
tomografía computarizada (TC) abdominopélvica que muestra<br />
un páncreas edematoso, con desflecamiento de la grasa peripancreática<br />
y colecciones en ambos espacios pararrenales anteriores<br />
(fig. 1). Se le traslada a un hospital terciario, donde ingresa en el<br />
servicio de medicina intensiva.<br />
Exploración física<br />
Presión arterial, 140/70 mmHg; frecuencia cardíaca, 76 lpm;<br />
frecuencia respitratoria, 24 resp/min; SatO 2<br />
97%. Consciente,<br />
orientado, bien prefundido e hidratado, taquipnea superficial sin<br />
signos de trabajo respiratorio. Ictericia en piel y mucosas.<br />
– Cabeza y cuello: sin hallazgos patológicos.<br />
– Tórax: auscultación cardíaca rítmica, sin soplos; auscultación<br />
pulmonar con hipoventilación basal bilateral (fig. 2).<br />
– Abdomen: globuloso, distendido, sin peristaltismo audible,<br />
hematoma subcutáneo por inyección de enoxaparina.<br />
– Extremidades inferiores: sin edemas, pulsos pedios palpables<br />
y simétricos.<br />
– Exploración neurológica: sin hallazgos patológicos.<br />
Pruebas complementarias<br />
– Electrocardiograma: ritmo sinusal a 75 lpm; sin hallazgos patológicos.<br />
– Radiografía de tórax: elevación de ambos hemidiafragmas,<br />
con atelectasias laminares bibasales (fig. 2).<br />
– Analítica: creatinina 2,42 mg/dl; urea 52 mg/dl; Na 142<br />
meq/l; Cl 92 meq/l; K 3,5 meq/l; glucosa 95 mg/dl; bilirrubina<br />
total 7,6 mg/dl; bilirrubina directa 6,2 mg/dl; procalcitonina<br />
(PCT) < 0,5 ngr/ml; proteína C reactiva (PCR) 439 mg/l; proteínas<br />
totales 6 g/dl; LDH 1.166 U/l; GGT, FA, GOT, GPT;<br />
hemoglobina 13,1 g/dl; hematocrito 37,6%; plaquetas<br />
144.000/µl; leucocitos 11.050/µl con 87% de neutrófilos; INR<br />
1,1; APTT 28 s.<br />
– Escalas de gravedad: Balthazar E con necrosis > 50%; PCR<br />
439 mg/l; APACHE II en las primeras 24 h 10 puntos; SOFA<br />
2 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):2-7
Zubia Olaskoaga F et al. Sepsis abdominal por pancreatitis aguda<br />
Figura 1. Tomografía computarizada abdominal. Páncreas edematoso,<br />
con desflecamiento de la grasa peripancreática y colecciones en ambos<br />
espacios pararrenales anteriores.<br />
Figura 3. Punción-aspiración con aguja fina guiada por TC.<br />
Primera ocasión.<br />
Figura <strong>2.</strong> Radiografía de tórax. Elevación de ambos hemidiafragmas<br />
con atelectasias laminares bibasales.<br />
Figura 4. Punción-aspiración con aguja fina guiada por TC.<br />
Segunda ocasión.<br />
en las primeras 24 h 5 puntos; Ranson 3 puntos; PCT < 0,5<br />
ngr/ml (fig. 2).<br />
Evolución<br />
A su ingreso se inicia tratamiento con dieta absoluta, sueroterapia,<br />
aspiración por sonda nasogástrica, antibioticoterapia profiláctica<br />
con meropenem y nutrición parenteral. La función renal<br />
se normaliza con la administración de sueroterapia, y se<br />
mantiene taquipnea superficial por aumento del volumen abdominal,<br />
y glucemias elevadas que precisan insulina. Al sexto día<br />
de evolución se realiza colangio-resonancia magnética (RM) de<br />
vía biliar, que descarta la necesidad de cirugía en la vía biliar.<br />
En los días sucesivos se objetiva un aumento lento pero progresivo<br />
de la presión intraabdominal (PIA) de hasta 22 cmH 2<br />
O,<br />
con progresión de la necrosis de la glándula pancreática de hasta<br />
un 90%, y aumento de las colecciones peripancreáticas cada<br />
vez mayores. Se realiza punción-aspiración con aguja fina<br />
(PAAF) guiada por TC en varias ocasiones, y el cultivo del aspirado<br />
fue totalmente negativo (figs. 2 y 3). Se coloca sonda nasoyeyunal<br />
para intentar nutrición enteral, que resulta imposible<br />
por intolerancia digestiva (figs. 3 y 4).<br />
El día 19 de evolución desarrolla fiebre, con aumento de la<br />
PIA (> 25 cmH 2<br />
O) y aparición de un síndrome compartimental<br />
intraabdominal con deterioro de la función renal, por lo que se<br />
realiza una cirugía urgente. Se detecta necrosis glandular masiva<br />
que se extrae como molde, ascitis pancreática con líquido de aspecto<br />
necrótico, y placas de aspecto necrótico en epiplón y raíz<br />
de mesocolon. Se realiza secuestrectomía con colocación de<br />
2 tubos tipo shump lavadores en la zona retropancreática, y se<br />
deja el abdomen abierto con un vacuum.<br />
El cultivo del líquido peritoneal es positivo para Escherichia coli<br />
sensible a meropenem, por lo que no se modifica el tratamiento<br />
antibiótico. En el postoperatorio inmediato el paciente desarrolla<br />
un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) con<br />
síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA) severo, con<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):2-7 3
TABLA 1. Criterios precoces de gravedad en la<br />
pancreatitis aguda<br />
Al ingreso A las 24 h A las 48 h<br />
Valoración clínica Valoración clínica Valoración clínica<br />
Fracasos orgánicos Fracasos orgánicos Fracasos orgánicos<br />
APACHE-II APACHE-II APACHE-II<br />
IMC E-PMN*, PAT, PACAP* PCR<br />
E-PMN: elastasa polimorfonuclear; IMC: índice de masa corporal; PACAP: péptido de<br />
activación de la carboxipeptidasa; PAT: péptido de activación del tripsinógeno; PCR:<br />
proteína C reactiva.<br />
*Estudios experimentales.<br />
TABLA <strong>2.</strong> Criterios de gravedad de Ranson<br />
Al ingreso<br />
A las 48 h<br />
Edad > 55 años Descenso del hematocrito > 10%<br />
Leucocitosis > 16.000/ml Aumento del BUN > 5 mg/dl<br />
Glucemia > 200 mg/dl<br />
Calcemia < 8 mg/dl<br />
LDH > 350 U/l<br />
pO 2<br />
< 60 mmHg<br />
GOT > 250 U/dl<br />
Déficit de bases > 4 mmol/l<br />
Retención de líquidos > 6 l<br />
BUN: nitrógeno ureico en sangre; GOT: transaminasa glutamicoxalacética;<br />
LDH: lactatodeshidrogenasa.<br />
TABLA 3. Escala pronóstica de Imrie<br />
En cualquier momento dentro de las primeras 48 h del ingreso<br />
Edad > 55 años<br />
pO 2<br />
< 60 mmHg<br />
Leucocitos > 15.000/ml<br />
Calcemia < 8 mg/dl<br />
Glucemia > 180 mg/dl<br />
LDH > 600 UI/l<br />
BUN > 45 mmol/l<br />
GOT o GPT > 200 U/dl<br />
Albúmina < 32 g/l<br />
BUN: nitrógeno ureico en sangre; GOT: transaminasa glutamicoxalacética;<br />
GPT: transaminasa glutámico pirúvica; LDH: lactatodeshidrogenasa.<br />
TABLA 4. Criterios tomográficos clásicos<br />
de Balthazar<br />
Grado<br />
A<br />
B<br />
C<br />
D<br />
E<br />
Descripción morfológica<br />
Páncreas normal<br />
Aumento focal o difuso del tamaño pancreático, alteración del contorno<br />
glandular<br />
Alteraciones intrapancreáticas, con afectación de la grasa peripancreática<br />
Colección líquida única mal definida<br />
Dos o más colecciones líquidas mal definidas. Gas pancreático o<br />
retroperitoneal<br />
necesidad de FiO 2<br />
alta, shock que precisa dosis altas de noradrenalina,<br />
y coagulopatía.<br />
Tras la estabilización inicial, presenta una recuperación lenta<br />
de su SIRS, y se realiza traqueostomía el día 22 de evolución. Se<br />
mantienen los lavados continuos por los shumps, y presenta una<br />
fístula pancreática por el drenaje izquierdo.<br />
El día 41 del ingreso se detecta por TC una colección líquida<br />
retro-perineal por delante de la cabeza pancreática, sugestiva de<br />
tratarse de un absceso. Se procede a su punción y drenaje mediante<br />
un catéter del tipo pig-tail. El cultivo resulta positivo para<br />
Klebsiella oxytoca productora de betalactamasa de espectro extendido<br />
(BLEA), por lo que se modifica el tratamiento antibiótico y<br />
se incluye en éste ciprofloxacino y tobramicina, y se establece<br />
un aislamiento de contacto del paciente.<br />
Presenta una recuperación progresiva que permite iniciar nutrición<br />
enteral por sonda nasogástrica, desconexión de la ventilación<br />
mecánica. El día 48 de evolución presenta fiebre, con deterioro<br />
hemodinámica; el hemocultivo es positivo a Candida<br />
albicans, que también se aísla en urocultivo y aspirado traqueal.<br />
Se inicia tratamiento con caspofungina, y se cambia la sonda<br />
uretral. Recuperación progresiva, y tras 61 días de estancia, se da<br />
de alta del servicio de medicina intensiva al servicio de cirugía<br />
general. En dicho servicio continúa con evolución favorable, y<br />
desaparece la fístula pancreática. Se da de alta a su domicilio tras<br />
85 días de estancia hospitalaria.<br />
Juicio clínico<br />
Pancreatitis aguda (PA) grave. Balthazar E. Necrosis < 70%.<br />
Síndrome compartimental abdominal. Necrosis infectada por E.<br />
coli. Necrosectomia y lavados retroperitoneales continuos cerrados.<br />
SIRS postoperatorio severo con SDRA. Absceso retroperitoneal<br />
por K. oxytoca drenado. Candidiasis sistémica. Fístula<br />
pancreática.<br />
■ COMENTARIOS Y DISCUSIÓN<br />
En la actualidad, la incidencia de sepsis abdominal parece aumentar;<br />
pero, basados en los progresos y cambios conceptuales<br />
en el tratamiento de estos pacientes, con modificaciones de criterios<br />
que se creían firmemente establecidos, se ha observado<br />
que las tasas de mortalidad disminuyen. A estas modificaciones,<br />
parece que han contribuido varios aspectos terapéuticos 2 :<br />
– Inicio precoz del tratamiento.<br />
– Administración de grandes cantidades de cristaloides por vía<br />
intravenosa.<br />
– Cultivo e inicio rápido de antibioticoterapia de amplio espectro.<br />
– Utilización de sustancias vasoactivas para mantener la presión<br />
sanguínea. Esto incluye la dopamina o norepinefrina, con<br />
vasopresina a dosis de 0,04 U/min si son necesarias mayores dosis.<br />
La dobutamina se puede incluir como agente inotrópico.<br />
– Monitorización de la PVC y fluidoterapia para mantener valores<br />
de presión de 8-12 cmH 2<br />
O. Monitorización de contenido<br />
de O 2<br />
de la cava superior y transfusión para mantenerla por encima<br />
del 70%.<br />
– La administración de bicarbonato no es necesaria si el pH > 7,15.<br />
– Determinación de la fuente de la infección y lograr su control<br />
con el procedimiento menos agresivo y más fisiológico posi-<br />
4 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):2-7
Zubia Olaskoaga F et al. Sepsis abdominal por pancreatitis aguda<br />
TABLA 5. Índice de gravedad tomográfica<br />
Extensión de la pancreatitis<br />
Extensión de la necrosis<br />
Grado Puntos Extensión Puntos<br />
A 0 Sin necrosis 0<br />
B 1 ≤ 30% 2<br />
C 2 30-50% 4<br />
D 3 > 50% 6<br />
E 4<br />
ble. Si no se encuentra la fuente, admitir el riesgo de las vías centrales,<br />
y retirarlas y reemplazarlas por nuevos emplazamientos.<br />
– Comenzar con terapia antimicrobiana de amplio espectro y<br />
cambiarla a más específica una vez las sensibilidades se han determinado.<br />
Su duración debe ser de 8 días en pacientes graves, y<br />
puede variar de 7 a 10 días en función de la respuesta del paciente.<br />
La terapia antimicótica se debe instaurar en el caso de que no<br />
haya respuesta al tratamiento antibiótico o se sospeche de contaminación<br />
por hongos.<br />
– Los pacientes con hipotension se deben someter al test de estimulación<br />
con acta, y si la elevación es ≤ 9 µg/dl, se deben administrar<br />
dosis de estrés fisiológico de hidrocortisona durante 7 días.<br />
– La proteína C activada se debe considerar en pacientes seleccionados.<br />
– La transfusión de hematíes se debe evitar hasta que la concentración<br />
de hemoglobina descienda a 7 g/dl, salvo que el paciente<br />
tenga una SvO 2<br />
< 70% (durante la reanimación) o presente<br />
un síndrome coronario agudo.<br />
– La sedación y analgesia se debe administrar en bolos, a ser<br />
posible. El bloqueo neuromuscular se debe evitar salvo que sea<br />
imprescindible.<br />
– La glucemia debe mantenerse a valores de 80-110 mg/dl.<br />
– Realización de profilaxis de fracaso renal mediante una hidratación<br />
agresiva y minimización de la hipotensión. Hidratar a<br />
los pacientes cuando vayan a recibir contrastes iodados para exploraciones<br />
radiológicas, en cuyo caso la administración de bicarbonato<br />
se debe tener en cuenta.<br />
– Se debe realizar profilaxis de las úlceras de estrés en pacientes<br />
de alto riesgo mediante el empleo de bloqueantes de receptores<br />
H 2<br />
o inhibidores de la bomba de protones, que se interrumpirán<br />
cuando se inicie la alimentación enteral.<br />
La PA es un proceso inflamatorio del páncreas que puede cursar<br />
con complicaciones locales y sistémicas. En el 80-90% de los<br />
casos presenta un curso clínico leve y autolimitado, con edema<br />
intersticial de la glándula pancreática (PA edematosa) que se resuelve<br />
de forma espontánea entre 5 y 7 días, y se denomina PA<br />
leve o moderada, con cifras de mortalidad < 1%. En el 10-20%<br />
de los casos restantes se presenta con un curso clínico grave que<br />
evoluciona a fallo multiorgánico y/o complicaciones locales como<br />
la necrosis pancreática, el abceso pancreático y el seudoquiste<br />
pancreático, y se denomina PA grave (PAG), con cifras globales<br />
de mortalidad en torno al 30-40% . En la PAG con necrosis<br />
pancreática se reconocen 2 estadios evolutivos: a) la fase precoz<br />
o pancreatitis necrosante (PAN) estéril (primeras 2 semanas), es<br />
la que cursa con necrosis pancreática estéril, que puede desarrollar<br />
un SRIS y eventualmente disfunción multiorgánica, con cifras<br />
de mortalidad de aproximadamente el 10%, y b) la fase tardía<br />
o PAN infectada (más de 2 o 3 semanas), en la que hay infección<br />
de la necrosis pancreática que cursa con sepsis y puede evolucionar<br />
a shock séptico y disfunción multiorgánica, con cifras de<br />
mortalidad > 80% 3 . En la PA hay 2 complicaciones infecciosas:<br />
la necrosis pancreática infectada y el abceso pancreático, con diferente<br />
pronóstico y tratamiento.<br />
Los patógenos más frecuentemente implicados en la infección<br />
de la necrosis pancreática son los bacilos gramnegativos de origen<br />
entérico (50-70%) 4 : E. coli, Pseudomonas spp., Enterobacter,<br />
Bacteroides, Proteus y Klebsiella. En segundo lugar, los cocos<br />
grampositivos, que se aíslan cada vez con mayor frecuencia, como<br />
resultado de la diseminación hematógena, en la vía ascendente<br />
tras procedimientos invasivos y por la selección bacteriana<br />
producida por la antibioticoterapia profiláctica de amplio espectro.<br />
Las infecciones fúngicas, Candida spp., han experimentado<br />
un incremento en su incidencia, fundamentalmente debido a la<br />
generalización del uso de la profilaxis antibiótica de amplio espectro.<br />
En la fase precoz de la necrosis pancreática se aíslan predominantemente<br />
bacilos gramnegativos de origen entérico; y es<br />
más característico el aislamiento de grampositivos, hongos y<br />
otros patógenos multirresistentes en las fases más tardías del proceso,<br />
debido fundamentalmente a la alteración de la flora bacteriana<br />
inducida por la profilaxis antibiótica de amplio espectro.<br />
Los criterios para valorar la gravedad de una PA se basan en:<br />
a) parámetros clínicos; b) sistemas multifactoriales de gravedad;<br />
c) marcadores biológicos, y d) criterios radiológicos.<br />
– Parámetros clínicos. Los parámetros clínicos (presión arterial,<br />
frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, ritmo de diuresis, intensidad<br />
del dolor, signo de Grey-Turner, signo de Cullen, etc.)<br />
recogidos en la fase inicial de la PA son, en términos generales,<br />
malos predictores de la gravedad de la PA, y presentan una alta<br />
especificidad pero una baja sensibilidad en las primeras 24 h de<br />
evolución, y mejoran su valor discriminativo a las 48 h. La presencia<br />
de disfunción multiorgánica inicial en el seno de un episodio<br />
agudo de PA no es un buen predictor de gravedad, ya que<br />
sólo se produce en aproximadamente un 50% de las PAG que<br />
posteriormente desarrollarán complicaciones.<br />
– Sistemas multifactoriales de gravedad. Los sistemas multifactoriales<br />
de gravedad (criterios de Ranson y de Imrie) tienen limitaciones<br />
a la hora de predecir la gravedad de un episodio de PA,<br />
principalmente por su escasa capacidad para detectar las formas<br />
graves, su baja sensibilidad en la valoración inicial y la necesidad<br />
de 48 h de evolución del cuadro para completar todos los criterios.<br />
El mejor sistema de valoración multifactorial para predecir la<br />
gravedad de una PA es la escala de gravedad sistémica APACHE II.<br />
Conviene reseñar la combinación de la escala de gravedad<br />
APACHE-II y el índice de masa corporal (IMC), conocido como<br />
el APACHE-O. Un APACHE-II > 8 y un APACHE-O > 6<br />
tienen una alta sensibilidad y especificidad para detectar formar<br />
graves de PA en las primeras 24 h de evolución del cuadro (tablas<br />
1-3).<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):2-7 5
– Marcadores biológicos. El marcador biológico principal es la<br />
PCR 5 , reactante de fase aguda, cuyos valores plasmáticos se correlacionan<br />
linealmente con la gravedad de la PA y la presencia de necrosis<br />
pancreática. Su punto de corte (a las 48 h) es de 150 mg/dl y<br />
los valores de sensibilidad y especificidad son del 80 y del 75%, respectivamente.<br />
Hay otros marcadores biológicos en fase de estudio,<br />
como la elastasa polimorfonuclear, la PCT y los péptidos urinarios<br />
de activación de las proteasas: péptidos de activación del tripsinógeno<br />
y péptido de activación de la carboxipeptidasa.<br />
– Criterios radiológicos. Los criterios radiológicos permiten estratificar<br />
la gravedad de la PA con gran fiabilidad. La realización<br />
de una TC simple 6 permite realizar una primera clasificación<br />
(criterios tomográficos clásicos de Balthazar) radiológica de la<br />
gravedad de la PA en 5 grados (A-E); además permite una adecuada<br />
valoración de la morfología pancreática y de los tejidos<br />
peripancreáticos. La TC dinámica (con contraste intravenoso)<br />
debe realizarse en los pacientes con criterios clínicos y biológicos<br />
de gravedad (Ransom > 3; APACHE II > 8; PCR > 150) entre<br />
las 72 y 120 h de evolución del cuadro, para evaluar un factor<br />
pronóstico de gravedad como la necrosis pancreática y completar<br />
la clasificación radiológica con el índice de gravedad tomográfica<br />
en el cual se une la clasificación de la TC simple de Balthazar<br />
(grado A-E) (tablas 4 y 5) con una puntuación en función del<br />
porcentaje de necrosis de la glándula pancreática, y se obtiene<br />
una puntuación pronóstica (0-3: PA leve; 3-6: PAG; 7-10:<br />
PAN), estrechamente relacionada con el riesgo de complicaciones<br />
y la mortalidad.<br />
La prueba confirmatoria de la infección de la necrosis pancreática<br />
es el estudio microbiológico del material obtenido mediante<br />
PAAF guiada por TC o ecografía de la necrosis pancreática<br />
o peripancreática. Es una técnica precisa, segura y fiable para el<br />
diagnóstico de necrosis pancreática infectada, con un riesgo potencial<br />
de contaminación de la muestra. La sobreinfección de la<br />
necrosis pancreática con el desarrollo de sepsis pancreática es la<br />
complicación más grave de la PAG, con elevadas tasas de mortalidad.<br />
Hay evidencias de que la administración profiláctica de<br />
antibióticos podría disminuir la incidencia de infección de la necrosis<br />
pancreática y la mortalidad del cuadro, aunque el beneficio<br />
clínico real obtenido con la antibioticoterapia profiláctica de<br />
amplio espectro es materia de controversia científica 7 .<br />
Hay controversia respecto a si el uso de la terapia antibiótica<br />
profiláctica podría modificar la flora bacteriana en la necrosis<br />
pancreática, con una selección de la flora bacteriana y una incidencia<br />
predominante de sobreinfección de la necrosis pancreática<br />
por bacterias grampositivas y hongos. Hasta el 25% de los pacientes<br />
con necrosis pancreática que no recibe antibióticos<br />
desarrolla infecciones fúngicas, con una mortalidad de hasta el<br />
85%. La incidencia de infecciones fúngicas se correlaciona con la<br />
extensión de la necrosis y la gravedad del cuadro. Se postula que<br />
el tratamiento precoz con antifúngicos podría reducir la incidencia<br />
de estas sobreinfeciones, cuestión a aclarar en futuros estudios<br />
debidamente diseñados.<br />
Por último, conviene destacar que una identificación precoz y<br />
más precisa de los factores de riesgo que favorecen la infección<br />
de la necrosis pancreática permitiría ser más específico al indicar<br />
el tratamiento profiláctico, optimizando los beneficios y minimizando<br />
los riesgos. Se ha sugerido que la PCT, propéptido activo<br />
de la calcitonina, podría ser útil para diagnosticar la infección<br />
pancreática en fase precoz.<br />
Teniendo en centa lo anteriormente expuesto y a pesar de que<br />
no hay datos concluyentes, se puede concluir que:<br />
– La administración profiláctica de antibióticos sistémicos podría<br />
disminuir la incidencia de infección de la necrosis pancreática<br />
y, consecuentemente, la mortalidad.<br />
– La antibioticoterapia profiláctica de elección son los carbapenémicos<br />
(meropenem o imipenem), y la pauta de quinolonas<br />
más metronidazol se reserva para los pacientes alérgicos a betalactámicos.<br />
– La duración del tratamiento antibiótico sistémico profiláctico<br />
aceptada por la mayoría de los autores es de 2 semanas, y se<br />
prolongará si persisten las complicaciones locales o sistémicas no<br />
sépticas o si los valores de PCR se mantienen por encima de<br />
120 mg/dl.<br />
– Es de vital importancia ajustar el régimen antibiótico al espectro<br />
de resistencia antimicrobiana del centro hospitalario para<br />
lograr una profilaxis antibiótica adecuada. Por su espectro antimicrobiano,<br />
el meropenem y el imipenem parecen especialmente<br />
indicados, si bien recientes estudios cuestionan dicha profilaxis.<br />
Hay una nueva indicación en el tratamiento intensivo de la<br />
PAN con sepsis grave en los pacientes con APACHE-II > 24<br />
y/o fallo de 2 o más órganos en las primeras 24 h y con ausencia<br />
de contraindicaciones: la drotrecogina alfa activada (proteína C<br />
activada), administrada durante 96 h en perfusión intravenosa a<br />
un ritmo de 24 µg/kg/h, asociada al mejor tratamiento estándar<br />
de la sepsis grave (terapia resucitadora dirigida, antibioticoterapia<br />
de amplio espectro adecuada, terapia esteroidea sustitutiva, etc.),<br />
respetando los intervalos de interrupción del fármaco durante los<br />
procedimientos invasivos.<br />
La cirugía se indica en los pacientes con PA severa cuando presentan<br />
signos de fallo multiorgánico o criterios clínicos de sepsis<br />
sin respuesta al tratamiento intensivo, y la TC muestra áreas extensas<br />
de necrosis pancreática, con la confirmación de la infección<br />
bacteriana y tras estudio bacteriológico. Los objetivos del<br />
tratamiento quirúrgico son: a) colocación de tubos de lavado y<br />
drenaje para evitar provocar un síndrome de respuesta sistémica;<br />
b) conservación de tanto tejido pancreático viable como sea posible,<br />
y c) prevención de complicaciones tardías. El desbridamiento<br />
se debe realizar precoz y apropiadamente, aunque no hay unanimidad<br />
en cuanto al enfoque y las maniobras a emplear; el drenaje<br />
quirúrgico convencional con vía abierta transperitoneal con limpieza<br />
y necrosectomía, y colocación de tubos de drenaje, así como<br />
operaciones subsiguientes dictadas por la evolución clínica y<br />
las imágenes de la TC, prácticamente se ha abandonado a causa<br />
de su mortalidad (24%) y de su morbilidad (44%) (fístulas pancreáticas<br />
e intestinales y fenómenos hemorrágicos del lecho pancreático)<br />
, así como tasas de reintervención posterior (22%) y presencia<br />
de complicaciones que requieren reingreso hospitalario a los 6<br />
meses en hasta un 32% de los casos. El drenaje transperitoneal<br />
6 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):2-7
Zubia Olaskoaga F et al. Sepsis abdominal por pancreatitis aguda<br />
percutáneo bajo control de TC o ayuda laparoscópica es, como<br />
procedimiento inicial, una técnica segura efectiva y mínimamente<br />
agresiva. No obstante, los resultados son bastante contradictorios<br />
y, generalmente, se relacionan con el diámetro del drenaje,<br />
número de y tiempo de utilización de éstos, y procedimientos de<br />
lavado utilizados. Se han recogido tasas de mortalidad que oscilan<br />
entre el 0 y el 20%, con morbilidades del 26 al 66%, así como tasas<br />
de reintervención del 10 al 24% 8 .<br />
La necrosectomía laparoscópica es posible, aunque con riesgo<br />
de ser incompleta por dificultad de eliminar todo el material de<br />
forma adecuada. Podría tener ventajas sobre técnicas abiertas, ya<br />
que puede lograr los mismos objetivos pero con tasas más bajas<br />
de morbilidad y mortalidad. Sin embargo, es un tema que es<br />
controvertido. Las desventajas principales son la rigidez de los<br />
instrumentos y la limitación del campo operatorio, la dificultad<br />
de la evacuación y aspiración del material necrótico, la formación<br />
de fístulas pancreáticas o entéricas e infección diseminada<br />
de la cavidad abdominal. La experiencia actual con el drenaje laparoscópico<br />
ofrece una morbilidad del 62%, con un 25% de<br />
reintervenciones subsiguientes, si bien sin mortalidad inicial relacionada<br />
con la técnica 9 . Algunos investigadores optan por un<br />
abordaje translumbar y extraperitoneal, que conlleva una menor<br />
morbilidad y mortalidad, y evita la contaminación de la cavidad<br />
peritoneal. Por otra parte, el abordaje abierto translumbar extraperitoneal<br />
tiene la ventaja de evitar la infección de la cavidad abdominal<br />
, se puede realizar una necrosectomía amplia y una limpieza<br />
adecuada con lo que se evitan complicaciones infecciosas y<br />
de la cavidad peritoneal y sus graves secuelas.<br />
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Semin Laparosc Surg. 2002;9:54-63.<br />
Correspondencia: M. Echenique Elizondo.<br />
Universidad del País Vasco.<br />
Unidad Docente de Medicina de San Sebastián.<br />
Paseo Dr. Beguiristain, 105. 20014 San Sebastián. España.<br />
Correo electrónico: gepecelm@sc.ehu.es<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):2-7 7
Absceso del psoas por Corynebacterium<br />
striatum secundario a pancreatitis aguda<br />
severa<br />
Gabriel Carranque Chaves a , Luis Ocaña Wilhelmi a , Manuel Marques Solero b y Carmen Tejido Sánchez a<br />
a<br />
Servicio de Cirugía General y Digestivo. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Málaga. España.<br />
b<br />
Servicio de Enfermedades Infecciosas. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Málaga. España.<br />
■ INTRODUCCIÓN<br />
Se presenta un caso singular, tanto por su presentación clínica<br />
como por el germen causante de la infección. Se trata de un absceso<br />
del psoas secundario a una pancreatitis aguda severa, que<br />
cursó de forma silente durante más de 2 semanas hasta el punto<br />
de que el paciente no buscó atención médica; y que se inició con<br />
un cuadro clínico de shock séptico y una imagen de tomografía<br />
computarizada (TC) compatible con absceso del psoas izquierdo,<br />
con 2 cultivos puros positivos para Corynebacterium striatum, que<br />
generó grandes dudas respecto a su origen primario o secundario,<br />
lo que dificultó sensiblemente el manejo terapéutico.<br />
■ PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO<br />
Anamnesis<br />
Varón de 36 años de edad, bebedor diario de cerveza (entre 500<br />
y 750 ml) y bebidas espirituosas desde hace 15 años, sin otros antecedentes<br />
patológicos personales o familiares, que consulta de urgencias<br />
por fiebre termometrada de 39 ºC y dolor abdominal. En la<br />
anamnesis destaca la evolución del cuadro clínico (al menos 2 semanas<br />
con malestar abdominal difuso) y la ausencia de otros síntomas.<br />
84%, plaquetas 1.171.000, actividad de protrombina 52,7%) y<br />
amilasa 434 UI/l. En la TC de abdomen aparece colección en el<br />
compartimento pararrenal anterior y en psoas izquierdo, comunicados<br />
a nivel de fosa ilíaca izquierda (fig. 1). Se aprecia también<br />
un pequeño derrame pleural izquierdo (reactivo) y un enema<br />
subcutáneo en flanco abdominal izquierdo. La vesícula es<br />
alitiásica y el páncreas es informado como normal.<br />
Intervención quirúrgica<br />
Ante esta situación se decide el drenaje quirúrgico urgente,<br />
con la sospecha como primera opción de un absceso primario del<br />
psoas con extensión a espacio perirrenal. Se seleccionó una vía de<br />
abordaje extraperitoneal mediante una incisión suprainguinal<br />
transversa izquierda que permitió el acceso a la colección descrita.<br />
Se obtuvieron unos 250 ml de material con tono grisáceo y<br />
no maloliente, que se envíaron en sistema de transporte aerobio y<br />
Exploración física<br />
En el examen físico destaca obesidad (índice de masa corporal<br />
de 34), gran afectación del estado general, palidez mucocutánea,<br />
fiebre de 39,5 ºC, frecuencia cardíaca de 120 lpm sin soplos, frecuencia<br />
respiratoria de 28 rpm con hipoventilación basal izquierda.<br />
Abdomen globuloso, doloroso a la palpación en flanco y fosa<br />
ilíaca izquierdos, y se aprecia calor y edematización de la zona.<br />
Pruebas complementarias<br />
Las pruebas complementarias confirman un patrón séptico<br />
extraordinariamente acentuado (leucocitos 34.500, neutrófilos<br />
Figura 1. Tomografía computarizada realizada al ingreso, en la que se<br />
detecta absceso en el psoas ilíaco, cuyo estudio bacteriológico fue positivo<br />
para Corynebacterium striatum.<br />
8 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):8-12
Carranque Chaves G et al. Absceso del psoas por Corynebacterium striatum secundario a pancreatitis aguda severa<br />
Figura <strong>2.</strong> Tomografía computarizada realizada 3 días después del ingreso<br />
ante la sospecha de hematoma retroperitoneal, diagnosticándose<br />
pancreatitis grado E.<br />
Figura 4. Tomografía computarizada de control previa a la retirada<br />
de catéter de pig-tail en situación pararrenal posterior.<br />
Figura 3. Tomografía computarizada realizada por sospecha<br />
de sobreinfección, en la que se objetivó nueva colección pararrenal<br />
posterior, que se evacuó por vía percutánea, con bacteriología positiva<br />
para Acinetobacter baumannii.<br />
anaerobio para su estudio microbiológico. Y el cultivo resultó<br />
positivo para C. striatum. Tras limpieza profusa de la cavidad abscesual,<br />
se posicionaron por contraincisión 2 drenajes para lavado.<br />
Evolución<br />
Se inició pauta de antibioticoterapia empírica con meropenem 1<br />
g intravenoso cada 8 h, así como las medidas generales de soporte<br />
general. Una batería seriada de hemocultivos tomados al día<br />
del ingreso fueron negativas a los 7 y 14 días de su extracción.<br />
La evolución inicial fue satisfactoria, con desaparición de la<br />
fiebre en las primeras 24 h de la intervención quirúrgica y una<br />
paulatina normalización de los parámetros de sepsis, con diuresis<br />
conservada. Al tercer día del postoperatorio presentó anemia<br />
(hemoglobina 9 g/dl, hematocrito 27,2%), se le transfundieron<br />
2 concentrados de hematíes. Los drenajes funcionaron con normalidad<br />
y excretaron material hemático sucio en cantidad que<br />
no superó los 200 ml al día. Se realizó TC de control ante la sospecha<br />
de hematoma retroperitoneal, que no se confirmó en la<br />
prueba de imagen; pero sí informó de la presencia de páncreas<br />
heterogéneo con rarefacción de la grasa y dilatación del conducto<br />
de Wirsung, así cómo la presencia de, al menos, 2 colecciones<br />
en cabeza de páncreas de 3 x 1,5 cm y otra más pequeña en el<br />
cuerpo. En resumen, se trataba de una pancreatitis grado E (clasificación<br />
de Balthazar 1 ). Desde este momento el caso se enfocó<br />
como pancreatitis aguda grave con absceso pancreático secundario<br />
(colección retroperitoneal de localización pararrenal anterior<br />
y psoas izquierdo) (fig. 2).<br />
De forma intercurrente, al sexto día de postoperatorio presentó<br />
febrícula, y se detectó absceso perianal en margen izquierdo,<br />
que se drenó quirúrgicamente mediante incisión radial al margen<br />
anal, sin apreciarse comunicación alguna con la colección<br />
intraabdominal, y se cultivó flora polimicrobiana intestinal. Con<br />
curas locales, evolucionó favorablemente en 72 h.<br />
Tras 12 días de evolución favorable, reapareció la fiebre en<br />
forma de picos vespertinos de hasta 38,3 ºC y afectación del estado<br />
general. En el análisis de sangre destacaba la presencia de<br />
leucocitosis, 17.500 con desviación izquierda. Los parámetros<br />
bioquímicos permanecieron dentro de la normalidad, incluyendo<br />
la amilasa en sangre. En la exploración física destacaba el empastamiento<br />
del flanco abdominal izquierdo y de la herida quirúrgica,<br />
así como hipoventilación de campos medio e inferior<br />
del hemotórax izquierdo. Se realizó radiografía de tórax en la<br />
que se apreció derrame pleural significativo que precisa de punción<br />
evacuadora, y se obtienen 1.250 ml de exudado inflamatorio<br />
con cultivo negativo. En TC de abdomen se objetivó nueva<br />
colección pararrenal posterior (fig. 3), y se evacuaron por vía<br />
percutánea 400 ml de material purulento color marrón, que fue<br />
positiva para Acinetobacter baumannii multirresistente. Al mismo<br />
tiempo, se decidió reabrir la herida quirúrgica, que destiló escasa<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):8-12 9
cantidad de material seroso-purulento, cuyo estudio microbiológico<br />
reveló la presencia de Acinetobacter con serotipo idéntico<br />
al obtenido en el estudio de la colección evacuada por punción<br />
percutánea. En este momento, el paciente se trasladó a la unidad<br />
de infecciosos y se tomaron medidas de aislamiento de contacto.<br />
Se instauró tratamiento con colistina, 5 mg/kg/día repartida en<br />
4 dosis, y rifampicina, 10 mg/kg/día durante 4 semanas. Las<br />
cantidades eliminadas por el drenaje percutáneo oscilaron entre<br />
100 y 75 ml al día, y que progresivamente fue adquiriendo un<br />
color blanquecino transparente, lo que nos llevó a pensar en la<br />
presencia de una fístula pancreática de bajo débito secundaria a<br />
pancreatitis, que se confirmó tras el hallazgo de una elevación<br />
marcada de la cifra de amilasa en dicho líquido. Se instauró reposo<br />
del tubo digestivo, con nutrición parenteral total y octeotride<br />
subcutáneo a dosis de 0,1 mg/8 h. Al cuarto día, tras disminuir<br />
el débito alrededor de 40 ml al día se procedió a instaurar<br />
nutrición enteral y al décimo una dieta de fácil absorción con<br />
soporte enteral. La desaparición de la fiebre se produjo a las 72 h,<br />
con mejoría clínica ostensible y remisión de la leucocitosis. Periódicamente<br />
se fueron realizando controles microbiológicos de<br />
la herida y del líquido de drenaje. Una vez conseguida la negativización<br />
de los cultivos, se procedió a suprimir el aislamiento de<br />
contacto, a la retirada del drenaje (débito final alrededor de 25 ml<br />
al día) y de la antibioticoterapia (fig. 4). Se dio de alta hospitalaria<br />
para seguimiento ambulatorio.<br />
■ COMENTARIOS Y DISCUSIÓN<br />
La infección pancreática ocurre en menos del 5% de pacientes<br />
afectados de pancreatitis leve, mientras que se sitúa por encima<br />
del 33% en los casos severos de acuerdo con la clasificación de<br />
Atlanta 2 . Rara vez se presenta en ausencia de tejido necrótico, y<br />
su frecuencia se incrementa cuando está afectada más de la mitad<br />
de la glándula. En cualquier caso, el proceso infeccioso puede<br />
presentarse de 3 formas diferentes:<br />
– Necrosis infectada. Consiste en la presencia de tejido necrótico<br />
intra o extrapancreático con cultivo positivo, sin objetivarse la<br />
existencia de colección purulenta evidente<br />
– Absceso pancreático. Corresponde a una colección de material<br />
purulento en ausencia o con escasa presencia de tejido necrótico,<br />
con una pared de colágeno y tejido de granulación.<br />
– Seudoquiste pancreático infectado. Colección de líquido localizada<br />
en la región pancreática, parecida al absceso, también delimitado<br />
por una pared de colágeno y tejido de granulación.<br />
La evolución del cuadro clínico y su forma de presentación,<br />
junto a los datos de imagen no generó la sospecha inicial de una<br />
pancreatitis aguda severa con infección peripancreática. La situación<br />
de shock séptico asociado a una imagen de TC compatible<br />
con absceso del psoas y páncreas normal, nos llevó a pensar en<br />
un origen primario, y como tal, se inició tratamiento empírico<br />
con meropenem, medidas de soporte general y control del foco<br />
quirúrgico mediante cirugía.<br />
Todos los autores están de acuerdo en que el absceso del psoas 3<br />
es una infección grave y potencialmente tratable del retroperitoneo,<br />
que representa menos del 6% del total de las colecciones<br />
purulentas intraabdominales, por lo que precisa de un alto índice<br />
de sospecha para llegar al diagnóstico. Se ha descrito más frecuentemente<br />
en varones y se divide en primarios y secundarios.<br />
Los primarios se producen por diseminación hematógena y están<br />
relacionados con una serie de factores de riesgo como edad<br />
avanzada, diabetes mellitus, alcoholismo (factor predisponente<br />
en nuestro caso, que se averiguó tardíamente), inmunodepresión,<br />
traumatismos musculares y virus de la inmunodeficiencia<br />
humana. Los secundarios son los más prevalentes y tienen su origen<br />
en órganos adyacentes digestivos, genitourinarios y en la columna<br />
vertebral. Precisamente, los secundarios a enfermedades<br />
digestivas (pancreatitis, diverticulitis, Crohn, apendicitis, etc.)<br />
son los más frecuentes y los de mayor morbimortalidad, y con<br />
frecuencia también se asocian a alcoholismo, diabetes y neutropenia.<br />
Los microorganismos aislados dependen de la patología<br />
por contigüidad causante del absceso: en los secundarios, los<br />
gérmenes aislados principalmente son las enterobacterias y los<br />
anaerobios, y en los primarios, son los gérmenes grampositivos.<br />
El cuadro clínico suele ser bastante inespecífico, y destacan los<br />
signos de sepsis junto a dolor lumbar y en el vacío, en ocasiones<br />
irradiado hasta el muslo o rodilla del lado afectado. Ocasionalmente<br />
se presentan signos de irritación peritoneal.<br />
La prueba diagnóstica por excelencia es la TC, que ofrece datos<br />
respecto a su origen, extensión, tamaño, afectación de órganos<br />
vecinos y elección de la vía de abordaje quirúrgico.<br />
El tratamiento se realiza mediante punción percutánea guiada<br />
por TC 4 o con tratamiento quirúrgico, que resulta de elección<br />
en los abscesos de psoas secundarios a procesos abdominales<br />
cuando haya que tratar el foco inflamatorio original.<br />
Unos días después de la intervención quirúrgica, y con la sospecha<br />
de sangrado, se practicó una TC que puso de manifiesto la<br />
presencia de la afectación pancreática, lo que provocó un giro<br />
radical en nuestro diagnóstico. Estamos frente a un absceso pancreático<br />
y, por consiguiente, el modelo fisiopatológico a seguir<br />
varía considerablemente nuestro proceder diagnóstico y terapéutico<br />
desde este momento.<br />
El proceso infeccioso en la pancreatitis aguda severa suele<br />
ocurrir entre la segunda o tercera semana del ataque inicial, y se<br />
manifiesta con un sensible deterioro clínico del paciente que se<br />
suele acompañar de fallo multiorgánico y una elevada morbimortalidad.<br />
La presencia de gas retroperitoneal en la TC o la presencia de<br />
microorganismos en una punción con aguja fina son los signos<br />
indicativos de infección.<br />
El absceso pancreático que se constituye en el seno de la necrosis<br />
tisular, suele ser multiloculado, lo que dificulta el drenaje<br />
percutáneo y casi siempre exige intervenciones agresivas,<br />
especialmente al inicio del proceso infeccioso, realizando necrosectomías<br />
cuidadosas y desbridamientos minuciosos para<br />
disminuir el riesgo de hemorragia grave por erosión de los vasos<br />
peripancreáticos 5 . La colocación de drenajes para lavado<br />
permite un mejor control y limpieza de la zona afectada. En<br />
cualquier caso, las colecciones residuales suelen estar mejor de-<br />
10 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):8-12
Carranque Chaves G et al. Absceso del psoas por Corynebacterium striatum secundario a pancreatitis aguda severa<br />
limitadas y son más accesibles al drenaje percutáneo bajo control<br />
radiológico.<br />
Se sabe que la llegada de gérmenes hasta el territorio pancreático<br />
o peripancreático afectado sigue diversas rutas, la más habitual<br />
es la translocación directa desde el tracto digestivo, especialmente<br />
el colon, pero también es posible a través de las vías<br />
hematógena y linfática desde un foco séptico a distancia y, finalmente,<br />
por vía ascendente desde la vía biliar principal o el duodeno.<br />
La mayoría de los gérmenes encontrados en la infección pancreática<br />
son enterobacterias gramnegativas, y aproximadamente<br />
un tercio de las infecciones son polimicrobianas. Los gérmenes<br />
que se encuentran con mayor frecuencia son: Escherichia coli, Enterococcus,<br />
Klebsiella, Enterobacter, Staphyilococcus, Proteus, Pseudomonas,<br />
Serratia, Salmonella, Citrobacter, anaerobios y ocasionalmente<br />
hongos. En nuestro caso aparece un germen: C. striatum, hasta el<br />
momento no descrito para este tipo de proceso infeccioso.<br />
Las bacterias pertenecientes al género Corynebacterium 6 son bacilos<br />
grampositivos pleomórficos, aerobios o anaerobios facultativos,<br />
no móviles y no formadores de esporas. Son comunes en<br />
suelo, agua y residen en piel y mucosas de humanos y animales.<br />
La mayor parte de estas bacterias se consideran comensales de la<br />
piel y mucosas, y en ocasiones establecen una simbiosis con<br />
Staphylococcus epidermidis para generar un conflicto de competencias<br />
con S. aureus, e impedir así la colonización de las mucosas<br />
por dicho germen. Los trabajadores de las factorías de fibra de<br />
vidrio están especialmente expuestos a la presencia de estos microorganismos<br />
en el aire. Las especies de Corinebacterium encontradas<br />
con mayor frecuencia en los laboratorios clínicos como<br />
patógenos oportunistas de huéspedes comprometidos incluyen:<br />
pseudodiphtheriticum, striatum, amycolatum, brevibacterium sp., propinquum,<br />
afermentans y jeikeium.<br />
Estas especies se han identificado en casos de sepsis, endocarditis,<br />
infecciones del tracto urinario y peritonitis primaria en pacientes<br />
sometidos a diálisis peritoneal, y son más frecuentes en<br />
pacientes inmunodeprimidos, con enfermedades hematológicas<br />
malignas (leucemias, linfomas), hospitalización prolongada y sometidos<br />
a instrumentalización múltiple.<br />
La mayoría de los aislamientos son sensibles a vancomicina,<br />
teicoplanina y carbapenems. En cualquier caso, la sensibilidad<br />
del género Corynebacterium es muy variable y algunas especies<br />
pueden ser resistentes a gran cantidad de antibióticos, por lo que<br />
siempre es recomendable realizar estudios de sensibilidad antimicrobiana.<br />
En nuestro caso, el empleo de meropenem resultó eficaz en el<br />
control del proceso inicial. No obstante, en la fase postoperatoria<br />
tardía se asistió al desarrollo de una nueva colección; con cultivo<br />
positivo para A. baumannii.<br />
Varias preguntas nos quitaron el sueño: ¿por qué esta nueva<br />
complicación?, ¿tal vez por el desbridamiento incompleto de los<br />
focos de necrosis pancreática?, ¿ha influido la estancia prolongada,<br />
la antibioticoterapia empleada previamente, la obesidad, el<br />
alcoholismo, y los factores estructurales y funcionales del hospital?<br />
Las infecciones por A. baumannii 7 constituyen un grave problema<br />
en pacientes críticos de muchos hospitales españoles desde<br />
mediados de los años noventa. Precisamente, coincidiendo con<br />
el período de ingreso de nuestro paciente, se confirman varios<br />
casos de infección por Acinetobacter en diferentes unidades clínicas<br />
de nuestro centro, y se adoptaron con todo rigor y eficacia<br />
las medidas oportunas de tipo preventivo por parte de los servicios<br />
implicados. En el año 1999, el estudio EPINE demuestra<br />
un 10,7% de aislamientos de las diversas especies de Acinetobacter,<br />
frente al 3,7% de 1990. La presencia de deficiencias estructurales<br />
(ausencia de barreras físicas entre las camas, ausencia de ventilación<br />
independiente y escasez de personal) y de problemas funcionales<br />
(ausencia de protocolos de antibioticoterapia y presencia<br />
de estudiantes) fueron factores con diferencias significativas<br />
entre las unidades de cuidados intensivos con y sin problemas<br />
por Acinetobacter.<br />
Se ha demostrado la presencia de reservorios ambientales de<br />
estos microorganismos en respiradores mecánicos, colchones,<br />
humidificadores, habitaciones de hidroterapia y transductores de<br />
presión. Se ha identificado como reservorio el tubo digestivo de<br />
los propios pacientes y productos de la sangre. La transmisión<br />
del germen se realiza de forma cruzada (contacto). Otros estudios<br />
han identificado otros factores, como la utilización de antibióticos<br />
de amplio espectro (en especial cefalosporinas de tercera<br />
generación), la presencia de infecciones previas o el nivel de gravedad.<br />
Además, el riesgo de colonización aumenta en relación<br />
con el tiempo de exposición a los factores de riesgo.<br />
La mortalidad atribuida a las infecciones por Acinetobacter se sitúa<br />
alrededor del 25%.<br />
La resistencia de estos microorganismos suele estar elevada<br />
frente a un gran número de antibióticos, incluyendo imipenem<br />
(a priori activo), y alcanza el 41,2% de los aislamientos, por lo<br />
que se han propuesto tratamientos alternativos en monoterapia<br />
combinando varios antibióticos (ampicilina-sulbactam, doxiciclina<br />
o minociclina, rifampicina, colistina y tigeciclina).<br />
En nuestro caso, el paciente se sometió al aislamiento de contacto<br />
permanente, así como al estricto seguimiento clínico y microbiológico,<br />
conjuntamente con el departamento de medicina<br />
preventiva y enfermedades infecciosas, junto a las medidas terapéuticas<br />
que se comentaron anteriormente.<br />
En conclusión, lo que en principio parecía tratarse de un absceso<br />
primario del psoas se constituyó en una infección pancreática<br />
severa que condicionó la morbilidad del proceso y que, posiblemente<br />
junto a otros elementos externos, determinó la<br />
sobreinfección por un germen oportunista, que afortunadamente<br />
se pudo controlar. La necesidad de disponer de marcadores<br />
tempranos de la necrosis pancreática infectada podrá contribuir<br />
al diagnóstico precoz de casos tan complejos como éste. En este<br />
sentido, se ha observado que los valores en suero de procalcitonina<br />
e interleucina 6 se elevan precozmente en los pacientes que<br />
desarrollarán necrosis infectada 8 .<br />
■ Bibliografía<br />
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8. Riche FC, Cholley BP, Laisne MJ, Vicaut E, Panis YH, Lajeunie EJ, et al. Inflammatory<br />
citokines, C reactive protein, and procalcitonin as early predictors of<br />
necrosis infection in acute necrotizing pancreatitis. Surgery. 2003;133:257-6<strong>2.</strong><br />
Correspondencia: G. Carranque Chaves.<br />
Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo.<br />
Hospital Universitario Virgen de la Victoria.<br />
Campus Universitario Teatinos. Apartado 13007.<br />
29010 Málaga. España.<br />
Correo electrónico: gcarranque@gmail.com<br />
12 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):8-12
Absceso retroperitoneal: primera<br />
manifestación de un ulcus péptico<br />
complicado<br />
Ignacio Miguel Iturburu Belmonte, Amaya Expósito Rodríguez, Teresa Gutiérrez Rodríguez y Jesús Gómez Zabala<br />
Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo. Hospital de Basurto. Bilbao. España.<br />
■ INTRODUCCIÓN<br />
Los cuadros sépticos abdominales quirúrgicos son muy frecuentes,<br />
y ocasionalmente graves, incluso pueden comprometer<br />
la vida del enfermo. Hace más de 80 años, Kirschner señaló que<br />
el tratamiento definitivo de los procesos infecciosos exigía esencialmente<br />
3 maniobras por parte del cirujano: controlar la fuente<br />
de la infección, reducir la contaminación y, por último, tratar la<br />
infección residual con la prevención de su recidiva. La cirugía<br />
del foco séptico, la exéresis, el desbridamiento, etc., son gestos<br />
terapéuticos esenciales en el tratamiento de estos procesos, que<br />
junto con el correcto manejo de los antimicrobianos, facilita al<br />
clínico el éxito. En los últimos años, el progreso en los resultados<br />
de la práctica quirúrgica se ha visto complementada no sólo<br />
por el enorme desarrollo de la farmacología sino también por el<br />
de otras especialidades médicas, tal es el caso de la radiología, lo<br />
cual ha permitido ampliar las posibilidades terapéuticas en determinadas<br />
situaciones clínicas, con la modificación de pautas de<br />
actuación quirúrgicas no discutidas hasta esta fecha 1 . Se presenta<br />
el caso clínico de un absceso retroperitoneal que, por su presentación,<br />
manifestaciones y semiología, se trató con drenaje percutáneo<br />
dirigido y antimicrobianos, lo que modificó sustancialmente<br />
las pautas quirúrgicas habituales de dicha patología.<br />
■ PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO<br />
Anamnesis<br />
Varón de 32 años, sin antecedentes personales (medicoquirúrgicos)<br />
de interés, que acude al Servicio de Urgencias de nuestro<br />
hospital por presentar un cuadro de 4 días de evolución de dolor<br />
abdominal difuso, irradiado a región lumbar derecha, asociado a<br />
un síndrome febril con mialgias generalizadas y afectación general.<br />
Exploración física<br />
Presión arterial de 135/70 mmHg; frecuencia de pulso de 80<br />
ppm; frecuencia respiratoria de 17 rpm; temperatura axilar de<br />
Figura 1. Tomografía computarizada: detalle de absceso paraduodenal con<br />
gas interior, halo de refuerzo periférico y pequeña cantidad de líquido libre.<br />
37,6 ºC; auscultación cardiopulmonar sin alteraciones; abdomen<br />
blando, depresible, sin dolor a la palpación profunda ni signos de<br />
irritación peritoneal; puño-percusión renal derecha discretamente<br />
positiva. En la analítica en sangre se evidenció una leucocitosis<br />
de 15,9 leucocitos por campo, con neutrofilia (80%), el<br />
resto de la analítica en sangre (urea, glucemia, creatinina, batería<br />
hepática y estudio de coagulación) y orina con sedimento fueron<br />
normales. La radiografía de tórax y simple de abdomen eran<br />
normales. Se solicitó una tomografía computarizada (TC) abdominal<br />
(fig. 1) que evidenció la presencia de una lesión hipodensa<br />
de 5 cm de diámetro con realce periférico y gas en su interior,<br />
localizada en fosa hepatorrenal, con afectación de la grasa adyacente<br />
y pequeña cantidad de líquido libre intraperitoneal, todo<br />
ello compatible con absceso retroperitoneal.<br />
Ante el hallazgo de un absceso paraduodenal en un paciente<br />
joven, sin antecedentes de interés y que, salvo la febrícula de su<br />
ingreso, permanecía estable, se optó por adoptar una decisión<br />
diagnosticoterapéutica conservadora, se prescribieron hemocultivos<br />
y, posteriormente, se indicó antibioticoterapia empírica y<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):13-6 13
Figura 3. Tránsito de control con contraste de bario, cierre de la fístula.<br />
introducción de la dieta oral de manera progresiva se estableció<br />
de manera favorable, por lo que al octavo día se pudo dar de alta,<br />
y la vigilancia del paciente la continuó el Servicio de Hospitalización<br />
Domiciliaria.<br />
■ COMENTARIOS Y DISCUSIÓN<br />
Figura <strong>2.</strong> Detalle del paso de bario al interior del absceso.<br />
su ingreso en planta para completar su estudio, y la eventual realización<br />
del drenaje percutáneo de dicha colección tras su valoración<br />
por el servicio de radiología.<br />
Tras punción guiada se obtuvieron 70 ml de líquido seroso<br />
amarillento claro, cuyos cultivos posteriores resultaron negativos<br />
tanto para gérmenes aerobios como para anaerobios. A las 48 h<br />
del ingreso se realizó un tránsito con contraste baritado (fig. 2)<br />
que evidenció una extravasación de éste en la primera porción<br />
duodenal, y la colección previamente descrita en la TC se rellenó<br />
con el contraste. El radiólogo informó de la posible presencia<br />
de un ulcus de cara posterior de la primera porción duodenal.<br />
Evolución<br />
El paciente evolucionó bien, y en todo momento permaneció<br />
afebril y estable, con un buen estado general, por lo que se decidió<br />
continuar con el tratamiento conservador y añadir soporte<br />
nutricional, omeprazol y somatostatina por vía intravenosa. La<br />
evolución fue favorable y el drenaje de la colección intraabdominal<br />
fue descendiendo progresivamente. Se mantuvo la antibioticoterapia<br />
hasta el séptimo día, tras objetivar que la analítica<br />
(fórmula leucocitaria) era normal. El décimo día se comprobó,<br />
mediante una nueva fistulografía (fig. 3), el cierre completo de la<br />
perforación así como la evacuación completa de la colección. La<br />
El absceso retroperitoneal es un proceso infeccioso poco frecuente,<br />
entre el 3 y el 4% de los abscesos intraabdominales 1 , pero<br />
tal como señalan Michael et al 2 , con una mortalidad del 50%<br />
si no se efectúa un correcto tratamiento mediante un drenaje<br />
adecuado de éste. Más del 80% tiene un foco de origen intraabdominal<br />
muy variable y, en ocasiones, difícil de etiquetar: digestivo,<br />
renal, vertebral o de la musculatura iliopsoas, y microbiológicamente<br />
con un espectro bacteriano con flora bacteriana mixta<br />
aeróbica y anaeróbica 3 . No obstante, cerca del 14% se definen<br />
como primarios por no encontrarse su foco de origen al completar<br />
el estudio 4 . Habitualmente sus manifestaciones clínicas no<br />
son en modo alguno específicas, y con frecuencia algunos se<br />
presentan como un síndrome febril sin causa evidente, por lo<br />
que para su diagnóstico y tratamiento correctos son indispensables,<br />
entre otras pruebas, las técnicas radiológicas como la ecografía<br />
o la TC. En los últimos años, el uso de potentes antimicrobianos<br />
y otras medidas generales de apoyo (farmacológicas,<br />
nutricionales, etc.), junto con el desarrollo de la denominada radiología<br />
intervencionista, la punción guiada por vía ecográfica o<br />
la cirugía percutánea, han llegado a constituir una verdadera alternativa<br />
en el tratamiento de elección (drenaje operatorio) y, en<br />
cierto modo, reemplazan a la cirugía en centros con experiencia<br />
en este tipo de procedimientos 1 .<br />
El caso clínico que se detalla, obedece a la evolución de una<br />
patología ciertamente frecuente (úlcera péptica complicada), pero<br />
con una forma de aparición poco habitual, dado que sin clínica<br />
previa se inició como primer síntoma con un absceso retrope-<br />
14 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):13-6
Iturburu Belmonte IM et al. Absceso retroperitoneal: primera manifestación de un ulcus péptico complicado<br />
ritoneal. Esta complicación infectoinflamatoria, hasta hace relativamente<br />
poco tiempo exigía, para su adecuado tratamiento, una<br />
actuación quirúrgica precoz (tanto del absceso, como de la enfermedad<br />
ulcerosa en sí) 5 .<br />
El cuadro clínico de absceso paraduodenal, sin signos evidentes<br />
de sepsis, se pudo controlar mediante la administración de un<br />
antimicrobiano de amplio espectro, con buena cobertura para<br />
flora mixta aerobia y anaerobia, conducta terapéutica que, desde<br />
hace casi 30 años, Barttlet estableció como terapia empírica más<br />
idónea en una infección mixta aerobia y anaerobia, como la de<br />
los abscesos intraabdominales. Estudios posteriores demostraron<br />
que no se objetivaban diferencias en cuanto a resultados al comparar<br />
los enfermos tratados empíricamente y los que se hizo siguiendo<br />
las instrucciones del cultivo intraoperatorio, y en este<br />
sentido se destaca que lo más trascendente, de cara a obtener<br />
éxito terapéutico, era la indicación de una terapia antimicrobiana<br />
adecuada y precoz 1 .<br />
En el paciente se administró monoterapia antimicrobiana adecuada<br />
ante cuadros infecciosos abdominales con microbiología<br />
mixta aerobia-anaerobia (penicilina asociada a inhibidores de<br />
betalactamasas). En cualquier caso, y atendiendo a las normas terapéuticas<br />
del Consenso de Tratamiento Empírico de la Infección<br />
Intraabdominal, habida cuenta de que se trataba de una infección<br />
comunitaria, en un enfermo no inmunocomprometido,<br />
se considera que también podría haber sido tratado mediante<br />
monoterapia: amoxicilina-clavulánico o ertapenem, o mediante<br />
terapia de asociación: cefalosporina de 3.ª, o quinolona + anaerobicida,<br />
por ejemplo) 3 . En este sentido, y tal como señala Solomkin<br />
3 , si bien la monoterapia mediante antimicrobianos de<br />
amplio espectro es de gran utilidad para microorganismos gramnegativos,<br />
no lo es en pacientes con infección comunitaria, pues<br />
su uso excesivo contribuye al incremento de los microorganismos<br />
emergentes y de alta resistencia. No obstante, este mismo<br />
autor destaca que los antibióticos utilizados para combatir las infecciones<br />
intraabdominales comunitarias deberán ser activos<br />
frente a gramnegativos aeróbicos entéricos, bacilos facultativos y<br />
cocos grampositivos resistentes a betalactamasas.<br />
Una administración temprana del régimen antimicrobiano,<br />
junto con lo adecuado de éste, además de otras medidas de apoyo,<br />
como reposo intestinal, inhibidores de la bomba de protones,<br />
nutrición parenteral, etc., permitieron mantener el control<br />
y posterior estudio en profundidad del paciente sin necesidad de<br />
intervención quirúrgica, completando posteriormente su tratamiento<br />
definitivo.<br />
Merced a los avances en la radiología convencional ha podido<br />
afianzarse la práctica de procedimientos invasivos no quirúrgicos<br />
en la patología abdominal. Así es como la cirugía percutánea,<br />
como parte de la cirugía mínimamente invasiva (incluye la cirugía<br />
endoscópica, laparoscópica y percutánea), surge como nueva<br />
alternativa terapéutica para el tratamiento de afecciones quirúrgicas<br />
en los últimos años, “compitiendo” con la cirugía convencional,<br />
que ha reducido en parte sus indicaciones en un determinado<br />
número de enfermedades. La introducción de estas nuevas<br />
técnicas asociadas incluso a tratamientos ambulatorios o de corta<br />
estancia hospitalaria ha supuesto una disminución de costes por<br />
ingreso así como una disminución de las infecciones hospitalarias,<br />
por lo que se ha precisado de un importante cambio en los<br />
servicios de cirugía e incluso en la organización de los quirófanos<br />
para un rápido recambio de pacientes, sin olvidarse del impacto<br />
en los profesionales cirujanos que deben adquirir nuevas<br />
destrezas y el conocimiento suficiente de ecografía, radiología<br />
intervencionista y endoscopia 2 .<br />
El drenaje percutáneo guiado radiológicamente requiere el análisis<br />
científico para valorar el impacto real de su uso, pero hay algunas<br />
dificultades, dado que son pocos los estudios aleatorios e insuficientes<br />
los análisis de coste-beneficio, a la hora de establecer de<br />
una manera correcta su aplicación. Si bien fue Gerzof 4 quien demostró<br />
que un 86% de diferentes tipos de abscesos se podían drenar<br />
de forma satisfactoria por vía percutánea. También otros autores,<br />
como Raafat et al 6 , aportaban su experiencia en el tratamiento<br />
conservador, mediante el drenaje percutáneo y cobertura antimicrobiana,<br />
de un paciente con úlcera perforada, y destacaban que la<br />
eventual alternativa “conservadora” en este tipo de patología podría<br />
considerarse en determinadas circunstancias. Recientemente,<br />
otros grupos de trabajo con amplia experiencia, como Fargeaudou<br />
et al 7 con más de 20 años de experiencia, afirman que el drenaje<br />
de colecciones intraabdominales mediante esta técnica alcanza alrededor<br />
del 70% de los pacientes, por lo que entienden que debería<br />
ser una técnica de elección en el tratamiento de esta patología.<br />
En los últimos años se han modificado y extendido sensiblemente<br />
sus indicaciones en los abscesos intraabdominales. Las experiencias<br />
iniciales recomendaban este procedimiento en función de las características<br />
del absceso (uniloculados, bien definidos y con vía de<br />
acceso segura) y del equipo quirúrgico, si bien las indicaciones se<br />
amplían progresivamente merced a la mayor experiencia de los<br />
profesionales y al desarrollo de “medidas complementarias de apoyo”<br />
(enzimas líticos, urocinasa, etc.). No obstante, determinadas<br />
circunstancias pueden ser motivo de fracaso de esta técnica, como<br />
la presencia de fístula gastrointestinal persistente, la presencia de<br />
material necrótico o muy viscoso, colecciones flemonosas, contaminación<br />
por Candida u otro agente oportunista, abscesos multiloculados<br />
y pobre definición por la imagen en determinados abscesos<br />
intraparenquimatosos, aspectos todos ellos que podrían<br />
cuestionar dicha práctica.<br />
A través del mismo, el cirujano trata de evitar los riesgos de<br />
una anestesia general e intervención quirúrgica de urgencia, por<br />
un cuadro abdominal séptico como el que se presenta, buscando<br />
otros beneficios como podrían ser el de facilitar o ratificar un<br />
presunto diagnóstico, o simplemente el de mejorar otros parámetros<br />
clínicos, metabólicos, nutricionales, etc., además de reducir<br />
el volumen del absceso o establecer su causa. Este tipo de<br />
actuación diagnosticoterapéutica alcanza resultados excelentes<br />
en pacientes con patología en situación topográfica compleja,<br />
como podría ser el caso del mediastino o el retroperitoneo. Hay<br />
grupos de estudio que destacan que esta técnica podría incluso<br />
indicarse para ratificar el diagnóstico y mejorar la situación del<br />
paciente, además de prepararlo para una cirugía programada de<br />
su patología en mejores condiciones 8 .<br />
Hace una década que la Sociedad Americana de Intervencionismo<br />
publicó unas guías para el drenaje percutáneo de las colecciones.<br />
En ellas se indica que se deberá tener un éxito de por<br />
lo menos un 87% y no más de un 3% de complicaciones, y se<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):13-6 15
admite que, en cualquier caso, esta opción diagnosticoterapéutica<br />
no está exenta de eventual yatrogenia, en forma de complicaciones<br />
mayores (sepsis, hemorragia y lesión de estructuras vecinas)<br />
y menores (dolor, infección de pared, obstrucción del<br />
drenaje y desplazamiento de éste), por lo que indudablemente<br />
ésta es una alternativa que debería considerarse en determinado<br />
tipo de patologías y ante determinados pacientes.<br />
Las ventajas del drenaje guiado junto con la antibioticoterapia<br />
idónea son evidentes en el control de algunas colecciones intraabdominales:<br />
menores tasas de recurrencia y morbilidad, mayor<br />
tolerabilidad y confortabilidad para el paciente, menor riesgo<br />
de contaminación peritoneal o de la herida operatoria, mejor visualización<br />
del absceso que la simple exploración quirúrgica,<br />
menor proporción de drenajes insuficientes, menores cuidados<br />
de enfermería, etc. Son éstos, entre otros, suficientes motivos<br />
para plantear este tipo de actuación en determinados procesos<br />
sépticos intraabdominales, que hasta la fecha eran en gran medida<br />
privativos exclusivamente de una acción de drenaje operatorio.<br />
En este sentido, recientemente Tellado et al 1 destacan que,<br />
en relación con el control de la infección intraabdominal, son<br />
absolutamente necesarios el control quirúrgico, radiográfico o<br />
endoscópico del foco de infección, la antibioticoterapia, la administración<br />
de líquido y las medidas de soporte de los órganos<br />
insuficientes.<br />
El cirujano en nuestros días y merced al desarrollo de otras especialidades<br />
médicas que apoyan la práctica quirúrgica, tiene la<br />
posibilidad de ofrecer en determinadas patologías y a grupos<br />
concretos de pacientes, una alternativa terapéutica que resuelva<br />
su problema de una manera satisfactoria y completa, similar a la<br />
convencional, pero mediante una actitud menos agresiva, más<br />
confortable y, por lo tanto, con una menor morbimortalidad.<br />
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report. J Gastrointestin Liver Dis. 2006;15:283-7.<br />
Correspondencia: I.M. Iturburu Belmonte.<br />
Pabellón Jado. Servicio Cirugía General y del Aparato Digestivo.<br />
Hospital de Basurto.<br />
Avda. Montevideo, s/n. 48013 Bilbao. España.<br />
Correo electrónico: Ignacio.iturburubelmonte@osakidetza.net<br />
16 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):13-6
Dolor abdominal y anemia ferropénica<br />
de origen poco frecuente<br />
Laura Comín Novella y José María del Val Gil<br />
Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo. Hospital General de Teruel Obispo Polanco. Teruel. España.<br />
■ INTRODUCCIÓN<br />
Hay multitud de causas de dolor abdominal, al igual que de<br />
anemia ferropénica crónica y oculta, y ante esta sintomatología<br />
lo más frecuente es pensar que se trata de un proceso neoplásico<br />
en el colon derecho 1 .<br />
Ante un paciente con dolor infraumbilical y en ambas fosas ilíacas,<br />
se puede pensar que se trate de una apendicitis aguda, diverticulitis<br />
aguda o, más raramente, una inflamación del divertículo<br />
de Meckel.<br />
Se describe un caso en el que el diagnóstico no corresponde a<br />
una patología habitual y tampoco nos hizo sospechar de ella hasta<br />
obtener el informe anatomopatológico.<br />
■ PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO<br />
Paciente varón de 44 años, diagnosticado de anemia ferropénica<br />
y en tratamiento con hierro oral, que acude a urgencias por<br />
dolor abdominal agudo infraumbilical y en ambas fosas ilíacas,<br />
con diarrea, hematoquecia y hematuria. La exploración clínica<br />
fue anodina. En la analítica de urgencia destaca leucocitosis con<br />
desviación izquierda y anemia importante (eritrocitos: 3,79 x<br />
10,9/l; hemoglobina 6,5 g/dl; hematocrito 22,1%).<br />
Se realiza ecografía de urgencia, en la que se observa una masa<br />
formada de asas apelotonadas con engrosamiento de pared de aspecto<br />
inflamatorio en fosa ilíaca derecha, por lo que se tuvo que<br />
hacer diagnóstico diferencia entre plastrón apendicular y neoplasia<br />
de ciego.<br />
La tomografía computarizada (TC) abdominal informó que la<br />
masa observada en la ecografía tenía unas dimensiones de 9 x 5,3<br />
cm y que dependía de íleon terminal, infiltraba la grasa perilesional<br />
y con efecto compresivo extrínseco sobre la vejiga y el sigma,<br />
sin un plano de separación neto, engrosamiento parietal de<br />
asas y 2 o más adenopatías mesentéricas; por lo que, como primera<br />
opción radiológica, podía tratarse de un posible linfoma de<br />
intestino delgado y, como primera opción por frecuencia, un<br />
linfoma no hodgkiniano, también se nos aconsejó incluir en el<br />
diagnóstico diferencial el linfoma de Burkit, por lo que se realizó<br />
una radiografía de mandíbula, que fue negativa.<br />
Figura 1. Tumoración en intestino delgado que infiltra la pared<br />
del intestino y ulcera la mucosa, de tamaño 6 x 6,7 cm de diámetro.<br />
Se realizaron colonoscopia y gastroscopia, que presentaron un<br />
resultado normal.<br />
El paciente se intervino quirúrgicamente, y se encontró un tumor<br />
de intestino delgado en el íleon, adherido a vejiga, con adenopatías<br />
mesentéricas. Se realizó biopsia intraoperatoria de un<br />
ganglio mesentérico que informó de malignidad. Se realizó resección<br />
segmentaria de intestino delgado (fig. 1) y de adenopatías<br />
regionales con anastomosis enteroentérica laterolateral. También<br />
se biopsiaron hígado y espina ilíaca para descartar linfoma sin<br />
presentar infiltración tumoral.<br />
El diagnóstico anatomopatológico fue de metástasis de melanoma<br />
que infiltra la pared y ulcera la mucosa, con afectación<br />
ganglionar (figs. 2-4).<br />
Se realizaron TC torácica, exploraciones dermatológica, otorrinolaringológica<br />
y oftalmológica, TC craneal, para la búsqueda<br />
del tumor primario, que no se llegó a encontrar.<br />
El postoperatorio fue normal, sin complicaciones. Siguió tratamiento<br />
complementario en oncolología mediante quimioterapia<br />
ATIC.<br />
A los 4 meses se realizó TC toracoabdominal, en la que se objetivó<br />
progresión retroperitoneal. El paciente falleció a los 8 meses.<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):17-9 17
Figura <strong>2.</strong> Inmunofenotipo del a neoplasia HMB-45.<br />
Figura 4. Las células poseen núcleos irregulares con nucleolos<br />
prominentes eosinófilos e índice mitótico elevado. Focalmente<br />
se observa pigmento parduzco en sus citoplasmas.<br />
Figura 3. Proliferación de células epitelioides atípicas de patrón difuso.<br />
■ COMENTARIOS Y DISCUSIÓN<br />
Como se ha podido observar, se trata de un caso clínico difícil<br />
en cuanto al diagnóstico etiológico previo al tratamiento quirúrgico,<br />
debido a la inespecificidad de la sintomatología y a la imposibilidad<br />
de realizar una biopsia preoperatoria.<br />
El melanoma cutáneo constituye del 1 al 3% del total de las<br />
neoplasias 2 . Más del 95% se inicia en la piel. El 5% restante se<br />
origina en las superficies mucosas de las vías aéreas superiores,<br />
tracto genitourinario inferior y capa coroidea del ojo. La mayoría<br />
se disemina desde el sitio primario de origen en piel a los linfáticos<br />
regionales 3 , y luego un tercio de estos metastatiza a distancia;<br />
la enfermedad diseminada presenta una supervivencia<br />
media de 6 a 9 meses 2,4 .<br />
La ausencia de melanoblastos en la mucosa del intestino delgado<br />
es la que sustenta el origen metastásico de los melanomas situados<br />
en dicha ubicación. El implante se realizaría por vía hematógena<br />
y, ya que el tracto yeyunoileal está provisto de gran<br />
vascularización, se explicaría la localización preferencial de las<br />
metástasis sobre éste 4 .<br />
El melanoma primario puede experimentar una regresión espontánea<br />
4 (4% de los primarios desaparecen dejando metástasis) 3 ,<br />
que es lo que creemos que pasó con nuestro paciente.<br />
La sintomatología es poco específica 2,5 , con síntomas generales<br />
como astenia, anorexia, pérdida de peso, anemia, dolor abdominal;<br />
o bien síntomas típicamente digestivos, tales como hemorragia<br />
digestiva 4 , dolor cólico, alteración del tránsito, náuseas y<br />
vómitos, malabsorcion y, más raramente, una masa abdominal<br />
palpable o un cuadro de abdomen agudo perforativo 4,6-10 . El paciente<br />
motivo del presente trabajo puede encuadrarse tanto dentro<br />
del síndrome anémico como cuadro clínico de dolor abdominal<br />
y hemorragia digestiva.<br />
El diagnóstico clínico de este tumor es sumamente difícil 7 , ya<br />
que menos del 5% presenta síntomas; por lo que suele ser un hallazgo<br />
en el curso de una laparotomía exploradora por alguno de<br />
los síndromes previamente expuestos 4 , tal como aconteció en el<br />
caso presentado. De todos modos, debe realizarse un estudio radiológico<br />
y endoscópico, como radiografía (a pesar que no dará<br />
apenas información), ecografía abdominal (útil para valorar lesiones<br />
hepáticas), TC abdominal (técnica radiológica más útil),<br />
estudio con contraste baritado (que puede detectar lesiones a<br />
cualquier nivel del tracto) y endoscopia digestiva (que, además<br />
de visualizar lesiones, puede tomar biopsias, siempre y cuando se<br />
encuentren en estómago y colon) 6 .<br />
El tratamiento de elección es el quirúrgico 2,4,5 y requiere una<br />
escisión amplia del segmento comprometido, asociada a una<br />
exéresis linfática locorregional 7,8 . La cirugía resulta ser la mejor<br />
paliación de las metástasis aisladas, ya que alivia la sintomatología<br />
y alarga la supervivencia 4,7,9 . En nuestro caso, la cirugía no fue<br />
18 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):17-9
Comín Novella L et al. Dolor abdominal y anemia ferropénica<br />
de origen poco frecuente<br />
electiva sino diagnóstica y paliativa para disminuir el dolor abdominal<br />
y la anemia del paciente.<br />
Varios agentes citotóxicos son capaces de inducir regresión tumoral<br />
3,6 , aunque el melanoma es relativamente quimiorrefractario<br />
7 . No obstante, el impacto en la supervivencia no ha variado,<br />
y ésta es excepcional cuando se emplea exclusivamente la quimioterapia.<br />
Como conclusión, se puede decir que es una afección sumamente<br />
rara 8 pero grave ya que, al presentarse clínicamente como<br />
un cuadro inespecífico 5 (dolor abdominal, pérdidas hemáticas,<br />
etc.) 2,10 su diagnóstico es tardío; además, no hay que olvidar que<br />
se trata de una metástasis que normalmente es multicéntrica, con<br />
una supervivencia media de 10 meses 4 . La cirugía acompañada<br />
de quimioterapia es el tratamiento de elección 6 , aunque la respuesta<br />
a las combinaciones de diversos agentes está entre el 30 y<br />
el 40% 2,7,9.<br />
■ Bibliografía<br />
1. García Aguilar J, Guerrero Guerrero VH. Pólipos, poliposis y cáncer colorrectal.<br />
En: Parrilla Paricio P, Jaurrieta Mas E, Moreno Azcoita M, directores.<br />
Manual de la Asociación Española de Cirujanos. 1.ª ed. Madrid: Editorial Médica<br />
Panamericana, S.A.; 2004. p. 365.<br />
<strong>2.</strong> Wook K, Jong M, Baek Y, Jin S, Has M, Jeon J. Ileal malignant melanoma<br />
presenting as a mass with aneurysmal dilatation: a case report. J Korean Med Sci.<br />
2004;19:297-301.<br />
3. Catania V, Bonaccorso R, Santuccio A, Pastorelli F, Baggieri S, Cavallaro V,<br />
et al. Ileal and Axillary Metastasis of Primary Unknown site Melanoma. Clinical<br />
Case. Ann Ital Chir. 1997;68:385-9.<br />
4. Svidler L, Altrudi R, Alberto M, D’Amico J. Melanoma Metastasico del Intestino<br />
Delgado. Disponible en: http://www.santojanni.org.ar/cirugia/<br />
ss060105.htm<br />
5. Marin M, Vlad L, Grigorescu M, Sparchez Z, Dumitra D, Muti L. Metastasis<br />
of malignant melanoma in the small intestine. A case report. Rom J Gastroenterol.<br />
2002;11:53-6.<br />
6. Menárguez Pina FJ, Morales Calderón M, Meroño Carbajosa E, Díez Miralles<br />
M, García García S, Luri Prieto P, et al. Metástasis Gastrointestinales de Melanoma<br />
Maligno. Disponible en: www.svcir.org/svc/numerosanteriores031104.html<br />
7. Lowalidi A, Spooren PF, Grubben MJ, Blomjous CE, Goey SH. Duodenal<br />
metastasis: an uncommon cause of occult small intestinal bleeding. Neth J Med.<br />
2004;62:201-5.<br />
8. Bender GN, Maglinte DDT, McLarney JH. Malignant melanoma: patterns<br />
of metastasis to the small bowel, reliability of imaging studies, and clinical relevance.<br />
Am J Gastroenterol. 2001;96:2392-400.<br />
9 Shefali Agrawal MD, Tzy-Jyun Y, Coit DG. Surgery for melanoma metastatic<br />
to the gastrointestinal tract. Annals of Surgical Oncology. 1999;6:336-44.<br />
10. Yamar H, Coskun H, Aksoy S, Tekinel M. Malign melanoma of the small<br />
bowel an a cause of occult intestinal bleeding: case report. Ulus travma Derg.<br />
2003;9:82-4.<br />
Correspondencia: L. Comín Novella.<br />
C/ Miguel Ibáñez, 29, 4.º.<br />
44003 Teruel. España.<br />
Correo electrónico: lcomin@salud.aragon.es<br />
MERONEM ® I.V. (500, 1000)<br />
Meropenem<br />
COMPOSICION CUALITATIVA Y CUANTITATIVA<br />
MERONEM<br />
500 1000<br />
Principio Activo:<br />
MEROPENEM (trihidrato) 570 mg 1140 mg<br />
Equivalente a MEROPENEM (anhidro) (D.O.E.) 500 mg 1000 mg<br />
Excipiente: c.s. c.s.<br />
INDICACIONES: Tratamiento (en adultos y niños) de las siguientes infecciones uni- o polimicrobianas causadas por<br />
bacterias sensibles a Meropenem: • Neumonías graves. •Infecciones del tracto urinario.• Infecciones intra-abdominales.<br />
• Infecciones ginecológicas. • Infecciones de la piel y tejidos blandos. • Meningitis. • Septicemia. •<br />
Tratamiento empírico de probables infecciones bacterianas en pacientes con neutropenia febril, en monoterapia<br />
o en asociación con agentes antivirales o antifúngicos. MERONEM I.V. es eficaz, en el tratamiento de infecciones<br />
polimicrobianas, sólo o en combinación con otros agentes antimicrobianos. MERONEM I.V. se ha empleado de<br />
forma efectiva en pacientes con fibrosis quística e infecciones crónicas del tracto respiratorio inferior, tanto en<br />
monoterapia como en combinación con otros agentes antibacterianos. POSOLOGIA: Adultos: La dosis diaria recomendada<br />
es la siguiente: • Tratamiento de infecciones del tracto urinario, infecciones ginecológicas e infecciones<br />
de la piel y tejidos blandos: 500 mg I.V. cada 8 h. • Tratamiento de neumonías graves, infecciones intra-abdominales,<br />
probables infecciones en pacientes neutropénicos y septicemia: 1 g. I.V. cada 8 h.• Meningitis y fibrosis<br />
quística: 2 g. cada 8 h. Adultos con alteración renal: En pacientes con aclaramiento de creatinina inferior a 51<br />
ml/min., la dosis debe ser reducida. (Consultar la Ficha Técnica del producto). Meropenem se elimina por hemodiálisis;<br />
por tanto, si fuera necesario un tratamiento continuado con MERONEM I.V., se recomienda que la unidad<br />
de dosis se administre al finalizar el proceso de hemodiálisis. No hay experiencia en la utilización de MERONEM<br />
I.V. en pacientes sometidos a diálisis peritoneal. Adultos con insuficiencia hepática: No es necesario ajuste de<br />
dosis. Geriatría: No se requiere ajuste de dosis en ancianos con función renal normal o con valores de aclaramiento<br />
de creatinina superiores a 50 ml/min. Pediatría: Para niños mayores de 3 meses y hasta 12 años de edad,<br />
se recomienda una dosis I.V. de 10-20 mg/kg cada 8 h. En niños con un peso superior a 50 kg, se deben utilizar<br />
dosis de adultos.En meningitis y fibrosis quística, la dosis recomendada es 40 mg/kg cada 8 h.En pacientes<br />
con neutropenia febril se recomienda una dosis de 20 mg/kg cada 8 h. Normas para su correcta administración:<br />
Para preparación de la infusión o administración en bolus, consultar la Ficha Técnica del producto. CONTRAINDI-<br />
CACIONES: Pacientes que hayan presentado hipersensibilidad a este fármaco. PRECAUCIONES: Los pacientes<br />
con historial de hipersensibilidad a los carbapenems, penicilinas u otros antibióticos ß-lactámicos también pueden<br />
ser hipersensibles a MERONEM I.V. Como con todos los antibióticos ß-lactámicos, se han comunicado raramente<br />
reacciones de hipersensibilidad. Como con otros antibióticos, puede producirse sobrecrecimiento de organismos<br />
no susceptibles. Con MERONEM I.V. raramente se ha comunicado colitis pseudomembranosa, como ocurre<br />
con casi todos los antibióticos; por tanto, se deberá considerar su diagnóstico en pacientes que desarrollen<br />
diarrea asociada al uso de este fármaco. Uso en pediatría: No se recomienda el uso de MERONEM I.V. en niños<br />
menores de tres meses. Uso en pacientes con enfermedad hepática: Durante la terapia con MERONEM I.V., se<br />
monitorizará la función hepática de los pacientes con trastornos hepáticos pre-existentes. INTERACCIONES: No<br />
se recomienda la administración concomitante de MERONEM I.V. y probenecid. La unión a proteínas de MERO-<br />
NEM I.V. es baja y, por consiguiente, no serían de esperar interacciones con otros compuestos en base a este<br />
mecanismo. EMBARAZO Y LACTANCIA: MERONEM I.V. no deberá administrarse durante el embarazo ni durante<br />
la lactancia a menos que el posible beneficio justifique el riesgo potencial. EFECTOS SOBRE LA CAPACIDAD PARA<br />
CONDUCIR VEHICULOS Y UTILIZAR MAQUINARIA: No se prevé que MERONEM I.V. afecte estas habilidades. REAC-<br />
CIONES ADVERSAS: MERONEM I.V. es generalmente bien tolerado. Las reacciones adversas raramente provocan<br />
la interrupción del tratamiento. Las reacciones adversas graves son infrecuentes. La mayoría de las siguientes<br />
reacciones adversas se comunicaron en menos del 1% de los pacientes tratados: • Locales en el lugar de la<br />
inyección incluyendo inflamación y tromboflebitis. El dolor se observa raramente. • Alérgicas sistémicas:<br />
Raramente se presentan. Estas reacciones pueden incluir angioedema y manifestaciones de anafilaxis. •<br />
Cutáneas: Rash, prurito, urticaria. Raramente se han observado reacciones cutáneas graves, tales como eritema<br />
multiforme, síndrome de Stevens-Johnson y necrolisis epidérmica tóxica. •Gastro-intestinales: Náuseas, vómitos,<br />
diarrea. • Hematológicas: Eosinofilia, leucopenia, neutropenia (incluyendo casos muy raros de agranulocitosis),<br />
trombocitemia, trombocitopenia. Puede desarrollarse test de Coombs positivo, directo o indirecto. • Hepáticas: Se<br />
han comunicado aumentos en transaminasas, bilirrubina, fosfatasa alcalina y dehidrogenasa láctica séricas, sólas<br />
o en combinación. • Sistema nervioso central: Cefalea, parestesia. De forma poco frecuente se han comunicado<br />
convulsiones, aunque no se ha establecido una relación causal. •Otras: Candidiasis oral y vaginal. SOBREDOSI-<br />
FICACION: El tratamiento deberá ser sintomático. En individuos normales, se producirá una rápida eliminación<br />
renal y en sujetos con alteración renal, la hemodiálisis eliminará MERONEM I.V. y su metabolito. PROPIEDADES:<br />
Meropenem es un antibiótico carbapenem para uso parenteral, el cual es estable a la dehidropeptidasa-1 humana<br />
(DHP-1). Meropenem ejerce su acción bactericida interfiriendo con la síntesis vital de la pared celular bacteriana.<br />
La facilidad con la que éste penetra las células bacterianas, su alto nivel de estabilidad a todas las serina<br />
ß-lactamasas y su marcada afinidad por las proteínas de unión a penicilina (PBPs) explican la potente actividad<br />
bactericida de Meropenem frente a un amplio espectro de bacterias aerobias y anaerobias. Las concentraciones<br />
bactericidas están comúnmente dentro de un orden de dilución de la mitad de las CIMs. Se ha demostrado tanto<br />
“in vitro” como “in vivo” que Meropenem posee un efecto post-antibiótico frente a organismos gram-positivos y<br />
gram-negativos. El espectro antibacteriano “in vitro” de Meropenem incluye a la mayoría de las cepas bacterianas<br />
clínicamente significativas gram-positivas, gram-negativas, aerobias y anaerobias. (Consultar la Ficha Técnica<br />
del producto). En voluntarios sanos, una infusión I.V. durante 30 min. de una dosis única de MERONEM I.V. da<br />
lugar a niveles plasmáticos máximos de aproximadamente 11 µg/ml para la dosis de 250 mg, 23 µg/ml para la<br />
de 500 mg, 49 µg/ml para la de 1 g y 115 µg/ml tras la de 2 g. Después de una dosis I.V. de 500 mg, los niveles<br />
plasmáticos de Meropenem declinan a valores de 1 µg/ml o inferiores, 6 h. tras la administración. En voluntarios<br />
normales, una inyección I.V. en bolus durante 5 min. de MERONEM I.V. origina niveles plasmáticos máximos<br />
de aproximadamente 52 µg/ml para la dosis de 500 mg y 112 µg/ml para la de 1 g. Las infusiones I.V. durante<br />
2, 3 y 5 min. se compararon en un ensayo cruzado de tres vías originando niveles plasmáticos máximos de<br />
110, 91 y 94 µg/ml, respectivamente. Cuando se administran dosis múltiples a intervalos de 8 h., a individuos<br />
con función renal normal, no se produce acumulación de Meropenem. En individuos con función renal normal, la<br />
vida media de eliminación de Meropenem es de aproximadamente 1 h. La unión a proteínas plasmáticas de<br />
Meropenem es aproximadamente del 2%. Aproximadamente el 70% de la dosis I.V. administrada se recupera<br />
como Meropenem inalterado en orina, en 12 h., tras lo cual se detecta escasa excreción renal adicional. Existe<br />
un metabolito, el cual es microbiológicamente inactivo. Meropenem penetra de forma adecuada en la mayoría de<br />
los fluidos y tejidos corporales; incluyendo el líquido cefalorraquídeo de pacientes con meningitis bacteriana,<br />
alcanzando concentraciones por encima de las requeridas para inhibir la mayoría de las bacterias. Los estudios<br />
en niños han demostrado que la farmacocinética de Meropenem es esencialmente similar a la de los adultos. Los<br />
estudios de farmacocinética en pacientes con insuficiencia renal han mostrado que el aclaramiento plasmático<br />
de Meropenem está relacionado con el aclaramiento de creatinina. Los estudios de farmacocinética en ancianos,<br />
han mostrado una reducción en el aclaramiento plasmático de Meropenem en relación con la reducción del aclaramiento<br />
de creatinina, asociada con la edad. Los estudios farmacocinéticos en pacientes con enfermedad hepática<br />
no han mostrado efectos de esta alteración sobre la farmacocinética de Meropenem. La DL50 I.V. de<br />
Meropenem en roedores es superior a 2000 mg/kg. No existió evidencia de potencial mutagénico, ni tampoco<br />
toxicidad reproductiva, ni teratogénica en los estudios con la dosis más elevada posible.LISTA DE EXCIPIENTES:<br />
Carbonato sódico (anhidro). INCOMPATIBILIDADES: MERONEM I.V. ES COMPATIBLE con los siguientes fluidos de<br />
infusión: • Infusión intravenosa de cloruro sódico al 0,9% • Infusión intravenosa de glucosa al 5% o al 10% •<br />
Infusión intravenosa de glucosa al 5% con bicarbonato sódico al 0,02% • Cloruro sódico al 0,9% e infusión intravenosa<br />
de glucosa al 5% • Glucosa al 5% con infusión intravenosa de cloruro sódico al 0,225% • Glucosa al 5%<br />
con infusión intravenosa de cloruro potásico al 0,15% • Infusión intravenosa de manitol al 2,5% y al 10% •<br />
Normosol-M en infusión intravenosa de glucosa al 5%. MERONEM I.V. no deberá ser mezclado ni incorporado a<br />
soluciones que contengan otros fármacos. CADUCIDAD: 4 años. CONSERVACION: Temperatura ambiente (por<br />
debajo de 25°C). Las soluciones recién preparadas de MERONEM I.V. se deberán utilizar tan pronto como sea<br />
posible; sin embargo, las soluciones reconstituidas (tanto las suministradas en inyección, como los viales de infusión<br />
reconstituidos tal como se indicó anteriormente) mantienen una potencia satisfactoria a temperatura ambiente<br />
(hasta 25°C) o bajo refrigeración (4°C). (Consultar la Ficha Técnica del producto para información adicional).<br />
Las soluciones de MERONEM I.V. no deben congelarse. PRESENTACIONES: • MERONEM® I.V., 500: 1 Vial de<br />
20 ml, conteniendo 500 mg de Meropenem. PVL. 13,65 Euros. PVPiva. 21,31 Euros. • MERONEM® I.V., 1000:<br />
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DAD DE USO HOSPITALARIO: Existe una amplia documentación científica a disposición de la Clase Sanitaria. Para<br />
información adicional dirigirse al Dpto Médico. C/ Serrano Galvache, 56 - Edificio Roble - 28033 Madrid. Tlfno de<br />
Atención al Cliente : 900 162001. Julio 1999. 4/IG/1027479<br />
®
Test de autoevaluación del número<br />
anterior<br />
CIRUGÍA. CASOS CLÍNICOS completa su enfoque pedagógico con un cuestionario de autoevaluación<br />
acerca de cada uno de los casos clínicos presentados en la revista, disponible únicamente<br />
en formato electrónico en la página web de la Asociación Española de Cirujanos (www.aecirujanos.es),<br />
apartado “Publicaciones”.<br />
A continuación se publican las preguntas correspondientes al número anterior de CIRUGÍA. CASOS<br />
CLÍNICOS, junto a las respuestas correctas y acompañadas de su razonamiento.<br />
La evaluación es global, para los 3 números anuales. Hay que contestar correctamente como mínimo<br />
un 80% del total de las preguntas publicadas en los 3 fascículos.<br />
Con el deseo de que aquellos que superen las preguntas de evaluación obtengan créditos no presenciales<br />
de formación médica continuada, se ha cursado una solicitud de acreditación de la actividad.<br />
Oportunamente se informará del número y tipo de créditos concedidos para CIRUGÍA. CASOS<br />
CLÍNICOS.<br />
Pie diabético infectado, neuropático e<br />
isquémico. Conducta terapéutica<br />
1. Las úlceras de un pie diabético son:<br />
A. Siempre de origen neuroisquémico.<br />
B. La neuropatía está presente en todos los casos.<br />
C. Más del 40% se asocian a isquemia periférica.<br />
D. Aproximadamente el 20% se infectan.<br />
E. Todas las anteriores.<br />
Respuesta correcta: C.<br />
Concretamente en el 49%.<br />
Prompers L, Huijberts M, Apelqvist J, Jude E, Piaggesi A, Bakker K, et al. High<br />
prevalence of ischaemia, infection and serious comorbidity in patients with diabetic<br />
foot disease in Europe. Baseline results from the Eurodiale study. Diabetología.<br />
2007;50:18-25. Epub 2006 Nov 9.<br />
<strong>2.</strong> En qué porcentaje se infectan las úlceras de un pie diabético:<br />
A. 10%.<br />
B. 20%.<br />
C. 30%.<br />
D. 60%.<br />
E. 80%.<br />
Respuesta correcta: D.<br />
Concretamente en el 58%.<br />
Prompers L, Huijberts M, Apelqvist J, Jude E, Piaggesi A, Bakker K, et al. High<br />
prevalence of ischaemia, infection and serious comorbidity in patients with diabetic<br />
foot disease in Europe. Baseline results from the Eurodiale study. Diabetología.<br />
2007;50:18-25. Epub 2006 Nov 9.<br />
3. Actitud a tomar ante una úlcera infectada, en un diabético, que no<br />
evoluciona satisfactoriamente:<br />
A. Incrementar las curas locales.<br />
B. Modificar la terapia antibiótica.<br />
C. Añadir otro antibiótico.<br />
D. Incrementar la dosis de insulina.<br />
E. Realizar más exploraciones.<br />
Respuesta correcta: E.<br />
Una exploración vascular, comenzando por palpar los pulsos y realizar un índice<br />
T/B.<br />
Lozano F. Estado actual de las infecciones del pie diabético. Cir Esp. 2002;72:<br />
33-9.<br />
4. De forma empírica, ¿en qué tipo de úlceras diabéticas están indicadas<br />
las cefalosporinas de primera generación?<br />
A. Infecciones leves.<br />
B. Infecciones graves.<br />
C. Situaciones extremas.<br />
D. En todos los casos de infección.<br />
E. Sólo de forma profiláctica.<br />
Respuesta correcta: A.<br />
Sólo en infecciones no complicadas.<br />
Lipsky BA. A report form the international consensus on diagnosing and treating<br />
the infected diabetic foot. Diabetes Metab Res Rev. 2004;20 Suppl 1:S68-77.<br />
Neoplasia papilar quística pancreática<br />
1. Señale la respuesta correcta con relación a la neoplasia papilar quística<br />
de páncreas:<br />
A. Es la neoplasia pancreática que afecta con más frecuencia a mujeres.<br />
B. La edad media de presentación de este tumor es de 52,3 años.<br />
C. El tratamiento quirúrgico es el único con eficacia demostrada.<br />
D. Hay una relación perfectamente demostrada entre los valores de progesterona<br />
en sangre y el desarrollo del carcinoma papilar pancreático.<br />
Respuesta correcta: C.<br />
La neoplasia papilar quística es muy poco frecuente, representa el 0,13-2,7% de<br />
todos los tumores pancreáticos, se diagnostica en las 3 primeras décadas de la<br />
vida, y afecta a mujeres con una edad media de 27 años. La presencia de receptores<br />
para la progesterona puede indicar una cierta influencia del ciclo reproductor<br />
en el crecimiento del tumor previamente establecido. El único tratamiento que<br />
ha demostrado ser eficaz en la actualidad es la resección completa del tumor.<br />
Lam KY, Lo CY, Fan ST. Pancreatic solid-cystic papillary tumor. World J Surg.<br />
1999;23:1045-50.<br />
<strong>2.</strong> ¿Cuál de los siguientes marcadores tumorales se encuentra elevado<br />
en la neoplasia papilar quística pancreática?<br />
A. CA 19-9.<br />
B. CEA.<br />
C. Alfa-fetoproteína.<br />
D. CEA y CA 19-9.<br />
E. Ninguna de las anteriores.<br />
Respuesta correcta: E.<br />
No hay alteraciones analíticas específicas en este tipo de tumores.<br />
Yoon DV, Hines OJ, Bilchik AJ, Lewin K, Cortina G, Reber HA, et al. Management<br />
decisions for inusual periampullary tumors. Am Surg. 2004;67:1195-9.<br />
20 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):20-2
www.aecirujanos.es<br />
3. El examen anatomopatológico de una pieza quirúrgica muestra estructuras<br />
papilares con núcleos ovalados, hipercromáticos, con citoplasma<br />
eosinofílico; células columnares productoras de moco y atipia citotológica.<br />
¿Cuál cree que será el diagnóstico?<br />
A. Neoplasia papilar quística de páncreas.<br />
B. Pancreatoblastoma.<br />
C. Neoplasia quística mucinosa.<br />
D. Cistoadenocarcinoma mucinoso.<br />
E. Adenocarcinoma.<br />
Respuesta correcta: D.<br />
La ausencia de células productoras de moco, abundante moco extracelular y atipia<br />
citológica permiten diferenciar al carcinoma papilar del cistoadenocarcinoma.<br />
Laurice R, Schwartz MR, Ramzy I. Fine-needle aspiration of pancreatic cystix<br />
epithelial neoplasm. Acta Cytol. 1992;36:881-6.<br />
4. De las siguientes afirmaciones señale la verdadera:<br />
A. El adenoma microquístico ocurre en mujeres jóvenes y tiene un aspecto<br />
primariamente quístico.<br />
B. En la neoplasia quística mucinosa son característicos los septos y la multilocularidad.<br />
C. El tumor no funcionante de islotes pancreáticos predomina en mujeres y<br />
es muy similar a la neoplasia papilar quística.<br />
D. El cáncer pleomórfico de páncreas es típico de pacientes ancianos, y se<br />
caracteriza por la presencia de quistes y áreas calcificadas.<br />
E. El pancreatoblastoma se desarrolla durante la infancia, no tiene predilección<br />
por ningún sexo, suele ser poco agresivo, y el desarrollo de metástasis<br />
es poco frecuente.<br />
Respuesta correcta: B.<br />
El adenoma microquístico se produce en mujeres de edad avanzada, el tumor<br />
no funcionante de islotes pancreáticos afecta a varones, el cáncer pleomórfico<br />
no tiene quistes ni calcificaciones y el pancreatoblastoma cursa con una<br />
evolución muy agresiva y desarrolla metástasis en un corto período.<br />
Buetow PC, Buck JL, Pantongrag-Brown L, Beck KG, Ros PR, Adair CF. Solid<br />
and papillary epithelial neoplasm of the pancreas: imaging-pathologic correlation<br />
on 56 cases. Radiology. 1996;199:707-11.<br />
Estreñimiento y oclusión intestinal baja<br />
1. Uno de estos signos no fue descrito por Rigler en el diagnóstico del<br />
íleo biliar:<br />
A. Distensión intestinal.<br />
B. Neumobilia.<br />
C. Visión de cálculo biliar en la radiología en posición aberrante.<br />
D. Ictericia.<br />
Respuesta correcta: D.<br />
No describió la presencia de ictericia y sí los otros 3. La aparición de la tríada<br />
de Rigler es infrecuente pero patognomónica.<br />
Rigler LG, Borman CM, Noble JF. Gallstone obstruction. Patogénesis and Roentgen<br />
manifestations. JAMA. 1941;117:1753.<br />
Rodríguez JI, Roig J, Gironés J, Codina A, Hombrados M, Figa M, et al. Síndrome<br />
de Bouveret: descripción de 5 casos. Cir Esp. 2004;76(4):256-60.<br />
<strong>2.</strong> La maniobra que consiste en sobrepasar manualmente el cálculo biliar<br />
a través de la válvula ileocecal (actualmente desaconsejada) se denomina<br />
maniobra de:<br />
A. Kopel.<br />
B. Mirizzi.<br />
C. Karewsky.<br />
D. Von Wahl.<br />
Respuesta correcta: A.<br />
Maniobra de Kopel. Mirizzi dio su nombre a la fístula colecistocoledociana por<br />
un cálculo enclavado en el Hartmann; Karewsky dio el suyo al síndrome de antecedente<br />
de patología biliar y posterior oclusión intestinal, y von Wahl describió<br />
una clasificación para la oclusión intestinal.<br />
González Orús JM, Ortega LE, Sánchez R, Martín A, Montero J, González<br />
Alonso A, et al. Consideraciones sobre el íleo biliar. A propósito de 17 casos. Cir<br />
Esp. 1988;43:674-80.<br />
3. La litiasis biliar en la población general se complica, en forma de íleo<br />
biliar, en un porcentaje:<br />
A. < 1% de los casos.<br />
B. Del 5-10% de los casos.<br />
C. Del 10-15% de los casos.<br />
D. Del 25% de los casos.<br />
Respuesta correcta: A.<br />
El íleo biliar es una complicación poco frecuente de la litiasis biliar (apenas el<br />
0,3% en las series consultadas) que representa el 1-6% del total de obstrucciones<br />
intestinales mecánicas, y que aumenta hasta el 23% en series con pacientes<br />
ancianos. Es más frecuente en mujeres mayores con antecedentes biliares.<br />
Reisner RM, Cohen JR. Gallstone ileus: a review of 1001 reported cases. Am<br />
Surg. 1994;60:441-6.<br />
4. ¿En qué año se llevó a cabo la primera colecistectomía por patología<br />
biliar?<br />
A. 1830.<br />
B. 188<strong>2.</strong><br />
C. 1923.<br />
D. 1957.<br />
Respuesta correcta: B.<br />
En julio de 1882 se llevó a cabo la primera colecistectomía realizada con éxito.<br />
La practicó el profesor de cirugía de la Universidad de Berlín Dr. Carl Langenbuch,<br />
que 1 año después proclamó: “La vesícula biliar se debe extirpar,<br />
no sólo porque contiene los cálculos, sino porque en ella éstos se forman”.<br />
Reyes Cardero J, León Goire W, Soto Gómez E, Novo García RL. Morbilidad<br />
y mortalidad por afecciones benignas del sistema biliar. Nuestra experiencia. Rev<br />
Cubana Cir. 1997;36:28-9.<br />
5. ¿Cual es el nivel de obstrucción más frecuente en el íleo biliar?<br />
A. Estómago.<br />
B. Duodeno.<br />
C. Íleon.<br />
D. Colon.<br />
Respuesta correcta: C.<br />
Íleon. El nivel de enclavamiento del cálculo biliar y, por tanto, de la obstrucción<br />
es variable, y es en el íleon terminal, con alrededor del 50-70%, la localización<br />
más frecuente, el resto de localizaciones son bastante infrecuentes.<br />
Patología Biliar Urgente. En: Manual de Urgencias Quirúrgicas. Hospital Universitario<br />
Miguel Servet. Zaragoza: Ed. Los Fueros; 2006.<br />
6. ¿A qué nivel se produce más frecuentemente la fístula biliodigestiva?<br />
A. Colecistoduodenal.<br />
B. Colecistogástrica.<br />
C. Colecistocólica.<br />
D. Colédocoduodenal.<br />
Respuesta correcta: A.<br />
Colecistoduodenal. La localización más frecuente es la colecistoduodenal en<br />
un 60-70% de los casos, seguida de colecistocólicas, colecistogástricas y coledocoduodenal.<br />
Porter JN, Mullen DC, Silver D. Spontaneous biliary-enteric fistulae. Surgery.<br />
1970;68:597.<br />
Tumor GIST en mediastino medio<br />
1. ¿Cuál de los siguientes tumores tipo GIST tiene mejor pronóstico?<br />
A. GIST en estómago de 2 cm con < 5 mitosis/50 campos de gran aumento.<br />
B. GIST en recto de 2 cm con > 5 mitosis/50 campos de gran aumento.<br />
C. GIST en estómago de 10 cm con < 5 mitosis/50 campos de gran aumento.<br />
D. GIST en esófago de 2 cm con < 5 mitosis/50 campos de gran aumento.<br />
E. GIST en mesenterio de 3 cm con > 5 mitosis/50 campos de gran aumento.<br />
Respuesta correcta: A.<br />
Parece que los GIST que se localizan en estómago < 5 cm de diámetro tienen<br />
un comportamiento benigno, mientras que en el esófago, aunque sean < 5 cm,<br />
tienen un comportamiento más agresivo. El resto de opciones son tumores<br />
con diámetro mayor o con un número de mitosis más elevado.<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):20-2 21
<strong>2.</strong> ¿Cuál de las siguientes localizaciones es más frecuente en los GIST?<br />
A. Esófago.<br />
B. Intestino grueso.<br />
C. Intestino delgado.<br />
D. Estómago.<br />
E. Mesenterio.<br />
Respuesta correcta: D.<br />
La localización de los GIST se distribuye de la siguiente manera: un 50-60%<br />
de las lesiones se localizan en estómago; un 20-30% en intestino delgado; un<br />
10% en intestino grueso; un 5% en esófago, y un 5% en otras localizaciones<br />
de la cavidad abdominal (mesenterio, retroperitoneo, epiplón).<br />
3. ¿Cuál es el tratamiento de elección en el caso de los GIST que tras<br />
cirugía se observa una progresión?<br />
A. Observación.<br />
B. Glivec ® .<br />
C. Reintervención.<br />
D. Radioterapia.<br />
E. Ninguna de las anteriores.<br />
Respuesta correcta: B.<br />
4. El tratamiento de elección de los tumores GIST es la cirugía, pero en<br />
los casos de progresión de la enfermedad o enfermedad metastásica se<br />
administra un nuevo fármaco, el Glivec ® . En estos pacientes ¿cuál es la<br />
mejor prueba de imagen en el seguimiento?<br />
A. Tránsito.<br />
B. Tomografía computarizada (TC) abdominal.<br />
C. Tomografía por emisión de positrones (PET).<br />
D. Radiografía de abdomen.<br />
E. PET-scan.<br />
Respuesta correcta: E.<br />
La PET-scan es altamente sensible para monitorizar la respuesta al tratamiento,<br />
mientras que la TC es incapaz de detectar respuesta antes de 3-6<br />
meses del inicio del tratamiento.<br />
5. Se ha observado una mayor incidencia de tumores tipo GIST en pacientes<br />
portadores de ciertas enfermedades familiares. ¿En cuál de las<br />
siguientes es más frecuente?<br />
A. MEN I.<br />
B. Neurofibromatosis tipo II.<br />
C. MEN II.<br />
D. Neumofribomatosis tipo I.<br />
E. Corea de Huntington.<br />
Respuesta correcta: D.<br />
Los pacientes con neurofibromatosis tipo I tienen un riesgo aumentado de<br />
desarrollar tumores tipo GIST. Basado en un estudio sueco de 70 pacientes con<br />
esta enfermedad, se observó una incidencia de GIST aproximada de un 7%. Además,<br />
estos pacientes desarrollan más frecuentemente el tumor en el intestino<br />
delgado cuando en el resto de la población es más frecuente en el estómago.<br />
Respuesta correcta: B.<br />
La localización más frecuente es la pared gástrica (más del 50% de los casos,<br />
lo que supone no más del 1-3% de los tumores gástricos), seguida del intestino<br />
delgado (30% de los casos), y el resto de localizaciones son muy poco frecuentes,<br />
como colon, recto o apéndice (5% en total) y esófago (2-3%). Algunos GIST<br />
son primarios del omento, mesenterio o retroperitoneo, pero con frecuencia se<br />
trata de localizaciones metastásicas de GIST gástricos o intestinales.<br />
Miettinen M, Lasota J. Gastrointestinal stromal tumours (GISTS). Definition,<br />
occurrence, pathology, differential diagnosis and molecular genetics. Pol J Pathol.<br />
2003;54:3-24.<br />
<strong>2.</strong> ¿A qué estadificación de la clasificación modificada de Fletcher correspondería<br />
un tumor de 7 cm y con un índice mitótico < 5 mitosis/50<br />
campos de gran aumento (CGA)?<br />
A. Muy bajo riesgo.<br />
B. Bajo riesgo.<br />
C. Riesgo intermedio.<br />
D. Riesgo alto.<br />
E. Maligno.<br />
Respuesta correcta: C.<br />
Grado de riesgo Tamaño Número de mitosis<br />
Riesgo muy bajo < 2 cm < 5 por 50 CGA<br />
Riesgo bajo 2-5 cm < 5 por 50 CGA<br />
Riesgo intermedio < 5 cm 6-10 por 50 CGA<br />
5-10 < 5 por 50 CGA<br />
Riesgo elevado > 5 cm > 5 por 50 CGA<br />
> 10 cm Cualquier índice mitótico<br />
Cualquier tamaño > 10 por 50 CGA<br />
Fletcher CD. Clinicopathologic correlations in gastrointestinal stromal tumours.<br />
Hum Pathol. 2002;33:455.<br />
3. ¿Cuáles son las indicaciones aprobadas actualmente para la aplicación<br />
de mesilato de imatinib (Glivec ® )?<br />
A. Metastásicas.<br />
B. Alto riesgo de malignidad.<br />
C. Irresecabilidad.<br />
D. Riesgo intermedio de malignidad.<br />
E. A y C son correctas.<br />
Respuesta correcta: E.<br />
En abril de 2002 se autorizó la utilización del imatinib mesilato (STI571). Este<br />
fármaco inhibe la tirosincinasa del receptor c-kit, enzima implicada en la patogénesis<br />
de los tumores estromales gastrointestinales. Diferentes estudios muestran<br />
que el tratamiento con imatinib ofrece respuesta en estadios avanzados de<br />
la enfermedad con tumores irresecables o metastásicos, y en muchos casos<br />
permite la cirugía de rescate posterior, único tratamiento curativo.<br />
Des Guetz G, De Mestier P, Pierga JY. At last, an effective therapy for non-differentiated<br />
GI sarcomas (gastro intestinal stromal tumor). J Chir (Paris). 2002;<br />
139:268-73.<br />
Tumores estromales gastrointestinales<br />
(GIST). Presentación como urgencia quirúrgica<br />
de un caso clínico<br />
1. ¿Cuál de las siguientes localizaciones es la más frecuente en los<br />
GIST?<br />
A. Esófago.<br />
B. Estómago.<br />
C. Duodeno.<br />
D. Yeyuno.<br />
E. Colon, recto y apéndice.<br />
4. ¿Cuál de los siguientes criterios se considera criterio de malignidad<br />
de los GIST?<br />
A. Metástasis.<br />
B. Índice mitótico.<br />
C. Recidiva local.<br />
D. Tamaño.<br />
E. A y C son correctas.<br />
Respuesta correcta: E.<br />
Respecto al pronóstico de los GIST, se ha estimado que un tamaño > 5 cm, el<br />
grado histológico y el índice mitótico serían parámetros importantes, pero sólo<br />
la recidiva local y/o las metástasis a distancia son criterios de malignidad.<br />
Demetri GD. Targeting c-kit mutations in solid tumours: scientific rationale and<br />
novel therapeutic options. Sem Oncol. 2001; Suppl 17:19-26.<br />
22 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):20-2
www.aecirujanos.es<br />
Normas de publicación<br />
Los casos seleccionados para su publicación deberán<br />
tener un interés relevante desde el punto<br />
de vista formativo y/o docente por problemas<br />
diagnósticos y/o terapéuticos que se plantean en la<br />
práctica clínica habitual, sin que para ello sea necesario<br />
que se trate de casos raros o poco frecuentes.<br />
Los casos se selecccionarán por su interés formativo/docente,<br />
sin que en ello influya la escasa frecuencia del caso,<br />
puesto que la intención primordial es el planteamiento y<br />
solución de casos prácticos.<br />
Los trabajos deberán ser originales y no podrán haber sido<br />
publicados en ningún otro medio. Se enviarán a CIRUGÍA.<br />
CASOS CLÍNICOS por correo electrónico a la dirección:<br />
casosclinicos@aecirujanos.es<br />
En la primera hoja se incluirá el título del trabajo, el<br />
nombre de los autores, cuyo número no debe ser superior<br />
a 4, el servicio y el hospital de procedencia con dirección,<br />
código postal, teléfono y la dirección de correo<br />
electrónico para la comunicación con el primer autor o<br />
responsable del trabajo.<br />
Cada caso constará de los siguientes apartados:<br />
1. Introducción. Deberá ser lo más breve posible, proporcionando<br />
la información necesaria sobre el interés<br />
del caso que se presenta. Su extensión no debe sobrepasar<br />
15 líneas.<br />
<strong>2.</strong> Descripción del caso. Será lo más detallada posible, incluyendo<br />
las dudas y/o problemas planteados para su<br />
diagnóstico y tratamiento, ya sea por las dificultades inherentes<br />
al caso o por las complicaciones que hayan surgido.<br />
3. Comentarios y Discusión. Deberán comentarse aquellos<br />
datos relevantes del caso que se presenta, indicando<br />
las razones por las que se ha utilizado determinado procedimiento<br />
diagnóstico y terapéutico, tanto en el planteamiento<br />
inicial como al abordar las complicaciones.<br />
Se concluirá con un breve apartado, a modo de reflexión<br />
y resumen, de las características más importantes<br />
con las principales consecuencias formativo-docentes, y<br />
se incluirá un resumen de la situación actual del problema<br />
planteado y sus diferentes opciones.<br />
4. Bibliografía. Se incluirán un máximo de 8 citas, de<br />
acuerdo con las normas publicadas en Cirugía Española:<br />
“Requisitos de uniformidad para manuscritos presentados<br />
para publicación en revistas biomédicas”, elaborados<br />
por el Comité Internacional de Editores de Revistas<br />
Médicas. Los nombres de las revistas deben<br />
abreviarse de acuerdo con el estilo usado en el Index<br />
Medicus/Medline:“List of Journals Indexed”.<br />
5. La extensión del trabajo debe tener un máximo de 8-<br />
10 páginas DIN A4, con letra arial de 12 puntos a 1,5<br />
espacios de interlineado.<br />
6. Se recomienda que los casos sean muy gráficos, por lo<br />
que podrán incluirse las figuras y/o tablas que los autores<br />
consideren útiles. Se incluirán un mínimo de 2 figuras<br />
y un máximo de 4. En cuanto a las tablas, deberá haber<br />
un máximo de <strong>2.</strong> Las figuras (fotos) se enviarán en<br />
soporte digital, intentando que sean de la máxima calidad<br />
posible (300 puntos por pulgada como mínimo) en<br />
cualquier formato.<br />
7. El Comité Editorial se reserva el derecho a que el caso<br />
pueda ser comentado por un experto.<br />
8. En hoja aparte se incluirán 4-5 preguntas tipo test de<br />
respuesta múltiple (5 respuestas posibles), entre las que<br />
sólo una será verdadera. Cada respuesta deberá acompañarse<br />
de una explicación que no debe superar 4 líneas de<br />
texto, y siempre que sea posible con la cita bibliográfica<br />
que avale la respuesta. El Comité Editorial podrá incluir<br />
alguna pregunta.<br />
Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2007;2(3):23 23
MER-28-1107-F<br />
Fecha elaboración: diciembre 2007