la cara oculta de la luna

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obaras más bombonas de oxígeno. – ¿Y qué tendría que hacer a cambio? En la complicidad que provoca la penumbra, Ebrim sonrió, se acercó a la cara de Mâred y le susurró: – Escucha atentamente…
CAPÍTULO 4 1 Con la pierna buena Alicia desplazó unos centímetros la butaca para que el sol dominical, filtrado a través de los cristales del balcón, continuara bañando la férula protectora de su pie derecho, yacente sobre un banquito de madera. Del suelo izó con cuidado la humeante taza, el ordenador portátil sobre su regazo. El olor del café acentuaba su presencia, reclamando su atención. Alicia consintió; lo aproximó a su nariz para, con los ojos entornados, deleitar el aroma de los granos recién molidos, que se ofrecían en sacrificio para consumar el ritual de incorporarlos a su ser, olvidando su naturaleza primigenia. Esta vez no había sido Alicia la autora de la mágica transformación, sino Mónica, una de sus dos compañeras de piso, quien había seguido, punto por punto, la liturgia que ella empleaba cada mañana. Merced a una profunda inhalación, la placidez se instaló en su cara. Tomó un primer sorbo, tímido, delicado, casi accidental, para percibir el amargor en sus papilas gustativas. Un segundo trago, más profundo, le sirvió de preludio para iniciar su actividad. Retomó el ordenador. Pulsar conexión a Internet, buscar en favoritos, pinchar en la página de la agencia de noticias a la que está suscrita, obtener la conexión, cancelarla por un impulso, sin conocer su contenido, teclear en el buscador: “Pierre van der Mier”, surgir diversos enlaces, decantarse por la página web del Parlamento Europeo, comenzar a leer. La información de la biografía oficial era escasa, apenas media página. El
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tóxicos, como gas sarín en el met
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- Que entre. La recepcionista hizo
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cargadas de mutuos reproches por la
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había hecho mal. Había procurado
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Frank se encogió de hombros. La mi
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- No, no - susurré - es una estupi
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- Has venido temprano. ¿Algún pro
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tienes que cumplir con la gente que
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medianamente inteligente. - Cuando
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puertas de acceso. Nos cupo el dudo
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fin, en su asiento; pero no abandon
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- ¿Lo sientes? ¡Hijo puta! - me a
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Se levantó para acercarse al ampli
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La policía pulsó el botón de la
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subinspectora Brand, que enarcó li
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frascos de todos los tamaños y col
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próximos en el tiempo, en los que
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”Así las cosas, la convivencia e
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ficha de Frank. Situó el ratón so
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poder recibir asistencia médica, p
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página, y luego otra, y leí un po
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las ostras están fresquísimas. Al
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subinspectora Brand. - Pues, no lo
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con Zâhid como toda compañía. Ab
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- Sí, Carol. Por la ventanilla me
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petróleo podía ser una jugada mae
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Se levantó y se puso a pasear con
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cerrar un negocio del que llevamos
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Se trataba de un chico un poco mayo
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- “No he terminado Kadar … “
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Mi futuro no dependía de mí, sino
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instalarme en Suiza. Llegué a Gine
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La vida me ha enseñado que hay cos
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que se verifique un complejo análi
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Pero el golpe se repitió. Y volvi
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Brand colgó, examinándolo de cuer
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los pechos y agitándolos en sus ma
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- Vamos a ver cómo te lo explico
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de patentes y conseguimos una muy p
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la policía en que intentarían ras
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se fueron a casa de ella. Allí est
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Lafita, ocúpese de eso. Bien, por
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Sonó el teléfono de la recepcioni
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- Llámame cuando termines para que
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y se inclinó a un lado para extrae
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en un territorio inhóspito. - Tuer
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- Yo era muy tímido. Siempre procu
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- Ok. Lafita, ¿alguna novedad con
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- No tengo hambre - respondió Fran
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Los muchachos estallaron en un grit
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CAPÍTULO 30 1 - Donald, tengo que
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arrastrado por un viento agitado, e
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Una voz salió del interior. - ¿Qu
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Katherine Davis la miró con ojos r
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los veo. Me regaña cada vez que la
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Brand lo observó. Ahmed abrió lig
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- ¿Qué insinúa? - Nada - Brand l
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Sanit también rió. - Le he llamad
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otra al frente. El inspector tiró
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Hanif sudaba por todos sus poros. -
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y tener la razonable esperanza de r
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Edmundo se contrajo: - ¿Por qué?
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que en el anterior laboratorio dond
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ella, como periodista, tenía acces
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2 Jones y su equipo se enfrentaban
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sin quitarse las gafas oscuras, ech
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desde Toluca. Ha sido hoy, a medio
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- No hubo un corte de electricidad,
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Margaret se paralizó. Se desplomó
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animó a cortejarla. Y decidieron c
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Su sonrisa se evaporó. La sensaci
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Aini dejó de respirar, poco a poco
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“Amor! O sole! Vita! Eternitá! L
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Margaret y Ruud Van Sperr. habitaci
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normalidad. Un acto tan simple, que
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Aini ha sido ingresada de urgencia.
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estamos poniendo de rodillas. Hemos
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- No, no, tengo que estar despierto
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contaminará más y el aire, su air
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CAPÍTULO 41 1 Crucé el umbral de
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Comenzó a trajinar por dentro de s
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