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bert H - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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ELIANE ZAGURV<br />

Graciliano Ramos: un clásico<br />

Hoyes voz general y corriente entre los estudiosos<br />

de literatura brasileña el epíteto de «clásico<br />

de la prosa de la generación de 1930" para Graciliano<br />

Ramos. Con todo, el término clásico es demasiado<br />

genérico, abarcando muchas connotaciones<br />

de significado. Recientemente, Carlos Nelson<br />

Coutinho publicó un ensayo en el que explica este<br />

clasicismo desde el punto de vista marxista. En<br />

un excelente estudio sociológico de las novelas de<br />

Graciliano Ramos afirma que éste reprodujo «la<br />

totalidad de la sociedad brasileña en sus varios<br />

niveles de evolución» (1). Asimismo consiguió expresar<br />

(según dice Eliot en otro contexto) «the<br />

maximum possible of the whole range of feeling<br />

which represents the character of the people who<br />

speak that language» (2), a través de la tipificación<br />

<strong>del</strong> complejo social brasileño <strong>del</strong> momento en la<br />

trilogía S. Bernardo, Angústia y Vidas Secas, ocasionando<br />

en cada novela una estructura diferente,<br />

de acuerdo con el nivel que representa. En términos<br />

de técnica de ficción y estilo, sin embargo, el<br />

estudio de este clasicismo todavía se está por hacer.<br />

No nos proponemos ahora un análisis exhaustivo,<br />

sino el establecimiento de algunas coordenadas<br />

y la puntuación de algunos problemas.<br />

La primera novela de Graciliano Ramos, Caetés,<br />

escrita en 1925 pero publicada sólo en 1933, fue<br />

reconocida como un error y un anacronismo tanto<br />

por el autor maduro como por la crítica. De hecho,<br />

se inscribe en la concepción realista-naturalista de<br />

fines de siglo, bajo la tutela de Eya de Queiroz,<br />

autor de cabecera de Graciliano hasta el fin de<br />

su vida, según el testimonio oral de su viuda, doña<br />

Eloísa Ramos. Es evidente que la fecha de publicación<br />

fue poco afortunada; la novela regionalista<br />

nordestina ya estaba en pleno desarrollo y el realismo<br />

socialista como teoría de la novela andaba<br />

en todas las bocas. Por otro lado, el país acababa<br />

de sufrir una transformación (revolución <strong>del</strong> 30) que<br />

lo impulsaba hacia un nuevo orden político y so-<br />

(1) Carlos Nelson Coutinho: «Uma Analise Estructural dos<br />

Romances de Graciliano Ramos», en Revista Civilizar;Bo<br />

Brasileira, año 1, núm. 5-6, marzo de 1966, pago 142.<br />

(2) «El maximo posible en toda la extensión <strong>del</strong> sentimiento<br />

que representa la personalidad de las personas que<br />

hablan aquella lengua». T. S. Ellot: «What is a classic?»<br />

On Poetry and Poets, Faber, London, 1961, pág. 67.<br />

Carlos Lacerda: «S. Bernardo y el mango <strong>del</strong> cuen<br />

Revista Académica, enero de 1935. El autor<br />

la novela por presentar el conflicto desde el punto<br />

vista <strong>del</strong> propietario rural y no desde el de los· camsin<br />

tierra: el mango <strong>del</strong> cuchillo y no su hoja<br />

olucionaria.<br />

cia!. Era todo un ambiente de agitación que no<br />

podía aceptar la acción estática de Caetés. Con<br />

todo, el libro es un punto de partida, deja establecida<br />

para siempre la filiación realista <strong>del</strong> autor.<br />

En 1934, sin embargo, S. Bernardo surgió de tal<br />

modo distante a Caetés en su madurez que la crítica<br />

no estaba preparada para recibirlo. Era una<br />

figura extraña a aquel regionalismo, el lado opuesto<br />

<strong>del</strong> realismo socialista, «el mango <strong>del</strong> cuchillo»,<br />

como dijera Carlos Lacerda (3). Se inaugura así la<br />

trilogía, que se completaría en breve espacio de<br />

tiempo y con un vigor artístico impresionante: en<br />

1936 Angústia y en 1938 Vidas Secas. La crítica<br />

de vanguardia «no comprometida" exaltó el valor<br />

introspectivo de Angústia e insertó Vidas Secas en<br />

el contexto regionalista típico, «fatalismo de la tierra"<br />

y otras inconsecuencias extrañas por completo<br />

al propósito real <strong>del</strong> autor. Se discutió cuál de las<br />

dos novelas sería la obra maestra de Graciliano<br />

Ramos, que, en contestación, en una autocrítica<br />

rigurosísima, creía que lo único bueno que había<br />

escrito era S. Bernardo. En fin, lo que interesa<br />

apuntar es que el novelista fue víctima de un maniqueismo<br />

de la crítica: entre el realismo socialista<br />

y la novela psicológica. Utilizando las conquistas<br />

técnicas de la literatura moderna y partiendo de<br />

una observación profunda de la realidad social e<br />

individual en su interacción, construyó lo que hay<br />

de más verdaderamente artístico en su generación,<br />

es decir, la mejor novelística de la primera mitad<br />

<strong>del</strong> siglo. No fue un hombre de profesiones de fe<br />

literaria, grupos o escuelas. Nunca renegó de la<br />

necesaria soledad e independencia <strong>del</strong> artista para<br />

componer una obra genuina. De ahí la notable diversidad<br />

técnica de su obra, que presenta no obstante<br />

una unidad muy sólida. Cada esfera temática<br />

crea la estructura formal conveniente y exacta. Esa<br />

novela cerrada en sí misma, que se transpone ficticiamente<br />

a la novela que deberá escribir su personaje,<br />

Paulo Honório, motivación y límite de toda<br />

la acción en S. Bernardo, se transforma en monólogo<br />

interior fluído que reconstruye psicoanalíticamente<br />

la vida de Luis da Silva en Angústia, y se<br />

fracciona en episodios cerrados, casi sin interacción<br />

que no sea la cronológica, en Vidas Secas.<br />

El protagonista de S. Bernardo, Paulo Honório, es<br />

el gran agente de la novela; toda la acción se desencadena<br />

a través de sus actitudes individuales<br />

que, a su vez, provocan las reacciones de los<br />

otros personajes. Causa y efecto, sin duda, de su<br />

actuar literariamente. El problema de la expresión

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