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Periodismo
Voces de libertad
Sandra Pulido Mayén
¡Voces de la libertad! ¡Los rostros de los voceros!
¡Llévelo! La sala Fernando Benítez agotó sus
localidades e incluso algunos de los que asistieron
tuvieron que estar de pie mientras se llevaba a
cabo la presentación del libro Voces de la libertad,
una publicación que a lo largo de 20 historias y
96 fotografías retrata los recuerdos, las vivencias
y algunos de los rostros de las personas que han
dedicado su vida a ser la voz que anuncia el devenir.
Con palabras de la profesora de la FCPyS,
Martha Celis de la Cruz, inició lo que sería un recuento
de aquellos primeros voceadores de
pasquines y hojas volantes que nacieron en
tiempos de La Colonia, oficio que muchas veces
causaba conflictos a la clase dominante, sin
embargo, es hasta la fecha que aún existen.
La palabra continuó en voz del poeta Octavio
Aristeo, quien enfatizó en la labor que día a
día los voceadores han realizado a lo largo de
tanto tiempo. “El voceador
vive con el periódico, se
apropia de su contenido”,
sostuvo, al tiempo que
aludió a la estrecha línea
que mantiene quien escribe
y quien difunde un diario.
Otro de los personajes presentes
fue Armando Ramírez,
cronista urbano, escritor
de Chin chin el teporocho,
quien a lo largo de toda
la conferencia se mostró
como un hombre inquieto
y lleno de humor.
En la mesa también participaron
el periodista José
Camacho; Raúl Ramos, secretario
general de la Unión de
expendedores y voceadores
de los periódicos de México, y como moderador
Arturo Rodríguez, coordinador de Comunicación.
Unomásuno: inicio del nuevo periodismo
Adriana Terrazas y Sandra Pulido
Manuel Becerra fue un hombre de decisiones sabias,
firmes, con un carácter terco e impredecible,
ojos azules y mirada intensa, así como una voz
gruesa que provocaba temor.
Toda una serie de anécdotas, experiencias, sucesos
y casi mitos narrados
por quienes conocieron
a este hombre delinearon
una semblanza de
uno de los periodistas
más destacados de su
época, en la conferencia
El unomásuno de Manuel
Becerra Acosta a
diez años de su muerte,
compuesta por tres sesiones
de análisis.
adelantado para su época, pues se caracterizó
por la búsqueda de un periodismo legítimo,
autónomo, profesional y plural que se destacó
también por la apertura a las mujeres periodistas.
En el nombre del diario se traslucía el compromiso
social que tenía con sus lectores, al entenderlos
como seres pensantes, actores sociales y críticos.
Transgresor, así se le definió durante la segunda
mesa al periódico donde colaboradores de éste,
entre ellos el caricaturista Héctor de la Garza,
mejor conocido como “Eko”, rompió con los
cánones de la época de finales de los setenta al
utilizar al filoso lápiz como un crítico implacable de
la sociedad. Además, esta publicación no se valía
de agencias sino de sus reporteros de banqueta,
quienes con sus habilidades bañaban al diario de
exclusivas y de una redacción impecable.
La primera estuvo a cargo
de académicos de la
UNAM, donde se calificó
al unomásuno como un
rotativo innovador y muy
El humor cargado de la tercera mesa, proyectado
por algunos de los más allegados a Manuel Becerra,
director de unomásuno, confabularon para recrear
el ambiente que día a día se vivía en el periódico,
al igual que la personalidad de su fundador.
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