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El lobo de Wall street<br />
(Martin Scorsese, 2013)<br />
Esta es la historia de Jordan Belfort, insigne<br />
broker de Wall Street, que amasó<br />
una inmensa fortuna de manera fraudulenta<br />
especulando en bolsa y evadiendo<br />
impuestos para terminar en la cárcel. Un<br />
tiempo que aprovechó para escribir una<br />
sincera autobiografía y redimirse como<br />
asesor en charlas sobre negocios. Contado<br />
así podría parecer hasta aburrido. Nada<br />
más lejos de la realidad, pues El lobo...<br />
son tres horas de juerga, drogas, sexo,<br />
acciones preferentes y... enanos. La única<br />
reunión real de negocios que presenciamos<br />
en toda la película trata sobre las<br />
condiciones en las que van a contratar a<br />
unos midgets para lanzarlos como dardos<br />
humanos en plena oficina (¡hecho real!).<br />
Todo contado en primera persona por el<br />
cínico protagonista, un personaje increíble<br />
pero cierto, interpretado con entusiasmo<br />
y brillantez por Leonardo DiCaprio.<br />
La película está repleta de momentos geniales<br />
y divertidos hasta la carcajada. Es<br />
una comedia en estado puro, sin moralinas.<br />
Y esto es uno de sus principales valores:<br />
no se para a reflexionar sobre las<br />
consecuencias de los actos de Belfort y su<br />
pandilla basura. Apenas hay un atisbo de<br />
rectitud personificado en el personaje del<br />
gris agente del FBI que persigue al arrogante<br />
protagonista. Y todo lo demás es<br />
fiesta durante toda la noche y todo el día.<br />
La meticulosidad con la que Belfort nos<br />
describe las distintas clases de prostitutas o<br />
los múltiples estupefacientes que consume<br />
nos fascina y nos repugna a partes iguales.<br />
Y es que su droga preferida, unas pastillas<br />
de origen farmacéutico llamadas qualuds<br />
son las protagonistas de una de las mejores<br />
escenas de la película al provocarles una<br />
parálisis casi total a DiCaprio y a su socio,<br />
el gran -en todos los aspectos- Jonah Hill.<br />
Otra de las estrellas de la función son los<br />
monólogos que se gasta el amigo, llenos<br />
de una egolatría contagiosa, tan demagogos<br />
e hipnóticos como los de cualquier<br />
dictador fascista. El personaje tiene que<br />
vivir estos momentos para sentirse poderoso,<br />
es símbolo de su dominio del mundo<br />
y de los que le rodean. Aquí DiCaprio se<br />
vacía, está en su salsa y se muestra como<br />
el gran actor que es. Y qué decir de la<br />
breve pero intensa aparición del actor de<br />
moda, Matthew McConaughey: sólo sus<br />
diez minutos de gloria donde describe a<br />
la perfección cómo funciona la bolsa elevan<br />
este film a categoría de obra maestra.<br />
La arquitectura narrativa de la película<br />
no es muy compleja: se dedica a recopilar<br />
anécdotas de la vida real de Jordan<br />
Belfort cronológicamente. Pero Martin<br />
Scorsese, el director, es un genio de la<br />
cinemática, de la narración fílmica. Y,<br />
a pesar de sus 70 años, rueda como un<br />
jovenzuelo entusiasmado. Esta es su<br />
enésima colaboración con DiCaprio y,<br />
probablemente, la más brillante superando<br />
con creces a la exitosa Infiltrados.<br />
¿Puntos débiles? Quizás la extenuante sucesión<br />
de historias a cada cual más excesiva<br />
pueda crear cierto hartazgo. Pero es más<br />
probable que te quedes con la boca abierta,<br />
anonadado, ante una panda de horteras<br />
abusando de su salud y malgastando el dinero.<br />
Una gran metáfora de nuestros tiempos<br />
y una película brillante y necesaria.<br />
--<br />
Manolo González<br />
Profesor de latín<br />
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