13 años y 15 segundos
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<strong>13</strong> <strong>años</strong><br />
y <strong>15</strong> <strong>segundos</strong><br />
Por Moshé Rozén<br />
Desde Nir-Itzjak, Israel<br />
Escribo estas líneas a pocas horas de la clausura del cese de fuego, con la esperanza<br />
que esta pausa no se quiebre y que las negociaciones en Egipto, para acordar<br />
alguna solución del conflicto en Gaza, tampoco se vean interrumpidas.<br />
ANTERIORES PACTOS DE ALTO EL FUEGO FUERON VIOLADOS<br />
POR LA JUNTA MILITAR ISLAMISTA DE GAZA<br />
Esta aspiración de cerrar el doloroso capítulo de hostilidades se alimenta de fuentes<br />
ideológicas, como militante por los derechos humanos y por la paz. Pero, para nosotros,<br />
habitantes de la zona de frontera de Israel con la franja de Gaza, se trata,<br />
sustancialmente, de un deseo existencial: desde hace trece <strong>años</strong> nuestra región es<br />
cotidianamente atacada con bombas de distinto alcance y envergadura. Nos habituamos<br />
a convivir con las alarmas y las explosiones.
El jueves 7 de julio último tenía que celebrarse el Bat y Bar Mitzvá, una ceremonia<br />
judaica que –en el kibutz- tiene una proyección comunitaria para los niños, al señalar el<br />
tránsito a una etapa de madurez y transformación. Centenares de amigos y familiares se<br />
dieron cita en el kibutz para compartir la celebración, cuando, a las ocho de la noche, los<br />
proyectiles de Gaza provocaron la dispersión de los invitados, ante la mirada de desazón<br />
de los chicos , de sus padres y hermanos.<br />
Pero lo verdaderamente triste no es la postergación de la fiesta: la profundidad del dolor<br />
la marca el hecho que estos jóvenes, desde su nacimiento, no conocen otra realidad. En<br />
sus trece <strong>años</strong> no tuvieron otra rutina que aquella intermitentemente pautada por los<br />
ataques de la junta militar islamista que domina Gaza.<br />
Cuando se escucha "Alerta Roja" anunciando el próximo impacto balístico, tenemos<br />
quince <strong>segundos</strong> para buscar refugio. A veces, los ancianos deben renunciar a la<br />
urgencia de encontrar protección, imposibilitados de llegar en sólo quince <strong>segundos</strong>.<br />
Entónces se escucha el impacto: a veces destroza una oficina, otras asesina a animalitos<br />
domesticados por los niños y en otro momento hiere terneros en el tambo.<br />
Nosotros, hasta ahora, logramos ponernos a salvo, pero parece que eso –nuestro acceso<br />
al refugio, nuestra lucha por vivir- irrita a quienes, en América Latina y otras partes,<br />
buscan la simetría entre los números de víctimas de la actual contienda entre el Hamas<br />
agresor e Israel.<br />
<strong>13</strong> de agosto de 2014<br />
www.nuevasion.com.ar