Ramiro GarcÃa Vásquez - Universidad de El Salvador
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siempre vale la pena expresar) <strong>de</strong> las certidumbres. En<br />
el caso <strong>de</strong> Corinto, por ejemplo, el hecho <strong>de</strong> que la gran<br />
mayoría <strong>de</strong> tiestos hallados en las excavaciones daten<br />
<strong>de</strong>l Clásico Tardío hace más probable un fechamiento<br />
para este período <strong>de</strong> las expresiones rupestres. En la<br />
Cueva <strong>de</strong> los Fierros (Cabañas), el hecho <strong>de</strong> que los<br />
petrograbados aparecieran hechos a través <strong>de</strong> una <strong>de</strong>lgada<br />
capa <strong>de</strong> TBJ (“Tierra Blanca Joven”), la ceniza volcánica<br />
<strong>de</strong>l Ilopango, no indica que las manifestaciones gráfico<br />
rupestres son posteriores al siglo V d. C., fecha <strong>de</strong> la<br />
erupción <strong>de</strong> dicho volcán (Dull et al. 2001). A la vez,<br />
como no encontramos en el área ningún material <strong>de</strong>l<br />
Postclásico, resulta muy probable que los petroglifos<br />
daten <strong>de</strong>l Clásico Tardío.<br />
Para po<strong>de</strong>r fechar con certeza el arte rupestre, habría que<br />
datar, en laboratorios especializados, muestras <strong>de</strong><br />
radiocarbono no contaminadas (no tocadas) o muestras<br />
<strong>de</strong> óxidos ferrosos (técnica mucho más onerosa). Otra<br />
opción sería ubicar petroglifos o pictografías en un<br />
contexto cerrado bien documentado.<br />
Ya que se ha avanzado, en los últimos años, en el registro<br />
y estudio <strong>de</strong>l legado rupestre salvadoreño, resulta<br />
pertinente la realización <strong>de</strong> un análisis espacial <strong>de</strong> los<br />
sitios, usando métodos <strong>de</strong> la geografía humana. <strong>El</strong> análisis<br />
espacial busca “<strong>de</strong>scribir una disposición particular <strong>de</strong><br />
ciertos objetos, su organización espacial, reconocer<br />
estructuras, explicar una localización por otras. Su meta<br />
es <strong>de</strong>terminar en que la localización aporta un elemento<br />
útil al conocimiento <strong>de</strong> los objetos estudiados y pue<strong>de</strong><br />
explicar, en totalidad o parte, las características <strong>de</strong> los<br />
mismos.” (Pumain y Saint-Julien 2004: 5).<br />
Pero obviamente, los investigadores <strong>de</strong>l arte rupestre<br />
tienen que ir más allá. No somos simples relatores o<br />
registradores. Hay que hacerse preguntas fundamentales<br />
sobre la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> estilos y entida<strong>de</strong>s culturales y las<br />
realida<strong>de</strong>s rituales, políticas, sociales y lingüísticas<br />
subyacentes.<br />
Finalmente, vale la pena insistir en la importancia <strong>de</strong><br />
publicar los resultados <strong>de</strong> las investigaciones. En <strong>El</strong><br />
<strong>Salvador</strong>, existen muchos estudios valiosos, que no han<br />
sido divulgados en artículos o monografías.<br />
IV. Protección y valoración <strong>de</strong>l arte rupestre.<br />
<strong>El</strong> arte rupestre salvadoreño ha sufrido y sigue sufriendo<br />
<strong>de</strong>strucciones <strong>de</strong> naturaleza muy diversa. Varios sitios<br />
fueron dañados por el hollín <strong>de</strong> las fogatas (siendo la<br />
Pintada <strong>de</strong> Titihuapa el caso más dramático), grafitos<br />
mo<strong>de</strong>rnos y transformaciones drásticas <strong>de</strong>l paisaje. La<br />
presión <strong>de</strong>mográfica, económica y constructiva, el abandono<br />
<strong>de</strong> tradiciones y la pérdida <strong>de</strong> valores pue<strong>de</strong>n explicar esta<br />
triste situación <strong>de</strong>l arte rupestre; y como lo explica Clottes<br />
(2002: 4), lamentablemente, “<strong>de</strong>l mundo entero vienen<br />
alarmantes ecos sobre su <strong>de</strong>gradación, cuya aceleración se<br />
<strong>de</strong>be a causas múltiples.”<br />
Si tomamos el ejemplo <strong>de</strong>l continente africano, Campbell<br />
et al. (2007: 20) resume así algunas agresiones que sufre<br />
el arte rupestre: “Sitios <strong>de</strong> Botswana visitados por a<strong>de</strong>ptos<br />
<strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong> los Cristianos <strong>de</strong> Sion; grabados antiguos<br />
<strong>de</strong> Níger repintados para obtener eventuales favores; bostas<br />
<strong>de</strong> vaca puesta en pinturas <strong>de</strong>l Cedarberg en África <strong>de</strong>l Sur;<br />
tiro <strong>de</strong> piedras sobre otras en Malawi; ejercicio <strong>de</strong> tiro al<br />
fusil sobre pinturas <strong>de</strong> en Chad y Libia; reducción en polvo<br />
<strong>de</strong> rocas pintadas para rituales <strong>de</strong> lluvia.”<br />
Frente a las amenazas, las soluciones incluyen la<br />
concientización y el involucramiento <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />
locales para la protección <strong>de</strong> sitios; el énfasis en el significado<br />
<strong>de</strong>l patrimonio en la educación pública; la aplicación estricta<br />
<strong>de</strong> las leyes protegiendo el patrimonio; el reconocimiento<br />
<strong>de</strong>l valor <strong>de</strong>l arte rupestre por las más altas autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
la Nación. Cabe mencionar el caso ejemplar <strong>de</strong> Panamá<br />
don<strong>de</strong>, en 2002, la Asamblea Nacional <strong>de</strong>claró como<br />
“Patrimonio histórico” a todos los lugares con<br />
manifestaciones gráfico rupestres conocidos en el país.<br />
I<strong>de</strong>almente, las expresiones rupestres muy expuestas a las<br />
<strong>de</strong>strucciones antropogénicas <strong>de</strong>berían <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> acceso<br />
muy restringido y objetos <strong>de</strong> una copia abierta al público,<br />
como se hizo con las pinturas mayas <strong>de</strong> Naj Tunich en<br />
Guatemala o las pinturas paleolíticas <strong>de</strong> Lascaux en Francia.<br />
Efectivamente, una vez las <strong>de</strong>strucciones ocasionadas al<br />
arte rupestre, resulta siempre muy arduo efectuar trabajos<br />
<strong>de</strong> limpieza y restauración.<br />
<strong>El</strong> arte rupestre reviste un multifacético valor: científico,<br />
cultural y artístico, pero también, turístico y económico.<br />
Vale la pena ilustrar ello, por ejemplo geográficamente<br />
cercanos. <strong>El</strong> autor <strong>de</strong> estas líneas tuvo la oportunidad <strong>de</strong><br />
analizar, en un artículo publicado en <strong>El</strong> Nuevo Herald (The<br />
Miami Herald) <strong>de</strong>l 15 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 2008, el interesante caso<br />
<strong>de</strong> las islas <strong>de</strong>l Caribe. En esa región, varios parques<br />
nacionales protegen las representaciones rupestres,<br />
brindando a la vez valiosas explicaciones a los visitantes<br />
(Figura 8). Por otra parte, los motivos <strong>de</strong> los petroglifos y<br />
las pictografías fueron recuperados por las artesanías<br />
mo<strong>de</strong>rnas, apareciendo por ejemplo en cantos rodados<br />
pintados <strong>de</strong> Saint Kitts o bellos cuadros <strong>de</strong> la República<br />
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