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PSICOPOLÍTICA, SOCIEDAD SITIADA Y MOVIMIENTO DE LOS INDIGNADOS: LA MODERNIDAD LÍQUIDA Y SUS PARIAS.. Dr. Adolfo Vásquez Rocca

PSICOPOLÍTICA, SOCIEDAD SITIADA Y MOVIMIENTO DE LOS INDIGNADOS: LA MODERNIDAD LÍQUIDA Y SUS PARIAS. Dr. Adolfo Vásquez Rocca - Universidad Complutense de Madrid El Movimiento de los Indignados ─15-M─ y la globalización de la protesta. El movimiento de los indignados se originó en las redes del ciberespacio, y se le ha visto crecer en las calles de Europa, Estados Unidos, Asia y América Latina. Zygmunt Bauman señala algunos rasgos que caracterizan al movimiento de los indignados. Las consignas de la rebelión y protesta pacífica tuvieron su versión española en los acampados de la Puerta del Sol (Madrid) –Surge así la conocida manifestación del 15-M, días antes de las elecciones municipales en todo el país. En su estado actual la indignación es un insumo para cineastas, literatos y artistas de la sociedad de la información y del espectáculo, así como para activistas políticos y movimientos anárquicos. Los principios del movimiento de los indignados son el apartidismo es decir, el no reconocimiento de ninguna filiación a partidos políticos o sindicatos, el pacifismo, la horizontalidad y la transparencia. No aceptan ningún tipo de representatividad. Se constata la desaparición de los medios de representación directa. Se organizan a través de asambleas populares abiertas, celebradas en plazas o parques y está estructurado en diversas comisiones (Legal, Comunicación, Acción) y grupos de trabajo (Cultura, Educación, Política, Economía, Medio Ambiente, Migración y Movilidad). Nada reconocible en los viejos conceptos de la ciencia política o la sociología, más bien se trata de un movimiento espontáneo. Dr. Adolfo Vásquez Rocca

PSICOPOLÍTICA, SOCIEDAD SITIADA Y MOVIMIENTO DE LOS INDIGNADOS: LA MODERNIDAD LÍQUIDA Y SUS PARIAS.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca - Universidad Complutense de Madrid
El Movimiento de los Indignados ─15-M─ y la globalización de la protesta.
El movimiento de los indignados se originó en las redes del ciberespacio, y se le ha visto crecer en las calles de Europa, Estados Unidos, Asia y América Latina. Zygmunt Bauman señala algunos rasgos que caracterizan al movimiento de los indignados.

Las consignas de la rebelión y protesta pacífica tuvieron su versión española en los acampados de la Puerta del Sol (Madrid) –Surge así la conocida manifestación del 15-M, días antes de las elecciones municipales en todo el país.
En su estado actual la indignación es un insumo para cineastas, literatos y artistas de la sociedad de la información y del espectáculo, así como para activistas políticos y movimientos anárquicos.
Los principios del movimiento de los indignados son el apartidismo es decir, el no reconocimiento de ninguna filiación a partidos políticos o sindicatos, el pacifismo, la horizontalidad y la transparencia. No aceptan ningún tipo de representatividad. Se constata la desaparición de los medios de representación directa. Se organizan a través de asambleas populares abiertas, celebradas en plazas o parques y está estructurado en diversas comisiones (Legal, Comunicación, Acción) y grupos de trabajo (Cultura, Educación, Política, Economía, Medio Ambiente, Migración y Movilidad). Nada reconocible en los viejos conceptos de la ciencia política o la sociología, más bien se trata de un movimiento espontáneo.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca

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<strong>PSICOPOLÍTICA</strong>, <strong>SOCIEDAD</strong> <strong>SITIADA</strong> Y <strong>MOVIMIENTO</strong>...<br />

http://rinabrundu.com/2014/09/21/psicopolitica-sociedad-si...<br />

movimiento de los indignados es un fenómeno emocional y reactivo de gentes que se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la<br />

disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo. En su origen la crisis tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la<br />

economía y de la política”.[4] Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. Esta descompensación que arrasa las leyes y<br />

referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o<br />

como incompetentes, cuando no como corruptos, y en efecto, muchas veces lo son.<br />

El modelo capitalista obedece a los intereses de las transnacionales, una súper-estructura frente a la que los gobiernos locales son permeables y<br />

serviles, cuando no cómplices y accionistas, sin tener en cuenta la devastación social que generan. Es significativo que esto ya lo advirtiera Salvador<br />

Allende[5] – Presidente mártir- de Chile ante el foro de las Naciones Unidas en 1972:<br />

“ [...] Vengo de Chile, un país pequeño, pero donde hoy cualquier ciudadano es libre de expresarse como mejor prefiera, de irrestricta tolerancia<br />

cultural, religiosa e ideológica, donde la discriminación racial no tiene cabida. Un país con una clase obrera unida en una sola organización sindical,<br />

donde el sufragio universal y secreto es el vehículo de definición de un régimen multipartidista, con un Parlamento de actividad ininterrumpida desde<br />

su creación hace 160 años, donde los tribunales de justicia son independientes del Ejecutivo, en que desde 1833 sólo una vez se ha cambiado la carta<br />

constitucional, sin que ésta prácticamente jamás haya dejado de ser aplicada. Un país donde la vida pública está organizada en instituciones civiles,<br />

que cuenta con Fuerzas Armadas de probada formación profesional y de hondo espíritu democrático. Un país de cerca de diez millones de habitantes<br />

que en una generación ha dado dos premios Nobel de Literatura, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, ambos hijos de modestos trabajadores. En mi<br />

patria, historia, tierra y hombre se funden en un gran sentimiento nacional. Pero, Chile es también un país cuya economía retrasada ha estado<br />

sometida e inclusive enajenada a empresas capitalistas extranjeras, que ha sido conducido a un endeudamiento externo superior a los cuatro mil<br />

millones de dólares, cuyo servicio anual significa más del 30% del valor de sus exportaciones; un país con una economía extremadamente sensible<br />

ante la coyuntura externa, crónicamente estancada e inflacionaria, donde millones de personas han sido forzadas a vivir en condiciones de<br />

explotación y miseria, de cesantía abierta o disfrazada. [...]<br />

-… Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Éstos aparecen interferidos en sus decisiones<br />

fundamentales -políticas, económicas y militares- por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades<br />

no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la<br />

estructura política del mundo la que está siendo socavada.<br />

Pero las grandes empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e<br />

incontrolada se da también en los países industrializados donde se asientan. Ello ha sido denunciado en los últimos tiempos en Europa y Estados<br />

Unidos, lo que ha originado una investigación en el propio Senado norteamericano. Ante este peligro, los pueblos desarrollados no están más seguros<br />

que los subdesarrollados. Es un fenómeno que ya ha provocado la creciente movilización de los trabajadores organizados, incluyendo a las grandes<br />

entidades sindicales que existen en el mundo. Una vez más, la actuación solidaria internacional de los trabajadores, deberá enfrentarse a un<br />

adversario común: el imperialismo…”[6]<br />

- La incertidumbre en que vivimos se corresponde a transformaciones como el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al<br />

individuo y la renuncia a la planificación de largo plazo: el desarraigo afectivo se presentan como condición del éxito. Esta nueva (in)sensibilidad<br />

exige a los individuos flexibilidad, fragmentación y compartimentación de intereses y afectos, se debe estar siempre bien dispuesto a abandonar<br />

compromisos y lealtades. Bauman se empeña en mostrar cómo la esfera comercial lo impregna todo, que las relaciones se miden en términos de costo<br />

y beneficio –de ”liquidez” en el estricto sentido financiero.<br />

El movimiento de los indignados se originó en las redes del ciberespacio, y se le ha visto crecer en las calles de Europa, Estados Unidos, Asia y<br />

América Latina. Zygmunt Bauman señala algunos rasgos que caracterizan al movimiento de los indignados:<br />

En primer término señala que es fuerte en emociones y consignas, pero muy débil en el plano de las ideas. Segundo, que en el origen de las<br />

inestabilidades sociales y políticas actuales se encuentra el hecho de que las fuerzas económicas son globales, pero los movimientos ciudadanos se<br />

mantienen anclados en lo local o nacional. En la base de esta disonancia está la evolución desigual de la globalización[7], muy rápida en economía,<br />

ciencias y tecnologías comunicacionales, pero lenta en estructuras políticas globales, gobierno internacional, equidad y reconocimiento recíproco de<br />

valores y experiencias entre distintas sociedades y civilizaciones. El movimiento de los indignados nace en el interior de este desajuste e intenta<br />

llenar la ausencia de una expresión ciudadana global frente a la globalidad de los mercados. A lo anterior se une la legítima indignación al ver que<br />

para intentar salir de la crisis financiera los Gobiernos salvan a los banqueros sacrificando a las clases sociales medias y a los trabajadores. Socializan<br />

las perdidas y privatizan las ganancias. En una economía global, en la que los capitales financieros circulan a gran velocidad y cambian de manos con<br />

frecuencia y que ofrece productos financieros altamente sofisticados y automatizados, no todos los inversores conocen la naturaleza última de la<br />

operación contratada.<br />

En tercer término, la sociedad global experimenta además un proceso de reconfiguración socio-económica y cultural cuyas dimensiones y<br />

consecuencias concretas son mucho profundas a las imaginadas por los indignados. En este proceso de transformación del Mundo interior del<br />

Capital[8]–como denomina Sloterdijk a esta esfera política-religiosa y económica –imbricada en la lucha de los tres monoteísmos– a la que<br />

pertenecen las revoluciones en el mundo árabe, el conflicto israelí-palestino, el atmoterrorismo[9], la guerra en Afganistán, la gestión del pánico<br />

como argumento central de la política.<br />

2 de 8 21/09/14 18:48

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