pintura - Grupo Leon Jimenes
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Capítulo 2 | Lo surreal, el erotismo y lo real maravilloso |158|<br />
|159| Lo surreal, el erotismo y lo real maravilloso | Capítulo 2<br />
|204|<br />
Sartre, Jean Paul<br />
y Flaubert,<br />
Gustave.<br />
Citados por<br />
Néret, Gilles en<br />
Muthesus y<br />
Riemscheneider<br />
Editores.<br />
El Erotismo<br />
en el Arte del<br />
Siglo XX.<br />
Página 35.<br />
|205|<br />
Flaubert, Gustave.<br />
Citado por<br />
Néret, Gilles.<br />
Idem.<br />
francés Alexandre Cabanell (1852-1929). Junto a otro cuadro de Abelardo Rodríguez Urdaneta:<br />
«El amor que llega» (óleo sin fecha) patentiza cierta eroticidad, pero ambas no pasan<br />
de ser visiones idealizadas y mitológicas.Ambos desnudos son académicos y neoclásicos.<br />
El desnudo es un tema que a medias representa el erotismo. Es y no es enfoque erótico a las<br />
maneras de Desangles y de Rodríguez Urdaneta, como también en los estilos de Celeste<br />
Woss y Gil y de Enrique García Godoy, dos pintores que reservan la primacía moderna de<br />
inscribir la desnudez, sobre todo femenina; pero ninguno de ellos comete pulsiones eróticas,<br />
ni plantea la exaltación de la libido, mucho menos el extremo libidinoso. En este sentido,<br />
tales desnudos: los de Abelardo, Desangles,Woss y Gil y García Godoy, no son eróticos.<br />
Son desnudos en sí mismos, acopio directo de modelos, según parece en los últimos pintores.<br />
Empero, si aceptamos como argumento valido que todo artista elige a un modelo semo<br />
toda obra de arte se alimenta del anhelo del artista, de su añoranza de los demás,<br />
del modelo de la mujer desnuda que posa ante él, de la añoranza narcisista de sí mismo.<br />
El arte creador es en su aspecto más profundo un acto de amor. La <strong>pintura</strong> y la escultura<br />
se componen de zonas erógenas, de material táctil. En su esencia asumen la forma<br />
humana. Son una especie de fetiche, sirven al mismo tiempo de sustituto y transporte<br />
de las proyecciones corporales. Nacen del espíritu y del cuerpo de su creador y se hacen<br />
independientes para ofrecer al observador como mediadoras del placer.|206|<br />
La anterior apreciación es de Frances Borel, referido por el historiador Gilles Neret, quien<br />
asegura que difícilmente podrá encontrarse una confesión más bella y directa de la simbiosis<br />
con el modelo, con el objeto pictórico, que la que nos ofrece Matisse.|207| Por bella<br />
y excepcional se refiere a la confesión de este importante maestro francés del fauvismo:Yo<br />
formo un cuerpo con la <strong>pintura</strong> lo mismo que un animal lo hace con lo que ama<br />
(…).Ante todo no creo una mujer, sino que pinto un cuadro... el modelo es para los otros<br />
tan solo una fuente de información, pero para mí es algo que me obliga a la observación...<br />
pinto directamente de la modelo, en ella misma, mis ojos apenas distan un metro de ella,<br />
y mis rodillas casi rozan la suya.Y solamente tengo la impresión de haber hecho progreso<br />
cuando observo que mi trabajo se ha ido alejando de la influencia del modelo, de su<br />
presencia; presencia que no es necesaria para comprobar sus cualidades corporales sino para<br />
mantenerme en un sentimiento, en un estado de flirteo, que termina finalmente con<br />
una violación. ¿Violación de quien? La mía propia, en un estado de excitación sentimental<br />
ante el objeto amado... El modelo es para mí un trampolín, una puerta por la que tengo<br />
que pasar para llegar al jardín en el que me encuentro solo y bien; el modelo existe en<br />
mí en tanto me es útil. ¿Lo más importante para mí? Trabajar con el modelo hasta haberlo<br />
asimilado por completo y poder así improvisar, dar a mi mano plena libertad, y llegar<br />
al punto en el que puedo respetar la grandeza y el carácter de la vida.|208|<br />
|206|<br />
Borel, Frances.<br />
Referido por<br />
Néret, Gilles.<br />
Idem.<br />
|207|<br />
Idem.<br />
Página 39.<br />
|208|<br />
Matisse, Henri.<br />
Referido por<br />
Néret, Gilles.<br />
Página 38.<br />
Valorando esa confesión, Néret resalta que Matisse no duda en confesar que se pone de<br />
rodillas ante el modelo antes de violarlo y penetrarlo, para encontrarse nuevamente «solo<br />
y bien» en su jardín secreto. Cuando Matisse ha concluido este proceso de exploración,<br />
comienza a pintar con los ojos tapados para asegurarse totalmente de esa posesión,<br />
de esa apropiación del modelo. (…) En este sentido puede encontrarse el cuerpo de la<br />
mujer en todas las artes plásticas, un cuerpo como superficie de proyección del artista<br />
que le confiere el aspecto que más le agrada. El cuerpo femenino es el doble hecho carne<br />
de una muchacha, de una «femme fatale», de una puta o de una diosa. «Lo que el<br />
amor es para los poetas y narradores lo es el desnudo para los pintores», proyectándose<br />
a sí mismo en su obra, el artista resalta también las proyecciones del observador, y esa es<br />
gún un tipo humano que él lleva dentro o que al menos se le parece, y trasmuta el cuerpo<br />
suyo con el cuerpo de ese modelo, tendría razón Jean-Paul Sartre cuando dice que: «La obra<br />
de arte se entreteje en la piel de su creador como un doble de su propia carne».|204| Es la<br />
razón que esgrime Gustave Flaubert cuando afirma: «Madame Bovary soy yo».|205|<br />
De la misma manera que se ofrecen sobradas significaciones de la obra de arte como las<br />
planteadas por Flaubert y Sartre, se afirma que el desnudo es un autorretrato porque co-<br />
Alberto Ulloa|Amor negro|Óleo/cartón|110 x 83 cms.|1977|Col. del artista.<br />
Danicel|Marola: floración desnuda|Mixta/papel|87 x 66 cms.|1974|Col. del artista.