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voces únicas
radio
z Su razón de
ser es transmitir
siete horas
al día, toda
la semana.
Héctor Martínez Serrano
‘Ser popular
no sirve hoy’
Mariano Osorio
Renegaba
de su joya
CIRZE TINAJERO
Es conocido por sus narraciones, reflexiones,
cuentos o, simplemente,
por realizar cada día un programa
de revista, pero, curiosamente, hace
más de 20 años su carrera la arrancó
comentando las noticias y conviviendo
con genios de la literatura y
la crónica.
“Comencé en el DF en ABC Radio,
una estación cultural. Ahí estuve
como productor, trabajando día
a día con Juan José Arreola, Carlos
Monsiváis, Eduardo Matos Moctezuma,
Miguel González Avelar... la
crema y nata de la intelectualidad
de México.
“Eso me dio una visión totalmente
distinta de lo que significaba
hacer radio, me acercó desde una
perspectiva distinta al tema del periodismo,
a la lectura. De hecho, de
ahí nace la idea de las narraciones
de mi programa”, comparte Mariano,
en entrevista.
Después de trabajar cerca de
cinco años para esa estación, el
originario de Tuxpan, Veracruz, entró
a laborar a Grupo Radio Centro,
donde su vida dio un giro total.
“Llegué a trabajar en un proyecto
noticioso. Me echan el ojo y me invitan
a Joya en 1994, pero renegaba de
regresar a una estación musical, que
era en lo que había empezado, en Hidalgo,
en una estación del gobierno,
cuando tenía cerca de 17 años.
“Ya había pasado por producción,
había conocido y convivido con
grandes escritores, y llegado al área
de noticias bajo la estricta lupa de
gente muy importante y estricta, por
lo que no quería (la música)”.
Y aunque se negaba a ser parte
del programa que acabaría llevándolo
a la fama, terminó por ceder.
“Al final acordamos que no iba a
hacer un programa en el que despidiera
y anunciara canciones, sino algo
con mucho más fondo, que fuera
divertido, informara a la gente, ayudara
al público a crecer.
“Empecé con cuatro horas, de
6:00 a 10:00 de lunes a viernes. Por
cinco años hicimos Mariano en las
Mañanas. Después se convirtió en
Hoy con Mariano, de 6:00 a 13:00 horas
de lunes a domingo, y en noviembre
cumpliremos 15 años”, asegura.
Cortesía: Mariano Osorio
Juan Ignacio Ortega
z Con sus
consejos hace
bueno el refrán
de "más sabe
el diablo...".
MELISSA AMEZCUA
Su vida acumula experiencia, oficio
y conocimiento. Héctor Martínez Serrano
es la voz en quien confían miles
de capitalinos cada mañana, a partir
de las 5:30 en el 1030 de AM, para
guiarse con sus consejos en todo tipo
de temas: política, amor, salud,
familia... con el soporte de su equipo
de asesores. Desde la adolescencia
trabaja en la radio, y ya tiene más de
medio siglo en las ondas.
“Tengo muchos más años de los
que debiera, pero es que la gente
(del radio) no se diversifica, no se
adapta a los tiempos que estamos
viviendo, que son modernos. No hay
quien me arrebate la chamba porque
no quieren, son flojos, la radio
no les apasiona tanto como a mí. Los
que se quieren retirar jóvenes será
que no están a gusto en su profesión”,
declara, en entrevista.
Este locutor trabajó en su Celaya
natal y también en varias ciudades
de la República, hasta dar el
salto a la Ciudad de México, concretamente
para hacer sus pinitos en
Radio Centro, grupo al cual regresó
en 2003 luego de pasar por la XEQ,
la XEW y Radio Fórmula.
“Entré en 1963 a la XEW. Hacía
entrevistas, conducción de programas
de equipo, transmisiones yo sólo
con una grabadora, viajes... Admiraba
a todos los locutores. Había
algunos legendarios, como Alonso
Sordo Noriega, Carlos Pickering, Luis
Ignacio Santibáñez... Unos sobresalían,
pero todos tenían distintas características,
así que a unos los tomaba
como escuela para una rama,
otros para otra.
“Pero ser popular no sirve hoy,
la gente se olvida de ti por muy popular
que seas. Paco Malgesto, Paco
Stanley, Pepe Alameda, Ángel Fernández...
todos esos locutores eran
muy queridos y populares, pero el
público los olvida porque aparecen
nuevas figuras”.
Martínez Serrano, conductor de
Buenos Días, ya era feliz desde antes
de la llegada de internet y las redes
sociales, pero pondera esas herramientas
porque ahora lo pueden escuchar
en todo el mundo. Y su meta
personal no es otra que levantarse
un día más y acudir a su cabina.