Tema 1 OBISPOS EVANGELIZADORES DE EUROPA: SAN ...
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[Éstos son materiales docentes utilizados en clase]<br />
<strong>Tema</strong> 1<br />
<strong>OBISPOS</strong> <strong>EVANGELIZADORES</strong> <strong>DE</strong> <strong>EUROPA</strong>:<br />
<strong>SAN</strong> CESÁREO <strong>DE</strong> ARLÉS, <strong>SAN</strong> MARTÍN <strong>DE</strong> BRAGA,<br />
<strong>SAN</strong> BONIFACIO<br />
1. El contexto: la Europa de las invasiones bárbaras y del fin del Imperio Romano<br />
de Occidente (s. V)<br />
2. La definición de dos ámbitos de misión: el antiguo territorio del Imperio Romano<br />
y el espacio más allá de sus fronteras<br />
3. Los problemas de la Iglesia en el antiguo territorio del Imperio Romano<br />
3.1. Una cristianización superficial agravada por la incorporación de los bárbaros<br />
3.2. La dislocación del sistema diocesano antiguo<br />
3.2.1. Iglesias nacionales al servicio político<br />
3.2.2. El sistema de iglesias propias<br />
3.2. La acción evangelizadora de obispos comprometidos<br />
3.2.1. San Cesáreo de Arlés (s. VI)<br />
3.2.2. San Martín de Braga (s. VII)<br />
4. Las misiones de evangelización<br />
4.1. El programa del papa San Gregorio Magno (s. VII)<br />
4.2. La acción de San Bonifacio en Alemania y Francia (s. VIII)<br />
Texto 1<br />
VI. Que no sea consagrado el oratorio construido por alguno en su heredad con fines<br />
lucrativos.<br />
Se tuvo por bien que si alguno construye una iglesia, no por fe y devoción, sino por<br />
codicia y lucro, para repartirse lo que allí se reúna de las ofrendas del pueblo a medias<br />
con los clérigos, alegando que él ha construido la iglesia en sus tierras, lo cual se afirma<br />
que se da hasta ahora en algunas partes, deberá pues en adelante observarse lo siguiente:<br />
que ningún obispo dé su asentimiento a una propuesta tan abominable, atreviéndose a<br />
consagrar una basílica que no ha sido fundada para alcanzar la protección de los santos,<br />
sino más bien con fines tributarios.<br />
Concilio de Braga II, año 572 (en J. Vives (ed.), Concilios visigóticos e<br />
hispanorromanos, Barcelona-Madrid, 1963, 83.<br />
Texto 2<br />
Es a saber, que los templos de los ídolos de ese país no deben ser destruidos, sino<br />
solamente los ídolos que están en ellos; prepárese agua bendita y rocíese con ella esos<br />
templos, constrúyanse altares, colóquense reliquias: pues si esos templos están bien<br />
construidos, es de necesidad que se transformen del culto de los demonios al servicio<br />
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del verdadero Dios; pues la gente no debe ver sus templos arruinados, para que más de<br />
corazón abandone su error y esté mejor dispuesta a acudir a los lugares que<br />
acostumbraba a conocer y a adorar al verdadero Dios. Y puesto que están<br />
acostumbrados a matar muchos bueyes para sacrificarlos a los demonios, se les deberá<br />
conceder también a cambio alguna solemnidad: en el día de la festividad o de la muerte<br />
de los santos mártires cuyas reliquias se coloquen allí, hagan arcos de ramas de árboles<br />
en torno a las iglesias que son templos transformados, y hagan juntos una fiesta solemne<br />
de carácter religioso; y que no sacrifiquen más animales al diablo, sino que, en honor de<br />
Dios, los maten para su propia recuperación, y den gracias por su abundancia al dador<br />
de todas las cosas; que mientras se reservan algunos goces externos, puedan ser más<br />
fácilmente llevados a aceptar los goces interiores. Pues es sin duda imposible arrancar<br />
de una vez todos los abusos de unas mentes endurecidas, así también el que ve que tiene<br />
que subir a un sitio muy alto, lo hace por grados o por pasos y no a saltos. Así se dio a<br />
conocer el Señor a los hijos de Israel, cuando estaban en Egipto; mantuvo entre ellos la<br />
costumbre de los sacrificios, que solían ofrecer al diablo, en su propio culto,<br />
indicándoles que inmolaran los animales en su sacrificio; con el fin de que al cambiar<br />
sus emociones, perdieran una cosa en el sacrificio pero retuvieran otra: es decir, que los<br />
animales que solían ofrecer los siguieran ofreciendo, pero al inmolarlos a Dios y no a<br />
los ídolos, los sacrificios ya no serían los mismos.<br />
Carta de Gregorio Magno al abad Melitón sobre la misión en Inglaterra, 18 de julio del<br />
601 (Beda el Venerable, Opera historica, Cambridge Mass., 1962, t. I, 162-164, ed.<br />
Y.E. Jasson y F.E. Roberts).<br />
Texto 3<br />
Porque encender velas junto a las piedras y los árboles y las fuentes y en las<br />
encrucijadas, ¿qué otra cosa es sino culto al diablo? Observar la adivinación y los<br />
agüeros, así como los días de los ídolos, ¿qué otra cosa es sino culto al diablo?<br />
Observar las vulcanales y las calendas, adornar las mesas, poner coronas de laurel,<br />
observar el pie, derramar en el fogón sobre la leña alimentos y vino, echar pan en la<br />
fuente, ¿qué otra cosa es sino culto al diablo? El que las mujeres nombren a Minerva al<br />
urdir sus telas, observar en las nupcias el día de Venus y atender en qué día se hace el<br />
viaje, ¿qué otra cosa es el culto al diablo?<br />
Hechizar hierbas para los maleficios e invocar los nombres de los demonios con<br />
hechizos, ¿qué otra cosa es sino culto al diablo? Y otras muchas cosas que es largo<br />
decirlas... Alejasteis de vosotros la señal de la cruz que recibisteis en el bautismo y<br />
estáis atentos a otras señales del diablo por medio de las avecillas, estornudos y otras<br />
muchas cosas.<br />
Martín de Braga, De correctione rusticorum, 16, en Obras completas, Ursicino<br />
Domínguez del Val ed., Madrid, 1990, págs. 150-151. Siglo VII<br />
Texto 4<br />
... Tengo el deber de comunicar a vuestra paternidad que, con la gracia de Dios, puesto<br />
que los germanos han sido probados y corregidos, he ordenado tres obispos y he<br />
dividido la región en tres parroquias. Ahora deseo pediros que queráis confirmar con un<br />
documento escrito la elección de las tres localidades en que han sido ordenados y<br />
establecidos. He establecido una sede episcopal en... Wirzaburg; otra en... Buraburg, y<br />
la tercera en... Erphesfurt, que fue en otro tiempo ciudad de campesinos paganos. Os<br />
ruego devotamente que aprobéis y confirméis estas tres localidades en un documento<br />
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oficial de vuestra autoridad apostólica para que, si Dios quiere, haya en Germania tres<br />
sedes episcopales fundadas y ordenadas por la autoridad de San Pedro según las normas<br />
apostólicas, de modo que nadie ni hoy ni en el futuro ose causar molestias a las<br />
parroquias o violar las disposiciones de la sede apostólica.<br />
Sepa también vuestra paternidad que Carlomán, rey de los francos, me ha llamado a la<br />
corte y me ha encargado que prepare un sínodo que se celebre en la parte del reino que<br />
está bajo su jurisdicción. Me ha dado a entender que es su intención proceder a reformas<br />
y mejoramientos en materia de disciplina eclesiástica, que desde hace ya mucho tiempo,<br />
no menos de sesenta-setenta años, se halla en estado de relajación y corrupción. Por eso,<br />
si verdaderamente él, por inspiración de Dios, quiere realizar esta reforma, necesito<br />
conocer vuestro parecer y tener una orden de vuestra autoridad, es decir, de la sede<br />
apostólica. Los francos, en efecto, como recuerdan los más ancianos, desde hace más de<br />
ochenta años no han celebrado un sínodo ni han tenido un arzobispo, ni se han<br />
preocupado de tener o actualizar las normas de la Iglesia en materia de derecho<br />
canónico. La mayor parte de las sedes episcopales de la ciudad están asignadas a laicos<br />
codiciosos e insaciables o a clérigos adúlteros, granujas y usureros, que las disfrutan<br />
como bienes seculares. Si por orden vuestra debo asumir este cuidado que me pide el<br />
rey, deseo recibir lo antes posible un mandato preciso de la sede apostólica junto con las<br />
normas que debo seguir.<br />
Deseo asimismo tener un escrito vuestro autorizado para saber cómo debo conducirme<br />
cuando encuentro en el clero a los llamados diáconos. Estos, desde su infancia, han<br />
pasado la vida siempre en medio de estupros, siempre entre adulterios, siempre entre los<br />
más asquerosos vicios y, sin embargo, han alcanzado el diaconado, e incluso siendo<br />
diáconos se llevan por la noche a la cama cuatro, cinco o más mujeres, a pesar de lo cual<br />
no se avergüenzan, no temen leer el Evangelio y ser llamados diáconos. Y así, después<br />
de llegar al presbiterado, mantienen relaciones incestuosas y, persistiendo en los<br />
mismos pecados y añadiéndoles otros, dicen que tienen facultad de interceder por el<br />
pueblo y ofrecer las sagradas oblaciones, dada su dignidad de presbíteros; y, lo que es<br />
peor, sin que se lo impidan tales culpas, pasan de dignidad en dignidad y al fin son<br />
ordenados obispos y llamados tales. Y aunque haya estos obispos, que aseguran no ser<br />
disolutos ni adúlteros, lo cierto es que son borrachines, perezosos o dados a la caza;<br />
otros combaten armados en el ejército y con su propia mano vierten la sangre de los<br />
hombres, tanto paganos como cristianos. Puesto que yo estoy reconocido como vuestro<br />
siervo y representante de la sede apostólica, si ocurre que enviemos al mismo tiempo yo<br />
y ellos emisarios para apelar al juicio de vuestra autoridad, actuad de modo que la orden<br />
que vos déis ahí corresponda a la que yo dé aquí...<br />
Si los alamanos, los boioarios y los francos, gente zafia e ignorante, ven que en Roma se<br />
cometen los pecados que aquí condenamos nosotros, considerándolos lícitos y<br />
permitidos por los sacerdotes, se insolentarán contra nosotros con grave escándalo para<br />
su vida. De hecho, afirman haber visto todos los años en Roma e incluso junto a la<br />
iglesia de San Pedro, durante las calendas de enero, bailar en las plazas, alborotar y<br />
cantar canciones deshonestas según las costumbres paganas preparar la mesa, la noche y<br />
el día indicados, con muchos platos, como hacen los gentiles... Dicen además que han<br />
visto en Roma a las mujeres con filacterias y ligaduras en los brazos y en las<br />
pantorrillas, al uso pagano, y que exponían esos mismos objetos para venderlos<br />
públicamente. Todas estas cosas, vistas por personas ignorantes y toscas, son causa de<br />
que nos censuren y obstáculo para la predicación y la doctrina.<br />
Incluso obispos y presbíteros francos, adúlteros y fornicadores empedernidos, que han<br />
tenido hijos siendo ya obispos o sacerdotes, al volver de la sede apostólica dicen que el<br />
Romano Pontífice les ha autorizado a ejercer el ministerio episcopal. Pero nosotros nos<br />
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negamos a creerlo, porque nunca hemos oído decir que la sede apostólica haya juzgado<br />
contra los cánones.<br />
San Bonifacio al papa Zacarías, en MONUMENTA GERMANIAE HISTORIA,<br />
Epistolae merovingici et Karolini aevi, t. III, pp. 299 ss. Año 751.<br />
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