FENÓMENOS SOCIALES EMERGENTES

TABU
Entrevista a María Eugenia González.
Es un sentimiento de
nacimiento y lo vas
construyendo
Mirarse al espejo, observar lo que muestra y no reconocerse, no identificar en esos rasgos los propios, no ser por
fuera lo que se es por dentro. A María Eugenia González, como a miles de travestis en el mundo, esa reflexión
constantemente emerge desde el reflejo: ese cuerpo no es mío, no corresponde con lo que soy. Su elección sexual
la llevó a soportar penurias durante décadas, un calvario impuesto por los valores y la tradición de una sociedad
arraigada a las influencias de la Iglesia Católica, de su dios y de su idolología conservadora.
Nació en Corrientes hace 38 años, se fue de su casa siendo adolecente, vivió (o tuvo que vivir) con una familia
adoptiva. Ya mayor decidió transvestirse y que el exterior se condiga con su interior. Para sobrevivir tuvo que
prostituirse y soportar los agravios y la discriminación. Hoy, gracias a los avances que significaron (y significan)
las leyes de Matrimonio Igualitario e Identidad de Género, lleva el nombre que quiso, está casada y tiene un
trabajo digno. Aquí su historia, una de las tantas que andan dando vueltas por ahí; aunque muchas de ellas todavía
caminan en tacos y minifalda, al amparo de la fría penumbra de una sórdida esquina de la periferia capitalina.
¿Cuándo empezaste a sentirte mujer?
MEG: “Yo creo es una construcción,
no es que un día decís ‘hoy me siento
homosexual’. Es un sentimiento de
nacimiento y los vas construyendo.
Cuando te das cuenta, cuando elegís
tu sexo, en ese momento te preguntas
qué camino elegís y desde ahí te vas”.
¿Se lo contaste a tu familia?
MEG: “En ese momento no podía contárselo,
son temas tabú en la familia”.
¿Y qué hacías?
MEG: “Ocultarme. Yo a los 14 me fui
de mi casa, me fui y empecé a andar
por la calle, fui con familia adoptiva.
Siempre tuve que ocultar mi identidad
hasta que a los 18 decido ser travesti.
No me pude transformar antes
porque era menor y estaba bajo la
tutela del juzgado de menores. Yo tenía
miedo a que me metieran presa,
sólo por el hecho elegir ser una trans.
En ese entonces ya trabaja en la calle,
en la zona prostitución, ya la ejercía.
Hasta que en una epata decido dejar
la calle completamente y dedicarme
a trabajar. Vine a pedir trabajo a
la municipalidad, me pasé por todos
los programas habidos y por haber.
Trabajo hace 18 años. Con la gestión
de Camau (Carlos Mauricio Espínola),
me contratan y ahora con Fabián
(Ríos) me refirman el contrato”.
¿Cuál era el trato con esa familia sustituta
con la que tenias que convivir?
MEG: “Era horrible. No quiero contarlo”.
¿Y la sociedad?
MEG: “Afuera en la sociedad era
escuchar que te gritan: ‘puto de mierda’,
‘travesti’, ‘vestiste como hombre’
y todas esas burlas horribles”.
¿Ibas a la escuela?
MEG: “Abandoné la escuela. Terminé
mi primaria a los 18 y tuve
que abandonar. Pero ahora ya estoy
cursando la carrera universitaria,
terminado el primer año de la tecnicatura
en Enfermería Profesional”.
¿Por qué elegiste el nombre María
Eugenia?
MEG: “María Eugenia (uno, dos segundos
de silencio). María fue mi
mamá, Eugenia mi abuela. Fueron
dos personas muy luchadoras. Mi
mamá me dejó a los seis años, partió
al otro mundo. Y la llegué a conocer a
mi abuela, que me enseñó a enfrentar
la vida, para que no lo vea como un
obstáculo sino lo como un desafío”.
¿Y el apellido?
MEG: “El apellido González de mi
padre”.
¿Después de estas leyes las cosas cambiaron?
MEG: “Por supuesto, me siento bien
porque me siento acompañada por el
hecho de que puedo aportar, antes no
podía. Me siento útil para la sociedad”.
¿Este cambio se da de igual forma
en Corrientes que en otras ciudades
como Buenos Aires?
MEG: “Si, se está dando. Acá tuvimos
un gran avance, se siente en la
sociedad que hoy hay una buena aceptación.
No hay tanta discriminación
como antes que cuando veían a una
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