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4 . F o r t a l e c e n e l s i s t e m a
inmunológico. Investigadores de
Finlandia demostraron otro de los
aspectos positivos de convivir con un
animal: a temprana edad, los
animales ayudan a reducir el
desarrollo de alergias y/o asma.
Para demostrar esto, los expertos de
dicho país hicieron un seguimiento de
397 niños desde su nacimiento hasta
el año, registrando el nivel de
contacto que cada uno tenía con
diversos animales. Los resultados
indicaron que quienes presentaron un
mayor nivel de contacto gozaban de
un sistema inmunológico más fuerte,
es decir, que corrían menos riesgos
de sufrir una enfermedad respiratoria
infecciosa.
5. Pueden ayudar a personas
diabéticas. Increíblemente, algunos
perros pueden ser beneficiosos para
pacientes diabéticos. Las personas
d i a b é t i c a s e x p e r i m e n t a n , e n
ocasiones, una caída en el nivel de
glucosa en sangre pero quizás no
logran detectarlo a tiempo. Sin
embargo, los perros pueden oler la
esencia que revela esa alteración
química y, por ende, alertar a su
responsable. De hecho, existen
organizaciones que entrenan a los
perros con este fin, como por ejemplo
Dogs for Diabetics.
6. Mejoran la esperanza de vida. En
general, se ha comprobado que las
personas con animales viven vidas
más saludables, felices y largas.
Diversas investigaciones estudiaron a
grupos de pacientes que habían sido
dados de alta de una unidad
coronaria y que tenían animales en su
casa. Los resultados fueron una
mayor tasa de supervivencia durante
el próximo año. Para estos pacientes,
la idea de tener un animal que les
brindara compañía y afecto les daba
una sensación de bienestar que se
traducía en una mejor esperanza de
vida.
7. Aumentan la interacción social y
concentración. Existen otros
estudios que aseguran que los
animales pueden enseñar y orientar a
los niños que padecen trastornos por
déficit de atención e hiperactividad
(ADHD), al crear una rutina de
actividades diarias. Los animales
necesitan ser alimentados, paseados
y bañados, y ocuparse de estas
tareas puede colaborar a que los
niños con este desorden aprendan a
relajarse y aumenten sus niveles de
i n t e r a c c i ó n s o c i a l . A d e m á s ,
incrementa el nivel de autoestima. Un
estudio publicado en el American
Journal of Public Health expuso cómo
el estar al aire libre puede reducir los
síntomas de déficit de atención en los
niños. Qué mejor medicina puede
existir entonces para un niño que
pasear junto a su perro por un
parque. Otro beneficio de tener un
animal, pero esta vez para los propios
animales, es brindarle un hogar a un
animal abandonado. En todo el
mundo, organizaciones protectoras
de animales como nosotros, hacen
campaña para que quienes buscan
tener un perro o gato, opten por uno
de los miles de animales que esperan
un hogar en refugios o perreras. Es
una maravillosa forma de sentirse
feliz.
Animales y niños
Desarrollo físico. Los animales
proporcionan un impulso para correr y
practicar habilidades motoras.
Pasear, correr en el patio y lanzarle
una pelota son grandes maneras de
ejercitar al perro o gato, a la vez que
ayudan a que los niños abandonen
las actividades sedentarias y se
muevan. El hecho de permitir a los
niños que recojan los restos de
comida, pongan agua en el bebedero
y ayuden a asear al animal ayuda a
estimular las pequeñas habilidades
motoras. Dependiendo de la edad del
niño, se recomienda la supervisión
por parte de los padres, tanto para la
seguridad del niño como la del
animal.
Desarrollo social. Especialmente
para los niños, los animales pueden
ser unos facilitadores sociales
maravillosos. Los niños son más
propensos a acercarse e interactuar
con otro niño que juega con un animal.
De esta manera, un animal puede ser
el puente entre un niño menos abierto
socialmente y otros potenciales
compañeros de juego. El propio
animal puede ser un objeto social
para los niños debido a la naturaleza
de su relación. Puesto que los
animales nos aceptan como somos,
proporcionándonos una clase práctica
de lo que es una relación social.
Desarrollo emocional. Los animales
pueden facilitar diversos aspectos del
desarrollo emocional, como la
autoestima y el sentido de la
responsabilidad. A medida que los
niños crecen y se implican más en el
cuidado del animal , esto les ayuda a
g a n a r e n a u t o - c o n f i a n z a . L a
responsabilidad de un niño para con
las necesidades de su animal deben
ser apropiadas para su edad. A la
edad de tres años, un niño puede
ayudar a llenar los cuencos de
comida. A los cinco años, puede
empezar a asumir algunas tareas
básicas del aseo del animal, así como
ayudar a limpiar la zona donde
duerme la mascota. A los 9 o 10 años
aproximadamente, puede comenzar a
sacar a pasear al perro solo, y cuando
alcance la adolescencia, el niño lo
más probable es que sea capaz de
a s u m i r l a m a y o r p a r t e d e l a
responsabilidad del animal. Adecuar
las tareas relacionadas con