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CERVEZA CAPITULO 01 - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 2|El despegue del tabaco (1930-1961)|214|<br />

|215|El despegue del tabaco (1930-1961)|Capítulo 2<br />

sideré un deber intervenir en este importante asunto, decidido a evitar la ruina de los<br />

laboriosos agricultores que a ese cultivo han vinculado sus vidas e intereses.Además es<br />

necesario decir a los habitantes del Cibao que no es un negocio próspero este que el<br />

Gobierno viene ahora a controlar para tratar de mejorarlo, sino uno ahogado (¿? Ilegible)<br />

continuamente (ilegible) con un pasado en ruinas, con un presente nada satisfactorio<br />

y con un futuro de incertidumbre y peligro...El Gobierno no busca utilidades, sino<br />

favorecer con todo su poder a las clases laboriosas que de este cultivo dependen; y al<br />

efecto se propone devolver de alguna manera a los campesinos cualquier beneficio que<br />

eventualmente pudiera resultar y cuenta con que tendrá la cooperación cordial y decidida<br />

de todas las personas y entidades que pueden y deben prestar una ayuda eficaz para<br />

que este esfuerzo generoso alcance pleno éxito...»|51|<br />

Una vez explicados los motivos, se procedió a anunciar formalmente la medida de fijar<br />

los precios del tabaco, según sus clases: tres pesos con cincuenta centavos oro americano<br />

por la FF; dos pesos con cincuenta centavo por la F; un peso cincuenta centavo<br />

oro americano por la A enmanillada, de las zonas de interior, y cincuenta centavos<br />

oro americano menos de los precios indicados por el tabaco de la zona denominada<br />

de la costa. «Estos precios se han considerado base prudente para la compra de toda la<br />

cosecha, evitando que haya un sobrante sin posible venta al final, en manos de los productores.<br />

Si las sombrías perspectivas actuales de los mercados exteriores se aclaran, me<br />

será sumamente grato aumentar aún esos precios, para así ofrecer mayor bienestar al<br />

campesino».|52|<br />

Al año siguiente, en 1932, los conflictos de Trujillo con el sector empresarial, mas no<br />

necesariamente con el tabacalero, estuvieron a la orden del día. Uno de los mecanismos<br />

de control que impuso Trujillo fue la incorporación a las Cámaras de Comercio del país<br />

a la Secretaría de Agricultura y Comercio, para lo cual les exigía informes periódicos y<br />

envío de los estados financieros. La más activa de todas las Cámaras, la de Santiago, protestó<br />

enérgicamente con la medida. «La directiva considera estas expresiones deprimentes<br />

a la libertad y soberanía de las Cámaras de Comercio y por lo tanto fue resuelto levantar<br />

una protesta ante el Secretario de Estado de Agricultura y Comercio firmada por<br />

todos los miembros de la Junta».|53|<br />

Por supuesto que la protesta fue elevada, mas no aceptada. En revancha,Trujillo exigió a la<br />

Cámara la devolución de US$5,000.00 por concepto de un subsidio hecho por el Estado<br />

para una de las campañas tabacaleras que había organizado la Cámara. Como colofón del<br />

control, en 1934,Trujillo dispuso de manera oficial que los miembros directivos de las Cámaras<br />

debían ser elegidos por el Presidente de la República, llegando incluso a establecer<br />

que, en el caso de renuncia o sustitución, debía contar con la anuencia del Ejecutivo para<br />

hacer la sustitución. De no cumplirse estas disposiciones habría fuertes penalidades.<br />

El camino hacia la monopolización y el control estaba trillado. Los empresarios todavía<br />

se resistían a esta realidad. Según parece, los empresarios de la región norte decidieron<br />

asociarse para enfrentar los deseos de monopolización y control de Trujillo.<br />

Por ejemplo, el Dictador no tardó en mostrar el verdadero interés que tenía de monopolizar<br />

la venta de los plátanos a través del control exclusivo del puerto de Puerto<br />

Plata. Para lograr sus objetivos el Dictador promulgó una disposición legal creando<br />

un trust que controlaría la exportación de plátanos por el Cibao. Se especificaba<br />

que sólo el 10% de los plátanos que se producían en la región cibaeña podían ser exportados<br />

por Puerto Plata. El resto debía exportarse por otros puertos, especialmente<br />

el de Santo Domingo. Absurdo, ¿no? La medida lógicamente afectaba a los productores<br />

del Cibao.<br />

Ante la situación las Cámaras de Comercio de Puerto Plata, Santiago y Moca se unieran<br />

para luchar en contra. Planteaban que, si los plátanos eran producidos en la zona<br />

norte, lo lógico y justo era que se exportaran por su puerto, utilizando el Ferrocarril<br />

Central Dominicano. Enviaron cartas de protestas al Presidente Dictador. En respuesta,<br />

Trujillo lanzó una flotilla de camiones que transportaría los productos a precios irrisorios<br />

desde el Cibao hasta Santo Domingo. Una nueva protesta de las Cámaras fue en-<br />

Anuncio de la<br />

Dominican Tobacco<br />

Company en<br />

los años 30.

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