Conclusiones - Academia de Ingeniería

CONCLUSIONES DEL V CONGRESO NACIONAL DE LA
ACADEMIA DE INGENIERÍA
El impacto de la ingeniería en la vida cotidiana de miles de millones de personas
en el planeta es considerable. Al respecto, por tan sólo mencionar un ejemplo, la
construcción de sistemas de alcantarillado permitió evitar más muertes que
muchos avances en medicina. Una gran variedad de cosas que damos por
sentadas alrededor nuestro son producto de desarrollos en ingeniería. Los
automóviles, el suministro de agua y energía eléctrica, los aviones, los teléfonos
fijos y celulares, los hornos de microondas, los refrigeradores, las lavadoras y las
secadoras, así como las televisiones son tan sólo unos cuantos casos de bienes
que empleamos a diario que requirieron de diseños, pruebas y procesos de
producción ingenieriles. La ingeniería está íntimamente ligada con el aumento en
la calidad de vida.
En México se tiene una población estudiantil en escuelas de ingeniería, a nivel
licenciatura, de alrededor de medio millón, pero la deserción alcanza el 50%.
Adicionalmente, es necesario mejorar la preparación de los egresados. En ese
sentido, resulta conveniente reforzar y replicar esfuerzos incipientes para implantar
el modelo escuela-industria, a fin de que los estudiantes de ingeniería sean
expuestos a los retos que se enfrentan en la práctica profesional y sean
entrenados por ingenieros con experiencia. De hecho los internados en la industria
deberían ser obligatorios, imitando la sana práctica para la formación de médicos,
para los cuales las residencias hospitalarias son indispensables. Asimismo, sería
conveniente que las instituciones oficiales en las que se practique la ingeniería
vuelvan a implantar programas de capacitación en servicio, a través de los cuales
los ingenieros de experiencia funcionaren como mentores de los nuevos
ingenieros.
Actualmente los ingenieros mexicanos enfrentan una competencia global, por lo
que es importante tener la visión de estar al nivel de los mejores en el mundo. En
ese sentido resulta preocupante que tan sólo 10% de los becarios del Conacyt
estén haciendo un posgrado en ingeniería, puesto que el país requiere preparar
mucho más ingenieros para enfrentar los retos que su desarrollo le plantea.
Se ha propuesto que la era geológica denominada “holoceno” que representa los
últimos 11,000 años ha llegado a su fin, para dar lugar al “antropoceno”, en vista
del impacto que la actividad del hombre ha tenido sobre el medio ambiente. El
holoceno se ha caracterizado por ser una época de un clima muy estable, lo cual
ha permitido el desarrollo de las civilizaciones. No obstante, la actividad del
hombre, particularmente la emisión de gases de efecto invernadero desde la
revolución industrial ha tenido un efecto considerable en el balance térmico del
planeta, incrementando su temperatura promedio. Este hecho es aceptado por
alrededor del 97% de la comunidad científica. Sin embargo, la percepción pública
del problema no es la misma. De hecho, la mayoría de los ciudadanos comunes
no están conscientes de la gravedad del asunto. Se tiene preocupación de que al

itmo de emisiones que se tienen hoy, se tendría un incremento en la temperatura
promedio de la tierra de entre 5 y 9°C, que fue lo que ocurrió cuando se registro el
“Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno” (PETM, por sus siglas en inglés), con
consecuencias desastrosas para el planeta. La ingeniería tiene mucho que ofrecer
en términos de medidas para mitigar los efectos del cambio climático. Ejemplos de
lo anterior son: mejorar la eficiencia energética, disminuir la dependencia del
automóvil, mejorar la eficiencia de plantas generadoras de electricidad, sustituir
carbón por gas natural, capturar y almacenar CO 2 , emplear fisión nuclear de última
generación así como electricidad eólica, energía solar y biocombustibles de
segunda generación, y administrar sustentablemente los bosques. De hecho, el
Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y
el MIT han concluido que los combustibles fósiles se pueden usar de forma
sustentable si se captura CO 2 , que puede emplearse para recuperación mejorada
de yacimientos petroleros.
En general los países que son considerados casos de éxito en materia de
desarrollo económico, son aquéllos que educan más ingenieros. Asimismo, los
países que han avanzado de manera más ordenada, tienen ingenieros en puestos
de decisión. Es indiscutible que la construcción de infraestructura es disparadora
del desarrollo económico y generadora de empleos. A través de la participación de
muchos miembros destacados de la ingeniería mexicana se ha integrado el Plan
Nacional de Infraestructura que constituye un esfuerzo de planeación a largo
plazo. En el marco del Plan se ha identificado que, con objeto de enfrentar los
rezagos del país en la materia, se requieren del orden de 400 mil millones de
dólares de inversión, de los cuales la mitad debería provenir del sector público y la
otra mitad, del sector privado. Al respecto, es necesario llevar a cabo las reformas
legales necesarias que permitan una inversión privada de esta magnitud.
Desafortunadamente no hay suficientes proyectos para concretar el Plan. Al
respecto, es indispensable que las instituciones gubernamentales implementen
procesos de planeación a largo plazo que incluyan la identificación de
necesidades de infraestructura, estudios de gran visión, anteproyectos y proyectos
ejecutivos. En ese sentido, es necesario dar preferencia a la participación de
empresas de ingeniería mexicanas, con el objeto de que el país recupere su
capacidad en ese terreno. Asimismo, sería conveniente inducir a las empresas a
especializarse en un nicho de mercado, con el objeto de que adquieran
competitividad de clase mundial. Además de la elaboración de proyectos de
ejecutivos, en el marco de los procesos institucionales de planeación de largo
plazo es necesario contemplar la oportuna adquisición de terrenos, la obtención de
financiamiento, la identificación de empresas con experiencia y capacidad para
ejecutar los proyectos, la eficaz y oportuna atención a las necesidades sociales de
las comunidades vecinas a los sitios en los que se construirán los proyectos, y la
ejecución de obras de mitigación, conservación y recuperación ambiental que
cumplan con los estándares normativos y, de ser posible, vayan más allá de lo
estrictamente indispensable. Finalmente, es necesario evitar la indeseable práctica
de que la misma empresa que construye, realice el proyecto ejecutivo. Al respecto,
se requiere promover un cambio normativo, a través del cual los presupuestos

dedicados a proyectos, sin dejar de ser gasto de inversión, se separen de aquéllos
destinados a la construcción.
Ha habido avances notables en materia de incorporación de posgrados al padrón
de excelencia, en el número de becarios del Conacyt, en el número de
investigadores pertenecientes al SNI, en el número de artículos publicados en
revistas indizadas. No obstante, el nivel de solicitudes de patente en nuestro país
no ha crecido en muchos años. Peor aún, el 95% de las solicitudes de patentes
corresponde a extranjeros. Países como Brasil han establecido una política de
estado basada en la inversión en investigación, desarrollo tecnológico e
innovación. Nuestro país empieza a exhibir rezago en esa materia con respecto a
la región latinoamericana. Con notables excepciones, la investigación sigue
estando desligada de las necesidades sociales de los mexicanos y con los
problemas estratégicos que aquejan al país. Es necesario crear incentivos para
que los investigadores, especialmente en las áreas de ingeniería, generen
conocimiento relevante para atender los requerimientos de la Sociedad Mexicana.
El discurso basado en la declaración débilmente sustentada de que la ciencia y la
tecnología están altamente correlacionadas con el desarrollo, está desgastado.
Ahora debe hablarse de cómo la comunidad científica y tecnológica de este país
puede contribuir a abatir la pobreza, la marginación, el desempleo, la inseguridad,
la falta de productividad y competitividad, etc. Esa es la forma de construir una
eficaz y relevante política de estado en materia de ciencia, tecnología e
innovación.
En lo tocante a petróleo, es necesario seguir impulsando la implantación de
modelos de administración de talento, que incluyan los aspectos de reclutamiento,
desarrollo, asignación, evaluación y reconocimiento, sucesión y retiro. Asimismo,
se requiere incrementar la vinculación de Pemex con las universidades y los
centros de investigación para que se lleve a cabo la investigación y el desarrollo
tecnológico relevante en materia de exploración y producción, tomando en cuenta
las particularidades de los yacimientos mexicanos. Pemex Exploración y
Producción se encuentra agobiada por una regulación excesiva. Es necesario que
la Comisión Nacional de Hidrocarburos desempeñe el papel para el que fue
creada y no invada las funciones operativas de la empresa. Al respecto, es
deseable llegar a un equilibrio que incluya: certidumbre en regulación, plan
regulatorio base, voto público en sesión abierta, mecanismo de consulta formal al
regulado, esquemas de reporte y rendición de cuentas sobre aspectos que sean
materia de regulación, mecanismos claros de transitoriedad, regulación
privilegiando el costo-beneficio. La exploración y explotación petrolera en aguas
profundas representa un enorme reto y una gran oportunidad para la ingeniería
mexicana, particularmente en la generación y aplicación de tecnologías de
avanzada para la identificación de campos petroleros promisorios. Al respecto, se
estima que los yacimientos en aguas profundas llegarán a representar un 30% de
las reservas del país, por lo que es urgente impulsar inversiones importantes en la
materia.

El agua constituye un tema muy complejo en el que intervienen variables técnicas,
ambientales, económico-financieras, jurídicas y sociopolíticas. La actual
legislación en la materia resulta difícil de aplicar, entre otras cosas por la falta de
disposiciones reglamentarias y la existencia de inconsistencias. El sistema de
gestión del agua es sumamente intrincado y ha provocado una excesiva
descentralización, con el consecuente debilitamiento de la autoridad del agua. Es
necesario diseñar una nueva Ley de Aguas sustentada en la experiencia de la
aplicación de las anteriores. Resulta asimismo preocupante la descapitalización
técnica de la Comisión Nacional del Agua y que los puestos directivos en la misma
se hayan manejado como botín político en administraciones recientes. La
adecuada atención a la problemática hídrica de México necesariamente pasa por
una radical adecuación del arreglo institucional en la materia. Al respecto, es
tiempo ya de reconocer la importancia de la gestión del recurso creando una
Secretaría de Recursos Hídricos en la que por mandato se privilegie la
capacitación continua y la excelencia técnica.
La sequía es un fenómeno recurrente y familiar en gran parte del territorio
mexicano. En ese sentido, es necesario poner el acento en acciones de
adaptación. Asimismo, resulta urgente fortalecer e implementar programas de uso
eficiente, reúso y recirculación, desalación, aprovechamiento de la humedad del
suelo, y reorientar la producción de alimentos, bienes y servicios teniendo en
mente el concepto de agua virtual. Finalmente, será imposible cumplir con los
compromisos de generación de energía con tecnologías limpias a menos que se
sigan considerando nuevos proyectos hidroeléctricos de gran envergadura, los
cuales deben ser socialmente aceptables, ambientalmente viables y
económicamente rentables. En ese sentido, es necesario adecuar la legislación a
fin de que las comunidades reciban beneficios directos del desarrollo de
proyectos, los cuales deben estar sujetos a procesos de consulta pública y ser
planteados bajo un enfoque de proyectos integrales con beneficios múltiples.
En forma análoga a lo que ocurre con las sequías, múltiples regiones del planeta
están frecuentemente sujetas a inundaciones. De hecho, así como la escasez de
agua es endémica en las regiones áridas, la abundancia lo es en las regiones
húmedas. Al respecto, se requeriría un nuevo paradigma para caracterizar eventos
extremos. En ese sentido, debe subrayarse que la caracterización ha de ser
hidrológica y no climatológica. Lo anterior obedece a que la respuesta de las
cuencas y, por tanto, los efectos de una sequía o de una lluvia abundante
dependen, entre otras cosas, de la humedad antecedente del suelo y de la
concurrencia de otros fenómenos, tales como las mareas de tormenta en los
casos de ríos que drenan al mar. De hecho, la actual clasificación de los
huracanes es inadecuada en términos hidrológicos, habida cuenta de que sólo
toma en cuenta la velocidad del viento.
El cambio del clima no es un fenómeno reciente, en tanto que la variabilidad
climática ha existido siempre. Si bien es cierto que es altamente probable que la
actividad humana ha incidido sustancial en el balance térmico del planeta y, por
tanto, en la temperatura global promedio, el clima exhibe de manera natural

variaciones que es necesario reconocer en cada sitio en particular. Es
precisamente la desviación anormal de esas variaciones lo que podría dar lugar a
caracterizar un evento como extremo, trátese de escasez o abundancia de agua.
El Sureste Mexicano es una de esas regiones en las que la abundancia de agua
es endémica. Resulta entonces abrumador que la irresponsabilidad, omisión y
deshonestidad de autoridades haya propiciado la inundación de cauces naturales,
la disminución de su capacidad por el inadecuado emplazamiento de
infraestructura, e incluso la insistencia de operar las presas con criterios distintos a
los estrictamente técnicos. La población debe cobrar conciencia de que una
inadecuada operación de la obra de excedencias de un embalse puede provocar
su falla, con consecuencias catastróficas para la población asentada aguas abajo.
Indiscutiblemente es necesario llevar a cabo severas acciones de ordenamiento
territorial para que los cauces recuperen su capacidad. Asimismo es necesario
contar con códigos de construcción apropiados que se sustenten en una filosofía
de adaptación a las inundaciones. Adicionalmente, resulta indispensable la eficaz
comunicación de riesgos a la población, la elaboración de planes de evacuación
que incluyan alertas tempranas, la promoción de seguros contra daños causados
por inundaciones, el aprovechamiento y recuperación de la capacidad
almacenamiento natural, así como medidas estructurales tales como la
construcción de presas, bordos, muros y cauces de alivio, el mantenimiento
adecuado de la infraestructura, y, finalmente, el mejoramiento de la coordinación
interinstitucional.
El Sistema Grijalva-Usumacinta es sumamente complejo. Sólo se regula uno de
los doce cauces que inciden en la planicie tabasqueña, y que aporta apenas el
17% del escurrimiento. Para atender la problemática de inundaciones en la zona
es necesario plantear un programa integral de desarrollo. El mismo debería
contemplar la generación de beneficios sociales tangibles para las comunidades
vecinas a los sitios de los proyectos identificados. En materia de infraestructura,
resulta indispensable regular los ríos de la Sierra. Una posibilidad al respecto es
construir los proyectos Chinin, Itzantún y Salto del Agua. Adicionalmente es
necesario adecuar la obra de excedencias de la presa Malpaso. También deben
extenderse los bordos de protección, e independizar la salida al mar de los ríos
Grijalva y Usumacinta. Finalmente, sería conveniente construir cuatro proyectos
en el tramo binacional del Usumacinta (Yaxchilán, Isla del Cayo, El Porvenir, La
Línea) y uno más en el territorio nacional (Tenosique). La generación de
electricidad pagaría el costo de la construcción de los proyectos. El planteamiento
debería ser asumido como un proyecto de estado.
En materia de control de inundaciones los retos para la ingeniería son múltiples.
Entre éstos está el desarrollo y aplicación de metodologías que permitan la
caracterización probabilista de la ocurrencia conjunta de eventos extremos en
sistemas con hidrografía compleja, tales como los ocurridos en años recientes en
la planicie tabasqueña, incluyendo no sólo las aportaciones de los diversos cauces
que inciden sobre ella, sino también el efecto de la marea de tormenta. Asimismo,
resulta indispensable revisar la seguridad hidrológica de las presas con las

mejores herramientas científico-tecnológicas disponibles, especialmente tomando
en cuenta el registro hidrométrico y otros escenarios que sean estadísticamente
análogos. Lo anterior, con el objeto de definir políticas óptimas de operación para
la época de avenidas. Finalmente, deben continuarse los esfuerzos para
desarrollar modelos de pronóstico hidrológico para alertas tempranas, basados en
pronósticos meteorológicos, que incorporen metodologías de asimilación de datos
en el marco de un enfoque de control óptimo adaptativo.
La economía verde toma en cuenta interacciones con el medio ambiente y las
consecuencias socioeconómicas del desarrollo. La ingeniería verde se enfoca en
la adaptación y debe estar sustentada en la interdisciplinariedad. La ingeniería
debe participar en la discusión, definición y la adopción de políticas ambientales.
Los costos del cambio climático resultan superiores a los costos de mitigación. El
tránsito hacia una economía verde baja en carbono involucra: inversiones
ambientales, tales como vivienda y construcción verde, y transporte limpio;
infraestructura ambiental, como es el caso de manejo y tratamiento de residuos,
tratamiento de aguas residuales, y energías alternas; negocios ambientales como
mercados verdes, mercados de carbono, y biomateriales; y empleos ambientales.
Al respecto, está demostrado que hay ejidos y comunidades que han
incrementado sus ingresos y salen de la pobreza gracias a empresas forestales
comunitarias, negocios de ecoturismo, y venta de servicios ambientales a nivel
local y global. Asimismo, existe evidencia de que la economía verde empresarial
redunda en ahorro de agua, ahorro de energía eléctrica, disminución de emisiones
y residuos, lo cual conlleva sustanciales beneficios económicos. No obstante, es
importante hacer análisis del ciclo de vida de las tecnologías limpias para
determinar la huella de carbón total involucrada en su producción. Finalmente,
algunos expertos piensan que sólo una crisis gigantesca hará que la población
mundial cambie su paradigma de consumo a uno de sustentable, debido a que
nadie quiere renunciar a la comodidad.
Entre las energías renovables alternativas destacan la solar, la eólica, la
geotérmica, la de biomasa y la oceánica. Es importante aprovechar estas fuentes
de energía incentivando la participación de la ingeniería mexicana, a fin de que el
país desarrolle capacidad tecnológica en la materia. En particular es destacable
que el aprovechamiento de la bioenergía y de la biomasa resulta atractivo por su
flexibilidad, ya que puede ser combinado con sistemas convencionales de
generación de energía.
En lo tocante a informática y computación, el gobierno mexicano debe desarrollar
estrategias que permitan a la población tener acceso universal a infraestructura
informática, así como a utilizar y generar contenidos digitales. Los componentes
esenciales que debe considerar de la agenda digital de México son: contar con
una red nacional de educación e investigación de clase mundial, ofreciendo
conectividad a las comunidades usuarias al menor costo posible; garantizar que
todos los planteles de educación pública básica, media y superior y centros de
investigación cuenten con una conexión de banda ancha hacia la red y que en
cada aula haya dispositivos de acceso a internet y equipo de cómputo; incorporar

la alfabetización digital como materia obligatoria del programa de estudio desde la
primaria; acelerar el apagón digital y la introducción de servicios digitales múltiples
de bajo costo, y generalizar los derechos de acceso a la información y la libertad
de expresión en internet.
Las telecomunicaciones han sustituido al transporte en múltiples actividades de la
humanidad. El Internet ha venido a revolucionar la manera en que la humanidad
se comunica. Las redes de telecomunicaciones han transitado a la transmisión de
datos. Con base en estas tres observaciones, se propone la adopción de una
política de telecomunicaciones moderna y acorde con las perspectivas
tecnológicas que se avecinan, de la cual se deriven reglas y regulaciones que
permitan el avance social y económico de nuestro país en el marco de la sociedad
del conocimiento, y permitan que la industria de la información genere riqueza y
empleo. Al respecto, es necesario estar atentos a los nuevos paradigmas en la
materia, tales como las redes de siguiente generación, las redes inteligentes
orientadas al usuario y el acceso a cualquier servicio de telecomunicaciones
desde cualquier dispositivo, en cualquier lugar y en cualquier momento. Esto
revolucionara no sólo las telecomunicaciones sino que intervendrá en todos los
campos del quehacer humano como son: finanzas, compras y ventas, banca,
ecología, tráfico, entretenimiento y medicina.
En materia de electricidad, el uso eficiente y el ahorro de energía deben
incorporarse a la política de servicio, por lo que su promoción es necesaria para
cimentar una nueva cultura de consumo, con apoyos accesibles a los
consumidores industriales, comerciales y domésticos. En términos de seguridad
energética, es necesario mantener un portafolio diversificado de combustibles esto
es, gas, combustóleo, carbón e incluso combustibles para plantas nucleares.
Asimismo, es indispensable satisfacer estándares internacionales de seguridad.
También se requiere reducir los impactos ambientales producidos por la
producción de energía eléctrica. Finalmente, es imperativo promover la
participación de empresas mexicanas de ingeniería en el desarrollo de proyectos
de infraestructura, emprendidos por los tres órdenes del gobierno.
Los cambios sufridos en nuestro país por efecto de la globalización, han
transformado la educación y la investigación, pero en gran medida han beneficiado
solamente a unos cuantos. En este sentido resulta indispensable redoblar
esfuerzos en materia de descentralización que estén acompañados de la dotación
de infraestructura y la creación de plazas en universidades y centros de
investigación ubicados en provincia. Por otra parte, sólo será posible tener
profesores e investigadores de clase mundial si sus salarios son competitivos con
los que se perciben en el extranjero, ajustados por la paridad de poder de compra.
La creación de plazas es imperativa a fin de dar cabida a un gran número de
becarios que actualmente, una vez graduados, no encuentran trabajo. Se requiere
fortalecer la relación docencia-investigación, dejando atrás el paradigma de
separar las anacrónicas figuras del “investigador” y “profesor” para dar pie a la de
“profesor-investigador”, replicando la sana práctica de las mejores universidades
del mundo, en las que la mayor parte de la investigación se realiza a través de

tesis de grado supervisadas por un profesor. Asimismo, para formar profesionales
integrales, es necesario se requiere fortalecer la vinculación escuela-investigaciónindustria-gobierno,
a fin de que la formación de ingenieros y la investigación y el
desarrollo tecnológico respondan a las necesidades del país y no en cambio estén
gobernadas por agendas definidas en otras latitudes. Los planes de estudio deben
ser revisados para alcanzar la flexibilidad, pertinencia y competitividad. La
participación de los investigadores en ingeniería en la solución de la problemática
nacional sólo ocurrirá si se crean los estímulos adecuados. Al respecto, es urgente
modificar los criterios de evaluación que imperan en el Sistema Nacional de
Investigadores, en los que para fines prácticos sólo se toman en cuenta los
artículos publicados en revistas indizadas y, para acceder a los niveles altos del
Sistema, los que se publican en foros de “alto factor de impacto”. Esto resulta
totalmente inadecuado en el caso de la ingeniería, dado que los desarrollos y
contribuciones de mayor impacto son aquéllos que producen un cambio positivo
en la práctica de la profesión. Finalmente, se requiere una política de estado que
asegure un significativo incremento en la inversión en educación, investigación,
desarrollo tecnológico e innovación. Al respecto, es necesario que el sector
público reclasifique el gasto en la materia como gasto de inversión y que el sector
privado deje su postura mezquina y reconozca que la inversión en la materia es
altamente redituable.
No se puede concebir un país desarrollado sin una amplia y sólida infraestructura
para proveer bienes y servicios a la población. Los países en vías de desarrollo
requieren hacer significativas inversiones en infraestructura para abatir los rezagos
en diferentes órdenes y elevar la calidad de vida de sus habitantes. Hasta los años
ochenta el gobierno mexicano hacía inversiones sustanciales en el desarrollo de
infraestructura, lo cual permitió desarrollar y mantener una capacidad técnica y
constructiva notable, no sólo en el sector público, sino también en el privado. No
obstante, como resultado de una profunda crisis económica en el país, a partir de
entonces se han sistemáticamente desmantelado cuadros técnicos lo que ha
provocado una descapitalización del país en materia de desarrollo de
infraestructura. Lo anterior contrasta con la creciente necesidad de bienes y
servicios que sólo podrá ser satisfecha si la nación cuenta con una infraestructura
suficiente.
En efecto, el futuro de México en un mundo global y altamente competitivo
depende en buena medida, de la eficiencia de su infraestructura física. Si bien es
indispensable dar continuidad al Programa Nacional de Infraestructura, no hay
suficiente ingeniería en México para desarrollar todos los proyectos en puerta. Una
buena ingeniería permite lograr ahorros sustanciales en la construcción, así como
reducir incertidumbres para la concreción de los mismos. Al respecto, es necesario
despolitizar la selección y los programas de ejecución de los proyectos. En este
sentido, es deseable que el gobierno establezca una política de estado que cree
incentivos que faciliten el desarrollo y la competitividad de empresas de
consultoría y constructoras mexicanas, así como la duración transexenal de los
proyectos. Adicionalmente, la ingeniería mexicana debe ser tomada en cuenta
para participar en la planeación, jerarquización y definición de los proyectos.

En el caso particular de la infraestructura petrolera, Pemex tiene el mandato de
maximizar el valor de los activos petroleros y los hidrocarburos de la nación,
satisfaciendo la demanda nacional de productos petrolíferos con la calidad
requerida, de manera segura, confiable, rentable y sustentable. Sería conveniente
establecer un tabulador de servicios de ingeniería, así como documentar el
desempeño de las empresas que los proveen, en el ánimo de asegurar la calidad
de los proyectos y de transparentar los procesos para su asignación.
México tiene el potencial de ser la quinta economía del mundo y de llegar a tener
indicadores de desempeño a la altura de los países más desarrollados, siempre y
cuando se tenga un crecimiento económico sostenido del 5% del PIB, la población
llegue a la estabilidad en 2050 y se desarrolle la infraestructura necesaria, con
particular acento en infraestructura verde que contribuya significativamente a la
reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero.
La planeación debe estar presente en todas las actividades humanas y
particularmente en la ingeniería. La planeación puede definirse como el trazo de la
metodología con la cual es posible lograr exitosamente un propósito. Por su
naturaleza, la planeación es interdisciplinaria. No planear conduce a su antónimo:
improvisar. La Agenda del Agua 2030 es un esfuerzo de largo aliento que se
construyó con base en una imagen-objetivo para el país en un horizonte de
planeación de 20 años. Al respecto, se aspira a que el país tenga ríos limpios,
ciudades seguras ante inundaciones, gestión sustentable en cuencas y acuíferos,
y uso eficiente del agua en la agricultura. La planeación a largo plazo debe ser
asumida como una política de estado. El sistema de planeación del sector
eléctrico está basado en modelos de optimización y simulación. Para el efecto, se
consideran proyectos a corto plazo (1 a 4 años), mediano plazo (4 a 15 años) y a
largo plazo (15 a 30 años). La legislación en la materia se traduce en la
minimización de los costos de inversión, operación y falla. El costo de falla es el
daño que se le causa a la sociedad debido a la energía no suministrada por
interrupciones en el servicio. Se emplea un criterio económico de confiabilidad que
consiste en desarrollar el sistema hasta lograr que el costo marginal del suministro
iguale al beneficio marginal de la confiabilidad (para el efecto, se toma como costo
de energía no suministrada 1 dólar/kWh). El proceso de planeación está sujeto a
incertidumbres en el crecimiento de la demanda, el precio de combustibles, la
disponibilidad de combustibles, la normativa ambiental, el acceso a desarrollos
tecnológicos, y la hidrología. Para llevar a cabo la planeación del sector se
emplean modelos de optimización, de simulación, de pronóstico de la demanda y
estocásticos. Sería preferible que en los procesos de planeación se empleare un
horizonte transexenal. Para destacar la importancia de la planeación, es
conveniente recordar la siguiente frase de John F. Kennedy: “Ni el tiempo ni el
mundo permanecen estáticos. La regla es el cambio. Quienes sólo miran al
presente y al pasado corren el riesgo de perderse el futuro”.