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vamos despacio, que tenemos prisa - Asociación Derecho a Morir ...

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“En cuanto al objeto de la ley, ésta se ocupa del<br />

proceso del final de la vida, concebido como un final<br />

próximo e irreversible, eventualmente doloroso y lesivo<br />

de la dignidad de quien lo padece, para, en la medida<br />

de lo posible, aliviarlo, en su transcurrir, con respeto a<br />

la autonomía, integridad física e intimidad personal de<br />

la persona. Se pretende, de tal forma, asumir legalmente<br />

el consenso generado sobre los derechos del<br />

paciente en el proceso final de su vida, sin alterar, en<br />

cambio, la tipificación penal vigente de la eutanasia o<br />

suicidio asistido, concebido como la acción de causar<br />

o cooperar activamente con actos necesarios y directos<br />

a la muerte de otro, aspecto ajeno a los regulados<br />

en la presente ley”.<br />

La AFDMD lleva años solicitando al Ministerio de Sanidad<br />

<strong>que</strong> realice un estudio cualitativo sobre cómo mueren los<br />

españoles, pero la sensibilidad del Gobierno respecto a<br />

este tema ha sido nula. Al igual <strong>que</strong> le ocurrió al Partido<br />

Popular, entonces obligado<br />

por una norma<br />

europea y sobre todo<br />

por la iniciativa catalana<br />

del año 2000, a<br />

hacer la ley 41/2002<br />

de autonomía del<br />

paciente, esta vez tres<br />

comunidades autónomas<br />

le ofrecieron al<br />

PSOE una oportunidad de oro para consolidar el derecho<br />

a una muerte digna, pero, una vez más, la respuesta ha<br />

sido decepcionante.<br />

Justificaciones y excusas<br />

¿Por qué cuesta tanto <strong>que</strong> se respete la autonomía del<br />

paciente Una explicación es <strong>que</strong> la tradición médica,<br />

en este caso, es una pesada losa <strong>que</strong> dificulta un nuevo<br />

paradigma en la relación médico paciente acorde con<br />

los tiempos, basado en el diálogo, el respeto mutuo y la<br />

responsabilidad.<br />

Hace 25 siglos, en tiempos de Hipócrates, el enfermo era<br />

un ser débil tanto física, como moralmente. El enfermo<br />

hacía lo <strong>que</strong> se le decía “y punto”. La autonomía del<br />

paciente, el respeto a su voluntad y a su dignidad, no<br />

aparece como valor hasta mediados del siglo XX.<br />

Ciento cincuenta años después de la proclamación de los<br />

valores de la Revolución Francesa, libertad, igualdad y<br />

fraternidad, la sociedad <strong>que</strong>da horrorizada por los crímenes<br />

del nazismo (“¿Cómo vivir después de Auschwitz”<br />

se preguntará el filósofo). Una veintena de médicos<br />

fueron juzgados en Núremberg, de los cuales siete fueron<br />

condenados a muerte, tanto por su colaboración en el<br />

genocidio, como por la esterilización forzosa y masiva de<br />

enfermos mentales, la realización de experimentos médicos<br />

sin el consentimiento de los afectados y el asesinato<br />

en hospitales y residencias de miles de personas estigmatizadas<br />

como anciana, débil, insana, incurables, etc.<br />

(programa eutanasia).<br />

En 1932 los servicios públicos de salud americanos<br />

iniciaron el experimento Tuskegee (Alabama): seguimiento<br />

de 399 aparceros afroamericanos enfermos de sífilis<br />

para observar la progresión natural de la enfermedad.<br />

Los sujetos no dieron su consentimiento, no fueron informados<br />

de su diagnóstico y fueron engañados al decirles<br />

<strong>que</strong> tenían “mala sangre”, <strong>que</strong> recibían tratamiento médico,<br />

transporte, comidas y un seguro de sepelio gratis (con<br />

autopsia incluida). Cuando en 1947 se dispuso de un tratamiento<br />

eficaz para la sífilis, los científicos lo ocultaron y<br />

advirtieron a los enfermos <strong>que</strong> la evitaran para continuar<br />

estudiando cómo la enfermedad avanzaba y acababa<br />

provocando la muerte. En 1966 un investigador comunicó<br />

su preocupación sobre la moralidad del estudio, pero<br />

el centro de control de<br />

El Juramento hipocrático,<br />

documento de hace 25 siglos,<br />

desconoce los derechos del paciente.<br />

En una sociedad democrática (de<br />

derecho) es un documento obsoleto<br />

enfermedades contestó,<br />

con el apoyo de las<br />

asociaciones médicas,<br />

<strong>que</strong> era necesario<br />

completar el estudio<br />

hasta tener todas las<br />

autopsias. En 1972,<br />

una portada en el New<br />

York Times provocó tal<br />

escándalo <strong>que</strong> el estudio, “posiblemente la más infame<br />

investigación biomédica de la historia de los Estados<br />

Unidos”, fue cancelado. De los 399 enfermos, solo 78<br />

estaban vivos, 28 habían muerto de sífilis y otros 100 de<br />

complicaciones médicas relacionadas; 40 mujeres y 19<br />

niños resultaron infectados.<br />

Tras estos horrores, en 1948 la Asamblea General de las<br />

Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de<br />

los <strong>Derecho</strong>s Humanos y en 1978 Estados Unidos publicó<br />

el Informe Belmont: “Principios éticos y pautas para la<br />

protección de los seres humanos en la investigación”. Es<br />

entonces, en la segunda mitad del siglo XX, cuando el<br />

valor autonomía aparece en la historia de la humanidad,<br />

es decir, “ayer”.<br />

Que la autonomía sea reciente para la medicina puede<br />

ser una explicación, pero no una excusa. La democracia<br />

también lo es, tanto como el uso de los antibióticos, pero<br />

al igual <strong>que</strong> a un médico <strong>que</strong> no tratara una infección bacteriana<br />

se le inhabilitaría, lo mismo debería ocurrir si vulnera<br />

los derechos fundamentales. Por eso, sorprende <strong>que</strong><br />

–más allá del cine y la literatura- todavía algunos médicos<br />

recurran al Juramento Hipocrático para justificarse. Un<br />

documento de hace 25 siglos <strong>que</strong> defiende una ética de<br />

los deberes del profesional, sin contar con los derechos del<br />

paciente. Obviamente, en una sociedad democrática (de<br />

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