ABEJAS, AVES Y HOMBRES - Kompetenzinitiative
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Mecanismos de desorientación y daños<br />
El sistema por el cual las aves perciben<br />
el campo magnético ha sido explicado<br />
ampliamente. En el cráneo de las palomas<br />
se descubrió una zona con un<br />
tejido que contiene hierro. Curiosamente<br />
solo uno de los dos hemisferios<br />
del cráneo contiene material que es<br />
permanentemente magnético, pero en<br />
contraste con esto se encontró material<br />
que es solo muy débilmente magnético.<br />
Las mediciones indican<br />
inclusiones de magnetita – el mismo<br />
cristal que se encontró en las abejas,<br />
bacterias, caracoles, ballenas y seres<br />
humanos. El contenido de magnetita<br />
en los tejidos de las palomas está incluso<br />
acompañado de terminaciones<br />
nerviosas que pueden percibir los cambios<br />
de orientación adoptados por los<br />
cristales (WARNKE, 1993).<br />
En el instituto de zoología de la Universidad<br />
de Frankfurt/Main se demostró<br />
que la parte superior del pico de<br />
las palomas tiene tres órganos que<br />
contienen magnetita con la prolongación<br />
de una neurona en cada uno de<br />
ellos. Conforman un sistema de tres<br />
canales que permite al cerebro construir<br />
una imagen espacial del campo<br />
magnético que rodea a la paloma, que<br />
puede utilizar para orientarse en vuelo.<br />
(Fuente: programa de televisión<br />
Planet Wissen en BR el 18.09.2007 a<br />
las 16.15 horas sobre palomas mensajeras.<br />
Referencia de W. Sonning).<br />
Las aves también tienen magnetita en<br />
el borde del pico. Además la luz y los<br />
campos magnéticos provocan un incremento<br />
de ciertos radicales libres en<br />
el ojo cuya concentración puede ser<br />
registrada con precisión por los animales<br />
(WARNKE, 1995). Esta cuestión<br />
será discutida de nuevo más adelante.<br />
3.4 Los animales con sistemas<br />
de navegación son extremadamente<br />
sensibles a los campos<br />
eléctricos y magnéticos.<br />
Las aves con sistemas de navegación<br />
son extremadamente sensibles a las<br />
circunstancias meteorológicas. Una<br />
tormenta cambia el campo magnético,<br />
la luz y muchas otras características<br />
que pueden causar la pérdida de la orientación.<br />
Las aves y otros animales son<br />
particularmente sensibles a los eclipses<br />
solares. Muestran cambios anómalos<br />
del comportamiento, a veces letárgicos<br />
y otras veces inquietos.<br />
Diferentes investigaciones atribuyen<br />
las reacciones que tienen lugar de repente<br />
a la radiación de ondas electromagnéticas<br />
largas y medias, que son<br />
típicas durante la noche, y les sorprenden<br />
cuando se producen repentinamente<br />
ante la oscuridad de un<br />
eclipse solar. La ausencia de ionización<br />
de la ionosfera por la luz provoca un<br />
efecto de numerosos impulsos oscilantes<br />
que se propagan 100 veces mejor<br />
en la superficie terrestre.<br />
Este inesperado efecto de los impulsos<br />
electromagnéticos puede explicar<br />
también el sistema de alerta temprana<br />
que los animales poseen frente a los<br />
terremotos. La conocida sensibilidad a<br />
los cambios de tiempo o a las inclemencias<br />
meteorológicas provocadas<br />
por cortos impulsos electromagnéticos<br />
de una cierta frecuencia y una rápida<br />
reducción de la intensidad también se<br />
conoce desde hace mucho tiempo.<br />
Estos impulsos se originan en los sistemas<br />
frontales atmosféricos en los<br />
que el aire frío de las regiones subpolares<br />
retiene a las masas de aire cálido<br />
subtropical. En las regiones en las que<br />
se originan los frentes fríos o cálidos<br />
se crean corrientes de aire turbulentas<br />
con componentes horizontales y verticales<br />
generados termodinámicamente.<br />
Aquí es, en esencia, donde surgen los<br />
impulsos de radiación electromagnética<br />
natural de la atmósfera antes mencionados,<br />
también conocidos como<br />
“sferics”(actividad eléctrica de la atmósfera).<br />
Muchas formas de vida como<br />
los insectos, sapos, aves y varios<br />
mamíferos reaccionan ante estos impulsos<br />
meteorológicos provocados por<br />
la actividad de la atmósfera. Al recibir<br />
y analizar la frecuencia de estos “códigos<br />
del tiempo”, señales de cambios<br />
meteorológicos o de la aproximación<br />
de tormentas, pueden refugiarse o volar<br />
alrededor, esquivando las regiones<br />
de tormenta (WARNKE, 2006).<br />
Walter Sönning: “Estos señalizadores del tiempo<br />
o “sferics” son indicadores de procesos de inestabilidad<br />
en la troposfera, que es la capa donde<br />
se originan los procesos meteorológicos en la atmósfera.<br />
El origen de estos procesos se produce<br />
por las descargas invisibles entre las nubes cargadas<br />
positiva o negativamente creadas y mantenidas<br />
por diferentes procesos de ionización<br />
como la radiación cósmica, los rayos ultravioleta,<br />
la radiactividad natural o el efecto Lenard<br />
(electrización de los aerosoles o ruptura de las<br />
gotas o cristales de hielo con cargas opuestas).<br />
En términos físicos, el aire podría también ser<br />
descrito como un “plasma” de gas. Cuando diferentes<br />
cargas del espacio, posiblemente de una<br />
determinada magnitud, son neutralizadas eléctricamente,<br />
el frente de iones de este plasma básico<br />
o descarga de gases se propaga a<br />
velocidades de cerca de 200 Km/segundo a lo largo<br />
de un canal tubular de unos 40 centímetros<br />
de diámetro, cubriendo distancias de entre 40 y<br />
100 metros hasta que los potenciales eléctricos<br />
se igualan. Si la densidad de iones en el aire es<br />
suficientemente alta el siguiente impulso de descarga<br />
se produce inmediatamente. Cada una de<br />
estas descargas invisibles y “tranquilas” que<br />
ocurren con diferente intensidad en cualquier situación<br />
meteorológica son la fuente de un impulso<br />
u onda espacial también denominado EMP<br />
o impulso primario, similar en su forma ondulatoria<br />
a los impulsos producidos por otras fuentes<br />
(nervios, explosiones nucleares atmosféricas).<br />
Estas ondas tridimensionales se propagan a la<br />
velocidad de la luz. Cuando se registran en un osciloscopio,<br />
por ejemplo, se parecen vagamente a<br />
media onda sinusoidal, pero tienen una subida<br />
más rápida y un descenso exponencial de la amplitud.<br />
En un análisis de Fourier no son por tanto<br />
equivalentes a una onda sinusoidal de una determinada<br />
frecuencia.<br />
En función de la meteorología y de las condiciones<br />
atmosféricas de propagación eléctrica, estos<br />
EMP se amortiguan a una distancia de 60 a 100<br />
Km de la fuente hasta una frecuencia sinusoidal<br />
más baja con componentes de Fourier en un<br />
espectro continuo entre aproximadamente 3 KHz<br />
y 60 KHz. Fieles a su origen en un impulso de descarga<br />
tienen formas de onda con pocas oscilaciones<br />
y un rápido descenso de las amplitudes<br />
hasta cero. Las formas de impulso están particularmente<br />
bien definidas en todos los impulsos atmosféricos,<br />
que transmiten a través de su<br />
resonancia sinusoidal oscilaciones a ciertas frecuencias<br />
y también en las frecuencias de pulso<br />
próximas a 100 Hz, la información meteorológica<br />
como una especie de código desde su origen y<br />
según las condiciones de propagación. Estos pulsos<br />
pueden hacerse evidentes utilizando filtros<br />
electrónicos adecuados y son conocidos en la literatura<br />
técnica como CD sferics a.t.b. (CD: des-