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menos, van a comer. Beatriz Cáceres es de
Caracas y es la propia a la hora del té. También
a la hora del café. Tiene 24 años trabajando.
“¿Cómo se tomaba el café Nicolás”.
“Normalmente tomaba té con leche”.
“¿Diosdado”. “Café y manzanilla con poca
azúcar”. “¿Canorea” “Café negro”. Beatriz
atiende sonriente. Sin saber de dónde surgió,
ese día se corrió el rumor de que era su
cumpleaños. “Todos son bien atendidos,
todos por igual”. Le pregunté también cuál
ha sido el día que ha trabajado más. “28
horas, en el quinquenio pasado, cuando
aprobaron la Ley de Educación. ¡Y luego
el presidente la rechazó!”. Estallaron las risas.
“¿Qué tal el cumpleaños”. “¡Excelente!
Pero es mentira. No es hoy”.
Al lado del espacio para el café está la enfermería.
Una simpática doctora vegetariana
atiende las emergencias, si las hubiere.
Judith Pinto tiene siete años en el servicio
médico. “A los diputados se les lleva una
secuencia de exámenes y estudios. Si tengo
que referirlos al cardiólogo o al endocrino,
se hace. Ellos están en un medio que
genera mucho estrés, lo que desencadena
enfermedades”.
Los baños también están en este pasillo.
Por aquí pasan diputados a los que uno
admira y también los otros. Todos son colegas.
Se respira cordialidad. La diputada
Blanca Eekhout pasa y saluda al guía. Me
acerco y veo su cuello. Lindo cuello. Lo
que brillaba era un dije plateado con la firma
del Comandante.
Propuestas
de diferimiento
Era la propuesta que más se oía. Y la sesión
terminó cerca de la medianoche. Esto de
leer artículo por artículo se hace monótono.
Canorea tuvo que irse a resolver un
asunto justo antes de presentarme a la gente
encargada de la cocina. Se va justo en este
momento, cuando, al no poder conversar
y girar instrucciones a las personas encargadas
de hacer la comida, se elimina la
posibilidad de probar algo. Este martes la
Asamblea Nacional fue un escenario para el
debate tranquilo.
Edición Número Ochenta y uno. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 25 de mayo de 2014.