08 - Diócesis de Teruel y Albarracín

ALGUNOS RASGOS DEL PERFIL PASTORAL
DE MONS. MANUEL UREÑA
Quisiera desde estas líneas felicitar cordialmente
a D. Manuel Ureña Pastor, arzobispo
de Zaragoza, amigo y hermano en el episcopado
por sus bodas de plata episcopales. De
esos 25 años, he tenido la fortuna de poder compartir
con él 5 años de intenso trabajo en la diócesis
de Zaragoza. Su ministerio pastoral se desarrolló
previamente en las diócesis de Ibiza (donde fue
también administrador apostólico de Menorca), Alcalá
de Henares y Cartagena.
Su solicitud pastoral toma forma en su fidelidad
al Magisterio de la iglesia y a las propuestas evangelizadoras
de los últimos romanos pontífices. Desde
su llegada a Zaragoza, ha desarrollado, repartido
en trienios, el plan diocesano de pastoral. En la última
edición (para el trienio 2012-2015), que data
del inicio de este curso pasado, se recoge el sentir
de su corazón episcopal al ofrecer, en la presentación
del mismo, las claves que toda acción evangelizadora
debe poseer. Hace suyas las propuestas del
beato Juan Pablo II en la Novo Milenio Ineunte y las
plantea como prioridad pastoral para Zaragoza: “la
prosecución de la santidad o triunfo del amor y de
la verdad de Cristo (cf NMI 30-31) en la Iglesia de
Zaragoza y en todos sus miembros; el cuidado esmerado
de la oración (cf NMI 32-34); el velar por
la participación en la eucaristía dominical (cf NMI
35-36); la llamada constante al sacramento de la reconciliación
(cf NMI 37); la reivindicación de la primacía
de la gracia (cf NMI 38); la puesta en primer
plano de la escucha de la Palabra de Dios (cf NMI
39); y el poner bien de manifiesto la exigencia para
toda vida cristiana, como elemento interno de la
santidad, del anuncio de la Palabra divina (cf NMI
40-41). En nuestro plan de pastoral, estas siete prioridades
se resumen en dos: en animar a las diversas
comunidades cristianas a la participación, a la acogida,
a la práctica de la fraternidad y al crecimiento
en la fe; y en practicar escrupulosamente la coherencia
entre la fe y la vida como testimonio evangelizador
para el hombre de hoy”.
La concreción y la aplicación de los objetivos
de los sucesivos planes pastorales, se ha visto estimulada
por la preciosa iniciativa con la que arranca
la vida pastoral de cada curso, en los encuentros
diocesanos que, con tal fin, se han prodigado
en los últimos años.
Su amor a la eucaristía y a la adoración eucarística,
no en vano es consiliario nacional de la Adoración
Nocturna Española, ha quedado evidenciado
con la inauguración de la Capilla de Adoración
Perpetua, dedicada a san Pascual Bailón, en la
Casa de la Iglesia.
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El diálogo fe-cultura promovido
por el arzobispo,
tuvo un magnifico exponente
con la participación de la
Santa Sede en la Expo de
Zaragoza de 2008. La implicación
personal de D. Manuel
y de la archidiócesis de
Zaragoza, fueron determinantes
para que el pabellón
vaticano fuese uno de los
más significativos de la exposición
internacional sobre el agua. En este mismo
orden de cosas cabe significar la ingente labor
de restauración del patrimonio diocesano, puesto
al servicio de todos, en el que hay que resaltar la
magnífica restauración hecha en la basílica del Pilar
y la puesta en marcha del Museo Diocesano de
Zaragoza.
Su apoyo a la juventud y a la familia también ha
quedado puesta de manifiesto en dos acontecimientos
significativos. En primer lugar, con la celebración
de los actos previos a la Jornada Mundial
de la Juventud que se desarrollaron en Zaragoza,
con la venida de la cruz de los jóvenes y los días
previos a las jornadas que resultaron muy exitosos
en organización y participación. En segundo término,
también en estos años, se ha puesto en marcha
el Centro Diocesano de Orientación Familiar Juan
Pablo II, como un servicio inestimable a las familias
zaragozanas.
Su apoyo constante a la labor de Cáritas, especialmente
en estos tiempos de crisis y sufrimiento,
y su implicación personal en el gesto diocesano
que organiza todos los años la delegación diocesana
de apostolado seglar, desvelan su cercanía e interés
pastoral en estos ámbitos.
En último término destacaría su solicitud para
atender las muchas necesidades de los fieles. A lo
largo de su pontificado se han inaugurado varios
templos parroquiales en las zonas de expansión de
población, especialmente en la ciudad de Zaragoza.
A su vez ha promovido las vocaciones sacerdotales,
con el fin de que haya clero suficiente en la
diócesis para atender pastoralmente a la ciudad y
las zonas rurales.
Termino reiterando mi felicitación a D. Manuel
en sus bodas de plata episcopales. ¡Ad multos annos!
† Carlos Escribano Subías,
Obispo de Teruel y de Albarracín