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El ambiente donde se desarrolla la <strong>mayo</strong>r parte del film es<br />
uno de los factores más importantes de la cinta, el desierto.<br />
Lean y su director de fotografía, Fred A. Young, supieron<br />
retratar el desierto como nunca antes se había visto, así la<br />
película está llena de planos abiertos donde se muestra la<br />
inmensidad del ambiente frente al insignificante hombre.<br />
En el film queda de manifiesto la dureza del desierto,<br />
cosa que también hizo que el rodaje en este paraje fuese<br />
realmente difícil. El equipo técnico y los actores vivieron<br />
durante meses en tiendas de campaña, donde los víveres<br />
y el agua solo llegaban por avión. Para colmo, antes de<br />
cada toma la arena se tenía que alisar para que no se<br />
viera ninguna huella en ella.<br />
UN RODAJE ACCIDENTADO<br />
Además de dar vida al personaje principal, O’Toole casi se deja la<br />
vida en el rodaje, magulladuras, conmociones o huesos rotos, son<br />
solo parte de las lesiones que el actor sufrió. Durante una toma<br />
de la invasión a Áqaba, el actor cabalgaba al frente de unos mil<br />
extras, cuando cayó de su camello, la cosa pudo ir a peor si no<br />
fuera por el animal, que se quedó quieto justamente encima del<br />
actor protegiéndolo de la estampida que se avecinaba. Algunos de<br />
sus compañeros de rodaje, asustados al pasar esto, simplemente<br />
se amarraron al camello para no caer.<br />
PETER O'TOOLE<br />
El irlandés loco por José Antonio Pérez Guevara<br />
Si a toda esta mezcla de cine épico que relata la historia<br />
de un hombre fascinante, que además es un espectáculo<br />
visual, se le añade una magnífica partitura de Maurice<br />
Jarre hacen que la inmersión del espectador en la historia<br />
sea total. La utilización de los instrumentos para cada<br />
situación es perfecta, consiguiendo un tema principal<br />
que a todo amante de la cinta se le queda marcado en su<br />
memoria.<br />
Tras la 35 edición de los Oscar, se pudo sacar en claro que<br />
la gran triunfadora de ese año fue Lawrence de Arabia,<br />
la cual se alzó con siete de los diez premios a los que<br />
optaba, destacando el de mejor película, mejor director,<br />
mejor fotografía en color o mejor banda sonora.<br />
Además de ser una obra cumbre dentro de la filmografía<br />
de un gran director como lo fue David Lean, Lawrence de<br />
Arabia es una obra cumbre dentro de la historia del cine<br />
que debería ser disfrutada por cada amante del cine por lo<br />
menos una vez en la vida.<br />
Alec Guinnes había interpretado al<br />
personaje de Lawrence de Arabia en<br />
una obra de teatro, Ross, pero cuando<br />
se puso en marcha el proyecto de<br />
la película tanto el director como el<br />
productor lo consideraron demasiado<br />
<strong>mayo</strong>r para el papel.<br />
La película pasó 2 años<br />
en pre-producción antes<br />
de los 14 meses de rodaje<br />
en lugares como Jordania,<br />
España y Marruecos.<br />
A lo largo de la historia del cine, hay actores que debido al<br />
éxito de los personajes que interpretaron, dejaron de ser<br />
ellos mismos para convertirse en el héroe de ficción que<br />
encarnaron. Son especiales los casos de Vivien Leigh/<br />
Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó (1939), Anthony<br />
Perkins/Norman Bates en Psicosis (1960), Mark Hammil/<br />
Luke Skywalker en Star Wars (1977) y Christopher Reeve/<br />
Superman (1978).<br />
En el caso de Peter O’Toole, este suceso resulta<br />
paradigmático. El joven irlandés, de padre irlandés y<br />
madre escocesa, pero criado en la Inglaterra de posguerra,<br />
empezó su carrera en el teatro con obras de Shakespeare,<br />
medio que jamás abandonó, junto a otros diablos de la<br />
interpretación como Alan Bates o Albert Finney. Cuando<br />
David Lean lo seleccionó para interpretar al oficial británico<br />
T. E. Lawrence, apenas tenía experiencia en televisión y su<br />
participación cinematográfica se reducía a un film menor,<br />
y dos secundarios en un par de producciones: El día que<br />
robaron el banco de Inglaterra; y Los dientes del diablo,<br />
ambas de 1960. Su magnífica interpretación del torturado<br />
y desmesurado Lawrence, lo catapultó a la fama. La<br />
personalidad de O’Toole casaba extraordinariamente con<br />
la del oficial. El actor británico era un hombre frágil, alegre<br />
y extrovertido, pero también díscolo, dotado de un gran<br />
físico (188 cm de altura) que se ganó el sobrenombre de El<br />
irlandés loco, durante sus comienzos en el teatro.<br />
Una personalidad compleja sometida a vaivenes emocionales<br />
e incluso interiormente atormentado como algunos de los<br />
personajes que interpretó en la gran pantalla: el aventurero<br />
en Lord Jim (1965), sus dos Enrique II en Beckett (1965) y<br />
El león de invierno (1968), su profesor de Adiós, Mr. Chips<br />
(1969), el Don Quijote en El hombre de la mancha (1972), el<br />
actor desencantado y rebelde de Mi año favorito (1982), y el<br />
sirviente de Pu Yi en El último emperador (1987), sólo son<br />
algunos de los roles que encarnó a lo largo de su carrera.<br />
Fue candidato al Oscar en ocho ocasiones, pero nunca lo<br />
consiguió. Obtendría uno honorífico en 2003. A finales de<br />
los 70, sus problemas con el alcohol estuvieron a punto de<br />
acabar con su vida, y tuvo que someterse a una cirugía que<br />
le extirpó parte de su estómago e intestinos, lo que le obligó<br />
a depender de la insulina de por vida. También superó una<br />
enfermedad mortal de la sangre. Su eterna mirada de unos<br />
intensos ojos azules, le llevaron a conquistar la meca del cine,<br />
arropado por personajes de gran personalidad, que luchaban<br />
contra viento y marea contra los avatares del destino.<br />
Un actor cuya personalidad, en ocasiones, se mezclada<br />
tan profundamente con la de sus personajes que, a veces,<br />
costaba distinguir donde acababa una y empezaba la otra.<br />
En 2012, un año antes de su fallecimiento, cuando decidió<br />
poner fin a su carrera, dijo estas palabras sobre su oficio:<br />
profundamente agradecido, porque me ha permitido trabajar<br />
con gente estupenda, con buenos compañeros con los que<br />
hemos compartido el inevitable destino de todos los actores:<br />
fracasos y éxitos.<br />
El actor británico era un<br />
hombre frágil, alegre y<br />
extrovertido, pero también<br />
díscolo, dotado de un gran<br />
físico.<br />
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