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phenomena_mayo_2014

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El ambiente donde se desarrolla la <strong>mayo</strong>r parte del film es<br />

uno de los factores más importantes de la cinta, el desierto.<br />

Lean y su director de fotografía, Fred A. Young, supieron<br />

retratar el desierto como nunca antes se había visto, así la<br />

película está llena de planos abiertos donde se muestra la<br />

inmensidad del ambiente frente al insignificante hombre.<br />

En el film queda de manifiesto la dureza del desierto,<br />

cosa que también hizo que el rodaje en este paraje fuese<br />

realmente difícil. El equipo técnico y los actores vivieron<br />

durante meses en tiendas de campaña, donde los víveres<br />

y el agua solo llegaban por avión. Para colmo, antes de<br />

cada toma la arena se tenía que alisar para que no se<br />

viera ninguna huella en ella.<br />

UN RODAJE ACCIDENTADO<br />

Además de dar vida al personaje principal, O’Toole casi se deja la<br />

vida en el rodaje, magulladuras, conmociones o huesos rotos, son<br />

solo parte de las lesiones que el actor sufrió. Durante una toma<br />

de la invasión a Áqaba, el actor cabalgaba al frente de unos mil<br />

extras, cuando cayó de su camello, la cosa pudo ir a peor si no<br />

fuera por el animal, que se quedó quieto justamente encima del<br />

actor protegiéndolo de la estampida que se avecinaba. Algunos de<br />

sus compañeros de rodaje, asustados al pasar esto, simplemente<br />

se amarraron al camello para no caer.<br />

PETER O'TOOLE<br />

El irlandés loco por José Antonio Pérez Guevara<br />

Si a toda esta mezcla de cine épico que relata la historia<br />

de un hombre fascinante, que además es un espectáculo<br />

visual, se le añade una magnífica partitura de Maurice<br />

Jarre hacen que la inmersión del espectador en la historia<br />

sea total. La utilización de los instrumentos para cada<br />

situación es perfecta, consiguiendo un tema principal<br />

que a todo amante de la cinta se le queda marcado en su<br />

memoria.<br />

Tras la 35 edición de los Oscar, se pudo sacar en claro que<br />

la gran triunfadora de ese año fue Lawrence de Arabia,<br />

la cual se alzó con siete de los diez premios a los que<br />

optaba, destacando el de mejor película, mejor director,<br />

mejor fotografía en color o mejor banda sonora.<br />

Además de ser una obra cumbre dentro de la filmografía<br />

de un gran director como lo fue David Lean, Lawrence de<br />

Arabia es una obra cumbre dentro de la historia del cine<br />

que debería ser disfrutada por cada amante del cine por lo<br />

menos una vez en la vida.<br />

Alec Guinnes había interpretado al<br />

personaje de Lawrence de Arabia en<br />

una obra de teatro, Ross, pero cuando<br />

se puso en marcha el proyecto de<br />

la película tanto el director como el<br />

productor lo consideraron demasiado<br />

<strong>mayo</strong>r para el papel.<br />

La película pasó 2 años<br />

en pre-producción antes<br />

de los 14 meses de rodaje<br />

en lugares como Jordania,<br />

España y Marruecos.<br />

A lo largo de la historia del cine, hay actores que debido al<br />

éxito de los personajes que interpretaron, dejaron de ser<br />

ellos mismos para convertirse en el héroe de ficción que<br />

encarnaron. Son especiales los casos de Vivien Leigh/<br />

Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó (1939), Anthony<br />

Perkins/Norman Bates en Psicosis (1960), Mark Hammil/<br />

Luke Skywalker en Star Wars (1977) y Christopher Reeve/<br />

Superman (1978).<br />

En el caso de Peter O’Toole, este suceso resulta<br />

paradigmático. El joven irlandés, de padre irlandés y<br />

madre escocesa, pero criado en la Inglaterra de posguerra,<br />

empezó su carrera en el teatro con obras de Shakespeare,<br />

medio que jamás abandonó, junto a otros diablos de la<br />

interpretación como Alan Bates o Albert Finney. Cuando<br />

David Lean lo seleccionó para interpretar al oficial británico<br />

T. E. Lawrence, apenas tenía experiencia en televisión y su<br />

participación cinematográfica se reducía a un film menor,<br />

y dos secundarios en un par de producciones: El día que<br />

robaron el banco de Inglaterra; y Los dientes del diablo,<br />

ambas de 1960. Su magnífica interpretación del torturado<br />

y desmesurado Lawrence, lo catapultó a la fama. La<br />

personalidad de O’Toole casaba extraordinariamente con<br />

la del oficial. El actor británico era un hombre frágil, alegre<br />

y extrovertido, pero también díscolo, dotado de un gran<br />

físico (188 cm de altura) que se ganó el sobrenombre de El<br />

irlandés loco, durante sus comienzos en el teatro.<br />

Una personalidad compleja sometida a vaivenes emocionales<br />

e incluso interiormente atormentado como algunos de los<br />

personajes que interpretó en la gran pantalla: el aventurero<br />

en Lord Jim (1965), sus dos Enrique II en Beckett (1965) y<br />

El león de invierno (1968), su profesor de Adiós, Mr. Chips<br />

(1969), el Don Quijote en El hombre de la mancha (1972), el<br />

actor desencantado y rebelde de Mi año favorito (1982), y el<br />

sirviente de Pu Yi en El último emperador (1987), sólo son<br />

algunos de los roles que encarnó a lo largo de su carrera.<br />

Fue candidato al Oscar en ocho ocasiones, pero nunca lo<br />

consiguió. Obtendría uno honorífico en 2003. A finales de<br />

los 70, sus problemas con el alcohol estuvieron a punto de<br />

acabar con su vida, y tuvo que someterse a una cirugía que<br />

le extirpó parte de su estómago e intestinos, lo que le obligó<br />

a depender de la insulina de por vida. También superó una<br />

enfermedad mortal de la sangre. Su eterna mirada de unos<br />

intensos ojos azules, le llevaron a conquistar la meca del cine,<br />

arropado por personajes de gran personalidad, que luchaban<br />

contra viento y marea contra los avatares del destino.<br />

Un actor cuya personalidad, en ocasiones, se mezclada<br />

tan profundamente con la de sus personajes que, a veces,<br />

costaba distinguir donde acababa una y empezaba la otra.<br />

En 2012, un año antes de su fallecimiento, cuando decidió<br />

poner fin a su carrera, dijo estas palabras sobre su oficio:<br />

profundamente agradecido, porque me ha permitido trabajar<br />

con gente estupenda, con buenos compañeros con los que<br />

hemos compartido el inevitable destino de todos los actores:<br />

fracasos y éxitos.<br />

El actor británico era un<br />

hombre frágil, alegre y<br />

extrovertido, pero también<br />

díscolo, dotado de un gran<br />

físico.<br />

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