programa - Carrera de Trabajo Social - Universidad de Buenos Aires

El trabajador social es el encargado de orientar y potenciar la organización frente a
los diversos procesos que configuran la realidad social.
El ideal de la acción comunitaria es que sea encarada por equipos interdisciplinarios,
cuyos perfiles dependerán de los propósitos a alcanzar en cada situación específica.
Es así que para enfrentar una tarea de prevención del fracaso escolar deberá
contarse con el concurso de educadores, psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales,
etc. Si se trata de micro emprendimientos productivos, en cambio, será necesario apelar a
sociólogos, economistas, etc.
La direccionalidad de la acción debe ser rigurosamente planificada con la
participación de ser factible de la totalidad de actores intervinientes.
La tarea profesional de los trabajadores sociales consiste en aportar el conocimiento
acerca del funcionamiento de instrumentos y técnicas que, partiendo de la delimitación del
problema- objeto de su intervención permita la formulación de proyectos, y su posterior
concreción mediante el ejercicio de su gestión y evaluación.
Estos proyectos deben contemplar:
La definición de objetivos.
El establecimiento de distintos momentos con sus respectivas metas parciales.
La distribución de roles y tareas a concretar.
A su vez deberá procurarse:
El establecimiento de dispositivos grupales que apunten a realizar evaluaciones
permanentes que permitan ajustes y modificaciones.
Identificar modalidades de trabajo que aseguren la participación de los integrantes
de los barrios en las decisiones para elaborar y ejecutar alternativas de solución.
Garantizar mecanismos de acción para que los distintos actores puedan apropiarse
del proyecto, de manera que no se vea amenazada su continuidad una vez que los
profesionales hayan finalizado su labor.
Desde nuestra mirada, la acción comunitaria se constituye en un instrumento que
tiende a que los propios involucrados sean protagonistas principales en visualizar canales de
solución para sus demandas, por lo tanto la presencia profesional es significativa como
elemento de impulso y motivación, para constituirse en coyuntural en una etapa posterior.
El tiempo de permanencia en un proyecto dependerá de las características y avances
del mismo, tendiendo al despegue de tareas de dirección y ejecución de manera progresiva.
Nuestro enfoque, si bien tiene en cuenta las políticas sociales imperantes, mantiene
el criterio de autonomía profesional respecto de aquellas, fijando para la profesión marcos
ético- políticos que puedan ser interpretados como principios de acción que superen el
encorsetamiento modelar que tanto nos ha constreñido en estos años.
Si nos remitimos a nuestra afirmación acerca del papel impulsor en los primeros
tramos de la actividad profesional, la situación como tal puede tornarse riesgosa si es que
no se opera con precaución respecto de diseñar un despegue progresivo y oportuno.